Download Presentación del Jubileo de la Misericordia

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Oración del Papa Francisco ante la Puerta
Santa de la Basílica de San Pedro
Oh Dios, que revelas tu omnipotencia sobre todo con la misericordia y el
perdón, dónanos vivir un año de gracia, tiempo propicio para amarte a Ti
y a los hermanos en la alegría del Evangelio. Sigue infundiendo sobre
nosotros tu Santo Espíritu, para que no nos cansemos de dirigir con
confianza la mirada a aquel que hemos traspasado, a tu Hijo hecho
hombre, rostro resplandeciente de tu infinita misericordia, refugio seguro
para todos nosotros pecadores, necesitados de perdón y de paz, de la
verdad que libera y salva. Él es la Puerta, a través de la cual venimos a ti,
manantial inextinguible de consolación para todos, belleza que no conoce
ocaso, alegría perfecta en la vida sin fin. Interceda por nosotros la Virgen
Inmaculada, primer y resplandeciente fruto de la victoria pascual, aurora
luminosa de los cielos nuevos y de la tierra nueva, puerto feliz de nuestra
peregrinación terrenal. A ti, Padre Santo, a tu Hijo, nuestro Redentor, al
Espíritu Santo, el Consolador, todo honor y gloria en los siglos de los
siglos.
8 DE DICIEMBRE DE 2015
20 DE NOVIEMBRE DE 2016
Ante la proclamación de este evento
muchos se preguntan: ¿Qué es un
jubileo? ¿Un año santo?
La celebración del jubileo se origina en el judaísmo. Consistía en una
conmemoración de un año sabático que tenía un significado particular. Esta fiesta
se realizaba cada 50 años.
Durante el año se ponían a los esclavos en libertad, se restituían las propiedades a
quienes las habían perdido, se perdonaban las deudas, las tierras debían
permanecer sin cultivar y se descansaba.
En la Biblia encontramos algunos pasajes en los que se menciona la celebración
judía. Tal vez el más importante se encuentre en el Levítico (Lv 25,8).
¿Qué es un jubileo? ¿Un año santo?
En la tradición católica, el Jubileo consiste en que durante 1 año se
conceden indulgencias a los fieles que cumplen con ciertas disposiciones
eclesiales establecidas por el Vaticano.
El Jubileo puede ser ordinario o extraordinario. La celebración del Año
Santo Ordinario acontece en un intervalo de años ya establecido. En
cambio, el Año Santo Extraordinario se proclama como celebración de un
hecho destacado.
¿Qué es un jubileo? ¿Un año santo?
La Iglesia Católica tomó como influencia el jubileo hebreo y le dio un
sentido más espiritual. En ese año se da un perdón general, indulgencias y se
hace un llamado a profundizar la relación con Dios y con el prójimo. Por ello,
cada Año Santo es una oportunidad para alimentar la fe y renovar el
compromiso de ser un testimonio de Cristo. También es una invitación a la
conversión.
El Jubileo proclamado por el Papa Francisco es un Año Santo Extraordinario.
Alusión al Jubileo en el nuevo testamento:
En el Nuevo Testamento:
Esta institución jubilar nunca se realizó totalmente hasta las últimas
consecuencias. Era más un deseo del Corazón de Dios que una realidad
totalmente vivida por el pueblo de Israel. Por eso, los profetas anunciaban
la llegada del Mesías, quien establecería el verdadero año jubilar, un año de
gracia y de perdón. Lo vemos en el Evangelio de Lucas, 4, 14ss.
¿Por qué celebramos Jubileos?
El propósito fundamental es “repartir” de una manera abundante entre los
hijos de la Iglesia las gracias que nos ha merecido Cristo y para hacer tomar
conciencia a los fieles de la gran necesidad que tenemos de la misericordia de
Dios. Al mismo tiempo, el Jubileo nos invita a ser misericordiosos con los
demás, como Dios lo es con nosotros.
Al mismo tiempo que recibimos el perdón de Dios, hemos de estar dispuestos a
ofrecer nuestro perdón a los hermanos.
Celebrar un Jubileo es “como abrir las puertas del cielo para que desciendan las
bendiciones de lo alto a todos aquellos que lo imploren”. La Iglesia cree en el
mandato del Señor: “Yo te doy las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en
la tierra, quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra, quedará
desatado en el cielo”. (Mt. 16,19)
La parábola de
hijo prodigo
DIOS ES PADRE MISERICORDIOSO
Lc 15, 11-32
Jesús nos ha revelado amorosamente el rostro auténtico del Padre. Sólo esta
revelación nos ofrece la respuesta a la pregunta: ¿quién y cómo es el Padre
Celestial?
La novedad del evangelio consiste en la revelación de la persona del
Padre:
Jesús a esta persona divina le llama Padre. Pero, además, en sus enseñanzas
nos revela que ese Padre es Padre misericordioso y es nuestro Padre. El Padre
ofrece a sus hijos pecadores el perdón y la salvación. Su afecto paternal es
más fuerte que el pecado de sus hijos.
En la enseñanza de Jesús ese afecto paternal se describe de manera impresionante
en la parábola del hijo pródigo o parábola del amor misericordioso del Padre (Lc
15,11-32).
La parábola tiene como oyentes a dos grupos opuestos:
De un lado, los publicanos y pecadores que se acercan a escuchar, y
del otro, los fariseos y los maestros de la ley que se dedican a murmurar. Jesús
responde con una parábola para enseñar la novedad misericordiosa del Padre, que
alcanza al hijo pródigo como al hijo mayor, invitándolos a ambos a participar de la
fiesta de la unidad y la reconciliación.
El verdadero rostro de Dios
El rostro de Dios había sido desfigurado por los maestros y doctores, por el mismo
peso de la ley, por el rigor de su cumplimiento impuesto por los fariseos.
También los cristianos, por el pecado, hemos desfigurado el rostro de Dios,
teniéndolo como un Dios duro, celoso de sí mismo y de sus cosas; como un gran
rival, severo; como un impedimento para nuestra realización personal; como
alguien que limita nuestra libertad, muy lejano de nosotros, pero que, al final,
será nuestro juez implacable; como un tirano, que condena a los que le son
infieles y da vida a los que le son fieles; como un gendarme vigilante, que se la
pasa anotando nuestros pecados.
En el cuadro, que nos trae el evangelista
de la misericordia, queda
magníficamente resumido y pintado el
verdadero rostro de Dios. La
sorprendente revelación de Jesús fue la
adorable persona del “Padre”.
En labios de Jesús “Yahvé” y “Dios” ceden
el paso al “Padre”. Más aún, en esta
parábola Dios es un Padre
misericordioso, que siempre nos espera
lleno de amor, que nos ama mucho y nos
perdona siempre.
Este Padre tiene un corazón de madre:
siempre perdona.
Qué quiso enseñar aquí Jesús
En la parábola Jesús quiere
mostrarnos su nostalgia permanente
por el Padre, los sentimientos
íntimos que tiene para con su Padre.
Esos sentimientos aparecen durante
toda la parábola. Nos muestra así
quién y cómo es el verdadero Dios: es
un Padre infinitamente bueno,
comprensivo, misericordioso. O
como dirá la segunda carta a los
Corintios: “es un Padre lleno de
ternura, Dios del que viene todo
consuelo” (2Cor 1,3). ¡Qué revelación
tan honda del corazón del Padre, de
su ternura, de su dulzura y bondad!
Cuando Jesús nos habla del hijo menor o del hijo mayor lo hace únicamente
para describirnos el corazón del Padre celestial.
El no quiso hablarnos de un muchacho que se arrepiente después de haber
hecho las canalladas más grandes con su padre, o de un hijo que “siempre” ha
sido fiel con su padre, sino de que quiso mostrarnos un Padre maravilloso,
extraordinario, único, que se desvive por cada uno de sus hijos y espera que
lleguen hasta él y se hundan en su corazón, porque ese es el sitio para cada uno
de sus hijos amados.
Utilizó el cuadro de este par de muchachos para que comprendiéramos mejor
quién es el verdadero Dios: un padre lleno de una infinita misericordia para con
cada uno de sus hijos, independientemente de cómo obren.
Amor misericordioso
Por más que en la parábola no se encuentre la palabra “misericordia” , esta
“es expresada allí de una manera particularmente límpida,… mediante la
analogía que permite comprender más plenamente el misterio mismo de
la misericordia en cuanto drama profundo, que se desarrolla entre el amor
y prodigalidad del padre y el pecado del hijo” .
“El amor se transforma en misericordia, cuando hay que superar la norma
precisa y, a veces, demasiado estrecha, de la justicia” . Aquel hijo, no solo
había disipado la parte del patrimonio que le correspondía, sino que,
además, había tocado en lo más vivo y había ofendido a su padre con su
conducta. Y la respuesta del padre es abrirle los brazos y el corazón a ese
hijo, a quien adora. Por más que sea perverso , ese hijo nunca deja de ser
hijo de su Padre Dios.
Somos hijos del Padre misericordioso
Son muchos los cristianos que no conocen su condición de “hijos del Padre
Dios”. Para la mayoría de ellos, la relación con Dios no pasa de un puro
respeto a su Creador. ¡Nunca han descubierto el corazón del Padre! Y esto es
más triste cuando esos cristianos son religiosos o sacerdotes que se mueven
como simples funcionarios y han vivido sus votos como una carga más.
Los hombres necesitamos un “Padre”, necesitamos, por lo mismo, descubrir a
Dios en su calidad de Padre. “Hoy lo tenemos todo, la ciencia lo puede todo,
pero tenemos frío, porque nos falta un Padre. Cueste lo que cueste
necesitamos descubrir a Dios como Padre, necesitamos recibir amorosamente
el calor tierno del Padre.
EL PORQUÉ DEL JUBILEO DE LA
MISERICORDIA
Y este este, pues, el fundamento de todo el proyecto del Papa Francisco
quien, con este Jubileo, pretende sacar de nuevo a la luz la principal de la
Iglesia: la Misericordia.
Misericordia de la que la Iglesia debe ser portadora sana y que los fieles
deben llevar consigo en cada instante de sus vidas. Si así fuera, ¿no
viviríamos en un mundo mejor?
El objetivo prioritario del Vaticano es precisamente despertar consciencias y,
por lo tanto, emprender un nuevo camino de evangelización
El dibujo se ha realizado de
manera que se destaque el Buen
Pastor que toca en profundidad
la carne del hombre, y lo hace
con un amor capaz de cambiarle
la vida. Además, es inevitable
notar un detalle particular: el
Buen Pastor con extrema
misericordia carga sobre sí la
humanidad, pero sus ojos se
confunden con los del hombre.
Cristo ve con el ojo de Adán y
este lo hace con el ojo de Cristo.
Así, cada hombre descubre en
Cristo, nuevo Adán, la propia
humanidad y el futuro que lo
espera, contemplando en su
mirada el amor del Padre
Cómo y quién convoca un jubileo?
La bula por la que se convoca el año jubilar,
la Misericordiae Vultus, fue publicada el 11
de abril de 2015. En esta se confirman las
fechas y se añade que el siguiente domingo a
la apertura del año de la misericordia se
abrirá la Puerta Santa de la Archibasílica de
San Juan de Letrán, catedral de Roma,
siguiéndole a esta la apertura de las restantes
puertas santas de las cuatro basílicas
mayores de Roma, además, de establecer que
en cada catedral durante este año se abra
una puerta similar de la misericordia
De qué se trata la bula Misericordiae Vultus?
12 elementos clave que nos ayudarán a comprender qué significa este tiempo
de gracia
1. El Llamado a la Iglesia de contemplar el misterio de la misericordia: Como un
don recibido gratuitamente que trae consigo la responsabilidad de anunciarlo.
2. Reconocer a Dios como un Padre que jamás se da por vencido hasta que no
haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la
misericordia: “Porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo
vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón”.
De qué se trata la bula Misericordiae Vultus?
3. La Apertura de la Puerta Santa como símbolo de un nuevo compromiso para
todos los cristianos de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia
fe: La Iglesia quiere ser en el mundo signo vivo del amor del Padre.
4. Que la Iglesia y las parroquias sean oasis de misericordia: El Papa remarca
como cada Iglesia particular estará directamente comprometida a vivir este Año
Santo como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual
para acoger a todos con misericordia.
5. Ser misioneros de la misericordia: “Queremos vivir este Año Jubilar a la luz
de la palabra del Señor: Misericordiosos como el Padre. El evangelista refiere
la enseñanza de Jesús: « Sed misericordiosos, como el Padre vuestro es
misericordioso»” (Lc 6,36)”.
6. Impulsar las peregrinaciones como estímulo para la conversión: “Esto será
un signo del hecho que también la misericordia es una meta por alcanzar y
que requiere compromiso y sacrificio”.
7. Redescubrir las obras de misericordia corporales y espirituales: “El amor,
después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma
naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se
verifican en el vivir cotidiano.
La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente
responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados
de alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe
orientar el amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así
aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a
ser misericordiosos los unos con los otros”.
8. Vivir la cuaresma con mayor intensidad, como momento fuerte para
celebrar y experimentar la misericordia de Dios: En la meditación y la
escucha atenta de la Palabra de Dios.
9. Fomentar la iniciativa de las “24 horas para el Señor” para que más
personas se acerquen al sacramento de la Reconciliación: “Durante el
Jubileo extraordinario de la Misericordia, el confesionario será la Puerta
Santa del alma”.
10. Promover la indulgencia por la que Dios hace evidente este amor que es
capaz de destruir el pecado de los hombres: Es necesario comprender que
la reconciliación con Dios es posible por medio del misterio pascual y de la
mediación de la Iglesia.
11. Tiempo oportuno para cambiar de vida. Tiempo para dejarse tocar el corazón:
“¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse
tocar el corazón. Ante el mal cometido, incluso crímenes graves, es el momento
de escuchar el llanto de todas las personas inocentes depredadas de los bienes, la
dignidad, los afectos, la vida misma”.
12. Que nuestro pensamiento se dirija a María madre de la misericordia: Para que
en la mirada de María podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios.