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Transcript
MARIA MADRE NUESTRA
DIRECTOR
Tal vez el aporte más importante de San Luis María Grignon de Montfort para la espiritualidad del cristiano, sea la de la consagración a la Virgen, para
reproducir en el alma la imagen de Cristo crucificado. San Luis María sostiene que, para ser escuchados por Jesucristo, es necesaria la consagración a la
Virgen, porque si acudimos directamente a Jesús, corremos el riesgo de no ser escuchado.
En otras palabras, no debemos ir por nosotros mismos directamente a Jesucristo, sino a Jesucristo por intermedio de María.
San Luis María sostiene que si el alma acude directamente a Jesucristo, corre el serio peligro de verse rechazada por Jesucristo, ya que es indigna de
presentarse ante Él, pero que si lo hace por medio de María, las posibilidades de ser escuchados aumentan proporcionalmente a como aumentaban
proporcionalmente las posibilidades de ser rechazado si acudía solo.
LECTOR 1
El santo se basa en la misma idea que tuvo Dios Padre al concebir la concepción de su Hijo en el seno virgen de María por el Espíritu Santo: si se
presentaba ante los hombres en toda su majestad, su visión provocaría tanto temor, que los hombres nunca se atreverían de acercarse a Dios. Pero al
encarnarse y al esconder su divinidad en la figura de un niño humano, los hombres no tendrían temor de acercarse a Dios; de la misma manera, los
hombres no tendrían temor de acercarse a Dios a través de la figura de una Madre Virgen, como lo es la Virgen María. Así como nadie puede tener temor
de acercarse a un Niño recién nacido, así tampoco nadie puede tener temor o desconfianza en acercarse a la Madre de ese Niño recién nacido. Por otra
parte, todo lo que esa Madre le pida a su Hijo, le será aceptado por el Hijo, no tanto por el que pide, sino por el amor que el Hijo tiene a la Madre y por el
amor que la Madre tiene al Hijo.
El amor que une a la Madre y al Hijo hace que la Madre presente al hijo las peticiones de quien se le acerca como si fueran suyas, y el amor que el Hijo
tiene a la Madre, hace que el Hijo acepte esas peticiones como si fueran de su Madre y por eso se las concede.
Estos son los motivos por los cuales San Luis María recomienda acudir a Jesucristo por intermedio de María: porque María nos presenta ante su
Hijo como si fuéramos niños pequeños y como si fuéramos niños suyos, y presenta nuestras peticiones como si fueran suyas y debido a esto, Jesús no
puede rechazar lo que su Madre le pide. El Sagrado Corazón de Jesús nada le niega al Corazón Inmaculado de su Madre. En cambio, si fuéramos por
nuestra propia cuenta, por nosotros mismos, nada obtendríamos del Sagrado Corazón.
LECTOR 2
Pero además, Jesús no se contenta con dar a su Madre solo lo que le pide por cuenta del que acude a Ella: Jesús le da lo que Ella le pide, pero le da algo
mucho más grande: le da su propia Persona, de ahí que, quien acuda a María, reciba, más que lo que pide, al mismo Jesús en Persona, y eso es el regalo
más grande que María nos puede hacer, por eso San Alfonso dice que si uno le da a María un huevo, ella devuelve un buey.
Sin embargo, hay otras razones por las cuales debemos acudir a María para ir a Jesús.
El acudir a María tiene connotaciones eclesiológicas, ya que María es una figura de la Iglesia y del Papado: María es una figura de la Iglesia Católica y de
su Pastor, el Santo Padre, y así como quien acude a María recibe a Jesús en Persona, así quien acude a la Iglesia, recibe a Jesús en Persona, y por el
contrario, así como si no se acude a María, no se recibe a Jesucristo, así quien queda fuera de la Iglesia, de sus sacramentos y de su Pastor, el Santo Padre,
no llegará jamás a Jesucristo. Esto es lo que le sucede a aquellos que dicen confesarse consigo mismos, o que reciben el Espíritu o el perdón de los
pecados, o la gracia, sin los sacramentos.
Quien acude a María recibe, más que lo que pide, al fruto de las entrañas virginales de María, el mismo Jesucristo; de la misma manera, quien acude a la
Iglesia recibe, más que lo que pide, al fruto de las entrañas virginales de la Iglesia, la Eucaristía, el cuerpo resucitado de Jesús, el Pan del altar.
El padre Gabriele Amorth, exorcista de la diócesis de Roma desde hace 21 años, sacerdote de la Congregación de san Pablo, experto en la figura de María,
asegura que el demonio tiene terror a la Madre de Jesucristo porque Ella le aplasta la cabeza.
LECTOR 3
La Virgen no estaba contenta en Fátima :
Contrariamente a lo que podría esperarse en una aparición celestial a niños, la Virgen en Fátima no estaba contenta, sino muy triste. Es esto lo
que afirma, en una entrevista inédita, Sor Lucía, la vidente que fue monja carmelita. Además, Sor Lucía da las razones del porqué de este semblante de la
Virgen.
Comienza así el relato de la entrevista por parte de un sacerdote: “La encontré (a Sor Lucía, vidente de Fátima) en su convento muy triste, pálida y
demacrada; y me dijo: ‘Padre, la Santísima Virgen está triste, porque nadie hace caso a su mensaje, ni los buenos ni los malos. Los buenos porque
prosiguen su camino de bondad pero sin hacer caso a este mensaje. Los malos porque no viendo el castigo de Dios actualmente sobre ellos, a causa de sus
pecados, prosiguen también su camino de maldad. Pero créame, Padre, Dios va a castigar al mundo, y lo va a castigar de una manera tremenda…’”.
Según las palabras de Sor Lucía, nadie, ni los buenos ni los malos, hacen caso de los mensajes de Fátima: tanto unos como otros, piensan que son cuentos
para niños. Piensan que porque la Virgen se apareció a niños, el mensaje, o está reservado para ellos, o tiene el valor que tiene una fábula para niños.
Sin embargo, no es un cuento para niños la siguiente aparición, relatada por Sor Lucía: “La Señora abrió las manos como en los meses pasados.
El reflejo parecía penetrar en la tierra, y vimos como un mar de fuego: sumergidos en este fuego a los demonios y a las almas, como si fuesen brasas
transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que salían de las mismas juntamente con
nubes de humo, cayendo hacia todos los lados, semejante al caer de pavesas en los grandes incendios, sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de
dolor y desesperación, que horrorizaban y hacían estremecer de pavor.
LECTOR 4
A la vista de esto di aquel “ay”, que dicen haberme oído. Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y
desconocidos, pero transparentes como negros carbones en brasa. Asustados y como para pedir socorro, levantamos la vista hacia Nuestra Señora que nos
dijo entre bondad y tristeza: -Habéis visto el infierno, adonde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la
devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacéis lo que os digo se salvarán muchas almas y habrá paz. La guerra va a terminar. Pero si no dejan de ofender a
Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando viereis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la señal que Dios os da
de que va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedirlo,
vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los primeros sábados (…)”.
1
No hacer caso –como hacen los buenos y los malos, según Sor Lucía- del mensaje de Fátima, produce nocivas consecuencias, una de ellas, el descuidar
una fuente de conversión y santidad. como la visión del infierno.
Según Sor Lucía, la primera causa de santificación de Francisco y Jacinta fue ver la tristeza de la Virgen por el destino de los pecadores; la
segunda causa, fue la visión del infierno: “Dígales también, Padre, que mis primos esta visión fue una de las causas de la santificación; lo primero
Francisco y Jacinta se sacrificaron porque vieron siempre a la Santísima Virgen muy triste en todas sus apariciones. Nunca se sonrió con nosotros, y esa
tristeza y angustia que notábamos en la Santísima Virgen, a causa de las ofensas a Dios y de los castigos que amenazaban a los pecadores, nos llegaban al
alma. Lo segundo que santificó a los niños fue la visión del infierno”.
¿Por qué esta visión es causa de santificación? La razón por la que la meditación acerca de la realidad del infierno, destino de dolor por toda la
eternidad al cual se encamina el impenitente, los santificó, es porque les concedió la contrición del corazón, que es el arrepentimiento perfecto. Se
equivocan quienes piensan que Dios, siendo infinitamente misericordioso, no puede castigar con castigos tan dolorosos, y de un modo indefinido, para
siempre. Quienes así piensan, no tienen en cuenta que, en Dios, misericordia y justicia están estrechamente relacionados, y que dejaría de ser quien es,
Dios Perfectísimo, sino aplicara su justicia en la vida eterna.
LECTOR 5
La Virgen no estaba contenta en Fátima, ya que demostraba una gran tristeza, al comprobar cómo muchas almas se condenaban para siempre.
También está triste la Iglesia, al comprobar cómo cientos de miles de sus hijos, niños, jóvenes, adultos y ancianos, se encaminan hacia la perdición eterna,
seducidos por los ídolos de nuestra época: el materialismo, que niega el espíritu y lo sobrenatural; el hedonismo, que exalta la sensualidad corpórea, y el
relativismo, que niega la Verdad Absoluta revelada en Cristo.
Pero hay otra advertencia que nos hace la Virgen María en Fátima, siempre según las palabras de Sor Lucía: estamos en el fin de los tiempos.
Continúa Sor Lucía, refiriéndose a las apariciones, advirtiéndonos que nos encontramos en peligro inminente de condenación, de continuar
haciendo caso omiso de los mensajes dados por la Virgen en Fátima, mensajes que llaman a la oración, a la penitencia, al sacrificio: “Padre, no esperemos
que venga de Roma una llamada a la penitencia, de parte del Santo Padre, para todo el mundo: ni esperemos tampoco que venga de parte de los señores
Obispos para cada una de sus diócesis: ni siquiera tampoco de parte de las Congregaciones Religiosas. No: ya nuestro Señor usó muchas veces de estos
medios y el mundo no le ha hecho caso. Por eso, ahora, ahora que cada uno de nosotros comience por sí mismo su reforma espiritual: que tiene que salvar
no sólo su alma, sino salvar a todas las almas que Dios ha puesto en su camino. Por esto mismo Padre, no es mi misión indicarle al mundo los castigos
materiales que ciertamente vendrán sobre al tierra si el mundo antes no hace oración y penitencia. No, mi misión es indicarle a todos lo inminente del
peligro en que estamos de perder para siempre nuestra alma si seguimos aferrados al pecado. (…) Padre, la Santísima Virgen no me dijo que nos
encontramos en los últimos tiempos del mundo, pero me lo dio a demostrar por tres motivos:
- el primero porque me dijo que el demonio está librando una batalla decisiva con la Virgen, y una batalla decisiva es una batalla final, en donde se va a
saber de qué partido es la victoria, de qué partido es la derrota. Así que ahora o somos de Dios o somos del demonio.
- Lo segundo porque me dijo que dos eran los últimos remedios que Dios daba al mundo: el santo Rosario y la devoción al Inmaculado Corazón
de María.
- Y tercero, porque siempre en los planos de la Divina Providencia, cuando Dios va a castigar al mundo, agota antes todos los demás medios, y
cuando ha visto que el mundo no le ha hecho caso a ninguno de ellos, entonces, como si dijéramos a nuestro modo imperfecto de hablar, nos presenta con
cierto temor el último medio de salvación, su Santísima Madre. Porque si despreciamos y rechazamos este último medio, ya no tendremos perdón del
cielo, porque hemos cometido un pecado que, en el Evangelio suele llamarse pecado contra el Espíritu Santo: que consiste en rechazar abiertamente, con
todo conocimiento y voluntad, la salvación que se presenta en las manos; y también porque nuestro Señor es muy buen hijo; y no permite que ofendamos y
despreciemos a su Santísima Madre, teniendo como testimonio patente la historia de varios siglos de la Iglesia que con ejemplos terribles nos indica como
Nuestro Señor siempre ha salido en defensa del honor de su Santísima Madre.”
LECTOR 6
Al alma que rece Mi Rosario todos los días con amor, Yo Misma la llevaré y la colocaré en la primera fila, más próxima, junto del trono de la Santísima
Trinidad en el Cielo, para que ahí reciba un mayor gozo y una mayor participación de la felicidad infinita que los bienaventurados tienen en el Cielo.
Al alma que rece y ame Mi Rosario verdaderamente, Yo la llevaré y la colocaré en el lugar que dejaron vacío los ángeles malos al rebelarse contra Dios y
después cuando cayeron del Cielo. Sí, Mis hijos que más amaren Mi Rosario, Yo os colocaré en el lugar de los ángeles decaídos para llenar aquellas
moradas que aquellos ángeles malvados dejaron vacío. Esos hijos Míos que recen Mi Rosario y lo amen tiernamente, esos hijos Míos... Yo misma, os
colocaré lo más junto posible de Mi trono en el Cielo donde Yo les daré un sorbo singular de conocimiento de Mis misterios, de los misterios divinos y de
Mi
amor
que
no
daré
a
las
otras
almas
que
no
fueren
tan
devotas
de
Mi
Rosario.
Yo os digo hijos Míos, el desdén, el desprecio por el Santo Rosario, es una señal clara de condenación eterna; en cuanto que el amor, la devoción a Mi
Sacratísimo Rosario, es señal clara de salvación eterna. La devoción a Mi Rosario, el Señor solo la da y solo la conserva en aquellos a quien Él quiere
salvar y a quien Él ama con un amor de predilección. "
REZO DEL SANTO ROSARIO
Voz de MARIA
Queridos hijos, huid del pecado y servid al Señor con alegría. No permitáis que las tinieblas del pecado dominen vuestras vidas. Sois del Señor y Él os
ama. Doblad vuestras rodillas en oración, pues solamente así alcanzaréis la paz. Vivís el tiempo de las grandes confusiones espirituales. Amad la verdad y
defendedla. Jesús necesita de vuestro testimonio valiente y público testimonio. Abrid vuestros corazones. Yo vine del cielo para señalaros el camino que
os conducirá a la salvación
2
DIRECTOR
En brazos de María.
Si queremos alcanzar la infancia espiritual, tenemos que ponernos en los brazos de María, porque Ella es nuestra Madre y, cuanto más pequeños
queramos ser, tanto más nos debemos dejar guiar en todo por Ella, y abandonarnos con confianza en su regazo.
María es quien nos enseña a caminar por el camino de la vida espiritual, y así como el niño sin la madre no puede hacer casi nada; así también
nosotros sin María, nuestra Madre del Cielo, no podemos hacer absolutamente nada de bueno.
Por eso ¡qué bueno es que nos confiemos completamente en María, ya que así seremos guiados a la santidad!
Hablemos con María, confiémosle todos nuestros problemas, dudas y angustias, porque Ella tiene de Dios el poder y la facultad de consolar a los
tristes y dar fortaleza a todo hijo de Dios que esté necesitado, ya que es la Madre, la que todo lo comprende y lo excusa de sus hijos, y la que hace todo por
ellos, para verlos felices y adelantados en el camino del bien y la virtud.
TODOS :
AUGUSTA REINA DE LOS CIELOS, SOBERANA SEÑORA DE LOS ANGELES QUE DESDE EL PRINCIPIO habéis recibido el poder y la misión
de aplastar la cabeza de Satanás, os pedimos humildemente enviéis las Legiones Celestiales para que bajo vuestras órdenes y por vuestro poder persigan a
los demonios, los combatan por todas partes, repriman su audacia y los arrojen a los abismos. ¡Quién como Dios!
San Miguel, Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos.
¡Oh María! Tierna madre, vos seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh dulce Madre! Enviad los santos Ángeles para defendernos y apartad
lejos de nosotros el cruel enemigo.
ASI SEA.
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