Download La búsqueda de leyes generales, la especificad de
Document related concepts
Transcript
LECTURA IX: LUQUE,E. 1985 Del conocimiento antropológico. Madrid: CIS-Siglo XXI 1. DE LAS VIEJAS MORADAS DE LOS CIENTÍFICOS: (Introducción) Esta lectura se va a ocupar de tratar los problemas que a las ciencia sociales en general, y a la antropología social ha acarreado el tratar de imitar a los científicos de la naturaleza. El positivismo sociológico intenta adaptar los métodos de las ciencias naturales al estudio de las realidades sociales, con el objetivo de obtener un conocimiento objetivo de las mismas. Para los positivistas “decimonónicos” la ciencia natural era bastante superficial y definían la ciencia como la búsqueda y la obtención de datos a través de: La recogida de hechos (mediante la percepción sensorial). Y la elaboración de teorías a partir de la generalización de estos hechos mediante la inducción. Positivismo: conjunto de doctrinas que toman a la ciencia, como culminación de la humanidad. El término fue acuñado por Comte para hablar de su filosofía definida por: El empirismo. Por su rechazo de la metafísica puramente verbalista. Y por su convicción de que el pensamiento, se rige por relaciones y leyes. Según Comte la humanidad pasa del Estado Teológico al Estado Metafísico y al Estado Positivo. Facetas del positivismo: El debate decimonónico y sus secuelas. Hay un positivismo puro y un positivismo reformado. El positivismo duro corresponde a la etapa inicial del desarrollo de las ciencias sociales en el S. XIX. Algunas modernos críticos no ven sino una línea continua que une a todas las vertientes del positivismo; aquella que arranca del empirismo británico. Línea que vendría a unirse a los métodos de las ciencias naturales. Así el empirismo y el positivismo irrumpen conjuntamente en el campo de las ciencias sociales (de la mano de historiadores germánicos del S. XIX). Lo que se había entendido por Espíritu positivo era algo revolucionario que en el S. XVIII se oponía a la metafísica y a la religión. Este primer positivismo racionalista impone la negación de que el orden existente proviene de la razón. El positivismo prioriza las funciones meramente receptivas a la espontaneidad del pensamiento y equipara el estudio de la sociedad al estudio de la naturaleza. La biología se convierte en el “arquetipo” de la teoría social y la búsqueda de las leyes análogas a las leyes de la física. La búsqueda de leyes generales, la especificad de lo histórico, el inductivismo sin guía teórica y el problema de la neutralidad valorativa han estado y siguen estando presentes en la antropología. El positivismo comtiano y su pretensión de establecer leyes generales entró en antropología (aunque ya estaba presente en la primera antropología por obra de los evolucionistas sociales ingleses). DILTHEY y su obra, supone uno de los más ataques a este positivismo en estado puro. Su más conocida obra es la búsqueda de una nueva fundamentación de lo que se denominaba en su época ciencias del espíritu. Esto supone una fuerte crítica hacia la metafísica y el positivismo. Según la posición diltheyana, el positivismo es un intento de “mutilación de la realidad histórica para adaptarla a los conceptos y métodos de la naturaleza”. La distinción fundamental entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu radica más en al forma en la que conocemos al objeto, que el objeto en si mismo. En el caso de la ciencia de la naturaleza: de fuera hacia dentro (aprehensión externa); y en el caso de la ciencia del espíritu: desde dentro hacia fuera (percepción interna). Para Dilthey, las ciencias de la naturaleza no son superiores a la del espíritu, ya que a éstas se les abre una posibilidad a la que nunca pueden llegar las ciencias de la naturaleza y es la de ser más e ir mas allá de una mera descripción de fenómenos. Pero la posición de este autor es menos regida de lo que a primera vista pudiera parecer, y refiere que hay zonas de transición entre ellas, donde los conocimientos de las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu se mezclan, es decir existen unas zonas de transición entre ciencias sociales y ciencias físicas y exactas, donde, entre otras disciplinas se sitúa, la lingüística. Volviendo al positivismo, y lo que tiene de inductivismo ( reproducción de la realidad percibida por lo sentidos y la posterior formulación de leyes generales), está desacreditado, más por los positivistas actuales que por los ataques de sus enemigos antipositivistas. Paralelo al desprestigio del viejo positivismo, se ha ido dando una mejor compresión de lo que se supone es el quehacer de los científicos de la naturaleza. La postura positivista es la noción de una ciencia única o de una ciencia social que siga el modelo de las ciencias naturales. Enfoques actuales sostienen que las ciencias sociales no se diferencian sustancialmente de las ciencias naturales (NADEL). Loa ataques más certeros contra el viejo positivismo, proceden de los neopositivistas. Éste es el caso de HEMPEL, que estima que no pueda establecerse una rígida diferenciación entre ciencias naturales y sociales, ya que ambas son ciencias empíricas. Lo que Hempel descarta es la idea ingenua de que el conocimiento científico supone la mera observación y acumulación de hechos, sin que medien ninguna hipótesis, todo ello para obtener inductivamente generalizaciones, a partir de aquellos hechos que puedan posteriormente contrastarse. Esto es lo que él denomina concepción inductivista estrecha, concepción que rechaza por lo siguiente: - Es impracticable: no podemos reunir todos los hechos dados hasta ahora, puesto que éstos son infinitos tanto en número como variedad. - Sin hipótesis, los hechos no tienen utilidad alguna, ya que sin ellas “el análisis y la clasificación son ciegos”. - “No hay un procedimiento mecánico de inducción, las hipótesis y las teorías científicas no se derivan de los hechos, sino que se inventan para dar cuenta de ellos”. Las diferencias entre viejo y nuevo positivismo parecen ser, pues mas de grado que de fondo. POPPER plantea ésto de la siguiente manera: Los antiguos positivistas estaban dispuestos a admitir como científicos aquellos conceptos que derivan de la experiencia y reducibles a la experiencia sensorial. Los positivistas son capaces de ver con mayor claridad que la ciencia no es un sistema de conceptos, sino mas bien un sistema de enunciados. Así, admiten como científicos aquellos enunciados elementales de experiencia. Popper, sostiene que dos enunciados mutuamente contradictorios quedan confirmados ante el intento de buscar un enunciado que no los contradiga a ninguno. Ejemplo: “todos los cisnes son blancos” y “todos los cisnes son negros” queda confirmado si no encuentro ningún cisne rojo o ningún cisne amarillo. En esto se basa el FALSACIONISMO (uno de los ataques mas contundentes contra el viejo y el nuevo positivismo). Otro autor destacado, NAGEL, también sostiene que no hay grandes diferencias teóricas entre las ciencias sociales y ciencias naturales, pero se detiene, en algunos problemas de metodología que en general, afectan al estado actual de las ciencias sociales. No hay nada en el campo de las ciencias sociales de lo que caracteriza a los investigadores de la ciencia natural, en cuanto a tres aspectos importantes: - hechos establecidos científicamente - explicaciones razonablemente satisfactorias de esos hechos - y procedimientos válidos de una investigación bien fundamentada Nagel, se ocupa de cuatro cuestiones fundamentales: - experimentación - relatividad histórico- cultural de los fenómenos sociales - carácter del conocimiento sociológico - carácter subjetivo de los fenómenos sociales y el problema de los juicios de valor. Este autor considera que las diferencias entre ambas ciencias, la natural y la social, es práctica y natural pero no teórica. Afirmar que el investigador científico selecciona los problemas en función de su esquema de valores, es un condicionamiento tanto para las ciencias sociales como para las naturales. El sesgo valorativo no excluye la fiabilidad de los fenómenos humanos y la comunidad científica, con una crítica libre pero responsable, permitirá pulir las conclusiones disminuyendo progresivamente el sesgo personal (siendo esto mas complicado en las ciencias sociales que en las naturales). Otro autor distinto del anterior, NADEL, pone de relieve la dificultad de mantener a ultranza un planteamiento estrictamente positivista en ciencias sociales. Según este autor, el método científico supone afirmar que el mundo de los fenómenos está gobernado por la repetición y por la recurrencia; los hechos sociales son hechos creados y en este caso, hay que admitir su singularidad. 2. UNIDAD DEL MÉTODO Y DIVERSIDAD DE OBJETOS: Como hemos visto, el ataque mas contundente al positivismo es el de Kart R. POOPER. Su enfoque metodológico infiere totalmente el del empirismo positivista: los fenómenos, los hechos, los acontecimientos no son el punto de partida del conocimiento científico, sino su punto de llegada. No son los hechos los que nos permiten, a través de la observación, establecer las regularidades que se denominan leyes; son las leyes las que nos posibilitan el acercamiento a los hechos. Para Popper, el método de las ciencias teóricas o generalizadoras es el mismo (ya sean éstas sociales o naturales): método hipotético-deductivo. En cualquier campo de conocimiento científico contamos con el mismo punto de partida y seguimos el mismo procedimiento: aventuramos una hipótesis que, solo formulada, puede contrastarse empíricamente y por consiguiente ser aceptada o rechazada. En las ciencias sociales es obvio que no podemos ver y observar nuestros objetos antes de haber pensando sobre ellos. Porque la mayoría de los objetos de la ciencia social, son objetos abstractos, son construcciones teóricas. Para Popper no habla tanto de oposición entre ciencias empíricas (naturales o sociales), sino entre éstas y los sistemas metafísicos. La diferencia crucial entre unas y otros no estriba en sus contenidos, sino en la forma como establecen sus postulados. El punto de arranque no determina el carácter científico de una idea. La ciencia comienza con problemas, con conjeturas, con hipótesis. Por supuesto, en ningún caso con pura y simple observación. ¿Cómo diferenciar la ciencia de la metafísica? Las ciencias constituyen, para Popper, sistemas de teorías o teorías de teorías. Lanzada una idea hay que someterla a la contrastación de forma puramente deductiva. Pero el enunciado tiene que estar formulado de tal manera que permita su falsación. Si la proposición no ha sido falsada puede decir que ha sido corroborada y podemos, aceptarla como teoría científica. El criterio de demarcación entre ciencias empíricas y sistemas metafísicos consiste, pues, en la falsibilidad, no en la verificabilidad, como pretende el positivismo empirista. Esta se apoya en la convicción de que hay orden y regularidad en el mundo, tanto físico como social (Nadel). Las teorías, dice Popper, son enunciados universales; son, como todas las representaciones de la realidad empírica (no la realidad) sistemas de signos o símbolos. Ambos son de tipo sintético, esto es, referentes a la realidad empírica, a lo que podemos percibir con nuestros sentidos. (Hay o no hay Dios, espíritus, etc., no son enunciados sintéticos y, por consiguiente, no son científicos; no pueden falsarse ni refutarse. Los enunciados sintéticos son estrictamente universales, numéricamente universales. Los primeros son verdaderos en cualquier tiempo y lugar; los segundos se refieren a unos elementos concretos dentro de una región finita e individual. Las que se denominan leyes naturales se refieren a los primeros. Son, dice Popper, enunciados de inexistencia (de no hay). Las leyes naturales son aquellas que prohíben, no afirman, sino que niegan: no predican la existencia de algo, sino su imposibilidad. En cambio, otro tipo de enunciados universales (son a los que podemos llegar mediante la inducción) son a los que Popper denomina enunciados puramente existenciales. En cuanto a los enunciados singulares (o numéricamente universales), son enunciados existenciales (de hay). Permiten la comprobación de una teoría, ya que ofrecen la posibilidad de falsar un enunciado estrictamente universal, también llamados por Popper enunciados observacionales o básicos. Para Popper las observaciones son siempre interpretaciones de hechos a la luz de teorías; el enunciado singular es, como el universal, representación, sistema de símbolo o signo también. Concepción científica popperiana: “Sabemos gran cantidad de cosas”. “Nuestra ignorancia es limitada y decepcionante”. Una ley científica lo es en tanto que no se haya demostrado su falsedad; posee validez hasta la fecha, pero no podemos asegurar que la posea mañana. Pero, pese a la conciencia de su provisionalidad, el científico no debe nunca renunciar a la búsqueda de leyes con un campo de validez ilimitado. Pese a que deba saber que todo enunciado científico es “provisional para siempre”. Todo ello podría dar la impresión de que la concepción popperiana de la ciencia es bastante pesimista. Y lo es si pensamos en el viejo positivismo y en su concepción acumulativa de la ciencia. Y a la pregunta de por qué aceptamos unas teorías en lugar de otras, Popper responde en términos que recuerdan el darwinismo social: escogemos aquellas que, en competición con otras, resultan las más aptas para sobrevivir. Esto es, las que vayan superando falsaciones. El científico no se distingue por la posesión de la verdad, sino por la indagación, la búsqueda de la verdad, de forma crítica. La crítica, y (No los datos o la observación) constituye para Popper el principal, instrumento del quehacer científico. Para Popper “el mundo está ahí, fuera de mí, aun cuando influya sobre mí despertando mi curiosidad, haciendo que me plantee problemas”. Cuando decido conocerlo y lanzo una red, si tengo éxito (es decir, si ni yo ni otros científicos pueden falsar mi teoría) hago el mundo inteligible; lo domino, lo racionalizo. 3. DE LA BÚSQUEDA DE NUEVOS CIMIENTOS: Introducción: Popper no admite ninguna diferencia esencial entre los objetos que constituyen el marco de referencia de las teorías científicas; el método científico, debe ser, pues, único. Con él los críticos parte de que el objeto condiciona su tratamiento metodológico; como hay objetos diferentes, debe haber métodos diferentes (para las ciencias sociales y para las ciencias de la naturaleza). Existe polémica entre dos perspectivas filosóficas antagónicas y la discusión sobre la espinosa cuestión de la racionalidad en el quehacer científico, sea en el campo de las ciencias sociales o en el de las llamadas ciencias duras. El problema de la racionalidad. Parece como si los críticos del objetivismo metodológico dijeran: eso que ustedes dicen respecto a la separación entre el sujeto y objeto de conocimiento es válido en el campo de las ciencias físico-naturales, pero totalmente inaplicable cuando de los fenómenos socioculturales se trata. Ante esto caben diferentes actitudes y planteamientos. Cabe optar por la sumisión total al modelo científico natural, Dilthey, establece equilibrios entre el modelo ideal y la especificidad de los hechos sociales. La impugnación del modelo científico-natural: El modelo de la ciencia natural, tal como ha sido presentado por algunos filósofos de la ciencia, no se corresponde con la práctica científica de las ciencias naturales. Popper afirma: “el conocimiento científico no es sino un desarrollo del ordinario o de sentido común”, algo así como el conocimiento de sentido común en grande. Bachelard, que luchó contra la concepción positivista y empirista de la ciencia, sostiene que la ciencia no es continuista, sino una empresa esencialmente inacabada. La idea popperiana de que “el conocimiento no comienza con percepciones u observaciones o con la recopilación de datos o de hechos, sino con problemas”. “Para un espíritu científico todo conocimiento es una respuesta a una pregunta. Si no ha habido pregunta, no puede haber conocimiento científico”. Para Bachelard nada hay más opuesto que conocimiento común y conocimiento científico. “El objeto nos elige más a nosotros que nosotros a él”. ¿En qué medida la ciencia depende para el establecimiento de sus leyes y teorías de la observación, si no ya como punto de arranque, al menos sí como forma de contrastar enunciados? ¿Está la observación igualmente al alcance de todos los humanos? ¿Se trata de la misma observación en todos los casos? ¿Es la objetividad el ideal de la ciencia? Es el contexto de descubrimiento y contexto de justificación o validación de una teoría o hipótesis científicas. Feyerabend: la única máxima aceptable en el quehacer científico: en él, todo vale, todo sirve. Si todo está permitido, no tiene sentido apelar a la verificación ni a la falsación. El pensamiento científico se mantiene por factores extracientíficos: psicológicos, sociales, políticos, estéticos, etc. Estos factores medioambientales son, los que están presentes tanto en el contexto de descubrimiento como en el de justificación. Kuhn puso muy en duda el procedimiento de la falsación en la práctica científica; también el de la verificación. Kuhn describe esa práctica haciendo hincapié en cómo se aceptan los postulados científicos de un paradigma en una época de ciencia normal de forma acrítica y al margen de los requisitos de prueba. Polanyi considera la necesidad de creencias como requisito del quehacer científico. Evolución que en absoluto puede considerarse como acumulativa, al viejo estilo del ingenuo optimismo positivista del siglo pasado. Antes al contrario, Kuhn muestra como la historia de la ciencia, está caracterizada por una sucesión de lo que denomina paradigmas. Khun emplea el término revoluciones. ¿Qué es un paradigma? “Realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica. Khun denomina ciencia normal a la investigación basada firmemente en una o más realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior. Repercusión que ha tenido la obra de Khun en nuestra disciplina. En el caso concreto de la antropología y por lo que se refiere al status científico de la disciplina, podría distinguirse dos fases: La pre-khuniana. La post-khuniana. Y en cada una de ellas dos subgrupos. Antes de que apareciera la obra de Khun, había antropólogos que defendían a ultranza el carácter científico de la disciplina (Nadel o Leslie White), mientras que otros apuntaban el carácter fundamentalmente humanístico e histórico de la antropología (Kroeber). (Y Marvin Harris, por ejemplo, no aceptaría en modo alguno la calificación de preparadigmática para la antropología, porque parece convencido de que vivimos en pleno paradigma desde el pasado siglo, cuando se formula el método comparativo). El término preparadigmático para definir el estado actual y pasado de la antropología. Si el progreso científico tiene que ver poco con la razón (Feyerabend), si es producto del periódico sustituir unos paradigmas acríticamente aceptados por otros que obtendrán el mismo grado de obediencia durante un lapso de tiempo indeterminable (Khun), ¿dónde situar la ciencia misma? La pregunta hace pensar en la distinción entre ideas y creencias. Hay quienes mantienen a ultranza que la ciencia se instala en el reino de las ideas. Son, quienes como Popper, mantienen un estricto entre ciencia y no-ciencia (metafísica). Frege y Popper la ciencia y el progreso científico pertenecen al tercer mundo, el mundo platónico del espíritu objetivo, el mundo de las ideas. En cuanto al primer y segundo mundo, son, el mundo físico y el mundo de la consciencia, los estados mentales de las creencias. La ciencia está tan instalada en creencias como cualquier otro sistema simbólico, Polanyi. Feyerabend coloca en un mismo plano leyendas, mito, religión y ciencia. Establecida la creencia en una teoría científica, los científicos se aferran a ella como a los paradigmas kuhnianos. El error, la anomalía, no se atribuirá a los procedimientos propuestos por la teoría, sino al mal científico que así los emplea. Polanyi no se plantea, el modo de Kuhn, el cambio de los paradigmas (sistemas de creencia, en su caso). No es, por supuesto, un continuista al modo clásico positivista, pero tampoco un discontinuista al estilo bachelardiano. 4. ALGUNAS IMPLICACIONES DE LA TEORIA GENERAL DE SISTEMAS: La teoría general de los sistemas constituye uno de los más importantes intentos actuales de síntesis de los diversos campos del conocimiento científico. En este enfoque sistémico forman parte conceptos clave como, “todo”, “interrelación”, “sistema”, etc… Según BETARLANFFY, uno de sus máximos exponentes, se trata de una reorientación de la ciencia que va mucho más allá de la tecnología moderna para incidir “en toda la gama de disciplinas que va desde la física y la biología a las ciencias sociales y del comportamiento y hasta la filosofía…anuncia una nueva visión del mundo que tendrá repercusiones considerables. Si bien, nacida del deseo inicial de luchar contra la superespecialización, corre el riesgo de convertirse en otra especialización más. Esta nueva visión del mundo se resume en tres consideraciones importantes: - Intento de superar la antitesis establecida entre ciencias sociales y ciencias naturales o de cualquier otro modo que se prefiera formular la oposición, pero sin recurrir en cualquier tipo de reduccionismo. - Relativismo y cuestionamiento de la diferenciación entre sujeto y objeto del conocimiento que ha caracterizado tanto a una tradición filosófica como a las premisas de la física clásica. - Reformulación de la lógica que guía el método científico, sea aquella de tipo inductivo o deductivo. La teoría general de los sistemas, tiende hacia la unificación de la ciencia, donde se concibe la realidad como un “tremendo orden jerárquico de entidades organizadas”.