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Historia y psicoanálisis: biografías. E(qui)vocaciones Ps. Laura Capella 24 de agosto de 2010 Parto del artículo de Michel de Certeau “Psicoanálisis e Historia” 1, en él de Certeau, así como todos los que toman esta relación desde el pensamiento crítico, aluden a que el psicoanálisis, con su concepto de represión, inconsciente y retorno de la reprimido, inaugura un concepto diferente del tiempo y de la memoria y por lo tanto de la historia. Hacia el final de este artículo de Certeau plantea que el psicoanálisis entró de lleno en la Historia, que le pertenece. Veremos ahora muy brevemente el tema de la biografía según la historiografía2. El autor plantea que el género biográfico, fundamental, aparece atravesado por todas las corrientes historiográficas. a) Historiografía positivista (fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX) está muy atenta a los documentos, a los acontecimientos espectaculares como las grandes batallas, etc. Dentro de esto, por lo tanto, las biografías serían las de los “grandes hombres”, en su carácter de héroes, tal como Freud bromea que buscarán de el sus biógrafos: la ‘evolución del héroe’. b) La nueva historia, por su lado, influida por el marxismo de los Annales de historia económica y social, la historiografía socialista británica y la microhistoria 1 Michel de Certeau, Historia y psicoanálisis entre ciencia y ficción, Cap. II. Universidad Iberoamericana, México 2007 2 La biografía como género historiográfico, Carlos Antonio Aguirre Rojas, Correo del Maestro, Núm. 45, febrero 2000. http://www.correodelmaestro.com/anteriores/2000/febrero/1anteaula45.htm Página 1 de 18 italiana. Esta “nueva historia”, se volcó al estudio de los procesos colectivos humanos. Donde los individuos serían dejados de lado. Actualmente se hace necesario considerar el papel que pueden jugar los individuos en la historia, sin renunciar al enfoque crítico de la “nueva historia”. ¿Qué es un individuo? Marx había señalado en varios de sus textos, especialmente en sus celebres Grundrisse3 , que es desde el desarrollo progresivo de la individualidad humana en la historia, que se puede afirmar que ésta es un punto de llegada y no de partida. Según este historiador éste es un punto poco estudiado, aunque entre nosotros Ignacio Lewkowicz parece que “inventó” esa especialidad de “historia del sujeto o de la subjetividad”. En la curva global del desarrollo de la individualidad humana hay dos puntos o hitos fundamentales: 1) Paso del precapitalismo al capitalismo. Renacimiento y modernidad, Siglo XVI. Se afirma una sociedad de individuos, libres de ataduras comunitarias, de tierra, de sangre, etc. Pero sujetos a ataduras impersonales: a la clase capitalista en su conjunto y a la maquinaria del Estado. 3 Los Grundrisse (bosquejos en alemán) o Elementos fundamentales para la crítica de la economía política son una recopilación de anotaciones de Karl Marx, completada entre 1857-1858, que pueden considerarse borradores de su obra cumbre, El Capital.Pero los Grundrisse también pueden considerarse como textos complementarios a El Capital, ya que en estos Marx alcanzó a desarrollar concepciones y elementos que quedaron fuera de esa obra. http://es.wikipedia.org/wiki/Grundrisse Página 2 de 18 2) Avance cualitativo importante dado por el psicoanálisis, con la moda que se impuso, de “biografías psicológicas”. Quiero evocar un párrafo de Lacan en el que se condensan los puntos 1 y 2 (modernidad y psicoanálisis): “En el hombre ‘liberado’ de la sociedad moderna, vemos que este desgarramiento revela hasta el fondo del ser su formidable cuarteadura. Es la neurosis de autocastigo, con los síntomas histéricohipocondríacos de sus inhibiciones funcionales, con las formas psicasténicas de sus desrealizaciones del prójimo y del mundo, con sus secuencias sociales de fracaso y de crimen. Es a esta víctima conmovedora, evadida, por lo demás irresponsable, en ruptura con la sentencia que condena al hombre moderno a la más formidable galera, a la que recogemos cuando viene a nosotros, es a ese ser de nonada a quien nuestra tarea cotidiana consiste en abrir de nuevo la via de su sentido en una fraternidad discreta por cuyo rasero somos siempre demasiados desiguales”.4 Una cuestión que quiero al menos dejar sentado y es la importancia de tener en cuenta, en el estudio de las biografías, en particular una de las Tesis sobre filosofía de la historia de Walter Benjamin, donde plantea que el historiador –lo mismo podemos decir del psicoanalista- no sólo tiene que ver en el pasado lo que fue, sino también lo que pudo haber sido , líneas vencidas que aunque no llegaron a ser dominantes están no obstante presentes en la historia y continúan y se 4 Jacques Lacan, La agresividad en psicoanálisis, Escritos tomo 1Siglo XXI editores, México, 1984 Página 3 de 18 desarrollan y siguen siendo vigentes dentro de una condición subordinada. Hacer hablar a los silencios, desplegar las formas de la contramemoria histórica (Foucault) restituir los pasados vencidos, constituye una parte imprescindible de una historia critica. Antes de dejar el tema :Biografías, para referirnos al recuerdo de infancia, quiero tomar un fragmento de una carta admirable: “He realizado un propósito que una serie de personas, aún no nacidas pero destinadas a un cruel destino, sentirán como una grave pérdida .Como no adivinarás a que personas me refiero, te lo digo a continuación: son mis biógrafos. He destruido todos mis apuntes y las cartas que conservaba desde los 14 años: los apuntes científicos y las copias de mis trabajos. Los biógrafos tendrán que afanarse, ya que no queremos ponerles las cosas fáciles. Todos tendrán razón en sus ideas sobre la ‘evolución del héroe’. Me divierto ya pensando cómo se perderán”. Carta de Freud a Marthe Bernays, del 28 de abril de 18855 ¿Desde dónde, desde cuando, cómo se pone en marcha la maquina de la memoria? ¿Quién está primero, el ser que recuerda o por el contrario el recuerdo es un embrión del ser? ¿Qué seríamos sin memoria? Bien podríamos decir: Recuerdo, luego, existo. Néstor Braunstein6 hace una afirmación fuerte: La memoria es previa, es fundadora del ser. 5 Sigmund Freud, padre del psicoanálisis e investigador del alma humana, Revista VIVES (Globus Comunicación) Página 4 de 18 Uno no es quien es por lo que le pasó, sino porque ha registrado y ha entendido lo que le pasó de una manera determinada, seleccionando, remendando y emparchando huellas de experiencias personales con relatos ajenos. La memoria es una construcción enriquecida por la imaginación. Se trata de una historización. La vida es una novela. Y en esa novela hay siempre un mito fundador, una prehistoria ancestral. La vida es una novela y una aventura imprevisible. La novela de la vida de cada uno consta de fascículos ensamblados, grabados de “impresiones” de lo vivido. Pero como bien lo plantean los cabalistas de la Torá, el libro de cada uno no está escrito de una vez y para siempre. Del mismo modo como pasa con las historias de las naciones. Dice Braunstein: “Nuestra memoria está habitada por los prejuicios de nuestra personalidad, por los deseos de quienes nos rodearon en un comienzo, por las presiones de nuestro grupo social y por las ansiedades de nuestro tiempo histórico”. Somos una memoria en movimiento horadada por olvidos y represiones. Marcel Proust decía que cada uno debe cumplir con el deber de escribir el libro que lleva adentro. Proust (Paris 1871-1922 -51 años) Su “En busca del tiempo perdido”, obra gigantesca a la manera de las grandes catedrales, la comienza a 6 Néstor Braunstein, Memoria y espanto O El recuerdo de infancia, agradezco a Ricardo Díaz Romero por acercarnos una versión “manuscrita” del mismo. Página 5 de 18 escribir luego de la muerte de su madre, teniendo él 34 años, con la que tenía una unión muy grande debido a que padecía de asma. La memoria autobiográfica es memoria inconsciente, con conexiones tan insólitas como las de la asociación libre de los pacientes. Evoco acá una paciente, una señora de más de 70 años, muy obsesiva. Que no quería recordar cuestiones del pasado. De pronto, hablando de algo actual, se encontraba evocando un recuerdo de la infancia o de la adolescencia. ¡Y cuando se daba cuenta, se enojaba! Goethe dice en su libro: “De mi vida. Poesía y verdad”: “El principal deber de toda biografía parece ser el de representar a los hombres en las circunstancias de su época (…) pero, a tal fin, se requiere algo inasequible, a saber: que el individuo se conozco a sí propio en cuanto haya mantenido él mismo en todas las circunstancias, y al siglo como algo que consigo arrastra al que quiere y al que no quiere, y lo determina y lo forma”. Recuerdo y olvido se traman juntos del mismo modo que vida y muerte. No se podría recordar sin olvidar: Ver “Funes el memorioso” de J. L. Borges, que por no poder olvidar nada, su vida transcurría en la pobreza del eterno y caótico presente. Freud planteaba que la neurosis, y más específicamente la histeria: sufría de reminiscencias, y por lo tanto hacía pasar la cura por la recuperación de recuerdos olvidados, el levantamiento de la represión y la superación de la amnesia infantil. Hacer conciente lo inconsciente. Página 6 de 18 Atreverse a recordar. Regla analítica: Decir cuanto le venga en mente. MENTE en la antigüedad era sinónimo de MEMORIA. En italiano: OLVIDAR es DIMENTICARE, DESMENTIZAR. Demencia: Med. y Psicol. Deterioro progresivo e irreversible de las facultades mentales que causa graves trastornos de conducta. Demencia senil (www.rae.es) El rasgo distintivo de la demencia es la amnesia. Antiguamente el CORAZÓN era el órgano de la MEMORIA: RECORDAR (volver a pasar por el corazón) Opuesto a RICORDARE: SCORDARE, dejar fuera del CORAZÓN. ¡HAZ MEMORIA! , imperativo que se condensa en un solo significante: ¡MEMENTO! MEMENTO MORI: Acuérdate de la muerte. En un recuerdo narrado la lingüística y el psicoanálisis distingue: Sujeto del enunciado Sujeto de la enunciación Néstor Braunstein añade al sujeto de la ANUNCIACIÓN. El que habla a partir de su muerte presentida, hecha presente, anticipada en la relación con el fantasma del otro al que destina su palabra o su escrito referidos a ese pasado inasequible del que arranca la autobiografía de Goethe El SUJETO DE LA ANUNCIACIÓN: En el sentido de presagio mesiánico, “realiza” su memoria al articularla en un discurso, al exhibirla en una experiencia Página 7 de 18 dialéctica que no reproducen repite el pasado vivido sino que lo constituye como pasado al historizarlo ante un oyente. La vida (bios) se edifica como narración Escritura (grafía) Habla (fonía) La vida es una bildungsroman (novela de formación) Acá Braunstein hace una afirmación fuerte: la memoria es vínculo social. Es una demanda dirigida a un destinatario. No se garantiza a sí misma. Recordar es re-presentar. Representación en el sentido teatral de la palabra, performance única o repetida nunca la misma, sometida a los caprichos de los intérpretes. En esta magnífica obra que es : “Memoria y espanto” O “El recuerdo de infancia” va a trabajar sobre escritos referidos al primer recuerdo de infancia, tomando dos hipótesis: a) Hipótesis freudiana: sobre la importancia del primer recuerdo en la vida de un ser humano. b) Hipótesis cortazariana: La memoria empieza en el terror. Página 8 de 18 Los recuerdos a los que se va a referir Braunstein son tempranos pero escritos décadas después del suceso al que aluden, por autores significativos en el campo literario o de la psicología. Son textos ínfimos. Dice con justeza Braunstein: “Nunca olvidaremos que esos ínfimos papeles no trasuntan una experiencia vivida en la inocencia del amanecer de la vida, sino que son, ellos también, productos literarios”. En tanto ficciones, tienen estatuto de verdad. Somos lo que recordamos Somos lo que olvidamos Somos lo que no podemos saber de nosotros mismos. Tres caras de Mnemosyne: Memoria, Olvido y Represión Veamos el primer recuerdo infantil, el de Julio Cortazar, tenía 3 años, era en Barcelona, 1917: Me hacían dormir solo en una habitación con un ventanal desmesurado a los pies de la cama… De la nada emerge un despertar al alba, veo la ventana gris como una presencia desoladora, un tema de llanto… rectángulo grisáceo de la nada para unos ojos que se abrían al vacío, que resbalaban infinitamente en una visión sin asidero, un niño de espaldas frente al cielo desnudo. Y entonces cantó un gallo, si hay recuerdo es por eso, pero no había noción de gallo, no había nomenclatura tranquilizante, cómo saber que eso era un gallo, ese horrendo trizarse del silencio en mil pedazos, ese desgarramiento del espacio que precipitaba sobre mí sus vidrios rechinantes, su primer y más terrible roc7. 7 (Rock’n roll, ave roc, bebé Rocamadour, roc-coq del niño precozmente bilingüe, dice Néstor Braunstein) Página 9 de 18 Mi madre recuerda que grité, que se levantaron y vinieron, que llevó horas hacerme dormir, que mi tentativa de comprender dio solamente eso: el canto de un gallo bajo la ventana, algo simple y casi ridículo que me fue explicado con palabras que suavemente iban destruyendo la inmensa máquina del espanto: un gallo, su canto previo al sol, cocoricó, duérmase mi niño, duérmase mi bien.8 En 1899 Sigmund Freud había revelado el carácter “encubridor” de muchos recuerdos infantiles. (¿Todos?) El recuerdo encubridor es un recuerdo infantil que se caracteriza a la vez por su singular nitidez y la aparente insignificancia de su contenido. Su análisis conduce al descubrimiento de experiencias infantiles importantes y de fantasmas inconscientes. Al igual que el síntoma, el recuerdo encubridor constituye una formación de compromiso entre los elementos reprimidos y la defensa. Volvamos al recuerdo de Cortazar: él habla de una angustia proveniente de un vacío en el saber: “No había nomenclatura tranquilizante”. Ausente la palabra, lo real no tiene asidero y deviene pavoroso. El niño, saliendo de la lactancia oye el canto del gallo y queda anonadado por esa intrusión de lo real, por un grito que procede de la naturaleza y lo lleva a sentir su indefensión ante lo ignoto, lo innominado. Pero, vale la pregunta: ¿Y si el despertar no fue por el canto del gallo, sino por un ruido o ruidos en la habitación vecina, la de los padres? ¿La historia del gallo no recubre el pánico del niño ante otra cosa incomprensible, la famosa “escena primaria” freudiana (urszene), la de la actividad sexual de una pareja, por lo general, los padres? Nunca podremos saberlo. 8 Julio Cortazar, El perseguidor y otros textos. Antología II, Buenos Aires, Colihue, 1996 Página 10 de 18 Pero lo que si sostiene Braunstein es que (Pág. 42): “Es un relato fascinante y lírico del nacimiento de la memoria y que envuelve una verdad, esa de la relación entre memoria y espanto, que habrá de sostenerse sobre otros argumentos y no sobre el de este episodio fraguado. Braunstein sostiene que el relato es una ficción leyendo a la letra el texto. Julio Cortázar comprendió lo que era “El gallo”: un nombre para su angustia, privada de significantes, y comprendió que para domesticar la fábrica del espanto había que hacer una narración, contar un cuento que pudiese servirle, no para dormir, sino para despertar y soportar el peso de las temibles auroras. El recuerdo habría sido transformado en memoria, en deckerinerung, recuerdo encubridor. Ninguna teoría psíquica puede dejar de lado el tema de la memoria y la teoría del inconsciente cambia totalmente el concepto de memoria. La tesis freudiana (Pág.46) puede resumirse en pocas líneas: Tanto el recuerdo como el olvido están motivados, responden a un principio de causalidad y de múltiple determinación. Sabemos que la indefensión humana es la base de la cultura. Es en el seno de la familia donde el sujeto se empapa de la “lengua materna”. El recuerdo y el olvido están ligados a la función del lenguaje en el campo de la palabra. Página 11 de 18 Freud no estaba preocupado por la autenticidad de los recuerdos sino por el modo en que se registra o se recupera un recuerdo como elaboración del inconsciente. Freud consideraba que la importancia del primer recuerdo es que éste tenía una función orientadora en la vida del sujeto. De hecho, hacia fines del Siglo XIX hay una serie de investigaciones en base a cuestionarios en los que se recopilaban primeros recuerdos que abonan la tesis cortazariana: la memoria comienza con el espanto. Pero, ¿Por qué a veces se recuerdan cosas anodinas? Freud llega a la conclusión que en los mecanismos del recuerdo operan los mismos mecanismos que forman los sueños los síntomas y cualquier formación del inconsciente. Expresan conflicto, represión y sustitución transaccional. Es la memoria autobiográfica, variedad mnémica que cabalga en la juntura de lo semántico y episódico y que se ve infiltrada por el trabajo de la fantasía que hace de la verdad, ficción y de la ficción, instrumento de la verdad. Que hace del deseo, historia. Freud sostiene que los “recuerdos de infancia” son fabricados como formaciones de compromiso que expresan el deseo a la vez que lo disimulan por el trabajo de la fantasía. La memoria personal construye mitos. Freud equiparó la historia de las comunidades con la memoria de los individuos singulares. Comparó las narraciones que el sujeto cuenta con la historiografía de los pueblos. Página 12 de 18 Vamos a pasar al recuerdo de la infancia freudiano. Pero antes, no podemos dejar de comentar el análisis que Freud realiza del recuerdo infantil que Goethe comenta en “Poesía y verdad”. El gran poeta dice que siendo niño, alentado por un grupito de niños traviesos que estaban en la calle, él arroja por la ventana toda la vajilla de su hogar. Basado en casos similares atendidos por colegas suyos y suyos propios, Freud realiza una interpretación de Goethe, pero ¡en primera persona! , refiriéndolo a un hecho provocado por los celos ante el nacimiento de un hermano. Dice Freud que dice Goethe: “He sido un afortunado; el destino me conservó con vida aunque me consideraban muerto al llegar al mundo. En cambio, eliminó a mi hermano, de suerte que no tuve que compartir el amor de mi madre con él”. Esta interpretación no sabemos si puede ser valida para Goethe, pero sí lo es para Freud. Hermano mayor de un niño que murió a los seis meses, cuando Freud, cumplía dos años. Cuando cumplía dos años y medios nace su hermana Anna, a la que tampoco nunca quiso mayormente. En el final del famoso capitulo IV de Psicopatología de la vida cotidiana, Freud relata un recuerdo encubridor suyo: En la mayoría de las escenas infantiles sustantivas y exentas de toda otra objeción uno ve en el recuerdo a la persona propia como un niño y sabe que uno mismo es ese niño; pero ve a ese niño como lo vería un observador situado fuera de la escena…No obstante, resulta claro que esa imagen mnémica no puede ser la Página 13 de 18 repetición fiel de la impresión entonces sentida. En efecto, uno se encontraba en medio de la situación y no atendía a sí mismo sino al mundo exterior.9 Me veía yo, rogando y llorando, ante un cajón cuya tapa mantenía abierta mi hermanastro, que era unos veinte años mayor que yo. Hallándonos así, entraba en el cuarto, aparentemente de regreso de la calle, mi madre, a la que yo hallaba bella y extraordinariamente esbelta.10 Había notado la ausencia de mi madre y di en sospechar que estaba encerrada en aquel cajón o armario. Por ello exigí a mi medio hermano que lo abriese, y cuando me complació, convenciéndome de que mamá no se hallaba adentro, comencé a gritar y llorar. Este es el instante retenido por el recuerdo, instante al que siguió, calmando mi inquietud o angustia, la aparición de mi madre. Un solo pensamiento de validez universal me ha sido dado. También en mi he hallado el enamoramiento de la madre y los celos hacia el padre, y ahora lo considero un suceso universal de la niñez temprana (…) Cada uno de los oyentes (de Edipo Rey) fue una vez en germen y en la fantasía un Edipo así, y ante el cumplimiento del sueño traído aquí a la realidad objetiva retrocede espantado, con todo el monto de represión que divorcia a su estado infantil de su estado actual.11 Amalia, la madre de Freud, era la tercera esposa de su padre Jacob Freud. Cuando se casó con la joven, tenía hijos de la edad de la misma. Uno de ellos era Philipp. Freud niño creía que su padre era la pareja de Resi Wittek, la niñera, de la misma edad que su padre. A quienes pensaba como abuelos Confusión apoyada en que sus primos llamaban abuelo a su padre y eran de la edad de Freud. Suponía por otro lado que Philipp y su madre eran pareja. 9 Sigmund Freud (1899) Sobre los recuerdos encubridores Sigmund Freud, Psicopatología de la vida cotidiana, Cap. IV Recuerdos infantiles y recuerdos encubridores 11 Sigmund Freud, Carta a Fliess del 15 de octubre de 1897 10 Página 14 de 18 Por la época del recuerdo, supo mucho después, que Philipp había hecho detener a Resi por haber robado en la casa de los Freud: detener, estar en cana, en canasta, encajonada… Pero por otro lado también el cajón es sucedáneo del vientre materno embarazado, de Philipp, como suponía Freud. La memoria brota del espanto. Sólo que está desplazada. Freud olvidó todo lo relacionado con el nacimiento de su hermanita, pero ese recuerdo traumático es recordado y al mismo tiempo encubierto por un recuerdo, que permite revivir la angustia y darle un final feliz con la reaparición de la madre delgada, esbelta es decir, sin criaturas en su vientre. Recuerdo infantil de Jean Piaget (1896-1980). Psicólogo suizo que estudió el desarrollo intelectual de los niños y puede ser considerado como uno de los pilares actuales de las ciencias cognitivas. Relató en dos oportunidades el mismo recuerdo infantil (en 1945 en un llamado a pie de pagina de su libro “La formación de símbolo en el niño” y en 1969 en un programa de televisión). Piaget no acepta las tesis freudianas. Plantea que los recuerdos de infancia a los que el psicoanálisis le otorga tanta importancia, no son auténticos, son “reconstruidos” (con lo que en verdad está acordando con el postulado freudiano). He aquí el recuerdo: Uno de mis más antiguos recuerdos, que sería asombroso si fuera autentico, remontaría a mi segundo año de vida, una edad en que normalmente uno no tiene recuerdos de infancia. Puedo aún ver, con una gran precisión visual, la siguiente escena en la que he creído hasta alrededor de los 15 años: estaba sentado en un cochecito de niño, empujado por una nana; el paseo se hacía por Champs Elysées, en Paris, cerca de la boca del metro, cuando un individuo quiso raptarme. La correa de cuero amarrada a la altura de mis caderas me retuvo mientras la nana trataba valerosamente de oponerse al hombre. Lucharon y el hombre le hizo algunos rasguños en la frente, que aun ahora Página 15 de 18 puedo distinguir vagamente en su rostro. Luego se reunió una multitud, vino un policía con una chaqueta cortita como las que se usaban entonces, larga hasta aquí (gesto ante la cámara) y el hombre huyó a toda velocidad. Puedo aún ver la escena completa y el lugar de los Champs Elysées donde ocurrió. Es un recuerdo sumamente conmovedor y vuelvo a verlo visualmente. Claro el recuerdo, vívido el espanto, perfecta y escueta la historia. Pero agrega Piaget que: “Cuando tenía cerca de 15 años, mis padres recibieron una carta de mi antigua niñera diciendo que se había convertido y había entrado al Ejercito de Salvación. Quería confesar sus antiguas faltas y, muy especialmente, devolver el reloj que se le diera como recompensa por esta historia enteramente inventada por ella.” Lo notable es que Piaget, en función de ridiculizar estos recuerdos fraguados, lo relata haciendo alusión a que lo “vuelve a ver”, dando indicaciones del largo de la chaqueta del policía, etc. Piaget no era un ingenuo y no podía ignorar que en 1901 Freud plantea que todos los recuerdos de infancia son encubridores. En 1922, Piaget se analizó con Sabina Spielrein, antigua paciente de Jung y también amante del mismo y discípula de Freud. Hay algo que queda claro, la satisfacción de Piaget por sentir lo bello y valioso que fue siendo bebé como para que alguien quisiera secuestrarlo. Vayamos ahora al primer recuerdo de Jorge Luis Borges: En casa teníamos un gran ropero de tres cuerpos de estilo hamburgués. Esos roperos de caoba, que eran comunes en las casas criollas de entonces. Yo me acostaba y me veía triplicado en ese espejo y sentía el temor de que esas imágenes no correspondían exactamente a mí y de lo terrible que sería verme distinto en alguno de ellas…Cuando yo era chico no me atreví a decirles a mis padres que me dejaran en una habitación totalmente oscura para no tener ese inquietud. Antes de Página 16 de 18 dormir yo abría repetidamente los ojos para ver si las imágenes en el espejo seguían siendo fieles a lo que yo creía mi imagen o si habían empezado a modificarse rápidamente y de un modo alarmante. A eso se agregó la idea de la pluralidad del yo, de que el yo es cambiante, de que somos el mismo y somos otros; eso lo he explicado muchas veces12. Yo, de niño, temía que el espejo Me mostrara otra cara o una ciega Máscara impersonal que ocultaría Algo sin duda atroz. Temí asimismo Que el silencioso tiempo del espejo Se desviara del curso cotidiano De las horas del hombre y hospedara En su vano confín imaginario Seres y formas y colores nuevos. (A nadie se lo dije: el niño es tímido.) Yo temo ahora que el espejo encierre El verdadero rostro de mi alma, Lastimada de sombras y de culpas, El que Dios ve y acaso ven los hombres. Antonio Carrizo: -Borges, los espejos… no le gustan nada a usted. 12 Jorge Luís Borges, Veinticinco Agosto, 1983 y otros cuentos (Entrevista hecha por María Esther Vázquez) Página 17 de 18 Jorge L. Borges: -No me gustan nada o me gustan demasiado. Ahora, claro que me he liberado de ellos. Porque la ceguera es un modo drástico de borrar los espejos.13 Acechas desde siempre. En la tersura Del agua incierta o del cristal que dura Me buscas y es inútil estar ciego. El hecho de no verte y de saberte Te agrega horror…14 13 14 Conversaciones de J. L. Borges con Antonio Carrizo Jorge L, Borges, Al espejo Página 18 de 18