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Revista Cubana de Genética Humana
Volumen 2, Número 2. 2000
TÍTULO
CÓRNEA PLANA CONGÉNITA. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA.
AUTORES
Dr. Aldo Sigler Villanueva *, Prof. Henrik Runar Forsius**, PhD. Albert de la Chapelle***,
Dra.Cs.B. María J. Machado Cano ****.
* Hospital Provincial Clínico Quirúrgico de Ciego de Avila, Cuba.
** Departamento de Genética Médica, Universidad de Ohio, Estados Unidos.
**** Facultad de Ciencias Médicas de Ciego de Avila, Cuba
E. mail: [email protected]
RESUMEN
Se realiza una revisión bibliográfica acerca de las características clínico-oftalmológicas y genéticas
de los casos reportados en la literatura especializada sobre córnea plana congénita, rara entidad
familiar que presenta dos patrones autosómicos de herencia: dominante y recesivo. Se analiza
especialmente, la familia cubana estudiada por Sigler A. y colaboradores entre 1997 y 1999 que
constituye el mayor hallazgo de córnea plana congénita autosómica dominante informado, así
como el estado en que se encuentran las investigaciones sobre la localización del gen hasta el
momento.
PALABRAS CLAVES
Córnea plana congénita, mapeo génico
INTRODUCCIÓN
La córnea plana (CP) es una anomalía congénita de la curvatura corneal en la cual esta presenta
unos valores queratométricos menores de 43 dioptrías (1).
Se han informado dos patrones de herencia, uno autosómico dominante (CNA1, MIM 121400) y
otro autosómico recesiva (CNA2, 217300). La forma dominante tiene una refracción corneal entre
las 42 y 36 dioptrías (D); mientras que la recesiva presenta refracciones corneales menores de 36
D (2-5).
A principios de la década del 90 en la provincia de Ciego de Avila se informó de la primera paciente
afectada de córnea plana congénita (CPC). Constatamos la presencia de 14 pacientes afectados
de CPC en su núcleo familiar a lo largo de tres generaciones con un patrón de herencia
autosómico dominante (5-8).
Por lo inusual de dicha afección diagnosticada por primera ocasión en Cuba y muy pocos casos
en el ámbito internacional es que decidimos la presentación de la presente revisión que incluye los
aspectos clínico-oftalmológico y genéticos informados hasta el presente, así como el estado de las
investigaciones sobre la localización del gen responsable de la aparición de esta rara entidad
congénita ocular.
DESARROLLO
Dos eventos claves en el desarrollo ocular tienen lugar en la cuarta semana de vida embrionaria.
Primero, el desarrollo de la vesícula óptica primaria a partir del diencéfalo. Segundo, cuando la
vesícula óptica alcanza en su desarrollo al ectodermo superficial y se invagina (cáliz ocular), su
capa interna formará la estructura principal de la retina y la externa el epitelio pigmentario. En el
lugar donde el ectodermo neural de la vesícula óptica alcanza el ectodermo superficial se produce
un engrosamiento de este último que da lugar a la placa lenticular que posteriormente dará origen
al cristalino (9).
Posteriormente en la 5ta y 6ta semana, el mesodermo que circunda el cáliz ocular se diferencia
para formar las estructuras orbitarias y las túnicas del ojo y entre ellas la córnea, mientras que el
ectodermo superficial queda convertido en epitelio corneal y conjuntival (9).
Los primeros rudimentos de córnea se pueden distinguir ya en la 4ta-5ta semana de vida
embrionaria, cuando el embrión mide entre 7-9mm. Los rudimentos del limbo corneal aparecen al
final del segundo mes (25-30 mm), pero la diferencia de curvatura entre la córnea y la esclera sólo
se comienza a discernir durante el 3er mes, cuando el diámetro fetal es de 45-50 mm. La línea de
demarcación entre los tejidos corneales y esclerales sólo se determina al final del 3er mes
(diámetro fetal de 65 mm). El desarrollo del ángulo y de la cámara anterior es considerablemente
lento, por lo que se postula que el gen que ejerce su influencia en el desarrollo de la CP lo hace
hacia la 12va semana de vida embrionaria, cuando el bulbo ocular tiene su forma final (3).
El tejido corneal se deriva del mesodermo y del ectodermo, por lo que teóricamente, los cambios
patológicos en el limbo y en la córnea se originan en esas estructuras. El aplanamiento anormal de
la córnea también puede ocurrir en conexión con disturbios del desarrollo de diferentes orígenes.
La falta de definición del limbo esclerocorneal y un ligero aplanamiento de la córnea pueden ser
observadas en casos de aniridia. En pacientes con coloboma uveal, la córnea en ocasiones no
sólo será pequeña, sino también plana. Aplanamiento corneal se ha informado en la enfermedad
de Hurler y síndrome de Lobstein. Las inflamaciones severas de córnea y esclera pueden causar
aplanamiento corneal (3).
A continuación exponemos un recuento de los principales resultados y comentarios sobre casos de
CP publicados hasta el momento.
Probablemente el primer caso de CP fue descrito por Broekema (1909), pero es en realidad Rübel
(1912), quien detalla la afección y su cuadro clínico en tres hermanos, de los nueve que contaba
una familia de padres sanos. En estos pacientes, describió una opacidad blanquecina circular de
la córnea, más o menos vascularizada, cámara anterior estrechada, poco desarrollo del círculo
menor del iris, aspecto “tísico” del ojo y “queratitis intersticial” en uno de ellos de 10 años de edad,
hipermetropía, disminución de la agudeza visual, refracción corneal entre 23-32D y diámetros
horizontales corneales entre 8-9,5 mm y vertical entre 8-9 mm. Propuso para definir la enfermedad
el término de “aplanamiento congénito familiar de la córnea” (10-13).
Kayser y Rainsford (1919), reportan dos casos, pero su autenticidad es discutible al aportar pocos
datos, el primero un paciente con 40D de refracción corneal, 8,5 mm de diámetro corneal y con un
globo ocular aumentado de tamaño (que sería el primer autor que informa de este signo), pero no
se recoge alguna otra medida ocular. Rainsford simplemente expone que su paciente tiene una
definición pobre en el límite esclerocorneal (11).
Friede (1921, 1927), informa de nuevos casos, uno asociado a glaucoma, plantea la existencia de
dos grupos de hipoplasia, la primera de córneo-esclera y otra de retina-nervio óptico debido a un
caso de ambliopía asociado a falta de desarrollo de ciertos elementos de retina o del nervio óptico.
Encuentra la existencia de casos “límites” en los cuales las refracciones corneales están
ligeramente por debajo de 43D y de la asociación a glaucoma congestivo y microcórnea, también
describe los síntomas y signos de la CP:
Aplanamiento anormal de la córnea.
Poca definición del limbo esclerocorneal, la zona periférica de la córnea muestra las características
de la esclera.
Promedio de la refracción corneal entre 28-29D.
Diámetro corneal alrededor de 10 mm.
Refracción total desde 7D hipermetrópicas a 9D miópicas (+7D a -9D).
Globo ocular normal o alargado.
Este autor comienza a utilizar el término de CP para describir esta condición patológica
(10,12,14,15).
En la literatura inglesa, Sweet (1924), expone un caso con los hallazgos típicos de CP asociado a
un estrabismo concomitante interno del ojo izquierdo (10).
Félix (1925), reseña a dos hermanos con diámetros corneales entre 9,5-10,5 mm horizontal y 1010,5 mm vertical, con refracción corneal de 22 a 29D. Propone el límite entre córnea normal y CP
en 40D, hecho difícil de sustentar y no acorde a los principios de la variabilidad patológica
(11,12,16).
Adrogué y Courtis (1927), pormenorizan un caso de CP unilateral, con diámetro horizontal corneal
de 9 mm y 37D de refracción y 9,5 mm de diámetro vertical con 35,5D (17).
Waardenburg (1930), detalla seis pacientes, madre y cinco hijos, con refracciones corneales entre
38,7-41,5D y diámetros corneales de 11,8-12,75 mm (18).
Barkan y Borley (1936), describen una madre y dos hijas, afectadas de CP y embriotoxon anterior,
una de las hijas de 42 años fue tratada quirúrgicamente (iridectomía), por hipertensión ocular. La
madre de 77 años fue operada de catarata en el ojo derecho con pobres resultados,
posteriormente se le realizó extracción del cristalino de su ojo izquierdo con agudeza visual final de
0,4 con corrección. La otra hija de 46 años presentaba opacidades centrales del cristalino en
ambos ojos. Los diámetros corneales de los tres pacientes estaban entre 10,5-11 mm y la
refracción corneal entre 33-38D en el horizontal y 32,5-37D para el vertical (10).
Kokott (1937), publica dos casos con microcórnea en los cuales la periferia es aplanada, propone
el término de “microcórnea periplana”, y en el otro catarata congénita y coloboma del iris (19).
Di Ferdinando (1941), presenta un caso de un niño de 10 años de edad con un anillo blanquecino
periescleral que penetra en la córnea 0,5 mm y se encuentra moderadamente vascularizado con
opacidad del estroma corneal, más pronunciada en el ojo derecho y residuo de membrana pupilar,
cámara anterior estrechada, tensión intraocular normal, refracción corneal entre 32-36D y diámetro
corneal horizontal de 10 mm y vertical de 11 mm, visión subnormal de ambos ojos con
hipermetropía moderada y además signos radiográficos de hipertensión endocraneana (20).
Gasteiger (1945), observa CP en una madre (36D) y su hija en la cual se asociaba a escleróticas
azules y xerosis conjuntival (21).
Cockburn (1945), expone el caso de un soldado griego de 28 años con disminución de la agudeza
visual, hipermetropía elevada y corneas pequeñas y planas (22).
La esclerización de la córnea o esclerocórnea primaria es estacionaria, uni o bilateral, no asociada
con alteración inflamatoria y es no progresiva representando un tipo de disgenesia mesodérmica.
El área afectada estará vascularizada por arcadas de vasos esclerales superficiales. Franceschetti
en 1946 introduce el término esclerocórnea periférica al describir un paciente con esta opacidad
congénita en la que el límite entre la córnea y la esclera estaba completamente borrado. Se
caracteriza por la esclerización de la periferia o de toda la córnea y puede estar asociada a CP u
otras anomalías oculares o generales (3,23-27).
Larsen y Eriksen (1949), encuentran en tres generaciones de dos familias, un total de 13 pacientes
afectados de CP describiendo los siguientes signos y anomalías:
Córnea plana que emerge de la esclera.
No hay una línea clara de demarcación en el limbo.
Zona límbica gris mostrando vascularización.
Cámara anterior estrechada u aplanada.
Ligera hipoplasia de iris.
En estas familias, encontraron cuatro pacientes emétropes, seis con hipermetropía (de +10,00 a
+0,50 esféricos), en un caso miopía ligera, también anisometropía, estrabismo, catarata y cambios
coroideos que no precisa. Sugieren dos tipos de herencia autosómica, recesiva y dominante para
las dos familias.
Estos autores plantean que en los casos descritos en la literatura, dos tipos de anomalías se
distinguen:
CP combinada con microcórnea y la posibilidad de otras anomalías (Rübel, Kokott, Barkan y
Borley).
CP sin otras anomalías (Friede, Sweet, Félix).
Por último, exponen que no tienen elementos suficientes para dar definiciones concretas acerca de
la conexión entre CP y microcórnea, sólo que a pesar de ser dos entidades diferentes,
ocasionalmente se encuentran simultáneamente (12).
Francois y Neetens (1955), presentan un paciente de 60 años de edad con hidroftalmos bilateral,
dimensiones corneales reducidas, ptosis palpebral, embriotoxon, opacidad del parénquima corneal,
gran estrechez de la cámara anterior, opacidades corticales del cristalino, refracción corneal de
27,5D en el ojo derecho, desconocida en el izquierdo, visión subnormal e hipermetropía moderada.
Además presentaba obesidad, maxilares hipoplásicos, hipertensión, diabetes, en el RX de cráneo
se observan calcificaciones craneales difusas, y el examen neurológico plantea lesiones pseudoextrapiramidales (11).
Estos autores, al igual que otros, afirman que, sólo hasta ese momento se han descrito cuatro
casos de CP pura sin otras anomalías oculares (Friede, Félix, Sweet, Velicki y Vrabec), y exponen
las diferencias entre CP y microcórnea y entre embriotoxon anterior y posterior (11).
Plantean que alrededor del 3er y 4to mes de vida fetal es que la córnea presenta la misma
curvatura que el resto del globo ocular y que la patogénesis de la CP pudiera deberse a una
detención en el desarrollo de la diferenciación del tejido mesodérmico en esos momentos que
precede a la formación de la cámara anterior, al 5to mes se estratifica la córnea, esta deviene
transparente y toma su curvatura normal (11).
Los casos informados hasta ese momento hacen sugerir a Francois y Neetens la existencia de dos
patrones de transmisión hereditaria autosómico (11).
Forsius y Lehmann (1962), reportan en Finlandia a 12 familias con 26 pacientes afectados de
córnea plana congénita (CPC) severa y posible herencia recesiva y a 62 integrantes del grupo
familiar con refracción corneal normal (28).
Goldstein y Cogan (1962), aseveran que la esclerocórnea ha sido descrita unida muy
frecuentemente a la CP, pero puede ocurrir como una anomalía aislada. La esclerización puede
tomar sólo un área limitada de la córnea periférica o hacerlo completamente. Informan de siete
pacientes afectados de esclerocórnea, dos de ellos con CP, de los cuales uno es un lactante de
cinco meses y el otro un paciente masculino de 66 años de edad operado hacía 15 años de
iridencleisis del ojo izquierdo (OI), por un glaucoma crónico de largo tiempo de evolución y que se
desarrolló en dicho ojo una catarata que limita la agudeza visual a percepción luminosa. En el ojo
derecho (OD), se constatan elevaciones intermitentes de la presión intraocular y se encontró
gonioscópicamente un ángulo estrecho, rehusó tratamiento quirúrgico (24).
La queratometría realizada mostró valores en el OD de 41,75D en el eje horizontal y 41,50 en el
vertical; OI 41,50 horizontal y 42,00 vertical. La agudeza visual del OD es de 1,0 con corrección
(+5,50 esférico -1,00cilx170 ).
Resaltan en este paciente la esclerización corneal asociada a un glaucoma. Plantean que el
embriotoxon es una manifestación tardía de la esclerocórnea y que su forma más severa es la
difusa bilateral (24).
Forsius y Fieandt (1963), plantean que hay dos variedades diferentes de CP en cuanto a
severidad, una menos severa en que la refracción corneal es alrededor de 35-39D y la herencia
aparenta ser dominante y una forma severa con refracción corneal de 20-30D. En la forma
dominante la refracción se encuentra entre una miopía ligera y una hipermetropía, en la forma
severa es común una hipermetropía elevada (28,29).
Plantean que normalmente la córnea forma una lente cóncava donde el radio posterior es menor
que el anterior. En una CP la córnea es a menudo fina y por lo general esa delgadez se encuentra
a partir de la periferia dejando el centro engrosado, haciendo el efecto de una lente convexa que
aumenta la refracción (28,29).
Los autores han examinado 26 casos de CP y han observado opacidades centrales de las capas
profundas de la córnea acompañado de un espesamiento del parénquima en esta zona de
aproximadamente 3,4 - 6 mm de diámetro en 17 de los pacientes. Encuentran un límite bien
definido entre esta porción y la periferia corneal transparente la cual será más fina si es que se le
compara con dicha porción central (29).
Nath y col (1964), son de la opinión de que si el diámetro y el desarrollo del mesodermo ciliar es
normal, la córnea será normal, pero si este es largo o corto tendremos entonces una megalo o
microcórnea. Además si el anillo ciliar está ligeramente desplazado anteriormente, la distancia
entre la córnea periférica y la unión del iris con el cuerpo ciliar es pequeña y gonioscópicamente
sólo se observará la periferia del iris desplazado, lo cual explica la aplanación presente en la
córnea (35).
Estos autores detallan un caso masculino de 21 años de edad con poca definición del limbo
esclerocorneal, conjuntiva que penetra 1mm en la córnea, corneas aplanadas (OD=37,5D y
OI=32D), microcórneas (8-10 mm), cámaras anteriores estrechadas, atrofia de iris, glaucoma y en
ambos ojos (AO) la presencia de una visión subnormal (30).
Focosi (1964), expone que la CP está caracterizada por una reducción más o menos acentuada de
la curvatura corneal con ausencia del clivaje existente en el limbo. La refracción es hipermetrópica
en el 2/3 de los casos, pero puede presentarse una miopía y el resto ser emétropes. El autor
presenta el caso de un lactante de cuatro meses con una disminución de curvatura de la superficie
corneal y opacidad corneal periférica. Sugiere que es frecuente se confunda la esclerización del
limbo presente en la CP con la esclerocórnea, lo cual es una alteración independiente y autónoma,
probándolo el hecho de casos de esclerocórnea sin CP, observa que su paciente es una
combinación de ambas entidades (31).
Desvignes y col (1967), describen una paciente de 38 años con enfermedad de Lobstein, CP
bilateral asociada a esclerocórnea con membranas hialinas retrocorneales y edema corneal
intersticial que necesitó de queratoplastia (23).
Wood y Kaufman (1970), informan de la realización de queratoplastia perforante en AO en un
lactante de cuatro meses, con refracción corneal de 42D en el OI y diámetro corneal de 9,5mm en
AO. También presentaba implantación baja de las orejas y defecto ventricular septal. Los hallazgos
anatomopatológicos de la córnea extraída mostraban engrosamiento epitelial que se proyectaba en
algunas áreas dentro del estroma, membrana de Bowman inexistente y paquetes de fibras
colágenas dispuestas irregularmente en el estroma superficial que representa la extensión de la
esclera sobre la córnea (32).
Shorb (1972), informa sobre la asociación de la CP a otras anomalías oculares como coloboma y
ectopia del cristalino y que ocasionalmente se podrá observar una blefaroptosis ligera secundaria
al aplanamiento corneal presente. El autor describe una paciente de origen alemán de 47 años,
cuyo padre padeció glaucoma de ángulo estrecho, siendo portadora de una agudeza visual de
20/60 con sus lentes esféricos, exoforia, esclerización del limbo, un diámetro corneal de 10mm,
una queratometría en 31D, ultrasonografía del globo ocular en 25mm y fondo de ojo normal (33).
Eriksson y col (1973), describen para esta entidad dos formas de herencia, la autosómica
dominante con síntomas relativamente más ligeros y una autosómica recesiva con una
sintomatología más severa, como disminución de la agudeza visual, hipermetropía elevada, mal
definición del limbo esclerocorneal, opacidades del parénquima corneal más o menos
pronunciadas, arco senil detectable a edades tempranas, la córnea presenta cierto grado de
engrosamiento hacia su centro, radio corneal más largo de lo normal, cierto grado de ptosis
palpebral, malformaciones de iris, pupila en hendidura y adherencias del iris a la córnea. La
refracción corneal casi siempre está por debajo de 34D, se ha reportado un caso de 23D, mientras
que en la forma dominante sólo se desvía de lo normal en 5-8D. Plantean que la hipermetropía es
ligera o no se presenta debido a que la refracción se ve incrementada debido al engrosamiento
existente en la porción central de la córnea. Midieron el eje anteroposterior ocular mediante
ultrasonografía en 34 pacientes de CP y se obtuvo una media de 24.1 mm (21.4-27.4 mm). En 24
miembros sanos la media fue de 23.9 mm (3).
Los autores han detectado a 49 pacientes de la forma recesiva y siete pacientes de la forma
dominante en Finlandia, lo que representaba el doble del número de casos afectados de CP
reportados en el mundo hasta esos momentos (3,34).
Ruprecht y Naumann (1974), informan de los
electrónico, en tres pacientes con CP en
comprendidos entre la 4ta y 5ta década de
necesaria la realización de queratoplastias
hallazgos clínicos e histopatológicos al microscopio
una familia con herencia autosómica dominante,
la vida. El área corneal central se opacificó y fue
perforantes en tres ojos, con buenos resultados
funcionales, En un ojo dos trabeculectomías (TBT) fue necesario realizar antes de la
queratoplastia. Expone el diagnóstico diferencial entre CP, microcórnea y microftalmos (35).
Abiose (1979), precisa que la esclerocórnea puede ocurrir como una anomalía congénita aislada o
asociada a CP. Desde 1921 comienza a utilizarse el término de CP para describir esa alteración
patológica. En 1946, se introduce la denominación de esclerocórnea para nombrar a la CP, pero
sin éxito, teniendo en cuenta la posible confusión que pudiera ocurrir entre la esclerización del
limbo que está presente en la CP y la esclerocórnea que es una alteración independiente que
puede cursar sin la presencia de CP. Pormenoriza sobre cuatro lactantes con esclerocórnea, uno
de los cuales es un recién nacido que además presenta microftalmos y CP (23,36).
Justa y col (1984), de Brasil presentan cinco pacientes con una típica herencia autosómica
recesiva (37).
Elliot y col (1985), exponen las diferencias entre CP y esclerocórnea al plantear que las
descripciones de un arco opaco de tejido fibroso con vasos sanguíneos extendiéndose desde el
limbo 1mm sobre la parte clara de la córnea se ha incluido bajo el término de CP desde 1912,
estas descripciones que separaban los términos de CP y esclerocórnea no estaban claros, sólo
desde 1952 este último se ha venido usando para describir la anomalía primaria sola o asociada a
CP. En el tipo de esclerocórnea periférica el área afectada es vascularizada por arcadas de vasos
esclerales superficiales. En la forma total toda la córnea se encontrará vascularizada y opaca.
Puede aparecer como anomalía primaria o asociada a otros defectos oculares. Puede ocurrir de
tres formas: esporádica; casos familiares sin transmisión a otras generaciones y por último como
desorden hereditario. El autor refiere que hasta ese momento se habían reportado en el mundo 97
casos, repartidos de la siguiente forma:
-44 casos esporádicos (20 casos con esclerocórnea periférica y 24 total).
-28 casos de esclerocórnea familiar (23 pacientes con la forma periférica en 10 familias y cinco
pacientes de la forma total en dos familias).
-25 pacientes de esclerocórnea más CP en cuatro familias con herencia autosómica dominante.
En este artículo estudiaron a cuatro miembros de una familia. La refracción corneal estuvo
comprendida entre las 33 y 37D y diámetros corneales de 7 a 9 mm. Describen un árbol
genealógico con herencia autosómica dominante con más casos de esclerocórnea encontrados
hasta el momento (38).
Hemady y col (1993), ofrecen la descripción de una paciente de 47 años afectada de córnea en
“reloj de arena”, duplicación del cristalino y CP con 33D (39).
Waizenegger y col (1995), dan a conocer cuatro pacientes afectados de CP, padre y tres hijos con
herencia autosómica dominante y un curioso valor dióptrico corneal por debajo de 32D (40).
Wilson, 1987, resume las anomalías asociadas a CP, como se describe a continuación (1):
Anomalías oculares:
Hipermetropía y otros defectos refractivos, escleras azules, esclerocórnea, microcórnea, arco
juvenil, opacidades corneales no específicas, disgenesia del segmento anterior, ausencia del
dibujo normal iridiano y del ribete pigmentario, coloboma uveal y retinal, aniridia, catarata
congénita, cristalino ectópico, aplasia macular y retinal, glaucoma de ángulo estrecho y abierto,
pseudoptosis (signo
de
Streiff),
anomalías
sistémicas:
osteogénesis
imperfecta,
síndrome
de
Hurler ( mucopolisacaridosis I-H), síndrome de Maroteaux-Lamy
(mucopolisacaridosis VI), trisomía 13.
Debemos señalar que, una CP puede verse asociada a otras malformaciones del ojo o formar
parte de diferentes síndromes con diferentes formas de herencia, como el Ehlers-Danlos tipoVI y la
distrofia corneal posterior amorfa. Además, algunos autores han usado el término esclerocórnea
para CP primaria y secundaria (1,4,41).
Córnea plana autosómica dominante en dos o más generaciones ha sido descrita en sólo nueve
familias de diferentes partes del mundo, Friede en 1921 y 1927; Waardenburg 1930; Barkan y
Borley en 1936; Kokott en 1941 y Gasteiger en 1945 informan de la misma familia; Larsen y
Eriksen en 1949; Eriksson y col, en 1973; Ruprecht y Naumann 1974; Elliot y col, en 1985 y
Waizenegger y col, en 1995 (4).
En Finlandia se ha informado de 78 pacientes afectados de CP recesiva. Sin incluir a los
finlandeses, los casos de familias afectadas de CP recesiva suman un total de 16 pacientes: Rübel,
1912; Felix, 1925; Pur, 1956; Itin, 1966 (los mismos casos descritos detalladamente por Bloch en
1965); Justa y col, 1984 y Grimm y col, 1955 (4).
Se han publicado alrededor de 18 artículos que han descrito un total de 19 pacientes aislados de la
forma recesiva de CP los cuales aparentemente no están genéticamente relacionados: Berg,
1931; Broekema, 1909; Dada y col, 1988; Ferdinando, 1941; Cockburn, 1944; Fishman y col, 1982;
Focosi, 1967; Friede, 1921; Ganstron, 1951; Henry, 1962; Malik y col, 1965; Nath y col, 1964;
Razemon y col, 1971 (dos casos); Rizzini y Scialdone, 1966; Sharkey y col, 1992; Shorb, 1972;
Sweet, 1924 y Velicki y Vrabec, 1951 (4).
Tahavanainen y col (1995), asignan por análisis de ligamiento el locus de la CNA2 a una región en
el brazo largo del cromosoma 12. No mostraron ligamiento para ese mismo locus dos familias
finlandesas investigadas con CNA1 (42,43).
Tahavanainen y col (1996), presentan una familia cubana con 14 miembros afectados de CPC con
herencia autosómico dominante y en la cual por análisis de ligamiento se mapeó dicho fenotipo en
la vecindad de los marcadores D12S82 y D12S351 en 12q, que era la región a la cual se había
asignado previamente la CNA2. Plantean que sus resultados indican que al menos existen tres
formas genéticamente distintas de CP (44).
Sigler Villanueva y col (1997, 1999), informaron detalladamente los hallazgos oftalmológicos de
dicha familia cubana de 14 miembros afectados de CPC autosómica dominante, la cual representa
el mayor número de casos descritos de esta entidad hasta el momento en un grupo familiar
(45,46).
Pellegata y col (2000), informan la presencia de mutaciones en el gen KERA en 46 pacientes
finlandeses y en un paciente norteamericano de origen chino afectados de CNA2, planteando que
dichas mutaciones son las causantes de la CNA2. No encontraron mutaciones en los pacientes
cubanos con CNA1 en los genes DCN (decorin), LUM (lumican), KERA (keratocano) ni DSPG3
(47).
CONSIDERACIONES FINALES
Si bien el acelerado desarrollo de la genética molecular en los últimos años proporciona mejores
medios para el estudio y posible tratamiento de innumerables trastornos genéticos, es
indispensable optimar las prácticas de las diferentes áreas de la genética médica de manera que
se puedan reconocer los rasgos o entidades que sirvieron de referencia para el mapeo de los
genes. El caso de la córnea plana congénita es un ejemplo de cómo desde los inicios del siglo
anterior la observación clínica aguzada hasta los más recientes estudios colaborativos donde
investigadores de Europa y Estados Unidos trabajan con investigadores de América Latina,
grandes familias identificadas y valoradas por éstos.
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