Download IV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A. San Mateo 5, 1-12a

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Ciclo A
El domingo pasado veíamos, según el evangelio de san
Mateo, propio del ciclo A, la primera proclamación de
Jesucristo: «Convertíos, porque está cerca el Reino de
Dios».
Y como tenía
necesidad de
ayudantes
para exponer
el Reino de
Dios, Jesús
comenzó a
reunir los
primeros
apóstoles.
Durante cierto tiempo
Jesús fue
exponiendo las
características de
este Reino a veces a
sólo los discípulos y
a veces al gran
público. San Mateo
nos resumen lo
principal en el
«sermón de la
montaña».
El sermón de la montaña es como el
resumen de lo más importante que Jesús
predicó en aquellos 3 años, para indicarnos
cómo nos tenemos que comportar los que
queremos ser discípulos suyos.
Y como más resumen de lo que es estar en el Reino de
los Cielos, al principio de este sermón expone san Mateo
la expresión de lo más grandioso de las enseñanzas de
Jesús: Las Bienaventuranzas.
Este es el
evangelio
de este día
(Mt 5, 112ª), que
comienza
así:
En aquel
tiempo, al ver
Jesús el
gentío, subió
a la montaña,
se sentó, y se
acercaron sus
discípulos; y
él se puso a
hablar,
enseñándoles:
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos
es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados. Dichosos los
sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la
justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia. Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios. Dichosos los que
trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los
hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa
de la justicia, porque de ellos es el reino de los
cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os
persigan y os calumnien de cualquier modo por mi
causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra
recompensa será grande en el cielo.”
Las bienaventuranzas no son mandamientos,
propiamente tales, sino actitudes internas, que
dan sentido a la manera de actuar.
Son como
un retrato
de la
manera de
ser de
Jesús.
Las bienaventuranzas
son difíciles de
comprender, sobre
todo para los que
están muy metidos en
negocios materiales;
pero son mucho más
difíciles de practicar.
Sin embargo Jesús
nos habla de tener
felicidad.
La felicidad es algo innato en el corazón humano. Hasta
los que se suicidan creen que con ello consiguen su
felicidad. Por ello depende del punto de mira que se
tenga al buscar la felicidad. La mayoría de las personas
la ponen en los bienes materiales.
No es extraño que a
Jesús muchos le
tuvieran por loco,
porque para aquellos
que están metidos en
todo lo material y ponen
su ilusión en el dinero,
los placeres materiales,
el triunfo y el poder
sobre los demás, estas
bienaventuranzas
parecen una locura o a
lo más una utopía de
alguien que no es de
este mundo.
Pero lo cierto es que ha habido cientos de santos y
millares de personas que las han practicado y han sido
muy felices. Hoy sigue habiendo muchos grupos, unos
con votos y otros sin voto, que se sienten felices
practicando las bienaventuranzas.
La felicidad que promete
Jesús llena el corazón y
contagia a otros
derramando felicidad
alrededor.
Quien participa de esta
felicidad de Jesucristo,
siente que Dios está de su
lado. Y siente un lleno en
su alma que no lo pueden
realizar las riquezas ni
otras satisfacciones
materiales.
Automático
Benditos sean los pobres,
de ellos serán los cielos.
Benditos sean los mansos, de ellos será la tierra.
Benditos son los
que lloran, ellos
serán consolados.
Benditos los
que están
limpios, porque
ellos verán a
Dios.
Benditos son los
hambrientos, porque
ellos serán saciados.
Benditos los perseguidos, ellos serán ensalzados.
Benditos los que aman la paz,
Hacer CLICK
Debemos aclarar que
estas bienaventuranzas
de Jesús, que nos
recuerda san Mateo,
son actitudes internas
obligatorias para todos.
Porque Jesús dijo otra
clase de
bienaventuranzas, que
son situaciones
sociales más aptas para
conseguir la salvación.
De éstas nos habla el
evangelista san Lucas.
San Mateo nos habla de estas bienaventuranzas,
que indican actitudes internas, porque, al dirigir
su evangelio a los judíos, tiene más en cuenta la
predicación de Jesús, contrastando la de los
fariseos, que ponían la religión sólo en actos
externos.
Jesús nos
viene a decir
que la
religión
consiste
sobre todo en
lo interno, en
el corazón.
Veámoslas.
Como los diez mandamientos
se resumen en el amor a Dios y
a los demás, así en la primera
bienaventuranza podemos
decir que están incluidas todas
las demás.
Son los que tienen alma de pobre, los que no
están apegados a las riquezas y que además no
quieren ser ricos.
(Preguntad por la calle si quieren o no quieren ser ricos)
Hay ricos, que tienen
bastante dinero, y
son pobres de
espíritu; pero es muy
difícil, como Jesús lo
dijo muchas veces.
Por eso es mejor no
exponerse a perder
lo más importante. Y
normalmente quien
quiere ser “pobre de
espíritu” busca ser
pobre en la realidad.
También hay
muchísimos pobres,
que no tienen dinero,
y no son pobres de
espíritu, porque su
ilusión es ser ricos y
están apegados a los
pocos bienes que
tienen.
“Pobre de espíritu” es quien pone su confianza
en el Señor, no para ser rico, sino para poder
estar con Él en el cielo, y para que en esta tierra
“venga su reino”.
El que no es pobre de
espíritu se alegra cuando
las cosas van bien y se
entristece cuando las
cosas van mal;
pero el pobre de espíritu
sabe alegrarse cuando
las cosas van bien y
cuando las cosas parece
que van mal.
El principal
“pobre de
espíritu” fue
Jesucristo,
que no tuvo el
egoísmo de
aparentar
igual a Dios,
sino que se
anonadó a sí
mismo
Dichosos
los que
tienen en
Dios su
corazón,
Automático
y no se
han
entregado
ni al poder
ni al
dinero,
pues de
ellos ha de
ser la
libertad y
el Reino
de los
Cielos.
Hacer CLICK
Dichosos los que lloran, porque ellos serán
consolados.
El llorar parece
contradictorio con
el estar alegres.
Lloran, pero el final
es de consuelo y
alegría. Se trata de
los que lloran con
confianza en Dios
por los ultrajes
contra Dios.
Pero sobre todo son los que lloran por sus propias
culpas: por el mal que han hecho y por el bien que
hubieran podido hacer.
Dios bendice las lágrimas que construyen, no las que
adormecen. No las lágrimas que impiden ver la luz, sino
las que limpian los ojos para ver mejor. Por eso serán
consolados, aquí y en la eternidad.
Consolados
significa
«no estar
solos»,
porque
están con
Dios.
Dichosos
los que
lloran
viendo a su
alrededor,
Automático
injusticia, miseria, odio,
guerra u opresión,
pues de ellos ha de ser la recompensa de
un mundo sin violencia.
Hacer CLICK
Dichosos los
sufridos, porque
ellos heredarán la
tierra. Sufridos o
mansos, se suele decir.
La mansedumbre para
Jesucristo es lo
contrario de la
violencia. Es soportar
con paciencia las
contradicciones y
adversidades. Pero no
se trata de un
temperamento
tranquilo natural.
Es una virtud. Por eso requiere fortaleza
para vencerse a sí mismo, no para
vencer a los demás con fuerza o
violencia. Por eso Jesús era «manso y
humilde de corazón».
Los mansos son los verdaderamente
fuertes, con la fuerza del espíritu. Los
mansos poseerán la tierra porque
conquistan los corazones.
Dichosos los que tienen la fuerza del amor,
Automático
y no
imponen a
otro su
voluntad
con fuego,
pues de ellos ha de ser la posesión de la tierra y el cielo.
Hacer CLICK
Dichosos los que
tienen hambre y sed
de la justicia, porque
ellos quedarán
saciados.
Hambre y sed es
signo de un deseo
grande. La justicia
es la santidad, es
hacer la voluntad
de Dios, caminar
por la senda del
bien y desear que
otros vayan
también.
La santidad
perfecta se
encuentra sólo en
Dios; pero cada
uno debe aspirar
a acercarse lo
más posible. En
verdad que esa
será nuestra
felicidad, porque
esos son los
deseos que Dios
desea cumplir y
saciar.
Dichosos los que
tienen hambre y
sed de justicia,
Automático
y luchan
porque
venga el
Reino de
los
Cielos,
pues han de recibir
para calmar su sed
de vino nuevo.
Hacer CLICK
Dichosos los
misericordiosos, porque
ellos
alcanzarán
misericordia.
Misericordioso es el que se compadece de la miseria y
procura remediarla. Dios es el «Padre de las
misericordias», «es compasivo y misericordioso».
Incluye compasión, ternura, piedad, paciencia. Todo
ello manifiesta mucho amor.
Dios manifestó
su misericordia
por medio de
Jesús. Nosotros
debemos seguir
a Jesús sabiendo
perdonar sin
humillar.
Podemos realizar
misericordias
por medio de las
14 obras de
misericordia.
Por estas pequeñas misericordias
alcanzaremos de Dios infinitas misericordias.
Dichosos los que saben meterse en el pellejo,
Automático
del hermano
que sufre y
compartir con
Él,
penas y sufrimiento recibirá
misericordia en premio.
Hacer CLICK
Dichosos los
limpios de corazón,
porque ellos verán a
Dios.
Para Jesús limpio
de corazón es el que
piensa, habla, actúa
limpiamente, sin
doblez, con
sinceridad y
santidad. Muy
diferente de la
limpieza legal de los
fariseos.
De esta
limpieza
hablaba
Jesús en
la Última
cena:
“Vosotros estáis limpios, aunque no todos”. Y el
sentido de pureza del alma se refiere a todas las
virtudes y a todos los preceptos del Señor.
Limpios de corazón son los que tienen una intención
pura. Son los que van quitando el egoísmo y tienen
como prioridad el cumplir la voluntad de Dios. Para ello
buscan conocerla y responden con un sí inmediato y
alegre.
Dichosos los que tienen limpio su
corazón,
Automático
los sencillos y
claros sin
perjuicios y
abiertos,
pues ellos han de ver y han de besar el
rostro de Dios bueno.
Hacer CLICK
No se trata de los
que tienen un
temperamento
bonachón,
incapaz de
molestar a nadie,
sino los que
hacen la paz, no
sólo como
mediadores en
las discordias,
sino difusores y
sembradores de
paz.
Jesús quiere la paz, una paz activa. Jesús no
quiere una simple ausencia de guerra, sino un
positivo amor entre los hombres, una paz sobre
la que se pueda asentar un orden nuevo.
La paz de Jesús viene sobre todo del amor. Consiste en la
concordia y unión de corazones, en la tolerancia mutua de
los defectos y en ayudarnos unos a otros. El hombre
pacífico puede tener discusión, pero evita la disputa.
Dichosos los que aman la paz y la unidad,
Automático
y luchan porque haya
concordia entre los hombres,
ellos se llamarán hijos de Dios, de la luz mensajeros.
Hacer CLICK
Y, como todo eso molesta a los “malos”, vienen
las persecuciones.
Pero el pobre de espíritu sabe
encontrar la felicidad en
medio de la persecución.
La persecución es
necesaria, ya que la
oposición es una ley del
progreso humano. Una
vida fácil no suele ser
una vida virtuosa.
Nosotros no adquirimos
la virtud sino a condición
de superar las
tentaciones que
provienen de nuestra
inclinación al mal. La
virtud sólida es una
virtud “experimentada”.
En la historia del
cristianismo vemos
que dondequiera que
se anuncia se ve
fatalmente combatido.
Pero resulta que esta
oposición le hace
ganar más
adhesiones, tan
apasionadas y fieles,
que no se hubieran
producido, al menos
en el mismo grado, sin
la violencia de los
adversarios. No es que
se quiera el mal, sino
que el mal es ocasión
del bien.
Esta bienaventuranza para
el mundo es un
contrasentido. Y
especialmente para el
antiguo Israel, que
pensaba en las
bendiciones materiales de
Dios para el justo. Para
Jesús la persecución es
una señal de bendición.
Las persecuciones forman
parte de los designios del
Reino.
Automático
Por ser fieles a Dios y hacer crecer el Reino.
Pues han de recibir una corona de
reyes como premio.
Dichosos seremos, Señor.
Pues tu palabra es fuente de vida y alegría.
Que María,
bienaventurada
entre todos,
nos enseñe a
ser felices con
su Hijo.
AMÉN