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El diagnóstico educativo del modelo de planificación PRECEDE
El modelo PRECEDE (acrónimo en inglés de predisposing, reinforcing, and enabling
causes in educational diagnosis and evaluation) descrito por Green y Kreuter se
diseñó como una forma de valorar las necesidades de EpS de una comunidad. Los
pasos básicos del PRECEDE incluyen el diagnóstico social, el diagnóstico
epidemiológico, el diagnóstico del comportamiento y el diagnóstico administrativo.
Este modelo parte de diversas disciplinas para analizar los problemas sociales, de
salud y factores del comportamiento. Estos últimos se analizan más a fondo
distinguiendo los factores que facilitan y predisponen la aparición de una conducta no
saludable o refuerzan su existencia. Estos factores son los que constituyen el centro de
una intervención en EpS dirigida siempre a la adopción voluntaria de una conducta
saludable.
"Theory at a Glance: A Guide for Health Promotion Practice" National Institutes of Health, National Cancer
Institute
Todas las "causas" de la conducta que se han identificado en los modelos explicados
en el tema 4 se pueden organizar siguiendo la clasificación propuesta por el modelo
PRECEDE en su fase 4 (Diagnóstico educativo y organizativo).
Podemos identificar tres categorías de factores que afectan a la conducta individual o
colectiva, incluyendo acciones de organizaciones en relación con el ambiente, cada
uno de los cuales tiene un tipo diferente de influencia en la conducta.
Factores predisponentes
Son aquéllos que anteceden a la conducta y que proveen aspectos racionales o
motivacionales para realizarla. Son factores que aparecen en las fases de
precontemplación, contemplación y preparación de las etapas del cambio.
Estos factores, los cuales incluyen el conocimiento, las actitudes, creencias, valores y
habilidades y necesidades percibidas, están en relación con la motivación de una
persona o grupo para actuar. Todos ellos pertenecen al dominio psicológico. Incluyen
las dimensiones cognitivas y afectivas de conocer, sentir, creer, valorar, tener
confianza en uno mismo o sentido de autoeficacia, etc.
Los factores de personalidad pueden también predisponer a una conducta relacionada
con la salud, pero se excluyen porque los cambios de personalidad no se pueden
modificar con cambios educacionales u otras intervenciones de promoción de la salud,
sino a través de la psicoterapia.
También una variedad de factores demográficos, como el nivel socioeconómico, edad,
sexo, tamaño familiar, etc. pueden predisponer la conducta. Pero tampoco están en la
lista de factores predisponentes porque no pueden ser influenciados directa o
fácilmente por programas de promoción de la salud. Sin embargo, estos factores son
útiles para segmentar a la población en subgrupos.
Son factores predisponentes los siguientes:
1. El conocimiento que configura las creencias y la actitud
2. Creencias de susceptibilidad percibida, gravedad percibida, beneficios
percibidos, barreras percibidas (siempre anteriores a la conducta).
3. Actitud
4. Autoeficacia
5. Intención
6. Habilidades existentes
7. Balance de decisión
8. Creencias de influencia social directa e indirecta
Conocimiento o conciencia: Ya hemos comentado más de una vez que el
conocimiento es necesario pero no suficiente para cambiar conductas individuales o
colectivas. Cierta información es probablemente necesaria antes de que una persona
realice una acción saludable consciente, pero esa acción saludable deseada no ocurrirá
a menos que la persona reciba un fuerte estímulo suficiente para poner en marcha la
motivación suficiente que actúe sobre la base del conocimiento. Y la motivación debe
venir de otras fuentes diferentes además de la del conocimiento objetivo.
Creencias, valores y actitudes: Son términos diferentes aunque las diferencias entre
ellos son complejas. La creencia es la convicción de que un fenómeno es verdadero o
real. Por ejemplo: “yo no creo que esta medicación tenga ningún efecto, "cuando te
llega la hora te llega la hora" y "no hay nada que se pueda hacer". Ya vimos como el
HBM trataba de explicar las conductas de las personas basándose en sus creencias.
Dos de las dimensiones del HBM, la creencia en la susceptibilidad y la creencia en la
severidad de las consecuencias puede ser interpretada como miedo de la enfermedad o
conducta. El miedo es una fuerza motivadora poderosa pero contiene una dimensión
de ansiedad. A veces, esta combinación de miedo y ansiedad produce un bloqueo o
negación. Por tanto, utilizar el miedo en EpS de forma aislada puede ser
contraproducente, a menos que vaya acompañado de instrucciones sencillas para
aliviar la ansiedad. Los valores son la base para justificar las acciones de la persona en
términos éticos o morales. Los valores suelen construirse en grupos étnicos y a través
de generaciones de personas que comparten una historia común y una identidad
geográfica. Los valores definen los correcto y lo incorrecto, las dimensiones buenas y
malas de los resultados específicos de las conductas de las personas.
- ¿Te he oído decir que vas a hacer submarinismo?
- ¡Por supuesto que no!
- ¿Por qué no?
- Porque valoro mi vida, esa es la razón.
- ¿También valoras tu salud?
- Por supuesto.
- Entonces, ¿por qué fumas?
- Porque me divierte y me relaja.
- En ese caso, ¿puedes, honestamente, decirme que realmente valoras tu vida?
- Claro, no es que no valore mi vida y la salud, sino que valoro también otras
cosas, entre ellas el placer de fumar. ¿Qué hay de malo en ello?
Los valores están inseparablemente ligados a las elecciones de la conducta. En el
diálogo anterior, la persona revela un conflicto de valores.
Hay que reconocer los valores de los diferentes grupos étnicos, de edad y otras
subpoblaciones definidas demográficamente para poder analizar los factores
predisponentes.
Los programas de promoción de la salud y EpS tratan de encontrar cómo ayudar a las
personas a reconocer su inconsistencia entre sus valores (generalmente a favor de la
salud) y sus conductas o ambiente (a menudo en contra de la salud).
Las actitudes son, después de la motivación, uno de los términos más vagos y peor
utilizados del léxico de las ciencias conductuales. Mucchielli describe la actitud como
“una predisposición mental o un sentimiento relativamente constante hacia una cierta
categoría de objetos, personas o situaciones“. Kirscht define las actitudes como un
conjunto de creencias que siempre incluyen un aspecto de evaluación; esto es, las
actitudes se pueden valorar siempre en términos positivos o negativos. Difieren de los
valores en que se dirigen a objetos, personas, o situaciones específicas y están basadas
en uno o más valores. En la jerarquía propuesta por Rokeach, los valores están
situados en un plano más profundo y por tanto tienen menos posibilidad de
modificarse que las actitudes y las creencias.
El conjunto de nuestras reacciones frente a un estímulo (objeto, persona o situación)
se resume en tres componentes principales: cognitivo (opinión), afectivo (sentimiento)
y conativo (intención). El conjunto de lo que sabemos del estímulo, cómo lo
percibimos, qué significaciones y características le atribuimos, constituye el
componente cognitivo de la actitud. Esta estructura cognitiva o conjunto de opiniones,
en el argot publicitario se denomina "imagen de marca". (ejemplo del dentífrico). El
conjunto de cogniciones adquiridas desde nuestra infancia sobre la mayoría de los
temas (el tabaco, el automóvil, el alcohol, una determinada ideología política, etc.) ha
adquirido, con el paso de los años, complejidad y estabilidad, y es muy difícil
modificarlo.
La segunda dimensión concierne a nuestros sentimientos o reacciones emocionales
frente al estímulo en cuestión. Varía en dirección (a favor o en contra) y en intensidad
(poco, mucho, apasionadamente, parcialmente, nada). Es nuestra evaluación favorable
o no: amo, o no amo.
La tercera incluye todos los planes, decisiones e intenciones relativas a las acciones a
emprender frente al estímulo.
Como los tres componentes de la actitud son el resultado de las mismas experiencias,
es normal que estén estrechamente ligados. Las relaciones entre la conducta y
actitudes, creencias y valores, aunque aún no está completamente comprendida, nos
proporcionan una amplia evidencia de su asociación.
La autoeficacia es un concepto de la Teoría del Aprendizaje Social. Ya hemos
hablado ampliamente de este concepto cuando explicamos el modelo ASE.
Intención: La Teoría de la Acción Razonada mantiene que el paso final en el proceso
de predisposición hacia una conducta, antes de que esta tenga efecto, es formular una
intención de esa conducta. Este paso está influenciado por las actitudes hacia la
conducta y por la percepción de las normas sociales favorables a la conducta. Estas
actitudes, a su vez, están influenciadas por creencias que tienen que ver con la eficacia
de la acción en alcanzar los resultados esperados y por la actitud hacia esos
resultados. También hemos hablado ampliamente del concepto de intención y lo
hemos desarrollado en el tema 4 al explicar el modelo transteórico o de las etapas del
cambio.
La percepción de la influencia social está influenciada por la creencia sobre la fuerza
de las opiniones de los otros sobre la conducta y por la propia motivación de la
persona para estar de acuerdo con esos otros.
Habilidades existentes: Una madre experimentada puede poseer la capacidad de
amamantar. Cuando tenga otro niño, esa capacidad le predispondrá a dar el pecho al
segundo. La madre tiene una gran autoeficacia en la acción de amamantar porque ya
lo ha realizado con éxito en el pasado. La habilidad para resistir a las presiones de
grupo se asocia con adolescentes no fumadores. Si una persona no posee la habilidad
para realizar una acción determinada, la adquisición de esa habilidad se convierte en
un factor facilitador para realizar la acción.
Factores facilitadores
Ambiente de salud y otras influencias ambientales reales: Disponibilidad,
accesibilidad, etc. Son condiciones de vida que actúan como barreras a la acción
(disponibilidad de transporte). También incluyen las nuevas habilidades que una
persona, organización o comunidad necesita para realizar un cambio conductual o
ambiental. Los factores facilitadores se convierten en el objetivo inmediato de las
intervenciones en un programa. Consisten en los recursos y nuevas habilidades
necesarias para realizar la acción de salud y las acciones de la organización para
modificar el ambiente. Los recursos incluyen la organización y accesibilidad de los
servicios sanitarios, personal, escuelas, o cualquier otro recurso similar. La
disponibilidad, accesibilidad y bajo costo de productos de consumo no saludables son
importantes factores facilitadores que afectan a la conducta (por ejemplo, máquinas
expendedoras de tabaco, las cuales permiten fumar a los adolescentes incluso donde
las leyes prohíben la venta a menores, comida rápida, la cual es conveniente pero
demasiado rica en sal y ácidos grasos saturados, bebidas alcohólicas vendidas en
acontecimientos deportivos, las cuales permiten a los conductores conducir bajo los
efectos del alcohol, etc.). Otros factores facilitadores que pueden oponerse o
neutralizar estas adversas influencias incluyen la disponibilidad y el bajo coste de los
programas de cesación antitabáquica, facilidades para realizar ejercicio y las leyes
prohibiendo las ventas de alcohol a menores. Para el hábito de fumar, los factores
facilitadores que se han encontrado son: costo de los cigarrillos, accesibilidad de los
cigarrillos, prohibición y restricciones para fumar, ayudas para dejar de fumar con
programas de cesación y sustitutos de la nicotina, etc. Factores facilitadores que
pueden evitar el uso de alcohol por los jóvenes son: alternativas al tiempo libre como
actividades deportivas, actividades extraescolares, acontecimientos sociales libres de
alcohol, supervisión de los adultos, regulación de las ventas de alcohol a menores, etc.
Nuevas habilidades: El término habilidad se refiere a la capacidad de la persona para
realizar las tareas que constituyen la conducta relacionada con la salud. Las
habilidades para la promoción de la salud incluyen el control personal sobre los
factores de riesgo de las enfermedades, habilidades para un uso apropiado de los
servicios sanitarios y habilidades para modificar el ambiente. Algunos ejemplos
incluyen el uso apropiado de las técnicas de relajación y la habilidad para realizar
ejercicios apropiados, el uso de una gran variedad de instrumentos médicos y
procedimientos diagnósticos frecuentemente requeridos en los programas de
autocuidado. Para la prevención del tabaquismo, se necesita resistencia a la presión de
grupo mientras que para la cesación del hábito, las habilidades requeridas son
relajación y "coping". Los programas de promoción de la salud que trabajan para
incrementar la habilidad de las personas para cambiar su ambiente, necesitan conocer
si las personas poseen las habilidades para influenciar las organizaciones o a los
miembros de su comunidad. Pueden estar incluidas las habilidades para la
organización comunitaria, la negociación, el trabajo con los mass media, etc.
Factores reforzadores
Son la consecuencia de la acción que determina si la persona recibe un feedback
positivo o negativo y si ese feedback es apoyado socialmente después de ocurrir. Por
tanto, son factores posteriores a la conducta. Aparecen en la fase de acción y
mantenimiento de la etapas del cambio.
Incluyen el apoyo social, influencias de los pares, ayuda y feedback por los agentes
sanitarios, etc. También incluyen las consecuencias físicas de la conducta
(sentimientos de bienestar o dolor causado por el ejercicio físico y la disminución de
los síntomas respiratorios después de un uso correcto de la medicación asmática. Así
mismo, son factores reforzadores los beneficios sociales como el reconocimiento,
beneficios físicos (confort, conveniencia, disconfort, dolor), beneficios tangibles
(económicos o disminución del gasto) y recompensas imaginadas (una apariencia
mejorada, respeto hacia uno mismo o asociación con una persona admirada que
realiza la conducta. También incluyen las consecuencias adversas de la conducta o
castigos que pueden conducir a dejar de realizar la conducta positiva.
Una vez distribuidos los factores, intervendremos con las siguientes estrategias:
Para incidir en los factores predisponentes: Comunicación directa
 Facilitar que la población diana discuta la información, argumente y rebata sus
propias opiniones de forma que se puedan modificar las actitudes, las creencias
erróneas, etc.
 Utilizar un lenguaje claro, conciso y entendible.
 Utilizar soportes adecuados (vídeos, folletos, carteles, etc.)
 Utilizar líderes de opinión con credibilidad.
 Incorporar a miembros de la propia población diana desde el inicio del
programa o intervención.
 Diseñar sesiones basadas en el trabajo de grupo y en la elaboración de
productos realizados por los propios miembros del grupo (carteles, folletos,
etc.).
Para incidir en los factores facilitadores: Comunicación indirecta, cambio
ambiental, entrenamiento en habilidades
- Entrenamiento para aprender habilidades (talleres).
- Aumentar la accesibilidad de los instrumentos (condones, métodos anticonceptivos,
guías, folletos, etc.) y de los centros y programas (horarios, listas de espera, trato,
etc.). A veces sucede que aun sabiendo que existe un servicio la población no acude a
él. Por ejemplo, cuando se preguntó a unos jóvenes por qué a pesar de que conocían el
centro de planificación familiar no acudían a él, se halló la respuesta clave: “No
vamos porque no nos apetece nada encontrarnos en la sala de espera con nuestra
madre, tía... o la vecina del quinto. De esta manera pudieron ponerse en marcha las
“tardes jóvenes“, tardes donde sólo podían acudir los menores de 20 años y que han
logrado que el centro sea realmente accesible a esa población diana.
Para incidir en los factores reforzadores: Comunicación indirecta, identificar
reforzadores
- Intervenir sobre los agentes clave identificados, principalmente cuando la acción del
propio sujeto no consigue suficientes cambios en su entorno.
- Premiar mediante el reconocimiento los logros de la población diana y de los
agentes clave.
- Identificar y utilizar como reforzadores los beneficios físicos (placer, comodidad,
etc.) que las conductas más saludables puedan representar (por ejemplo: erotizando el
sexo sin penetración o el uso del condón, cuidando la estética de platos dietéticos,
enfatizando el mejor sabor de los besos sin tabaco, etc.).
- Identificar y utilizar como reforzadores las recompensas tangibles (ahorro
económico, etc.).
FACTOR
ES:
CONDUCTA:
PASEO DIARIO EN MUJERES DIABÉTICAS TIPO II
A FAVOR (+)
EN CONTRA (-)
"Si no lo hago tendré
PREDISP complicaciones"
ONENTE "Podré juntarme con las amigas"
"Creo que a mi marido le gustaré
S
más si adelgazo"
"Me pueden atropellar"
"No creo que sea tan necesario
como lo pintan"
"Es muy aburrido"
"Me voy a cansar y luego no
rendiré en casa"
Existen en la zona parques y
FACILIT circuitos adecuados.
ADORES Dejo a los niños en la guardería
municipal
Existen barreras arquitectónicas
A mi marido no le gusta quedarse
solo
No tengo dinero
REFORZ Mi enfermera me felicita
ADORES Me siento más ágil
Mi marido se queja de mis
ausencias