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Psoriasis
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Soriasis)
Psoriasis
La psoriasis (del griego ψώρα, sarna) es una enfermedad
inflamatoria crónica de la piel, no es contagiosa, que produce
lesiones escamosas, engrosadas e inflamadas, con una amplia
variabilidad clínica y evolutiva.
Clasificación
La clasificación más utilizada se organiza según los síntomas, los tipos de lesiones cutáneas
y la gravedad general del cuadro. Es la clasificación más útil para la elección de su
tratamiento y para el conocimiento del pronóstico de la enfermedad en cada paciente. La
clasificación está detallada en el apartado de manifestaciones clínicas.
Epidemiología
Se estima que entre un 1 y un 3% de la población sufre de psoriasis. Si bien puede
aparecer a cualquier edad, suele hacerlo entre los 15 y los 35 años, con un pico máximo
de incidencia en la segunda década. Afecta por igual a ambos sexos, aunque es más
precoz en mujeres, y en personas con antecedentes familiares. Por otro lado, no existe
relación entre psoriasis y cáncer de piel (no maligniza).
Etiología
La causa de la psoriasis es una velocidad anormal alta de mitosis en las
células epidérmicas que se pueden relacionar con una sustancia transportada en
la sangre, un defecto en el sistema inmune. Se cree que es multifactorial, en
individuos con predisposición genética y desencadenada o exacerbada por diversos
factores ambientales.
Participación genética
La herencia de esta enfermedad es posiblemente poligénica. Se ha demostrado una
importante agregación familiar, el aumento de concordancia en gemelos monocigotos
y la asociación a determinados HLA.
En este sentido, se asocian con la predisposición a psoriasis con los antígenos HLACW6, y HLA-DR7. Además, existe correlación entre el tipo clínico de psoriasis y otros
antígenos HLA. Por ejemplo, el HLA-B17 se asocia a un inicio más precoz y un curso
más grave, y el HLA-B27 está relacionado con la forma pustulosa generalizada
Factores desencadenantes
Entre otros, cabe destacar:
Traumatismos: es muy frecuente que los pacientes psoriásicos presenten el fenómeno
de Koebner, y las lesiones aparezcan en piel inicialmente sana que recibe un
traumatismo, rasguño, etc., tras un «periodo de incubación» de entre 3 y 18 días.
Infecciones: es común que 2 ó 3 semanas tras una infección de vías aéreas superiores
por estreptococos betahemolíticos se desencadene un brote de psoriasis, sobre todo
del tipo en gotas.
Fármacos: tratamientos como las sales de litio, betabloqueantes, antimaláricos o
AINEs pueden exacerbar o agravar la psoriasis.
Factores psicológicos: aunque no se asocia a ningún trastorno de la personalidad, el
estrés emocional puede desencadenar o agravar la psoriasis.
Factores climáticos: los climas fríos se asocian a empeoramientos de la enfermedad, y
los calurosos a la mejora. En general, los pacientes mejoran con la exposición al sol;
sólo entre el 5 y el 10% presentan psoriasis fotosensibles.
Factores metabólicos: la hipocalcemia y la ingesta excesiva de alcohol empeoran la
enfermedad.
Factores endocrinos: no está clara la relación, aunque se evidencian picos de máxima
incidencia en la pubertad y la menopausia, mejora con el embarazo y empeora tras el
parto.
Patogenia
Aunque está poco esclarecida, hay dos hechos básicos: la hiperplasia
epidérmica por un aumento de la población germinativa, y el infiltrado
inflamatorio de la dermis. La inflamación viene mediada por linfocitos Th1 tipo
CD4+, que liberan (junto al queratinocito) citocinas proliferativas, que
estimulan la proliferación de las células epidérmicas. La respuesta inflamatoria
es de tipo celular, frente a un autoantígeno aún desconocido, o frente a un
superantígeno estreptocócico en el caso de la psoriasis en gotas postinfecciosa.
Esta teoría viene avalada por los estudios anatomopatológicos de las muestras
de biopsia, así como por la efectividad de los fármacos que inhiben la
activación de los linfocitos T, su expansión clonal o la liberación de citocinas
proinflamatorias.
Anatomía patológica
Es característico de la psoriasis la hiperqueratosis paraqueratósica de la epidermis, con
acumulaciones de leucocitos polimorfonucleares (denominados abscesos de MunroSaboureaud), así como el adelgazamiento de la epidermis suprapapilar con acantosis
interpapilar.
También hay papilomatosis dérmica, con capilares dilatados y tortuosos verticales en
las papilas, además de infiltrados de linfocitos perivasculares
Clínica
La psoriasis no es una enfermedad contagiosa. Afecta tanto a piel como a mucosas,
y en ocasiones se asocia a artritis. Su amplia variabilidad de lesiones hace necesaria
una clasificación con fines docentes, pronósticos y terapéuticos.
Lesiones psoriásicas
•Lesiones cutáneas.
La lesión elemental es una pápula o placa eritematosa, de
tamaño diverso y tono rojo oscuro, bordes delimitados y
habitualmente cubierta de escamas. El raspado de las lesiones
permite observar tres signos característicos:
1.Signo de la <<mancha de cera>> o de la <<bujía>>: al
rascar la lesión se desprenden multitud de escamas
similares a las que se desprenderían de una vela.
2.Fenómeno de la membrana epidérmica o membrana
de Duncan-Dulckley: tras desprenderse las escamas,
aparece una película transparente que recibe este
nombre.
3.Signo del rocío sangrante o signo de Auspitz: al
desprender la membrana de Duncan-Dulckley, aparecen
petequias a consecuencia del daño vascular de las
papilas dérmicas, por el desprendimiento de la
epidermis que las recubre. Este signo no aparece en la
Las lesiones de las mucosas son muy infrecuentes, y en general se circunscriben a
labios y pene. Por norma, no existe descamación.
Lesiones de las uñas.
Entre un 20 y un 40% de los enfermos[ presentan alteraciones de las uñas. Es más
frecuente que ocurra en las manos que en los pies, y también en pacientes con
afección articular. Aunque no es lo habitual, la afección de la uña puede ser el único
problema del paciente con psoriasis. Pueden presentarse tres alteraciones:
Piqueteado de la lámina: aparecen unos hoyuelos o depresiones en la lámina
ungueal (en inglés, pitting), por afección de la matriz ungueal.
Decoloración de la uña <<en mancha de aceite>>: aparecen unas manchas
amarillentas desde el inicio de la uña que se van extendiendo. Se producen por
alteración del hiponiquio.
Onicodistrofia: aparece onicolisis (destrucción de la uña) e hiperqueratosis
subungueal, psoriásica.
que dan a la uña un aspecto descrito como <<en médula de saúco>>.
•Artropatía
Artículo principal: Artritis psoriásica
Esta alteración, que debe tratarse multidisciplinarmente por el dermatólogo y
el reumatólogo es un tipo de psoriasis más invalidante que la psoriasis
estrictamente cutánea. Comienza frecuentemente entre los 35 y los 45 años,
generalmente en pacientes previamente diagnosticados de psoriasis. Por
término medio, un 7% de los pacientes con psoriasis sufren de las
articulaciones. Entre los patrones de afectación articular en la psoriasis
están:
1-Forma oligoarticular asimétrica: afecta sobre todo a articulaciones intefalángicas
proximales y distales (dedos).
2-Forma similar a la artritis reumatoide seronegativa: con un pronóstico más benigno
y remisiones más duraderas.
3-Forma mutilante: muy grave e infrecuente.
4-Forma interfalángica distal: casi patognomónica (exclusiva) de la psoriasis, pero muy
infrecuente.
5-Forma periférica, asociada o no a sacroileitis anquilosante.
Sacroileitis o espondilitis anquilosante: asociada o no a artropatía periférica.
Patrones de presentación
En general, la psoriasis es un cuadro monomorfo (no presenta varios tipos de
lesión a la vez), simétrico, que puede ser limitado o muy extenso. Existen
muchas variantes según la morfología de las lesiones:
Psoriasis en placas o psoriasis vulgar.
Es la forma más frecuente. Se caracteriza por la formación simétrica de placas
de 1 a 30 centímetros, localizadas en cualquier zona de la piel, especialmente
rodillas, codos, región lubosacra y cuero cabelludo. Las lesiones pueden durar
hasta meses, e incluso años, y en sucesivos brotes se van extendiendo al tórax y
las extremidades. Cuando las lesiones confluyen en grandes placas con bordes
geográficos, el cuadro se denomina psoriasis gyrata; otras veces, aparece una
zona
centralenmás
clara,
y el cuadro
de llama
psoriasis guttatta.
anular.
Psoriasis
gotas,
psoriasis
eruptiva
o psoriasis
Psoriasis en forma de gotas o pequeños puntos menores de 1 centímetro, a
veces pruríticas, localizadas preferentemente en el tronco. Se da con más
frecuencia en niños y en jóvenes, y suele aparecer bruscamente tras padecer
una infección estreptocócica de las vías respiratorias superiores. Dura dos o tres
meses y desaparece espontáneamente, salvo en algunos individuos que sufren
brotes recurrentes. Suele reaparecer en la edad adulta como otro de los tipos de
psoriasis.
•Psoriasis eritrodérmica.
Artículo principal: Eritrodermia
Lesiones generalizadas comprometiendo más del 90% de la extensión
corporal llegando a afectar el estado de salud del paciente por presentar
fiebre, leucocitosis, desequilibrio electrolítico, déficit proteico, etc. Puede
aparecer a partir de una psoriasis vulgar (dejando alguna zona de piel sana),
tras un brote de psoriasis pustulosa, o bruscamente tras un periodo de
intolerancia al tratamiento.
•Psoriasis pustulosa generalizada o psoriasis de Von Zumbusch.
Variante aguda e infrecuente, que generalmente aparece en pacientes con
otros tipos de psoriasis tras la aparición de factores desencadenantes
(medicamentos, hipocalcemia, estrés, infecciones...). Las placas
eritematosas confluyen en pocas horas en pequeñas pústulas estériles
(llenas de pus no infectado), que rápidamente se secan, desaparecen y
reaparecen en nuevos brotes. Si aparecen lesiones subungueales, la uña
puede llegar a desaparecer. El curso de la enfermedad es ondulante, hasta
que varias semanas después el paciente vuelve a la forma de psoriasis que
padecía o a una psoriasis eritrodérmica.
Por lo general, el cuadro se acompaña de fiebre, mal estado general,
leucocitosis y aumento de la velocidad de sedimentación globular. Sin el
tratamiento correcto, puede ser mortal, por hipoalbuminemia, hipocalcemia y
las consiguientes deshidratación e infecciones.
Psoriasis pustulosa palmoplantar.
•Psoriasis pustulosa localizada.
•Psoriasis palmoplantar o psoriasis tipo Barber.
Se caracteriza por varios brotes de pústulas estériles sobre una base
eritematosa, simétricamente en palmas y plantas, sobre todo en las
eminencias tenar e hipotenar de la mano, y en los talones. Las
pústulas pueden confluir en grandes lagos de pus, que se secan en 8 a
10 días formando escamas y costras marrones. Este proceso se
cronifica, produciendo callosidades amarillentas que pueden dar fisuras
extremadamente dolorosas e invalidantes. Ocasionalmente, esta forma
de psoriasis se asocia a dolor torácico medio por osificación del
cartílago en la zona de contacto entre la clavícula y la primera costilla,
y el esternón
Psoriasis acral o acrodermatitis continua de Hallopeau.
Extraña variante definida por la aparición de una erupción pustulosa en torno a las uñas
(sobre todo de las manos), que se extiende proximalmente. Se acompaña de destrucción
y pérdida de las uñas, y en casos muy evolucionados puede llegar a producir osteolisis de
la falange distal.
Psoriasis lineal.
Las lesiones adoptan una disposición en línea, ya sea a lo largo de una extremidad o de
una metámera; puede aparecer espontáneamente o por fenómeno de Koebner
•Psoriasis invertida o psoriasis de pliegues.
Aquella que afecta a los grandes pliegues cutáneos, principalmente los
axilares, genitocrurales (las ingles), interglúteos, submamarios y el ombligo.
Las lesiones son placas eritematosas de color rojo intenso, uniformes, lisas,
brillantes y de bordes definidos, si bien su rasgo más característico es la
ausencia de escamas. Puede haber una fisura dolorosa en el fondo del
pliegue, y existir por tanto riesgo de infección. Lo más común es que estás
lesiones coexistan con la psoriasis vulgar.
•Psoriasis del cuero cabelludo.
El cuero cabelludo presenta lesiones de forma muy
pacientes de psoriasis, normalmente junto a lesiones
manifestarse como placas descamativas similares a las
como placas gruesas de escamas adheridas al pelo
denominado como falsa tiña amiantácea).
frecuente en los
cutáneas. Puede
de la piel, o bien
(cuadro a veces
Diagnóstico
En general, suele ser suficiente con la realización de una buena historia
clínica, y raramente es necesario recurrir a la biopsia cutánea.
Diagnóstico diferencial
Los diferentes cuadros obligan a un diagnóstico diferencial variado,
atendiendo, entre otros, a la morfología de las lesiones y los factores
desencadenantes.
La psoriasis vulgar se debe diferenciar del eccema numular, el linfoma
cutáneo de células T, la pitiriasis rubra pilaris y las dermatofitosis.
La psoriasis en gotas debe distinguirse de la pitiriasis rosada, la sífilis
secundaria, la pitiriasis liquenoide crónica y el liquen plano.
La pitiriasis eritrodérmica debe distinguirse del eccema atópico, el linfoma
cutáneo de células T, la pitiriasis rubra pilaris y las toxicodermias.
La psoriasis pustulosa generalizada puede confundirse con una dermatosis
pustulosa subcórnea, el impétigo y el pénfigo foliáceo.
La psoriasis pustulosa localizada debe diferenciarse de un eccema
sobreinfectado, diversas micosis y del eccema dishidrótico.
La psoriasis invertida puede semejarse a cuadros como la dermatitis
seborreica, el intertrigo candidósico, las dermatofitosis, el eritrasma o el
pénfigo benigno crónico familiar.
Finalmente, la psoriasis del cuero cabelludo se puede asemejar a la dermatitis
seborreica o al lupus eritematoso discoide crónico.
Tratamientos
El curso crónico y la dificultad del tratamiento de la enfermedad, hacen que
sea importante una buena relación médico - paciente, para conseguir un buen
entendimiento. Es importante comprender que la curación sólo es parcial. El
tratamiento siempre debe ser individualizado, según el patrón de
presentación y la gravedad de los síntomas, y sin olvidar las circunstancias
personales, socioeconómicas, laborales, psicológicas y familiares de cada
paciente.
Medidas generales
El conocimiento de la forma en que los factores ambientales afectan a los
pacientes permite establecer una serie de medidas que mejorarán (aunque
levemente) la calidad de vida del paciente.
Tomar el sol (con moderación y evitando las horas centrales del día), ya que los
rayos ultravioleta tienen acción antiinflamatoria.
Tomar baños en el mar, debido a que los iones y sales que contiene el agua de
mar presentan propiedades positivas para la piel. También son útiles los baños
en lodos.
Dejar al aire las heridas.
Los productos hidratantes ayudan a mitigar los efectos de sequedad e irritación
con los que cursa la psoriasis. No curan la psoriasis, solo palían sus síntomas.
Además se debe realizar hidratación tomando agua, y además utilizando
cremas para la hidratación de la piel especialmente cremas naturales como
de caléndula o avena las cuales recuperan en parte la resequedad que esta
enfermedad presenta. Aunque no se ha encontrado una cura para esta
enfermedad los pacientes afectados tienen que aprender a vivir con ella y
también tiene que tener una buena disposición a evitar todas las carnes
grasosas como la de cerdo, evitar el estrés en la medida de lo posible,
adoptar una dieta rica en vegetales, frutas y verduras y evitar el alcohol.
Tratamientos tópicos
Consiste en la aplicación directa de productos sobre la piel. Aunque
tienen menos efectos secundarios que los tratamientos sistémicos, su
eficiencia también es menor. Es por ello que se reservan para pacientes
con formas más leves de la enfermedad, en general con menos de un
25% de la superficie corporal afectada. Existen numerosas opciones
disponibles explicadas en la siguiente diapositiva :
Emolientes y queratolíticos.
Los primeros son hidratantes del estrato córneo de la piel, mientras que los
segundos eliminan el exceso de escamas. Están contraindicados en la
psoriasis invertida (en los pliegues corporales).
Ditranol.
Potente medicamento reductor, derivado de la crisarobina y utilizado
sobre todo en la psoriasis vulgar. Puede administrarse de dos formas:
siguiendo el método de Ingram, con dosis bajas de 0,05 a 0,5%; o por
contacto breve, por aplicación directa en concentraciones del 0,5 al 5%
durante un máximo de 30 minutos diarios. Sus inconvenientes son su
capacidad irritante (por lo que no se puede utilizar en el rostro y los
pliegues), y que deja una pigmentación pasajera en la piel
Análogos de la vitamina D.
Tienen acción antiproliferativa sobre los queratinocitos. Los más usados
son el calcitriol (Silkis®, derivado natural de la vitamina D), el calcipotriol
(Daivonex®) y el tacalcitol (Bonalfa®), con la misma acción que la
vitamina D3, pero con un 10% de sus efectos hipercalcemiantes. Estos
efectos contraindican otro uso que no sea el tópico. También son
irritantes, por lo que no conviene usarlos en la cara y los pliegues.
Existen preparados que también contienen corticoides.
Retinoides.
Entre los derivados de la vitamina A, se utiliza sobre todo el tazaroteno, un
retinoide de tercera generación. Se usan concentraciones entre 0,05 y 0,1%, en
forma de gel. Su eficacia se asemeja a la de los análogos de la vitamina D.
Corticoides tópicos.
Se recomienda su uso durante cortos periodos de tiempo, y sólo en
pacientes con psoriasis leves que no han respondido a otros
tratamientos, o para localizaciones más delicadas, como la cara, el
cuero cabelludo, los pliegues cutáneos o los genitales. Deben retirarse
de forma gradual para evitar un rebrote de la enfermedad. Es importante
vigilar la aparición de efectos secundarios, especialmente cuando se
aplica en curas oclusivas.
Breas.
Sus efectos antimitóticos, antiinflamatorios y antipruriginosos son
eficaces, aunque no tanto como el ditranol o los corticoides. Por ello,
por su fuerte olor y por lo incómodo que resulta en tratamiento
(manchas en la ropa, etc.) su uso está cada vez menos extendido
Tratamientos naturales.
Existen derivados naturales, que por su efecto hidratante pueden aliviar los
síntomas de la psoriasis. Algunos ejemplos son el aloe vera o la pita. Otro
ejemplo de terapia natural clásica es la raíz del traidor, también llamada raíz
del diablo, por su propiedad de teñir el agua de rojo. Habitualmente se le han
adjudicado propiedades curativas y paliativas para diferentes patologías
cutáneas (eczemas, micosis, acné, hemorroides, grietas, varices o herpes, entre
otras).
Arbusto de Aloe vera, con propiedades emolientes debido
a su contenido en mucílago.
Tratamientos naturales.
Existen derivados naturales, que por su efecto hidratante pueden aliviar
los síntomas de la psoriasis. Algunos ejemplos son el aloe vera o la pita.
Otro ejemplo de terapia natural clásica es la raíz del traidor, también
llamada raíz del diablo, por su propiedad de teñir el agua de rojo.
Habitualmente se le han adjudicado propiedades curativas y paliativas
para diferentes patologías cutáneas (eczemas, micosis, acné,
hemorroides, grietas, varices o herpes, entre otras
Hipertermia de contacto
La hipertermia de contacto tiene un efecto positivo sobre las placas
psoriásicas. Aplicada junto con pomadas con salicilatos, ha demostrado tener
resultados muy notables, tanto en las placas psoriásicas, como en el bienestar
general del paciente. Las placas se hidratan y retroceden lentamente. Se trata
de un tratamiento lento, en función de la extensión de la psoriasis en el
paciente.
Fototerapia
La fototerapia consiste en la utilización de radiaciones
electromagnéticas no ionizantes, especialmente del espectro ultravioleta
B (UVB) y A (UVA). En general es un tratamiento bastante efectivo,
salvo en las formas pustulosas y eritrodérmica.
Sin embargo, no es recomendable usar tratamientos prolongados, pues
aumenta la incidencia de cáncer de piel, sobre todo del cáncer
escamoso y el melanoma
Fototerapia.
Consiste en el uso de dosis crecientes de UVB. Los más empleados
son los de banda estrecha (longitud de onda de 311 nanómetros), más
eficaces y menos dañinos que los de amplio espectro. Este tratamiento
está indicado en las placas crónicas de psoriasis que no responden al
tratamiento tópico, y para la psoriasis en gotas
Fotoquimioterapia.
Se utilizan las radiaciones asociadas a fármacos. La pauta más clásica
es la denominada PUVA, que asocia psoralenos tópicos o por vía oral.
Otra opción es la combinación de luz UVB con alquitrán o antralina, tal
como se menciona en el apartado anterior.
Tratamientos sistémicos
Incluye todos los tratamientos que se suministran por vía oral o
inyectados, y que actúan sobre todo el organismo. Suelen presentar
mayores efectos secundarios que los tratamientos tópicos, por lo que se
reservan para casos de psoriasis severas, incapacitantes, resistentes al
tratamiento, y para las formas eritrodérmica y pustulosas. No se
recomienda el uso de corticoides orales, debido a que pueden provocar
un brote de psoriasis pustulosa mortal.
Metotrexato.
Este fármaco citostático es muy eficaz, especialmente en el caso de
la artritis psoriásica. Se administra en dosis de tres dosis semanales
de 2,5 a 5 miligramos separadas por intervalos de 12 horas. Esta
pauta de administración es la que menos efectos adversos presenta,
de los cuales los más importantes son la toxicidad medular y
hepática. Existen autores que recomiendan la práctica de una biopsia
hepática al llegar a la dosis acumulativa de 1,5 gramos, a partir de la
cual se considera que existe riesgo de cirrosis hepáticas. Por otro
lado, no se debe olvidar que este fármaco presenta múltiples
interacciones farmacológicas.
Acitrecino.
Es un retinoide que se utiliza a dosis de 0,25 a 1 miligramo por kilo y
día, durante un periodo de 3 a 4 meses. Al ser teratógeno (es decir,
puede causar alteraciones en el feto), es recomendable la toma de
anticonceptivos orales durante el tratamiento y hasta dos años
después de su finalización. Otros posibles efectos secundarios son el
desarrollo de queilitis, xerosis y la elevación de los niveles de
triglicéridos y colesterol en sangre.
Ciclosporina A.
Este fármaco se utiliza para inhibir a los linfocitos T CD4 activados. Se
comienza con dosis de 4 miligramos por kilo y día, y a las doce
semanas se reevalúa al paciente. Si la respuesta no es satisfactoria,
se puede aumentar la dosis progresivamente hasta un máximo de 5
miligramos por kilo y día.
Por sus efectos adversos, es necesario controlar de cerca la función
renal y la tensión arterial. También interacciona con muchos fármacos,
si bien no presenta toxicidad aguda como el metotrexato.
Inmunomoduladoes.
En la actualidad se está investigando el uso de inmunosupresores para
el tratamiento de la psoriasis, como el tacrolimus y los derivados de la
ascomizina. El etanercept (Enbrel®), inhibidor del TNF-α, ha sido
aprobado en Estados Unidos para la artritis psoriásica.[6] Al igual que el
Efalizumab (Raptiva), todos estos anticuerpos monoclonales padecen en
general de los mismos efectos adversos, entre los que se cuentan
infecciones severas, tuberculosis, candidiasis sistémicas, etc. De hecho
el 19/02/2009 la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) recomendó
suspender la comercialización de Raptiva debido a que los riesgos,
incluyendo el de sufrir leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP) y
otros, superan a los posibles beneficios.
Otros tratamientos en desarrollo están enfocados contra el TNF-α y
otras citocinas inflamatorias, así como a inhibir la activación de
linfocitos T y su destino. Entre ellos destacan el anticuerpo monoclonal
antiCD4 (que destruye los linfocitos T CD4+) o el conjugado
interleucina-2-toxina diftérica, pero de momento se reservan para
casos muy graves. Como resultado de distintos estudios,[8] la FDA y la
EMEA otorgaron la aprobación de Adalimumab para el tratamiento de
la psoriasis crónica en placa de moderada a severa intensidad en
pacientes adultos, que no hayan respondido o que tengan una
contraindicación o presenten intolerancia a otra terapia sistémica,
incluyendo a la Ciclosporina, Metotrexato o PUVA. Tal como lo
demuestran dichos estudios, el tratamiento con Adalimumab también
puede reducir los signos y síntomas de la artritis activa en pacientes
con artritis psoriásica.
Pronóstico [editar]
La psoriasis es una patología imprevisible, con periodos libres de
enfermedad y agravamientos de aparición y duración muy variables,
pero en general su curso es crónico. Hasta el 80% de los pacientes la
padecen durante toda su vida, ya sea de forma intermitente o continua.
Entre las formas, la eritrodérmica y la pustulosa generalizada son las
más graves, y potencialmente letales. La pustulosa localizada puede
ser muy incapacitante, por el modo en que afecta las manos. La
psoriasis ungueal suele ser muy rebelde al tratamiento, al contrario
que la psoriasis en gotas, que responde muy bien.
La psoriasis puede suponer también una merma en la calidad de vida
de las personas afectadas en cuanto a las secuelas psicológicas,
debido a la gran importancia que tiene hoy en día la imagen. Los
afectados por esta enfermedad, sobre todo en los casos severos,
tienden a aislarse socialmente debido al miedo al rechazo; en estos
casos puede ser necesario el tratamiento psicológico.