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LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA.
Una revisión de sus contenidos e impactos
Jaime Estay R.1
INDICE
INTRODUCCIÓN
2
I. BASES Y CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN
4
I.1. Las bases técnicas e institucionales de la globalización
5
I.1.1. La liberación de trabas técnicas como base de la globalización
6
1.1.2. El nuevo contexto normativo y sus implicaciones teóricas
18
I.2. La crisis como contexto de la globalización
32
II. LA INNOVACIÓN FINANCIERA EN SUS RASGOS PRINCIPALES
39
II.1. El crecimiento del crédito y el funcionamiento de la economía mundial
39
II.2. La bursatilización" del crédito
49
II.3. Nuevos instrumentos y nuevos actores en los mercados financieros
57
III. LAS EXPRESIONES INTERNACIONALES DE LA GLOBALIZACIÓN
FINANCIERA
76
III.1. Evidencias y causas de la internacionalización del capital.
77
III.2. Los mercados financieros internacionales
87
III.3. El componente externo de la actividad de las bolsas de valores
1
Profesor-investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Puebla. En la
recopilación de información y en el procesamiento de estadísticas se contó con el apoyo de Liza Aceves,
quien es auxiliar de investigación en esa misma Facultad.
96
III.4. Las operaciones de cambio de monedas
102
IV. LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA Y EL ACTUAL ESCENARIO
ECONÓMICO MUNDIAL
111
IV.1. La globalización financiera y el reciente crecimiento económico mundial
111
IV.2. Globalización financiera y desigualdad económica y social
127
BIBLIOGRAFÍA
140
INTRODUCCIÓN
Al momento de escribir este trabajo, la crisis financiera internacional que estalló en Asia en
julio de 1997 está cerca de completar su segundo año, y durante ese lapso los impactos de
dicha crisis se han ido acentuando, tanto en el interior de las economías inicialmente
afectadas, como en otros países y en el conjunto de la economía mundial.
Asimismo, paralelamente al desenvolvimiento de la crisis se han venido multiplicando
las interpretaciones sobre sus causas, contenidos y posibles consecuencias, de tal modo que
a la fecha existe un amplio abanico de propuestas interpretativas sobre esos
temas,
notablemente encontradas entre sí, y provenientes tanto de diversas corrientes del
pensamiento económico como de distintos espacios de reflexión: gobiernos, organismos
internacionales, grupos de investigación, etc.
Pese a esa diversidad, y a las dificultades para analizar adecuadamente la crisis que en
buena medida dicha diversidad está expresando, en las distintas interpretaciones ha estado
ganando fuerza la idea de que, más allá de los problemas ubicados en el funcionamiento
interno de aquellas economías que han sido más duramente golpeadas por la crisis, estamos
ante un deterioro cuyas raíces profundas son de origen sistémico y se articulan con algunas
de las principales tendencias que hoy están presentes en el funcionamiento de la economía
mundial.
De esta manera, a medida que la crisis ha ido ampliando su permanencia y sus efectos,
poco a poco –y con cierto retraso– los análisis sobre ella se han encaminado hacia
revisiones más amplias, referidas al actual funcionamiento de los mercados financieros, a
los vínculos entre dicho funcionamiento y el del resto de la economía, a los objetivos y
márgenes de acción de los gobiernos y de los organismos financieros internacionales y, más
en general, tanto a los elevados niveles de deterioro, incertidumbre y desequilibrio que hoy
caracterizan al escenario mundial, como a la muy escasa capacidad nacional y multilateral
que existe para enfrentarlos adecuadamente.
El presente trabajo pretende ubicarse en ese contexto –en el cual los debates y las
diferencias de interpretación han arreciado junto con la crisis–, revisando algunas de las
principales tendencias y discusiones que caracterizan al desenvolvimiento reciente de la
economía mundial y en particular de la llamada “globalización financiera”, y presentando
un panorama global –desde luego, de carácter transitorio– sobre esos temas. Para ello, en
un primer apartado revisaremos algunos aspectos de la actual tendencia a la globalización
de la economía mundial, luego de lo cual nos centraremos en el ámbito financiero de ese
proceso de globalización, identificando los principales cambios ocurridos en dicho ámbito
tanto al nivel de los mercados financieros nacionales como en el nivel internacional, y
finalizaremos destacando algunos de los problemas que a nivel sistémico están asociados
con el despliegue de la globalización financiera.
Desde luego que el balance que presentaremos, sobre la globalización en general y su
ámbito financiero en particular, difícilmente podría ser optimista: sobran las evidencias de
los graves problemas que hoy están presentes en el escenario internacional y en el
funcionamiento interno de distintas economías, del importante papel que en su estallido y
multiplicación están desempeñando los aspectos financieros y de las dificultades que tienen
las interpretaciones en boga para dar una adecuada cuenta de dichos problemas; por
consiguiente, en nuestro acercamiento por fuerza deberemos destacar el deterioro que a
nuestro juicio prevalece en todos esos niveles, más aún si el balance se hace desde la
perspectiva de países como los latinoamericanos, los cuales una vez más se están viendo
inmersos en una crisis que ya amenaza acompañar a la transición hacia el nuevo milenio.
I. BASES Y CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN
Desde los años ochenta, y con mayor fuerza en la presente década, el término
“globalización” ha venido multiplicando su presencia tanto en el lenguaje cotidiano como
en la jerga especializada de las distintas disciplinas sociales, de tal modo que a la fecha son
ya incontables los documentos y los discursos en los cuales dicho término es profusamente
utilizado.
En buena medida, ello es resultado de que, en la palabra “globalización” parecen
resumirse las principales transformaciones que están teniendo lugar en este fin de siglo,
por lo cual ella ha pasado a ser de uso obligado a la hora de dar cuenta del escenario
planetario, nacional y regional en el que actualmente se desenvuelven los fenómenos
sociales y los distintos actores. Por consiguiente, no sólo en el análisis económico sino
también en la sociología, en la ciencia política, y en otras tantas perspectivas disciplinarias
de acercamiento a la realidad, las menciones a la globalización constituyen un punto de
partida ampliamente compartido, el cual pareciera dotar de un marco común de referencia a
dichos acercamientos y a los diferentes enfoques teóricos e ideológicos desde las cuales
esos acercamientos se desarrollan.
Sin embargo, una revisión de materiales en los cuales se construye, analiza o utiliza el
concepto de globalización, lo que deja al descubierto es que ese “marco común de
referencia” en importante medida no es tal. Si bien algunas de las acepciones del concepto
son de uso generalizado, y en muchos textos se le relaciona con un grupo similar de
fenómenos particulares, lo cierto es que las diferencias son notablemente abundantes y se
refieren a prácticamente todos los temas que están “por detrás” de la palabra globalización:
a la ubicación histórica del fenómeno y a la existencia o no de precedentes comparables; a
sus grados de continuidad o ruptura respecto de estructuras y tendencias previamente
existentes; a sus impactos –y a su relación con los ámbitos– mundiales, macroregionales,
nacionales, regionales, e incluso respecto del ámbito más cotidiano de vida del ciudadano
común (educación, empleo, salario, actitudes, valores, hábitos de consumo, etc.); a sus
implicaciones presentes y futuras en el orden político y económico mundial, en las
relaciones internacionales y en las distintas relaciones de clases y de fracciones en el
interior de las sociedades; etc.2
Así, además de las grandes distancias que existen a la hora de abordar el tema de la
globalización desde una u otra perspectiva disciplinaria, en el interior de cada disciplina el
tratamiento del término –y, por consiguiente, la reconstrucción conceptual de la realidad
que a través de él se intenta lograr– arroja diferencias sustanciales entre los distintos
análisis. 3 Esas diferencias, en su mayor parte reproducen a las ya existentes en cada
disciplina: de perspectiva teórica general, de método, de valores, juicios y prejuicios, de
perspectiva de clase, de perspectiva nacional, etc.; pero también, algunos aspectos de la
globalización suscitan “reacomodos” y “alineaciones” distintos a los tradicionales,
provocando coincidencias –muchas veces transitorias– en análisis que provienen de muy
distintas raíces.
A partir de lo recién planteado, en este primer apartado intentaremos avanzar en una
suerte de “clasificación primaria”, tanto de las bases en que se sustenta el proceso de
globalización, como del contexto en que éste hasta la fecha se ha venido desenvolviendo,
con el principal objeto de establecer un marco mínimo de referencia que nos permita en los
siguientes apartados centrarnos en la globalización financiera.
I.1. LAS BASES TÉCNICAS E INSTITUCIONALES DE LA GLOBALIZACIÓN
Más allá de la disparidad de contenidos y proyecciones que se le asignan a la globalización,
desde nuestro punto de vista efectivamente hay un conjunto de nuevas situaciones que se
han venido abriendo paso en el escenario económico mundial, de las cuales es necesario dar
cuenta ya sea a través de ese concepto o de algún otro semejante, y es partiendo de ese
reconocimiento que en este primer inciso identificaremos unas pocas tendencias que desde
2
Algunos materiales recientes donde se revisan distintas definiciones y usos de la globalización, son
Moneta [1993], SELA [1996], Baró [1997], Hirst y Thompson [1996; 1 a 17], Beck [1998; 55 a 98] y
Tortosa [1998].
3
En tal sentido, Beck [1998; 40] plantea: "Globalización es a buen seguro la palabra (a la vez eslogan y
consigna) peor empleada, menos definida, probablemente la menos comprendida, la más nebulosa y
políticamente la más eficaz de los últimos –y sin duda también de los próximos– años".
Y, por su parte, Barnet y Cavanagh [1995; 13] destacan la ambiguedad del término de la siguiente manera:
"La 'mundialización' es la palabra más de moda de los años 90, tan portentosa y maravillosamente
paciente como para confundir a Alicia en el País de las Maravillas y conmover a la Reina Roja, porque
significa precisamente lo que el usuario dice que significa".
nuestra perspectiva están ubicadas en la base misma del proceso globalizador –así como de
la "globalización financiera"– y cuyo despliegue ha servido de sustento a las formas
generales y específicas asumidas por ese proceso, relacionando además algunas de dichas
tendencias con distintas discusiones y elaboraciones teóricas que han estado vinculadas a su
desarrollo.
Para ello, destacaremos por una parte lo ocurrido con la revolución científico-técnica y,
por la otra, lo sucedido con el marco normativo de funcionamiento de la competencia y con
algunas de las formulaciones y discusiones teóricas asociadas a los cambios ocurridos en
ese marco. En términos generales, nuestra argumentación apuntará a que la globalización se
ha sustentado en una extrema libertad, de la que han gozado los capitales –y en particular
los grandes capitales que se mueven a nivel transnacional– para desplegarse sin mayores
trabas, tanto técnicas como institucionales, contando por consiguiente con el mejor de los
escenarios para imponer sus condiciones al conjunto de las demás clases y fracciones, y
para redefinir la acción estatal sobre la economía desde la perspectiva de sus necesidades.
I.1.1.- LA LIBERACIÓN DE TRABAS TÉCNICAS COMO BASE DE LA
GLOBALIZACIÓN
En función de lo recién señalado, un primer aspecto a destacar es el referido a los
cambios que se vienen dando en la base tecno-productiva de funcionamiento de la
economía, en la medida en que dichos cambios han ido creando varias de las condiciones
en que se ha sustentado la globalización.4 Durante las últimas décadas se han desarrollado
verdaderas revoluciones en campos tales como la microelectrónica, la informática, las
telecomunicaciones, los nuevos materiales y la biotecnología, permitiendo todas ellas un
proceso generalizado de innovación y difusión que ha provocado no sólo una
reorganización total en las formas de producción, organización y gestión de las empresas y
en el funcionamiento económico global, sino también modificaciones profundas en los
4
En tal sentido, Vidal [1993; 160] señala que "la tecnología actual es el soporte material necesario para llevar
a efecto el proceso de mundialización", identificando en dicha tecnología las siguientes características
principales: producción en masa; segmentación de los procesos productivos; control de los procesos a
distancia; rapidez y eficiencia en el transporte de grandes masas y volúmenes de mercancías; y,
homogeneización de productos, de hábitos de consumo, de sistemas de ventas, de sistemas de financiación,
etc.
diversos aspectos de la vida cotidiana de la gente: en el desempeño de sus actividades
laborales, en la adquisición y aplicación de habilidades y conocimientos, en las formas de
consumo, en el uso del tiempo, en sus formas de relación con los demás, etc.
El uso productivo de la ciencia y la tecnología, y la apropiación capitalista no sólo de los
recursos físicos mundiales sino también del conocimiento humano que ello supone, han
alcanzado una amplitud y profundidad extremas, acentuándose al máximo en todos los
niveles la competencia por la generación y posesión de avances técnicos, como elemento
clave del desenvolvimiento de las economías nacionales, de los grandes capitales y de la
generalidad de las empresas, más aún cuando en las décadas recientes el desarrollar esos
avances constituyó un camino obligado para enfrentar los problemas de distinto orden que
se hicieron presentes desde los años setenta.
Dichos problemas, a los cuales nos referiremos posteriormente con mayor detalle, en
términos generales pueden ser resumidos bajo la idea de un deterioro tendencial del
funcionamiento económico, y ellos obligaron a la búsqueda de nuevas condiciones técnicas
de desenvolvimiento para cada capital individual con el fin aumentar la productividad y
reducir tiempos y costos en todos los sentidos posibles (salarios, materias primas,
instalaciones, maquinarias, transporte, almacenamiento, gastos administrativos, gestión
gerencial, tiempos de producción y circulación, etc), buscando la redefinición tanto de las
relaciones con el trabajo, como de las posibilidades competitivas respecto de los restantes
capitales.
Como parte de esa búsqueda, los esfuerzos de innovación tecnológica se constituyeron
en un objetivo prioritario no sólo de las grandes empresas para lograr ganancias
extraordinarias, sino también de los Estados para crear las mejores condiciones a sus
respectivos capitales y para conseguir o mantener una situación de liderazgo de su
economía nacional en el escenario
mundial. Al respecto, en el Cuadro 1 se entrega
información que da cuenta de la mayor importancia adquirida por los gastos en
investigación y desarrollo en distintos países, presentando el total de esos gastos como
porcentaje del PIB; para casi todos los países allí considerados, los respectivos porcentajes
se han incrementado de manera importante entre el inicio de los años setenta y mediados de
la presente década, con varios casos –Suecia, Finlandia, Dinamarca, Austria y España– en
los cuales la proporción de dichos gastos en la producción global ha aumentado en más del
cien por ciento. 5 Y si la relación se estableciera entre los gastos de investigación y
desarrollo de las empresas y el producto industrial los resultados serían semejantes, con
países como Japón, Suecia, Finlandia, Noruega, Austria, Australia y España, en los cuales
dicha relación ha aumentado en más del doble entre 1971 y 1990 (véase Archibugi y Pianta
[1998, 128]).
CUADRO 1
TOTAL DE INVERSIÓN EN INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO COMO % DEL PIB
1971
1981
1991
1995
1996
PAÍS
Japón
1.7
2.1
2.8
2.8
-Suiza
2.3
2.3
2.7
--Suecia
1.5
2.3
-h
g
2.9
3.6
EE.UU.
2.5
Alemania*
2.5c
2.2
2.6
2.5
2.4
2.8g
2.6g
2.3
2.3
Francia
Reino Unido
1.8
2.1c
2.0
2.4
2.4
2.1
2.3
2.1
---
P. Bajos
Finlandia
2.1
0.9
1.9
1.2
2.1
2.1g
2.1
2.4
---
Noruega
1.1b
1.4
1.3
1.7
--
1.6f
-1.1
1.7
1.7g
1.6
-1.7
0.3
1.9
---
1.2
1.5
1.5
1.5
Bélgica
México
Dinamarca
--
--
Austria
1.0b
0.6b
Canadá
Italia
1.4
0.9
1.2
0.9
1.5
1.2g
1.7
1.1
1.7
1.1
Australia
1
0.7
0.4
0.4e
1.6h
1.0
0.9
--
1.6i
1.4
0.9
0.6
--
Irlanda
España
Portugal
1.2d
0.8
0.3
0.4
-0.8
--
Grecia
0.1a
0.2
0.4
--
--
*A partir de 1991, las cifras se refieren a Alemania unificada; aEstimados; b1970; c1972; d1973;
e1982; f1983; g A partir de este año, hay una ruptura respecto de las cifras previas; h 1992; i
1994.
FUENTE:para 1971 y 1981, Archibugi y Pianta [1998, 127]; para 1991, 1995 y 1996, OCDE
[1998a, 165].
En el mismo sentido, en el Cuadro 2 se observa el rápido incremento que se ha dado en
5
Ampliando el espacio de tiempo para la comparación, cabe señalar que según otra fuente [Freeman; 1997,
29] para los años treinta del presente siglo los gastos de Investigación y Desarrollo como proporción del PIB
eran de 0.6% en EE.UU., 0.1% en Japón y 0.2% en los países de la Comunidad Europea (considerando doce
miembros), por lo cual las cifras presentadas en el Cuadro 1 indican un verdadero salto en comparación con lo
que ocurría hace 60 años.
el número de investigadores por cada 10 000 trabajadores para los países allí considerados,
con casos extremos como los de Dinamarca, Irlanda, Portugal y España, en donde dicha
proporción ha aumentado en más del doble entre comienzos de los años ochenta y
mediados de la presente década. Para el caso de Japón, que según el Cuadro 2 tiene el
mayor número relativo de investigadores, según cifras de otro material de la OCDE [1999b;
140-141] entre 1979 y 1996 la cantidad de personas dedicadas a actividades de
investigación y desarrollo pasó de 173 000 a 400 000.
PAIS
EE.UU.
CUADRO 2
INVESTIGADORES POR CADA 10 000 TRABAJADORES
1981
1985
1991
1993
62
75
74
f
68
1995
--
Canadá
México
Japón
Corea
Australia
33
-54
-35
41
-64
-41
45
-75
---
53
4
80
---
-6
83
48
64g
Austria
Bélgica
Dinamarca
Finlandiab
21
31
25
--
23
36
31
--
-43
41
55
34
-47
61
-53
57
--
Francia
Alemaniac
36
44
43
50
52
61
58
58
60
--
Grecia
Irlanda
Italia
-17
23
-22
27
16
39
31
20
46
32f
-59
--
P. Bajos
34
--
38
63
45f
69
46
Noruega
42f
47
Portugal
10d
15
50
--
--
España
Suecia
7a
14
41
73f
24
26
59
28
68f
30
--
Suiza
--
44bef
47
--
46fh
47
--
R. Unido
47
45
52
a ; b Graduados Universitarios en vez de investigadores; c A partir de 1991, las cifras se refieren a Alemania
unificada; d 1986; e 1986; f A partir de este año, hay una ruptura respecto de las cifras previas; g 1994; h
1992.
FUENTE: OCDE [1998a, 273].
Además de lo ya señalado, en ambos cuadros queda en evidencia un rasgo que veremos
repetirse no sólo en relación a los esfuerzos de investigación y desarrollo y al avance
científico-técnico sobre el cual se apoya la globalización, sino al conjunto de tendencias
asociadas al proceso globalizador. Ese rasgo –sobre el cual volveremos con mayor detalle
en el último apartado de este trabajo– se refiere a las enormes disparidades con que dicho
proceso se desenvuelve, lo cual en los Cuadros 1 y 2 se observa al comparar las distancias
que existen entre países respecto de las relaciones allí presentadas. A modo de ejemplo, si
se confrontan las cifras correspondientes a EE.UU. y a México para el año más reciente
considerado en cada cuadro, la conclusión es que la inversión en investigación y desarrollo
como por ciento del PIB es nueve veces superior en EE.UU. que en México, en tanto que
en el número de investigadores por cada 10 000 trabajadores la ventaja de EE.UU. respecto
de México es de 18 a 1. Así, las disparidades son inmensas en lo que respecta a la
capacidad de generación, apropiación y uso del avance científico-técnico, y ellas están en la
base misma de un escenario global en el cual se multiplica la desigualdad social. En
palabras de Castells [1996; I, 60]:
"La oportunidad diferencial en el acceso de la tecnología para las gentes, los países y
las regiones es una fuente crítica de desigualdad en nuestra sociedad. Las zonas
desconectadas son discontínuas cultural y espacialmente: se encuentran en los centros
deprimidos de las ciudades estadounidenses o en las banlieues francesas, así como en
los poblados de chozas de África o en las regiones rurales desposeídas de China o
India".6
Si bien es el desarrollo combinado de los distintos espacios de la revolución
científico-técnica el que ha generado la base para el despliegue de las nuevas condiciones
de funcionamiento de la economía mundial, una buena parte de dichas condiciones está
específicamente relacionada con las profundas modificaciones que se han dado en las
"tecnologías de la información", las cuales en importante medida concentran –en lo que
Castells [1996; I, 56] ha calificado como un conjunto convergente– los avances ocurridos
en la informática, las comunicaciones, la microelectrónica y la optoelectrónica,7 y con ello
6
En el mismo sentido el Banco Mundial, en el Informe Sobre el Desarrollo Mundial 1998-1999, que está
dedicado al tema del conocimiento, plantea [Banco Mundial; 1998b, 2]:
"La mayor diferencia es la que existe no en el volumen de conocimientos disponibles sino en la
capacidad de generación de los mismos. La distancia que separa a los países ricos de los países pobres
es mayor en relación con la generación de conocimientos que con los niveles de ingreso".
Y, por su parte, Ferrer [1994; 84] llega a una conclusión más extrema:
"En el pasado, la tecnología vinculaba a todos los países que integraban el mercado internacional. En la
actualidad, los nuevos paradigmas tecnológicos fracturan el orden mundial. Ensanchan, sin pausa, la
brecha entre quienes participan y los que quedan al margen de las transformaciones impulsadas por los
nuevos conocimientos y sus aplicaciones tecnológicas".
7
Cabe tener presente, que Castells considera incluso a la ingenería genética como parte de las tecnologías de
la información [Castells; 1996, I, 56]:
"Ello es debido, en primer lugar, a que la ingeniería genética se centra en la decodificación,
manipulación y repromagración final de los códigos de información de la materia viva. Pero también,
sintetizan los cambios ocurridos con el conjunto de dicha revolución, asignando un relativo
orden y dirección global a ese conjunto.
Todo ello, ha llevado a distintos autores a destacar la aparición de un [Castells; I, 88]
"paradigma tecnológico", o "paradigma tecnoeconómico" –que para Ceceña [1998] es
"paradigma electroinformático"–, identificando como rasgos centrales del nuevo escenario
mundial a "la muerte de la distancia" (Cairncross [1998]), al paso a una "sociedad del
conocimiento" (Drucker [1993]) y a la llegada de una "era de la información" (Carnoy et.
al. [1993] y Castells [1996; I, II, III]), en cuyo interior Castells [1996; III, 370] identifica
"una nueva estructura social dominante, la sociedad red, una nueva economía, la economía
informacional/global; y una nueva cultura, la cultura de la virtualidad real", ubicando "la
aparición del informacionalismo como cimiento material de la nueva sociedad", el cual ha
estado en el corazón mismo de la reestructuración capitalista desplegada para enfrentar el
deterioro.8
Según el mismo Castells [1996; I, 88 a 90], los rasgos "que constituyen el núcleo del
paradigma de la tecnología de la información" y "la base material de la sociedad de la
información", son los siguientes:
1."...
la información es su materia prima: son tecnologías para actuar sobre la información,
no sólo información para actuar sobre la tecnología, como era el caso en las
revoluciones tecnológicas previas".
2.La
muy elevada "capacidad de penetración de los efectos de las nuevas tecnologías. [...]
todos los procesos de nuestra existencia individual y colectiva están directamente
moldeados (aunque sin duda no determinados) por el nuevo medio tecnológico".
3.La
lógica de interconexión e interacción de las nuevas tecnologías es La Red: "Esta
configuración topológica, la red, ahora puede materializarse en todo tipo de procesos y
8
porque en la década de 1990 la biología, la electrónica y la informática parecen estar convergiendo e
interactuando en sus aplicaciones, en sus materiales y, lo que es más fundamental, en su planteamiento
conceptual ..".
En palabras de Ceceña [1997; 53]:
"Los movimientos de información se han convertido en un componente indispensable de la
reproducción económica en su conjunto y en soporte de la competencia intercapitalista. Su desarrollo y
monopolización constituye una garantía de supremacía en muchos sentidos: 1] son un medio de
circulación de todos los conocimientos científicos y prácticos que puede aprovecharse para usos
industriales o de ciencia aplicada; 2] son el medio más expedito de conexión entre producción y
mercado y, por tanto, de eliminación de acervos; 3] contribuyen a la valorización más ágil del capital
mediante la rapidez de sus movimientos, ya sean éstos especulativos o productivos, y 4] representan la
alternativa más eficaz de evasión de los conflictos de clase por la posibilidad que brindan de trasladar
organizaciones mediante tecnologías de la información de reciente disposición. Sin
ellas, sería demasiado engorroso poner en práctica la lógica de interconexión".
4.El paradigma se basa en la flexibilidad: "Lo que es distintivo de la configuración del
nuevo paradigma tecnológico es su capacidad para reconfigurarse, un rasgo decisivo en
una sociedad caracterizada por el cambio constante y la fluidez organizativa".
5.Un
último rasgo del paradigma, siempre según Castells, es "la convergencia creciente de
tecnologías específicas en un sistema altamente integrado, dentro de la cual las
antiguas trayectorias tecnológicas separadas se vuelven prácticamente indistinguibles".
En el Cuadro 3 se pueden observar algunas cifras referidas al mercado mundial de
tecnologías de la información: su rápido crecimiento en valores absolutos y en términos de
tasa anual; su composición por segmentos –donde destaca la mayor importancia adquirida
por los equipos de comunicación de datos–; y, su composición por área geográfica.
Respecto de esto último, es conveniente retener el hecho de que América Latina, con un
8.5% de la población mundial, participa con un 2% del mercado, en tanto que en el otro
extremo –con la participación más elevada, aunque decreciente– se encuentra "América del
Norte" y particularmente EE.UU., que concentra los mayores porcentajes del mercado de
tecnologías de la información.
CUADRO 3
COMPOSICIÓN DEL MERCADO MUNDIAL
DE TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN
1985
1990
TOTAL DEL MERCADO (mm US$)
158.3
345.4
POR AREA GEOGRÁFICA (en %)
100.0
100.0
América del Norte
59.2
41.9
América Latina
1.5
1.6
Europa Occidental
22.1
33.6
Europa del Este, Medio Ote, África
3.1
2.5
Asia Pacífico
14.0
20.4
POR PRINCIPALES SEGMENTOS (en %)
100.0
100.0
Estaciones de trabajo de PC
20.9
25.0
Sistemas multi-usuario
29.5
22.9
Equipo de comunicación de datos
3.0
3.1
Software empaquetado
13.5
15.5
Servicios
33.1
33.5
FUENTE: OCDE [1997b; 223]
1995
527.9
100.0
43.5
2.0
28.2
2.6
23.7
100.0
30.5
13.0
4.3
18.4
33.7
Tasa de crec.
12.8
9.4
15.6
15.6
10.6
18.9
17.2
4.0
17.0
16.3
13.0
La mayor presencia estadounidense en el mercado de tecnologías de la información,
disposiciones precisas y concretas de los procesos de trabajo".
refleja adecuadamente el hecho de que en ese país –y en particular en California– fue donde
desde los años setenta se concentraron los descubrimientos que dieron lugar a dichas
tecnologías, y desde ese entonces Estados Unidos se ha mantenido al frente de ellas y
probablemente lo seguirá haciendo durante las próximas décadas,9 habiéndose generado en
dicho país la mayor parte de los avances ocurridos en las redes telefónicas, en la televisión
y en los ordenadores electrónicos, lo que entre otras cosas ha implicado que en EE.UU.
–más que en otros países– la industria de información y los gastos en equipo informático
hayan venido participando con porcentajes cada vez mayores de la actividad económica,
constituyéndose en uno de los componentes más dinámicos del funcionamiento interno. En
tal sentido, en el Cuadro 4 se entregan varios indicadores de ese alto dinamismo para el
periodo reciente.
CUADRO 4
LA INDUSTRIA DE LA INFORMACIÓN
EN LA ECONOMÍA DE EE.UU.1
1992
1997
1992-97
Como % del total
Crec. anual (%)
Produc. Real de la Ind. de la Información
0.8
4.0
40.6
Inversión real en equipo informático
5.6
20.1
38.7
2
3
3
24.5
Stock real neto en equipo informático
1.7
2.6
PIB real, exc. Ind. de la Información
99.2
96.0
2.2
2.9
PIB real total
100.0
100.0
1Basado en precios de 1992. 2 Cifras referidas a 1992 y 1995. 3 Stock Neto de computadoras y
periféricos c/ relación al stock neto de capital privado no residencial.
FUENTE:Banco Internacional de Pagos (BIS) [1998a, 13]
En el interior de la revolución informática, el componente más destacado ha sido la "red
de redes" Internet, la cual según Castells [1996, I, 378] "es la columna vertebral de la
comunicación global a través del ordenador [...] en los años noventa, ya que enlaza en
9
Esa es la opinión, por ejemplo, de Cairncross [1997; 49-50]:
"Lo que está ocurriendo en las comunicaciones sucede en particular por esfuerzos norteamericanos. Los
Estados Unidos tienen la verdadera historia.
"... la primera mitad del próximo siglo [...] estará dominada económica, política y culturalmente por los
Estados Unidos".
Por otra parte, una revisión detenida de la competencia existente entre empresas y entre países en los
mercados de consumo final de las tecnologías de la información –las llamadas "aplicaciones multimedia"–, la
realiza Raúl Ornelas, el cual llega a la siguiente conclusión [1998; 253]:
" ... el estudio de las relaciones entre las empresas implicadas en las aplicaciones multimedia ha
mostrado que son las de origen estadounidense las que ocupan el liderazgo internacional: a veces bajo la
presión de las empresas de Japón (semiconductores) y en un buen número de casos sin tener
competidores de peso (programas informáticos) o, a falta de competencia directa, contando con una
forma gradual cada vez más redes", constituyendo [384] "una mezcla única de estrategia
militar, colaboración técnica e innovación contracultural", que ha tenido como principal
elemento propulsor a la investigación académica financiada con recursos públicos.10
Como es sabido, sus raíces estuvieron en la red ARPANET, creada en 1969 por la
Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada del Departamento de Defensa de EE.UU.
y que existió hasta 1990, a lo cual se fueron sumando distintos avances: el sistema
operativo UNIX desarrollado por los laboratorios Bell de ATT en 1969; el Protocolo de
Control de Transmisión/Protocolo de Internet (TCP/IP) creado por Vinton Cerf y Jon Postel
en 1974; la adaptación de ese protocolo a UNIX realizada por investigadores de la
Universidad de Berkeley en 1983; el módem inventado por dos estudiantes de Chicago en
1978; la World Wide Web inventada en 1989 por el investigador británico Tim
Berners-Lee; y, el buscador multimedia Mosaic, diseñado en 1993 en la Universidad de
Illinois, que permite la transmisión en Internet vía telefónica ya no sólo de texto, sino de
gráficos, sonidos e imágenes en movimiento.
El explosivo crecimiento de Internet –que es calificado por Cairncross [1997; 129] como
"el fenómeno tecnológico más sorprendente de finales del siglo XX"– puede ser visto en el
Cuadro 5, en el cual dicho crecimiento está medido por el número de computadoras
conectadas directamente (hosts o servidores); allí se ve que desde mediados de los años
ochenta hasta hasta el inicio de 1999, dicho número pasó de menos de dos millares a más
de 43 millones.
CUADRO 5
CRECIMIENTO DE INTERNET
(expresado en número de computadoras conectadas directamente a Internet)
Servidores
Servidores
Servidores
Años
Años
Años
1969-Dic
1985-Oct
1993-Jul
4
1,961
1,776,000
1971-Abr
1986-Nov
1994-Jul
23
5,089
3,212,000
1974-Jun
1987-Dic
1995-Jul*
62
28,174
8,200,000
1977-Mar
1988-Jul
1996-Jul
111
33,000
16,729,000
1981-Ag
1989-Jul
1997-Jul
213
130,000
26,053,000
1982-May
1990-Oct
1998-Jul
235
313,000
36,739,000
1983-Ag
1991-Jul
1999-En
562
535,000
43,230,000
1984-Oct
1992-Jul
1,024
992,000
10
ventaja absoluta determinante (telecomunicaciones, televisión por cable).
Luego de analizar ese financiamiento gubernamental, Castells señala [1886; I, 87]:
"Así pues, el Estado, no el empresario innovador en su garaje, tanto en los Estados Unidos como en el
resto del mundo, fue el iniciador de la Revolución de la tecnología de la información".
* A partir de 1998 se desarrolló una medición más exacta, la cual se aplicó para
las cifras de 1995 en adelante.
FUENTE: Hobbes [1999]
Como complemento a la información del Cuadro, cabe destacar que para 1997
[Rosaslanda; 1998, 117-118], un 63% de esas computadoras correspondía a EE.UU. –y un
0.84% a América Latina y El Caribe–, con lo cual ese país conserva un claro dominio sobre
Internet, si bien su porcentaje de participación ha ido lentamente decreciendo conforme
pasan los años. Respecto de ese dominio, por ejemplo, Cairncross considera que [1997;
138] "El desarrollo inicial de Internet tuvo lugar prácticamente en su totalidad en los
Estados Unidos, y sigue siendo algo predominantemente norteamericano", llegando a la
siguiente conclusión [1997; 129]:
"La laguna tecnológica entre los Estados Unidos y el resto del mundo no se muestra en
ninguna parte de forma tan clara como en la informática y las comunicaciones y
especialmente en el uso de Internet"
A todo lo anterior, cabría también agregar que el desarrollo del nuevo paradigma
tecnológico se ha acompañado con reducciones sustanciales de costos, y –aunque no de
manera lineal– de precios para los usuarios finales, en los bienes y servicios vinculados a la
informática y las comunicaciones. En tal sentido, en el Cuadro 6 se se pueden ver las
profundas disminuciones ocurridas en llamadas telefónicas y en computadoras, así como en
transportación aérea: en transportación la cifra de 1990 es un sexto de la de 1930 y en
llamadas es un 74avo, en tanto que para las computadoras el precio de 1990 es un 125avo
del de 1960.11
Cuadro 6
1930
1940
1950
11
COSTO DE TRANSPORTACIÓN AEREA, LLAMADAS TELEFÓNICAS
Y COMPUTADORAS, AÑOS SELECCIONADOS ENTRE 1930 Y 1990.
(dólares de 1990)
Ingreso promedio de
Costo de tres minutos de
Dpto de comercio de
transporte aéreo por
llamada entre N. York y
EE.UU.: deflactor del precio
pasajero/milla.
Londres
de una compu-tadora (1990
= 1000)
0.68
244.7
n.d.
0.46
188.5
n.d.
0.30
53.2
n.d.
Otro ejemplo destacado de disminución de costos relacionados a las tecnologías de la información, lo
entrega el Banco Mundial [1998b, 3]: el costo de enviar un millón de bits a un kilómetro de distancia es hoy
menos de un milésimo de lo que era en 1975.
0.24
1960
0.16
1970
0.10
1980
0.11
1990
FUENTE: Herring y Litan [1995; 143]
45.9
31.6
4.8
3.3
125,000
19,470
3,620
1,000
En lo que respecta a las llamadas telefónicas internacionales –refiriéndose a las cuales
Cairncross [1997; 29] plantea que la "caída de las tarifas es el impulso que se encuentra
detrás de la muerte de la distancia"–, según información de la OCDE los precios han
seguido disminuyendo durante lo que va de los años noventa a un ritmo tan elevado como
el de las décadas anteriores. De acuerdo a esa organización [OCDE; 1999a, 177], entre
1991 y 1997 la tarifa de llamadas internacionales disminuyó 41% para el promedio de
sus países miembros, con casos como los de Austria, Francia, Luxemburgo, Grecia, Irlanda,
Italia, Holanda y España, en que la caída fue superior al 50%.
Si bien los impactos del nuevo paradigma tecnológico se han hecho sentir sobre el
conjunto de las sociedades contemporáneas, y en dichas sociedades sobre la totalidad de sus
procesos económicos y en las relaciones entre ellas, nos interesa destacar la importancia
que las tecnologías de la información han tenido en el funcionamiento de los mercados
financieros, no sólo por ser dichos mercados nuestro objeto principal de estudio, sino
principalmente porque ha sido en ellos donde dichas tecnologías han provocado los
cambios más notables. Al respecto, por ejemplo, Barnet y Cavanagh [1995; 394] plantean:
"No hay ninguna industria que dependa más de la información que los comerciantes de
dinero y los prestamistas. La innovación en la tecnología de la información ha tenido
un impacto más pronunciado en la industria de los servicios financieros que en
cualquier otro sector de la economía mundial".12
De hecho, los agentes que se mueven en los mercados financieros operan básicamente
con dinero y con información, y ambas cosas han cambiado de manera radical en el nuevo
paradigma. En lo que respecta al dinero, en sí mismos los términos "dinero electrónico" y
"dinero informático" dan cuenta de la fuerza con que las tecnologías de la comunicación
12
Por su parte, Castells [1996; I, 120] aborda el tema en los siguientes términos:
"El capital se gestiona las veinticuatro horas del día en mercados financieros globalmente integrados que
funcionan en tiempo real por primera vez en la historia: transacciones de miles de millones de dólares
tienen lugar en segundos en los circuitos electrónicos de todo el globo. [...] Las nuevas tecnologías
permiten que los capitales vayan y vengan entre economías en un tiempo muy corto, de modo que éstos
y, por tanto, los ahorros y la inversión, están interconectados en todo el mundo, de los bancos a los
han impactado en la multiplicación de formas "no corpóreas" de existencia del dinero y en
la velocidad con que pueden "trasladarse" grandes sumas a cualquier distancia, a tal
extremo que en el funcionamiento de los mercados financieros los "traslados" de dinero han
quedado más que nunca reducidos a flujos de información. Usando el término de
"neodinero", Scavo [1994; 152] describe este punto en los siguientes términos:
"... el presente está en manos de un neodinero [que] se ha vuelto mera imagen, capaz
de aparecer, simultáneamente, en millones de pantallas alrededor del mundo. Pero, en
realidad, no está en ningún lado, no precisa tesoros donde guardarse, se crea y se
esfuma en una dimensión intangible, donde millones de inversores, operadores,
especuladores, banqueros, gerentes, financieros, agentes bursátiles, analistas y
funcionarios manipulan o ven manipular cifras por la megarred electrónica global".
En lo que respecta a la información –y, por lo recién dicho, también a la información
que concreta operaciones monetarias– en los mercados financieros el paradigma
tecnológico ha permitido disminuir radicalmente el costo y aumentar exponencialmente la
rapidez involucrados en su producción, recepción, procesamiento y envío, permitiendo
incluso actuar de manera automatizada conforme a ese flujo de información, con todo lo
cual se ha facilitado al máximo la vinculación entre oferentes y demandantes de fondos en
operaciones cuyo horizonte es la economía mundial. Ello constituye un cambio radical en
las condiciones de funcionamiento de los capitales que actúan en esos mercados, a tal punto
que de no existir los actuales avances en las tecnologías de la información, la realización de
operaciones simultáneas a grandes distancias en "tiempo real", el desarrollo de nuevos
"productos financieros", la rápida capacidad de respuesta ante cambios en los mercados, el
abatimiento de los costos de información y de transacción y, en general, muchos de los
principales rasgos de la globalización financiera, no habrían podido concretarse.
Con base en lo que hasta aquí hemos destacado, lo que en general nos interesa tener
presente es que durante las últimas décadas –y desplegándose de manera notoriamente
desigual en los distintos países y regiones–, la revolución científico-técnica en marcha ha
creado las condiciones para un conjunto de transformaciones radicales, no sólo en términos
de la aparición de nuevas industrias dinámicas, de producciones y actividades de punta
vinculadas a ellas, y de empresas líderes en esas industrias y producciones, sino también
fondos de pensiones, mercados bursátiles y cambios de divisas".
con relación al conjunto de los procesos productivos y circulatorios, a las modalidades de
administración y gestión empresarial, y a las actividades financieras, tanto para las
economías nacionales como para las distintas formas funcionales del capital, incluidos
desde luego todos aquellos capitales que actúan en el nivel transnacional.
En efecto, para la totalidad de los capitales que logran sobrevivir a los mayores niveles
de competencia –y en particular para el gran capital transnacional– la revolución que está
en marcha en la ciencia y la tecnología ha abierto condiciones de funcionamiento hasta
hace poco insospechadas –dando lugar a lo que Castells [1996; I, 180 a 226] califica como
la "empresa red" y las "redes empresariales"–, ampliando al extremo sus posibilidades para
desplazarse, para elegir las más favorables localizaciones, para segmentar al máximo los
procesos de trabajo, para fragmentar territorialmente todas sus actividades, para aplicar
técnicas de organización y control a distancia y, desde luego, para desplegar estrategias
globales de financiamiento, de administración de activos y pasivos y de gestión de riesgos.
Es en esos sentidos, que los profundos cambios ocurridos en la base tecno-productiva
del funcionamiento económico contemporáneo constituyen una parte importante del
soporte en que se ha sustentado la globalización de la economía mundial, y en particular las
nuevas modalidades de funcionamiento asumidas por los mercados financieros, las cuales
han estado estrechamente vinculadas al vertiginoso avance ocurrido en las tecnologías de la
información.
1.1.2. EL NUEVO CONTEXTO NORMATIVO Y SUS IMPLICACIONES
TEÓRICAS.
Un segundo aspecto a destacar respecto de las bases de la globalización, se relaciona con el
contexto normativo en el cual ella se ha venido desenvolviendo, y con algunas de las
formulaciones y discusiones teóricas asociadas a las modificaciones ocurridas en dicho
marco.
En lo que respecta al marco normativo, lo destacable es que él ha tenido cambios
importantes en dirección a una acelerada desregulación, y en general a una desaparición de
trabas de todo tipo que pudiesen frenar el despliegue del capital. De esta manera, a lo
ocurrido en la ciencia y la tecnología se han sumado modificaciones institucionales también
muy profundas, y por esas dos vías los capitales han contado, para su desenvolvimiento,
con posibilidades que son notablemente mejores a las de periodos anteriores, las cuales han
sido aprovechadas al máximo por los capitales de mayor tamaño que se mueven en la
producción, en el comercio y en las finanzas.
Desde el punto de vista de la funcionalidad de los marcos normativos y regulatorios, no
es exagerado concluir que con los cambios ocurridos en ese ámbito, los grandes capitales
han logrado en las décadas recientes imponer casi por completo sus condiciones, al menos
en dos direcciones generales:
-Por una parte, ha habido disminuciones sustanciales en las regulaciones que previamente
estaban presentes en la relación trabajo-capital, en un contexto en el que dichas
relaciones se han redefinido claramente a favor de este último, a lo cual ha ayudado la
desaparición o el relajamiento de la mayor parte de aquellas normas que establecían un
mínimo de condiciones para la contratación y despido, para la asignación de tareas y
funciones, para la definición de condiciones materiales de trabajo, para la definición del
salario, etc.
En tales sentidos, la llamada "flexibilidad laboral" en realidad lo que ha significado
es un deterioro extremo de las bases a partir de las cuales los trabajadores enfrentaban
sus relaciones con el capital y la "liberalización" de esas relaciones, de tal manera que
ellas han quedado sujetas casi por completo al muy dispar poder de negociación de cada
una de las partes, situación ésta en la cual se ha producido un notorio retroceso en las
conquistas previamente obtenidas por los trabajadores y una pérdida de cohesión y de
fuerza por parte de los organismos que los representan.
-En segundo lugar, se han dado también cambios de importancia en las relaciones entre los
distintos capitales, en un proceso de acentuación de la competencia entre ellos y de
consiguiente disminución de aquellas barreras que antes la mediaban, de lo cual
obviamente han salido favorecidos los capitales más grandes, que son los que cuentan
con la mayor fuerza relativa para ganar en esa lucha competitiva –que, por supuesto,
nada tiene de "libre" ni de "justa"–, ocupando espacios que antes cubrían los pequeños y
medianos capitales, y encabezando acelerados procesos de concentración y
centralización que tienen como escenario al conjunto de la economía mundial.
En el desenvolvimiento de esos procesos desregulatorios, desde luego que un rol central
le ha correspondido a los aparatos estatales, los cuales han encabezado la propia reducción
de sus funciones y capacidades previas respecto de distintos ámbitos del funcionamiento
económico –aunque manteniendo o incluso acentuando su acción en otros ámbitos de la
economía y en general de la vida social–, procediendo a un acelerado desmantelamiento del
llamado "Estado del Bienestar", disminuyendo su presencia en el funcionamiento de
distintos mercados, cambiando la composición de sus ingresos y gastos, reduciendo los
márgenes de autonomía para la aplicación de políticas y trasladando de manera directa al
gran capital la definición de aspectos sustanciales tanto de los rumbos del desarrollo
nacional como del desenvolvimiento de la economía internacional.
Si bien en los procesos de desregulación hay en común muchos elementos entre los
distintos países, y la tendencia general a una mayor libertad del capital está presente en
todos ellos, aún así existen diferencias que conviene destacar, sobre todo respecto del
significado de la desregulación para el caso de economías desarrolladas o atrasadas. Desde
luego, la más importante de esas diferencias se refiere al muy distinto significado que tiene
"la mayor libertad del capital", según se trate de grandes economías que están a la cabeza
de la revolución científico-técnica, que poseen lo grueso de las ventajas competitivas a
nivel mundial y que son sede de los mayores capitales o, por el contrario, de economías
escasa o medianamente desarrolladas, con sistemas nacionales de ciencia y tecnología
notoriamente incipientes, con pocas bases internas de apoyo a la capacidad competitiva
nacional y con capitales nativos que salvo contadas excepciones tienen una posición
claramente subordinada en el escenario mundial. Y una segunda diferencia, que contrasta
notoriamente con la primera recién señalada, es que paradójicamente ha sido justo en los
países atrasados en donde con más fuerza se ha asumido el objetivo desregulador,
llevándolo a extremos que no están presentes en las economías desarrolladas, por ejemplo
respecto de la pérdida de capacidad estatal para definir las estrategias de inserción
económica mundial.
En todo caso, aún con esos distintos significados los procesos desregulatorios han
estado presentes en el conjunto de países, tanto desarrollados como atrasados, y dichos
procesos se han ido concretando a través de una sistemática y profunda reestructuración de
los marcos normativos generales previamente vigentes, lo cual ha incluido en grado diverso
–y dependiendo además de la situación inicial– medidas tales como reformas a la
legislación laboral, privatización de los sistemas de seguridad social, promulgación de
"leyes de competencia" –que en lo general apuntan a facilitarla al máximo–, cesión al
capital privado de áreas de actividad previamente restringidas, reformas fiscales, cambios
en el sistema de subsidios, etc.
En el ámbito de los mercados financieros internos la desregulación, que arranca en los
Estados Unidos a mediados de los años setenta, ha sido particularmente profunda, aunque
también con diferencias nacionales según las diversas situaciones iniciales. Ella ha
implicado una reducción de los controles gubernamentales previamente existentes sobre los
más diversos ámbitos del funcionamiento de dichos mercados: en la definición de las
políticas crediticias por parte de las instituciones prestamistas; en la fijación de tasas de
interés y de depósitos; en los requerimientos de reservas y su tratamiento fiscal; en la
valuación de activos; en la definición y el tratamiento de pérdidas por deudas incobrables;
en el uso de nuevos instrumentos financieros; en los ámbitos geográficos y funcionales de
acción de los intermediarios; etc.
Esos cambios en la regulación de los mercados financieros internos, han estado
estrechamente vinculados con la apertura de la cuenta de capitales, la cual ha significado
una práctica desaparición de los controles cambiarios y de las restricciones al movimiento
internacional de capitales, ampliándose al extremo las posibilidades de acción de
inversionistas directos, prestamistas, prestatarios e intermediarios extranjeros en las
distintas economías nacionales. Es así que los grandes capitales que se mueven en la arena
internacional han sido destinatarios privilegiados de la reducción de normas y regulaciones,
aprovechando al máximo el nuevo contexto institucional que ha sustentando al despliegue
de la globalización, a tal punto que una parte sustancial de los cambios regulatorios ya
aplicados o en proceso de negociación, han sido explícitamente dirigidos a reducir las
restricciones sobre dichos capitales.
En el plano nacional, las facilidades al capital extranjero se han expresado de tres
formas:
-Por una parte, a través de las “Leyes de Competencia” arriba mencionadas, las cuales
usualmente incluyen cláusulas referidas al tratamiento no discriminatorio de las
inversiones extranjeras y autorizan la participación de éstas en fusiones y
adquisiciones.
-Por
otra parte, en una cantidad importante de países se han creado leyes específicas de
regulación –o, más bien, de desregulación– de las inversiones extranjeras. Al respecto,
en el Gráfico I se presenta información agrupada por quinquenios sobre el número de
países que han puesto en marcha esas leyes, y allí observa el rápido crecimiento en
dicho número ocurrido desde la segunda mitad de los años ochenta.
GRÁFICO I
En tercer lugar, las facilidades a los capitales transnacionales se han ido concretando a
través de la modificación de las regulaciones ya existentes sobre inversiones
extranjeras. Lo ocurrido en ese ámbito puede ser visto en el Cuadro 7, en el cual se hace
un recuento de los cambios que se han dado en los últimos siete años, y de allí se
desprende que conforme ha ido avanzando la década se han multiplicado las
modificaciones y los países que las aplican, y que la gran mayoría de ellas han
consistido en una mayor liberalización de normas para los inversionistas extranjeros.
CUADRO 7
CAMBIOS EN LA REGULACIÓN DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
35
43
57
49
64
65
76
Nº de países que han
introduci-do cambios en sus
regímenes de inversión
82
79
102
110
112
114
151
Nº de cambios:
De los cuales:
80
79
101
108
106
98
135
- Liberalización (a)
2
1
2
6
16
16
- Mayor control (b)
(a) Incluye medidas dirigidas al fortalecimiento de los mecanismos de mercado, así como incentivos.
(b) Incluye medidas dirigidas al incremento de controles y a la reducción de incentivos.
FUENTE: UNCTAD [1998].
En el plano bilateral, la liberalización de los flujos de capitales se ha plasmado en la
firma de una gran cantidad de Tratados Bilaterales de Inversión. Al respecto, basta
mencionar que tan sólo en 1997 se firmaron 153 Tratados, con lo cual su número llegó a un
total de 1513 –contra una cifra inferior a los 400 que existía a inicios de los años noventa–,
con 169 países involucrados en ellos (UNCTAD; 1998).
En el ámbito multilateral, algunas de las facilidades para los capitales extranjeros se
incluyeron en los convenios finales de la Ronda Uruguay del Acuerdo General Sobre
Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), y en la puesta en marcha de la Organización
Mundial de Comercio (OMC): el “Acuerdo Sobre Medidas de Inversión Relacionadas con
el Comercio” (TRIMs), el “Acuerdo General Sobre el Comercio de Servicios” (el GATs,
que incluye normas sobre la prestación directa de los servicios y la correspondiente
colocación de inversiones para ello) y, en menor medida, a través del “Acuerdo sobre los
Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio” (TRIPs), el “Acuerdo
Sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias” y el “Acuerdo sobre Contratación
Pública”.
A todo lo anterior cabría agregar, también en el ámbito multilateral, las negociaciones
desarrolladas en la Organización Para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
respecto del “Acuerdo Multilateral de Inversiones” (AMI), las cuales si bien están
actualmente estancadas, es probable que se reinicien ya sea en el mismo marco de la OCDE
o trasladándolas a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El AMI, de no cambiar sustancialmente los contenidos presentes en su versión más
reciente de mayo de 1998 [OCDE; 1998e], amenaza transformarse en el mecanismo
principal de la más profunda y generalizada desregulación de los flujos de inversión y, con
ello, en la expresión más acabada de la reducción de barreras institucionales para el gran
capital. A partir de una definición extremadamente amplia de “inversión” –que incluye a
“todo tipo de activo que directa o indirectamente esté bajo el control o sea de propiedad de
un inversionista”– en ese borrador del AMI se contemplan aspectos como los siguientes:
-El
otorgamiento de “Trato Nacional” y “Trato de Nación más Favorecida” para los
inversionistas extranjeros en todo lo referido al establecimiento, adquisición, expansión,
administración, conducción, operación y venta de inversiones;
-El compromiso de “seguridad” y una “protección completa y constante” para las
inversiones extranjeras, incluyendo la prohibición de “expropiar o nacionalizar directa
o indirectamente una inversión” excepto para un propósito de interés público, en cuyo
caso deberá ocurrir el pago “sin dilación” y “en efectivo” de una compensación
“adecuada” y “libremente transferible” equivalente al “valor libre de mercado” de la
inversión expropiada;
-El otorgamiento, a los inversionistas extranjeros, de los mismos derechos y el mismo
status legal que los gobiernos soberanos, pudiendo esos inversionistas llevar
directamente a juicio a dichos gobiernos ante árbitros internacionales;
-La
eliminación de cualquier posibilidad para que los gobiernos fijen algún requisito de
desenvolvimiento o de resultados para las inversiones extranjeras. Así, por ejemplo, en
el texto del AMI se establece explícitamente la prohibición de que los gobiernos
apliquen a la inversión extranjera directa políticas referidas a niveles de exportación,
saldo comercial, porcentajes de contenido nacional, transferencias de tecnología,
generación de empleos, asociación con capitales nacionales, etc.
En lo que respecta a las discusiones y análisis teóricos que han estado asociados al nuevo
marco institucional en el que se ha desenvuelto la globalización, nos interesa destacar dos
líneas de reflexión vinculadas de distinta manera a ese nuevo marco, la primera de ellas
referida al sustento conceptual de los procesos desregulatorios, y la segunda referida a la
situación actual y las perspectivas del Estado-nación.
En relación al primero de esos temas, lo que queremos señalar es que, a las virtudes
que usualmente la teoría económica tradicional asigna en general a la reducción de la
presencia estatal y al libre funcionamiento de los mercados, en los últimos años se ha
sumado una línea más particular de análisis que está referida a los países atrasados, y en la
cual se destacan los efectos de superación del subdesarrollo que supuestamente resultan de
la desregulación económica. En tal sentido, en la literatura económica reciente es posible
identificar una línea de análisis que, desde una perspectiva principalmente neoclásica,
argumenta la existencia de tendencias hacia la "convergencia" entre los distintos países,
tanto en el desempeño económico global como en aspectos particulares de dicho
desempeño.
En términos generales (véanse, entre otros, Sala-i-Martin [1995], Sala-i-Martin y Barro
[1995] y Ben-David [1993]), en esos análisis se vinculan las teorías del crecimiento
endógeno con las implicaciones de convergencia que están presentes en los modelos
neoclásicos, estableciendo a partir de allí modelos econométricos en los cuales se
identifican trayectorias tanto de rápido crecimiento de las economías atrasadas, como de
disminución de los grados de dispersión existentes en dichas economías respecto de
variables como el ingreso per cápita, todo ello a condición de que esas economías estén lo
suficientemente abiertas y desreguladas, para lo cual se ha introducido [Sala-i-Martin;
1995, 14 a 21] el concepto de "convergencia condicional".
El sentido último de la propuesta neoclásica sobre el tema, nos parece que queda bien
reflejado en la siguiente cita, con la que inicia un artículo de Ben-David [1993, 653]: "En
1969 Arghiri Emmanuel escribió sobre el 'intercambio desigual' que él creía que había sido
originado por el 'imperialismo comercial'. Este artículo proporciona la evidencia de que el
movimiento hacia el libre comercio tiene más bien justamente el efecto contrario,
conduciendo a una reducción de la desigualdad de ingresos entre los países". En el otro
extremo, algunos de los documentos más sólidos de crítica a esas posiciones –y de
confrontación entre ellas y el actual comportamiento de la economía mundial– han venido
siendo elaborados en el marco de la UNCTAD, tanto en los informes anuales de esa
institución (véase UNCTAD [1997a] y, sobre todo, [1997b]) como en sus Ocassional
Papers (véase Bairoch y Kozul-Wright [1996] y, especialmente,
Rowthorn y
Kozul-Wright [1998]).
Además de los análisis referidos al comportamiento económico global y a las tendencias
hacia la "convergencia" que a ese nivel supuestamente existen, también el tema está
presente con relación a espacios más específicos del funcionamiento económico. Así, se
postulan tendencias a la convergencia en el desempeño de las empresas transnacionales
(ET), como consecuencia del desarrollo de una base industrial y tecnológica de carácter
“global” que compartirían todas ellas, lo que estaría asociado con un abandono de la base
nacional de funcionamiento por parte de dichas empresas y su asunción de un despliegue
plenamente planetario. En tal sentido, en un reciente análisis en el cual se revisa ese tema
sobre todo con relación a las empresas de EE.UU., Alemania y Japón [Doremus et. al.;
1998], la conclusión es negativa respecto de ambas tendencias: por una parte, las ET
siguen teniendo fuertes vínculos con sus respectivos Estados y con las correspondientes
estructuras de sus países de origen;13 y, por otra parte, en el interior de la globalización se
reproducen importantes diferencias entre las ET de distinto origen geográfico, diferencias
que abarcan diversos aspectos del desempeño de esas empresas y que apuntan en un sentido
opuesto al de la “convergencia” que se supone estaría teniendo lugar. Al respecto, Doremus
et. al.[1998; 3] 14 plantean: “Las firmas multinacionales basadas en Estados Unidos,
Alemania y Japón tienen fundamentalmente diferentes estructuras internas de gobierno,
diferentes accesos a financiamientos, diferentes tipos de vínculos con recursos de ciencia y
tecnología nacionalmente específicos, diferentes grados de exposición a la competencia de
inversiones internas, y diferentes grados de acceso a oportunidades tecnológicas y de
mercado entre las economías nacionales".
13
En ese sentido, Barnet y Cavanagh [1994; 278], luego de revisar el despliegue de las transnacionales,
agregan: “Pero al mismo tiempo en todas partes las compañías globales miran hacia sus gobiernos nacionales
para proteger sus mercados existentes y proporcionar fuerza para penetrar nuevos mercados, mantener los
costes de la fuerza de trabajo y de medio ambiente bajos y subvencionar sus operaciones de distintas
maneras”.
14
En dicho libro, se revisan asimismo algunas de las diferencias referidas al comportamiento de las ET en los
países “huéspedes”, tema éste que también está tratado –con particular referencia a las empresas de EE.UU.
en América Latina vs. las empresas Japonesas en Asia– por Mortimore [1994].
En relación con el comportamiento de los mercados financieros también han estado
presentes las tesis de “convergencia”, según las cuales la creciente homogeneización
resultante de la desregulación y la apertura de dichos mercados conducirá a una mejor
asignación nacional y mundial de los recursos disponibles, permitiendo que dichos recursos
se muevan en busca de las mejores oportunidades de colocación, mejorando con ello la
eficiencia productiva global y reduciendo progresivamente aquellas disparidades, tanto
entre distintas economías como al interior de ellas, que eran consecuencia de las trabas que
impedían la confluencia entre los recursos disponibles y las oportunidades de inversión.
En lo que respecta específicamente a los países atrasados, en las propuestas de
convergencia aplicadas al funcionamiento de los sistemas financieros ha tenido un peso
importante la tesis de “represión financiera” (véase McKinnon [1973] [1980] [1981], Shaw
[1973] y Roubini y Sala-i-Martin [1992]); en tal sentido McKinnon, a partir de considerar
que el mayor problema de los países atrasados era la fragmentación existente en su
funcionamiento económico, y que dicha fragmentación “ha sido en gran parte consecuencia
de la política gubernamental”, desde hace ya tiempo propuso [1973; 12] que “... a fin de
suprimir otras formas de fragmentación, es esencial la unificación del mercado de capitales,
la cual acrecienta pronunciadamente las tasas de rendimiento a los ahorradores internos, al
ampliar las oportunidades de inversión explotable”. De ahí, entonces, su conclusión de que
la liberalización del mercado de capitales empuja a un correcto funcionamiento económico
y a una apertura generalizada de la economía [1973; 4]: "una vez puesto en su lugar el
perno monetario, síguense, de manera natural, las estrategias adecuadas para liberalizar el
comercio exterior y racionalizar la política del impuesto y del gasto interno".15
En la misma dirección de ese párrafo de McKinnon, pero más de un cuarto de siglo
después, en dos libros recientemente publicados por la OCDE se argumentan las virtudes de
la "liberalización". El primero de ellos se titula La Importancia de los mercados abiertos.
Los beneficios de la liberalización del comercio y la inversión [OCDE; 1998g], lo cual
ahorra mayores comentarios sobre su contenido y conclusiones, más aún teniendo presente
que el libro fue escrito respondiendo a un mandato para que la Secretaría de la OCDE
15
La respuesta inicial más conocida a la tesis de "represión financiera" provino de Carlos Días Alejandro,
que a mediados de los años ochenta publicó un trabajo revisando cómo las experiencias de liberalización de
las finanzas en el cono sur –y en especial la chilena– habían terminado en [1985; 1] "sectores financieros
domésticos caracterizados por bancarrotas generalizadas, intervenciones gubernamentales masivas o
nacionalización de instituciones privadas, y bajos ahorros domésticos".
produjera un estudio con el propósito de [1998g, 9] "ayudar a los gobiernos a explicar
mejor los claros beneficios netos de mantener mercados abiertos al comercio y la inversión
internacional y de reforzar el curso de las reformas hacia la primacía del mercado". En el
otro libro –que al menos tiene el título más neutro de Crecimiento y competencia en la
nueva economía global–, se hace el siguiente balance acerca de los costos de la "represión
financiera" para los países atrasados [Hughes; 1999, 17]:
"En los países en desarrollo, la represión financiera –la supresión de las tasas de interés
de mercado a través de la propiedad pública y de la regulación de las instituciones
financieras– reduce las ganancias privadas, limita la disponibilidad de fondos de
inversión y fomenta las fugas de capital; sin embargo, tempranas reformas de los
sectores financieros incrementaron la eficiencia productiva de algunos países. El
racionamiento crediticio, inevitable con la represión financiera, resulta altamente
ineficiente".16
La segunda línea de reflexión que queremos mencionar, es la referida al futuro del
Estado nación, tema éste en torno al cual es posible identificar una diversidad de posiciones
–las cuales en algún grado atraviesan "horizontalmente" las adscripciones teóricas de los
analistas– y que se desprende en buena medida de los profundos cambios ocurridos en las
regulaciones estatales a que antes estaba sujeto el desenvolvimiento del capital, de la mayor
libertad con que éste cuenta en todos los sentidos en comparación con épocas anteriores y,
en general, de los nuevos rumbos que en función de dichos cambios ha tomado la relación
Estado-economía.
A la redefinición de las relaciones entre Estado y economía, que ya venía
16
En la misma dirección de los materiales de la OCDE recién citados, en marzo de 1998 el Director del FMI
contestó de la siguiente manera a la pregunta de si, a la luz de la crisis asiática, los mercados de capitales
abiertos tienen sentido todavía [Camdessus; 1998]:
"Desde un punto de vista teórico, la respuesta es claramente sí: los movimientos libres del capital
ayudan a canalizar los recursos a sus usos más productivos y por lo tanto incrementan el crecimiento
económico y el bienestar –nacionalmente e internacionalmente–. Y en la práctica ha habido una amplia
evidencia a lo largo de los años de los muchos beneficios que se derivan de las cuentas de capitales
abiertas: para las economías de mercado emergentes, mayores niveles de inversiones, crecimiento
económico más rápido e incremento en los niveles de vida [...]".
Por el contrario, cabe señalar que a la luz de las crisis mexicana y asiática el propio McKinnon ha venido
adoptando una posición bastante más dubitativa que las de la OCDE y el FMI, respecto de las consecuencias
que ha traido el fin de la "represión financiera". En documentos recientes (véase McKinnon y Pill [1997] y
[1998]) ha argumentado que dichas crisis se deben a un "síndrome de sobreendeudamiento", en el cual ha
jugado un papel de primer orden la insuficiente supervisión y regulación que existe sobre sobre las
instituciones crediticias, concluyendo que [1998; 1279] "una política de laissez faire completo hacia el
sistema financiero es extremadamente errada. [...] Perversamente, un sistema financiero desregulado debe
estar más necesitado de supervisión efectiva que uno que es sujeto de controles administrativos extensivos e
intervención gubernamental".
desenvolviéndose y que ponía a debate la existencia de tendencias a la disminución de
márgenes de acción en aspectos importantes de la política económica, en el periodo reciente
se han sumado distintas evidencias de la muy escasa capacidad estatal para actuar frente a
los desequilibrios provocados por los flujos y reflujos masivos de los capitales de cartera –y
especialmente los de carácter especulativo–, con todo lo cual la discusión sobre el
Estado-nación se ha venido vinculando cada vez más estrechamente al despliegue de la
globalización financiera.
Por una parte, en esa discusión están presentes los límites que la globalización de las
finanzas ha ido imponiendo al ejercicio de la política económica, en una secuencia que
Castells [1996; II, 273] resume de la siguiente manera:
"La interdependencia de los mercados financieros y de divisas de todo el mundo, que
operan como una unidad en tiempo real, vincula las divisas nacionales. El cambio
constante entre dólares, yenes y las divisas de la Unión Europea (euros en el futuro)
obliga a la coordinación sistemática de esas divisas como única medida capaz de
mantener cierto grado de estabilidad en el mercado de divisas y, de este modo, en la
inversión y comercio globales. El resto de las divisas del mundo han quedado ligadas,
para todos los fines prácticos, a este triángulo de riqueza. Si el tipo de cambio es
sistemáticamente interdependiente, también lo son, o lo serán, las políticas monetarias.
Y si las políticas monetarias siguen cierta coordinación supranacional, también lo
hacen, o lo harán, los tipos de interés preferencial y, en definitiva, las políticas
presupuestarias. De ello se deduce que los estados-nación individuales están perdiendo
y perderán el control sobre elementos fundamentales de sus políticas económicas".
Por otra parte, en los últimos años las crisis financieras recurrentes y la notoria
incapacidad para evitarlas y para actuar de manera efectiva ante su estallido – tema éste que
revisaremos en el último apartado del trabajo–, han agregado nuevos elementos al debate,
vinculándolo de manera más directa con el análisis de los problemas de monitoreo,
regulación y/o control sobre los flujos financieros internacionales por parte tanto de los
gobiernos como de instancias supranacionales, y arrojando nuevas interrogantes sobre la
capacidad presente y futura de los Estados para actuar en sus respectivas economías y para
aplicar normas hacia los grandes capitales que se mueven a nivel transnacional. En tal
sentido, por ejemplo, en un trabajo reciente Oman [1999; 41] plantea:
"La desregulación y la globalización de los mercados financieros, mucho más que la
globalización de la actividad corporativa no financiera, tiene una gran responsabilidad
en la fuerte percepción de un debilitamiento de la soberanía en la política económica
nacional".17
17
Por su parte, el Secretario de la UNCTAD llega a una conclusión semejante, en los siguientes términos
En la discusión más genérica sobre el tema, en un extremo están aquellos propuestas
–con las cuales en términos generales no coincidimos– que asocian a la globalización con la
decadencia y desaparición de los Estados Nación. Entre los analistas norteamericanos, por
ejemplo, Robert Reich –que fue Secretario de Trabajo de la primera administración de
Clinton– se ubica parcialmente en esa línea, al considerar que en el siglo venidero [1993;
13] “No existirán productos ni tecnologías nacionales, ni siquiera industrias nacionales. Ya
no habrá economías nacionales, al menos tal como concebimos hoy la idea. Lo único que
persistirá dentro de las fronteras nacionales será la población que compone un país”; y, de
manera más decidida, el consejero japonés de empresas Ohmae [1995, 16 a 20] analiza el
comportamiento de lo que califica como “las cuatro íes” –inversión, industria, tecnología de
la información e individuos consumidores–, concluyendo que todas ellas han alcanzado una
movilidad propia, por lo cual los Estados-Nación se vuelven inviables y la intermediación
que ellos históricamente han desarrollado pasa a ser no sólo innecesaria sino incluso
estorbosa.
Así también, el mismo Ohmae postula a los Estados-región como la verdadera unidad
geográfica que toma cuerpo en la actual economía mundial [1995, 20]: “Lo que define a
esos Estados-región no es la ubicación de sus fronteras políticas, sino el hecho de que
tienen el tamaño y la escala adecuados para ser verdaderas unidades operativas en la
economía mundial actual. Las suyas son las fronteras –y las conexiones– que importan en
un mundo sin fronteras”. Una proyección semejante, aunque pensando más bien en
agrupaciones de países que corresponderían a los actuales bloques comerciales –y en
particular al bloque europeo– es posible encontrarla en Lipietz [1997] con la idea de
“recontinentalización de la economía mundial”, en Fossaert [1994; 405] con los “Sistemas
regionales de Estados” y en Rocha ([1997a], [1997b] y 1997c]) con el concepto de
"Estado-región supranacional", en este caso principalmente aplicado al posible
desenvolvimiento de los procesos latinoamericanos de integración.18
[Ricupero; 1996, 29]:
" El aumento de la apertura financiera y el desmantelamiento de las barreras a las corrientes de capital
han fortalecido considerablemente los vínculos entre los mercados financieros de las economías
nacionales, reduciendo la capacidad de los gobiernos para utilizar los instrumentos de la política
macroeconómica con el fin de influir en objetivos como el volumen del producto nacional, el nivel del
empleo y la tasa de inflación".
18
Sin embargo, tanto la disparidad de grados de avance entre los distintos bloques, como la relación
Vidal Villa, en una dirección semejante a la de Reich y Ohmae pero desde una
perspectiva
teórica muy diferente, considera que [1993; 162] para una plena
mundialización "los principales obstáculos son de carácter superestructural y, en particular,
que [1996; 26, 28, 105 a 108] “la contradicción principal es la que enfrenta al proceso
básico de mundialización del capital con la pervivencia de los Estados-nación”, en donde
dichos Estados resistiéndose a desaparecer, se constituyen en “el principal obstáculo que
se opone a la mundialización económica”, e identifica a los organismos supranacionales
como “embriones de futuras autoridades económicas mundiales”, si bien a pesar de todo
ello [1995; 229] "El Estado-Nación goza aún de buena salud", ya que "tienen una dinámica
propia, una inercia que les impide desaparecer".
De la misma manera, para Octavio Ianni [1995; 94], “a partir de la época en que la
globalización se constituyó en una nueva realidad, conformando una nueva totalidad
histórica, cuando las fronteras son nulificadas o anuladas, la soberanía se transformó en
figura retórica; objetivamente la sociedad nacional se revela en una provincia de la
sociedad global”. Para él [1995; 95], “Son muchas y poderosas las fuerzas características de
la globalización que tornan anacrónico al Estado-nación y quimérica la soberanía” y [1995;
96] “Poco a poco los tradicionales ‘actores’ de las relaciones internacionales, los Estados
nacionales, son llevados a organizarse en torno a un nuevo y diferente ‘actor’: la
comunidad regional".19
En el otro extremo, distintos autores prevén un escenario de permanencia de los Estados
como actores importantes tanto ahora como en la futura economía mundial, postura ésta
con la cual nos sentimos identificados, sobre todo en la medida en que con frecuencia ella
incluye el reconocimiento –a nuestro juicio imprescindible– de que la discusión gira
respecto de las modalidades de funcionamiento de una economía mundial que –si bien ha
existente entre ellos y los Estados que los forman, son puntos que en nuestra opinión merecen una revisión
detenida. En tal sentido, la siguiente síntesis que presenta Dicken [1998; 113], nos parece correcta:
"Si bien ciertamente ha ocurrido una aceleración en el número de acuerdos regionales de comercio en los
años recientes, la mayoría son muy limitados en la profundidad y extensión de la integración. Muy pocos
han ido más allá del estado inicial de un simple acuerdo de libre comercio. Sólo la Unión Europea ha ido
muy lejos en el camino de la integración económica. A pesar de eso, no deberíamos subestimar la
importancia del TLCAN o incluso los desarrollos más limitados en la región Asia-Pacífico. Finalmente,
sin embargo, los bloques regionales de cualquier grado de integración económica se originan y toman su
legitimidad de los Estados-Nación, los cuales continúan siendo importantes estructuras en la economía
global.
19
Una crítica a esos planteamientos de Ianni, puede verse en Saxe-Fernández [1998].
sufrido importantes mutaciones– tiene ya varios siglos de existencia.20
Desde luego, la mayoría de esos autores parten de que hay una redefinición profunda de
los objetivos, las capacidades, los límites y los instrumentos de la acción estatal –y
notoriamente, según ya mencionamos, un violento desmantelamiento del llamado "Estado
del bienestar"–, pero dicha aceptación más que llevar a anunciar la desaparición del
Estado, a lo que empuja es a la identificación de los cambios que él está sufriendo. En tal
sentido, por ejemplo, nos parece sugerente el análisis de Hirsch [1996; 65], según el cual la
globalización implica que "el 'Estado de seguridad` peculiar de la fase fordista del
capitalismo derivará en un nuevo tipo, que podría designarse como ´Estado nacional de
competencia`", cuya principal función es asegurar las mejores condiciones en la [1996;
100] "competencia internacional por el lugar óptimo".
En una dirección semejante, Hirst y Thompson, como derivación de la crítica que hacen a
los anuncios de un cercano "sistema económico globalizado", consideran que [1996; 170]
"... el Estado-nación tiene un significativo rol que jugar en la gobernabilidad económica al
nivel de los procesos nacional e internacional", Castells [1996; I, 125] destaca "el papel
crucial del gobierno para cambiar la estructura y dinámica de la nueva economía" y Dicken
[1998; 112] argumenta "la importancia continuada del Estado-Nación como una influencia
determinante en la economía global", en tanto que Salvadori (1998; 85 ) plantea el punto en
los siguientes términos: "... subrayar que nos encontramos ante una crisis de las formas de
la soberanía ligadas al Estado soberano absoluto en el contexto de la tradicional política de
potencia de los Estados no significa afirmar que la función del Estado mismo esté
perdiendo sentido. Por el contrario, lo que se quiere afirmar es que estamos asistiendo a una
transformación de su papel y, en consecuencia, también de la política"
Por su parte, y en el contexto de su análisis sobre el actual comportamiento de las
empresas transnacionales, Doremus et. al. (1998) postulan la permanencia de los Estados
como base de sustentación de dichas empresas, en tanto que Castells [1996; I, 125] afirma
que "la nacionalidad de las empresas no carece de importancia"; y en el mismo sentido,
pero más bien pensando en las funciones que el Estado cumple ante el conjunto de la
sociedad, Martin y Schuman [1996; 262] señalan: "En contra de lo que ampliamente se
20
Al respecto, Nos parece correcta la siguiente afirmación de Wallerstein [1996; 82]:
"Otros declaran que la revolución informática acarreará un proceso de globalización que en sí hace
caduco el papel de los Estados. No lo creo [...], porque la globalidad ha sido elemento fundamental de la
cree, la creciente impotencia del Estado no conduce en modo alguno a la reducción general
del aparato del mismo o incluso, como sospecha [...] Ohmae, al 'fin del Estado nacional'"
Nos interesa insistir en que las actuales modalidades de despliegue internacional de los
capitales se han constituido, con sobrada razón, en "materia prima" de los debates acerca de
la menor capacidad de los Estados para regular el funcionamiento en sus respectivas
economías nacionales, de la disminución de las restricciones a la soberanía nacional y de la
presencia y eficacia de formas multiestatales de regulación y gobierno sobre la economía.
En tal sentido, la extrema libertad de movimiento de los flujos internacionales de capital,
los elevados montos en que dichos flujos llegan y se retiran de los distintos países y los
fuertes impactos que con ello provocan tanto en el comportamiento interno de las
economías huéspedes como en el conjunto del sistema, son una acabada expresión de las
restricciones que la actual globalización y las propias políticas gubernamentales han
impuesto a la gestión Estatal-nacional, como resultado de un acelerado proceso de
desaparición de regulaciones internas sobre dichos flujos que no ha ido acompañado de
algún incremento equiparable en las regulaciones supranacionales.
En síntesis, de la revisión que hasta aquí hemos hecho es posible desprender un
escenario de funcionamiento de la economía mundial en el cual el desenvolvimiento de la
globalización se ha sustentado en un conjunto de profundas modificaciones en las
condiciones técnicas e institucionales bajo las cuales el capital despliega su vocación
universal, facilitándose dicho despliegue tanto por la reducción de aquellas trabas derivadas
de la base tecno-productiva prevaleciente, como por la desregulación económica
generalizada con la que se han visto favorecidos los grandes capitales, y en particular por la
sustancial reducción de aquellas limitaciones a que antes estaban sujetos el ingreso, el
desempeño y la obtención de resultados de los capitales extranjeros en las economías
receptoras. Más allá de que todo ello anuncie o no el fin del Estado-nación, lo cierto es que
hasta la fecha ha significado cambios radicales en la operación del capital, los cuales, según
veremos posteriormente, han sido particularmente importantes para aquellos capitales que
se mueven en el ámbito financiero, y que al amparo de las nuevas condiciones se han
desplegado nacional y mundialmente en grandes volúmenes y bajo nuevas modalidades.
economía-mundo capitalista desde el siglo XVI".
I.2.- LA CRISIS COMO CONTEXTO DE LA GLOBALIZACIÓN
La inestabilidad y las crisis recurrentes han sido desde hace ya mucho componentes
importantes del desarrollo del capitalismo, expresando las contradicciones que ese
desarrollo va generando, y sometiendo a permanentes cuestionamientos y reacomodos a las
estructuras productivas y a las relaciones sobre ellas establecidas. En correspondencia con
ello, son innumerables los análisis que a lo largo de la historia del pensamiento económico
han intentado dar cuenta de ese funcionamiento marcado por la inestabilidad, y en
particular los estudios referidos al comportamiento cíclico de la economía, en los cuales el
esfuerzo se ha dirigido ya sea a alguno de los "tipos" de ciclo que con distinta duración e
involucrando a diferentes ámbitos es posible identificar, o ya sea a perspectivas globales
que abarcan a esos diferentes tipos en una explicación única.
Si bien, por consiguiente, ni el ciclo económico ni los estudios sobre él son algo nuevo,
la fuerza con que en distintos periodos se manifiesta el comportamiento cíclico es muy
dispar, en particular para el ciclo "Juglar" (o "de los negocios"), el cual atenúa
notablemente su comportamiento durante las fases "A" del "ciclo largo" (o ciclo
Kondratiev) y se acentúa al máximo en las fases "B", lo que en el terreno de los análisis
trae consigo verdaderas "oleadas" de negación del ciclo Juglar en el primer caso y de
recuperación de su estudio en el segundo. Así, por ejemplo, a lo largo de la "Gran
Depresión" de los años treinta del presente siglo las preocupaciones por el ciclo económico
se multiplicaron desde diversas corrientes de pensamiento, en tanto que durante el auge de
la posguerra dichas preocupaciones desaparecieron casi por completo, e incluso durante los
años sesenta se llegó a anunciar que las políticas keynesianas finalmente habían logrado
erradicar las fluctuaciones cíclicas.21
21
A modo de ejemplo, en el Reporte Económico del Presidente de EE.UU., de 1969 [citado por Perlo; 1973],
se decía que "El funcionamiento de la economía nacional ya no se interpreta, generalmente, en términos de
las fases del ciclo económico. [...] Las fuerzas que producen las fluctuaciones económicas han sido
contenidas por medio del empleo activo de las políticas monetaria y fiscal".
Respecto de formulaciones como esa, a mediados de la década de los setenta Minsky [1975] hacía el
siguiente balance:
"Al correr de los años sesenta, destacados economistas –sobre todo aquellos vinculados a la formulación
de políticas gubernamentales– , que en su propio espíritu eran discípulos de Keynes, anunciaban que los
ciclos económicos endógenos y las crisis financieras internas eran cosa del pasado, puesto que se habían
descubierto los secretos de la política económica".
Si bien esa opinión la entregó Minsky hace casi 25 años, ella podría aplicarse perfectamente a distintas
En función de lo recién planteado, lo que nos interesa destacar en este segundo punto
del apartado, es que a fines de los años sesenta y comienzos de los setenta la economía
mundial entró en una nueva etapa de deterioro tendencial, el cual desde ese entonces
reemplazó al auge de las décadas anteriores y trajo consigo una marcada acentuación del
ciclo juglar, con profundas crisis a mediados de los años setenta y al inicio de los siguientes
dos decenios, provocando todo ello un renovado interés por el estudio de los ciclos ante las
evidencias de que se estaba ante una fase "B" del ciclo largo, al menos en las corrientes
teóricas para las cuales el deterioro y las crisis recurrentes se debían a algo más que a
causas "exógenas" o a errores de política económica.
En términos del comportamiento económico más agregado, el deterioro de la actividad
económica puede observarse en el Cuadro 8, en el cual se entregan cifras decenales de
crecimiento del PIB.
CUADRO 8
CRECIMIENTO DEL PRODUCTO INTERNO BRUTO
(tasa promedio anual)
60-69
70-79
80-89
Mundo
4.9
3.9
3.1
Países industrializados
4.9
3.4
2.6
Estados Unidos
4.0
2.9
2.5
Japón
10.8
5.2
4.0
Alemania
5.6
3.1
1.8
Inglaterra
3.1
2.4
2.4
Canadá
5.1
4.7
3.1
Francia
5.7
3.7
2.3
Italia
6.3
3.9
2.4
FUENTE: 1960 a 1996, FMI[1997a]; 1997 y 1998, FMI [1998c].
90-98
2.7
2.0
2.4
1.6
2.2
1.6
1.7
1.6
1.2
En dicho Cuadro, se ve claramente el quiebre ocurrido desde los años setenta, con tasas
de crecimiento del producto global que a partir de esa década no sólo disminuyen
sustancialmente, sino que además se van haciendo cada vez menores tanto en el promedio
mundial y de las economías industrializadas como para cada uno de los países del G-7.
Esa misma tendencia, sólo que más acentuada tanto al alza en los años sesenta como a la
formulaciones que, al menos hasta el estallido de la crisis asiática, nuevamente anunciaban el fin de las crisis
cíclicas. Por ejemplo, en un documento de la CEPAL de 1997, se afirmaba lo siguiente [CEPAL; 1997a, 13]:
" ... el sostenido crecimiento de la economía de los Estados Unidos desde marzo de 1991 ha llevado a
preguntarse si la teoría de los ciclos económicos es adecuada para interpretar el desempeño de las
economías avanzadas en un contexto de apertura internacional y de presión competitiva sobre los
precios de los factores, los bienes y los servicios, que permitiría un crecimiento con baja inflación y bajo
desempleo".
baja en las décadas posteriores, ha estado presente en el comportamiento de la producción
industrial (véase Cuadro 9), situación ésta en la cual al deterioro generalizado se ha sumado
el desplazamiento del dinamismo de la actividad económica, de por sí escaso, desde ese
sector hacia los servicios. Como resultado de todo ello, para el total de los países
desarrollados el ritmo decenal de incremento de la producción industrial ha disminuido a
menos de la cuarta parte entre la segunda mitad de los años sesenta y lo que va de los
noventa.
CUADRO 9
CRECIMIENTO DE LA PRODUCCIÓN INDUSTRIAL
(tasa promedio anual)
65-69
70-79
80-89
P. Industrializados
5.1
3.1
2.4
Estados Unidos
4.2
3.5
2.6
Japón
12.6
3.6
3.5
Alemania
3.9
1.7
1.2
Inglaterra
2.6
1.7
2.1
Canadá
4.5
3.7
2.5
Francia
4.3
3.0
1.0
Italia
6.3
2.9
1.4
* Para 1998, sólo se consideran los tres primeros trimestres.
FUENTE: 1965 a 1996, FMI[ 1997a]; 1997 y 1998, CAE [1999]
90-98*
1.2
1.6
1.3
0.5
0.6
1.3
0.7
0.7
A la luz de expresiones del deterioro sistémico como las que recién hemos mencionado,
dicho deterioro ha sido analizado desde varias perspectivas, identificándose diferentes
causas profundas de su aparición y desarrollo en correspondencia con el hecho de que él se
ha desenvuelto tomando cuerpo –en distintos momentos y con fuerza dispar– en los más
diversos ámbitos de funcionamiento del sistema: en la disminución de la tasa de ganancias;
en el agotamiento del patrón tecnológico previamente vigente;22 en la caída de los niveles
de inversión; en menores incrementos de la productividad; en una acentuación del
movimiento y de las crisis cíclicas; en incrementos generalizados del crédito; en
desequilibrios de las cuentas públicas, del nivel de precios y de las cuentas externas; en
aumentos del desempleo; y, respecto del orden internacional de la posguerra, en la ruptura
de los acuerdos de Bretton Woods y en el cuestionamiento de la hegemonía económica de
22
Una buena parte de los análisis más completos sobre las causas profundas del deterioro de la economía
mundial, se centran en el comportamiento de las ganancias y en el agotamiento del patrón tecnológico. En la
primera de esas líneas se han ubicado, por ejemplo, las interpretaciones de A. Shaikh ([1983] y [1991]) y de
G. De Bernis [1988]; en la segunda línea se ubica, entre otros, T. Dos Santos [1999].
los EE.UU.
Si bien volveremos posteriormente sobre algunos de esos puntos, más que presentar en
este apartado esos distintos componentes –y, en algunos casos, causas probables– del
deterioro sistémico, y las interpretaciones que al respecto se han desarrollado,23 lo que nos
interesa destacar es que él constituye el contexto en que la globalización se ha desenvuelto,
y que por consiguiente muchas de las tendencias asociadas al proceso globalizador forman
parte al mismo tiempo de ese escenario de deterioro global y/o de la construcción de salidas
para el mismo.
En tal sentido, los análisis de varios de los problemas arriba señalados han estado
estrechamente vinculados al debate más general sobre la continuidad o el fin del deterioro
para el periodo más reciente, y sobre la consiguiente aparición o no de una nueva fase "A"
del ciclo largo. Así, tendencias de los últimos años tales como la recuperación que para
varios países desarrollados se ha producido en la tasa de ganancia, los avances de la
revolución científico técnica a que hemos hecho referencia, los procesos deflacionarios que
han reemplazo a los altos niveles de inflación de los años setenta, y la disminución de los
déficit gubernamentales, unidas al hecho de que ya han transcurrido más de 25 años desde
que el deterioro hizo su aparición, han llevado a distintos autores a plantear que se estaría
en los inicios de una fase larga de crecimiento de la economía mundial.
En la dirección recién señalada, por ejemplo, se pronuncia Wallerstein [1995] el cual,
sin embargo, ubica a esa fase "A" iniciándose simultáneamente con una “dinámica [... de]
más o menos medio siglo de gran desorden mundial” y de “desintegración del sistema
histórico capitalista”; y por su parte, Dos Santos considera que, precedida de una profunda
desvalorización de activos [1993], la fase "A" se inició hacia fines del primer quinquenio
de los años noventa, de tal manera que ya se está transitando en [1998a] "una nueva etapa
de crecimiento económico mundial, para el cual la crisis asiática no es un obstáculo".24
Por el contrario, para otros autores como MacEwan [1996], en los años por venir el
23
Una revisión de ese tema, la hemos hecho en Estay [1996].
El mismo Theotonio dos Santos, en un artículo de hace más de siete años [1992; 28], sintetizaba así su
posición:
"Hace mucho venimos defendiendo la tesis de que el inicio de la década de los 90 estará marcado por
una violenta desvalorización de activos que desvalorizará el capital constante a nivel mundial y
permitirá así un nuevo y sólido periodo de crecimiento de la economía mundial; con la introducción de
radicales innovaciones a través de la incorporación de nuevas tecnologías. Será el fin del periodo
depresivo de largo plazo iniciado en 1967 y el inicio de un nuevo ciclo de ascenso de 25 a 30 años, a
24
deterioro económico mundial seguirá coexistiendo con la globalización, como resultado de
las modalidades bajo las cuales esta última se está desenvolviendo, y en particular por la
escasa demanda pública y privada que resulta de su carácter polarizante y por la ausencia
de instituciones y mecanismos regulatorios que ella misma ha provocado con su
desenvolvimiento, todo lo cual lo lleva a concluir que "la época de crecimiento lento
probablemente no llegue a su fin, con la actual ola de globalización".
Más allá de esas diferencias en el terreno de las predicciones, hay sin embargo una
valoración compartida por diversos autores –entre ellos los recién citados–, acerca de que
en el funcionamiento de la economía mundial incluso en los años más recientes subsisten
graves problemas, que se mantienen como rasgos importantes de la globalización y que
entorpecen grandemente –o impiden de plano, según sea el autor– el despliegue de una fase
larga de auge sostenido. Dos de esos rasgos los revisaremos en posteriores apartados, y son
por una parte el funcionamiento de la esfera financiera –al cual dedicaremos la mayoría del
presente material– y, por otra parte, el incremento de las desigualdades, sobre el cual
volveremos en el último apartado.
Además de esos rasgos, un componente más que ha acompañado a la actual
globalización desde sus inicios y hasta la fecha, y que nos interesa destacar aquí, es la baja
capacidad de generación de empleos. A diferencia de otros problemas que hicieron su
aparición en los años setenta y que posteriormente se atenuaron o desaparecieron –por
ejemplo, el rápido crecimiento de los precios– los altos niveles de desempleo han asumido
un carácter estructural,25 alcanzando en muchos países tasas de dos dígitos que no logran
ser reducidas ni siquiera en los periodos de mayor dinamismo económico.26
Para los principales países industrializados, esa capacidad cada vez menor para generar
empleo puede ser vista en el Cuadro10, y a ella cabría agregar que en el sector industrial
de esos mismos países ha habido decrementos absolutos del empleo, de tal manera que la
escasa creación de nuevos puestos de trabajo –cuando ha existido– se ha concentrado en el
partir de la mitad de la década de los 90".
Entre los países industrializados, la excepción más importante en la presencia de altos niveles de
desempleo corresponde a la economía estadounidense, en la cual la tasa de desempleo se han mantenido a la
baja en los años recientes, a partir de un nivel cercano al ocho por ciento que alcanzó en 1992.
26
Al respecto Theotonio dos Santos, luego de luego de plantear que con la recuperación del crecimiento de
1994 se habría superado la fase "B" del ciclo Kondratiev, agrega [1998b; 68]: "restan, sin embargo, graves
cuestiones que hacen dudar sobre la salud y el aliento de la recuperación económica internacional. Una de
ellas es la persistencia de la crisis del sector financiero, y la otra es la permanencia de las tasas de desempleo
25
sector servicios. De esta manera, en esos países y con mayor razón en las economías
atrasadas, los impactos tanto del lento crecimiento de la actividad económica como de la
automatización de la producción y de los incrementos de productividad, al menos hasta la
fecha han recaído principalmente sobre el volumen de empleo, y de manera muy escasa
sobre reducciones de la jornada laboral.
CUADRO 10
CRECIMIENTO DEL EMPLEO
(tasa promedio anual)
65-69
70-79
P. Industrializados
1.9
0.5
Estados Unidos
3.0
2.4
Japón
2.3
-1.2
Alemania
-0.4
-1.5
Inglaterra
-0.4
0.5
Canadá
1.3
0.7
Francia
...
...
Italia
1.2
0.1
FUENTE: 1960 a 1996, FMI [1997a]; 1997 y 1998, FMI [1998c].
80-89
0.4
1.8
0.9
-0.6
-0.1
-0.1
-1.6
-1.5
90-98
0.6
1.4
-0.6
-1.7
0.2
0.3
-1.4
0.0
Esa escasa generación de puestos de trabajo, que por cierto se ha ido acompañando con
una creciente precarización del empleo, es una muestra relevante, pero no única, de las
tendencias del escenario mundial en cuyo seno se ha venido desplegando el proceso
globalizador. Hasta ahora, y desde hace ya varias décadas, el desenvolvimiento del
sistema se ha caracterizado por la permanencia del binomio crisis-globalización, de tal
modo que el deterioro económico tendencial le ha asignado dirección y contenido a los
distintos fenómenos constitutivos de la globalización, transformando a ésta en un poderoso
instrumento de destrucción de formas previas de funcionamiento, a la vez que de creación
de un nuevo conjunto de regularidades cuyo perfil no acaba aún de definirse.
que incluso presenta índices positivos de crecimiento".
II. LA INNOVACIÓN FINANCIERA EN SUS RASGOS PRINCIPALES
Apoyándonos en la revisión que hemos realizado en el anterior apartado, en las siguientes
secciones del documento nos centraremos en los aspectos financieros de la globalización,
con relación a los cuales destacaremos algunos componentes principales que nos permitan
presentar un panorama de lo ocurrido en ese ámbito del funcionamiento reciente de la
economía mundial.
Para construir ese panorama, en ésta y las siguientes partes del documento iremos
avanzando simultáneamente en la identificación tanto de los vínculos existentes entre la
globalización financiera y el comportamiento económico del sistema, como de los rasgos
centrales que han estado presentes en el desenvolvimiento de dicha globalización
financiera: sus ritmos, modalidades e instrumentos, los principales actores involucrados y
los límites y problemas que ha ido mostrando.
En este segundo apartado, iniciaremos ubicando de manera general lo ocurrido en los
mercados
financieros, para a partir de allí revisar lo referido los procesos de
"bursatilización" y a la aparición de nuevos instrumentos y actores en dichos mercados,
identificando a través de esa revisión un conjunto de profundos cambios constitutivos de la
llamada "innovación financiera".27
II.1. EL CRECIMIENTO DEL CRÉDITO Y EL FUNCIONAMIENTO DE LA
ECONOMÍA MUNDIAL
Como punto de partida de nuestra revisión de la globalización de las finanzas, lo que en
primer lugar queremos destacar es que desde hace ya varias décadas ha habido un
incremento sustancial en la importancia relativa del crédito, de las actividades financieras y
de la especulación a nivel sistémico. En efecto, hasta la fecha y al menos desde los años
setenta, no sólo en las relaciones internacionales, sino también en el funcionamiento interno
27
A lo largo del texto, para referirnos a esos cambios –y dadas su profundidad y amplitud– asumiremos el
concepto de "innovación financiera". Sin embargo, al respecto no está por demás tener presente la siguiente
advertencia, formulada por Galbraith [1990; 47-48] al referirse a la especulación con la emisión de acciones
de la "Compañía del Mississippi" ocurrida en Francia entre 1716 y 1720:
"... todas las sugerencias en materia de innovación financiera deben considerarse con extremado
escepticismo. La supuesta innovación es una mera variante de una vieja iniciativa, que sólo es nueva en
la corta y deficiente memoria del mundo financiero".
de los distintos países, los niveles de endeudamiento de las familias, las empresas y los
gobiernos han venido aumentando de manera casi ininterrumpida, con ritmos notoriamente
mayores a los del crecimiento de la producción real y del conjunto de la actividad
económica, a la vez que se ha producido un rápido incremento de las actividades y flujos
financieros28 y de su peso relativo en el funcionamiento económico de los países: en la
producción global y su composición sectorial, en los niveles de inversión, en la generación
de empleo, etc.
Dos expresiones de esas tendencias, para el funcionamiento interno de las economías,
pueden ser vistas en los Cuadros 11 y 12: en el primero de ellos se presentan los
porcentajes crédito interno/producción global en los países del G-7, para un lapso de 27
años agrupados en cinco subperiodos (los valores absolutos de cada año pueden ser vistos
en el Cuadro I del Anexo Estadístico), en tanto que en el Cuadro 12 las cifras entregadas
corresponden a la relación crédito bancario al sector privado/PIB en 19 países para varios
años de las dos últimas décadas, si bien respecto a esto último veremos posteriormente que
en comparación con otras formas de financiamiento hay un retroceso relativo del crédito
bancario. En todo caso, de ambos cuadros se desprende el mayor dinamismo del crédito en
comparación con los niveles globales de actividad, lo que da cuenta de la irrupción de una
suerte de "economía de endeudamiento" en los distintos países durante las décadas
recientes.
C U A D R O 11
G - 7: CRÉDITO INTERNO COMO PORCENTAJE DEL PNB
1970-74
75-79
80-84
85-89
90-94
79.1
79.8
79.4
87.0
78.3
EE.UU.
36.6
44.6
54.7
50.7
65.1
Canadá
73.4
83.1
101.8
104.3
110.4
Alemania
95.4
101.8
134.2
129.4
137.2
Japón
45.7
62.6
88.7
97.3
103.8
Francia
100.0
106.2
88.4
87.9
99.9
Italia
53.6
42.6
45.2
89.1
119.5
Reino Unido
FUENTE: FMI [1997a] y [1999]
95-Junio 98
79.3
78.7
137.7
132.7
101.6
93.7
128.5
CUADRO 12
CREDITO BANCARIO AL SECTOR PRIVADO
28
En tal sentido Castells, refiriéndose al capitalismo actual, plantea [1996; I, 508]:
" Posee dos rasgos distintivos fundamentales: es global y se estructura en buena medida en torno a una
red de flujos financieros. [...] Aunque el capital financiero ha solido estar entre las fracciones de capital
dominantes, estamos presenciando el surgimiento de algo diferente: la acumulación de capital se efectúa
y su creación de valor se genera, cada vez más, en los mercados financieros globales establecidos por las
redes de información en el espacio atemporal de los flujos financieros".
(como porcentajes del PIB)
1980
1995
Estados Unidos
Japón
China (2)
62.1
81
47.5
63.3
115.1
83.9
1997 (1)
65
111
97
India
Hong Kong
Corea
Singapur
Taiwán
Indonesia
Malasia
Filipinas
Tailandia
Argentina
Brasil
Chile
Colombia
México
Perú
Venezuela
20.2
71.7
36.2
62.9
49.2
8.1
33.1
37.9
27.5
16.5
17.5
26.5
10.8
12.8
9.2
24.9
23.9
321.4
55.7
84.9
143.1
49.1
76.9
39.3
88.7
17.9
27.4
43.6
16.4
33.6
12.7
7
24
157
64
97
138
57
65
52
105
18
24
53
20
14
19
9
(1)Datos preliminares; (2) Otros créditos del gobierno central.
Fuente: BIS [1997: 108] y [1998a:119]
Independientemente de las formas que ha ido asumiendo ese creciente endeudamiento, y
que revisaremos posteriormente, lo que nos interesa destacar por ahora es que él está
estrechamente asociado con el desenvolvimiento económico general de las últimas décadas,
y en particular con el deterioro tendencial al cual nos referíamos en el apartado anterior de
este trabajo, cuestión ésta cuyo reconocimiento nos parece esencial para una adecuada
comprensión de la globalización de las finanzas. En efecto, el escenario mundial presente
desde los años setenta en adelante, y en particular los problemas de valorización que lo han
caracterizado, además de volver más atractiva la colocación de recursos en los mercados
financieros en comparación con las opciones de inversión productiva, empujaron a un
endeudamiento masivo a través del cual los distintos agentes económicos buscan soslayar
sus dificultades de realización, inversión, consumo, etc., expandiendo su disponibilidad de
recursos más allá de lo que por sí solo permitían los bajos ritmos de actividad económica,
proceso éste que a poco andar encontró sus límites, de tal manera que el mayor
endeudamiento fue acompañándose con porciones cada vez mayores del ingreso que debían
ser dedicadas al pago de los intereses y del principal de las deudas previamente contratadas.
En particular, lo anterior ha significado un trastocamiento de la relación ganancia-interés
(y tasa de ganancia- tasa de interés) de tal manera que el deterioro de la primera ha sido un
aliciente para el desarrollo de operaciones financieras menos dependientes de los niveles y
ritmos de la actividad productiva y de la ganancia empresarial, produciéndose lo que Correa
[1998; 40-46] califica como la "ruptura de la relación crédito-ganancia". Por consiguiente,
para las décadas recientes una vez más el crédito ha cumplido su doble función, primero de
palanca y luego de freno a la acumulación, y la crisis de "onda larga" ha jugado un papel
central no sólo en el desarrollo de esas tendencias, sino también empujando al
desplazamiento de capitales desde la esfera de la producción hacia las finanzas y la
especulación, situación ésta en la cual las propias empresas productoras de bienes y
servicios han participado activamente, volcando partes crecientes de sus recursos y de sus
estrategias de gestión de activos y pasivos hacia la esfera financiera, y retroalimentando con
ello el deterioro económico global, en un proceso que ha sido correctamente ubicado por
Shutt [1998; 85] como de "triunfo del cortoplacismo" y en el cual "las empresas líderes se
concentran en obtener una alta tasa de retorno sobre el capital en el corto plazo, a expensas
de sus ganancias y valores de largo plazo".
Ese desplazamiento, que aún subsiste, ha sido cuantioso y se ha visto facilitado por las
facilidades técnicas e institucionales generadas en el periodo para el libre movimiento de
los capitales, mismas que ya revisamos, llevando a acuñar términos como el de "economía
casino" para describir una situación en la cual la búsqueda de altos márgenes de ganancia se
ha trasladado hacia los mercados financieros, y en particular hacia la compra-venta de
títulos, creando una enorme brecha entre el alto dinamismo de ese mercado y el del resto de
la actividad económica.
En ese nuevo escenario de las tres últimas décadas del siglo, los elementos financieros y
monetarios han pasado a jugar un importante papel de impulso y amplificación de los
niveles globales de inestabilidad, transformándose en detonantes usuales de las caídas de
los niveles de actividad económica, de tal modo que las propias crisis bancarias y
monetarias se han multiplicado durante ese lapso en los distintos países. En tal sentido, y a
modo de ejemplo de lo ocurrido, en el Cuadro 13 se puede ver un listado de 20 países, para
los cuales la fuente de dicho Cuadro identifica entre 1970 y 1995 un total de 26 crisis
bancarias y 75 crisis monetarias, la mayoría ocurridas con posterioridad a los procesos de
liberalización financiera interna.
CUADRO
13
CRISIS BANCARIAS Y MONETARIAS EN VEINTE PAÍSES DURANTE EL PERIODO 1970-95
PAÍS
LIBERALIZACIÓN
CRISIS
CRISIS MONETARIAS
FINANCIERA INTERNA
BANCARIAS
Argentina
1977
1980, 1985, 1994 1970, 1975, 1981, 1982, 1986, 1989, 1990
Bolivia
1985
1987
1982, 1983, 1985
Brasil
1975
1985, 1994
1983, 1986, 1989, 1990, 1991
Chile
1974-1976
1981
1971, 1972, 1973, 1974, 1976, 1982, 1984,
Colombia
1980
1982
1983, 1985
Dinamarca
1980
1987
1971, 1973, 1979, 1993
Finlandia
1982-1991
1991
1973, 1982, 1991, 1992
Indonesia
1983-1988
1991
1978, 1983, 1986
Israel
1983
1974, 1977, 1983, 1984
Malasia
1978-1985
1985
1975
México
1974-1991
1982, 1992
1976, 1982, 1994
Noruega
1980-1990
1988
1973, 1978, 1986, 1992
Perú
1991
1983
1976, 1987
Filipinas
1980-1984
1981
1970, 1983, 1984, 1986
España
1974
1978
1976, 1977, 1982, 1982, 1993
Suecia
1980-1990
1991
1977, 1981, 1982, 1992
Tailandia
1989-1990
1979, 1983
1978, 1981, 1984
Turquia
1980-1987
1991
1970, 1981, 1994
Uruguay
1976-1979
1971, 1981
1971, 1982
Venezuela
1981, 1989
1993
1984, 1986, 1989, 1994, 1995
La fuente trabaja con veinte países, para el periodo 1970-1995.
Fuente: Kaminsky [1998]
Los vínculos entre por una parte el incremento del crédito y de las actividades
financieras, y por la otra el funcionamiento sistémico y dentro de éste el deterioro
económico global, han estado claramente presentes en los análisis de distintos autores sobre
las tendencias prevalecientes en la economía mundial contemporánea. En tal sentido,
consideramos que las aproximaciones más sugerentes a esa relación entre crédito y
funcionamiento económico global, ha provenido por un lado de autores cercanos al
marxismo, varios de los cuales han ubicado el problema desde la perspectiva de los ciclos
económicos generales y, por otro lado, de algunos autores de raíz keynesiana que han
centrado sus estudios en la inestabilidad asociada al desarrollo de las finanzas y en la
existencia de un "ciclo crediticio".
De entre los autores vinculados al marxismo nos interesa destacar dos análisis, que a
nuestro juicio son de la mayor utilidad, y que con distintos horizontes históricos coinciden
en ubicar al crecimiento de las finanzas en el centro del desenvolvimiento de la crisis:
-Por
una parte, los planteamientos que desde hace ya tiempo Magdoff y Sweezy han venido
desarrollando sobre el tema, en particular teniendo como escenario a la economía
estadounidense. En estos autores, el binomio estancamiento-explosión financiera ocupa
un papel central: el estancamiento, como "tendencia inherente al sistema,
profundamente arraigada y en continuo funcionamiento", el cual se impone "en
ausencia de fuerzas contraactuantes de suficiente poder" [Magdoff y Sweezy; 1987,
27]; y, la "explosión financiera" como la principal contratendencia al estancamiento
desde los años setenta, pero de eficacia limitada y con efectos finalmente negativos:
"A medida que el boom [de la posguerra, JE] comenzó a extinguirse, se luchó
contra el estancamiento durante varios años, por medio de la creación de más y
más deuda, tanto nacional como internacional [...] Pero ahora estos paliativos han
llegado a ser más peligrosos que provechosos y al problema del estancamiento se
ha agregado el de una situación financiera que se deteriora rápidamente"[Sweezy;
1982, 39].
Bajo esa marco ubican "la fantástica explosión del sector financiero" [Magdoff y
Sweezy; 1983, 136], y destacan tanto el crecimiento de la deuda del gobierno, de las
corporaciones y de los individuos en la economía estadounidense, que en todos los
casos se dio "a un ritmo que excedió en mucho al de la lenta expansión de la economía
real subyacente" [Magdoff y Sweezy; 1987, 15 a 20], como también el incremento de
las operaciones diarias de las firmas financieras, de los montos de acciones negociadas
en la bolsa de valores –sobre todo en los mercados de futuros–, y de las actividades
especulativas asociadas a todo ello [Magdoff y Sweezy; 1987, 20 a 25].
En la misma línea, destacan la mayor importancia del sector financiero en la
estructura de los acervos de capital, planteando que se ha dado una "transformación en
la estructura del capital [...] durante la era del estancamiento", que ha significado un
crecimiento mucho más acelerado del acervo de capital en las finanzas que en la
manufactura, tanto durante la caída cíclica de comienzos de los años ochenta como en la
recuperación posterior [Sweezy y Magdoff; 1992, 52 y 57].
-Por
otra parte Giovanni Arrighi, el cual –coincidiendo con Wallerstein [1995; 28 a 48]
respecto de la presencia de "una fase 'B' hegemónica"– en su libro El largo siglo veinte
ubica a las décadas recientes como un lapso de “declinación del ciclo estadounidense
de acumulación del capital”29 y de “tránsito hacia un nuevo ciclo sistémico”, tránsito
29
Un análisis del mismo autor, muy anterior al que estamos citando, en el cual ya postulaba "la defunción del
orden imperial norteamericano", identificando una crisis de los "aspectos formales" y de los "aspectos
que al igual que en ciclos anteriores –el ciclo genovés, el holandés y el británico–, se
está desenvolviendo a través de una violenta expansión financiera y de un proceso de
concentración del capital en escala mundial.30
Es así que Arrighi, desde una perspectiva Braudeliana de largo plazo, considera a
las expansiones financieras como fenómenos recurrentes, que en la historia del
capitalismo [1994, x] "han marcado la transición de uno a otro régimen de acumulación
en una escala mundial", colocando en ese contexto a "la actual expansión financiera, en
el curso de la cual las estructuras del ahora 'viejo' régimen estadounidense están siendo
destruidas y un 'nuevo' régimen presumiblemente está siendo creado".
Así también, para Arrighi los cambios de régimen de acumulación históricamente
han ido acompañados de "crisis de sobreacumulación que marcan la transición de una a
otra estructura organizacional" [1994; 330], lo que también sería aplicable a las décadas
recientes, en las cuales la crisis y la expansión financiera alcanzan una plena
vinculación: "Con el advenimiento de la era Reagan, la 'financiarización' del capital que
había sido uno de varios rasgos de la crisis de la economía mundial en los años setenta,
llegó a ser el rasgo absolutamente dominante de la crisis" [1994; ix].31
En materiales posteriores al libro que estamos citando, Arrighi ([1997] y [1999])
identifica "condiciones de oferta" y "condiciones de demanda" en la actual expansión
financiera. Como "factor crucial" en la creación de las condiciones de demanda ubica a
[1997; 156] "la competencia interestatal por el capital móvil", en tanto que las
sustantivos" de la hegemonía de ese país, puede ser visto en Arrighi [1983]. Posturas contrarias, según las
cuales ha venido ocurriendo una recuperación –o reafirmación– de la hegemonía estadounidense, se
encuentran por ejemplo en Tavares [1997], Tavares y Melin [1997], Fiori [1997] –el cual presenta un
recuento de los debates recientes sobre el tema– y Ceceña [1995] y [1998], trabajos estos dos últimos en los
cuales el análisis gira principalmente en torno de la superioridad tecnológica estadounidense en el nuevo
paradigma basado en la electroinformática. Otro trabajo reciente sobre el tema es el de Brzezinski [1998], en
el cual se insiste en la idea de que con la caída de la Unión Soviética los EE.UU. se convirtieron en [1998; 11,
19, 197, 217] "la primera y única potencia realmente mundial".
30
Respecto al "ciclo sistémico de acumulación", en un material posterior Arrighi [1997] plantea:
"Este ciclo consiste en dos fases: una fase de expansión material, en la cual las ganancias vienen
principalmente de inversiones en la creación, transformación y venta de mercancías (como fue
encapsulada en la fórmula del capital de Marx M C M ) y una fase de expansión financiera en la
cual las ganancias vienen no de la expansión adicional del comercio y la producción, sino de pedir
prestado, prestar y especular (como fue encapsulada en la fórmula abreviada del capital de Marx M
M).
31
Otro autor que, apoyándose parcialmente en Arrighi, desarrolla también el concepto de "financiarización"
como eje de su explicación funcionamiento actual del capitalismo, es José de Souza Braga. Para él [1997;
195], "la financiarización es un patrón sistémico de riqueza que se origina en los años sesenta, a partir de
Estados Unidos, y se difunde mundialmente en las últimas décadas, provocando grandes inestabilidades ..." y
condiciones de demanda estarían dadas por [1999; 4] "una sobreabundante masa de
liquidez que puede ser movilizada, directamente o a través de intermediarios, para
especular, pedir prestado o prestar".
Desde el marco teórico keynesiano, probablemente Hyman Minsky es el autor más
relevante de los que han centrado la atención en los componentes financieros del
funcionamiento económico y en la inestabilidad que ellos implican para dicho
funcionamiento. Desde hace ya mucho, Minsky comenzó a desarrollar una "interpretación
cíclica con inestabilidad financiera de Keynes", 32 argumentando que [Minsky; 1975, 10]
"La sustancia de aquello que se descuidó en el desarrollo de la síntesis [neoclásica, JE] se
puede agrupar bajo tres encabezados: la toma de decisiones en condiciones de
incertidumbre, el carácter cíclico del proceso capitalista y las relaciones financieras de una
economía capitalista avanzada".
Para Minsky, es necesaria [1975; 154] "una teoría expresamente cíclica y abiertamente
financiera", y es bajo esa premisa que construye tanto su propuesta interpretativa general,
como el análisis concreto del desenvolvimiento económico de las décadas recientes,
criticando en ambos niveles la incapacidad de la teoría neoclásica para explicar el ciclo
económico y las crisis como un resultado del funcionamiento interno de la economía.
En su propuesta general, –desarrollada principalmente en Minsky [1975] [1982] y
[1986]–33 argumenta que los mecanismos capitalistas de mercado no llevan a un equilibrio
sostenido, con precios estables y con pleno empleo y que, por consiguiente, cada etapa del
funcionamiento del sistema es transitoria, con los mecanismos financieros jugando un papel
principal en el paso de una a otra etapa y configurando un ciclo del crédito. En dicho ciclo,
la fase clave corresponde a las etapas finales del auge, en las cuales se va deteriorando la
estructura de pasivos de las empresas, creciendo aceleradamente su demanda de crédito, sus
deudas y las correspondientes cargas por servicio, y rebasando su capacidad de pago. En
[1997; 238] "... estableciendo contornos paradójicos y perversos en la dinámica sistémica".
32
La distancia que esa interpretación lo lleva a tomar respecto de la teoría neoclásica, se ve en la siguiente
cita [1986; 99]:
"En el interior de la teoría económica tradicional de hoy, como es llamada comúnmente la síntesis
neoclásica, la pregunta '¿por qué es nuestra economía tan inestable?' es una pregunta sin sentido. La
teoría económica tradicional no sólo no puede encabezar una explicación de la inestabilidad como un
atributo sistémico, sino que además no reconoce que la inestabilidad endógena es un problema que una
teoría satisfactoria debe explicar".
33
Una síntesis reciente de sus planteamientos generales, y en la cual los aplica al análisis de los primeros
años de la presente década, se encuentra en Minsky [1993].
esas condiciones, hay un vuelco hacia las finanzas especulativas y tipo Ponzi, se incrementa
la tasa de interés y declina la tasa de ganancia, hasta que algún evento provoca el quiebre en
la espiral de endeudamiento, se interrumpe la oferta de crédito, hay una demanda
generalizada por liquidez, los precios de los activos caen y –dependiendo de la acción
eficaz o no de un prestamista de última instancia, que pudiera postergar transitoriamente los
problemas– se produce la crisis financiera y la caída generalizada de la actividad
económica, iniciándose la recesión cíclica.
En su análisis del periodo, Minsky considera que para la economía estadounidense a
partir de 1966 –con el "crujido del crédito" ocurrido en ese año– la inestabilidad financiera
emergió otra vez, llegando a su fin 25 años caracterizados [Minsky y Whalen; 1996] "por
una economía exitosa: la inestabilidad cíclica fue controlada; la creación de recursos fue
sustentada; y las imperfecciones en algunos mercados fueron corregidas". Ese regreso de
la inestabilidad financiera ha implicado una situación en que "la amplitud del ciclo de los
negocios se ha incrementado y las crisis financieras se ha vuelto de ocurrencia regular", y
en ese nuevo contexto Minsky [1996] argumenta que "el capitalismo en los Estados
Unidos está ahora en una nueva etapa, el capitalismo de administración de dinero, en el
cual los dueños de una vasta proporción de instrumentos financieros son los fondos
mutuales y de pensión". Dichos Fondos "han hecho a la administración de negocios
especialmente sensitiva hacia la valuación corriente de mercado de la firma. Esto es un
ingrediente esencial en la acentuación de la naturaleza depredadora del capitalismo
americano".
También desde una perspectiva keynesiana, y apoyándose fuertemente en Minsky, otro
autor que ha centrado su atención en los aspectos financieros del funcionamiento
económico es Kindleberger. Usando como base las modalidades de desenvolvimiento del
crédito a lo largo del ciclo económico que propone aquel autor, Kindleberger ([1984] y
[1989]) hace suya esa propuesta, ampliándola para aplicarla por una parte a los ciclos
financieros internacionales y, por la otra, a una revisión histórica de las principales crisis
financieras ocurridas desde el siglo XVIII.34
34
Algunos de los materiales que, además de los de Kindleberger, revisan el funcionamiento histórico de los
mercados nacionales e internacionales de capital, son los de Galbraith [1990], Stallings [1987] y Arrighi
[1994], libro éste último que ya hemos citado con algún detalle.
En el modelo resultante –que hemos presentado en detalle en un trabajo anterior [Estay;
1998], llamándolo "modelo Minsky/Kindleberger"– se distinguen las etapas de "arranque",
"euforia" y "zozobra", pudiendo esta última dar o no lugar al "pánico" y al "crac", y para
esos distintos momentos se identifican los mecanismos a través de los cuales se produce la
"propagación internacional" [Kindleberger; 1989, 159]:
"El auge, la depresión y el pánico se transmiten entre las economías nacionales por
medio de una amplia variedad de conexiones: el contagio psicológico, la subida y
bajada de los precios de los productos y de los títulos bursátiles, los movimientos de
capital a corto plazo, los tipos de interés, la subida y bajada de las existencias
mundiales de mercancías. Lo que es más, estas conexiones pueden revestir diferentes
formas y pueden estar interrelacionadas de diversas maneras".
Tanto de la presentación del modelo, como de su aplicación al análisis de algunas de las
crisis financieras ocurridas en los últimos tres siglos, Kindleberger concluye que es posible
actuar de tal manera que sólo se presente una crisis moderada, que el momento para hacerlo
es durante el "pánico", y que quien debe actuar tanto a nivel nacional como a nivel
internacional, es el prestamista de última instancia. Pero, si bien en el plano nacional es
posible saber quien jugará ese papel, no ocurre lo mismo en el plano internacional:
[Kindleberger; 1989, 237]: "a falta de un gobierno mundial, un banco central mundial y
con sólo una escasa ley internacional, la cuestión de la procedencia del préstamo de último
recurso es crucial", más aún dados los pocos recursos con que cuenta el FMI para poder
asumir ese papel.
En todo caso, para Kindleberger [1989, 288]:
"Descartar la crisis financiera sobre la base de que los auges y depresiones no pueden
suceder porque ello implicaría una irracionalidad del mercado es ignorar una situación
en nombre de una teoría. Mi interés en esta obra se dirige más al diagnóstico que a la
terapia y la prognosis. Creo conocer la terapia adecuada para las crisis financieras: el
prestamista de último recurso, pero la prognosis resultante está ensombrecida por
indudables efectos secundarios".
Para los autores que hemos mencionado, al igual que para otros, el rápido crecimiento
del crédito, de las actividades financieras y de la especulación, son elementos centrales de
un escenario sistémico caracterizado por el deterioro y la crisis, de tal manera que dicho
deterioro constituye el contexto económico y social inmediato en el que se desenvuelve la
"explosión financiera" (o la "financiarización del capital") y le da sentido y contenido a
dicha explosión, permitiendo asignarle en el análisis una lógica que va más allá de las
políticas económicas aplicadas y de las estrategias e intereses que guían el accionar de los
distintos actores económicos.
En suma, desde nuestra perspectiva no sólo la globalización en general, sino también la
multiplicación del crédito bajo todas sus formas y el despliegue de la llamada
"globalización financiera", deben ser ubicados como componentes y/o resultados respecto
de dos grandes ejes del actual funcionamiento sistémico, los cuales, a su vez, tienen
múltiples relaciones entre sí: por una parte –y según mencionábamos en el primer
apartado–, la revolución científico-técnica y los cambios en la base tecno-productiva que
ella está implicando para el conjunto de las actividades económicas y para las actividades
financieras en particular; y, por otra parte, el deterioro tendencial de la economía mundial y
la creación de condiciones para la salida de dicho deterioro.
II.2.- LA "BURSATILIZACIÓN" DEL CRÉDITO
Es en el escenario mundial definido por esos dos grandes ejes —cada uno de los cuales,
por cierto está aún lejos de adquirir perfiles medianamente estables—que se ha dado no
sólo un rápido crecimiento absoluto y relativo del crédito y de los mercados financieros,
sino también y principalmente profundos cambios en sus modalidades de funcionamiento,
los cuales han sido calificados genéricamente como "innovación financiera", y cuya
descripción abordaremos en lo que resta de este apartado.
De entre esos cambios, con seguridad que globalmente el más importante es el ocurrido
en los patrones de financiamiento, con el mayor peso adquirido por las operaciones de
intercambio directo de obligaciones entre prestatarios finales y prestamistas, a través de una
masiva conversión de activos financieros en valores comercializables, con la consiguiente
emisión de distintos tipos de instrumentos por parte de los primeros (bonos, ventas de
préstamos, aceptaciones bancarias, acciones, papeles comerciales, certificados de depósito,
etc.), y su adquisición por parte de los segundos, sin que en el proceso intervenga la función
tradicional de los intermediarios financieros, de recibir y otorgar fondos prestables. Ello ha
implicado un abandono relativo del crédito bancario a favor de la comercialización de
valores, y la consiguiente transición de un patrón de financiamiento principalmente
bancario a otro principalmente bursátil.
Si bien ya desde la segunda mitad de los años sesenta la "desintermediación" había dado
sus primeros pasos sobre todo en EE.UU., con el crecimiento en la emisión de "papeles
comerciales" por prestatarios cuya demanda de crédito no podía ser satisfecha por la
banca, y con la emisión bancaria de los "Certificados de Depósito" para competir con
dichos papeles en la captación de depósitos, el periodo clave en el cambio de patrón de
financiamiento correspondió a la década de los ochenta, lapso durante el cual se sumaron
dos conjuntos de hechos:
-Por una parte la banca de los países desarrollados, y particularmente la estadounidense
–además de las cajas de ahorro–, se vio enfrentada a graves problemas de solvencia.
Aunque durante ese periodo estalló la crisis de deuda de los países atrasados, ya es de
sobra conocido que dicha crisis provocó un mínimo de dificultades a la banca
acreedora, de tal manera que para los bancos estadounidenses –y sobre todo para los
más grandes de ellos, que habían asumido mayores riesgos– el grueso de los problemas
provino de los créditos otorgados a prestatarios internos, estando allí la principal causa
para el crecimiento de las pérdidas por préstamos incobrables y para las consiguientes
quiebras bancarias.
-Por
otra parte, importantes avances en los procesos de desregulación e innovación de los
mercados financieros en los mismos países avanzados, incluyendo la aparición o el
desarrollo acelerado de distintos instrumentos –a los cuales haremos referencia más
adelante–, lo cual tuvo hondas repercusiones sobre los intermediarios financieros
tradicionales y en particular sobre los bancos, que al estar en desventaja por tener que
sujetarse a requerimientos de liquidez y a razones de capital mínimas, vieron
parcialmente cuestionada y sometida a una mayor competencia su función de
intermediación.35
Como resultado de todo ello, a lo largo de los años ochenta la intermediación bancaria
notoriamente fue perdiendo importancia respecto de otras formas de captación de
liquidez y de otorgamiento de financiamiento. Para el caso de las tres principales
economías industrializadas, esa menor presencia de los depósitos bancarios en los
activos financieros de las corporaciones y las familias, y de los préstamos bancarios en
35
Para el caso de la economía estadounidense, una revisión de las implicaciones que sobre las políticas
públicas ha tenido la "desintermediación bancaria", se encuentra en Minsky [1994]. En tal sentido, plantea:
" El problema de políticas que surge de la declinación en la importancia relativa de las instituciones
estatuidas como bancos es si la estructura institucional existente de regulación y supervisión de
instituciones financieras necesita ser cambiada en un sentido profundo".
las obligaciones de las corporaciones, puede verse en el Cuadro 14.
CUADRO 14
ALEMANIA, ESTADOS UNIDOS Y JAPÓN: IMPORTANCIA RELATIVA DE
LOS DEPÓSITOS Y CRÉDITOS BANCARIOS DURANTE LOS AÑOS 80.
Dep. Bancarios como % de Dep. Bancarios como Prést. Bancarios como
los activos financ. De las % de los activos % de las obligaciones
corporaciones
finan-cieros de las de las corporaciones
familias
Alemania
1980
1985
1990
Japón
1980
1985
1990
Estados Unidos
1980
1985
1990
FUENTE: FMI [1992, 3]
57.7
51.1
43.8
60.5
54.5
48.9
63.1
60.9
61.3
78.9
77.8
46.5
64.4
58.5
53.2
67.4
67.4
58.8
17.8
21.5
18.8
23.1
23.4
21.3
33.0
29.2
25.4
La pérdida de presencia de sus funciones tradicionales de intermediación, ha traído
consigo en parte un desplazamiento absoluto de los bancos en los mercados financieros,
pero sobre todo una profunda redefinición en su funcionamiento y en sus modalidades de
participación en dichos mercados. Ante los cambios ocurridos, la banca reaccionó en lo
general ampliando sus rangos geográficos y funcionales de acción y multiplicando sus
operaciones "no bancarias" (o "fuera de balance"), entre ellas —y junto a otros
intermediarios no bancarios— su actuación en los mercados de capital directo y en el uso
de los nuevos instrumentos presentes en esos mercados,36 de tal manera que los activos,
obligaciones y resultados derivados de esas operaciones "no bancarias", pasaron a tener un
peso cada vez mayor en el total de actividades de los bancos. En contrapartida, y según se
observa en el Cuadro 15 para los países del G-7, la participación de los depósitos en el total
de pasivos bancarios y de los préstamos en el total de sus activos en la mayor parte de los
casos ha ido disminuyendo, como consecuencia del incremento en la presencia de otras
36
Un análisis detenido de las nuevas condiciones de funcionamiento de la banca comercial, tanto a nivel
mundial como para siete países desarrollados, se encuentra en Swary y Topf [1992]. En la parte final de ese
libro, se sintetiza de la siguiente manera el cambio que está ocurriendo en la actividad bancaria [1992, 544]:
"Las fuerzas económicas básicas están llevando a los bancos a sustituir la intermediación por la
actividad en el mercado de capital, convirtiéndose así en procesadores de información antes que en
transformadores de activos".
Otro análisis sobre el tema, más breve pero también más reciente, se encuentra en el FMI [1998a; 180 a
183].
modalidades de generación de activos y pasivos.
CUADRO 15
BANCOS DEL G-7: IMPORTANCIA RELATIVA DE LOS DEPÓSITOS Y PRÉSTAMOS
(como % del total de pasivos y activos de los bancos)
DEPÓSITOS COMO % DE LOS
PRÉSTAMOS COMO % DE LOS
PASIVOS
ACTIVOS
1980
1990
1995
1980
1990
1995
75.5
69.6
58.8
63.3
62.9
58.9
1
Estados Unidos
71.8
71.3
71.3
55.3
56.2
65.4
Japón
73.9
71.2
65.7
83.6
81.2
77.7
Alemania
...
34.1
27.5
...
40.4
36.4
Francia
46.3
44.2
36.9
35.7
45.6
42.4
2
Italia
86.5
84.6
86.0
43.6
57.9
52.4
R. Unido
79.7
74.3
72.4
70.4
70.8
67.6
3
Canadá
1Cifras referidas a los bancos comerciales. 2 Depósitos y préstamos al sector doméstico, como % del total
de pasivos y activos, respectivamente. 3 Total de dólares canadienses depositados y prestados, como % del
total de pasivos y activos, respectivamente.
FUENTE: OCDE, tomado de FMI [1998a; 181]
Esos cambios de contenido en la actividad bancaria, si bien son generalizados, resultan
particularmente evidentes para el caso de aquellos bancos que están prioritariamente
orientados hacia actividades internacionales, así como también en el caso de los bancos de
mayor tamaño. Al respecto, en el Cuadro 16 se entrega información, procedente de los
balances de los 50 principales bancos a nivel mundial, referida a la mayor presencia que
han ido adquiriendo en ellos las actividades "no bancarias". Allí se observa el incremento
de dichas operaciones para esos bancos, ocurrido entre 1980 y 1995, según cuatro
aproximaciones cuantitativas: la relación entre "ganancias sobre otros activos" y el total de
activos; la importancia de los "rubros fuera de balance" en el total de activos; la relación
entre "ingresos por otras operaciones" e ingresos por intereses; y, la importancia de los
ingresos por comisiones y honorarios en el total de "otros ingresos operacionales".
El comportamiento de esos cuatro indicadores, refleja la creciente importancia de las
actividades "fuera de balance" y de los ingresos provenientes de dichas actividades, los
cuales incluso han llegado a ser mayores a los ingresos provenientes del cobro de intereses.
Respecto de dichas actividades "fuera de balance", en el documento del FMI del cual
hemos tomado el Cuadro 16, se destaca de ellas lo referido a las operaciones con
derivados37 –instrumentos éstos que revisaremos a continuación–, y se señala [FMI; 1998a,
37
En dicho documento [FMI; 1998a, 182], se plantea:
182] que el ingreso resultante del manejo de derivados "para los mayores bancos se estima
aproximadamente en 15-20 por ciento de sus ingresos no provenientes de intereses".
CUADRO 16
LOS 50 PRINCIPALES BANCOS: INFORMACIÓN SOBRE SUS BALANCES
(en porcentajes para el promedio de los 50 bancos, salvo indicación contraria;
cifras correspondientes a diciembre de cada año)
1991
1992
1993
1994
1995
Ganancias sobre otros activos/ total de
33.4
31.9
33.8
36.4
37.2
activos
Rubros fuera de balance/ total de activos
Ingresos por otras operaciones/ ingresos
por intereses netos
14.6
49.2
1996
37.1
17.0
54.1
20.8
62.0
19.5
61.8
19.7
56.2
20.3
67.1
Comisiones y honorarios/ otros ingresos
86.6
80.4
operacionales
Nº de bancos reportados
25
33
FUENTE: The Banker, julio de 1997, tomado de FMI [1998a; 182]
61.1
61.3
60.9
57.5
34
30
30
36
Si bien tanto los mayores grados previos de madurez de los mercados financieros como
el uso generalizado de tecnologías de punta, permitieron que el reemplazo de patrón de
financiamiento se consolidara con mayor rapidez en los países desarrollados, ese proceso
de "valorización" o "titulación" del crédito fue una tendencia de carácter global, de tal
manera que para la segunda mitad de los años ochenta el paso de uno a otro patrón de
financiamiento había avanzado sustancialmente en el conjunto de la economía mundial,
aunque desde ese entonces y hasta la fecha las modalidades de funcionamiento del patrón
bursátil han continuado en permanente cambio.
De lo antes planteado, se desprende que para el periodo más reciente la revisión del
funcionamiento de los mercados financieros obliga a centrar la atención en las bolsas de
valores,38 por ser en ellas en donde se han concentrado las principales modificaciones y los
mayores niveles de actividad, habiendo pasado en la captación y colocación de fondos a
constituirse en el eje de la globalización financiera desde los años ochenta en adelante, si
bien esa tendencia se ha desenvuelto de manera muy desigual en las diferentes economías.
En tal sentido, en el Cuadro 17 se presentan algunas relaciones para 1996 referidas a la
importancia de las bolsas de valores en distintos países, a través de comparaciones para
cada uno de ellos entre por una parte el valor de mercado y los aumentos de nuevo capital
"Con frecuencia, muy pocas indicaciones sobre los tipos de instrumentos incluidos en los ítems fuera de
balance son entregadas en los reportes financieros, pero un importante componente de las actividades
fuera de balance entre los mayores bancos internacionales han sido los instrumentos derivados".
38
Cabe tener presente, en todo caso, que en algunos países existen mercados abiertos de valores, que
funcionan separados de las bolsas, y en los cuales se comercializan títulos de renta fija.
en la bolsa y, por otra parte, respectivamente el PIB y la formación bruta de capital fijo en
esas economías; según se puede ver en dicho Cuadro, la disparidad en el peso relativo de
las bolsas es muy grande entre los países considerados, abarcando un abanico que va desde
valores de mercado correspondientes a 168% del PIB en Singapur hasta 19% en Grecia, y
desde aumentos de capital que equivalen a 30% de la formación bruta de capital fijo en
África del Sur a menos de 2% en Perú, México, Japón y Suiza. A ello, habría que agregar
que en cada país, aún habiendo varias bolsas, la gran mayoría de las operaciones bursátiles
se concentra en una sola; por ejemplo, según Ghosp y Ortiz [1997; 4-5] la bolsa de New
York concentra el 80 por ciento del volumen de valores bursátiles comerciados en EE.UU.,
la de Tokio el 83 por ciento en Japón, la de Frankfurt el 60 por ciento en Alemania, la de
París el 95 por ciento en Francia, la de Zurich el 60 por ciento en Suiza y la de Toronto el
75 por ciento en Canadá.
CUADRO 17
IMPORTANCIA DE LAS BOLSAS DE VALORES EN DISTINTAS
ECONOMÍAS NACIONALES, PARA 1996.
Países
Norte América
Canadá
México
Estados Unidos
América del Sur
Brasil
Chile
Perú
Europa, África
Medio Este
Dinamarca
Finlandia
Francia
Alemania
Grecia
Irlanda
Israel
Italia
Países bajos
Noruega
Portugal
África del Sur
España
Suecia
(en porcentajes)
Valor de mercado
como % del PIB
Aumentos de nuevo capital
como % de la formación
bruta de capital fijo
83.2
31.9
111.6
10.3
1.3
19.4
29.0
91.8
20.7
13.3
1.7
40.8
50.5
38.2
28.3
19.2
51.5
36.2
21.1
95.6
36.0
24.2
189.7
33.0
96.1
3.7
3.4
5.0
3.6
2.4
12.3
3.4
2.0
17.6
3.5
30.4
9.5
Suiza
136.0
Reino Unido
142.7
Asia, Pacífico
Australia
79.4
Indonesia
40.2
Japón
67.5
Corea
28.7
Filipinas
96.3
Singapur
162.8
Federación Internacional de Bolsas de Valores [1998].
1.6
17.8
15.0
7.8
1.4
3.6
7.8
-
Sin embargo, esas grandes disparidades no deben hacer perder de vista el hecho de que
se está ante una tendencia generalizada al rápido incremento de las actividades bursátiles, y
a la transformación de las bolsas en eje articulador del conjunto de los mercados
financieros. Al respecto, y para dar cuenta del incremento y composición geográfica de los
niveles de actividad bursátil, en el Cuadro 18 se presentan tanto las cifras mundiales de
capitalización, de valores comerciados y de compañías enlistadas en las bolsas, como la
participación relativa de distintos países en esos totales, todo ello para el lapso 1987-1997
agrupado en tres periodos (los montos totales y las participaciones para cada uno de esos
años, y respecto a las tres variables, pueden verse en los cuadros II, III, IV del Anexo
Estadístico)
INDICADORES
CUADRO 18
DE VOLUMEN
Y COMPOSICIÓN
LA
ACTIVIDAD BURSÁTIL
CAPITALIZACIÓN
MUNDIAL DE
LAS BOLSAS
VALOR MUNDIAL
COMERCIADO
1987-90 1991-94 1995-97 1987-90 1991-94 1995-97
TOTAL MUNDIAL
- Acumulado por periodo (m.m.
US$)
- Promedio anual (mill. US$)
38670.3
51303.8 61732.6 24826.1 25819.0 43316.4
9667.6
12826.0 20577.5 6206.5
DE
COMPAÑÍAS
NACIONA-LES
ENLISTADAS
EN LAS BOLSAS
1987-90
29306 d
100.0
1991-94
29058 d
100.0
1995-97
6454.7
14438.8
-EN PORCENTAJES DEL
TOTAL
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
39108 d
100.0
Mercados desarrollados b
-Canadá
-Francia
-Alemania
-Italia
-Japón
-Reino Unido
-Estados Unidos
Mercados emergentes a
94.3
89.4
89.5
89.3
84.4
87.8
58.8
58.9
50.6
2.6
2.8
3.1
1.5
36.3
8.1
30.9
5.7
2.2
3.1
3.3
1.2
23.9
8.3
36.6
10.8
2.3
2.9
3.4
1.3
14.5
8.3
43.2
10.5
1.2
1.5
7.5
0.6
36.4
6.3
31.9
10.7
1.8
2.8
6.2
0.9
14.4
6.1
43.3
15.6
1.9
2.4
5.5
0.9
8.6
4.4
51.8
12.2
3.9
2.2
1.8
0.7
6.8
6.7
23.2
41.2
3.9
2.0
1.7
0.8
7.4
6.2
24.4
41.1
3.3
1.6
1.8
0.6
6.0
5.6
21.3
49.4
América Latina (7 países)
-Argentina
0.7
0.0
2.6
0.2
2.4
0.2
0.4
0.0
1.5
0.2
1.4
0.1
5.4
0.6
5.6
0.6
4.3
0.4
0.3
0.7
1.0
0.2
0.4
0.9
2.0
1.9
-Brasil
0.1
0.3
0.3
0.0
0.0
0.1
0.7
0.9
-Chile
0.0
0.1
0.1
0.0
0.0
0.0
0.3
0.3
-Colombia
0.0 c
0.0
0.1
0.0
0.0
0.0
0.8
0.9
-Perú
0.2
1.1
0.6
0.2
0.9
0.3
0.7
0.7
-México
0.0
0.1
0.0
0.0
0.0
0.0
0.3
0.3
-Venezuela
2.3
3.5
2.8
9.4
10.4
7.1
3.0
4.7
Asia (3 países)
0.9
1.0
0.6
1.1
2.7
1.2
1.5
2.4
-Corea
0.3
1.1
1.0
0.1
1.2
0.9
0.9
1.4
-Malasia
1.0
1.3
1.2
8.2
6.4
5.0
0.6
0.9
-Taiwán
a81 países emergentes; b 23 países desarrollados; c En el cálculo no se incluye a 1988; d Número de
1.4
0.7
0.5
0.6
0.5
0.2
4.5
1.9
1.6
1.0
compañías.
Fuente: en base a cifras de IFC [1997; 16, 17 y 20 a 23] y [1998: 16,17 y 20 a 23]
En lo que se refiere al ritmo de la actividad bursátil, en el Cuadro se observa el rápido
crecimiento ocurrido tanto en los montos de capitalización como en los valores
comerciados, con volúmenes promedio anuales que en ambos casos se incrementan en más
del doble entre el primero y el último de los tres periodos considerados, en tanto que el
aumento en el total de compañías enlistadas se concentra en los años recientes. En cuanto a
la participación de los distintos países en los montos totales, en dicho Cuadro se ve que los
llamados "mercados emergentes" si bien han ido incrementando su presencia en los totales
mundiales de capitalización y de valores comerciados, con los niveles más altos alcanzados
al inicio de la presente década, en conjunto han tenido porcentajes de participación no
superiores al 16%; de la relación de esos mercados incluida en el Cuadro destaca Taiwán,
con una participación en el valor mundial comerciado que llegó a ser superior al 8% y que
en el periodo más reciente alcanza un 5%. Entre los mercados desarrollados el primer lugar
corresponde a EE.UU., con niveles cada vez mayores de participación, a tal punto que para
el periodo 1995-1997 dicha economía por sí sola llegó a representar más del 40% del total
mundial en capitalización y más del 50% en valores comerciados en la totalidad de las
bolsas de valores, en tanto que el segundo lugar corresponde a Japón.
Por consiguiente, el rápido crecimiento en los montos absolutos de las actividades
bursátiles, así como su mayor presencia en el funcionamiento económico interno de los
distintos países, constituyen aspectos centrales de la llamada "globalización financiera" que
se ha desenvuelto en el contexto de crisis tendencial de las últimas décadas y todo ello, si
bien ha sido una tendencia general, ha tenido su centro en las economías más desarrolladas
y en algunos de los "mercados emergentes".
II.3. NUEVOS INSTRUMENTOS Y NUEVOS ACTORES EN LOS MERCADOS
FINANCIEROS39
Aunque el proceso de "bursatilización" al que nos hemos referido puede ser considerado
como el principal componente del actual escenario de funcionamiento de los mercados
financieros, la innovación financiera involucra a una multitud de elementos de carácter más
particular, incluyendo tanto a nuevos "productos financieros" como a nuevas estrategias de
colocación y circulación de dichos productos.
Desde esa perspectiva, las innovaciones han apuntado principalmente en tres
direcciones: por una parte, a la ampliación del mercado a través de la generación de
mayores volúmenes de crédito, de mayores niveles de liquidez y de incrementos en la base
de capital de las instituciones participantes; por otra parte, a un manejo más sofisticado de
los riesgos –y de las posibilidades de especulación– asociados a las operaciones financieras,
a través de la creación de distintos mecanismos e instrumentos de transferencia y
reasignación del riesgo de incumplimiento, del riesgo de disminuciones en el valor futuro
de compra de la moneda, del riesgo de variaciones negativas en el tipo de cambio, etc.; y,
en tercer lugar, a la aparición de nuevas posibilidades de "arbitraje", esto es, el desarrollo
de innovaciones a través de las cuales los poseedores de fondos multiplican su capacidad
para aprovechar las diferencias de costos y de rendimientos existentes entre los distintos
mercados.
De entre los diferentes tipos de instrumentos existentes en los mercados
financieros, queremos centrar la atención en los "derivados", por el explosivo
crecimiento que han tenido y por el importante grado en que ellos se han transformado en
medio de especulación, tanto para los intermediarios financieros, como para los
inversionistas individuales y las empresas –en particular las grandes corporaciones
transnacionales– que se mueven en dichos mercados.
Los "instrumentos derivados", calificados así porque "derivan" su valor de algún otro
precio (productos básicos, metales preciosos, activos financieros, índices de acciones, tasas
de interés, tipos de cambio, etc.), consisten en contratos en que la compra o venta está
referida a una fecha futura —a diferencia de las operaciones en efectivo— y a un precio y
39
Entre otros muchos libros dedicados a describir en detalle el funcionamiento actual de los mercados
financieros, puede consultarse a Fabozzi et. al [1992] y [1996], Mansell [1992] y Casanovas [1997], así como
una cantidad que son determinados al momento de establecerse el contrato, y la mayor
parte de las operaciones con derivados se realizan al margen de la bolsa —a excepción de
los contratos de futuros, que por definición son instrumentos bursátiles—, en el llamado
"mercado de mostrador" o "mercado extrabursátil", lo cual las coloca en buena medida
fuera del control de las autoridades y eleva los riesgos asociados al incremento de la
"valorización" del crédito.
Los principales instrumentos derivados, con sus correspondientes características, son
los siguientes:
-Los contratos de futuros, los cuales son acuerdos para que una de las partes compre y la
otra venda una cantidad definida de "algo" (el instrumento o activo "sustentante") en
una fecha futura acordada, y a un precio que es fijado al momento de establecerse el
contrato, de tal manera que –ya sea en la fecha acordada o en cualquier fecha
intermedia– la diferencia entre el precio fijado y el "precio de futuros" del instrumento
subyacente (que va siendo definido diariamente) determina la ganancia o pérdida para
el comprador y el vendedor: si el precio de futuros es mayor al acordado, el comprador
obtiene ganancias y en caso contrario las ganancias las obtiene el vendedor.
Los contratos de futuros se manejan en montos y fechas estandarizadas y son
negociados en casas de bolsas, las cuales están asociadas a una Cámara de
Compensación que, entre otras funciones, tiene la de actuar como garante,
intermediando entre comprador y vendedor, disociándolos y encargándose directamente
de que el contrato sea cumplido para ambas partes, a la vez que permite que cualquiera
de las dos partes "liquide su posición" antes de la fecha acordada, lo que en realidad
ocurre en la gran mayoría de los casos.
Hasta 1972, los contratos de futuros involucraban productos básicos agrícolas e
industriales, pero en ese año se creó en Chicago la primera bolsa de futuros en divisas,
los futuros de tasas de interés aparecieron allí mismo en 1975, y en 1982 se inició la
negociación de futuros de índices de acciones en Chicago, Nueva York y Kansas, luego
de lo cual esos tres tipos de "futuros financieros" se han ido multiplicando tanto en los
Estados Unidos como en plazas ubicadas en otros países.
-Los contratos anticipados, que funcionan de manera semejante a los futuros pero no son
a los autores que participan en los libros editados por Campbell [1996] y por Ghosh y Ortiz [1997].
comerciados en casas de bolsa, no actúa una Cámara de Compensación asumiendo el
riesgo crediticio y no son estandarizados en sus montos y fechas, por lo que en cada
contrato sus términos se negocian directamente entre el comprador y el vendedor y cada
uno asume el riesgo de un posible incumplimiento de la contraparte.
-Las opciones, que se negocian tanto en bolsa como en mercados extrabursátiles, dan al
poseedor el derecho de comprar o vender (opción de compra u opción de venta) un
activo, también en una fecha futura y a un precio establecido, y se diferencian de otros
instrumentos derivados en que no existe la obligación de cerrar la transacción, ya que si
el movimiento de precios del activo resulta adverso, se "abandona la posición"
perdiendo únicamente la prima entregada al establecerse el contrato. Por el contrario, si
el movimiento de precios es favorable, la opción se hace efectiva en la fecha de
vencimiento (si es una "opción europea") o en cualquier momento previo (si es una
"opción americana").
En el mercado extrabursátil las opciones se vienen negociando desde hace ya
bastante tiempo, en tanto que su negociación en bolsa se inició en Chicago en 1973 y
desde los años ochenta se generalizó su uso en distintas plazas.
-Las permutas, o acuerdos de intercambio, que en su totalidad se negocian fuera de bolsa y
principalmente a través de bancos, pueden ser consideradas como un paquete de
contratos anticipados (Mansell [1992; 391] y Fabozzi [1996; 626, 627, 673]). Consisten
en acuerdos para intercambiar pagos sucesivos cuyos montos dependerán del
comportamiento del precio de las monedas o tasas de interés sustentantes, definiéndose
entre las contrapartes la forma y plazos de pago así como las garantías. Si se trata de
permutas sobre tasas de interés, usualmente el acuerdo incluye el intercambio de pagos
por el interés y no por el principal, en tanto que para las permutas monedas, el acuerdo
incluye ambas cosas.
Las primeras permutas importantes de monedas y de tasas de interés se desarrollaron
al inicio de los años 80, y desde ese entonces ha ocurrido no sólo un rápido crecimiento
en las operaciones, sino también una multiplicación de las modalidades bajo las cuales
se realizan. Así, para las tasas de interés además de las permutas tradicionales de tasa
fija por flotante existen las de tasa flotante por flotante, y para las permutas de monedas
además de las tradicionales que implican un intercambio al contado y otro a plazo
existen aquellas que sólo incluyen operaciones a plazo, a lo que se agregan en ambos
casos –operaciones con monedas y con tasas de interés– modalidades de permutas que
incluyen características de opciones o de contratos anticipados, además de otras
variedades.
En términos generales, las operaciones de derivados se han constituido en la expresión
más acabada de la llamada "administración de riesgos", que a través de complejos
mecanismos de cobertura, permite a aquellos que no desean correr riesgos traspasarlos a
otros que están dispuestos a asumirlos.40 Para el desarrollo de actividades especulativas,
dichas operaciones implican el máximo posible de "apalancamiento", al dar acceso a altos
beneficios futuros –que también pueden resultar ser altas pérdidas– a partir de bajas
cantidades de inversión desembolsada al momento de hacerse el contrato,
ya que
normalmente en dicho momento sólo se exige –por parte del banco o la casa de bolsa– "un
margen inicial" o un "depósito de buena fe" para el caso de los futuros, o una prima en el
caso de las opciones, que corresponden a un porcentaje mínimo del valor total
comprometido.
Así, para una gran parte de los involucrados en operaciones con derivados, dichas
operaciones constituyen una sofisticada ruleta, en la cual participan apostando en el
presente a un probable comportamiento futuro, y esperando que del solo transcurso del
tiempo se vayan desprendiendo sus ganancias. Según lo plantea Castells [1996; I, 469-470]:
"... un número significativo y creciente de transacciones financieras se basan en
realizar valor por la captura del tiempo futuro en las transacciones presentes, como es
el caso de los futuros, opciones y otros mercados de derivados. En su conjunto, estos
nuevos productos financieros han aumentado de forma espectacular la masa de capital
nominal frente a los depósitos y activos bancarios, de tal modo que cabe decir con
propiedad que el tiempo crea dinero, ya que todo el mundo apuesta con el dinero
futuro previsto en las proyecciones informáticas. [...] Por lo tanto, el capital no sólo
comprime el tiempo: lo absorve y vive de él (esto es, genera renta), de sus segundos y
años digeridos.
Y poco después agrega [1996; I, 470]:
"La aniquilación y manipulación del tiempo por los mercados de capital globales
gestionados electrónicamente son el origen de las nuevas formas de las crisis
económicas devastadoras que se avecinan en el siglo XXI".
40
Un documento reciente, donde se revisa para los principales países desarrollados el funcionamiento actual
del mercado de derivados y las modalidades de administración de riesgos aplicadas por los participantes en
dicho mercado —identificando siete tipos de riesgo—, fue publicado por el Comité sobre los Sistemas de
Pagos y Obligaciones [1998] del G-10
Si bien ya en los años setenta existían operaciones con futuros en los Estados Unidos –y de
hecho, en ese país las operaciones con derivados se remontan al siglo pasado–, fue recién
desde la primera mitad de los ochenta cuando los contratos de derivados empezaron a
crecer rápidamente y se extendieron a otros países, multiplicándose su volumen, abarcando
nuevas modalidades y ampliándose los tipos de valores sustentantes. Desde ese entonces,
los derivados se han constituido en un excelente ejemplo no sólo de los problemas de
regulación que hoy existen respecto de los mercados financieros —aspecto éste que
abordaremos más adelante—, sino incluso de las dificultades y retrasos de los gobiernos y
los organismos de regulación internacional para lograr al menos un seguimiento adecuado
de los volúmenes y modalidades asumidos por la innovación financiera.
Así, recién en 1992 —con el Informe Promisel, que fue seguido tres años después por
el Informe Brockmeijer— los bancos centrales del G-10 iniciaron a través del Banco
Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) un esfuerzo sistemático de
recopilación de estadísticas sobre el comportamiento del mercado de derivados, y no fue
sino hasta 1996 que el BIS [1996a] publicó un primer compendio estadístico sobre dicho
mercado, con información referida a 26 países. En el mismo año de 1996, se publicó el
Informe Yoshikuni (Comité Permanente de Euromonedas [1996]) en el cual se comparaban
las cifras del BIS con las de otras fuentes, con resultados como los que pueden verse en el
Cuadro 19, del cual se desprende que las diferencias de estimación respecto del mercado
global de derivados, entre el BIS y la publicación Swaps Monitor, son notables no sólo en
los montos totales, sino también en la importancia relativa que se asigna a los distintos
instrumentos en el interior de dichos montos.
CUADRO 19
DIFERENCIAS DE ESTIMACIÓN RESPECTO DE LOS MONTOS PENDIENTES
DE PAGO DEL MERCADO GLOBAL DE DERIVADOS
Swaps Monitor*
Banco Internacional de Pagos**
Mm US$
%
mm US$
%
Permutas de tasa de interés
51.5
53.8
100.2
57.7
Acuerdos anticipados de tasas de
21.2
22.2
25.2
14.5
interés
Opciones de tasa de interés
9.8
10.2
19.5
11.2
Permutas de monedas
5.6
5.8
10.8
6.2
Opciones de tipos de cambio
5.1
5.3
13.0
7.5
Derivados de mercancías y títulos
2.6
2.7
4.9
2.8
Total
22.5
100
31.7
100
* Swaps Monitor, Vol. 8 Nº 11 y Vol. 8 Nº 13. Estimaciones correspondientes a fines de 1994; ** BIS
[1996a]. Estimaciones correspondientes al 31 de marzo de 1995.
FUENTE: En base a cifras de Comité Permanente de Monedas Europeas [1996; 6]
A ello, cabría agregar que recién en 1998 comenzó a concretarse la propuesta central que
contenía el Informe Yoshikuni, de generar reportes periódicos y estandarizados sobre el
comportamiento del mercado de derivados, de tal manera que sólo desde hace unos pocos
meses se cuenta con el primero de esos reportes semestrales, el cual tiene información de
43 países.
Así también, incluso en una fecha tan cercana como septiembre de 1998 el Comité
Basilea de Supervisión Bancaria en conjunto con el Comité Técnico de la Organización
Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO, por sus siglas en inglés) publicaron el
documento Marco para la información de supervisión sobre actividades de derivados y en
efectivo, en el cual proponen [1998, ii] "un catálogo de informaciones que el Comité ha
identificado como importantes para una evaluación de los riesgos presentes en las
actividades en efectivo y con derivados" y "un marco común mínimo de información básica
internacionalmente armonizada sobre actividades de derivados", y en febrero de 1999 esos
mismos dos Comités presentaron otro documento, como borrador para la discusión –y cuya
versión final aparecerá en la segunda mitad del año–, en el cual entregan [1999, 1]
"recomendaciones para la información pública de las actividades de derivados y en efectivo
de los bancos y firmas de valores", y que en su parte final plantea [1999, 24]: "Los dos
Comités consideran que la transparencia basada en información pública significativa puede
jugar un rol importante en afirmar los esfuerzos de los supervisores por impulsar prácticas
sanas de administración de riesgos y por fomentar la estabilidad financiera del mercado" .
En el mismo sentido, y como una muestra aún más reciente del notable atraso que existe
en el seguimiento de los mercados financieros, a lo anterior habría que sumar la creación,
en la reunión del G-7 celebrada en febrero de 1999, del "Foro de Estabilidad Financiera"
–cuya primera reunión se celebró dos meses después en Washington–, el cual está
vinculado al Banco de Pagos Internacionales y tiene como objetivo promover la
coordinación y el intercambio de información entre las autoridades nacionales, los
organismos internacionales, las instancias de regulación, etc., para cuestiones relacionadas
con la estabilidad financiera internacional.
Como se puede observar, todavía en 1999 se está apenas en los inicios de la generación
de información confiable y estandarizada, y de propuestas sobre criterios de regulación,
respecto de los movimientos financieros y en particular del mercado de derivados, lo que
implica un evidente desfase en comparación con la fuerza con que desde hace ya algún
tiempo dichos movimientos y ese mercado han ido ampliando su presencia en el conjunto
de la economía mundial.
Sin embargo, a pesar de los problemas de compilación estadística la información
disponible no deja dudas acerca de la trayectoria que ha seguido el comercio de derivados.
El explosivo crecimiento que ha tenido dicho comercio, tanto a través de la bolsa como al
margen de ella, ha significado que el volumen total del mercado –medido por los montos
pendientes al final de cada año– se multiplicara por 24 entre 1988 y 1998 para los
instrumentos considerados en el Cuadro 20, de tal manera que para el último de esos años
el monto total de operaciones con esos instrumentos superó los 64 billones de dólares, de
los cuales la mayor parte corresponde a los futuros y permutas de tasa de interés –aunque,
según veremos en un apartado posterior, los derivados relacionados con monedas hacen
parte de un crecimiento exponencial de las operaciones cambiarias–.
Para tener una idea del significado de esa magnitud total de 64 billones, basta mencionar
que ella equivale aproximadamente a más de dos veces el valor de la producción mundial
de 1996 –según la estimación de ese valor que hace el Banco Mundial [1998a]–, y a más de
diez veces el valor de las exportaciones globales de bienes y servicios que reporta el FMI
[1998f] para 1997.
CUADRO 20
MERCADOS PARA INSTRUMENTOS FINANCIEROS DERIVADOS SELECCIONADOS
(miles de millones de dólares; montos pendientes al fin de cada año)
198 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998
8
Instrumentos negociados en 130 1768 2292 3519 4635 7771 8863 9189 9880 1220 1354
bolsa
6
2
9
- Futuros de tasa de interés 895. 1201 1454 2157 2913 4959 5278 5863 5931 7489 7702
4
- Opciones de tasa de
279. 387. 599. 1073 1385 2362 2624 2742 3278 3640 4603
2
9
5
interés1
- Futuros de monedas
- Opciones de monedas1
- Futuros de índices
bursátiles
- Opciones de índices
bursátiles1
11.6 15.6 16.3 18.3 26.5 34.7 40.1 38.3 50.3 51.9 38.1
48 50.1 56.1 62.8 71.1 75.6 55.6 43.5 46.5 33.2 18.7
27.8 41.8 69.7
44
72.2
96
76
79.8 110 127. 172. 195. 211. 321.0
7
4
9
5
132. 158. 229. 238. 329. 378 776. 866.5
8
6
7
4
3
5
Instrumentos fuera de
bolsa2
- Permutas de tasa de
interés
- Permutas de monedas 3
- Opciones de tasa de
interés4
--
--
3450 4449 5346 8475 1130 1771 2545 2903 5099
3
3
3
5
7
101 1503 2312 3065 3851 6177 8816 1281 1917 2229
0
1
1
1
319. 449. 577. 807. 860. 899. 914. 1197 1560 1824
6
1
5
2
4
6
8
--- 561. 577. 634. 1398 1573 3705 4723 4920
3
2
5
----
1 Opciones de compra y de venta; 2 Cifras reunidas por la Asociación Internacional de Permutas y
Derivados. Las dos partes de los contratos entre los miembros de la Asociación son reportados
sólo una vez; 3 ajustadas para reportes en ambas monedas; incluye permutas monetarias
cruzadas de tasas de interés; 4 Incluye techos, collares pisos, y opciones de permuta.
FUENTE: BIS [1994; 112], [1997; 131], [1998a; 155] y [1999; 132]
En lo que respecta a los derivados que se comercian en bolsa –que es para los que se cuenta
con información más desagregada–, según se puede ver en el Cuadro 21 entre el segundo
quinquenio de los años ochenta y el periodo 1996-1998 el promedio anual de ellos aumentó
en más de ocho veces su valor y en más de tres veces el número de contratos, teniendo el
mayor peso en ambos sentidos las operaciones con futuros de tasa de interés y siendo
Norteamérica la región que concentra los mayores porcentajes de los valores y de los
contratos, si bien la distancia entre ella y Europa se ha ido reduciendo sustancialmente. (La
información desagregada del volumen de comercio y del número de contratos, para todos
los años del periodo, se presenta en los Cuadros V y VI respectivamente, del Anexo
Estadístico).
CUADRO 21
COMERCIO BURSÁTIL DE INSTRUMENTOS FINANCIEROS DERIVADOS
SELECCIONADOS: CONTRATOS Y MONTOS PENDIENTES
(promedios anuales)
Miles de mill. de US$ y porcent. Millones de contratos y porcent.
1986-90 1991-95 1996-jun98 1986-90 1991-95 1996-jun98
Futuros de tasa de interés
881.7
4333.9
7408.6
162.6
435.5
567.9
307.1
2037.2
3740.3
34.7
108.1
109.6
1
Opciones sobre tasa de interés
Futuros sobre monedas
Opciones sobre monedas 1
Futuros sobre índices bursátiles
Opciones sobre índices bursátiles 1
TOTAL mmd.
TOTAL (composición
porcentual)
Norteamérica
Europa
14.0
50.7
31.6
61.7
56.7
38.2
24.3
17.8
53.9
22.9
58.8
18.1
34.0
54.6
113.2
217.8
266.7
604.7
32.7
115.9
80.3
156.8
94.5
144.7
1342.2
100.0
6795.5
100.0
12114.4
100.0
388.1
100.0
857.7
100.0
993.6
100.0
66.6
13.7
55.5
22.6
50.8
30.4
75.2
12.1
46.5
30.6
38.5
38.0
Asia-Pacífico
Otros
1Compras y ventas
19.7
0.0
21.3
0.5
18.4
0.5
11.4
1.3
12.2
10.6
10.6
12.9
Fuente: 1986 a 1997 FMI (1998ª); Junio 1998 BIS (1998c)
A esa concentración geográfica del comercio de derivados habría que agregar otra,
incluso más acentuada, de los operadores que participan en dicho comercio. Al respecto,
para el caso de los derivados que se negocian en Estados Unidos, la información disponible
[Banco de la Reserva Federal de Nueva York; 1998, 10] indica que las diez principales
firmas operadoras concentran el 84 por ciento del total del mercado, cifra ésta que se eleva
al 92 por ciento para las opciones sobre tasas de interés y al 95 por ciento para los contratos
anticipados sobre tasas de interés.
En lo que se refiere específicamente a las permutas —tanto de tasas de interés como de
monedas—, en los Cuadros 22 y 23 se presentan cifras referidas a la composición
monetaria y a la composición por usuarios de esas operaciones (la información para todos
los años se encuentra en los Cuadros VII y VIII del Anexo Estadístico).
CUADRO 22
COMPOSICIÓN MONETARIA DEL VALOR PENDIENTE DE
LAS PERMUTAS DE TASA DE INTERÉS Y DE MONEDAS
(miles de millones de dólares y porcentajes)
1987-90
1991-94
PERMUTAS DE TASA DE INTERÉS
Miles de mill. de US$, promedio anual
1376.8
5477.2
Composición porcentual
100.0
100.0
-Dólar estadounidense
64.2
40.9
-Yen japonés
8.7
20.2
-Marco alemán
6.6
9.8
-Libra esterlina
7.7
7.6
-Otros
12.7
21.6
PERMUTA DE MONEDAS1
Miles de mill. de US$, promedio anual
382.1
870.5
Composición porcentual
100.0
100.0
-Dólar estadounidense
39.7
35.7
-Yen japonés
20.8
19.0
-Marco alemán
5.9
7.1
-Libra esterlina
3.6
4.7
-Otros
29.9
33.4
1Ajuste por doble contabilidad porque cada permuta envuelve dos monedas
Fuente: 1987 a 1995 FMI (1998a); 1996-97 BIS (1998c)
CUADRO 23
COMPOSICIÓN POR USUARIOS DE LAS PERMUTAS
DE TASA DE INTERÉS Y DE MONEDAS
1995-97
18091.0
100.0
30.0
21.5
13.3
6.8
28.5
1526.9
100.0
35.9
16.1
9.5
4.1
34.4
(miles de millones de dólares y porcentajes)
1987-90
1991-94
TOTAL DE PERMUTAS (mmd, promedio
1070.7
3609.1
anual)
Interbancario (miembros de la ISDA)
347.6
1564.0
Usuarios finales
723.0
2045.1
580.4
1721.6
3
Usuarios finales ajustado
Composición de usuarios finales
-Instituciones financieras
-Gobiernos1
-Corporaciones2
-No especificadas
1995-97
10572.4
5307.0
5265.4
4712.7
100.0
55.4
12.1
100.0
49.6
11.0
100.0
65.4
9.5
31.8
39.4
25.0
0.7
0.0
0.0
1Incluyendo instituciones internacionales; 2Incluyendo otros; 3 Ajuste por doble contabilidad en
permuta de monedas, porque cada permuta envuelve dos monedas
Fuente: FMI (1998a), BIS (1998c) e ISDA (1998)
En cuanto a la composición monetaria de las permutas, lo relevante es la disminución de
importancia del dólar en las operaciones, y el correspondiente aumento de otras monedas y
sobre todo del yen japonés; y, en la composición por usuarios destaca por una parte el peso
cada vez mayor de las operaciones interbancarias y, por otra parte, la importante presencia
de las instituciones financieras y el peso decreciente de los gobiernos dentro de los usuarios
finales.
Paralelamente al auge de los instrumentos derivados que hasta aquí hemos reseñado,
otro importante cambio ocurrido en el funcionamiento de los mercados financieros se
refiere a la presencia de distintos intermediarios no bancarios, los llamados
"inversionistas institucionales". Esos inversionistas, que son principalmente compañías
de inversión, compañías de seguros y fondos de pensión, han adquirido una participación
cada vez mayor como demandantes de ahorro, sobre todo proveniente de las familias, y
como oferentes de fondos en los mercados financieros: en los mercados primarios y
secundarios de bonos y acciones, en los mercados monetarios, en los de cambio de
monedas, en los de derivados, etc,
En dichos mercados, los inversionistas institucionales han ido desplazando a los
inversionistas detallistas, desarrollando una enorme capacidad de movilización de recursos,
concentrando una proporción cada vez mayor de las operaciones de compra y adquiriendo
importantes grados de control sobre diversas empresas a través de la adquisición de
paquetes accionarios, para lo cual
han desarrollado complejas estrategias de
administración de riesgos y de diversificación de portafolios, las cuales —según veremos
posteriormente con mayor detalle— incluyen un componente cada vez mayor de
operaciones internacionales.
[GRÁFICO II]
Una visión sintética de la creciente importancia adquirida por los inversionistas
institucionales se presenta en el Gráfico II, en el cual se entregan para 9 países las cifras
de activos de dichos inversionistas como proporción del PIB en 1990 y 1995. Allí se
observa tanto el rápido crecimiento de esa proporción, como también la mayor presencia
relativa que esos inversionistas han adquirido en EE.UU. y el Reino Unido en comparación
con otros países, a tal punto que para 1995 los activos de dichos inversionistas representan
en EE.UU. un 171% de la producción anual, y en el Reino Unido un 162%.
En relación con lo anterior, el Cuadro 24 presenta cifras para 1990 y 1995 respecto de
los activos financieros en poder de inversionistas institucionales de esos mismos nueve
países. Según se ve allí, el total de activos financieros de los inversionistas en dichos países
alcanzó para 1995 un total de 20.9 billones de dólares, cantidad ésta que es superior en 68%
a la de 1990, y de la cual 11.8 billones corresponden a los inversionistas de Estados
Unidos.41
Apoyándose en las cifras del Cuadro, se desprende que en 1995 los activos financieros
de los inversionistas institucionales de esos 9 países representaron un 102 por ciento de la
producción global anual conjunta de las nueve economías, porcentaje éste que es semejante
a estimaciones provenientes del FMI [1998a],42 en las cuales además se destaca que tanto
41
Como punto de comparación, basta mencionar que según cifras del FMI [1998a; 185], para 1995 los
activos bajo administración de los inversionistas institucionales estadounidenses eran de 11.5 billones de
dólares –cifra levemente inferior a la señalada en el Cuadro 21– en tanto que los activos totales del sistema
bancario estadounidense eran de 5 billones. Según esa misma fuente [FMI; 1998a, 183], para el conjunto de
países del G-7 en ese mismo año los activos en poder de inversionistas institucionales equivalían a un 90 por
ciento de los activos bancarios.
42
En ese documento, para el mismo año 1995 el FMI [1998a; 184] entrega cifras de los activos de
inversionistas institucionales para los países del G-7 –no incluyendo por tanto, a Corea y México, que sí se
consideran en el Cuadro 21–, según las cuales ese total de activos es de 20.6 billones, que representan un
110.2 por ciento del PIB de los siete países.
en EE.UU. como en los demás países industrializados los más rápidos incrementos de
activos han estado claramente concentrados en los mayores inversionistas institucionales.
Respecto de la distribución geográfica de los montos movilizados por los inversionistas
institucionales de los 9 países, en el mismo Cuadro 24 se observa que los mayores
porcentajes de participación en el total de esos países corresponden a EE.UU., a tal punto
que para 1995 los inversionistas estadounidenses concentraban un 62% de los activos
totales de los fondos de pensiones, un 35% de los activos de las compañías de seguros y un
57%
de los activos de las compañías de inversión, con un promedio global de
participación de un 50%. Así también, en el mismo Cuadro se observa que en segundo
lugar de importancia se ubican los inversionistas de Japón (con un 15% de participación
en el total de los 9 países) y en tercer lugar los del Reino Unido (con 9%), y además de él se
desprende que para el conjunto de economías allí consideradas la mayor cantidad de activos
corresponde a las compañías de seguros (39% del total), el segundo lugar a los fondos de
pensión (32%) y el tercer lugar a las compañías de inversión (29%).
En otro sentido, la información del Cuadro 24 ofrece un panorama de la importancia
relativa que, en el interior de los mismos 9 países, tiene cada uno de los tres tipos de
inversionistas: por una parte, la participación de cada tipo en el total de activos movilizados
por los inversionistas institucionales en la economía correspondiente y, por otra parte, el
volumen de activos de cada tipo de inversionista expresado como porcentaje del PNB. Allí
se observa que en 6 de las 9 economías la mayor participación en los activos totales
corresponde a las compañías de seguros, en tanto que en otras dos (Canadá y EE.UU.) el
primer lugar lo ocupan los fondos de pensión. (La información de los montos totales por
tipo de inversionista en los nueve países, para todo el periodo 1990-95, se encuentra en el
Cuadro IX del Anexo Estadístico).
CUADRO 24
ACTIVOS FINANCIEROS DE INVERSIONISTAS INSTITUCIONALES, 1990-95
Como % del PNB
CANADÁ (Total)
Compañías de Seguros
Fondos de pensión
Compañías de Inversión
Otros
FRANCIA (Total)
Compañías de Seguros
Fondos de pensión
1990
58.6
24.3
29
5.3
0
52.9
20
...
1995
87.9
29.3
39.5
19.1
0
75.3
37.8
...
Montos (mmd) y su composición
1990
333.1
41.4
49.4
9.1
0.0
632.0
37.8
...
1995
492.2
33.3
45.0
21.7
0.0
1158.8
50.2
...
Compañías de Inversión
32.9
37.5
62.2
49.8
Otros
0
0
0.0
0.0
ALEMANIA (Total)
36.5
46.1
599.0
1113.2
Compañías de Seguros
24.4
28.1
66.8
61.0
Fondos de pensión
3.1
2.7
8.6
5.9
Compañías de Inversión
9
15.3
24.6
33.2
Otros
0
0
0.0
0.0
ITALIA (Total)
13.3
20.6
146.6
222.9
Compañías de Seguros
6
9.2
45.2
44.8
Fondos de pensión
3.5
4
26.3
19.3
Compañías de Inversión
3.8
7.4
28.6
35.9
Otros
0
0
0.0
0.0
JAPÓN (Total)
81.7
77.4
2427.8
3953.5
Compañías de Seguros*
36.2
38.3
44.2
49.5
Fondos de pensión*
...
...
...
...
Compañías de Inversión
13.1
9.8
16.1
12.6
Otros
32.4
29.3
39.7
37.1
COREA (Total)
48.1
57.7
121.8
263.1
Compañías de Seguros
18.9
23.4
39.2
40.5
Fondos de pensión
3.1
3.1
6.5
5.4
Compañías de Inversión
26.1
31.2
54.3
54.1
Otros
0
0
0.0
0.0
MÉXICO (Total)
8.6
3.9
22.7
10.8
Compañías de Seguros
1
1.3
11.9
32.4
Fondos de pensión
...
...
...
...
Compañías de Inversión
7.6
2.6
88.1
67.6
Otros
0
0
0.0
0.0
REINO UNIDO (Total)
114.5
162.3
1116.8
1788.7
Compañías de Seguros
46.6
71.8
40.7
44.3
Fondos de pensión
55
68.8
48.0
42.4
Compañías de Inversión
12.9
21.7
11.3
13.3
Otros
0
0
0.0
0.0
ESTADOS UNIDOS (Total)
127.4
170.8
6995.5
11870.9
Compañías de Seguros
34.6
40.7
27.2
23.8
Fondos de pensión
46.1
59.8
36.2
35.0
Compañías de Inversión
21
39.2
16.5
23.0
Otros
25.7
31.1
20.2
18.2
*Los montos de fondos de pensiones están combinados con los de las compañías de seguros y no es posible
desagregar esa información.
Fuente: elaborado con base en OCDE [1997a: 20-30]
En lo que respecta al tipo de instrumentos financieros que utilizan los inversionistas
institucionales, en el Cuadro 25 se entrega información sobre el punto. En él se observa que
para el periodo 1990-1995, en seis de los países considerados la mayor parte del portafolio
consistió en bonos, en tanto que en Alemania y Japón para la mayoría de los años el
instrumento principal fueron los préstamos, y en el Reino Unido el primer lugar lo ocupan
las acciones.
CUADRO 25
COMPOSICIÓN DEL PORTAFOLIO DE LOS INVERSIONISTAS INSTITUCIONALES
(Como porcentaje del total de las inversiones)
1990
1991
1992
1993
1994
1995
CANADÁ
100
100
100
100
100
100
Bonos
50
49
48
47
46
45
Préstamos
16
16
15
14
12
11
Acciones
20
21
21
22
23
24
Otros
8
8
7
7
7
8
Valores Extranjeros
6
7
8
10
12
12
FRANCIA
100
100
100
100
100
100
Bonos
65
67
66
68
66
65
Préstamos
4
5
8
4
5
6
Acciones
22
19
18
22
22
22
Otros
9
9
8
6
7
7
ALEMANIA
100
100
100
100
100
100
Bonos
39
41
42
43
42
43
Préstamos
47
45
43
40
40
40
Acciones
9
10
10
12
12
12
Otros
5
5
4
5
6
5
ITALIA
100
100
100
100
100
100
Bonos
69
68
71
71
65
67
Préstamos
2
2
2
1
1
1
Acciones
16
13
12
14
18
17
Otros
13
17
16
14
16
15
JAPÓN
100
100
100
100
100
100
Bonos
22
22
23
24
25
29
Préstamos
27
29
28
26
26
25
Acciones
23
22
19
19
19
18
Otros
28
28
30
30
29
29
COREA
100
100
100
100
100
100
Bonos
31
29
34
37
36
35
Préstamos
36
35
32
31
32
31
Acciones
19
16
14
12
14
13
Otros
15
20
20
19
17
21
MÉXICO *
100
100
100
100
100
100
Bonos
80
73
61
77
69
67
Préstamos
1
1
2
1
3
2
Acciones
16
21
30
15
20
21
Otros
4
5
8
7
9
10
REINO UNIDO
100
100
100
100
100
100
Bonos
14
13
14
14
15
16
Préstamos
2
1
1
1
1
1
Acciones
66
69
68
70
68
69
Otros
18
16
16
15
15
15
EE.UU.
100
100
100
100
100
100
Bonos
44
43
43
43
42
40
Préstamos
18
14
13
12
12
12
Acciones
23
26
28
31
31
36
Otros
16
17
16
15
15
13
*Para 1995 se excluyen los fondos de pensiones y otras formas de ahorro institucional.
FUENTE: OCDE [1997a: 32-33]
Para los inversionistas institucionales de los países desarrollados, las décadas recientes
han estado caracterizadas por una intensa competencia para captar recursos –con una
disminución, en distintos momentos, de los márgenes de ganancia–, lo que entre otras
cosas los ha llevado a diversificar la oferta de servicios y sus líneas de operación,
produciéndose una notoria dilución de fronteras entre las actividades que antes estaban
reservadas a cada uno de ellos y a los bancos, con resultados como el incremento de
actividades en el área de fondos de pensiones por parte de los bancos y de las compañías de
seguros –por ejemplo, en Japón, Suiza, Suecia y Dinamarca–; la concurrencia de fondos de
pensiones y de recursos de las compañías de seguros para la constitución de Compañías de
Inversión; la creciente incursión de los bancos en el área de seguros, que sobre todo en
Europa ha llevado al desarrollo de la llamada "banca aseguradora" 43 ; la creación de
"fondos de inversión colectiva" por parte de los bancos; etc.
Es en ese contexto, de mayor competencia y de incursión en actividades y productos
nuevos, que se ha producido la fuerte penetración de los inversionistas institucionales en los
mercados financieros, alcanzando una capacidad muy elevada para influir en el
comportamiento de dichos mercados tanto en sus países de origen como en otras
economías, si bien a pesar de esa trayectoria común hay asimismo diferencias entre los
fondos de pensión, las compañías de seguros y las compañías de inversión, que conviene
tener presentes.
En lo que se refiere a los fondos de pensión, en los países industrializados han ido
creciendo al amparo de los procesos de privatización de dichos fondos y de distintos
incentivos legales y exenciones tributarias, y en el contexto de una marcada preocupación
de la población y de los gobiernos de esos países ante las crecientes necesidades financieras
asociadas a los largos periodos de jubilación y al mayor peso de los ancianos en el conjunto
de la población –y en relación a la población activa–, que se derivan del crecimiento en la
43
Si bien en EE.UU. –y a diferencia de Europa– históricamente las regulaciones han impedido a los bancos
actuar en actividades de seguros, la desaparición reciente de algunas de esas regulaciones ha dado lugar a una
rápida presencia bancaria en ese ámbito. Al respecto, el FMI [1998a; 182] menciona las siguientes cifras
referidas a los bancos estadounidenses:
"... 84 por ciento de los bancos con activos sobre 10 000 millones de dólares y más de 60 por ciento de
los bancos con activos entre 100 millones y 10 000 millones, estaban vendiendo seguros en 1995".
esperanza de vida y del envejecimiento poblacional,44 preocupación ésta que también ha
estado presente en el crecimiento de los seguros de vida sobre todo en aquellos países en
que ha habido un mayor retraso en la reestructuración del sistema de pensiones [BIS;
1998a, 88].
Los fondos de pensión, que
han ido ofreciendo una variedad cada vez mayor de
"planes", tienen un manejo de activos relativamente conservador, y sus mayores volúmenes
absolutos y relativos los han alcanzado en EE.UU. y el Reino Unido, a tal punto que en
esos países movilizan activos financieros que representan el 62% y el 77% del PNB
respectivamente y el 20% o más de la riqueza de los hogares (véase Cuadro 26), en tanto
que en el extremo opuesto se encuentran Alemania e Italia, donde los fondos de pensión
representan apenas un dos por ciento de dicha riqueza y menos del 5 por ciento del PNB.
CUADRO 26
CRECIMIENTO DE LOS FONDOS DE PENSIÓN
TOTAL
DE
LOS
ACTIVOS
FINANCIEROS
1980
1985
1990
1993
1
1
En
miles
de
millones
de
d ó l a r es
9
9
6
ESTADOS
UNIDOS
JAPÓN
701
1606
2492
3449
4752
% del
PNB
62
% de la riqueza de
hogares
20
..
..
460
ALEMANIA
ITALIA
REINO UNIDO
CANADÁ
AUSTRALIA
15
..
116
42
..
22
..
224
75
454
3432
52
39
537
165
45
47
34
682
187
78
4423
65
43
897
241
100
103
3
4
77
40
29
43
2
2
25
20
22
HOLANDA
SUIZA
77
..
105
1075
230
138
262
1486
363
189
92
73
..
..
SUECIA
..
..
79
71
93
40
38
1Para Italia y Australia, 1995; para Suiza, 1994; 2 1991; 3 Estimado; 4 1988; 5 1987; 6 1992.
Fuente: [BIS,1998a, 87]
En lo que respecta a las compañías de seguros, la mayor competencia a que se vieron
44
Respondiendo a esa preocupación, distintos organismos de los países industrializados han venido
elaborando análisis sobre el tema. Así, en el periodo reciente la OCDE ha publicado documentos referidos
tanto en general al impacto económico del envejecimiento de la población ([OCDE; 1998d] y [Turner et. al.;
1998]), como en particular al comportamiento de los fondos de pensiones en sus países miembros (OCDE
[1998b] y [1998c], en tanto que en abril de 1998 el Grupo de los diez [1998] dio a conocer un estudio sobre
"Los impactos macroeconómicos y financieros del envejecimiento poblacional". En ese estudio, por ejemplo
[1998, 7], se estima que entre 1990 y 2050 la relación porcentual entre la población mayor de 65 años y la de
entre 25 y 64 años, pasará de 24% a 44% en EE.UU., de 22% a 70% en Japón, de 27% a 62% en Alemania y
de 27% a 83% en Italia. Un análisis de un funcionario de la OCDE, también referido al compartamiento de los
inversionistas institucionales y de los fondos de pensiones, pero para los países atrasados, se encuentra en
sometidas en la captación de recursos, y los incrementos en las tasas de inflación y de
interés nominal de los años setenta –los cuales, por ejemplo, quitaban todo atractivo a los
compromisos de un pago nominal fijo–, las empujaron a diversificar los tipos de pólizas
ofrecidas y los instrumentos en los cuales invertían los fondos recaudados, y ello ocurrió
respecto tanto a los seguros de vida como a los seguros de propiedades y accidentes.
Según se puede ver en el Cuadro 27, los activos movilizados por los seguros de vida son
sustancialmente mayores que los correspondientes a propiedades y accidentes, pero en
ambos tipos ha habido un incremento sustancial del volumen de activos desde mediados de
los años ochenta, a tal punto que para 1996 dicho volumen ha llegado a representar 40% o
más del PNB para 5 de los 11 países considerados en el cuadro, con los casos extremos de
Suiza y el Reino Unido, donde representa el 62% y el 72%, respectivamente.
CUADRO 27
CRECIMIENTO DE LAS COMPAÑÍAS DE SEGUROS
T O T A L
19 8 5
De vida
En
D E
A C T I V O S
F I N A N C I E R O S
1990
1993
1
Otros
De vida
m i l e s
Otros
De vida
Otros
De vida
de
m i l l o n e s
ó l a r e s
de
9
Otros
D
9
61
Como % del PNB
De vida
Otros
EE.UU.
JAPON
796
2712
299
1367
887
533
180
1780
1387
642
233
2272
1691
780
265
30
33
10
5
ALEMANIA
108
57
47
17
285
184
116
55
320
279
132
84
478
450
214
132
20
29
9
9
143
30
36
30
46
29
60
40
6
4
REINO UNIDO
103
160
384
70
592
75
697
95
63
9
CANADÁ
55
13
11
27
122
27
142
33
24
5
AUSTRALIA
8
HOLANDA
39
7
101
16
130
17
214
30
55
8
SUIZA
--
--
79
36
94
37
117
44
45
17
64
15
67
18
93
28
40
12
FRANCIA
ITALIA
SUECIA
344
50
58
107
18
1Para Francia, Italia, R. Unido y Suecia, 1995; Para Suiza 1994. 2 No es posible distinguir entre cías. de seguros de vida
y otras cías. aseguradoras. 3 1986. 4 Cías. de seguros y fondos autónomos de pensiones.
Fuente: [BIS, 1998a: 88]
En cuanto a las Compañías de Inversión, el rápido crecimiento de sus activos puede ser
visto en el Cuadro 28, en el cual aparece nuevamente EE.UU. con un elevado volumen
absoluto y relativo de activos movilizados por dichas compañías.
CUADRO 28
Blommestein [1997].
PAÍSES
ESTADOS
UNIDOS
JAPÓN
ALEMANIA
FRANCIA
ITALIA
REINO UNIDO
CANADÁ
ESPAÑA
HOLANDA
LUXEMBURGO
CRECIMIENTO DE LAS COMPAÑÍAS DE INVERSIÓN
T O T A L
DE
A C T I V O S
N E T O S
1987
1990
1993
1996
Por tipo de fondos, en 1996 como %
En 1996, como
de los activos
porcentaje de:
EN
MILES DE MI L L O N E S Mercado Bono Acciones Balanceado PNB Capitalizació
DE DÓLARES
de dinero
s
s
n del
mercado*
770
1069
2075
3539
25
22
49
3
46
15
305
42
204
51
68
16
4
16
74**
336
72
379
42
89
21
12
24
85
455
79
484
65
131
86
72
46
248
420
134
529
129
188
155
136
67
352
29
16
45
36
0
15
51
10
25
45
56
29
39
5
9
41
30
52
24
25
11
17
88
52
3
54
18
2
3
14
7
6
14
6
6
5
9
6
34
11
16
26
23
17
1840
4
4
18
5
8
14
14
8
337
*Excluyendo fondos de mercados de dinero; ** 1989.
Fuente: [BIS, 1998a: 85]
En el cuadro se distingue entre los cuatro tipos de inversión que realizan esas compañías
(en el mercado de dinero –esto es, en valores con vencimiento a un año y menos–, en
bonos, en acciones y en una mezcla "balanceada" de estos dos últimos instrumentos), y de
allí se desprende que en EE.UU., el Reino Unido, Canadá y Holanda el principal
instrumento hacia el que dirigen sus compras las compañías de inversión son las acciones,
en tanto que en Japón, Alemania, Italia y España el destino principal son los bonos y en
Francia lo es el mercado de dinero.
Sin embargo, la distinción principal respecto a las inversiones que realizan esas
compañías está referida no tanto al tipo genérico de títulos que ellas adquieren, sino más
bien a diferencias de otro carácter. Cada vez en mayor medida, las compañías de inversión
ofrecen a sus clientes "grupos de fondos" entre los cuales elegir, de tal manera que cada
uno de esos fondos responde a
diferentes "objetivos de inversión", por ejemplo en
términos de algún rasgo común en la procedencia de los títulos que lo integran –bonos del
gobierno,
bonos municipales, valores extranjeros, cédulas hipotecarias, valores de
empresas pequeñas, valores en compañías nuevas, valores referidos a un sector específico
de la economía, etc.–, o en términos del grado de riesgo que el inversionista esta dispuesto
a asumir.
Así también, otra diferencia importante es la que existe entre las Compañías Abiertas de
Inversión (llamadas también "Fondos Mutuales", y que amortizan las acciones que emiten)
y las Compañías de Inversión Cerradas (los llamados "Hedge Funds", que por lo general
no amortizan sus acciones). Si bien el primer grupo de compañías es el más importante en
términos de los recursos movilizados, principalmente debido a que los bajos requerimientos
mínimos que ellas establecen permiten la participación de pequeños inversionistas, el más
elevado ritmo de crecimiento ha correspondido a las Compañías Cerradas, las cuales según
el BIS [1998a; 86] han tenido tasas de incremento promedio anual de 40% desde 1990,
habiendo acumulado 90 mil millones de activos bajo su administración para fines de 1997.
Es sabido que las Compañías Cerradas tienen una naturaleza fuertemente especulativa, y
por consiguiente es en ellas en dondehan proliferado los fondos que están especializados en
operaciones de corto plazo con valores de alto riesgo y baja calidad, y son ellas también las
que con mayor fuerza han desarrollado operaciones internacionales –con lo cual evitan la
mayor parte de los requerimientos regulatorios y de divulgación a que están sujetos los
fondos mutuales–, con resultados como el del desplome del Long-Term Capital
Managament a consecuencia de la crisis en Rusia.
III. LAS EXPRESIONES INTERNACIONALES
DE LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA
En el apartado anterior, hemos presentado un panorama de los principales cambios
ocurridos en el funcionamiento de los mercados financieros, así como del contexto en el
cual ellos se han desenvuelto. A lo largo de esa exposición, intentamos dar cuenta del
proceso de innovación financiera y "bursatilización", destacando de él la importancia
adquirida por los "derivados" entre los nuevos productos financieros y por los
inversionistas institucionales entre los actores que se mueven en el mercado, y ubicando
todo ello en el marco inmediato de un incremento generalizado del crédito durante las
décadas recientes y de una creciente disparidad entre dicho incremento y el funcionamiento
del resto de la actividad económica, y en el contexto más general de la situación de
deterioro tendencial que ha caracterizado a la economía mundial desde los años setenta.
En este apartado retomaremos varios de esos puntos, pero ahora destacando el
"componente internacional" de la globalización financiera, lo que significará en buena
medida identificar, para los flujos financieros internacionales, aquellos rasgos que hemos
presentado al caracterizar al comportamiento de los mercados financieros y al
contextualizar
dicho
comportamiento,
centrándonos
por
consiguiente
en
la
"internacionalización financiera" que durante las últimas décadas ha ido adquiriendo fuerza
en la economía mundial.
Para ello, empezaremos destacando algunos aspectos de la internacionalización del
capital en general, así como de los factores que la han ido empujando, para después
identificar por una parte el comportamiento de los mercados financieros internacionales y,
por la otra, el componente externo de la actividad de las bolsas de valores, y concluir
abordando brevemente lo referido a las operaciones de cambio de monedas.
Un problema que estará particularmente presente a lo largo de este apartado, es el
referido a las dificultades de cuantificación de los movimientos involucrados en las
distintas modalidades de la "innovación financiera". Dichas dificultades, a las que ya
hicimos referencia anteriormente, si bien existen respecto del conjunto de las transacciones
con valores, son aún más notorias cuando se trata de operaciones internacionales, debido a
dos rasgos de esas operaciones que han ido tomando fuerza:
–Por una parte, el propio avance de la globalización y de la innovación, al multiplicar los
grados de interrelación en el espacio mundial, en buena medida ha ido borrando la
especificidad de los mercados financieros internacionales, las fronteras entre los
distintos mercados financieros nacionales y, para cada uno de ellos, las distinciones
tanto entre operaciones "nacionales" y "extranjeras" y/o entre el componente "interno" y
"externo" de cada operación, como entre las distintas etapas y actores que ellas
involucran, lo cual ha vuelto especialmente difícil la cuantificación –e incluso la
definición conceptual previa– de la "parte" internacional del funcionamiento de la
esfera financiera.
–Por otra parte, los actores que se mueven en dicha esfera han seguido estrategias de
acelerado despliegue internacional no sólo buscando nuevos espacios de colocación de
valores o una reducción de riesgos a través de la diversificación geográfica de las
operaciones de compra, sino también con el objetivo de "arbitrar" las diferencias de
precios existentes entre los distintos mercados, de obtener ganancias especulativas
apostando a un determinando comportamiento futuro de los precios, de evitar
reglamentaciones nacionales y de aprovechar tanto las disparidades existentes entre esas
reglamentaciones como los retrasos y ausencias que se dan en muchas de ellas –por
ejemplo, respecto de los nuevos "productos financieros"–, todo lo cual es posible por el
escaso grado de identificación, seguimiento y regulación que existe respecto de la
"innovación financiera" y en particular de sus expresiones internacionales. Así, al
menos una porción significativa de las motivaciones para la multiplicación de las
operaciones de compra, venta e intermediación de valores a nivel internacional se
deriva precisamente de la misma deficiencia de información que hay en relación a esos
movimientos, dado el provecho que se saca de esa deficiencia.
Se trata, por consiguiente, tanto de dificultades objetivas de información, como de una
clara tendencia no sólo a aprovechar esas dificultades sino incluso a crearlas, lo que da
como resultado grandes problemas con las estadísticas disponibles, que obligan a tomarlas
sólo como una aproximación general al comportamiento de los fenómenos que se intenta
medir.
III.1. EVIDENCIAS Y CAUSAS DE LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL
CAPITAL.
El aspecto que nos interesa revisar inicialmente, es el referido al comportamiento de las
relaciones económicas internacionales (REI) durante las últimas décadas, vinculando dicho
comportamiento al avance de la globalización, e identificando en su interior a los flujos
financieros, para centrarnos posteriormente en dichos flujos.
En tal sentido, lo destacable es que ha ocurrido un acelerado proceso de
internacionalización del capital, expresado en un alto dinamismo de las REI, que en sí
mismo constituye una evidencia importante del desarrollo del proceso globalizador.
Aunque nos parece claro que la globalización no puede ser reducida al mero crecimiento de
los movimientos internacionales de mercancías, capitales y personas, ya que el mayor
nivel de integración de la economía mundial que ella implica, lejos de influir únicamente en
los capitales que se mueven en el nivel internacional ejerce efectos sobre el conjunto de los
diversos capitales individuales y nacionales, 45 es también evidente que un importante
vehículo del despliegue de la globalización ha sido el rápido crecimiento de las REI que se
ha dado durante las últimas décadas, crecimiento que ha permitido multiplicar los vínculos
entre las distintas economías y con ello llevar a nuevos estadios la integración de la
economía mundial.
Para ver este aspecto, resulta sugerente confrontar lo ocurrido con dichas relaciones en
comparación con el comportamiento que se ha dado en variables macroeconómicas
vinculadas a los niveles internos de actividad. Al respecto, en el Gráfico III se presenta bajo
la forma de índice la trayectoria de casi dos décadas y media para seis variables, tres de
ellas correspondientes a comportamientos internos a los que ya nos hemos referido por
separado en un apartado anterior (PIB mundial, producción industrial de los países
desarrollados y empleo de esos mismos países) y las otras tres constitutivas de las REI:
inversión extranjera directa (IED), exportaciones y créditos y bonos internacionales.
[GRÁFICO III]
45
Al respecto, basta tener presente que todo mercado interno es parte del mercado externo de los capitales
originarios de otros países, y por consiguiente del escenario competitivo internacional, incluso para aquellos
capitales nativos que sólo se mueven localmente, aspecto éste que es particularmente evidente con relación a
los prestamistas y prestatarios en los mercados financieros, y que habrá de quedar en evidencia cuando
abordemos en los siguientes apartados el funcionamiento actual de dichos mercados.
En dicho gráfico se observa claramente la disparidad de comportamiento entre ambos
grupos de variables, y en particular los mayores ritmos de crecimiento que han tenido las
REI, de tal manera que a los componentes de ellas considerados en el gráfico corresponden
las tres tasas más elevadas, en tanto que a las variables de comportamiento interno
corresponden las tres más bajas, con dos situaciones extremas: por una parte, el cuasi
estancamiento de los niveles de empleo de los países industrializados que ya hemos
mencionado y, por otra parte, el muy alto dinamismo de los flujos financieros
internacionales, que tienen con mucho el mayor crecimiento de todos los indicadores
considerados en el gráfico.
Ese mayor dinamismo que se observa desde los años setenta en los flujos financieros,
sin embargo, tenía como antecedente varias décadas de un crecimiento más bien moderado
de dichos flujos –sobre todo aquellos de origen privado, y en comparación, por ejemplo,
con las inversiones directas y con el comercio internacional– que se arrastraba desde la
crisis de los años treinta, por lo cual un factor importante que empujó su crecimiento fue la
exigencia de las propias empresas transnacionales para que los bancos de sus países de
origen extendieran su cobertura de servicios a los países extranjeros donde ellas actuaban.46
Si bien más adelante en este mismo apartado revisaremos con detalle lo ocurrido con
dichos flujos, el Gráfico III nos permite ubicarlos en relación a los restantes componentes
de las REI y destacar el hecho de que, aunque el comercio internacional y las inversiones
directas han crecido rápidamente, mucho más lo han hecho los flujos financieros
internacionales, los cuales en términos reales entre el inicio de los años setenta y la segunda
mitad de los noventa se han multiplicado en casi 16 veces. Según veremos, además del muy
rápido incremento de esos flujos han ocurrido cambios radicales en sus modalidades de
despliegue y en sus vínculos con las inversiones directas y con el comercio internacional,
pasando a constituirse en eje articulador del conjunto de las relaciones económicas
internacionales y adquiriendo un creciente peso en la actividad económica interna de los
distintos países.
Ese mayor ritmo de crecimiento de los flujos financieros en relación con el resto de las
REI, por cierto que no debe interpretarse mecánicamente como una pérdida absoluta o
relativa de importancia de las grandes empresas transnacionales en el desenvolvimiento de
46
Una revisión bajo esa perspectiva, de la transnacionalización de la banca estadounidense, puede verse en
la economía internacional. Dichas empresas han estado ubicadas tanto en el centro del
proceso de globalización en general y de la globalización financiera en particular, como
de los tendencias internacionales del nuevo escenario económico mundial, teniendo un rol
de primera importancia en esas tendencias no sólo a través de las inversiones directas, sino
también a través del comercio internacional y de los movimientos financieros. En cuanto a
los movimientos financieros, basta tener presente que las transnacionales han impulsado y
aprovechado al máximo las oportunidades brindadas por la innovación financiera para
acceder con menores costos a fuentes externas de recursos, para comerciar con los nuevos
productos financieros, para desarrollar nuevas estrategias de gestión del riesgo y mejorar la
relación riesgo/rendimiento, para diversificar internacionalmente su cartera de activos
financieros, para multiplicar operaciones de "arbitraje" y especulativas, etc., redefiniendo
en función de esas oportunidades su administración global de activos y pasivos, y
participando activamente en el crecimiento de los flujos financieros internacionales.47
El alto dinamismo mostrado por las relaciones económicas internacionales durante las
últimas décadas el cual, por cierto que ha estado sujeto a violentas fluctuaciones durante
las crisis cíclicas del mercado mundial sobre todo respecto al comportamiento de la IED,
según se observa en el mismo Gráfico III da cuenta de un incremento significativo de los
vínculos comerciales y de capital entre las distintas economías, lo que en definitiva expresa
una presencia cada vez mayor del "resto del mundo" en el comportamiento económico
interno de los distintos países, al menos en términos de las estructuras de propiedad, de las
fuentes de financiamiento y de los procesos de producción y de realización.
En ese mismo sentido, pero desde otra perspectiva, los cifras del Cuadro 29 dan cuenta
para distintos lapsos, del comportamiento del llamado "coeficiente de apertura" –término
éste que resulta demasiado genérico para estar referido sólo a las relaciones comerciales–,
de la relación porcentual IED/inversión interna, y del nivel de los promedios arancelarios,
tanto para la agrupación general de países que utiliza el Banco Mundial, como para algunos
países desarrollados y para algunos países de Asia y de América Latina.
De los dos coeficientes presentados en el Cuadro 29 se desprende la tendencia a un
funcionamiento más "abierto" en los países allí considerados –con la excepción de Japón–,
W. Andreff y O. Pastré [1979].
47
Dos análisis detenidos de las nuevas estrategias financieras de las corporaciones transnacionales, se
encuentran en Eiteman y Stonehill [1992] y en Levi [1997].
tanto por la mayor participación del comercio exterior en la actividad económica interna,
como por la mayor presencia de las inversiones extranjeras en los totales de inversión de
cada país, cuestiones ambas que dan cuenta de niveles más elevados de vinculación entre
los países y de un grado mayor de integración presente en la economía mundial.
Por su parte, la disminución de aranceles que se observa en ese cuadro para la década de
los noventa, no hace más que continuar la tendencia que en tal sentido tomó cuerpo desde
la creación del GATT,48 la cual en el periodo reciente –y según ya vimos en el primer
apartado– se ha acompañado con la disminución generalizada de barreras a la circulación
de capitales.
CUADRO 29
TENDENCIAS A LA APERTURA EN ALGUNAS ECONOMÍAS NACIONALES
Com exterior (X+M)
Tarifa promedio de
I.E.D. como % de la
como % del PIB
aranceles
Inv. Interna Bruta
1970
1996
1989
1997
1980
1996
P
DESARROLLADOS
Japón
20
17
6.7
6.0
0.1
0.0
Italia
33
51
(1)
(1)
0.5
2.5
Canadá
43
73
8.8
6.0
9.4
10.5
Francia
31
45
(1)
(1)
2.0
8.5
Alemania
..
46
(1)
(1)
..
2.2
EE.UU.
11
24
6.3
6.0*
3.1
5.4
G. Bretaña
45
58
(1)
(1)
11.2
..
AMÉRICA LATINA
Argentina
10
19
11.8**
11.3
..
39.7
Brasil
14
15
25.1***
11.9
3.5
6.8
México
15
42
13.0***
13.1
4.1
10.9
ASIA
Singapur
232
356
0.5
..
22.8
28.6
Corea
37
69
13.3****
11.3*
0.0
1.3
Hong-Kong
181
285
..
..
..
..
P. de bajos ingresos
14
43
..
..
0.0
9.8
P. de ingresos
..
55
..
..
1.1
7.8
medios
P. de ingresos altos
27
40
..
..
2.9
5.4
(1) Para el conjunto de la Comunidad Europea la tarifa promedio pasó de 8.7% en 1989 a 6.9%
en 1997.
* 1996; ** 1992; *** 1991; **** 1990.
Fuente: Banco Mundial [1998a].
Por consiguiente, la internacionalización del capital, bajo todas sus formas funcionales,
48
Es necesario tener presente, en todo caso, que desde los años ochenta la disminución de aranceles en
distintos momentos ha sido simultánea con un aumento de barreras no arancelarias, sobre todo por parte de
ha sido una clara tendencia
presente en el funcionamiento sistémico de las décadas
recientes y, dentro de ella, el rápido crecimiento de los flujos financieros internacionales ha
sido el hecho más relevante. Sin embargo, si bien el incremento de las REI a través del cual
se han venido multiplicando los vínculos económicos de todo tipo entre las distintas
economías nacionales –y, más en concreto, entre los distintos actores que se mueven en y
entre ellas– en buena medida corresponde a un componente "consensado" de la
globalización, al cual se hace referencia en distintos análisis,49 no ocurre lo mismo a la hora
de identificar el carácter inédito o no de los actuales grados de integración de la economía
mundial.
En la mayoría de los análisis de la globalización, desde distintas perspectivas teóricas lo
que se destaca –correctamente, a nuestro juicio– son los nuevos rasgos de los que ella es
portadora, y por consiguiente el énfasis está puesto en los cambios no sólo cuantitativos,
sino de calidad, que están presentes en el actual escenario sistémico, y en la consiguiente
falta de precedentes para los elevados grados de integración de la economía mundial. Así,
por ejemplo, para CEPAL [1997a; 19] "En los últimos 20 años, las economías nacionales se
volvieron más integradas que en cualquier otro momento de la historia" y para Reich [1993;
17] "El dinero, la tecnología, la información y los bienes traspasan las fronteras nacionales
con una rapidez y facilidad sin precedentes", en tanto que para Ianni [1996b; 238] estamos
ante "... una ruptura histórica más o menos drástica y general, con implicaciones prácticas y
teóricas fundamentales", y en un escenario en el cual se desenvuelven tanto la globalización
como la transculturización [1997a].
Este último autor va incluso más lejos, cuestionando –en nuestra opinión sin suficiente
los países industrializados.
49
Tan sólo a modo de ejemplo, basta mencionar las siguientes citas:
Moneta [1997]: "El concepto de globalización [...] se refiere, en una interpretación amplia del término, a
los procesos de creciente interacción e interdependencia que se generan entre las distintas unidades
constitutivas del nuevo sistema mundial en formación".
OCDE [1996b; 15]: "El componente más importante de la globalización son las inversiones extranjeras
directas, distintos aspectos del comercio internacional y la colaboración internacional entre firmas".
ONUDI [1997; 20]: "La mundialización implica que el comercio se expande más rápidamente que la
producción, al tiempo que las inversiones extranjeras directas crecen aún con mayor rapidez".
Ferrer [1997; 14]: "La globalización de la economía mundial se manifiesta actualmente en cuatro terrenos
principales: el comercio internacional, las corporaciones transnacionales, las corrientes financieras y los
marcos regulatorios". Y el mismo Ferrer [1996; 11]: "La globalización de la economía mundial en estas
últimas décadas del siglo XX ha vinculado aún más la realidad interna de las naciones con su contexto
externo".
Referencias semejantes a las recién citadas, se pueden encontrar también en trabajos como los de Watkins
fundamento– la validez global que tienen los cuerpos teórico-metodológicos previamente
construidos, para poder analizar una realidad que ha cambiado de manera tan sustancial;
así, en distintos trabajos ha destacado no sólo los rasgos que trae consigo la "sociedad
global", sino también que [1992; 165] "el objeto de las ciencias sociales se amplió más
allá de la capacidad interpretativa de los conceptos ya conocidos", llegando a conclusiones
como la siguiente [1996a; 158]: "... el pensamiento científico, en sus producciones más
notables, [...] no es suficiente para aprehender la constitución y los movimientos de la
sociedad global".50
En el extremo opuesto, varios de los análisis que en distinto grado argumentan la
inexistencia de un proceso objetivo de globalización de la economía mundial que constituya
una verdadera ruptura, se centran en la identificación de precedentes de la situación actual
y, en particular, dichos precedentes son buscados respecto al dinamismo de las relaciones
internacionales y al grado de apertura comercial y financiera con que funcionan las
economías.
En esa comparación referida al comportamiento las REI,
distintos trabajos (por
ejemplo CEPAL [1996; 19 a 26], Obstfeld y Taylor [1997], Hirst y Thompson [1996; 18 a
34] y Ferrer [1998; 13 a 18] y [1996; 14, 15]) destacan que el dinamismo de las últimas
décadas sería comparable al del periodo que va de fines del siglo pasado a comienzos del
presente (1870 a 1913, aproximadamente). En esos y otros materiales, las referencias que se
citan son principalmente cuatro:
1.Los
análisis de Arthur Lewis, y en particular un artículo de ese autor [Lewis; 1981], en el
cual presenta cifras de lo que califica como [1981; 23] “la explosión del comercio
mundial”, y según las cuales hubo un muy rápido incremento del comercio
internacional, sobre todo de manufacturas, para el periodo 1899-1913.
2.Distintos trabajos de Angus Maddison, de los cuales en uno de los más recientes
[Madisson; 1995] presenta un conjunto de series históricas ubicadas en el periodo
1820-1992, con varias de ellas referidas al comercio exterior y mostrando un elevado
[1997], CEPAL [1996; 19 a 26] y Lopes [1997].
50
En correspondencia con esa postura, Ianni reivindica la idea de un "neosocialimo", la cual [1997b; 3-4]
"implica un reconocimiento de que los dilemas sociales, económicos, políticos y culturales se manifiestan,
simultáneamente, en el ámbito local, nacional, regional y mundial. Pero reconoce, necesariamente, que el
ámbito mundial ha adquirido relevancia creciente. Reconoce que las relaciones, los procesos y las estructuras
de dominación y apropiación, simultáneamente de integración y fragmentación, se desenvuelven en escala
global y entran en una determinación mutua que es local, nacional y regional".
ritmo de crecimiento de las exportaciones para 1870-1913.
3.Los trabajos que Paul Bairoch ha publicado sobre ese periodo (Bairoch y Kozul Wright
[1996] y Bairoch [1996]), y en varios de los cuales lo compara con la situación actual.
Con base en esas comparaciones, presenta para 1913 coeficientes de apertura que son
superiores a los de 1992 para Japón y levemente inferiores para EE.UU., Europa
Occidental y el conjunto de países desarrollados, y además en uno de esos trabajos
identifica varios "mitos" que están presentes en las discusiones sobre la globalización
[Bairoch y Kozul Wright; 1996]. Entre otros, cuestiona dos mitos: uno de ellos es que el
rápido crecimiento del comercio internacional del periodo 1870-1913 fue empujado por
una disminución de barreras al comercio, cuando en realidad esas barreras aumentaron
durante dicho periodo; el otro mito es [1996; 10] "que la producción internacional es un
rasgo característico del presente periodo de globalización", ya que "nuestra propia
estimación sugiere que el stock de IED alcanzó sobre 9 por ciento del producto mundial
en 1913, una cifra que no ha sido sobrepasada en el inicio de los años noventa".
4.El
World Investment Report. 1994 [UNCTAD; 1994], en el cual el capítulo III estuvo
dedicado al tema "Globalización, producción internacional integrada y la economía
mundial". En dicho capítulo, se revisa en detalle el alto dinamismo que durante el
periodo 1870-1913 tuvieron los flujos de capitales, mercancías y personas,
identificando a los años 50 en adelante de este siglo como una etapa en la que "esos
vínculos han sido gradualmente reconstruidos". En particular, al comparar los
coeficientes de apertura de 1913 con los de 1992, los primeros son mayores para
Japón y el Reino Unido, y menores para EE.UU. y Francia, en tanto que para la IED
comparten la conclusión de Bairoch y Kozul Wright que arriba hemos mencionado.
Aún cuando no compartimos la propuesta de negarle existencia objetiva a la
globalización, que muchas veces guía a esa búsqueda de precedentes en el comportamiento
de las REI, nos parece que ese esfuerzo de búsqueda es del todo necesario para una
adecuada contextualización histórica del actual proceso
globalizador, que permita no
asignarle a dicho proceso más componentes nuevos de los que efectivamente posee. En tal
sentido sin embargo, y en lo que respecta a las comparaciones con el último cuarto del siglo
pasado recién mencionadas, lo que a nuestro juicio hay que tener en cuenta es que la sola
identificación de elevados montos absolutos o relativos del comercio y los flujos de capital
para épocas anteriores, está lejos de agotar la discusión acerca de si en la actualidad
estamos o no ante nuevos rasgos de funcionamiento de la economía mundial.51
También en el ámbito del funcionamiento de las REI durante las últimas décadas, un
segundo grupo de hechos a considerar es el referido a la ruptura de los acuerdos de Bretton
Woods, acuerdos cuya vigencia hasta el inicio de los años setenta implicó una estructura
normativa mínima a la cual se ajustaba el desenvolvimiento de la economía internacional.
Dicha estructura, pese a sus insuficiencias y a los problemas que fue acumulando sobre
todo a lo largo de los años sesenta, ayudó a que se concretaran más de dos decenios de
recomposición del comercio internacional y de los flujos de capitales –sobre todo
inversiones directas– luego del proceso de desintegración que acompañó a la crisis de los
años treinta y a la segunda guerra mundial, sin que en las décadas posteriores al fin de la
segunda guerra se produjeran desequilibrios como los que hemos conocido en los últimos
veinticinco años.
Desde luego, más que las virtudes que en sí mismas pudieran haber tenido las normas de
Bretton Woods, lo decisivo en su vigencia fue que ellas se aplicaron en un marco de
funcionamiento sistémico caracterizado por al menos dos elementos favorables: de un lado,
por la etapa ascendente de onda larga iniciada en la inmediata posguerra, con los
correspondientes altos niveles de actividad económica global, y en cuyo interior encontraba
cabida relativamente fácil la definición y cumplimiento de acuerdos referidos al sistema
monetario internacional y al manejo de los desequilibrios en balanza de pagos; del otro
lado, por la evidente superioridad económica con que EE.UU. surgió de la guerra, la cual le
permitió imponer sus condiciones –y su moneda– en los acuerdos de funcionamiento de la
economía internacional, si bien justamente por ello la eficacia y permanencia de dichos
acuerdos quedó sujeta a la fortaleza de la moneda estadounidense y por consiguiente fue
deteriorándose a la par del crecimiento sin respaldo de los dólares que circulaban a nivel
51
Al respecto, resulta interesante comparar las siguientes dos citas, la primera de Ferrer (1997; 30) negando
evidencias a la globalización y la segunda de Kébabdjian [1992; 26] destacando el carácter mundial de los
mercados, y de las cuales coincidimos con la perspectiva presente en la segunda de ellas:
1.- "La mayor parte de las transacciones económicas no se realizan en los mercados globales sino en los
nacionales. Más del 80% de la producción mundial se destina a los mercados internos de los países. Las
exportaciones representan menos del 20% del producto mundial"
2.- "Todos los mercados de bienes y servicios no son actualmente mundiales, pero si lo son los de los
principales productos estratégicos: petróleo y energía, industrias aeronáuticas, informática, aplicación de la
informática a la producción y robótica; construcción naval, equipamiento de transportes terrestres,
telecomunicaciones, armamento, productos televisivos y películas, ciertos productos alimenticios, etc".
internacional.
Por el contrario, desde fines de los años sesenta y comienzos de los setenta ambos rasgos
sistémicos se revirtieron: por una parte, dio inicio la etapa de deterioro económico
tendencial que ya vimos en el primer apartado; y, por otra parte, se hizo evidente que la
hegemonía económica de los EE.UU. estaba sometida a un creciente cuestionamiento ante
el avance de sus ahora cercanos competidores. En ese nuevo contexto desaparecieron las
bases de sustentación de los acuerdos de Bretton Woods, tanto por la pérdida de
competitividad de la economía emisora de la moneda-divisa y sus déficit en balanza de
pagos, que implicaban una incesante y voluminosa salida de dólares desde ella hacia el
resto del mundo, como por un escenario mundial en el cual se multiplicaron los
desequilibrios y se generalizó la recesión.
Desde esa perspectiva, la declaración de inconvertibilidad del dólar, las devaluaciones
de las distintas monedas y el paso a un sistema de tipos de cambio flexibles, hechos todos
éstos que entre fines de los años sesenta y comienzos de los setenta marcaron la ruptura del
orden definido en Bretton Woods, constituyeron en la práctica el punto de arranque para
un nuevo marco de funcionamiento de la economía internacional.
Dicho marco, lejos de ser resultado de acuerdos globales, explícitos y definidos con
algún grado de consenso, se ha ido estructurando más bien a partir de las estrategias
seguidas por los distintos países, y sobre todo por las economías más desarrolladas y por
los mecanismos de coordinación de políticas macroeconómicas –como el G-7– que ellas
han venido aplicando, de tal manera que con bastante retraso y parcialmente, dichas
estrategias han ido siendo formalizadas por los organismos internacionales, y sobre todo
por el FMI a través de modificaciones de distinto alcance introducidas en su propio
funcionamiento y en la estructura normativa a la que previamente estaban sujetos sus países
miembros.52
En esas condiciones, desde fines de los años sesenta y hasta la fecha no ha existido
propiamente un "orden" económico y monetario internacional que reemplace al que fue
52
En lo que respecta al FMI, el acuerdo de Jamaica de enero de 1976 puede considerarse como la
formalización, por parte de dicho organismo, de la ruptura del sistema monetario establecido en la posguerra,
aunque en la práctica esa ruptura había tomado cuerpo desde 1973. A partir de esa fecha, se inicia para el FMI
lo que un autor (Palazuelos; 1998, 36) ha calificado como "ociosidad de funciones", de la cual sólo se
recuperaría con la crisis de la deuda externa de los años ochenta, al asumir un papel principal en la
formulación y aplicación de los "programas de ajuste" para los países afectados.
definido en Bretton Woods, sino más bien una sucesión de políticas y regulaciones,
parciales en sus objetivos, en su tiempo de vigencia y en el número de gobiernos
efectivamente involucrados en su formulación, a través de las que se ha intentado con poco
éxito influir en un escenario caracterizado por la inestabilidad monetaria y financiera, la
cual revisaremos con mayor detalle en el último apartado del trabajo por cuanto la
permanencia y acentuación de esa inestabilidad constituye hoy uno de los rasgos más
destacados del panorama mundial, y en ella la globalización financiera juega un rol de
primera importancia.
Así también, la pérdida de vigencia de los acuerdos de Bretton Woods, y el contexto de
crisis y de deterioro hegemónico en que ello ocurrió, apuntaron a una creciente incapacidad
de control estatal sobre la moneda internacional y en particular sobre la gestión de la
liquidez, de tal modo que dicha gestión se trasladó desde los Estados y los organismos
multilaterales hacia los agentes privados, los cuales concentraron desde ese entonces y en
adelante enormes volúmenes de liquidez en sus manos, manejándola con notables grados de
autonomía respecto de sus propios gobiernos y de las ya ineficaces regulaciones
supranacionales, y desarrollando estrategias cada vez más sofisticadas de creación y
administración de esa liquidez, respondiendo así a la mayor inestabilidad y a los mayores
riesgos existentes, pero al mismo tiempo empujando a aquella y a éstos hacia nuevos
niveles.
III.2. LOS MERCADOS FINANCIEROS INTERNACIONALES.
En el panorama arriba descrito, los movimientos internacionales de capital-dinero han
contado con las mejores condiciones para multiplicarse, produciéndose el acelerado
proceso de internacionalización financiera que aún continúa, y el cual ha adoptado diversas
modalidades a lo largo de los últimos treinta años en correspondencia con los cambios
ocurridos en los patrones generales de financiamiento que ya identificábamos en el
apartado II.
Es así que en su arranque y durante una primera etapa, la internacionalización
financiera estuvo claramente concentrada en las actividades bancarias y en el desarrollo del
llamado "mercado de eurodólares", 53 como mecanismo principal para la colocación y
captación de grandes volúmenes de recursos a través de operaciones internacionales.
Si bien en las décadas previas a la de los años setenta, ya había algún desarrollo tanto de
la banca transnacional como del euromercado, 54 es desde fines de los años sesenta, y
especialmente a lo largo de los setenta, cuando se da el auge de dicho mercado y de la
expansión internacional de la banca, todo ello como resultado de factores a los que en su
mayoría hemos ido haciendo referencia: la creciente integración del sistema facilitada por
la revolución científico-técnica; la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods, que llevó a
una creciente inestabilidad monetaria y financiera y a la pérdida de control de las
autoridades sobre la circulación monetaria internacional; la "puesta al día" de los bancos
respecto de los grados de internacionalización de las empresas; la crisis tendencial con su
secuela de agudización de la competencia y de búsqueda de nuevas fuentes de
financiamiento y espacios de inversión; etc.55
A esos factores cabría agregar otros de carácter más inmediato, referidos tanto al
comportamiento económico mundial como a los cambios ocurridos en las regulaciones
bancarias nacionales de los países desarrollados:
–En lo que respecta al comportamiento económico mundial, a la búsqueda de ganancias a
través del mercado financiero internacional por parte de aquellos capitales de los países
desarrollados que, como consecuencia del deterioro tendencial, no encontraban
53
Utilizaremos el término de "eurodólar" para referirnos a ese mercado por ser uso común, pero en sentido
estricto el mercado ni está limitado sólo a Europa ni se restringue sólo al uso de dólares, ya que incluye a
cualquier operación de depósito o préstamo bancario realizada en una moneda distinta a aquella que circula en
la economía donde dicha operación se realiza.
54
Uno de los principales componentes de ese desarrollo previo fueron los montos de dólares de cierta
importancia depositados por el gobierno soviético desde los años cincuenta en bancos fuera de Estados
Unidos, que por esa vía intentaba resguardarse de posibles incautaciones del gobierno norteamericano, pero el
origen del mercado de eurodólares podría remontarse a los años veinte, cuando se realizaban depósitos de
dólares en Berlín y Viena, que se transformaban en préstamos hechos por los bancos en moneda local (véase
CEPAL [1983; 23-24] y R. Devlin [1980; 12]).
55
En tal sentido, algunos de los motivos que estuvieron detrás del auge de las actividades bancarias
internacionales, se sintetizan en la siguiente cita [Comisión de Empresas Transnacionales; 1980]:
"Los móviles de la expansión internacional varían respecto de los bancos transnacionales procedentes de
distintos países. Un móvil aplicable a todos es la internacionalización de la producción incorporada en
las empresas transnacionales. Las actividades internacionales de producción y comercialización de estas
empresas requerían servicios bancarios internacionales, pero los bancos de los países de origen con
restricciones cambiarias estaban gravemente limitados en sus posibilidades de prestar esos servicios
desde sus bases nacionales y, por consiguiente, se trasladaron al exterior. Un segundo móvil de la
expansión fue el estancamiento de los mercados nacionales causado por las disposiciones regulatorias,
la competencia o la lentitud del crecimiento económico".
colocación en sus economías –lo que se acentuó con la caída cíclica ocurrida en
1974-75 y con la débil recuperación posterior–, se sumó un excedente importante de
dólares en poder de los países petroleros, cuyos ingresos se vieron multiplicados luego
del incremento de precios del petróleo de 1973, y que "reciclaron" una parte importante
de esos excedentes hacia el sistema bancario internacional.
–En lo que se refiere a las
regulaciones nacionales sobre las actividades bancarias
externas, los cambios ocurridos en ese ámbito empujaron por una parte a que Europa se
constituyera en la principal sede de dichas actividades y, por la otra, a que fueran los
bancos estadounidenses los que encabezaran el proceso de transnacionalización
bancaria:
–Por una parte, en distintos países de Europa Occidental desde 1958 se restableció la
convertibilidad y los bancos comerciales fueron autorizados para recibir depósitos en
monedas extranjeras, y un año antes –como respuesta a problemas de balanza de
pagos– el gobierno británico había establecido fuertes restricciones para que los
bancos de Inglaterra ofrecieran préstamos en libras a no residentes, todo lo cual
empujó a que en Europa y en especial en Londres, se multiplicaran las actividades
bancarias denominadas en dólares, y a que ese país se constituyera –o, desde una
perspectiva de largo plazo, a que retomara su papel– como principal centro de la
actividad bancaria internacional.
–En cuanto a los Estados Unidos, a las restricciones vigentes desde la Gran Depresión
para el funcionamiento de la banca se sumaron otras en los años sesenta, a través de
las cuales las administraciones de Kennedy, de Johnson y de Nixon intentaron
disminuir las salidas de dólares. Dichas restricciones, que sólo comenzaron a
revertirse parcialmente desde mediados de los años setenta, con el inicio de la
desregulación de los mercados financieros estadounidenses, fueron las siguientes:
En 1963, durante el periodo de Kennedy, se estableció el "impuesto sobre igualación
de intereses", que gravaba los préstamos externos realizados por bancos
estadounidenses;
En la administración de Johnson se prolongó ese impuesto, se amplió su cobertura, y
se pusieron en marcha el "Programa Voluntario de Restricciones de Crédito al
Exterior" en 1965 –que limitaba los créditos a extranjeros que podían hacer las
matrices de bancos estadounidenses y que se volvió obligatorio a partir de 1968– y
el "Programa de Inversión Extranjera Directa" en 1968, para limitar las
inversiones en el exterior y las tenencias de activos extranjeros;
En la administración de Nixon se mantuvieron las medidas anteriores y se agregaron
otras, principalmente referidas a incrementos de las tasas de interés para evitar la
inflación y los déficit en balanza de pagos.
El resultado neto de esas medidas tomadas por las administraciones
estadounidenses fue contrario a lo esperado: de una parte, ante las dificultades para
realizar operaciones internacionales desde su país los bancos de Estados Unidos
optaron por desarrollarlas de manera multiplicada desde sucursales y subsidiarias
externas; y, de otro lado, las empresas transnacionales de dicho país volcaron sus
necesidades de financiamiento y el reciclaje de sus ganancias hacia bancos ubicados en
el exterior.
Es así que durante los años sesenta y setenta, los primeros bancos que desplazaron de
manera importante sus actividades hacia otros países fueron los estadounidenses, siendo
seguidos sobre todo desde la segunda mitad de los setenta por los europeos y japoneses, y
la principal sede de la banca transnacional fue Europa, a la cual se fueron sumando distintos
"centros financieros extranjeros" ubicados sobre todo en países atrasados (Islas Caimán,
Bahamas, Antillas Holandesas, Panamá, El Líbano, Abu-Dhabi, Bahrein, Nassau, Kuwait,
etc.), y que a diferencia de los grandes centros europeos se desarrollaron sobre la base de
mover fondos extranjeros a usuarios extranjeros, con una casi nula participación de
oferentes y demandantes nacionales de fondos.
Como un primer nivel de aproximación a los ritmos y contenidos que ha ido asumiendo
la
internacionalización financiera, revisaremos lo sucedido con los dos componentes
"tradicionales" de los mercados financieros internacionales, los bonos y los préstamos,
apoyándonos en las cifras que al respecto compila la OCDE.
El comportamiento de los fondos en dichos mercados, así como los principales tipos de
bonos y préstamos utilizados en ellos a partir del inicio de los años setenta, se presentan
como promedios quinquenales en el Cuadro 30 (los montos para cada año del periodo
pueden verse en el Cuadro X del Anexo Estadístico). En términos agregados, en dicho
Cuadro se observa claramente el muy alto ritmo de incremento que han tenido las
operaciones en los mercados internacionales, las cuales se han multiplicado por mas de 50
veces a lo largo del periodo allí considerado, alcanzando un ritmo anual de crecimiento
superior al 17 por ciento.
CUADRO 30
CRECIMIENTO DE LOS FONDOS EN LOS MERCADOS INTERNACIONALES 1970-96, DESGLOSADO
POR TIPO DE INSTRUMENTO
70-74
75-79
80-84
85-89
90-94
95-96
TOTAL (Promedio anual, en millones de US$)
19920.2 79755 174833.6 325550.4 509545
945397
EUROBONOS
21.7
20.3
26.7
52.6
58.0
54.4
BONOS EXTRANJEROS
19.7
23.7
13.6
12.4
12.0
9.8
TOTAL DE BONOS INTERNACIONALES
41.6
44.0
40.3
65.0
69.9
64.3
DESGLOSADOS EN:
-BONOS TRADICIONALES
38.2
39.9
26.4
41.3
52.1
43.5
-CON TASAS FLOTANTES
0.5
2.4
10.2
10.0
10.4
14.7
-CONVERTIBLES
2.2
1.6
3.1
3.6
2.6
2.4
-CON GARANTÍAS EN ACCIONES
0.4
0.1
0.4
8.9
3.5
0.4
-CUPÓN CERO
0.0
0.0
0.2
0.6
0.6
0.9
TOTAL DE PRÉSTAMOS
58.4
56.0
59.7
35.0
30.1
35.7
EURO-CRÉDITOS DE CONSORCIO
58.4
56.0
42.1
24.0
28.4
35.3
PRÉSTAMOS EXTRANJEROS DE CONSORCIO
0.0
0.0
3.0
2.7
0.3
0.1
OTRAS FACILIDADES DE DEUDA
0.0
0.0
14.6
8.3
1.4
0.3
GRAN TOTAL
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
PARTIDA DE MEMORÁNDUM:
0.0
0.0
0.6
2.2
1.0
0.3
RENEGOCIACIONES
FUENTE: OCDE [1996a; 13 a 16] y [1998f]
En relación a los instrumentos utilizados, en el mismo Cuadro 30 se ve tanto el
predominio de los créditos bancarios que se dio hasta el inicio de los años ochenta, como el
cambio posterior hacia los bonos, en correspondencia con el proceso de "bursatilización"
que hemos destacado previamente respecto del comportamiento global del crédito. Para el
caso de los mercados financieros internacionales, el paso de uno a otro patrón de
financiamiento estuvo mucho más claramente vinculado con la crisis de la deuda externa
que estalló en 1982, y se concretó a través de la permanencia en el crecimiento de los bonos
internacionales y, principalmente, por medio de una violenta reducción de los préstamos
bancarios ocurrida en ese año y los inmediatos posteriores (véase Cuadro X del Anexo
Estadístico).
En lo que respecta a los bonos internacionales, como expresión de la búsqueda de las
menores reglamentaciones posibles a lo largo del periodo han ido perdiendo importancia
los "Bonos extranjeros" y ganándola los "Eurobonos", 56 y a ello se agrega la mayor
importancia que a partir del contexto inflacionario de los años setenta adquirió la emisión
de bonos con tasas flotantes.
En cuanto a los préstamos bancarios internacionales, durante todo el periodo la casi
totalidad de ellos se realizó bajo la forma de eurocréditos "de consorcio", lo que significa
que para el otorgamiento de cada crédito usualmente concurre un grupo de bancos, lo que
permite disminuir el riesgo asumido por cada uno de ellos, incrementar la capacidad de
negociación frente a los deudores, aumentar el volumen de cada operación, abrir la
participación en el mercado para bancos pequeños y medianos, y crear una fuente adicional
de ganancias para los grandes bancos con los honorarios y comisiones cobrados al
organizar los préstamos.
La participación de las distintas monedas en las operaciones del mercado internacional
de capitales, también para el periodo 1970-97, se presenta en promedios quinquenales en el
Cuadro 31 (la información para cada año puede verse en el Cuadro XI del Anexo
Estadístico). Al respecto, lo más destacable es la menor participación que ha ido teniendo el
dólar en esas operaciones. Si bien dicha moneda sigue siendo la más usada, su peso relativo
ha disminuido sustancialmente, al mismo tiempo que se ha incrementado el uso sobre todo
de la libra esterlina y el yen japonés. Desde luego que todo ello no es exclusivo de las
finanzas internacionales, ya que tendencias semejantes han estado presentes en el
desenvolvimiento del conjunto del sistema monetario internacional en las últimas décadas,
como una expresión de las crecientes dificultades del dólar para cumplir adecuadamente las
funciones de divisa.
CUADRO 31
FONDOS EN LOS MERCADOS INTERNACIONALES POR MONEDAS, 1970-97
TOTAL (Promedio anual, en millones de US$)
COMPOSICIÓN PORCENTUAL
Dólar norteamericano
Libra
Yen
Franco francés
Dólar Canadiense
56
70-74
75-79
80-84
85-89
90-94
19920.2 79755.3 174833.6 325550.4 509544.9
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
78.9
75.9
76.1
56.1
49.3
1.6
0.9
3.4
8.7
7.5
1.5
2.5
4.0
9.0
10.1
0.9
0.5
0.5
1.4
5.1
0.2
0.8
1.0
2.6
3.7
1995-97
875295
100.0
39.7
8.0
7.1
5.3
0.6
La diferencia principal entre ellos radica en que los primeros son bonos emitidos por un prestatario
extranjero que se venden y comercian en un país con sujeción a las leyes y reglamentos allí vigentes, en tanto
que los "Eurobonos" son valores que se ofrecen simultáneamente en varios países y que no están sujetos a la
juridicción de algún país.
Franco Suizo
ECU
Otras Monedas
TOTAL
4.8
0.2
12.0
100.0
7.8
0.0
11.7
100.0
6.3
1.1
7.5
100.0
6.8
3.9
11.4
100.0
4.3
5.3
14.7
100.0
1.3
3.5
34.5
100.0
FUENTE: OCDE [1996a; 31 a 35] y [1998f]
Desde los años setenta en adelante, también han ocurrido cambios de importancia
respecto de la participación de los países como prestatarios de fondos en los mercados
financieros internacionales, según se puede ver en las cifras agrupadas por quinquenios del
Cuadro 32 (los montos para cada año del periodo se entregan en el Cuadro XII del Anexo
Estadístico). En dicho Cuadro, se presentan por separado –entre otras– las cifras
correspondientes a las economías del G-7 y a las siete mayores economías de América
Latina, ya que es respecto de estos dos grupos de países que se han dado las principales
modificaciones durante el periodo 1970-95.
Por una parte, durante la mayor parte del periodo la participación de los países del G-7
ha sido claramente dominante, sobre todo si se tiene presente que en los mercados
financieros internacionales participan como prestatarios más de 80 países, por lo que los
porcentajes que corresponden a los siete países más industrializados indican un alto grado
en que ellos han concentrado la recepción de los recursos movilizados en dichos mercados.
El único lapso en que la participación del G-7 disminuyó de manera importante fue en la
segunda mitad de los años setenta, momento éste que se corresponde con los mayores
niveles de participación de las principales economías de América Latina, las cuales durante
ese lustro llegaron a absorber más del 17 por ciento del total de recursos ofrecidos en
dichos mercados, luego de lo cual la participación de esas economías se redujo
sustancialmente, no llegando a superar el 3 por ciento incluso en los años recientes.
Si la revisión de los porcentajes de participación de los siete países latinoamericanos se
realiza año con año (véase Cuadro XII del Anexo), el cambio ocurrido se concentra
claramente entre el final de los años setenta y el inicio de la siguiente década, de tal manera
que para 1979 dichos países llegaron a recibir el 22 por ciento del total de los recursos
movilizados en los mercados financieros internacionales, y para 1983, esto es,
inmediatamente de estallada la crisis de la deuda, dicho porcentaje ya se había reducido al 9
por ciento.
CUADRO 32
FONDOS EN LOS MERCADOS INTERNACIONALES POR PAÍSES PRESTATARIOS, 1970-95
TOTAL (Promedio anual, en millones de US$)
COMPOSICIÓN PORCENTUAL
G7
Canadá
Francia
Alemania
Italia
Japón
Reino Unido
Estados Unidos
AMÉRICA LATINA (7 PAÍSES)
Argentina
Brasil
Chile
Colombia
México
Perú
Venezuela
ASIA
China
Tailandia
Malasia
OTROS PAÍSES
70-74
75-79
80-84
85-89
19920.2 79755.3 174833.6 325550.4
100.0
100.0
100.0
100.0
45.7
29.3
46.1
61.5
6.9
10.0
6.9
5.5
5.0
4.6
5.6
5.9
0.5
0.5
0.8
3.2
8.9
2.1
3.9
3.8
1.1
3.4
5.9
15.8
13.8
4.7
2.7
11.1
9.4
4.1
20.3
16.2
9.6
17.4
12.3
1.6
0.9
1.5
1.0
0.4
3.3
5.5
3.7
0.3
..
0.6
0.8
0.1
0.3
0.3
0.4
0.3
3.5
6.8
5.0
0.5
1.1
0.4
0.3
0.0
0.5
2.3
1.1
0.1
0.3
1.8
1.9
1.6
..
0.9
0.2
0.9
0.0
0.3
0.5
0.4
0.3
0.6
1.2
0.3
44.3
51.6
39.8
35.3
90-94
509544.9
100.0
53.7
5.6
6.8
0.4
3.8
11.3
8.7
17.0
2.7
0.6
0.6
0.1
0.1
1.2
0.0
0.3
2.0
0.9
0.8
0.3
41.6
1995
832243
100.0
74.9
3.0
6.0
11.0
2.6
4.9
11.3
35.9
5.7
1.4
1.5
0.3
1.9
0.7
0.1
0.3
2.1
1.0
0.8
0.4
38.8
FUENTE: OCDE [1996a]
Esos elevados porcentajes de participación de los países latinoamericanos en los años
setenta y comienzos de los ochenta, se dieron principalmente respecto de los créditos
bancarios internacionales, según se ve en el Cuadro 33 (los montos para cada año del
periodo se presentan en el Cuadro XIII del Anexo Estadístico). Respecto de dichos
créditos, la participación conjunta de los siete mayores países de la región alcanzó un
máximo de 26 por ciento del total como promedio del quinquenio 1975-79 (con un tope
anual de 30 por ciento en 1979, según se ve en el Cuadro XIII del Anexo), luego de lo cual
disminuyó aceleradamente hasta llegar a menos de 1 por ciento para el periodo reciente.
Por el contrario, la participación del G-7 en la recepción de préstamos internacionales
ha ido creciendo a lo largo de todo el periodo, pasando de 21 por ciento en la segunda
mitad de los años setenta a más de tres cuartos del total para 1995, crecimiento éste que ha
estado explicado en su casi totalidad por la mayor absorción de préstamos de los Estados
Unidos, que por sí solo en lo que va de los años noventa ha recibido alrededor de la mitad
del total de créditos bancarios internacionales, en tanto que hace veinte años recibía menos
de un 4 por ciento de dicho total.
CUADRO 33
CRÉDITO POR PRESTATARIOS, 1975-95
75-79
80-84
85-89
TOTAL (Promedio anual, en millones de US$)
47253.4 78927.1 86786.5
COMPOSICIÓN PORCENTUAL
100.0
100.0
100.0
G-7
20.9
27.8
51.8
Canadá
5.1
5.2
4.4
Francia
3.5
3.1
4.6
Alemania
0.0
0.0
0.9
Italia
3.1
6.0
5.3
Japón
0.4
0.2
1.2
Reino Unido
5.3
2.6
15.8
Estados Unidos
3.5
10.7
19.6
AMÉRICA LATINA (7 PAÍSES)
25.8
22.6
5.6
Argentina
2.2
2.1
1.3
Brasil
8.2
7.8
1.2
Chile
0.9
1.7
0.3
Colombia
0.5
0.8
0.9
México
10.1
7.4
1.8
Perú
0.6
0.7
0.0
Venezuela
3.2
2.2
0.0
- ASIA (TRES PAÍSES)
3.1
3.1
3.7
China
1.5
0.4
2.2
Tailandia
0.3
0.8
0.9
Malasia
1.3
1.9
0.6
OTROS PAÍSES
50.0
46.5
38.9
TOTAL
100
100
100
90-94
121661.6
100.0
74.8
3.9
3.9
1.2
5.0
0.7
11.3
48.8
1.4
0.2
0.1
0.2
0.0
0.6
0.0
0.4
5.3
2.3
2.1
0.9
18.5
100
1995
368436.8
100.0
75.6
1.9
3.2
4.1
3.6
0.2
9.7
52.9
0.9
0.4
0.1
0.2
0.0
0.2
0.0
...
2.8
1.1
1.4
0.2
20.7
100
FUENTE: OCDE [1996a]
En la emisión de bonos internacionales, la participación del G-7 si bien ha sido
fluctuante, ha variado bastante menos en comparación con los créditos, y a diferencia de
éstos no ha presentado una tendencia sostenida al alza o a la baja. Para el caso de los bonos,
la participación conjunta de los siete países más industrializados en las emisiones totales ha
fluctuado entre 40 y 60 por ciento del total (véanse cuadro 34 y cuadro XIV del Anexo),
destacando en el interior de ellos tanto la menor presencia de las emisiones de Canadá,
como el incremento de las emisiones japonesas.
Para el caso de las principales economías latinoamericanas, en el mismo cuadro 34 se
observa que, aunque en los años noventa la participación alcanzada por sus emisiones de
bonos internacionales es sustancialmente mayor a los niveles mínimos de 1985-89, con eso
se ha logrado apenas superar la presencia que dichas emisiones tuvieron en distintos
momentos de los años sesenta y setenta, si bien todo ello ocurre en un total de emisiones
que se ha incrementado exponencialmente a lo largo del periodo.
CUADRO
34
EMISIONES TOTALES DE BONOS INTERNACIONALES, POR PAÍSES 1970-95
65-69
70-74
75-79
80-84
85-89
90-94
1995
TOTAL (Prom. Anual, en mill. de US$) 5136.38 8290.02 32501.36 70463.88 211716.50 356392.86 460658.00
COMPOSICIÓN PORCENTUAL
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
100.0
G7
56.56
47.19
41.38
57.32
65.10
50.99
41.51
Canadá
26.18
16.18
17.19
10.94
5.85
6.64
3.27
Francia
2.08
3.52
6.09
8.41
6.08
8.41
5.35
Alemania
1.59
1.29
1.10
1.93
4.45
0.46
...
Italia
1.62
1.75
0.63
2.41
3.33
3.70
2.96
Japón
2.12
1.38
7.74
14.03
23.54
15.90
8.42
Reino Unido
2.74
8.39
3.72
3.21
8.94
8.53
5.56
Estados Unidos
20.23
14.67
4.90
16.38
12.92
7.35
15.96
AMÉRICA LATINA (7 PAÍSES)
3.09
1.54
3.28
1.66
0.14
3.09
3.87
Argentina
0.81
0.13
0.46
0.10
0.00
0.76
1.09
Brasil
0.08
0.00
0.01
0.14
0.03
0.80
1.28
Chile
0.00
0.00
0.08
0.03
0.00
0.02
0.11
Colombia
0.03
0.11
0.00
0.04
0.01
0.08
0.16
México
1.78
1.14
1.91
1.22
0.03
1.22
1.16
Perú
0.19
0.00
0.02
0.00
0.00
0.01
...
Venezuela
0.20
0.15
0.80
0.13
0.07
0.21
0.08
ASIA (DOS PAÍSES)
0.25
0.10
0.36
1.02
0.42
0.50
0.76
Tailandia
0.00
0.00
0.15
0.21
0.13
0.35
0.30
Malasia
0.24
0.10
0.21
0.81
0.29
0.15
0.46
OTROS PAÍSES
40.10
51.17
54.98
40.01
34.34
45.41
53.85
TOTAL
100
100
100
100
100
100
100
FUENTE: OCDE [1996a]
III.3.- EL COMPONENTE EXTERNO DE LA ACTIVIDAD DE LAS BOLSAS DE
VALORES.
Como complemento a la información que hemos venido revisando de la OCDE, sobre el
comportamiento de los mercados financieros internacionales en sus componentes
tradicionales de bonos y créditos bancarios, en este tercer punto del apartado nos interesa
centrarnos brevemente en aspectos más directamente vinculados a la creciente importancia
que han ido adquiriendo las operaciones "externas" en el funcionamiento de las bolsas de
valores y, en general, en el despliegue de la "innovación financiera", para lo cual nos
apoyaremos en estadísticas proporcionadas por el FMI.
Más allá de las cuantificaciones parciales que a continuación presentaremos, lo central que
nos interesa destacar es que la diversificación internacional en las ventas, en las compras y
en la intermediación de todo tipo de valores, la búsqueda de oportunidades de arbitraje y de
especulación en un escenario que abarca a la totalidad del mundo, las facilidades técnicas e
institucionales que han permitido la mayor movilidad internacional de las inversiones de
cartera y, con todo ello, la creciente interpenetración e integración de los distintos mercados
financieros, son tendencias que están situadas en el corazón mismo del proceso de
innovación financiera que hemos descrito en apartados anteriores, asignándole a dicho
proceso muchos de sus rasgos principales y, por cierto, también muchos de los problemas
que han acompañado a la innovación.
Teniendo presente los elevados grados en que el dinamismo global, de las relaciones
económicas, y de las actividades financieras, está concentrado en las principales economías,
una aproximación general a lo que queremos señalar se desprende de los Cuadros 35 y 36,
que están referidos a los países del G-7.
En el primero de esos cuadros, se presentan para esos países los flujos brutos y netos de
las inversiones extranjeras directas y de las inversiones de portafolio, y las diferencias de
comportamiento entre ambos flujos saltan a la vista. Si bien las inversiones directas brutas
han aumentado de manera importante, multiplicándose por 31 entre 1970 y 1997, las
inversiones de cartera se han multiplicado casi por 200, llegando para el último de esos
años a un monto global que es más del doble del correspondiente a las inversiones directas
brutas.
CUADRO 35
G7: CRECIMIENTO DE LOS FLUJOS BRUTOS Y NETOS
DE INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA Y DE CARTERA
(en miles de millones de dólares)
1970 1975
1980
1985
1990
1995
FLUJOS BRUTOS
Inversión extranjera directa
Inversión en portafolio
FLUJOS NETOS
Inversión extranjera directa
Inversión en portafolio
FUENTE: FMI [1998a,187]
1966
1997
14.45
5.26
34.25
27.1
82.82
60.93
7594
233.44
283.24
329.63
369.01
764.34
357.53
1162.6
448.32
1040.2
-4.05
1.42
-9.93
8.53
-8.14
16.02
-12.66
25.03
-59.58
41.36
-83.12
186.53
-87.41
267.37
-92.6
272.51
En el Cuadro 36, se entrega una estimación en la cual las transacciones extrafronterizas
en bonos y acciones están presentadas como porcentaje del PNB para seis de los países del
G-7. Allí se ve que en 1975 y hasta en 1980, en ninguno de esos seis países dichas
transacciones equivalían a más de un dígito del PNB, en tanto que en 1997 los porcentajes
llegan a tres dígitos –con la excepción de Japón en que la cifra es 94 por ciento, y en donde
el máximo se alcanzó a fines de los años ochenta–, habiendo casos extremos como los de
Canadá e Italia , en que las transacciones alcanzan más de 300 por ciento y más de 600 del
PNB, respectivamente.
CUADRO 36
TRANSACCIONES EXTRAFRONTERIZAS EN BONOS Y ACCIONES*
Estados Unidos
Japón
Alemania
Francia
Italia
Canadá
1975
1980
1985
4
2
5
9
8
7
5
1
9
35
62
33
21
4
27
1
3
(como porcentaje del PNB)
1989 1990 1991 1992
101
156
66
52
18
55
89
119
57
54
27
65
96
92
55
79
60
83
107
72
85
122
92
114
1993
1994
1995
1996
1997
129
78
170
187
192
114
131
60
158
197
207
208
135
65
172
187
253
189
160
79
199
258
470
251
213
96
253
313
672
358
* Ventas y compras de activos entre residentes y no residentes.
Fuente: FMI [1998a: 187]
En lo que se refiere específicamente a las emisiones internacionales de acciones –que
según se recordará no estaban incluidas en las estadísticas de la OCDE presentadas en el
punto anterior de este apartado–, ellas se han ido transformando en una porción
crecientemente importante de la colocación total de acciones de las empresas, las cuales
cada vez en mayor medida han ido volcando dicha colocación hacia el exterior de sus
países de origen.
El rápido crecimiento en montos absolutos que han tenido las emisiones internacionales
de acciones, puede ser visto en el Cuadro 37, en el cual se entregan para el periodo 1990-97
las cifras correspondientes a 29 países desarrollados y atrasados. Allí se observa que para
una buena parte de los países, entre el primero y el último de esos años dichas emisiones se
han multiplicado por varias veces, de tal manera que en el conjunto de ellos la cifra de 1990
creció en siete veces para 1997, alcanzando en el último de esos años un monto total de 57
mil millones de dólares; y, si de los 29 países se considera sólo a los 17 que en 1990
realizaron emisiones, el monto para 1997 llega a los 44800 millones, que equivale a 6 veces
el de 1990.
CUADRO 37
EMISIONES INTERNACIONALES DE ACCIONES DE PAÍSES
INDUSTRIALIZADOS Y PAÍSES EN DESARROLLO
(en millones de dólares)
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
PAÍSES
1990-97
Crecim. (%)
INDUSTRIALIZADOS
Estados Unidos
990
Japón
480
Alemania
57
Francia
777
Italia
132
Reino Unido
3103
Canadá
111
Holanda
432
Suecia
211
Suiza
0
Bélgica
0
Luxemburgo
0
P. EN DESARROLLO
POR REGIONES
ÁFRICA
Sudáfrica
0
ASIA
Hong Konk
0
Indonesia
586
Corea
40
Malasia
0
Filipinas
40
Singapur
152
Tailandia
83
EUROPA
República Checa
0
Hungría
52
Polonia
0
Turquía
46
AMÉRICA LATINA
Argentina
0
Brasil
0
Chile
98
México
0
Venezuela
0
FUENTE: FMI [1998a, 188]
2230
0
981
1109
583
4028
450
536
6
0
0
0
4228
47
400
1213
756
3003
205
65
13
353
0
0
4664
28
469
3421
797
1775
471
1267
940
472
265
109
3731
0
2795
5850
2644
870
780
3330
2101
75
0
363
4470
111
6023
4348
2281
3966
1477
4071
1121
671
210
115
4072
438
7028
5278
4488
6281
1345
5817
2141
0
845
797
3081
792
3614
7336
8441
8656
2365
3693
2246
1449
845
341
211.2
65
6240.4
844.1
6294.7
179
2030.6
754.9
964.5
...
...
...
143
154
0
176
331
609
698
...
271
117
200
0
77
184
91
230
119
150
385
333
283
4
837
299
328
0
126
564
725
320
1359
1168
0
947
301
759
1206
112
1310
1294
886
475
531
3278
1215
1051
155
489
344
151
3568
462
630
314
265
702
28
...
-21.2
1475
...
562.5
361.8
-66.3
0
81
0
0
0
21
0
0
0
8
0
178
10
200
0
375
32
274
70
52
104
227
17
12
0
1589
695
368
...
2955.8
...
700
360
0
0
3531
0
392
133
129
3077
146
2655
0
288
2913
42
735
1028
799
1679
0
0
296
224
0
0
217
387
297
668
904
1627
2251
563
550
95
...
...
474.5
...
...
Esa internacionalización en la colocación de valores no sólo ha ocurrido respecto a la
emisión de acciones por parte de las empresas, sino también en relación a los títulos de
deuda pública emitidos por los gobiernos. Según se ve en el Cuadro 38, los inversionistas
no residentes han ido adquiriendo porcentajes crecientes de dichos títulos en los siete países
desarrollados allí considerados, con dos situaciones extremas: por una parte Japón, en
donde la participación de los no residentes es la más baja, con porcentajes que no llegan al
6 por ciento de los valores de deuda pública; y, por otra parte, Estados Unidos, en donde
dicha participación alcanza el 40 por ciento de los valores, porcentaje éste que es casi el
triple del que se daba en 1983.
CUADRO 38
PARTICIPACION DE INVERSIONISTAS NO RESIDENTES
EN VALORES DE LA DEUDA PÚBLICA*
(en porcentajes del total de la deuda pública)
EE.UU.
Alemania
Italia
R. Unido
Japón
Canadá
Bélgica
1983
14.9
...
14.1
...
...
10.7
13.2
1984
15.4
...
14.6
...
7.2
11.3
14.6
1985
15.2
3.7
16.3
...
7
12.4
13.9
1986
16.1
3.3
20.1
...
8
16.1
14.7
1987
16.6
3.3
21.2
...
10.7
15.5
15.5
1988
18.4
2
20.7
...
12.2
15.7
17.5
1989
20.8
3
22.1
...
13.7
16.3
19.2
1990
20.1
4.4
20.9
4.4
14.7
17.4
19.3
1991
20.1
5.8
23.1
5.2
15.2
19
22.7
1992
20.4
5.5
25.6
6.2
17.6
20.2
21.5
1993
22.2
5.4
32.8
10.1
19.6
21.8
23.3
1994
22.8
5.9
25.9
12.2
20.7
22.6
21.4
1995
28.3
4.3
28.2
13.2
18.8
23.3
21.5
1996
35
4.3
29.3
15.9
...
23.8
20.8
1997
40.1
...
...
...
...
23.1
21.9
* Cifras al 31 de diciembre de cada año; las definiciones de "deuda pública" varían entre países.
Fuente: FMI (1998a; 190)
Finalmente, interesa destacar que las cifras que dan cuenta de una creciente presencia de
inversionistas no residentes en el destino de las emisiones de valores de las empresas y de
los gobiernos, tienen como contrapartida un peso cada vez mayor de valores procedentes
del exterior en las carteras de los inversionistas que se mueven en los distintos mercados
financieros, y que en ese proceso de incremento de compras de valores extranjeros han
jugado un importante papel los inversionistas institucionales.
Dichos inversionistas han mostrado una marcada tendencia –mucho más acentuada que
en los pequeños inversionistas individuales– a diversificar internacionalmente su cartera de
activos financieros, lo cual ha influido en que dicha diversificación haya impregnado al
conjunto del mercado en la misma medida en que esos inversionistas han ganado
importancia en el total de operaciones de compra.
En el sentido recién señalado, en el Cuadro 39 se entregan algunas cifras que dan cuenta
de la rápida internacionalización ocurrida en la tenencia de valores de los inversionistas
institucionales, para cinco países industrializados. En la casi totalidad de los países y de los
tipos de inversionistas allí considerados, se dan crecimientos importantes en la
participación de los valores extranjeros, destacando a nivel de países el Reino Unido, donde
la participación de esos valores es de un 20 por ciento para los fondos de pensiones, un 14
por ciento para las compañías de seguros y un 35 por ciento para los fondos mutuales,
alcanzando dichos fondos mutuales también los niveles máximos de participación de
valores extranjeros –en comparación con los demás tipos de inversionistas institucionales–
en Alemania y en Canadá.
CUADRO 39
ALGUNOS PAÍSES INDUSTRIALIZADOS: TENENCIAS DE VALORES DE INVERSIONISTAS
INSTITUCIONALES, EMITIDOS POR NO RESIDENTES
(en porcentajes de los activos totales de los inversionistas institucionales)
1980
1988
1990
1991 1992
1993
1994
1995
FONDOS DE PENSIÓN
Estados Unidos
0.7
2.7
4.2
4.1
4.6
5.7
...
...
Japón
0.5
6.3
7.2
8.4
8.4
9
...
...
Alemania
...
3.8
4.5
4.5
4.3
4.5
5
...
Reino Unido
7.9
16.3
17.8
20.6
19.5
20
19.8
19.8
Canadá (1)
4.6
5.9
6.4
8.6
10.2
11.6
12.9
14.2
CÍAS. DE SEGUROS DE VIDA
Estados Unidos
4.1
3.6
3.6
3.6
Japón (2)
...
...
13.5
12.5
Alemania
0.6
0.6
1
1
Reino Unido
4.1
9.4
10.7
12.2
Canadá (1)
0.3
1.5
1.1
1.2
FONDOS MUTUALES
Estados Unidos
...
...
6.6
...
Japón (3)
...
9.1
7.9
13
Alemania
...
...
...
....
Reino Unido
17.9
33
31
34.3
Canadá (1)
19.9
19.4
17.5
16.1
(1) Inversiones de no residentes; (2) Solo letras y bonos; (3) inversiones en créditos
FUENTE: FMI [1998a; 185]
3.7
11.4
...
12.4
0.7
...
9
...
13.3
0.5
...
6.7
...
13.5
0.5
...
6.9
...
14.2
2.4
10.1
9.9
...
35.2
17
...
...
24.8
35.8
20
...
...
20.3
36.4
24
...
...
20.2
34.5
24.6
Como complemento a esa información, en el Cuadro 40 se entregan para 1996 cifras
más desglosadas sobre el mismo punto, las cuales están tomadas de otra fuente y abarcan a
un mayor número de países. Según se desprende de esa información, en cuatro de los países
allí considerados los mayores niveles de diversificación internacional del portafolio de los
inversionistas institucionales corresponden a los fondos de pensiones, en tanto que en otros
cuatro países esos mayores niveles se dan en las compañías de inversión y en un país en las
compañías de seguros. Más allá de esa disparidad de situaciones, en casi todos los casos
–los once países y los tres tipos de inversionistas, con la sola excepción de las compañías
de seguros de Japón y de Francia– la mayor diversificación internacional se da en la
tenencia de acciones, con situaciones extremas como los fondos de pensión de Holanda y
las compañías de inversión de Suiza, en donde más de la mitad de las tenencias en acciones
corresponden a valores extranjeros.
CUADRO 40
DIVERSIFICACIÓN INTERNACIONAL DEL PORTAFOLIO
DE LOS INVERSIONISTAS INSTITUCIONALES, 1996
(instrumentos extranjeros, como porcentaje del total de cada tipo de instrumento
en poder de los inversionistas institucionales)
FONDOS DE PENSIÓN COMPAÑÍAS DE SEGUROS (1) CÍAS. DE INVERSIÓN
PAÍSES
Estados Unidos
Japón
Alemania
Francia
TOTAL
11
23
4
..
ACCIONES
16
35
21
..
TOTAL
7
13
..
1(2)
ACCIONES
4
10
..
1 (2)
TOTAL
7
..
..
..
ACCIONES
10
..
..
..
Italia
Reino Unido
Canadá
..
28
17
..
28
37
15
18
26 (3)
40
19
30 (3)
16
15
37
34
16
40
Australia
Holanda
Suecia
Suiza
(1)1995; (2) 1994; (3) 1991
FUENTE: BIS [1998a: 89]
20
30
6
16
27
58
27
33
22
18
16
..
29
21
36
..
..
7
20
49
11
9
23
51
III.4.- LAS OPERACIONES DE CAMBIO DE MONEDAS.
Para cerrar este tercer apartado del trabajo, nos interesa centrar brevemente la atención en
las operaciones de cambio de moneda, dado que ellas se han transformado en una suerte de
expresión concentrada de las tendencias que se han venido desplegando en la economía
internacional. Al amparo del sistema de flotación de los tipos de cambio, vigente desde el
quiebre de los acuerdos de Bretton Woods, la compra-venta de divisas al contado y a plazo
a través de billetes, monedas, transferencias bancarias, giros, cheques de caja y de viajero,
ha ido adquiriendo magnitudes cada vez mayores conforme han avanzado los años setenta,
ochenta y noventa, alcanzando sobre todo en los últimos quince años un nivel de
transacciones que ha transformado al mercado cambiario en el más grande y de más rápido
crecimiento de la economía mundial.
Dichas operaciones, realizadas por clientes al menudeo, empresas, corredores,
cambistas, bancos, casas de cambio, bancos centrales y tesorerías de gobierno, se han
multiplicado al amparo de las necesidades crecientes de moneda extranjera para llevar a
cabo transacciones vinculadas al comercio internacional y a los flujos de inversión directa,
y sobre todo, para la realización de aquellas operaciones financieras y especulativas cuyo
acelerado crecimiento hemos revisado a lo largo de este apartado. Sin embargo, lo que más
nos interesa destacar es que –según ya vimos parcialmente en un apartado anterior, al
revisar las operaciones con derivados– una parte importante y cada vez mayor de las
operaciones cambiarias gira en torno a la utilización de las divisas no como forma dineraria
transitoriamente asumida por capitales o por flujos de ingreso personal, sino como un
activo a partir del cual se obtienen ganancias por arbitraje, o que sirve de reserva de valor y
con cuyo precio futuro se especula.
En ese contexto, y a pesar de las múltiples dificultades de cuantificación de las
transacciones de monedas, las cifras disponibles indican un crecimiento desmesurado de
dichas transacciones. Según se ve en el Cuadro 41, los cálculos del Banco Internacional de
Pagos indican que para los últimos 12 años el movimiento global estimado en el mercado
de cambios para los instrumentos tradicionales –luego de los ajustes para evitar que cada
operación aparezca doblemente contabilizada– ha aumentado en ocho veces, pasando de
un monto diario de 188 mil millones de dólares en 1986 a un monto de un billón y medio
de dólares en 1998.
CUADRO 41
MEDICIÓN DE LA ACTIVIDAD GLOBAL TRADICIONAL
DEL MERCADO DE CAMBIOS 1
(movimiento diario promedio; miles de millones de dólares)
Abr-86
Abr-89
Abr-92
Abr-95
Movimiento total reportado
Ajuste por doble contabilidad local
Mov. Total reportado, neto de
doble
Contabilidad local ("neto-total")
Ajuste por doble contab.
extra-fronteriza
Mov. Total reportado
("neto-neto")
del cual: transacciones
extrafronterizas
Estimación de brechas en los reportes
Movimiento global estimado
Abr-98
,,
,,
,,
907
-189
718
1293
-217
1076
1864
-293
1572
2337
-366
1971
,,
-184
-291
-435
-537
,,
534
785
1137
1434
,,
,,
392
611
768
,,
188
56
590
35
820
53
1190
56
1490
1Las cifras incluyen transacciones al contado, transacciones anticipadas y permutas de tipo de cambio. La información
está basada en estudios de las actividades de los tres principales mercados cambiarios (Londres, Nueva York y Tokio)
para 1986, en mercados cambiarios de 21 países para 1989, en mercados de 26 países para 1992 y 1995, y en mercados
de 43 países para 1998.
Fuente: BIS (1996) y (1998b)
Si bien en el total de movimientos del mercado de cambios participan las distintas
monedas nacionales, unas pocas de ellas aparecen reiteradamente en las transacciones,
tanto en respuesta a la participación del respectivo país en la economía internacional, como
en la medida en que dichas monedas en diverso grado actúan como divisas. Al respecto, en
el Cuadro 42 se ve que la principal moneda utilizada es el dólar, con una participación que
en los últimos 10 años ha fluctuado entre el 41 por ciento y el 45 por ciento del total,
seguido a bastante distancia por el marco y el yen, de tal manera que para 1998 en
promedio una de esas tres monedas estuvo presente en siete de cada diez operaciones
realizadas en el mercado cambiario.
CUADRO
42
COMPOSICIÓN DE MONEDAS EN LA ACTIVIDAD
TRADICIONAL DEL MERCADO DE CAMBIOS 1
(composición porcentual del promedio diario de actividad)
MONEDAS
Dólar Estadounidense
Marco Alemán
Yen Japonés
Libra Esterlina
Franco Francés
Franco Suizo
Dólar Canadiense
Dólar Australiano
ECU y otras monedas del SME
Otras monedas
Total de Monedas
Abr-89
Abr-92
Abr-95
Abr-98
90
27
27
15
2
10
1
2
4
22
200
82
40
23
14
4
9
3
2
12
11
200
83
37
24
10
8
7
3
3
15
10
200
87
30
21
11
5
7
4
3
17
15
200
1Según los reportes de cada uno de los lados de la transacción. Las cifras están referidas a
movimientos "netos-netos".
Fuente: [BIS, 1996: 8 y 1998b]
En términos de los países que concentran la actividad cambiaria, en el Cuadro 43 se ve
–según la estimación de operaciones "neto total"– que el primer lugar lo ocupa el Reino
Unido, a tal punto que para 1998 se realizó allí casi un tercio de las operaciones, y entre ese
país, Estados Unidos y Japón –o, en el interior de ellos, principalmente en las plazas de
Londres, Nueva York y Tokio– concentraron un 55 por ciento del total de transacciones (la
información desglosada para 43 países, se encuentra en el Cuadro XV del Anexo
Estadístico).
CUADRO 43
PAÍSES QUE CONCENTRAN LA ACTIVIDAD GLOBAL
TRADICIONAL DEL MERCADO DE CAMBIOS 1
(millones de dólares y porcentajes)
Abr-89
Abr-92
Total de operaciones ("neto-total")
En miles de millones de dólares
Composición porcentual
Alemania
Estados Unidos
Francia
Hong Kong
Japón
Singapur
Suiza
Reino Unido
Otros países
717.9
100
,,
16
3
7
15
8
8
26
17
1076.2
100
5
16
3
6
11
7
6
27
19
Abr-85
Abr-98
1571.8
100
5
16
4
6
10
7
6
30
16
1971
100
5
18
4
4
8
7
4
32
18
1Las cifras están depuradas de doble contabilidad de operaciones locales ("neto-total").
FUENTE: BIS (1998b; 8)
A esa concentración por monedas y por países de las operaciones en el mercado
cambiario, se agregan al menos otros tres rasgos presentes en la actual estructura de dicho
mercado:
-Por una parte, y como consecuencia de un uso intensivo de los avances ocurridos en la
informática y las telecomunicaciones, un porcentaje cada vez mayor de las
transacciones cambiarias se realiza por medio de redes electrónicas. En particular,
han ganado presencia los "sistemas automatizados de correlación de órdenes", a través
de los cuales la oferta y demanda de monedas es automáticamente vinculada con
métodos computacionales; para el caso de Estados Unidos [Banco de la Reserva Federal
de Nueva York; 1998, 2], las transacciones en el mercado de cambios realizadas por ese
procedimiento se incrementaron más de tres veces entre 1995 y 1998 –llegando a un
monto diario de 47 000 millones de dólares–, y explicaron en gran medida la pérdida
de participación que durante ese periodo tuvo el comercio directo entre operadores,
sobre todo en las transacciones al contado en las cuales dicha participación cayó de 62
por ciento a 49 por ciento.
-Por otra parte, en el mercado cambiario se da una alta concentración de las transacciones
en un pequeño número de firmas operadoras. Para el caso de los Estados Unidos [Banco
de la Reserva Federal de Nueva York; 1998, 2 y 8], tanto en 1995 como en 1998 la
participación en el mercado, correspondiente a las cinco principales firmas fue de
alrededor de un 30 por ciento del total, y la participación correspondiente a las 10
principales firmas pasó de 48 por ciento a 51 por ciento durante ese periodo.
-En tercer lugar, en el aumento total de las operaciones en el mercado de cambios, una parte
cada vez menor ha venido correspondiendo a las transacciones al contado, y una
porción creciente a instrumentos derivados –que, según se recordará, son un vehículo
privilegiado de actividades especulativas–, de tal manera que los contratos anticipados y
de permutas de tipos de cambio, que en 1989 representaban un 41 por ciento del total,
para 1998 representaron un 60 por ciento (véase Cuadro 44).
Como síntesis de lo que hemos revisado en los párrafos precedentes, el punto que más
nos interesa destacar es que, tanto las transacciones totales de monedas, como aquellas
específicamente relacionadas con instrumentos derivados de los tipos de cambio, han
alcanzado montos que difícilmente pueden justificarse en términos de las necesidades
vinculadas a la importación y exportación de bienes y servicios, a la realización de
operaciones financieras internacionales asociadas a activos distintos de las propias divisas y
de los tipos de cambio, a la colocación de inversiones directas y la remisión de utilidades, a
la variación en las reservas internacionales, etc.
En el sentido anterior, la absoluta desproporción que existe entre el monto de un billón y
medio de dólares alcanzado por las transacciones en el mercado de cambios, y los montos
mucho menores de compra venta de monedas que se desprenderían directamente del
desenvolvimiento del comercio internacional, puede ser vista en el Cuadro 44; allí se
observa que en tan sólo 4 días se mueve en el mercado cambiario un volumen que es
superior a la totalidad de las exportaciones mundiales anuales de bienes y servicios.
Así también, en el mismo Cuadro 44 el movimiento diario de operaciones en el mercado
de cambios se compara con el total de reservas de divisas en poder de las autoridades
monetarias, y de esa comparación resulta que para abril de 1998 en un solo día de
operaciones cambiarias se mueve un monto que equivales a un 86 por ciento de las reservas
internacionales totales en poder de los gobiernos, lo cual habla por sí solo de la muy
escasa capacidad que han llegado a tener las autoridades para actuar ante los ataques
especulativos contra la moneda, en una situación que Watkins [1997, 6] resume diciendo
que "ha cambiado fundamentalmente el balance de poder entre gobiernos y especuladores
financieros".
CUADRO 44
PRINCIPALES INSTRUMENTOS DEL MERCADO DE CAMBIOS 1
(movimiento diario promedio; miles de millones de dólares y porcentajes)
Abr-86
Abr-89 Abr-92
INSTRUMENTOS TRADICIONALES
- Transacciones al contado (mmd) 2
Abr-95
Abr-98
...
350
400
520
590
- Contratos Anticipados y permutas de tipos de cambio
(mmd)2
...
240
420
670
900
TOTAL DE INSTRUMENTOS TRADICIONALES
(mmd)
Instrumentos tradicionales como porcentaje de:
- Las exportaciones mundiales de bienes y servicios
-Reservas totales (menos oro)
OTROS INSTRUMENTOS DERIVADOS
- Permutas de monedas
- Opciones
- Otros
188
590
820
1190
1490
7.4
36.7
,,
,,
,,
,,
15.8
75.9
,,
,,
,,
,,
17.4
86
,,
,,
,,
,,
19.1
84.3
45
4
41
1
30.1
85.8
97
10
87
0
1Montos ajustados respecto de doble contabilidad en operaciones locales e internacionales; 2 Incluye estimaciones de
brechas de los reportes.
Fuente: en base a datos del FMI (1998a) y (1999) y del BIS (1996) y (1998b)
Finalmente, cabe señalar que el desmesurado crecimiento y alta volatilidad del mercado
cambiario, la creciente incapacidad de las autoridades para actuar sobre ese mercado y el
importante porcentaje de las transacciones que en él están vinculadas a la especulación con
monedas u otros activos, así como
la estrecha relación existente entre las "corridas
cambiarias", las salidas masivas de capitales y el estallido de crisis económicas en distintos
países "emergentes", han empujado a que una parte importante de los actuales debates
sobre el desenvolvimiento de la economía internacional estén centrados en la necesidad de
aplicar algún tipo de restricciones al cambio de monedas, de tal manera que por ese medio
se logren reducir las extremas facilidades de que hoy gozan los mayores capitales, para
desplazarse en poco tiempo y grandes volúmenes de una a otra parte del planeta y para
provocar con ese desplazamiento problemas que, en muchos casos, guardan una muy
escasa relación con la situación existente en las economías desde las que se retiran y a las
cuales empujan a la crisis.
Con base en consideraciones como las recién señaladas, y a la luz de evidencias como
las que hemos revisado a lo largo de las páginas anteriores, desde una perspectiva
keynesiana se ha venido replanteando la posible aplicación de un impuesto sobre las
transacciones de monedas, el llamado "Impuesto Tobin", como una manera de poner
"arena" en el engranaje del sistema monetario internacional para recuperar un mínimo de
estabilidad en el movimiento de capitales y avanzar hacia una corrección de las inmensas
distancias que hoy existen entre el comportamiento de los mercados financieros
–incluyendo sus altos componentes especulativos– y el desenvolvimiento de resto de la
actividad económica.
Como su nombre lo indica, la propuesta inicial correspondió a James Tobin [1978], el
cual la formuló hace más de veinte años para desalentar el cambio de monedas con fines
especulativos y, con ello, disminuir las grandes fluctuaciones que ya en ese entonces
caracterizaban al comportamiento de los tipos de cambio, buscando como objetivo
inmediato reducir la velocidad de respuesta de los flujos financieros ante los cambios de
precios internacionales. En las décadas siguientes, el mismo Tobin ha mantenido los
aspectos básicos de su propuesta (véase Eichengreen, Tobin y Wyplosz [1995] y Tobin
[1997] y [1998]) argumentando que su aplicación haría compatible el sistema de cambios
flexible con los movimientos internacionales de dinero y capital, y recuperaría un mayor
margen de autonomía para las políticas monetarias y macroeconómicas internas. 57 Su
perspectiva del escenario sobre el que hay que actuar, es la siguiente [Tobin; 1997, 3-4]:
"Las innovaciones en la tecnología de la computación y las comunicaciones, los
nuevos mercados e instituciones y las olas de desregulación han desatado un diluvio de
transacciones financieras domésticas e internacionales. Están comprometidos vastos
recursos de la inteligencia humana. Evidentemente, sólo las transacciones brutas en
divisas ascienden a un trillón [en español un billón , JE] de dólares diarios. Las
economías de escala son enormes. Los costos de la transacción son pequeños y
virtualmente independientes de la cantidad transada. El arbitraje o las transacciones
especulativas en divisas son tan grandes que los porcentajes minúsculos de variación
del precio dan enormes ganancias o pérdidas en el capital comprometido. Los
resultados de los mercados financieros chocan con las economías reales locales,
nacionales o internacionales, donde los ajustes son lentos, las transacciones son
57
Respecto de ese mayor margen que reivindica para la política monetaria interna, en los mismos
documentos que estamos citando establece que la otra posibilidad sería desaparecer las monedas nacionales a
través de una unificación monetaria, pero en relación a esa alternativa hace las siguientes consideraciones, que
a nuestro juicio son altamente adecuadas en el momento actual, en que la "dolarización" se discute en México
y otros países de América Latina [Tobin; 1998, 5]:
" ... una vez que el Banco Central no puede hacer política monetaria, un siguiente paso lógico es la
'dolarización' –o 'yenización' o 'euroización'– permitiendo que una de las monedas fuertes llegue a ser
medio de pago y unidad de cuenta del país pequeño. Esto tiene algunas ventajas. El problema,
obviamente, es que el gran banco central no tiene motivo para considerar las condiciones y los intereses
del satélite. El mismo problema surgirá en la Unión Monetaria Europea, pero en ese caso el banco
central tiene responsabilidad hacia todos los miembros de la Unión".
costosas y el transporte es lento y caro, las substituciones son imperfectas y
consumidoras de tiempo y las expectativas son confusas.
"Cuando algunos mercados se ajustan en forma imperfecta se puede reforzar el
bienestar por medio del ajuste de otros. El impuesto sobre las transacciones es una
forma de echar arena en las ruedas de vehículos financieros super eficientes".58
Además del propio Tobin, distintos autores –en su mayoría keynesianos– han venido
insistiendo en la aplicación de un impuesto sobre las transacciones monetarias, aunque
desde luego que otros la han descartado con argumentos que van desde la no interferencia
en los mecanismos de mercado hasta las dificultades administrativas que supondría su
puesta en práctica.59 Entre quienes han hecho suya la propuesta del "Impuesto Tobin", hay
al menos tres líneas recientes de "actualización" de la propuesta que merecen ser
mencionadas:
El impuesto se aplicaría ya no sólo a las transacciones con divisas al contado –como
propuso inicialmente Tobin–, sino también a las transacciones con divisas a futuro
[Félix; 1996, 196] o, incluso más, a todas las operaciones con derivados [Stecher; 1999,
4-5].
Como
consecuencia de esas posibles ampliaciones en la aplicación del impuesto,
sumadas al alto dinamismo que en general han mostrado los operaciones de cambio de
moneda, el monto total recaudado alcanzaría volúmenes significativos, a diferencia de
los montos más bien marginales que se desprendían de la propuesta original. A modo de
ejemplo, según la propuesta que presenta D. Félix [1996], que implica un impuesto de
0.25 por ciento del valor de las operaciones –descontando alrededor de un tercio de
ellas, correspondiente a "las transacciones oficiales exentas de impuesto y la evasión
fiscal privada"–, con base en cifras de 1995 se recaudaría un total anual aproximado de
300 mil millones de dólares. Por consiguiente, adquiere importancia el posible destino
de lo recaudado, así como la eventualidad de que dicha recaudación pudiera destinarse
total o parcialmente a objetivos tales como el ataque a la pobreza, la ayuda para el
58
En el documento de 1995 que arriba hemos citado, la propuesta se dirige en particular a los países de la
Unión Europea (UE). En ese documento [Eichengreen, Tobin y Wyplosz;1995, 328], luego de argumentar en
general a favor de "'echar arena en las ruedas' de la financiación internacional", se plantea: "Para los países de
la UE, que se esfuerzan por crear una unión monetaria, es la única manera política y económicamente factible
de completar la transición hacia la Etapa III del proceso Maastricht".
59
Una revisión reciente de las posiciones a favor y en contra del "Impuesto Tobin", se encuentra en Stecher
[1999]. Allí también se identifican las redes e iniciativas que a favor de la aplicación del impuesto se están
impulsando en distintos países.
desarrollo, etc. (Véase Stecher [1999])
La
60
posible aplicación de dos tasas de impuesto al cambio de monedas [Spahn; 1996], una
baja para los periodos en que los mercados cambiarios estén operando normalmente, y
otra alta para los periodos de "turbulencia cambiaria", que actuaría de manera
automática –por ejemplo, ante un determinado nivel del tipo de cambio– cuando
surgieran ataques especulativos contra la moneda local.61
60
Como ubicación del significado de esos 300 000 millones de dólares anuales basta la siguiente cita, que
corresponde al Informe Sobre Desarrollo Humano de 1998 [PNUD; 1998, 30]:
"Se estima que el costo de lograr y mantener acceso universal a la enseñanza básica para todos, atención
de la salud reproductiva para todas las mujeres, alimentación suficiente para todos y agua limpia y
saneamiento para todos es aproximadamente 44 mil millones de dólares por año".
61
Cabe mencionar que en el mismo número de Finanzas y Desarrollo donde apareció la propuesta de P.
Spahn, se publicó otro artículo [Stotsky; 1996] en el cual se critica tanto a esa propuesta como a la idea
general de aplicar algún impuesto a las transacciones en divisas.
IV. LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA Y EL ACTUAL ESCENARIO
ECONÓMICO MUNDIAL
En este cuarto y último apartado del trabajo, estableceremos algunos vínculos entre el
proceso de globalización financiera que hemos venido revisando, y el funcionamiento
reciente de la economía mundial. Si bien la fuerza y profundidad alcanzadas por dicha
globalización la han transformado en componente obligado de prácticamente todos y cada
uno de los principales rasgos y tendencias presentes en el desenvolvimiento sistémico, nos
centraremos únicamente en dos de esos rasgos: por una parte, en el escaso dinamismo de
la actividad económica que ha estado presente desde el año 1997 y, por la otra, en los
mayores niveles de desigualdad económica y social que han venido tomando cuerpo a lo
largo de la presente década.
En el escenario mundial, durante los años recientes esos dos rasgos han adquirido una
presencia cada vez mayor, constituyéndose en problemas sistémicos de primer nivel, en
cuya generación han jugado un papel central
las modalidades asumidas por la
globalización en general y sus aspectos financieros en particular, y es bajo esa perspectiva
que nos moveremos en este apartado, revisando para ello tanto algunas tendencias que
apuntan en esa dirección, como también distintos análisis en los cuales ha ido ganando
fuerza el reconocimiento de esos problemas sistémicos.
IV.1.- LA GLOBALIZACIÓN FINANCIERA Y EL RECIENTE CRECIMIENTO
ECONÓMICO MUNDIAL
Un primer punto que nos interesa destacar, es el referido al reciente deterioro de la
actividad económica global, dado que en él los aspectos financieros han tenido un papel de
primer orden. Como es sabido, desde mediados de 1997 las economías asiáticas, en
oposición a su buen desempeño económico previo que incluso llegó a ser usado como
ejemplo para otros países en desarrollo, cayeron en una profunda crisis a la cual se sumaron
otros estallidos en Rusia y Brasil, todos los cuales han sido enfrentados con la aplicación de
los tradicionales programas de ajuste por parte del FMI –devaluaciones, aumento de tasas
de interés, reducción del crédito interno, restricción presupuestaria–,62 y con la adopción
62
En distintos trabajos se ha criticado el contenido que han tenido los programas de ajuste aplicados en Asia,
los cuales agravaron los impactos de la crisis al hacer caso omiso de los rasgos presentes en las economías de
esos países. Al respecto, por ejemplo, véase UNCTAD [1998a], CEPAL [1998b] y Kregel [1999].
de “compromisos oficiales de financiamiento” semejantes a los que se pusieron en marcha
en la crisis mexicana de 1994-1995 (véase Cuadro 45), y que al igual que en el caso de
México han tenido como principal objetivo el asegurar los reembolsos a los acreedores
extranjeros.
CUADRO 45
COM PROMISOS
OFICIALES
DE FINANCIAMIENTO
ENTRE JULIO DE 1997 Y DICIEMBRE DE 1998
(en miles de millones de dólares)
FMI
BAD/BID*
Bco. Mundial
Bilateral
Total
36.1
9.7
17.0
59.9
122.7
- Indonesia
11.2
4.5
5.5
26.1
47.3
- Corea
20.9
4.0
10.0
23.3
58.2
- Tailandia
4.0
1.2
1.5
10.5
17.2
Rusia
11.2
--
1.5
9.9
22.6
Brasil
18.0
4.5
4.5
14.5
40.5
México 1995
17.8
1.3
1.5
21.0
51.6
ASIA
* Banco Asiático de Desarrollo (BAD) y Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
FUENTE: en base a cifras de Banco Mundial [1999; 91] y BIS [1998a:134]
A partir del estallido de la crisis asiática, y sobre todo desde octubre de 1997 en que se
produjo una caída mundial de las bolsas de valores, los impactos de dicha crisis se hicieron
sentir no sólo en los países inicialmente afectados, en Rusia y en Brasil , sino a nivel
global, llevando a una disminución generalizada en el crecimiento de la producción y a
profundas disminuciones en los precios internacionales de distintos productos.
En lo que respecta a la producción global, en el Cuadro 46 se puede observar el escaso
crecimiento que para 1998 se dio tanto en el producto mundial como en el PIB de los
distintos países y regiones –con los EE.UU. como la única excepción de importancia–, y las
violentas caídas ocurridas en los precios de las exportaciones. Así también, en el mismo
cuadro se observan las sucesivas correcciones a la baja que, sobre todo respecto de los
países "en desarrollo", el FMI fue introduciendo en sus proyecciones para 1998, a tal punto
que en ese año el crecimiento del producto mundial terminó siendo la mitad de lo que se
había proyectado en mayo y en octubre de 1997, y para el caso de las economías asiáticas el
crecimiento de más de 6 por ciento inicialmente proyectado para 1998, terminó siendo una
caída de 2.6 por ciento.
CUADRO 46
PROYECCIONES SUCESIVAS DEL FMI SOBRE EL COMPORTAMIENTO
DE LA ECONOMÍA MUNDIAL
(en tasas anuales de crecimiento)
Oct.
Dic.
Mayo 98
Oct. 98
Dic. 98
Fecha de la estimación May
97
97
97
1998
1998
1998 1998 199 199 199 199 1999
Año Estimado 
9
8
9
8
Producción mundial
4.4
4.3
3.5
3.1 3.7 2.0 2.5 2.2
2.2
PIB Países industrializados
2.6
2.6
2.4
2.4 2.4 2.3 2.0 2.3
1.7
- EE.UU.
3.0
2.6
2.4
2.9 2.2 3.5 2.0 3.6
1.8
- Japón
3.0
2.1
1.1
0.0 1.3 -2.5 0.5 -2.8 -0.5
- Unión Europea
2.9
2.8
2.8
2.8 2.8 2.9 2.5
PIB de NICs-Asiáticos
6.1
6.0
3.6
1.8 4.5 -2.9 0.7 -2.6
0.5
PIB Países en Desarrollo
6.5
6.2
4.9
4.1 5.3 2.3 3.6 2.8
3.5
- África
5.2
5.0
4.7
4.6 4.9 3.7 4.7 3.6
3.8
- Asia
7.7
7.4
5.7
4.4 5.9 1.8 3.9 2.6
4.3
- Mdo. Ote y Europa
3.9
4.2
3.6
3.3 4.0 2.3 2.7 3.3
2.9
- Países en transición
4.7
4.1
3.4
2.9 3.4 -0.2 -0.2 -0.8 -1.9
- Hemisferio Occidental
5.1
4.4
3.5
3.4 4.3 2.8 2.7 2.5
1.5
Volumen de comercio
Precio exportac. no petroleras
6.8
-0.3
6.8
-2.5
6.2
-2.8
6.4
-7.4
6.1
0.9
3.7 4.6
-13. 0.4
9
Precio exportaciones
-6.7
-1.8
-1.8
-23. 9.2 -31. 9.3
petroleras
9
1
Fuente: FMI [1997c], [1997d], [1997e], [1998b], [1998c] y [1998d], [1999a].
3.3
-14.
5
-30.
5
May
99
1999
2.3
2.0
3.3
-1.4
2.1
3.1
3.2
4.7
2.0
-0.9
-0.5
4.4
-3.2
3.8
-4.0
8.4
-8.3
Las grandes disparidades entre proyecciones y crecimiento real, expresan claramente la
muy escasa capacidad que hubo para anticipar el estallido y profundidad de la crisis por
parte de los organismos internacionales que, como el FMI, dedican grandes recursos y
personal a la elaboración de predicciones sobre el comportamiento económico mundial.63 Y
63
En tal sentido, en el Informe de Comercio y Desarrollo 1998 de la UNCTAD [1998a], se señala lo
siguiente:
"La rapidez con que algunos de los países en desarrollo de mayor éxito del Asia Oriental han quedado
gravemente dañados por la volatilidad de las corrientes de financiación ha sido una sorpresa para la
comunidad internacional. Durante las reuniones anuales de las instituciones de Bretton Woods
celebradas en Hong Kong (China) en septiembre de 1997, se sostuvo de modo generalizado que los
problemas que habían surgido no eran más que trastornos pasajeros que únicamente podían provocar
una reducción temporal del crecimiento en la región. El FMI indicó que preveía que el crecimiento se
acelerara en 1998 en Tailandia y permaneciera por lo general sin cambios en los demás países de la
región".
A ello, cabría agregar que incluso dos meses después de la reunión anual del FMI y el Banco Mundial a la
que se refiere la anterior cita, el presidente de EE.UU. en una reunión de la APEC –celebrada en noviembre
de 1997– calificó a las dificultades presentes en las economías de Asia como “unas pequeñas fallas en el
camino”.
Esas evaluaciones optimistas sobre el impacto de la crisis, poco o nada tienen que ver, por ejemplo, con
afirmaciones recientes del FMI en las cuales los "trastornos pasajeros" han quedado transformados en
a ello se agrega una incapacidad igual o mayor para anticipar la crisis por parte de las
agencias privadas calificadoras de riesgo –las principales son Moody's y S&P–, cuya
función se supone que es precisamente la de proveer información a los inversionistas acerca
de los niveles de riesgo presentes en los títulos que se negocian en las bolsas de valores; esa
incapacidad, que ha sido mencionada o analizada en distintos documentos de organismos
internacionales (véase FMI [1998a; 52] y CEPAL [1998b; 11, 12]), es resumida por el BIS
[1998a; 125, 127] en los siguientes términos:
"... el desempeño de las principales agencias de valuación de crédito antes y durante la
crisis ha ilustrado perfectamente bien las grandes dificultades que incluso los
observadores expertos tuvieron al tasar el riesgo. Ha habido muchos comentarios con
relación a que el conocimiento ampliamente disponible acerca del ensanchamiento
del déficit en cuenta corriente y el incremento del endeudamiento externo de corto
plazo de numerosos países asiáticos desde 1995 no condujo a las agencias de valuación
a alterar mayormente su tasación de los riesgos de la deuda de largo plazo en moneda
extranjera. Incluso, algunas decisiones [de las agencias, JE] previas a la crisis
incrementaron la valuación de Indonesia (en abril de 1995), de Corea (en mayo de
1995) y de Thailandia (en diciembre de 1994)".64
En lo que respecta al comportamiento de los precios de distintos productos, aunque la
caída ha sido bastante generalizada ella se ha dado con particular fuerza en los productos
primarios, de los cuales las economías asiáticas en crisis son importantes demandantes; a
modo de ejemplo, para 1996, los "países en desarrollo" del Este y Sudeste asiático
(Indonesia, Malasia, Filipinas, Corea, Tailandia, Hong-Kong, Singapur y Taiwan)
tuvieron una participación de 9.9 por ciento en las importaciones mundiales de alimentos,
22.2 por ciento en cereales, 14.3 por ciento en petróleo y 36 por ciento en minerales
metalíferos y metales [UNCTAD 1998a], lo que contrasta con su participación de sólo un
6.4 por ciento en la importación de bienes manufacturados.
Si bien el precio de algunos productos primarios ya venía descendiendo desde antes del
estallido de la crisis en Asia, dicho descenso se generalizó y profundizó desde ese entonces;
así, según se ve en el Cuadro 47, entre junio de 1997 y noviembre de 1998, para el azúcar y
el zinc las caídas fueron de entre 20 y 30 por ciento, y para el café, las pieles y cuero, el
[Camdessus; 1999d, 178] "la crisis mundial más grave de los últimos cincuenta años".
64
Por su parte, la CEPAL va más allá, argumentando que en la crisis asiática –y, después de su estallido, en
América Latina– las agencias calificadoras de riesgo [1998b; 11] "... han actuado en forma enteramente
procíclica, por pomover primero las inversiones excesivas en dichos mercados y luego una salida masiva de
capitales".
caucho, el cobre, el níquel y el petróleo fueron superiores al 30 por ciento.
CUADRO 47
CAMBIOS EN LOS PRECIOS DE PRODUCTOS
PRIMARIOS SELECCIONADOS: JUNIO 1997 A
NOVIEMBRE 1998
PRODUCTO
CAMBIO PORCENTUAL
TOTAL P. PRIMARIOS
-18.4
Alimentos y bebidas tropicales
-20.1
Bebidas tropicales
-33.3
Café
-47.6
Cocoa
-5.5
Alimentos
-15.9
Azúcar
-29.5
Trigo
-9.5
Arroz
-14.8
Maíz
-14.7
Materias primas agrícolas
-14.1
Caucho natural
-36.7
Tabaco
-11.0
Algodón
-13.0
Cueros y pieles
-42.9
Minerales y metales
-23.7
Cobre
-39.7
Níquel
-41.5
Zinc
-28.6
Aluminio
-17.4
Petróleo Crudo
-33.7
FUENTE: UNCTAD [1999]
Esas caídas de precios, por sí solas han implicado un duro golpe a los niveles de
exportación de distintos países sobre todo del mundo atrasado, y ellas en varios casos se
han sumado a retiros masivos de capitales de cartera, configurando un panorama
económico ya no sólo de incertidumbre extrema, sino de multiplicación de factores
recesivos en el funcionamiento de diferentes economías nacionales. Para el caso del
petróleo y del cobre, en el Cuadro 48 se puede ver la elevada importancia que para 1997
tenían esos productos en los ingresos de exportación y en los ingresos gubernamentales de
distintos países productores de ellos, y el consiguiente alto nivel de impacto que ha tenido
la caída de precios en 1998, con casos extremos como el de Arabia Saudita, en que la caída
de sus ingresos petroleros ha sido por un monto equivalente a 4 por ciento del PIB y en que
los menores ingresos fiscales derivados de exportaciones, han representado un 11 por
ciento del PIB.
CUADRO 48
IMPACTOS EN ALGUNOS PAÍSES DE LA CAÍDA DE PRECIOS INTERNACIONALES
Exp. del Ingresos por Cambio en
Cambio en
Partidas de memorándum
producto, el producto,
la exp. del
ing. fiscales
Cambio en
Variaciones
como %
como % de prod., como por export. las reservas en el tipo de
de las exp.
ing.
% del PIB
de
internaciona cambio (%)
totales
guber-name
mercan-cías,
-les (%)
ntales
como % del
PIB
1997
PETRÓLEO
Indonesia
México
Nigeria
Rusia
Arabia S.
Venez.
COBRE
Chile
1998
13
10
98
17
68
79
19
36
63
25
78
56
-3.9
-1.0
-8.0
-1.3
-3.7
-6.5
-1.7
-1.4
-0.9
-2.4
-10.8
-6.5
39.2
11.8
-13.9
-40.1
1.2
-17.1
-71.4
-13.3
-1.3
-41.9
0.0
-10.8
42
4
-2.2
-0.6
-11.4
-8.9
FUENTE: BIS [1999, 38]
Por consiguiente, si bien hasta la fecha la crisis asiática no ha derivado en una recesión
mundial, ella ha golpeado severamente a distintos mercados y países y a la actividad
económica global, provocando niveles de deterioro que han resultado mucho mayores a lo
que inicialmente se estimaba.
En la medida en que la crisis fue desenvolviéndose, se comenzó a generar un verdadero
alud de interpretaciones, que todavía dura, sobre sus causas y posibles salidas,
identificándose entre las primeras tanto a factores internos como a factores externos, que en
ambos niveles tienen que ver en su mayoría con el ámbito financiero. Así, respecto del
funcionamiento interno de las economías asiáticas la identificación de causas se centró en
la estructura bancaria y financiera, destacándose el rápido crecimiento previo del crédito de
los bancos hacia el sector privado, la insuficiente capitalización y elevada exposición
bancaria, etc., lo que en muchos análisis derivó hacia una revisión crítica del llamado
"modelo asiático", en los cuales el carácter "amiguista", "colusionado" y "poco
transparente" de dicho modelo, y en particular de sus estructuras financieras y de las
relaciones entre banca, industria y gobierno, han sido ubicados como la causa interna
última de la crisis, y por consiguiente se insiste en la necesidad de reformas estructurales
que en esos y otros sentidos acerquen al capitalismo asiático a los patrones prevalecientes
en el resto del mundo desarrollado.65
En cuanto a las causas externas de la crisis, en primera instancia el acento ha estado
puesto en los déficit en cuenta corriente que mostraban la mayoría de los “tigres”, y el cual
fue resultado tanto de un endeudamiento masivo del sector privado de esos países con la
banca internacional, como de la llegada de importantes montos de capitales extranjeros
dirigidos a la compra de títulos en las bolsas de valores.
Sin embargo, en la medida en que el estallido de la crisis asiática constituye uno más de
los episodios de inestabilidad financiera que se han venido dando a lo largo de la presente
década, difícilmente los análisis de dicha crisis podían limitarse a una revisión del
funcionamiento interno y de los vínculos externos de los países directa e inicialmente
afectados. El ataque especulativo a las monedas europeas de septiembre de 1992, el retiro
de capitales de Turquía del segundo semestre de 1993 y de México en diciembre de 1994,
la propia crisis asiática y después de ella las crisis en Rusia y Brasil, a pesar de sus
diferencias y especificidades, han configurado un patrón de desenvolvimiento de la
economía mundial que hasta ahora tiene su principal expresión en los "mercados
emergentes", patrón en el cual los ingresos de capitales aparecen jugando un papel de
primer orden en los ritmos y modalidades de la actividad económica interna, y su posterior
retiro masivo provoca los mayores impactos sobre esa actividad económica, generando todo
ello una extrema fragilidad de los mercados financieros nacionales, cuyo funcionamiento
pasa a depender fuertemente de la atracción o repulsión que en distintos momentos generen
respecto a los flujos internacionales de capital, y que en definitiva se transmite al conjunto
de la economía.66
Las evidencias de esa situación, han obligado a volver la vista hacia rasgos recientes del
funcionamiento de los ámbitos financieros, como los que hemos revisado en anteriores
apartados, y han puesto en el primer lugar de la discusión los temas referidos a los actuales
niveles de movilidad del capital, al papel de las autoridades nacionales y los organismos
65
Este tipo de posiciones –que hemos revisado en un trabajo anterior, (Estay [1998a])– han venido siendo
claramente expresadas por distintos funcionarios estadounidenses. Al respecto, por ejemplo, véase Frankel
[1998]; Rubin [1998a], [1998b] y [1998c]; y Greenspan [1998a] y [1998b].
66
En tal sentido, coincidimos con la siguiente conclusión que plantea De Bernis [1999; 32] respecto de las
causas de la crisis asiática:
“La crisis de Asia del Este se vincula directamente con la libertad de los movimientos de capital, sea
porque los organismos internacionales impusieron el levantamiento de controles nacionales so pena de
sanciones, o bien porque todos los estados acabaron por aceptarla, sea porque se adhirieron a esta
multilaterales en el control de los flujos, a la generación de mejores condiciones para prever
y enfrentar los ataques especulativos y, en general, a la posibilidad y necesidad de corregir
el desorden financiero y de disminuir los niveles de inestabilidad que dicho desorden ha
impuesto en el funcionamiento sistémico.67
Por parte de los organismos internacionales y de los gobiernos de los principales países,
lo anterior se ha traducido en un sinnúmero de reuniones, de declaraciones y de
documentos, a través de todo lo cual se ha ido generando una línea básica de acción frente a
la inestabilidad financiera. En dicha línea, el concepto clave es el de "nueva arquitectura
financiera internacional" la cual, en palabras de Rubin [1998c], implica reformas en tres
áreas: “Primero, un incremento en la transparencia de modo que los inversionistas tengan
mejor información con la cual tomar buenas decisiones. … Segundo, el fortalecimiento de
los sistemas financieros domésticos, para reducir el riesgo de crisis económicas y
financieras. … Finalmente, … nosotros debemos trabajar para crear mecanismos de modo
que los otorgantes de créditos y los inversionistas asuman más enteramente las
consecuencias de sus acciones”.68
En esa perspectiva, dos de las versiones más depuradas de los rasgos que deberían estar
presentes en la "Nueva Arquitectura Financiera Internacional", corresponden al Comité
Basilea de Supervisión Bancaria [1998] del BIS,69 y al FMI [1998e]:
–En
el caso del Comité Basilea, en el documento Principales principios para una efectiva
supervisión bancaria, plantea un total de 25 “principios básicos”, considerados como
“requerimientos mínimos” que responden a la necesidad de “incrementar la fortaleza de
los sistemas financieros” y que se pretende “sirvan como referencia básica para
ideología o porque no podían oponerse a las presiones a las que estaban sometidos”.
De entre los autores individuales que recientemente han analizado el tema, uno que llama la atención es G.
Soros, dado que su fortuna la debe precisamente a las modalidades de funcionamiento de los mercados
financieros que ahora está sometiendo a crítica. En su texto, argumenta que [1999; 22] "Los mercados
financieros son intrínsecamente inestables y existen necesidades sociales que no pueden satisfacerse dando
carta blanca a las fuerzas del mercado", por lo cual la política pública debería asumir como objetivo principal
el logro de la estabilidad de los mercados financieros, lo que implica abandonar el "fundamentalismo del
mercado" que ahora impera y al amparo del cual el sistema capitalista se está "desintegrando".
68
El último de esos tres puntos, que se refiere al "riesgo moral", ha estado en la base de las propuestas para
que el FMI se abstenga por completo de intervenir ante situaciones de crisis. Posturas en esa dirección pueden
verse en el volumen 17, Nº 3 (invierno de 1998), de The Cato Journal, en particular los artículos de Schwartz
(1998), Meltzer (1998) y Calomris (1998).
69
En un terreno más formal, la preocupación por revisar el funcionamiento de los mercados financieros se
tradujo en que el Grupo de los 10, en su reunión de febrero de 1999, decidió “clarificar” el mandato del
Comité permanente de euromonedas –que funciona vinculado al BIS– cambiándole el nombre, de tal modo
67
supervisores y otras autoridades públicas en todos los países e internacionalmente”.
Dichos principios están referidos a los siguientes aspectos: las precondiciones para
una efectiva supervisión bancaria (principio 1); licencias y estructura (principios 2 a 5);
regulaciones prudenciales y de requerimientos (principios 6 a 15); métodos para
mejorar la supervisión bancaria (principios 16 a 20); requerimientos de información
(principio 21); poderes formales de los supervisores (principio 22); y principios sobre
los bancos extrafronterizos (principios 23 a 25).
–En
el caso del FMI, el documento Hacia un marco para la estabilidad financiera está
centrado en “el sistema bancario, los principales intermediarios financieros en la
mayoría de los países miembros del Fondo, así como también los intermediarios no
financieros y otros elementos en la infraestructura financiera que contribuyen de
manera importante a la confianza del sistema como un todo”, y a lo largo de ese texto,
se identifican y analizan los principales elementos que a juicio del FMI definen el
marco en el cual sería posible la estabilidad financiera: transparencia del sistema
financiero, garantías del sector público, regulación prudencial, supervisión interna y
supervisión de la banca internacional.
En esa misma dirección, en una reunión celebrada en abril de 1998 con la participación
del FMI, del Banco Mundial y de representantes de 22 países, se abordó el tema del
"fortalecimiento de la arquitectura financiera internacional", y "para contribuir al diálogo
internacional" se acordó crear tres grupos de trabajo: uno sobre "fortalecimiento del sistema
financiero", otro sobre "transparencia y responsabilidad" y el tercero sobre "crisis
financiera internacional". Los tres grupos entregaron sus respectivos reportes en octubre de
1998 (véase [GTSAFI; 1998], [GTSCFI; 1998] y [GTSFSF; 1998]), acompañados de un
cuarto documento de síntesis [GTSTR; 1998]), y en esos materiales las recomendaciones
prioritarias se refieren a "prácticas transparentes y sanas", "cooperación y coordinación
entre supervisores nacionales y reguladores internacionales", "incremento en la cobertura,
comparabilidad, relevancia y frecuencia de la información", "mejorar la administración de
riesgos por parte de los sectores público y privado", etc.
En los meses posteriores a la publicación de esos documentos, el FMI ha seguido
insistiendo en los mismos contenidos que hasta aquí hemos mencionado, tal vez con el solo
que ahora se llama Comité Sobre el Sistema Financiero Global.
agregado reciente de que [Camdessus; 1999b, 4] "debemos añadir un pilar social a la
arquitectura financiera internacional". Con ese agregado, los componentes más actualizados
de la propuesta del FMI sobre el funcionamiento de las finanzas, así como el balance del
grado en que según el organismo se ha avanzado en cada uno de ellos, se sintetizan en el
siguiente párrafo [Camdessus; 1999c, 1]:
"Si nosotros tomamos seis áreas principales de actividad bajo la amplia sombrilla de
las reformas al sistema financiero internacional, entonces mi revisión revelará un un
cuadro mezclado. Yo diría que hay tres áreas –transparencia y normas, fortalecimiento
del sector financiero, y asuntos sociales– en las cuales se han hecho progresos
significativos: las prácticas han cambiado, las políticas han sido implementadas, o
existen amplios acuerdos sobre cómo ir hacia adelante. [...] En otras tres áreas –el
involucramiento del sector privado en la prevención y resolución de las crisis, la
liberalización de los movimientos de capitales y la adaptación de las instituciones
financieras internacionales y del mismo FMI para este nuevo mundo– el debate ha
avanzado claramente pero un número importante de asuntos quedan para ser
resueltos".
Un punto particular, en el cual desde hace ya tiempo han venido insistiendo los
organismos nacionales e internacionales que poseen alguna capacidad regulatoria sobre el
funcionamiento de los movimientos financieros, es el de la necesidad de mejorar la
identificación, administración y mitigación de riesgos para un mejor funcionamiento de las
finanzas internacionales y, en tal sentido, suman ya más de un centenar los documentos que
ellos han publicado sobre el tema. Una visión global de las referencias al "riesgo" presentes
en 96 materiales publicados entre 1988 y 1998 por los Comités del Banco Internacional de
Pagos, por la Organización Internacional de Comisiones de Valores y por el G-10, se
entrega en el Cuadro 49, en el cual además hemos incluido la definición de los trece
"conceptos clave" sobre el riesgo a los cuales hacen referencia esos documentos: cuatro
conceptos se refieren a los tipos de riesgo; tres a los objetivos que deberían cubrir las
políticas públicas para atenuar el riesgo; y los seis restantes se refieren a las principales
técnicas usadas por los reguladores para mitigar el riesgo.
Como complemento a esa información, en los cuadros XVI y XVII del Anexo
Estadístico se entrega una síntesis de los contenidos presentes en las principales iniciativas
internacionales de regulación bancaria, tanto a nivel macro (Cuadro XVI) como a nivel
micro (Cuadro XVII), las cuales han estado referidas a temas tales como el comercio con
derivados, la divulgación de actividades, el intercambio de información, las adecuaciones
de capital, la supervisión de intermediarios, el uso de nuevas tecnologías, etc.
CUADRO 49
REFERENCIAS SOBRE EL RIESGO EN LAS FINANZAS INTERNACIONALES, EN
DOCUMENTOS DE TRES INSTITUCIONES REGULATORIAS SUPRANACIONALES
(documentos publicados entre julio de 1988 y septiembre de 1998)
Banco
nternacional
I
de Pagos
TOTAL DE DOCUMENTOS
Tipos de Riesgo
1. Riesgo de crédito
2. Riesgos de pago
3. Riesgo de mercado
4. Otros riesgos
Objetivos de políticas publicas
5. Seguridad sistémica
6. Mercados integrados
7. Protección a inversionistas
Mitigación de los riesgos
8. Control de riesgo
9.Cooperación reguladora
10. Adecuación de capitales
11. Prácticas de venta
12. Redes de insolvencia
13. Información contable
CONCEPTOS
CLAVE
Comité
Basilea
de supervisión
bancaria
54
Comité PermaNente de
Monedas
Europeas
1
Comité sobre los
sistemas de
pagos y
obligaciones
11
Organización
In-ternacional de
Comisiones de
Valores (IOSCO)
27
Grupo de
Los
treinta
(G-30)
3
20
16
20
18
2
0
2
1
4
11
0
6
8
5
9
14
4
3
1
4
42
5
10
2
1
0
10
2
2
15
17
22
3
0
3
31
15
30
1
11
19
2
1
0
0
0
1
3
0
0
0
7
1
8
14
6
7
7
7
3
1
1
0
4
2
SOBRE
EL
R I E S G O:
1: Riesgo de incumplimiento de las obligaciones de pago en las fechas dadas, es el riesgo más común.
2: Riesgo de incumplimiento de las obligaciones con una o más de las contrapartes, éste comprende riesgos de crédito y de liquidez.
3: El riesgo de que una institución financiera se vea afectada por la volatilidad de los precios de mercado y de los instrumentos de
interés. Se mide por la ganancia o perdida potencial de portafolio que está asociada con el movimiento de precios conocido como valor
en Riesgo (DAR).
4: Existen otros riesgos significativos como son: 1) riesgo de liquidez, 2) riesgo legal, 3) riesgo operacional.
5: Cualquier tipo de riesgo puede afectar a una firma, pero cuando esta firma causa dificultades a otras firmas de su segmento de
mercado, o en ocasiones a otros segmentos de mercado, estamos hablando de un problema sistémico (riesgo de contagio).
6: Se define como la necesidad de asegurar que los mercados operen de manera justa y ofreciendo la máxima seguridad, para obtener
así altas tasas de ahorro e inversión.
7: Los clientes de los mercados financieros deben tener un nivel alto de seguridad, para que éstos no recurran a intermediarios; para
asegurar que esto ocurra las leyes deben proveer un marco para realizar transacciones de manera transparente y segura, lo que incluye
una ley de insolvencia y un código de prácticas de venta.
8: El colapso de Barings y las millonarias perdidas que sucedieron, plantearon la necesidad de la existencia de un control de riesgo.
9. La falla de Baring demostró el alto grado de integración de los mercados y la ausencia de una autoridad que tenga toda la
información que le permita supervisar.
10: El funcionamiento eficiente de los mercados requiere que los participantes tengan seguridad en la capacidad de los demás para
hacer transacciones, las reglas de capital ayudan a esto porque requieren que cada miembro de la comunidad tenga adecuación de
capital; este capital debe ser capaz de proteger a una institución financiera de los riesgos contables de las otras instituciones.
11: Un conjunto de reglas que asegure el intercambio justo entre las firmas y sus clientes y la información transparente para los
clientes.
12: Cuando los compañeros de intercambio se ponen de acuerdo para asumir sus posiciones u obligaciones, se dice que están en red.
13: Se refiere a los requisitos que los reguladores de las firmas financieras y no financieras solicitan para contar con información
apropiada.
FUENTE: con base en Instituto de Finanzas y Comercio Internacional. [1998]
Si bien es posible identificar diferencias de mediana importancia entre los gobiernos e
instituciones que participan de las premisas que arriba hemos citado –por ejemplo,
diferencias respecto del aumento de recursos para el FMI–, hasta la fecha todos ellos
comparten la perspectiva que hemos esbozado, en la cual la solución de la inestabilidad
financiera radica principalmente en una más plena aplicación de los mecanismos del
mercado en aspectos tales como la “transparencia”, la correcta evaluación del riesgo y la
entrega de información oportuna y completa, que en lo sustancial implica avanzar aún más
en la deregulación y liberalización, con los gobiernos y organismos internacionales velando
para que esos principios se cumplan a través de una más eficiente supervisión nacional e
internacional sobre los bancos y otros intermediarios financieros y no financieros.
En el propio ambiente de los organismos internacionales, sin embargo, hay otros análisis
en los cuales la inestabilidad financiera se asocia ya no con un alejamiento de las reglas del
libre mercado, sino con problemas más profundos presentes en el ámbito financiero y en el
conjunto de la economía mundial, por lo cual la solución de dicha inestabilidad iría más allá
de las medidas de transparencia, administración de riesgos, información y supervisión
arriba mencionadas. En tal sentido, nos parece importante tener presentes las posiciones
que se han venido desarrollando en el seno de la UNCTAD, al menos en tres de sus niveles
de funcionamiento:
En primer lugar, en las distintas juntas y comisiones de la UNCTAD, y particularmente
en el seno de la Comisión de la Inversión, la Tecnología y las Cuestiones Financieras
Anexas, de la Junta de Comercio y Desarrollo, se ha venido prestando atención al
desenvolvimiento de los mercados de capitales a nivel internacional y en los “países en
desarrollo”.
Así, por ejemplo, en mayo de 1998 dicha comisión realizó una “Reunión de expertos
en el crecimiento de los mercados internacionales de capital, especialmente en los países
en desarrollo, y su relación con la inversión extranjera de cartera” en relación a la cual
circularon una Nota de la Secretaría de la UNCTAD [UNCTAD; 1998b] y un Informe
[UNCTAD; 1998c] de la reunión; en ambos documentos, si bien con un lenguaje
bastante “suave”, se plantean interrogantes acerca de “los problemas de la inestabilidad
financiera y de los efectos socioeconómicos negativos de las turbulencias financieras”,
insistiendo en la necesidad de “un marco regulador adecuado y una estricta supervisión”,
de que la liberalización financiera sea “un proceso prudente y escalonado”, de un
“mejoramiento del actual sistema financiero mundial”, etc.
Por otra parte, y con una postura notoriamente más firme, en los informes de la
institución de los últimos años se ha desarrollado una severa crítica al actual
funcionamiento sobre los mercados financieros, con afirmaciones como la siguiente,
que pertenece al Informe sobre comercio y desarrollo 1997 [UNCTAD; 1997b]:
"Los mercados financieros modernos están organizados menos para crear riqueza y
empleo que para obtener rentas mediante la compra y venta de valores en
circulación en el mercado secundario, y la 'disciplina' que esos mercados ejercen
sobre quienes adoptan las políticas económicas refuerza las ventajas de los que ya
detentan la riqueza".
En el mismo informe pero del año siguiente, la UNCTAD [1998a] habla del “fracaso
colosal de los mercados mundiales” y considera que "cerrar los ojos ante el carácter
sistémico de la inestabilidad financiera no es ni responsable ni aceptable". En el terreno
de la prevención, destaca la necesidad de establecer mecanismos "de reglamentación de
los regímenes de tipos de cambio”, los cuales deberían ir acompañados “de una gestión
activa de la deuda exterior, lo que por lo general obliga a imponer controles a los
movimientos de capitales”. Y, en el terreno de las respuestas de política económica ante
las crisis recientes, destaca “ciertas deficiencias en el enfoque internacional”, planteando
a cambio distintas medidas para que las crisis de liquidez no se transformen en crisis de
solvencia, entre las cuales incluye “…la aplicación de moratorias de la deuda mediante la
imposición de controles de cambios si una moneda es atacada…”, y proponiendo a
continuación posibles procedimientos para la aplicación de esas moratorias.
En el mismo documento, la UNCTAD considera que, ante la necesidad de impedir las
crisis, “las iniciativas sugeridas a nivel mundial respecto al sistema financiero
internacional no han ido a la raíz del problema. Por el contrario, algunas de esas
iniciativas pueden recortar la autonomía y flexibilidad de las autoridades nacionales para
adoptar las medidas necesarias a fin de proteger sus economías contra las corrientes de
capital inestables y especulativas”.
En tercer lugar, funcionarios de la UNCTAD han venido publicando, con su firma,
distintos estudios referidos al tema que aquí nos ocupa. Así, a pocos meses de estallada
la crisis asiática, Yilmar Aküz [1998] presentó un análisis en el cual argumentaba que
"la crisis de Asia oriental desencadenó fuerzas que tienden a agravar los desequilibrios
existentes en la economía mundial, dando origen, una vez más, al espectro de la
deflación y el proteccionismo", y que "la crisis [...] demuestra una vez más que hay
serios problemas sistémicos en los acuerdos financieros y monetarios globales",
destacando entre dichos problemas la ausencia de un gobierno global para las
transacciones financieras internacionales, el carácter asimétrico de los acuerdos
existentes, el mayor impacto global de las políticas de tasas de interés y de tipos de
cambio, la ausencia de mecanismos para prevenir las crisis y la insuficiencia de liquidez
para la posible actuación de un prestamista internacional de última instancia.
En particular Jan Kregel, quien es otro economista asociado a la UNCTAD, ha
desarrollado un conjunto de trabajos, presentando en ellos tanto revisiones generales
sobre la inestabilidad financiera de las últimas décadas (Cornford y Kregel [1996] y
Kregel [1998d]), como también análisis puntuales de la crisis asiática (Kregel [1998a] y
[1998c]) y de comparación de dicha crisis con otras previas y sobre todo con la mexicana
(Kregel [1998a] y [1999]).
A lo largo de esos trabajos, Kregel ha insistido en la fragilidad financiera como
característica central del funcionamiento económico posterior a la ruptura de Bretton
Woods, escenario éste en el cual el aumento de los flujos internacionales de capital
[1999;7] "se ha acompañado de un incremento de las crisis financieras en los países
desarrollados y en desarrollo", las cuales han estado estrechamente asociadas a los
procesos de liberalización de los mercados y desregulación de las finanzas y, en
particular para los países atrasados, considera que [1998d] "el error principal en la
estrategia de desarrollo actual es aceptar que la cantidad apropiada de préstamo del
extranjero se puede determinar por mercados de capital internacionales libres y
competitivos. Nada, ni en la historia ni en la teoría, sugiere que esto podría ser el caso".
Retomando a Minsky de manera explícita, Kregel argumenta que la crisis asiática es
la más reciente muestra de la fragilidad financiera endógena del sistema, y que ella
constituye [Kregel;1998a] una "crisis Minsky" en términos de los procesos asociados a
su estallido, y particularmente por la deflación de deudas que la ha caracterizado,
cuestión ésta que la hace distinta a las crisis de balanza de pagos antes ocurridas en
otras economías emergentes, vuelve por completo equivocadas a las políticas que el FMI
ha aplicado para enfrentarla, y permite asegurar que la crisis asiática no ha concluido; así,
al revisar el ajuste aplicado en Tailandia, concluye que [Kregel; 1999, 13] “El no
distinguir entre crisis de balanza de pagos y crisis de los flujos y de la cuenta de capital,
así como bursátiles, sólo contribuyó a un mayor desarrollo de esas perturbaciones”.
Con base en esas consideraciones, considera que la crisis asiática [Kregel; 1998b]
“debe ser explicada como un caso de ‘falla de mercado’ de dos diferentes tipos. Primero,
una falla del mercado internacional de capitales libre y competitivo para producir la
óptima locación del capital… Segundo, una falla del sistema bancario privatizado de
libre mercado”. Y como balance general de la situación derivada de la crisis de Asia,
plantea:
“La implicación inmediata de la crisis asiática es que el colapso del crecimiento en la
región produciría una deflación global. En los países desarrollados, y en particular en
Europa y Japón, esto crearía más dificultades para expandirse a las tasas necesarias
para generar una inversión que permita reducciones en el desempleo. La regresión
en el desarrollo mundial fuera de EE.UU. y el Reino Unido es tanto un riesgo como
un resultado de la declinación en el crecimiento asiático. Sin embargo, si EE.UU. no
continúa su expansión actual, hay un claro riesgo de una depresión global similar a la
de los años treinta”.
Para terminar con este recuento, interesa mencionar que en el ámbito latinoamericano la
CEPAL en 1998 y lo que va de 1999 ha dado a conocer varios documentos referidos a las
crisis financieras y en particular a la crisis asiática en los cuales, si bien a nuestro juicio no
se alcanza la profundidad y sentido crítico que hemos destacado de los materiales de la
UNCTAD, sí hay una clara toma de distancia respecto de las políticas que se han venido
aplicando por parte del FMI. Así, en el primero de esos documentos [CEPAL; 1998a] se
plantea que “Las crisis recientes han hecho evidentes las imperfecciones del mercado
internacional de capitales y la gran vulnerabilidad de las economías en desarrollo a las
conmociones provenientes de dicho mercado”, criticando las insuficiencias de los
organismos internacionales para prever y controlar la crisis y llamando a “repensar el
ordenamiento financiero internacional”, en tanto que en otro documento de septiembre de
1998 [CEPAL; 1998b] destaca “un problema fundamental de la economía global: la enorme
asimetría que existe entre un mundo financiero internacional cada vez más sofisticado y
dinámico, y la ausencia de un marco institucional apropiado para regularlo” y propone “el
desarrollo de regulaciones prudenciales y esquemas de supervisión adecuados, así como de
‘prestamistas de última instancia’”.
Ya en 1999, la misma CEPAL entregó otro documento en enero [CEPAL; 1999], en el
que se califica a la crisis financiera como "la mayor amenaza de este tipo que se ha
producido en más de medio siglo", y se proponen tanto "medidas inmediatas" como
"reformas profundas" en el manejo de la liquidez internacional, y en la consistencia de las
políticas macroeconómicas y las regulaciones financieras. Y más recientemente, en abril de
1999, publicó otro documento firmado por su Secretario General [Ocampo; 1999b] en el
cual, luego de destacar “la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional
para enfrentar la inestabilidad inherente que el actual sistema exhibe”, hace un recuento de
“consensos y divergencias” sobre esa reforma. Como “áreas de consensos crecientes”,
identifica a: la necesidad de políticas expansionistas en los países desarrollados; el
financiamiento de contingencia para países en dificultades; el mejoramiento del marco
institucional en el cual operan los mercados financieros; mecanismos apropiados para
“internalizar las externalidades” generadas por las políticas macroeconómicas nacionales;
y, una adecuada distribución de los costos del ajuste. Como “áreas de desacuerdo”,
identifica a la provisión de una liquidez adecuada, la condicionalidad del FMI, la
preservación de la autonomía de los países en desarrollo para administrar la cuenta de
capital, la permanencia o no de libertad para elegir el régimen de tipo de cambio, y el rol de
las instituciones regionales en la nueva arquitectura, proponiendo en otro documento
[Ocampo; 1999] que para enfrentar las crisis se refuerce al FMI, de tal manera que dicha
institución quede a cargo de crear la liquidez necesaria a través de derechos especiales de
giro, si bien ello debería acompañarse "de un consenso amplio sobre la condicionalidad que
sirve de marco para sus créditos".
En suma, como se puede desprender del recuento que hemos realizado, en una buena
parte de los análisis económicos recientes de distintos organismos la atención se ha vuelto
hacia los altos niveles de incertidumbre e inestabilidad presentes en el sistema, y
particularmente hacia los mercados financieros internacionales, cuyo desenvolvimiento
actual es identificado a la vez como el detonante más importante y como el mecanismo de
transmisión más eficiente del deterioro. En ese contexto, se han multiplicado los intentos
por dar un adecuado seguimiento a la “innovación financiera”, y las propuestas para
establecer condiciones que permitan disminuir la extrema volatilidad y gran magnitud del
movimiento internacional de capitales, y que logren atenuar la capacidad y rapidez
mostrada por los capitales especulativos para socavar no sólo a economías completas sino
al conjunto de la actividad económica mundial.
Sin embargo, esas preocupaciones compartidas han dado lugar a grandes diferencias en
cuanto a las propuestas, diferencias que en buena medida remiten a la distinta “fe” que se
tenga en los “automatismos del mercado” y, desde luego, a la diferente perspectiva no sólo
teórica, sino vivencial, que exista respecto de los resultados que la plena imposición de
dichos automatismos ha venido arrojando para las regiones, los países, los grupos sociales,
etc.
IV.2.- GLOBALIZACIÓN FINANCIERA Y DESIGUALDAD ECONÓMICA Y
SOCIAL
Para concluir este trabajo, queremos volver al punto con que iniciamos, esto es, al proceso
de globalización de la economía mundial. En los distintos capítulos, hemos abordado con
algún detalle el componente financiero de dicho proceso, identificando sus bases técnicas e
institucionales, sus modalidades, instrumentos y principales agentes, en los planos interno y
externo de funcionamiento de los mercados financieros, intentando destacar a lo largo del
texto el papel principal que han pasado a jugar los flujos de capital de cartera en el conjunto
de la actividad económica, y los grados de inestabilidad que ello ha significado para dicha
actividad, de lo cual el ejemplo más claro hoy presente es la crisis Asiática y sus
repercusiones en el resto del mundo.
Lo que nos interesa destacar como punto final, es que las distintas evidencias que
apuntan a un funcionamiento profundamente distorsionado de las finanzas globales,
también dan cuenta de problemas más generales presentes en el actual orden mundial, y de
los cuales el crecimiento desmesurado del crédito, la especulación financiera, los ataques
contra las monedas, los retiros masivos de capitales, etc., son parte importante pero no
única.
Desde nuestra perspectiva, las actuales modalidades de la “innovación financiera”,
siendo en sí mismas muy importantes, al mismo tiempo hacen parte principal de un modo
general de despliegue de la globalización, en el cual ella está puesta desembozadamente al
servicio de una minúscula fracción del total de la población mundial, favoreciendo sin
tapujos a los grandes capitales y provocando una creciente desigualdad entre los países y en
el interior de éstos.
En ese proceso de creciente desigualdad, las libertades de todo tipo de las que hoy goza
el capital, y en particular las facilidades con que han contado los capitales especulativos
para pasar a definir el comportamiento de economías completas, constituyen una verdadera
“punta de lanza”, a partir de la cual se han ido creando las condiciones para una
redistribución del ingreso y la riqueza que alcanza dimensiones mundiales, y que está
significando la imposición de las peores modalidades posibles de la globalización.
En tal sentido, paralelamente al despliegue del proceso globalizador, y pesar de los
análisis que postulan una "convergencia" de ingresos y que presentamos en la primera
sección de este documento, se han ido acentuando las evidencias y los análisis sobre la
creciente desigualdad económica y social, a tal punto que esa desigualdad se ha
transformado en producto principal de aquel proceso, mostrando con ello los límites más
importantes a los que él se encuentra sujeto bajo sus actuales modalidades.
En lo que respecta a las evidencias, dos de ellas referidas a la distribución mundial del
ingreso se presentan en los Cuadros 50 y 51. Por una parte, en el primero de esos cuadros se
entregan estimaciones del comportamiento de la disparidad de ingresos, medido tanto por el
Indice de Gini como por la comparación entre los quintiles extremos de participación en el
ingreso total, y de acuerdo a ambas mediciones el resultado indica un incremento sustancial
de las disparidades en el periodo considerado.
CUADRO 50
INCREMENTOS DE LA DISPARIDAD
DE INGRESOS A NIVEL MUNDIAL, SEGÚN WATKINS
AÑOS
COEFICIENTE DE GINI
1960
1970
1980
1988/9
FUENTE: Watkins (1997)
QUINTIL 1 / QUINTIL 5
0.44
0.5
0.53
0.55
11.1
13.9
16.0
17.1
Por otra parte, en el cuadro 51 se compara ya no en el tiempo sino en el momento actual,
la disparidad existente en el PNB total y per cápita entre economías, y según dicha
comparación los mercados desarrollados, que corresponden a un cuarto del total de países
y a poco menos de un sexto de la población mundial, concentran poco más del 80 por
ciento del total del ingreso, en tanto que en el otro extremo los 126 países de ingresos bajos
y medios-bajos, que concentran el 76 por ciento de la población mundial, reciben el 11 por
ciento del ingreso total.
CUADRO 51
Países por
Grupos de ingresos
Bajos
Medios bajos
PRODUCTO MUNDIAL Y PRODUCTO PER CAPITA
Número de
PNB
Población
Economías
(mil mill de US$)
(Millones)
63
63
1397
1963
3236
1125
PNB per cápita
en dólares
490
1740
Medios altos
Altos
Mercados emergentes
Mercados desarrollados
Mundo
32
52
158
52
210
2178
23772
5738
23772
29510
473
919
4834
919
5753
4600
25870
1187
25878
5130
Fuente: IFC (1998).
En el mismo sentido de la información recién presentada, en el Cuadro 52 se recogen
cifras del Informe de Desarrollo Humano del PNUD sobre los porcentajes de participación
en el consumo global y de distintos productos, para el 20 por ciento más rico y el 20 por
ciento más pobre de la población mundial. Según se desprende de dicho Cuadro, la
distancia del primer grupo respecto del segundo es de 66 a 1 en acceso global al consumo,
de 76 a uno en papel, de 87 a 1 en vehículos, etc., a lo cual habría que agregar al menos
otras dos comparaciones que hace la misma fuente del Cuadro, y que también dan cuenta
general de las enormes disparidades con que a nivel mundial ha venido avanzando la
globalización [PNUD; 1998 7]:
–Por una parte, que "en 1960 el 20% de la población mundial que vivía en los países más
ricos tenía 30 veces el ingreso del 20% más pobre, y en 1995 tenía 82 veces ese ingreso.
–Por otra parte, que "en 70 países con casi mil millones de habitantes el consumo es hoy
más bajo que hace 25 años".
CUADRO 52
CONSUMO DEL 20 POR CIENTO MÁS RICO Y DEL 20
POR CIENTO MÁS POBRE DE LA POBLACIÓN MUNDIAL, 1995
(en porcentajes del consumo total)
20% MAS RICO
20% MAS POBRE
86.0
1.3
Gastos en consumo privado
45.0
5.0
Carne y pescado
58.0
4.0
Energía
74.0
1.5
Líneas telefónicas
84.0
1.1
Papel
87.0
1.0
Vehículos
FUENTE: PNUD [1998, 2]
Para el caso más específico de los países latinoamericanos, en el Cuadro 53 hemos
construido una estimación del comportamiento del PIB per cápita de siete economías de la
región, comparándolo con el comportamiento de esa misma variable para el promedio de
seis países industrializados. En términos generales, para todos los casos la tendencia de
largo plazo es al incremento de la distancia respecto de los países desarrollados y, para el
periodo más reciente, el único caso en que esa “brecha” disminuye de manera significativa
es Chile.
CUADRO 53
SIETE PAÍSES DE AMÉRICA LATINA: PRODUCTO PER CÁPITA EN
COMPARACIÓN CON EL PROMEDIO DE SEIS PAÍSES INDUSTRIALIZADOS*
(promedio aritmético de 6 países industrializados = 100)
1950
1973
1992
1997
100
100
100
100
Promedio de seis países industrializados
57
43
33
33
América Latina (promedio siete países)
- Argentina
82
61
42
44
- Brasil
28
30
26
27
- Chile
63
38
40
46
- Colombia
34
27
28
29
- México
34
32
28
26
- Perú
37
30
16
19
- Venezuela
122
82
50
43
* Los países considerados son: EE.UU., Francia, Inglaterra, Canadá, Italia y Alemania.
Fuente: 1950 a 1992 [Maddison; 1995]; 1993 a 1997 para países industrializados en base a FMI
(1997c); 1993 a 1997 para países de América Latina en base a CEPAL (1997b)
En efecto, al menos hasta la fecha los países latinoamericanos están resultando un caso
ejemplar no sólo de aumento de distancias respecto de los países desarrollados, sino
también de incremento de las disparidades de ingreso en el funcionamiento interno de las
distintas economías. En tal sentido, además de los informes del PNUD que entregan cifras
para las los distintos países desarrollados y atrasados, en el ámbito regional organismos
como el BID y la CEPAL también han venido realizando un seguimiento para nuestros
países.
En el caso del BID, su Reporte anual 1998-99 lo dedicó al tema de América Latina
frente a la Desigualdad y en él, luego de plantear en la introducción que "En promedio, los
países de la región se ven afectados por la mayor desigualdad del mundo en materia de
ingresos" y que "el problema no muestra señales claras de mejoramiento", dedica el resto
del documento a revisar las dimensiones y causas del problema y a proponer un conjunto de
políticas para enfrentarlo.
En cuanto a la CEPAL, en las distintas ediciones del Panorama Social de América
Latina (véase CEPAL [1996a], [1997c] y [1998c]) y en el documento La Brecha de la
Equidad (CEPAL [1997d]) ha identificado un conjunto de tendencias que vienen
acompañando a la globalización en las economías de la región: aumento de la brecha entre
nuestros países y las economías industrializadas; incremento de las distancias entre salarios
y ganancias; aumento de las disparidades entre los salarios; crecimiento económico,
apertura y liberalización vinculándose con mayor desempleo, con creación de empleos
“precarios” –de escasa productividad y baja retribución– y con la permanencia del deterioro
salarial, etc.
En suma, por consiguiente, las evidencias disponibles son bastante claras al mostrar un
incremento de las disparidades de ingreso en el funcionamiento de la economía mundial y
en América Latina, para un periodo en que dicho funcionamiento ha estado marcado por el
despliegue de la globalización, y en el cual ese despliegue ya debería haber revertido de
manera importante las disparidades si en efecto la globalización significara tendencias a la
"convergencia", como las anunciadas por las corrientes que revisábamos en el primer
apartado de este trabajo.
En lo que respecta a los análisis, el punto a destacar es que los crecientes desequilibrios y
desigualdades que hasta ahora acompañan a la globalización, han ido empujando a
cuestionamientos de distinta severidad al tipo de desarrollo hoy presente en la economía
mundial, de tal manera que las críticas que ya hemos revisado respecto del funcionamiento
de las finanzas, se engloban en otras más generales referidas a las modalidades de
funcionamiento de las distintas economías y del orden mundial.70
En tal sentido, lo que en primer lugar nos interesa señalar, porque tiene relación directa
con nuestros países, es que paralelamente a las discusiones sobre la inestabilidad de la
economía mundial y el funcionamiento de los mercados financieros, otro aspecto vinculado
70
En la formulación de esos cuestionamientos, por cierto que el FMI sigue siendo una clara excepción. Por
ejemplo, en el Discurso de M. Camdessus [1999a] ante la Asamblea del BID de marzo de 1999, luego de
reconocer que "este año de 1999 será excepcionalmente difícil" y de preguntarse "¿Qué hacer cuando [...] las
perspectivas de crecimiento de corto plazo se han desvanecido y se espera para este año una caída en el
producto per cápita, con el consiguiente aumento de la pobreza?, formula la siguiente respuesta:
"En primer lugar, a nivel de los países individuales, es cierto que no existe ninguna panacea, y que no
hay alternativas a una gestión prudente, consistente, que logre inspirar la confianza de los mercados.
Pero ¿Cuáles son sus ingredientes?
" - La defensa incansable de la estabilidad macroeconómica, con todo lo que ello implica en el campo de
la política fiscal, y con la debida flexibilidad en el manejo monetario.
" - La profundización de las reformas estructurales, pues todavía queda amplio espacio para continuar
con las privatizaciones, la flexibilización de los mercados laborales, y la modernización de la legislación
y la supervisión bancarias.
" - Y finalmente, proseguir con esas reformas de segunda generación [...] Es claro ahora, para todos, que
para lograr realmente la confianza de los inversionistas son imprescindibles el buen gobierno, la
transparencia y el fortalecimiento de las instituciones de mercados".
que ha ido adquiriendo fuerza es el referido al deterioro del llamado "Consenso de
Washington".
Luego de varios lustros transcurridos desde que, bajo la égida estadounidense, la
administración de ese país en conjunto con el Banco Mundial y el FMI definieron las líneas
centrales del "deber ser" para nuestras economías, y luego de una concienzuda aplicación
de esas líneas por parte de los gobiernos de la región, el propio desenvolvimiento de la
realidad ha ido poniendo de manifiesto cada vez con mayor fuerza las enormes distancias
que existen entre los supuestos beneficios que cabía esperar de dicha aplicación, y los
resultados que efectivamente se han dado.
La identificación de esas distancias, y las consiguientes críticas al "Consenso de
Washington" desde luego que no son nuevas, y al respecto son innumerables los análisis
elaborados en América Latina en los cuales desde hace ya tiempo se han estudiado los
graves efectos que ha traído consigo la aplicación principista y a ultranza de las políticas
estabilizadoras, privatizadoras y aperturistas, y el grado en que ellas han socavado no sólo
las bases económicas necesarias para el desarrollo nacional, sino también la cohesión
social —además de productiva, territorial, etc.— en que dicho desarrollo debería
sustentarse.
Lo nuevo, en todo caso, es que en algunas de las propias instancias participantes en el
"Consenso" se ha venido reconociendo parcialmente que los objetivos que se buscaba
alcanzar con las políticas aplicadas, han fracasado incluso desde las perspectivas teóricas y
a partir de los objetivos en que se mueven sus formuladores. Ante las evidencias de que en
las economías del capitalismo atrasado las causalidades virtuosas entre por una parte los
procesos de estabilización macroeconómica, privatización, apertura y liberalización y, por
otra parte, los niveles de eficiencia y productividad, los ritmos de la inversión, el
dinamismo económico general, etc., continúan estando ausentes, el "Consenso" se ha
venido resquebrajando y han aparecido en su seno algunas posturas de reconsideración de
las estrategias definidas.
De entre los organismos internacionales directamente involucrados en la formulación y
aplicación del "Consenso", el que ha venido formulando los mayores cuestionamientos ha
sido el Banco Mundial. En un nivel general,71 los principales personeros del Banco han
71
En niveles más particulares, cabe mencionar las recientes formulaciones del Banco Mundial sobre el papel
planteado en diversas oportunidades la necesidad de [Stiglitz; 1998d] "ir más allá del
consenso de Washington", dado que "el conjunto de recomendaciones de política sobre el
cual él se enfocó ciertamente no fue suficiente para el desarrollo", habiendo ocurrido que
"con demasiada frecuencia ese consenso confundió los medios con los fines".72
Para referirse a la nueva estrategia que debería ser aplicada, el Economista Jefe del
Banco, Joseph Stiglitz, ha utilizado el término de "Consenso post-Washington" [1998a], en
tanto que el Presidente del Grupo del Banco Mundial James Wolfenshon, en distintos
documentos [1998a y 1998b] ha mencionado al "Consenso de Santiago", término que
utilizó inicialmente en su exposición ante la Cumbre de las Américas realizada en abril de
1998, presentándolo allí de la siguiente manera [Wolfenshon; 1998a, 1]: "Hoy,
seguramente, es tiempo de retirar de una vez por todas esa trillada y vieja frase del llamado
'Consenso de Washington'. Hoy, ustedes están dando a su gente una nueva visión: el
Consenso de Santiago".
Ambos funcionarios, han venido formulando las que a su juicio son tanto las
principales deficiencias del actual proceso de desarrollo y de las estrategias aplicadas para
impulsarlo, como las bases en que debería sustentarse un nuevo desarrollo. En tal sentido,
Stiglitz ha argumentado [1998d] "la necesidad de una nueva estrategia de desarrollo" que,
en comparación con la correspondiente al "Consenso de Washington", debería abarcar una
[1998c] "segunda generación de reformas", que incluiría objetivos cualitativamente
distintos y estaría sustentada [1999] en un proceso de construcción de consensos y en una
activa participación social. 73 Por su parte Wolfenshon, en sus intervenciones de 1997 y
1998 ante la Junta de Gobernadores en las reuniones anuales del Banco Mundial y el FMI
[Wolfenshon; 1997 y 1998c], y sobre todo en la más reciente, también ha abordado el
del Estado en la economía, plasmadas en distintos documentos breves de sus funcionarios (véase Stiglitz
[1997] y [1998b]) y de manera extensa en el Informe El Estado en un mundo en transformación, en el cual
desde una perspectiva neo-institucionalista se critican las posturas que exigen un "Estado minimalista" [Banco
Mundial; 1997, iii] y se reivindican para la acción estatal una serie de ámbitos y funciones cuyo abandono
previo fue impulsado –entre otros organismos– por el propio Banco Mundial.
72
Para el caso de América Latina, los principales funcionarios de la oficina del Banco Mundial para la región
han publicado dos materiales donde se aplican a ese nivel las propuestas generales que ha venido manejando
la institución (véase Javed y Perry [1997] y [1998]).
73
Esa "segunda generación de reformas", si bien es mencionada tanto por el FMI como por el Banco
Mundial, en el caso del FMI se limita a objetivos tales como [1998f; 34]: reorganización de los sistemas
financieros; mayor transparencia en las políticas fiscales y mayor acceso a información económica y
financiera; mejora en las regulaciones y en el funcionamiento de los sistemas judiciales; "redefinir el rol del
estado en la economía como una fuerza positiva para la actividad del sector privado"; aumentar la calidad del
gasto público; y, mayor flexibilidad de los mercados laborales.
tema; en su intervención de 1997, titulada El desafío de la inclusión, identifica a dicho
desafío como "el gran reto pendiente del desarrollo en nuestro tiempo" y ubica a las
desigualdades sociales como "una bomba de tiempo [...] que podría explotar en las manos
de nuestros hijos", en tanto que en su intervención de septiembre de 1998 —titulada "La
otra crisis"— plantea, entre otros, los siguientes puntos:
-"Debemos ir más allá de la estabilización financiera. Debemos abordar los problemas del
crecimiento con equidad a largo plazo, base de la prosperidad y el progreso humano.
[...] Debemos preocuparnos de los problemas sociales".
-"... hemos aprendido que si bien el establecimiento de planes macroeconómicos acertados,
con políticas fiscales y monetarias eficaces, es un requisito fundamental en todos los
sentidos, los planes financieros por sí solos no bastan".
-"El desarrollo es algo más que ajuste. El desarrollo es algo más que presupuestos
equilibrados y gestión fiscal. El desarrollo es algo más que educación y salud. El
desarrollo es algo más que soluciones tecnocráticas".
En un sentido semejante, el mismo funcionario en enero de 1999 hizo circular dentro del
Banco Mundial el borrador de una Propuesta de un Marco Integral de Desarrollo, en la
cual expone con algún detalle las diferencias entre su institución y el FMI, asignándole al
Banco la atención de [Wolfenshon; 1999, 5] "los aspectos sociales estructurales y
humanos" y planteando:
"El marco integral de desarrollo que propongo presenta un panorama más amplio del
desarrollo. No podemos adoptar un sistema en el que los aspectos macroeconómicos y
financieros se consideren independientemente de los estructurales, sociales y humanos
y viceversa".
Esas declaraciones, a pesar de que son significativas por su contenido y por provenir de
una parte importante de los “artífices” del actual orden mundial, con seguridad se quedan
cortas si se confrontan con el actual escenario de funcionamiento de la economía mundial y
con los grados de polarización que en él están tomando cuerpo a través de la globalización.
Al respecto, desde perspectivas distintas a la que tienen los personeros del Banco Mundial
se han venido formulando críticas bastante más radicales, en las cuales el problema no es
visto como una bomba de tiempo cuyo estallido podría afectar a “nuestros hijos” en algún
momento del futuro, sino más bien como una explosión que ya ha venido ocurriendo, y que
sólo podrá ser revertida con una modificación de las actuales modalidades de desarrollo que
debería ser bastante más profunda de lo que proponen los autores recién citados.
En el mismo ámbito de los organismos internacionales el PNUD, además de las cifras
que ofrece en sus sucesivos Informes Sobre Desarrollo Humano, tanto en esos informes
como en los Ocassional Papers –que se elaboran como documentos preparatorios para cada
Informe– ha venido presentando un conjunto de análisis sobre los distintos aspectos del
funcionamiento de los países atrasados y de la economía mundial, que inciden en los
niveles de pobreza, exclusión y polarización económica y social. Como propuesta general,
el PNUD ha venido insistiendo en la necesidad de una de "gestión de la globalización"
[PNUD: 1997, 10 y 125], con lo que busca responder a las múltiples evidencias de que
dicha globalización, bajo sus formas actuales –"avanzando a una velocidad extraordinaria
pero sin mapa ni brújula"– ha multiplicado las desigualdades, aumentando la brecha en la
totalidad mundial entre ricos y pobres, y en el escenario internacional entre países
desarrollados y atrasados. Así, en el Informe 1997 se plantea que "a menos que se gestione
cuidadosamente la globalización, los países pobres y los pobres quedaran cada vez más al
margen"; más adelante se agrega que "todos los países y todos los principales organismos
financieros e internacionales deben hacer más que alabar pasivamente la globalización"; y,
en otro lugar se señala: "Necesitamos abandonar la ilusión de que, más tarde o más
temprano, el desarrollo goteará hacia abajo". Y en esa misma línea, en su Informe 1999
[PNUD; 1999] se presenta como tema central el de una "Globalización con rostro humano",
identificando una serie de rasgos –éticos, de equidad, de inclusión, de desarrollo, de
sustentabilidad y de seguridad humana– cuya presencia permitiría que la globalización
"trabaje para las personas y no sólo para las ganancias"; así también, en el mismo Informe
1999 se propone una agenda de acciones en el plano nacional e internacional para "asegurar
el desarrollo humano en la época de la globalización", la cual incluye un tema referido a
"reducir la a menaza de volatilidad financiera [...] y sus costos humanos".
El mismo PNUD, a lo largo de sus Informes ha ido introduciendo modificaciones y
agregados en el instrumental que ocupa y en las cuantificaciones que realiza, que según nos
parece obedecen a un reconocimiento de realidades que tienen más que ver con la
reproducción ampliada de la pobreza y la desigualdad que con un verdadero avance del
desarrollo humano. Así, por ejemplo, en el Informe de 1996 [PNUD; 1996, 22,23] se opuso
el concepto de privación al de progreso, en el Informe de 1997 se introdujo el Índice de
Pobreza Humana Para Países en Desarrollo (IPH-1) y en 1998 el Índice de Pobreza
Humana Para Países Desarrollados (IPH-2), 74 con los cuales se propuso "medir la
privación que todavía existe".
Algo similar ha ocurrido en el caso de la UNCTAD, la cual en 1997, en su informe
anual sobre países menos desarrollados [UNCTAD; 1997a], introdujo el concepto de
“economías en regresión” –tomado de A. Sen–, para oponerlo al de “economías en
desarrollo” y reflejar con ello una realidad que nada tiene que ver con el desarrollo en un
número importante de países “que han sufrido una declinación crónica o un colapso súbito
en sus condiciones socioeconómicas. En ambos casos, el nivel de vida y las condiciones de
la mayoría o de una gran parte de la población, han caído sustancialmente”, lo que se
expresa en “un marcado deterioro en uno o más de sus principales indicadores de bienestar
económico y social”.
También en lo que respecta a la UNCTAD, conviene tener presente tanto sus Ocassional
Papers –en varios de los cuales, según ya dijimos, se desarrolla una crítica a las actuales
teorías de la "convergencia"– como sus reportes anuales sobre Comercio y Desarrollo, y en
particular los dos reportes más recientes:
–En
el reporte correspondiente a 1998, varios de los capítulos están dedicados al tema
Inestabilidad Financiera Internacional y la Economía Mundial y en ellos –como ya
hemos visto en partes anteriores de este capítulo– se hace una severa crítica al actual
funcionamiento de los mercados financieros internacionales y a las políticas que se han
venido aplicando para enfrentar la crisis asiática.
–En
el reporte de 1997 [UNCTAD; 1997], que tuvo como tema especial Globalización,
distribución y crecimiento, se revisa en detalle dicho tema a lo largo de varios capítulos,
dando cuenta de un incremento de la polarización, la marginalización y la pobreza en el
funcionamiento de la economía mundial: un crecimiento económico demasiado lento
como para generar el suficiente empleo con pago adecuado o para aliviar la pobreza;
una acentuación de las tendencias a la divergencia entre países desarrollados y en
desarrollo; una primacía de las finanzas sobre el resto de las actividades y de los
rentistas con relación a los inversores; un triunfo del capital respecto del trabajo, con las
74
En relación a los resultados obtenidos con la aplicación de ese índice, en el Informe 1998 [PNUD; 1998, 2]
se dice:
" El IPH-2 revela de manera concluyente que el subconsumo y la privación no son sólo el destino de los
pueblos pobres del mundo en desarrollo. Más de cien millones de habitantes de países ricos sufren una
suerte semejante".
ganancias creciendo en todos los países; el incremento en la desigualdad salarial
transformado en un problema global; el deterioro de los ingresos de la clase media en
muchos países; y, el aumento generalizado de la inseguridad en lo laboral y en los
ingresos;
Fuera del ámbito de los organismos internacionales, son ya innumerables los análisis
que han venido destacando un funcionamiento sistémico en el cual la globalización ha
traído aparejado un incremento sustancial de las desigualdades económicas, y en muchos de
ellos
ese incremento se vincula con los límites de las actuales modalidades de
desenvolvimiento de la economía mundial. Así, por ejemplo, para Barnet y Cavanagh
[1995; 421]:
"El superávit de seres humanos talentosos, cualificados, subvalorados y no deseados es
el talón de Aquiles del sistema global emergente. El problema es absolutamente
sencillo: un número de personas sorprendentemente alto y en crecimiento no es
necesario o no es deseado para la fabricación de bienes o para prestar los servicios que
los clientes del mundo que pagan, se pueden permitir. La presiones recogidas de la
competencia global para recortar costes amenazan a la gran mayoría de los 8 000
millones de seres humanos que se supone vivirán en la Tierra el primer cuarto del
próximo siglo con la perspectiva de que no serán productores ni consumidores".
A conclusiones semejantes llegan otros muchos autores. Así, y sólo por mencionar
algunos trabajos escritos en los últimos años, Wallerstein considera que [1995] “el sistema
mundial está yendo hacia una mayor polarización Norte-Sur que la existente hasta ahora”;
Arrighi [1994], identifica un escenario global en el cual “Comunidades enteras, países, e
incluso continentes, como en el caso del África Subsahariana, han sido declarados
‘redundantes’, superfluos para la cambiante economía de la acumulación de capital a escala
mundial"; Hobsbawm [1994], ubica la que a su juicio parece estarse convirtiendo en "la
principal causa de tensión internacional de cara al nuevo milenio: la creciente separación
entre las zonas ricas y pobres del mundo"; Chomsky [1997; 180] destaca que las
“diferencias dentro de las naciones se producen en los ‘tres mundos’”; Martin y Schuman
[1996], así como Rifkin [1996],
coinciden en identificar la consolidación de una
“Sociedad 20-80”, en la cual el 20% tiene un lugar y el 80% restante sale sobrando; Beck
[1998; 108-209] plantea que “las rentas decrecientes del trabajo y las rentas crecientes del
capital generan una escisión en aumento entre el mundo de los ricos y el de los pobres” y
propone un “pacto social contra la exclusión”; Castells [1996; III, 186] argumenta la
existencia de "agujeros negros del capitalismo informacional"; Samir Amin [1997] prevé
que en las próximas décadas se dará “el surgimiento de nuevas dimensiones de
polarización”; y Shutt [1998; 153] analiza la “catástrofe del tercer mundo” y, en relación
con los países atrasados, concluye que “la condición de gran parte de los tres cuartos de la
raza humana que habita allí ha empeorado durante los últimos veinte años y es ahora, cerca
del fin del siglo veinte, tan temible como en cualquier momento desde el inicio del siglo".
De entre esos autores Castells, a quién hemos citado sobre todo en relación al nuevo
paradigma tecnoeconómico, bajo el título de [1996; II, 95 a 191] "El cuarto mundo: el
capitalismo informacional, pobreza y exclusión social" hace una revisión del "aumento de
la desigualdad y la exclusión en todo el mundo", abordando el tema para los países
atrasados –en particular los africanos– y para los países desarrollados –en particular los
EE.UU.–, así como en lo referente al trabajo infantil. De dicha revisión, saca la siguiente
conclusión, misma que compartimos:
"He tratado de mostrar [...] el complejo conjunto de vínculos que existen entre las
características del capitalismo informacional y el aumento de la desigualdad, la
polarización social, la pobreza y la miseria en la mayor parte del mundo. El
informacionalismo crea una aguda divisoria entre pueblos y localidades valiosos y sin
valor. La globalización avanza de forma selectiva, incluyendo y excluyendo a
segmentos de economías y sociedades dentro y fuera de las redes de información,
riqueza y poder que caracterizan al nuevo sistema dominante".
Finalmente, sólo nos resta insistir en que esa polarización incrementada, de la cual con
distinta fuerza dan cuenta los autores y organismos que hemos venido mencionando, se ha
constituido en una consecuencia obligada por los contenidos y los rumbos que hasta ahora
han caracterizado al proceso de globalización, y en ausencia de cambios profundos ella
amenaza seguir acompañando a dicho proceso.
Las actuales formas de funcionamiento de la economía mundial, y dentro de ese
funcionamiento el papel que han pasado a jugar los componentes financieros, son el mejor
de los escenarios posibles para una preeminencia absoluta de la especulación sobre la
producción, para la imposición redoblada de los intereses del gran capital al conjunto de la
sociedad, para un abandono –también redoblado– de acciones conducentes al incremento
generalizado del bienestar y de la calidad de vida y, en definitiva, para la multiplicación
tanto de las distancias entre las economías desarrolladas y atrasadas, como de los polos de
riqueza y pobreza en el interior de los distintos países.
Según hemos intentado argumentar a lo largo de este trabajo, la época de profundos
cambios que nos está tocando vivir tiene impreso el signo de la desigualdad y la exclusión,
y es bajo ese signo que los beneficios del avance científico, y en general los frutos del
conocimiento humano, son apropiados por minúsculas y muy poderosas fracciones, que
logran imponer sus condiciones a economías y sociedades de todos los tamaños, por
completo de espaldas a cualquier consideración que no sea la de maximizar sus ganancias,
muchas veces especulativas.
Al menos en lo que va del fin de siglo, las finanzas globales han impregnado con su
lógica al conjunto de la economía mundial, asignándole rumbos y contenido al
funcionamiento económico global, movilizando recursos en cuantías hasta hace poco
inimaginables, definiendo como nunca antes grandes ganadores y perdedores, y
multiplicando con su acción la inestabilidad y la incertidumbre en el funcionamiento
sistémico.
Según advertimos al inicio de este trabajo, nuestro balance de la globalización financiera
difícilmente sería optimista y, en efecto, son muchos los motivos que obligan a una crítica
profunda no sólo de ese ámbito de la globalización y de su preeminencia en relación al
resto del funcionamiento económico, sino también del tipo de sociedad mundial que a partir
de allí se ha venido consolidando, de las prioridades que en ella ganan fuerza, de las
relaciones sociales a que ella empuja y de los valores que ella supone.
Sin embargo, al mirar hacia el horizonte sí somos optimistas, ya que a nuestro juicio en
él ya despuntan límites no lejanos al tipo de funcionamiento de las finanzas y de la
globalización que hasta ahora estamos viviendo, límites que en gran medida se desprenden
de las propias contradicciones y conflictos que ese funcionamiento ha venido
multiplicando. Sin embargo, para llegar al horizonte hay que caminar hacia él,
construyendo paso a paso una senda que nos lleve a un verdadero desarrollo, en el cual la
polarización económica y social no constituyan el fruto obligado de las relaciones entre los
hombres y entre los países.
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