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FORMACIÓN ESTADOS MODERNOS Fuente Consultada: Historia de Europa Moderna y América Colonial Alonso/Elisalde/Vázquez LA CRISIS DE LA SOCIEDAD FEUDAL En el siglo XIV se produjo una crisis que afectó profundamente a la sociedad feudal europea. La crisis comenzó con la disminución de la población agrícola por agotamiento de las tierras y la imposibilidad técnica de resolver el problema. Esto trajo como consecuencia la escasez y la carestía de los alimentos. Se generalizaron las hambrunas, agravadas por muchos años de malas cosechas a causa del desmejoramiento del clima. Las malas condiciones de alimentación e higiene de la población facilitaron la difusión de epidemias. La peste negra, que afectó a Europa a partir de 1348, diezmó a millones de europeos. La disminución de la población se agravó —todavía más— a consecuencia de las guerras que se prolongaron por muchos años a través de todo el continente. Esta crisis afectó las relaciones entre los señores feudales y los siervos. La población campesina de los señoríos disminuyó y para los señores fue cada vez más difícil obtener los tributos de sus siervos o retenerlos en sus tierras. La necesidad de solucionar estos problemas originó muchos de los cambios que se produjeron en la sociedad europea en los siglos XV y XVI. La búsqueda de lo nuevo y la reafirmación de lo viejo eran dos fuerzas que actuaban en sentido contrario: la expansión del comercio y del poder económico de los burgueses, junto con las revueltas de los campesinos disconformes con su nivel de vida, eran dos fuerzas sociales que acentuaban la crisis del feudalismo. La aristocracia de los señores, principales beneficiarios del orden feudal, reaccionó para conservar sus privilegios. De este conflicto entre dos fuerzas opuestas fue surgiendo el mundo moderno. Los cambios que se produjeron a partir del siglo XV no siguieron una dirección única. Modificar una sociedad tan rígida como la feudal no resultó fácil. Muchos europeos actuaron en favor de ese cambio, pero otros tenían fuertes intereses para que el antiguo orden se mantuviera. Las nuevas formas de organizar el trabajo rural y urbano A lo largo del siglo XV la agricultura europea se reconstituyó. Muchas de las tierras abandonadas durante la crisis del siglo XIV fueron puestas otra vez en producción y se incorporaron otras nuevas. Una gran novedad fue que los productos rurales se convirtieron en una atracción para los hombres de negocios, quienes comenzaron a invertir su dinero en la compra de tierras. La comercialización de esos productos tuvo un gran impulso debido al aumento de sus precios. La producción rural comenzó a ser vista como un negocio, como una fuente de enriquecimiento, por parte de algunos comerciantes urbanos y propietarios de tierras. El país europeo en el que más se notaron estos cambios fue Inglaterra. Muchos propietarios se interesaron por comercializar lo que se producía en sus tierras. Esto los llevó a introducir innovaciones técnicas para aumentar la productividad. En muchos casos los adelantos técnicos provocaban desocupación, ya que reducían la necesidad de mano de obra. Por lo tanto, gran cantidad de campesinos se vieron obligados a abandonar sus tierras, condenados a refugiarse en los bosques o a emigrar a las ciudades para hallar un modo de subsistencia. Estas transformaciones en la producción agrícola hicieron más profunda la desorganización de la sociedad feudal. Un cambio fundamental comenzó a gestarse en la Europa de los siglos XV y XVI. El trabajo rural, orientado hasta entonces exclusivamente hacia la autosubsistencia, comenzó a organizarse en una forma diferente, orientada hacia el comercio. Los señores se propusieron obtener un excedente de producción cada vez mayor para venderlo en el mercado. Pero la economía continuó siendo básicamente agrícola: permanecieron los señoríos y [os campesinos sobrevivieron tan pobremente como antes. Estas transformaciones comenzaron en los campos ingleses. En las ciudades la mayor parte de la producción artesanal siguió controlada por los gremios. Con su rígida estructura de maestros oficiales y aprendices, los gremios fijaban los precios, la cantidad y la calidad de los productos. Pero a partir del siglo XVI en algunas ciudades europeas hubo cambios en la producción artesanal. Algunos gremios —entre ellos el textil— comenzaron a producir mayor cantidad de artículos de menor calidad y menor valor que los que producían anteriormente. Los artesanos de Inglaterra y Flandes se especializaron en la producción de paños de lana, mientras que las ciudades italianas mantuvieron su producción de telas de seda de alta calidad. La lana para la producción de paños provenía de las zonas rurales de Inglaterra y España, en donde cada vez fue mayor la extensión de tierras dedicadas a la cría de ovejas. Otro cambio que permitió aumentar el volumen de la producción artesanal para el mercado fue que algunos comerciantes urbanos emplearon como mano de obra artesanos que vivían en las zonas rurales. Producían distintos tipos de manufacturas y luego esta producción era vendida por esos comerciantes en los mercados urbanos. Así el trabajo urbano se relacionaba con el rural: el crecimiento del comercio en las ciudades provocó modificaciones en la economía rural. LOS DESCUBRIMIENTOS GEOGRÁFICOS La salida de Europa provocó un gran impacto en la mentalidad de una población que, durante el extenso período feudal, había vivido relativamente aislada e ignorante de lo que ocurría en otras tierras. En apenas cincuenta años (muy pocos, comparados con los siglos que abarcó el feudalismo) los europeos tuvieron que asimilar la realidad de un mundo distinto: la antigua sospecha de la redondez de la Tierra, por siglos olvidada, volvía a tener vigencia, y se descubrían nuevos pueblos que no conocían la palabra de Cristo. Los descubrimientos pusieron a los europeos en contacto con pueblos cuyas creencias eran muy diferentes. Sorprendidos al ver que la cristiandad quedaba reducida a Europa, algunos se preguntaron si esos pueblos tenían alguna espiritualidad, si tenían alma, y por lo tanto si también pertenecían al género humano. La realidad de una Europa rodeada de hombres que vivían alejados del verdadero dios hizo que el rey de Portugal —Enrique el Navegante— y los Reyes Católicos de España, consideraran la expansión territorial como un medio para llevar el mensaje cristiano a todo el mundo. De esta manera, el impulso misionero le dio una justificación ideológica a la conquista de otras tierras y de otros hombres. Éste es el tipo de mapa con que los europeos representaban el mundo, antes de los grandes descubrimientos de los siglos XV y XVI. Su observación nos permite comprender la noción que los hombres tenían de las distintas regiones del planeta, de acuerdo con el conocimiento de que disponían, proporcionada por los viajes marítimos y terrestres FORTALECIMIENTO DEL PODER REAL HACIA UNA NUEVA FORMA DE ORGANIZACIÓN POLÍTICA: EL ESTADO MODERNO Al mismo tiempo que en la economía y en la sociedad de la Europa occidental de mediados del siglo XV se desarrollaban las transformaciones estudiadas —la reconstitución de la agricultura los cambios en la organización del trabajo artesanal, el gran desarrollo del comercio y los descubrimientos de nuevas tierras—, también se producían cambios en la forma de organización política. A través de diferentes caminos, las monarquías de España, Francia e Inglaterra lograron una progresiva centralización del poder político. En esta ilustración un duque adopta la postura de "los justos deberes" y reconoce como legitimo a un nuevo rey de Francia. Sin embargo era frecuente que los señores encuentres excusas y no realizaran estas ceremonias De la fragmentación a la centralización de la autoridad La fragmentación de la autoridad fue, en el plano político, la característica más importante del feudalismo. En cada señorío, los señores dictaban y aplicaban la justicia, imponían y cobraban los tributos a los campesinos, imponían las obligaciones a los siervos y formaban ejércitos. Pero la desaparición gradual de la servidumbre, a partir de la crisis del siglo XIV, amenazó directamente la autoridad de los señores feudales. La producción agrícola comenzaba a destinarse al mercado, y el trabajo, en algunas regiones rurales, ya no estaba asegurado por obligaciones personales. Los ejércitos privados de los señoríos (a veces, sólo bandas armadas) resultaron cada vez más insuficientes para asegurar el trabajo y el orden en las tierras de los señores, ya que los campesinos se trasladaban en diferentes direcciones a escala regional. Una autoridad centralizada, en cambio, podía organizar un ejército también centralizado. Por esto, la centralización de la autoridad política fue un instrumento eficaz para mantener al campesinado bajo la dependencia y explotación de la aristocracia feudal. El fortalecimiento del poder real Desde el siglo XIII la autoridad de las monarquías de Europa occidental se fueron fortaleciendo Para consolidar la autoridad real, esas monarquías tuvieron que enfrentarse con al nobleza feudal. Los señores no estuvieron fácilmente dispuestos a ceder al rey su autoridad. Pero el mantenimiento del dominio de la nobleza como grupo sobre los campesinos, hizo necesaria la destrucción de aquello> señores que se opusieron a los avances de la monarquía. Al mismo tiempo, y para compensar la pérdida de autoridad política de la nobleza feudal, la tierra dejó de considerarse como una retribución de la fidelidad 3ei vasallo al rey y pasó a ser propiedad privada de los señores. A partir del siglo XV, las características de los Estados modernos fueron las siguientes: • la centralización del poder político y su concentración en un soberano —el rey o príncipe—, que era el único que tomaba las decisiones; • la obligación de obediencia al rey por parte de todos los habitantes de los territorios del reino (incluidos los que vivían en los territorios de los señoríos); • la creación y utilización de instrumentos nuevos para asegurar la obediencia al poder ccntralizado: las nuevas instituciones políticas como el derecho, la burocracia administrativa, el ejército, y la diplomacia, entre otras. El jurista francés Jean Bodin contribuyó con su obra a la fundamentación del nuevo Estado de los inicios de la Edad Moderna. Su obra Los seis libros de la República se publicó en 1 576, en una época en que peligraba la unidad del país y del reino de Francia. Por esto, sus lecciones de soberanía» tuvieron como primer objetivo el mantenimiento de Francia y de la monarquía francesa. Para Bodin la soberanía significaba: • el control absoluto del poder por parte del soberano; • el ejercicio vitalicio del reinado; • el rey podía dictar leyes y derogarlas, según su voluntad. Pero, según Bodin, el rey debía respetar las llamadas normas inquebrantables del derecho natural (la familia, fa propiedad privada), y las leyes fundamentales del país. Un Estado territorial y soberano La soberanía del rey dependía de obtener la obediencia de un número cada vez mayor de habitantes del reino. Para consolidar su poder, en un Estado del siglo XVI, las monarquías tuvieron que luchar contra quienes hasta entonces tenían autoridad política sobre los habitantes de su territorio: los señores feudales, en sus señoríos, y las comunas de algunas ciudades que en otras épocas habían obtenido esa libertad. En el plano de Las relaciones exteriores, para definir el territorio que le pertenecía, cada Estado tuvo que establecer su independencia y autonomia frente a los demás Estados. Las nuevas instituciones Desde el siglo XVI, en los nuevos Estados se fueron consolidando nuevas instituciones políticas. Las instituciones políticas son los instrumento> a través de los cuales los gobernantes ejercen su autoridad sobre los gobernados y que, además, les permiten obtener la efectiva obediencia de éstos. Las instituciones son, por ejemplo, las normas y tas leyes; y también forman instituciones las personas empleadas por los gobernantes para cumplir funciones de gobierno, como recaudar impuestos o luchar en el ejército contra un enemigo extranjero. Los Estados del siglo XVI sirvieron para proteger la propiedad y los privilegios de la nobleza feudal, y para mantener a los campesinos bajo su dominio. Pero las nuevas instituciones políticas también beneficiaron a los grupos burgueses dedicados al comercio y a las manufacturas, 1as que cada vez eran más importantes. La centralización económica, la expansión ultramarina y la unificación de un sistema legal, contribuyeron al proceso de transición del feudalismo al capitalismo. El escritor florentino Nicolás Maquiavelo (1469-1527) en su obra El Príncipe, sostuvo que en la política los principios deben someter-se a las exigencias fortuitas del momento y a una táctica oportunista. Su ideal ya no era el soberano moderado, justo y generoso de los teóricos medievales, sino el príncipe que sólo tiene en cuenta el interés del Estado, que es el suyo propio. En la dedicatoria que Maquiavelo escribió en El Príncipe, afirmó: “No puede un señor prudente, ni debe, observar la fe cuando tal observancia se le vuelve en contra.” (ver su biografía y pensamiento) LAS NUEVAS INSTITUCIONES EL DERECHO: A partir del siglo XV las monarquías de Europa occidental comenzaron a organizar los sistemas de leyes necesarias para el gobierno de los estados. De este modo los soberanos pusieron en conocimientos de los habitantes que acciones estaban permitidas y cuales estaban prohibidas en el territorio de cada reino. Además muchos principios del antiguo derecho romano fueron incorporados a esos sistemas de leyes. El Derecho Romano resultó útil porque contenía dos principios que la sociedad de esa época necesitaba: la propiedad privada y la soberanía absoluta de los príncipes y reyes. EL EJÉRCITO. Los Estados modernos, sometidos exclusivamente a las Órdenes de la autoridad centralizada del rey o príncipe. Ésta fue la primera forma de ejército profesional, el que estuvo compuesto por extranjeros que cobraban por sus servicios, llamados mercenarios. Los reyes necesitaban contar con ejércitos para llevar adelante la expansión territorial de sus dominios y, al mismo tiempo, defender el’territorio propio de ataques extranjeros. LA BUROCRACIA ADMINISTRATIVA. La burocracia era e! conjunto de administradores que trabajaban bajo las órdenes del rey y que se fueron especializando en la atención de ¡os problemas del gobierno. El número de ¡os administradores fue ‘creciendo a medida que el poder real centralizaba la resolución de’ todos los asuntos económicos, sociales, judiciales y políticos, con el objetivo de someter al país a una voluntad única. Los cargos de mayor jerarquía y. más cercanos al soberano, generalmente estuvieron ocupados por los miembros más poderosos de la nobleza. Pero el sistema que se generalizó para formar parte de la administración fue la venta de cargos, que benefició sobre todo a los burgueses ricos. Consistía en comprar un cargo en la administración real del Estado y considerar como retribución del trabajo los beneficios que se podían obtener del ejercicio de ese cargo. EL SISTEMA DE IMPUESTOS. La organización de u&sistema general de impuestos sirvió para integrar la sociedad y el territorio de los nuevos Estados. Se establecieron impuestos regulares y obligatorios. Se generalizó un impuesto que debían pagar todas las personas por ser habitantes del país, y varios impuestos sobre las transacciones comerciales que debían pagar los burgueses y los campesinos. Estos últimos frecuentemente fueron recaudadosa por la fuerza. En cambio los nobles, aunque pertenecían al país, en la práctica no pagaban el impuesto directo. LA DIPLOMACIA. Como cada Estado moderno pretendía delimitar su territorio, cada vez fueron mas frecuente los conflictos entre ellos. Por esto y para conseguir ese objetivo, pero evitando las guerras cuando fuera posible, los reyes y príncipes nombraron embajadores encargados de mantener las relaciones diplomáticas. Un objetivo no desdeñable fue así la obtención de territorios por medio de alianzas matrimoniales entre reyes de diferentes países. Las uniones matrimoniales fueron las formas pacíficas de expansión territorial, eran menos costosas que las guerras, pero también más seguras. La sociedad estamental En el siglo XVI, los tres órdenes en que se consideraba dividida la sociedad feudal —los que luchan, los que rezan, los que trabajan— no reflejaban los cambios que se estaban produciendo en la economía y en la sociedad. Además de los nobles, del clero y de los campesinos, también los burgueses formaban parte de la nueva sociedad. En la mayoría de los países de Europa occidental, desde mediados del siglo XVI, la sociedad se dividió en estamentos. En el orden estamental la población se dividía en grupos con diferentes derechos y obligaciones según el origen, el poder y el prestigio, sin tener en cuenta la riqueza o los méritos. Los burgueses comenzaron a ser aceptados como integrantes del tercer estado. Así comenzó a llamarse al estamento que integraban todos aquellos individuos que no eran ni nobles ni clérigos. Formaban parte de él tanto el vagabundo como el rico comerciante, el campesino y el artesano. Poco a poco, las monarquías y los miembros de la nobleza reconocieron algunos derechos a los burgueses y, sobre todo, establecieron los límites de las acciones que éstos podían desarrollar. El clero siguió siendo considerado como un estamento privilegiado, que en la jerarquía social se ubicaba por encima de la nobleza. A cada estamento le correspondían símbolos sociales propios, que mantenían su unidad y los separaban de los demás. Aunque un burgués o un campesino fueran tan ricos como un noble, este último tenía que diferenciarse de aquéllos. Una ordenanza de 1612 establecía: “Cada cual debe seguir, pues, las huellas de sus antepasados, a fin de que entre la nobleza, los burgueses y los campesinos se pueda encontrar una diferencia” Una sesión de los Estados Generales, en la Haya. “La soberanía de un monarca no se altera ni disminuye en modo alguno por la existencia de los Estados. Por el con trario, su majestad es más grande e ilustre cuando su pueblo lo reconoce como soberano, incluso si en esas asambleas los príncipes, no deseosos de enemistarse con sus súbditos, conceden y permiten muchas cosas a las que no habrían consentido sin las peticiones, plegarias y justas quejas de su pueblo...” Jean Bodin, Les six livres de la Republique, París, 1578. Estamentos privilegiados y poder político La nobleza, el clero y los burgueses que formaban parte de las comunas de las ciudades, eran estamentos privilegiados porque tenían el derecho de participar en la Asamblea de los Estados. Esta institución estaba obligada a prestar consejo y ayuda al príncipe o al rey, quien podía reclamarla cuando los intereses del país lo hicieran necesario. Además otros privilegios eran, por ejemplo, que la nobleza y parte del clero no estaban obligados a pagar impuestos; o que los burgueses de alguna región tenían algunas libertades y derechos que los príncipes debían respetar. Por esto, la relación entre la monarquía y los estamentos privilegiados fue diferente en cada Estado: dependió concretamente del grado de poder que tenía cada príncipe, cada nobleza y cada burguesía, y de la situación económica y social del país. La Asamblea de los Estados no se reunía en forma continua sino cuando los príncipes la convocaban con el fin de tratar ciertos asuntos trascendentales para el país, como ser la creación de impuestos o de leyes. Estas asambleas tuvieron diferentes nombres según las regiones de Europa: Dietas en Alemania, Cortes en España, Parlamentos en Inglaterra, Estados Generales en Francia. Parlamento Inglés: durante la segunda mitad del siglo XVI Las asambleas de los Estados fueron instituciones que permitieron a la nobleza que tomara algunas decisiones junto al Rey. FORMACION DE NUEVOS ESTADOS EN LA EDAD MODERNA CARLOS V - FELIPE II ESPAÑA EN EL SIGLO XVI España, la primera gran potencia de la Europa moderna La importancia que España tuvo en Europa en el siglo XVI estuvo basada en el poder y la riqueza inmensos que tenía a su disposición. Y ese poder y riqueza afectaron la forma y la dirección en que se desarrollaron los otros Estados europeos que se estaban consolidando. La monarquía española combinó dos conjuntos de recursos. Por una parte, se benefició más que ninguna otra de la política matrimonial dinástica. Y por otra, la conquista de América le proporcionó una superabundancia de metales preciosos. En el siglo XVI, el Estado español contó con un volumen de territorio, influencia y tesoros, que ninguna monarquía rival podía igualar. Los Reyes Católicos y la unidad política de España En 1469, el matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón —los dos reinos más importantes— sentó las bases de la unidad política de España. Sin embargo, el poder de la monarquía no fue reconocido del mismo modo en todas las regiones del reino. Isabel y Fernando pusieron en práctica un programa de reorganización económica y política para fortalecer su autoridad, pero no lograron la fusión administrativa entre Aragón y Castilla. Los Reyes Católicos os no pudieron establecer una moneda única ni un sistema fiscal y legal común dentro de sus reinos. Los reyes católicos. En Castilla se concentraba la mayor parte de la población de España. Era tierra de una aristocracia con enormes posesiones, en las que el cultivo de cereales había sido abandonado progresivamente para dar lugar a la cría de ovejas. Esta producción conectó a las ciudades castellanas con la industria textil de Flandes. En el reino de Aragón, a diferencia de castilla, la aristocracia local todavía ejercía sus poderes feudales sobre un campo estéril y en el que sobrevivía la servidumbre. La actividad económica de la región era el comercio en el Mediterráneo y la ciudad de Barcelona era el centro de un imperio mercantil donde residían los grupos comerciales más ricos de la región. El imperio de Carlos V Habsburgo. Dinastías y política matrimonial. Desde 1438, miembros de la casa de Austria y de la familia de los Habsburgo, ocuparon el trono del Imperio Germano. Ellos siguieron una hábil y afortunada política matrimonial. Maximiliano I se casó con Maria de Borgoña. Esto significó que a los Estados patrimoniales de Maximiliano —Austria, Estiria, Carintia, Canijola Tirol y Alsacia meridional— se añadieron Flandes, Países Bajos, Brabante, Luxemburgo, Artois y el Franco Condado. Pero el matrimonio decisivo fue el de Felipe el Hermoso —hijo de Maximiliano— con Juana la Loca —hija y heredera de Fernando e Isabel- los Reyes Católicos—. Por parte de Aragón, eran Estados patrimoniales de Juana: Sicilia, Cerdeña, Nápoles y Navarra; y por parte de Castilla, las colonias de América. De este matrimonio nació el que después será Carlos V de Alemania y I de España. Carlos V Habsburgo fue el creador del primer imperio colonial moderno. Sobre su imperio nunca se ponía el sol: era un Imperio sin crepúsculo. Durante la primera mitad del siglo XVI, Carlos de Habsburgo, el nieto de los Reyes Católicos, fue elegido emperador del Imperio Germánico. Sobre la base de los territorios de la Casa de Austria (a la que pertenecía su padre, Felipe de Habsburgo) y los territorios de Castilla y Aragón (que había heredado su madre Juana), Carlos V se propuso reconstruir un imperio universal cristiano. Amplió su base territorial en Europa y justificó la extensión de su dominio en la defensa de la religión católica. Sin embargo, la tentativa de Carlos V de unificar política y culturalmente los Estados que formaban el Imperio Germánico, se enfrentó con una pluralidad de lenguas, tradiciones y costumbres. También contribuyeron al fracaso del imperio europeo los enfrentamientos que originó la Reforma protestante. Este fue un movimiento que se originó en Alemania en 1517 y dividió a los miembros de la Iglesia cristiana en católicos y protestantes. El emperador no logró establecer la monarquía hereditaria ni una administración centralizada. Pero el intento de Carlos V de organizar un imperio provocó la reacción de los otros Estados. Muchos reyes y príncipes lucharon contra él para asegurarse el dominio en su territorio. Desde esta época se fueron estableciendo las fronteras que separaban los territorios de cada Estado. División religiosa de Europa a fines del siglo XVI El emperador Carlos V intentó contener la reforma religiosa por medio de la negociación, pero finalmente estalló la guerra entre católicos y protestantes. En 1555, por la Paz de Augsburgo, Carlos V reconoció a los Estados del Imperio Germánico el derecho a elegir su religión y a que los súbditos profesaran la misma fe que su príncipe. De este movimiento surgieron diversas iglesias: la luterana en Alemania, la calvinista en Francia y la anglicana en Inglaterra. Poco a poco los europeos fueron abandonando la idea de la unidad del cristianismo.. La rebelión de los Comuneros En 1520 y 1521, Segovia, Toledo, Guadalajara, Madrid, Ávila, Burgos, Valladolid y otras ciudades, se sublevan. ¿Qué piden aquellos rebeldes que, además, son burgueses? En primer lugar, que el rey viva en España. que se case pronto y con una princesa portuguesa, a fin de realizar la unidad ibérica. Además, reducción de impuestos, derecho a llevar armas... Pero la revuelta no es contra el rey ni contra el Estado; es una revuelta nacional, de la nación española, contra los grandes —extranjeros en su mayoría— de la corte de Carlos V El jefe de los comuneros, Juan Padilla, consiguió una serie de éxitos militares. Después fue ejecutado. La sublevación de los comuneros, sublevación de una conciencia española, quedó así rápidamente truncada.” Los fundamentos del mundo moderno, de R.Romano y E. Tenenti, historiadores italianos contemporáneos. Los Habsburgo en España La llegada al trono de Caros V de Habsburgo con el nombre de Carlos I de España, acentuó la división administrativa de! Estado español. La presencia de numerosos extranjeros como miembros de la corte real y como funcionarios, originó el violento rechazo por parte de la población de Castilla. Además, los castellanos no apoyaron las continuas campañas militares del monarca para extender y asegurar los dominios de su imperio, que eran costeadas con impuestos —que crecían constantemente— a las producciones del país. Entre 1520 y 1521, se produjo una rebelión de los burgueses de las ciudades de Castilla contra el rey. La rebelión de los comuneros —que exigía el respeto por parte de la monarquía de un conjunto de libertades tradicionales de las ciudades o comunas— fue derrotada por el ejército real al que se había unido la mayor parte de la aristocracia. La victoria sobre los comuneros fue fundamental para la monarquía española que intentaba fortalecer su poder. Pero la derrota militar de los burgueses alejó la posibilidad de una alianza entre la monarquía y ese grupo social que impulsaba los cambios hacia el mundo moderno. Desde entonces, la nobleza fortaleció SUS posiciones en el gobierno y la administración del Estado español. Carlos V: expansión territorial y debilitamiento del Estado español El logro más espectacular de Carlos V fue la ampliación de los dominios de los Habsburgo. Pero la expansión territorial llevó hacia la inevitable delegación de los poderes en consejos y virreyes a cargo de la administración de las diferentes posesiones. La gran extensión del imperio de los Habsburgo hizo imposible su Integración y obstaculizó el proceso de centralización administrativa dentro de España. Además, el Estado español se endeudé con préstamos para costear las guerras europeas. En 1556, cuando dejó el trono a su hijo, los ingresos de Carlos V se habían triplicado, pero como las deudas reales eran tan grandes, su heredero, Felipe II, tuvo que declarar formalmente, un año después, la bancarrota del Estado. Felipe II: ventajas y desventajas del tesoro americano A partir de 1560, el descubrimiento en América del Sur de las minas del Potosí aumentó la cantidad de metales preciosos recibidos en el puerto de Sevilla. La gran cantidad de plata que llegaba desde América fue una ayuda decisiva para el Estado español, porque le proporcionó ingresos extraordinarios. Pero este tesoro debilité todavía más las bases de su poder porque la monarquía pudo sostenerse económicamente sin verse obligada a realizar la unificación fiscal y administrativa del reino. El aumento de tos ingresos reales gracias a los metales americanos influyó decisivamente en la política exterior española. El oro y la plata se podían utilizar para financiar los movimientos de tropas o las maniobras diplomáticas en toda Europa. Además, proporcionaba a los monarcas Habsburgo posibilidades de obtener préstamos y créditos por unas sumas que ningún otro príncipe obtenía. Las campañas militares de Felipe II, Rey Prudente, continuaron a las de Carlos V Tuvo que enfrentar la rebelión de Holanda que estalló cuando Felipe II intentó restringir su autonomía política. La pérdida de los Países Bajos significaba una amenaza directa para los intereses económicos españoles, porque ambas economías eran complementarias: España exportaba ¡ana y metales preciosos a los Países Bajos, y de ellos importaba productos textiles, material de guerra, cereales y pertrechos navales. Además, su dominio aseguraba el cerco español sobre Francia. La guerra con los Países Bajos se extendió entre 1566 y 1598; España pudo reconquistar una parte de ellos pero las llamadas Provincias Unidas —Holanda— se independizaron. Además se empeñó en luchar contra la monarquía protestante de Inglaterra, e intervino en las guerras de religión de Francia para asegurar el catolicismo. La Armada Invencible fue derrotada por ¡a flota de Isabel I de Inglaterra, pero Felipe II logró su objetivo con Francia. El impacto de los metales americanos sobre la economía española. Los metales americanos llegaban a España por dos vías. Una eran los ingresos reales directos: entre el 30% y 40% de la producción que los productores americanos tenían que entregar en concepto de impuestos y cargas reales. La otra era el uso de los metales preciosos como moneda para pagar las mercaderías indispensables —como aceite, vino y textiles— que no se producían en América. La llegada de los metales preciosos americanos influyó negativamente sobre las manufacturas de Castilla. Los textiles castellanos no pudieron competir ni en el mercado colonial ni en el interior de España. Los paños holandeses e ingleses eran más baratos. Los comerciantes de Holanda e Inglaterra comenzaron a satisfacer la demanda americana y de la misma España. Por esto, los metales preciosos que llegaban a Castilla terminaron en manos de los extranjeros productores de bienes manufacturados y de alimentos. La economía española, agriada y urbana, quedó herida por las ventajas del tesoro americano El fin del poder español en Europa Hacia finales del siglo XVI, las finanzas del reino y la economía del país se encontraban en crisis. Los envíos de plata desde América habían llegado a sus niveles más altos entre 1590 y 1600, pero los costos de las guerras habían crecido todavía más. En 1596, Felipe II tuvo que decretar una nueva quiebra oficial. Durante el siglo XVII, se agravaron los problemas internos económicos y sociales, y a pesar de nuevas guerras para impedirlo, España fue perdiendo la mayor parte de sus dominios europeos. LOS REYES DE LA DINASTÍA DE LOS HABSBURGO Austrias mayores 1516-1556: Carlos 1556-1598: Felipe II Austrias menores 1598-1621: Felipe III 1621-1665: Felipe IV 1665-1700: Carlos II Durante los reinados de los Austrias menores, el gobierno del reino quedó en manos de algunos nobles muy poderosos: el duque de Lerma primero, y el conde-duque de Olivares más tarde. FRANCIA EL ESTADO ABSOLUTISTA - ENRIQUE IV BORBÓN - EDICTO DE NANTES La formación del Estado moderno en Francia fue un proceso muy diferente del que se dio en España. La monarquía no tuvo el problema de tener que unir reinos diferentes con tradiciones políticas y culturales opuestas. Además, como no tuvo la ventaja de ingresos provenientes de un imperio colonial, se vio obligada a llevar adelante la centralización fiscal y administrativa del reino, lo que reforzó la centralización de su poder. La monarquía de los Capeta extendió lentamente su soberanía, durante los siglos XIII y XIV, desde el centro de Francia hasta Flandes y el Mediterráneo. Los Valois y la Consolidación del Estado Moderno Francés A mediados del siglo XIV, la dinastía de los Capeto se extinguió e Inglaterra pretendió el trono de Francia. Pero la mayoría de la nobleza francesa se opuso a tener un rey inglés y apoyó a Felipe de Valois. La lucha por imponer a la dinastía Valois, de origen francés, y expulsar a los ejércitos ingleses, facilitó el proceso de formación de un Estado moderno. Hacia finales del siglo XV, el poder real estaba fortalecido por un ejército regular y un impuesto directo que no podía ser discutido, pero todavía no se había logrado organizar una administración unificada. El prestigio de la dinastía de los Valois creció cuando Francisco I decidió enfrentar a Carlos V y dirigió a la nobleza bacía guerras exteriores, para conquistar Italia. Pero después de la decisiva victoria española de San Quintín (1557), en 1559 se firmó la Paz de Cateau-Cambrésis. Francia debió renunciar a sus pretensiones sobre Italia y desde entonces Felipe II de Epaña intenvino en la política francesa. Enrique IV de Borbón declaró «París bien vale una misa” cuando en 1593 se convirtió al catolicismo, con lo que se puso fin a la guerra entre católicos y protestantes. La política se separó de la religión y la nueva monarquía francesa se afianzó por encima de todas las facciones. Las guerras de religión y el origen del absolutismo Con la muerte de Enrique II de Valois comenzaron cuarenta años de aniquiladoras luchas internas. La guerra civil se inició como un conflicto religioso entre los hugonotes (protestantes) y los católicos por la monarquía vacante. Pero pronto se enfrentaron por el poder las familias más importantes de la nobleza francesa. Esta lucha desencadené conflictos sociales más profundos. Los pequeños propietarios rurales sin recursos se unían a los ejércitos católicos o protestantes para sobrevivir. Las ciudades se encontraron en la miseria a causa de los impuestos reales que tenían que pagar para la guerra. Y la devastación del campo por las constantes campañas militares, originé levantamientos entre los campesinos hambrientos. Hacia 1590, teniendo en cuenta el descontento general rural y urbano, la nobleza se reunificó. El hugonote Enrique de Borbón, en 1593, aceptó convertirse al catolicismo y desde entonces fue reconocido por los nobles católicos y protestantes como Enrique IV de Francia, fundador de la dinastía de los Borbones. Enrique IV reconstruyó la ciudad de París y la convirtió en capital permanente del reino y sede de la monarquía. Sus administradores tomaron medidas para lograr la recuperación de la agricultura y el comercio de exportación. Después de medio siglo de cuestionamientos, la monarquía recuperó su prestigio entre la sociedad. La pa se consolidò en 1598 cuando el Edicto de Nantes garantizó a los hugonotes libertad de conciencia, una limitada libertad de culto, y derechos políticos y militares. Sobre estas bases, y a lo largo de todo el siglo XVII, se consolidé el poder absoluto de la monarquía francesa. INGLATERRA ENRIQUE VIII - ISABEL I - EL ANGLICANISMO En el siglo XV, la nobleza inglesa era menos numerosa que en otros países del continente y estaba unificada; no existían señores con dominios territoriales independientes. Las ciudades, desde su origen, dependieron del rey, y por esto tuvieron libertades económicas y comerciales. Como en el resto de las sociedades europeas occidentales, durante el siglo XIV la nobleza inglesa —reunida en el Parlamento— enfrenté a la monarquía. Sin embargo, la administración y la autoridad real en Inglaterra fueron mucho más fuertes y estuvieron centralizadas mucho antes que en el resto del continente. Además, la lealtad de la nobleza a la monarquía estuvo asegurada durante más de cien años (entre 1339 y 1453 se desarrolló la Guerra de los Cien Años) por las victorias inglesas en los campos de batalla, en territorio francés. Pero cuando los ingleses fueron expulsados de Francia, los nobles más poderosos comenzaron a luchar entre sí por la sucesión al trono. Entre 1455 y 1485 se desarrollé la Guerra de ¡as Dos Rosas entre la Casa de Lancaster (rosa roja) y la Casa de York (rosa blanca), las dos más grandes familias de terratenientes del reino. Los Tudor y la nueva monarquía absoluta En 1485, Enrique VII, heredero de la Casa de Lancaster y de la Casa de York, resulté vencedor en la Guerra de las Dos Rosas y fundó la dinastía Tudor. Su objetivo más importante fue concentrar y reforzar, nuevamente, el poder de las instituciones centrales de la monarquía, debilitadas por los enfrentamientos entre los nobles. Bajo su administración, los dominios reales se ampliaron y los ingresos de la corona se triplicaron. El Parlamento, que se reunía todos los años, dejó de ser convocado. Finalmente, el poder absoluto del rey se consolidó cuando Inglaterra se enfrenté con la Iglesia Católica de Roma, y Enrique VIII se convirtió en el jefe de la Iglesia inglesa reformada, que se llamó anglicana. William Shakespeare (1564-1616) fue un escritor inglés. y uno de los más grandes dramaturgos de todos los tiempos. Escribió dramas históricos inspirados en la tradición inglesa y en la antigüedad, como Ricardo III, Enrique V, Julio César, Antonio y Cleopatra, y también comedias de intriga y tragedias como Romeo y Julieta, Hamlety Rey Lear, entre otras. “La monarquía se había convertido bajo los Tudor en un poder absoluto. La alta nobleza, al fin de la Guerra de las Dos Rosas, estaba aniquilada casi por completo; la nobleza interior, los campesinos propietarios de tierras y los burgueses ciudadanos querían ante todo paz y orden. Shakespeare, en sus obras, ve el mundo con los ojos de un burgués. Su defensa de la monarquía, lo mismo que la de sus contemporáneos, se explica por su miedo al caos.” Arnold Hauser, historiador húngaro-inglés contemporáneo, especialista en historia del arte. Los Tudor y la nueva monarquía absoluta Enrique VIII Isabel I: La Reina Virgen En 1485, Enrique VII, heredero de la Casa de Lancaster y de la Casa de York, resultó vencedor en la Guerra de las Dos Rosas y fundó la dinastía Tudor. Su objetivo más importante fue concentrar y reforzar, nuevamente, el poder de las instituciones centrales de la monarquía, debilitadas por los enfrentamientos entre los nobles. Bajo su administración, los dominios reales se ampliaron y los ingresos de la corona se triplicaron. El Parlamento, que se reunía todos los años, dejó de ser convocado. Finalmente, el poder absoluto del rey se consolidó cuando Inglaterra se enfrenté con la Iglesia Católica de Roma, y Enrique VIII se convirtió en el jefe de la Iglesia inglesa reformada, que se llamó anglicana. En 1527, sin heredero varón de ni esposa española Catalina de Aragón, el rey Enrique VIII hizo pública su decisión de divorciarse, pero el papa Clemente VII rechazó su pedido. En 1531 el Parlamento reconoció al rey como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra. Cuando se casó con Ana Bolena, Enrique VIII fue excomulgado por el papa. El rey contrajo matrimonio, sucesivamente, cuatro veces mas. Isabel I y el origen del poder naval inglés Otra diferencia entre Inglaterra, España y Francia durante el siglo XVI, fue que el Estado inglés bajo los Tudor no organizó un ejército regular. En la primera mitad del siglo, mientras Carlos V y Francisco I luchaban por Italia, los ingleses, protegidos por su situación insular, se mantuvieron a la defensiva. Esta política tuvo una consecuencia muy importante en la sociedad inglesa: una parte de los nobles ingleses abandonaron la actividad guerrera y se dedicaron a actividades comerciales mucho antes que en cualquier otra región del continente. Cuando en la segunda mitad del siglo XVI, Inglaterra participó de las guerras de religión que originaron nuevos conflictos entre los países europeos, La monarquía inglesa impulsó la modernización de la flota real equipándola con barcos de guerra muy superiores a los españoles y portugueses. Después de la destrucción de la Armada Invencible española en 1588, quedaron establecidas las condiciones para el dominio inglés de Los mares. Este dominio marítimo tuvo una consecuencia muy importante: la flota se podía usar para la guerra pero también para el comercio. Desde entonces la mayor parte de la flota inglesa estuvo compuesta por barcos mercantes adaptados temporalmente para la batalla mediante cañones y que podían volver al comercio una vez terminada la guerra. En su reinado, Isabel promovió el desarrollo naval y “llegó a ser la dueña de la flota más poderosa que Europa haya visto nunca”. Además, el costo total de la armada y su mantenimiento era mucho más bajo que el de un ejército permanente. En 1603 Isabel murió sin descendencia y la dinastía Tudor fue reemplazada por la dinastía Estuardo. Dos siglos de guerras Durante los siglos XVI y XVII, Europa se convirtió en un gran campo de batalla. Pero en el desarrollo de esos dos siglos, las guerras se originaron por diferentes motivos. A comienzos del siglo XVI, el motivo más frecuente de las guerras era el conflicto entre dinastías que luchaban por el dominio de un mismo territorio (como por ejemplo, la lucha entre los Habsburgo de Austria y España y los Valois de Francia por el dominio sobre Italia). Entre 1550 y 1650, el conflicto religioso entre los Estados que apoyaban la reforma protestante y los que luchaban contra ella, se superpuso a las luchas por la ampliación de los territorios. Este conflicto frecuentemente intensificó las rivalidades originadas por otros motivos (la Guerra de los Treinta Años —entre 1618 y 1648— en la práctica enfrentó a la totalidad de los Estados europeos. Comenzó como un conflicto religioso pero se convirtió en una lucha por el poder en Europa entre los Estados territoriales, el imperio, las ciudades y los príncipes). En la segunda mitad del siglo XVII, los conflictos originados por el dominio de mercados y rutas comerciales provocaron enfrentamientos marítimos. Estas disputas se produjeron entre los Estados en los que los grupos burgueses eran más poderosos (como por ejemplo, la guerra entre Inglaterra y Holanda que, con intervalos, se desarrolló entre 1652 y 1674).