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Los primeros meses de vida, clave del neurodesarrollo
Tomás Ortiz Alonso.
Catedrático-Director del Departamento de Psiquiatría Psicología Médica Facultad de
Medicina de la Universidad Complutense de Madrid
El desarrollo de nuestro cerebro en la primera infancia se produce por ciclos, no de forma
lineal. No obstante, las capacidades cognitivas y emocionales están lejos de seguir este
mismo proceso: el desarrollo cognitivo dependerá mucho de la interacción del cerebro
con el medio.
Por ello, los primeros meses de vida de un bebé son vitales para lograr el máximo
desarrollo cerebral.
Es importante que los padres sepan que para lograr este objetivo deben procurar al niño
una buena nutrición e hidratación, además de una amplia gama de estimulaciones
ambientales.
En esta etapa de la vida es cuando se producen una gran variedad de procesos
de crecimiento neuronal a enorme velocidad; se da una profunda maduración cerebral en
poco tiempo. Baste un ejemplo: un recién nacido tiene un peso cerebral que supone el
20% del peso del cerebro de un adulto, pero a los dos años ya ha desarrollado alrededor
del 80% del órgano. Por ello, la nutrición, hidratación y estimulación psicosocial serán
determinantes en la conformación del cerebro del bebé.
Los padres deben conocer la importancia que tiene en esta edad el llamado proceso
de neurodesarrollo cíclico. También hay que decir que los ciclos neurobiológicos y los
psicológicos son muy difíciles de precisar conjuntamente: a veces se dan "pasos atrás" o
conductas regresivas (como chuparse el dedo) que observan los padres en los dos
primeros años de vida del niño.
Los progenitores pueden detectar cómo su hijo manifiesta cambios profundos en los
procesos de interacción emocional con la familia a partir de los dos meses de vida del
bebé. También, en los procesos cognitivos a partir de los dos años: nos referimos a los
denominados períodos críticos del neurodesarrollo.
Desarrollo neuronal: qué son los periodos críticos
En lo que se conoce como períodos críticos se produce un desarrollo masivo y rápido de
las neuronas y de sus conexiones que permiten una gran capacidad de interacción con el
medio ambiente. Esto se traduce en una gran capacidad del bebé para adquirir, asimilar,
aprender y recuperar información de forma acelerada, sin gran esfuerzo.
Los periodos de desarrollo neuronal continuo se alternan con momentos de "parón". En
los periodos críticos de desarrollo cerebral aumenta abruptamente el número de
neuronas y conexiones neuronales. Eso permite un gran desarrollo de comportamientos,
procesos cognitivos y emocionales que los padres identifican de forma inesperada en la
vida diaria de sus hijos.
Y esta discontinuidad de desarrollo neuronal, que se produce de forma rápida, puede dar
lugar a comportamientos un tanto regresivos. Los niños pueden llorar, irritarse, estar
inquietos con una mayor facilidad, perder las rutinas adquiridas, sentirse emocionalmente
más inestables o demandar más cariño de sus padres.
En resumen
Podríamos hablar de la existencia de periodos críticos cuando se da un desarrollo masivo
de conexiones neuronales que coincidirían con el tiempo de desarrollo neuroanatómico,
en el que se puede conseguir un mejor resultado en la estimulación. Su fin es conseguir un
cableado neuronal estable clave para la adaptación al medio ambiente. También se
generan los mecanismos necesarios para un aprendizaje ágil de los procesos cognitivos
más complejos.
En los primeros años de vida se van a producir más períodos críticos, por el desarrollo
masivo de la llamada arborización neuronal. Una explicación visual de la arborización
neuronal es un árbol en otoño, pelado, con pocas ramas, que se convierte en un ejemplar
frondoso en primavera.
El gran desarrollo neuronal de determinadas áreas cerebrales permitirá un mejor
aprendizaje del niño. En los períodos críticos, el cerebro debidamente desarrollado está
esperando que le llegue el estímulo adecuado para ponerse en marcha: tiene que crear el
cableado y la red neuronal correspondiente.
Fuente: http://www.desarrolloinfantil.net/desarrollo-psicologico/como-se-desarrolla-cerebro-bebe
El tacto y el bebé: el primer medio de comunicación con la
madre.
Tomás Ortiz Alonso.
Catedrático-Director del Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica.
Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid
¿Cómo generan los bebés sus primeras sensaciones táctiles?
El proceso neuronal es el siguiente: la corteza táctil se localiza principalmente por el
lóbulo parietal del cerebro y tiene como función la recepción e interpretación de los
estímulos táctiles. Dicho lóbulo se encuentra situado entre el córtex pre frontal por la
parte anterior, el occipital por la posterior y el temporal en la inferior.
Una vez discriminado el estímulo táctil por las áreas parietales primarias, tendrá lugar un
proceso de descifrado del significado de la estimulación táctil: el lóbulo parietal está
asociado el conocimiento de objetos mediante el tacto.
Neuronas sensoriales de la piel
La vía de entrada de la información táctil al cerebro tiene lugar en los diferentes
receptores táctiles de la piel. En la piel existen varios mecanoreceptores: los corpúsculos
de Meissner, las células de Merkel, los corpúsculos de Pacini y las terminaciones de Ruffini
aunque estos últimos no parecen desempeñar un papel importante en el sentido del
tacto.
Las llamadas células de Merkel tienen una adaptación lenta y responden muy bien a
estímulos de baja frecuencia. Son sensibles a deformaciones locales y pueden
considerarse sensores de presión estática. Los corpúsculos de Meissner y Pacini, sin
embargo, se adaptan rápidamente y responden bien a estímulos de alta frecuencia como
pequeñas vibraciones producidas por pequeñas elevaciones o depresiones (unas
milésimas de milímetro) en una superficie como las que se producen cuando se resbala
algo que agarramos o en texturas finas.
El tacto, la vista, el oído, el gusto y el olfato. Estimular los sentidos de los
niños con diferentes juegos es una forma de pasar un tiempo muy
divertido con nuestros hijos y de que los niños empiecen a conocer el
mundo. Estos son algunos juegos para estimular sus sentidos.
Por: Lidia García-Fresneda
Oído: Juegos para unos oídos finos
1. El juego del despertador: a este juego se puede jugar con un niño o con varios. Todos
estamos en una habitación y un niño se marcha fuera. Cuando no está en la habitación,
pones el despertador para que suene a los dos o tres minutos y lo escondes (en un cajón,
detrás del sofá..., tienes que adaptar la dificultad del escondite a la edad del niño). Llamas
al niño para que entre y espere a que suene el despertador. El niño debe intentar
encontrar el despertador siguiendo los sonidos que emite. Es un juego de
estimulación simple que entrena la capacidad auditiva y se puede jugar con niños muy
pequeños.

Para niños a partir de los dos años.
2. La lotería auditiva: para este juego tienes que grabar varios ruidos, por ejemplo un
coche cuando arranca, una puerta que chirria al cerrar, un tren que se pone en marcha,
una cerilla que se enciende etc. Para cada sonido grabado, buscas una imagen en revistas,
las recortas y pegas encima de unas tarjetas blancas. Estas se reparten en el suelo. Pones
la cinta con los sonidos grabados. El juego consiste en señalar la tarjeta que corresponde
al sonido que se escucha en cada momento. El que primero la identifica correctamente, se
queda con la tarjeta. El ganador es el que más tarjetas tiene al final. En este juego, los
niños comprenden las relaciones y aprenden a memorizar.

Con un poco de ayuda pueden jugar niños a partir de los tres años.
3. Parejas de sonidos: para preparar este juego, necesitas algunas cajitas negras de los
carretes de fotos y materiales diversos como arroz, guisantes, piedras, arena o algodón.
Tienes que llenar dos cajitas vacías con cada material y apuntar el contenido de cada cajita
en una etiqueta en la base de la misma. Primero agitas una cajita tras otra para escuchar
cada sonido. Después mezclas las cajitas. El juego consiste en identificar las cajitas que
llevan el mismo contenido a través de los sonidos que producen al agitarse. Los niños se
concentran en lo que escuchan pero al mismo tiempo vinculan lo que escuchan con la
imagen del contenido de cada cajita. Fomenta la fantasía y la capacidad de combinar
varias informaciones

A partir de los cuatro años.
Vista: Juegos que abren nuevas perspectivas
4. Arcoíris: para los niños, la luz es transparente. Aún tienen que aprender que detrás de
esta supuesta invisibilidad existe un mundo escondido de colores que se pueden
visualizar. Para ello, se puede o bien comprar una bola de cristal biselado que divide los
rayos de sol en los colores del espectro o crear, con el chorro que sale de la manguera,
un arcoíris. En ambos casos, refracta la luz en rayos coloridos. Despierta la curiosidad.

A partir de los dos años.
5. Caminatas nocturnas: quien apenas ve algo, escucha con más intensidad. Esta
experiencia fortalece la percepción corporal, la autoestima y la confianza. Los niños
mayores aprenden que se pueden fiar de sus sentidos y de las personas que les guían a
través de la noche. Especialmente interesantes suelen ser las caminatas nocturnas guiadas
por expertos de asociaciones de ornitología o de medio ambiente.

A partir de los cuatro años.
Olfato: Juegos para narices estrellas
6. Juego de la mariposa nocturna: El olfato está estrechamente vinculado con el centro de
las emociones en el cerebro. Por esto, este juego fomenta la capacidad de orientarse por
su „propia nariz“– que es por sus propios sentimientos. Repartes los niños en dos grupos.
Unos representan a las hembras y los otros a los machos. Las hembras se echan cada una
un poco de aceite perfumado o de perfume y se esconden en lugares cercanos. Das los
frascos a los machos se les da y ellos tienen que intentar oler dónde está la hembra que
lleva este olor.
Gusto: Juegos para niños hambrientos
7. ¿Sabe a ..? Pon varios cuencos en la mesa. Cada cuenco debe llevar un alimento
diferente, coge algo dulce, algo ácido, algo pegajoso, algo salado, según lo que tengas en
casa. Primero los niños pueden mirar todo lo que hay. Luego pones a un niño una venda
para los ojos y los demás niños eligen lo que le dan a probar. Una vez que lo tiene en la
boca, tiene que adivinar lo que es.

A partir de los tres años.
Tacto: Juegos para descubrir los sentidos
8. ¡Tócalo!: coge un saco o una bolsa que no deben ser transparentes y llénala con cosas
variadas que los niños deben poder identificar solamente a través del tacto. Puede ser,
por ejemplo, un trozo de madera, un cepillo, un juguete, un plátano – lo que tengas a
mano.

A partir de los dos años.
9. Andar descalzo: construye un camino al aire libre pegando varios materiales encima de
placas de poliestireno (fieltro, papel de aval, hilos de lana, papel de esmeril) y entre ellas
pon cubos con arena, agua o fango. La tarea consiste en caminar por este camino con los
ojos cerrados adivinando los materiales que pisas. Estimula el tacto y fomenta la apertura
para nuevas experiencias.