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Lic. Félix de la Rosa
Febrero 2015
Psicoanalista. Capital Federal – Argentina
[email protected]
Descargado de cuestionesenpsicoanalisis.wordpress.com
Título:
Qué bella mi alma bella…
(Adaptación de un texto presentado en las Jornadas anuales
del Centro Dos en diciembre de 2014)
Palabras clave:
Alma bella, histeria, implicación, goce, deseo, defensa.
Introducción
En el campo psicoanalítico es frecuente encontrar trabajos que tratan de resolver
encrucijadas conceptuales, o que tensionan los conceptos para ver cuáles son los límites de su
fertilidad. Lejos de cuestionar esos planteamientos, este trabajo se propone explorar algo tan
común en la práctica clínica como es el tratamiento de la histeria, realizando algún recorrido
en torno del concepto introducido por Lacan en el psicoanálisis del alma bella.
Qué bella mi alma.
Como con cualquier situación clínica, son muy diversas las posibilidades de abordaje del
tema: la relación entre el inconsciente y la otra escena, el entramado fantasmático con el que
el sujeto 1 enfrenta la realidad, la repetición, el superyó, la transferencia… Mi interés en esta
ocasión se dirige hacia el “alma bella”, como posición subjetiva en la neurosis en general, y en
concreto en la histeria. Este interés surge al escuchar a algunas pacientes, semana tras
semana, en el mismo tono pausado, hablando de las cosas que le pasan como que le pasan.
Una mostración de la histeria en la que se reúnen la buena y la víctima. Ante esta posición,
como analista recurro a la pregunta freudiana por excelencia, “¿qué tiene la paciente que ver
con eso de lo que se queja?”. Pregunta que nos dirige a Dora, y al trabajo que sobre el caso
escrito por Freud realizó Lacan.
1
En el presente trabajo, utilizaremos como sinónimos sujeto y paciente.
Lic. Félix de la Rosa
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Acerca del trabajo realizado por Freud, él trataba con la escritura de este caso, en 1905, de
comprobar la veracidad de lo postulado 10 años antes en los Estudios sobre la histeria, que, en
palabras de James Strachey en la introducción del texto, constituyen el punto de partida del
psicoanálisis. 2 Freud buscará en la historia de Dora lo que había planteado en los Estudios: la
relación entre el trauma psíquico y avatares conflictivos con la sexualidad.
Lacan, en la conferencia de 1951 llamada “Intervención sobre la Transferencia” 3, retoma el
caso Dora para profundizar en lo que refiere al manejo de la transferencia, haciendo un
análisis de las intervenciones freudianas en términos dialécticos, ya que en un análisis el sujeto
se constituye en una experiencia dialéctica por un discurso con la presencia del analista: “En
un psicoanálisis, en efecto, el sujeto, hablando con propiedad, se constituye por un discurso
donde la mera presencia del analista aporta, antes de toda intervención, la dimensión del
diálogo.” […] “el psicoanálisis es una experiencia dialéctica, y esta noción debe prevalecer
cuando se plantea la cuestión de la naturaleza de la transferencia”. Según Lacan, “es notable
que nadie hasta ahora haya subrayado que el caso de Dora es expuesto por Freud bajo la
forma de una serie de inversiones dialécticas.” Por lo tanto, en este punto del historial lo que
va a hacer Lacan no es corregir el fracaso de Freud con Dora, sino ilustrar su operación.
Entonces el barroco Lacan ofrece una expresión clara: “No se trata de un artificio de
ordenamiento […] se trata de una escansión de las estructuras en las que se transmuta para el
sujeto la verdad, y que no tocan solamente a su comprensión de las cosas, sino a su posición
misma en cuanto sujeto del que los ‘objetos’ son función”. De manera que “el concepto de la
exposición es idéntico al progreso del sujeto, o sea a la realidad de la curación”.
Aquí empieza la conocida serie de desarrollos de verdad e inversiones dialécticas en el
tratamiento de Dora. Para acercarnos a nuestra alma bella, nos interesa especialmente la
primera serie: Dora describe la relación entre su padre y la señora K, quedando ella entregada
al señor K mientras su padre hace la vista gorda, e increpa a Freud: “Esos hechos están ahí,
proceden de la realidad y no de mí. ¿Qué quiere usted cambiar en ellos?” 4En este punto es
donde Freud, en la maniobra que Lacan denomina inversión dialéctica, introduce la pregunta
“¿qué tienes que ver en el desorden del que te quejas?”.
A partir de este punto se producen otros desarrollos de verdad e inversiones dialécticas,
que puntualmente trabaja Lacan en el mismo escrito, pero que no hacen al objeto de este
trabajo. Quedamos en esa primera inversión dialéctica, que es donde encontramos, por
primera vez5 al alma bella. Escribe Lacan: “[Freud responde por:] Una primera inversión
dialéctica que no tiene nada que envidiar al análisis hegeliano de la reivindicación del “alma
bella”, la que se rebela contra el mundo en nombre de la ley del corazón 6. Aquí Lacan ya no es
tan claro acerca de qué encierra esta cita. Por lo tanto, para entender cuál es la posible
potencia de este concepto, empezamos buscando la referencia de Hegel. Nos van a ayudar en
esto el Diccionario Introductorio de Psicoanálisis Lacaniano, de Dylan Evans 7 y el profesor de
2
Freud, S.: “Estudios sobre la histeria”, en Obras Completas, Volumen II. Amorrortu, Buenos Aires.
3 Lacan, Jacques. “Intervención sobre la transferencia”, en Escritos 1, Siglo XXI Ediciones, Buenos Aires
2005.
4
Lacan, Jacques. ibid. pg 208
5
Primera vez para el autor de este texto, no en la utilización de este concepto en la obra lacaniana.
6
Lacan, Jacques. ibid. pg 208
7
Evans, Dylan. Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano, Paidós, Buenos Aires 1997
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filosofía Jacinto H. Calderón González 8. Dice Dylan Evans: “El alma bella es una etapa en la
dialéctica de la autonciencia que Hegel describe en la Fenomenología del espíritu. El alma bella
proyecta su propio desorden sobre el mundo, e intenta curarlo imponiendo la ley del corazón a
todos los demás. Para Lacan, el alma bella es una metáfora perfecta del yo. […] El concepto de
alma bella ilustra el modo como el neurótico 9 niega a menudo su propia responsabilidad por lo
que sucede a su alrededor. La ética del psicoanálisis le prescribe al analizante el
reconocimiento de la parte que él mismo desempeña en sus sufrimientos.” 10
¿De qué se trata entonces la Ley del corazón? Según plantea Calderón González en “La ley
del corazón y el olvido de los fines”: “La ley del corazón y el desvarío de la infatuación es una
de las diversas figuras de la conciencia que nos aparecen en la Fenomenología del Espíritu de
Hegel. En ella se contemplan las diversas posibilidades del individualista que, amparándose en
la belleza y virtud de su corazón, pretende cambiar un mundo que se le opone y que considera
hipócrita y cruel.” En consecuencia: el protagonismo queda de lado del mundo (el Otro),
activo y agresivo, y del lado del sujeto hay una belleza de buen corazón, que lo deja
inevitablemente en una posición pasiva y de víctima. Es lo que Néstor Braunstein plantea como
que el alma bella se ofrece como “depositaria inmerecida de sevicias y desgracias” 11. Este
autor va un paso más allá y considera que “el fantasma de flagelación, aislado por Freud, es la
escenificación privilegiada del alma bella”. “Depositaria de sevicias y desgracias, se ofrece
como objeto a la mirada y a la escucha del Otro” 12.
Braunstein plantea que el alma bella es una entre las cuatro bellezas de la histérica: agrega
la bella indiferencia, la bella durmiente y la bestia.
La bella indiferencia le permite “atravesar sin despeinarse los huracanes y molinos de
desesperación que se generan en torno a ella”. Invoca al deseo del Otro, pero se desentiende
de él, porque no le concierne, y porque su deseo sigue siendo un deseo insatisfecho. Se
sustrae a la reacción que su demanda genera.
La tercera belleza es la bella durmiente, que “sueña con un futuro despertar en un paraíso
de felicidad pero que, mientras tanto, espera sin agitarse la llegada de un deseante que la
despierte”. La acción está así siempre suspendida, y cuando se produzca, ella será objeto del
Otro. Poetiza Braunstein: “En un futuro, alguna vez, el deseo manifestado como el beso del
príncipe, el amor, podrán rescatarla de su apatía. Pues de ella no procede ningún deseo; está
encantada.” 13
La cuarta belleza de la histérica: la bestia. “La pareja de la bella y la bestia aparece con
llamativa frecuencia en los gabinetes analíticos”. Para este autor esta figura es
complementaria de las otras tres, ya que es otra responsable de los infortunios que sufre su
virtud y una útil depositaria de sus quejas.
8
Véase http://www.javeriana.edu.co/revistas/Facultad/filosofia/uniphilo/pdf/59/04.pdf
Ya que Lacan también estudia la presencia del alma bella en la psicosis, que es diferente a la de la
neurosis.
10
Evans, Dylan. Ibid.
11
Braunstein, Néstor. Goce, Siglo XXI Ediciones, Buenos Aires 1990. pg 158.
12
Braunstein, Néstor. Ibid.
13
Braunstein, Néstor. Ibid, pg 159.
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En conclusión, las consecuencias no tan bellas de esta posición subjetiva: el sujeto queda
como una víctima que se ve desresponsabilizado tanto de lo que le sucede como de los
cambios y soluciones posibles; igualmente la queja de la supuesta maldad del Otro, así como la
propia bondad sirven para mantener un status-quo en el que, al fin y al cabo, quien sufre es el
sujeto; por último: es una posición mentirosa, equivocada. De nuevo aclara Lacan que “[… ] en
cuanto a la realidad a la que acusa. No se trata de adaptarla a ella, sino de mostrarle que está
demasiado bien adaptada” 14.
Una vez recorrida esta descripción, y vistas las consecuencias negativas que el alma bella
tiene para la vida del sujeto y sus relaciones, surge la pregunta acerca de ¿por qué se produce
y sostiene esta posición? Entre algunos abordajes posibles, en este caso proponemos una
explicación a través del más allá del principio del placer. En la presencia de una forma de goce
que hace que alguien, aunque dispuesto a acudir al analista, a dedicar tiempo y dinero a un
tratamiento, sintiendo claramente algunos de los malestares que su posición subjetiva le
genera, elige (en tanto elección inconsciente) seguir sosteniendo esa posición sufriente. El
sujeto insiste en sostener su sufrimiento, a la manera de la compulsión de repetición, en unos
casos, de la reacción terapéutica negativa en otros, cuando se prefiere incluso abandonar el
análisis antes que abandonar sus formas de padecer. Como indica otra frase valiosa de
Braunstein, “la defensa es defensa del sufrimiento”. El alma bella se defiende; bajo su máscara
de bondad nos plantea una fuerte batalla.
Terminamos con Braunstein: “La técnica analítica es torpe si no toma al goce, no al placer,
como punto de partida en el abordaje de cada caso.”
14
Lacan, Jacques. “La dirección de la cura y los principios de su poder”, en Escritos 2, Siglo XXI Ediciones,
Buenos Aires 2005. El párrafo completo sirve de síntesis: “He subrayado desde hace mucho tiempo el
procedimiento hegeliano de esa inversión de las posiciones del "alma bella" en cuanto a la realidad a la
que acusa. No se trata de adaptarla a ella, sino de mostrarle que está demasiado bien adaptada, puesto
que concurre a su fabricación.”
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Bibliografía:
-
Braunstein, Néstor. Goce, Siglo XXI Ediciones, Buenos Aires 1990.
-
Calderón González, Jacinto H. "La ley del corazón y el olvido de los fines", en revista
Universitas Philosophica nº 59, Bogotá, Colombia 2012. Disponible en
http://www.javeriana.edu.co/revistas/Facultad/filosofia/uniphilo/pdf/59/04.pdf.
-
Evans, Dylan. Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano, Paidós, Buenos Aires
1997.
-
Freud, Sigmung. “Estudios sobre la histeria”, en Obras completas, tomo II, Amorrortu,
Buenos Aires 2003,
-
Freud, Sigmung. “Fragmento del análisis de un caso de histeria”, en Obras completas,
tomo VII, Amorrortu, Buenos Aires 2003,
-
Freud, Sigmung. “Más allá del principio del placer”, en Obras completas, tomo XVIII,
Amorrortu, Buenos Aires 2004.
-
Lacan, Jacques. “Intervención sobre la transferencia”, en Escritos 1, Siglo XXI Ediciones,
Buenos Aires 2005.
-
Lacan, Jacques. “La dirección de la cura y los principios de su poder”, en Escritos 2, Siglo
XXI Ediciones, Buenos Aires 2005.
-
Lacan, Jacques. “Intervención sobre la transferencia”, en Escritos 1, Siglo XXI Ediciones,
Buenos Aires 2005.
-
Sotelo, Inés. Psicopatología <> Psicoanálisis, JCE Ediciones, Buenos Aires 2010.
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