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LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA. Una revisión de sus contenidos e impactos Jaime Estay R.1 INDICE INTRODUCCIÓN 2 I. BASES Y CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN 4 I.1. Las bases técnicas e institucionales de la globalización 5 I.1.1. La liberación de trabas técnicas como base de la globalización 6 1.1.2. El nuevo contexto normativo y sus implicaciones teóricas 18 I.2. La crisis como contexto de la globalización 32 II. LA INNOVACIÓN FINANCIERA EN SUS RASGOS PRINCIPALES 39 II.1. El crecimiento del crédito y el funcionamiento de la economía mundial 39 II.2. La bursatilización" del crédito 49 II.3. Nuevos instrumentos y nuevos actores en los mercados financieros 57 III. LAS EXPRESIONES INTERNACIONALES DE LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA 76 III.1. Evidencias y causas de la internacionalización del capital. 77 III.2. Los mercados financieros internacionales 87 III.3. El componente externo de la actividad de las bolsas de valores 1 Profesor-investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Puebla. En la recopilación de información y en el procesamiento de estadísticas se contó con el apoyo de Liza Aceves, quien es auxiliar de investigación en esa misma Facultad. 96 III.4. Las operaciones de cambio de monedas 102 IV. LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA Y EL ACTUAL ESCENARIO ECONÓMICO MUNDIAL 111 IV.1. La globalización financiera y el reciente crecimiento económico mundial 111 IV.2. Globalización financiera y desigualdad económica y social 127 BIBLIOGRAFÍA 140 INTRODUCCIÓN Al momento de escribir este trabajo, la crisis financiera internacional que estalló en Asia en julio de 1997 está cerca de completar su segundo año, y durante ese lapso los impactos de dicha crisis se han ido acentuando, tanto en el interior de las economías inicialmente afectadas, como en otros países y en el conjunto de la economía mundial. Asimismo, paralelamente al desenvolvimiento de la crisis se han venido multiplicando las interpretaciones sobre sus causas, contenidos y posibles consecuencias, de tal modo que a la fecha existe un amplio abanico de propuestas interpretativas sobre esos temas, notablemente encontradas entre sí, y provenientes tanto de diversas corrientes del pensamiento económico como de distintos espacios de reflexión: gobiernos, organismos internacionales, grupos de investigación, etc. Pese a esa diversidad, y a las dificultades para analizar adecuadamente la crisis que en buena medida dicha diversidad está expresando, en las distintas interpretaciones ha estado ganando fuerza la idea de que, más allá de los problemas ubicados en el funcionamiento interno de aquellas economías que han sido más duramente golpeadas por la crisis, estamos ante un deterioro cuyas raíces profundas son de origen sistémico y se articulan con algunas de las principales tendencias que hoy están presentes en el funcionamiento de la economía mundial. De esta manera, a medida que la crisis ha ido ampliando su permanencia y sus efectos, poco a poco –y con cierto retraso– los análisis sobre ella se han encaminado hacia revisiones más amplias, referidas al actual funcionamiento de los mercados financieros, a los vínculos entre dicho funcionamiento y el del resto de la economía, a los objetivos y márgenes de acción de los gobiernos y de los organismos financieros internacionales y, más en general, tanto a los elevados niveles de deterioro, incertidumbre y desequilibrio que hoy caracterizan al escenario mundial, como a la muy escasa capacidad nacional y multilateral que existe para enfrentarlos adecuadamente. El presente trabajo pretende ubicarse en ese contexto –en el cual los debates y las diferencias de interpretación han arreciado junto con la crisis–, revisando algunas de las principales tendencias y discusiones que caracterizan al desenvolvimiento reciente de la economía mundial y en particular de la llamada “globalización financiera”, y presentando un panorama global –desde luego, de carácter transitorio– sobre esos temas. Para ello, en un primer apartado revisaremos algunos aspectos de la actual tendencia a la globalización de la economía mundial, luego de lo cual nos centraremos en el ámbito financiero de ese proceso de globalización, identificando los principales cambios ocurridos en dicho ámbito tanto al nivel de los mercados financieros nacionales como en el nivel internacional, y finalizaremos destacando algunos de los problemas que a nivel sistémico están asociados con el despliegue de la globalización financiera. Desde luego que el balance que presentaremos, sobre la globalización en general y su ámbito financiero en particular, difícilmente podría ser optimista: sobran las evidencias de los graves problemas que hoy están presentes en el escenario internacional y en el funcionamiento interno de distintas economías, del importante papel que en su estallido y multiplicación están desempeñando los aspectos financieros y de las dificultades que tienen las interpretaciones en boga para dar una adecuada cuenta de dichos problemas; por consiguiente, en nuestro acercamiento por fuerza deberemos destacar el deterioro que a nuestro juicio prevalece en todos esos niveles, más aún si el balance se hace desde la perspectiva de países como los latinoamericanos, los cuales una vez más se están viendo inmersos en una crisis que ya amenaza acompañar a la transición hacia el nuevo milenio. I. BASES Y CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN Desde los años ochenta, y con mayor fuerza en la presente década, el término “globalización” ha venido multiplicando su presencia tanto en el lenguaje cotidiano como en la jerga especializada de las distintas disciplinas sociales, de tal modo que a la fecha son ya incontables los documentos y los discursos en los cuales dicho término es profusamente utilizado. En buena medida, ello es resultado de que, en la palabra “globalización” parecen resumirse las principales transformaciones que están teniendo lugar en este fin de siglo, por lo cual ella ha pasado a ser de uso obligado a la hora de dar cuenta del escenario planetario, nacional y regional en el que actualmente se desenvuelven los fenómenos sociales y los distintos actores. Por consiguiente, no sólo en el análisis económico sino también en la sociología, en la ciencia política, y en otras tantas perspectivas disciplinarias de acercamiento a la realidad, las menciones a la globalización constituyen un punto de partida ampliamente compartido, el cual pareciera dotar de un marco común de referencia a dichos acercamientos y a los diferentes enfoques teóricos e ideológicos desde las cuales esos acercamientos se desarrollan. Sin embargo, una revisión de materiales en los cuales se construye, analiza o utiliza el concepto de globalización, lo que deja al descubierto es que ese “marco común de referencia” en importante medida no es tal. Si bien algunas de las acepciones del concepto son de uso generalizado, y en muchos textos se le relaciona con un grupo similar de fenómenos particulares, lo cierto es que las diferencias son notablemente abundantes y se refieren a prácticamente todos los temas que están “por detrás” de la palabra globalización: a la ubicación histórica del fenómeno y a la existencia o no de precedentes comparables; a sus grados de continuidad o ruptura respecto de estructuras y tendencias previamente existentes; a sus impactos –y a su relación con los ámbitos– mundiales, macroregionales, nacionales, regionales, e incluso respecto del ámbito más cotidiano de vida del ciudadano común (educación, empleo, salario, actitudes, valores, hábitos de consumo, etc.); a sus implicaciones presentes y futuras en el orden político y económico mundial, en las relaciones internacionales y en las distintas relaciones de clases y de fracciones en el interior de las sociedades; etc.2 Así, además de las grandes distancias que existen a la hora de abordar el tema de la globalización desde una u otra perspectiva disciplinaria, en el interior de cada disciplina el tratamiento del término –y, por consiguiente, la reconstrucción conceptual de la realidad que a través de él se intenta lograr– arroja diferencias sustanciales entre los distintos análisis. 3 Esas diferencias, en su mayor parte reproducen a las ya existentes en cada disciplina: de perspectiva teórica general, de método, de valores, juicios y prejuicios, de perspectiva de clase, de perspectiva nacional, etc.; pero también, algunos aspectos de la globalización suscitan “reacomodos” y “alineaciones” distintos a los tradicionales, provocando coincidencias –muchas veces transitorias– en análisis que provienen de muy distintas raíces. A partir de lo recién planteado, en este primer apartado intentaremos avanzar en una suerte de “clasificación primaria”, tanto de las bases en que se sustenta el proceso de globalización, como del contexto en que éste hasta la fecha se ha venido desenvolviendo, con el principal objeto de establecer un marco mínimo de referencia que nos permita en los siguientes apartados centrarnos en la globalización financiera. I.1. LAS BASES TÉCNICAS E INSTITUCIONALES DE LA GLOBALIZACIÓN Más allá de la disparidad de contenidos y proyecciones que se le asignan a la globalización, desde nuestro punto de vista efectivamente hay un conjunto de nuevas situaciones que se han venido abriendo paso en el escenario económico mundial, de las cuales es necesario dar cuenta ya sea a través de ese concepto o de algún otro semejante, y es partiendo de ese reconocimiento que en este primer inciso identificaremos unas pocas tendencias que desde 2 Algunos materiales recientes donde se revisan distintas definiciones y usos de la globalización, son Moneta [1993], SELA [1996], Baró [1997], Hirst y Thompson [1996; 1 a 17], Beck [1998; 55 a 98] y Tortosa [1998]. 3 En tal sentido, Beck [1998; 40] plantea: "Globalización es a buen seguro la palabra (a la vez eslogan y consigna) peor empleada, menos definida, probablemente la menos comprendida, la más nebulosa y políticamente la más eficaz de los últimos –y sin duda también de los próximos– años". Y, por su parte, Barnet y Cavanagh [1995; 13] destacan la ambiguedad del término de la siguiente manera: "La 'mundialización' es la palabra más de moda de los años 90, tan portentosa y maravillosamente paciente como para confundir a Alicia en el País de las Maravillas y conmover a la Reina Roja, porque significa precisamente lo que el usuario dice que significa". nuestra perspectiva están ubicadas en la base misma del proceso globalizador –así como de la "globalización financiera"– y cuyo despliegue ha servido de sustento a las formas generales y específicas asumidas por ese proceso, relacionando además algunas de dichas tendencias con distintas discusiones y elaboraciones teóricas que han estado vinculadas a su desarrollo. Para ello, destacaremos por una parte lo ocurrido con la revolución científico-técnica y, por la otra, lo sucedido con el marco normativo de funcionamiento de la competencia y con algunas de las formulaciones y discusiones teóricas asociadas a los cambios ocurridos en ese marco. En términos generales, nuestra argumentación apuntará a que la globalización se ha sustentado en una extrema libertad, de la que han gozado los capitales –y en particular los grandes capitales que se mueven a nivel transnacional– para desplegarse sin mayores trabas, tanto técnicas como institucionales, contando por consiguiente con el mejor de los escenarios para imponer sus condiciones al conjunto de las demás clases y fracciones, y para redefinir la acción estatal sobre la economía desde la perspectiva de sus necesidades. I.1.1.- LA LIBERACIÓN DE TRABAS TÉCNICAS COMO BASE DE LA GLOBALIZACIÓN En función de lo recién señalado, un primer aspecto a destacar es el referido a los cambios que se vienen dando en la base tecno-productiva de funcionamiento de la economía, en la medida en que dichos cambios han ido creando varias de las condiciones en que se ha sustentado la globalización.4 Durante las últimas décadas se han desarrollado verdaderas revoluciones en campos tales como la microelectrónica, la informática, las telecomunicaciones, los nuevos materiales y la biotecnología, permitiendo todas ellas un proceso generalizado de innovación y difusión que ha provocado no sólo una reorganización total en las formas de producción, organización y gestión de las empresas y en el funcionamiento económico global, sino también modificaciones profundas en los 4 En tal sentido, Vidal [1993; 160] señala que "la tecnología actual es el soporte material necesario para llevar a efecto el proceso de mundialización", identificando en dicha tecnología las siguientes características principales: producción en masa; segmentación de los procesos productivos; control de los procesos a distancia; rapidez y eficiencia en el transporte de grandes masas y volúmenes de mercancías; y, homogeneización de productos, de hábitos de consumo, de sistemas de ventas, de sistemas de financiación, etc. diversos aspectos de la vida cotidiana de la gente: en el desempeño de sus actividades laborales, en la adquisición y aplicación de habilidades y conocimientos, en las formas de consumo, en el uso del tiempo, en sus formas de relación con los demás, etc. El uso productivo de la ciencia y la tecnología, y la apropiación capitalista no sólo de los recursos físicos mundiales sino también del conocimiento humano que ello supone, han alcanzado una amplitud y profundidad extremas, acentuándose al máximo en todos los niveles la competencia por la generación y posesión de avances técnicos, como elemento clave del desenvolvimiento de las economías nacionales, de los grandes capitales y de la generalidad de las empresas, más aún cuando en las décadas recientes el desarrollar esos avances constituyó un camino obligado para enfrentar los problemas de distinto orden que se hicieron presentes desde los años setenta. Dichos problemas, a los cuales nos referiremos posteriormente con mayor detalle, en términos generales pueden ser resumidos bajo la idea de un deterioro tendencial del funcionamiento económico, y ellos obligaron a la búsqueda de nuevas condiciones técnicas de desenvolvimiento para cada capital individual con el fin aumentar la productividad y reducir tiempos y costos en todos los sentidos posibles (salarios, materias primas, instalaciones, maquinarias, transporte, almacenamiento, gastos administrativos, gestión gerencial, tiempos de producción y circulación, etc), buscando la redefinición tanto de las relaciones con el trabajo, como de las posibilidades competitivas respecto de los restantes capitales. Como parte de esa búsqueda, los esfuerzos de innovación tecnológica se constituyeron en un objetivo prioritario no sólo de las grandes empresas para lograr ganancias extraordinarias, sino también de los Estados para crear las mejores condiciones a sus respectivos capitales y para conseguir o mantener una situación de liderazgo de su economía nacional en el escenario mundial. Al respecto, en el Cuadro 1 se entrega información que da cuenta de la mayor importancia adquirida por los gastos en investigación y desarrollo en distintos países, presentando el total de esos gastos como porcentaje del PIB; para casi todos los países allí considerados, los respectivos porcentajes se han incrementado de manera importante entre el inicio de los años setenta y mediados de la presente década, con varios casos –Suecia, Finlandia, Dinamarca, Austria y España– en los cuales la proporción de dichos gastos en la producción global ha aumentado en más del cien por ciento. 5 Y si la relación se estableciera entre los gastos de investigación y desarrollo de las empresas y el producto industrial los resultados serían semejantes, con países como Japón, Suecia, Finlandia, Noruega, Austria, Australia y España, en los cuales dicha relación ha aumentado en más del doble entre 1971 y 1990 (véase Archibugi y Pianta [1998, 128]). CUADRO 1 TOTAL DE INVERSIÓN EN INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO COMO % DEL PIB 1971 1981 1991 1995 1996 PAÍS Japón 1.7 2.1 2.8 2.8 -Suiza 2.3 2.3 2.7 --Suecia 1.5 2.3 -h g 2.9 3.6 EE.UU. 2.5 Alemania* 2.5c 2.2 2.6 2.5 2.4 2.8g 2.6g 2.3 2.3 Francia Reino Unido 1.8 2.1c 2.0 2.4 2.4 2.1 2.3 2.1 --- P. Bajos Finlandia 2.1 0.9 1.9 1.2 2.1 2.1g 2.1 2.4 --- Noruega 1.1b 1.4 1.3 1.7 -- 1.6f -1.1 1.7 1.7g 1.6 -1.7 0.3 1.9 --- 1.2 1.5 1.5 1.5 Bélgica México Dinamarca -- -- Austria 1.0b 0.6b Canadá Italia 1.4 0.9 1.2 0.9 1.5 1.2g 1.7 1.1 1.7 1.1 Australia 1 0.7 0.4 0.4e 1.6h 1.0 0.9 -- 1.6i 1.4 0.9 0.6 -- Irlanda España Portugal 1.2d 0.8 0.3 0.4 -0.8 -- Grecia 0.1a 0.2 0.4 -- -- *A partir de 1991, las cifras se refieren a Alemania unificada; aEstimados; b1970; c1972; d1973; e1982; f1983; g A partir de este año, hay una ruptura respecto de las cifras previas; h 1992; i 1994. FUENTE:para 1971 y 1981, Archibugi y Pianta [1998, 127]; para 1991, 1995 y 1996, OCDE [1998a, 165]. En el mismo sentido, en el Cuadro 2 se observa el rápido incremento que se ha dado en 5 Ampliando el espacio de tiempo para la comparación, cabe señalar que según otra fuente [Freeman; 1997, 29] para los años treinta del presente siglo los gastos de Investigación y Desarrollo como proporción del PIB eran de 0.6% en EE.UU., 0.1% en Japón y 0.2% en los países de la Comunidad Europea (considerando doce miembros), por lo cual las cifras presentadas en el Cuadro 1 indican un verdadero salto en comparación con lo que ocurría hace 60 años. el número de investigadores por cada 10 000 trabajadores para los países allí considerados, con casos extremos como los de Dinamarca, Irlanda, Portugal y España, en donde dicha proporción ha aumentado en más del doble entre comienzos de los años ochenta y mediados de la presente década. Para el caso de Japón, que según el Cuadro 2 tiene el mayor número relativo de investigadores, según cifras de otro material de la OCDE [1999b; 140-141] entre 1979 y 1996 la cantidad de personas dedicadas a actividades de investigación y desarrollo pasó de 173 000 a 400 000. PAIS EE.UU. CUADRO 2 INVESTIGADORES POR CADA 10 000 TRABAJADORES 1981 1985 1991 1993 62 75 74 f 68 1995 -- Canadá México Japón Corea Australia 33 -54 -35 41 -64 -41 45 -75 --- 53 4 80 --- -6 83 48 64g Austria Bélgica Dinamarca Finlandiab 21 31 25 -- 23 36 31 -- -43 41 55 34 -47 61 -53 57 -- Francia Alemaniac 36 44 43 50 52 61 58 58 60 -- Grecia Irlanda Italia -17 23 -22 27 16 39 31 20 46 32f -59 -- P. Bajos 34 -- 38 63 45f 69 46 Noruega 42f 47 Portugal 10d 15 50 -- -- España Suecia 7a 14 41 73f 24 26 59 28 68f 30 -- Suiza -- 44bef 47 -- 46fh 47 -- R. Unido 47 45 52 a ; b Graduados Universitarios en vez de investigadores; c A partir de 1991, las cifras se refieren a Alemania unificada; d 1986; e 1986; f A partir de este año, hay una ruptura respecto de las cifras previas; g 1994; h 1992. FUENTE: OCDE [1998a, 273]. Además de lo ya señalado, en ambos cuadros queda en evidencia un rasgo que veremos repetirse no sólo en relación a los esfuerzos de investigación y desarrollo y al avance científico-técnico sobre el cual se apoya la globalización, sino al conjunto de tendencias asociadas al proceso globalizador. Ese rasgo –sobre el cual volveremos con mayor detalle en el último apartado de este trabajo– se refiere a las enormes disparidades con que dicho proceso se desenvuelve, lo cual en los Cuadros 1 y 2 se observa al comparar las distancias que existen entre países respecto de las relaciones allí presentadas. A modo de ejemplo, si se confrontan las cifras correspondientes a EE.UU. y a México para el año más reciente considerado en cada cuadro, la conclusión es que la inversión en investigación y desarrollo como por ciento del PIB es nueve veces superior en EE.UU. que en México, en tanto que en el número de investigadores por cada 10 000 trabajadores la ventaja de EE.UU. respecto de México es de 18 a 1. Así, las disparidades son inmensas en lo que respecta a la capacidad de generación, apropiación y uso del avance científico-técnico, y ellas están en la base misma de un escenario global en el cual se multiplica la desigualdad social. En palabras de Castells [1996; I, 60]: "La oportunidad diferencial en el acceso de la tecnología para las gentes, los países y las regiones es una fuente crítica de desigualdad en nuestra sociedad. Las zonas desconectadas son discontínuas cultural y espacialmente: se encuentran en los centros deprimidos de las ciudades estadounidenses o en las banlieues francesas, así como en los poblados de chozas de África o en las regiones rurales desposeídas de China o India".6 Si bien es el desarrollo combinado de los distintos espacios de la revolución científico-técnica el que ha generado la base para el despliegue de las nuevas condiciones de funcionamiento de la economía mundial, una buena parte de dichas condiciones está específicamente relacionada con las profundas modificaciones que se han dado en las "tecnologías de la información", las cuales en importante medida concentran –en lo que Castells [1996; I, 56] ha calificado como un conjunto convergente– los avances ocurridos en la informática, las comunicaciones, la microelectrónica y la optoelectrónica,7 y con ello 6 En el mismo sentido el Banco Mundial, en el Informe Sobre el Desarrollo Mundial 1998-1999, que está dedicado al tema del conocimiento, plantea [Banco Mundial; 1998b, 2]: "La mayor diferencia es la que existe no en el volumen de conocimientos disponibles sino en la capacidad de generación de los mismos. La distancia que separa a los países ricos de los países pobres es mayor en relación con la generación de conocimientos que con los niveles de ingreso". Y, por su parte, Ferrer [1994; 84] llega a una conclusión más extrema: "En el pasado, la tecnología vinculaba a todos los países que integraban el mercado internacional. En la actualidad, los nuevos paradigmas tecnológicos fracturan el orden mundial. Ensanchan, sin pausa, la brecha entre quienes participan y los que quedan al margen de las transformaciones impulsadas por los nuevos conocimientos y sus aplicaciones tecnológicas". 7 Cabe tener presente, que Castells considera incluso a la ingenería genética como parte de las tecnologías de la información [Castells; 1996, I, 56]: "Ello es debido, en primer lugar, a que la ingeniería genética se centra en la decodificación, manipulación y repromagración final de los códigos de información de la materia viva. Pero también, sintetizan los cambios ocurridos con el conjunto de dicha revolución, asignando un relativo orden y dirección global a ese conjunto. Todo ello, ha llevado a distintos autores a destacar la aparición de un [Castells; I, 88] "paradigma tecnológico", o "paradigma tecnoeconómico" –que para Ceceña [1998] es "paradigma electroinformático"–, identificando como rasgos centrales del nuevo escenario mundial a "la muerte de la distancia" (Cairncross [1998]), al paso a una "sociedad del conocimiento" (Drucker [1993]) y a la llegada de una "era de la información" (Carnoy et. al. [1993] y Castells [1996; I, II, III]), en cuyo interior Castells [1996; III, 370] identifica "una nueva estructura social dominante, la sociedad red, una nueva economía, la economía informacional/global; y una nueva cultura, la cultura de la virtualidad real", ubicando "la aparición del informacionalismo como cimiento material de la nueva sociedad", el cual ha estado en el corazón mismo de la reestructuración capitalista desplegada para enfrentar el deterioro.8 Según el mismo Castells [1996; I, 88 a 90], los rasgos "que constituyen el núcleo del paradigma de la tecnología de la información" y "la base material de la sociedad de la información", son los siguientes: 1."... la información es su materia prima: son tecnologías para actuar sobre la información, no sólo información para actuar sobre la tecnología, como era el caso en las revoluciones tecnológicas previas". 2.La muy elevada "capacidad de penetración de los efectos de las nuevas tecnologías. [...] todos los procesos de nuestra existencia individual y colectiva están directamente moldeados (aunque sin duda no determinados) por el nuevo medio tecnológico". 3.La lógica de interconexión e interacción de las nuevas tecnologías es La Red: "Esta configuración topológica, la red, ahora puede materializarse en todo tipo de procesos y 8 porque en la década de 1990 la biología, la electrónica y la informática parecen estar convergiendo e interactuando en sus aplicaciones, en sus materiales y, lo que es más fundamental, en su planteamiento conceptual ..". En palabras de Ceceña [1997; 53]: "Los movimientos de información se han convertido en un componente indispensable de la reproducción económica en su conjunto y en soporte de la competencia intercapitalista. Su desarrollo y monopolización constituye una garantía de supremacía en muchos sentidos: 1] son un medio de circulación de todos los conocimientos científicos y prácticos que puede aprovecharse para usos industriales o de ciencia aplicada; 2] son el medio más expedito de conexión entre producción y mercado y, por tanto, de eliminación de acervos; 3] contribuyen a la valorización más ágil del capital mediante la rapidez de sus movimientos, ya sean éstos especulativos o productivos, y 4] representan la alternativa más eficaz de evasión de los conflictos de clase por la posibilidad que brindan de trasladar organizaciones mediante tecnologías de la información de reciente disposición. Sin ellas, sería demasiado engorroso poner en práctica la lógica de interconexión". 4.El paradigma se basa en la flexibilidad: "Lo que es distintivo de la configuración del nuevo paradigma tecnológico es su capacidad para reconfigurarse, un rasgo decisivo en una sociedad caracterizada por el cambio constante y la fluidez organizativa". 5.Un último rasgo del paradigma, siempre según Castells, es "la convergencia creciente de tecnologías específicas en un sistema altamente integrado, dentro de la cual las antiguas trayectorias tecnológicas separadas se vuelven prácticamente indistinguibles". En el Cuadro 3 se pueden observar algunas cifras referidas al mercado mundial de tecnologías de la información: su rápido crecimiento en valores absolutos y en términos de tasa anual; su composición por segmentos –donde destaca la mayor importancia adquirida por los equipos de comunicación de datos–; y, su composición por área geográfica. Respecto de esto último, es conveniente retener el hecho de que América Latina, con un 8.5% de la población mundial, participa con un 2% del mercado, en tanto que en el otro extremo –con la participación más elevada, aunque decreciente– se encuentra "América del Norte" y particularmente EE.UU., que concentra los mayores porcentajes del mercado de tecnologías de la información. CUADRO 3 COMPOSICIÓN DEL MERCADO MUNDIAL DE TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN 1985 1990 TOTAL DEL MERCADO (mm US$) 158.3 345.4 POR AREA GEOGRÁFICA (en %) 100.0 100.0 América del Norte 59.2 41.9 América Latina 1.5 1.6 Europa Occidental 22.1 33.6 Europa del Este, Medio Ote, África 3.1 2.5 Asia Pacífico 14.0 20.4 POR PRINCIPALES SEGMENTOS (en %) 100.0 100.0 Estaciones de trabajo de PC 20.9 25.0 Sistemas multi-usuario 29.5 22.9 Equipo de comunicación de datos 3.0 3.1 Software empaquetado 13.5 15.5 Servicios 33.1 33.5 FUENTE: OCDE [1997b; 223] 1995 527.9 100.0 43.5 2.0 28.2 2.6 23.7 100.0 30.5 13.0 4.3 18.4 33.7 Tasa de crec. 12.8 9.4 15.6 15.6 10.6 18.9 17.2 4.0 17.0 16.3 13.0 La mayor presencia estadounidense en el mercado de tecnologías de la información, disposiciones precisas y concretas de los procesos de trabajo". refleja adecuadamente el hecho de que en ese país –y en particular en California– fue donde desde los años setenta se concentraron los descubrimientos que dieron lugar a dichas tecnologías, y desde ese entonces Estados Unidos se ha mantenido al frente de ellas y probablemente lo seguirá haciendo durante las próximas décadas,9 habiéndose generado en dicho país la mayor parte de los avances ocurridos en las redes telefónicas, en la televisión y en los ordenadores electrónicos, lo que entre otras cosas ha implicado que en EE.UU. –más que en otros países– la industria de información y los gastos en equipo informático hayan venido participando con porcentajes cada vez mayores de la actividad económica, constituyéndose en uno de los componentes más dinámicos del funcionamiento interno. En tal sentido, en el Cuadro 4 se entregan varios indicadores de ese alto dinamismo para el periodo reciente. CUADRO 4 LA INDUSTRIA DE LA INFORMACIÓN EN LA ECONOMÍA DE EE.UU.1 1992 1997 1992-97 Como % del total Crec. anual (%) Produc. Real de la Ind. de la Información 0.8 4.0 40.6 Inversión real en equipo informático 5.6 20.1 38.7 2 3 3 24.5 Stock real neto en equipo informático 1.7 2.6 PIB real, exc. Ind. de la Información 99.2 96.0 2.2 2.9 PIB real total 100.0 100.0 1Basado en precios de 1992. 2 Cifras referidas a 1992 y 1995. 3 Stock Neto de computadoras y periféricos c/ relación al stock neto de capital privado no residencial. FUENTE:Banco Internacional de Pagos (BIS) [1998a, 13] En el interior de la revolución informática, el componente más destacado ha sido la "red de redes" Internet, la cual según Castells [1996, I, 378] "es la columna vertebral de la comunicación global a través del ordenador [...] en los años noventa, ya que enlaza en 9 Esa es la opinión, por ejemplo, de Cairncross [1997; 49-50]: "Lo que está ocurriendo en las comunicaciones sucede en particular por esfuerzos norteamericanos. Los Estados Unidos tienen la verdadera historia. "... la primera mitad del próximo siglo [...] estará dominada económica, política y culturalmente por los Estados Unidos". Por otra parte, una revisión detenida de la competencia existente entre empresas y entre países en los mercados de consumo final de las tecnologías de la información –las llamadas "aplicaciones multimedia"–, la realiza Raúl Ornelas, el cual llega a la siguiente conclusión [1998; 253]: " ... el estudio de las relaciones entre las empresas implicadas en las aplicaciones multimedia ha mostrado que son las de origen estadounidense las que ocupan el liderazgo internacional: a veces bajo la presión de las empresas de Japón (semiconductores) y en un buen número de casos sin tener competidores de peso (programas informáticos) o, a falta de competencia directa, contando con una forma gradual cada vez más redes", constituyendo [384] "una mezcla única de estrategia militar, colaboración técnica e innovación contracultural", que ha tenido como principal elemento propulsor a la investigación académica financiada con recursos públicos.10 Como es sabido, sus raíces estuvieron en la red ARPANET, creada en 1969 por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada del Departamento de Defensa de EE.UU. y que existió hasta 1990, a lo cual se fueron sumando distintos avances: el sistema operativo UNIX desarrollado por los laboratorios Bell de ATT en 1969; el Protocolo de Control de Transmisión/Protocolo de Internet (TCP/IP) creado por Vinton Cerf y Jon Postel en 1974; la adaptación de ese protocolo a UNIX realizada por investigadores de la Universidad de Berkeley en 1983; el módem inventado por dos estudiantes de Chicago en 1978; la World Wide Web inventada en 1989 por el investigador británico Tim Berners-Lee; y, el buscador multimedia Mosaic, diseñado en 1993 en la Universidad de Illinois, que permite la transmisión en Internet vía telefónica ya no sólo de texto, sino de gráficos, sonidos e imágenes en movimiento. El explosivo crecimiento de Internet –que es calificado por Cairncross [1997; 129] como "el fenómeno tecnológico más sorprendente de finales del siglo XX"– puede ser visto en el Cuadro 5, en el cual dicho crecimiento está medido por el número de computadoras conectadas directamente (hosts o servidores); allí se ve que desde mediados de los años ochenta hasta hasta el inicio de 1999, dicho número pasó de menos de dos millares a más de 43 millones. CUADRO 5 CRECIMIENTO DE INTERNET (expresado en número de computadoras conectadas directamente a Internet) Servidores Servidores Servidores Años Años Años 1969-Dic 1985-Oct 1993-Jul 4 1,961 1,776,000 1971-Abr 1986-Nov 1994-Jul 23 5,089 3,212,000 1974-Jun 1987-Dic 1995-Jul* 62 28,174 8,200,000 1977-Mar 1988-Jul 1996-Jul 111 33,000 16,729,000 1981-Ag 1989-Jul 1997-Jul 213 130,000 26,053,000 1982-May 1990-Oct 1998-Jul 235 313,000 36,739,000 1983-Ag 1991-Jul 1999-En 562 535,000 43,230,000 1984-Oct 1992-Jul 1,024 992,000 10 ventaja absoluta determinante (telecomunicaciones, televisión por cable). Luego de analizar ese financiamiento gubernamental, Castells señala [1886; I, 87]: "Así pues, el Estado, no el empresario innovador en su garaje, tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo, fue el iniciador de la Revolución de la tecnología de la información". * A partir de 1998 se desarrolló una medición más exacta, la cual se aplicó para las cifras de 1995 en adelante. FUENTE: Hobbes [1999] Como complemento a la información del Cuadro, cabe destacar que para 1997 [Rosaslanda; 1998, 117-118], un 63% de esas computadoras correspondía a EE.UU. –y un 0.84% a América Latina y El Caribe–, con lo cual ese país conserva un claro dominio sobre Internet, si bien su porcentaje de participación ha ido lentamente decreciendo conforme pasan los años. Respecto de ese dominio, por ejemplo, Cairncross considera que [1997; 138] "El desarrollo inicial de Internet tuvo lugar prácticamente en su totalidad en los Estados Unidos, y sigue siendo algo predominantemente norteamericano", llegando a la siguiente conclusión [1997; 129]: "La laguna tecnológica entre los Estados Unidos y el resto del mundo no se muestra en ninguna parte de forma tan clara como en la informática y las comunicaciones y especialmente en el uso de Internet" A todo lo anterior, cabría también agregar que el desarrollo del nuevo paradigma tecnológico se ha acompañado con reducciones sustanciales de costos, y –aunque no de manera lineal– de precios para los usuarios finales, en los bienes y servicios vinculados a la informática y las comunicaciones. En tal sentido, en el Cuadro 6 se se pueden ver las profundas disminuciones ocurridas en llamadas telefónicas y en computadoras, así como en transportación aérea: en transportación la cifra de 1990 es un sexto de la de 1930 y en llamadas es un 74avo, en tanto que para las computadoras el precio de 1990 es un 125avo del de 1960.11 Cuadro 6 1930 1940 1950 11 COSTO DE TRANSPORTACIÓN AEREA, LLAMADAS TELEFÓNICAS Y COMPUTADORAS, AÑOS SELECCIONADOS ENTRE 1930 Y 1990. (dólares de 1990) Ingreso promedio de Costo de tres minutos de Dpto de comercio de transporte aéreo por llamada entre N. York y EE.UU.: deflactor del precio pasajero/milla. Londres de una compu-tadora (1990 = 1000) 0.68 244.7 n.d. 0.46 188.5 n.d. 0.30 53.2 n.d. Otro ejemplo destacado de disminución de costos relacionados a las tecnologías de la información, lo entrega el Banco Mundial [1998b, 3]: el costo de enviar un millón de bits a un kilómetro de distancia es hoy menos de un milésimo de lo que era en 1975. 0.24 1960 0.16 1970 0.10 1980 0.11 1990 FUENTE: Herring y Litan [1995; 143] 45.9 31.6 4.8 3.3 125,000 19,470 3,620 1,000 En lo que respecta a las llamadas telefónicas internacionales –refiriéndose a las cuales Cairncross [1997; 29] plantea que la "caída de las tarifas es el impulso que se encuentra detrás de la muerte de la distancia"–, según información de la OCDE los precios han seguido disminuyendo durante lo que va de los años noventa a un ritmo tan elevado como el de las décadas anteriores. De acuerdo a esa organización [OCDE; 1999a, 177], entre 1991 y 1997 la tarifa de llamadas internacionales disminuyó 41% para el promedio de sus países miembros, con casos como los de Austria, Francia, Luxemburgo, Grecia, Irlanda, Italia, Holanda y España, en que la caída fue superior al 50%. Si bien los impactos del nuevo paradigma tecnológico se han hecho sentir sobre el conjunto de las sociedades contemporáneas, y en dichas sociedades sobre la totalidad de sus procesos económicos y en las relaciones entre ellas, nos interesa destacar la importancia que las tecnologías de la información han tenido en el funcionamiento de los mercados financieros, no sólo por ser dichos mercados nuestro objeto principal de estudio, sino principalmente porque ha sido en ellos donde dichas tecnologías han provocado los cambios más notables. Al respecto, por ejemplo, Barnet y Cavanagh [1995; 394] plantean: "No hay ninguna industria que dependa más de la información que los comerciantes de dinero y los prestamistas. La innovación en la tecnología de la información ha tenido un impacto más pronunciado en la industria de los servicios financieros que en cualquier otro sector de la economía mundial".12 De hecho, los agentes que se mueven en los mercados financieros operan básicamente con dinero y con información, y ambas cosas han cambiado de manera radical en el nuevo paradigma. En lo que respecta al dinero, en sí mismos los términos "dinero electrónico" y "dinero informático" dan cuenta de la fuerza con que las tecnologías de la comunicación 12 Por su parte, Castells [1996; I, 120] aborda el tema en los siguientes términos: "El capital se gestiona las veinticuatro horas del día en mercados financieros globalmente integrados que funcionan en tiempo real por primera vez en la historia: transacciones de miles de millones de dólares tienen lugar en segundos en los circuitos electrónicos de todo el globo. [...] Las nuevas tecnologías permiten que los capitales vayan y vengan entre economías en un tiempo muy corto, de modo que éstos y, por tanto, los ahorros y la inversión, están interconectados en todo el mundo, de los bancos a los han impactado en la multiplicación de formas "no corpóreas" de existencia del dinero y en la velocidad con que pueden "trasladarse" grandes sumas a cualquier distancia, a tal extremo que en el funcionamiento de los mercados financieros los "traslados" de dinero han quedado más que nunca reducidos a flujos de información. Usando el término de "neodinero", Scavo [1994; 152] describe este punto en los siguientes términos: "... el presente está en manos de un neodinero [que] se ha vuelto mera imagen, capaz de aparecer, simultáneamente, en millones de pantallas alrededor del mundo. Pero, en realidad, no está en ningún lado, no precisa tesoros donde guardarse, se crea y se esfuma en una dimensión intangible, donde millones de inversores, operadores, especuladores, banqueros, gerentes, financieros, agentes bursátiles, analistas y funcionarios manipulan o ven manipular cifras por la megarred electrónica global". En lo que respecta a la información –y, por lo recién dicho, también a la información que concreta operaciones monetarias– en los mercados financieros el paradigma tecnológico ha permitido disminuir radicalmente el costo y aumentar exponencialmente la rapidez involucrados en su producción, recepción, procesamiento y envío, permitiendo incluso actuar de manera automatizada conforme a ese flujo de información, con todo lo cual se ha facilitado al máximo la vinculación entre oferentes y demandantes de fondos en operaciones cuyo horizonte es la economía mundial. Ello constituye un cambio radical en las condiciones de funcionamiento de los capitales que actúan en esos mercados, a tal punto que de no existir los actuales avances en las tecnologías de la información, la realización de operaciones simultáneas a grandes distancias en "tiempo real", el desarrollo de nuevos "productos financieros", la rápida capacidad de respuesta ante cambios en los mercados, el abatimiento de los costos de información y de transacción y, en general, muchos de los principales rasgos de la globalización financiera, no habrían podido concretarse. Con base en lo que hasta aquí hemos destacado, lo que en general nos interesa tener presente es que durante las últimas décadas –y desplegándose de manera notoriamente desigual en los distintos países y regiones–, la revolución científico-técnica en marcha ha creado las condiciones para un conjunto de transformaciones radicales, no sólo en términos de la aparición de nuevas industrias dinámicas, de producciones y actividades de punta vinculadas a ellas, y de empresas líderes en esas industrias y producciones, sino también fondos de pensiones, mercados bursátiles y cambios de divisas". con relación al conjunto de los procesos productivos y circulatorios, a las modalidades de administración y gestión empresarial, y a las actividades financieras, tanto para las economías nacionales como para las distintas formas funcionales del capital, incluidos desde luego todos aquellos capitales que actúan en el nivel transnacional. En efecto, para la totalidad de los capitales que logran sobrevivir a los mayores niveles de competencia –y en particular para el gran capital transnacional– la revolución que está en marcha en la ciencia y la tecnología ha abierto condiciones de funcionamiento hasta hace poco insospechadas –dando lugar a lo que Castells [1996; I, 180 a 226] califica como la "empresa red" y las "redes empresariales"–, ampliando al extremo sus posibilidades para desplazarse, para elegir las más favorables localizaciones, para segmentar al máximo los procesos de trabajo, para fragmentar territorialmente todas sus actividades, para aplicar técnicas de organización y control a distancia y, desde luego, para desplegar estrategias globales de financiamiento, de administración de activos y pasivos y de gestión de riesgos. Es en esos sentidos, que los profundos cambios ocurridos en la base tecno-productiva del funcionamiento económico contemporáneo constituyen una parte importante del soporte en que se ha sustentado la globalización de la economía mundial, y en particular las nuevas modalidades de funcionamiento asumidas por los mercados financieros, las cuales han estado estrechamente vinculadas al vertiginoso avance ocurrido en las tecnologías de la información. 1.1.2. EL NUEVO CONTEXTO NORMATIVO Y SUS IMPLICACIONES TEÓRICAS. Un segundo aspecto a destacar respecto de las bases de la globalización, se relaciona con el contexto normativo en el cual ella se ha venido desenvolviendo, y con algunas de las formulaciones y discusiones teóricas asociadas a las modificaciones ocurridas en dicho marco. En lo que respecta al marco normativo, lo destacable es que él ha tenido cambios importantes en dirección a una acelerada desregulación, y en general a una desaparición de trabas de todo tipo que pudiesen frenar el despliegue del capital. De esta manera, a lo ocurrido en la ciencia y la tecnología se han sumado modificaciones institucionales también muy profundas, y por esas dos vías los capitales han contado, para su desenvolvimiento, con posibilidades que son notablemente mejores a las de periodos anteriores, las cuales han sido aprovechadas al máximo por los capitales de mayor tamaño que se mueven en la producción, en el comercio y en las finanzas. Desde el punto de vista de la funcionalidad de los marcos normativos y regulatorios, no es exagerado concluir que con los cambios ocurridos en ese ámbito, los grandes capitales han logrado en las décadas recientes imponer casi por completo sus condiciones, al menos en dos direcciones generales: -Por una parte, ha habido disminuciones sustanciales en las regulaciones que previamente estaban presentes en la relación trabajo-capital, en un contexto en el que dichas relaciones se han redefinido claramente a favor de este último, a lo cual ha ayudado la desaparición o el relajamiento de la mayor parte de aquellas normas que establecían un mínimo de condiciones para la contratación y despido, para la asignación de tareas y funciones, para la definición de condiciones materiales de trabajo, para la definición del salario, etc. En tales sentidos, la llamada "flexibilidad laboral" en realidad lo que ha significado es un deterioro extremo de las bases a partir de las cuales los trabajadores enfrentaban sus relaciones con el capital y la "liberalización" de esas relaciones, de tal manera que ellas han quedado sujetas casi por completo al muy dispar poder de negociación de cada una de las partes, situación ésta en la cual se ha producido un notorio retroceso en las conquistas previamente obtenidas por los trabajadores y una pérdida de cohesión y de fuerza por parte de los organismos que los representan. -En segundo lugar, se han dado también cambios de importancia en las relaciones entre los distintos capitales, en un proceso de acentuación de la competencia entre ellos y de consiguiente disminución de aquellas barreras que antes la mediaban, de lo cual obviamente han salido favorecidos los capitales más grandes, que son los que cuentan con la mayor fuerza relativa para ganar en esa lucha competitiva –que, por supuesto, nada tiene de "libre" ni de "justa"–, ocupando espacios que antes cubrían los pequeños y medianos capitales, y encabezando acelerados procesos de concentración y centralización que tienen como escenario al conjunto de la economía mundial. En el desenvolvimiento de esos procesos desregulatorios, desde luego que un rol central le ha correspondido a los aparatos estatales, los cuales han encabezado la propia reducción de sus funciones y capacidades previas respecto de distintos ámbitos del funcionamiento económico –aunque manteniendo o incluso acentuando su acción en otros ámbitos de la economía y en general de la vida social–, procediendo a un acelerado desmantelamiento del llamado "Estado del Bienestar", disminuyendo su presencia en el funcionamiento de distintos mercados, cambiando la composición de sus ingresos y gastos, reduciendo los márgenes de autonomía para la aplicación de políticas y trasladando de manera directa al gran capital la definición de aspectos sustanciales tanto de los rumbos del desarrollo nacional como del desenvolvimiento de la economía internacional. Si bien en los procesos de desregulación hay en común muchos elementos entre los distintos países, y la tendencia general a una mayor libertad del capital está presente en todos ellos, aún así existen diferencias que conviene destacar, sobre todo respecto del significado de la desregulación para el caso de economías desarrolladas o atrasadas. Desde luego, la más importante de esas diferencias se refiere al muy distinto significado que tiene "la mayor libertad del capital", según se trate de grandes economías que están a la cabeza de la revolución científico-técnica, que poseen lo grueso de las ventajas competitivas a nivel mundial y que son sede de los mayores capitales o, por el contrario, de economías escasa o medianamente desarrolladas, con sistemas nacionales de ciencia y tecnología notoriamente incipientes, con pocas bases internas de apoyo a la capacidad competitiva nacional y con capitales nativos que salvo contadas excepciones tienen una posición claramente subordinada en el escenario mundial. Y una segunda diferencia, que contrasta notoriamente con la primera recién señalada, es que paradójicamente ha sido justo en los países atrasados en donde con más fuerza se ha asumido el objetivo desregulador, llevándolo a extremos que no están presentes en las economías desarrolladas, por ejemplo respecto de la pérdida de capacidad estatal para definir las estrategias de inserción económica mundial. En todo caso, aún con esos distintos significados los procesos desregulatorios han estado presentes en el conjunto de países, tanto desarrollados como atrasados, y dichos procesos se han ido concretando a través de una sistemática y profunda reestructuración de los marcos normativos generales previamente vigentes, lo cual ha incluido en grado diverso –y dependiendo además de la situación inicial– medidas tales como reformas a la legislación laboral, privatización de los sistemas de seguridad social, promulgación de "leyes de competencia" –que en lo general apuntan a facilitarla al máximo–, cesión al capital privado de áreas de actividad previamente restringidas, reformas fiscales, cambios en el sistema de subsidios, etc. En el ámbito de los mercados financieros internos la desregulación, que arranca en los Estados Unidos a mediados de los años setenta, ha sido particularmente profunda, aunque también con diferencias nacionales según las diversas situaciones iniciales. Ella ha implicado una reducción de los controles gubernamentales previamente existentes sobre los más diversos ámbitos del funcionamiento de dichos mercados: en la definición de las políticas crediticias por parte de las instituciones prestamistas; en la fijación de tasas de interés y de depósitos; en los requerimientos de reservas y su tratamiento fiscal; en la valuación de activos; en la definición y el tratamiento de pérdidas por deudas incobrables; en el uso de nuevos instrumentos financieros; en los ámbitos geográficos y funcionales de acción de los intermediarios; etc. Esos cambios en la regulación de los mercados financieros internos, han estado estrechamente vinculados con la apertura de la cuenta de capitales, la cual ha significado una práctica desaparición de los controles cambiarios y de las restricciones al movimiento internacional de capitales, ampliándose al extremo las posibilidades de acción de inversionistas directos, prestamistas, prestatarios e intermediarios extranjeros en las distintas economías nacionales. Es así que los grandes capitales que se mueven en la arena internacional han sido destinatarios privilegiados de la reducción de normas y regulaciones, aprovechando al máximo el nuevo contexto institucional que ha sustentando al despliegue de la globalización, a tal punto que una parte sustancial de los cambios regulatorios ya aplicados o en proceso de negociación, han sido explícitamente dirigidos a reducir las restricciones sobre dichos capitales. En el plano nacional, las facilidades al capital extranjero se han expresado de tres formas: -Por una parte, a través de las “Leyes de Competencia” arriba mencionadas, las cuales usualmente incluyen cláusulas referidas al tratamiento no discriminatorio de las inversiones extranjeras y autorizan la participación de éstas en fusiones y adquisiciones. -Por otra parte, en una cantidad importante de países se han creado leyes específicas de regulación –o, más bien, de desregulación– de las inversiones extranjeras. Al respecto, en el Gráfico I se presenta información agrupada por quinquenios sobre el número de países que han puesto en marcha esas leyes, y allí observa el rápido crecimiento en dicho número ocurrido desde la segunda mitad de los años ochenta. GRÁFICO I En tercer lugar, las facilidades a los capitales transnacionales se han ido concretando a través de la modificación de las regulaciones ya existentes sobre inversiones extranjeras. Lo ocurrido en ese ámbito puede ser visto en el Cuadro 7, en el cual se hace un recuento de los cambios que se han dado en los últimos siete años, y de allí se desprende que conforme ha ido avanzando la década se han multiplicado las modificaciones y los países que las aplican, y que la gran mayoría de ellas han consistido en una mayor liberalización de normas para los inversionistas extranjeros. CUADRO 7 CAMBIOS EN LA REGULACIÓN DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 35 43 57 49 64 65 76 Nº de países que han introduci-do cambios en sus regímenes de inversión 82 79 102 110 112 114 151 Nº de cambios: De los cuales: 80 79 101 108 106 98 135 - Liberalización (a) 2 1 2 6 16 16 - Mayor control (b) (a) Incluye medidas dirigidas al fortalecimiento de los mecanismos de mercado, así como incentivos. (b) Incluye medidas dirigidas al incremento de controles y a la reducción de incentivos. FUENTE: UNCTAD [1998]. En el plano bilateral, la liberalización de los flujos de capitales se ha plasmado en la firma de una gran cantidad de Tratados Bilaterales de Inversión. Al respecto, basta mencionar que tan sólo en 1997 se firmaron 153 Tratados, con lo cual su número llegó a un total de 1513 –contra una cifra inferior a los 400 que existía a inicios de los años noventa–, con 169 países involucrados en ellos (UNCTAD; 1998). En el ámbito multilateral, algunas de las facilidades para los capitales extranjeros se incluyeron en los convenios finales de la Ronda Uruguay del Acuerdo General Sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), y en la puesta en marcha de la Organización Mundial de Comercio (OMC): el “Acuerdo Sobre Medidas de Inversión Relacionadas con el Comercio” (TRIMs), el “Acuerdo General Sobre el Comercio de Servicios” (el GATs, que incluye normas sobre la prestación directa de los servicios y la correspondiente colocación de inversiones para ello) y, en menor medida, a través del “Acuerdo sobre los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio” (TRIPs), el “Acuerdo Sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias” y el “Acuerdo sobre Contratación Pública”. A todo lo anterior cabría agregar, también en el ámbito multilateral, las negociaciones desarrolladas en la Organización Para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) respecto del “Acuerdo Multilateral de Inversiones” (AMI), las cuales si bien están actualmente estancadas, es probable que se reinicien ya sea en el mismo marco de la OCDE o trasladándolas a la Organización Mundial de Comercio (OMC). El AMI, de no cambiar sustancialmente los contenidos presentes en su versión más reciente de mayo de 1998 [OCDE; 1998e], amenaza transformarse en el mecanismo principal de la más profunda y generalizada desregulación de los flujos de inversión y, con ello, en la expresión más acabada de la reducción de barreras institucionales para el gran capital. A partir de una definición extremadamente amplia de “inversión” –que incluye a “todo tipo de activo que directa o indirectamente esté bajo el control o sea de propiedad de un inversionista”– en ese borrador del AMI se contemplan aspectos como los siguientes: -El otorgamiento de “Trato Nacional” y “Trato de Nación más Favorecida” para los inversionistas extranjeros en todo lo referido al establecimiento, adquisición, expansión, administración, conducción, operación y venta de inversiones; -El compromiso de “seguridad” y una “protección completa y constante” para las inversiones extranjeras, incluyendo la prohibición de “expropiar o nacionalizar directa o indirectamente una inversión” excepto para un propósito de interés público, en cuyo caso deberá ocurrir el pago “sin dilación” y “en efectivo” de una compensación “adecuada” y “libremente transferible” equivalente al “valor libre de mercado” de la inversión expropiada; -El otorgamiento, a los inversionistas extranjeros, de los mismos derechos y el mismo status legal que los gobiernos soberanos, pudiendo esos inversionistas llevar directamente a juicio a dichos gobiernos ante árbitros internacionales; -La eliminación de cualquier posibilidad para que los gobiernos fijen algún requisito de desenvolvimiento o de resultados para las inversiones extranjeras. Así, por ejemplo, en el texto del AMI se establece explícitamente la prohibición de que los gobiernos apliquen a la inversión extranjera directa políticas referidas a niveles de exportación, saldo comercial, porcentajes de contenido nacional, transferencias de tecnología, generación de empleos, asociación con capitales nacionales, etc. En lo que respecta a las discusiones y análisis teóricos que han estado asociados al nuevo marco institucional en el que se ha desenvuelto la globalización, nos interesa destacar dos líneas de reflexión vinculadas de distinta manera a ese nuevo marco, la primera de ellas referida al sustento conceptual de los procesos desregulatorios, y la segunda referida a la situación actual y las perspectivas del Estado-nación. En relación al primero de esos temas, lo que queremos señalar es que, a las virtudes que usualmente la teoría económica tradicional asigna en general a la reducción de la presencia estatal y al libre funcionamiento de los mercados, en los últimos años se ha sumado una línea más particular de análisis que está referida a los países atrasados, y en la cual se destacan los efectos de superación del subdesarrollo que supuestamente resultan de la desregulación económica. En tal sentido, en la literatura económica reciente es posible identificar una línea de análisis que, desde una perspectiva principalmente neoclásica, argumenta la existencia de tendencias hacia la "convergencia" entre los distintos países, tanto en el desempeño económico global como en aspectos particulares de dicho desempeño. En términos generales (véanse, entre otros, Sala-i-Martin [1995], Sala-i-Martin y Barro [1995] y Ben-David [1993]), en esos análisis se vinculan las teorías del crecimiento endógeno con las implicaciones de convergencia que están presentes en los modelos neoclásicos, estableciendo a partir de allí modelos econométricos en los cuales se identifican trayectorias tanto de rápido crecimiento de las economías atrasadas, como de disminución de los grados de dispersión existentes en dichas economías respecto de variables como el ingreso per cápita, todo ello a condición de que esas economías estén lo suficientemente abiertas y desreguladas, para lo cual se ha introducido [Sala-i-Martin; 1995, 14 a 21] el concepto de "convergencia condicional". El sentido último de la propuesta neoclásica sobre el tema, nos parece que queda bien reflejado en la siguiente cita, con la que inicia un artículo de Ben-David [1993, 653]: "En 1969 Arghiri Emmanuel escribió sobre el 'intercambio desigual' que él creía que había sido originado por el 'imperialismo comercial'. Este artículo proporciona la evidencia de que el movimiento hacia el libre comercio tiene más bien justamente el efecto contrario, conduciendo a una reducción de la desigualdad de ingresos entre los países". En el otro extremo, algunos de los documentos más sólidos de crítica a esas posiciones –y de confrontación entre ellas y el actual comportamiento de la economía mundial– han venido siendo elaborados en el marco de la UNCTAD, tanto en los informes anuales de esa institución (véase UNCTAD [1997a] y, sobre todo, [1997b]) como en sus Ocassional Papers (véase Bairoch y Kozul-Wright [1996] y, especialmente, Rowthorn y Kozul-Wright [1998]). Además de los análisis referidos al comportamiento económico global y a las tendencias hacia la "convergencia" que a ese nivel supuestamente existen, también el tema está presente con relación a espacios más específicos del funcionamiento económico. Así, se postulan tendencias a la convergencia en el desempeño de las empresas transnacionales (ET), como consecuencia del desarrollo de una base industrial y tecnológica de carácter “global” que compartirían todas ellas, lo que estaría asociado con un abandono de la base nacional de funcionamiento por parte de dichas empresas y su asunción de un despliegue plenamente planetario. En tal sentido, en un reciente análisis en el cual se revisa ese tema sobre todo con relación a las empresas de EE.UU., Alemania y Japón [Doremus et. al.; 1998], la conclusión es negativa respecto de ambas tendencias: por una parte, las ET siguen teniendo fuertes vínculos con sus respectivos Estados y con las correspondientes estructuras de sus países de origen;13 y, por otra parte, en el interior de la globalización se reproducen importantes diferencias entre las ET de distinto origen geográfico, diferencias que abarcan diversos aspectos del desempeño de esas empresas y que apuntan en un sentido opuesto al de la “convergencia” que se supone estaría teniendo lugar. Al respecto, Doremus et. al.[1998; 3] 14 plantean: “Las firmas multinacionales basadas en Estados Unidos, Alemania y Japón tienen fundamentalmente diferentes estructuras internas de gobierno, diferentes accesos a financiamientos, diferentes tipos de vínculos con recursos de ciencia y tecnología nacionalmente específicos, diferentes grados de exposición a la competencia de inversiones internas, y diferentes grados de acceso a oportunidades tecnológicas y de mercado entre las economías nacionales". 13 En ese sentido, Barnet y Cavanagh [1994; 278], luego de revisar el despliegue de las transnacionales, agregan: “Pero al mismo tiempo en todas partes las compañías globales miran hacia sus gobiernos nacionales para proteger sus mercados existentes y proporcionar fuerza para penetrar nuevos mercados, mantener los costes de la fuerza de trabajo y de medio ambiente bajos y subvencionar sus operaciones de distintas maneras”. 14 En dicho libro, se revisan asimismo algunas de las diferencias referidas al comportamiento de las ET en los países “huéspedes”, tema éste que también está tratado –con particular referencia a las empresas de EE.UU. en América Latina vs. las empresas Japonesas en Asia– por Mortimore [1994]. En relación con el comportamiento de los mercados financieros también han estado presentes las tesis de “convergencia”, según las cuales la creciente homogeneización resultante de la desregulación y la apertura de dichos mercados conducirá a una mejor asignación nacional y mundial de los recursos disponibles, permitiendo que dichos recursos se muevan en busca de las mejores oportunidades de colocación, mejorando con ello la eficiencia productiva global y reduciendo progresivamente aquellas disparidades, tanto entre distintas economías como al interior de ellas, que eran consecuencia de las trabas que impedían la confluencia entre los recursos disponibles y las oportunidades de inversión. En lo que respecta específicamente a los países atrasados, en las propuestas de convergencia aplicadas al funcionamiento de los sistemas financieros ha tenido un peso importante la tesis de “represión financiera” (véase McKinnon [1973] [1980] [1981], Shaw [1973] y Roubini y Sala-i-Martin [1992]); en tal sentido McKinnon, a partir de considerar que el mayor problema de los países atrasados era la fragmentación existente en su funcionamiento económico, y que dicha fragmentación “ha sido en gran parte consecuencia de la política gubernamental”, desde hace ya tiempo propuso [1973; 12] que “... a fin de suprimir otras formas de fragmentación, es esencial la unificación del mercado de capitales, la cual acrecienta pronunciadamente las tasas de rendimiento a los ahorradores internos, al ampliar las oportunidades de inversión explotable”. De ahí, entonces, su conclusión de que la liberalización del mercado de capitales empuja a un correcto funcionamiento económico y a una apertura generalizada de la economía [1973; 4]: "una vez puesto en su lugar el perno monetario, síguense, de manera natural, las estrategias adecuadas para liberalizar el comercio exterior y racionalizar la política del impuesto y del gasto interno".15 En la misma dirección de ese párrafo de McKinnon, pero más de un cuarto de siglo después, en dos libros recientemente publicados por la OCDE se argumentan las virtudes de la "liberalización". El primero de ellos se titula La Importancia de los mercados abiertos. Los beneficios de la liberalización del comercio y la inversión [OCDE; 1998g], lo cual ahorra mayores comentarios sobre su contenido y conclusiones, más aún teniendo presente que el libro fue escrito respondiendo a un mandato para que la Secretaría de la OCDE 15 La respuesta inicial más conocida a la tesis de "represión financiera" provino de Carlos Días Alejandro, que a mediados de los años ochenta publicó un trabajo revisando cómo las experiencias de liberalización de las finanzas en el cono sur –y en especial la chilena– habían terminado en [1985; 1] "sectores financieros domésticos caracterizados por bancarrotas generalizadas, intervenciones gubernamentales masivas o nacionalización de instituciones privadas, y bajos ahorros domésticos". produjera un estudio con el propósito de [1998g, 9] "ayudar a los gobiernos a explicar mejor los claros beneficios netos de mantener mercados abiertos al comercio y la inversión internacional y de reforzar el curso de las reformas hacia la primacía del mercado". En el otro libro –que al menos tiene el título más neutro de Crecimiento y competencia en la nueva economía global–, se hace el siguiente balance acerca de los costos de la "represión financiera" para los países atrasados [Hughes; 1999, 17]: "En los países en desarrollo, la represión financiera –la supresión de las tasas de interés de mercado a través de la propiedad pública y de la regulación de las instituciones financieras– reduce las ganancias privadas, limita la disponibilidad de fondos de inversión y fomenta las fugas de capital; sin embargo, tempranas reformas de los sectores financieros incrementaron la eficiencia productiva de algunos países. El racionamiento crediticio, inevitable con la represión financiera, resulta altamente ineficiente".16 La segunda línea de reflexión que queremos mencionar, es la referida al futuro del Estado nación, tema éste en torno al cual es posible identificar una diversidad de posiciones –las cuales en algún grado atraviesan "horizontalmente" las adscripciones teóricas de los analistas– y que se desprende en buena medida de los profundos cambios ocurridos en las regulaciones estatales a que antes estaba sujeto el desenvolvimiento del capital, de la mayor libertad con que éste cuenta en todos los sentidos en comparación con épocas anteriores y, en general, de los nuevos rumbos que en función de dichos cambios ha tomado la relación Estado-economía. A la redefinición de las relaciones entre Estado y economía, que ya venía 16 En la misma dirección de los materiales de la OCDE recién citados, en marzo de 1998 el Director del FMI contestó de la siguiente manera a la pregunta de si, a la luz de la crisis asiática, los mercados de capitales abiertos tienen sentido todavía [Camdessus; 1998]: "Desde un punto de vista teórico, la respuesta es claramente sí: los movimientos libres del capital ayudan a canalizar los recursos a sus usos más productivos y por lo tanto incrementan el crecimiento económico y el bienestar –nacionalmente e internacionalmente–. Y en la práctica ha habido una amplia evidencia a lo largo de los años de los muchos beneficios que se derivan de las cuentas de capitales abiertas: para las economías de mercado emergentes, mayores niveles de inversiones, crecimiento económico más rápido e incremento en los niveles de vida [...]". Por el contrario, cabe señalar que a la luz de las crisis mexicana y asiática el propio McKinnon ha venido adoptando una posición bastante más dubitativa que las de la OCDE y el FMI, respecto de las consecuencias que ha traido el fin de la "represión financiera". En documentos recientes (véase McKinnon y Pill [1997] y [1998]) ha argumentado que dichas crisis se deben a un "síndrome de sobreendeudamiento", en el cual ha jugado un papel de primer orden la insuficiente supervisión y regulación que existe sobre sobre las instituciones crediticias, concluyendo que [1998; 1279] "una política de laissez faire completo hacia el sistema financiero es extremadamente errada. [...] Perversamente, un sistema financiero desregulado debe estar más necesitado de supervisión efectiva que uno que es sujeto de controles administrativos extensivos e intervención gubernamental". desenvolviéndose y que ponía a debate la existencia de tendencias a la disminución de márgenes de acción en aspectos importantes de la política económica, en el periodo reciente se han sumado distintas evidencias de la muy escasa capacidad estatal para actuar frente a los desequilibrios provocados por los flujos y reflujos masivos de los capitales de cartera –y especialmente los de carácter especulativo–, con todo lo cual la discusión sobre el Estado-nación se ha venido vinculando cada vez más estrechamente al despliegue de la globalización financiera. Por una parte, en esa discusión están presentes los límites que la globalización de las finanzas ha ido imponiendo al ejercicio de la política económica, en una secuencia que Castells [1996; II, 273] resume de la siguiente manera: "La interdependencia de los mercados financieros y de divisas de todo el mundo, que operan como una unidad en tiempo real, vincula las divisas nacionales. El cambio constante entre dólares, yenes y las divisas de la Unión Europea (euros en el futuro) obliga a la coordinación sistemática de esas divisas como única medida capaz de mantener cierto grado de estabilidad en el mercado de divisas y, de este modo, en la inversión y comercio globales. El resto de las divisas del mundo han quedado ligadas, para todos los fines prácticos, a este triángulo de riqueza. Si el tipo de cambio es sistemáticamente interdependiente, también lo son, o lo serán, las políticas monetarias. Y si las políticas monetarias siguen cierta coordinación supranacional, también lo hacen, o lo harán, los tipos de interés preferencial y, en definitiva, las políticas presupuestarias. De ello se deduce que los estados-nación individuales están perdiendo y perderán el control sobre elementos fundamentales de sus políticas económicas". Por otra parte, en los últimos años las crisis financieras recurrentes y la notoria incapacidad para evitarlas y para actuar de manera efectiva ante su estallido – tema éste que revisaremos en el último apartado del trabajo–, han agregado nuevos elementos al debate, vinculándolo de manera más directa con el análisis de los problemas de monitoreo, regulación y/o control sobre los flujos financieros internacionales por parte tanto de los gobiernos como de instancias supranacionales, y arrojando nuevas interrogantes sobre la capacidad presente y futura de los Estados para actuar en sus respectivas economías y para aplicar normas hacia los grandes capitales que se mueven a nivel transnacional. En tal sentido, por ejemplo, en un trabajo reciente Oman [1999; 41] plantea: "La desregulación y la globalización de los mercados financieros, mucho más que la globalización de la actividad corporativa no financiera, tiene una gran responsabilidad en la fuerte percepción de un debilitamiento de la soberanía en la política económica nacional".17 17 Por su parte, el Secretario de la UNCTAD llega a una conclusión semejante, en los siguientes términos En la discusión más genérica sobre el tema, en un extremo están aquellos propuestas –con las cuales en términos generales no coincidimos– que asocian a la globalización con la decadencia y desaparición de los Estados Nación. Entre los analistas norteamericanos, por ejemplo, Robert Reich –que fue Secretario de Trabajo de la primera administración de Clinton– se ubica parcialmente en esa línea, al considerar que en el siglo venidero [1993; 13] “No existirán productos ni tecnologías nacionales, ni siquiera industrias nacionales. Ya no habrá economías nacionales, al menos tal como concebimos hoy la idea. Lo único que persistirá dentro de las fronteras nacionales será la población que compone un país”; y, de manera más decidida, el consejero japonés de empresas Ohmae [1995, 16 a 20] analiza el comportamiento de lo que califica como “las cuatro íes” –inversión, industria, tecnología de la información e individuos consumidores–, concluyendo que todas ellas han alcanzado una movilidad propia, por lo cual los Estados-Nación se vuelven inviables y la intermediación que ellos históricamente han desarrollado pasa a ser no sólo innecesaria sino incluso estorbosa. Así también, el mismo Ohmae postula a los Estados-región como la verdadera unidad geográfica que toma cuerpo en la actual economía mundial [1995, 20]: “Lo que define a esos Estados-región no es la ubicación de sus fronteras políticas, sino el hecho de que tienen el tamaño y la escala adecuados para ser verdaderas unidades operativas en la economía mundial actual. Las suyas son las fronteras –y las conexiones– que importan en un mundo sin fronteras”. Una proyección semejante, aunque pensando más bien en agrupaciones de países que corresponderían a los actuales bloques comerciales –y en particular al bloque europeo– es posible encontrarla en Lipietz [1997] con la idea de “recontinentalización de la economía mundial”, en Fossaert [1994; 405] con los “Sistemas regionales de Estados” y en Rocha ([1997a], [1997b] y 1997c]) con el concepto de "Estado-región supranacional", en este caso principalmente aplicado al posible desenvolvimiento de los procesos latinoamericanos de integración.18 [Ricupero; 1996, 29]: " El aumento de la apertura financiera y el desmantelamiento de las barreras a las corrientes de capital han fortalecido considerablemente los vínculos entre los mercados financieros de las economías nacionales, reduciendo la capacidad de los gobiernos para utilizar los instrumentos de la política macroeconómica con el fin de influir en objetivos como el volumen del producto nacional, el nivel del empleo y la tasa de inflación". 18 Sin embargo, tanto la disparidad de grados de avance entre los distintos bloques, como la relación Vidal Villa, en una dirección semejante a la de Reich y Ohmae pero desde una perspectiva teórica muy diferente, considera que [1993; 162] para una plena mundialización "los principales obstáculos son de carácter superestructural y, en particular, que [1996; 26, 28, 105 a 108] “la contradicción principal es la que enfrenta al proceso básico de mundialización del capital con la pervivencia de los Estados-nación”, en donde dichos Estados resistiéndose a desaparecer, se constituyen en “el principal obstáculo que se opone a la mundialización económica”, e identifica a los organismos supranacionales como “embriones de futuras autoridades económicas mundiales”, si bien a pesar de todo ello [1995; 229] "El Estado-Nación goza aún de buena salud", ya que "tienen una dinámica propia, una inercia que les impide desaparecer". De la misma manera, para Octavio Ianni [1995; 94], “a partir de la época en que la globalización se constituyó en una nueva realidad, conformando una nueva totalidad histórica, cuando las fronteras son nulificadas o anuladas, la soberanía se transformó en figura retórica; objetivamente la sociedad nacional se revela en una provincia de la sociedad global”. Para él [1995; 95], “Son muchas y poderosas las fuerzas características de la globalización que tornan anacrónico al Estado-nación y quimérica la soberanía” y [1995; 96] “Poco a poco los tradicionales ‘actores’ de las relaciones internacionales, los Estados nacionales, son llevados a organizarse en torno a un nuevo y diferente ‘actor’: la comunidad regional".19 En el otro extremo, distintos autores prevén un escenario de permanencia de los Estados como actores importantes tanto ahora como en la futura economía mundial, postura ésta con la cual nos sentimos identificados, sobre todo en la medida en que con frecuencia ella incluye el reconocimiento –a nuestro juicio imprescindible– de que la discusión gira respecto de las modalidades de funcionamiento de una economía mundial que –si bien ha existente entre ellos y los Estados que los forman, son puntos que en nuestra opinión merecen una revisión detenida. En tal sentido, la siguiente síntesis que presenta Dicken [1998; 113], nos parece correcta: "Si bien ciertamente ha ocurrido una aceleración en el número de acuerdos regionales de comercio en los años recientes, la mayoría son muy limitados en la profundidad y extensión de la integración. Muy pocos han ido más allá del estado inicial de un simple acuerdo de libre comercio. Sólo la Unión Europea ha ido muy lejos en el camino de la integración económica. A pesar de eso, no deberíamos subestimar la importancia del TLCAN o incluso los desarrollos más limitados en la región Asia-Pacífico. Finalmente, sin embargo, los bloques regionales de cualquier grado de integración económica se originan y toman su legitimidad de los Estados-Nación, los cuales continúan siendo importantes estructuras en la economía global. 19 Una crítica a esos planteamientos de Ianni, puede verse en Saxe-Fernández [1998]. sufrido importantes mutaciones– tiene ya varios siglos de existencia.20 Desde luego, la mayoría de esos autores parten de que hay una redefinición profunda de los objetivos, las capacidades, los límites y los instrumentos de la acción estatal –y notoriamente, según ya mencionamos, un violento desmantelamiento del llamado "Estado del bienestar"–, pero dicha aceptación más que llevar a anunciar la desaparición del Estado, a lo que empuja es a la identificación de los cambios que él está sufriendo. En tal sentido, por ejemplo, nos parece sugerente el análisis de Hirsch [1996; 65], según el cual la globalización implica que "el 'Estado de seguridad` peculiar de la fase fordista del capitalismo derivará en un nuevo tipo, que podría designarse como ´Estado nacional de competencia`", cuya principal función es asegurar las mejores condiciones en la [1996; 100] "competencia internacional por el lugar óptimo". En una dirección semejante, Hirst y Thompson, como derivación de la crítica que hacen a los anuncios de un cercano "sistema económico globalizado", consideran que [1996; 170] "... el Estado-nación tiene un significativo rol que jugar en la gobernabilidad económica al nivel de los procesos nacional e internacional", Castells [1996; I, 125] destaca "el papel crucial del gobierno para cambiar la estructura y dinámica de la nueva economía" y Dicken [1998; 112] argumenta "la importancia continuada del Estado-Nación como una influencia determinante en la economía global", en tanto que Salvadori (1998; 85 ) plantea el punto en los siguientes términos: "... subrayar que nos encontramos ante una crisis de las formas de la soberanía ligadas al Estado soberano absoluto en el contexto de la tradicional política de potencia de los Estados no significa afirmar que la función del Estado mismo esté perdiendo sentido. Por el contrario, lo que se quiere afirmar es que estamos asistiendo a una transformación de su papel y, en consecuencia, también de la política" Por su parte, y en el contexto de su análisis sobre el actual comportamiento de las empresas transnacionales, Doremus et. al. (1998) postulan la permanencia de los Estados como base de sustentación de dichas empresas, en tanto que Castells [1996; I, 125] afirma que "la nacionalidad de las empresas no carece de importancia"; y en el mismo sentido, pero más bien pensando en las funciones que el Estado cumple ante el conjunto de la sociedad, Martin y Schuman [1996; 262] señalan: "En contra de lo que ampliamente se 20 Al respecto, Nos parece correcta la siguiente afirmación de Wallerstein [1996; 82]: "Otros declaran que la revolución informática acarreará un proceso de globalización que en sí hace caduco el papel de los Estados. No lo creo [...], porque la globalidad ha sido elemento fundamental de la cree, la creciente impotencia del Estado no conduce en modo alguno a la reducción general del aparato del mismo o incluso, como sospecha [...] Ohmae, al 'fin del Estado nacional'" Nos interesa insistir en que las actuales modalidades de despliegue internacional de los capitales se han constituido, con sobrada razón, en "materia prima" de los debates acerca de la menor capacidad de los Estados para regular el funcionamiento en sus respectivas economías nacionales, de la disminución de las restricciones a la soberanía nacional y de la presencia y eficacia de formas multiestatales de regulación y gobierno sobre la economía. En tal sentido, la extrema libertad de movimiento de los flujos internacionales de capital, los elevados montos en que dichos flujos llegan y se retiran de los distintos países y los fuertes impactos que con ello provocan tanto en el comportamiento interno de las economías huéspedes como en el conjunto del sistema, son una acabada expresión de las restricciones que la actual globalización y las propias políticas gubernamentales han impuesto a la gestión Estatal-nacional, como resultado de un acelerado proceso de desaparición de regulaciones internas sobre dichos flujos que no ha ido acompañado de algún incremento equiparable en las regulaciones supranacionales. En síntesis, de la revisión que hasta aquí hemos hecho es posible desprender un escenario de funcionamiento de la economía mundial en el cual el desenvolvimiento de la globalización se ha sustentado en un conjunto de profundas modificaciones en las condiciones técnicas e institucionales bajo las cuales el capital despliega su vocación universal, facilitándose dicho despliegue tanto por la reducción de aquellas trabas derivadas de la base tecno-productiva prevaleciente, como por la desregulación económica generalizada con la que se han visto favorecidos los grandes capitales, y en particular por la sustancial reducción de aquellas limitaciones a que antes estaban sujetos el ingreso, el desempeño y la obtención de resultados de los capitales extranjeros en las economías receptoras. Más allá de que todo ello anuncie o no el fin del Estado-nación, lo cierto es que hasta la fecha ha significado cambios radicales en la operación del capital, los cuales, según veremos posteriormente, han sido particularmente importantes para aquellos capitales que se mueven en el ámbito financiero, y que al amparo de las nuevas condiciones se han desplegado nacional y mundialmente en grandes volúmenes y bajo nuevas modalidades. economía-mundo capitalista desde el siglo XVI". I.2.- LA CRISIS COMO CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN La inestabilidad y las crisis recurrentes han sido desde hace ya mucho componentes importantes del desarrollo del capitalismo, expresando las contradicciones que ese desarrollo va generando, y sometiendo a permanentes cuestionamientos y reacomodos a las estructuras productivas y a las relaciones sobre ellas establecidas. En correspondencia con ello, son innumerables los análisis que a lo largo de la historia del pensamiento económico han intentado dar cuenta de ese funcionamiento marcado por la inestabilidad, y en particular los estudios referidos al comportamiento cíclico de la economía, en los cuales el esfuerzo se ha dirigido ya sea a alguno de los "tipos" de ciclo que con distinta duración e involucrando a diferentes ámbitos es posible identificar, o ya sea a perspectivas globales que abarcan a esos diferentes tipos en una explicación única. Si bien, por consiguiente, ni el ciclo económico ni los estudios sobre él son algo nuevo, la fuerza con que en distintos periodos se manifiesta el comportamiento cíclico es muy dispar, en particular para el ciclo "Juglar" (o "de los negocios"), el cual atenúa notablemente su comportamiento durante las fases "A" del "ciclo largo" (o ciclo Kondratiev) y se acentúa al máximo en las fases "B", lo que en el terreno de los análisis trae consigo verdaderas "oleadas" de negación del ciclo Juglar en el primer caso y de recuperación de su estudio en el segundo. Así, por ejemplo, a lo largo de la "Gran Depresión" de los años treinta del presente siglo las preocupaciones por el ciclo económico se multiplicaron desde diversas corrientes de pensamiento, en tanto que durante el auge de la posguerra dichas preocupaciones desaparecieron casi por completo, e incluso durante los años sesenta se llegó a anunciar que las políticas keynesianas finalmente habían logrado erradicar las fluctuaciones cíclicas.21 21 A modo de ejemplo, en el Reporte Económico del Presidente de EE.UU., de 1969 [citado por Perlo; 1973], se decía que "El funcionamiento de la economía nacional ya no se interpreta, generalmente, en términos de las fases del ciclo económico. [...] Las fuerzas que producen las fluctuaciones económicas han sido contenidas por medio del empleo activo de las políticas monetaria y fiscal". Respecto de formulaciones como esa, a mediados de la década de los setenta Minsky [1975] hacía el siguiente balance: "Al correr de los años sesenta, destacados economistas –sobre todo aquellos vinculados a la formulación de políticas gubernamentales– , que en su propio espíritu eran discípulos de Keynes, anunciaban que los ciclos económicos endógenos y las crisis financieras internas eran cosa del pasado, puesto que se habían descubierto los secretos de la política económica". Si bien esa opinión la entregó Minsky hace casi 25 años, ella podría aplicarse perfectamente a distintas En función de lo recién planteado, lo que nos interesa destacar en este segundo punto del apartado, es que a fines de los años sesenta y comienzos de los setenta la economía mundial entró en una nueva etapa de deterioro tendencial, el cual desde ese entonces reemplazó al auge de las décadas anteriores y trajo consigo una marcada acentuación del ciclo juglar, con profundas crisis a mediados de los años setenta y al inicio de los siguientes dos decenios, provocando todo ello un renovado interés por el estudio de los ciclos ante las evidencias de que se estaba ante una fase "B" del ciclo largo, al menos en las corrientes teóricas para las cuales el deterioro y las crisis recurrentes se debían a algo más que a causas "exógenas" o a errores de política económica. En términos del comportamiento económico más agregado, el deterioro de la actividad económica puede observarse en el Cuadro 8, en el cual se entregan cifras decenales de crecimiento del PIB. CUADRO 8 CRECIMIENTO DEL PRODUCTO INTERNO BRUTO (tasa promedio anual) 60-69 70-79 80-89 Mundo 4.9 3.9 3.1 Países industrializados 4.9 3.4 2.6 Estados Unidos 4.0 2.9 2.5 Japón 10.8 5.2 4.0 Alemania 5.6 3.1 1.8 Inglaterra 3.1 2.4 2.4 Canadá 5.1 4.7 3.1 Francia 5.7 3.7 2.3 Italia 6.3 3.9 2.4 FUENTE: 1960 a 1996, FMI[1997a]; 1997 y 1998, FMI [1998c]. 90-98 2.7 2.0 2.4 1.6 2.2 1.6 1.7 1.6 1.2 En dicho Cuadro, se ve claramente el quiebre ocurrido desde los años setenta, con tasas de crecimiento del producto global que a partir de esa década no sólo disminuyen sustancialmente, sino que además se van haciendo cada vez menores tanto en el promedio mundial y de las economías industrializadas como para cada uno de los países del G-7. Esa misma tendencia, sólo que más acentuada tanto al alza en los años sesenta como a la formulaciones que, al menos hasta el estallido de la crisis asiática, nuevamente anunciaban el fin de las crisis cíclicas. Por ejemplo, en un documento de la CEPAL de 1997, se afirmaba lo siguiente [CEPAL; 1997a, 13]: " ... el sostenido crecimiento de la economía de los Estados Unidos desde marzo de 1991 ha llevado a preguntarse si la teoría de los ciclos económicos es adecuada para interpretar el desempeño de las economías avanzadas en un contexto de apertura internacional y de presión competitiva sobre los precios de los factores, los bienes y los servicios, que permitiría un crecimiento con baja inflación y bajo desempleo". baja en las décadas posteriores, ha estado presente en el comportamiento de la producción industrial (véase Cuadro 9), situación ésta en la cual al deterioro generalizado se ha sumado el desplazamiento del dinamismo de la actividad económica, de por sí escaso, desde ese sector hacia los servicios. Como resultado de todo ello, para el total de los países desarrollados el ritmo decenal de incremento de la producción industrial ha disminuido a menos de la cuarta parte entre la segunda mitad de los años sesenta y lo que va de los noventa. CUADRO 9 CRECIMIENTO DE LA PRODUCCIÓN INDUSTRIAL (tasa promedio anual) 65-69 70-79 80-89 P. Industrializados 5.1 3.1 2.4 Estados Unidos 4.2 3.5 2.6 Japón 12.6 3.6 3.5 Alemania 3.9 1.7 1.2 Inglaterra 2.6 1.7 2.1 Canadá 4.5 3.7 2.5 Francia 4.3 3.0 1.0 Italia 6.3 2.9 1.4 * Para 1998, sólo se consideran los tres primeros trimestres. FUENTE: 1965 a 1996, FMI[ 1997a]; 1997 y 1998, CAE [1999] 90-98* 1.2 1.6 1.3 0.5 0.6 1.3 0.7 0.7 A la luz de expresiones del deterioro sistémico como las que recién hemos mencionado, dicho deterioro ha sido analizado desde varias perspectivas, identificándose diferentes causas profundas de su aparición y desarrollo en correspondencia con el hecho de que él se ha desenvuelto tomando cuerpo –en distintos momentos y con fuerza dispar– en los más diversos ámbitos de funcionamiento del sistema: en la disminución de la tasa de ganancias; en el agotamiento del patrón tecnológico previamente vigente;22 en la caída de los niveles de inversión; en menores incrementos de la productividad; en una acentuación del movimiento y de las crisis cíclicas; en incrementos generalizados del crédito; en desequilibrios de las cuentas públicas, del nivel de precios y de las cuentas externas; en aumentos del desempleo; y, respecto del orden internacional de la posguerra, en la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods y en el cuestionamiento de la hegemonía económica de 22 Una buena parte de los análisis más completos sobre las causas profundas del deterioro de la economía mundial, se centran en el comportamiento de las ganancias y en el agotamiento del patrón tecnológico. En la primera de esas líneas se han ubicado, por ejemplo, las interpretaciones de A. Shaikh ([1983] y [1991]) y de G. De Bernis [1988]; en la segunda línea se ubica, entre otros, T. Dos Santos [1999]. los EE.UU. Si bien volveremos posteriormente sobre algunos de esos puntos, más que presentar en este apartado esos distintos componentes –y, en algunos casos, causas probables– del deterioro sistémico, y las interpretaciones que al respecto se han desarrollado,23 lo que nos interesa destacar es que él constituye el contexto en que la globalización se ha desenvuelto, y que por consiguiente muchas de las tendencias asociadas al proceso globalizador forman parte al mismo tiempo de ese escenario de deterioro global y/o de la construcción de salidas para el mismo. En tal sentido, los análisis de varios de los problemas arriba señalados han estado estrechamente vinculados al debate más general sobre la continuidad o el fin del deterioro para el periodo más reciente, y sobre la consiguiente aparición o no de una nueva fase "A" del ciclo largo. Así, tendencias de los últimos años tales como la recuperación que para varios países desarrollados se ha producido en la tasa de ganancia, los avances de la revolución científico técnica a que hemos hecho referencia, los procesos deflacionarios que han reemplazo a los altos niveles de inflación de los años setenta, y la disminución de los déficit gubernamentales, unidas al hecho de que ya han transcurrido más de 25 años desde que el deterioro hizo su aparición, han llevado a distintos autores a plantear que se estaría en los inicios de una fase larga de crecimiento de la economía mundial. En la dirección recién señalada, por ejemplo, se pronuncia Wallerstein [1995] el cual, sin embargo, ubica a esa fase "A" iniciándose simultáneamente con una “dinámica [... de] más o menos medio siglo de gran desorden mundial” y de “desintegración del sistema histórico capitalista”; y por su parte, Dos Santos considera que, precedida de una profunda desvalorización de activos [1993], la fase "A" se inició hacia fines del primer quinquenio de los años noventa, de tal manera que ya se está transitando en [1998a] "una nueva etapa de crecimiento económico mundial, para el cual la crisis asiática no es un obstáculo".24 Por el contrario, para otros autores como MacEwan [1996], en los años por venir el 23 Una revisión de ese tema, la hemos hecho en Estay [1996]. El mismo Theotonio dos Santos, en un artículo de hace más de siete años [1992; 28], sintetizaba así su posición: "Hace mucho venimos defendiendo la tesis de que el inicio de la década de los 90 estará marcado por una violenta desvalorización de activos que desvalorizará el capital constante a nivel mundial y permitirá así un nuevo y sólido periodo de crecimiento de la economía mundial; con la introducción de radicales innovaciones a través de la incorporación de nuevas tecnologías. Será el fin del periodo depresivo de largo plazo iniciado en 1967 y el inicio de un nuevo ciclo de ascenso de 25 a 30 años, a 24 deterioro económico mundial seguirá coexistiendo con la globalización, como resultado de las modalidades bajo las cuales esta última se está desenvolviendo, y en particular por la escasa demanda pública y privada que resulta de su carácter polarizante y por la ausencia de instituciones y mecanismos regulatorios que ella misma ha provocado con su desenvolvimiento, todo lo cual lo lleva a concluir que "la época de crecimiento lento probablemente no llegue a su fin, con la actual ola de globalización". Más allá de esas diferencias en el terreno de las predicciones, hay sin embargo una valoración compartida por diversos autores –entre ellos los recién citados–, acerca de que en el funcionamiento de la economía mundial incluso en los años más recientes subsisten graves problemas, que se mantienen como rasgos importantes de la globalización y que entorpecen grandemente –o impiden de plano, según sea el autor– el despliegue de una fase larga de auge sostenido. Dos de esos rasgos los revisaremos en posteriores apartados, y son por una parte el funcionamiento de la esfera financiera –al cual dedicaremos la mayoría del presente material– y, por otra parte, el incremento de las desigualdades, sobre el cual volveremos en el último apartado. Además de esos rasgos, un componente más que ha acompañado a la actual globalización desde sus inicios y hasta la fecha, y que nos interesa destacar aquí, es la baja capacidad de generación de empleos. A diferencia de otros problemas que hicieron su aparición en los años setenta y que posteriormente se atenuaron o desaparecieron –por ejemplo, el rápido crecimiento de los precios– los altos niveles de desempleo han asumido un carácter estructural,25 alcanzando en muchos países tasas de dos dígitos que no logran ser reducidas ni siquiera en los periodos de mayor dinamismo económico.26 Para los principales países industrializados, esa capacidad cada vez menor para generar empleo puede ser vista en el Cuadro10, y a ella cabría agregar que en el sector industrial de esos mismos países ha habido decrementos absolutos del empleo, de tal manera que la escasa creación de nuevos puestos de trabajo –cuando ha existido– se ha concentrado en el partir de la mitad de la década de los 90". Entre los países industrializados, la excepción más importante en la presencia de altos niveles de desempleo corresponde a la economía estadounidense, en la cual la tasa de desempleo se han mantenido a la baja en los años recientes, a partir de un nivel cercano al ocho por ciento que alcanzó en 1992. 26 Al respecto Theotonio dos Santos, luego de luego de plantear que con la recuperación del crecimiento de 1994 se habría superado la fase "B" del ciclo Kondratiev, agrega [1998b; 68]: "restan, sin embargo, graves cuestiones que hacen dudar sobre la salud y el aliento de la recuperación económica internacional. Una de ellas es la persistencia de la crisis del sector financiero, y la otra es la permanencia de las tasas de desempleo 25 sector servicios. De esta manera, en esos países y con mayor razón en las economías atrasadas, los impactos tanto del lento crecimiento de la actividad económica como de la automatización de la producción y de los incrementos de productividad, al menos hasta la fecha han recaído principalmente sobre el volumen de empleo, y de manera muy escasa sobre reducciones de la jornada laboral. CUADRO 10 CRECIMIENTO DEL EMPLEO (tasa promedio anual) 65-69 70-79 P. Industrializados 1.9 0.5 Estados Unidos 3.0 2.4 Japón 2.3 -1.2 Alemania -0.4 -1.5 Inglaterra -0.4 0.5 Canadá 1.3 0.7 Francia ... ... Italia 1.2 0.1 FUENTE: 1960 a 1996, FMI [1997a]; 1997 y 1998, FMI [1998c]. 80-89 0.4 1.8 0.9 -0.6 -0.1 -0.1 -1.6 -1.5 90-98 0.6 1.4 -0.6 -1.7 0.2 0.3 -1.4 0.0 Esa escasa generación de puestos de trabajo, que por cierto se ha ido acompañando con una creciente precarización del empleo, es una muestra relevante, pero no única, de las tendencias del escenario mundial en cuyo seno se ha venido desplegando el proceso globalizador. Hasta ahora, y desde hace ya varias décadas, el desenvolvimiento del sistema se ha caracterizado por la permanencia del binomio crisis-globalización, de tal modo que el deterioro económico tendencial le ha asignado dirección y contenido a los distintos fenómenos constitutivos de la globalización, transformando a ésta en un poderoso instrumento de destrucción de formas previas de funcionamiento, a la vez que de creación de un nuevo conjunto de regularidades cuyo perfil no acaba aún de definirse. que incluso presenta índices positivos de crecimiento". II. LA INNOVACIÓN FINANCIERA EN SUS RASGOS PRINCIPALES Apoyándonos en la revisión que hemos realizado en el anterior apartado, en las siguientes secciones del documento nos centraremos en los aspectos financieros de la globalización, con relación a los cuales destacaremos algunos componentes principales que nos permitan presentar un panorama de lo ocurrido en ese ámbito del funcionamiento reciente de la economía mundial. Para construir ese panorama, en ésta y las siguientes partes del documento iremos avanzando simultáneamente en la identificación tanto de los vínculos existentes entre la globalización financiera y el comportamiento económico del sistema, como de los rasgos centrales que han estado presentes en el desenvolvimiento de dicha globalización financiera: sus ritmos, modalidades e instrumentos, los principales actores involucrados y los límites y problemas que ha ido mostrando. En este segundo apartado, iniciaremos ubicando de manera general lo ocurrido en los mercados financieros, para a partir de allí revisar lo referido los procesos de "bursatilización" y a la aparición de nuevos instrumentos y actores en dichos mercados, identificando a través de esa revisión un conjunto de profundos cambios constitutivos de la llamada "innovación financiera".27 II.1. EL CRECIMIENTO DEL CRÉDITO Y EL FUNCIONAMIENTO DE LA ECONOMÍA MUNDIAL Como punto de partida de nuestra revisión de la globalización de las finanzas, lo que en primer lugar queremos destacar es que desde hace ya varias décadas ha habido un incremento sustancial en la importancia relativa del crédito, de las actividades financieras y de la especulación a nivel sistémico. En efecto, hasta la fecha y al menos desde los años setenta, no sólo en las relaciones internacionales, sino también en el funcionamiento interno 27 A lo largo del texto, para referirnos a esos cambios –y dadas su profundidad y amplitud– asumiremos el concepto de "innovación financiera". Sin embargo, al respecto no está por demás tener presente la siguiente advertencia, formulada por Galbraith [1990; 47-48] al referirse a la especulación con la emisión de acciones de la "Compañía del Mississippi" ocurrida en Francia entre 1716 y 1720: "... todas las sugerencias en materia de innovación financiera deben considerarse con extremado escepticismo. La supuesta innovación es una mera variante de una vieja iniciativa, que sólo es nueva en la corta y deficiente memoria del mundo financiero". de los distintos países, los niveles de endeudamiento de las familias, las empresas y los gobiernos han venido aumentando de manera casi ininterrumpida, con ritmos notoriamente mayores a los del crecimiento de la producción real y del conjunto de la actividad económica, a la vez que se ha producido un rápido incremento de las actividades y flujos financieros28 y de su peso relativo en el funcionamiento económico de los países: en la producción global y su composición sectorial, en los niveles de inversión, en la generación de empleo, etc. Dos expresiones de esas tendencias, para el funcionamiento interno de las economías, pueden ser vistas en los Cuadros 11 y 12: en el primero de ellos se presentan los porcentajes crédito interno/producción global en los países del G-7, para un lapso de 27 años agrupados en cinco subperiodos (los valores absolutos de cada año pueden ser vistos en el Cuadro I del Anexo Estadístico), en tanto que en el Cuadro 12 las cifras entregadas corresponden a la relación crédito bancario al sector privado/PIB en 19 países para varios años de las dos últimas décadas, si bien respecto a esto último veremos posteriormente que en comparación con otras formas de financiamiento hay un retroceso relativo del crédito bancario. En todo caso, de ambos cuadros se desprende el mayor dinamismo del crédito en comparación con los niveles globales de actividad, lo que da cuenta de la irrupción de una suerte de "economía de endeudamiento" en los distintos países durante las décadas recientes. C U A D R O 11 G - 7: CRÉDITO INTERNO COMO PORCENTAJE DEL PNB 1970-74 75-79 80-84 85-89 90-94 79.1 79.8 79.4 87.0 78.3 EE.UU. 36.6 44.6 54.7 50.7 65.1 Canadá 73.4 83.1 101.8 104.3 110.4 Alemania 95.4 101.8 134.2 129.4 137.2 Japón 45.7 62.6 88.7 97.3 103.8 Francia 100.0 106.2 88.4 87.9 99.9 Italia 53.6 42.6 45.2 89.1 119.5 Reino Unido FUENTE: FMI [1997a] y [1999] 95-Junio 98 79.3 78.7 137.7 132.7 101.6 93.7 128.5 CUADRO 12 CREDITO BANCARIO AL SECTOR PRIVADO 28 En tal sentido Castells, refiriéndose al capitalismo actual, plantea [1996; I, 508]: " Posee dos rasgos distintivos fundamentales: es global y se estructura en buena medida en torno a una red de flujos financieros. [...] Aunque el capital financiero ha solido estar entre las fracciones de capital dominantes, estamos presenciando el surgimiento de algo diferente: la acumulación de capital se efectúa y su creación de valor se genera, cada vez más, en los mercados financieros globales establecidos por las redes de información en el espacio atemporal de los flujos financieros". (como porcentajes del PIB) 1980 1995 Estados Unidos Japón China (2) 62.1 81 47.5 63.3 115.1 83.9 1997 (1) 65 111 97 India Hong Kong Corea Singapur Taiwán Indonesia Malasia Filipinas Tailandia Argentina Brasil Chile Colombia México Perú Venezuela 20.2 71.7 36.2 62.9 49.2 8.1 33.1 37.9 27.5 16.5 17.5 26.5 10.8 12.8 9.2 24.9 23.9 321.4 55.7 84.9 143.1 49.1 76.9 39.3 88.7 17.9 27.4 43.6 16.4 33.6 12.7 7 24 157 64 97 138 57 65 52 105 18 24 53 20 14 19 9 (1)Datos preliminares; (2) Otros créditos del gobierno central. Fuente: BIS [1997: 108] y [1998a:119] Independientemente de las formas que ha ido asumiendo ese creciente endeudamiento, y que revisaremos posteriormente, lo que nos interesa destacar por ahora es que él está estrechamente asociado con el desenvolvimiento económico general de las últimas décadas, y en particular con el deterioro tendencial al cual nos referíamos en el apartado anterior de este trabajo, cuestión ésta cuyo reconocimiento nos parece esencial para una adecuada comprensión de la globalización de las finanzas. En efecto, el escenario mundial presente desde los años setenta en adelante, y en particular los problemas de valorización que lo han caracterizado, además de volver más atractiva la colocación de recursos en los mercados financieros en comparación con las opciones de inversión productiva, empujaron a un endeudamiento masivo a través del cual los distintos agentes económicos buscan soslayar sus dificultades de realización, inversión, consumo, etc., expandiendo su disponibilidad de recursos más allá de lo que por sí solo permitían los bajos ritmos de actividad económica, proceso éste que a poco andar encontró sus límites, de tal manera que el mayor endeudamiento fue acompañándose con porciones cada vez mayores del ingreso que debían ser dedicadas al pago de los intereses y del principal de las deudas previamente contratadas. En particular, lo anterior ha significado un trastocamiento de la relación ganancia-interés (y tasa de ganancia- tasa de interés) de tal manera que el deterioro de la primera ha sido un aliciente para el desarrollo de operaciones financieras menos dependientes de los niveles y ritmos de la actividad productiva y de la ganancia empresarial, produciéndose lo que Correa [1998; 40-46] califica como la "ruptura de la relación crédito-ganancia". Por consiguiente, para las décadas recientes una vez más el crédito ha cumplido su doble función, primero de palanca y luego de freno a la acumulación, y la crisis de "onda larga" ha jugado un papel central no sólo en el desarrollo de esas tendencias, sino también empujando al desplazamiento de capitales desde la esfera de la producción hacia las finanzas y la especulación, situación ésta en la cual las propias empresas productoras de bienes y servicios han participado activamente, volcando partes crecientes de sus recursos y de sus estrategias de gestión de activos y pasivos hacia la esfera financiera, y retroalimentando con ello el deterioro económico global, en un proceso que ha sido correctamente ubicado por Shutt [1998; 85] como de "triunfo del cortoplacismo" y en el cual "las empresas líderes se concentran en obtener una alta tasa de retorno sobre el capital en el corto plazo, a expensas de sus ganancias y valores de largo plazo". Ese desplazamiento, que aún subsiste, ha sido cuantioso y se ha visto facilitado por las facilidades técnicas e institucionales generadas en el periodo para el libre movimiento de los capitales, mismas que ya revisamos, llevando a acuñar términos como el de "economía casino" para describir una situación en la cual la búsqueda de altos márgenes de ganancia se ha trasladado hacia los mercados financieros, y en particular hacia la compra-venta de títulos, creando una enorme brecha entre el alto dinamismo de ese mercado y el del resto de la actividad económica. En ese nuevo escenario de las tres últimas décadas del siglo, los elementos financieros y monetarios han pasado a jugar un importante papel de impulso y amplificación de los niveles globales de inestabilidad, transformándose en detonantes usuales de las caídas de los niveles de actividad económica, de tal modo que las propias crisis bancarias y monetarias se han multiplicado durante ese lapso en los distintos países. En tal sentido, y a modo de ejemplo de lo ocurrido, en el Cuadro 13 se puede ver un listado de 20 países, para los cuales la fuente de dicho Cuadro identifica entre 1970 y 1995 un total de 26 crisis bancarias y 75 crisis monetarias, la mayoría ocurridas con posterioridad a los procesos de liberalización financiera interna. CUADRO 13 CRISIS BANCARIAS Y MONETARIAS EN VEINTE PAÍSES DURANTE EL PERIODO 1970-95 PAÍS LIBERALIZACIÓN CRISIS CRISIS MONETARIAS FINANCIERA INTERNA BANCARIAS Argentina 1977 1980, 1985, 1994 1970, 1975, 1981, 1982, 1986, 1989, 1990 Bolivia 1985 1987 1982, 1983, 1985 Brasil 1975 1985, 1994 1983, 1986, 1989, 1990, 1991 Chile 1974-1976 1981 1971, 1972, 1973, 1974, 1976, 1982, 1984, Colombia 1980 1982 1983, 1985 Dinamarca 1980 1987 1971, 1973, 1979, 1993 Finlandia 1982-1991 1991 1973, 1982, 1991, 1992 Indonesia 1983-1988 1991 1978, 1983, 1986 Israel 1983 1974, 1977, 1983, 1984 Malasia 1978-1985 1985 1975 México 1974-1991 1982, 1992 1976, 1982, 1994 Noruega 1980-1990 1988 1973, 1978, 1986, 1992 Perú 1991 1983 1976, 1987 Filipinas 1980-1984 1981 1970, 1983, 1984, 1986 España 1974 1978 1976, 1977, 1982, 1982, 1993 Suecia 1980-1990 1991 1977, 1981, 1982, 1992 Tailandia 1989-1990 1979, 1983 1978, 1981, 1984 Turquia 1980-1987 1991 1970, 1981, 1994 Uruguay 1976-1979 1971, 1981 1971, 1982 Venezuela 1981, 1989 1993 1984, 1986, 1989, 1994, 1995 La fuente trabaja con veinte países, para el periodo 1970-1995. Fuente: Kaminsky [1998] Los vínculos entre por una parte el incremento del crédito y de las actividades financieras, y por la otra el funcionamiento sistémico y dentro de éste el deterioro económico global, han estado claramente presentes en los análisis de distintos autores sobre las tendencias prevalecientes en la economía mundial contemporánea. En tal sentido, consideramos que las aproximaciones más sugerentes a esa relación entre crédito y funcionamiento económico global, ha provenido por un lado de autores cercanos al marxismo, varios de los cuales han ubicado el problema desde la perspectiva de los ciclos económicos generales y, por otro lado, de algunos autores de raíz keynesiana que han centrado sus estudios en la inestabilidad asociada al desarrollo de las finanzas y en la existencia de un "ciclo crediticio". De entre los autores vinculados al marxismo nos interesa destacar dos análisis, que a nuestro juicio son de la mayor utilidad, y que con distintos horizontes históricos coinciden en ubicar al crecimiento de las finanzas en el centro del desenvolvimiento de la crisis: -Por una parte, los planteamientos que desde hace ya tiempo Magdoff y Sweezy han venido desarrollando sobre el tema, en particular teniendo como escenario a la economía estadounidense. En estos autores, el binomio estancamiento-explosión financiera ocupa un papel central: el estancamiento, como "tendencia inherente al sistema, profundamente arraigada y en continuo funcionamiento", el cual se impone "en ausencia de fuerzas contraactuantes de suficiente poder" [Magdoff y Sweezy; 1987, 27]; y, la "explosión financiera" como la principal contratendencia al estancamiento desde los años setenta, pero de eficacia limitada y con efectos finalmente negativos: "A medida que el boom [de la posguerra, JE] comenzó a extinguirse, se luchó contra el estancamiento durante varios años, por medio de la creación de más y más deuda, tanto nacional como internacional [...] Pero ahora estos paliativos han llegado a ser más peligrosos que provechosos y al problema del estancamiento se ha agregado el de una situación financiera que se deteriora rápidamente"[Sweezy; 1982, 39]. Bajo esa marco ubican "la fantástica explosión del sector financiero" [Magdoff y Sweezy; 1983, 136], y destacan tanto el crecimiento de la deuda del gobierno, de las corporaciones y de los individuos en la economía estadounidense, que en todos los casos se dio "a un ritmo que excedió en mucho al de la lenta expansión de la economía real subyacente" [Magdoff y Sweezy; 1987, 15 a 20], como también el incremento de las operaciones diarias de las firmas financieras, de los montos de acciones negociadas en la bolsa de valores –sobre todo en los mercados de futuros–, y de las actividades especulativas asociadas a todo ello [Magdoff y Sweezy; 1987, 20 a 25]. En la misma línea, destacan la mayor importancia del sector financiero en la estructura de los acervos de capital, planteando que se ha dado una "transformación en la estructura del capital [...] durante la era del estancamiento", que ha significado un crecimiento mucho más acelerado del acervo de capital en las finanzas que en la manufactura, tanto durante la caída cíclica de comienzos de los años ochenta como en la recuperación posterior [Sweezy y Magdoff; 1992, 52 y 57]. -Por otra parte Giovanni Arrighi, el cual –coincidiendo con Wallerstein [1995; 28 a 48] respecto de la presencia de "una fase 'B' hegemónica"– en su libro El largo siglo veinte ubica a las décadas recientes como un lapso de “declinación del ciclo estadounidense de acumulación del capital”29 y de “tránsito hacia un nuevo ciclo sistémico”, tránsito 29 Un análisis del mismo autor, muy anterior al que estamos citando, en el cual ya postulaba "la defunción del orden imperial norteamericano", identificando una crisis de los "aspectos formales" y de los "aspectos que al igual que en ciclos anteriores –el ciclo genovés, el holandés y el británico–, se está desenvolviendo a través de una violenta expansión financiera y de un proceso de concentración del capital en escala mundial.30 Es así que Arrighi, desde una perspectiva Braudeliana de largo plazo, considera a las expansiones financieras como fenómenos recurrentes, que en la historia del capitalismo [1994, x] "han marcado la transición de uno a otro régimen de acumulación en una escala mundial", colocando en ese contexto a "la actual expansión financiera, en el curso de la cual las estructuras del ahora 'viejo' régimen estadounidense están siendo destruidas y un 'nuevo' régimen presumiblemente está siendo creado". Así también, para Arrighi los cambios de régimen de acumulación históricamente han ido acompañados de "crisis de sobreacumulación que marcan la transición de una a otra estructura organizacional" [1994; 330], lo que también sería aplicable a las décadas recientes, en las cuales la crisis y la expansión financiera alcanzan una plena vinculación: "Con el advenimiento de la era Reagan, la 'financiarización' del capital que había sido uno de varios rasgos de la crisis de la economía mundial en los años setenta, llegó a ser el rasgo absolutamente dominante de la crisis" [1994; ix].31 En materiales posteriores al libro que estamos citando, Arrighi ([1997] y [1999]) identifica "condiciones de oferta" y "condiciones de demanda" en la actual expansión financiera. Como "factor crucial" en la creación de las condiciones de demanda ubica a [1997; 156] "la competencia interestatal por el capital móvil", en tanto que las sustantivos" de la hegemonía de ese país, puede ser visto en Arrighi [1983]. Posturas contrarias, según las cuales ha venido ocurriendo una recuperación –o reafirmación– de la hegemonía estadounidense, se encuentran por ejemplo en Tavares [1997], Tavares y Melin [1997], Fiori [1997] –el cual presenta un recuento de los debates recientes sobre el tema– y Ceceña [1995] y [1998], trabajos estos dos últimos en los cuales el análisis gira principalmente en torno de la superioridad tecnológica estadounidense en el nuevo paradigma basado en la electroinformática. Otro trabajo reciente sobre el tema es el de Brzezinski [1998], en el cual se insiste en la idea de que con la caída de la Unión Soviética los EE.UU. se convirtieron en [1998; 11, 19, 197, 217] "la primera y única potencia realmente mundial". 30 Respecto al "ciclo sistémico de acumulación", en un material posterior Arrighi [1997] plantea: "Este ciclo consiste en dos fases: una fase de expansión material, en la cual las ganancias vienen principalmente de inversiones en la creación, transformación y venta de mercancías (como fue encapsulada en la fórmula del capital de Marx M C M ) y una fase de expansión financiera en la cual las ganancias vienen no de la expansión adicional del comercio y la producción, sino de pedir prestado, prestar y especular (como fue encapsulada en la fórmula abreviada del capital de Marx M M). 31 Otro autor que, apoyándose parcialmente en Arrighi, desarrolla también el concepto de "financiarización" como eje de su explicación funcionamiento actual del capitalismo, es José de Souza Braga. Para él [1997; 195], "la financiarización es un patrón sistémico de riqueza que se origina en los años sesenta, a partir de Estados Unidos, y se difunde mundialmente en las últimas décadas, provocando grandes inestabilidades ..." y condiciones de demanda estarían dadas por [1999; 4] "una sobreabundante masa de liquidez que puede ser movilizada, directamente o a través de intermediarios, para especular, pedir prestado o prestar". Desde el marco teórico keynesiano, probablemente Hyman Minsky es el autor más relevante de los que han centrado la atención en los componentes financieros del funcionamiento económico y en la inestabilidad que ellos implican para dicho funcionamiento. Desde hace ya mucho, Minsky comenzó a desarrollar una "interpretación cíclica con inestabilidad financiera de Keynes", 32 argumentando que [Minsky; 1975, 10] "La sustancia de aquello que se descuidó en el desarrollo de la síntesis [neoclásica, JE] se puede agrupar bajo tres encabezados: la toma de decisiones en condiciones de incertidumbre, el carácter cíclico del proceso capitalista y las relaciones financieras de una economía capitalista avanzada". Para Minsky, es necesaria [1975; 154] "una teoría expresamente cíclica y abiertamente financiera", y es bajo esa premisa que construye tanto su propuesta interpretativa general, como el análisis concreto del desenvolvimiento económico de las décadas recientes, criticando en ambos niveles la incapacidad de la teoría neoclásica para explicar el ciclo económico y las crisis como un resultado del funcionamiento interno de la economía. En su propuesta general, –desarrollada principalmente en Minsky [1975] [1982] y [1986]–33 argumenta que los mecanismos capitalistas de mercado no llevan a un equilibrio sostenido, con precios estables y con pleno empleo y que, por consiguiente, cada etapa del funcionamiento del sistema es transitoria, con los mecanismos financieros jugando un papel principal en el paso de una a otra etapa y configurando un ciclo del crédito. En dicho ciclo, la fase clave corresponde a las etapas finales del auge, en las cuales se va deteriorando la estructura de pasivos de las empresas, creciendo aceleradamente su demanda de crédito, sus deudas y las correspondientes cargas por servicio, y rebasando su capacidad de pago. En [1997; 238] "... estableciendo contornos paradójicos y perversos en la dinámica sistémica". 32 La distancia que esa interpretación lo lleva a tomar respecto de la teoría neoclásica, se ve en la siguiente cita [1986; 99]: "En el interior de la teoría económica tradicional de hoy, como es llamada comúnmente la síntesis neoclásica, la pregunta '¿por qué es nuestra economía tan inestable?' es una pregunta sin sentido. La teoría económica tradicional no sólo no puede encabezar una explicación de la inestabilidad como un atributo sistémico, sino que además no reconoce que la inestabilidad endógena es un problema que una teoría satisfactoria debe explicar". 33 Una síntesis reciente de sus planteamientos generales, y en la cual los aplica al análisis de los primeros años de la presente década, se encuentra en Minsky [1993]. esas condiciones, hay un vuelco hacia las finanzas especulativas y tipo Ponzi, se incrementa la tasa de interés y declina la tasa de ganancia, hasta que algún evento provoca el quiebre en la espiral de endeudamiento, se interrumpe la oferta de crédito, hay una demanda generalizada por liquidez, los precios de los activos caen y –dependiendo de la acción eficaz o no de un prestamista de última instancia, que pudiera postergar transitoriamente los problemas– se produce la crisis financiera y la caída generalizada de la actividad económica, iniciándose la recesión cíclica. En su análisis del periodo, Minsky considera que para la economía estadounidense a partir de 1966 –con el "crujido del crédito" ocurrido en ese año– la inestabilidad financiera emergió otra vez, llegando a su fin 25 años caracterizados [Minsky y Whalen; 1996] "por una economía exitosa: la inestabilidad cíclica fue controlada; la creación de recursos fue sustentada; y las imperfecciones en algunos mercados fueron corregidas". Ese regreso de la inestabilidad financiera ha implicado una situación en que "la amplitud del ciclo de los negocios se ha incrementado y las crisis financieras se ha vuelto de ocurrencia regular", y en ese nuevo contexto Minsky [1996] argumenta que "el capitalismo en los Estados Unidos está ahora en una nueva etapa, el capitalismo de administración de dinero, en el cual los dueños de una vasta proporción de instrumentos financieros son los fondos mutuales y de pensión". Dichos Fondos "han hecho a la administración de negocios especialmente sensitiva hacia la valuación corriente de mercado de la firma. Esto es un ingrediente esencial en la acentuación de la naturaleza depredadora del capitalismo americano". También desde una perspectiva keynesiana, y apoyándose fuertemente en Minsky, otro autor que ha centrado su atención en los aspectos financieros del funcionamiento económico es Kindleberger. Usando como base las modalidades de desenvolvimiento del crédito a lo largo del ciclo económico que propone aquel autor, Kindleberger ([1984] y [1989]) hace suya esa propuesta, ampliándola para aplicarla por una parte a los ciclos financieros internacionales y, por la otra, a una revisión histórica de las principales crisis financieras ocurridas desde el siglo XVIII.34 34 Algunos de los materiales que, además de los de Kindleberger, revisan el funcionamiento histórico de los mercados nacionales e internacionales de capital, son los de Galbraith [1990], Stallings [1987] y Arrighi [1994], libro éste último que ya hemos citado con algún detalle. En el modelo resultante –que hemos presentado en detalle en un trabajo anterior [Estay; 1998], llamándolo "modelo Minsky/Kindleberger"– se distinguen las etapas de "arranque", "euforia" y "zozobra", pudiendo esta última dar o no lugar al "pánico" y al "crac", y para esos distintos momentos se identifican los mecanismos a través de los cuales se produce la "propagación internacional" [Kindleberger; 1989, 159]: "El auge, la depresión y el pánico se transmiten entre las economías nacionales por medio de una amplia variedad de conexiones: el contagio psicológico, la subida y bajada de los precios de los productos y de los títulos bursátiles, los movimientos de capital a corto plazo, los tipos de interés, la subida y bajada de las existencias mundiales de mercancías. Lo que es más, estas conexiones pueden revestir diferentes formas y pueden estar interrelacionadas de diversas maneras". Tanto de la presentación del modelo, como de su aplicación al análisis de algunas de las crisis financieras ocurridas en los últimos tres siglos, Kindleberger concluye que es posible actuar de tal manera que sólo se presente una crisis moderada, que el momento para hacerlo es durante el "pánico", y que quien debe actuar tanto a nivel nacional como a nivel internacional, es el prestamista de última instancia. Pero, si bien en el plano nacional es posible saber quien jugará ese papel, no ocurre lo mismo en el plano internacional: [Kindleberger; 1989, 237]: "a falta de un gobierno mundial, un banco central mundial y con sólo una escasa ley internacional, la cuestión de la procedencia del préstamo de último recurso es crucial", más aún dados los pocos recursos con que cuenta el FMI para poder asumir ese papel. En todo caso, para Kindleberger [1989, 288]: "Descartar la crisis financiera sobre la base de que los auges y depresiones no pueden suceder porque ello implicaría una irracionalidad del mercado es ignorar una situación en nombre de una teoría. Mi interés en esta obra se dirige más al diagnóstico que a la terapia y la prognosis. Creo conocer la terapia adecuada para las crisis financieras: el prestamista de último recurso, pero la prognosis resultante está ensombrecida por indudables efectos secundarios". Para los autores que hemos mencionado, al igual que para otros, el rápido crecimiento del crédito, de las actividades financieras y de la especulación, son elementos centrales de un escenario sistémico caracterizado por el deterioro y la crisis, de tal manera que dicho deterioro constituye el contexto económico y social inmediato en el que se desenvuelve la "explosión financiera" (o la "financiarización del capital") y le da sentido y contenido a dicha explosión, permitiendo asignarle en el análisis una lógica que va más allá de las políticas económicas aplicadas y de las estrategias e intereses que guían el accionar de los distintos actores económicos. En suma, desde nuestra perspectiva no sólo la globalización en general, sino también la multiplicación del crédito bajo todas sus formas y el despliegue de la llamada "globalización financiera", deben ser ubicados como componentes y/o resultados respecto de dos grandes ejes del actual funcionamiento sistémico, los cuales, a su vez, tienen múltiples relaciones entre sí: por una parte –y según mencionábamos en el primer apartado–, la revolución científico-técnica y los cambios en la base tecno-productiva que ella está implicando para el conjunto de las actividades económicas y para las actividades financieras en particular; y, por otra parte, el deterioro tendencial de la economía mundial y la creación de condiciones para la salida de dicho deterioro. II.2.- LA "BURSATILIZACIÓN" DEL CRÉDITO Es en el escenario mundial definido por esos dos grandes ejes —cada uno de los cuales, por cierto está aún lejos de adquirir perfiles medianamente estables—que se ha dado no sólo un rápido crecimiento absoluto y relativo del crédito y de los mercados financieros, sino también y principalmente profundos cambios en sus modalidades de funcionamiento, los cuales han sido calificados genéricamente como "innovación financiera", y cuya descripción abordaremos en lo que resta de este apartado. De entre esos cambios, con seguridad que globalmente el más importante es el ocurrido en los patrones de financiamiento, con el mayor peso adquirido por las operaciones de intercambio directo de obligaciones entre prestatarios finales y prestamistas, a través de una masiva conversión de activos financieros en valores comercializables, con la consiguiente emisión de distintos tipos de instrumentos por parte de los primeros (bonos, ventas de préstamos, aceptaciones bancarias, acciones, papeles comerciales, certificados de depósito, etc.), y su adquisición por parte de los segundos, sin que en el proceso intervenga la función tradicional de los intermediarios financieros, de recibir y otorgar fondos prestables. Ello ha implicado un abandono relativo del crédito bancario a favor de la comercialización de valores, y la consiguiente transición de un patrón de financiamiento principalmente bancario a otro principalmente bursátil. Si bien ya desde la segunda mitad de los años sesenta la "desintermediación" había dado sus primeros pasos sobre todo en EE.UU., con el crecimiento en la emisión de "papeles comerciales" por prestatarios cuya demanda de crédito no podía ser satisfecha por la banca, y con la emisión bancaria de los "Certificados de Depósito" para competir con dichos papeles en la captación de depósitos, el periodo clave en el cambio de patrón de financiamiento correspondió a la década de los ochenta, lapso durante el cual se sumaron dos conjuntos de hechos: -Por una parte la banca de los países desarrollados, y particularmente la estadounidense –además de las cajas de ahorro–, se vio enfrentada a graves problemas de solvencia. Aunque durante ese periodo estalló la crisis de deuda de los países atrasados, ya es de sobra conocido que dicha crisis provocó un mínimo de dificultades a la banca acreedora, de tal manera que para los bancos estadounidenses –y sobre todo para los más grandes de ellos, que habían asumido mayores riesgos– el grueso de los problemas provino de los créditos otorgados a prestatarios internos, estando allí la principal causa para el crecimiento de las pérdidas por préstamos incobrables y para las consiguientes quiebras bancarias. -Por otra parte, importantes avances en los procesos de desregulación e innovación de los mercados financieros en los mismos países avanzados, incluyendo la aparición o el desarrollo acelerado de distintos instrumentos –a los cuales haremos referencia más adelante–, lo cual tuvo hondas repercusiones sobre los intermediarios financieros tradicionales y en particular sobre los bancos, que al estar en desventaja por tener que sujetarse a requerimientos de liquidez y a razones de capital mínimas, vieron parcialmente cuestionada y sometida a una mayor competencia su función de intermediación.35 Como resultado de todo ello, a lo largo de los años ochenta la intermediación bancaria notoriamente fue perdiendo importancia respecto de otras formas de captación de liquidez y de otorgamiento de financiamiento. Para el caso de las tres principales economías industrializadas, esa menor presencia de los depósitos bancarios en los activos financieros de las corporaciones y las familias, y de los préstamos bancarios en 35 Para el caso de la economía estadounidense, una revisión de las implicaciones que sobre las políticas públicas ha tenido la "desintermediación bancaria", se encuentra en Minsky [1994]. En tal sentido, plantea: " El problema de políticas que surge de la declinación en la importancia relativa de las instituciones estatuidas como bancos es si la estructura institucional existente de regulación y supervisión de instituciones financieras necesita ser cambiada en un sentido profundo". las obligaciones de las corporaciones, puede verse en el Cuadro 14. CUADRO 14 ALEMANIA, ESTADOS UNIDOS Y JAPÓN: IMPORTANCIA RELATIVA DE LOS DEPÓSITOS Y CRÉDITOS BANCARIOS DURANTE LOS AÑOS 80. Dep. Bancarios como % de Dep. Bancarios como Prést. Bancarios como los activos financ. De las % de los activos % de las obligaciones corporaciones finan-cieros de las de las corporaciones familias Alemania 1980 1985 1990 Japón 1980 1985 1990 Estados Unidos 1980 1985 1990 FUENTE: FMI [1992, 3] 57.7 51.1 43.8 60.5 54.5 48.9 63.1 60.9 61.3 78.9 77.8 46.5 64.4 58.5 53.2 67.4 67.4 58.8 17.8 21.5 18.8 23.1 23.4 21.3 33.0 29.2 25.4 La pérdida de presencia de sus funciones tradicionales de intermediación, ha traído consigo en parte un desplazamiento absoluto de los bancos en los mercados financieros, pero sobre todo una profunda redefinición en su funcionamiento y en sus modalidades de participación en dichos mercados. Ante los cambios ocurridos, la banca reaccionó en lo general ampliando sus rangos geográficos y funcionales de acción y multiplicando sus operaciones "no bancarias" (o "fuera de balance"), entre ellas —y junto a otros intermediarios no bancarios— su actuación en los mercados de capital directo y en el uso de los nuevos instrumentos presentes en esos mercados,36 de tal manera que los activos, obligaciones y resultados derivados de esas operaciones "no bancarias", pasaron a tener un peso cada vez mayor en el total de actividades de los bancos. En contrapartida, y según se observa en el Cuadro 15 para los países del G-7, la participación de los depósitos en el total de pasivos bancarios y de los préstamos en el total de sus activos en la mayor parte de los casos ha ido disminuyendo, como consecuencia del incremento en la presencia de otras 36 Un análisis detenido de las nuevas condiciones de funcionamiento de la banca comercial, tanto a nivel mundial como para siete países desarrollados, se encuentra en Swary y Topf [1992]. En la parte final de ese libro, se sintetiza de la siguiente manera el cambio que está ocurriendo en la actividad bancaria [1992, 544]: "Las fuerzas económicas básicas están llevando a los bancos a sustituir la intermediación por la actividad en el mercado de capital, convirtiéndose así en procesadores de información antes que en transformadores de activos". Otro análisis sobre el tema, más breve pero también más reciente, se encuentra en el FMI [1998a; 180 a 183]. modalidades de generación de activos y pasivos. CUADRO 15 BANCOS DEL G-7: IMPORTANCIA RELATIVA DE LOS DEPÓSITOS Y PRÉSTAMOS (como % del total de pasivos y activos de los bancos) DEPÓSITOS COMO % DE LOS PRÉSTAMOS COMO % DE LOS PASIVOS ACTIVOS 1980 1990 1995 1980 1990 1995 75.5 69.6 58.8 63.3 62.9 58.9 1 Estados Unidos 71.8 71.3 71.3 55.3 56.2 65.4 Japón 73.9 71.2 65.7 83.6 81.2 77.7 Alemania ... 34.1 27.5 ... 40.4 36.4 Francia 46.3 44.2 36.9 35.7 45.6 42.4 2 Italia 86.5 84.6 86.0 43.6 57.9 52.4 R. Unido 79.7 74.3 72.4 70.4 70.8 67.6 3 Canadá 1Cifras referidas a los bancos comerciales. 2 Depósitos y préstamos al sector doméstico, como % del total de pasivos y activos, respectivamente. 3 Total de dólares canadienses depositados y prestados, como % del total de pasivos y activos, respectivamente. FUENTE: OCDE, tomado de FMI [1998a; 181] Esos cambios de contenido en la actividad bancaria, si bien son generalizados, resultan particularmente evidentes para el caso de aquellos bancos que están prioritariamente orientados hacia actividades internacionales, así como también en el caso de los bancos de mayor tamaño. Al respecto, en el Cuadro 16 se entrega información, procedente de los balances de los 50 principales bancos a nivel mundial, referida a la mayor presencia que han ido adquiriendo en ellos las actividades "no bancarias". Allí se observa el incremento de dichas operaciones para esos bancos, ocurrido entre 1980 y 1995, según cuatro aproximaciones cuantitativas: la relación entre "ganancias sobre otros activos" y el total de activos; la importancia de los "rubros fuera de balance" en el total de activos; la relación entre "ingresos por otras operaciones" e ingresos por intereses; y, la importancia de los ingresos por comisiones y honorarios en el total de "otros ingresos operacionales". El comportamiento de esos cuatro indicadores, refleja la creciente importancia de las actividades "fuera de balance" y de los ingresos provenientes de dichas actividades, los cuales incluso han llegado a ser mayores a los ingresos provenientes del cobro de intereses. Respecto de dichas actividades "fuera de balance", en el documento del FMI del cual hemos tomado el Cuadro 16, se destaca de ellas lo referido a las operaciones con derivados37 –instrumentos éstos que revisaremos a continuación–, y se señala [FMI; 1998a, 37 En dicho documento [FMI; 1998a, 182], se plantea: 182] que el ingreso resultante del manejo de derivados "para los mayores bancos se estima aproximadamente en 15-20 por ciento de sus ingresos no provenientes de intereses". CUADRO 16 LOS 50 PRINCIPALES BANCOS: INFORMACIÓN SOBRE SUS BALANCES (en porcentajes para el promedio de los 50 bancos, salvo indicación contraria; cifras correspondientes a diciembre de cada año) 1991 1992 1993 1994 1995 Ganancias sobre otros activos/ total de 33.4 31.9 33.8 36.4 37.2 activos Rubros fuera de balance/ total de activos Ingresos por otras operaciones/ ingresos por intereses netos 14.6 49.2 1996 37.1 17.0 54.1 20.8 62.0 19.5 61.8 19.7 56.2 20.3 67.1 Comisiones y honorarios/ otros ingresos 86.6 80.4 operacionales Nº de bancos reportados 25 33 FUENTE: The Banker, julio de 1997, tomado de FMI [1998a; 182] 61.1 61.3 60.9 57.5 34 30 30 36 Si bien tanto los mayores grados previos de madurez de los mercados financieros como el uso generalizado de tecnologías de punta, permitieron que el reemplazo de patrón de financiamiento se consolidara con mayor rapidez en los países desarrollados, ese proceso de "valorización" o "titulación" del crédito fue una tendencia de carácter global, de tal manera que para la segunda mitad de los años ochenta el paso de uno a otro patrón de financiamiento había avanzado sustancialmente en el conjunto de la economía mundial, aunque desde ese entonces y hasta la fecha las modalidades de funcionamiento del patrón bursátil han continuado en permanente cambio. De lo antes planteado, se desprende que para el periodo más reciente la revisión del funcionamiento de los mercados financieros obliga a centrar la atención en las bolsas de valores,38 por ser en ellas en donde se han concentrado las principales modificaciones y los mayores niveles de actividad, habiendo pasado en la captación y colocación de fondos a constituirse en el eje de la globalización financiera desde los años ochenta en adelante, si bien esa tendencia se ha desenvuelto de manera muy desigual en las diferentes economías. En tal sentido, en el Cuadro 17 se presentan algunas relaciones para 1996 referidas a la importancia de las bolsas de valores en distintos países, a través de comparaciones para cada uno de ellos entre por una parte el valor de mercado y los aumentos de nuevo capital "Con frecuencia, muy pocas indicaciones sobre los tipos de instrumentos incluidos en los ítems fuera de balance son entregadas en los reportes financieros, pero un importante componente de las actividades fuera de balance entre los mayores bancos internacionales han sido los instrumentos derivados". 38 Cabe tener presente, en todo caso, que en algunos países existen mercados abiertos de valores, que funcionan separados de las bolsas, y en los cuales se comercializan títulos de renta fija. en la bolsa y, por otra parte, respectivamente el PIB y la formación bruta de capital fijo en esas economías; según se puede ver en dicho Cuadro, la disparidad en el peso relativo de las bolsas es muy grande entre los países considerados, abarcando un abanico que va desde valores de mercado correspondientes a 168% del PIB en Singapur hasta 19% en Grecia, y desde aumentos de capital que equivalen a 30% de la formación bruta de capital fijo en África del Sur a menos de 2% en Perú, México, Japón y Suiza. A ello, habría que agregar que en cada país, aún habiendo varias bolsas, la gran mayoría de las operaciones bursátiles se concentra en una sola; por ejemplo, según Ghosp y Ortiz [1997; 4-5] la bolsa de New York concentra el 80 por ciento del volumen de valores bursátiles comerciados en EE.UU., la de Tokio el 83 por ciento en Japón, la de Frankfurt el 60 por ciento en Alemania, la de París el 95 por ciento en Francia, la de Zurich el 60 por ciento en Suiza y la de Toronto el 75 por ciento en Canadá. CUADRO 17 IMPORTANCIA DE LAS BOLSAS DE VALORES EN DISTINTAS ECONOMÍAS NACIONALES, PARA 1996. Países Norte América Canadá México Estados Unidos América del Sur Brasil Chile Perú Europa, África Medio Este Dinamarca Finlandia Francia Alemania Grecia Irlanda Israel Italia Países bajos Noruega Portugal África del Sur España Suecia (en porcentajes) Valor de mercado como % del PIB Aumentos de nuevo capital como % de la formación bruta de capital fijo 83.2 31.9 111.6 10.3 1.3 19.4 29.0 91.8 20.7 13.3 1.7 40.8 50.5 38.2 28.3 19.2 51.5 36.2 21.1 95.6 36.0 24.2 189.7 33.0 96.1 3.7 3.4 5.0 3.6 2.4 12.3 3.4 2.0 17.6 3.5 30.4 9.5 Suiza 136.0 Reino Unido 142.7 Asia, Pacífico Australia 79.4 Indonesia 40.2 Japón 67.5 Corea 28.7 Filipinas 96.3 Singapur 162.8 Federación Internacional de Bolsas de Valores [1998]. 1.6 17.8 15.0 7.8 1.4 3.6 7.8 - Sin embargo, esas grandes disparidades no deben hacer perder de vista el hecho de que se está ante una tendencia generalizada al rápido incremento de las actividades bursátiles, y a la transformación de las bolsas en eje articulador del conjunto de los mercados financieros. Al respecto, y para dar cuenta del incremento y composición geográfica de los niveles de actividad bursátil, en el Cuadro 18 se presentan tanto las cifras mundiales de capitalización, de valores comerciados y de compañías enlistadas en las bolsas, como la participación relativa de distintos países en esos totales, todo ello para el lapso 1987-1997 agrupado en tres periodos (los montos totales y las participaciones para cada uno de esos años, y respecto a las tres variables, pueden verse en los cuadros II, III, IV del Anexo Estadístico) INDICADORES CUADRO 18 DE VOLUMEN Y COMPOSICIÓN LA ACTIVIDAD BURSÁTIL CAPITALIZACIÓN MUNDIAL DE LAS BOLSAS VALOR MUNDIAL COMERCIADO 1987-90 1991-94 1995-97 1987-90 1991-94 1995-97 TOTAL MUNDIAL - Acumulado por periodo (m.m. US$) - Promedio anual (mill. US$) 38670.3 51303.8 61732.6 24826.1 25819.0 43316.4 9667.6 12826.0 20577.5 6206.5 DE COMPAÑÍAS NACIONA-LES ENLISTADAS EN LAS BOLSAS 1987-90 29306 d 100.0 1991-94 29058 d 100.0 1995-97 6454.7 14438.8 -EN PORCENTAJES DEL TOTAL 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 39108 d 100.0 Mercados desarrollados b -Canadá -Francia -Alemania -Italia -Japón -Reino Unido -Estados Unidos Mercados emergentes a 94.3 89.4 89.5 89.3 84.4 87.8 58.8 58.9 50.6 2.6 2.8 3.1 1.5 36.3 8.1 30.9 5.7 2.2 3.1 3.3 1.2 23.9 8.3 36.6 10.8 2.3 2.9 3.4 1.3 14.5 8.3 43.2 10.5 1.2 1.5 7.5 0.6 36.4 6.3 31.9 10.7 1.8 2.8 6.2 0.9 14.4 6.1 43.3 15.6 1.9 2.4 5.5 0.9 8.6 4.4 51.8 12.2 3.9 2.2 1.8 0.7 6.8 6.7 23.2 41.2 3.9 2.0 1.7 0.8 7.4 6.2 24.4 41.1 3.3 1.6 1.8 0.6 6.0 5.6 21.3 49.4 América Latina (7 países) -Argentina 0.7 0.0 2.6 0.2 2.4 0.2 0.4 0.0 1.5 0.2 1.4 0.1 5.4 0.6 5.6 0.6 4.3 0.4 0.3 0.7 1.0 0.2 0.4 0.9 2.0 1.9 -Brasil 0.1 0.3 0.3 0.0 0.0 0.1 0.7 0.9 -Chile 0.0 0.1 0.1 0.0 0.0 0.0 0.3 0.3 -Colombia 0.0 c 0.0 0.1 0.0 0.0 0.0 0.8 0.9 -Perú 0.2 1.1 0.6 0.2 0.9 0.3 0.7 0.7 -México 0.0 0.1 0.0 0.0 0.0 0.0 0.3 0.3 -Venezuela 2.3 3.5 2.8 9.4 10.4 7.1 3.0 4.7 Asia (3 países) 0.9 1.0 0.6 1.1 2.7 1.2 1.5 2.4 -Corea 0.3 1.1 1.0 0.1 1.2 0.9 0.9 1.4 -Malasia 1.0 1.3 1.2 8.2 6.4 5.0 0.6 0.9 -Taiwán a81 países emergentes; b 23 países desarrollados; c En el cálculo no se incluye a 1988; d Número de 1.4 0.7 0.5 0.6 0.5 0.2 4.5 1.9 1.6 1.0 compañías. Fuente: en base a cifras de IFC [1997; 16, 17 y 20 a 23] y [1998: 16,17 y 20 a 23] En lo que se refiere al ritmo de la actividad bursátil, en el Cuadro se observa el rápido crecimiento ocurrido tanto en los montos de capitalización como en los valores comerciados, con volúmenes promedio anuales que en ambos casos se incrementan en más del doble entre el primero y el último de los tres periodos considerados, en tanto que el aumento en el total de compañías enlistadas se concentra en los años recientes. En cuanto a la participación de los distintos países en los montos totales, en dicho Cuadro se ve que los llamados "mercados emergentes" si bien han ido incrementando su presencia en los totales mundiales de capitalización y de valores comerciados, con los niveles más altos alcanzados al inicio de la presente década, en conjunto han tenido porcentajes de participación no superiores al 16%; de la relación de esos mercados incluida en el Cuadro destaca Taiwán, con una participación en el valor mundial comerciado que llegó a ser superior al 8% y que en el periodo más reciente alcanza un 5%. Entre los mercados desarrollados el primer lugar corresponde a EE.UU., con niveles cada vez mayores de participación, a tal punto que para el periodo 1995-1997 dicha economía por sí sola llegó a representar más del 40% del total mundial en capitalización y más del 50% en valores comerciados en la totalidad de las bolsas de valores, en tanto que el segundo lugar corresponde a Japón. Por consiguiente, el rápido crecimiento en los montos absolutos de las actividades bursátiles, así como su mayor presencia en el funcionamiento económico interno de los distintos países, constituyen aspectos centrales de la llamada "globalización financiera" que se ha desenvuelto en el contexto de crisis tendencial de las últimas décadas y todo ello, si bien ha sido una tendencia general, ha tenido su centro en las economías más desarrolladas y en algunos de los "mercados emergentes". II.3. NUEVOS INSTRUMENTOS Y NUEVOS ACTORES EN LOS MERCADOS FINANCIEROS39 Aunque el proceso de "bursatilización" al que nos hemos referido puede ser considerado como el principal componente del actual escenario de funcionamiento de los mercados financieros, la innovación financiera involucra a una multitud de elementos de carácter más particular, incluyendo tanto a nuevos "productos financieros" como a nuevas estrategias de colocación y circulación de dichos productos. Desde esa perspectiva, las innovaciones han apuntado principalmente en tres direcciones: por una parte, a la ampliación del mercado a través de la generación de mayores volúmenes de crédito, de mayores niveles de liquidez y de incrementos en la base de capital de las instituciones participantes; por otra parte, a un manejo más sofisticado de los riesgos –y de las posibilidades de especulación– asociados a las operaciones financieras, a través de la creación de distintos mecanismos e instrumentos de transferencia y reasignación del riesgo de incumplimiento, del riesgo de disminuciones en el valor futuro de compra de la moneda, del riesgo de variaciones negativas en el tipo de cambio, etc.; y, en tercer lugar, a la aparición de nuevas posibilidades de "arbitraje", esto es, el desarrollo de innovaciones a través de las cuales los poseedores de fondos multiplican su capacidad para aprovechar las diferencias de costos y de rendimientos existentes entre los distintos mercados. De entre los diferentes tipos de instrumentos existentes en los mercados financieros, queremos centrar la atención en los "derivados", por el explosivo crecimiento que han tenido y por el importante grado en que ellos se han transformado en medio de especulación, tanto para los intermediarios financieros, como para los inversionistas individuales y las empresas –en particular las grandes corporaciones transnacionales– que se mueven en dichos mercados. Los "instrumentos derivados", calificados así porque "derivan" su valor de algún otro precio (productos básicos, metales preciosos, activos financieros, índices de acciones, tasas de interés, tipos de cambio, etc.), consisten en contratos en que la compra o venta está referida a una fecha futura —a diferencia de las operaciones en efectivo— y a un precio y 39 Entre otros muchos libros dedicados a describir en detalle el funcionamiento actual de los mercados financieros, puede consultarse a Fabozzi et. al [1992] y [1996], Mansell [1992] y Casanovas [1997], así como una cantidad que son determinados al momento de establecerse el contrato, y la mayor parte de las operaciones con derivados se realizan al margen de la bolsa —a excepción de los contratos de futuros, que por definición son instrumentos bursátiles—, en el llamado "mercado de mostrador" o "mercado extrabursátil", lo cual las coloca en buena medida fuera del control de las autoridades y eleva los riesgos asociados al incremento de la "valorización" del crédito. Los principales instrumentos derivados, con sus correspondientes características, son los siguientes: -Los contratos de futuros, los cuales son acuerdos para que una de las partes compre y la otra venda una cantidad definida de "algo" (el instrumento o activo "sustentante") en una fecha futura acordada, y a un precio que es fijado al momento de establecerse el contrato, de tal manera que –ya sea en la fecha acordada o en cualquier fecha intermedia– la diferencia entre el precio fijado y el "precio de futuros" del instrumento subyacente (que va siendo definido diariamente) determina la ganancia o pérdida para el comprador y el vendedor: si el precio de futuros es mayor al acordado, el comprador obtiene ganancias y en caso contrario las ganancias las obtiene el vendedor. Los contratos de futuros se manejan en montos y fechas estandarizadas y son negociados en casas de bolsas, las cuales están asociadas a una Cámara de Compensación que, entre otras funciones, tiene la de actuar como garante, intermediando entre comprador y vendedor, disociándolos y encargándose directamente de que el contrato sea cumplido para ambas partes, a la vez que permite que cualquiera de las dos partes "liquide su posición" antes de la fecha acordada, lo que en realidad ocurre en la gran mayoría de los casos. Hasta 1972, los contratos de futuros involucraban productos básicos agrícolas e industriales, pero en ese año se creó en Chicago la primera bolsa de futuros en divisas, los futuros de tasas de interés aparecieron allí mismo en 1975, y en 1982 se inició la negociación de futuros de índices de acciones en Chicago, Nueva York y Kansas, luego de lo cual esos tres tipos de "futuros financieros" se han ido multiplicando tanto en los Estados Unidos como en plazas ubicadas en otros países. -Los contratos anticipados, que funcionan de manera semejante a los futuros pero no son a los autores que participan en los libros editados por Campbell [1996] y por Ghosh y Ortiz [1997]. comerciados en casas de bolsa, no actúa una Cámara de Compensación asumiendo el riesgo crediticio y no son estandarizados en sus montos y fechas, por lo que en cada contrato sus términos se negocian directamente entre el comprador y el vendedor y cada uno asume el riesgo de un posible incumplimiento de la contraparte. -Las opciones, que se negocian tanto en bolsa como en mercados extrabursátiles, dan al poseedor el derecho de comprar o vender (opción de compra u opción de venta) un activo, también en una fecha futura y a un precio establecido, y se diferencian de otros instrumentos derivados en que no existe la obligación de cerrar la transacción, ya que si el movimiento de precios del activo resulta adverso, se "abandona la posición" perdiendo únicamente la prima entregada al establecerse el contrato. Por el contrario, si el movimiento de precios es favorable, la opción se hace efectiva en la fecha de vencimiento (si es una "opción europea") o en cualquier momento previo (si es una "opción americana"). En el mercado extrabursátil las opciones se vienen negociando desde hace ya bastante tiempo, en tanto que su negociación en bolsa se inició en Chicago en 1973 y desde los años ochenta se generalizó su uso en distintas plazas. -Las permutas, o acuerdos de intercambio, que en su totalidad se negocian fuera de bolsa y principalmente a través de bancos, pueden ser consideradas como un paquete de contratos anticipados (Mansell [1992; 391] y Fabozzi [1996; 626, 627, 673]). Consisten en acuerdos para intercambiar pagos sucesivos cuyos montos dependerán del comportamiento del precio de las monedas o tasas de interés sustentantes, definiéndose entre las contrapartes la forma y plazos de pago así como las garantías. Si se trata de permutas sobre tasas de interés, usualmente el acuerdo incluye el intercambio de pagos por el interés y no por el principal, en tanto que para las permutas monedas, el acuerdo incluye ambas cosas. Las primeras permutas importantes de monedas y de tasas de interés se desarrollaron al inicio de los años 80, y desde ese entonces ha ocurrido no sólo un rápido crecimiento en las operaciones, sino también una multiplicación de las modalidades bajo las cuales se realizan. Así, para las tasas de interés además de las permutas tradicionales de tasa fija por flotante existen las de tasa flotante por flotante, y para las permutas de monedas además de las tradicionales que implican un intercambio al contado y otro a plazo existen aquellas que sólo incluyen operaciones a plazo, a lo que se agregan en ambos casos –operaciones con monedas y con tasas de interés– modalidades de permutas que incluyen características de opciones o de contratos anticipados, además de otras variedades. En términos generales, las operaciones de derivados se han constituido en la expresión más acabada de la llamada "administración de riesgos", que a través de complejos mecanismos de cobertura, permite a aquellos que no desean correr riesgos traspasarlos a otros que están dispuestos a asumirlos.40 Para el desarrollo de actividades especulativas, dichas operaciones implican el máximo posible de "apalancamiento", al dar acceso a altos beneficios futuros –que también pueden resultar ser altas pérdidas– a partir de bajas cantidades de inversión desembolsada al momento de hacerse el contrato, ya que normalmente en dicho momento sólo se exige –por parte del banco o la casa de bolsa– "un margen inicial" o un "depósito de buena fe" para el caso de los futuros, o una prima en el caso de las opciones, que corresponden a un porcentaje mínimo del valor total comprometido. Así, para una gran parte de los involucrados en operaciones con derivados, dichas operaciones constituyen una sofisticada ruleta, en la cual participan apostando en el presente a un probable comportamiento futuro, y esperando que del solo transcurso del tiempo se vayan desprendiendo sus ganancias. Según lo plantea Castells [1996; I, 469-470]: "... un número significativo y creciente de transacciones financieras se basan en realizar valor por la captura del tiempo futuro en las transacciones presentes, como es el caso de los futuros, opciones y otros mercados de derivados. En su conjunto, estos nuevos productos financieros han aumentado de forma espectacular la masa de capital nominal frente a los depósitos y activos bancarios, de tal modo que cabe decir con propiedad que el tiempo crea dinero, ya que todo el mundo apuesta con el dinero futuro previsto en las proyecciones informáticas. [...] Por lo tanto, el capital no sólo comprime el tiempo: lo absorve y vive de él (esto es, genera renta), de sus segundos y años digeridos. Y poco después agrega [1996; I, 470]: "La aniquilación y manipulación del tiempo por los mercados de capital globales gestionados electrónicamente son el origen de las nuevas formas de las crisis económicas devastadoras que se avecinan en el siglo XXI". 40 Un documento reciente, donde se revisa para los principales países desarrollados el funcionamiento actual del mercado de derivados y las modalidades de administración de riesgos aplicadas por los participantes en dicho mercado —identificando siete tipos de riesgo—, fue publicado por el Comité sobre los Sistemas de Pagos y Obligaciones [1998] del G-10 Si bien ya en los años setenta existían operaciones con futuros en los Estados Unidos –y de hecho, en ese país las operaciones con derivados se remontan al siglo pasado–, fue recién desde la primera mitad de los ochenta cuando los contratos de derivados empezaron a crecer rápidamente y se extendieron a otros países, multiplicándose su volumen, abarcando nuevas modalidades y ampliándose los tipos de valores sustentantes. Desde ese entonces, los derivados se han constituido en un excelente ejemplo no sólo de los problemas de regulación que hoy existen respecto de los mercados financieros —aspecto éste que abordaremos más adelante—, sino incluso de las dificultades y retrasos de los gobiernos y los organismos de regulación internacional para lograr al menos un seguimiento adecuado de los volúmenes y modalidades asumidos por la innovación financiera. Así, recién en 1992 —con el Informe Promisel, que fue seguido tres años después por el Informe Brockmeijer— los bancos centrales del G-10 iniciaron a través del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) un esfuerzo sistemático de recopilación de estadísticas sobre el comportamiento del mercado de derivados, y no fue sino hasta 1996 que el BIS [1996a] publicó un primer compendio estadístico sobre dicho mercado, con información referida a 26 países. En el mismo año de 1996, se publicó el Informe Yoshikuni (Comité Permanente de Euromonedas [1996]) en el cual se comparaban las cifras del BIS con las de otras fuentes, con resultados como los que pueden verse en el Cuadro 19, del cual se desprende que las diferencias de estimación respecto del mercado global de derivados, entre el BIS y la publicación Swaps Monitor, son notables no sólo en los montos totales, sino también en la importancia relativa que se asigna a los distintos instrumentos en el interior de dichos montos. CUADRO 19 DIFERENCIAS DE ESTIMACIÓN RESPECTO DE LOS MONTOS PENDIENTES DE PAGO DEL MERCADO GLOBAL DE DERIVADOS Swaps Monitor* Banco Internacional de Pagos** Mm US$ % mm US$ % Permutas de tasa de interés 51.5 53.8 100.2 57.7 Acuerdos anticipados de tasas de 21.2 22.2 25.2 14.5 interés Opciones de tasa de interés 9.8 10.2 19.5 11.2 Permutas de monedas 5.6 5.8 10.8 6.2 Opciones de tipos de cambio 5.1 5.3 13.0 7.5 Derivados de mercancías y títulos 2.6 2.7 4.9 2.8 Total 22.5 100 31.7 100 * Swaps Monitor, Vol. 8 Nº 11 y Vol. 8 Nº 13. Estimaciones correspondientes a fines de 1994; ** BIS [1996a]. Estimaciones correspondientes al 31 de marzo de 1995. FUENTE: En base a cifras de Comité Permanente de Monedas Europeas [1996; 6] A ello, cabría agregar que recién en 1998 comenzó a concretarse la propuesta central que contenía el Informe Yoshikuni, de generar reportes periódicos y estandarizados sobre el comportamiento del mercado de derivados, de tal manera que sólo desde hace unos pocos meses se cuenta con el primero de esos reportes semestrales, el cual tiene información de 43 países. Así también, incluso en una fecha tan cercana como septiembre de 1998 el Comité Basilea de Supervisión Bancaria en conjunto con el Comité Técnico de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO, por sus siglas en inglés) publicaron el documento Marco para la información de supervisión sobre actividades de derivados y en efectivo, en el cual proponen [1998, ii] "un catálogo de informaciones que el Comité ha identificado como importantes para una evaluación de los riesgos presentes en las actividades en efectivo y con derivados" y "un marco común mínimo de información básica internacionalmente armonizada sobre actividades de derivados", y en febrero de 1999 esos mismos dos Comités presentaron otro documento, como borrador para la discusión –y cuya versión final aparecerá en la segunda mitad del año–, en el cual entregan [1999, 1] "recomendaciones para la información pública de las actividades de derivados y en efectivo de los bancos y firmas de valores", y que en su parte final plantea [1999, 24]: "Los dos Comités consideran que la transparencia basada en información pública significativa puede jugar un rol importante en afirmar los esfuerzos de los supervisores por impulsar prácticas sanas de administración de riesgos y por fomentar la estabilidad financiera del mercado" . En el mismo sentido, y como una muestra aún más reciente del notable atraso que existe en el seguimiento de los mercados financieros, a lo anterior habría que sumar la creación, en la reunión del G-7 celebrada en febrero de 1999, del "Foro de Estabilidad Financiera" –cuya primera reunión se celebró dos meses después en Washington–, el cual está vinculado al Banco de Pagos Internacionales y tiene como objetivo promover la coordinación y el intercambio de información entre las autoridades nacionales, los organismos internacionales, las instancias de regulación, etc., para cuestiones relacionadas con la estabilidad financiera internacional. Como se puede observar, todavía en 1999 se está apenas en los inicios de la generación de información confiable y estandarizada, y de propuestas sobre criterios de regulación, respecto de los movimientos financieros y en particular del mercado de derivados, lo que implica un evidente desfase en comparación con la fuerza con que desde hace ya algún tiempo dichos movimientos y ese mercado han ido ampliando su presencia en el conjunto de la economía mundial. Sin embargo, a pesar de los problemas de compilación estadística la información disponible no deja dudas acerca de la trayectoria que ha seguido el comercio de derivados. El explosivo crecimiento que ha tenido dicho comercio, tanto a través de la bolsa como al margen de ella, ha significado que el volumen total del mercado –medido por los montos pendientes al final de cada año– se multiplicara por 24 entre 1988 y 1998 para los instrumentos considerados en el Cuadro 20, de tal manera que para el último de esos años el monto total de operaciones con esos instrumentos superó los 64 billones de dólares, de los cuales la mayor parte corresponde a los futuros y permutas de tasa de interés –aunque, según veremos en un apartado posterior, los derivados relacionados con monedas hacen parte de un crecimiento exponencial de las operaciones cambiarias–. Para tener una idea del significado de esa magnitud total de 64 billones, basta mencionar que ella equivale aproximadamente a más de dos veces el valor de la producción mundial de 1996 –según la estimación de ese valor que hace el Banco Mundial [1998a]–, y a más de diez veces el valor de las exportaciones globales de bienes y servicios que reporta el FMI [1998f] para 1997. CUADRO 20 MERCADOS PARA INSTRUMENTOS FINANCIEROS DERIVADOS SELECCIONADOS (miles de millones de dólares; montos pendientes al fin de cada año) 198 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 8 Instrumentos negociados en 130 1768 2292 3519 4635 7771 8863 9189 9880 1220 1354 bolsa 6 2 9 - Futuros de tasa de interés 895. 1201 1454 2157 2913 4959 5278 5863 5931 7489 7702 4 - Opciones de tasa de 279. 387. 599. 1073 1385 2362 2624 2742 3278 3640 4603 2 9 5 interés1 - Futuros de monedas - Opciones de monedas1 - Futuros de índices bursátiles - Opciones de índices bursátiles1 11.6 15.6 16.3 18.3 26.5 34.7 40.1 38.3 50.3 51.9 38.1 48 50.1 56.1 62.8 71.1 75.6 55.6 43.5 46.5 33.2 18.7 27.8 41.8 69.7 44 72.2 96 76 79.8 110 127. 172. 195. 211. 321.0 7 4 9 5 132. 158. 229. 238. 329. 378 776. 866.5 8 6 7 4 3 5 Instrumentos fuera de bolsa2 - Permutas de tasa de interés - Permutas de monedas 3 - Opciones de tasa de interés4 -- -- 3450 4449 5346 8475 1130 1771 2545 2903 5099 3 3 3 5 7 101 1503 2312 3065 3851 6177 8816 1281 1917 2229 0 1 1 1 319. 449. 577. 807. 860. 899. 914. 1197 1560 1824 6 1 5 2 4 6 8 --- 561. 577. 634. 1398 1573 3705 4723 4920 3 2 5 ---- 1 Opciones de compra y de venta; 2 Cifras reunidas por la Asociación Internacional de Permutas y Derivados. Las dos partes de los contratos entre los miembros de la Asociación son reportados sólo una vez; 3 ajustadas para reportes en ambas monedas; incluye permutas monetarias cruzadas de tasas de interés; 4 Incluye techos, collares pisos, y opciones de permuta. FUENTE: BIS [1994; 112], [1997; 131], [1998a; 155] y [1999; 132] En lo que respecta a los derivados que se comercian en bolsa –que es para los que se cuenta con información más desagregada–, según se puede ver en el Cuadro 21 entre el segundo quinquenio de los años ochenta y el periodo 1996-1998 el promedio anual de ellos aumentó en más de ocho veces su valor y en más de tres veces el número de contratos, teniendo el mayor peso en ambos sentidos las operaciones con futuros de tasa de interés y siendo Norteamérica la región que concentra los mayores porcentajes de los valores y de los contratos, si bien la distancia entre ella y Europa se ha ido reduciendo sustancialmente. (La información desagregada del volumen de comercio y del número de contratos, para todos los años del periodo, se presenta en los Cuadros V y VI respectivamente, del Anexo Estadístico). CUADRO 21 COMERCIO BURSÁTIL DE INSTRUMENTOS FINANCIEROS DERIVADOS SELECCIONADOS: CONTRATOS Y MONTOS PENDIENTES (promedios anuales) Miles de mill. de US$ y porcent. Millones de contratos y porcent. 1986-90 1991-95 1996-jun98 1986-90 1991-95 1996-jun98 Futuros de tasa de interés 881.7 4333.9 7408.6 162.6 435.5 567.9 307.1 2037.2 3740.3 34.7 108.1 109.6 1 Opciones sobre tasa de interés Futuros sobre monedas Opciones sobre monedas 1 Futuros sobre índices bursátiles Opciones sobre índices bursátiles 1 TOTAL mmd. TOTAL (composición porcentual) Norteamérica Europa 14.0 50.7 31.6 61.7 56.7 38.2 24.3 17.8 53.9 22.9 58.8 18.1 34.0 54.6 113.2 217.8 266.7 604.7 32.7 115.9 80.3 156.8 94.5 144.7 1342.2 100.0 6795.5 100.0 12114.4 100.0 388.1 100.0 857.7 100.0 993.6 100.0 66.6 13.7 55.5 22.6 50.8 30.4 75.2 12.1 46.5 30.6 38.5 38.0 Asia-Pacífico Otros 1Compras y ventas 19.7 0.0 21.3 0.5 18.4 0.5 11.4 1.3 12.2 10.6 10.6 12.9 Fuente: 1986 a 1997 FMI (1998ª); Junio 1998 BIS (1998c) A esa concentración geográfica del comercio de derivados habría que agregar otra, incluso más acentuada, de los operadores que participan en dicho comercio. Al respecto, para el caso de los derivados que se negocian en Estados Unidos, la información disponible [Banco de la Reserva Federal de Nueva York; 1998, 10] indica que las diez principales firmas operadoras concentran el 84 por ciento del total del mercado, cifra ésta que se eleva al 92 por ciento para las opciones sobre tasas de interés y al 95 por ciento para los contratos anticipados sobre tasas de interés. En lo que se refiere específicamente a las permutas —tanto de tasas de interés como de monedas—, en los Cuadros 22 y 23 se presentan cifras referidas a la composición monetaria y a la composición por usuarios de esas operaciones (la información para todos los años se encuentra en los Cuadros VII y VIII del Anexo Estadístico). CUADRO 22 COMPOSICIÓN MONETARIA DEL VALOR PENDIENTE DE LAS PERMUTAS DE TASA DE INTERÉS Y DE MONEDAS (miles de millones de dólares y porcentajes) 1987-90 1991-94 PERMUTAS DE TASA DE INTERÉS Miles de mill. de US$, promedio anual 1376.8 5477.2 Composición porcentual 100.0 100.0 -Dólar estadounidense 64.2 40.9 -Yen japonés 8.7 20.2 -Marco alemán 6.6 9.8 -Libra esterlina 7.7 7.6 -Otros 12.7 21.6 PERMUTA DE MONEDAS1 Miles de mill. de US$, promedio anual 382.1 870.5 Composición porcentual 100.0 100.0 -Dólar estadounidense 39.7 35.7 -Yen japonés 20.8 19.0 -Marco alemán 5.9 7.1 -Libra esterlina 3.6 4.7 -Otros 29.9 33.4 1Ajuste por doble contabilidad porque cada permuta envuelve dos monedas Fuente: 1987 a 1995 FMI (1998a); 1996-97 BIS (1998c) CUADRO 23 COMPOSICIÓN POR USUARIOS DE LAS PERMUTAS DE TASA DE INTERÉS Y DE MONEDAS 1995-97 18091.0 100.0 30.0 21.5 13.3 6.8 28.5 1526.9 100.0 35.9 16.1 9.5 4.1 34.4 (miles de millones de dólares y porcentajes) 1987-90 1991-94 TOTAL DE PERMUTAS (mmd, promedio 1070.7 3609.1 anual) Interbancario (miembros de la ISDA) 347.6 1564.0 Usuarios finales 723.0 2045.1 580.4 1721.6 3 Usuarios finales ajustado Composición de usuarios finales -Instituciones financieras -Gobiernos1 -Corporaciones2 -No especificadas 1995-97 10572.4 5307.0 5265.4 4712.7 100.0 55.4 12.1 100.0 49.6 11.0 100.0 65.4 9.5 31.8 39.4 25.0 0.7 0.0 0.0 1Incluyendo instituciones internacionales; 2Incluyendo otros; 3 Ajuste por doble contabilidad en permuta de monedas, porque cada permuta envuelve dos monedas Fuente: FMI (1998a), BIS (1998c) e ISDA (1998) En cuanto a la composición monetaria de las permutas, lo relevante es la disminución de importancia del dólar en las operaciones, y el correspondiente aumento de otras monedas y sobre todo del yen japonés; y, en la composición por usuarios destaca por una parte el peso cada vez mayor de las operaciones interbancarias y, por otra parte, la importante presencia de las instituciones financieras y el peso decreciente de los gobiernos dentro de los usuarios finales. Paralelamente al auge de los instrumentos derivados que hasta aquí hemos reseñado, otro importante cambio ocurrido en el funcionamiento de los mercados financieros se refiere a la presencia de distintos intermediarios no bancarios, los llamados "inversionistas institucionales". Esos inversionistas, que son principalmente compañías de inversión, compañías de seguros y fondos de pensión, han adquirido una participación cada vez mayor como demandantes de ahorro, sobre todo proveniente de las familias, y como oferentes de fondos en los mercados financieros: en los mercados primarios y secundarios de bonos y acciones, en los mercados monetarios, en los de cambio de monedas, en los de derivados, etc, En dichos mercados, los inversionistas institucionales han ido desplazando a los inversionistas detallistas, desarrollando una enorme capacidad de movilización de recursos, concentrando una proporción cada vez mayor de las operaciones de compra y adquiriendo importantes grados de control sobre diversas empresas a través de la adquisición de paquetes accionarios, para lo cual han desarrollado complejas estrategias de administración de riesgos y de diversificación de portafolios, las cuales —según veremos posteriormente con mayor detalle— incluyen un componente cada vez mayor de operaciones internacionales. [GRÁFICO II] Una visión sintética de la creciente importancia adquirida por los inversionistas institucionales se presenta en el Gráfico II, en el cual se entregan para 9 países las cifras de activos de dichos inversionistas como proporción del PIB en 1990 y 1995. Allí se observa tanto el rápido crecimiento de esa proporción, como también la mayor presencia relativa que esos inversionistas han adquirido en EE.UU. y el Reino Unido en comparación con otros países, a tal punto que para 1995 los activos de dichos inversionistas representan en EE.UU. un 171% de la producción anual, y en el Reino Unido un 162%. En relación con lo anterior, el Cuadro 24 presenta cifras para 1990 y 1995 respecto de los activos financieros en poder de inversionistas institucionales de esos mismos nueve países. Según se ve allí, el total de activos financieros de los inversionistas en dichos países alcanzó para 1995 un total de 20.9 billones de dólares, cantidad ésta que es superior en 68% a la de 1990, y de la cual 11.8 billones corresponden a los inversionistas de Estados Unidos.41 Apoyándose en las cifras del Cuadro, se desprende que en 1995 los activos financieros de los inversionistas institucionales de esos 9 países representaron un 102 por ciento de la producción global anual conjunta de las nueve economías, porcentaje éste que es semejante a estimaciones provenientes del FMI [1998a],42 en las cuales además se destaca que tanto 41 Como punto de comparación, basta mencionar que según cifras del FMI [1998a; 185], para 1995 los activos bajo administración de los inversionistas institucionales estadounidenses eran de 11.5 billones de dólares –cifra levemente inferior a la señalada en el Cuadro 21– en tanto que los activos totales del sistema bancario estadounidense eran de 5 billones. Según esa misma fuente [FMI; 1998a, 183], para el conjunto de países del G-7 en ese mismo año los activos en poder de inversionistas institucionales equivalían a un 90 por ciento de los activos bancarios. 42 En ese documento, para el mismo año 1995 el FMI [1998a; 184] entrega cifras de los activos de inversionistas institucionales para los países del G-7 –no incluyendo por tanto, a Corea y México, que sí se consideran en el Cuadro 21–, según las cuales ese total de activos es de 20.6 billones, que representan un 110.2 por ciento del PIB de los siete países. en EE.UU. como en los demás países industrializados los más rápidos incrementos de activos han estado claramente concentrados en los mayores inversionistas institucionales. Respecto de la distribución geográfica de los montos movilizados por los inversionistas institucionales de los 9 países, en el mismo Cuadro 24 se observa que los mayores porcentajes de participación en el total de esos países corresponden a EE.UU., a tal punto que para 1995 los inversionistas estadounidenses concentraban un 62% de los activos totales de los fondos de pensiones, un 35% de los activos de las compañías de seguros y un 57% de los activos de las compañías de inversión, con un promedio global de participación de un 50%. Así también, en el mismo Cuadro se observa que en segundo lugar de importancia se ubican los inversionistas de Japón (con un 15% de participación en el total de los 9 países) y en tercer lugar los del Reino Unido (con 9%), y además de él se desprende que para el conjunto de economías allí consideradas la mayor cantidad de activos corresponde a las compañías de seguros (39% del total), el segundo lugar a los fondos de pensión (32%) y el tercer lugar a las compañías de inversión (29%). En otro sentido, la información del Cuadro 24 ofrece un panorama de la importancia relativa que, en el interior de los mismos 9 países, tiene cada uno de los tres tipos de inversionistas: por una parte, la participación de cada tipo en el total de activos movilizados por los inversionistas institucionales en la economía correspondiente y, por otra parte, el volumen de activos de cada tipo de inversionista expresado como porcentaje del PNB. Allí se observa que en 6 de las 9 economías la mayor participación en los activos totales corresponde a las compañías de seguros, en tanto que en otras dos (Canadá y EE.UU.) el primer lugar lo ocupan los fondos de pensión. (La información de los montos totales por tipo de inversionista en los nueve países, para todo el periodo 1990-95, se encuentra en el Cuadro IX del Anexo Estadístico). CUADRO 24 ACTIVOS FINANCIEROS DE INVERSIONISTAS INSTITUCIONALES, 1990-95 Como % del PNB CANADÁ (Total) Compañías de Seguros Fondos de pensión Compañías de Inversión Otros FRANCIA (Total) Compañías de Seguros Fondos de pensión 1990 58.6 24.3 29 5.3 0 52.9 20 ... 1995 87.9 29.3 39.5 19.1 0 75.3 37.8 ... Montos (mmd) y su composición 1990 333.1 41.4 49.4 9.1 0.0 632.0 37.8 ... 1995 492.2 33.3 45.0 21.7 0.0 1158.8 50.2 ... Compañías de Inversión 32.9 37.5 62.2 49.8 Otros 0 0 0.0 0.0 ALEMANIA (Total) 36.5 46.1 599.0 1113.2 Compañías de Seguros 24.4 28.1 66.8 61.0 Fondos de pensión 3.1 2.7 8.6 5.9 Compañías de Inversión 9 15.3 24.6 33.2 Otros 0 0 0.0 0.0 ITALIA (Total) 13.3 20.6 146.6 222.9 Compañías de Seguros 6 9.2 45.2 44.8 Fondos de pensión 3.5 4 26.3 19.3 Compañías de Inversión 3.8 7.4 28.6 35.9 Otros 0 0 0.0 0.0 JAPÓN (Total) 81.7 77.4 2427.8 3953.5 Compañías de Seguros* 36.2 38.3 44.2 49.5 Fondos de pensión* ... ... ... ... Compañías de Inversión 13.1 9.8 16.1 12.6 Otros 32.4 29.3 39.7 37.1 COREA (Total) 48.1 57.7 121.8 263.1 Compañías de Seguros 18.9 23.4 39.2 40.5 Fondos de pensión 3.1 3.1 6.5 5.4 Compañías de Inversión 26.1 31.2 54.3 54.1 Otros 0 0 0.0 0.0 MÉXICO (Total) 8.6 3.9 22.7 10.8 Compañías de Seguros 1 1.3 11.9 32.4 Fondos de pensión ... ... ... ... Compañías de Inversión 7.6 2.6 88.1 67.6 Otros 0 0 0.0 0.0 REINO UNIDO (Total) 114.5 162.3 1116.8 1788.7 Compañías de Seguros 46.6 71.8 40.7 44.3 Fondos de pensión 55 68.8 48.0 42.4 Compañías de Inversión 12.9 21.7 11.3 13.3 Otros 0 0 0.0 0.0 ESTADOS UNIDOS (Total) 127.4 170.8 6995.5 11870.9 Compañías de Seguros 34.6 40.7 27.2 23.8 Fondos de pensión 46.1 59.8 36.2 35.0 Compañías de Inversión 21 39.2 16.5 23.0 Otros 25.7 31.1 20.2 18.2 *Los montos de fondos de pensiones están combinados con los de las compañías de seguros y no es posible desagregar esa información. Fuente: elaborado con base en OCDE [1997a: 20-30] En lo que respecta al tipo de instrumentos financieros que utilizan los inversionistas institucionales, en el Cuadro 25 se entrega información sobre el punto. En él se observa que para el periodo 1990-1995, en seis de los países considerados la mayor parte del portafolio consistió en bonos, en tanto que en Alemania y Japón para la mayoría de los años el instrumento principal fueron los préstamos, y en el Reino Unido el primer lugar lo ocupan las acciones. CUADRO 25 COMPOSICIÓN DEL PORTAFOLIO DE LOS INVERSIONISTAS INSTITUCIONALES (Como porcentaje del total de las inversiones) 1990 1991 1992 1993 1994 1995 CANADÁ 100 100 100 100 100 100 Bonos 50 49 48 47 46 45 Préstamos 16 16 15 14 12 11 Acciones 20 21 21 22 23 24 Otros 8 8 7 7 7 8 Valores Extranjeros 6 7 8 10 12 12 FRANCIA 100 100 100 100 100 100 Bonos 65 67 66 68 66 65 Préstamos 4 5 8 4 5 6 Acciones 22 19 18 22 22 22 Otros 9 9 8 6 7 7 ALEMANIA 100 100 100 100 100 100 Bonos 39 41 42 43 42 43 Préstamos 47 45 43 40 40 40 Acciones 9 10 10 12 12 12 Otros 5 5 4 5 6 5 ITALIA 100 100 100 100 100 100 Bonos 69 68 71 71 65 67 Préstamos 2 2 2 1 1 1 Acciones 16 13 12 14 18 17 Otros 13 17 16 14 16 15 JAPÓN 100 100 100 100 100 100 Bonos 22 22 23 24 25 29 Préstamos 27 29 28 26 26 25 Acciones 23 22 19 19 19 18 Otros 28 28 30 30 29 29 COREA 100 100 100 100 100 100 Bonos 31 29 34 37 36 35 Préstamos 36 35 32 31 32 31 Acciones 19 16 14 12 14 13 Otros 15 20 20 19 17 21 MÉXICO * 100 100 100 100 100 100 Bonos 80 73 61 77 69 67 Préstamos 1 1 2 1 3 2 Acciones 16 21 30 15 20 21 Otros 4 5 8 7 9 10 REINO UNIDO 100 100 100 100 100 100 Bonos 14 13 14 14 15 16 Préstamos 2 1 1 1 1 1 Acciones 66 69 68 70 68 69 Otros 18 16 16 15 15 15 EE.UU. 100 100 100 100 100 100 Bonos 44 43 43 43 42 40 Préstamos 18 14 13 12 12 12 Acciones 23 26 28 31 31 36 Otros 16 17 16 15 15 13 *Para 1995 se excluyen los fondos de pensiones y otras formas de ahorro institucional. FUENTE: OCDE [1997a: 32-33] Para los inversionistas institucionales de los países desarrollados, las décadas recientes han estado caracterizadas por una intensa competencia para captar recursos –con una disminución, en distintos momentos, de los márgenes de ganancia–, lo que entre otras cosas los ha llevado a diversificar la oferta de servicios y sus líneas de operación, produciéndose una notoria dilución de fronteras entre las actividades que antes estaban reservadas a cada uno de ellos y a los bancos, con resultados como el incremento de actividades en el área de fondos de pensiones por parte de los bancos y de las compañías de seguros –por ejemplo, en Japón, Suiza, Suecia y Dinamarca–; la concurrencia de fondos de pensiones y de recursos de las compañías de seguros para la constitución de Compañías de Inversión; la creciente incursión de los bancos en el área de seguros, que sobre todo en Europa ha llevado al desarrollo de la llamada "banca aseguradora" 43 ; la creación de "fondos de inversión colectiva" por parte de los bancos; etc. Es en ese contexto, de mayor competencia y de incursión en actividades y productos nuevos, que se ha producido la fuerte penetración de los inversionistas institucionales en los mercados financieros, alcanzando una capacidad muy elevada para influir en el comportamiento de dichos mercados tanto en sus países de origen como en otras economías, si bien a pesar de esa trayectoria común hay asimismo diferencias entre los fondos de pensión, las compañías de seguros y las compañías de inversión, que conviene tener presentes. En lo que se refiere a los fondos de pensión, en los países industrializados han ido creciendo al amparo de los procesos de privatización de dichos fondos y de distintos incentivos legales y exenciones tributarias, y en el contexto de una marcada preocupación de la población y de los gobiernos de esos países ante las crecientes necesidades financieras asociadas a los largos periodos de jubilación y al mayor peso de los ancianos en el conjunto de la población –y en relación a la población activa–, que se derivan del crecimiento en la 43 Si bien en EE.UU. –y a diferencia de Europa– históricamente las regulaciones han impedido a los bancos actuar en actividades de seguros, la desaparición reciente de algunas de esas regulaciones ha dado lugar a una rápida presencia bancaria en ese ámbito. Al respecto, el FMI [1998a; 182] menciona las siguientes cifras referidas a los bancos estadounidenses: "... 84 por ciento de los bancos con activos sobre 10 000 millones de dólares y más de 60 por ciento de los bancos con activos entre 100 millones y 10 000 millones, estaban vendiendo seguros en 1995". esperanza de vida y del envejecimiento poblacional,44 preocupación ésta que también ha estado presente en el crecimiento de los seguros de vida sobre todo en aquellos países en que ha habido un mayor retraso en la reestructuración del sistema de pensiones [BIS; 1998a, 88]. Los fondos de pensión, que han ido ofreciendo una variedad cada vez mayor de "planes", tienen un manejo de activos relativamente conservador, y sus mayores volúmenes absolutos y relativos los han alcanzado en EE.UU. y el Reino Unido, a tal punto que en esos países movilizan activos financieros que representan el 62% y el 77% del PNB respectivamente y el 20% o más de la riqueza de los hogares (véase Cuadro 26), en tanto que en el extremo opuesto se encuentran Alemania e Italia, donde los fondos de pensión representan apenas un dos por ciento de dicha riqueza y menos del 5 por ciento del PNB. CUADRO 26 CRECIMIENTO DE LOS FONDOS DE PENSIÓN TOTAL DE LOS ACTIVOS FINANCIEROS 1980 1985 1990 1993 1 1 En miles de millones de d ó l a r es 9 9 6 ESTADOS UNIDOS JAPÓN 701 1606 2492 3449 4752 % del PNB 62 % de la riqueza de hogares 20 .. .. 460 ALEMANIA ITALIA REINO UNIDO CANADÁ AUSTRALIA 15 .. 116 42 .. 22 .. 224 75 454 3432 52 39 537 165 45 47 34 682 187 78 4423 65 43 897 241 100 103 3 4 77 40 29 43 2 2 25 20 22 HOLANDA SUIZA 77 .. 105 1075 230 138 262 1486 363 189 92 73 .. .. SUECIA .. .. 79 71 93 40 38 1Para Italia y Australia, 1995; para Suiza, 1994; 2 1991; 3 Estimado; 4 1988; 5 1987; 6 1992. Fuente: [BIS,1998a, 87] En lo que respecta a las compañías de seguros, la mayor competencia a que se vieron 44 Respondiendo a esa preocupación, distintos organismos de los países industrializados han venido elaborando análisis sobre el tema. Así, en el periodo reciente la OCDE ha publicado documentos referidos tanto en general al impacto económico del envejecimiento de la población ([OCDE; 1998d] y [Turner et. al.; 1998]), como en particular al comportamiento de los fondos de pensiones en sus países miembros (OCDE [1998b] y [1998c], en tanto que en abril de 1998 el Grupo de los diez [1998] dio a conocer un estudio sobre "Los impactos macroeconómicos y financieros del envejecimiento poblacional". En ese estudio, por ejemplo [1998, 7], se estima que entre 1990 y 2050 la relación porcentual entre la población mayor de 65 años y la de entre 25 y 64 años, pasará de 24% a 44% en EE.UU., de 22% a 70% en Japón, de 27% a 62% en Alemania y de 27% a 83% en Italia. Un análisis de un funcionario de la OCDE, también referido al compartamiento de los inversionistas institucionales y de los fondos de pensiones, pero para los países atrasados, se encuentra en sometidas en la captación de recursos, y los incrementos en las tasas de inflación y de interés nominal de los años setenta –los cuales, por ejemplo, quitaban todo atractivo a los compromisos de un pago nominal fijo–, las empujaron a diversificar los tipos de pólizas ofrecidas y los instrumentos en los cuales invertían los fondos recaudados, y ello ocurrió respecto tanto a los seguros de vida como a los seguros de propiedades y accidentes. Según se puede ver en el Cuadro 27, los activos movilizados por los seguros de vida son sustancialmente mayores que los correspondientes a propiedades y accidentes, pero en ambos tipos ha habido un incremento sustancial del volumen de activos desde mediados de los años ochenta, a tal punto que para 1996 dicho volumen ha llegado a representar 40% o más del PNB para 5 de los 11 países considerados en el cuadro, con los casos extremos de Suiza y el Reino Unido, donde representa el 62% y el 72%, respectivamente. CUADRO 27 CRECIMIENTO DE LAS COMPAÑÍAS DE SEGUROS T O T A L 19 8 5 De vida En D E A C T I V O S F I N A N C I E R O S 1990 1993 1 Otros De vida m i l e s Otros De vida Otros De vida de m i l l o n e s ó l a r e s de 9 Otros D 9 61 Como % del PNB De vida Otros EE.UU. JAPON 796 2712 299 1367 887 533 180 1780 1387 642 233 2272 1691 780 265 30 33 10 5 ALEMANIA 108 57 47 17 285 184 116 55 320 279 132 84 478 450 214 132 20 29 9 9 143 30 36 30 46 29 60 40 6 4 REINO UNIDO 103 160 384 70 592 75 697 95 63 9 CANADÁ 55 13 11 27 122 27 142 33 24 5 AUSTRALIA 8 HOLANDA 39 7 101 16 130 17 214 30 55 8 SUIZA -- -- 79 36 94 37 117 44 45 17 64 15 67 18 93 28 40 12 FRANCIA ITALIA SUECIA 344 50 58 107 18 1Para Francia, Italia, R. Unido y Suecia, 1995; Para Suiza 1994. 2 No es posible distinguir entre cías. de seguros de vida y otras cías. aseguradoras. 3 1986. 4 Cías. de seguros y fondos autónomos de pensiones. Fuente: [BIS, 1998a: 88] En cuanto a las Compañías de Inversión, el rápido crecimiento de sus activos puede ser visto en el Cuadro 28, en el cual aparece nuevamente EE.UU. con un elevado volumen absoluto y relativo de activos movilizados por dichas compañías. CUADRO 28 Blommestein [1997]. PAÍSES ESTADOS UNIDOS JAPÓN ALEMANIA FRANCIA ITALIA REINO UNIDO CANADÁ ESPAÑA HOLANDA LUXEMBURGO CRECIMIENTO DE LAS COMPAÑÍAS DE INVERSIÓN T O T A L DE A C T I V O S N E T O S 1987 1990 1993 1996 Por tipo de fondos, en 1996 como % En 1996, como de los activos porcentaje de: EN MILES DE MI L L O N E S Mercado Bono Acciones Balanceado PNB Capitalizació DE DÓLARES de dinero s s n del mercado* 770 1069 2075 3539 25 22 49 3 46 15 305 42 204 51 68 16 4 16 74** 336 72 379 42 89 21 12 24 85 455 79 484 65 131 86 72 46 248 420 134 529 129 188 155 136 67 352 29 16 45 36 0 15 51 10 25 45 56 29 39 5 9 41 30 52 24 25 11 17 88 52 3 54 18 2 3 14 7 6 14 6 6 5 9 6 34 11 16 26 23 17 1840 4 4 18 5 8 14 14 8 337 *Excluyendo fondos de mercados de dinero; ** 1989. Fuente: [BIS, 1998a: 85] En el cuadro se distingue entre los cuatro tipos de inversión que realizan esas compañías (en el mercado de dinero –esto es, en valores con vencimiento a un año y menos–, en bonos, en acciones y en una mezcla "balanceada" de estos dos últimos instrumentos), y de allí se desprende que en EE.UU., el Reino Unido, Canadá y Holanda el principal instrumento hacia el que dirigen sus compras las compañías de inversión son las acciones, en tanto que en Japón, Alemania, Italia y España el destino principal son los bonos y en Francia lo es el mercado de dinero. Sin embargo, la distinción principal respecto a las inversiones que realizan esas compañías está referida no tanto al tipo genérico de títulos que ellas adquieren, sino más bien a diferencias de otro carácter. Cada vez en mayor medida, las compañías de inversión ofrecen a sus clientes "grupos de fondos" entre los cuales elegir, de tal manera que cada uno de esos fondos responde a diferentes "objetivos de inversión", por ejemplo en términos de algún rasgo común en la procedencia de los títulos que lo integran –bonos del gobierno, bonos municipales, valores extranjeros, cédulas hipotecarias, valores de empresas pequeñas, valores en compañías nuevas, valores referidos a un sector específico de la economía, etc.–, o en términos del grado de riesgo que el inversionista esta dispuesto a asumir. Así también, otra diferencia importante es la que existe entre las Compañías Abiertas de Inversión (llamadas también "Fondos Mutuales", y que amortizan las acciones que emiten) y las Compañías de Inversión Cerradas (los llamados "Hedge Funds", que por lo general no amortizan sus acciones). Si bien el primer grupo de compañías es el más importante en términos de los recursos movilizados, principalmente debido a que los bajos requerimientos mínimos que ellas establecen permiten la participación de pequeños inversionistas, el más elevado ritmo de crecimiento ha correspondido a las Compañías Cerradas, las cuales según el BIS [1998a; 86] han tenido tasas de incremento promedio anual de 40% desde 1990, habiendo acumulado 90 mil millones de activos bajo su administración para fines de 1997. Es sabido que las Compañías Cerradas tienen una naturaleza fuertemente especulativa, y por consiguiente es en ellas en dondehan proliferado los fondos que están especializados en operaciones de corto plazo con valores de alto riesgo y baja calidad, y son ellas también las que con mayor fuerza han desarrollado operaciones internacionales –con lo cual evitan la mayor parte de los requerimientos regulatorios y de divulgación a que están sujetos los fondos mutuales–, con resultados como el del desplome del Long-Term Capital Managament a consecuencia de la crisis en Rusia. III. LAS EXPRESIONES INTERNACIONALES DE LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA En el apartado anterior, hemos presentado un panorama de los principales cambios ocurridos en el funcionamiento de los mercados financieros, así como del contexto en el cual ellos se han desenvuelto. A lo largo de esa exposición, intentamos dar cuenta del proceso de innovación financiera y "bursatilización", destacando de él la importancia adquirida por los "derivados" entre los nuevos productos financieros y por los inversionistas institucionales entre los actores que se mueven en el mercado, y ubicando todo ello en el marco inmediato de un incremento generalizado del crédito durante las décadas recientes y de una creciente disparidad entre dicho incremento y el funcionamiento del resto de la actividad económica, y en el contexto más general de la situación de deterioro tendencial que ha caracterizado a la economía mundial desde los años setenta. En este apartado retomaremos varios de esos puntos, pero ahora destacando el "componente internacional" de la globalización financiera, lo que significará en buena medida identificar, para los flujos financieros internacionales, aquellos rasgos que hemos presentado al caracterizar al comportamiento de los mercados financieros y al contextualizar dicho comportamiento, centrándonos por consiguiente en la "internacionalización financiera" que durante las últimas décadas ha ido adquiriendo fuerza en la economía mundial. Para ello, empezaremos destacando algunos aspectos de la internacionalización del capital en general, así como de los factores que la han ido empujando, para después identificar por una parte el comportamiento de los mercados financieros internacionales y, por la otra, el componente externo de la actividad de las bolsas de valores, y concluir abordando brevemente lo referido a las operaciones de cambio de monedas. Un problema que estará particularmente presente a lo largo de este apartado, es el referido a las dificultades de cuantificación de los movimientos involucrados en las distintas modalidades de la "innovación financiera". Dichas dificultades, a las que ya hicimos referencia anteriormente, si bien existen respecto del conjunto de las transacciones con valores, son aún más notorias cuando se trata de operaciones internacionales, debido a dos rasgos de esas operaciones que han ido tomando fuerza: –Por una parte, el propio avance de la globalización y de la innovación, al multiplicar los grados de interrelación en el espacio mundial, en buena medida ha ido borrando la especificidad de los mercados financieros internacionales, las fronteras entre los distintos mercados financieros nacionales y, para cada uno de ellos, las distinciones tanto entre operaciones "nacionales" y "extranjeras" y/o entre el componente "interno" y "externo" de cada operación, como entre las distintas etapas y actores que ellas involucran, lo cual ha vuelto especialmente difícil la cuantificación –e incluso la definición conceptual previa– de la "parte" internacional del funcionamiento de la esfera financiera. –Por otra parte, los actores que se mueven en dicha esfera han seguido estrategias de acelerado despliegue internacional no sólo buscando nuevos espacios de colocación de valores o una reducción de riesgos a través de la diversificación geográfica de las operaciones de compra, sino también con el objetivo de "arbitrar" las diferencias de precios existentes entre los distintos mercados, de obtener ganancias especulativas apostando a un determinando comportamiento futuro de los precios, de evitar reglamentaciones nacionales y de aprovechar tanto las disparidades existentes entre esas reglamentaciones como los retrasos y ausencias que se dan en muchas de ellas –por ejemplo, respecto de los nuevos "productos financieros"–, todo lo cual es posible por el escaso grado de identificación, seguimiento y regulación que existe respecto de la "innovación financiera" y en particular de sus expresiones internacionales. Así, al menos una porción significativa de las motivaciones para la multiplicación de las operaciones de compra, venta e intermediación de valores a nivel internacional se deriva precisamente de la misma deficiencia de información que hay en relación a esos movimientos, dado el provecho que se saca de esa deficiencia. Se trata, por consiguiente, tanto de dificultades objetivas de información, como de una clara tendencia no sólo a aprovechar esas dificultades sino incluso a crearlas, lo que da como resultado grandes problemas con las estadísticas disponibles, que obligan a tomarlas sólo como una aproximación general al comportamiento de los fenómenos que se intenta medir. III.1. EVIDENCIAS Y CAUSAS DE LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL CAPITAL. El aspecto que nos interesa revisar inicialmente, es el referido al comportamiento de las relaciones económicas internacionales (REI) durante las últimas décadas, vinculando dicho comportamiento al avance de la globalización, e identificando en su interior a los flujos financieros, para centrarnos posteriormente en dichos flujos. En tal sentido, lo destacable es que ha ocurrido un acelerado proceso de internacionalización del capital, expresado en un alto dinamismo de las REI, que en sí mismo constituye una evidencia importante del desarrollo del proceso globalizador. Aunque nos parece claro que la globalización no puede ser reducida al mero crecimiento de los movimientos internacionales de mercancías, capitales y personas, ya que el mayor nivel de integración de la economía mundial que ella implica, lejos de influir únicamente en los capitales que se mueven en el nivel internacional ejerce efectos sobre el conjunto de los diversos capitales individuales y nacionales, 45 es también evidente que un importante vehículo del despliegue de la globalización ha sido el rápido crecimiento de las REI que se ha dado durante las últimas décadas, crecimiento que ha permitido multiplicar los vínculos entre las distintas economías y con ello llevar a nuevos estadios la integración de la economía mundial. Para ver este aspecto, resulta sugerente confrontar lo ocurrido con dichas relaciones en comparación con el comportamiento que se ha dado en variables macroeconómicas vinculadas a los niveles internos de actividad. Al respecto, en el Gráfico III se presenta bajo la forma de índice la trayectoria de casi dos décadas y media para seis variables, tres de ellas correspondientes a comportamientos internos a los que ya nos hemos referido por separado en un apartado anterior (PIB mundial, producción industrial de los países desarrollados y empleo de esos mismos países) y las otras tres constitutivas de las REI: inversión extranjera directa (IED), exportaciones y créditos y bonos internacionales. [GRÁFICO III] 45 Al respecto, basta tener presente que todo mercado interno es parte del mercado externo de los capitales originarios de otros países, y por consiguiente del escenario competitivo internacional, incluso para aquellos capitales nativos que sólo se mueven localmente, aspecto éste que es particularmente evidente con relación a los prestamistas y prestatarios en los mercados financieros, y que habrá de quedar en evidencia cuando abordemos en los siguientes apartados el funcionamiento actual de dichos mercados. En dicho gráfico se observa claramente la disparidad de comportamiento entre ambos grupos de variables, y en particular los mayores ritmos de crecimiento que han tenido las REI, de tal manera que a los componentes de ellas considerados en el gráfico corresponden las tres tasas más elevadas, en tanto que a las variables de comportamiento interno corresponden las tres más bajas, con dos situaciones extremas: por una parte, el cuasi estancamiento de los niveles de empleo de los países industrializados que ya hemos mencionado y, por otra parte, el muy alto dinamismo de los flujos financieros internacionales, que tienen con mucho el mayor crecimiento de todos los indicadores considerados en el gráfico. Ese mayor dinamismo que se observa desde los años setenta en los flujos financieros, sin embargo, tenía como antecedente varias décadas de un crecimiento más bien moderado de dichos flujos –sobre todo aquellos de origen privado, y en comparación, por ejemplo, con las inversiones directas y con el comercio internacional– que se arrastraba desde la crisis de los años treinta, por lo cual un factor importante que empujó su crecimiento fue la exigencia de las propias empresas transnacionales para que los bancos de sus países de origen extendieran su cobertura de servicios a los países extranjeros donde ellas actuaban.46 Si bien más adelante en este mismo apartado revisaremos con detalle lo ocurrido con dichos flujos, el Gráfico III nos permite ubicarlos en relación a los restantes componentes de las REI y destacar el hecho de que, aunque el comercio internacional y las inversiones directas han crecido rápidamente, mucho más lo han hecho los flujos financieros internacionales, los cuales en términos reales entre el inicio de los años setenta y la segunda mitad de los noventa se han multiplicado en casi 16 veces. Según veremos, además del muy rápido incremento de esos flujos han ocurrido cambios radicales en sus modalidades de despliegue y en sus vínculos con las inversiones directas y con el comercio internacional, pasando a constituirse en eje articulador del conjunto de las relaciones económicas internacionales y adquiriendo un creciente peso en la actividad económica interna de los distintos países. Ese mayor ritmo de crecimiento de los flujos financieros en relación con el resto de las REI, por cierto que no debe interpretarse mecánicamente como una pérdida absoluta o relativa de importancia de las grandes empresas transnacionales en el desenvolvimiento de 46 Una revisión bajo esa perspectiva, de la transnacionalización de la banca estadounidense, puede verse en la economía internacional. Dichas empresas han estado ubicadas tanto en el centro del proceso de globalización en general y de la globalización financiera en particular, como de los tendencias internacionales del nuevo escenario económico mundial, teniendo un rol de primera importancia en esas tendencias no sólo a través de las inversiones directas, sino también a través del comercio internacional y de los movimientos financieros. En cuanto a los movimientos financieros, basta tener presente que las transnacionales han impulsado y aprovechado al máximo las oportunidades brindadas por la innovación financiera para acceder con menores costos a fuentes externas de recursos, para comerciar con los nuevos productos financieros, para desarrollar nuevas estrategias de gestión del riesgo y mejorar la relación riesgo/rendimiento, para diversificar internacionalmente su cartera de activos financieros, para multiplicar operaciones de "arbitraje" y especulativas, etc., redefiniendo en función de esas oportunidades su administración global de activos y pasivos, y participando activamente en el crecimiento de los flujos financieros internacionales.47 El alto dinamismo mostrado por las relaciones económicas internacionales durante las últimas décadas el cual, por cierto que ha estado sujeto a violentas fluctuaciones durante las crisis cíclicas del mercado mundial sobre todo respecto al comportamiento de la IED, según se observa en el mismo Gráfico III da cuenta de un incremento significativo de los vínculos comerciales y de capital entre las distintas economías, lo que en definitiva expresa una presencia cada vez mayor del "resto del mundo" en el comportamiento económico interno de los distintos países, al menos en términos de las estructuras de propiedad, de las fuentes de financiamiento y de los procesos de producción y de realización. En ese mismo sentido, pero desde otra perspectiva, los cifras del Cuadro 29 dan cuenta para distintos lapsos, del comportamiento del llamado "coeficiente de apertura" –término éste que resulta demasiado genérico para estar referido sólo a las relaciones comerciales–, de la relación porcentual IED/inversión interna, y del nivel de los promedios arancelarios, tanto para la agrupación general de países que utiliza el Banco Mundial, como para algunos países desarrollados y para algunos países de Asia y de América Latina. De los dos coeficientes presentados en el Cuadro 29 se desprende la tendencia a un funcionamiento más "abierto" en los países allí considerados –con la excepción de Japón–, W. Andreff y O. Pastré [1979]. 47 Dos análisis detenidos de las nuevas estrategias financieras de las corporaciones transnacionales, se encuentran en Eiteman y Stonehill [1992] y en Levi [1997]. tanto por la mayor participación del comercio exterior en la actividad económica interna, como por la mayor presencia de las inversiones extranjeras en los totales de inversión de cada país, cuestiones ambas que dan cuenta de niveles más elevados de vinculación entre los países y de un grado mayor de integración presente en la economía mundial. Por su parte, la disminución de aranceles que se observa en ese cuadro para la década de los noventa, no hace más que continuar la tendencia que en tal sentido tomó cuerpo desde la creación del GATT,48 la cual en el periodo reciente –y según ya vimos en el primer apartado– se ha acompañado con la disminución generalizada de barreras a la circulación de capitales. CUADRO 29 TENDENCIAS A LA APERTURA EN ALGUNAS ECONOMÍAS NACIONALES Com exterior (X+M) Tarifa promedio de I.E.D. como % de la como % del PIB aranceles Inv. Interna Bruta 1970 1996 1989 1997 1980 1996 P DESARROLLADOS Japón 20 17 6.7 6.0 0.1 0.0 Italia 33 51 (1) (1) 0.5 2.5 Canadá 43 73 8.8 6.0 9.4 10.5 Francia 31 45 (1) (1) 2.0 8.5 Alemania .. 46 (1) (1) .. 2.2 EE.UU. 11 24 6.3 6.0* 3.1 5.4 G. Bretaña 45 58 (1) (1) 11.2 .. AMÉRICA LATINA Argentina 10 19 11.8** 11.3 .. 39.7 Brasil 14 15 25.1*** 11.9 3.5 6.8 México 15 42 13.0*** 13.1 4.1 10.9 ASIA Singapur 232 356 0.5 .. 22.8 28.6 Corea 37 69 13.3**** 11.3* 0.0 1.3 Hong-Kong 181 285 .. .. .. .. P. de bajos ingresos 14 43 .. .. 0.0 9.8 P. de ingresos .. 55 .. .. 1.1 7.8 medios P. de ingresos altos 27 40 .. .. 2.9 5.4 (1) Para el conjunto de la Comunidad Europea la tarifa promedio pasó de 8.7% en 1989 a 6.9% en 1997. * 1996; ** 1992; *** 1991; **** 1990. Fuente: Banco Mundial [1998a]. Por consiguiente, la internacionalización del capital, bajo todas sus formas funcionales, 48 Es necesario tener presente, en todo caso, que desde los años ochenta la disminución de aranceles en distintos momentos ha sido simultánea con un aumento de barreras no arancelarias, sobre todo por parte de ha sido una clara tendencia presente en el funcionamiento sistémico de las décadas recientes y, dentro de ella, el rápido crecimiento de los flujos financieros internacionales ha sido el hecho más relevante. Sin embargo, si bien el incremento de las REI a través del cual se han venido multiplicando los vínculos económicos de todo tipo entre las distintas economías nacionales –y, más en concreto, entre los distintos actores que se mueven en y entre ellas– en buena medida corresponde a un componente "consensado" de la globalización, al cual se hace referencia en distintos análisis,49 no ocurre lo mismo a la hora de identificar el carácter inédito o no de los actuales grados de integración de la economía mundial. En la mayoría de los análisis de la globalización, desde distintas perspectivas teóricas lo que se destaca –correctamente, a nuestro juicio– son los nuevos rasgos de los que ella es portadora, y por consiguiente el énfasis está puesto en los cambios no sólo cuantitativos, sino de calidad, que están presentes en el actual escenario sistémico, y en la consiguiente falta de precedentes para los elevados grados de integración de la economía mundial. Así, por ejemplo, para CEPAL [1997a; 19] "En los últimos 20 años, las economías nacionales se volvieron más integradas que en cualquier otro momento de la historia" y para Reich [1993; 17] "El dinero, la tecnología, la información y los bienes traspasan las fronteras nacionales con una rapidez y facilidad sin precedentes", en tanto que para Ianni [1996b; 238] estamos ante "... una ruptura histórica más o menos drástica y general, con implicaciones prácticas y teóricas fundamentales", y en un escenario en el cual se desenvuelven tanto la globalización como la transculturización [1997a]. Este último autor va incluso más lejos, cuestionando –en nuestra opinión sin suficiente los países industrializados. 49 Tan sólo a modo de ejemplo, basta mencionar las siguientes citas: Moneta [1997]: "El concepto de globalización [...] se refiere, en una interpretación amplia del término, a los procesos de creciente interacción e interdependencia que se generan entre las distintas unidades constitutivas del nuevo sistema mundial en formación". OCDE [1996b; 15]: "El componente más importante de la globalización son las inversiones extranjeras directas, distintos aspectos del comercio internacional y la colaboración internacional entre firmas". ONUDI [1997; 20]: "La mundialización implica que el comercio se expande más rápidamente que la producción, al tiempo que las inversiones extranjeras directas crecen aún con mayor rapidez". Ferrer [1997; 14]: "La globalización de la economía mundial se manifiesta actualmente en cuatro terrenos principales: el comercio internacional, las corporaciones transnacionales, las corrientes financieras y los marcos regulatorios". Y el mismo Ferrer [1996; 11]: "La globalización de la economía mundial en estas últimas décadas del siglo XX ha vinculado aún más la realidad interna de las naciones con su contexto externo". Referencias semejantes a las recién citadas, se pueden encontrar también en trabajos como los de Watkins fundamento– la validez global que tienen los cuerpos teórico-metodológicos previamente construidos, para poder analizar una realidad que ha cambiado de manera tan sustancial; así, en distintos trabajos ha destacado no sólo los rasgos que trae consigo la "sociedad global", sino también que [1992; 165] "el objeto de las ciencias sociales se amplió más allá de la capacidad interpretativa de los conceptos ya conocidos", llegando a conclusiones como la siguiente [1996a; 158]: "... el pensamiento científico, en sus producciones más notables, [...] no es suficiente para aprehender la constitución y los movimientos de la sociedad global".50 En el extremo opuesto, varios de los análisis que en distinto grado argumentan la inexistencia de un proceso objetivo de globalización de la economía mundial que constituya una verdadera ruptura, se centran en la identificación de precedentes de la situación actual y, en particular, dichos precedentes son buscados respecto al dinamismo de las relaciones internacionales y al grado de apertura comercial y financiera con que funcionan las economías. En esa comparación referida al comportamiento las REI, distintos trabajos (por ejemplo CEPAL [1996; 19 a 26], Obstfeld y Taylor [1997], Hirst y Thompson [1996; 18 a 34] y Ferrer [1998; 13 a 18] y [1996; 14, 15]) destacan que el dinamismo de las últimas décadas sería comparable al del periodo que va de fines del siglo pasado a comienzos del presente (1870 a 1913, aproximadamente). En esos y otros materiales, las referencias que se citan son principalmente cuatro: 1.Los análisis de Arthur Lewis, y en particular un artículo de ese autor [Lewis; 1981], en el cual presenta cifras de lo que califica como [1981; 23] “la explosión del comercio mundial”, y según las cuales hubo un muy rápido incremento del comercio internacional, sobre todo de manufacturas, para el periodo 1899-1913. 2.Distintos trabajos de Angus Maddison, de los cuales en uno de los más recientes [Madisson; 1995] presenta un conjunto de series históricas ubicadas en el periodo 1820-1992, con varias de ellas referidas al comercio exterior y mostrando un elevado [1997], CEPAL [1996; 19 a 26] y Lopes [1997]. 50 En correspondencia con esa postura, Ianni reivindica la idea de un "neosocialimo", la cual [1997b; 3-4] "implica un reconocimiento de que los dilemas sociales, económicos, políticos y culturales se manifiestan, simultáneamente, en el ámbito local, nacional, regional y mundial. Pero reconoce, necesariamente, que el ámbito mundial ha adquirido relevancia creciente. Reconoce que las relaciones, los procesos y las estructuras de dominación y apropiación, simultáneamente de integración y fragmentación, se desenvuelven en escala global y entran en una determinación mutua que es local, nacional y regional". ritmo de crecimiento de las exportaciones para 1870-1913. 3.Los trabajos que Paul Bairoch ha publicado sobre ese periodo (Bairoch y Kozul Wright [1996] y Bairoch [1996]), y en varios de los cuales lo compara con la situación actual. Con base en esas comparaciones, presenta para 1913 coeficientes de apertura que son superiores a los de 1992 para Japón y levemente inferiores para EE.UU., Europa Occidental y el conjunto de países desarrollados, y además en uno de esos trabajos identifica varios "mitos" que están presentes en las discusiones sobre la globalización [Bairoch y Kozul Wright; 1996]. Entre otros, cuestiona dos mitos: uno de ellos es que el rápido crecimiento del comercio internacional del periodo 1870-1913 fue empujado por una disminución de barreras al comercio, cuando en realidad esas barreras aumentaron durante dicho periodo; el otro mito es [1996; 10] "que la producción internacional es un rasgo característico del presente periodo de globalización", ya que "nuestra propia estimación sugiere que el stock de IED alcanzó sobre 9 por ciento del producto mundial en 1913, una cifra que no ha sido sobrepasada en el inicio de los años noventa". 4.El World Investment Report. 1994 [UNCTAD; 1994], en el cual el capítulo III estuvo dedicado al tema "Globalización, producción internacional integrada y la economía mundial". En dicho capítulo, se revisa en detalle el alto dinamismo que durante el periodo 1870-1913 tuvieron los flujos de capitales, mercancías y personas, identificando a los años 50 en adelante de este siglo como una etapa en la que "esos vínculos han sido gradualmente reconstruidos". En particular, al comparar los coeficientes de apertura de 1913 con los de 1992, los primeros son mayores para Japón y el Reino Unido, y menores para EE.UU. y Francia, en tanto que para la IED comparten la conclusión de Bairoch y Kozul Wright que arriba hemos mencionado. Aún cuando no compartimos la propuesta de negarle existencia objetiva a la globalización, que muchas veces guía a esa búsqueda de precedentes en el comportamiento de las REI, nos parece que ese esfuerzo de búsqueda es del todo necesario para una adecuada contextualización histórica del actual proceso globalizador, que permita no asignarle a dicho proceso más componentes nuevos de los que efectivamente posee. En tal sentido sin embargo, y en lo que respecta a las comparaciones con el último cuarto del siglo pasado recién mencionadas, lo que a nuestro juicio hay que tener en cuenta es que la sola identificación de elevados montos absolutos o relativos del comercio y los flujos de capital para épocas anteriores, está lejos de agotar la discusión acerca de si en la actualidad estamos o no ante nuevos rasgos de funcionamiento de la economía mundial.51 También en el ámbito del funcionamiento de las REI durante las últimas décadas, un segundo grupo de hechos a considerar es el referido a la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods, acuerdos cuya vigencia hasta el inicio de los años setenta implicó una estructura normativa mínima a la cual se ajustaba el desenvolvimiento de la economía internacional. Dicha estructura, pese a sus insuficiencias y a los problemas que fue acumulando sobre todo a lo largo de los años sesenta, ayudó a que se concretaran más de dos decenios de recomposición del comercio internacional y de los flujos de capitales –sobre todo inversiones directas– luego del proceso de desintegración que acompañó a la crisis de los años treinta y a la segunda guerra mundial, sin que en las décadas posteriores al fin de la segunda guerra se produjeran desequilibrios como los que hemos conocido en los últimos veinticinco años. Desde luego, más que las virtudes que en sí mismas pudieran haber tenido las normas de Bretton Woods, lo decisivo en su vigencia fue que ellas se aplicaron en un marco de funcionamiento sistémico caracterizado por al menos dos elementos favorables: de un lado, por la etapa ascendente de onda larga iniciada en la inmediata posguerra, con los correspondientes altos niveles de actividad económica global, y en cuyo interior encontraba cabida relativamente fácil la definición y cumplimiento de acuerdos referidos al sistema monetario internacional y al manejo de los desequilibrios en balanza de pagos; del otro lado, por la evidente superioridad económica con que EE.UU. surgió de la guerra, la cual le permitió imponer sus condiciones –y su moneda– en los acuerdos de funcionamiento de la economía internacional, si bien justamente por ello la eficacia y permanencia de dichos acuerdos quedó sujeta a la fortaleza de la moneda estadounidense y por consiguiente fue deteriorándose a la par del crecimiento sin respaldo de los dólares que circulaban a nivel 51 Al respecto, resulta interesante comparar las siguientes dos citas, la primera de Ferrer (1997; 30) negando evidencias a la globalización y la segunda de Kébabdjian [1992; 26] destacando el carácter mundial de los mercados, y de las cuales coincidimos con la perspectiva presente en la segunda de ellas: 1.- "La mayor parte de las transacciones económicas no se realizan en los mercados globales sino en los nacionales. Más del 80% de la producción mundial se destina a los mercados internos de los países. Las exportaciones representan menos del 20% del producto mundial" 2.- "Todos los mercados de bienes y servicios no son actualmente mundiales, pero si lo son los de los principales productos estratégicos: petróleo y energía, industrias aeronáuticas, informática, aplicación de la informática a la producción y robótica; construcción naval, equipamiento de transportes terrestres, telecomunicaciones, armamento, productos televisivos y películas, ciertos productos alimenticios, etc". internacional. Por el contrario, desde fines de los años sesenta y comienzos de los setenta ambos rasgos sistémicos se revirtieron: por una parte, dio inicio la etapa de deterioro económico tendencial que ya vimos en el primer apartado; y, por otra parte, se hizo evidente que la hegemonía económica de los EE.UU. estaba sometida a un creciente cuestionamiento ante el avance de sus ahora cercanos competidores. En ese nuevo contexto desaparecieron las bases de sustentación de los acuerdos de Bretton Woods, tanto por la pérdida de competitividad de la economía emisora de la moneda-divisa y sus déficit en balanza de pagos, que implicaban una incesante y voluminosa salida de dólares desde ella hacia el resto del mundo, como por un escenario mundial en el cual se multiplicaron los desequilibrios y se generalizó la recesión. Desde esa perspectiva, la declaración de inconvertibilidad del dólar, las devaluaciones de las distintas monedas y el paso a un sistema de tipos de cambio flexibles, hechos todos éstos que entre fines de los años sesenta y comienzos de los setenta marcaron la ruptura del orden definido en Bretton Woods, constituyeron en la práctica el punto de arranque para un nuevo marco de funcionamiento de la economía internacional. Dicho marco, lejos de ser resultado de acuerdos globales, explícitos y definidos con algún grado de consenso, se ha ido estructurando más bien a partir de las estrategias seguidas por los distintos países, y sobre todo por las economías más desarrolladas y por los mecanismos de coordinación de políticas macroeconómicas –como el G-7– que ellas han venido aplicando, de tal manera que con bastante retraso y parcialmente, dichas estrategias han ido siendo formalizadas por los organismos internacionales, y sobre todo por el FMI a través de modificaciones de distinto alcance introducidas en su propio funcionamiento y en la estructura normativa a la que previamente estaban sujetos sus países miembros.52 En esas condiciones, desde fines de los años sesenta y hasta la fecha no ha existido propiamente un "orden" económico y monetario internacional que reemplace al que fue 52 En lo que respecta al FMI, el acuerdo de Jamaica de enero de 1976 puede considerarse como la formalización, por parte de dicho organismo, de la ruptura del sistema monetario establecido en la posguerra, aunque en la práctica esa ruptura había tomado cuerpo desde 1973. A partir de esa fecha, se inicia para el FMI lo que un autor (Palazuelos; 1998, 36) ha calificado como "ociosidad de funciones", de la cual sólo se recuperaría con la crisis de la deuda externa de los años ochenta, al asumir un papel principal en la formulación y aplicación de los "programas de ajuste" para los países afectados. definido en Bretton Woods, sino más bien una sucesión de políticas y regulaciones, parciales en sus objetivos, en su tiempo de vigencia y en el número de gobiernos efectivamente involucrados en su formulación, a través de las que se ha intentado con poco éxito influir en un escenario caracterizado por la inestabilidad monetaria y financiera, la cual revisaremos con mayor detalle en el último apartado del trabajo por cuanto la permanencia y acentuación de esa inestabilidad constituye hoy uno de los rasgos más destacados del panorama mundial, y en ella la globalización financiera juega un rol de primera importancia. Así también, la pérdida de vigencia de los acuerdos de Bretton Woods, y el contexto de crisis y de deterioro hegemónico en que ello ocurrió, apuntaron a una creciente incapacidad de control estatal sobre la moneda internacional y en particular sobre la gestión de la liquidez, de tal modo que dicha gestión se trasladó desde los Estados y los organismos multilaterales hacia los agentes privados, los cuales concentraron desde ese entonces y en adelante enormes volúmenes de liquidez en sus manos, manejándola con notables grados de autonomía respecto de sus propios gobiernos y de las ya ineficaces regulaciones supranacionales, y desarrollando estrategias cada vez más sofisticadas de creación y administración de esa liquidez, respondiendo así a la mayor inestabilidad y a los mayores riesgos existentes, pero al mismo tiempo empujando a aquella y a éstos hacia nuevos niveles. III.2. LOS MERCADOS FINANCIEROS INTERNACIONALES. En el panorama arriba descrito, los movimientos internacionales de capital-dinero han contado con las mejores condiciones para multiplicarse, produciéndose el acelerado proceso de internacionalización financiera que aún continúa, y el cual ha adoptado diversas modalidades a lo largo de los últimos treinta años en correspondencia con los cambios ocurridos en los patrones generales de financiamiento que ya identificábamos en el apartado II. Es así que en su arranque y durante una primera etapa, la internacionalización financiera estuvo claramente concentrada en las actividades bancarias y en el desarrollo del llamado "mercado de eurodólares", 53 como mecanismo principal para la colocación y captación de grandes volúmenes de recursos a través de operaciones internacionales. Si bien en las décadas previas a la de los años setenta, ya había algún desarrollo tanto de la banca transnacional como del euromercado, 54 es desde fines de los años sesenta, y especialmente a lo largo de los setenta, cuando se da el auge de dicho mercado y de la expansión internacional de la banca, todo ello como resultado de factores a los que en su mayoría hemos ido haciendo referencia: la creciente integración del sistema facilitada por la revolución científico-técnica; la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods, que llevó a una creciente inestabilidad monetaria y financiera y a la pérdida de control de las autoridades sobre la circulación monetaria internacional; la "puesta al día" de los bancos respecto de los grados de internacionalización de las empresas; la crisis tendencial con su secuela de agudización de la competencia y de búsqueda de nuevas fuentes de financiamiento y espacios de inversión; etc.55 A esos factores cabría agregar otros de carácter más inmediato, referidos tanto al comportamiento económico mundial como a los cambios ocurridos en las regulaciones bancarias nacionales de los países desarrollados: –En lo que respecta al comportamiento económico mundial, a la búsqueda de ganancias a través del mercado financiero internacional por parte de aquellos capitales de los países desarrollados que, como consecuencia del deterioro tendencial, no encontraban 53 Utilizaremos el término de "eurodólar" para referirnos a ese mercado por ser uso común, pero en sentido estricto el mercado ni está limitado sólo a Europa ni se restringue sólo al uso de dólares, ya que incluye a cualquier operación de depósito o préstamo bancario realizada en una moneda distinta a aquella que circula en la economía donde dicha operación se realiza. 54 Uno de los principales componentes de ese desarrollo previo fueron los montos de dólares de cierta importancia depositados por el gobierno soviético desde los años cincuenta en bancos fuera de Estados Unidos, que por esa vía intentaba resguardarse de posibles incautaciones del gobierno norteamericano, pero el origen del mercado de eurodólares podría remontarse a los años veinte, cuando se realizaban depósitos de dólares en Berlín y Viena, que se transformaban en préstamos hechos por los bancos en moneda local (véase CEPAL [1983; 23-24] y R. Devlin [1980; 12]). 55 En tal sentido, algunos de los motivos que estuvieron detrás del auge de las actividades bancarias internacionales, se sintetizan en la siguiente cita [Comisión de Empresas Transnacionales; 1980]: "Los móviles de la expansión internacional varían respecto de los bancos transnacionales procedentes de distintos países. Un móvil aplicable a todos es la internacionalización de la producción incorporada en las empresas transnacionales. Las actividades internacionales de producción y comercialización de estas empresas requerían servicios bancarios internacionales, pero los bancos de los países de origen con restricciones cambiarias estaban gravemente limitados en sus posibilidades de prestar esos servicios desde sus bases nacionales y, por consiguiente, se trasladaron al exterior. Un segundo móvil de la expansión fue el estancamiento de los mercados nacionales causado por las disposiciones regulatorias, la competencia o la lentitud del crecimiento económico". colocación en sus economías –lo que se acentuó con la caída cíclica ocurrida en 1974-75 y con la débil recuperación posterior–, se sumó un excedente importante de dólares en poder de los países petroleros, cuyos ingresos se vieron multiplicados luego del incremento de precios del petróleo de 1973, y que "reciclaron" una parte importante de esos excedentes hacia el sistema bancario internacional. –En lo que se refiere a las regulaciones nacionales sobre las actividades bancarias externas, los cambios ocurridos en ese ámbito empujaron por una parte a que Europa se constituyera en la principal sede de dichas actividades y, por la otra, a que fueran los bancos estadounidenses los que encabezaran el proceso de transnacionalización bancaria: –Por una parte, en distintos países de Europa Occidental desde 1958 se restableció la convertibilidad y los bancos comerciales fueron autorizados para recibir depósitos en monedas extranjeras, y un año antes –como respuesta a problemas de balanza de pagos– el gobierno británico había establecido fuertes restricciones para que los bancos de Inglaterra ofrecieran préstamos en libras a no residentes, todo lo cual empujó a que en Europa y en especial en Londres, se multiplicaran las actividades bancarias denominadas en dólares, y a que ese país se constituyera –o, desde una perspectiva de largo plazo, a que retomara su papel– como principal centro de la actividad bancaria internacional. –En cuanto a los Estados Unidos, a las restricciones vigentes desde la Gran Depresión para el funcionamiento de la banca se sumaron otras en los años sesenta, a través de las cuales las administraciones de Kennedy, de Johnson y de Nixon intentaron disminuir las salidas de dólares. Dichas restricciones, que sólo comenzaron a revertirse parcialmente desde mediados de los años setenta, con el inicio de la desregulación de los mercados financieros estadounidenses, fueron las siguientes: En 1963, durante el periodo de Kennedy, se estableció el "impuesto sobre igualación de intereses", que gravaba los préstamos externos realizados por bancos estadounidenses; En la administración de Johnson se prolongó ese impuesto, se amplió su cobertura, y se pusieron en marcha el "Programa Voluntario de Restricciones de Crédito al Exterior" en 1965 –que limitaba los créditos a extranjeros que podían hacer las matrices de bancos estadounidenses y que se volvió obligatorio a partir de 1968– y el "Programa de Inversión Extranjera Directa" en 1968, para limitar las inversiones en el exterior y las tenencias de activos extranjeros; En la administración de Nixon se mantuvieron las medidas anteriores y se agregaron otras, principalmente referidas a incrementos de las tasas de interés para evitar la inflación y los déficit en balanza de pagos. El resultado neto de esas medidas tomadas por las administraciones estadounidenses fue contrario a lo esperado: de una parte, ante las dificultades para realizar operaciones internacionales desde su país los bancos de Estados Unidos optaron por desarrollarlas de manera multiplicada desde sucursales y subsidiarias externas; y, de otro lado, las empresas transnacionales de dicho país volcaron sus necesidades de financiamiento y el reciclaje de sus ganancias hacia bancos ubicados en el exterior. Es así que durante los años sesenta y setenta, los primeros bancos que desplazaron de manera importante sus actividades hacia otros países fueron los estadounidenses, siendo seguidos sobre todo desde la segunda mitad de los setenta por los europeos y japoneses, y la principal sede de la banca transnacional fue Europa, a la cual se fueron sumando distintos "centros financieros extranjeros" ubicados sobre todo en países atrasados (Islas Caimán, Bahamas, Antillas Holandesas, Panamá, El Líbano, Abu-Dhabi, Bahrein, Nassau, Kuwait, etc.), y que a diferencia de los grandes centros europeos se desarrollaron sobre la base de mover fondos extranjeros a usuarios extranjeros, con una casi nula participación de oferentes y demandantes nacionales de fondos. Como un primer nivel de aproximación a los ritmos y contenidos que ha ido asumiendo la internacionalización financiera, revisaremos lo sucedido con los dos componentes "tradicionales" de los mercados financieros internacionales, los bonos y los préstamos, apoyándonos en las cifras que al respecto compila la OCDE. El comportamiento de los fondos en dichos mercados, así como los principales tipos de bonos y préstamos utilizados en ellos a partir del inicio de los años setenta, se presentan como promedios quinquenales en el Cuadro 30 (los montos para cada año del periodo pueden verse en el Cuadro X del Anexo Estadístico). En términos agregados, en dicho Cuadro se observa claramente el muy alto ritmo de incremento que han tenido las operaciones en los mercados internacionales, las cuales se han multiplicado por mas de 50 veces a lo largo del periodo allí considerado, alcanzando un ritmo anual de crecimiento superior al 17 por ciento. CUADRO 30 CRECIMIENTO DE LOS FONDOS EN LOS MERCADOS INTERNACIONALES 1970-96, DESGLOSADO POR TIPO DE INSTRUMENTO 70-74 75-79 80-84 85-89 90-94 95-96 TOTAL (Promedio anual, en millones de US$) 19920.2 79755 174833.6 325550.4 509545 945397 EUROBONOS 21.7 20.3 26.7 52.6 58.0 54.4 BONOS EXTRANJEROS 19.7 23.7 13.6 12.4 12.0 9.8 TOTAL DE BONOS INTERNACIONALES 41.6 44.0 40.3 65.0 69.9 64.3 DESGLOSADOS EN: -BONOS TRADICIONALES 38.2 39.9 26.4 41.3 52.1 43.5 -CON TASAS FLOTANTES 0.5 2.4 10.2 10.0 10.4 14.7 -CONVERTIBLES 2.2 1.6 3.1 3.6 2.6 2.4 -CON GARANTÍAS EN ACCIONES 0.4 0.1 0.4 8.9 3.5 0.4 -CUPÓN CERO 0.0 0.0 0.2 0.6 0.6 0.9 TOTAL DE PRÉSTAMOS 58.4 56.0 59.7 35.0 30.1 35.7 EURO-CRÉDITOS DE CONSORCIO 58.4 56.0 42.1 24.0 28.4 35.3 PRÉSTAMOS EXTRANJEROS DE CONSORCIO 0.0 0.0 3.0 2.7 0.3 0.1 OTRAS FACILIDADES DE DEUDA 0.0 0.0 14.6 8.3 1.4 0.3 GRAN TOTAL 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 PARTIDA DE MEMORÁNDUM: 0.0 0.0 0.6 2.2 1.0 0.3 RENEGOCIACIONES FUENTE: OCDE [1996a; 13 a 16] y [1998f] En relación a los instrumentos utilizados, en el mismo Cuadro 30 se ve tanto el predominio de los créditos bancarios que se dio hasta el inicio de los años ochenta, como el cambio posterior hacia los bonos, en correspondencia con el proceso de "bursatilización" que hemos destacado previamente respecto del comportamiento global del crédito. Para el caso de los mercados financieros internacionales, el paso de uno a otro patrón de financiamiento estuvo mucho más claramente vinculado con la crisis de la deuda externa que estalló en 1982, y se concretó a través de la permanencia en el crecimiento de los bonos internacionales y, principalmente, por medio de una violenta reducción de los préstamos bancarios ocurrida en ese año y los inmediatos posteriores (véase Cuadro X del Anexo Estadístico). En lo que respecta a los bonos internacionales, como expresión de la búsqueda de las menores reglamentaciones posibles a lo largo del periodo han ido perdiendo importancia los "Bonos extranjeros" y ganándola los "Eurobonos", 56 y a ello se agrega la mayor importancia que a partir del contexto inflacionario de los años setenta adquirió la emisión de bonos con tasas flotantes. En cuanto a los préstamos bancarios internacionales, durante todo el periodo la casi totalidad de ellos se realizó bajo la forma de eurocréditos "de consorcio", lo que significa que para el otorgamiento de cada crédito usualmente concurre un grupo de bancos, lo que permite disminuir el riesgo asumido por cada uno de ellos, incrementar la capacidad de negociación frente a los deudores, aumentar el volumen de cada operación, abrir la participación en el mercado para bancos pequeños y medianos, y crear una fuente adicional de ganancias para los grandes bancos con los honorarios y comisiones cobrados al organizar los préstamos. La participación de las distintas monedas en las operaciones del mercado internacional de capitales, también para el periodo 1970-97, se presenta en promedios quinquenales en el Cuadro 31 (la información para cada año puede verse en el Cuadro XI del Anexo Estadístico). Al respecto, lo más destacable es la menor participación que ha ido teniendo el dólar en esas operaciones. Si bien dicha moneda sigue siendo la más usada, su peso relativo ha disminuido sustancialmente, al mismo tiempo que se ha incrementado el uso sobre todo de la libra esterlina y el yen japonés. Desde luego que todo ello no es exclusivo de las finanzas internacionales, ya que tendencias semejantes han estado presentes en el desenvolvimiento del conjunto del sistema monetario internacional en las últimas décadas, como una expresión de las crecientes dificultades del dólar para cumplir adecuadamente las funciones de divisa. CUADRO 31 FONDOS EN LOS MERCADOS INTERNACIONALES POR MONEDAS, 1970-97 TOTAL (Promedio anual, en millones de US$) COMPOSICIÓN PORCENTUAL Dólar norteamericano Libra Yen Franco francés Dólar Canadiense 56 70-74 75-79 80-84 85-89 90-94 19920.2 79755.3 174833.6 325550.4 509544.9 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 78.9 75.9 76.1 56.1 49.3 1.6 0.9 3.4 8.7 7.5 1.5 2.5 4.0 9.0 10.1 0.9 0.5 0.5 1.4 5.1 0.2 0.8 1.0 2.6 3.7 1995-97 875295 100.0 39.7 8.0 7.1 5.3 0.6 La diferencia principal entre ellos radica en que los primeros son bonos emitidos por un prestatario extranjero que se venden y comercian en un país con sujeción a las leyes y reglamentos allí vigentes, en tanto que los "Eurobonos" son valores que se ofrecen simultáneamente en varios países y que no están sujetos a la juridicción de algún país. Franco Suizo ECU Otras Monedas TOTAL 4.8 0.2 12.0 100.0 7.8 0.0 11.7 100.0 6.3 1.1 7.5 100.0 6.8 3.9 11.4 100.0 4.3 5.3 14.7 100.0 1.3 3.5 34.5 100.0 FUENTE: OCDE [1996a; 31 a 35] y [1998f] Desde los años setenta en adelante, también han ocurrido cambios de importancia respecto de la participación de los países como prestatarios de fondos en los mercados financieros internacionales, según se puede ver en las cifras agrupadas por quinquenios del Cuadro 32 (los montos para cada año del periodo se entregan en el Cuadro XII del Anexo Estadístico). En dicho Cuadro, se presentan por separado –entre otras– las cifras correspondientes a las economías del G-7 y a las siete mayores economías de América Latina, ya que es respecto de estos dos grupos de países que se han dado las principales modificaciones durante el periodo 1970-95. Por una parte, durante la mayor parte del periodo la participación de los países del G-7 ha sido claramente dominante, sobre todo si se tiene presente que en los mercados financieros internacionales participan como prestatarios más de 80 países, por lo que los porcentajes que corresponden a los siete países más industrializados indican un alto grado en que ellos han concentrado la recepción de los recursos movilizados en dichos mercados. El único lapso en que la participación del G-7 disminuyó de manera importante fue en la segunda mitad de los años setenta, momento éste que se corresponde con los mayores niveles de participación de las principales economías de América Latina, las cuales durante ese lustro llegaron a absorber más del 17 por ciento del total de recursos ofrecidos en dichos mercados, luego de lo cual la participación de esas economías se redujo sustancialmente, no llegando a superar el 3 por ciento incluso en los años recientes. Si la revisión de los porcentajes de participación de los siete países latinoamericanos se realiza año con año (véase Cuadro XII del Anexo), el cambio ocurrido se concentra claramente entre el final de los años setenta y el inicio de la siguiente década, de tal manera que para 1979 dichos países llegaron a recibir el 22 por ciento del total de los recursos movilizados en los mercados financieros internacionales, y para 1983, esto es, inmediatamente de estallada la crisis de la deuda, dicho porcentaje ya se había reducido al 9 por ciento. CUADRO 32 FONDOS EN LOS MERCADOS INTERNACIONALES POR PAÍSES PRESTATARIOS, 1970-95 TOTAL (Promedio anual, en millones de US$) COMPOSICIÓN PORCENTUAL G7 Canadá Francia Alemania Italia Japón Reino Unido Estados Unidos AMÉRICA LATINA (7 PAÍSES) Argentina Brasil Chile Colombia México Perú Venezuela ASIA China Tailandia Malasia OTROS PAÍSES 70-74 75-79 80-84 85-89 19920.2 79755.3 174833.6 325550.4 100.0 100.0 100.0 100.0 45.7 29.3 46.1 61.5 6.9 10.0 6.9 5.5 5.0 4.6 5.6 5.9 0.5 0.5 0.8 3.2 8.9 2.1 3.9 3.8 1.1 3.4 5.9 15.8 13.8 4.7 2.7 11.1 9.4 4.1 20.3 16.2 9.6 17.4 12.3 1.6 0.9 1.5 1.0 0.4 3.3 5.5 3.7 0.3 .. 0.6 0.8 0.1 0.3 0.3 0.4 0.3 3.5 6.8 5.0 0.5 1.1 0.4 0.3 0.0 0.5 2.3 1.1 0.1 0.3 1.8 1.9 1.6 .. 0.9 0.2 0.9 0.0 0.3 0.5 0.4 0.3 0.6 1.2 0.3 44.3 51.6 39.8 35.3 90-94 509544.9 100.0 53.7 5.6 6.8 0.4 3.8 11.3 8.7 17.0 2.7 0.6 0.6 0.1 0.1 1.2 0.0 0.3 2.0 0.9 0.8 0.3 41.6 1995 832243 100.0 74.9 3.0 6.0 11.0 2.6 4.9 11.3 35.9 5.7 1.4 1.5 0.3 1.9 0.7 0.1 0.3 2.1 1.0 0.8 0.4 38.8 FUENTE: OCDE [1996a] Esos elevados porcentajes de participación de los países latinoamericanos en los años setenta y comienzos de los ochenta, se dieron principalmente respecto de los créditos bancarios internacionales, según se ve en el Cuadro 33 (los montos para cada año del periodo se presentan en el Cuadro XIII del Anexo Estadístico). Respecto de dichos créditos, la participación conjunta de los siete mayores países de la región alcanzó un máximo de 26 por ciento del total como promedio del quinquenio 1975-79 (con un tope anual de 30 por ciento en 1979, según se ve en el Cuadro XIII del Anexo), luego de lo cual disminuyó aceleradamente hasta llegar a menos de 1 por ciento para el periodo reciente. Por el contrario, la participación del G-7 en la recepción de préstamos internacionales ha ido creciendo a lo largo de todo el periodo, pasando de 21 por ciento en la segunda mitad de los años setenta a más de tres cuartos del total para 1995, crecimiento éste que ha estado explicado en su casi totalidad por la mayor absorción de préstamos de los Estados Unidos, que por sí solo en lo que va de los años noventa ha recibido alrededor de la mitad del total de créditos bancarios internacionales, en tanto que hace veinte años recibía menos de un 4 por ciento de dicho total. CUADRO 33 CRÉDITO POR PRESTATARIOS, 1975-95 75-79 80-84 85-89 TOTAL (Promedio anual, en millones de US$) 47253.4 78927.1 86786.5 COMPOSICIÓN PORCENTUAL 100.0 100.0 100.0 G-7 20.9 27.8 51.8 Canadá 5.1 5.2 4.4 Francia 3.5 3.1 4.6 Alemania 0.0 0.0 0.9 Italia 3.1 6.0 5.3 Japón 0.4 0.2 1.2 Reino Unido 5.3 2.6 15.8 Estados Unidos 3.5 10.7 19.6 AMÉRICA LATINA (7 PAÍSES) 25.8 22.6 5.6 Argentina 2.2 2.1 1.3 Brasil 8.2 7.8 1.2 Chile 0.9 1.7 0.3 Colombia 0.5 0.8 0.9 México 10.1 7.4 1.8 Perú 0.6 0.7 0.0 Venezuela 3.2 2.2 0.0 - ASIA (TRES PAÍSES) 3.1 3.1 3.7 China 1.5 0.4 2.2 Tailandia 0.3 0.8 0.9 Malasia 1.3 1.9 0.6 OTROS PAÍSES 50.0 46.5 38.9 TOTAL 100 100 100 90-94 121661.6 100.0 74.8 3.9 3.9 1.2 5.0 0.7 11.3 48.8 1.4 0.2 0.1 0.2 0.0 0.6 0.0 0.4 5.3 2.3 2.1 0.9 18.5 100 1995 368436.8 100.0 75.6 1.9 3.2 4.1 3.6 0.2 9.7 52.9 0.9 0.4 0.1 0.2 0.0 0.2 0.0 ... 2.8 1.1 1.4 0.2 20.7 100 FUENTE: OCDE [1996a] En la emisión de bonos internacionales, la participación del G-7 si bien ha sido fluctuante, ha variado bastante menos en comparación con los créditos, y a diferencia de éstos no ha presentado una tendencia sostenida al alza o a la baja. Para el caso de los bonos, la participación conjunta de los siete países más industrializados en las emisiones totales ha fluctuado entre 40 y 60 por ciento del total (véanse cuadro 34 y cuadro XIV del Anexo), destacando en el interior de ellos tanto la menor presencia de las emisiones de Canadá, como el incremento de las emisiones japonesas. Para el caso de las principales economías latinoamericanas, en el mismo cuadro 34 se observa que, aunque en los años noventa la participación alcanzada por sus emisiones de bonos internacionales es sustancialmente mayor a los niveles mínimos de 1985-89, con eso se ha logrado apenas superar la presencia que dichas emisiones tuvieron en distintos momentos de los años sesenta y setenta, si bien todo ello ocurre en un total de emisiones que se ha incrementado exponencialmente a lo largo del periodo. CUADRO 34 EMISIONES TOTALES DE BONOS INTERNACIONALES, POR PAÍSES 1970-95 65-69 70-74 75-79 80-84 85-89 90-94 1995 TOTAL (Prom. Anual, en mill. de US$) 5136.38 8290.02 32501.36 70463.88 211716.50 356392.86 460658.00 COMPOSICIÓN PORCENTUAL 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 G7 56.56 47.19 41.38 57.32 65.10 50.99 41.51 Canadá 26.18 16.18 17.19 10.94 5.85 6.64 3.27 Francia 2.08 3.52 6.09 8.41 6.08 8.41 5.35 Alemania 1.59 1.29 1.10 1.93 4.45 0.46 ... Italia 1.62 1.75 0.63 2.41 3.33 3.70 2.96 Japón 2.12 1.38 7.74 14.03 23.54 15.90 8.42 Reino Unido 2.74 8.39 3.72 3.21 8.94 8.53 5.56 Estados Unidos 20.23 14.67 4.90 16.38 12.92 7.35 15.96 AMÉRICA LATINA (7 PAÍSES) 3.09 1.54 3.28 1.66 0.14 3.09 3.87 Argentina 0.81 0.13 0.46 0.10 0.00 0.76 1.09 Brasil 0.08 0.00 0.01 0.14 0.03 0.80 1.28 Chile 0.00 0.00 0.08 0.03 0.00 0.02 0.11 Colombia 0.03 0.11 0.00 0.04 0.01 0.08 0.16 México 1.78 1.14 1.91 1.22 0.03 1.22 1.16 Perú 0.19 0.00 0.02 0.00 0.00 0.01 ... Venezuela 0.20 0.15 0.80 0.13 0.07 0.21 0.08 ASIA (DOS PAÍSES) 0.25 0.10 0.36 1.02 0.42 0.50 0.76 Tailandia 0.00 0.00 0.15 0.21 0.13 0.35 0.30 Malasia 0.24 0.10 0.21 0.81 0.29 0.15 0.46 OTROS PAÍSES 40.10 51.17 54.98 40.01 34.34 45.41 53.85 TOTAL 100 100 100 100 100 100 100 FUENTE: OCDE [1996a] III.3.- EL COMPONENTE EXTERNO DE LA ACTIVIDAD DE LAS BOLSAS DE VALORES. Como complemento a la información que hemos venido revisando de la OCDE, sobre el comportamiento de los mercados financieros internacionales en sus componentes tradicionales de bonos y créditos bancarios, en este tercer punto del apartado nos interesa centrarnos brevemente en aspectos más directamente vinculados a la creciente importancia que han ido adquiriendo las operaciones "externas" en el funcionamiento de las bolsas de valores y, en general, en el despliegue de la "innovación financiera", para lo cual nos apoyaremos en estadísticas proporcionadas por el FMI. Más allá de las cuantificaciones parciales que a continuación presentaremos, lo central que nos interesa destacar es que la diversificación internacional en las ventas, en las compras y en la intermediación de todo tipo de valores, la búsqueda de oportunidades de arbitraje y de especulación en un escenario que abarca a la totalidad del mundo, las facilidades técnicas e institucionales que han permitido la mayor movilidad internacional de las inversiones de cartera y, con todo ello, la creciente interpenetración e integración de los distintos mercados financieros, son tendencias que están situadas en el corazón mismo del proceso de innovación financiera que hemos descrito en apartados anteriores, asignándole a dicho proceso muchos de sus rasgos principales y, por cierto, también muchos de los problemas que han acompañado a la innovación. Teniendo presente los elevados grados en que el dinamismo global, de las relaciones económicas, y de las actividades financieras, está concentrado en las principales economías, una aproximación general a lo que queremos señalar se desprende de los Cuadros 35 y 36, que están referidos a los países del G-7. En el primero de esos cuadros, se presentan para esos países los flujos brutos y netos de las inversiones extranjeras directas y de las inversiones de portafolio, y las diferencias de comportamiento entre ambos flujos saltan a la vista. Si bien las inversiones directas brutas han aumentado de manera importante, multiplicándose por 31 entre 1970 y 1997, las inversiones de cartera se han multiplicado casi por 200, llegando para el último de esos años a un monto global que es más del doble del correspondiente a las inversiones directas brutas. CUADRO 35 G7: CRECIMIENTO DE LOS FLUJOS BRUTOS Y NETOS DE INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA Y DE CARTERA (en miles de millones de dólares) 1970 1975 1980 1985 1990 1995 FLUJOS BRUTOS Inversión extranjera directa Inversión en portafolio FLUJOS NETOS Inversión extranjera directa Inversión en portafolio FUENTE: FMI [1998a,187] 1966 1997 14.45 5.26 34.25 27.1 82.82 60.93 7594 233.44 283.24 329.63 369.01 764.34 357.53 1162.6 448.32 1040.2 -4.05 1.42 -9.93 8.53 -8.14 16.02 -12.66 25.03 -59.58 41.36 -83.12 186.53 -87.41 267.37 -92.6 272.51 En el Cuadro 36, se entrega una estimación en la cual las transacciones extrafronterizas en bonos y acciones están presentadas como porcentaje del PNB para seis de los países del G-7. Allí se ve que en 1975 y hasta en 1980, en ninguno de esos seis países dichas transacciones equivalían a más de un dígito del PNB, en tanto que en 1997 los porcentajes llegan a tres dígitos –con la excepción de Japón en que la cifra es 94 por ciento, y en donde el máximo se alcanzó a fines de los años ochenta–, habiendo casos extremos como los de Canadá e Italia , en que las transacciones alcanzan más de 300 por ciento y más de 600 del PNB, respectivamente. CUADRO 36 TRANSACCIONES EXTRAFRONTERIZAS EN BONOS Y ACCIONES* Estados Unidos Japón Alemania Francia Italia Canadá 1975 1980 1985 4 2 5 9 8 7 5 1 9 35 62 33 21 4 27 1 3 (como porcentaje del PNB) 1989 1990 1991 1992 101 156 66 52 18 55 89 119 57 54 27 65 96 92 55 79 60 83 107 72 85 122 92 114 1993 1994 1995 1996 1997 129 78 170 187 192 114 131 60 158 197 207 208 135 65 172 187 253 189 160 79 199 258 470 251 213 96 253 313 672 358 * Ventas y compras de activos entre residentes y no residentes. Fuente: FMI [1998a: 187] En lo que se refiere específicamente a las emisiones internacionales de acciones –que según se recordará no estaban incluidas en las estadísticas de la OCDE presentadas en el punto anterior de este apartado–, ellas se han ido transformando en una porción crecientemente importante de la colocación total de acciones de las empresas, las cuales cada vez en mayor medida han ido volcando dicha colocación hacia el exterior de sus países de origen. El rápido crecimiento en montos absolutos que han tenido las emisiones internacionales de acciones, puede ser visto en el Cuadro 37, en el cual se entregan para el periodo 1990-97 las cifras correspondientes a 29 países desarrollados y atrasados. Allí se observa que para una buena parte de los países, entre el primero y el último de esos años dichas emisiones se han multiplicado por varias veces, de tal manera que en el conjunto de ellos la cifra de 1990 creció en siete veces para 1997, alcanzando en el último de esos años un monto total de 57 mil millones de dólares; y, si de los 29 países se considera sólo a los 17 que en 1990 realizaron emisiones, el monto para 1997 llega a los 44800 millones, que equivale a 6 veces el de 1990. CUADRO 37 EMISIONES INTERNACIONALES DE ACCIONES DE PAÍSES INDUSTRIALIZADOS Y PAÍSES EN DESARROLLO (en millones de dólares) 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 PAÍSES 1990-97 Crecim. (%) INDUSTRIALIZADOS Estados Unidos 990 Japón 480 Alemania 57 Francia 777 Italia 132 Reino Unido 3103 Canadá 111 Holanda 432 Suecia 211 Suiza 0 Bélgica 0 Luxemburgo 0 P. EN DESARROLLO POR REGIONES ÁFRICA Sudáfrica 0 ASIA Hong Konk 0 Indonesia 586 Corea 40 Malasia 0 Filipinas 40 Singapur 152 Tailandia 83 EUROPA República Checa 0 Hungría 52 Polonia 0 Turquía 46 AMÉRICA LATINA Argentina 0 Brasil 0 Chile 98 México 0 Venezuela 0 FUENTE: FMI [1998a, 188] 2230 0 981 1109 583 4028 450 536 6 0 0 0 4228 47 400 1213 756 3003 205 65 13 353 0 0 4664 28 469 3421 797 1775 471 1267 940 472 265 109 3731 0 2795 5850 2644 870 780 3330 2101 75 0 363 4470 111 6023 4348 2281 3966 1477 4071 1121 671 210 115 4072 438 7028 5278 4488 6281 1345 5817 2141 0 845 797 3081 792 3614 7336 8441 8656 2365 3693 2246 1449 845 341 211.2 65 6240.4 844.1 6294.7 179 2030.6 754.9 964.5 ... ... ... 143 154 0 176 331 609 698 ... 271 117 200 0 77 184 91 230 119 150 385 333 283 4 837 299 328 0 126 564 725 320 1359 1168 0 947 301 759 1206 112 1310 1294 886 475 531 3278 1215 1051 155 489 344 151 3568 462 630 314 265 702 28 ... -21.2 1475 ... 562.5 361.8 -66.3 0 81 0 0 0 21 0 0 0 8 0 178 10 200 0 375 32 274 70 52 104 227 17 12 0 1589 695 368 ... 2955.8 ... 700 360 0 0 3531 0 392 133 129 3077 146 2655 0 288 2913 42 735 1028 799 1679 0 0 296 224 0 0 217 387 297 668 904 1627 2251 563 550 95 ... ... 474.5 ... ... Esa internacionalización en la colocación de valores no sólo ha ocurrido respecto a la emisión de acciones por parte de las empresas, sino también en relación a los títulos de deuda pública emitidos por los gobiernos. Según se ve en el Cuadro 38, los inversionistas no residentes han ido adquiriendo porcentajes crecientes de dichos títulos en los siete países desarrollados allí considerados, con dos situaciones extremas: por una parte Japón, en donde la participación de los no residentes es la más baja, con porcentajes que no llegan al 6 por ciento de los valores de deuda pública; y, por otra parte, Estados Unidos, en donde dicha participación alcanza el 40 por ciento de los valores, porcentaje éste que es casi el triple del que se daba en 1983. CUADRO 38 PARTICIPACION DE INVERSIONISTAS NO RESIDENTES EN VALORES DE LA DEUDA PÚBLICA* (en porcentajes del total de la deuda pública) EE.UU. Alemania Italia R. Unido Japón Canadá Bélgica 1983 14.9 ... 14.1 ... ... 10.7 13.2 1984 15.4 ... 14.6 ... 7.2 11.3 14.6 1985 15.2 3.7 16.3 ... 7 12.4 13.9 1986 16.1 3.3 20.1 ... 8 16.1 14.7 1987 16.6 3.3 21.2 ... 10.7 15.5 15.5 1988 18.4 2 20.7 ... 12.2 15.7 17.5 1989 20.8 3 22.1 ... 13.7 16.3 19.2 1990 20.1 4.4 20.9 4.4 14.7 17.4 19.3 1991 20.1 5.8 23.1 5.2 15.2 19 22.7 1992 20.4 5.5 25.6 6.2 17.6 20.2 21.5 1993 22.2 5.4 32.8 10.1 19.6 21.8 23.3 1994 22.8 5.9 25.9 12.2 20.7 22.6 21.4 1995 28.3 4.3 28.2 13.2 18.8 23.3 21.5 1996 35 4.3 29.3 15.9 ... 23.8 20.8 1997 40.1 ... ... ... ... 23.1 21.9 * Cifras al 31 de diciembre de cada año; las definiciones de "deuda pública" varían entre países. Fuente: FMI (1998a; 190) Finalmente, interesa destacar que las cifras que dan cuenta de una creciente presencia de inversionistas no residentes en el destino de las emisiones de valores de las empresas y de los gobiernos, tienen como contrapartida un peso cada vez mayor de valores procedentes del exterior en las carteras de los inversionistas que se mueven en los distintos mercados financieros, y que en ese proceso de incremento de compras de valores extranjeros han jugado un importante papel los inversionistas institucionales. Dichos inversionistas han mostrado una marcada tendencia –mucho más acentuada que en los pequeños inversionistas individuales– a diversificar internacionalmente su cartera de activos financieros, lo cual ha influido en que dicha diversificación haya impregnado al conjunto del mercado en la misma medida en que esos inversionistas han ganado importancia en el total de operaciones de compra. En el sentido recién señalado, en el Cuadro 39 se entregan algunas cifras que dan cuenta de la rápida internacionalización ocurrida en la tenencia de valores de los inversionistas institucionales, para cinco países industrializados. En la casi totalidad de los países y de los tipos de inversionistas allí considerados, se dan crecimientos importantes en la participación de los valores extranjeros, destacando a nivel de países el Reino Unido, donde la participación de esos valores es de un 20 por ciento para los fondos de pensiones, un 14 por ciento para las compañías de seguros y un 35 por ciento para los fondos mutuales, alcanzando dichos fondos mutuales también los niveles máximos de participación de valores extranjeros –en comparación con los demás tipos de inversionistas institucionales– en Alemania y en Canadá. CUADRO 39 ALGUNOS PAÍSES INDUSTRIALIZADOS: TENENCIAS DE VALORES DE INVERSIONISTAS INSTITUCIONALES, EMITIDOS POR NO RESIDENTES (en porcentajes de los activos totales de los inversionistas institucionales) 1980 1988 1990 1991 1992 1993 1994 1995 FONDOS DE PENSIÓN Estados Unidos 0.7 2.7 4.2 4.1 4.6 5.7 ... ... Japón 0.5 6.3 7.2 8.4 8.4 9 ... ... Alemania ... 3.8 4.5 4.5 4.3 4.5 5 ... Reino Unido 7.9 16.3 17.8 20.6 19.5 20 19.8 19.8 Canadá (1) 4.6 5.9 6.4 8.6 10.2 11.6 12.9 14.2 CÍAS. DE SEGUROS DE VIDA Estados Unidos 4.1 3.6 3.6 3.6 Japón (2) ... ... 13.5 12.5 Alemania 0.6 0.6 1 1 Reino Unido 4.1 9.4 10.7 12.2 Canadá (1) 0.3 1.5 1.1 1.2 FONDOS MUTUALES Estados Unidos ... ... 6.6 ... Japón (3) ... 9.1 7.9 13 Alemania ... ... ... .... Reino Unido 17.9 33 31 34.3 Canadá (1) 19.9 19.4 17.5 16.1 (1) Inversiones de no residentes; (2) Solo letras y bonos; (3) inversiones en créditos FUENTE: FMI [1998a; 185] 3.7 11.4 ... 12.4 0.7 ... 9 ... 13.3 0.5 ... 6.7 ... 13.5 0.5 ... 6.9 ... 14.2 2.4 10.1 9.9 ... 35.2 17 ... ... 24.8 35.8 20 ... ... 20.3 36.4 24 ... ... 20.2 34.5 24.6 Como complemento a esa información, en el Cuadro 40 se entregan para 1996 cifras más desglosadas sobre el mismo punto, las cuales están tomadas de otra fuente y abarcan a un mayor número de países. Según se desprende de esa información, en cuatro de los países allí considerados los mayores niveles de diversificación internacional del portafolio de los inversionistas institucionales corresponden a los fondos de pensiones, en tanto que en otros cuatro países esos mayores niveles se dan en las compañías de inversión y en un país en las compañías de seguros. Más allá de esa disparidad de situaciones, en casi todos los casos –los once países y los tres tipos de inversionistas, con la sola excepción de las compañías de seguros de Japón y de Francia– la mayor diversificación internacional se da en la tenencia de acciones, con situaciones extremas como los fondos de pensión de Holanda y las compañías de inversión de Suiza, en donde más de la mitad de las tenencias en acciones corresponden a valores extranjeros. CUADRO 40 DIVERSIFICACIÓN INTERNACIONAL DEL PORTAFOLIO DE LOS INVERSIONISTAS INSTITUCIONALES, 1996 (instrumentos extranjeros, como porcentaje del total de cada tipo de instrumento en poder de los inversionistas institucionales) FONDOS DE PENSIÓN COMPAÑÍAS DE SEGUROS (1) CÍAS. DE INVERSIÓN PAÍSES Estados Unidos Japón Alemania Francia TOTAL 11 23 4 .. ACCIONES 16 35 21 .. TOTAL 7 13 .. 1(2) ACCIONES 4 10 .. 1 (2) TOTAL 7 .. .. .. ACCIONES 10 .. .. .. Italia Reino Unido Canadá .. 28 17 .. 28 37 15 18 26 (3) 40 19 30 (3) 16 15 37 34 16 40 Australia Holanda Suecia Suiza (1)1995; (2) 1994; (3) 1991 FUENTE: BIS [1998a: 89] 20 30 6 16 27 58 27 33 22 18 16 .. 29 21 36 .. .. 7 20 49 11 9 23 51 III.4.- LAS OPERACIONES DE CAMBIO DE MONEDAS. Para cerrar este tercer apartado del trabajo, nos interesa centrar brevemente la atención en las operaciones de cambio de moneda, dado que ellas se han transformado en una suerte de expresión concentrada de las tendencias que se han venido desplegando en la economía internacional. Al amparo del sistema de flotación de los tipos de cambio, vigente desde el quiebre de los acuerdos de Bretton Woods, la compra-venta de divisas al contado y a plazo a través de billetes, monedas, transferencias bancarias, giros, cheques de caja y de viajero, ha ido adquiriendo magnitudes cada vez mayores conforme han avanzado los años setenta, ochenta y noventa, alcanzando sobre todo en los últimos quince años un nivel de transacciones que ha transformado al mercado cambiario en el más grande y de más rápido crecimiento de la economía mundial. Dichas operaciones, realizadas por clientes al menudeo, empresas, corredores, cambistas, bancos, casas de cambio, bancos centrales y tesorerías de gobierno, se han multiplicado al amparo de las necesidades crecientes de moneda extranjera para llevar a cabo transacciones vinculadas al comercio internacional y a los flujos de inversión directa, y sobre todo, para la realización de aquellas operaciones financieras y especulativas cuyo acelerado crecimiento hemos revisado a lo largo de este apartado. Sin embargo, lo que más nos interesa destacar es que –según ya vimos parcialmente en un apartado anterior, al revisar las operaciones con derivados– una parte importante y cada vez mayor de las operaciones cambiarias gira en torno a la utilización de las divisas no como forma dineraria transitoriamente asumida por capitales o por flujos de ingreso personal, sino como un activo a partir del cual se obtienen ganancias por arbitraje, o que sirve de reserva de valor y con cuyo precio futuro se especula. En ese contexto, y a pesar de las múltiples dificultades de cuantificación de las transacciones de monedas, las cifras disponibles indican un crecimiento desmesurado de dichas transacciones. Según se ve en el Cuadro 41, los cálculos del Banco Internacional de Pagos indican que para los últimos 12 años el movimiento global estimado en el mercado de cambios para los instrumentos tradicionales –luego de los ajustes para evitar que cada operación aparezca doblemente contabilizada– ha aumentado en ocho veces, pasando de un monto diario de 188 mil millones de dólares en 1986 a un monto de un billón y medio de dólares en 1998. CUADRO 41 MEDICIÓN DE LA ACTIVIDAD GLOBAL TRADICIONAL DEL MERCADO DE CAMBIOS 1 (movimiento diario promedio; miles de millones de dólares) Abr-86 Abr-89 Abr-92 Abr-95 Movimiento total reportado Ajuste por doble contabilidad local Mov. Total reportado, neto de doble Contabilidad local ("neto-total") Ajuste por doble contab. extra-fronteriza Mov. Total reportado ("neto-neto") del cual: transacciones extrafronterizas Estimación de brechas en los reportes Movimiento global estimado Abr-98 ,, ,, ,, 907 -189 718 1293 -217 1076 1864 -293 1572 2337 -366 1971 ,, -184 -291 -435 -537 ,, 534 785 1137 1434 ,, ,, 392 611 768 ,, 188 56 590 35 820 53 1190 56 1490 1Las cifras incluyen transacciones al contado, transacciones anticipadas y permutas de tipo de cambio. La información está basada en estudios de las actividades de los tres principales mercados cambiarios (Londres, Nueva York y Tokio) para 1986, en mercados cambiarios de 21 países para 1989, en mercados de 26 países para 1992 y 1995, y en mercados de 43 países para 1998. Fuente: BIS (1996) y (1998b) Si bien en el total de movimientos del mercado de cambios participan las distintas monedas nacionales, unas pocas de ellas aparecen reiteradamente en las transacciones, tanto en respuesta a la participación del respectivo país en la economía internacional, como en la medida en que dichas monedas en diverso grado actúan como divisas. Al respecto, en el Cuadro 42 se ve que la principal moneda utilizada es el dólar, con una participación que en los últimos 10 años ha fluctuado entre el 41 por ciento y el 45 por ciento del total, seguido a bastante distancia por el marco y el yen, de tal manera que para 1998 en promedio una de esas tres monedas estuvo presente en siete de cada diez operaciones realizadas en el mercado cambiario. CUADRO 42 COMPOSICIÓN DE MONEDAS EN LA ACTIVIDAD TRADICIONAL DEL MERCADO DE CAMBIOS 1 (composición porcentual del promedio diario de actividad) MONEDAS Dólar Estadounidense Marco Alemán Yen Japonés Libra Esterlina Franco Francés Franco Suizo Dólar Canadiense Dólar Australiano ECU y otras monedas del SME Otras monedas Total de Monedas Abr-89 Abr-92 Abr-95 Abr-98 90 27 27 15 2 10 1 2 4 22 200 82 40 23 14 4 9 3 2 12 11 200 83 37 24 10 8 7 3 3 15 10 200 87 30 21 11 5 7 4 3 17 15 200 1Según los reportes de cada uno de los lados de la transacción. Las cifras están referidas a movimientos "netos-netos". Fuente: [BIS, 1996: 8 y 1998b] En términos de los países que concentran la actividad cambiaria, en el Cuadro 43 se ve –según la estimación de operaciones "neto total"– que el primer lugar lo ocupa el Reino Unido, a tal punto que para 1998 se realizó allí casi un tercio de las operaciones, y entre ese país, Estados Unidos y Japón –o, en el interior de ellos, principalmente en las plazas de Londres, Nueva York y Tokio– concentraron un 55 por ciento del total de transacciones (la información desglosada para 43 países, se encuentra en el Cuadro XV del Anexo Estadístico). CUADRO 43 PAÍSES QUE CONCENTRAN LA ACTIVIDAD GLOBAL TRADICIONAL DEL MERCADO DE CAMBIOS 1 (millones de dólares y porcentajes) Abr-89 Abr-92 Total de operaciones ("neto-total") En miles de millones de dólares Composición porcentual Alemania Estados Unidos Francia Hong Kong Japón Singapur Suiza Reino Unido Otros países 717.9 100 ,, 16 3 7 15 8 8 26 17 1076.2 100 5 16 3 6 11 7 6 27 19 Abr-85 Abr-98 1571.8 100 5 16 4 6 10 7 6 30 16 1971 100 5 18 4 4 8 7 4 32 18 1Las cifras están depuradas de doble contabilidad de operaciones locales ("neto-total"). FUENTE: BIS (1998b; 8) A esa concentración por monedas y por países de las operaciones en el mercado cambiario, se agregan al menos otros tres rasgos presentes en la actual estructura de dicho mercado: -Por una parte, y como consecuencia de un uso intensivo de los avances ocurridos en la informática y las telecomunicaciones, un porcentaje cada vez mayor de las transacciones cambiarias se realiza por medio de redes electrónicas. En particular, han ganado presencia los "sistemas automatizados de correlación de órdenes", a través de los cuales la oferta y demanda de monedas es automáticamente vinculada con métodos computacionales; para el caso de Estados Unidos [Banco de la Reserva Federal de Nueva York; 1998, 2], las transacciones en el mercado de cambios realizadas por ese procedimiento se incrementaron más de tres veces entre 1995 y 1998 –llegando a un monto diario de 47 000 millones de dólares–, y explicaron en gran medida la pérdida de participación que durante ese periodo tuvo el comercio directo entre operadores, sobre todo en las transacciones al contado en las cuales dicha participación cayó de 62 por ciento a 49 por ciento. -Por otra parte, en el mercado cambiario se da una alta concentración de las transacciones en un pequeño número de firmas operadoras. Para el caso de los Estados Unidos [Banco de la Reserva Federal de Nueva York; 1998, 2 y 8], tanto en 1995 como en 1998 la participación en el mercado, correspondiente a las cinco principales firmas fue de alrededor de un 30 por ciento del total, y la participación correspondiente a las 10 principales firmas pasó de 48 por ciento a 51 por ciento durante ese periodo. -En tercer lugar, en el aumento total de las operaciones en el mercado de cambios, una parte cada vez menor ha venido correspondiendo a las transacciones al contado, y una porción creciente a instrumentos derivados –que, según se recordará, son un vehículo privilegiado de actividades especulativas–, de tal manera que los contratos anticipados y de permutas de tipos de cambio, que en 1989 representaban un 41 por ciento del total, para 1998 representaron un 60 por ciento (véase Cuadro 44). Como síntesis de lo que hemos revisado en los párrafos precedentes, el punto que más nos interesa destacar es que, tanto las transacciones totales de monedas, como aquellas específicamente relacionadas con instrumentos derivados de los tipos de cambio, han alcanzado montos que difícilmente pueden justificarse en términos de las necesidades vinculadas a la importación y exportación de bienes y servicios, a la realización de operaciones financieras internacionales asociadas a activos distintos de las propias divisas y de los tipos de cambio, a la colocación de inversiones directas y la remisión de utilidades, a la variación en las reservas internacionales, etc. En el sentido anterior, la absoluta desproporción que existe entre el monto de un billón y medio de dólares alcanzado por las transacciones en el mercado de cambios, y los montos mucho menores de compra venta de monedas que se desprenderían directamente del desenvolvimiento del comercio internacional, puede ser vista en el Cuadro 44; allí se observa que en tan sólo 4 días se mueve en el mercado cambiario un volumen que es superior a la totalidad de las exportaciones mundiales anuales de bienes y servicios. Así también, en el mismo Cuadro 44 el movimiento diario de operaciones en el mercado de cambios se compara con el total de reservas de divisas en poder de las autoridades monetarias, y de esa comparación resulta que para abril de 1998 en un solo día de operaciones cambiarias se mueve un monto que equivales a un 86 por ciento de las reservas internacionales totales en poder de los gobiernos, lo cual habla por sí solo de la muy escasa capacidad que han llegado a tener las autoridades para actuar ante los ataques especulativos contra la moneda, en una situación que Watkins [1997, 6] resume diciendo que "ha cambiado fundamentalmente el balance de poder entre gobiernos y especuladores financieros". CUADRO 44 PRINCIPALES INSTRUMENTOS DEL MERCADO DE CAMBIOS 1 (movimiento diario promedio; miles de millones de dólares y porcentajes) Abr-86 Abr-89 Abr-92 INSTRUMENTOS TRADICIONALES - Transacciones al contado (mmd) 2 Abr-95 Abr-98 ... 350 400 520 590 - Contratos Anticipados y permutas de tipos de cambio (mmd)2 ... 240 420 670 900 TOTAL DE INSTRUMENTOS TRADICIONALES (mmd) Instrumentos tradicionales como porcentaje de: - Las exportaciones mundiales de bienes y servicios -Reservas totales (menos oro) OTROS INSTRUMENTOS DERIVADOS - Permutas de monedas - Opciones - Otros 188 590 820 1190 1490 7.4 36.7 ,, ,, ,, ,, 15.8 75.9 ,, ,, ,, ,, 17.4 86 ,, ,, ,, ,, 19.1 84.3 45 4 41 1 30.1 85.8 97 10 87 0 1Montos ajustados respecto de doble contabilidad en operaciones locales e internacionales; 2 Incluye estimaciones de brechas de los reportes. Fuente: en base a datos del FMI (1998a) y (1999) y del BIS (1996) y (1998b) Finalmente, cabe señalar que el desmesurado crecimiento y alta volatilidad del mercado cambiario, la creciente incapacidad de las autoridades para actuar sobre ese mercado y el importante porcentaje de las transacciones que en él están vinculadas a la especulación con monedas u otros activos, así como la estrecha relación existente entre las "corridas cambiarias", las salidas masivas de capitales y el estallido de crisis económicas en distintos países "emergentes", han empujado a que una parte importante de los actuales debates sobre el desenvolvimiento de la economía internacional estén centrados en la necesidad de aplicar algún tipo de restricciones al cambio de monedas, de tal manera que por ese medio se logren reducir las extremas facilidades de que hoy gozan los mayores capitales, para desplazarse en poco tiempo y grandes volúmenes de una a otra parte del planeta y para provocar con ese desplazamiento problemas que, en muchos casos, guardan una muy escasa relación con la situación existente en las economías desde las que se retiran y a las cuales empujan a la crisis. Con base en consideraciones como las recién señaladas, y a la luz de evidencias como las que hemos revisado a lo largo de las páginas anteriores, desde una perspectiva keynesiana se ha venido replanteando la posible aplicación de un impuesto sobre las transacciones de monedas, el llamado "Impuesto Tobin", como una manera de poner "arena" en el engranaje del sistema monetario internacional para recuperar un mínimo de estabilidad en el movimiento de capitales y avanzar hacia una corrección de las inmensas distancias que hoy existen entre el comportamiento de los mercados financieros –incluyendo sus altos componentes especulativos– y el desenvolvimiento de resto de la actividad económica. Como su nombre lo indica, la propuesta inicial correspondió a James Tobin [1978], el cual la formuló hace más de veinte años para desalentar el cambio de monedas con fines especulativos y, con ello, disminuir las grandes fluctuaciones que ya en ese entonces caracterizaban al comportamiento de los tipos de cambio, buscando como objetivo inmediato reducir la velocidad de respuesta de los flujos financieros ante los cambios de precios internacionales. En las décadas siguientes, el mismo Tobin ha mantenido los aspectos básicos de su propuesta (véase Eichengreen, Tobin y Wyplosz [1995] y Tobin [1997] y [1998]) argumentando que su aplicación haría compatible el sistema de cambios flexible con los movimientos internacionales de dinero y capital, y recuperaría un mayor margen de autonomía para las políticas monetarias y macroeconómicas internas. 57 Su perspectiva del escenario sobre el que hay que actuar, es la siguiente [Tobin; 1997, 3-4]: "Las innovaciones en la tecnología de la computación y las comunicaciones, los nuevos mercados e instituciones y las olas de desregulación han desatado un diluvio de transacciones financieras domésticas e internacionales. Están comprometidos vastos recursos de la inteligencia humana. Evidentemente, sólo las transacciones brutas en divisas ascienden a un trillón [en español un billón , JE] de dólares diarios. Las economías de escala son enormes. Los costos de la transacción son pequeños y virtualmente independientes de la cantidad transada. El arbitraje o las transacciones especulativas en divisas son tan grandes que los porcentajes minúsculos de variación del precio dan enormes ganancias o pérdidas en el capital comprometido. Los resultados de los mercados financieros chocan con las economías reales locales, nacionales o internacionales, donde los ajustes son lentos, las transacciones son 57 Respecto de ese mayor margen que reivindica para la política monetaria interna, en los mismos documentos que estamos citando establece que la otra posibilidad sería desaparecer las monedas nacionales a través de una unificación monetaria, pero en relación a esa alternativa hace las siguientes consideraciones, que a nuestro juicio son altamente adecuadas en el momento actual, en que la "dolarización" se discute en México y otros países de América Latina [Tobin; 1998, 5]: " ... una vez que el Banco Central no puede hacer política monetaria, un siguiente paso lógico es la 'dolarización' –o 'yenización' o 'euroización'– permitiendo que una de las monedas fuertes llegue a ser medio de pago y unidad de cuenta del país pequeño. Esto tiene algunas ventajas. El problema, obviamente, es que el gran banco central no tiene motivo para considerar las condiciones y los intereses del satélite. El mismo problema surgirá en la Unión Monetaria Europea, pero en ese caso el banco central tiene responsabilidad hacia todos los miembros de la Unión". costosas y el transporte es lento y caro, las substituciones son imperfectas y consumidoras de tiempo y las expectativas son confusas. "Cuando algunos mercados se ajustan en forma imperfecta se puede reforzar el bienestar por medio del ajuste de otros. El impuesto sobre las transacciones es una forma de echar arena en las ruedas de vehículos financieros super eficientes".58 Además del propio Tobin, distintos autores –en su mayoría keynesianos– han venido insistiendo en la aplicación de un impuesto sobre las transacciones monetarias, aunque desde luego que otros la han descartado con argumentos que van desde la no interferencia en los mecanismos de mercado hasta las dificultades administrativas que supondría su puesta en práctica.59 Entre quienes han hecho suya la propuesta del "Impuesto Tobin", hay al menos tres líneas recientes de "actualización" de la propuesta que merecen ser mencionadas: El impuesto se aplicaría ya no sólo a las transacciones con divisas al contado –como propuso inicialmente Tobin–, sino también a las transacciones con divisas a futuro [Félix; 1996, 196] o, incluso más, a todas las operaciones con derivados [Stecher; 1999, 4-5]. Como consecuencia de esas posibles ampliaciones en la aplicación del impuesto, sumadas al alto dinamismo que en general han mostrado los operaciones de cambio de moneda, el monto total recaudado alcanzaría volúmenes significativos, a diferencia de los montos más bien marginales que se desprendían de la propuesta original. A modo de ejemplo, según la propuesta que presenta D. Félix [1996], que implica un impuesto de 0.25 por ciento del valor de las operaciones –descontando alrededor de un tercio de ellas, correspondiente a "las transacciones oficiales exentas de impuesto y la evasión fiscal privada"–, con base en cifras de 1995 se recaudaría un total anual aproximado de 300 mil millones de dólares. Por consiguiente, adquiere importancia el posible destino de lo recaudado, así como la eventualidad de que dicha recaudación pudiera destinarse total o parcialmente a objetivos tales como el ataque a la pobreza, la ayuda para el 58 En el documento de 1995 que arriba hemos citado, la propuesta se dirige en particular a los países de la Unión Europea (UE). En ese documento [Eichengreen, Tobin y Wyplosz;1995, 328], luego de argumentar en general a favor de "'echar arena en las ruedas' de la financiación internacional", se plantea: "Para los países de la UE, que se esfuerzan por crear una unión monetaria, es la única manera política y económicamente factible de completar la transición hacia la Etapa III del proceso Maastricht". 59 Una revisión reciente de las posiciones a favor y en contra del "Impuesto Tobin", se encuentra en Stecher [1999]. Allí también se identifican las redes e iniciativas que a favor de la aplicación del impuesto se están impulsando en distintos países. desarrollo, etc. (Véase Stecher [1999]) La 60 posible aplicación de dos tasas de impuesto al cambio de monedas [Spahn; 1996], una baja para los periodos en que los mercados cambiarios estén operando normalmente, y otra alta para los periodos de "turbulencia cambiaria", que actuaría de manera automática –por ejemplo, ante un determinado nivel del tipo de cambio– cuando surgieran ataques especulativos contra la moneda local.61 60 Como ubicación del significado de esos 300 000 millones de dólares anuales basta la siguiente cita, que corresponde al Informe Sobre Desarrollo Humano de 1998 [PNUD; 1998, 30]: "Se estima que el costo de lograr y mantener acceso universal a la enseñanza básica para todos, atención de la salud reproductiva para todas las mujeres, alimentación suficiente para todos y agua limpia y saneamiento para todos es aproximadamente 44 mil millones de dólares por año". 61 Cabe mencionar que en el mismo número de Finanzas y Desarrollo donde apareció la propuesta de P. Spahn, se publicó otro artículo [Stotsky; 1996] en el cual se critica tanto a esa propuesta como a la idea general de aplicar algún impuesto a las transacciones en divisas. IV. LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA Y EL ACTUAL ESCENARIO ECONÓMICO MUNDIAL En este cuarto y último apartado del trabajo, estableceremos algunos vínculos entre el proceso de globalización financiera que hemos venido revisando, y el funcionamiento reciente de la economía mundial. Si bien la fuerza y profundidad alcanzadas por dicha globalización la han transformado en componente obligado de prácticamente todos y cada uno de los principales rasgos y tendencias presentes en el desenvolvimiento sistémico, nos centraremos únicamente en dos de esos rasgos: por una parte, en el escaso dinamismo de la actividad económica que ha estado presente desde el año 1997 y, por la otra, en los mayores niveles de desigualdad económica y social que han venido tomando cuerpo a lo largo de la presente década. En el escenario mundial, durante los años recientes esos dos rasgos han adquirido una presencia cada vez mayor, constituyéndose en problemas sistémicos de primer nivel, en cuya generación han jugado un papel central las modalidades asumidas por la globalización en general y sus aspectos financieros en particular, y es bajo esa perspectiva que nos moveremos en este apartado, revisando para ello tanto algunas tendencias que apuntan en esa dirección, como también distintos análisis en los cuales ha ido ganando fuerza el reconocimiento de esos problemas sistémicos. IV.1.- LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA Y EL RECIENTE CRECIMIENTO ECONÓMICO MUNDIAL Un primer punto que nos interesa destacar, es el referido al reciente deterioro de la actividad económica global, dado que en él los aspectos financieros han tenido un papel de primer orden. Como es sabido, desde mediados de 1997 las economías asiáticas, en oposición a su buen desempeño económico previo que incluso llegó a ser usado como ejemplo para otros países en desarrollo, cayeron en una profunda crisis a la cual se sumaron otros estallidos en Rusia y Brasil, todos los cuales han sido enfrentados con la aplicación de los tradicionales programas de ajuste por parte del FMI –devaluaciones, aumento de tasas de interés, reducción del crédito interno, restricción presupuestaria–,62 y con la adopción 62 En distintos trabajos se ha criticado el contenido que han tenido los programas de ajuste aplicados en Asia, los cuales agravaron los impactos de la crisis al hacer caso omiso de los rasgos presentes en las economías de esos países. Al respecto, por ejemplo, véase UNCTAD [1998a], CEPAL [1998b] y Kregel [1999]. de “compromisos oficiales de financiamiento” semejantes a los que se pusieron en marcha en la crisis mexicana de 1994-1995 (véase Cuadro 45), y que al igual que en el caso de México han tenido como principal objetivo el asegurar los reembolsos a los acreedores extranjeros. CUADRO 45 COM PROMISOS OFICIALES DE FINANCIAMIENTO ENTRE JULIO DE 1997 Y DICIEMBRE DE 1998 (en miles de millones de dólares) FMI BAD/BID* Bco. Mundial Bilateral Total 36.1 9.7 17.0 59.9 122.7 - Indonesia 11.2 4.5 5.5 26.1 47.3 - Corea 20.9 4.0 10.0 23.3 58.2 - Tailandia 4.0 1.2 1.5 10.5 17.2 Rusia 11.2 -- 1.5 9.9 22.6 Brasil 18.0 4.5 4.5 14.5 40.5 México 1995 17.8 1.3 1.5 21.0 51.6 ASIA * Banco Asiático de Desarrollo (BAD) y Banco Interamericano de Desarrollo (BID) FUENTE: en base a cifras de Banco Mundial [1999; 91] y BIS [1998a:134] A partir del estallido de la crisis asiática, y sobre todo desde octubre de 1997 en que se produjo una caída mundial de las bolsas de valores, los impactos de dicha crisis se hicieron sentir no sólo en los países inicialmente afectados, en Rusia y en Brasil , sino a nivel global, llevando a una disminución generalizada en el crecimiento de la producción y a profundas disminuciones en los precios internacionales de distintos productos. En lo que respecta a la producción global, en el Cuadro 46 se puede observar el escaso crecimiento que para 1998 se dio tanto en el producto mundial como en el PIB de los distintos países y regiones –con los EE.UU. como la única excepción de importancia–, y las violentas caídas ocurridas en los precios de las exportaciones. Así también, en el mismo cuadro se observan las sucesivas correcciones a la baja que, sobre todo respecto de los países "en desarrollo", el FMI fue introduciendo en sus proyecciones para 1998, a tal punto que en ese año el crecimiento del producto mundial terminó siendo la mitad de lo que se había proyectado en mayo y en octubre de 1997, y para el caso de las economías asiáticas el crecimiento de más de 6 por ciento inicialmente proyectado para 1998, terminó siendo una caída de 2.6 por ciento. CUADRO 46 PROYECCIONES SUCESIVAS DEL FMI SOBRE EL COMPORTAMIENTO DE LA ECONOMÍA MUNDIAL (en tasas anuales de crecimiento) Oct. Dic. Mayo 98 Oct. 98 Dic. 98 Fecha de la estimación May 97 97 97 1998 1998 1998 1998 199 199 199 199 1999 Año Estimado 9 8 9 8 Producción mundial 4.4 4.3 3.5 3.1 3.7 2.0 2.5 2.2 2.2 PIB Países industrializados 2.6 2.6 2.4 2.4 2.4 2.3 2.0 2.3 1.7 - EE.UU. 3.0 2.6 2.4 2.9 2.2 3.5 2.0 3.6 1.8 - Japón 3.0 2.1 1.1 0.0 1.3 -2.5 0.5 -2.8 -0.5 - Unión Europea 2.9 2.8 2.8 2.8 2.8 2.9 2.5 PIB de NICs-Asiáticos 6.1 6.0 3.6 1.8 4.5 -2.9 0.7 -2.6 0.5 PIB Países en Desarrollo 6.5 6.2 4.9 4.1 5.3 2.3 3.6 2.8 3.5 - África 5.2 5.0 4.7 4.6 4.9 3.7 4.7 3.6 3.8 - Asia 7.7 7.4 5.7 4.4 5.9 1.8 3.9 2.6 4.3 - Mdo. Ote y Europa 3.9 4.2 3.6 3.3 4.0 2.3 2.7 3.3 2.9 - Países en transición 4.7 4.1 3.4 2.9 3.4 -0.2 -0.2 -0.8 -1.9 - Hemisferio Occidental 5.1 4.4 3.5 3.4 4.3 2.8 2.7 2.5 1.5 Volumen de comercio Precio exportac. no petroleras 6.8 -0.3 6.8 -2.5 6.2 -2.8 6.4 -7.4 6.1 0.9 3.7 4.6 -13. 0.4 9 Precio exportaciones -6.7 -1.8 -1.8 -23. 9.2 -31. 9.3 petroleras 9 1 Fuente: FMI [1997c], [1997d], [1997e], [1998b], [1998c] y [1998d], [1999a]. 3.3 -14. 5 -30. 5 May 99 1999 2.3 2.0 3.3 -1.4 2.1 3.1 3.2 4.7 2.0 -0.9 -0.5 4.4 -3.2 3.8 -4.0 8.4 -8.3 Las grandes disparidades entre proyecciones y crecimiento real, expresan claramente la muy escasa capacidad que hubo para anticipar el estallido y profundidad de la crisis por parte de los organismos internacionales que, como el FMI, dedican grandes recursos y personal a la elaboración de predicciones sobre el comportamiento económico mundial.63 Y 63 En tal sentido, en el Informe de Comercio y Desarrollo 1998 de la UNCTAD [1998a], se señala lo siguiente: "La rapidez con que algunos de los países en desarrollo de mayor éxito del Asia Oriental han quedado gravemente dañados por la volatilidad de las corrientes de financiación ha sido una sorpresa para la comunidad internacional. Durante las reuniones anuales de las instituciones de Bretton Woods celebradas en Hong Kong (China) en septiembre de 1997, se sostuvo de modo generalizado que los problemas que habían surgido no eran más que trastornos pasajeros que únicamente podían provocar una reducción temporal del crecimiento en la región. El FMI indicó que preveía que el crecimiento se acelerara en 1998 en Tailandia y permaneciera por lo general sin cambios en los demás países de la región". A ello, cabría agregar que incluso dos meses después de la reunión anual del FMI y el Banco Mundial a la que se refiere la anterior cita, el presidente de EE.UU. en una reunión de la APEC –celebrada en noviembre de 1997– calificó a las dificultades presentes en las economías de Asia como “unas pequeñas fallas en el camino”. Esas evaluaciones optimistas sobre el impacto de la crisis, poco o nada tienen que ver, por ejemplo, con afirmaciones recientes del FMI en las cuales los "trastornos pasajeros" han quedado transformados en a ello se agrega una incapacidad igual o mayor para anticipar la crisis por parte de las agencias privadas calificadoras de riesgo –las principales son Moody's y S&P–, cuya función se supone que es precisamente la de proveer información a los inversionistas acerca de los niveles de riesgo presentes en los títulos que se negocian en las bolsas de valores; esa incapacidad, que ha sido mencionada o analizada en distintos documentos de organismos internacionales (véase FMI [1998a; 52] y CEPAL [1998b; 11, 12]), es resumida por el BIS [1998a; 125, 127] en los siguientes términos: "... el desempeño de las principales agencias de valuación de crédito antes y durante la crisis ha ilustrado perfectamente bien las grandes dificultades que incluso los observadores expertos tuvieron al tasar el riesgo. Ha habido muchos comentarios con relación a que el conocimiento ampliamente disponible acerca del ensanchamiento del déficit en cuenta corriente y el incremento del endeudamiento externo de corto plazo de numerosos países asiáticos desde 1995 no condujo a las agencias de valuación a alterar mayormente su tasación de los riesgos de la deuda de largo plazo en moneda extranjera. Incluso, algunas decisiones [de las agencias, JE] previas a la crisis incrementaron la valuación de Indonesia (en abril de 1995), de Corea (en mayo de 1995) y de Thailandia (en diciembre de 1994)".64 En lo que respecta al comportamiento de los precios de distintos productos, aunque la caída ha sido bastante generalizada ella se ha dado con particular fuerza en los productos primarios, de los cuales las economías asiáticas en crisis son importantes demandantes; a modo de ejemplo, para 1996, los "países en desarrollo" del Este y Sudeste asiático (Indonesia, Malasia, Filipinas, Corea, Tailandia, Hong-Kong, Singapur y Taiwan) tuvieron una participación de 9.9 por ciento en las importaciones mundiales de alimentos, 22.2 por ciento en cereales, 14.3 por ciento en petróleo y 36 por ciento en minerales metalíferos y metales [UNCTAD 1998a], lo que contrasta con su participación de sólo un 6.4 por ciento en la importación de bienes manufacturados. Si bien el precio de algunos productos primarios ya venía descendiendo desde antes del estallido de la crisis en Asia, dicho descenso se generalizó y profundizó desde ese entonces; así, según se ve en el Cuadro 47, entre junio de 1997 y noviembre de 1998, para el azúcar y el zinc las caídas fueron de entre 20 y 30 por ciento, y para el café, las pieles y cuero, el [Camdessus; 1999d, 178] "la crisis mundial más grave de los últimos cincuenta años". 64 Por su parte, la CEPAL va más allá, argumentando que en la crisis asiática –y, después de su estallido, en América Latina– las agencias calificadoras de riesgo [1998b; 11] "... han actuado en forma enteramente procíclica, por pomover primero las inversiones excesivas en dichos mercados y luego una salida masiva de capitales". caucho, el cobre, el níquel y el petróleo fueron superiores al 30 por ciento. CUADRO 47 CAMBIOS EN LOS PRECIOS DE PRODUCTOS PRIMARIOS SELECCIONADOS: JUNIO 1997 A NOVIEMBRE 1998 PRODUCTO CAMBIO PORCENTUAL TOTAL P. PRIMARIOS -18.4 Alimentos y bebidas tropicales -20.1 Bebidas tropicales -33.3 Café -47.6 Cocoa -5.5 Alimentos -15.9 Azúcar -29.5 Trigo -9.5 Arroz -14.8 Maíz -14.7 Materias primas agrícolas -14.1 Caucho natural -36.7 Tabaco -11.0 Algodón -13.0 Cueros y pieles -42.9 Minerales y metales -23.7 Cobre -39.7 Níquel -41.5 Zinc -28.6 Aluminio -17.4 Petróleo Crudo -33.7 FUENTE: UNCTAD [1999] Esas caídas de precios, por sí solas han implicado un duro golpe a los niveles de exportación de distintos países sobre todo del mundo atrasado, y ellas en varios casos se han sumado a retiros masivos de capitales de cartera, configurando un panorama económico ya no sólo de incertidumbre extrema, sino de multiplicación de factores recesivos en el funcionamiento de diferentes economías nacionales. Para el caso del petróleo y del cobre, en el Cuadro 48 se puede ver la elevada importancia que para 1997 tenían esos productos en los ingresos de exportación y en los ingresos gubernamentales de distintos países productores de ellos, y el consiguiente alto nivel de impacto que ha tenido la caída de precios en 1998, con casos extremos como el de Arabia Saudita, en que la caída de sus ingresos petroleros ha sido por un monto equivalente a 4 por ciento del PIB y en que los menores ingresos fiscales derivados de exportaciones, han representado un 11 por ciento del PIB. CUADRO 48 IMPACTOS EN ALGUNOS PAÍSES DE LA CAÍDA DE PRECIOS INTERNACIONALES Exp. del Ingresos por Cambio en Cambio en Partidas de memorándum producto, el producto, la exp. del ing. fiscales Cambio en Variaciones como % como % de prod., como por export. las reservas en el tipo de de las exp. ing. % del PIB de internaciona cambio (%) totales guber-name mercan-cías, -les (%) ntales como % del PIB 1997 PETRÓLEO Indonesia México Nigeria Rusia Arabia S. Venez. COBRE Chile 1998 13 10 98 17 68 79 19 36 63 25 78 56 -3.9 -1.0 -8.0 -1.3 -3.7 -6.5 -1.7 -1.4 -0.9 -2.4 -10.8 -6.5 39.2 11.8 -13.9 -40.1 1.2 -17.1 -71.4 -13.3 -1.3 -41.9 0.0 -10.8 42 4 -2.2 -0.6 -11.4 -8.9 FUENTE: BIS [1999, 38] Por consiguiente, si bien hasta la fecha la crisis asiática no ha derivado en una recesión mundial, ella ha golpeado severamente a distintos mercados y países y a la actividad económica global, provocando niveles de deterioro que han resultado mucho mayores a lo que inicialmente se estimaba. En la medida en que la crisis fue desenvolviéndose, se comenzó a generar un verdadero alud de interpretaciones, que todavía dura, sobre sus causas y posibles salidas, identificándose entre las primeras tanto a factores internos como a factores externos, que en ambos niveles tienen que ver en su mayoría con el ámbito financiero. Así, respecto del funcionamiento interno de las economías asiáticas la identificación de causas se centró en la estructura bancaria y financiera, destacándose el rápido crecimiento previo del crédito de los bancos hacia el sector privado, la insuficiente capitalización y elevada exposición bancaria, etc., lo que en muchos análisis derivó hacia una revisión crítica del llamado "modelo asiático", en los cuales el carácter "amiguista", "colusionado" y "poco transparente" de dicho modelo, y en particular de sus estructuras financieras y de las relaciones entre banca, industria y gobierno, han sido ubicados como la causa interna última de la crisis, y por consiguiente se insiste en la necesidad de reformas estructurales que en esos y otros sentidos acerquen al capitalismo asiático a los patrones prevalecientes en el resto del mundo desarrollado.65 En cuanto a las causas externas de la crisis, en primera instancia el acento ha estado puesto en los déficit en cuenta corriente que mostraban la mayoría de los “tigres”, y el cual fue resultado tanto de un endeudamiento masivo del sector privado de esos países con la banca internacional, como de la llegada de importantes montos de capitales extranjeros dirigidos a la compra de títulos en las bolsas de valores. Sin embargo, en la medida en que el estallido de la crisis asiática constituye uno más de los episodios de inestabilidad financiera que se han venido dando a lo largo de la presente década, difícilmente los análisis de dicha crisis podían limitarse a una revisión del funcionamiento interno y de los vínculos externos de los países directa e inicialmente afectados. El ataque especulativo a las monedas europeas de septiembre de 1992, el retiro de capitales de Turquía del segundo semestre de 1993 y de México en diciembre de 1994, la propia crisis asiática y después de ella las crisis en Rusia y Brasil, a pesar de sus diferencias y especificidades, han configurado un patrón de desenvolvimiento de la economía mundial que hasta ahora tiene su principal expresión en los "mercados emergentes", patrón en el cual los ingresos de capitales aparecen jugando un papel de primer orden en los ritmos y modalidades de la actividad económica interna, y su posterior retiro masivo provoca los mayores impactos sobre esa actividad económica, generando todo ello una extrema fragilidad de los mercados financieros nacionales, cuyo funcionamiento pasa a depender fuertemente de la atracción o repulsión que en distintos momentos generen respecto a los flujos internacionales de capital, y que en definitiva se transmite al conjunto de la economía.66 Las evidencias de esa situación, han obligado a volver la vista hacia rasgos recientes del funcionamiento de los ámbitos financieros, como los que hemos revisado en anteriores apartados, y han puesto en el primer lugar de la discusión los temas referidos a los actuales niveles de movilidad del capital, al papel de las autoridades nacionales y los organismos 65 Este tipo de posiciones –que hemos revisado en un trabajo anterior, (Estay [1998a])– han venido siendo claramente expresadas por distintos funcionarios estadounidenses. Al respecto, por ejemplo, véase Frankel [1998]; Rubin [1998a], [1998b] y [1998c]; y Greenspan [1998a] y [1998b]. 66 En tal sentido, coincidimos con la siguiente conclusión que plantea De Bernis [1999; 32] respecto de las causas de la crisis asiática: “La crisis de Asia del Este se vincula directamente con la libertad de los movimientos de capital, sea porque los organismos internacionales impusieron el levantamiento de controles nacionales so pena de sanciones, o bien porque todos los estados acabaron por aceptarla, sea porque se adhirieron a esta multilaterales en el control de los flujos, a la generación de mejores condiciones para prever y enfrentar los ataques especulativos y, en general, a la posibilidad y necesidad de corregir el desorden financiero y de disminuir los niveles de inestabilidad que dicho desorden ha impuesto en el funcionamiento sistémico.67 Por parte de los organismos internacionales y de los gobiernos de los principales países, lo anterior se ha traducido en un sinnúmero de reuniones, de declaraciones y de documentos, a través de todo lo cual se ha ido generando una línea básica de acción frente a la inestabilidad financiera. En dicha línea, el concepto clave es el de "nueva arquitectura financiera internacional" la cual, en palabras de Rubin [1998c], implica reformas en tres áreas: “Primero, un incremento en la transparencia de modo que los inversionistas tengan mejor información con la cual tomar buenas decisiones. … Segundo, el fortalecimiento de los sistemas financieros domésticos, para reducir el riesgo de crisis económicas y financieras. … Finalmente, … nosotros debemos trabajar para crear mecanismos de modo que los otorgantes de créditos y los inversionistas asuman más enteramente las consecuencias de sus acciones”.68 En esa perspectiva, dos de las versiones más depuradas de los rasgos que deberían estar presentes en la "Nueva Arquitectura Financiera Internacional", corresponden al Comité Basilea de Supervisión Bancaria [1998] del BIS,69 y al FMI [1998e]: –En el caso del Comité Basilea, en el documento Principales principios para una efectiva supervisión bancaria, plantea un total de 25 “principios básicos”, considerados como “requerimientos mínimos” que responden a la necesidad de “incrementar la fortaleza de los sistemas financieros” y que se pretende “sirvan como referencia básica para ideología o porque no podían oponerse a las presiones a las que estaban sometidos”. De entre los autores individuales que recientemente han analizado el tema, uno que llama la atención es G. Soros, dado que su fortuna la debe precisamente a las modalidades de funcionamiento de los mercados financieros que ahora está sometiendo a crítica. En su texto, argumenta que [1999; 22] "Los mercados financieros son intrínsecamente inestables y existen necesidades sociales que no pueden satisfacerse dando carta blanca a las fuerzas del mercado", por lo cual la política pública debería asumir como objetivo principal el logro de la estabilidad de los mercados financieros, lo que implica abandonar el "fundamentalismo del mercado" que ahora impera y al amparo del cual el sistema capitalista se está "desintegrando". 68 El último de esos tres puntos, que se refiere al "riesgo moral", ha estado en la base de las propuestas para que el FMI se abstenga por completo de intervenir ante situaciones de crisis. Posturas en esa dirección pueden verse en el volumen 17, Nº 3 (invierno de 1998), de The Cato Journal, en particular los artículos de Schwartz (1998), Meltzer (1998) y Calomris (1998). 69 En un terreno más formal, la preocupación por revisar el funcionamiento de los mercados financieros se tradujo en que el Grupo de los 10, en su reunión de febrero de 1999, decidió “clarificar” el mandato del Comité permanente de euromonedas –que funciona vinculado al BIS– cambiándole el nombre, de tal modo 67 supervisores y otras autoridades públicas en todos los países e internacionalmente”. Dichos principios están referidos a los siguientes aspectos: las precondiciones para una efectiva supervisión bancaria (principio 1); licencias y estructura (principios 2 a 5); regulaciones prudenciales y de requerimientos (principios 6 a 15); métodos para mejorar la supervisión bancaria (principios 16 a 20); requerimientos de información (principio 21); poderes formales de los supervisores (principio 22); y principios sobre los bancos extrafronterizos (principios 23 a 25). –En el caso del FMI, el documento Hacia un marco para la estabilidad financiera está centrado en “el sistema bancario, los principales intermediarios financieros en la mayoría de los países miembros del Fondo, así como también los intermediarios no financieros y otros elementos en la infraestructura financiera que contribuyen de manera importante a la confianza del sistema como un todo”, y a lo largo de ese texto, se identifican y analizan los principales elementos que a juicio del FMI definen el marco en el cual sería posible la estabilidad financiera: transparencia del sistema financiero, garantías del sector público, regulación prudencial, supervisión interna y supervisión de la banca internacional. En esa misma dirección, en una reunión celebrada en abril de 1998 con la participación del FMI, del Banco Mundial y de representantes de 22 países, se abordó el tema del "fortalecimiento de la arquitectura financiera internacional", y "para contribuir al diálogo internacional" se acordó crear tres grupos de trabajo: uno sobre "fortalecimiento del sistema financiero", otro sobre "transparencia y responsabilidad" y el tercero sobre "crisis financiera internacional". Los tres grupos entregaron sus respectivos reportes en octubre de 1998 (véase [GTSAFI; 1998], [GTSCFI; 1998] y [GTSFSF; 1998]), acompañados de un cuarto documento de síntesis [GTSTR; 1998]), y en esos materiales las recomendaciones prioritarias se refieren a "prácticas transparentes y sanas", "cooperación y coordinación entre supervisores nacionales y reguladores internacionales", "incremento en la cobertura, comparabilidad, relevancia y frecuencia de la información", "mejorar la administración de riesgos por parte de los sectores público y privado", etc. En los meses posteriores a la publicación de esos documentos, el FMI ha seguido insistiendo en los mismos contenidos que hasta aquí hemos mencionado, tal vez con el solo que ahora se llama Comité Sobre el Sistema Financiero Global. agregado reciente de que [Camdessus; 1999b, 4] "debemos añadir un pilar social a la arquitectura financiera internacional". Con ese agregado, los componentes más actualizados de la propuesta del FMI sobre el funcionamiento de las finanzas, así como el balance del grado en que según el organismo se ha avanzado en cada uno de ellos, se sintetizan en el siguiente párrafo [Camdessus; 1999c, 1]: "Si nosotros tomamos seis áreas principales de actividad bajo la amplia sombrilla de las reformas al sistema financiero internacional, entonces mi revisión revelará un un cuadro mezclado. Yo diría que hay tres áreas –transparencia y normas, fortalecimiento del sector financiero, y asuntos sociales– en las cuales se han hecho progresos significativos: las prácticas han cambiado, las políticas han sido implementadas, o existen amplios acuerdos sobre cómo ir hacia adelante. [...] En otras tres áreas –el involucramiento del sector privado en la prevención y resolución de las crisis, la liberalización de los movimientos de capitales y la adaptación de las instituciones financieras internacionales y del mismo FMI para este nuevo mundo– el debate ha avanzado claramente pero un número importante de asuntos quedan para ser resueltos". Un punto particular, en el cual desde hace ya tiempo han venido insistiendo los organismos nacionales e internacionales que poseen alguna capacidad regulatoria sobre el funcionamiento de los movimientos financieros, es el de la necesidad de mejorar la identificación, administración y mitigación de riesgos para un mejor funcionamiento de las finanzas internacionales y, en tal sentido, suman ya más de un centenar los documentos que ellos han publicado sobre el tema. Una visión global de las referencias al "riesgo" presentes en 96 materiales publicados entre 1988 y 1998 por los Comités del Banco Internacional de Pagos, por la Organización Internacional de Comisiones de Valores y por el G-10, se entrega en el Cuadro 49, en el cual además hemos incluido la definición de los trece "conceptos clave" sobre el riesgo a los cuales hacen referencia esos documentos: cuatro conceptos se refieren a los tipos de riesgo; tres a los objetivos que deberían cubrir las políticas públicas para atenuar el riesgo; y los seis restantes se refieren a las principales técnicas usadas por los reguladores para mitigar el riesgo. Como complemento a esa información, en los cuadros XVI y XVII del Anexo Estadístico se entrega una síntesis de los contenidos presentes en las principales iniciativas internacionales de regulación bancaria, tanto a nivel macro (Cuadro XVI) como a nivel micro (Cuadro XVII), las cuales han estado referidas a temas tales como el comercio con derivados, la divulgación de actividades, el intercambio de información, las adecuaciones de capital, la supervisión de intermediarios, el uso de nuevas tecnologías, etc. CUADRO 49 REFERENCIAS SOBRE EL RIESGO EN LAS FINANZAS INTERNACIONALES, EN DOCUMENTOS DE TRES INSTITUCIONES REGULATORIAS SUPRANACIONALES (documentos publicados entre julio de 1988 y septiembre de 1998) Banco nternacional I de Pagos TOTAL DE DOCUMENTOS Tipos de Riesgo 1. Riesgo de crédito 2. Riesgos de pago 3. Riesgo de mercado 4. Otros riesgos Objetivos de políticas publicas 5. Seguridad sistémica 6. Mercados integrados 7. Protección a inversionistas Mitigación de los riesgos 8. Control de riesgo 9.Cooperación reguladora 10. Adecuación de capitales 11. Prácticas de venta 12. Redes de insolvencia 13. Información contable CONCEPTOS CLAVE Comité Basilea de supervisión bancaria 54 Comité PermaNente de Monedas Europeas 1 Comité sobre los sistemas de pagos y obligaciones 11 Organización In-ternacional de Comisiones de Valores (IOSCO) 27 Grupo de Los treinta (G-30) 3 20 16 20 18 2 0 2 1 4 11 0 6 8 5 9 14 4 3 1 4 42 5 10 2 1 0 10 2 2 15 17 22 3 0 3 31 15 30 1 11 19 2 1 0 0 0 1 3 0 0 0 7 1 8 14 6 7 7 7 3 1 1 0 4 2 SOBRE EL R I E S G O: 1: Riesgo de incumplimiento de las obligaciones de pago en las fechas dadas, es el riesgo más común. 2: Riesgo de incumplimiento de las obligaciones con una o más de las contrapartes, éste comprende riesgos de crédito y de liquidez. 3: El riesgo de que una institución financiera se vea afectada por la volatilidad de los precios de mercado y de los instrumentos de interés. Se mide por la ganancia o perdida potencial de portafolio que está asociada con el movimiento de precios conocido como valor en Riesgo (DAR). 4: Existen otros riesgos significativos como son: 1) riesgo de liquidez, 2) riesgo legal, 3) riesgo operacional. 5: Cualquier tipo de riesgo puede afectar a una firma, pero cuando esta firma causa dificultades a otras firmas de su segmento de mercado, o en ocasiones a otros segmentos de mercado, estamos hablando de un problema sistémico (riesgo de contagio). 6: Se define como la necesidad de asegurar que los mercados operen de manera justa y ofreciendo la máxima seguridad, para obtener así altas tasas de ahorro e inversión. 7: Los clientes de los mercados financieros deben tener un nivel alto de seguridad, para que éstos no recurran a intermediarios; para asegurar que esto ocurra las leyes deben proveer un marco para realizar transacciones de manera transparente y segura, lo que incluye una ley de insolvencia y un código de prácticas de venta. 8: El colapso de Barings y las millonarias perdidas que sucedieron, plantearon la necesidad de la existencia de un control de riesgo. 9. La falla de Baring demostró el alto grado de integración de los mercados y la ausencia de una autoridad que tenga toda la información que le permita supervisar. 10: El funcionamiento eficiente de los mercados requiere que los participantes tengan seguridad en la capacidad de los demás para hacer transacciones, las reglas de capital ayudan a esto porque requieren que cada miembro de la comunidad tenga adecuación de capital; este capital debe ser capaz de proteger a una institución financiera de los riesgos contables de las otras instituciones. 11: Un conjunto de reglas que asegure el intercambio justo entre las firmas y sus clientes y la información transparente para los clientes. 12: Cuando los compañeros de intercambio se ponen de acuerdo para asumir sus posiciones u obligaciones, se dice que están en red. 13: Se refiere a los requisitos que los reguladores de las firmas financieras y no financieras solicitan para contar con información apropiada. FUENTE: con base en Instituto de Finanzas y Comercio Internacional. [1998] Si bien es posible identificar diferencias de mediana importancia entre los gobiernos e instituciones que participan de las premisas que arriba hemos citado –por ejemplo, diferencias respecto del aumento de recursos para el FMI–, hasta la fecha todos ellos comparten la perspectiva que hemos esbozado, en la cual la solución de la inestabilidad financiera radica principalmente en una más plena aplicación de los mecanismos del mercado en aspectos tales como la “transparencia”, la correcta evaluación del riesgo y la entrega de información oportuna y completa, que en lo sustancial implica avanzar aún más en la deregulación y liberalización, con los gobiernos y organismos internacionales velando para que esos principios se cumplan a través de una más eficiente supervisión nacional e internacional sobre los bancos y otros intermediarios financieros y no financieros. En el propio ambiente de los organismos internacionales, sin embargo, hay otros análisis en los cuales la inestabilidad financiera se asocia ya no con un alejamiento de las reglas del libre mercado, sino con problemas más profundos presentes en el ámbito financiero y en el conjunto de la economía mundial, por lo cual la solución de dicha inestabilidad iría más allá de las medidas de transparencia, administración de riesgos, información y supervisión arriba mencionadas. En tal sentido, nos parece importante tener presentes las posiciones que se han venido desarrollando en el seno de la UNCTAD, al menos en tres de sus niveles de funcionamiento: En primer lugar, en las distintas juntas y comisiones de la UNCTAD, y particularmente en el seno de la Comisión de la Inversión, la Tecnología y las Cuestiones Financieras Anexas, de la Junta de Comercio y Desarrollo, se ha venido prestando atención al desenvolvimiento de los mercados de capitales a nivel internacional y en los “países en desarrollo”. Así, por ejemplo, en mayo de 1998 dicha comisión realizó una “Reunión de expertos en el crecimiento de los mercados internacionales de capital, especialmente en los países en desarrollo, y su relación con la inversión extranjera de cartera” en relación a la cual circularon una Nota de la Secretaría de la UNCTAD [UNCTAD; 1998b] y un Informe [UNCTAD; 1998c] de la reunión; en ambos documentos, si bien con un lenguaje bastante “suave”, se plantean interrogantes acerca de “los problemas de la inestabilidad financiera y de los efectos socioeconómicos negativos de las turbulencias financieras”, insistiendo en la necesidad de “un marco regulador adecuado y una estricta supervisión”, de que la liberalización financiera sea “un proceso prudente y escalonado”, de un “mejoramiento del actual sistema financiero mundial”, etc. Por otra parte, y con una postura notoriamente más firme, en los informes de la institución de los últimos años se ha desarrollado una severa crítica al actual funcionamiento sobre los mercados financieros, con afirmaciones como la siguiente, que pertenece al Informe sobre comercio y desarrollo 1997 [UNCTAD; 1997b]: "Los mercados financieros modernos están organizados menos para crear riqueza y empleo que para obtener rentas mediante la compra y venta de valores en circulación en el mercado secundario, y la 'disciplina' que esos mercados ejercen sobre quienes adoptan las políticas económicas refuerza las ventajas de los que ya detentan la riqueza". En el mismo informe pero del año siguiente, la UNCTAD [1998a] habla del “fracaso colosal de los mercados mundiales” y considera que "cerrar los ojos ante el carácter sistémico de la inestabilidad financiera no es ni responsable ni aceptable". En el terreno de la prevención, destaca la necesidad de establecer mecanismos "de reglamentación de los regímenes de tipos de cambio”, los cuales deberían ir acompañados “de una gestión activa de la deuda exterior, lo que por lo general obliga a imponer controles a los movimientos de capitales”. Y, en el terreno de las respuestas de política económica ante las crisis recientes, destaca “ciertas deficiencias en el enfoque internacional”, planteando a cambio distintas medidas para que las crisis de liquidez no se transformen en crisis de solvencia, entre las cuales incluye “…la aplicación de moratorias de la deuda mediante la imposición de controles de cambios si una moneda es atacada…”, y proponiendo a continuación posibles procedimientos para la aplicación de esas moratorias. En el mismo documento, la UNCTAD considera que, ante la necesidad de impedir las crisis, “las iniciativas sugeridas a nivel mundial respecto al sistema financiero internacional no han ido a la raíz del problema. Por el contrario, algunas de esas iniciativas pueden recortar la autonomía y flexibilidad de las autoridades nacionales para adoptar las medidas necesarias a fin de proteger sus economías contra las corrientes de capital inestables y especulativas”. En tercer lugar, funcionarios de la UNCTAD han venido publicando, con su firma, distintos estudios referidos al tema que aquí nos ocupa. Así, a pocos meses de estallada la crisis asiática, Yilmar Aküz [1998] presentó un análisis en el cual argumentaba que "la crisis de Asia oriental desencadenó fuerzas que tienden a agravar los desequilibrios existentes en la economía mundial, dando origen, una vez más, al espectro de la deflación y el proteccionismo", y que "la crisis [...] demuestra una vez más que hay serios problemas sistémicos en los acuerdos financieros y monetarios globales", destacando entre dichos problemas la ausencia de un gobierno global para las transacciones financieras internacionales, el carácter asimétrico de los acuerdos existentes, el mayor impacto global de las políticas de tasas de interés y de tipos de cambio, la ausencia de mecanismos para prevenir las crisis y la insuficiencia de liquidez para la posible actuación de un prestamista internacional de última instancia. En particular Jan Kregel, quien es otro economista asociado a la UNCTAD, ha desarrollado un conjunto de trabajos, presentando en ellos tanto revisiones generales sobre la inestabilidad financiera de las últimas décadas (Cornford y Kregel [1996] y Kregel [1998d]), como también análisis puntuales de la crisis asiática (Kregel [1998a] y [1998c]) y de comparación de dicha crisis con otras previas y sobre todo con la mexicana (Kregel [1998a] y [1999]). A lo largo de esos trabajos, Kregel ha insistido en la fragilidad financiera como característica central del funcionamiento económico posterior a la ruptura de Bretton Woods, escenario éste en el cual el aumento de los flujos internacionales de capital [1999;7] "se ha acompañado de un incremento de las crisis financieras en los países desarrollados y en desarrollo", las cuales han estado estrechamente asociadas a los procesos de liberalización de los mercados y desregulación de las finanzas y, en particular para los países atrasados, considera que [1998d] "el error principal en la estrategia de desarrollo actual es aceptar que la cantidad apropiada de préstamo del extranjero se puede determinar por mercados de capital internacionales libres y competitivos. Nada, ni en la historia ni en la teoría, sugiere que esto podría ser el caso". Retomando a Minsky de manera explícita, Kregel argumenta que la crisis asiática es la más reciente muestra de la fragilidad financiera endógena del sistema, y que ella constituye [Kregel;1998a] una "crisis Minsky" en términos de los procesos asociados a su estallido, y particularmente por la deflación de deudas que la ha caracterizado, cuestión ésta que la hace distinta a las crisis de balanza de pagos antes ocurridas en otras economías emergentes, vuelve por completo equivocadas a las políticas que el FMI ha aplicado para enfrentarla, y permite asegurar que la crisis asiática no ha concluido; así, al revisar el ajuste aplicado en Tailandia, concluye que [Kregel; 1999, 13] “El no distinguir entre crisis de balanza de pagos y crisis de los flujos y de la cuenta de capital, así como bursátiles, sólo contribuyó a un mayor desarrollo de esas perturbaciones”. Con base en esas consideraciones, considera que la crisis asiática [Kregel; 1998b] “debe ser explicada como un caso de ‘falla de mercado’ de dos diferentes tipos. Primero, una falla del mercado internacional de capitales libre y competitivo para producir la óptima locación del capital… Segundo, una falla del sistema bancario privatizado de libre mercado”. Y como balance general de la situación derivada de la crisis de Asia, plantea: “La implicación inmediata de la crisis asiática es que el colapso del crecimiento en la región produciría una deflación global. En los países desarrollados, y en particular en Europa y Japón, esto crearía más dificultades para expandirse a las tasas necesarias para generar una inversión que permita reducciones en el desempleo. La regresión en el desarrollo mundial fuera de EE.UU. y el Reino Unido es tanto un riesgo como un resultado de la declinación en el crecimiento asiático. Sin embargo, si EE.UU. no continúa su expansión actual, hay un claro riesgo de una depresión global similar a la de los años treinta”. Para terminar con este recuento, interesa mencionar que en el ámbito latinoamericano la CEPAL en 1998 y lo que va de 1999 ha dado a conocer varios documentos referidos a las crisis financieras y en particular a la crisis asiática en los cuales, si bien a nuestro juicio no se alcanza la profundidad y sentido crítico que hemos destacado de los materiales de la UNCTAD, sí hay una clara toma de distancia respecto de las políticas que se han venido aplicando por parte del FMI. Así, en el primero de esos documentos [CEPAL; 1998a] se plantea que “Las crisis recientes han hecho evidentes las imperfecciones del mercado internacional de capitales y la gran vulnerabilidad de las economías en desarrollo a las conmociones provenientes de dicho mercado”, criticando las insuficiencias de los organismos internacionales para prever y controlar la crisis y llamando a “repensar el ordenamiento financiero internacional”, en tanto que en otro documento de septiembre de 1998 [CEPAL; 1998b] destaca “un problema fundamental de la economía global: la enorme asimetría que existe entre un mundo financiero internacional cada vez más sofisticado y dinámico, y la ausencia de un marco institucional apropiado para regularlo” y propone “el desarrollo de regulaciones prudenciales y esquemas de supervisión adecuados, así como de ‘prestamistas de última instancia’”. Ya en 1999, la misma CEPAL entregó otro documento en enero [CEPAL; 1999], en el que se califica a la crisis financiera como "la mayor amenaza de este tipo que se ha producido en más de medio siglo", y se proponen tanto "medidas inmediatas" como "reformas profundas" en el manejo de la liquidez internacional, y en la consistencia de las políticas macroeconómicas y las regulaciones financieras. Y más recientemente, en abril de 1999, publicó otro documento firmado por su Secretario General [Ocampo; 1999b] en el cual, luego de destacar “la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional para enfrentar la inestabilidad inherente que el actual sistema exhibe”, hace un recuento de “consensos y divergencias” sobre esa reforma. Como “áreas de consensos crecientes”, identifica a: la necesidad de políticas expansionistas en los países desarrollados; el financiamiento de contingencia para países en dificultades; el mejoramiento del marco institucional en el cual operan los mercados financieros; mecanismos apropiados para “internalizar las externalidades” generadas por las políticas macroeconómicas nacionales; y, una adecuada distribución de los costos del ajuste. Como “áreas de desacuerdo”, identifica a la provisión de una liquidez adecuada, la condicionalidad del FMI, la preservación de la autonomía de los países en desarrollo para administrar la cuenta de capital, la permanencia o no de libertad para elegir el régimen de tipo de cambio, y el rol de las instituciones regionales en la nueva arquitectura, proponiendo en otro documento [Ocampo; 1999] que para enfrentar las crisis se refuerce al FMI, de tal manera que dicha institución quede a cargo de crear la liquidez necesaria a través de derechos especiales de giro, si bien ello debería acompañarse "de un consenso amplio sobre la condicionalidad que sirve de marco para sus créditos". En suma, como se puede desprender del recuento que hemos realizado, en una buena parte de los análisis económicos recientes de distintos organismos la atención se ha vuelto hacia los altos niveles de incertidumbre e inestabilidad presentes en el sistema, y particularmente hacia los mercados financieros internacionales, cuyo desenvolvimiento actual es identificado a la vez como el detonante más importante y como el mecanismo de transmisión más eficiente del deterioro. En ese contexto, se han multiplicado los intentos por dar un adecuado seguimiento a la “innovación financiera”, y las propuestas para establecer condiciones que permitan disminuir la extrema volatilidad y gran magnitud del movimiento internacional de capitales, y que logren atenuar la capacidad y rapidez mostrada por los capitales especulativos para socavar no sólo a economías completas sino al conjunto de la actividad económica mundial. Sin embargo, esas preocupaciones compartidas han dado lugar a grandes diferencias en cuanto a las propuestas, diferencias que en buena medida remiten a la distinta “fe” que se tenga en los “automatismos del mercado” y, desde luego, a la diferente perspectiva no sólo teórica, sino vivencial, que exista respecto de los resultados que la plena imposición de dichos automatismos ha venido arrojando para las regiones, los países, los grupos sociales, etc. IV.2.- GLOBALIZACIÓN FINANCIERA Y DESIGUALDAD ECONÓMICA Y SOCIAL Para concluir este trabajo, queremos volver al punto con que iniciamos, esto es, al proceso de globalización de la economía mundial. En los distintos capítulos, hemos abordado con algún detalle el componente financiero de dicho proceso, identificando sus bases técnicas e institucionales, sus modalidades, instrumentos y principales agentes, en los planos interno y externo de funcionamiento de los mercados financieros, intentando destacar a lo largo del texto el papel principal que han pasado a jugar los flujos de capital de cartera en el conjunto de la actividad económica, y los grados de inestabilidad que ello ha significado para dicha actividad, de lo cual el ejemplo más claro hoy presente es la crisis Asiática y sus repercusiones en el resto del mundo. Lo que nos interesa destacar como punto final, es que las distintas evidencias que apuntan a un funcionamiento profundamente distorsionado de las finanzas globales, también dan cuenta de problemas más generales presentes en el actual orden mundial, y de los cuales el crecimiento desmesurado del crédito, la especulación financiera, los ataques contra las monedas, los retiros masivos de capitales, etc., son parte importante pero no única. Desde nuestra perspectiva, las actuales modalidades de la “innovación financiera”, siendo en sí mismas muy importantes, al mismo tiempo hacen parte principal de un modo general de despliegue de la globalización, en el cual ella está puesta desembozadamente al servicio de una minúscula fracción del total de la población mundial, favoreciendo sin tapujos a los grandes capitales y provocando una creciente desigualdad entre los países y en el interior de éstos. En ese proceso de creciente desigualdad, las libertades de todo tipo de las que hoy goza el capital, y en particular las facilidades con que han contado los capitales especulativos para pasar a definir el comportamiento de economías completas, constituyen una verdadera “punta de lanza”, a partir de la cual se han ido creando las condiciones para una redistribución del ingreso y la riqueza que alcanza dimensiones mundiales, y que está significando la imposición de las peores modalidades posibles de la globalización. En tal sentido, paralelamente al despliegue del proceso globalizador, y pesar de los análisis que postulan una "convergencia" de ingresos y que presentamos en la primera sección de este documento, se han ido acentuando las evidencias y los análisis sobre la creciente desigualdad económica y social, a tal punto que esa desigualdad se ha transformado en producto principal de aquel proceso, mostrando con ello los límites más importantes a los que él se encuentra sujeto bajo sus actuales modalidades. En lo que respecta a las evidencias, dos de ellas referidas a la distribución mundial del ingreso se presentan en los Cuadros 50 y 51. Por una parte, en el primero de esos cuadros se entregan estimaciones del comportamiento de la disparidad de ingresos, medido tanto por el Indice de Gini como por la comparación entre los quintiles extremos de participación en el ingreso total, y de acuerdo a ambas mediciones el resultado indica un incremento sustancial de las disparidades en el periodo considerado. CUADRO 50 INCREMENTOS DE LA DISPARIDAD DE INGRESOS A NIVEL MUNDIAL, SEGÚN WATKINS AÑOS COEFICIENTE DE GINI 1960 1970 1980 1988/9 FUENTE: Watkins (1997) QUINTIL 1 / QUINTIL 5 0.44 0.5 0.53 0.55 11.1 13.9 16.0 17.1 Por otra parte, en el cuadro 51 se compara ya no en el tiempo sino en el momento actual, la disparidad existente en el PNB total y per cápita entre economías, y según dicha comparación los mercados desarrollados, que corresponden a un cuarto del total de países y a poco menos de un sexto de la población mundial, concentran poco más del 80 por ciento del total del ingreso, en tanto que en el otro extremo los 126 países de ingresos bajos y medios-bajos, que concentran el 76 por ciento de la población mundial, reciben el 11 por ciento del ingreso total. CUADRO 51 Países por Grupos de ingresos Bajos Medios bajos PRODUCTO MUNDIAL Y PRODUCTO PER CAPITA Número de PNB Población Economías (mil mill de US$) (Millones) 63 63 1397 1963 3236 1125 PNB per cápita en dólares 490 1740 Medios altos Altos Mercados emergentes Mercados desarrollados Mundo 32 52 158 52 210 2178 23772 5738 23772 29510 473 919 4834 919 5753 4600 25870 1187 25878 5130 Fuente: IFC (1998). En el mismo sentido de la información recién presentada, en el Cuadro 52 se recogen cifras del Informe de Desarrollo Humano del PNUD sobre los porcentajes de participación en el consumo global y de distintos productos, para el 20 por ciento más rico y el 20 por ciento más pobre de la población mundial. Según se desprende de dicho Cuadro, la distancia del primer grupo respecto del segundo es de 66 a 1 en acceso global al consumo, de 76 a uno en papel, de 87 a 1 en vehículos, etc., a lo cual habría que agregar al menos otras dos comparaciones que hace la misma fuente del Cuadro, y que también dan cuenta general de las enormes disparidades con que a nivel mundial ha venido avanzando la globalización [PNUD; 1998 7]: –Por una parte, que "en 1960 el 20% de la población mundial que vivía en los países más ricos tenía 30 veces el ingreso del 20% más pobre, y en 1995 tenía 82 veces ese ingreso. –Por otra parte, que "en 70 países con casi mil millones de habitantes el consumo es hoy más bajo que hace 25 años". CUADRO 52 CONSUMO DEL 20 POR CIENTO MÁS RICO Y DEL 20 POR CIENTO MÁS POBRE DE LA POBLACIÓN MUNDIAL, 1995 (en porcentajes del consumo total) 20% MAS RICO 20% MAS POBRE 86.0 1.3 Gastos en consumo privado 45.0 5.0 Carne y pescado 58.0 4.0 Energía 74.0 1.5 Líneas telefónicas 84.0 1.1 Papel 87.0 1.0 Vehículos FUENTE: PNUD [1998, 2] Para el caso más específico de los países latinoamericanos, en el Cuadro 53 hemos construido una estimación del comportamiento del PIB per cápita de siete economías de la región, comparándolo con el comportamiento de esa misma variable para el promedio de seis países industrializados. En términos generales, para todos los casos la tendencia de largo plazo es al incremento de la distancia respecto de los países desarrollados y, para el periodo más reciente, el único caso en que esa “brecha” disminuye de manera significativa es Chile. CUADRO 53 SIETE PAÍSES DE AMÉRICA LATINA: PRODUCTO PER CÁPITA EN COMPARACIÓN CON EL PROMEDIO DE SEIS PAÍSES INDUSTRIALIZADOS* (promedio aritmético de 6 países industrializados = 100) 1950 1973 1992 1997 100 100 100 100 Promedio de seis países industrializados 57 43 33 33 América Latina (promedio siete países) - Argentina 82 61 42 44 - Brasil 28 30 26 27 - Chile 63 38 40 46 - Colombia 34 27 28 29 - México 34 32 28 26 - Perú 37 30 16 19 - Venezuela 122 82 50 43 * Los países considerados son: EE.UU., Francia, Inglaterra, Canadá, Italia y Alemania. Fuente: 1950 a 1992 [Maddison; 1995]; 1993 a 1997 para países industrializados en base a FMI (1997c); 1993 a 1997 para países de América Latina en base a CEPAL (1997b) En efecto, al menos hasta la fecha los países latinoamericanos están resultando un caso ejemplar no sólo de aumento de distancias respecto de los países desarrollados, sino también de incremento de las disparidades de ingreso en el funcionamiento interno de las distintas economías. En tal sentido, además de los informes del PNUD que entregan cifras para las los distintos países desarrollados y atrasados, en el ámbito regional organismos como el BID y la CEPAL también han venido realizando un seguimiento para nuestros países. En el caso del BID, su Reporte anual 1998-99 lo dedicó al tema de América Latina frente a la Desigualdad y en él, luego de plantear en la introducción que "En promedio, los países de la región se ven afectados por la mayor desigualdad del mundo en materia de ingresos" y que "el problema no muestra señales claras de mejoramiento", dedica el resto del documento a revisar las dimensiones y causas del problema y a proponer un conjunto de políticas para enfrentarlo. En cuanto a la CEPAL, en las distintas ediciones del Panorama Social de América Latina (véase CEPAL [1996a], [1997c] y [1998c]) y en el documento La Brecha de la Equidad (CEPAL [1997d]) ha identificado un conjunto de tendencias que vienen acompañando a la globalización en las economías de la región: aumento de la brecha entre nuestros países y las economías industrializadas; incremento de las distancias entre salarios y ganancias; aumento de las disparidades entre los salarios; crecimiento económico, apertura y liberalización vinculándose con mayor desempleo, con creación de empleos “precarios” –de escasa productividad y baja retribución– y con la permanencia del deterioro salarial, etc. En suma, por consiguiente, las evidencias disponibles son bastante claras al mostrar un incremento de las disparidades de ingreso en el funcionamiento de la economía mundial y en América Latina, para un periodo en que dicho funcionamiento ha estado marcado por el despliegue de la globalización, y en el cual ese despliegue ya debería haber revertido de manera importante las disparidades si en efecto la globalización significara tendencias a la "convergencia", como las anunciadas por las corrientes que revisábamos en el primer apartado de este trabajo. En lo que respecta a los análisis, el punto a destacar es que los crecientes desequilibrios y desigualdades que hasta ahora acompañan a la globalización, han ido empujando a cuestionamientos de distinta severidad al tipo de desarrollo hoy presente en la economía mundial, de tal manera que las críticas que ya hemos revisado respecto del funcionamiento de las finanzas, se engloban en otras más generales referidas a las modalidades de funcionamiento de las distintas economías y del orden mundial.70 En tal sentido, lo que en primer lugar nos interesa señalar, porque tiene relación directa con nuestros países, es que paralelamente a las discusiones sobre la inestabilidad de la economía mundial y el funcionamiento de los mercados financieros, otro aspecto vinculado 70 En la formulación de esos cuestionamientos, por cierto que el FMI sigue siendo una clara excepción. Por ejemplo, en el Discurso de M. Camdessus [1999a] ante la Asamblea del BID de marzo de 1999, luego de reconocer que "este año de 1999 será excepcionalmente difícil" y de preguntarse "¿Qué hacer cuando [...] las perspectivas de crecimiento de corto plazo se han desvanecido y se espera para este año una caída en el producto per cápita, con el consiguiente aumento de la pobreza?, formula la siguiente respuesta: "En primer lugar, a nivel de los países individuales, es cierto que no existe ninguna panacea, y que no hay alternativas a una gestión prudente, consistente, que logre inspirar la confianza de los mercados. Pero ¿Cuáles son sus ingredientes? " - La defensa incansable de la estabilidad macroeconómica, con todo lo que ello implica en el campo de la política fiscal, y con la debida flexibilidad en el manejo monetario. " - La profundización de las reformas estructurales, pues todavía queda amplio espacio para continuar con las privatizaciones, la flexibilización de los mercados laborales, y la modernización de la legislación y la supervisión bancarias. " - Y finalmente, proseguir con esas reformas de segunda generación [...] Es claro ahora, para todos, que para lograr realmente la confianza de los inversionistas son imprescindibles el buen gobierno, la transparencia y el fortalecimiento de las instituciones de mercados". que ha ido adquiriendo fuerza es el referido al deterioro del llamado "Consenso de Washington". Luego de varios lustros transcurridos desde que, bajo la égida estadounidense, la administración de ese país en conjunto con el Banco Mundial y el FMI definieron las líneas centrales del "deber ser" para nuestras economías, y luego de una concienzuda aplicación de esas líneas por parte de los gobiernos de la región, el propio desenvolvimiento de la realidad ha ido poniendo de manifiesto cada vez con mayor fuerza las enormes distancias que existen entre los supuestos beneficios que cabía esperar de dicha aplicación, y los resultados que efectivamente se han dado. La identificación de esas distancias, y las consiguientes críticas al "Consenso de Washington" desde luego que no son nuevas, y al respecto son innumerables los análisis elaborados en América Latina en los cuales desde hace ya tiempo se han estudiado los graves efectos que ha traído consigo la aplicación principista y a ultranza de las políticas estabilizadoras, privatizadoras y aperturistas, y el grado en que ellas han socavado no sólo las bases económicas necesarias para el desarrollo nacional, sino también la cohesión social —además de productiva, territorial, etc.— en que dicho desarrollo debería sustentarse. Lo nuevo, en todo caso, es que en algunas de las propias instancias participantes en el "Consenso" se ha venido reconociendo parcialmente que los objetivos que se buscaba alcanzar con las políticas aplicadas, han fracasado incluso desde las perspectivas teóricas y a partir de los objetivos en que se mueven sus formuladores. Ante las evidencias de que en las economías del capitalismo atrasado las causalidades virtuosas entre por una parte los procesos de estabilización macroeconómica, privatización, apertura y liberalización y, por otra parte, los niveles de eficiencia y productividad, los ritmos de la inversión, el dinamismo económico general, etc., continúan estando ausentes, el "Consenso" se ha venido resquebrajando y han aparecido en su seno algunas posturas de reconsideración de las estrategias definidas. De entre los organismos internacionales directamente involucrados en la formulación y aplicación del "Consenso", el que ha venido formulando los mayores cuestionamientos ha sido el Banco Mundial. En un nivel general,71 los principales personeros del Banco han 71 En niveles más particulares, cabe mencionar las recientes formulaciones del Banco Mundial sobre el papel planteado en diversas oportunidades la necesidad de [Stiglitz; 1998d] "ir más allá del consenso de Washington", dado que "el conjunto de recomendaciones de política sobre el cual él se enfocó ciertamente no fue suficiente para el desarrollo", habiendo ocurrido que "con demasiada frecuencia ese consenso confundió los medios con los fines".72 Para referirse a la nueva estrategia que debería ser aplicada, el Economista Jefe del Banco, Joseph Stiglitz, ha utilizado el término de "Consenso post-Washington" [1998a], en tanto que el Presidente del Grupo del Banco Mundial James Wolfenshon, en distintos documentos [1998a y 1998b] ha mencionado al "Consenso de Santiago", término que utilizó inicialmente en su exposición ante la Cumbre de las Américas realizada en abril de 1998, presentándolo allí de la siguiente manera [Wolfenshon; 1998a, 1]: "Hoy, seguramente, es tiempo de retirar de una vez por todas esa trillada y vieja frase del llamado 'Consenso de Washington'. Hoy, ustedes están dando a su gente una nueva visión: el Consenso de Santiago". Ambos funcionarios, han venido formulando las que a su juicio son tanto las principales deficiencias del actual proceso de desarrollo y de las estrategias aplicadas para impulsarlo, como las bases en que debería sustentarse un nuevo desarrollo. En tal sentido, Stiglitz ha argumentado [1998d] "la necesidad de una nueva estrategia de desarrollo" que, en comparación con la correspondiente al "Consenso de Washington", debería abarcar una [1998c] "segunda generación de reformas", que incluiría objetivos cualitativamente distintos y estaría sustentada [1999] en un proceso de construcción de consensos y en una activa participación social. 73 Por su parte Wolfenshon, en sus intervenciones de 1997 y 1998 ante la Junta de Gobernadores en las reuniones anuales del Banco Mundial y el FMI [Wolfenshon; 1997 y 1998c], y sobre todo en la más reciente, también ha abordado el del Estado en la economía, plasmadas en distintos documentos breves de sus funcionarios (véase Stiglitz [1997] y [1998b]) y de manera extensa en el Informe El Estado en un mundo en transformación, en el cual desde una perspectiva neo-institucionalista se critican las posturas que exigen un "Estado minimalista" [Banco Mundial; 1997, iii] y se reivindican para la acción estatal una serie de ámbitos y funciones cuyo abandono previo fue impulsado –entre otros organismos– por el propio Banco Mundial. 72 Para el caso de América Latina, los principales funcionarios de la oficina del Banco Mundial para la región han publicado dos materiales donde se aplican a ese nivel las propuestas generales que ha venido manejando la institución (véase Javed y Perry [1997] y [1998]). 73 Esa "segunda generación de reformas", si bien es mencionada tanto por el FMI como por el Banco Mundial, en el caso del FMI se limita a objetivos tales como [1998f; 34]: reorganización de los sistemas financieros; mayor transparencia en las políticas fiscales y mayor acceso a información económica y financiera; mejora en las regulaciones y en el funcionamiento de los sistemas judiciales; "redefinir el rol del estado en la economía como una fuerza positiva para la actividad del sector privado"; aumentar la calidad del gasto público; y, mayor flexibilidad de los mercados laborales. tema; en su intervención de 1997, titulada El desafío de la inclusión, identifica a dicho desafío como "el gran reto pendiente del desarrollo en nuestro tiempo" y ubica a las desigualdades sociales como "una bomba de tiempo [...] que podría explotar en las manos de nuestros hijos", en tanto que en su intervención de septiembre de 1998 —titulada "La otra crisis"— plantea, entre otros, los siguientes puntos: -"Debemos ir más allá de la estabilización financiera. Debemos abordar los problemas del crecimiento con equidad a largo plazo, base de la prosperidad y el progreso humano. [...] Debemos preocuparnos de los problemas sociales". -"... hemos aprendido que si bien el establecimiento de planes macroeconómicos acertados, con políticas fiscales y monetarias eficaces, es un requisito fundamental en todos los sentidos, los planes financieros por sí solos no bastan". -"El desarrollo es algo más que ajuste. El desarrollo es algo más que presupuestos equilibrados y gestión fiscal. El desarrollo es algo más que educación y salud. El desarrollo es algo más que soluciones tecnocráticas". En un sentido semejante, el mismo funcionario en enero de 1999 hizo circular dentro del Banco Mundial el borrador de una Propuesta de un Marco Integral de Desarrollo, en la cual expone con algún detalle las diferencias entre su institución y el FMI, asignándole al Banco la atención de [Wolfenshon; 1999, 5] "los aspectos sociales estructurales y humanos" y planteando: "El marco integral de desarrollo que propongo presenta un panorama más amplio del desarrollo. No podemos adoptar un sistema en el que los aspectos macroeconómicos y financieros se consideren independientemente de los estructurales, sociales y humanos y viceversa". Esas declaraciones, a pesar de que son significativas por su contenido y por provenir de una parte importante de los “artífices” del actual orden mundial, con seguridad se quedan cortas si se confrontan con el actual escenario de funcionamiento de la economía mundial y con los grados de polarización que en él están tomando cuerpo a través de la globalización. Al respecto, desde perspectivas distintas a la que tienen los personeros del Banco Mundial se han venido formulando críticas bastante más radicales, en las cuales el problema no es visto como una bomba de tiempo cuyo estallido podría afectar a “nuestros hijos” en algún momento del futuro, sino más bien como una explosión que ya ha venido ocurriendo, y que sólo podrá ser revertida con una modificación de las actuales modalidades de desarrollo que debería ser bastante más profunda de lo que proponen los autores recién citados. En el mismo ámbito de los organismos internacionales el PNUD, además de las cifras que ofrece en sus sucesivos Informes Sobre Desarrollo Humano, tanto en esos informes como en los Ocassional Papers –que se elaboran como documentos preparatorios para cada Informe– ha venido presentando un conjunto de análisis sobre los distintos aspectos del funcionamiento de los países atrasados y de la economía mundial, que inciden en los niveles de pobreza, exclusión y polarización económica y social. Como propuesta general, el PNUD ha venido insistiendo en la necesidad de una de "gestión de la globalización" [PNUD: 1997, 10 y 125], con lo que busca responder a las múltiples evidencias de que dicha globalización, bajo sus formas actuales –"avanzando a una velocidad extraordinaria pero sin mapa ni brújula"– ha multiplicado las desigualdades, aumentando la brecha en la totalidad mundial entre ricos y pobres, y en el escenario internacional entre países desarrollados y atrasados. Así, en el Informe 1997 se plantea que "a menos que se gestione cuidadosamente la globalización, los países pobres y los pobres quedaran cada vez más al margen"; más adelante se agrega que "todos los países y todos los principales organismos financieros e internacionales deben hacer más que alabar pasivamente la globalización"; y, en otro lugar se señala: "Necesitamos abandonar la ilusión de que, más tarde o más temprano, el desarrollo goteará hacia abajo". Y en esa misma línea, en su Informe 1999 [PNUD; 1999] se presenta como tema central el de una "Globalización con rostro humano", identificando una serie de rasgos –éticos, de equidad, de inclusión, de desarrollo, de sustentabilidad y de seguridad humana– cuya presencia permitiría que la globalización "trabaje para las personas y no sólo para las ganancias"; así también, en el mismo Informe 1999 se propone una agenda de acciones en el plano nacional e internacional para "asegurar el desarrollo humano en la época de la globalización", la cual incluye un tema referido a "reducir la a menaza de volatilidad financiera [...] y sus costos humanos". El mismo PNUD, a lo largo de sus Informes ha ido introduciendo modificaciones y agregados en el instrumental que ocupa y en las cuantificaciones que realiza, que según nos parece obedecen a un reconocimiento de realidades que tienen más que ver con la reproducción ampliada de la pobreza y la desigualdad que con un verdadero avance del desarrollo humano. Así, por ejemplo, en el Informe de 1996 [PNUD; 1996, 22,23] se opuso el concepto de privación al de progreso, en el Informe de 1997 se introdujo el Índice de Pobreza Humana Para Países en Desarrollo (IPH-1) y en 1998 el Índice de Pobreza Humana Para Países Desarrollados (IPH-2), 74 con los cuales se propuso "medir la privación que todavía existe". Algo similar ha ocurrido en el caso de la UNCTAD, la cual en 1997, en su informe anual sobre países menos desarrollados [UNCTAD; 1997a], introdujo el concepto de “economías en regresión” –tomado de A. Sen–, para oponerlo al de “economías en desarrollo” y reflejar con ello una realidad que nada tiene que ver con el desarrollo en un número importante de países “que han sufrido una declinación crónica o un colapso súbito en sus condiciones socioeconómicas. En ambos casos, el nivel de vida y las condiciones de la mayoría o de una gran parte de la población, han caído sustancialmente”, lo que se expresa en “un marcado deterioro en uno o más de sus principales indicadores de bienestar económico y social”. También en lo que respecta a la UNCTAD, conviene tener presente tanto sus Ocassional Papers –en varios de los cuales, según ya dijimos, se desarrolla una crítica a las actuales teorías de la "convergencia"– como sus reportes anuales sobre Comercio y Desarrollo, y en particular los dos reportes más recientes: –En el reporte correspondiente a 1998, varios de los capítulos están dedicados al tema Inestabilidad Financiera Internacional y la Economía Mundial y en ellos –como ya hemos visto en partes anteriores de este capítulo– se hace una severa crítica al actual funcionamiento de los mercados financieros internacionales y a las políticas que se han venido aplicando para enfrentar la crisis asiática. –En el reporte de 1997 [UNCTAD; 1997], que tuvo como tema especial Globalización, distribución y crecimiento, se revisa en detalle dicho tema a lo largo de varios capítulos, dando cuenta de un incremento de la polarización, la marginalización y la pobreza en el funcionamiento de la economía mundial: un crecimiento económico demasiado lento como para generar el suficiente empleo con pago adecuado o para aliviar la pobreza; una acentuación de las tendencias a la divergencia entre países desarrollados y en desarrollo; una primacía de las finanzas sobre el resto de las actividades y de los rentistas con relación a los inversores; un triunfo del capital respecto del trabajo, con las 74 En relación a los resultados obtenidos con la aplicación de ese índice, en el Informe 1998 [PNUD; 1998, 2] se dice: " El IPH-2 revela de manera concluyente que el subconsumo y la privación no son sólo el destino de los pueblos pobres del mundo en desarrollo. Más de cien millones de habitantes de países ricos sufren una suerte semejante". ganancias creciendo en todos los países; el incremento en la desigualdad salarial transformado en un problema global; el deterioro de los ingresos de la clase media en muchos países; y, el aumento generalizado de la inseguridad en lo laboral y en los ingresos; Fuera del ámbito de los organismos internacionales, son ya innumerables los análisis que han venido destacando un funcionamiento sistémico en el cual la globalización ha traído aparejado un incremento sustancial de las desigualdades económicas, y en muchos de ellos ese incremento se vincula con los límites de las actuales modalidades de desenvolvimiento de la economía mundial. Así, por ejemplo, para Barnet y Cavanagh [1995; 421]: "El superávit de seres humanos talentosos, cualificados, subvalorados y no deseados es el talón de Aquiles del sistema global emergente. El problema es absolutamente sencillo: un número de personas sorprendentemente alto y en crecimiento no es necesario o no es deseado para la fabricación de bienes o para prestar los servicios que los clientes del mundo que pagan, se pueden permitir. La presiones recogidas de la competencia global para recortar costes amenazan a la gran mayoría de los 8 000 millones de seres humanos que se supone vivirán en la Tierra el primer cuarto del próximo siglo con la perspectiva de que no serán productores ni consumidores". A conclusiones semejantes llegan otros muchos autores. Así, y sólo por mencionar algunos trabajos escritos en los últimos años, Wallerstein considera que [1995] “el sistema mundial está yendo hacia una mayor polarización Norte-Sur que la existente hasta ahora”; Arrighi [1994], identifica un escenario global en el cual “Comunidades enteras, países, e incluso continentes, como en el caso del África Subsahariana, han sido declarados ‘redundantes’, superfluos para la cambiante economía de la acumulación de capital a escala mundial"; Hobsbawm [1994], ubica la que a su juicio parece estarse convirtiendo en "la principal causa de tensión internacional de cara al nuevo milenio: la creciente separación entre las zonas ricas y pobres del mundo"; Chomsky [1997; 180] destaca que las “diferencias dentro de las naciones se producen en los ‘tres mundos’”; Martin y Schuman [1996], así como Rifkin [1996], coinciden en identificar la consolidación de una “Sociedad 20-80”, en la cual el 20% tiene un lugar y el 80% restante sale sobrando; Beck [1998; 108-209] plantea que “las rentas decrecientes del trabajo y las rentas crecientes del capital generan una escisión en aumento entre el mundo de los ricos y el de los pobres” y propone un “pacto social contra la exclusión”; Castells [1996; III, 186] argumenta la existencia de "agujeros negros del capitalismo informacional"; Samir Amin [1997] prevé que en las próximas décadas se dará “el surgimiento de nuevas dimensiones de polarización”; y Shutt [1998; 153] analiza la “catástrofe del tercer mundo” y, en relación con los países atrasados, concluye que “la condición de gran parte de los tres cuartos de la raza humana que habita allí ha empeorado durante los últimos veinte años y es ahora, cerca del fin del siglo veinte, tan temible como en cualquier momento desde el inicio del siglo". De entre esos autores Castells, a quién hemos citado sobre todo en relación al nuevo paradigma tecnoeconómico, bajo el título de [1996; II, 95 a 191] "El cuarto mundo: el capitalismo informacional, pobreza y exclusión social" hace una revisión del "aumento de la desigualdad y la exclusión en todo el mundo", abordando el tema para los países atrasados –en particular los africanos– y para los países desarrollados –en particular los EE.UU.–, así como en lo referente al trabajo infantil. De dicha revisión, saca la siguiente conclusión, misma que compartimos: "He tratado de mostrar [...] el complejo conjunto de vínculos que existen entre las características del capitalismo informacional y el aumento de la desigualdad, la polarización social, la pobreza y la miseria en la mayor parte del mundo. El informacionalismo crea una aguda divisoria entre pueblos y localidades valiosos y sin valor. La globalización avanza de forma selectiva, incluyendo y excluyendo a segmentos de economías y sociedades dentro y fuera de las redes de información, riqueza y poder que caracterizan al nuevo sistema dominante". Finalmente, sólo nos resta insistir en que esa polarización incrementada, de la cual con distinta fuerza dan cuenta los autores y organismos que hemos venido mencionando, se ha constituido en una consecuencia obligada por los contenidos y los rumbos que hasta ahora han caracterizado al proceso de globalización, y en ausencia de cambios profundos ella amenaza seguir acompañando a dicho proceso. Las actuales formas de funcionamiento de la economía mundial, y dentro de ese funcionamiento el papel que han pasado a jugar los componentes financieros, son el mejor de los escenarios posibles para una preeminencia absoluta de la especulación sobre la producción, para la imposición redoblada de los intereses del gran capital al conjunto de la sociedad, para un abandono –también redoblado– de acciones conducentes al incremento generalizado del bienestar y de la calidad de vida y, en definitiva, para la multiplicación tanto de las distancias entre las economías desarrolladas y atrasadas, como de los polos de riqueza y pobreza en el interior de los distintos países. Según hemos intentado argumentar a lo largo de este trabajo, la época de profundos cambios que nos está tocando vivir tiene impreso el signo de la desigualdad y la exclusión, y es bajo ese signo que los beneficios del avance científico, y en general los frutos del conocimiento humano, son apropiados por minúsculas y muy poderosas fracciones, que logran imponer sus condiciones a economías y sociedades de todos los tamaños, por completo de espaldas a cualquier consideración que no sea la de maximizar sus ganancias, muchas veces especulativas. Al menos en lo que va del fin de siglo, las finanzas globales han impregnado con su lógica al conjunto de la economía mundial, asignándole rumbos y contenido al funcionamiento económico global, movilizando recursos en cuantías hasta hace poco inimaginables, definiendo como nunca antes grandes ganadores y perdedores, y multiplicando con su acción la inestabilidad y la incertidumbre en el funcionamiento sistémico. Según advertimos al inicio de este trabajo, nuestro balance de la globalización financiera difícilmente sería optimista y, en efecto, son muchos los motivos que obligan a una crítica profunda no sólo de ese ámbito de la globalización y de su preeminencia en relación al resto del funcionamiento económico, sino también del tipo de sociedad mundial que a partir de allí se ha venido consolidando, de las prioridades que en ella ganan fuerza, de las relaciones sociales a que ella empuja y de los valores que ella supone. Sin embargo, al mirar hacia el horizonte sí somos optimistas, ya que a nuestro juicio en él ya despuntan límites no lejanos al tipo de funcionamiento de las finanzas y de la globalización que hasta ahora estamos viviendo, límites que en gran medida se desprenden de las propias contradicciones y conflictos que ese funcionamiento ha venido multiplicando. Sin embargo, para llegar al horizonte hay que caminar hacia él, construyendo paso a paso una senda que nos lleve a un verdadero desarrollo, en el cual la polarización económica y social no constituyan el fruto obligado de las relaciones entre los hombres y entre los países. BIBLIOGRAFÍA Aküz, Yilmaz (1998) The East Asian Financial Crisis: Back to the Future?, UNCTAD, Internet. Amin, Samir (1997) Los desafíos de la mundialización, Ed. Siglo XXI. Andreff, Wladimir y Olivier Pastré (1979) "La génesis de los bancos multinacionales y la expansión del capital financiero internacional" en Jaime Estévez y Samuel Lichtensztejn (compiladores) Nueva fase del capital financiero. Elementos teóricos y experiencias en América Latina, Ed. Nueva Imagen, México, 1981. 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