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DERECHO Y LA CULTURA DE LOS NEGOCIOS EN CHINA
Jaume Giné Daví
I.- Introducción
La irrupción e integración de China como un nuevo actor en el escenario político y
económico internacional, a inicios del Siglo XXI, esta produciendo una reestructuración
fundamental del sistema global de negocios. El pueblo chino se apoya en una tradición
antiquísima, “sabe de negocios” y esta irrupción china está afectando a los países, las
empresas, los profesionales y a los ciudadanos en general. Desde 1978, China ha
realizado, de forma gradual y pragmática, una transformación espectacular en su
transitar desde una economía planificada a “una economía de mercado socialista”. Lo
que fascina del proceso de reformas chino es la dimensión del país y los millones de
personas que lo protagonizan. Hoy, China ha superado a Alemania y es tras EEUU y
Japón, la tercera economía mundial.
Cabe hacer tres consideraciones previas (1):
a) Para situar mejor el proceso chino de reformas jurídicas, hay que partir de una
primera premisa: China ha sido históricamente una potencia económica y cultural y en
los últimos años busca superar las disfunciones y frustraciones en sus relaciones con
Occidente. China que se consideró “el centro del mundo”, quiere recuperar su lugar en
el concierto mundial. En primer lugar, los japoneses desde los años cincuenta, los
coreanos y los taiwaneses desde los años sesenta y setenta y finalmente, los chinos
desde los ochenta, son países y pueblos que viven procesos de modernización y
aprenden rápidamente de Occidente.
Sin embargo, su hipersensibilidad nacionalista les lleva a la convicción de que una cosa
es la modernización y otra cosa distinta es la occidentalización (2). Estos países se han
abierto a los avances de la internacionalización y la innovación tecnológica, pero se
resisten a renunciar a las raíces y las tradiciones que, aunque complejas para nosotros,
son las que han conformado la diversidad de pueblos de Asia oriental. Los ejemplos de
Japón, Corea, Taiwán, Singapur y Hong-kong, nos muestran países y ciudades que son
modernos pero no son occidentales. Muchos estudiosos se preguntan si los procesos de
modernización en Asia y en China en particular proseguirán sin adoptar necesariamente
las concepciones o los esquemas democráticos de Occidente. La experiencia de
Singapur se sigue con gran interés por los chinos, y la de China por los vietnamitas.
Incluso nos recuerdan que Asia dispone de bases filosóficas propias sobre las que
asentar sus democracias e incluso superar o corregir algunas limitaciones o
contradicciones de los sistemas de valores occidentales.
b) Una segunda consideración: no se puede, pues, estudiar o entender China, desde
esquemas preconcebidos que provienen de nuestra concepción occidental del individuo
y de la sociedad. Hay que recordar que el confucionismo es una matriz cultural que
tiene hoy una influencia básica en Asia Oriental. Samuel P. Hungtington (3) nos
recuerda que la esencia de la cultura política y jurídica de Occidente es la Carta Magna,
y uno de los rasgos distintivos de la civilización occidental es la noción del “imperio de
la ley”. Esta tradición heredada de los romanos sentó las bases para el
constitucionalismo y la protección estatal e internacional de los derechos humanos, con
una especial defensa de los derechos individuales. En cambió, en las civilizaciones y
tradiciones orientales se pude observar que la ley ha sido un factor menos distintivo a la
hora de determinar el pensamiento y la conducta y vemos que la familia o la pertenencia
a un grupo o colectivo han predominado sobre el interés individual.
De todos modos, se ha producido una interacción de influencias y de valores entre
Occidente y Oriente. Después de la Segunda Guerra Mundial, el constitucionalismo se
ha ido consolidando en los regimenes políticos asiáticos y se reconoce que los Derechos
humanos constituyen valores universales, aunque luego a la hora de ser aplicados, los
poderes públicos los interpretan teniendo en cuenta también los valores y las tradiciones
culturales de los pueblos y sociedades asiáticas.
c) Una tercera consideración: las reformas políticas y jurídicas se han impulsado con el
objetivo de dar base institucional y jurídica a los procesos de reforma económicas,
necesarias par asegurar el crecimiento económico y el progreso y el bienestar social de
la población. En el caso de China, las reformas jurídicas se ha acelerado a partir de su
incorporación, en 2001, a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Hemos hecho estas consideraciones previas para resaltar que las principales barreras
que dificultan a muchos empresarios y profesionales de nuestro país, el logro de unas
relaciones positivas y fructíferas con los chinos son básicamente culturales. Entendemos
que para “relacionarse y hacer negocios con los chinos”, tanto los de la Republica
Popular China como los de “la diáspora china” repartida por todo el mundo, es
imprescindible conocer y entender determinadas normas de conducta, de
comportamiento cultural y de protocolo chino, sin el conocimiento de las cuales, las
relaciones comerciales, empresariales o personales con los chinos pueden resultar
frustradas o infructuosas.
II.- DERECHO Y PRINCIPIO DE LEGALIDAD EN CHINA.
¿Cabe hoy hablar de Estado de Derecho en China? Antes de responder a esta pregunta
hay que insistir que no se puede entender o juzgar a China solo desde los esquemas o
los valores que provienen de nuestra concepción occidental del individuo y la sociedad.
Cabe subrayar entre los rasgos distintivos de la civilización occidental: el legado clásico
(la filosofía y el racionalismo griego, el derecho romano, el cristianismo), el imperio de
la ley, el pluralismo social con la existencia de instituciones representativas, el
individualismo, la sociedad civil, etc. Estos rasgos son distintos en Oriente. Los
conceptos de democracia, de estado de derecho o de sociedad civil han sido
considerados, durante largo tiempo, como extraños a China (4). Asimismo, la noción de
separación de poderes no ha tenido significado en la larga historia y tradición china.
Ello representa un aspecto en el cual la China clásica difiere de la Europa donde la
independencia de los jueces constituye una base fundamental del Estado democrático.
En la China clásica se hace referencia a la noción de “gobierno por los hombres”
opuesta a la de “gobierno por las leyes”. En el imaginario de este país esta presente la
idea de que “mandan los hombres, no las leyes”. En el discurso confuciano, la primacía
se daba a la calidad moral de los hombres, de los gobernantes, mientras que la ley tenía
un sentido meramente utilitario. Otro ejemplo ilustrativo de las características
distintivas de la cultura china que la diferencia de la occidental lo encontramos en la
escritura que es una aunque las lenguas chinas son varias. Ello explica que sea
extremadamente complicada la traducción de los conceptos jurídicos occidentales a la
escritura china. Por ejemplo, la traducción de las nociones de persona, de estado de
derecho o el de sociedad civil a la escritura china reenvía a complejos ideogramas que
pueden variar según el contexto.
De todos modos, China es una sociedad que vive, desde hace tres décadas, un
extraordinario proceso de cambios en todos los ámbitos, incluso el jurídico. El país está
en vías de transición de una economía planificada una economía de mercado, de una
sociedad rural a una sociedad urbana, de una autarquía a la interdependencia económica
internacional, todo ello con miras a su plena integración en el sistema global.
1. El retorno al Derecho en China
La reemergencia de Deng XiaoPing como líder máximo de China, en 1978, y sus
referencias a la necesidad de “una legalidad socialista”, marcó el inicio de un período de
cambios en el sistema jurídico chino. Esta reforma jurídica ha provocado una
progresiva recepción de normas legislativas, administrativas y modelos de gestión
provinentes de los países occidentales (EEUU y UE). Cabe hablar, tras las convulsiones
políticas y sociales provocadas por la Revolución Cultural (1966-1976) de “un retorno
al Derecho” y del inicio de un proceso de “armonización” del derecho chino con los
derechos occidentales. Este proceso de harmonización se acelera a partir de la entrada
de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC), el 11 de diciembre de 2001,
hecho que certifica el retorno de China a la escena económica internacional.
A partir de 1979, los Poderes Públicos chinos empezaron a promulgar un largo rosario
de leyes: la ley penal y la ley de procedimiento penal (1979), la ley de procedimiento
civil y la ley de marcas (1982), la ley de patentes (1984), la ley sobre el contencioso
administrativo de 1989, la ley sobre el arbitraje (1994) etc. La nueva Constitución china
de 1982 enfatiza la necesidad de las reformas jurídicas necesarias para enmarcar las
reformas económicas. El artículo 31 recoge la política de “un país, dos sistemas”
pensada para facilitar la futura incorporación de Hong-Kong a la soberanía china, hecho
que aconteció en 1997. La constitución de 1982 fue objeto de sucesivas e importantes
enmiendas en 1988, 1993, 1999 y 2004, incluyendo en el articulado diversas
declaraciones programáticas sobre la aceptación gradual de conceptos como el de
“economía privada”, el de “economía de mercado socialista” y la internacionalización y
apertura del país al exterior. Merece destacar, de forma especial, la importancia de las
enmiendas constitucionales de 2004 que incorporaron “la doctrina de las tres
representaciones” que abrió la puerta a la entrada de los empresarios y los
emprendedores en el Partido Comunista Chino (PCCh.) así como otras dos
declaraciones de principios, en relación al fomento de la propiedad privada (art. 13) y a
la defensa y protección de los Derechos Humanos (art. 33).
La prudencia y la gradualismo son dos características que presiden los cambios
legislativos en China. Se dice que, en China, la realidad social va por delante de la
producción legal. Un ejemplo demostrativo lo tenemos en la regulación de la propiedad
privada. Hemos dicho que esta fue recogida, a través de una enmienda de 2004, como
“declaración programática” en la constitución de 1982, pero la nueva Ley de la
Propiedad no fue aprobada por la Asamblea Popular Nacional (ANP) hasta el pasado 16
de marzo de 2007 y entró en vigor el 1 de octubre de 2007. El mismo comentario cabría
hacer con respecto a la recién aprobada Ley de Contratos de Trabajo de 29 de junio de
2007, que entró 1 de enero de 2008. Esta manera de actuar forma parte de la cultura
china y del proverbio chino hecho suyo por Deng Xiaoping que recomienda “tantear las
piedras mientras se cruza el río”
La entrada de China en la OMC, en 2001 aceleró la mejora del sistema jurídico chino y
su acercamiento o armonización con los sistemas jurídicos occidentales. Los
compromisos asumidos con la OMC obligaban a China a un ajuste de las políticas
económicas y comerciales a las instituciones jurídicas y ala legislación relativa al
comercio exterior y a las inversiones extranjeras. El mercado necesita de “seguridad
jurídica”. Ello comportó a una nueva ola de reformas jurídicas en el ámbito del derecho
de los negocios (sociedades, contratos, propiedad intelectual, seguros, competencia,
marco financiero, servicios, etc.). Pero aún se precisa un marco que garantice una mayor
transparencia y control en la interpretación y la aplicación del derecho por parte de los
Poderes Públicos. Esta es la gran asignatura pendiente de la reforma china.
2. ¿Estado de Derecho “con características chinas”?
“El retorno al derecho” en China no se ha traducido, a los ojos occidentales, en la
aparición inmediata de “un Estado de derecho”. Este concepto que es evolutivo no es
definido o entendido por las autoridades chinas de igual modo que en Occidente. Sin
negar que se ha tenido lugar una clara recepción de la legislación y de las instituciones
jurídicas occidentales, estas deben, desde la óptica china, adaptarse a “las características
chinas”. ¿Cuales son estas características chinas? :
a) La cuestión de fondo es que sigue dándose en China, una confusión entre el Estado
y el PCCh.. Las leyes no representan aún un límite para el Estado-Partido. Son un mero
instrumento estatal para asegurar el orden político y social establecido y para dirigi las
reformas económicas que aseguren el crecimiento económico del país. Porque es este
crecimiento la principal fuente que da hoy legitimidad al liderazgo del PCCh. No hay
una clara separación sino más bien de una confusión de poderes, sobre todo entre el
Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo chinos. Muchos estudiosos afirman que en China
más que del “imperio de la ley” cabe hablar de “imperar a través de la ley” (5).
b) La legitimidad del Estado socialista chino prioriza la defensa y una aplicación de los
derechos colectivos sobre los individuales. Esta disimetría entre los derechos civiles y
políticos y los derechos económicos, sociales y culturales queda patente en el hecho
que, si bien China ha firmado los dos Pactos Internacionales Sobre Derechos Humanos
de las NNUU de 1966, solamente ha ratificado el Pacto Internacional sobre los derechos
económicos, sociales y culturales. En cambio, aún no ha ratificado el Pacto
Internacional sobre los derechos políticos y civiles.
c) Existen notorias insuficiencias en el poder judicial chino. Es más fácil crear un
nuevo cuerpo jurídico que reconstruir un cuerpo judicial. Durante el período de la
Revolución Cultural (1966-1976) la enseñanza del Derecho quedó postergada. Al final
de este convulso periodo histórico, el país sólo disponía de dos facultades de Derecho.
Al iniciarse las reformas en 1978, se contaba con muy pocos jueces preparados para
aplicar la nueva legalidad socialista y las plazas solían ser ocupadas por funcionarios sin
los suficientes conocimientos jurídicos e independencia para cumplir con su función. La
situación esta cambiando. Hoy, existen más de trescientas facultades de Derecho que
forman cada año a miles de nuevos juristas. Y muchos juristas chinos completan sus
estudios en las universidades de EEUU y Europa para conocer el contenido y
funcionamiento de los sistemas jurídicos occidentales y especializarse en diversas
disciplinas jurídicas. Si, hasta ahora, los ingenieros y los economistas han nutrido la
clase dirigente del país, en el futuro inmediato, los juristas van a jugar un papel
relevante en la modernización de las instituciones públicas y de las entidades de la
creciente Sociedad Civil del país.
Concluyendo, la entrada de China en la OMC, el comercio internacional y la gradual
sujeción de China a la “economía de mercado socialista” han comportado la recepción y
producción de un cada vez más completo y extenso cuerpo jurídico. El problema no
reside tanto en la producción legal como en la insuficiente independencia del Poder
judicial y en como se interpreta y la aplica la nueva legislación china por parte de los
Poderes Públicos. Los jueces a la hora de interpretar el Derecho hacen a menudo
referencia a “las características o las circunstancias chinas” y a algunos principios o
normas presentes de la tradición jurídica china, principalmente de base confuciana,
como es el principio de “la armonía social”.
III.- NORMAS DE CONDUCTA Y DE PROTOCOLO PARA RELACIONARSE
Y NEGOCIAR ENTRE Y CON LOS CHINOS.
La sociedad china no padece la obsesión legalista que caracteriza a Occidente. A
continuación, se explicará como, para los chinos, las relaciones personales son más
importantes que las relaciones contractuales. O como para ellos una buena red de
relaciones familiares o personales es fundamental, porque pueden darles -a falta de un
sistema jurídico y judicial que sea suficiente, imparcial y justo-, la seguridad, la
estabilidad y “la armonía” en sus negocios. También explicaremos que el contacto
personal y la relación de confianza es la base indispensable para relacionarse con los
chinos. La palabra dada en un negocio, si se inscribe dentro del marco de una relación
de confianza, tiene más fiabilidad que el texto de un contrato escrito. La confianza y la
fidelidad son, por lo tanto, dos valores básicos en la vida social china.
A mi parecer, los profesionales españoles deben conocer las normas de
comportamiento y la idiosincrasia de las relaciones empresariales de y con los chinos. Y
mucho más teniendo en cuenta que estos tienen fama de ser unos de los mejores
negociadores del mundo. Este conocimiento de cómo se relacionan y cómo negocian los
chinos constituye, sin lugar a dudas, la llave maestra para hacer negocios con ellos.
Además a los chinos les gusta hacer negocios con personas que entiendan como son
ellos. Y, ¿porque y cómo actúan los chinos en sus relaciones sociales y personales?
1. Razones de carácter histórico, cultural y social
Hay que hacer una referencia previa a la influencia del confucionismo en la sociedad
china. El confucionismo no es una religión, sino una filosofía del buen gobierno y de la
armonía social que puede coexistir con otras filosofías o religiones, como el taoísmo o
el budismo. A pesar que Confucio vivió hace 2.500 años (551-479 a.C., sus doctrinas
siguen presentes no solo en China, sino también en Japón, Corea, Singapur y en las
comunidades chinas de todo el mundo. Estas doctrinas han tenido y siguen teniendo una
clara influencia en el ámbito cultural chino y en la organización de la sociedad al
establecer unas normas éticas y de jerarquía que afectan a las relaciones interpersonales,
sociales y económicas. Esta jerarquía se establece en cinco ámbitos. Entre padres e
hijos, entre gobernantes y súbditos, entre esposo y esposa, entre hijo mayor y menor,
entre amigos (6). Hoy en día, muchos valores de raíz confuciana son promovidos y
citados por los actuales gobernantes chinos para legitimar su liderazgo en la dirección
de las reformas y para promover la construcción de una sociedad armoniosa que corrija
las actuales desigualdades sociales y territoriales existentes en China. También son
tenidos en cuenta como elemento de interpretación teleológica por los jueces chinos a la
hora de aplicar el Derecho chino.
Otra razón que explica la idiosincrasia de las relaciones comerciales de los chinos es su
deseo de resolver, siempre que sea posible y de mutuo acuerdo, las diferencias o los
conflictos sociales o contractuales antes de acudir a las instituciones del Estado. La
existencia de una clara relación de jerarquía, de raíz confuciana, entre los gobernantes y
los súbditos explica el que, en la tradición y la historia china, los Poderes Públicos han
usado y, a menudo, abusado de sus prerrogativas exorbitantes, en sus relaciones con los
administrados. Estos prefieren no acudir a los tribunales para litigar contra la
administración para no poner en evidencia el sistema. En cambio, sí intentan canalizar
sus relaciones comerciales y resolver sus conflictos o problemas a través de normas o
prácticas pero son efectivas para dar estabilidad, seguridad y continuidad a los negocios.
¿Cómo son algunas de estas normas?
2.
Normas de conducta y protocolo.
China es una sociedad con una de las culturas más antiguas del mundo. Ha desarrollado
unas normas de comportamiento y protocolo muy complejas y aplicables a cada
situación de la vida, y por lo tanto, también a la hora de hacer negocios. Los chinos
creen en el fondo que su forma de hacer las cosas es la correcta (7). Me atrevería a decir
que estas normas las tienen interiorizadas como si formasen parte de su ADN personal.
Vamos a enumerar, sin carácter exhaustivo, las siguientes:
a)
“El principio de la armonía social”
Los chinos intentan siempre mantener la armonía y el equilibrio y evitan la
confrontación directa con los demás. Analizan los temas con prudencia antes de la toma
de decisiones -influencia del taoísmo- y miran las cosas desde un punto de vista muy
amplio y a largo plazo.
b) La primacía del grupo sobre el individuo
El interés del grupo predomina sobre el propiamente individual. Ello se contrapone al
espíritu individualista de Occidente. No les gusta ser individualizados o diferenciados
de un colectivo, e intentan evitar el uso de la primera persona. En las sociedades de Asia
Oriental, las personas forman su identidad a partir de la familia, el grupo, la empresa o
la organización a la que pertenecen o participan. Por regla general, las decisiones en
China suelen tomarse en grupo y buscando el consenso, porque a los chinos les cuesta
asumir la responsabilidad de forma individual. Existe un papel y un papel bien definido
para cada miembro del grupo o equipo –en función del lugar que ocupan en la jerarquíacuya actuación conjunta llevan al logro del objetivo final que se persigue. Es la
jerarquía la que establece el lugar y el cuando y como puede intervenir cada individuo
en una reunión o negociación. Sin embargo, la decisión final viene jerárquicamente de
arriba a abajo.
c)
La noción de “guanxi”
“Las relaciones y los contactos personales son claves para hacer negocios. La falta, en la
historia y tradición china, de un sistema legal institucionalizado, como en Occidente,
para defender o proteger de forma adecuada sus derechos, ha llevado a los chinos a la
búsqueda de redes de contacto (“Guanxi”) para el desarrollo de sus negocios (8). La
palabra “Guanxi” puede ser traducida como relación, contacto o conexión y ser definida
como la relación interpersonal y dinámica existente entre personas para ayudarse y
beneficiarse de forma recíproca. Estas relaciones interpersonales se basan en la mutua
confianza y lealtad, suelen ser larga duración y superan la esfera puramente profesional.
Cabe destacar que las empresas extranjeras suelen contratar a personas de nacionalidad
china que tengan una importante red de contactos para resolver los problemas que
pueden plantearse al establecerse en China. Asimismo, hay que dejar claro que las
actividades de guanxi, en el contexto empresarial de China, representan actividades
éticamente aceptables y que se diferencian claramente del soborno o la corrupción.
d) La noción de “mianzi”
En Occidente, los valores se originan principalmente en una ética personal en que la
religión ha jugado un papel importante. En Asia Oriental, los valores no se basan tanto
en la religión como en determinados comportamientos y sentimientos, entre los cuales
cabe destacar el mantenimiento de la reputación, la imagen, el prestigio o el “guardar la
cara”(“Mianzi”) de la persona dentro de la sociedad, la familia o el grupo. Ello explica
que cuando una persona es presuntamente acusada por la comisión de alguna falta o
delito, la deshonra que puede derivarse de ello recae no solo en el presunto infractor
sino también sobre toda su familia. I es que, en una sociedad como la china en que las
relaciones interpersonales son tan importantes, la credibilidad es clave para desarrollar y
mantener las relaciones profesionales y comerciales. Ello conlleva a la necesidad de los
chinos de guardar las formas, evitar las confrontaciones directas y “no perder la cara” o
“no quedar mal” ante los demás. Esta regla es de obligado cumplimiento entre chinos
pero también deben ser tenidas en cuenta por los extranjeros en las relaciones y las
negociaciones con los chinos.
e) La noción de “renquing”
Otro concepto vinculado al guanxi o el mianzi, es el “renquing” (favor). Hemos dicho
que el chino no tiene un carácter individualista. En cambio, sí se siente partícipe de un
grupo o círculo de personas, con ligámenes entre ellos, que confían entre si y con
quienes un individuo esta emocionalmente adherido. Este ligamen o identificación
compartida suele tener base en el parentesco. Otro nexo muy importante es que
procedan de la misma ciudad, distrito o provincia de origen. Este segundo ligamen esta
muy presente, como factor de cohesión, en las comunidades chinas en España y en
Cataluña en particular.
Estos nexos les llevan a hacerse favores, compartir negocios, a prestarse dinero u otro
tipo de ayudas o beneficios mutuos, Aquellos se refuerzan aún más con el paso del
tiempo. La confianza y la credibilidad es la condición básica para construir y mantener
el guanxi, el mianzi o el renquing. A su vez, estas conexiones se retroalimentan y
facilitan el acceso a terceras personas o contactos, para conseguir o mantener socios o
clientes, encontrar trabajo, favorecer operaciones comerciales o lograr y mantener
buenos contactos con los poderes públicos. El tener guanxi permite a un chino tener el
acceso a los recursos humanos y económicos o a la financiación necesaria para llevar a
cabo un negocio. Este acceso es importantísimo en China, teniendo en cuenta que hasta
hace muy poco no había existido en el país un sistema financiero institucionalizado.
Este sector financiero era, hasta poco, un monopolio en manos del Estado. Ha sido solo
a partir de la entrada de China en la OMC cuando se ha abierto este sector, incluso a las
privatizaciones, y ha impulsado el desarrollo de un sector financiero y de servicios
(bancos, seguros, etc.).
f) Las normas de protocolo
La sociedad china, como otras sociedades asiáticas, son formales y protocolarias.
Existen unas normas de protocolo o de etiqueta que son muy importantes para
relacionarse y negociar con los chinos. Los gestos, las palabras, los silencios, las
actitudes, las acciones o las omisiones tienen un significado especial más allá de lo
evidente. Hay que conocerlas y tenerlas en cuenta en el momento de presentarse o ser
presentado a los chinos, en la organización y la celebración de las reuniones de trabajo,
en los banquetes, comidas y cenas y en otras circunstancias. Su conocimiento es
importante porque, por ejemplo, las comidas de negocios suelen ser la forma
usualmente utilizada, no tanto para hablar de negocios, como para fomentar el mejor
conocimiento mutuo y reforzar unas relaciones interpersonales. Estas son las que
facilitaran la negociación, el acuerdo final y su aplicación efectiva entre las partes.
3.
Sobre las relaciones contractuales en China
Hemos avanzado que, para los chinos, las relaciones personales son tanto más
importantes que las relaciones contractuales. Suelen desconfiar de las negociaciones
impersonales, basadas solo en la letra y poco en la palabra. Los occidentales asientan la
seguridad jurídica mediante contratos detallados, que incluyan planes de acción, plazos
y otras posibles contingencias. En cambio, los chinos prefieren contratos genéricos o
menos precisos para poder ajustarlos luego sobre la marcha, pues piensan que todo
contrato, firmado o no, puede ser objeto de una posterior renegociación. Mientras el
occidental divide el contrato en partes, el chino ve los contratos como un todo. Creo que
estas diferencias de concepto se reflejan en las diferencias radicales entre las escrituras
occidentales y la china. Esta no escribe palabras, frases ordenadas o separadas por
puntos y comas, como en el caso de las escrituras occidentales, sino “dibuja” ideas o
conceptos más generales. Aquí radican las dificultades de redacción y de interpretación
de los contratos y sus traducciones del inglés o del español al chino y viceversa.
Para los chinos lo importante es construir una relación de mutua confianza entre las
partes pero, al contrario que los occidentales, no se sienten siempre obligados al
cumplimiento estricto o textual de un acuerdo firmado. En la tradición jurídica china, el
principio “pacta sund servanta” no ha tenido el mismo valor que en los derechos
occidentales. Los contratos firmados no son siempre una garantía. Los chinos suelen
considerar más bien el contrato como el inicio de una relación comercial y no dejaran de
intentar renegociar a su favor aprovechando cualquier circunstancia que se lo permita.
Negociar con los chinos requiere mucho tiempo, viajes, paciencia, perseverancia y no
cerrar ninguna puerta que pueda permitir, más adelante, llegar a un acuerdo positivo. De
allí que los negociadores de más talento en China son grandes observadores capaces de
analizar “el factor humano” en cada situación del negocio. Los meros pactos resultantes
del contrato probablemente no salvaran, cuando surjan diferencias, un negocio en
China. Será la relación de confianza que se haya conseguido edificar antes y durante la
negociación del contrato y reforzada con el tiempo, la que puede proporcionar una base
para hallar soluciones, continuar y lograr un buen fin del negocio. El factor personal
resulta clave en los negocios.
Sin embargo, esta situación esta cambiando. La promulgación por parte china de “los
Principios Generales del Derecho Civil de 12 de abril de 1986, significó la formulación
de algunas reglas aolicables a los contratos. La posterior aprobación de la ley de 15 de
marzo de 1999, inspirada en el Derecho alemán, sí define la noción de contrato y
contiene reglas más detalladas relativas a la formación y la ejecución de los contratos.
De todos modos, la forma escrita en la formulación de los contratos no es obligatoria a
menos que una ley lo exija (9). Este marco legal es el fruto de la presión de las empresas
extranjeras que actúan en China, que conocen poco el “modus operandi” chino y
reclaman, por lo tanto, más seguridad jurídica. Es evidente que los empresarios
extranjeros deseen que las conclusiones y los pactos a los que se llega en sus relaciones
con la contraparte china se plasmen en documentos escritos, ya sea en los llamados
MOU,s (Memorandum of understandings) ya sea en los contratos definitivos y sobre
todo más garantías jurídicas y jurisdiccionales para exigir su ulterior cumplimiento.
Una vez hemos referencia a como en el comercio entre chinos perviven unas normas y
prácticas que derivan de su marco histórico, cultural y social, cabe hacerse otra
pregunta. ¿Solo las practican los chinos de la República Popular China?
IV.- CULTURA DE LOS NEGOCIOS Y COMUNIDADES CHINAS EN ESPAÑA
La respuesta es afirmativa. “La diáspora china”, es decir, las comunidades chinas del
exterior –más de 50 millones de chinos- repartidas por todo el mundo mantiene y
comparten la práctica de “la cultura de los negocios” explicada sucintamente en el
apartado anterior. Por lo tanto se acompaña un breve comentario sobre el peso
económico de la diáspora china en el mundo así como unas consideraciones generales
sobre las formas de actuar de estas comunidades chinas también presentes en Cataluña y
con conexiones económicas y comerciales con China y la diáspora china.
1. “La Gran China”
En un sentido cultural y económico, la Gran China comprende además de la República
Popular China:
a) Hong-Kong y Macao, centros empresariales y de servicios, retornados a la
soberanía china en 1997 y 1999 y convertidos en dos Regiones Administrativas
Especiales;
b) Taiwan, isla tecnológicamente avanzada que China considera como su 23
provincia:
c) Singapur, ciudad-estado independiente, centro empresarial, financiero y
logístico con una población mayoritariamente china (el 80%);
d) Una vasta diáspora de 30 millones de chinos que forma parte de la elite
empresarial y comercial de Asia Suroriental (Malasia, Indonesia, Tailandia,
Filipinas, etc.). También tiene un gran peso en Australia.
e) Una creciente diáspora china en Estados Unidos, Canadá, Europa y últimamente
en América Latina y África, impulsada por la también creciente irrupción de la
diplomacia China y de sus empresas en el escenario político y económico
internacional.
Si se juntan estas diferentes piezas del rompecabezas chino nos encontramos con una
gran concentración de recursos humanos, capitales, conocimiento y destreza en los
negocios (10). Las sinergias entre estas piezas da a esta “Gran China” un potencial
enorme y un poder creciente de negociación en una sociedad internacional cada vez más
global e interdependiente. Cabe remarcar que “las redes transnacionales” desempeñan
un papel cada vez más importante en el actual marco de la globalización. Desde los
años ochenta, la diáspora china de Hong-Kong, Taiwan y del resto de Asia Suroriental
ha participado activamente, aportando inversiones de capitales y modos de gestión
experimentados, en el impulso y desarrollo de la modernización y la apertura china al
exterior. Hoy, es “toda” la diáspora china repartida por todos los continentes la que
participa y apoya la fuerte irrupción de China en la economía global.
¿Y como lo hacen? Haciendo lo que siempre han hecho y saben hacer: Trabajando a
través de grupos y concluyendo alianzas familiares que alimentan y mantienen
relaciones económicas y comerciales basadas en las relaciones de confianza y de
reciprocidad. Los chinos que emigran al exterior conservan sus lazos con sus familias y
lugares de origen, crean sus propias redes que rebasan las fronteras nacionales y utilizan
estos lazos familiares y redes transnacionales para hacer lo que más les gusta: “hacer
negocios”. Y para hacer negocios se requiere capitales y los chinos los tienen y en
sumas elevadas. En primer lugar, China es el país del mundo que, en la última década,
ha recibido más inversiones de capital extranjero y se ha convertido ya en el país con
mayor número de reservas de divisas extranjeras del mundo, en manos tanto del sector
público como el privado. A ello hay que sumar que los chinos también llevan en su
ADN la tendencia a “ahorrar” y generan, por lo tanto sus propias fuentes de ahorro que
utilizan para “invertir” y “prestarse” dinero, especialmente dentro del ámbito familiar o
de grupo en el que se mueven. También las comunidades chinas en España participan,
dentro de sus posibilidades, en este marco de relaciones transnacionales que acabamos
de describir.
2. Las comunidades chinas en nuestro país
La emigración china a España es relativamente reciente. Su número supera las cien mil
personas pero son mucho más si se le suman los que ya han adquirido la nacionalidad
española o tienen un pasaporte comunitario y proceden de otros países de la UE. Las
cifras bailan mucho según las fuentes porque también los hay en situación irregular. El
65% de los chinos se concentran en Barcelona y Madrid y sus áreas metropolitanas. En
Cataluña viven más de cuarenta mil chinos. Es una comunidad aún bastante cerrada
pero, en general, no es conflictiva y cada vez más influyente. Se ha producido un
aumento del asociacionismo dentro de su seno lo que facilita un mejor cauce de relación
entre estas asociaciones chinas y las instituciones catalanas contando con la
colaboración de la embajada y los consulados chinos. Todo ello con el claro objetivo de
fomentar y mejorar la integración social e imagen del colectivo chino en nuestra
sociedad. Cabe destacar que en abril de 2007, se formalizó la incorporación de la Unión
de Asociaciones Chinas en Cataluña -que agrupa unas 4.000 PIMES chinas- en la
PIMEC. Es la primera vez que una asociación de empresarios chinos se integra en una
patronal española.
Es interesante resaltar que España constituye un caso único dentro de la diáspora china.
Es el único país del mundo donde se da el hecho especial de que el 70 % del total de
sus miembros proceden de Qingtian, un distrito rural de 2.500 kilómetros cuadrados de
la provincia china de Zhejiang. Esta común procedencia ha reforzado, más si cabe, los
nexos, redes y los negocios entre los chinos que residen en España. Se trata, pues, de
una migración que tiene una estructura familiar de tipo nuclear. Es el grupo familiar, y
no las personas concretas, lo que cuenta. Y es este núcleo el que alimenta las lealtades,
el alcance de sus propias redes familiares, sociales y económicas de carácter
transnacional. Estos lazos se mantienen aunque los miembros de la familia, entendida
en un sentido amplio, estén distribuidos entre distintos ciudades, países y continentes
(11) También se ven facilitados por el abaratamiento de los medios de transporte
internacional y la revolución de las telecomunicaciones en un mundo globalizado.
Si en la cultura china, la familia es un elemento básico de la sociedad, en el ámbito del
comercio chino lo es “la empresa familiar”. Cuando esta progresa, el negocio se
expande y se diversifica, y, si pueden intentará crear una multinacional familiar. Para
lograrlo cuenta con la solidaridad y la efectividad de sus redes de autoayuda y
financiación en España y en el exterior. Un ejemplo de esta forma de actuar en red la
tenemos en las numerosas tiendas chinas dedicadas al comercio al por mayor y
marroquinería. Estas tiendas suelen ser “una filial o punto de venta de una empresa
familiar que incluye prácticamente todo el proceso de producción y distribución: la
misma familia posee una fábrica o taller en China o en Italia, donde se manufactura la
mercancía que ella misma exporta-importa y vende en la tienda al por mayor abierta en
España, de modo que los corretajes que incrementan el valor de la mercancía al ser
manufacturada, exportada-importada y vendida al por mayor por la misma empresa
familiar, permiten rebajar el precio final del producto sin dejar de obtener beneficios.
De este modo, se crean pequeñas multinacionales domésticas con las que resulta difícil
competir” (12). Ejemplos de este tipo de empresas de importación y exportación y venta
al por mayor se abrieron en el polígono sur de Badalona. Esta lógica económica de
actuar en los negocios los chinos la aplican también para entrar en nuevos sectores
económicos.
Cabe distinguir tres fases en las actividades de las comunidades chinas en España. En la
década de los ochenta se abrieron los restaurantes chinos por toda la geografía del país.
Una vez saturado este sector restaurador, los chinos reinvirtieron sus beneficios en el
sector textil y abriendo tiendas o bazares de regalos. En una segunda etapa, se abren a
nuevas inversiones y como poseen o tienen acceso a capital, crean o compran empresas,
entrando en nuevos sectores como los de la construcción, el agroalimentario y los
servicios. En una tercera fase empiezan a operar en el ámbito del comercio exterior y de
las inversiones extranjeras, especialmente con China. En esta nueva fase, las
movimientos comerciales y de capitales realizados dentro de las redes familiares
presentes en las comunidades chinas de Europa y España tienen cada vez más un
carácter multidireccional. Por un lado, salen las remesas o los capitales que los chinos
residentes ahorran, envían a sus familiares o invierten en China. Por otro lado, también
llegan, y seguirán llegando en el futuro, a España una considerable cantidad de capitales
procedentes de China y de la “Gran China”.
Estos movimientos se explican por la irrupción de China, en la economía mundial.
China ha apostado por la jugar la carta de la globalización con un doble objetivo: a)
continuar su política, cada vez más selectiva, de atracción de las inversiones, las
tecnologías y los conocimientos de su creciente y dinámica diáspora presente en todo el
mundo y b) invertir sus enormes reservas de capitales y divisas extranjeras acumulados
comprando activos, preferentemente y si les dejan, en EEUU y la UE y entrando
gradualmente, por medio de las nuevas empresas multinacionales chinas, en todos los
mercados mundiales.
Es evidente que la comunidad china no es la comunidad extranjera más numerosa en
España, en relación a la latinoamericana o la magrebí pero su peso económico no para
de crecer. Un dato relevante. Un tercio de los inmigrantes chinos están ya dados de alta
en la seguridad social como trabajadores autónomos, muchos de ellos empresarios
especialmente dinámicos. Son emprendedores, trabajan duro, ahorran todo lo que
pueden o piden prestado para crear y ser propietarios su propio negocio. No
acostumbran a pedir créditos a los bancos, porque el dinero para las inversiones suelen
proceder de préstamos familiares que pueden hacerse sin interés pero que se convierten
para el receptor en una especie de deuda de honor. La palabra vale tanto más que un
papel, ya que si un chino no la cumple pierde su “mianzi” y sus contactos “Guanxi”
dentro de la familia o grupo. La familia -y los amigos- es el eje de todo porque te ayuda
e incluso puede prestar dinero.
Una última reflexión. Los chinos que llegaron a España desde los años setenta no
conocían nuestro país, cultura o lengua. Esta ignorancia les llevaba a encerrarse y
buscar apoyo entre los suyos. En cambio, hoy, ya ha crecido una nueva generación de
jóvenes que han nacido y han estudiado aquí. Son gente motivada, preparada y
emprendedora que conoce nuestra cultura y lenguas. Se puede decir que tienen una
doble pertenencia cultural: Por un lado, son chinos porque sus padres se preocupan de
que aprendan el mandarín, la lengua franca de los chinos, para mantener el sentimiento
de pertenencia a la comunidad china, los vínculos familiares y, por lo tanto, los nexos
económicos con China y la diáspora china. Pero, por otro lado, conocen, porque han
crecido y viven dentro de ella, la realidad económica, social y cultural de nuestro país.
Esta segunda generación de jóvenes chino-españoles son piezas preciosas que nuestra
sociedad y sobre todo las empresas españolas deberían aprovechar para abrir puentes
que fomenten el mejor conocimiento mutuo y las relaciones económicas, sociales y
culturales con la “Gran China”. Pienso que también nosotros debemos esforzarnos para
superar barreras culturales y conocer más y mejor la realidad cultural china,
imprescindible para relacionarse y hacer negocios con éxito con la tercera economía
mundial.
Jaume Giné Daví
Profesor Asociado del Departamento de Economía Aplicada. Universidad
Autónoma de Barcelona.
Notas bibliográficas
(1)
Giné, Daví, J (2004): “Aspectos políticos y jurídicos en Asia Oriental”, Ed.
UOC, p. 1-37, Barcelona
(2)
Zaldivar, Carlos Alonso (1995): “A propósito de Confucio”, Política Exterior, nº
44, p. 184-199, Madrid
(3)
Huntington, Samuel P. (1997): “Occidente único, no universal”, Política Exterior
nº 55, p. 141-158, Madrid
.
(4)
Delmas-Marty, Mireille (2007): “La Chine et la démocratie”, Ed. Fayard, Paris.
(5)
McGregor, James (2006): “China, mil millones de consumidores”, Ed Robinbook,
p. 31-34, Barcelona
(6)
Jensana, Amadeo (2004): “Empresa y negocios en Asia Oriental”, ed. UOC, p.76-87
Barcelona
(7)
Salamanca, David (2003): “El protocolo de negocios en China”, Oficina Económica
y Comercial, Embajada de España en China.
(8)
Ordoñez de Pablos, Patricia (2005): “La importancia de guanxi, renquing y xinyong
en las relaciones empresariales en China”, Tribuna de Economía, ICE , octubre
2004, p. 221-233, Madrid.
(9)
Fromont, Michael (2005): “Grands systemes de droit étrangers”, Ed. Dalloz, p. 163175, Paris
(10) Shenkar. Oded (2005): “El siglo de China, Ed. Granica, p. 23-24, Barcelona.
(11) Saiz Lopez, Amelia (2005): “La migración china en España: características generales”
Revista CIDOB, nº 68, p. 151-163, Barcelona.
(12)
.
Beltrán Antolín, Joaquín (2004): “Las comunidades chinas en España y sus actividades económicas”, Economía Exterior, nº 30, p.152-160, Madrid