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Transcript

BIBLIA COMO PALABRA DE DIOS

REVELACION EN LA HISTORIA Y A TRAVES DE LA HISTORIA
 LA BIBLIA ESCRITA EN LENGUAJE HUMANO

EL TEXTO DE LA BIBLIA
 LA BIBLIA ES PALABRA DE DIOS: INSPIRACION
 EL CANON DE LA SAGRADA ESCRITURA
 LA SAGRADA ESCRITURA: HISTORIA DE LA HERMENEÚTICA
 LA SAGRADA ESCRITURA: EL ALMA DE LA TEOLOGÍA (DV 24)

LA INTERPRETACION DE LA BIBLIA EN LA IGLESIA
 La Sagrada Escritura es palabra de Dios porque da testimonio de la
revelación del Padre, que de muchas maneras y modos se comunica a
los hombres para hablar con ellos.
 La Escritura es el diálogo y coloquio que Dios realiza con los hombres
de forma permanente “En los libros sagrados, el Padre, que está en los
cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos” (DV 21).
 El diálogo de Dios con el ser humano es un diálogo de amor, de
amistad, toda la Escritura nos lo va presentando así de modo
ascendente: Ex 33, 11 “El Señor hablaba con Moisés cara a cara, lo
mismo que un hombre habla con su amigo”; Ba 3, 38 “La Sabiduría se ha
derramado sobre la Tierra y ha conversado con los hombres”; Jn 15, 14-15
“Vosotros sois mis amigos[…] No os llamará ya siervos, sino que os
llamo amigos”.
 Al revelarse, Dios habla el lenguaje de la amistad y el amor
 La biografía del hombre es, en el fondo, una biografía de la palabra. El
respirar y movernos nos hace seres vivientes, pero solo mediante la
palabra, fundamentalmente la palabra dirigida a otro, el hombre se
hace persona, hombre en el pleno sentido de la palabra.
 La palabra configura las tres principales funciones del ser humano. La
palabra es información: esta palabra es objetiva, la más adecuada para
la ciencia, la historia. Ésta es también expresión, todo ser humano que
habla dice algo de sí mismo. La palabra es llamada; por su naturaleza la
palabra humana busca al otro, ya que el hombre es relación.
 La palabra directa o indirectamente, es llamada a otro y por su misma
direccionalidad, busca una respuesta. Esta puede ser asentamiento o
rechazo, admiración o desafección, pero nunca puede quedar sin
respuesta.
 La palabra proporciona a cada uno la revelación de sí mismo en su
recíproca relación con el otro; el hombre se hace <<yo>> en el diálogo
con un <<tú>>.
 Dios llama, convoca, interpela a los hombres: es la función apelativa de
la palabra. Los creyentes escuchan, acogen y viven la Palabra de Dios,
son los llamados, la asamblea de los convocados, la Ekklesía.
 Dios enseña al hombre. La Palabra de Dios juzga, promete, consuela,
enseña. Pone al descubierto el misterio del hombre.
 Dios se expresa, habla de Sí mismo, se revela a Sí mismo a los hombres,
parta invitarlos y admitirlos a la comunión de vida con Él.
 Dado que la Revelación es el diálogo entre Dios y la humanidad
orientado a producir una comunión de vida que la Sagrada Escritura
llama Alianza, las etapas que jalonan la Historia progresiva en esta
Alianza, marcan a su vez, el ritmo a los términos del diálogo revelador
entre Dios y el hombre.
 “Este plan de la revelación se realiza con hechos y palabras intrínsecamente
conexos entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la
salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las
palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el
misterio contenido en ellas. Pero la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la
salvación humana se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un
tiempo mediador y plenitud de toda la revelación” (DV 2).
 Las obras de Dios y de Jesucristo han llegado hasta nosotros a través de una
Tradición. Nosotros no hemos sido testigos directos e inmediatos de estos
hechos, sino que han llegado a nosotros por medio de testimonios, narraciones.
Una palabra, los ha interpretado y nos lo ha transmitido.
 Toda la Biblia es la interpretación de la historia de la salvación bajo la forma
narrativa, aun existiendo múltiples géneros literarios en la misma.
 La conexión entre suceso y palabra lleva a la unión entre Revelación y salvación.
El punto culminante de la Revelación, que es Cristo, significa que Dios está con
nosotros
 La Biblia es memoria escrita del Antiguo y del Nuevo Israel, es ante
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
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
todo, y en toda su extensión palabra humana. Esta no es un libro, sino
una colección de varios: códigos de leyes; proverbios; poesía lírica;
narraciones; literatura profética; literatura apocalíptica.
La Biblia “habla” tres lenguas: el hebreo, el arameo y el griego.
La lengua no es solo un sistema convencional de signos utilizado por un
determinado colectivo, es un modelo interpretativo de la realidad, y,
como tal , está formado por las características espirituales de un
pueblo, su sensibilidad, sus hábitos, sus constructos mentales.
Es obligado resaltar que los escritores de la Sagrada Escritura no son
instrumentos inertes y pasivos en las manos de Dios, ni tampoco
simples recopiladores de un material pre-existente. Como dice la Dei
Verbum son “verdaderos autores” (DV 11).
Los escritores de la Biblia conservan sus cualidades y temperamento, su
mentalidad, sus ideas, su estilo, su lenguaje, características muy
diversas entre los autores (inspirados).
 Los escritores, tanto veterotestamentarios como neotestamentarios no
eran meros compiladores. Entre el material transmitido, ellos han
realizado una labor de selección, de estructuración, de coordinación
del material del que disponían, aportando cada uno sus talentos.
 El Evangelio según Marcos es mucho más espontaneo y popular que en
Mateo donde aparece más la seriedad doctoral.

En cuanto a los profetas, también hay diferencias según quien
profetice: Amós más cercano al lenguaje del campo (4, 1-3; 6, 1-7);
Oseas tiene un lenguaje muy pasional, tanto como esposo traicionado
aunque enamorado (2, 1-25). Isaías aparece con un lenguaje más culto y
cercano a la política (3, 16; 4, 1).
 No poseemos el original de ningún texto bíblico, pero tenemos
testimonios del texto, es decir, ejemplares del texto que han
llegado a nosotros a través de numerosas transcripciones durante
la cuales el texto ha sufrido errores, correcciones, modificaciones
y también revisiones bastante extensas.
 Los testimonios del texto son muy variados. Unos se denominan
directos, aquellos que reproducen el mismo texto: o
íntegramente (rollos y códices de papiro o pergamino), por
secciones o por fragmentos muy pequeños (los ostraca).
 La Biblia conserva y transmite la Revelación de Dios, destinada a
los hombres de todos los tiempos. El antiguo y nuevo Israel
consideraron Palabra de Dios no sólo la Revelación, sino también
su noticia escrita, la Sagrada Escritura
 ANTIGUO TESTAMENTO:
 Israel siempre consideró la Torah como algo divino, ya que fue dada por
Dios y transmitida por Moisés. Poco a poco la Ley se fue poniendo por
escrito a lo largo de diversas épocas y haciendo sus correspondientes
adaptaciones al momento.
 “Todo cuanto el Señor ha ordenado, nosotros lo haremos” (Ex 24, 7).
Mediante la lectura y escucha de la Ley, Israel se sitúa, con una fe
obediente, frente a la misma Palabra de Dios.
 En el Deuteronomio la Palabra o las Palabras no designan ya la palabra
pronunciada por Dios, sino la Palabra escrita “La Ley se considera como
la expresión codificada de la Revelación divina, a la que está prohibido
sustraerle o añadirle nada. Esta noción es ya la del LIBRO SAGRADO,
que se desarrolla después del exilio y que acaba por englobar no sólo a la
Ley sino también a los libros en los cuales se conservaban los discursos
de los profetas, y ulteriormente de los Sabios”.
 Respecto a los profetas: el profeta de Israel, es el que comunica al
pueblo un mensaje de parte de Dios. Cuando los oráculos de los
profetas se ponen por escrito, a veces por el propio profeta, el libro de
las profecías llega consecuentemente a participar de la trascendencia
del mensaje oral.
 Hacia finales del siglo II a. C. junto a la Torah y a los Profetas, se
menciona un tercer grupo de libros, considerados igualmente
importantes para la formación espiritual y moral de Israel.
 Este tecer grupo de escritos comprende textos de diverso carácter, si
bien el género que predomina es el sapiencial. La Sabiduría es
identificada con la Torah (Sir 24, 22; Bar 4, 1), con la misma palabra de
los profetas (Sir 24, 31, Sab 9, 17); y llega a equipararse con la Palabra de
Dios (Pr 1, 20-23). Los sabios de Israel prolongan de alguna manera la
herencia profética.
 Jesús y la Iglesia primitiva hacen propia la concepción que de los libros
del A.T. tenía la Sinagoga: En ocasiones Jesús cierra cualquier discusión
apelando a un pasaje del A.T. (Mt 4, 4-10); o reclama una autoridad
indiscutible (Mt 21, 13).
 NUEVO TESTAMENTO
 En el N.T. no solamente se da el paso espontáneo de la palabra hablada
a la palabra escrita, sino que esta última asume el mismo valor, la
misma autoridad vinculante que la predicación oral. Dado que ya existe
la Escritura del A.T. que es Palabra de Dios, la memoria escrita del
pueblo de la Nueva Alianza va a completar las antiguas escrituras.
 Jesús cita el A.T. y reconoce su autoridad, pero además se pone incluso
por encima de él (Mt 12, 6); (Mt 12, 41-42). Ningún maestro de la ley
habla de esa forma; Jesús habla “como quien tiene autoridad y no como
los escribas” (Mc 1, 22).
 Cuando la predicación de Jesús y su obra de salvación se convirtió en
palabra escrita en los Evangelios, saltó en la Iglesia primitiva la
conciencia de poseer, encarnada en un libro, la definitiva Palabra de
Dios que en la persona de Jesucristo se había hecho presente.
 Los apóstoles, fortalecidos con la autoridad que emanaba de la misión
que les fue encomendada, anuncian el Evangelio de la salvación con
clara conciencia de ser los mediadores humanos de la definitiva Palabra
de Dios, revelada y realizada por Jesucristo (Hch 4, 29, 31; 8, 25). Se
llega a equiparar el crecimiento de la Iglesia como un “crecimiento de la
Palabra” (Hch 6, 7; 12, 24; 14, 20).
 “De hecho la Sagrada Escritura es Palabra de Dios, en cuanto que ha
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sido escrita bajo la inspiración del Espíritu Santo” (DV 9).
“Las verdades reveladas por Dios que se contienen y manifiestan en la
Sagrada Escritura se consignaron bajo inspiración del Espíritu Santo. La
Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros
enteros del Antiguo Testamento y del Nuevo con todas sus partes[…]
tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma
Iglesia” (DV 11).
En los estudios bíblicos, el término inspiración, remite al de Espíritu de
Dios, y este aparece siempre en acción, se le atribuye el poder de Dios
en acción ( Gn 1, 2; JU 13, 25; Ez 37, 9).
En todas estas manifestaciones del poder de Dios en acción destaca que
Dios mediante Su Espíritu, inviste lo humano y lo proyecta más allá de
sí mismo.
Es importante para esclarecer el tema de la inspiración en la Sagrada
Escritura la presencia del Espíritu en los protagonistas de la historia de
la salvación, y fundamentalmente en los profetas.
 La íntima conexión entre Espíritu de Dios y Palabra escrita
aparece ya en el A.T. “Tu los amaestrabas con tu Espíritu por
boca de tus profetas” (Ne 9, 30); “Ellos endurecieron su corazón
como un diamante para no oir la Ley y las palabras que el Señor
de los ejércitos les dirigía mediante su Espíritu por medio de los
profetas del pasado” (Za 7, 12).
 El N.T. comparte con el Antiguo el vínculo entre Palabra de Dios
incluso escrita y el Espíritu de Dios. “es necesario que se cumpla
cuanto el Espíritu Santo ha predicho en la Escritura por boca de
David“ (Hch 1, 16).
 Hay dos textos del N.T. paradigmáticos acerca de la inspiración
de la Sagrada Escritura. La segunda carta de San Pedro exhorta a
tener en cuenta que “ninguna profecía de la Escritura es objeto de
interpretación personal, ya que nunca ha sido proferida por
voluntad humana, sino que movidos por el Espíritu Santo
hablaron aquellos hombres de parte de Dios” (1 P 1, 16-21).
 En el otro texto, San Pablo conmina a Timoteo a permanecer firme en
lo que ha aprendido mediante las Letras Sagradas, y fundamenta su
exhortación en el hecho de que “toda Escritura está divinamente
inspirada” (2Tim 3, 17).
 El tema de la inspiración de la Escritura se plantea por el hecho de que
la Revelación divina no trae su propio lenguaje y Dios utiliza en ellas las
formas de la comunicación humana. La doctrina y vida salvadoras que
Dios desea transmitir exigen por coherencia una garantía de veracidad
en los escritos que de hecho las transmiten.
 El Concilio Vaticano II insiste en que el escritor no es un simple
ejecutor pasivo en las manos divinas, sino un hombre elegido que
escribe como verdadero autor del texto. Éste, es la persona que estudia
reflexiona y comunica con su obra escrita la experiencia de la que ha
sido protagonista, y los acontecimientos que ha conocido por sí mismo
o por otros.
 La Dei Verbum usa, también, la idea de autor, aplicada a Dios, con el fin de
expresar la actividad divina trascendente en relación con la Palabra escrita,
y la coordina con la actividad humana del escritor sagrado, al que la
inspiración impulsa y envuelve sin privarle de iniciativa y libertad.
 El Concilio se apoya de este modo en la categoría de instrumentalidad
aplicada a los redactores, pero no los llama instrumentos, sino “verdaderos
autores” (DV 11).
 Esta idea ya aparece en la Encíclica Divino Afflante Spiritu, de 1943,
afirmando que la inspiración ni sustituye la plena, libre y consciente
actividad del autor humano, dado que no se reduce a un dictado por parte
de Dios o a una posesión del escritor por parte de la divinidad.
 La Sagrada Escritura, como Palabra de Dios que es, debe acercarse
también, dejarse configurar por el Misterio de la Encarnación, esta es,
usando la analogía, el cuerpo de Cristo.
 Siguiendo a Ángel Cordovilla podemos citar al teólogo Hans Urs von
Balthasar. Para este autor el problema de la interpretación y sentido de
la Escritura es, en el fondo una cuestión cristológica
 “la relación, entre el sentido literal y el sentido espiritual de la Escritura
es un problema cristológico y ha de solucionarse haciendo que los dos
sentidos se relacionen como la naturaleza divina de Cristo. Lo humano
es el medium de la revelación de lo divino; medium accesible en primer
término; medium que encubriendo se manifiesta; medium que en la
resurreción se hace transparente, pero que no podrá suprimirse in
liquidarse por toda la eternidad”·
 Algo similar quiere decir la DV (13) al afirmar que “ Las palabras de
Dios expresadas con lenguas humanas se han hecho semejantes al
habla humana, como en otro tiempo el Verbo del Padre Eterno, tomada
la carne de la debilidad humana, se hizo semejante a los hombres”
 Cristo está presente y permanece en su Iglesia a través de la Sagrada
Escritura. Toda ella es un gran y único discurso sobre Cristo. La
Escritura forma su cuerpo para nosotros hoy, pues en ella los misterios
de su vida se hacen presentes contemporáneamente a los creyentes.
 Desde esta estrecha relación entre la Escritura y el cuerpo de Cristo se
puede entender la conocida expresión de san Jerónimo “Ignorar las
Escrituras es ignorar a Cristo”.
 Por su parte el Catecismo de la Iglesia católica recoge un bello texto de
San Agustín, donde se deja patente el sentir de toda la tradición
patrística “Recordad que es una misma Palabra de Dios la que se
extiende por todas las Escrituras, que es un mismo Verbo que resuena
en la boca de todos los escritores sagrados, el que, siendo al comienzo
Dios junto a Dios, no necesita sílabas porque o está sometido al tiempo”.
Ángel Cordovilla El ejercicio de la Teología. Ed. Sígueme,
Salamanca, 2007, p.115.
 Al igual que la Escritura puede y debe ser leída junto con el Misterio de
la Encarnación, así mismo es obligado remarcar la estrecha relación
entre Sagrada Escritura y el Espíritu. Espíritu que habla en la Iglesia; en
el Espíritu fue escrita, y en la Iglesia y bajo la guía de dicho Espíritu
debe ser interpretada.
 Se puede afirmar, siguiendo a Karl Rahner, que la Sagrada Escritura es
uno de los elementos esenciales amén de constitutivos de la Iglesia “En
efecto, existe la Sagrada Escritura, y ella es esencialmente un libro de la
Iglesia; ella es reconocible como Sagrada Escritura solamente a través
de ella, ella ha sido dada para la Iglesia, solamente ésta puede
interpretarla y actualizar su interna naturaleza”
 En palabras del teólogo alemán esta labor interpretativa la tiene la
Iglesia apostólica, de la que la Escritura es como parte constitutiva “La
Escritura del Nuevo Testamento surge como un proceso vital de la
Iglesia: ella es el sedimento de lo que fue predicado y transmitido como
fe en la Iglesia y para la Iglesia”
 Esta inspiración esta atestiguada ya desde el A.T., aunque sea desde la
Revelación, cuando esta llegue a su máxima expresión con Cristo “en la
medida en que Dios produce para la Iglesia el Antiguo Testamento como
una auténtica cristalización de su prehistoria, Dios mismo inspira el
Antiguo Testamento y se convierte a sí mismo en su autor”
 La Escritura es la voz del Espíritu a la Iglesia, pero también es el ámbito
en el que ella es ofrecida y entregada a la comunidad de los creyentes,
como Palabra de Dios y expresión objetiva de su ser.
 La Tradición es la conciencia viva de la Iglesia, la posibilidad de
comprensión de la misma Escritura. Si Cristo es la revelación definitiva
en el que se concentra la historia anterior y posterior, la historia que
acontece desde Cristo tiene que ser comprendida como anámnesis
(conmemoración) de ese acontecimiento último y escatológico.
 Este recuerdo debe realizarse a través de alguna realidad objetiva,
realidad a la que la comunidad pueda acudir, una realidad de carácter
normativo. Esta realidad es la Sagrada Escritura.
 Suele denominarse canon a una norma que rige un pensamiento o una
doctrina. Es utilizado en muchos campos dentro del conocimiento, en
muchas parcelas del saber humano.
 Durante los primeros siglos de historia del cristianismo, con el término
canon, se designa, en palabras de san Clemente Romano “la magnífica
y sublime regla de la Tradición”. También este término para otro Padre
de la Iglesia designa la “regla de la fe” o la “regla de la verdad” (san
Ireneo).
 Para el uso del concepto de Canon es importante el significado de
“norma” que va adosado a dicho término, entendido este como norma
de la verdad cristiana.
 Respecto al Canon del A.T. dentro del cristianismo, siguiendo a Valerio
Mannucci, se observa que estos no recibieron del judaísmo ningún
Canon ya definido de todos los libros que posteriormente formarán el
corpus de sus Libros Sagrados.
 La relación entre el judaísmo y las primeras comunidades cristianas a la
hora de fijar un Canon, fue intensa, la fijación del Canon hebreo y la
del cristiano corren de la mano durante los primeros siglos, tanto para
alejarse como para acercarse entre ellos.
 Respecto al N.T., ya en el siglo II, san Justino testimonia que los
Evangelios eran leídos junto con los escritos de los profetas en la
liturgia eucarística “En el día llamado del sol (es decir, el domingo) nos
reunimos en un mismo lugar, de la ciudad y del campo, y se hace la
lectura de las Memorias de los Apóstoles (en 1, 66, Justino añade:
llamados Evangelios) y de los escritos de los Profetas, mientras en
tiempo lo permite”
 Después de muchos avatares, de muchas reflexiones, oraciones, de
mucho dirigirse a Dios para pedir que este iluminara su camino, la
comunidad cristiana, en el Concilio de Trento ( si bien ya en el de
Florencia en el Decreto para los Jacobistas de 1441, este canon ya está
prácticamente definido), y como respuesta a los reformadores
protestantes, en la sesión del 8 de abril de 1546, el Concilio definió
definió definitivamente el Canon.
 Antes de entrar en el “problema hermenéutico” de la Sagrada Escritura

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y el puesto de esta como alma de la teología, hagamos un repaso
somero por la historia de la interpretación de la Biblia.
Respecto al A.T. Israel nunca ha dejado de reinterpretar su pasado y
como este ha sido formado por la Escritura, hay múltiples ejemplos que
atestiguan esto, baste algunos como botón de muestra.
La historia Yahvista de los Patriarcas y de Moisés en el siglo X a. C. está
reproducida y narrada de nuevo por el autor sacerdotal (P) en el siglo
VI según su propia forma literaria y teológica.
El Eclesiástico es, con frecuencia una reflexión existencial sobre temas
antiguos y los temas correspondientes: Sir 3 es un comentario del
cuarto mandamiento; Sir 15 es un comentario de Gn 3.
En los múltiples casos que esto pasa, se observa un cierto tipo de
comprensión, una búsqueda del sentido de la Escritura que parte de la
convicción de su carácter, antiguo y nuevo al mismo tiempo.
 Consciente de que la Escritura debía ser la norma de vida para la
comunidad de los creyentes aun a través de los cambios que
experimenta la historia a lo largo de sus diversas edades, el judaísmo
intertestamentario se percató de la necesidad de una interpretación
oficial de la Sagrada Escritura.
 Así es como nació la Midrash (búsqueda, del verbo darash= buscar),
donde se explicaba el desarrollo de la Escritura desde su aspecto
histórico, o profético (la haggadá, de naggad= narrar), así como desde
su aspecto legislativo (la halaká, del verbo halak= caminar).
 En cuanto al N.T., hay que decir que es Jesús el verdadero y definitivo
exégeta, del Padre “A Dios nadie lo ha visto jamás: sólo el Hijo
Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado” (Jn 1,
18).
 Además hay que destacar que Jesús es hijo de su tiempo, y al hablar con
los judíos utiliza sus mismas técnicas exegéticas. Sirva de ejemplo el
caso de la discusión acerca de la resurrección (Mt 22, 23-32), aquí Jesús
recurre a Ex 3, 6 (“Yo soy el Dios de Abraham y el Dios de Isaac y el Dios
de Jacob”)
 Aquí se observa como argumenta según la manera haggada: “Pues bien,
no es Dios de muertos, sino de vivos”.
 La Iglesia primitiva toma a Jesucristo como principio hermenéutico.
Para ellos comprender todas las Escrituras significaba leer en ellas a
Cristo y la realidad cristiana, con la plena inteligencia que les había
proporcionado la resurrección de Cristo “Estas son las palabras que yo
os decía cuando estaba todavía con vosotros: es preciso que se cumplan
todas las cosas escritas acerca de mí en la ley de Moisés, en los Profetas
y en los Salmos. Entonces les abrió su mente a la inteligencia de las
Escrituras” (Lc 24, 44).
 En los Padres de la Iglesia también hay ese esfuerzo de
reinterpretación de la Sagrada Escritura; el primero es hacer esa gran
reflexión sobre el problema hermenéutico es Orígenes. Con la edición
de las Héxaplas, este hace una crítica textual con el fin de establecer y
estudiar rigurosamente el texto de la Escritura.
 Este autor sienta las bases de interpretación del doble sentido de las
Escrituras, el sentido literal (o histórico), y el sentido espiritual.
 Los dos sentidos antes mencionados en la interpretación de la Sagrada
Escritura (literal y espiritual), usados por los Padres, en la exégesis
medieval se articula en cuatro puntos, esto es, historia, alegoría,
tropología y anagogía.
 En el contexto global de la Sagrada Escritura, el intérprete distingue
ante todo una historia: la serie de intervenciones de Dios en la historia
de la salvación. Pero esta historia esconde el Misterio de Cristo, donde
se distinguen varios niveles: lo que mira a la realidad histórica de Cristo
y de su Iglesia, constituye la alegoría pura y simple; lo que ofrece una
doctrina capaz de regular la vida cristiana, constituye la tropología; lo
que se refiere a las realidades celestes y escatológicas, objeto de nuestra
esperanza, constituye la anagogía.
 Este no es el único método de exégesis, la Lectio Divina, buscaba en la
Biblia “el alimento de una fe que, a partir de los textos sagrados y de los
hechos referidos por ellos, pretende conocer el misterio de Cristo y de la
Iglesia, para que la Iglesia se despliegue en existencia cristiana y
contemple en forma anticipada la eternidad hacia la que camina”
 Importante es mencionar la Reforma protestante y su influencia en la
exégesis, amén de la respuesta católica, el Concilio de Trento.
 La Reforma devolvió al primer plano el problema de la Escritura y su
interpretación. El principio escriturístico sobre el que pretendía
fundarse toda la Reforma, el principio de sola Scriptura, en realidad
conrrespondía a la introducción en la cristiandad de un nuevo principio
hermenéutico.
 Algunas frases de Lutero pueden aclarar el problema “La Escritura reine
por sí misma y que no quede expuesta por mí espíritu o por el de los
demás, sino que sea entendida por sí misma y por su espíritu”; “Yo no
puedo soportar que se pongan límites o formas de interpretar la
Escritura, ya que la Palabra de Dios, que enseña toda libertad, no debe
ni puede estar cautiva”.
 Este es el motivo por el que el Concilio de Trento sintió la necesidad de
oponerse a la Reforma con otro principio hermenéutico, proponiendo
de nuevo a los creyentes la Iglesia y la Tradición como el lugar donde se
conserva y desarrolla la Palabra de Dios.
 “Para reprimir los ingenios demasiado engreídos (el sacrosanto Concilio)
declara que nadie, basándose en su propio conocimiento, en cuestiones de fe
y costumbres referentes a la doctrina cristiana, plagando la Escritura a sus
propios modos de ver, se atreva a interpretarla contra el sentido que ha
tenido y tiene la santa madre Iglesia, a la cual corresponde juzgar el
verdadero sentido e interpretación de las Sagradas Escritura, ni contra el
unánime sentir de los Padres , aun en el caso de que tales interpretaciones
no hayan de ser jamás publicadas, y quien contraviniere, sea denunciado a
los ordinarios y castigado según el derecho”.
 Durante el Renacimiento, los humanistas del s. SVI inauguraron un
nuevo modo de acercarse a los textos antiguos. Añaden estos un profundo
conocimiento de las lenguas antiguas, y métodos de análisis más objetivos.
La crítica moderna textual-literaria-histórica que surge con fuerza en el s.
XIX es hija del Renacimiento.
 La interpretación de los antiguos se coinvierte en hermenéutica, y se
expande fuera de la Iglesia Católica. La actitud prevalente de la exégesis
católica fue, al principio de defensa, hasta la aparación de la Divino
Afflante Spiritu de Pio XII.
 Durante el Concilio Vaticano I, la constitución dogmática Dei Filius,
de 1870, ya habla del peligro de la actitud del protestantismo liberal en
el estudio bíblico, a lo que la exégesis católica volvió los ojos a Trento.
 Posteriormente el Papa León XIII, con la Encíclica Providentissimus
Deus (1893), abre la renovación bíblica en el campo católico. Esta
Encíclica ofrece indicaciones para lo que se ha llamado el aparato
crítico del exegeta, que lo haga capaz de defender a la exégesis católica.
 Recomienda el estudio de las lenguas orientales y la ciencia crítica, esta
última aplicada bien a los problemas literarios sobre el origen y
conservación de los libros sagrados, bien a los problemas sobre la
relación entre la Biblia y la ciencia.
 El 30 de octubre de 1902 León XIII fundaba por medio de la Carta
Apotólica Vigilantiae, la Pontificia Comisión Bíblica, con el objetivo
principal de favorecer el progreso de los estudios bíblicos.
 La Encíclica Divino Afflane Spiritu de Pio XII del 30 de septiembre de
1943 abrió realmente una nueva era para la investigación bíblica
católica. La segunda parte de la Encíclica es una acta de constitución
para la moderna hermenéutica bíblica.
 “La primera tarea del intérprete de la Biblia es la de captar el sentido
literal del texto y descubrir toda la doctrina teológica en el contenida.
Para logarlo debe conocer las lenguas orientales de la Biblia y recurrir a
todos los recursos de la filología, de la arqueología y de la ciencia
histórica”(EB 547-551).
 “La suprema norma para interpretar es revisar y establecer que es lo que
se propuso decir el escritor; y a tal fin el intérprete con toda diligencia
no pase por alto las nuevas aportaciones que la investigación moderna
ha aportado, tratando de distinguir cual es la índole propia del autor
sagrado, cuales las condiciones de su vida, en qué tiempo ha vivido, qué
fuentes escritas y orales ha manejado, de qué formas se ha valido. Así
podrá conocer con más exactitud quien ha sido el hagiógrafo y que es lo
que quiso decir en su escrito” (EB 552-554).
 En el ámbito de la crítica literaria, se pone atención a los géneros
literarios. “Que es lo que han pretendido significar con sus palabras
aquellos antiguos, no es algo que pueda determinarse con solo las leyes
de la gramática o de la filología o sacándolo del contexto; el intérprete
[…] debe discernir claramente que géneros literarios quisieron emplear
los escritores de aquella remotas edad” (EB 558-559).
 En cuanto a la Pontificia Comisión Bíblica, en 1964 vio la luz un
documento acerca de los problemas de la exégesis bíblica moderna. Es
el Sancta Mater Ecclesia. Con este texto nos encontramos en pleno
inicio del Concilio Vaticano II. La Constitución Dogmática Dei Verbum,
constituye la última incursión del Magisterio de la Iglesia en el
problema de la hermenéutica bíblica en nuestros días.
 “La teología se apoya, como en cimiento perdurable, en la Sagrada Escritura
unida a la Tradición; así se mantiene firme y recobra su juventud,
penetrando a la luz de la fe la verdad escondida en el misterio de Cristo. La
Sagrada Escritura contiene la palabra de Dios; y en cuanto inspirada es
realmente Palabra de Dios; por eso la Escritura debe ser el alma de la
teología. El ministerio de la palabra, que incluye la predicación pastoral, la
catequesis, toda la instrucción cristiana y en puesto privilegiado la homilía,
recibe de la palabra de la Escritura alimento saludable y por ella da frutos
de santidad” (DV 24)
 Esta expresión de la Escritura como alma de la teología, de sobra conocida
es también usada en el Decreto sobre la formación para los futuros
presbíteros Optatam totuis. En este Decreto, se utiliza esta expresión en el
artículo 16, texto decisivo para la reforma de los estudios eclesiásticos.
 En él se aboga por un método teológico más bíblico e histórico que
dogmático y especulativo, donde la Escritura no se utilice únicamente al
final de la construcción teológica para probar o rechazar tesis ya definidas,
sino desde el principio como fuente y alma de los desarrollos teológicos
posteriores.
 En cuanto a la DV, el artículo 24 utiliza tres imágenes, símbolos, para
comprender el papel y la función esencial de la Escritura en el quehacer
teológico; la Escritura ha de ser el fundamento perenne, la fuente
rejuvenecedora y el alma de la teología. Analicemos estos tres aspectos,
de un modo sintético, siguiendo el trabajo de Ángel Cordovilla
 En primer lugar la Escritura ha de ser el fundamento permanente de
la teología. Frente a una utilización como corolario y conclusión de lo
que ya se ha propuesto y demostrado, cosa frecuente en manuales
anteriores al CVII, se propone a la Sagrada Escritura como inicio que
fundamenta y sostiene todo el edificio.
 Este fundamento se refiere a la comprensión de la Escritura como un
testimonio global de la revelación, inscrito en la tradición viva de la
Iglesia. Cuando la teología se aleja del testimonio histórico y personal,
de la simplicidad inherente a la Escritura, construye sistemas muy
lógicos desde sí misma que al final, terminan por no necesitar a Dios.
 Este fundamento de la Escritura, no puede ser comprendido como algo
estático, cerrado, sino como una fuente de vida que rejuvenece a
cualquier sistema teológico. No se puede olvidar que el fundamento de
la teología lo constituyen la palabra de Dios escrita y la tradición viva.
 Así, la teología no debe buscar relacionarse en primer lugar con la
palabra escrita, sino con la verdad contenida en el misterio de Cristo,
pues la palabra de Dios escrita no agota la palabra de Dios que es Hijo.
 La tercera imagen presenta a la Sagrada Escritura como el alma de toda
la teología. Esta imagen hay que comprenderla desde la imagen
paralela del Espíritu Santo como alma de la Iglesia. El Espíritu es quien
hace posible la renovación permanente de la Iglesia, pues el vivifica,
unifica y mueve a esta.
 La aplicación de esta imagen a la Escritura sugiere en esta, una función
nutricia y vivificadora, pues ella es la fuente inmediata de la teología.
Ella es la que hace que la teología sea siempre una realidad viva y no
algo que permanece anclado en el pasado. Es el centro que unifica,
porque en ella se nos hace presente la figura y plenitud de la revelación.
 Toda esta reflexión nos lleva a la cuestión de Dios como “objeto” de la
teología. Comprender la Escritura y su estudio como alma, fundamento
y fuente del quehacer teológico, significa recuperar su centro y objeto
primario.
 No se trata pues de una legítima petición de los exegetas frente a los
dogmáticos, sino de la necesidad de recuperar el verdadero centro y
corazón de la teología: recuperar una teología que vuelve a poner el
centro de su reflexión a Dios, y desde Él, busca integrar el resto de las
afirmaciones sobre el mundo, el hombre y la historia.
 En 1993 la Pontifica Comisión Bíblica publicaba un documento de
importancia capital acerca del tema de la exégesis de la Escritura “La
interpretación de la Biblia en la Iglesia”
 “La Pontificia Comisión Bíblica ha considerado un deber, cien años
después de Providentissimus Deus y cincuenta años después de Divino
Afflante Spíritu, procurar definir una posición de exégesis católica en la
situación presente. La Pontificia Comisión Bíblica no es, conforme a su
nueva estructura después delConcilio Vaticano II, un órgano del
Magisterio, sino una comisión de especialistas que, como exégetas
creyentes, y conscientes de su responsabilidad científica y eclesial,
toman, posición frente a problemas esenciales de la interpretación de la
Escritura apoyados por la confianza que en ellos deposita el Magisterio.”
(del Prefacio) Ed. PPC, Madrid, 2007.
 “El problema de la interpretación de la Biblia no es una invención
moderna, como a veces se querría hacer creer. La Biblia misma
testimonia que su interpretación presenta dificultades” (pág. 27)
 “El interés de la Biblia entre los católicos ha aumentado y ha favorecido el progreso
de la vida cristiana. Quienes han adquirido una seria formación en este campo,
consideran ya imposible volver a un estado de interpretación pre-científico, que
juzgan, no sin razón, claramente insuficiente.
Pero en el momento mismo en que el método científico más corriente -el método
"histórico-crítico"-, es practicado habitualmente en exégesis, y también en la exégesis
católica, este método se encuentra sujeto a discusión: por una parte, en el mundo
científico mismo, por la aparición de otros métodos y acercamientos, y por otra
parte, por las críticas de numerosos cristianos, que lo juzgan deficiente desde el
punto de vista de la fe.
Particularmente atento, como su nombre lo indica, a la evolución histórica de los
textos o de las tradiciones a través del tiempo -a la diacronía-, el método históricocrítico se encuentra actualmente, en algunos ambientes, en competencia con
métodos que insisten en una comprensión sincrónica de los textos, ya se trate de su
lenguaje, de su composición, de su trama narrativa o de su esfuerzo de persuasión.
Por lo demás, al cuidado que tienen los métodos diacrónicos de reconstituir el
pasado se sustituye, frecuentemente, una tendencia a interrogar los textos
situándolos en las perspectivas filosóficas, psicoanalíticas, sociológicas, políticas
etc., del tiempo presente. Este pluralismo de métodos y acercamientos es apreciado
por unos como un índice de riqueza, pero a otros les da la impresión de una gran
confusión” (pág. 29).
 “El método histórico crítico es el método indispensable para el estudio
científico del sentido de los textosantiguos. Puesto que la Sagrada
Escritura, en cuanto "Palabra de Dios en lenguaje humano", ha sido
compuesta por autores humanos en todas sus partes y todas sus
fuentes, su justa comprensión no solamente admite como legitima, sino
que requiere la utilización de este método” (pág. 33).
 “Qué valor se debe acordar al método histórico-crítico, en particular en
el actual estadio de su evolución? Es un método que, utilizado de modo
objetivo, no implica de por sí ningún a priori. Si su uso se acompaña de
tales a priori no es debido al método mismo, sino a opciones
hermenéuticas que orientan la interpretación y pueden ser
tendenciosas” (pág. 38).
 “Ciertamente, el uso clásico del método histórico-crítico manifiesta
límites, porque se restringe a la búsqueda del sentido del texto bíblico en
las circunstancias históricas de su producción, y no se interesa por las
otras posibilidades de sentido que se manifiestan en el curso de las
épocas posteriores de la revelación bíblica y de la historia de la Iglesia.
Sin embargo, este método ha contribuido a producción de obras de
exégesis y de teología bíblica de gran valor” (pág. 38-39).
 “Ningún método científico para el estudio de la Biblia está en
condiciones de corresponder a toda la riqueza de los textos bíblicos.
Cualquiera que sea su validez, el método histórico-crítico no puede
bastar. Deja forzosamente en la sombra numerosos aspectos de los
escritos que estudia. No es de admirarse, pues, si actualmente se
proponen otros métodos y acercamientos para profundizar tal o cual
aspecto digno de atención” (pág. 40).
 “El desarrollo de la exégesis se debe repensar teniendo en cuenta la
hermenéutica filosófica contemporánea, que ha puesto en evidencia la
implicación de la subjetividad en el conocimiento, en particular en el
conocimiento histórico. La reflexión hermenéutica ha tomado un nuevo
impulso con la publicación de los trabajos de Friedrich Schleiermacher,
Wilhelm Dilthey y, sobretodo, Martin Heidegger. En las huellas de estos
filósofos, pero también apartándose de ellos, otros autores han
profundizado la teoría hermenéutica contemporánea y sus aplicaciones
a la Escritura” (pág. 71).
 “La necesidad de una hermenéutica, es decir, de una interpretación en el hoy
de nuestro mundo, encuentra un fundamento en la Biblia misma y en la
historia de su interpretación. El conjunto de los escritos del Antiguo y del
Nuevo Testamento se presenta como el producto de un largo proceso de
reinterpretación de los acontecimientos fundadores en relación con la vida
de las comunidades de creyentes. En la tradición eclesial, los primeros
intérpretes de la Escritura, los Padres de la iglesia, consideraban que su
exégesis de los textos no estaba completa, sino cuando sacaban de ella el
sentido para los cristianos de su tiempo en su situación propia. No se es fiel
a la intención de los textos bíblicos, sino cuando se procura encontrar, en el
corazón de su formulación, la realidad de fe que expresan, y se enlaza ésta a
la experiencia creyente de nuestro mundo” (pág. 74).
 “La hermenéutica bíblica, si por una parte pertenece al ámbito de la
hermenéutica general de todo texto literario e histórico, por otra es un caso
único de esta hermenéutica. Sus características específicas le vienen de su
objeto. Los acontecimientos de salvación y su cumplimiento en la persona
de Jesucristo dan sentido a toda la historia humana. Las interpretaciones
históricas nuevas no podrán sino descubrir y desarrollar estas riquezas de
sentido. El relato bíblico de estos acontecimientos no puede ser plenamente
comprendido sólo por la razón” (pág. 75).
 “La exégesis católica no procura distinguirse por un método científico
particular. Ella reconoce que uno de los aspectos de los textos bíblicos es ser
obra de autores humanos, que se han servido de sus propias capacidades de
expresión y de medios que su tiempo y su medio social ponían a disposición.
En consecuencia, ella utiliza sin segundas intenciones, todos los métodos y
acercamientos científicos que permiten captar mejor el sentido de los textos
en su contexto lingüístico, literario, sociocultural, religioso e histórico,
iluminándolos también por el estudio de sus fuentes y teniendo en cuenta la
personalidad de cada autor (Divino Afflante Spíritu, EB 557). La exégesis
católica contribuye así activamente al desarrollo de los métodos y al
progreso de la investigación” (pág.83).
 “La tarea de los exégetas católicos comporta varios aspectos. Es una tarea
de Iglesia, que consiste en estudiar y explicar la Sagrada Escritura para
poner sus riquezas a la disposición de pastores y fieles. Pero es al mismo
tiempo una tarea científica, que pone al exégeta católico en relación con sus
colegas no católicos y con diversos sectores de la investigación científica.
Esta tarea comprende a la vez el trabajo de investigación y el de enseñanza.
Uno y otro desembocan habitualmente en publicaciones” (pág. 99).
 “Los exégetas católicos no deben jamás olvidar que ellos interpretan la
Palabra de Dios. Su tarea común no está terminada cuando han distinguido
fuentes, definido las formas o explicado los procedimientos literarios, sino
solamente cuando han iluminado el sentido del texto bíblico como actual
Palabra de Dios. Para alcanzar esta finalidad, deben tomar en consideración
las diversas perspectivas hermenéuticas que ayudan a percibir la actualidad
del mensaje bíblico y le permiten responder a las necesidades de los lectores
modernos de la Escrituras” (pág. 100)
 “La tarea exegética es demasiado vasta como para poder ser realizada
adecuadamente por un solo individuo. Se impone una división del trabajo,
especialmente para la investigación, que requiere especialistas en
diferentes dominios. Los posibles inconvenientes de la especialización se
evitarán gracias a esfuerzos interdisciplinares” (pág. 101)
 “La declaración del Concilio hace comprender el papel fundamental que
corresponde a la enseñanza de la exégesis en las facultades de teología, los
seminarios y los escolasticados.. Es deseable que la enseñanza de la exégesis
sea impartida por hombres y mujeres. Tal enseñanza tendrá una orientación
más técnica en las facultades, más directamente pastoral en los seminarios.
Pero no podrá jamás carecer de una seria dimensión intelectual. Proceder de
otro modo sería falta de respeto hacia la Palabra de Dios” (pág. 102)
 “Siendo ella misma una disciplina teológica, la exégesis mantiene
relaciones estrechas y complejas con las otras disciplinas teológicas. Por
una parte, la teología sistemática tiene un influjo sobre la precomprensión, con la cual los exégetas abordan los textos bíblicos. Pero
por otra, la exégesis proporciona a las otras disciplinas teológicas datos
que son fundamentales para éstas. Relaciones de diálogo se establecen,
pues, entre la exégesis y las otras disciplinas teológicas, en el mutuo
respeto de su especificidad” (pág. 104).
 “Aunque la interpretación de la Biblia sea tarea particular de los
exégetas, no les pertenece, sin embargo, como monopolio, ya que
comporta, en la Iglesia, aspectos que van más allá del análisis científico
de los textos. La Iglesia, en efecto, no considera la Biblia simplemente
como un conjunto de documentos históricos concernientes a sus
orígenes. Ella la acoge como Palabra de Dios que se dirige a ella y al
mundo entero, en el tiempo presente” (pág.111).
 “Al esfuerzo de actualización, que permite a la Biblia continuar siendo
fecunda a través de la diversidad de los tiempos, corresponde el esfuerzo
de inculturación, para la diversidad de lugares, que asegura el
enraizamiento del mensaje bíblico en los más diversos terrenos. Esta
diversidad no es, por lo demás, completa jamás. Toda cultura auténtica,
en efecto, es portadora, a su modo, de valores universales establecidos
por Dios”(pág. 115).