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TEMA 0. LOS REYES CATÓLICOS Y EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS (SIGLOS
XV-XVII)
GUIÓN
1. Introducción
2. Los Reyes Católicos: la formación del Estado Moderno
2.1. La unión dinástica
2.2. El reforzamiento del poder real
2.3. La unidad religiosa
2.4. Unificación y expansión territorial
3. El auge del Imperio en el siglo XVI
2.1. Los Austrias Mayores: Carlos I y Felipe II
2.3. Los Austrias Menores: Felipe III, Felipe IV y Carlos IV
4. El siglo de Oro: la cultura y el Arte
5. Conclusión
1. INTRODUCCIÓN
A mediados del siglo XV nos encontramos en el tramo final de la llamada Baja Edad
Media. En la Península Ibérica hallamos varios reinos formados a lo largo de los siglos
medievales, durante las luchas entre los musulmanes de Al- Ándalus y los reyes cristianos.
Primeramente tenemos el reino de Castilla, muy afectado por las guerras civiles entre
partidarios de las poderosas casas nobiliarias, las cuales buscaban hacerse con el trono.
Sobresalía en el ámbito económico, gracias a la exportación de lana, el control del estrecho de
Gibraltar y las ferias comerciales (Medina del Campo). En segundo lugar, tenemos la Corona
de Aragón, resultado de la unión de Aragón, Valencia y Baleares. Allí el poder real estaba
muy limitado por las Cortes, debido al carácter pactista del reino, o sea, el acuerdo o pacto
entre los súbditos y el monarca. Por su parte, el reino de Navarra era un pequeño entre dos
gigantes, dominado durante siglos por casas nobiliarias francesas. No podemos olvidarnos del
reino nazarí de Granada, último bastión de la Reconquista cristiana que mantuvo su
independencia gracias al pago de las parias (impuestos) a Castilla. Finalmente, el reino
portugués, independiente desde hacía siglos. Esta situación se encontrarán los RR.CC.
2. LOS REYES CATÓLICOS: LA FORMACIÓN DEL ESTADO MODERNO
2.1. La unión dinástica
¿Quiénes eran los RR.CC? Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, ambos de la
dinastía Trastámara, además de ser herederos de las dos Coronas con mayor peso e
importancia en la Península Ibérica durante el siglo XV. Su matrimonio dio lugar a una nueva
unidad política: la monarquía hispánica. ¿Cómo fue esa unión? La unión dinástica implica que
cada reino siguió rigiéndose por sus leyes, instituciones y Cortes, con un Estado plural
integrado por unos territorios que solo tenían en común la misma monarquía. Aunque existía
el término España, ellos mismos no se denominaban Reyes de España, sino de sus reinos. No
obstante, en esta unión Castilla tenía mucho más peso territorial, económico y demográfico.
2.2. El reforzamiento del poder real
Los monarcas deseaban formar una monarquía autoritaria, para lo cual debían someter a
la nobleza y al alto clero, muy poderosos durante la Edad Media. Tras pasarlos por las armas
(batalla de Toro, 1476), recuperaron parte del patrimonio real en manos de los señores,
aunque les garantizaron poder e influencia (señoríos, mayorazgo, etc.) a cambio de su
sumisión política. Hecho esto, llevaron a cabo reformas institucionales para reforzar el poder
real:
a) Creación de un ejército permanente, con una nobleza que conservó sus cargos a
cambio de no participar en política.
b) Reorganización del Consejo Real, pues la alta nobleza fue sustituida por miembros de
la baja nobleza y la burguesía, los cuales habían ido a la universidad.
c) Las Cortes perdieron protagonismo, reuniéndose casi únicamente cuando los monarcas
necesitaban recursos financieros o cuando tenían que confirmar al nuevo rey. No
obstante, en Aragón siguieron teniendo más peso, al igual que sus propias leyes.
d) Control sobre los municipios mediante los corregidores, representantes del poder Real
en los ayuntamientos.
e) Reorganización de la Justicia, lenta y corrupta. Se creó la Chancillería de Valladolid y
Granada. En Aragón siguió la figura del Justicia Mayor, árbitro entre el rey y sus
súbditos. Cataluña y Valencia seguían con sus propias instituciones judiciales. Así
vemos cómo la Corona aragonesa tiende a conservar sus propias instituciones.
f) Creación de la Santa Hermandad, policía y tribunal rural que mantenía el orden.
2.3. La unidad religiosa
Durante siglos la Península Ibérica había sido un lugar de pluralismo religioso, con
musulmanes, judíos y cristianos. La denominación de Reyes Católicos deriva del interés de
éstos por imponer y difundir el catolicismo, persiguiendo a quienes profesaran otros credos.
Así, usaron la fe católica para integrar y unificar a todos los habitantes de sus reinos.
Para llevar a cabo esto se reforzó el Tribunal de la Santa Inquisición, destinado a
reprimir la herejía, sobre todo entre los conversos, o sea judíos convertidos al catolicismo,
aunque muchos mantenían sus tradiciones, siendo mal vistos por la sociedad. De hecho, se les
denominaban “malos cristianos”. A esto le siguió la expulsión de los judíos (1492) mediante
un decreto, bajo el cual se les obligaba a marchar en caso de no convertirse. Afectó a 150.000
personas en Castilla y unas 30.000 en Aragón, cuyas propiedades fueron confiscadas;
mientras que 50 mil aprox. aceptaron el bautismo. Todo ello se completo tras la conquista de
Granada (1492), cuando en 1502 se obligó a los mudéjares (musulmanes que vivían en zona
cristiana) a bautizarse, transformándose en moriscos (musulmanes cristianizados). En la
sombra siguieron practicando sus costumbres.
2.4. Unificación y expansión territorial
La necesidad de crear un Estado fuerte que pudiera expandirse fuera de la Península
llevó a los monarcas a completar una unificación territorial. Primeramente, conquistaron el
reino nazarí en 1492, derrotando a Boabdil. Por otro lado Fernando de Aragón, incorporó
Navarra en 1512, aunque ésta conservó sus propias leyes e instituciones (fueros). En política
exterior, emprendieron una hábil política matrimonial, enlazando a sus hijos con otros reinos
europeos: Juana la Loca casada con Felipe el Hermoso, hijo del emperador alemán; Catalina
casada con Enrique VIII de Inglaterra, etc. Por otro lado, el rey Fernando recuperó los
territorios del Rosellón y Cerdaña, perdidos por su padre ante Francia. Además, para frenar el
avance musulmán, se expansión por el norte de África, lo cual permitió la Conquista de las
Canarias, base de la llegada a América en 1492.
Cristóbal Colón, tras el rechazo del rey portugués, presentó su proyecto de viajar a las
Indias por Occidente a los RR.CC: Éstos aceptaron y firmaron las Capitulaciones de Santa Fe,
bajo las cuales Colón tomaría las nuevas tierras en nombre de Castilla, obteniendo el cargo de
virrey y otros beneficios económicos. La Pinta, la Niña y la Santa María salieron del Puerto
de Palos, llegando el 12 de Octubre de 1492 a San Salvador. Tras su regreso a la Península y
su entrevista con los RR.CC. Colón realizó tres expediciones más. Todo esto trastocó las
relaciones internacionales, pues Portugal reclamaba parte de los territorios, lo cual fue
solucionado con el Tratado de Tordesillas (1494), base del dominio sobre Brasil. También se
planteó la condición de los indígenas americanos, considerados súbditos del rey a los que era
necesario evangelizar.
3. EL AUGE DEL IMPERIO EN EL SIGLO XVI
2.1. Los Austrias Mayores: Carlos I y Felipe II
En 1504 murió Isabel, heredando la Corona castellana su hija Juana la Loca, casada con
Felipe el Hermoso, el cual era hijo del emperador alemán Maximiliano Habsburgo. La
incapacidad de Juana dejó el trono en manos de su marido, quien murió repentinamente, por
lo que heredó el trono su primogénito, Carlos I. Así, éste obtenía Castilla y sus posesiones
americanas, además de Flandes y el Franco-Condado. Por otro lado, la muerte de su abuelo
materno Fernando el Católico en 1516 le hizo heredar la Corona de Aragón y sus posesiones
mediterráneas. Finalmente, también obtuvo el título de emperador del Imperio Romano
Germánico, tras el fallecimiento de su abuelo Maximiliano. Así se convirtió en Carlos I de
España y V de Alemania. Con esta inmensa herencia se inicia la dinastía de los Habsburgo en
España. Poco a poco iremos pasando de una monarquía autoritaria a otra más absoluta, sobre
todo en Castilla, donde el poder del rey fue mayor. En Aragón, por su parte, hubo mayor
resistencia, a fin de mantener siempre sus propios fueros e instituciones.
Carlos I obtuvo una inmensa herencia. Su idea era crear una gran monarquía cristiana
católica y universal, frente a los turcos y los protestantes. Para ello se vio envuelto en una
serie de conflictos internacionales. Primeramente, tuvo que hacer frente a los príncipes
alemanes que aceptaron la reforma protestante de Martín Lutero. Tras numerosas campañas
militares la Paz de Augsburgo (1555) reconocía que cada Estado alemán podía decidir su
credo, suponiendo un batacazo para el emperador. En segundo lugar, se enfrentó a la Francia
de Francisco I, con quien se disputó el control del Milanesado. Finalmente, intentó hacer
frente a los turcos otomanos, quienes habían conquistado Constantinopla en 1453 y
amenazaban el corazón europeo.
En política interior hubo de hacer frente a las Comunidades. Carlos había llegado en
1517, rodeado de nobles flamencos que pronto empezaron a ocupar cargos políticos. Además,
convocó Cortes con el único objetivo de recaudar dinero para asuntos imperiales (pagar la
elección de los príncipes alemanes). Todo esto generó recelos y protestas en Castilla, que
reclamaba un monarca dedicado a su reino. Toledo encabezó la revuelta, triunfando entre la
baja nobleza y la burguesía urbana. Finalmente, la alta nobleza y el rey los derrotaron
(Villalar, 1521), y el rey entendió que debía atender los asuntos nacionales. Paralelo a este
movimiento tenemos las Germanías, originado en Valencia. Allí, la burguesía, los artesanos
y los campesinos e unen contra los privilegios de la nobleza, derivando todo ello en un
conflicto social. Finalmente, los nobles y el rey se alían para sofocarlo. Todas estas
dificultades hicieron que Carlos I abdicara en su hijo Felipe II, a quien concedió la Corona
Española, mientras que a su hermano Fernando I le entregó el título imperial.
Felipe II conformó un vasto imperio “donde no se ponía el sol”. A su herencia sumó la
Corona portuguesa, por considerarlo derecho propio, ya que era hijo de Isabel de Portugal.
Fijó su capital en Madrid, supervisaba personalmente los asuntos del reino y mantuvo el ideal
de defensa del catolicismo, rechazando otras manifestaciones culturales y religiosas. En
política interior se enfrentó a la rebelión de los moriscos en las Alpujarras, quienes se
sublevaron ante la prohibición real de usar su lengua y formas de vida. Fueron derrotados y
dispersados por Castilla. También hizo frente a una rebelión emprendida por el Justicia de
Aragón, quien se negaba a acatar las decisiones del rey por entenderlas como un atentado a
los fueros aragoneses.
Por otro lado, en política exterior destacamos un conflicto en Flandes, donde el
monarca católico era visto como un extraño por una mayoría calvinista. En 1568 estalló una
guerra que duraría ochenta años, convirtiéndose en un pozo sin fondo para los gastos de la
Corona, pues los rebeldes contaron con la ayuda francesa e inglesa. También continuaron los
enfrentamientos con Francia por el dominio europeo, venciendo los tercios españoles en San
Quintín (1557). Los turcos siguieron amenazando Europa, por lo que se creó la Liga Santa
(Venecia, el Papa y la monarquía hispánica), que obtuvo una victoria en la batalla de Lepanto
(1571). Otro de los enfrentamientos fue con la Inglaterra de Isabel II, la cual apoyó a los
rebeldes flamencos y permitió que los corsarios ingleses (Drake) atacaran navíos españoles.
Felipe II mandó la Armada Invencible para invadir Inglaterra, pero una tormenta acabó con la
flota.
Paralelo a todo este desarrollo tenemos la conquista y la colonización de América
durante el siglo XVI. El Imperio Azteca fue conquistado por Hernán Cortes, mientras que
Pizarro conquistó el Inca. El proceso no fue demasiado difícil, debido, sobre todo, a la alta
mortalidad indígena por enfermedades europeas, la superioridad militar y el impacto
psicológico, además del trabajo bajo duras condiciones. América se dividió en dos virreinatos:
Nueva España y el Perú. A la Península llegaban ingentes cantidades de oro y plata entre 1531
y 1560, provocando la “revolución de los precios”. La Corona, para pagar la expansión y la
gran cantidad de conflictos que tenía abiertos, se endeudaba continuamente. Pedía préstamos
a banqueros extranjeros a cambio de entregarles los metales preciosos americanos. La gran
masa de la población era pobre, y los artesanos tampoco podían competir con los productos
extranjeros, más baratos. Felipe II declarará hasta tres bancarrotas; el tesoro se desaprovechó.
2.3. Los Austrias Menores: Felipe III, Felipe IV y Carlos IV
La hegemonía española del siglo XVI no pudo sostenerse durante el XVII. Entre otras
cosas, la ineficacia de los monarcas ha llevado a denominarlos peyorativamente como
Austrias Menores.
Felipe III heredó el trono de su padre, Felipe II, en 1598. A diferencia de éste, mostró
poco interés por el trono, dejándolo en manos de los validos, quienes hacían y deshacían en
nombre del rey. En política interior el duque de Lerma (valido) propició la expulsión de los
moriscos. Esto trajo graves consecuencias demográficas y económicas, puesto que la gran
mayoría se dedicaba a oficios artesanales y agrícolas. En política exterior se optó por una
política pacifista transitoria, pues los reinos europeos debían descansar tras años de guerra.
Felipe IV ocupó el cargo en 1621, volviendo a una política belicista dirigida por el
valido conde duque de Olivares, quien deseaba mantener el prestigio internacional de la
Corona. A finales del siglo XVII nos encontramos una disminución demográfica en Castilla, a
causa de las epidemias, la emigración americana, los conflictos bélicos y la expulsión de los
moriscos. Asimismo, cada vez llegaba menos oro y planta, empleándose para seguir
manteniendo la política de guerra. La moneda se devaluó, por lo que el comercio y la
artesanía cayeron. Además, el deshonor del trabajo manual no fomentaba la actividad
económica, junto a la mayor autonomía de las colonias y el contrabando.
Para hacer frente a esta situación, el conde duque presentó al rey el Gran Memorial de
1624, donde defendía la necesidad de que todos los reinos se rigieran por las mismas leyes, en
este caso las de Castilla, además de uniformizar la fiscalidad (impuestos). Incluyó la llamada
Unión de Armas, según la cual cada reino aportaría un contingente de hombres apra
configurar un gran ejército. Esto contó con el rechazo de la Corona de Aragón, y en Cataluña
tuvo lugar el conocido como Corpus de la Sangre (1640). Se trató de una rebelión que
enfrentó a los sublevados contra las tropas reales, asesinando al virrey. Tras una década, fue
finalmente sofocado. También hubo problemas en Portugal, que comenzó su camino hacia la
independencia de la Corona hispánica. En Andalucía hallamos varias conspiraciones contra la
Corona, además de los llamados “motines del hambre” provocados por la grave situación.
En política exterior se abandonó la paz, volviendo a la guerra contra las Provincias
Unidas (zona de Flandes protestante). España entró en la Guerra de los Treinta Años (161848), a fin de prestar su apoyo a los Habsburgo alemanes frente a los protestantes. La Paz de
Westfalia (1648) puso fin a esta lucha, significando el fracaso español, la hegemonía francesa
y la independencia de los Países Bajos, además de la confirmación del pluralismo religioso.
El último de los Austrias fue Carlos II, El Hechizado. Al morir su padre contaba con
cuatro años, por lo que el poder fue ocupado por varios regentes. Ya de mayor era una
persona enfermiza, con una corte llena de intrigas. La poderosa Francia de Luis XIV
aprovechó esto para lanzar guerras, todas perdidas por España. La falta de descendencia
planteó una posible elección entre Felipe de Anjou (futuro Felipe V) y el archiduque Carlos II
de Austria, ambos con derechos a la Corona. La muerte del rey en 1700 y la designación en
su testamento del duque de Anjou, Borbón y nieto de Luis XIV, daba origen a un conflicto
civil e internacional, o sea, la Guerra de Sucesión (1701-1714).
4. EL SIGLO DE ORO: LA CULTURA Y EL ARTE
A nivel cultural, la primera mitad del siglo XVI supuso el triunfo del Renacimiento,
un movimiento ideológico y cultural que proponía recuperar los valores de la Antigüedad
clásica, es decir, de Grecia y Roma. Dentro de este movimiento encontramos el Humanismo,
que sitúa al hombre en el centro de todas las cosas. Esta nueva ideología empapó todas las
esferas de la vida, el arte, la literatura, etc. Ahora volvería a utilizarse el latín, poetas como
Garcilaso de la Vega se inspiraron en modelos italianos, Antonio de Nebrija crearía la primera
Gramática Castellana y las universidades españolas experimentaron un gran desarrollo
(Alcalá de Henares). Sin embargo, a mediados de siglo, el conflicto entre protestantes y
católicos dio paso a un movimiento ultracatólico que rechazaba el Humanismo. Se trataba de
la Contrarreforma, impuesta en España por Felipe II. Fue motivo de atraso e intolerancia
cultural, prohibiéndosele a los intelectuales españoles estudiar en universidades extranjeras.
A nivel artístico, destacamos la arquitectura renacentista, con obras como El Escorial,
de Juan de Herrera. En escultura hallamos a Pedro Berruguete, dedicado a la escultura
religiosa; mientras que en pintura tenemos al Greco, con obras como el “Entierro del Conde
Orgaz”.
El pleno Siglo de Oro se desarrolla desde mediados del siglo XVI y a lo largo del XVII.
A nivel artístico es el momento del estilo barroco. Sus complicadas formas en arquitectura las
apreciamos en la Catedral de Granada, de Alonso Cano, por ejemplo. En escultura destacamos
la imaginería (escultura religiosa) andaluza, con autores como Martínez Montañés y su “San
Jerónimo”, etc. Por último, en pintura la figura principal fue Velázquez, uno de los pintores
más grandes de todos los tiempos. Obras como “Las Meninas” lo confirman, Junto a éste
también aparecen Murillo o Zurbarán.
La literatura también experimentó un gran desarrollo. Así, destacará la novela picaresca
(“El lazarillo de Tormes”). Por supuesto, no olvidamos la cumbre de la literatura universal,
“El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”, de Miguel de Cervantes. En poesía
hallamos a Góngora y Quevedo, mientras que en el teatro destacamos a Lope de Vega o
Calderón de la Barca.
5. CONCLUSIÓN
Durante estos siglos se configuró el Estado Moderno. A pesar de la unión, cada reino
tendía a mantener sus leyes e instituciones, pero será Castilla la que intenté implantar su
modelo centralista al resto de reinos. La Corona de Aragón y Navarra buscarán proteger sus
instituciones y fueros propios. Por eso, en la Guerra de Sucesión, apoyarán al partidario
Habsburgo, en vez de al Borbón, quien implantaría un modelo de Estado uniforme, con las
mismas leyes y organismos. De ahí que encontrara el apoyo castellano.
Otra idea tiene que ver con el desaprovechamiento del tesoro americano. A la Península
llegaron grandes cantidades de metales preciosos, los cuales podrían haberse empleado para
mejorar la actividad económica. Sin embargo, la política belicista de los Austrias se convirtió
en un bolsillo roto. A esto sumamos el modelo social nobiliario, según el cual lo ideal era
vivir de las rentas, comprar casas y tierras. El trabajo manual estaba mal visto, era de
plebeyos. Por eso no se fomentaron la inversión en proyectos económicos.
DOCUMENTO HISTÓRICO
Don Fernando y Doña Isabel, por la gracia de Dios, rey y reina de Castilla, de Aragón
(…), enviamos a los concejos, corregidores, alcaldes, (…). Sabed que fuimos informados de
que hay en nuestros reinos algunos malos cristianos que judaizaban nuestra Santa Fe Católica.
Anteriormente mandamos apartar a los judíos en todas las ciudades, dándoles juderías y
lugares apartados. Al no ser suficiente, acordamos mandar salir a todos los judíos de nuestros
reinos, que jamás tornen; (…) que hasta el fin del mes de julio que viene salgan todos con sus
hijos, de cualquier edad que sean, e no osen tornar (…) bajo pena de muerte. Y mandamos
que nadie de nuestros reinos sea osado de recibir, acoger o defender pública o secretamente a
judío ni judía pasado el término de julio (…) bajo pena de confiscación de todos sus bienes.
(…). Les autorizamos a sacar sus bienes por tierra y mar, en tanto que no sea ni ori ni plata, ni
monedas ni otras cosas prohibidas.
Decreto de expulsión de los judíos, Granada, 31 de marzo de 1492
PERIODIZACIÓN DE LA HISTORIA
PENÍNSULA IBÉRICA HACIA 1400
PENÍNSULA IBÉRICA DURANTE EL REINADO DE LOS RR.CC.