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LA EXPANSIÓN IMPERIALISTA EUROPEA DEL
SIGLO XIX
Antecedentes: Desarrollo del Dominio Colonial
Europeo
Durante los siglos XIV y XV empieza a
desarrollarse en Europa la actividad mercantil,
estimulada por la búsqueda de nuevas rutas comerciales,
que contribuyó en gran parte a los descubrimientos
geográficos del siglo XVI. Los navegantes españoles y
portugueses, y más tarde, en los siglos XVII y primera
mitad del XVIII, los ingleses, franceses y holandeses,
llegaron a América Latina, Norteamérica, África y la
India, formándose así los grandes imperios coloniales de
la Edad Moderna.
Durante todo este período se llevará a cabo una
enorme acumulación de capitales y fortunas por parte de
los pueblos colonizadores, pero, al mismo tiempo, la
explotación de estas zonas colonizadas dio origen a dos
hechos fundamentales: El empobrecimiento de estas
regiones explotadas y la acumulación de enormes
capitales por la burguesía.
El Colonialismo entendido como un sistema de
dependencia económica y política que establecen las
metrópolis con los territorios conquistados e
incorporados a su administración, surge y se desarrolla a
medida que evoluciona el capitalismo, sobretodo a partir
del siglo XVI. Durante la Edad Moderna, cuando se
configuran los grandes imperios coloniales, la función
económica que desempeñan estos territorios o colonias
es la de suministrar a Europa metales preciosos, que
constituían la base fundamental de la riqueza en la etapa
del mercantilismo.
El concepto de Colonia se refiere básicamente
a la posesión territorial donde el país colonizador
impone unas instituciones económicas, políticas y
administrativas
encaminadas
esencialmente
al
aprovechamiento y explotación de sus riquezas
naturales.
Por ello el Colonialismo seria una
manifestación de la necesidad de un dominio político
que permita la expoliación económica y natural. Por lo
cual la colonia vendría siendo el medio económico que
permite explotar y obtener materias primas.
Durante las dos primeras etapas, las potencias
europeas habían dejado toda la iniciativa a los grandes
colonizadores y a las empresas comerciales, reduciendo
al mínimo la intervención del Estado. Desde la segunda
mitad del siglo XVIII, con las necesidades surgidas de
la Primera Revolución Industrial, las colonias van a
desempeñar una doble función: como áreas de mercado
y como fuentes de materias primas. Esta doble función
se irá intensificando progresivamente con la Segunda
Revolución Industrial, durante todo el siglo XIX, en la
que la explotación colonial será aún más intensa en el
contexto del Imperialismo.
Ahora, que el nacionalismo europeo había
desembocado en Imperialismo, las potencias
desarrolladas del viejo continente empezaron a
perseguir sistemáticamente la adquisición de nuevos
territorios coloniales y a respaldar con capital propio la
conquista y penetración económica de los países
subdesarrollados desde su fase inicial.
Causas del imperialismo
Por imperialismo, entenderemos un fenómeno
político, económico y cultural que se basa en la
dominación de una o varias potencias sobre otros
pueblos. En este caso, un grupo de potencias europeas
que decidieron colonizar nuevos territorios extendiendo
su influencia por todo el mundo. El imperialismo no
respeta principios soberanos ni menos aún la libre
autodeterminación de otras sociedades.
A partir de 1870 surgió un Imperialismo más
activo, que no se preocupará de buscar países ricos en
oro y plata, sino más bien territorios que poseyeran
hierro, cobre, manganeso, petróleo y trigo. Además, será
importante que esos nuevos lugares fueran capaces de
absorber el sobrante de población de las grandes
potencias. Este Imperialismo Contemporáneo, nacido de
la Revolución Industrial, no sólo obedecería a
motivaciones de índole económicas, como el
Colonialismo conocido hasta entonces, sino que
obedecerá a una confluencia de varios factores, tales
como:
Factores económicos
Desde 1870, los industriales y hombres de empresa
llegarían a la conclusión de que no podían triunfar en su
actividad económica particular sin dominar también las
demás industrias complementarias. Por ejemplo, si un
industrial sólo era dueño de las máquinas, pero no de las
materias primas ni de los medios de transporte, le
interesaba asociarse con los demás hombres de empresa
para tener aseguradas las ganancias en todo el proceso
de producción de las mercancías, mediante el acuerdo
mutuo de intereses. Ello va a originar la aparición de los
Monopolios, formados por la agrupación o convenio de
capitalistas que concentran y controlan una gran parte
de la producción y la venta de mercancías con el fin de
asegurarse ganancias.
A pesar de los acuerdos establecidos entre las
diversas empresas que formaban los monopolios, la
rivalidad de intereses entre las grandes potencias no va a
desaparecer, sino que se va a intensificar. Estos grandes
monopolios no sólo van a controlar la producción de
una determinada rama de la industria y del propio
mercado nacional, sino que tenían también el control de
los mercados extranjeros, lo que hacía inevitable el
enfrentamiento con los intereses de otros países que no
podían competir con ellos. Aquellos países donde la
industrialización había alcanzado un mayor desarrollo
eran los que tendían a ampliar sus áreas coloniales y a
apoderarse de las posesiones de otros más débiles,
iniciándose así la fase cumbre del Imperialismo.
En 1873 la economía europea vive una fase
depresiva, debido a una crisis de superproducción. La
única forma de seguir creciendo se logrará con la
búsqueda de nuevos mercados para dar salida al
excedente productivo, de tal manera de absorberlo, por
medio del consumo. Por otra parte, como los países de
Europa, a excepción de Inglaterra, habían adoptado un
régimen de aduanas cada vez más proteccionista,
abriendo a duras penas los mercados continentales, se
hacía necesario iniciar mercados fuera de Europa y sólo
la política colonial permitiría encontrar nuevos
contingentes de consumidores. Asimismo, los países
más industrializados tenían una considerable masa de
capitales excedentes que necesitaban ser invertidos y, en
las colonias podían lograrse rendimientos superiores a
los obtenidos en los lugares de origen. El desarrollo
económico de las colonias se promueve de acuerdo a los
intereses y necesidades de los colonizadores.
Ante la incesante carrera por la producción y
búsqueda de nuevos mercados, va a plantearse la
necesidad de tener garantizado el suministro de materias
primas y la venta normal de los productos para evitar la
competencia entre los distintos países capitalistas. Estas
condiciones fueron ampliamente satisfechas en África y
Asia, que poseían un rico suelo y subsuelo, para proveer
a los europeos de variadas materias primas, así como
una abundante población que, además de consumir, le
proporcionaría mano de obra barata. En estos
continentes, los colonizadores intentarán transformar los
cultivos de subsistencia de manera que pasen a
conformarse los nuevos sistemas de “plantaciones”.
Factores políticos-ideológicos.
Gran Bretaña cuida el valor estratégico de sus
enclaves coloniales en función de su actividad
económica, para asegurarse una serie de escalas seguras
en los viajes a las colonias de su Imperio, permitiendo a
sus barcos el reaprovisionamiento, a la vez que le sirven
de protección para sus rutas comerciales.
La mayoría de los dirigentes vieron la política
colonial como un medio para mantener, incluso para
aumentar, la hegemonía y el prestigio de sus respectivos
países. Muchos políticos pensaban que una nación no
era poderosa si no poseía colonias.
En pocos años, el nacionalismo se transforma
en Imperialismo. A los pueblos o naciones ya no les
bastaba con desempeñar un papel importante dentro del
sistema de Estados Europeos, sino que ambicionaban
ser una potencia ultramarina. La expansión territorial
adquiere, pues, un nuevo matiz. No se desean los
territorios sólo como explotación económica o
ubicación demográfica, sino que también se desean
porque su posesión hace que esa nación mejore su
status; de simple potencia europea pasa a ser
considerada gran potencia mundial.
Surgen
además
las
afirmaciones
pseudocientíficas darvinistas (Charles Darwin) de la
lucha por la existencia y la supremacía de las especies,
que se trasladan del campo de la biología a la política.
Aparece la “Ley del más fuerte” o “del pez grande que
se come al chico”; es decir, la supervivencia de las
naciones más adaptadas a costa de las pequeñas (y, en
consecuencia, la extinción de las indefensas y peor
adaptadas) se ve como un hecho natural, casi
“biológico”. Existía la plena convicción de que sólo las
naciones capaces de transformarse en imperios serían
las que en el futuro se impondrían. En Gran Bretaña
algunos políticos, pensaban que existía una lucha entre
razas, suponiendo cualidades superiores en la “raza
británica”. Los teóricos del Imperialismo, como Lord
Roseberg, señalan que “somos responsables de que el
mundo, en la medida en que aún está por moldear,
reciba un carácter anglosajón y no otro”. Agregando,
What’s empire but the predominance of race (¿Qué es el
Imperio sino la supremacía de la raza?)
Como es lógico, esta nueva ideología supuso
un completo cambio en las relaciones internacionales
entre las potencias. La visión de la expansión colonial
como una necesidad vital de las grandes naciones llevó
a una guerra abierta por el colonialismo, hasta el punto
de que hubo que reglamentar y transportar el equilibrio
europeo a las colonias (Conferencia de Berlín de 1885
sobre el Reparto de África). Aún así, la fuerza de estas
ideas “pseudocientíficas” planteaba problemas; de
hecho entre 1890 y 1898 hubo un período de “crisis de
redistribución colonial” en el que la potencia más fuerte,
por el sólo hecho de serlo, tenía las razones suficientes
para ver cumplida su voluntad.
También hay que destacar la influencia de
doctrinas pseudohumanitarias, como la de Rudyard
Kipling del “White Man Burden”, (el deber del hombre
blanco), la responsabilidad de las naciones blancas de
transmitir a los pueblos subdesarrollados las conquistas
de la civilización europea. Este pensamiento, aún
revelando una “buena voluntad”, está muy unido al
pensamiento racista de Europa y especialmente al
germano: las razas blancas, y sobretodo las teutónicas,
estaban llamadas por naturaleza a dominar a los pueblos
de color, ya que poseían una mayor vitalidad y
superioridad cultural.
Kipling creía en el deber moral de las naciones
privilegiadas, de llevar la luz de la civilización y el
progreso a los pueblos que esperaban en las tinieblas la
hora de su redención. Desde ahí su idea imperial creció
a una velocidad sorprendente hasta alcanzar niveles
místicos. Toleraba a las culturas y sus credos locales;
sin embargo, no dejaba de mirar a los indios como a
seres inferiores incapaces de administrar sus asuntos en
forma autónoma y por ello, estaban condenados al
inmovilismo. Estaba convencido de que necesitaban de
la supervisión británica, dada su “antiquísima ineptitud
racial”.
Factores demográficos y sociales
Europa aumentó su población entre 1815 a
1870 de 190 a 300 millones, y de 1870 a 1914, a 450
millones de habitantes. Esta superpoblación trae consigo
desempleo y emigración, por lo cual muchas personas
no tendrán más opción que iniciar una nueva vida en
otros continentes, donde encontrarán albergues y
fuentes de trabajo. A lo largo de todo el siglo XIX se
calcula que emigraron 40 millones de europeos, con
cifras récord entre 1887 y 1914.
La superpoblación unida a la inflexión
económica, planteaba a los gobiernos el doble problema
de la pobreza y la agitación social. Desde esta
perspectiva, la colonización suponía cierta esperanza. El
proletariado desempleado vio en ella una forma de
mejorar sus condiciones económicas, laborales y
sociales.
Además, el avance de los transportes y el
aspecto psicológico de incitación agudizarán el
fenómeno migratorio. El burgués, en su afán de
enriquecerse, y el proletario, por librarse de sus adversas
condiciones materiales y sociales, apoyarán la política
colonial imperialista.
Formación de los imperios coloniales europeos
Inglaterra
Hacia 1850, Inglaterra era el único imperio
colonial europeo que se mantenía en pié. Sus territorios
de ultramar se pueden clasificar de la siguiente forma:
 Territorios conquistados a otros países durante
los siglos XVIII y XIX:
Integrados por los territorios de Malta, Corfú y las
islas Jónicas en el Mediterráneo. Gibraltar, Santa Elena,
El Cabo, isla Mauricio, Adén y Ceilán, en la ruta de las
Indias; Singapur y Hong-Kong en la ruta de China.
 Establecimientos comerciales en la costa de
África:
Sierra Leona y Gambia.
 Colonias de Plantación:
Antillas, Honduras y Guayana,
productos tropicales.
que
suministran
 Colonias de poblamiento blanco:
Destinadas a absorber excedentes de población
emigrante: Canadá, Australia, Nueva Zelandia, África
del Sur.
 Colonias de explotación típica:
En este sentido, la India fue el eje del Imperio.
Administrada desde 1777 por la Compañía de las Indias
Orientales, que tuvo un rol preponderante en la
economía británica por ser proveedora de algodón.
Inglaterra mantuvo gran interés en este territorio y trató
de aislarla y controlar sus accesos. Para esto, compró
176.000 acciones del Canal de Suez y bloqueó la
entrada de otros estados europeos, con los protectorados
de Cachemira, Beluchistán y Afganistán.
Otros territorios bajo su dominación fueron
Jamaica, Bélice y las islas Falkland en América.
Consecuencias del proceso imperialista
El desarrollo demográfico y las pavorosas
condiciones de vida de las clases trabajadoras
provocaron, después de 1815, una gran corriente
emigratoria desde Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda.
Entre 1830 y 1850 hubo, como promedio, 350.000
emigrantes por año. La mayor parte de esta oleada se
dirigió a los Estados Unidos; pero también a Canadá y
Australia; después de 1840, a Nueva Zelanda. En estos
países, el dominio inglés se extendió por una simple
toma de posesión de las regiones “aún vacantes”, en las
que poblamiento, organización y mejoramiento, iban de
la mano. Así, Canadá pasó de 250.000 habitantes en
1800, a más de dos millones en 1851; Australia, de
400.000 en 1851, a más de un millón, desde 1858,
después del descubrimiento de minas auríferas.
resistencia de los boers, descendientes de colonos
holandeses que habían arribado con anterioridad.
Además ocuparon grandes zonas de África occidental y
oriental. Francia ocupó prácticamente todo el noroeste
del continente, Madagascar y parte de Somalia.
Francia
 AMÉRICA
El continente americano fue la gran región que
se libró de las potencias europeas. Gran Bretaña poseía
una influencia económica importante, especialmente en
materia de finanzas, pero lo cierto es que ningún país
europeo estuvo interesado mayormente en esta zona.
Entre otras cosas, no existieron buenas razones para
transgredir la doctrina Monroe (1823), según la cual el
presidente Monroe de los estados Unidos
había
sentenciado que cualquier intervención en América
Latina sería considerada una agresión para su país.
Para algunos historiadores, la interpretación de
la doctrina Monroe era que sólo Estados Unidos podía
intervenir en el resto de América. De hecho, Estados
Unidos, en lo que fue el inicio de una carrera
expansionista que tuvo su esplendor en el siglo XX,
extendió su influencia política sobre las antiguas
colonias españolas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
La expansión francesa se orientó al control de
África Mediterránea, especialmente Argelia. Con capital
francés y el proyecto de Fernando de Lesseps, se
construyó el Canal de Suez. También extendió su
dominación en el sudeste asiático: La Cochinchina y el
protectorado de Camboya.
A partir de 1883, partiendo de Cochinchina,
penetraron el río Mekong, buscando una vía hacia
China. Ocuparon Annam, Tonkin y Laos. Con estos
territorios ocupados, los franceses formaron la Unión
Indochina.
Otro punto clave en el imperio Francés, fue la
isla de Madagascar.
Rusia
Atraviesa la región de los Urales y se expande
por Asia: Primero conquistan las tierras del sur del
Cáucaso; luego, entre 1858 y 1869, luego de atravesar la
Siberia, alcanzan la costa asiática del Pacífico y fundan
Vladivostok; y, por último, entre 1865 y 1893, llegan al
Turquestán Occidental y Pamir.
Bélgica
La cuenca del río Congo fue explorada entre
1871 y 1877 por Stanley. Al año siguiente, el rey
Leopoldo II creó en Bruselas la llamada “Asociación
Internacional del Congo”, que proclamó intereses
científicos y filantrópicos hacia aquellas tierras. Luego,
esa organización fundó Leopoldville, como base de
colonización en el centro de África.
La repartición del mundo
 ASIA
La mayor parte de los imperios de Asia se
mantuvieron nominalmente independientes, pues las
potencias occidentales establecieron en ellas zonas de
influencia. Los lugares que conservaron su
independencia fueron considerados estados tapón, ya
que se hallaban en el límite de los imperios británico y
francés. Fue el caso de Siam, la actual Tailandia, y de
Afganistán, que separó los dominios británicos de los
rusos. La India fue la colonia más importante de los
ingleses en Asia, mientras Birmania era la región que
servía de límite al avance francés desde Indochina.
Francia, por su parte, ocupó los actuales países de
Vietnam, Laos y Camboya.
INTRODUCCIÓN AL SIGLO XX
De la belle epoque al desmoronamiento del sueño
 ÁFRICA
África
fue
dividida entre las
grandes potencias,
trazando fronteras
artificiales sobre
un mapa. Sin
considerar
las
diferencias
culturales o los
conflictos
interétnicos,
los
estados europeos
instalaron
sus
administraciones
políticas y económicas en cada uno de los nuevos
territorios. En la Conferencia Internacional de Berlín,
celebrada entre 1884 y 1885, los representantes de las
naciones que tenían capacidad técnica y armamentística
para ocupar regiones africanas, aprobaron las normas,
fronteras y principios que regirían la colonización
africana. Entre estos principios destacaba el derecho a la
ocupación del interior de un territorio por la potencia
que ocupara sus costas, la libre navegación de los
grandes ríos africanos y la prohibición de la trata de
esclavos. Esta última medida existió en el papel, pues el
tráfico de esclavos negros fue un lucrativo negocio de
aquella época. Con la excepción de Etiopía, que resistió
la invasión italiana, la República de Liberia y parte de
Marruecos, que también resistieron las invasiones, el
resto de África quedó bajo control total de las potencias
europeas.
Los imperios más importantes en África fueron
el británico y el francés. Gran Bretaña comenzó con
Egipto, luego Sudáfrica. Donde encontraron la
A comienzo del siglo XX, Europa parecía vivir los
frutos de un sueño hecho realidad. Sus posesiones
coloniales habían convertido al viejo continente en el
líder indiscutido en el mundo en el ámbito económico y
militar, mientras que los valores ideológicos y sociales
de su cultura, se habían transformado en modelos
dignos de imitación en muchas regiones del planeta.
El crecimiento económico, los avances
científicos y tecnológicos que permitían prolongar la
vida, viajar con facilidad a otros lugares y avanzar cada
vez más en el conocimiento y conquista de la
naturaleza, era el telón de fondo de un ambiente de
optimismo y confianza que vislumbraba el futuro como
un espacio lleno de esperanzas y oportunidades.
Desde 1815, ninguna gran potencia de Europa
se había enfrentado a otra. El ambiente de paz,
optimismo y progreso, dio la denominación de la “Belle
epoque” a los años transcurridos entre 1880 y 1914,
teniendo como protagonista a la burguesía. Pero esa
misma clase social en ese periodo fue abandonando
paulatinamente los rígidos valores morales que la
habían caracterizado en la etapa anterior, donde la
austeridad y el trabajo constituían jerarquías de primer
orden. Cierto tono frívolo y despreocupado comenzó a
dominar la vida de la clase alta en las principales
ciudades de Europa, estilo que cundió con rapidez en los
grupos de la llamada clase media o pequeña burguesía,
que a través de la moda, la arquitectura, la decoración, y
los modos de divertirse, aspiraban a diferenciarse de los
obreros urbanos.
En 1914 la prosperidad y estabilidad de Europa
fue bruscamente interrumpida al declararse la primera
guerra mundial. Desde entonces, todos los fundamentos
sobre los que se había organizado la sociedad europea
del siglo XIX, y que había proyectado a gran parte del
denominado “mundo occidental”, entraban en una
profunda crisis. Para entonces el orden político y
económico del mundo había experimentado profundas
transformaciones, lo mismo que los valores,
convicciones y esperanzas que hasta 1914 parecían
inmutables.
Los pilares de la civilización occidental
Afines del siglo XIX, una serie de procesos, la
mayoría de ellos de un prolongado desarrollo, habían
logrado fortalecerse en Europa configurando lo que
daría en denominarse la civilización occidental.
administración de la provincia más próxima: Bosnia –
Herzegovina, por el Congreso de Berlín de 1878. Serbia
por otra parte, se había convertido en líder de los
proyectos de unión de los eslavos del Sur
(Yugoeslavos).
 Las ambiciones internacionales:
La posición estratégica y por el momento sin
control, había despertado los intereses de los países
vecinos. Austria era el más interesado en lograr el
dominio sobre la región, ya que había perdido territorios
que le daban una salida al mar. Rusia por su parte, había
conseguido la concesión de un ferrocarril Este – Oeste,
que cerraba las posibilidades de flujo comercial que
pretendía conseguir Austria.
El capitalismo
El capitalismo, que se desarrolla como
consecuencia de la crisis del feudalismo desde los siglos
XI al XIII, se consolida como sistema económico a
partir de la revolución industrial del siglo XVIII. Desde
entonces, las principales potencias de Europa inician
una expansión que permitió ampliar sus fronteras
económicas y también las políticas en un proceso
conocido como imperialismo.
Quiebre en la historia de la humanidad
A partir de 1914 todas las certezas que
sustentaban la sociedad occidental se hicieron trizas. La
primera guerra mundial inauguró una etapa en la
historia que varios historiadores definen como
catástrofe. Todas las “seguridades” parecieron naufragar
entre dos guerras que involucraron a gran parte de los
Estados europeos y extendieron su reguero de muerte
mucho más allá de sus mares.
ANTECEDENTES DE LA PRIMERA GUERRA
MUNDIAL
La Paz Armada
Se denomina así, al período que precede la
Primara Guerra Mundial, caracterizado por el
alineamiento de las grandes potencias en bloques y
grandes tensiones internacionales que estuvieron a
punto de provocar el estallido de la guerra, ya que los
países habían emprendido una carrera armamentista de
proporciones.
Habían nacido dos bloques de países; La Triple
Alianza, coalición formada por Alemania, Austria –
Hungría e Italia y La Triple Entente o Entente Cordial,
constituida por Francia, Inglaterra y Rusia.
La conflictiva zona Balcánica
En el siglo XIX, los Balcanes se habían
convertido en un área especialmente conflictiva, donde
se habían resuelto los principales episodios de la
Cuestión de Oriente, producto de la desmembración del
Imperio Turco. Contribuyeron con estos conflictos:
 La diversidad étnica:
Convivían allí pueblos diferenciados por su
origen, lengua, religión y cultura. En el Sur vivían 8
millones de griegos; al Norte, 25 millones de eslavos, en
cuyo tronco podían distinguirse 8 millones de serbios y
un número similar de búlgaros; 4,5 millones de croatas;
1,5 millones de eslovenos; 1 millón de macedonios y
500 mil montenegrinos. Cada grupo trataba de
aproximarse al Estado correspondiente y les resultaba
difícil el nacimiento de una nación común.
 Los problemas políticos:
El Imperio Turco, desfalleciente, conservaba el
dominio político de la zona, pero carecía de fuerza
militar para su control. A Austria se la había confiado la
 Las rivalidades económicas:
El afán imperialista de las grandes potencias
europeas por conseguir mayores beneficios en los
mercados coloniales, las llevó a serios roces políticos.
Es importante destacar además, la competencia que se
generó cuando los países con menos entrada a los
mercados coloniales comenzaron a colocar productos y
fueron desplazando el comercio internacional a aquellos
productos fabricados por los países que siempre habían
manejado dichos mercados.