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FORMACIÓN ESTADOS MODERNOS
Fuente Consultada: Historia de Europa Moderna y América Colonial
Alonso/Elisalde/Vázquez
LA CRISIS DE LA SOCIEDAD FEUDAL
En el siglo XIV se produjo una crisis que afectó profundamente a la sociedad feudal
europea. La crisis comenzó con la disminución de la población agrícola por
agotamiento de las tierras y la imposibilidad técnica de resolver el problema. Esto
trajo como consecuencia la escasez y la carestía de los alimentos. Se generalizaron
las hambrunas, agravadas por muchos años de malas cosechas a causa del
desmejoramiento del clima. Las malas condiciones de alimentación e higiene de la
población facilitaron la difusión de epidemias. La peste negra, que afectó a Europa
a partir de 1348, diezmó a millones de europeos. La disminución de la población se
agravó —todavía más— a consecuencia de las guerras que se prolongaron por
muchos años a través de todo el continente.
Esta crisis afectó las relaciones entre los señores feudales y los siervos. La
población campesina de los señoríos disminuyó y para los señores fue cada vez más
difícil obtener los tributos de sus siervos o retenerlos en sus tierras.
La necesidad de solucionar estos problemas originó muchos de los cambios que se
produjeron en la sociedad europea en los siglos XV y XVI.
La búsqueda de lo nuevo y la reafirmación de lo viejo eran dos fuerzas que
actuaban en sentido contrario: la expansión del comercio y del poder económico de
los burgueses, junto con las revueltas de los campesinos disconformes con su nivel
de vida, eran dos fuerzas sociales que acentuaban la crisis del feudalismo. La
aristocracia de los señores, principales beneficiarios del orden feudal, reaccionó
para conservar sus privilegios. De este conflicto entre dos fuerzas opuestas fue
surgiendo el mundo moderno.
Los cambios que se produjeron a partir del siglo XV no siguieron una dirección
única. Modificar una sociedad tan rígida como la feudal no resultó fácil. Muchos
europeos actuaron en favor de ese cambio, pero otros tenían fuertes intereses para
que el antiguo orden se mantuviera.
Las nuevas formas de organizar el trabajo rural y urbano
A lo largo del siglo XV la agricultura europea se reconstituyó. Muchas de las tierras
abandonadas durante la crisis del siglo XIV fueron puestas otra vez en producción y
se incorporaron otras nuevas. Una gran novedad fue que los productos rurales se
convirtieron en una atracción para los hombres de negocios, quienes comenzaron a
invertir su dinero en la compra de tierras. La comercialización de esos productos
tuvo un gran impulso debido al aumento de sus precios. La producción rural
comenzó a ser vista como un negocio, como una fuente de enriquecimiento, por
parte de algunos comerciantes urbanos y propietarios de tierras.
El país europeo en el que más se notaron estos cambios fue Inglaterra. Muchos
propietarios se interesaron por comercializar lo que se producía en sus tierras. Esto
los llevó a introducir innovaciones técnicas para aumentar la productividad. En
muchos casos los adelantos técnicos provocaban desocupación, ya que reducían la
necesidad de mano de obra. Por lo tanto, gran cantidad de campesinos se vieron
obligados a abandonar sus tierras, condenados a refugiarse en los bosques o a
emigrar a las ciudades para hallar un modo de subsistencia.
Estas transformaciones en la producción agrícola hicieron más profunda la
desorganización de la sociedad feudal.
Un cambio fundamental comenzó a gestarse en la Europa de los siglos XV y XVI. El
trabajo rural, orientado hasta entonces exclusivamente hacia la autosubsistencia,
comenzó a organizarse en una forma diferente, orientada hacia el comercio. Los
señores se propusieron obtener un excedente de producción cada vez mayor para
venderlo en el mercado. Pero la economía continuó siendo básicamente agrícola:
permanecieron los señoríos y [os campesinos sobrevivieron tan pobremente como
antes. Estas transformaciones comenzaron en los campos ingleses.
En las ciudades la mayor parte de la producción artesanal siguió controlada por los
gremios. Con su rígida estructura de maestros oficiales y aprendices, los gremios
fijaban los precios, la cantidad y la calidad de los productos. Pero a partir del siglo
XVI en algunas ciudades europeas hubo cambios en la producción artesanal.
Algunos gremios —entre ellos el textil— comenzaron a producir mayor cantidad de
artículos de menor calidad y menor valor que los que producían anteriormente. Los
artesanos de Inglaterra y Flandes se especializaron en la producción de paños de
lana, mientras que las ciudades italianas mantuvieron su producción de telas de
seda de alta calidad. La lana para la producción de paños provenía de las zonas
rurales de Inglaterra y España, en donde cada vez fue mayor la extensión de tierras
dedicadas a la cría de ovejas. Otro cambio que permitió aumentar el volumen de la
producción artesanal para el mercado fue que algunos comerciantes urbanos
emplearon como mano de obra artesanos que vivían en las zonas rurales.
Producían distintos tipos de manufacturas y luego esta producción era vendida por
esos comerciantes en los mercados urbanos. Así el trabajo urbano se relacionaba
con el rural: el crecimiento del comercio en las ciudades provocó modificaciones en
la economía rural.
LOS DESCUBRIMIENTOS GEOGRÁFICOS
La salida de Europa provocó un gran impacto en la mentalidad de una población
que, durante el extenso período feudal, había vivido relativamente aislada e
ignorante de lo que ocurría en otras tierras.
En apenas cincuenta años (muy pocos, comparados con los siglos que abarcó el
feudalismo) los europeos tuvieron que asimilar la realidad de un mundo distinto: la
antigua sospecha de la redondez de la Tierra, por siglos olvidada, volvía a tener
vigencia, y se descubrían nuevos pueblos que no conocían la palabra de Cristo.
Los descubrimientos pusieron a los europeos en contacto con pueblos cuyas
creencias eran muy diferentes. Sorprendidos al ver que la cristiandad quedaba
reducida a Europa, algunos se preguntaron si esos pueblos tenían alguna
espiritualidad, si tenían alma, y por lo tanto si también pertenecían al género
humano.
La realidad de una Europa rodeada de hombres que vivían alejados del verdadero
dios hizo que el rey de Portugal —Enrique el Navegante— y los Reyes Católicos de
España, consideraran la expansión territorial como un medio para llevar el mensaje
cristiano a todo el mundo. De esta manera, el impulso misionero le dio una
justificación ideológica a la conquista de otras tierras y de otros hombres.
Éste es el tipo de mapa con que los europeos representaban el mundo, antes de los grandes descubrimientos
de los siglos XV y XVI. Su observación nos permite comprender la noción que los hombres tenían de las
distintas regiones del planeta, de acuerdo con el conocimiento de que disponían, proporcionada por los viajes
marítimos y terrestres
FORTALECIMIENTO DEL PODER REAL
HACIA UNA NUEVA FORMA DE ORGANIZACIÓN POLÍTICA: EL ESTADO
MODERNO
Al mismo tiempo que en la economía y en la sociedad de la Europa occidental de
mediados del siglo XV se desarrollaban las transformaciones estudiadas —la
reconstitución de la agricultura los cambios en la organización del trabajo artesanal,
el gran desarrollo del comercio y los descubrimientos de nuevas tierras—, también
se producían cambios en la forma de organización política. A través de diferentes
caminos, las monarquías de España, Francia e Inglaterra lograron una progresiva
centralización del poder político.
En esta ilustración un duque adopta la postura de "los justos deberes" y reconoce como legitimo a un nuevo rey
de Francia. Sin embargo era frecuente que los señores encuentres excusas y no realizaran estas ceremonias
De la fragmentación a la centralización de la autoridad
La fragmentación de la autoridad fue, en el plano político, la característica más
importante del feudalismo. En cada señorío, los señores dictaban y aplicaban la
justicia, imponían y cobraban los tributos a los campesinos, imponían las
obligaciones a los siervos y formaban ejércitos. Pero la desaparición gradual de la
servidumbre, a partir de la crisis del siglo XIV, amenazó directamente la autoridad
de los señores feudales.
La producción agrícola comenzaba a destinarse al mercado, y el trabajo, en algunas
regiones rurales, ya no estaba asegurado por obligaciones personales. Los ejércitos
privados de los señoríos (a veces, sólo bandas armadas) resultaron cada vez más
insuficientes para asegurar el trabajo y el orden en las tierras de los señores, ya
que los campesinos se trasladaban en diferentes direcciones a escala regional.
Una autoridad centralizada, en cambio, podía organizar un ejército también
centralizado. Por esto, la centralización de la autoridad política fue un instrumento
eficaz para mantener al campesinado bajo la dependencia y explotación de la
aristocracia feudal.
El fortalecimiento del poder real
Desde el siglo XIII la autoridad de las monarquías de Europa occidental se fueron
fortaleciendo
Para consolidar la autoridad real, esas monarquías tuvieron que enfrentarse con al
nobleza feudal. Los señores no estuvieron fácilmente dispuestos a ceder al rey su
autoridad. Pero el mantenimiento del dominio de la nobleza como grupo sobre los
campesinos, hizo necesaria la destrucción de aquello> señores que se opusieron a
los avances de la monarquía. Al mismo tiempo, y para compensar la pérdida de
autoridad política de la nobleza feudal, la tierra dejó de considerarse como una
retribución de la fidelidad 3ei vasallo al rey y pasó a ser propiedad privada de los
señores.
A partir del siglo XV, las características de los Estados modernos fueron las
siguientes:
• la centralización del poder político y su concentración en un soberano —el rey o
príncipe—, que era el único que tomaba las decisiones;
• la obligación de obediencia al rey por parte de todos los habitantes de los
territorios del reino (incluidos los que vivían en los territorios de los señoríos);
• la creación y utilización de instrumentos nuevos para asegurar la obediencia al
poder ccntralizado: las nuevas instituciones políticas como el derecho, la burocracia
administrativa, el ejército, y la diplomacia, entre otras.
El jurista francés Jean Bodin contribuyó con su obra a la fundamentación del nuevo Estado de los inicios de la
Edad Moderna. Su obra Los seis libros de la República se publicó en 1 576, en una época en que peligraba la
unidad del país y del reino de Francia. Por esto, sus lecciones de soberanía» tuvieron como primer objetivo el
mantenimiento de Francia y de la monarquía francesa. Para Bodin la soberanía significaba:
• el control absoluto del poder por parte del soberano;
• el ejercicio vitalicio del reinado;
• el rey podía dictar leyes y derogarlas, según su voluntad.
Pero, según Bodin, el rey debía respetar las llamadas normas inquebrantables del derecho natural (la familia, fa
propiedad privada), y las leyes fundamentales del país.
Un Estado territorial y soberano
La soberanía del rey dependía de obtener la obediencia de un número cada vez
mayor de habitantes del reino. Para consolidar su poder, en un Estado del siglo
XVI, las monarquías tuvieron que luchar contra quienes hasta entonces tenían
autoridad política sobre los habitantes de su territorio:
los señores feudales, en sus señoríos, y las comunas de algunas ciudades que en
otras épocas habían obtenido esa libertad.
En el plano de Las relaciones exteriores, para definir el territorio que le pertenecía,
cada Estado tuvo que establecer su independencia y autonomia frente a los demás
Estados.
Las nuevas instituciones
Desde el siglo XVI, en los nuevos Estados se fueron consolidando nuevas
instituciones políticas. Las instituciones políticas son los instrumento> a través de
los cuales los gobernantes ejercen su autoridad sobre los gobernados y que,
además, les permiten obtener la efectiva obediencia de éstos. Las instituciones son,
por ejemplo, las normas y tas leyes; y también forman instituciones las personas
empleadas por los gobernantes para cumplir funciones de gobierno, como recaudar
impuestos o luchar en el ejército contra un enemigo extranjero.
Los Estados del siglo XVI sirvieron para proteger la propiedad y los privilegios de la
nobleza feudal, y para mantener a los campesinos bajo su dominio. Pero las nuevas
instituciones políticas también beneficiaron a los grupos burgueses dedicados al
comercio y a las manufacturas, 1as que cada vez eran más importantes. La
centralización económica, la expansión ultramarina y la unificación de un sistema
legal, contribuyeron al proceso de transición del feudalismo al
capitalismo.
El escritor florentino Nicolás Maquiavelo (1469-1527) en su obra El Príncipe, sostuvo
que en la política los principios deben someter-se a las exigencias fortuitas del
momento y a una táctica oportunista. Su ideal ya no era el soberano moderado, justo
y generoso de los teóricos medievales, sino el príncipe que sólo tiene en cuenta el
interés del Estado, que es el suyo propio. En la dedicatoria que Maquiavelo escribió en
El Príncipe, afirmó: “No puede un señor prudente, ni debe, observar la fe cuando tal
observancia se le vuelve en contra.”
(ver su biografía y pensamiento)
LAS NUEVAS INSTITUCIONES
EL DERECHO: A partir del siglo XV las monarquías de Europa occidental
comenzaron a organizar los sistemas de leyes necesarias para el gobierno de los
estados. De este modo los soberanos pusieron en conocimientos de los habitantes
que acciones estaban permitidas y cuales estaban prohibidas en el territorio de
cada reino.
Además muchos principios del antiguo derecho romano fueron incorporados a esos
sistemas de leyes. El Derecho Romano resultó útil porque contenía dos principios
que la sociedad de esa época necesitaba: la propiedad privada y la soberanía
absoluta de los príncipes y reyes.
EL EJÉRCITO. Los Estados modernos, sometidos exclusivamente a las Órdenes de
la autoridad centralizada del rey o príncipe. Ésta fue la primera forma de ejército
profesional, el que estuvo compuesto por extranjeros que cobraban por sus
servicios, llamados mercenarios. Los reyes necesitaban contar con ejércitos para
llevar adelante la expansión territorial de sus dominios y, al mismo tiempo,
defender el’territorio propio de ataques extranjeros.
LA BUROCRACIA ADMINISTRATIVA. La burocracia era e! conjunto de
administradores que trabajaban bajo las órdenes del rey y que se fueron
especializando en la atención de ¡os problemas del gobierno. El número de ¡os
administradores fue ‘creciendo a medida que el poder real centralizaba la resolución
de’ todos los asuntos económicos, sociales, judiciales y políticos, con el objetivo de
someter al país a una voluntad única.
Los cargos de mayor jerarquía y. más cercanos al soberano, generalmente
estuvieron ocupados por los miembros más poderosos de la nobleza. Pero el
sistema que se generalizó para formar parte de la administración fue la venta de
cargos, que benefició sobre todo a los burgueses ricos. Consistía en comprar un
cargo en la administración real del Estado y considerar como retribución del trabajo
los beneficios que se podían obtener del ejercicio de ese cargo.
EL SISTEMA DE IMPUESTOS. La organización de u&sistema general de impuestos
sirvió para integrar la sociedad y el territorio de los nuevos Estados. Se
establecieron impuestos regulares y obligatorios. Se generalizó un impuesto que
debían pagar todas las personas por ser habitantes del país, y varios impuestos
sobre las transacciones comerciales que debían pagar los burgueses y los
campesinos. Estos últimos frecuentemente fueron recaudadosa por la fuerza. En
cambio los nobles, aunque pertenecían al país, en la práctica no pagaban el
impuesto directo.
LA DIPLOMACIA. Como cada Estado moderno pretendía delimitar su territorio,
cada vez fueron mas frecuente los conflictos entre ellos. Por esto y para conseguir
ese objetivo, pero evitando las guerras cuando fuera posible, los reyes y príncipes
nombraron embajadores encargados de mantener las relaciones diplomáticas. Un
objetivo no desdeñable fue así la obtención de territorios por medio de alianzas
matrimoniales entre reyes de diferentes países. Las uniones matrimoniales fueron
las formas pacíficas de expansión territorial, eran menos costosas que las guerras,
pero también más seguras.
La sociedad estamental
En el siglo XVI, los tres órdenes en que se consideraba dividida la sociedad feudal
—los que luchan, los que rezan, los que trabajan— no reflejaban los cambios que se
estaban produciendo en la economía y en la sociedad. Además de los nobles, del
clero y de los campesinos, también los burgueses formaban parte de la nueva
sociedad.
En la mayoría de los países de Europa occidental, desde mediados del siglo XVI, la
sociedad se dividió en estamentos. En el orden estamental la población se dividía
en grupos con diferentes derechos y obligaciones según el origen, el poder y el
prestigio, sin tener en cuenta la riqueza o los méritos.
Los burgueses comenzaron a ser aceptados como integrantes del tercer estado. Así
comenzó a llamarse al estamento que integraban todos aquellos individuos que no
eran ni nobles ni clérigos. Formaban parte de él tanto el vagabundo como el rico
comerciante, el campesino y el artesano. Poco a poco, las monarquías y los
miembros de la nobleza reconocieron algunos derechos a los burgueses y, sobre
todo, establecieron los límites de las acciones que éstos podían desarrollar.
El clero siguió siendo considerado como un estamento privilegiado, que en la
jerarquía social se ubicaba por encima de la nobleza.
A cada estamento le correspondían símbolos sociales propios, que mantenían su
unidad y los separaban de los demás. Aunque un burgués o un campesino fueran
tan ricos como un noble, este último tenía que diferenciarse de aquéllos. Una
ordenanza de 1612 establecía: “Cada cual debe seguir, pues, las huellas de sus
antepasados, a fin de que entre la nobleza, los burgueses y los campesinos se
pueda encontrar una diferencia”
Una sesión de los Estados Generales, en la Haya.
“La soberanía de un monarca no se altera ni disminuye en modo alguno por la existencia de los Estados. Por el
con trario, su majestad es más grande e ilustre cuando su pueblo lo reconoce como soberano, incluso si en esas
asambleas los príncipes, no deseosos de enemistarse con sus súbditos, conceden y permiten muchas cosas a
las que no habrían consentido sin las peticiones, plegarias y justas quejas de su pueblo...”
Jean Bodin, Les six livres de la Republique, París, 1578.
Estamentos privilegiados y poder político
La nobleza, el clero y los burgueses que formaban parte de las comunas de las
ciudades, eran estamentos privilegiados porque tenían el derecho de participar en
la Asamblea de los Estados. Esta institución estaba obligada a prestar consejo y
ayuda al príncipe o al rey, quien podía reclamarla cuando los intereses del país lo
hicieran necesario.
Además otros privilegios eran, por ejemplo, que la nobleza y parte del clero no
estaban obligados a pagar impuestos; o que los burgueses de alguna región tenían
algunas libertades y derechos que los príncipes debían respetar. Por esto, la
relación entre la monarquía y los estamentos privilegiados fue diferente en cada
Estado: dependió concretamente del grado de poder que tenía cada príncipe, cada
nobleza y cada burguesía, y de la situación económica y social del país.
La Asamblea de los Estados no se reunía en forma continua sino cuando los
príncipes la convocaban con el fin de tratar ciertos asuntos trascendentales para el
país, como ser la creación de impuestos o de leyes. Estas asambleas tuvieron
diferentes nombres según las regiones de Europa: Dietas en Alemania, Cortes en
España, Parlamentos en Inglaterra, Estados Generales en Francia.
Parlamento Inglés: durante la segunda mitad del siglo XVI Las asambleas de los Estados fueron instituciones
que permitieron a la nobleza que tomara algunas decisiones junto al Rey.
FORMACION DE NUEVOS ESTADOS EN LA EDAD MODERNA CARLOS V - FELIPE II
ESPAÑA EN EL SIGLO XVI
España, la primera gran potencia de la Europa moderna
La importancia que España tuvo en Europa en el siglo XVI estuvo basada en el
poder y la riqueza inmensos que tenía a su disposición. Y ese poder y riqueza
afectaron la forma y la dirección en que se desarrollaron los otros Estados europeos
que se estaban consolidando.
La monarquía española combinó dos conjuntos de recursos. Por una parte, se
benefició más que ninguna otra de la política matrimonial dinástica. Y por otra, la
conquista de América le proporcionó una superabundancia de metales preciosos. En
el siglo XVI, el Estado español contó con un volumen de territorio, influencia y
tesoros, que ninguna monarquía rival podía igualar.
Los Reyes Católicos y la unidad política de España
En 1469, el matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón —los dos
reinos más importantes— sentó las bases de la unidad política de España. Sin
embargo, el poder de la monarquía no fue reconocido del mismo modo en todas las
regiones del reino. Isabel y Fernando pusieron en práctica un programa de
reorganización económica y política para fortalecer su autoridad, pero no lograron
la fusión administrativa entre Aragón y Castilla. Los Reyes Católicos os no pudieron
establecer una moneda única ni un sistema fiscal y legal común dentro de sus
reinos.
Los reyes católicos. En Castilla se concentraba la mayor parte de la población de España. Era tierra de una
aristocracia con enormes posesiones, en las que el cultivo de cereales había sido abandonado progresivamente
para dar lugar a la cría de ovejas. Esta producción conectó a las ciudades castellanas con la industria textil de
Flandes. En el reino de Aragón, a diferencia de castilla, la aristocracia local todavía ejercía sus poderes feudales
sobre un campo estéril y en el que sobrevivía la servidumbre. La actividad económica de la región era el
comercio en el Mediterráneo y la ciudad de Barcelona era el centro de un imperio mercantil donde residían los
grupos comerciales más ricos de la región.
El imperio de Carlos V Habsburgo. Dinastías y política matrimonial. Desde 1438, miembros de la casa de
Austria y de la familia de los Habsburgo, ocuparon el trono del Imperio Germano. Ellos siguieron una hábil y
afortunada política matrimonial. Maximiliano I se casó con Maria de Borgoña. Esto significó que a los Estados
patrimoniales de Maximiliano —Austria, Estiria, Carintia, Canijola Tirol y Alsacia meridional— se añadieron
Flandes, Países Bajos, Brabante, Luxemburgo, Artois y el Franco Condado. Pero el matrimonio decisivo fue el de
Felipe el Hermoso —hijo de Maximiliano— con Juana la Loca —hija y heredera de Fernando e Isabel- los Reyes
Católicos—. Por parte de Aragón, eran Estados patrimoniales de Juana: Sicilia, Cerdeña, Nápoles y Navarra; y
por parte de Castilla, las colonias de América. De este matrimonio nació el que después será Carlos V de
Alemania y I de España.
Carlos V Habsburgo fue el creador del primer imperio colonial moderno. Sobre
su imperio nunca se ponía el sol: era un Imperio sin crepúsculo.
Durante la primera mitad del siglo XVI, Carlos de
Habsburgo, el nieto de los Reyes Católicos, fue elegido
emperador del Imperio Germánico.
Sobre la base de los territorios de la Casa de Austria (a la
que pertenecía su padre, Felipe de Habsburgo) y los
territorios de Castilla y Aragón (que había heredado su
madre Juana), Carlos V se propuso reconstruir un imperio
universal cristiano. Amplió su base territorial en Europa y
justificó la extensión de su dominio en la defensa de la religión católica.
Sin embargo, la tentativa de Carlos V de unificar política y culturalmente los
Estados que formaban el Imperio Germánico, se enfrentó con una pluralidad de
lenguas, tradiciones y costumbres. También contribuyeron al fracaso del imperio
europeo los enfrentamientos que originó la Reforma protestante. Este fue un
movimiento que se originó en Alemania en 1517 y dividió a los miembros de la
Iglesia cristiana en católicos y protestantes.
El emperador no logró establecer la monarquía hereditaria ni una administración
centralizada. Pero el intento de Carlos V de organizar un imperio provocó la
reacción de los otros Estados. Muchos reyes y príncipes lucharon contra él para
asegurarse el dominio en su territorio. Desde esta época se fueron estableciendo
las fronteras que separaban los territorios de cada Estado.
División religiosa de Europa a
fines del siglo XVI
El emperador Carlos V intentó contener la
reforma religiosa por medio de la
negociación, pero finalmente estalló la
guerra entre católicos y protestantes. En
1555, por la Paz de Augsburgo, Carlos V
reconoció a los Estados del Imperio
Germánico el derecho a elegir su religión y
a que los súbditos profesaran la misma fe
que su príncipe. De este movimiento
surgieron diversas iglesias: la luterana en Alemania, la calvinista en Francia y la anglicana en Inglaterra. Poco a
poco los europeos fueron abandonando la idea de la unidad del cristianismo..
La rebelión de los Comuneros
En 1520 y 1521, Segovia, Toledo, Guadalajara, Madrid, Ávila, Burgos, Valladolid y otras ciudades, se sublevan.
¿Qué piden aquellos rebeldes que, además, son burgueses? En primer lugar, que el rey viva en España. que se
case pronto y con una princesa portuguesa, a fin de realizar la unidad ibérica. Además, reducción de impuestos,
derecho a llevar armas... Pero la revuelta no es contra el rey ni contra el Estado; es una revuelta nacional, de la
nación española, contra los grandes —extranjeros en su mayoría— de la corte de Carlos V El jefe de los
comuneros, Juan Padilla, consiguió una serie de éxitos militares. Después fue ejecutado. La sublevación de los
comuneros, sublevación de una conciencia española, quedó así rápidamente truncada.” Los fundamentos del
mundo moderno, de R.Romano y E. Tenenti, historiadores italianos contemporáneos.
Los Habsburgo en España
La llegada al trono de Caros V de Habsburgo con el nombre de Carlos I de España,
acentuó la división administrativa de! Estado español. La presencia de numerosos
extranjeros como miembros de la corte real y como funcionarios, originó el violento
rechazo por parte de la población de Castilla. Además, los castellanos no apoyaron
las continuas campañas militares del monarca para extender y asegurar los
dominios de su imperio, que eran costeadas con impuestos —que crecían
constantemente— a las producciones del país.
Entre 1520 y 1521, se produjo una rebelión de los burgueses de las ciudades de
Castilla contra el rey. La rebelión de los comuneros —que exigía el respeto por
parte de la monarquía de un conjunto de libertades tradicionales de las ciudades o
comunas— fue derrotada por el ejército real al que se había unido la mayor parte
de la aristocracia.
La victoria sobre los comuneros fue fundamental para la monarquía española que
intentaba fortalecer su poder. Pero la derrota militar de los burgueses alejó la
posibilidad de una alianza entre la monarquía y ese grupo social que impulsaba los
cambios hacia el mundo moderno. Desde entonces, la nobleza fortaleció SUS
posiciones en el gobierno y la administración del Estado español.
Carlos V: expansión territorial y debilitamiento del Estado español
El logro más espectacular de Carlos V fue la ampliación de los dominios de los
Habsburgo. Pero la expansión territorial llevó hacia la inevitable delegación de los
poderes en consejos y virreyes a cargo de la administración de las diferentes
posesiones. La gran extensión del imperio de los Habsburgo hizo imposible su
Integración y obstaculizó el proceso de centralización administrativa dentro de
España. Además, el Estado español se endeudé con préstamos para costear las
guerras europeas. En 1556, cuando dejó el trono a su hijo, los ingresos de Carlos V
se habían triplicado, pero como las deudas reales eran tan grandes, su heredero,
Felipe II, tuvo que declarar formalmente, un año después, la bancarrota del Estado.
Felipe II: ventajas y desventajas del tesoro americano
A partir de 1560, el descubrimiento en América del Sur de las minas del Potosí
aumentó la cantidad de metales preciosos recibidos en el puerto de Sevilla. La gran
cantidad de plata que llegaba desde América fue una ayuda decisiva para el Estado
español, porque le proporcionó ingresos extraordinarios. Pero este tesoro debilité
todavía más las bases de su poder porque la monarquía pudo sostenerse
económicamente sin verse obligada a realizar la unificación fiscal y administrativa
del reino. El aumento de tos ingresos reales gracias a los metales americanos
influyó decisivamente en la política exterior española. El oro y la plata se podían
utilizar para financiar los movimientos de tropas o las maniobras diplomáticas en
toda Europa. Además, proporcionaba a los monarcas Habsburgo posibilidades de
obtener préstamos y créditos
por unas sumas que ningún otro
príncipe obtenía.
Las campañas militares de Felipe II, Rey
Prudente, continuaron a las de Carlos V
Tuvo que enfrentar la rebelión de Holanda
que estalló cuando Felipe II intentó
restringir su autonomía política. La pérdida
de los Países Bajos significaba una
amenaza directa para los intereses
económicos españoles, porque ambas
economías eran complementarias: España
exportaba ¡ana y metales preciosos a los
Países Bajos, y de ellos importaba productos textiles, material de guerra, cereales y pertrechos navales.
Además, su dominio aseguraba el cerco español sobre Francia. La guerra con los Países Bajos se extendió entre
1566 y 1598; España pudo reconquistar una parte de ellos pero las llamadas Provincias Unidas —Holanda— se
independizaron. Además se empeñó en luchar contra la monarquía protestante de Inglaterra, e intervino en las
guerras de religión de Francia para asegurar el catolicismo. La Armada Invencible fue derrotada por ¡a flota de
Isabel I de Inglaterra, pero Felipe II logró su objetivo con Francia.
El impacto de los metales americanos sobre la
economía española. Los metales americanos
llegaban a España por dos vías. Una eran los
ingresos reales directos: entre el 30% y 40%
de la producción que los productores
americanos tenían que entregar en concepto de
impuestos y cargas reales. La otra era el uso de
los metales preciosos como moneda para pagar
las mercaderías indispensables —como aceite,
vino y textiles— que no se producían en
América. La llegada de los metales preciosos
americanos influyó negativamente sobre las
manufacturas de Castilla. Los textiles
castellanos no pudieron competir ni en el
mercado colonial ni en el interior de España.
Los paños holandeses e ingleses eran más
baratos. Los comerciantes de Holanda e
Inglaterra comenzaron a satisfacer la demanda
americana y de la misma España. Por esto, los
metales preciosos que llegaban a Castilla terminaron en manos de los extranjeros productores de bienes
manufacturados y de alimentos. La economía española, agriada y urbana, quedó herida por las ventajas del
tesoro americano
El fin del poder español en Europa
Hacia finales del siglo XVI, las finanzas del reino y la economía del país se
encontraban en crisis. Los envíos de plata desde América habían llegado a sus
niveles más altos entre 1590 y 1600, pero los costos de las guerras habían crecido
todavía más. En 1596, Felipe II tuvo que decretar una nueva quiebra oficial.
Durante el siglo XVII, se agravaron los problemas internos económicos y sociales, y
a pesar de nuevas guerras para impedirlo, España fue perdiendo la mayor parte de
sus dominios europeos.
LOS REYES DE LA DINASTÍA DE LOS HABSBURGO
Austrias mayores
1516-1556: Carlos
1556-1598: Felipe II
Austrias menores
1598-1621: Felipe III
1621-1665: Felipe IV
1665-1700: Carlos II
Durante los reinados de los Austrias menores, el gobierno del reino quedó en manos de algunos nobles muy
poderosos: el duque de Lerma primero, y el conde-duque de Olivares más tarde.
FRANCIA EL ESTADO ABSOLUTISTA - ENRIQUE IV
BORBÓN - EDICTO DE NANTES
La formación del Estado moderno en Francia fue un proceso muy diferente del que
se dio en España. La monarquía no tuvo el problema de tener que unir reinos
diferentes con tradiciones políticas y culturales opuestas. Además, como no tuvo la
ventaja de ingresos provenientes de un imperio colonial, se vio obligada a llevar
adelante la centralización fiscal y administrativa del reino, lo que reforzó la
centralización de su poder.
La monarquía de los Capeta extendió lentamente su soberanía, durante los siglos
XIII y XIV, desde el centro de Francia hasta Flandes y el Mediterráneo.
Los Valois y la Consolidación del Estado Moderno Francés
A mediados del siglo XIV, la dinastía de los Capeto se extinguió e Inglaterra
pretendió el trono de Francia. Pero la mayoría de la nobleza francesa se opuso a
tener un rey inglés y apoyó a Felipe de Valois.
La lucha por imponer a la dinastía Valois, de origen francés, y expulsar a los
ejércitos ingleses, facilitó el proceso de formación de un Estado moderno. Hacia
finales del siglo XV, el poder real estaba fortalecido por un ejército regular y un
impuesto directo que no podía
ser discutido, pero todavía no se
había logrado organizar una
administración unificada.
El prestigio de la dinastía de los Valois
creció cuando Francisco I decidió enfrentar
a Carlos V y dirigió a la nobleza bacía
guerras exteriores, para conquistar Italia.
Pero después de la decisiva victoria
española de San Quintín (1557), en 1559
se firmó la Paz de Cateau-Cambrésis.
Francia debió renunciar a sus pretensiones
sobre Italia y desde entonces Felipe II de Epaña intenvino en la política francesa.
Enrique IV de Borbón declaró «París bien
vale una misa” cuando en 1593 se convirtió
al catolicismo, con lo que se puso fin a la
guerra entre católicos y protestantes. La
política se separó de la religión y la nueva
monarquía francesa se afianzó por encima
de todas las facciones.
Las guerras de religión y el origen del absolutismo
Con la muerte de Enrique II de Valois comenzaron cuarenta años de aniquiladoras
luchas internas. La guerra civil se inició como un conflicto religioso entre los
hugonotes (protestantes) y los católicos por la monarquía vacante. Pero pronto se
enfrentaron por el poder las familias más importantes de la nobleza francesa.
Esta lucha desencadené conflictos sociales más profundos. Los pequeños
propietarios rurales sin recursos se unían a los ejércitos católicos o protestantes
para sobrevivir. Las ciudades se encontraron en la miseria a causa de los impuestos
reales que tenían que pagar para la guerra. Y la devastación del campo por las
constantes campañas militares, originé levantamientos entre los campesinos
hambrientos.
Hacia 1590, teniendo en cuenta el descontento general rural y urbano, la nobleza
se reunificó. El hugonote Enrique de Borbón, en 1593, aceptó convertirse al
catolicismo y desde entonces fue reconocido por los nobles católicos y protestantes
como Enrique IV de Francia, fundador de la dinastía de los Borbones. Enrique IV
reconstruyó la ciudad de París y la convirtió en capital permanente del reino y sede
de la monarquía.
Sus administradores tomaron medidas para lograr la recuperación de la agricultura
y el comercio de exportación. Después de medio siglo de cuestionamientos, la
monarquía recuperó su prestigio entre la sociedad. La pa se consolidò en 1598
cuando el Edicto de Nantes garantizó a los hugonotes libertad de conciencia, una
limitada libertad de culto, y derechos políticos y militares. Sobre estas bases, y a lo
largo de todo el siglo XVII, se consolidé el poder absoluto de la monarquía francesa.
INGLATERRA ENRIQUE VIII - ISABEL I - EL
ANGLICANISMO
En el siglo XV, la nobleza inglesa era menos numerosa que en otros países del
continente y estaba unificada; no existían señores con dominios territoriales
independientes. Las ciudades, desde su origen, dependieron del rey, y por esto
tuvieron libertades económicas y comerciales. Como en el resto de las sociedades
europeas occidentales, durante el siglo XIV la nobleza inglesa —reunida en el
Parlamento— enfrenté a la monarquía.
Sin embargo, la administración y la autoridad real en Inglaterra fueron mucho más
fuertes y estuvieron centralizadas mucho antes que en el resto del continente.
Además, la lealtad de la nobleza a la monarquía estuvo asegurada durante más de
cien años (entre 1339 y 1453 se desarrolló la Guerra de los Cien Años) por las
victorias inglesas en los campos de batalla, en territorio francés.
Pero cuando los ingleses fueron expulsados de Francia, los nobles más poderosos
comenzaron a luchar entre sí por la sucesión al trono. Entre 1455 y 1485 se
desarrollé la Guerra de ¡as Dos Rosas entre la Casa de Lancaster (rosa roja) y la
Casa de York (rosa blanca), las dos más grandes familias de terratenientes del
reino.
Los Tudor y la nueva monarquía absoluta
En 1485, Enrique VII, heredero de la Casa de Lancaster y de la Casa de York,
resulté vencedor en la Guerra de las Dos Rosas y fundó la dinastía Tudor. Su
objetivo más importante fue concentrar y reforzar, nuevamente, el poder de las
instituciones centrales de la monarquía, debilitadas por los enfrentamientos entre
los nobles. Bajo su administración, los dominios reales se ampliaron y los ingresos
de la corona se triplicaron. El Parlamento, que se reunía todos los años, dejó de ser
convocado. Finalmente, el poder absoluto del rey se consolidó cuando Inglaterra se
enfrenté con la Iglesia Católica de Roma, y Enrique VIII se convirtió en el jefe de la
Iglesia inglesa reformada, que se llamó anglicana.
William Shakespeare (1564-1616) fue un escritor inglés. y uno de los
más grandes dramaturgos de todos los tiempos. Escribió dramas
históricos inspirados en la tradición inglesa y en la antigüedad, como
Ricardo III, Enrique V, Julio César, Antonio y Cleopatra, y también
comedias de intriga y tragedias como Romeo y Julieta, Hamlety Rey Lear,
entre otras.
“La monarquía se había convertido bajo los Tudor en un poder absoluto.
La alta nobleza, al fin de la Guerra de las Dos Rosas, estaba aniquilada
casi por completo; la nobleza interior, los campesinos propietarios de
tierras y los burgueses ciudadanos querían ante todo paz y orden.
Shakespeare, en sus obras, ve el mundo con los ojos de un burgués. Su defensa de la monarquía, lo mismo
que la de sus contemporáneos, se explica por su miedo al caos.” Arnold Hauser, historiador húngaro-inglés
contemporáneo, especialista en historia del arte.
Los Tudor y la nueva monarquía
absoluta
Enrique VIII
Isabel I: La Reina Virgen
En 1485, Enrique VII, heredero de la Casa de Lancaster y de la Casa de York,
resultó vencedor en la Guerra de las Dos Rosas y fundó la dinastía Tudor. Su
objetivo más importante fue concentrar y reforzar, nuevamente, el poder de las
instituciones centrales de la monarquía, debilitadas por los enfrentamientos entre
los nobles. Bajo su administración, los dominios reales se ampliaron y los ingresos
de la corona se triplicaron. El Parlamento, que se reunía todos los años, dejó de ser
convocado. Finalmente, el poder absoluto del rey se consolidó cuando Inglaterra se
enfrenté con la Iglesia Católica de Roma, y Enrique VIII se convirtió en el jefe de la
Iglesia inglesa reformada, que se llamó anglicana.
En 1527, sin heredero varón de ni esposa española Catalina de Aragón, el rey
Enrique VIII hizo pública su decisión de divorciarse, pero el papa Clemente VII
rechazó su pedido. En 1531 el Parlamento reconoció al rey como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra.
Cuando se casó con Ana Bolena, Enrique VIII fue excomulgado por el papa. El rey contrajo matrimonio,
sucesivamente, cuatro veces mas.
Isabel I y el origen del poder
naval inglés
Otra diferencia entre Inglaterra,
España y Francia durante el siglo
XVI, fue que el Estado inglés bajo
los Tudor no organizó un ejército
regular. En la primera mitad del
siglo, mientras Carlos V y Francisco
I luchaban por Italia, los ingleses,
protegidos por su situación insular,
se mantuvieron a la defensiva. Esta
política tuvo una consecuencia muy
importante en la sociedad inglesa:
una parte de los nobles ingleses
abandonaron la actividad guerrera y
se dedicaron a actividades comerciales mucho antes que en cualquier otra región
del continente.
Cuando en la segunda mitad del siglo XVI, Inglaterra participó de las guerras de
religión que originaron nuevos conflictos entre los países europeos, La monarquía
inglesa impulsó la modernización de la flota real equipándola con barcos de guerra
muy superiores a los españoles y portugueses. Después de la destrucción de la
Armada Invencible española en 1588, quedaron establecidas las condiciones para el
dominio inglés de Los mares.
Este dominio marítimo tuvo una consecuencia muy importante: la flota se podía
usar para la guerra pero también para el comercio. Desde entonces la mayor parte
de la flota inglesa estuvo compuesta por barcos mercantes adaptados
temporalmente para la batalla mediante cañones y que podían volver al comercio
una vez terminada la guerra. En su reinado, Isabel promovió el desarrollo naval y
“llegó a ser la dueña de la flota más poderosa que Europa haya visto nunca”.
Además, el costo total de la armada y su mantenimiento era mucho más bajo que
el de un ejército permanente. En 1603 Isabel murió sin descendencia y la dinastía
Tudor fue reemplazada por la dinastía Estuardo.
Dos siglos de guerras
Durante los siglos XVI y XVII, Europa se convirtió en un gran campo de batalla.
Pero en el desarrollo de esos dos siglos, las guerras se originaron por diferentes
motivos. A comienzos del siglo XVI, el motivo más frecuente de las guerras era el
conflicto entre dinastías que luchaban por el dominio de un mismo territorio (como
por ejemplo, la lucha entre los Habsburgo de Austria y España y los Valois de
Francia por el dominio sobre Italia).
Entre 1550 y 1650, el conflicto religioso entre los Estados que apoyaban la reforma
protestante y los que luchaban contra ella, se superpuso a las luchas por la
ampliación de los territorios. Este conflicto frecuentemente intensificó las
rivalidades originadas por otros motivos (la Guerra de los Treinta Años —entre
1618 y 1648— en la práctica enfrentó a la totalidad de los Estados europeos.
Comenzó como un conflicto religioso pero se convirtió en una lucha por el poder en
Europa entre los Estados territoriales, el imperio, las ciudades y los príncipes).
En la segunda mitad del siglo XVII, los conflictos originados por el dominio de
mercados y rutas comerciales provocaron enfrentamientos marítimos. Estas
disputas se produjeron entre los Estados en los que los grupos burgueses eran más
poderosos (como por ejemplo, la guerra entre Inglaterra y Holanda que, con
intervalos, se desarrolló entre 1652 y 1674).