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REVISIONES
Biología Molecular de los cánceres
de cabeza y cuello
María Sereno Moyano, Enrique Espinosa Arranz, Beatriz Castelo Fernández y Manuel González Barón
Servicio de Oncología Médica. Hospital La Paz. Madrid. España.
Se ha visto que los cánceres de cabeza y cuello tienen múltiples anomalías genéticas que influyen en
el desarrollo y comportamiento del tumor y pueden
ser útiles para la creación de nuevas terapias.
En este trabajo se describen una serie de anomalías
citogenéticas y moleculares relacionadas con la
susceptibilidad, cancerización y pronóstico de los
tumores de cabeza y cuello.
Esta revisión expondrá algunos avances en el tratamiento de pacientes con cáncer de cabeza y cuello;
enfatizando en la forma en la que la Biología Molecular probablemente influya en el desarrollo de futuras terapias.
Palabras clave: cánceres de cabeza y cuello, alteraciones citogenéticas y moleculares, cancerización de
campo.
Molecular Biology in head and neck cancer
Head and neck cancers have multiple genetic abnormalities that influence tumor behavior and may
be useful in developing new therapies.
This review presents a large number of cytogenic
and molecular abnormalities involved in head and
neck cancer susceptibility, field cancerization, and
prognosis.
This review will highlight some important advances in the treatment of patients with head and neck
cancer and emphasize the ways in which Molecular
Biology is likely to affect the development of future
therapies.
Key words: head and neck cancer, cytogenetic and
molecular abnormalities, field cancerization.
Sereno Moyano M, Espinosa Arranz E, Castelo Fernández B,
González Barón M. Biología Molecular de los cánceres de cabeza y cuello. Rev Oncol 2003;5(9):500-10
INTRODUCCIÓN
Los cánceres de cabeza y cuello (CCyC) constituyen
un grupo heterogéneo de neoplasias con una gran variedad de alteraciones moleculares capaces de influir
en el comportamiento del tumor. Estas anomalías
moleculares han sido ampliamente estudiadas y, básicamente, incluyen tanto la activación de oncogenes
como la desactivación de genes supresores. Los cambios pueden ser detectados en la biopsia o en otros líquidos biológicos y ser utilizados como marcadores
moleculares del tumor. Las alteraciones genéticas de
los CCyC pueden llegar a ayudar al diagnóstico precoz, a predecir el pronóstico y a desarrollar nuevos
tratamientos experimentales.
Correspondence: Dr. M. Sereno.
Pº de la Castellana, 261.
28046 Madrid. España
Received 12 June 2003; Accepted 11 September 2003.
500
FACTORES RELACIONADOS CON LA
SUSCEPTIBILIDAD AL DESARROLLO
DE CÁNCERES DE CABEZA Y CUELLO
Tabaco
Varios son los factores medioambientales que incrementan la susceptibilidad de padecer este tipo de neoplasias. Es indiscutible el papel del tabaco y el alcohol
en la aparición de los CCyC. Algunos estudios han sugerido que ciertos factores hereditarios podrían incrementar el riesgo de padecer este tipo de tumores. Estos factores interindividuales tienen que ver con las
diferencias puntuales en la capacidad reparadora del
ADN, el metabolismo de determinados carcinógenos
y el control del ciclo celular1. En estudios con benzopirenos, se han identificado varios polimorfismos de
los genes reparadores de las mutaciones del ADN
(XPD, XRCC1, XPF, ERCC1 y XRCC3)2-4. Estas variantes polimórficas de los genes que reparan las mutaciones producidas por el tabaco u otros mutágenos
son potenciales marcadores de susceptibilidad al
CCyC5, aunque todavía no ha sido demostrado.
Además de en genes reparadores, se han estudiado
mutaciones en los citocromos y en otras enzimas que
metabolizan sustancias contenidas en el tabaco, como
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hidrocarburos aromáticos policíclicos, aminas aromáticas y derivados del ácido nítrico. Se ha visto que polimorfismos de CYP1A1, CYP2E1 y CYP2D6 se asocian
con alteraciones en la metabolización de los carcinógenos anteriormente citados, lo cual los convertiría en
factores de riesgo para el desarrollo de CCyC6. Los polimorfismos de los genes que codifican para la glutatión-S-transferasa (GST) han sido también identificados en estos pacientes. Existen muchos trabajos que
revelan la asociación de dos variantes de genotipo nulo de esta enzima (GSTM1 y GSTT1) y los CCyC7. La
variante GSTP1 aparece relacionada con un mayor
riesgo de padecer tumores de laringe, mientras que la
deleción de tres pares de bases en el gen que codifica
para GSTM3 parece ejercer un efecto protector8.
Se ha estudiado el sistema enzimático implicado en la
acetilación de las aminas aromáticas encontradas en
el tabaco (sistema enzimático N-acetiltransferasa
[NAT]): existen variantes alélicas (NAT1 y NAT2) asociadas a un retraso en la acetilación y un riesgo incrementado de desarrollar estos tumores, si bien no
se han podido demostrar diferencias en la velocidad
de acetilación entre los distintos polimorfismos9.
Alcohol
Otro carcinógeno implicado en la patogenia de los
CCyC es el alcohol. Se han identificado variantes de
genotipos de enzimas implicadas en el metabolismo
de dicha sustancia. Una de las más estudiadas es la
alcohol deshidrogenasa (ADH). Se han descrito dos
variantes polimórficas: ADH1 y ADH2. ADH1 se asocia
a metabolizadores lentos, lo cual incrementa el riesgo
de cáncer, mientras que la variante ADH2 , que se encuentra en los metabolizadores rápidos, posee un
efecto protector10.
Virus
Papilomavirus humano (HPV)
Ha sido ampliamente estudiado como agente patogénico de los CCyC, especialmente la variedad HPV16,
que también se relaciona con el cáncer de cérvix. En
un trabajo reciente de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) se demostró la presencia del ADN de
HPV en el 25% de un grupo de 250 pacientes con
CCyC. Los tumores positivos para HPV solían localizarse en la orofaringe. La presencia del virus era menor entre los pacientes muy fumadores y bebedores
con tumores de orofaringe. También se demostraron
diferencias moleculares entre los tumores positivos y
negativos para HPV: en los primeros, la frecuencia de
mutaciones de p53 era inferior que en los negativos.
En cuanto a la supervivencia, en los pacientes con tumores HPV positivos el riesgo de muerte era un 59%
inferior respecto al resto11.
00
Varios trabajos han estudiado el mecanismo de carcinogénesis asociado a la infección de HPV. Un mecanismo sería la inactivación de p53 por la oncoproteína E6 del HPV12. La presencia de HPV se ha
relacionado también con la expresión del receptor del
factor de crecimiento epidérmico (EGFR). En un trabajo se analizó la expresión de EGFR y la infección
por HPV en 42 tumores epidermoides de laringe13. El
35,4% de los tumores fueron HPV positivos. Los serotipos oncogénicos hallados con mayor frecuencia fueron HPV-16, HPV-18 y HPV-33. En este estudio se concluyó que, entre los pacientes HPV positivos, los
niveles de expresión de EGFR fueron significativamente más altos que entre los HPV negativos.
Virus de Epstein Barr (VEB)
Este virus se asocia al carcinoma nasofaríngeo y a la
enfermedad de Hodgkin. No se ha descrito su asociación con otros CCyC distintos del nasofaríngeo. A mediados de 1970, un estudio de seroprevalencia demostró un incremento importante de los anticuerpos
anti-VEB en los pacientes con carcinoma nasofaríngeo14. Más adelante, mediante técnicas de PCR se evidenció la presencia del virus en las biopsias de tejido
tumoral15. El virus parece favorecer la proliferación
linfoide de los tumores que poseen un estroma rico
en linfocitos, como el linfoepitelioma, por lo que su
papel patogénico es bastante limitado en el resto de
los CCyC.
CANCERIZACIÓN DE CAMPO
No es infrecuente la presencia de segundos tumores
sincrónicos o metacrónicos en los pacientes con
CCyC. Se han desarrollado dos teorías para intentar
explicar la alta frecuencia de segundos tumores en
este grupo de pacientes. Una de ellas se basa en la extensión por continuidad de micrometástasis portadoras de células malignas o premalignas al epitelio vecino16. La segunda teoría está basada en el concepto
de cancerización de campo. Éste implica que los tumores, sean primarios o secundarios, se originan en
un área del epitelio previamente acondicionada por
la exposición prolongada a mutágenos medioambientales17. Sus autores basaron la teoría en las siguientes
observaciones histopatológicas procedentes de un
grupo de 783 pacientes con cáncer de cavidad oral: a)
los márgenes quirúrgicos contenían áreas de mucosa
anormal, b) dentro de una misma pieza quirúrgica se
observaron múltiples lesiones independientes, y c) la
distribución de los segundos tumores era típica, pues
se localizaban en la misma área anatómica en la mitad de los pacientes.
Recientemente se ha sugerido que la cancerización
de campo dependería de una célula transformada que
sufriría una expansión clonal y reemplazaría gra-
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Mucosa normal
Lesión pecursora
Pérdida de 9p
Pérdida de
13p y 17p
Fig. 1. Modelo de progresión tumoral en los cánceres de cabeza y
cuello.
dualmente a la mucosa normal por epitelio malignizado. A lo largo de la zona, sucesivas alteraciones genéticas darían lugar a distintos subclones y, por tanto,
a tumores aparentemente distintos que provendrían
del mismo clon original. Es decir, todos los tumores
compartirían al menos un evento genético precoz que
ocurriría antes de la expansión clonal18. Éstas son las
conclusiones de un trabajo que incluyó 28 pacientes
con CCyC y en el que se analizaron las alteraciones
genéticas tanto en el tejido tumoral como en el circundante macroscópicamente sano. Diez muestras
tumorales mostraban pérdida de heterocigosidad en
al menos una posición: en estos casos se estudiaron
los márgenes y en 7 aparecieron también defectos genéticos. Estas lesiones fueron las mismas sólo en 2 de
los 10 casos, mientras que en los otros existía una
coincidencia parcial debido a la existencia de defectos
adicionales (bien en el primario, bien en el campo
adyacente). El análisis de mutaciones de p53 mostró
la misma mutación en 6 de 8 pacientes. Incluso hubo
un paciente en el que se halló una de estas mutaciones en células procedentes de más allá del límite de
resección quirúrgica. Al reevaluar histológicamente
todas las piezas, se encontró que la presencia de pérdida de heterocigosidad se relacionaba con la existencia de displasia19. Sin embargo, los autores señalaban
que sus resultados no podían considerarse concluyentes debido al escaso número de muestras analizadas.
Otras alteraciones detectadas en el campo son la pérdida de 9p y 3p, como paso anterior a la inactivación
de p53 en el proceso de tumorigénesis19. Los estudios
comentados apoyan la hipótesis de que, en un paciente con CCyC, la mucosa circundante normal puede
presentar islotes de tejido preneoplásico relacionado
con los primarios.
ALTERACIONES CITOGENÉTICAS Y
MOLECULARES EN CÁNCERES DE CABEZA
Y CUELLO. IMPLICACIONES PRONÓSTICAS
La progresión histopatológica desde las lesiones premalignas hasta el carcinoma se acompaña de una
acumulación de anomalías genéticas, que conducen a
una alteración en los patrones de expresión proteica.
Describiremos brevemente los mecanismos genéticos
asociados a los CCyC.
502
Displasia
Carcinoma in situ
Pérdida de
11p 13q14q
Mutación de p53
Invasión
Pérdida de
6p, 8p y 4q
Citogenética
Diversos trabajos con cultivos celulares de CCyC encontraron pérdidas en varias regiones cromosómicas
en etapas relativamente precoces de la formación del
tumor. Las técnicas de hibridación in situ con fluorescencia (FISH) identificaban amplificaciones y deleciones cromosómicas:3p, 5q, 8p, 9p y 21q20,21. De todas ellas, la deleción de 9p21 es la más constante y
precoz22,23. También se ha comprobado que la pérdida de 18q tiene valor pronóstico, confiriendo peor
evolución a los portadores de la misma24. Recientemente, la hibridación genómica comparativa ha permitido identificar la amplificación de otras regiones
cromosómicas no detectadas con las técnicas convencionales como 3q, 5p, 11q13 y 19p25. Como más adelante se verá, la zona donde se detectan pérdidas suele albergar genes supresores, mientras que las
amplificadas incluyen habitualmente protooncogenes26. La figura 1 muestra un modelo de progresión
del epitelio normal al carcinoma invasor.
Oncogenes
La activación y la expresión de los oncogenes ha sido
ampliamente investigada en los CCyC. Los más estudiados son erbB-1, erb-B2, Int-2, bcl-1, hst-1 y PRAD1
(ciclina D1), así como las familias ras y myc. Las mutaciones de ras, tan comunes en los adenocarcinomas
de colon, tiroides y pulmón, aparecen en menos de
un 5% de los CCyC27.
Ciclina D
Las ciclinas son proteínas implicadas en la regulación del ciclo celular. Esta proteína es el producto del
gen CCND1 o PRAD1, localizado en el cromosoma
11q13. La ciclina D1 fosforila a la proteína Rb, conduciendo así a la progresión del ciclo celular (fig. 2). Como antes se ha comentado, en los CCyC existe una
amplificación de 11q13, lo que produce una sobreproducción de ciclina D128. El porcentaje de tumores con
esta proteína amplificada varía no sólo con las series
sino con la técnica de medición empleada: por inmunohistoquímica y por Southern-blot se encuentra entre el 12%-68% y por FISH en un 36%29-31. La actividad de la ciclina D1 se inhibe por la acción de genes
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Oncogenes
EGFR
+
siendo más elevados en las etapas más avanzadas41.
Sin embargo, son pocos los estudios que avalan esta
afirmación y además existen otros que obtienen resultados negativos al respecto42.
Genes supresores
P53
–
STAT3
Rb
+
Ciclina D1
P16
Estratifina
p63 (p40/p51/AIS)
+
Proliferación
celular
Fig. 2. Interrelación entre los distintos genes implicados en
la tumorigénesis de cánceres de cabeza y cuello.
supresores como p16, p21 y p27, cuya alteración, como se verá más adelante, también aparece asociada a
los CCyC32,33. Varios estudios han atribuido significación pronóstica a la sobreexpresión de esta proteína34,35. Por ejemplo, la sobreexpresión de ciclina D1
se asocia con un peor pronóstico en un trabajo que
incluyó a 115 pacientes con CCyC. Además, en este
mismo estudio, se demostró que la peor evolución de
este grupo de pacientes era independiente de factores
pronósticos conocidos como el tamaño tumoral o la
presencia de ganglios al diagnóstico34.
EGF/EGFR
El gen para el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) está localizado en 7p12. Es una proteína transmembrana con actividad tirosín-cinasa28.
La estimulación del receptor se produce por dos ligandos distintos: EGF y el factor transformante de
crecimiento–alfa (TNF-alfa)36. Varias alteraciones genéticas conducen a la elevada expresión de EGFR en
los CCyC: mutaciones en un pequeño porcentaje de
los casos, amplificaciones de la misma proteína y sobreexpresión del factor de iniciación eucariota
(eIF4E), que se une al ARN del receptor durante la
síntesis proteica37,38.
El EGFR parece importante en la aparición de los
CCyC. Su expresión en líneas celulares es hasta 50
veces mayor que en los queratinocitos normales39. El
exceso de expresión aparece hasta en el 43%-100% de
los tumores, incluso en las lesiones precoces40,41. La
célula tumoral puede también sobreexpresar EGF, favoreciendo así la estimulación autocrina del EGFR28.
La sobreexpresión de EGFR se ha correlacionado con
una peor supervivencia. Un trabajo que incluía 109
pacientes con CCyC demostró que los casos que expresaban niveles elevados de EGFR presentaban peores resultados en cuanto a supervivencia libre de enfermedad y supervivencia global, ambas diferencias
con significación estadística. De la misma forma,
existía una diferencia significativa en la distribución
de los niveles de EGFR entre los estadios I-II y II-IV,
00
Es una proteína homóloga a p53, cuyo gen, llamado
AIS, se localiza en la región distal de 3p. El gen está
muy amplificado en las células de CCyC43. Mutaciones negativas de este gen se han asociado a un síndrome infrecuente llamado “ectodactilia-displasia
carcinoma ectodérmico”44. Hasta ahora, se sabe que
este gen se comporta como un oncogén, aunque no se
conoce con claridad su papel en la regulación del ciclo celular, ni su papel en los CCyC.
STAT3
El sistema tirosín-cinasa STAT está siendo objeto de
una activa investigación. Una vez activado, el EGFR
activa al sistema STAT, tras lo cual estimula la proliferación celular28 (fig. 2). Datos recientes sugieren que
la expresión de STAT3 está significativamente elevada
en la mucosa de los pacientes con CCyC y que actuaría como un oncogén. La activación constitutiva de
STAT3 podría intervenir en la progresión del tumor45,46. Se ha observado que el bloqueo de la expresión de EGFR logra disminuir la actividad de STAT347.
Hasta la fecha, no hay trabajos que relacionen la activación de este sistema con la supervivencia.
COX-2
COX-2, una enzima que cataliza la síntesis de prostaglandinas tisulares, está sobreexpresada en una amplia variedad de lesiones malignas y premalignas,
como en los CCyC y la leucoplasia oral, respectivamente. Esta enzima promueve la tumorigénesis modulando el metabolismo de xenobióticos, la apoptosis
y la angiogénesis, entre otros mecanismos48. En estudios preclínicos, se han observado elevados niveles
de expresión de COX-2 en cultivos celulares primarios de CCyC49. A la vista de estos resultados, se han
elaborado trabajos con inhibidores de COX-2, aunque
se encuentran todavía en fase de experimentación48.
Genes supresores
p53
Las alteraciones de p53 aparecen en numerosos tumores. El gen que codifica para esta proteína se localiza en 17p13. Las situaciones de amenaza celular y daño de ADN inducen un incremento de la expresión de
p53, que conllevan una parada del ciclo celular en las
fases G1/S. Si el daño no se repara, p53 induce la
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apoptosis50. Una mutación en el gen da lugar a una
proteína anómala incapaz de llevar a cabo tanto la correcta regulación del ciclo celular como la inhibición
de la apoptosis en las células dañadas. Aproximadamente un 50% de los CCyC presentan p53 mutada51.
Sin embargo, pese a que existe una importante relación entre la pérdida de 17p y la alteración de p53, este último fenómeno no es tan precoz como la depleción cromosómica citada, lo cual sugiere que en esta
zona existen otros genes importantes para la aparición
de tumores. Actualmente queda por dilucidar el papel
pronóstico de p53 en los CCyC. Un estudio confiere
valor pronóstico independiente a la mutación de la
misma. En este trabajo, en el que se incluyen 62 biopsias de pacientes con CCyC, se correlaciona la presencia de p53 anómala con la supervivencia. Se concluye
que la presencia de p53 mutada se asocia de forma estadísticamente significativa a intervalos más cortos de
supervivencia libre de enfermedad y global52.
Retinoblastoma
El gen se localiza en 13q14 y está implicado en el
control del ciclo celular53. La forma hipofosforilada se
une e inactiva al factor de transcripción responsable
de la progresión del ciclo celular (EF1) (fig. 2). Cuando Rb muta o se inactiva, EF1 favorece la progresión
celular de forma mantenida y descontrolada. La pérdida de 13q es un fenómeno citogenético habitual en
CCyC, pero ello no se correlaciona con la mutación
de Rb mutada, que pocas veces se detecta mediante
inmunohistoquímica33. Con respecto al valor pronóstico de Rb, existen resultados a favor de una menor
supervivencia para aquellos pacientes con Rb mutada54,55. Un estudio demostró que las mutaciones de
Rb y p53 ocurren de forma simultánea y se asocian a
una pobre supervivencia56. En éste se analizaron
biopsias de 63 pacientes con CCyC. En cada una de
ellas se determinó la presencia de mutaciones en Rb
y p53. La pérdida de heterocigosidad para ambos genes ocurrió en 10 casos (22%). Se demostró que los
parámetros de supervivencia eran peor en este grupo
de pacientes de forma estadísticamente significativa
al compararlos con los grupos que presentaban algún
evento por separado o ninguno de ellos.
p16(CDKN2)
Es un gen supresor que modula la proliferación celular. Se localiza en la región 21 del brazo corto del cromosoma 9. P16 regula a Rb, lo cual inactiva EF1 e inhibe la transcripción57. P16 es un potente inhibidor
del complejo ciclina D1/cdk4. También se ha relacionado su actividad con p53: a través de una proteína
derivada de este gen y denominada ARF es capaz de
disminuir la degradación de p53 tras unirse a un receptor específico (mdm-2)58.
504
Una de las principales causas de anomalías en p16 es
la pérdida cromosómica de 9p21-22. Otros mecanismos de inactivación son la deleción homocigota y la
metilación de la región cromosómica correspondiente (5´CpG)59. Se ha demostrado recientemente que la
citología de la saliva de los pacientes con CCyC presenta ADN aberrante hipermetilado en la región promotora de p16: esto sucedió en 17 pacientes de un
grupo de 3060. Los dos mecanismos anteriores representan la mitad de todas las causas de p16 anormal.
Mutaciones puntuales de p16 se han visto en líneas
germinales de familias con predisposición a desarrollar melanoma61. La p16 anómala o no funcional está
presente en los CCyC más invasivos y en lesiones iniciales como la displasia o el carcinoma in situ62. Se ha
observado que las anomalías en p16 se asocian con
una peor supervivencia, un incremento de las recurrencias y un mayor riesgo de diseminación linfática
y hematógena. Uno de los trabajos que apoyan esta
afirmación analizó la deleción de p16 y la amplificación de ciclina D1 en un grupo de 113 pacientes con
CCyC. Se vio que un 52% eran portadores de esta
anomalía citogenética, mientras que la sobreexpresión de ciclina D1 se observaba en un 30%. Entre los
primeros, se demostró que existía una correlación estadísticamente significativa con el desarrollo de metástasis a distancia, mientras que los pacientes que
poseían las dos alteraciones tenían más riesgo de recidivas, metástasis a distancia y porcentajes más pobres de supervivencia34.
p21 y p27
Son también genes con función supresora localizados, respectivamente, en 6p21 y en 14q32. P53 activa
a estos genes, favoreciendo así la detención del ciclo
celular cuando existe algún error que hace inviable la
normal funcionalidad de la célula28.
FHIT
Se localiza en 3p21, y ha sido evaluado como posible
gen supresor tumoral en distintas neoplasias, entre
ellas los CCyC. Pese a que la deleción de esta región
se ha visto en etapas muy tempranas de la carcinogénesis, alteraciones en la transcripción de este gen no
se han asociado directamente con problemas en el
control celular63.
PTEN
La pérdida del brazo corto del cromosoma 10 no es
infrecuente en los CCyC y en el cáncer de pulmón.
Aquí se localiza un gen supresor, PTEN, que se ha
visto perdido o mutado en un 10% de los casos. Estas
alteraciones parecen aumentar el riesgo de diseminación a distancia y reducir la supervivencia64. Un estu-
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dio reciente correlacionó la pérdida de PTEN con características clinicopatológicas de un grupo de 97 pacientes con carcinoma epidermoide de esófago superior. Se vio que la supervivencia a los 10 años era
mayor entre los pacientes que expresaban PTEN nuclear frente a los que no lo expresaban por estar perdido65. Estos datos eran muy similares a los obtenidos
en otro estudio de pacientes con carcinoma de lengua, donde se observaron peores porcentajes de supervivencia global y libre de enfermedad a los dos
años entre los portadores de la deleción66.
DCC y DPC4
Trabajos recientes basados en líneas celulares de
CCyC describen deleciones homocigotas en DCC y
DPC4, aunque estos hallazgos no se han confirmado
en el tumor primario67. Un trabajo reciente correlaciona de forma estadísticamente significativa la hipermetilación de DCC con un mayor riesgo de invasión ósea y una pobre supervivencia de los tumores
de lengua66.
Proteín-cinasa asociada a apoptosis (DAP-cinasa) y
O6-metilguanina-DNA-metiltransferasa (MGMT)
Un estudio detectó patrones anómalos de metilación
en dos genes supresores (p16 y DAP-cinasa) y en el
gen de proteínas reparadoras de ADN, MGMT, analizando muestras salivares de 30 pacientes con CCyC.
Se observó que en un 56% de los pacientes existían
metilaciones aberrantes en al menos uno de los tres
genes analizados, fundamentalmente en p1662. Otro
trabajo que analizaba los patrones de metilación de
múltiples genes implicados en la carcinogénesis de
los CCyC demostró que existía una correlación estadísticamente significativa entre la hipermetilación del
promotor de DAP-cinasa, la afectación linfática y los
estadios avanzados de la enfermedad60.
14-3-3σ (estratifina)
Constituye uno de los principales reguladores de la
senescencia de los queratinocitos y se expresa específicamente en el tejido epidérmico. Aparece relacionada con otros genes supresores como p53. Ésta induce
la expresión de estratifina cuando detecta un daño en
el ADN celular. Un trabajo reciente ha demostrado
que la inactivación de esta molécula por mecanismos
epigenéticos de hipermetilación favorece la proliferación del epitelio y contribuye al desarrollo neoplásico.
En el mismo estudio se vio que esta alteración predominaba en los tumores negativos para el virus del papiloma y para p5362.
La figura 2 muestra un esquema de la relación de los
distintos genes implicados en la tumorigénesis del
CCyC.
00
Otros genes relacionados con el crecimiento
TGF-β
El factor de crecimiento transformante β es uno de
los más potentes reguladores negativos del crecimiento tumoral. De la misma forma que en el cáncer
colorrectal, en los CCyC se han aislado mutaciones
puntuales del receptor de esta proteína (receptor de
TNF-β tipo II). Este receptor es la molécula efectora
final a través de la cual TNF suprime el crecimiento
tumoral, por lo que al estar alterada, la unión no es
efectiva y se favorece la proliferación celular68.
RARβs
Los receptores del ácido retinoico (ATRA) parecen influir negativamente en la progresión tumoral mediante diversos mecanismos. Algunos trabajos han
demostrado que en los pacientes con antecedentes de
un tumor, la administración de ácido retinoico disminuía el riesgo relativo de que apareciera una segunda
neoplasia69. Un estudio en fase I con ATRA en pacientes con CCyC previamente tratados demostró que no
existía una relación directa entre la toxicidad y la dosis administrada del mismo70. Algunos trabajos no
demuestran la efectividad de este compuesto ni en
tratamiento ni en quimioprevención, por la presencia
de una cierta resistencia a la acción de ATRA en determinados CCyC71. Por otro lado, se ha visto que elevados niveles de βRAR se asocian a una elevada respuesta a ácido retinoico, mientras que cuando existen
bajos niveles de este receptor la respuesta no es buena. Faltan estudios en cabeza y cuello para confirmar
si los bajos niveles de βRAR podrían favorecer la progresión de una lesión preneoplásica.
Otras alteraciones moleculares
Complejo mayor de histocompatibilidad clase I (MHC I)
Fisiológicamente interviene en la presentación de
péptidos antigénicos a los linfocitos T CD8+ dotados
de actividad citotóxica. Alteraciones en este sistema
permitirían al tumor eludir la inmunidad celular del
huésped. Un trabajo ha demostrado por inmunohistoquímica anomalías en la expresión de proteínas del
MHC clase I en los pacientes con CCyC72.
Alteraciones citomoleculares y diagnóstico
de los cánceres de cabeza y cuello
Diagnóstico precoz
Paralelamente al desarrollo de nuevas terapias basadas en los recientes hallazgos moleculares (como se
verá más adelante), se están llevando a cabo técnicas de detección precoz, como la citología exfoliativa
en fluidos (saliva). Otra opción es la detección de ge-
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nes anómalos en las células morfológicamente normales.
Diagnóstico
Un estudio reciente que incluía saliva de 44 pacientes
con tumores de cabeza y cuello identificó por PCR alteraciones de microsatélite idénticas a las encontradas en el tumor primario73. Por otro lado, varios trabajos han determinado anticuerpos anti-p53 en suero
y saliva de los pacientes con cáncer de cabeza y cuello, con resultados poco concluyentes74.
Algunos autores se han centrado en la detección de
hipermetilación, un fenómeno epigenético capaz de
alterar el correcto funcionamiento de determinados
oncogenes y genes supresores. Se empleó PCR para
detectar promotores hipermetilados en múltiples genes implicados en la tumorigénesis de los CCyC (p16,
MGMT, DAP-cinasa). El estudio se llevó a cabo analizando la saliva y suero de pacientes portadores de dicha neoplasia y se demostraron patrones anormales
de metilación en más de la mitad de los casos y en al
menos uno de los tres genes analizados75.
Recientemente se ha publicado una clasificación molecular de los CCyC basada en el resultado de microrrejillas (microarrays) de ADN76. Se incluyeron 17 pacientes y se comparó el perfil génico de los tumores
con el de un queratinocito humano adulto. Se identificaron dos grupos de pacientes: el grupo I se asociaba
a tumores más indiferenciados, mayor tendencia a la
recaída y menor supervivencia. En este primer grupo
estaban frecuentemente amplificados genes del antígeno carcinoembrionario (CEA), cofactor del receptor
esteroideo AIB1, un transportador de aminoácidos
SLCA8 y TGF-β, entre otros.
IMPACTO DE LA BIOLOGÍA MOLECULAR
EN EL DISEÑO DE NUEVOS TRATAMIENTOS
La quimioterapia clásica consigue un número elevado de respuestas en los CCyC cuando se emplea como tratamiento neoadyuvante, pero no ha demostrado claramente que incremente la supervivencia. En
situaciones más avanzadas se consiguen pocas respuestas y de escasa duración. Por tanto, hacen falta
nuevos fármacos, algunos de los cuales podrían diseñarse a partir de los conocimientos obtenidos en estudios de Biología Molecular. Básicamente, se trataría
de sustancias dirigidas contra los productos de los genes más frecuentemente alterados en estos tumores.
Anticuerpos monoclonales
El IMC-C225 se ha aplicado en varios tipos de tumores. Además de su efecto anti-EGFR, incrementa la
quimiosensibilidad al cisplatino y a la adriamicina en
cultivos celulares78. Se han realizado estudios en monoterapia y en combinación con cisplatino para pacientes con tumores diseminados que expresaban
EGFR, y se alcanzaron estabilizaciones de la enfermedad en algunos casos79. La dosis máxima de ICMC225 se encuentra entre 200-400 mg/m2, por encima
de la cual se saturan los receptores y no se obtiene
ninguna respuesta, salvo un incremento de la toxicidad. La toxicidad incluye fiebre, síndrome gripal,
náuseas, elevación de transaminasas y reacciones cutáneas.
Inhibidores de la actividad tirosín-cinasa
Se ha observado que el ZD1839 o gefitinib incrementa el efecto antitumoral de los platinos y taxanos en
cultivos de varios tumores80. Es un tratamiento bien
tolerado. Los acontecimientos adversos más frecuentes son la diarrea y un exantema acneiforme moderado, generalmente reversibles y autolimitados cuando
no se supera la dosis de 500 mg/d. La toxicidad limitante de dosis es la diarrea grado 3 que aparece cuando se sobrepasa la dosis de 700 mg/d. Un estudio en
fase II empleó el fármaco sólo en 210 pacientes con
CCyC. Se empleaban las dosis de 250 mg o 500 mg al
día. El porcentaje de respuestas globales fue del
18,7%, el de estabilización 52,9% y la mediana de supervivencia libre de progresión de 84 días81. Resultados muy similares se han obtenido en otro estudio reciente: tasa de respuestas del 11% y 53% de
estabilizaciones82. La supervivencia libre de enfermedad fue de 8 meses. OSI-774 es una quinazolina con
buena tolerancia cuando se administra por vía oral. A
la dosis recomendada (150 mg diarios) puede producir diarrea de grados 1 y 2. Un estudio en fase II incluyó 114 pacientes con CCyC avanzados, pero sólo
se pudo analizar la respuesta en 74 de ellos: 13% de
respuestas parciales y 29% de estabilizaciones82. CI1033 es una 4-anilinoquinazolina oral que inhibe todos los receptores de erbB. Produce escasos efectos
secundarios y modestas respuestas en los estudios
realizados hasta ahora en CCyC83. PK1166 es un inhibidor selectivo de las tirosín-cinasas de EGFR y de
Her-2. Un estudio fase I con esta nueva molécula no
mostró respuestas en ninguno de los 20 pacientes con
tumores sólidos escamosos84.
Fármacos dirigidos contra el receptor del factor
de crecimiento epidérmico
Fármacos que inhiben la actividad ras
En este grupo disponemos de anticuerpos monoclonales, pequeñas moléculas que inhiben la actividad
tirosín-cinasa y oligonucleótidos antisentido77.
Como previamente se ha mencionado, aproximadamente un 25% de los CCyC expresan ras. Se han ideado diferentes estrategias farmacológicas para interfe-
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rir con la expresión de este gen y disminuir la actividad carcinogénica del mismo. La mayor parte de los
fármacos en este grupo inhiben la farnesil-transferasa85. Compuestos como SCH66336, R115777 y
BMS214662 han mostrado actividad en trabajos preclínicos con cultivos de CCyC y carcinoma de pulmón
no microcítico y también se han realizado estudios
clínicos tanto en monoterapia como en combinación
con quimioterapia, pero no específicamente en pacientes con CCyC86-89. La toxicidad de estas moléculas consiste en exantema, náuseas, astenia y estomatitis. Parece que pueden exacerbar algunos efectos
adversos de fármacos como el irinotecán o el cisplatino, concretamente, la neutropenia, la neurotoxicidad
y la insuficiencia renal77.
Fármacos que actúan sobre p53
ONYX-015
un ciclo de tratamiento77. Los pacientes con tumores
resecables recibieron un ciclo previo a la cirugía seguido de otros dos adicionales: uno durante la cirugía
y otro 72 horas después. Los efectos adversos fueron
fiebre, cefalea, dolor y edema en el sitio de la inyección. Se objetivaron respuestas significativas en un
12% de los pacientes. Entre los pacientes intervenidos, uno alcanzó una respuesta completa patológica
que se mantuvo durante 26 meses.
Otras estrategias
Oligonucleótidos antisentido frente a TNF-alfa
En los CCyC está sobreexpresado el TNF-alfa. Se han
realizado estudios in vivo con estas moléculas en los
que se ha objetivado inhibición del crecimiento tumoral94.
Ácido 13-cis-retinoico
Es un adenovirus que replica en determinadas células cancerígenas y produce su destrucción. Este proceso de infección selectiva se ha demostrado en estudios clínicos de fase I y II en pacientes con CCyC
recurrentes o refractarios90. Un estudio reciente incluyó 40 pacientes con CCyC refractario a tratamientos convencionales. Se les administró una dosis de
2x1011 por vía intratumoral durante 5 días consecutivos (régimen estándar) o dos veces al día (régimen
hiperfraccionado) durante dos semanas consecutivas.
Cada ciclo duraba 21 días. Los resultados para el
régimen estándar fueron del 14% de respuestas parciales o completas, 41% de estabilizaciones y 45%
progresiones. Para el hiperfraccionamiento, los resultados fueron algo distintos: 10% de respuestas parciales o completas, 62% de estabilizaciones y 29% de
progresiones91. Otro estudio que combinaba la administración de este vector con quimioterapia ha sido
publicado recientemente. Se incluyeron pacientes con
CCyC recurrente y se administró el virus junto a un
esquema basado en 5-fluoracilo y cisplatino, a dosis
convencionales. Se obtuvo un porcentaje sustancial
de respuestas globales, incluidas respuestas completas y ninguna progresión de la enfermedad tras un
seguimiento de 6 meses, situación que sí presentaron
los pacientes que no recibieron el tratamiento intratumoral92.
Un estudio en fase I/II evaluó la utilización de este
compuesto asociado a cisplatino e ifosfamida en pacientes con CCyC recurrente o metastático. Hubo un
72% de respuestas, una mediana de tiempo a la progresión de 10 meses y una supervivencia global de 13
meses95. Generalmente es bien tolerado sin añadir toxicidad a la quimioterapia de base. Actualmente, se
está llevando a cabo un estudio en fase III de quimioterapia con o sin ácido 13-cis-retinoico96.
Todas estas terapias están todavía en investigación.
Queda por definir su papel en la adyuvancia o como
parte de un programa de quimioprevención. De la
misma forma, son necesarios más estudios que identifiquen las dosis y formas de administración óptimas,
así como la conveniencia y el modo de combinarlas
con quimioterapia.
CONCLUSIONES
El progresivo conocimiento de la Biología Molecular
de los tumores, en concreto de los CCyC, permitirá el
conocimiento de nuevos genes y marcadores moleculares. Estos marcadores pueden servir para mejorar
el diagnóstico precoz y la determinación del pronóstico, además de servir de base para el diseño de moléculas que sirvan de complemento al tratamiento estándar. El terreno de la quimioprevención está abierto
a estas nuevas sustancias.
Ad-p53 o RPR-INGN-201
Es un adenovirus que contiene la copia de p53 normal. Induce la apoptosis de células tumorales con la
variante mutada de p53 y de aquellas que poseen la
variante normal93. En un ensayo fase I de CCyC recurrentes se incluyeron 33 pacientes, que recibieron inyecciones intratumorales del virus a dosis de
1x1011UFC tres veces a la semana, lo que constituía
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