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Transcript
Arturo Yarish
¿Todo lo viejo es nuevo otra vez?
(O por qué leer a Ferdinand Pecora)
1
¿Todo lo viejo es nuevo otra vez?
(O por qué leer a Ferdinand Pecora1)
por Arturo Yarish
traducción de Atenea Acevedo

¿Una nueva crisis financiera o el viejo y trillado esquema Ponzi?


¿Un nuevo crac bursátil por las mismas viejas razones?
¿Otra crisis económica y otra gran d...? ¡Uy! Esa palabra que empieza
con d y significa pánico
¿Los problemas de antaño vuelven bajo el disfraz de un nombre nuevo
o se trata del inicio de una transformación?
Ecos de George Santayana: Quienes no recuerdan el pasado
están condenados a repetirlo.2
1
Ferdinand Pecora Where Is Our Ferdinand Pecora?
RON CHERNOW
El Congreso debería de realizar una investigación de la crisis económica. Si hace falta
inspiración, sugiero recurrir a las sesiones en el Senado durante las cuales Ferdinand Pecora
desmitificó el colapso de 1929.
Ferdinand Pecora http://www.nationmaster.com/encyclopedia/Pecora-Commission
2
George Santayana (1863?-1952), filósofo y poeta usamericano.
Life of Reason, 'Reason in Common Sense,' capítulo 12 (1905-6).
http://www.bartleby.com/59/3/thosewhocann.html
2
Introducción del autor
El capitalismo usamericano se ha entrampado en la enredada telaraña de su
propia manipulación financiera, una telaraña que contagia a toda la red
globalizada del neoliberalismo corporativo. Desde Wall Street hasta mucho
más allá de las fronteras de una nación amurallada, el complejo militarindustrial-financiero usamericano consume la economía nacional en una
convulsión corporativa internacional de incestuosa autodestrucción que está
llevando al capitalismo mundial al centro de su torbellino.
A medida que el sistema financiero nacional se tambalea al borde del
colapso y la estructura subyacente del capitalismo usamericano cruje, los
economistas neoliberales convencionales, ya sean monetaristas neoclásicos
o neokeynesianos, abandonan los mecanismos del mercado y dan palos de
ciego en pos de controles políticos más directos que llevan al sistema más
allá del capital. Tras haber accionado desesperada e inútilmente las
palancas tradicionales del control financiero, los magos de Wall Street,
sumos sacerdotes del fundamentalismo del mercado, quieren salvar al
sistema desde afuera.
En el proceso de volver a intentar rescatar al capitalismo de los capitalistas,
los economistas neoliberales se lanzan a la ecléctica caja de sorpresas de las
estrategias económicas que datan de los tiempos de las reformas posteriores
al Pánico de 1907. Con las agallas de la convicción y la confianza en éxitos
3
anteriores, aplican enérgicamente métodos trasnochados para resolver los
cambiantes problemas económicos que ellos mismos crearon. En el proceso,
deliberada o involuntariamente, su comportamiento fuera del mercado está
cambiando el carácter del capitalismo usamericano e internacional.
¿Qué está detrás de esta crisis en ciernes? ¿Qué nos espera del otro lado?
¿Cómo encontrar la salida?
El autor, Arturo Yarish, presenta un innovador y perspicaz análisis de la
actual debacle económica. A partir de lo que considera parte de la
investigación alternativa más importante aportada por muchos de los
mejores analistas críticos de la actualidad, Yarish se concentra en expandir
las implicaciones de sus puntos de vista ante los vertiginosos
acontecimientos que nos ha tocado vivir.
4
Índice
Crisis cíclica o crisis estructural ............................................... 9
No es una recesión común y silvestre ................................................... 9
El preludio: modificar el vocabulario no cambia la realidad .......... 14
Dicen que un gobierno magro es un mejor gobierno ....................... 23
Una mirada a la historia económica usamericana: la historia de la
teoría económica anglosajona y usamericana, y su aplicación
práctica ................................................................................................. 28
Los primeros años de la república ..................................................... 31
Una transición histórica ...................................................................... 36
De la reforma bancaria a la transición... ¿hacia la
transformación? .................................................................. 41
Hipotecar la buena voluntad de la segunda posguerra en el juego de
poder por la dominación mundial ...................................................... 46
El resultado acumulativo .................................................................... 50
Más allá de la teoría neoclásica convencional: los
autoproclamados conservadores corrompieron la cultura
política conservadora y la economía convencional para
mostrarse como viles maestros de la estafa ...................... 55
El capital corporativo en contra de la democracia ........................... 55
Las semillas de un tipo de transformación ........................................ 56
5
“Destrucción creativa” o destrucción a secas ................................... 60
La agresión económica militarizada tiene consecuencias políticas,
económicas y culturales de largo plazo.............................................. 61
De la indagación a la crítica abierta .................................................. 63
¿Todo lo viejo es nuevo otra vez? ............................................ 68
¿Trascender a Keynes? ....................................................................... 68
El entorno ............................................................................................. 70
Historia económica… ¡indispensable! ..................................... 74
Pregunto: G.W. Bush por Herbert Hoover?........................................ 74
¿Cómo pudo pasar? Y no es la primera vez… ................................. 77
La quimera del éxito y el dilema ineludible de los capitalistas ....... 84
El cerco corporativo de la sociedad civil consumista ....................... 92
Las distorsiones sociales de una economía perversa ya están
profundamente incorporadas al sistema ......................................... 106
Más allá de una política de estímulo económico ............................. 111
La economía política de la destrucción creativa .............................. 113
El intento por romper el cerco ......................................................... 116
El momento de la transición o la transformación ................ 120
La extenuante función del expansionismo económico y corporativo
militarizado y basado en la deuda ................................................... 120
Más allá de los monetaristas, más allá de Keynes, más allá del
neoliberalismo .................................................................................... 123
6
Los neoliberales hipotecaron nuestro futuro colectivo y
ahora, al igual que antes, tratan de hacernos pagar por
ello. ...................................................................................... 132
El militarismo devora a la economía nacional ................................ 132
El precio sociopolítico de la dominación económica y militar ....... 139
Se desata el keynesianismo neoliberal-militar ................................ 141
No hay alternativa a la difícil tarea social que nos espera .. 145
El poder de la política corporativa .................................................. 148
Una mirada más cercana al pasado reciente................................... 153
Otras preguntas necesarias............................................................... 161
¿Qué retos nos esperan? ......................................................... 166
¿La repetición de una trágica historia económica nacional, una
nueva depresión, un golpe corporativo o una oportunidad
histórica? ............................................................................................ 166
La oportunidad a nuestro alcance ................................................... 168
Reforma económica para la renovación social ............................... 176
El chauvinismo de clase: la perspectiva de la clase dominante es
inconfundible ..................................................................................... 185
La nacionalización es la única respuesta. Estos bancos están,
efectivamente, en bancarrota. ............................................................ 188
Una oportunidad histórica ..................................................... 194
El capitalismo en contra de la nación y el pueblo ........................... 194
El corporativismo en contra de la democracia ............................... 194
7
Más allá del capital… hacia la revitalización de la
democracia popular .......................................................... 199
¿DE QUIÉN ES EL MILENIO, SUYO O NUESTRO? Así lo
planteaba Daniel Singer en 1999. ¿Cabe preguntar de quién es la
transformación? ................................................................................. 199
Recomendaciones bibliográficas ............................................ 202
8
Crisis cíclica o crisis estructural
No es una recesión común y silvestre
Hay que pensar en la actual crisis económica y sus síntomas más
prominentes, por lo general mencionados en los medios dominantes como
crisis de liquidez, crisis financiera o colapso financiero como en una crisis
de confianza que atraviesa la totalidad de la estructura financiera
usamericana que se ha internacionalizado y que refleja la aún más profunda
crisis del capital. Independientemente de la denominación que reciba por
parte de los comentaristas convencionales, debemos de ver esta auténtica
crisis económica desde la perspectiva de su desarrollo histórico concreto de
largo aliento. A fin de entender completamente la formación de la actual
contracción de la economía, es necesario realizar un análisis continuo
situado dentro de la teoría económica y de las prácticas de negocios que han
marcado los imperativos usamericanos de política interior y exterior a lo
largo de la historia del país. A continuación presento un panorama general
de los últimos 100 años.
Como ha sucedido periódicamente a lo largo de la historia usamericana en el
siglo XX, una vez más convergen tres grandes puntos de presión económica
para formar una coyuntura política y económica en proceso de
9
intensificación que amerita un análisis mucho más completo del que hasta
ahora realiza la mayoría de los economistas. Estos tres puntos de tensión
sistémica interna se sintetizan en el fracaso de la capacidad del sistema para
cerrar con éxito el ciclo vital de producción-distribución-circulación
necesario a fin de mantener sus propios niveles de rentabilidad. El actual
fracaso del capitalismo corporativo usamericano para mantener las
condiciones necesarias de la rentabilidad general mediante el mantenimiento
adecuado de la distribución de los bienes y servicios que se requieren para
satisfacer las necesidades lo ha llevado al más reciente de una larga serie de
paroxismos interiormente inducidos.
El presente ensayo constituye un intento por definir un esquema orientado a
un análisis exhaustivo y crítico de la actual situación económica, un análisis
concentrado en las profundas raíces sistémicas de la crisis. Inspirado y
guiado por algunos de los analistas críticos más perspicaces de nuestros
tiempos (muchos de ellos citados en las referencias de este ensayo y en otros
trabajos de mi autoría), encuentro un claro patrón en las prácticas de
intervención en crisis previas que apuntan a grandes cambios políticos
capaces de influir en las nociones y las prácticas convencionales de los
capitalistas. Como lo señala el presente estudio, la clara tendencia de las
intervenciones en el mercado por parte de los agentes de la iniciativa
privada y los funcionarios gubernamentales que se han desarrollado durante
una serie de crisis en los últimos 100 años ilustra plenamente que el foco de
la atención en los mercados se basa en la economía dominante de tradición
10
anglosajona y usamericana, defectos incluidos. El presente análisis incluye
un repaso histórico y una discusión para evaluar la teoría y las prioridades
de clase que influyen en las intervenciones previas a cargo de figuras
financieras líderes durante la primera década del siglo XX y que siguen
influyendo en el estilo actual de intervención gubernamental ante la crisis.
Esta presentación se encuadra en una amplia evaluación de las
crecientemente profundas crisis políticas, económicas y financieras a partir
de las tendencias expansionistas del capitalismo usamericano histórico que
fueron y siguen siendo esenciales para sostener el proceso de la
acumulación y concentración de la riqueza y el poder político del país entre
la clase gobernante, y ofrece un énfasis particular en las importantes
innovaciones dentro de las intervenciones en el mercado de inspiración
política que se convirtieron en práctica estandarizada a lo largo del siglo XX
y que parecen prolongarse en el siglo XXI.
Si bien la amplitud total de un estudio político, cultural y económico
detallado tendría que cubrir por completo la trayectoria del expansionismo
usamericano, así como las consecuentes nociones nacionales del
“excepcionalísimos” y sus consecuencias sociales, el presente ensayo
plantea firmemente la necesidad de evaluar de manera cabal las maneras en
que las perspectivas económicas convencionales que reflejan los
imperativos de preservación de la clase dominante y se alimentan de las
prácticas comerciales y el desarrollo de perspectivas económicas a lo largo
11
del siglo XX condicionan reacciones de supervivencia que se han conjugado
para dar forma al estilo de intervención política en asuntos económicos y
han transformado al capital. Además, dicho de manera por demás
categórica, es necesario decir que la intensificación de medidas
administrativas en lo político y lo económico para fomentar la pasividad
dentro de Usamérica en tanto base sociopolítica necesaria para la
continuidad de la expansión económica en el entorno internacional se acerca
a nuevos obstáculos internamente condicionados que bien podrían resumirse
como los costos socioeconómicos insostenibles del imperio.
Mi argumento es que las estrategias y los métodos de la clase dominante
para condicionar el cumplimiento social y orientarlo hacia su propio
impulso imperialista a lo largo y ancho del continente americano y del
planeta han presionado las capacidades sistémicas internas hasta un punto de
quiebre que se revela, en principio, en la escala financiera. Asimismo,
mostraré que conforme los gobiernos lidiaban con las sucesivas crisis
económicas
y financieras
en
los
últimos
100
años
adquirieron
conocimientos y una confianza que se convirtió en práctica “normal” y
actúa como anteojeras, una práctica refinada dentro del marco de las normas
de la teoría económica convencional y que corresponde a las necesidades de
una nación en constante expansión económica y territorial. Además, a través
de cada una de estas crisis cada vez más personas en el mundo empresarial,
el ámbito de la política pública y el de la teoría reconocieron los límites
internos del crecimiento capitalista, y sus administradores públicos y
12
privados han echado mano una y otra vez del poder político para superar
dichos límites. Cada esfuerzo subsiguiente por manejar o controlar los ciclos
recurrentes de la economía a lo largo del siglo XX ha tenido dos profundos
efectos formativos entre los líderes empresariales y la clase política: creció
su confianza en sus propias habilidades de gestión y también creció su
frustración y desilusión ante cada crisis sucesiva. Mientras proclaman
públicamente que no hay alternativa al capitalismo, se dedican a buscar
maneras de controlarlo o superar su capacidad de autodestrucción.
Creo firmemente que disponemos de múltiples pruebas para demostrar que
los comportamientos aprendidos y las respuestas condicionadas de los
responsables de la formulación de políticas y los teóricos convencionales les
han llevado a sentir que pueden controlar aquello que consideran la
mecánica del modo capitalista de producción, distribución y circulación. Sus
repetidos intentos de controlar administrativamente las consecuencias
sociales y políticas del infatigable imperativo sistémico del capitalismo
clásico en pos de mayores ganancias han desatado una poderosa interacción
circular entre las fuerzas políticas y económicas que han acelerado las
tendencias culturales corporativas, y que actualmente se intensifican dentro
de una transformación nacional, política y cultural hacia el corporativismo.3
Si bien la mayoría de los analistas convencionales en cuadra sus
comentarios en términos de los ciclos empresariales normales de las
operaciones capitalistas, me parece cada vez más evidente que tienden a
3
Corporativismo, Giovanni Gentile http://en.wikipedia.org/wiki/Giovanni_Gentile
13
reconocer, aunque no de manera abierta, que los síntomas de la actual crisis
se encuentran profundamente enraizados en el propio capitalismo. Las
tácticas extremadamente autoritarias y herméticas del gobierno de Bush
dirigidas a la gestión de la crisis financiera constituyen los indicadores más
evidentes de los esfuerzos de largo plazo de las grandes corporaciones por
usar las palancas políticas del poder a fin de ampliar el control directo de la
iniciativa privada en las vicisitudes de un sistema cada vez más destructivo
en lo social y al que la clase gobernante y la clase dominante se encuentran
vinculadas en un nudo gordiano para su propia supervivencia. Asimismo,
planteo que la clase en el poder de las limitaciones actuales del capitalismo
en lo económico como una crisis estructural y presiona, mediante una
movida que pretende ir más allá del capital,4más que nunca antes para
escapar al inminente colapso.
El preludio: modificar el vocabulario no cambia la realidad
4
En el presente ensayo la frase más allá del capital ha sido tomada del texto de István
Mészáros titulado Beyond Capital: Towards a Theory of Transition
http://monthlyreview.org/beyondcap.htm, frase que yo mismo usé para titular un ensayo
previo: ¿Más allá del capital, más allá de la democracia?
http://www.tlaxcala.es/pp.asp?lg=es&reference=4304.
14
En los años de la segunda posguerra la palabra depresión5 fue eliminada de
las conversaciones políticas cordiales para dar paso a la menos temida
recesión.6 Sin embargo, las sucesivas y frecuentes olas de recesión nos
hicieron aprender que la verdadera diferencia entre depresión y recesión
radica en si perdemos el empleo, los ahorros, tal vez nuestro hogar, nuestra
familia con nuestra salud. Desde la Gran Depresión y durante las siete
recesiones registradas después de la Segunda Guerra Mundial, incluida la
estanflación7 de mediados de la década de 1970, los expertos en
administración monetaria y las voces de la política fiscal conservadora nos
aseguraban con creciente confianza que, a pesar de las ocasionales
dificultades en lo individual, los cada vez más sofisticados procedimientos
administrativos financieros y el diseño de presupuestos contracíclicos
limarían los extremos más severos de los auges y las caídas del pasado.
Muchos nos tranquilizamos al suponer que los tecnócratas a cargo de la
administración del capitalismo usamericano podrían controlar los excesos de
los ciclos empresariales para propiciar el crecimiento y la prosperidad que
predecían. Estábamos tranquilos: los economistas usamericanos de la
escuela anglosajona dominante y la era posterior a la depresión, divididos
entre la tendencia de la administración del déficit y la demanda bajo
influencia de John Maynard Keynes8 y los monetaristas9neoclásicos bajo
5
Depresión http://www.cwanswers.com/8921/economic_depression
6
Recesión http://recession.org/ y http://en.wikipedia.org/wiki/Recession
7
Estanflación http://en.wikipedia.org/wiki/Stagflation
8
John Maynard Keynes http://en.wikipedia.org/wiki/John_Maynard_Keynes
15
influencia de Milton Friedman,10 nos aseguraron y le aseguraron al mundo
que estaban aprendiendo a domesticar a la bestia capitalista.
Mientras los keynesianos se concentraron básicamente en los problemas del
déficit y la demanda, los monetaristas de la escuela de Friedman enfatizaron
la creciente “oferta” al reducir muchas formas de incursión gubernamental
en lo que denominaban “mercados autorregulados”. Ambos grupos estaban
convencidos de su dominio de los mecanismos de un sistema económico
capitalista cada vez más controlado por las grandes corporaciones; ambos
grupos nos aseguraban, a partir de métodos mejorados de gestión monetaria,
fiscal y presupuestal, que eran capaces de sostener el desarrollo y el
crecimiento capitalista, y superar los obstáculos que representa la tendencia
a la contracción periódica en recesiones y depresiones que es inherente del
sistema.
En tanto los monetaristas neoclásicos, más tradicionales, señalan los
obstáculos externos para el presunto crecimiento natural del capital (como la
intervención gubernamental para regular las inversiones), los keynesianos
argumentan ser capaces de superar los límites internos del sistema y crear
las condiciones para un crecimiento ordenado y continuo mediante la
9
Monetaristas http://en.wikipedia.org/wiki/Category:Monetarists
10
Milton Friedman / Escuela de Chicago / Monetaristas
http://en.wikipedia.org/wiki/Milton_Friedman
16
administración del delicado equilibrio entre la oferta y la demanda gracias a
la regulación racional de los mercados de todos los bienes y servicios,
incluidas las inversiones. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial,
ambos grupos de economistas han rivalizado por alcanzar y mantener la
influencia dominante en la definición del crecimiento y desarrollo del
capitalismo de la posguerra en Usamérica, y en su más reciente expansión
mundial a la que es común referirse como globalización.
Si bien ninguno de estos grupos se está exento de la influencia y de su par
en lo que respecta a conocimientos y técnicas de gestión, los
administradores keynesianos dedicados a temas fiscales o de déficit y
demanda tuvieron auge durante el periodo del New Deal, hasta que pasaron
la posta a los monetaristas neoclásicos alrededor de la época en que Ronald
Reagan llegó a la presidencia. Concentrados en los problemas de déficit y
demanda durante la Depresión o la falta de poder adquisitivo de los
trabajadores que producían bienes y servicios, los primeros keynesianos o
keynesianos sociales y promovieron políticas para incrementar el gasto de
los consumidores mediante altas tasas de empleo sostenidas por el gasto
público en proyectos para el desarrollo de infraestructura que incluían desde
la construcción de caminos y bibliotecas hasta la ampliación de toda clase
de servicios sociales, incluidos aquellos destinados a satisfacer las
necesidades básicas de las familias: salud, atención médica y educación
pública. Por el contrario, los economistas neoclásicos, principalmente
monetaristas, concentraron su atención en lo que consideran obstáculos
17
sociales y políticos para incrementar la oferta de productos y servicios que
ingresan a las operaciones “naturales” y poco conflictivas de los mercados
capitalistas sin restricciones. No obstante, ambas escuelas buscaron asegurar
la gestión interna controlada del sesgo inflacionario que forma parte de la
economía nacional y mantener la influencia predominante del dólar
usamericano (usad) al tiempo que llevaban la cultura de las prácticas
empresariales usamericanos al comercio internacional. Juntos, enfrascados
en largas disputas teóricas mientras buscaban cargos de autoridad en el
entorno de la formulación de políticas públicas, los keynesianos y los
monetaristas neoclásicos trataron de mantener la postura política y militar
dominante de Usamérica en el mundo de la segunda posguerra a fin de
fomentar y proteger la influencia económica internacional del país como
principal método para la preservación de la economía nacional.
Así, durante los años de la segunda posguerra un gobierno federal tras otro
intento mantener el equilibrio entre los costos internos de la estabilidad
social y económica y la continuidad del financiamiento de su política
exterior en lo económico y lo militar. En todo este periodo, también
conocido como Guerra Fría, demócratas y republicanos por igual coincidían
en términos generales con un plan fiscal y monetario que buscaba
compensar los costos de una política interior y exterior mayormente
inspirada en los principios keynesianos del sostenimiento de la demanda
interna mediante la administración del presupuesto nacional y la regulación
general de los controles monetarios sobre las prácticas bancarias. Sin
18
embargo, tras el fracaso de la guerra usamericana en Vietnam y el
incremento en los precios del petróleo durante la década de 1970, se registró
un cambio importante en la política exterior: el viraje marcaba un
expansionismo más agresivo que se aceleró a partir del gobierno de Reagan
y desbancó las prioridades monetarias y de presupuesto interno para
favorecer una mayor proyección del poderío económico usamericano en el
planeta.
A partir de la disociación del dólar usamericano11(usad) de su precio fijo en
oro y el paso a los largos años de desregulación de la economía nacional, lo
que antes fue un equilibrio viró cada vez más hacia el requisito de proyectar
la expansión empresarial apoyada en el aspecto militar. Los consecuentes
cambios de largo plazo en la política interna a partir de la década de 1970
adoptaron cuatro formas básicas: disminución de sueldos y salarios dentro
del país, transición de la carga fiscal hacia la población con menores
ingresos, disminución de los servicios sociales y debilitamiento o
eliminación de mecanismos para regular las actividades empresariales y
bancarias. Este singular cambio en la política social y económica dentro del
país, por lo general denominado “ruptura del contrato social”, sesgo el
equilibrio alcanzado con los programas sociales de inspiración keynesiana
que favorecían políticas presupuestales y monetarias y diseñadas para
11
Desvinculación del dólar usamericano y el oro (patrón oro-dólar)
http://www.historycommons.org/context.jsp?item=financial_crisis_1
19
apuntalar la inversión extranjera directa que quedaría bajo la protección de
una acentuada presencia militar usamericana en el exterior.
Muy pronto quedó claro que trasladar el costo de la expansión económica a
la población con menores ingresos no bastaría para subsanar el costo de una
política exterior cada vez más agresiva en el ámbito militar y económico. Se
requería de un factor adicional en lo social y lo económico para cultivar la
aceptación pública del pronunciado viraje político hacia una expansión
económica sustentada en el desarrollo militar. Escaló el ya conocido y bien
trabajado factor miedo, al tiempo que el factor comodidad mejoraba. Fue
relativamente fácil exacerbar aquel factor miedo profundamente enraizado
en las viejas nociones usamericanas de xenofobia y superioridad racial y
social. Pero resultaría mucho más difícil, aunque no imposible, lograr que la
población se sintiera más cómoda mientras los salarios caían. Se facilitó el
acceso a crecientes montos crediticios y a baratos artículos de importación.
La clase gobernante de ambos partidos, pero particularmente los
republicanos, combinó el sentido del orgullo nacional popular con la
sensación de una creciente riqueza en el mercado de los bienes raíces para
dar paso a un círculo socioeconómico que parecía validar al sistema. La
interacción circular de las nociones culturales del ejercicio de la soberanía
individual del consumidor, reforzada por la creciente disponibilidad de
crédito y frases publicitarias que siempre incluían las palabras “libre” y
“libertad” (libre mercado, libertad de elegir), todo ello basado en la
galopante deuda pública y deuda del consumidor, parece haber legitimado
20
las nociones populares de aquellas libertades que ofrecía el sistema de
mercado manipulado del capitalismo.
Los lemas políticos que acompañaron la situación y fueron popularizados
por adeptos a la teoría neoclásica con creciente influencia que defendían el
capitalismo de mercado “puro” o más puro, aquel al que hasta hace poco se
referían con orgullo y firmeza simplemente como capitalista hablaban de
“quitarnos al gobierno de encima”, “sacar al gobierno de los consejos de
administración y las juntas directivas” gracias a la reducción o eliminación
del gasto público, la regulación, la supervisión y otros obstáculos que
entorpecían la prometida libertad de las operaciones del mercado
autorregulado que, según los economistas y los políticos neoliberales,
fertilizar y a la creatividad empresarial para maximizar su potencial de
innovación a fin de lograr una mayor expansión que traería beneficios para
todos. No obstante, detrás de los lemas políticos que pretendían adelgazar al
gobierno y eliminar la intervención gubernamental al tiempo que
propugnaban las oportunidades individuales en todos los niveles de las
actividades económicas, financieras y corporativas, los monetaristas
neoclásicos no dejaron de promover su plan para la privatización total de la
economía usamericana. A través de su influencia en organizaciones como el
Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y, posteriormente,
la organización mundial del comercio, los chicos de la escuela de Chicago12
12
Escuela de Chicago / seguidores de Friedman
http://www.nytimes.com/2006/11/16/business/17friedmancnd.html?_r=1&pagewanted=1
21
se dedicaron a convencer a los dirigentes de otras naciones a adoptar su
concepto de capitalismo corporativo internacional carente de restricciones y
regulaciones, un capitalismo que encontró su expresión más exagerada en
acuerdos de comercio internacional como el Tratado de Libre Comercio
(TLC) que vincula a Canadá, México y Usamérica en un bloque comercial
regional.
Blandiendo las propuestas de eliminar los obstáculos políticos y sociales
que, decían, limitaban el presunto crecimiento “natural” y las tendencias
creativas del capitalismo, los neoliberales de ambas tradiciones económicas
anglosajonas se pronunciaban a favor de la aprobación de acuerdos de
comercio internacional que habrían de favorecer la expansión del
intercambio transfronterizo de toda clase de bienes y servicios que sería
benéfico para todas las partes. Con un gran énfasis en los supuestos
beneficios de un mercado en teoría autorregulado y la libre interacción entre
la oferta y la demanda, estos acuerdos comerciales propiciarían el
movimiento irrestricto de dinero, instrumentos financieros, diferentes
formas de producción corporativa, servicios, ventas y operaciones de
intercambio comercial a través de las zonas comerciales comprendidas entre
los tres países más grandes de Norteamérica y, posteriormente, alrededor del
mundo. Escudados tras los beneficios teóricos que se derivarían de la
interacción ilimitada y transfronteriza de compradores y vendedores,
productores y consumidores, y prestatarios y prestamistas, keynesianos y
22
monetaristas neoclásicos intentaron reproducir el modelo económico
usamericano a través de las redes comerciales internacionales.
Dicen que un gobierno magro es un mejor gobierno
En nombre de un gobierno magro que habría de devolver el control al
“pueblo”, los economistas neoclásicos y sus seguidores políticos
neoliberales, demócratas y republicanos, han eliminado las salvaguardas
regulatorias que dieron paso a la expansión del poder económico
corporativo y a la influencia política a lo largo y ancho de Usamérica y
muchos rincones de las zonas de comercio capitalista. De manera
consistente con la cháchara política de la teórica separación de la política y
economía, usaron su poder e influencia para diseñar un régimen de
expansión económica capitalista que contaba con la bendición del aparato
político y cuya administración quedaba, en gran medida, en manos de los
centros de dominio de las élites corporativas en Usamérica con tentáculos
que llegan a todo el mundo (la sección final de referencias de este ensayo
incluye bibliografía recomendada; en este caso, sugiero la obra de Naomi
Klein, The Shock Doctrine/La doctrina del shock).13 Siempre apoyando el
crecimiento del capitalismo corporativo, los neoliberales de todo color
13
Naomi Klein La doctrina del shock:
http://www.democracynow.org/2007/9/17/the_shock_doctrine_naomi_klein_on
23
promovieron, sobre todo en los últimos 30 años, las acumulaciones y
concentraciones de riqueza más rapaces y violentas desde la década de
1920, actos que han dejado a la gran mayoría de la población mundial
sumida en la miseria y al borde de la peor depresión desde la década de
1930.
Un repaso comparativo de hechos clave puede ayudarnos a ilustrar la actual
desigualdad en la distribución de la riqueza y los ingresos que han
propiciado las políticas y las prácticas neoliberales en los últimos 30 años, y
nos han llevado a extremos que evocan el año 1929. Tal como Jack
Rasmus14 afirma en su artículo publicado por Z Magazine en febrero de
2007: “El 1% de las viviendas con mayor riqueza en Usamérica perciben
entre 19 y 21.5% del producto interno bruto anual… lo que casi equivale a
prácticamente el 22% del ingreso nacional que el 1% mejor situado percibió
en 1928, justo antes del colapso de la bolsa en 1929”. Además de enfatizar
esta desigualdad dentro de Usamérica, también hay que destacar que, al día
de hoy, menos de 500 multimillonarios poseen un ingreso total que equivale
a la mitad de lo que percibe la población mundial, es decir, 3 mil millones
de personas. El valor neto de las 10 personas más acaudaladas del planeta
equivale al ingreso anual total de toda la población de los países en
desarrollo. En Usamérica, el 1% más acaudalado de la población posee 53%
de las acciones en bolsa, mientras que el 10% más acaudalado posee un total
14
Jack Rasmus www.zcommunications.org/zmag/viewArticle/15635
www.zcommunications.org/zspace/jackrasmus http://www.zmag.org/zspace/jackrasmus
http://www.zmag.org/zmag/viewArticle/16736
24
de 88%. La supuesta clase media tiene el 11% restante. Estas diferencias
prepararon el escenario de la actual crisis económica.
Aunque en público pregonan que el gobierno magro es el mejor gobierno,
los neoliberales de las filas demócratas y republicanas del capital facilitaron
la creciente concentración de la riqueza en unas cuantas manos al tiempo
que transferían el poder económico y político a los magnates de las grandes
corporaciones. La actual crisis financiera, que hoy revela con mayor
claridad las debilidades del sistema económico, tiene una larga historia
nacional e internacional que se refleja en la concentración de la riqueza, el
ingreso y el peso político vigilante que no sólo está acabando con los mitos
del capitalismo usamericano, sino que además está echando por tierra la
buena imagen del estilo corporativo usamericano al tiempo que desacredita
a sus partidarios políticos.
La apuesta política y económica que se jugó a fines de la segunda guerra
mundial para mantener e incrementar el dominio militar y económico
usamericano dio paso a prácticas de política interna y exterior que hoy
sabemos insostenibles, prácticas que han desatado una verdadera crisis
política y económica del capitalismo corporativo usamericano, un sistema
que ha demostrado estar más allá del control del Estado nacional
corporativo. Cuando se tomó la decisión de basar la estabilidad interna de la
estructura política y económica del país en la proyección de su poderío
económico y militar en el extranjero, la interdependencia circular resultante
25
del gasto militar para sostener el consumo interno como fuente de crecientes
ganancias corporativas hizo que el gasto militar llevara al consumo a un
ciclo de autodestrucción. Mientras el recurso del gasto militar se usó para
prolongar la estabilidad social y de la economía interna, y así encubrir
temporalmente los desequilibrios sistémicos, parecía que se había
encontrado la fórmula mágica del crecimiento económico y político, lo que
producía una notable extensión del poderío militar y económico.
Aparentemente inspirada en el concepto teórico de la expansión ilimitada
del mercado, la interacción de los costosos elementos del poder militar y las
prácticas corporativas autoritarias cada vez menos reguladas formaba una
esfera de influencia política interna que rápidamente encerraba al gobierno
dentro de una estructura corporativa al tiempo que limitaba su poder. En una
muestra tragicómica de desamparo, somos testigos del teatro del absurdo de
los representantes de las grandes corporaciones, como la industria
automotriz y la banca que bendigan la ayuda de un gobierno que representa
sus propias prácticas corporativas fracasadas.
Hoy, en otro esfuerzo desesperado por superar los repetidos ciclos de auge y
caída del capitalismo en el país y a través de las zonas neoliberales
vinculadas entre sí, quienes se manifestaron a favor de los cambios que
contribuyeron a acelerar la formación del actual crisis financiera, propiciada
en parte por la desregulación, van en pos de la confianza de la población
para administrar los múltiples síntomas de crisis que son producto de sus
propias prácticas de negocios. Fue muy aleccionador ver a Henry Paulson,
26
CEO de Goldman Sachs, en el papel de Secretario del Tesoro y aplicar las
mismas prácticas fallidas para contener los problemas nacionales que
causaron el fracaso de las corporaciones.
Convencidos de que las crisis financieras son las causas y no los reveladores
síntomas de los problemas económicos, los monetaristas siguen bajando las
tasas de interés e inyectando dinero a los mercados financieros con escaso o
nulo efecto. Para su total consternación, después de que las herramientas
típicas del monetarismo fracasaran como estímulo de los préstamos,
siguieron concentrándose en el congelamiento del crédito como causa
central del colapso de toda la economía. Mientras los keynesianos de toda
estirpe (los más tradicionales y los nuevos conversos) observan la caída de
los mercados desde la perspectiva del poder adquisitivo insuficiente, los
monetaristas neoclásicos proponen promover los créditos bancarios e
incrementar la disponibilidad de dinero que los bancos no prestarán, al
tiempo que las empresas no se muestran inclinadas a solicitar préstamos y
los consumidores están incapacitados para solicitar más crédito. Una mirada
atenta nos permite reconocer que las medidas correctivas convencionales
que proponen los neoliberales no son sino las mismas medidas que
propiciaron la actual crisis económica: incrementar el crédito público y
privado a fin de estimular más gasto basado en deuda.
Tras un nuevo fracaso en el intento por alentar el crédito como única meta
de estímulo monetario y mientras los valores del mercado siguen
27
hundiéndose y los indicadores de la economía nacional caen en picada, la
Secretaría del Tesoro y el Fed inyectan con singular alegría más dinero al
sistema financiero y, a costa de los contribuyentes, compran papeles sin
ningún valor en un desesperado y convencional esfuerzo por estimular una
economía agotada y entrampada en un ciclo de expansión corporativa
militarizada cuyo motor es la deuda.
No cabe duda de que algo anda muy mal en este proceso económico
profundamente enraizado en lo que se considera “normal”. Más nos vale
hacer un análisis cuidadoso antes de pasar a las iniciativas más recientes del
nuevo gobierno demócrata. Repasemos el historial económico de largo
aliento.
Una mirada a la historia económica usamericana: la historia de la
teoría económica anglosajona y usamericana, y su aplicación práctica
Desde por lo menos el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la primera
década de este siglo, muchas de las características institucionales y
culturales del modelo económico usamericano, sus métodos y prácticas
comerciales han sido motivo de admiración o de envidia entre muchos
dirigentes de ideas afines alrededor del mundo que se han empeñado en
imitar y reproducir este modelo capitalista con diversos grados de éxito y
28
cada vez más fracasos, sobre todo en las últimas tres décadas del siglo XX.
Basta con mirar las desastrosas consecuencias de los recurrentes fracasos del
modelo a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe en ese mismo
periodo, años en los que la influencia dominante de la economía y los
negocios usamericanos ha sido particularmente intensa. Después de una
larga serie de resultados catastróficos desde Haití hasta Chile y bajo la tutela
de instituciones internacionales dominadas por Usamérica, como el FMI, el
Banco Mundial y, de manera más reciente, la Organización Mundial de
Comercio, el electorado latinoamericano ha empezado a ampliar la
búsqueda de alternativas al modelo usamericano en esa otra América.
Hasta hace poco, cada fracaso del modelo económico usamericano,
frecuentemente implantado por la fuerza en el extranjero (ver Naomi
Klein15) era achacado a la ineptitud de dirigentes locales que no habían
aplicado al pie de la letra las demostradas prácticas derivadas religiosamente
de una teoría que se presumía sagrada, impecable e irrefutable. Hagamos
por el momento caso omiso de las personalidades de los dirigentes
regionales que fueron educados y entrenados en las instituciones educativas
y militares usamericana; con sentémonos en las razones sistémicas de la
larga cadena de fracasos dentro del templo del modelo económico.
15
Naomi Klein: Los acuerdos casi ilegales detrás del rescate por $700 mil millones:
http://www.alternet.org/workplace/107458 El rescate es un regalo de despedida para
aquellos a los que George Bush alguna vez se refirió, en broma, como “mi base”. Ver
también la nota sobre los chicos de Chicago de Obama:
http://www.thenation.com/doc/20080630/klein y Public Revolt Builds Against Rip-off
Rescue Plans for the Economy
29
Para entender mejor los muchos fracasos internacionales de este “modelo de
exportación” es conveniente analizar las extensas y repetitivas fallas del
sistema en el corazón de su desarrollo en el continente americano. La
evaluación crítica del modelo económico usamericano aprobado, certificado
y consagrado requiere de un cuidadoso repaso de las pruebas de sus muchas
fallas internas como referencia lógica de los colapsos recurrentes registrados
en Usamérica y la larga cadena de terribles fallas históricas que ha tenido en
América Latina y que hoy se extiende rápidamente alrededor del planeta. Es
necesario revisar la historia económica usamericana para identificar las
causas sistémicas de las crisis y analizar las razones específicas de sus
recuperaciones, lo que sigue alentando ideas convencionales de reforma de
la teoría y la práctica económicas.
Es necesario observar el modelo desde la perspectiva de una nación que a lo
largo de su historia, desde la independencia de su condición de colonia
británica, ha buscado expandir sus alcances territoriales para así comprender
las causas y las consecuencias de la actual crisis económica y política
mundial, la crisis del capitalismo. Si el resto de los dirigentes alrededor del
mundo hubiesen mirado con mayor detenimiento y menos admiración las
peculiaridades de la historia socioeconómica de Usamérica y su expansión
imperialista, habrían previsto con mayor facilidad sus propios desastres
recientes.
30
Aunque la historia no se repite perfectos o medibles, la actual crisis política
y económica encuentra demasiados y temibles ecos en un pasado no tan
lejano, un pasado derivado de la interpretación usamericana de las teorías
clásicas anglosajonas aplicadas en condiciones no fáciles de replicar.
Incluso un repaso superficial pero realista de la historia económica de
Usamérica revelaría las razones concretas del crecimiento inusual que ha
conducido a una larga lista de desastres financieros recurrentes debidos a los
desequilibrios en la sobreproducción de una economía que se expande
vorazmente una y otra vez, acompañada del ensanchamiento de las fuerzas
militares.
Los primeros años de la república
Podría decirse que el capitalismo usamericano devoró su entorno físico
continental. Al tiempo que ávidamente consumía los recursos naturales y
prácticamente exterminaba a la población originaria, concentraba sin cesar
la riqueza en unas cuantas manos. A través de cada fase, el creciente poder
de unos cuantos, desde los dueños de los esclavos hasta los multimillonarios
y las poderosas corporaciones de hoy, el vínculo vital entre el ciclo de la
producción y el consumo se forzó una y otra vez, y cada quiebre desató una
crisis financiera.
31
Desde 1797 hasta la fecha, el modo de producción capitalista usamericano
ha producido 18 recesiones y depresiones que han durado entre uno y
veintitrés años.16 Su primera depresión en los inicios de la era industrial
duró de 1873 a 1896. Entre el final de aquella “larga depresión” y el inicio
de la Gran Depresión de 1929 a 1939 se registraron dos importantes pánicos
financieros que dejaron una huella indeleble en el pensamiento de la
mayoría de los economistas y financieros usamericanos de tendencia
dominante. El pánico de 1893, hacia el final de la larga depresión, también
un periodo de expansión económica que culminó con el gran pánico
bancario y financiero de 1907, definió el pensamiento de los economistas y
su concentración analítica en las “causas”: La interrupción del flujo de
fondos a través de la red financiera, es decir, aquello a lo que hoy nos
referimos como problemas de liquidez financiera (el miedo de los bancos a
otorgar préstamos).
Si bien podemos ver los ciclos económicos/financieros y las crisis
resultantes de los primeros 100 años en la historia de Usamérica como
problemas de una sociedad agrícola en expansión, las crisis de los últimos
25 años del siglo XIX y a lo largo del siglo XX se convirtieron en crecientes
Lista de recesiones y depresiones en la historia
usamericana: http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_recessions
16
32
crisis de una sociedad capitalista e industrial emergente y en proceso de
expansión.
Desde 1836, cuando no se amplió la Carta del Segundo Banco de los
Usamérica, el país dejó de tener un sistema de banca central. Los bancos de
propiedad privada en Nueva York, junto con unos cuantos bancos regionales
poderosos,
constituían
una
laxa
red
de
instituciones
financieras
independientes operadas por sus propietarios que estaban a cargo de las
actividades bancarias y de inversión en función de sus propios intereses y de
los intereses de sus igualmente poderosos clientes corporativos.
Tras el congelamiento casi total de las operaciones bancarias en 1907,
financieros y economistas concentraron su atención en el problema de la
liquidez dentro de la red de la banca privada como causa principal del
estrangulamiento de la actividad económica, lo que provocaba las
depresiones. Hay que reconocer que las necesidades de expansión y
diversificación de sectores de la economía nacional por parte de la banca y
las inversiones implicaban requisitos financieros distintos y, a veces,
conflictivos. Tal como muchos de representantes gubernamentales e
instituciones financieras como Henry Paulson y Ben Bernanke afirman hoy
y en su día los grandes imanes financieros también, la principal causa de los
repetidos y cada vez más intensos episodios de pánico financiero fue la falta
de confianza entre las instituciones prestamistas, muchos todavía se refieren
a las crisis de liquidez y crédito como crisis de confianza. En vista de
33
flagrantes, inmediatos e innegables síntomas de las crisis financieras como
la causa más importante de las contracciones de la economía, históricamente
los banqueros y los financieros buscaban y siguen buscando con la mayor
naturalidad, desde su perspectiva institucional, soluciones que faciliten el
flujo de los fondos dentro de los diversos mercados; en otras palabras,
buscan sostener los préstamos rentables.
Después del pánico de 1907 y de alrededor de cinco años de investigaciones
por parte de la Comisión Nacional Monetaria, el Congreso finalmente
aprobó la legislación para regular a la banca en 1913, conocida como la Ley
de la Reserva Federal. Después de un lapso de casi 75 años, Usamérica
volvió a tener un banco central a cargo de la administración del flujo de los
fondos nacionales y de la función de prestamista de última instancia. En un
modesto gesto de ruptura con la política económica nacional, la legislación
que autorizó la formación del sistema de la Reserva Federal produjo una
institución nacional de banca central que conjugaba elementos públicos y
privados, un híbrido denominado Banco de la Reserva Federal,
popularmente conocido como el Fed.17 Esta decisión dejó básicamente a los
banqueros a cargo de la gestión de la política bancaria y monetaria del país.
En consonancia con las nociones teóricas dominantes de la separación de la
actividad económica y la actividad política, y en la búsqueda de soluciones
privadas a problemas sistémicos públicos, el control de la banca central en
Usamérica quedó en gran medida en manos de personas cuyos
17
El “Fed”: http://www.federalreserve.gov/aboutthefed/bios/board/default.htm
34
nombramientos dependían de la presidencia y se confirmaban en el Senado.
Si bien se requirió de una legislación nacional para fundar el Banco de la
Reserva Federal, su administración y operaciones quedaron bajo control de
banqueros particulares.
35
Una transición histórica
A pesar del largo retraso en la creación del sistema de la Reserva Federal,
finalmente Usamérica había restablecido una estructura de banca nacional
con las amplias facultades de gestión monetaria necesarias para responder a
las necesidades bancarias de una sociedad industrial cada vez más numerosa
y compleja. La rápida transformación económica durante el periodo
posterior a la Guerra Civil durante los últimos 25 años del siglo XIX había
evidenciado las deficiencias del sistema de banca regional. Los bancos
regionales, dominados por los grandes bancos neoyorquinos, eran incapaces
de satisfacer simultáneamente las necesidades crediticias de los ciclos
agrícolas y los implicados requisitos para la expansión de la industria y el
comercio. Todos (economistas, banqueros, financieros y “magnates del
mundo industrial”) cifraban sus esperanzas en que los nuevos coordinadores
y gerentes del banco central a cargo del suministro de dinero en el país
tuvieran la capacidad de controlar el flujo de fondos dentro y fuera de los
sectores productivos conforme a lo requerido por las necesidades
estacionales de la agricultura y, al mismo tiempo, satisfacer los distintos
requisitos de flujo de efectivo según las crecientes y complejas necesidades
de una gama cada vez más diversa de industrias emergentes.
36
Ya que los economistas y financieros del siglo XIX advirtieron que los
flujos internacionales, regionales y estacionales de fondos, así como los
hiperactivos especuladores de Wall Street que periódicamente habían
convulsionado sistemas bancarios del país desde sus inicios precipitaban los
pánicos bancarios y financieros, los defensores del Banco de la Reserva
Federal trataron de solucionar el problema de la “confianza” mediante una
gestión institucional interna más eficaz del sistema financiero nacional. En
vista de que las recurrentes crisis financieras eran principalmente causadas
por la insuficiente coordinación institucional del flujo de dinero a través de
las instituciones financieras, los defensores del Banco Central intentaron
superar las barreras inherentes al mercado mediante la aplicación de
métodos sistémicos de gestión coordinada a través de herramientas externas
al mercado institucionalmente controladas para la regulación monetaria. Así,
se encomendó al Fed la responsabilidad de aplicar, en la escala nacional,
herramientas estándar para el control monetario como los préstamos
interbancarios, los ajustes a la tasa de interés, los préstamos directos a los
bancos y la administración de la oferta nacional de dinero. De esta manera,
el Fed se convirtió en una especie de gerente supramercado que usaba su
autoridad sobre los mercados financieros nacionales para obligar a los
bancos miembros al cumplimiento.
El objetivo, la organización y las facultades otorgadas al Fed en 1913 son un
reflejo de la visión compartida entre banqueros, intermediarios e
inversionistas respecto a las técnicas eficaces de gestión monetaria que
37
reducirían o eliminarían los recurrentes problemas de liquidez percibidos
como la principal causa de las crisis periódicas de confianza en el sistema
financiero nacional. Desde el tiempo de la creación del sistema de la
Reserva Federal hasta la Gran Depresión, la mayoría de los economistas
usamericanos de la escuela clásica dominante tenía la opinión de que las
crisis económicas eran propiciadas por problemas de flujo de dinero dentro
del país; por lo tanto, creían que el dinero debía dirigirse oportunamente
cuando fuera necesario a aquellas áreas que lo necesitaran. Por ende, la
ocurrencia de crisis económicas se percibía como un factor evitable
mediante la gestión informada de los mecanismos del mercado propios del
sistema financiero.
Hasta la reciente “crisis de liquidez” y la subsiguiente “crisis de confianza”
que atrajeron la atención nacional por la “crisis de las subprime”, cuyos
drásticos efectos se han hecho sentir desde mediados de 2007, la estrategia
predominante del Banco de la reserva general ha consistido en restaurar la
confianza en las redes de banca e inversión a partir de las técnicas clásicas
de gestión monetaria: ajustar las tasas de interés, inyectar efectivo al sistema
mediante la compra de instrumentos del Tesoro en el mercado abierto. Éstas
y otras técnicas, mencionadas en las citas correspondientes sobre el Fed al
final del presente documento, representan los procedimientos de gestión
monetaria aprobados y teóricamente sustentados por los monetaristas de
diversas escuelas.
38
Excepto por el período entre la Gran Depresión y mediados de la década de
1970, el principal elemento para la administración económica y financiera
eran los controles monetarios al alcance de los gerentes del Banco de la
Reserva Federal que recurrían a las herramientas enmarcadas en la Ley de la
Reserva Federal. En palabras llanas, los monetaristas neoclásicos elevarían
las tasas de interés a fin de ralentizar la economía nacional o bien reducirían
las tasas de interés para estimular la actividad económica. También
incrementarían o contendrían la oferta de dinero y prestarían más o menos
fondos a los bancos miembros. A lo largo de la segunda posguerra, el debate
se dio entre aquellos que confiaban principalmente en los métodos de
control monetario para la administración de las finanzas y la economía (los
monetaristas) y aquellos que enfatizaban el enfoque equilibrado de
inyección al presupuesto o estimulación económica mediante el gasto
deficitario combinada y coordinada con el uso prudente de instrumentos
monetarios tradicionales, como los ajustes a la tasa de interés y las
operaciones de mercado abierto del Fed (los keynesianos). El objetivo
anunciado de ambos grupos era controlar la inflación conforme el
crecimiento económico. Es importante destacar que el énfasis se concentró
en controlar la inflación, no en eliminar el sesgo inflacionario integrado a la
economía nacional. La constante amenaza de la deflación durante graves
bajones económicos era y sigue siendo un temor constante en las mentes de
los reguladores de la postdepresión.
39
Este amplio y a veces acre debate tiene una larga historia. Nace de la Gran
Depresión de la década de 1930 y vive hasta hoy: muchos políticos
republicanos y sus economistas monetaristas neoconservadores argumentan
que las políticas de estímulo económico típicas de la era de la Depresión y
los controles y las regulaciones del New Deal no funcionaron; además, en
un gesto de fundamentalismo neoclásico, señalan que deberíamos dejar que
el mercado siguiera su curso natural de purga para encontrar un nuevo
equilibrio entre la oferta y la demanda de bienes y servicios. No obstante, el
inquietante temor a la deflación producto del libre albedrío de la mano
invisible sigue constituyendo una ansiedad constante que tiende a contener
la euforia de los fundamentalistas más extremos del mercado que claman
por un regreso total a la era caótica del capitalismo prekeynesiano.
40
De la reforma bancaria a la transición... ¿hacia la
transformación?
Entras las voces del fundamentalismo del mercado vuelven a tratar de
preparar una crítica al nuevo consenso entre la mayoría de los economistas
neoliberales que han reconocido la urgente necesidad de implantar
esquemas de regulación intervención directa por parte del gobierno federal
para contener el daño económico del actual crisis es conveniente hacer una
pausa y reconocer que la historia de su formación económica práctica,
adquirida durante la larga serie de crisis del siglo XX, ha desarrollado un
patrón de respuesta profundamente arraigado. Aunque los monetaristas
neoclásicos puedan refutar a los neokeynesianos, no cabe duda de que
ambos grupos han aprendido uno del otro ni de que la mayoría parece
encontrar puntos en común cuando se trata de salvar al sistema de su cada
vez más evidente tendencia “natural” a la catástrofe.
A lo largo de cada una de las crisis económicas del siglo XX, cuando los
supuestos mecanismos de autocorrección natural del mercado fracasaron
una y otra vez, los monetaristas neoclásicos y los keynesianos refinaron sus
métodos. Desde el demencial embrollo de los magnates de Wall Street por
controlar la “crisis de liquidez” durante el pánico de 1907 hasta la formación
de la red nacional e banca central en 1913, a lo largo de los difíciles tiempos
41
de la Gran Depresión y la economía gestionada en los años de la segunda
guerra mundial, los economistas de tendencia dominante de ambas escuelas
profundizaron sus análisis de los síntomas de las crisis económicas y
ajustaron sus técnicas esquemáticas de solución para responder con mayor
precisión a las causas próximas o inmediatas de cada una de las sucesivas
contracciones económicas después de la Segunda Guerra Mundial, aquellas
que hoy conocemos como recesiones. Hay que dejar claro que ambas
escuelas económicas se preocupaban por reformar el sistema económico a
fin de preservar. Sin embargo, durante los años de la segunda posguerra los
monetaristas señalaron con estridencia que las prioridades sociales del
keynesianismo y su insistencia en la regulación daban pie a obstáculos para
el libre flujo de inversiones necesarias para el posterior crecimiento y
expansión.
También es importante hacer una pausa para recordar el anticomunismo y
antisocialismo que prevaleció en Usamérica a lo largo del siglo XX y que
condicionó en gran medida las opiniones sobre la gama de alternativas que
se ofrecían a la élite dominante del capitalismo usamericano. Hay que
recordar
que
durante
la
Gran
Depresión
la
derecha
etiquetaba
constantemente a Franklin D. Roosevelt como socialista y comunista, al
igual que lo hace hoy día con el presidente Obama. A pesar de los
vilipendios, los primeros reformistas intentaron de manera consciente y con
seriedad mejorar el funcionamiento del capitalismo sin eliminar su proceso
esencial de acumulación privada de ganancias.
42
Posteriormente, en el inusual y acaso único en torno político y económico
de la segunda posguerra, marcado por la estabilidad del crecimiento
económico, la superioridad del poderío militar y el predominio en la
influencia política, los responsables de la formulación y aplicación de
políticas usamericana es operaron desde una perspectiva nacional protegida
y prácticamente carente de amenazas como autoridad política y económica
en un amplio y creciente ámbito internacional relativamente seguro. Desde
los días de Bretton Woods18 hasta la Organización Mundial de Comercio,
los supuestos y los criterios económicos subyacentes para la expansión
mundial fueron la preocupación clave que dictó el rumbo a los dirigentes
usamericanos.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la élite dominante y sus asesores
políticos y económicos, monetaristas y keynesianos, no dejaron de ver los
diversos obstáculos del mercado internacional al movimiento ilimitado de
dinero, recursos y productos como el principal impedimento para el
crecimiento económico del país. Una vez resuelto el debate nacional en
torno al tema del aislacionismo que ocupó parte del siglo XX, el asunto
pendiente era cómo mantener la influencia y el poderío usamericano en el
entorno internacional. Había un consenso básico en cuanto a la necesidad de
alguna medida para la expansión económica internacional a fin de lograr la
18
Bretton Woods:
http://en.wikipedia.org/wiki/United_Nations_Monetary_and_Financial_Conference
43
estabilidad de la economía nacional. Como reflejo de sus ideas en cuenta los
efectos negativos de las prácticas proteccionistas previas a la Gran
Depresión, al tiempo que proyectaban la creciente necesidad de estabilidad
política y económica en el interior como base de la expansión del poderío en
la esfera internacional para asegurar la continuidad del acceso a los
mercados y los recursos alrededor del planeta, y teniendo la pérdida de su
dominio político y económico en el globo, hacia fines de la Segunda Guerra
Mundial la política usamericana tuvo por objetivo mantener la supremacía
internacional. El pronunciamiento de George Kennan en el Estudio 23 de la
Planeación de la Política en 1948 deja claro este objetivo nacionalista
usamericano al afirmar: “para que Usamérica siga poseyendo 50% de la
riqueza mundial, nuestra verdadera tarea en el período porvenir es diseñar
un patrón de relaciones que nos permita mantener la disparidad”. Durante
toda la segunda posguerra, el objetivo general de la política exterior
usamericana fue preservar su posición de poder, privilegio e influencia
dominante como presunto líder del mundo capitalista, así como expandir
dichas zonas de influencia para sus propios fines.
A juzgar por sus constantes y cruentos esfuerzos por dominar los recursos
del Medio Oriente y las rutas de los oleoductos entre oriente y occidente, es
obvio que el plan nacional de largo plazo de la élite dominante usamericana
sigue siendo asegurar y proteger el corazón de su Estado corporativo
imperialista mediante la expansión de su influencia política, económica y
militar en otras naciones industriales capitalistas, al tiempo que pretende
44
dominar o eliminar a todos sus rivales. Esta larga y costosa estrategia
nacional basada en la dupla grandes corporaciones-ejército, estrategia
particularmente perseguida en los últimos ocho años y llevada al punto del
fracaso, ha debilitado el núcleo de la clase política usamericana y su postura
en temas de política exterior. Mientras los defectos históricos del
capitalismo clásico de tradición anglosajona y usamericana reaparecen
rápidamente durante la actual crisis económica y se intensifican bajo la
tensión añadida de la expansión corporativa y militar, los grandes
propagandistas del capitalismo corporativo de nuestro tiempo y sus
seguidores políticos hacen maniobras para hacer que el capitalismo supere
sus
limitaciones
estructurales.
A
medida
que
los
economistas
convencionales y sus contrapartes en el mundo empresarial luchan por
preservar con su peculiar estilo tecnócrata autoritario, deliberada o
involuntariamente someten al sistema mutaciones destinadas a preservar su
propio poder y riqueza.
Conforme la élite política usamericana participa en la actual transición del
liderazgo del Partido Republican al del Partido Demócrata, podemos
anticipar que la necesidad general de preservar y expandir su posición y
postura política y económica en el mundo seguirá definiendo sus políticas
internas e internacionales. No obstante, en nuestro análisis debemos destacar
y enfatizar que las condiciones políticas y económicas que dieron paso a la
estabilidad interna durante la segunda posguerra, y que sostuvieron su
continua influencia y apuntalaron el estatus internacional usamericano son,
45
actualmente, mucho más limitadas. La nación que surgió victoriosa de la
Segunda Guerra Mundial enfrentó la demanda acumulada de sus productos
dentro y allende sus fronteras, y disfrutó de una paciencia internacional poco
común. Hoy en día, frente a una crisis económica clásica, caracterizada por
la contracción de la demanda y la excesiva capacidad de producción, una
crisis financiera nacional con importantes ramificaciones alrededor del
mundo y el acecho de repercusiones que amenazan con una crisis política de
confianza dentro y fuera del país, las opciones de la clase dirigente son
limitadas y serán cada vez más escasas.
Hipotecar la buena voluntad de la segunda posguerra en el juego de
poder por la dominación mundial
A partir del supuesto razonable según el cual un eje nacional unificado
podría operar como un sólido centro económico y político/moral de las
alianzas de la segunda posguerra capaz de capear los desequilibrios
económicos, la élite dominante usamericana de ambos partidos hizo una
costosa apuesta política cuyos efectos acumulativos han producido la actual
coyuntura política y económica, recientemente acentuada por la crisis
financiera. Al explotar sistemáticamente su prestigio internacional y abusar
de su poder político y económico a fin de asegurar su dominio en la esfera
económica, la élite dominante del país hipotecó el futuro colectivo de la
46
nación. Es por ello que cuando hablamos de la crisis de la deuda con la
crisis de la confianza debemos de identificar atinadamente a la “crisis”
como una calamidad del sistema político, cultural y económico en conjunto,
es decir, como un fracaso extremo del capitalismo.
La élite dominante usamericana, asumiendo una postura de superioridad
moral y proyectando sin pudor alguno su supremacía militar y económica,
se dedicó a convencer a sus aliados, tal como suele tratar de cooptadas o
coaccionar a sus rivales, para que aceptaran relaciones políticas y
económicas asimétricas de temporal interés mutuo. Con una visión de largo
plazo fija en la dominación, el creciente costo moral y económico de estas
relaciones desiguales formó una intrincada red de dependencia que cuajó las
condiciones para el viraje que ha producido la actual crisis económica. A
través de una estrategia combinada de recompensa y castigo, la élite
dominante usamericana, con representantes de republicanos y demócratas,
aprovechó sus recursos internos y explotó los sentimientos predominantes
en la cultura popular a fin de apoyar una estrategia dual y de equilibrio
precario enfocada al desarrollo interno mediante el incremento del consumo
de los recursos internacionales para mantener el impulso nacional de
dominar las relaciones económicas alrededor del globo. En un esfuerzo
persistente por controlar la mano de obra, los recursos y los mercados
internacionales de bienes para satisfacer la demanda interna, los
expansionistas usamericanos transitaron con mayor vehemencia del
keynesianismo social a una agresiva política exterior de expansión
47
corporativa cuyo motor es la deuda y la onerosa proyección del poderío
militar para asegurar las rutas internacionales de importación y exportación
y los mercados cruciales para el apuntalamiento de su postura capitalista y
su poder mundial. Las recompensas ofrecidas a los aliados y los cooptados
consistieron en el acceso a los mercados usamericanos; el castigo para los
escépticos, los rebeldes y los renuentes a cooperar fueron diversas formas de
coerción, desde el bloqueo hasta la franca invasión. Durante toda la segunda
posguerra esta costosa estrategia expansionista de agresión militar hacia el
exterior financiada con deuda y complementada por el consumismo interno
basado en el crédito ha llevado al país a la más profunda crisis económica y
financiera desde la década de 1930.
La apuesta neoliberal usamericana para dominar a todos los rivales
económicos y políticos ha dejado a la clase política abatida. Tras el derroche
de la buena voluntad internacional a lo largo de la segunda posguerra y el
flagrante malgasto de su riqueza material, los neoliberales han caído en una
espiral política y económica producto de un impulso imperialista
insostenible. Usamérica ha pasado de ser el banco de última instancia para
el mundo a ser el consumidor de última instancia en el mundo; además, ha
asumido el terrible y peligroso estatus de nación más endeudada y más
armada en el planeta. La estrategia general usamericana como potencia
mundial, basada en la intimidación, la coerción militar y el dominio
financiero mediante la expansión sin precedentes de la deuda ha arrastrado a
muchos de sus Estados clientes al borde del caos económico.
48
La intención de comprar su pase a la prosperidad y forzar su camino hacia la
supremacía mundial a través del crecimiento constante de la deuda pública y
privada ha propiciado una crisis de liquidez de dimensiones planetarias
capaz de desencadenar una crisis masiva en la confianza política, moral y
económica dentro de Usamérica y a escala internacional. Las prácticas de
expansión de la deuda mediante los préstamos rapaces y la expansión
empresarial dentro y fuera del país, todo ello fundamentado en una postura
de imperialismo cultural y económico, respaldado por amenazas militares y
agresiones directas no solamente revelaron las debilidades inherentes a los
métodos del capitalismo corporativo usamericano; además, agotaron el
contenido ético de su mensaje político y cultural al degradar públicamente
una imagen exagerada. El desafío que enfrenta el nuevo gobierno supera,
con creces, la recuperación económica.
Desde mediados de la década de 1980, los dos partidos dominantes en este
Estado
corporativo
imperialista
calcularon
que
otras
naciones
industrializadas y capitalistas en el mundo dependían bastante de la
protección militar usamericana, del dólar usamericano (usad) como moneda
de intercambio internacional y de los mercados de consumo usamericano en
constante crecimiento como comprador insaciable de productos elaborados a
lo largo y ancho de una creciente red globalizadora neoliberal de
agricultores y fabricantes de toda clase de bienes, desde flores hasta muebles
y automóviles o televisiones. Hoy en día se cuestiona ampliamente este
49
supuesto sobre el que se basaron las relaciones internacionales políticas y
económicas.
Después del colapso de la Unión Soviética, los neoliberales creyeron que
prácticamente tenían el potencial para crear un ciclo infinito de prosperidad
nacional, cerrado y controlado militarmente, basado en tres pilares
derivados de la segunda posguerra: la fuerza del dólar usamericano, el poder
para crear deuda y la agresión económica y financiera con respaldo militar.
Una vez obtenida la cooperación de la República Popular China en las
relaciones comerciales y, por ende, habiendo incrementado la confianza en
que los mercados liberalizados alrededor del mundo seguirían aceptando el
flujo inagotable de dólares su usamericanos como pago de todas las
obligaciones comerciales y financieras, y suponiendo además que sus socios
comerciales continuarían dependiendo del consumidor usamericano para
expandir su producción como base de la salvación económica, Usamérica se
posicionó, con confianza excesiva, como el pelotón del mundo y el pesado
matoncito internacional. La élite dominante neoliberal, consumidora de
aproximadamente 45 a 50% de la riqueza del planeta y capaz de proyectar el
poderío del aparato militar más costoso en la historia moderna, creyó poder
allanar el terreno hacia la dominación mundial al ampliar el flujo circular de
la economía internacional dolarizada.
El resultado acumulativo
50
Tras embarcarse en otra etapa de agresión (una más) durante la larga
expansión de la segunda posguerra, cuyo inicio quedó marcado por la
primera recesión del siglo XXI y después de los desastrosos eventos del 11
de septiembre de 2001, el consorcio neoliberal usamericano en el poder
llevó su apuesta aún más lejos: aplicaría una vez más la demostrada fórmula
de la Guerra Fría para estimular a la economía nacional mediante la
movilización de los temores generalizados entre la población y así apuntalar
su proyecto imperialista. Al cultivar sistemáticamente el profundamente
arraigado miedo usamericano a lo extranjero, un miedo que alcanzó un
grado extremo tras la tragedia internacional de los avionazos en el World
Trade Center, la derecha neoliberal, los neoconservadores con prácticamente
el apoyo incondicional de los demócratas neoliberales, lanzó la mayor
movilización militar desde el inicio de la guerra en contra del pueblo
vietnamita.
La movilización belicosa y el nuevo estilo para exaltar el brío patriota
mientras se cocinaba la invasión de Iraq marcaron una nueva estrategia de
control económico y social para poner al país en pie de guerra, una
estrategia que invirtió los típicos atractivos del sacrificio nacional para
apoyar a las tropas. En una novedosa interpretación de la política de cañones
y mantequilla, el propio patriotismo fuera interpretado como el derecho y la
responsabilidad ciudadana de consumir. Mientras el gobierno federal
profundizaba la deuda pública en una juerga de derroche a cambio de
51
armamento, se alentaba a la población usamericana a seguir comprando a
crédito. Cuando se evidenció la contracción económica posterior a las
elecciones del año 2000 y al inicio del primer gobierno de G.W. Bush, los
neoconservadores lanzaron un plan nacional de estímulo económico basado
en la guerra que contenía un elemento de consumo interno exagerado. Al
mismo tiempo, mientras el gobierno federal recanalizaba los fondos de los
programas sociales a las compras militares, las genuinas ansiedades de la
población se diluían en una orgía de consumo excesivo sostenido en la
deuda. La élite dominante disipó el miedo no infundado al alentar a la
población a la indulgencia a crédito y, por un tiempo, distrajo efectivamente
la atención del pueblo usamericano de su derecho a saber al anteponer su
derecho a consumir. Los medios dominantes dentro del país contribuyeron a
sustituir con éxito la participación política con el consumo excesivo al
promover la supuesta necesidad de sacrificar la libertad en nombre de la
seguridad en tiempos de guerra.
La élite derechista dominante se valió de las incertidumbres del momento y,
como ahora sabemos, fabricó diversos engaños para condicionar a la
población a aceptar la necesidad de adoptar políticas de confidencialidad y
restricción informativa19 capaces de diluir el contenido democrático del
19
Confidencialidad empresarial: http://www.alternet.org/workplace/104214/
Confidencialidad: ¿Adónde se fue el dinero del rescate? Shhh… es un secreto.
http://www.truthout.org/122208C
Matt Apuzzo, The Associated Press: "Cualquier banco querría tener esta información antes
de otorgar un préstamo: ¿adónde va el dinero? Pero después de recibir miles de millones en
ayuda por parte de los contribuyentes, los grandes bancos del país dicen que no pueden dar
52
proceso de toma de decisiones, abriendo así un amplio resquicio para dar luz
verde a especuladores de la guerra y sus compinches, manipuladores del
mercado y especuladores financieros en pos de su propia riqueza a través de
contratos empresariales preferenciales y acuerdos financieros carentes de
seguimiento al gasto del dinero o, sencillamente, rehúsan revelar información. 'Hemos
prestado una parte; no hemos prestado otra parte. No hemos revelado a nadie cómo estamos
procediendo', comentó Thomas Kelly, vocero de JPMorgan Chase, entidad que recibió $25
mil millones en fondos de emergencia. 'No hemos revelado información al público,
declinamos hacer declaraciones'".
Confidencialidad: El rescate: cómo el capitalismo mató a la democracia
http://www.alternet.org/workplace/101523 Enfrentamos a fuerzas del mercado que no
temen al gobierno democrático. El rescate es un agresivo intento por canjear la democracia
por autocracia.
Confidencialidad: El Fed empaña la transparencia con $2 billones en préstamos
http://www.truthout.org/111108B
Mark Pittman, Bob Ivry y Alison Fitzgerald, Bloomberg: "La Reserva Federal rehúsa
revelar la identidad de los beneficiados con $2 billones en préstamos de emergencia
tomados del fisco o los activos problemáticos que el banco central acepta como colateral. El
presidente del Fed, Ben S. Bernanke y el Secretario del Tesoro, Henry Paulson dijeron en
septiembre que cumplirían con la demanda de transparencia por parte del Congreso en el
rescate por $700 mil millones para el sistema bancario. Dos meses después, mientras el Fed
presta una cantidad mucho mayor en programas de rescate individuales que no requirieron
de la aprobación del Congreso, la población no sabe adónde va el dinero ni qué prometen
los cambios como garantía".
Confidencialidad: Government Rescue Spending: Clear or Cloudy?
Alice Gomstyn. ¿Cuánto costará a la larga el rescate de AIG? ¿Qué bancos han solicitado el
plan gubernamental para la compra de capital por $250 mil millones? ¿A quién le está
otorgando préstamos la Reserva Federal y cómo pueden los contribuyentes asegurarse de
que se devolverá su dinero?
Confidencialidad: En secreto, Bush dio a los bancos $140 mil millones en impuestos sobre
beneficios extraordinarios.
http://www.truthout.org/111008A
Confidencialidad: Memos Reveal Scope of the Power Bush Sought 3 de marzo de 2009
Neil A. Lewis. La asesoría legal secreta fue proporcionada por los abogados del gobierno
de Bush después de los ataques del 11 de septiembre.
53
regulación que acabarían por corromper aún más los mercados y los
mínimos principios de la democracia representativa. Los neoconservadores
manipularon temporalmente el miedo real dentro del país y lo aprovecharon
dentro del juego de poder político para expandir el imperio en el exterior y
así avanzar en la integración del estilo militar reservado de mando
combinado con las prácticas empresariales confidenciales, todo ello sumado
a la tendencia autoritaria de la élite dominante de derecha. Así, la estridente
insistencia oficial en el secreto político para cumplir objetivos en tiempo de
guerra sirvió como excusa y justificación para restringir la disponibilidad
información en los tratos comerciales, lo que generó un opaco círculo de
demagogia engañosa que hace de trasfondo político y cultural a la actual
crisis económica.
54
Más allá de la teoría neoclásica convencional: los
autoproclamados conservadores corrompieron la cultura
política conservadora y la economía convencional para
mostrarse como viles maestros de la estafa*
El capital corporativo en contra de la democracia
En el frenesí del cada vez más desconcertante gasto público y privado
financiado por la deuda que no hizo sino echar leña al fuego de una
rampante especulación financiera, resultó herido el gigante que parecía ser
la única superpotencia en el horizonte y, sin embargo, se presentaba cada
vez más debilitado. No fue una potencia extranjera la que puso al gigante de
rodillas, sino su élite dominante de derecha, esa que aceleró la tendencia
innata del sistema hacia las crisis cíclicas y estructurales que ahora ha
producido la bancarrota financiera y el terremoto económico. En nombre de
la conservación de los principios y las prácticas del capitalismo, los
*
N. de la T.: el autor hace un juego de palabras imposible de reproducir en español con la
expresión inglesa Neo-con-artist. Los neo-con son los neoconservadores del sistema
político y económico usamericano, y la palabra con en inglés significa timo o estafa. Así,
en una sola palabra se resumiría su condición neoconservadora y estafadora. Hemos
traducido la expresión como “maestros de la estafa”
55
neoconservadores agravaron las tendencias idiosincrásicas subyacentes a la
política y al sistema económico. Su apuesta política y económica dentro y
fuera del país redujo su capacidad de maniobra en el entorno económico,
financiero y militar; en el proceso, creó una nueva y creciente crisis de
confianza de escala internacional en este desorden capitalista al tiempo que
públicamente de grado su propia versión de la democracia dentro y fuera de
sus fronteras.
Las semillas de un tipo de transformación
Estos son los peligrosos elementos interrelacionados de una transición
velada que ha drenado la economía y corrompido la política, y que arrastra
al país y seguramente al mundo a una depresión. La estudiada dilución del
contenido de la noción cultural y popular de un mínimo de control
democrático sobre la economía tenía lugar en el mismo periodo en que los
sucesivos gobiernos federales recibían luz verde para aplicar un elemento de
discreción corporativa que bajo el mando de G.W. Bush se convirtió en
ejercicio oficial a partir de la creciente demanda de prácticas administrativas
autoritarias y de confidencialidad que quedan claras y bien pueden
resumirse en los defensores del concepto de presidencia unitaria o
56
imperial.20 La congruencia política y cultural entre los métodos de gestión
corporativa autoritaria y la asunción de un poder incuestionable por parte de
la presidencia usamericana no puede obviarse en el presente análisis, ya que
es precisamente esta combinación de confidencialidad y restricción
informativa en la esfera pública y en el ámbito privado lo que contribuyó a
las condiciones de la crisis económica y financiera, y a la crisis de la
democracia que se manifiesta en lo que llamamos “crisis de confianza”.
En un momento de deliberada decepción pública que reflejó sus arrogantes
delirios de
grandeza,
la élite dominante
de derecha
aprovechó
concientemente la simpatía internacional tras la tragedia del 11 de
septiembre de 2001 para iniciar una guerra que simultáneamente socava su
poder económico y el orden político autoritario que promovía. En el
proceso, la élite neoliberal a cargo ha desacreditado su propia propaganda
política al romper el vínculo entre sus metas capitalistas y los profundos
sentimientos populares e idiosincrásicos a favor de procesos políticos
mínimamente democráticos. Al imponer su limitada versión de la
democracia apunta de bayoneta y pasar revisión a muchos países, desde
Puerto Rico hasta Iraq, ha obligado a la población mundial, incluida la
usamericana, a cuestionar su honestidad política.
20
Presidencia unitaria: http://www.huffingtonpost.com/peter-m-shane/voting-againstmonarchy-t_b_138222.html
Presidencia imperial: http://civilliberty.about.com/od/waronterror/p/imperial101.htm
57
Con el fomento de agresiones financieras y corporativas dirigidas a los
productos, recursos y mercados financieros del planeta, agresiones apoyadas
en un fuerte componente militar, la élite de derecha en el poder usamericano
ha desacreditado las teorías del “libre comercio” que públicamente apoyaba
al tiempo que se revela como la principal amenaza a la democracia popular.
La confidencialidad extrema y la restricción informativa acerca de sus
controles administrativos, la manipulación de los datos y el franco engaño
en el que ha incurrido de manera particularmente deliberada en los últimos
ocho años, han dejado claro el inherente antagonismo entre el capitalismo de
un Estado corporativo y todas las nociones populares de cualquier clase de
democracia. Al solicitar la instauración de absoluta confidencialidad
alrededor de la oficina del Ejecutivo y hasta las oficinas de los magnates de
las grandes corporaciones, los neoconservadores refrendaron oficialmente la
tendencia subyacente en la mentalidad de liderazgo capitalista que favorece
e insiste en el secreto como elemento esencial para el funcionamiento del
corporativismo. La élite dominante de derecha se ha puesto en evidencia
como dirigentes sin ley en un mundo que busca la ordenada reorganización
para salir del caos creado por agresores que han demostrado ser maestros de
la estafa. Tras la manipulación de toda clase de datos en informes oficiales
sobre las amenazas a la seguridad nacional y la integridad de las
investigaciones científicas, la necesidad de la más estricta confidencialidad
se convirtió en la tapadera de la incompetencia.
58
La confidencialidad extrema exigida por los neoconservadores que
defienden la presidencia unitaria refleja y otorga el apoyo oficial a los
agentes corporativos que propugnan la necesidad del secreto y los métodos
autoritarios en el mundo empresarial. Esta cultura corporativa elitista21
encuentra validación y un reflejo destructor en las parecidas demandas
antidemocráticas que plantea el Ejecutivo a fin de aislarse y evitar el
escrutinio público. Al igual que los operadores del capitalismo corporativo
que han preparado una red privada laberíntica de confabulaciones a fin de
profundizar la crisis de confianza en el sistema financiero, las prácticas
autoritarias de la derecha neoconservadora en el poder desgarraban la
confianza pública en la estructura política. La derecha dominante ha
recurrido a los lemas del individualismo, la democracia y la economía
clásica de mercado a fin de destruir las más mínimas salvaguardas políticas
frente a la agresión descontrolada del capitalismo corporativo dentro del
país y alrededor del mundo. La confidencialidad para encubrir el engaño y
evitar el escrutinio público de una larga cadena de fracasos políticos y
económicos se convirtió en una lógica enredosa de tácticas administrativas
fraguadas por los maestros de la estafa que pretenden maquillar tanto las
tendencias autodestructivas del capitalismo como sus propios errores.
21
Formación de la cultura corporativa en USA:
http://www.alternet.org/workplace/113385/how_the_rise_of_the_speculation_economy_sh
aped_u.s._corporate_culture_/?page=2
59
“Destrucción creativa” o destrucción a secas
Desde la derrota aplastante de Usamérica en Vietnam los neoliberales han
recurrido a la astucia y al engaño para llevar las ideas de la destrucción
creativa del capitalismo22 que propusiera Joseph Schumpeter al aterrador
absurdo de la economía y la cultura. Al hacer de la destrucción creativa un
componente integral del crecimiento económico nacional que se sintetiza en
la flagrante realidad de los repetidos y costosos bombardeos para beneficiar
a la expansión corporativa, expone el punto final del sistema. Desde la
destrucción de la base productiva de la economía nacional hasta el intento
por destruir la soberanía de cualquier nación que se oponga a su voluntad
política y a sus mandatos económicos, los imperialistas usamericanos de
ambas alas del capitalismo corporativo demostraron su desdén por los
principios y las prácticas de capitalismo de “libre” mercado y los
fundamentos de la democracia que tanto decían defender. Al suponer con
arrogancia que podría valerse del enorme poder económico y militar de la
nación para convencer a sus principales socios comerciales de someterse a
su voluntad, la élite corporativa en el poder coaccionó a aquellos que no
creyeron o no se dejaron seducir, y en el proceso de socavar las operaciones
del capitalismo clásico de mercado, los “globalizadores” corporativos
neoliberales, los imperialistas, se paralizaron tras paralizar a la economía
22
Joseph Schumpeter y la destrucción creativa:
http://www.hup.harvard.edu/catalog/MCCPRI.html y
http://en.wikipedia.org/wiki/Creative_destruction
60
nacional con sus prácticas corruptas y autoritarias, creando así muchos
enemigos y muchos más escépticos. La observación de Schumpeter acerca
de la capacidad de destrucción creativa del capital, hoy bajo mandato de la
élite corporativa neoliberal, sugiere un atemorizante significado dual
mientras destruye su cultura política y económica a fin de dar forma a un
Estado corporativo.
La agresión económica militarizada tiene consecuencias políticas,
económicas y culturales de largo plazo
A través de su prolongado apetito de dominio político y económico
internacional, los imperialistas corporativistas usamericanos también
perdieron de vista el hecho de que estaban creando y ampliando un círculo
que integraba a sus rivales económicos más formidables. Cometieron errores
en su última aventura por controlar el petróleo en Oriente Medio como el
lubricante de la producción moderna y principal fuente de ingresos para la
manipulación financiera internacional. Entre 2001 y 2003, cuando se
evidenció la sed de dominio militar y económico de la élite neoliberal
usamericana, los miembros de la coalición de los obsecuentes se
preocuparon cada vez más por cuál de ellos sería el siguiente objetivo de
ataques en nombre de alguna transgresión a las reglas diseñadas por
61
Usamérica para el orden corporativo mundial, y muchos empezaron a
adoptar posturas defensivas y a trabajar en la formulación de alternativas.
Conforme los antiguos escépticos y partidarios ciegos de las políticas
imperialistas usamericanos abrieron los ojos y comprendieron las
consecuencias destructivas de las agresiones expansivas neoliberales
usamericanas en lo militar y lo económico, a la par que los críticos y las
cada vez más numerosas víctimas del imperialismo usamericano, empezaron
a buscar relaciones económicas alternativas dentro y fuera del orden
capitalista. Mientras la República Popular China se dedicó a buscar recursos
y
otros
socios
comerciales
alrededor
del
planeta,
los
pueblos
latinoamericanos llevaron democráticamente al poder a socialistas y
populistas, e intentaron crear monedas, bancos y mercados regionales.23
Todos, incluidas Rusia y Europa, buscan activamente relaciones alternativas
que reduzca su dependencia de los métodos financieros usamericanos y sus
interesadas instituciones al tiempo que tratan de proteger sus economías del
impacto del desastre económico desatado por Usamérica. Tal como sucedió
en la era napoleónica cuando la expansión francesa a través Europa inspiró
la formación de nuevos Estados-Nación y detonó la reacción monárquica de
Metternich, la actual agresión del Estado corporativo imperialista y
nacionalista podría estar dando pie a la formación de coaliciones alternativas
de resistencia política y económica ante la ofensiva económico-militar
23
Monedas regionales: el sucre
http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601086&refer=Latin_America&sid=aT9rzet
YgQDQ
62
usamericana en pos del dominio mundial que, a su vez, intensifica la crisis
interna del capitalismo usamericano.
Actualmente, las estrategias han adoptado la forma del desarrollo de
mercados de recursos alternativos, ajustes de las relaciones comerciales y la
búsqueda de métodos financieros opcionales y viables para equilibrar los
mercados. La búsqueda de estrategias para sustituir ciertas divisas y realizar
operaciones en los mercados definitivamente pondrá a prueba la factibilidad
de nuevos paquetes monetarios y procedimientos de trueque confiables que,
en general, tenderán a reducir la influencia del dólar usamericano en los
años por venir. El efecto combinado de estos experimentos regionales e
internacionales alternativos de tipo mercantil y financiero reducirá el valor
del dólar usamericano y obligará a las corporaciones de este país a modificar
sus estrategias expansionistas basadas en la otrora ilimitada circulación de
dólares usamericanos como moneda común en las transacciones comerciales
internacionales.
De la indagación a la crítica abierta
A medida que se evidencian las consecuencias sociales y económicas de la
crisis en expansión, las crecientes preocupaciones se expresan con mayor
intensidad en las principales reuniones financieras y de comercio
63
internacional
de
corte
neoliberal.
Los
primeros
cuestionamientos,
formulados como preguntas diplomáticas y corteses, provenientes de cada
vez más dirigentes de los países capitalistas encuentran una manifestación
cuyo estruendo crece y enfatiza la crítica abierta acerca de los efectos
expansivos de una deuda usamericana que se multiplica de manera
vertiginosa24 y su igualmente expansiva oferta de dinero. Entre las muchas
declaraciones recientes que manifiestan preocupación por parte de diversos
dirigentes prominentes y representantes de los principales socios
comerciales de Usamérica ninguna ha sido más penosa o puntual que la
expresada por el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo, quien habló con
franqueza y claridad en Davos en febrero pasado para verbalizar las
profundas inquietudes de muchos de los defensores del libre comercio. En
su reportaje desde Singapur, Edmund Ng cita las palabras de Zedillo:
“Usamérica necesita demostrar de alguna manera que cuenta con un plan
para resolver sus problemas fiscales... Nosotros, como países en desarrollo,
necesitamos saber que no seremos desplazados de los mercados de capital,
algo que ya está sucediendo.” Zedillo afirmó que Washington, a diferencia
de la mayoría del resto de los gobiernos, tenía la opción de simplemente
24
USA, una de las naciones más peligrosamente endeudadas. La deuda pública
usamericana entre las diez primeras del mundo el 19 de noviembre de 2008:
http://en.wikipedia.org/wiki/United_States_public_debt
Cálculo de dólares usamericanos en circulación, oferta estimada: http://www.goldeagle.com/editorials_08/hewitt071408.html
64
imprimir más billetes, porque el dólar es la moneda de reserva del resto del
mundo.25
Ante otros comentarios sobre las tensiones esperadas en el capital y los
mercados internacionales de deuda debido a los constantes préstamos
solicitados por Usamérica para financiar el plan de estímulo económico
propuesto por los demócratas, la edición del New York Times del pasado 2
de febrero señala:
Ernesto Zedillo, ex presidente de México y funcionario que ayudó a sacar a
su país de la crisis financiera en 1994, señaló que los países en desarrollo
ya enfrentan dificultades para encontrar el capital necesario sin competir
con las solicitudes de préstamos que cada vez más provienen de Usamérica.
Además, afirmó que su país no tiene la opción de imprimir billetes, ya que
el peso mexicano no constituye una moneda de reserva, como sí lo es el
dólar.26
Después, de manera por demás veloz, se escucharon dos campanadas de
alarma respecto a la futura situación y valor internacional de intercambio del
dólar. El 14 de marzo el New York Times reportó que Wen Jiabao, Primer
25
Ernesto Zedillo: http://edmund-ng.blogspot.com/2009/01/global-worries-over-usstimulus.html
26
Ernesto Zedillo: http://dealbook.blogs.nytimes.com/2009/02/02/world-leaders-wary-ofus-economic-measures/
65
Ministro chino, manifestó su temor acerca del valor del billón de dólares
que el Tesoro usamericano debe a su país: “Hemos prestado una cantidad
enorme de dinero a Usamérica. Claro que nos preguntamos por la seguridad
de nuestros activos. Para ser sincero, estoy algo preocupado”.
Cuatro días después de los lacónicos comentarios del Primer Ministro chino,
Reuters reportó:
Avinash Persaud, especialista en divisas y miembro del Panel de las
Naciones Unidas para la Reforma Financiera,27 comentó que el panel
discutiría una propuesta para crear algo parecido al viejo ecu o unidad de
moneda europea, cesta de monedas intercambiable. Persaud, presidente de
la consultora Intelligence Capital y ex jefe de divisas en JPMorgan, dijo
que la recomendación se ubicaría en un grupo de recomendaciones
enviadas a las Naciones Unidas el 25 de marzo por parte de la Comisión de
Expertos sobre la Reforma Financiera Internacional de la ONU. “Es un
buen momento para transitar a una moneda de reserva compartida”, opinó.
En la atmósfera políticamente carga y agravada por los temores del
proteccionismo usamericano y los problemas que representan los constantes
27
Panel de las Naciones Unidas para la Reforma Financiera:
http://www.truthout.org/032109Z
China's Leader Says He Is 'Worried' Over U.S. Treasuries 14 de marzo de 2009
Michael Wines, Keith Bradsher y Mark Landler. El viernes pasado el primer ministro chino
Wen Jiabao expresó su preocupación por la inversión china de $1 billón en la deuda pública
usamericana.
66
préstamos, los cuales han sido manifestados de manera más abierta y
asertiva por parte de sus socios comerciales neoliberales más cercanos en las
reuniones internacionales de mayor envergadura y en medio de las
crecientes presiones de la profunda debacle económica, cabe preguntarnos:
67
¿Todo lo viejo es nuevo otra vez?
¿Nos encontramos en el umbral de una redefinición
económica mundial, una renovada rivalidad capitalista
internacional o, quizás, una transformación?
Dos puertas: ambas conducen más allá del capital, una más allá
de la democracia y la otra a su revitalización popular.
¿Trascender a Keynes?
Volver a visitar el pasado más distante: ¿estamos inmersos en una
combinación de lo vivido entre 1907-1908 y 1929-1930 en una escala
mundial?
¿Las similitudes de estas tres grandes crisis del capitalismo bastan para
ayudarnos a entender el alcance cabal de la experiencia? O, siguiendo las
advertencias de George Santayana, ¿estamos obligados a repetir nuestros
errores y, añadiría, si no podemos aprender de nuestro pasado la repetición
68
de los errores tendrá consecuencias parecidas aunque terriblemente
intensificadas?
Antes de presentar un repaso sintético de las circunstancias que marcaron el
llamado “pánico” de 1907, sería útil revisar el alcance de los dramáticos
hechos históricos del período que va de la primera década del siglo XX
hasta las condiciones que nos condujeron a la Gran Depresión. Me
argumento es que en el contexto de las cambiantes relaciones entre las
fuerzas internacionales de ayer y de hoy, los entornos históricos
usamericanos tanto de los eventos como de las soluciones aplicadas se
encuentran íntimamente relacionados y que los conocimientos económicos
prácticos adquiridos tras la primera crisis de la era industrial del siglo
pasado parecen haber hecho caso omiso de la segunda crisis, algo que sigue
nutriendo el estilo y los métodos que actualmente aplican los funcionarios
gubernamentales usamericanos en su afán de contener la actual contracción
económica.
El pánico de 1907 marcó el inicio de un nuevo tipo de descomposición
financiera en el apogeo de la primera revolución industrial usamericana y el
inicio de la segunda. Los muchos errores de cálculo económico y financiero,
los momentos de avaricia individualista y la miopía política de aquel
período condicionaron las circunstancias de lo que yo llamo la larga guerra
mundial, periodo que se desarrolló en dos etapas entre 1914 y 1945
abarcando el paréntesis cataclísmico económico de la Gran Depresión y que
69
coincide, no por accidente, con el período de entreguerras. Además, los
enfoques nacionales para resolver la crisis económica de la década de 1930
alimentaron las teorías, la lógica y las prácticas de intervención
gubernamental que prevalecen hoy en día.
El entorno
En aquel momento el capitalismo estaba en proceso de mutación, tal como
se encuentra en la actualidad. Durante aquel período de larga guerra, la
transición de una base agrícola a una economía plenamente industrial ya se
había consolidado en Usamérica, Alemania y Japón. Las nuevas potencias
industriales desafiaban a la tradicional estatura imperialista británica. La
rivalidad cada vez más intensa entre los grandes capitalistas se agudizó por
los procesos revolucionarios en México, China y Rusia que se vieron
acompañados por brotes similares aunque frustrados en Italia y Alemania
después de la Primera Guerra Mundial: todos esos procesos se dieron a la
par del auge capitalista y condicionaron la segunda etapa de la larga guerra
mundial. El centro gravitacional del orden industrial mundial también estaba
en proceso de cambio y enfrentaba los retos que le planteaban potencias
rivales de tipo imperialista-capitalista y personajes revolucionarios. La base
financiera sustentada en la libra esterlina cedía paso a la fuerza industrial del
crecimiento usamericano y sus reservas en oro que incrementaron la
70
atracción hacia el dólar usamericano. Hacia mediados de la década de 1920,
el comercio mundial y las relaciones de poder habían dado un golpe de
timón. Los capitalistas británicos y usamericanos se vieron cada vez más
desafiados por el fascismo y el comunismo. Cuando terminó la Segunda
Guerra Mundial las relaciones, la gama y la esfera del comercio capitalista
se habían alterado por completo.
El trauma económico y social que resultó de la Gran Depresión ya había
clamado por diversas formas de intervención estatal en las economías
nacionales. En Italia y Alemania el clamor recibió los nombres de fascismo
y nazismo. Si bien tanto el fascismo como el nazismo encontraron
prominentes admiradores y partidarios entre la clase gobernante en
Usamérica, el New Deal de los demócratas fue la expresión de un estilo de
intervención más democrática y popular en muchos de los programas de
legislación federal, como el WPA y el CCC. Si bien los programas italiano y
alemán dependían considerablemente de la producción militar como
principal motor del estímulo económico, los gobiernos federal y locales
lanzaron programas de estímulo económico que se concentraban más en las
necesidades sociales como la electrificación de las zonas rurales, los
proyectos de desarrollo de infraestructura urbana y los programas de apoyo
al ingreso por parte de la nueva administración de la seguridad social. Se
aprobaron leyes para regular la banca y las finanzas, se declararon cierres o
suspensiones de bancos tras lo cual los bancos con mayor reconocimiento
volvieron a operar conforme a nuevas reglas prudenciales según lo
71
estipulado en la Ley Glass Steagall de 1933. Se aseguraron los depósitos y
se promulgaron nuevas reglas para los intercambios bursátiles y la
especulación en los mercados de materias primas. El gobierno de Franklin
D. Roosevelt rápidamente procedió a legislar muchas de las ideas
económicas y sociales de John Maynard Keynes y otros pensadores
creativos y progresistas de la época, como John Kenneth Galbraith, y así
rescatar a los capitalistas usamericanos de sus propios excesos. Al final de
aquel prolongado proceso de contracción económica, recuperación y guerra,
Marriner S. Eccles, al frente del Banco de la Reserva Federal reflexionó
sobre los años que condujeron a la Depresión y la Segunda Guerra Mundial,
y escribió en sus memorias:
La producción masiva debe verse acompañada del consumo masivo; el consumo
masivo, a su vez, implica la distribución de la riqueza, no de la riqueza existente
sino de aquella que se está produciendo, para dar al ser humano el poder
adquisitivo equivalente a la cantidad de bienes y servicios que ofrece la
maquinaria económica del país.
Lejos de alcanzar este tipo de distribución, para 1929 y 1930 una gigantesca
ventosa había succionado una creciente proporción de la riqueza producida y la
había limitado a unas cuantas manos. Esto se convirtió en la acumulación del
capital, pero al arrebatar el poder adquisitivo de las manos de los consumidores
masivos, quienes se beneficiaron se negaron, a la vez, la demanda efectiva de sus
productos, una demanda que justificaría la reinversión de los capitales
acumulados en nuevas fábricas. En consecuencia, como si se tratara de un juego
de póker en el que las fichas están concentradas en cada vez menos manos, los
72
demás jugadores sólo pueden participar mediante préstamos. Cuando se acabó el
crédito, se acabó el juego.
Eso es lo que nos pasó en la década de 1920. Mantuvimos altos niveles de empleo
durante aquel período gracias al apoyo de la excepcional expansión de la deuda
fuera del sistema bancario (las negritas son mías). Esta deuda obedeció al
importante crecimiento de los ahorros empresariales y de los ahorros de las
personas, particularmente los grupos de mayor ingreso que enfrentaban
obligaciones fiscales relativamente inferiores. La deuda privada fuera del sistema
bancario creció en aproximadamente 50%. Esta deuda, cuyas tasas de interés eran
altas, en gran medida adoptó la forma de hipotecas para viviendas, oficinas y
hoteles, deuda en cuotas por consumo, préstamos para agentes y corredores, y
deuda externa. El estímulo de gastar mediante la creación de este tipo de deuda
duró poco y no bastó para mantener los altos niveles de empleo en el largo plazo
(...) Llegó el momento en el que se acabaron las fichas de póker para jugar a
crédito.
73
Historia económica… ¡indispensable!
En alguna parte Hegel sostiene que todos los hechos y personajes de
gran importancia en la historia mundial ocurren dos veces... la primera
como tragedia, la segunda como farsa. El 18 Brumario de Luis
Bonaparte, Karl Marx
Pregunto: G.W. Bush por Herbert Hoover?
Las reflexiones de Marriner Eccles en torno a las causas de la Gran
Depresión se leen como un repaso de muchos de los mejores y más agudos
análisis preparados en los últimos dos o tres años, algunos de los cuales se
citan en la sección de lecturas recomendadas del presente ensayo. Si bien los
nombres de los instrumentos financieros y las prácticas de inversión han
cambiado desde que Eccles presidiera el Banco de la Reserva Federal, las
estrategias actuales de especulación financiera mediante la creación de
deuda siguen enmarcadas en las mismas nociones ingeniosas del potencial
de crecimiento ilimitado de las operaciones comerciales a través de métodos
basados en la ampliación de la deuda o el apalancamiento financiero28, en el
28
Apalancamiento financiero http://en.wikipedia.org/wiki/Leverage_(finance)
74
que los especuladores recurren a un pequeñísimo monto de fondos de
inversión para solicitar en calidad de préstamo la parte más jugosa del
precio total de bonos u otros títulos o instrumentos financieros para hacer
grandes inversiones (Ver Meltdown 101 o Elementos básicos del colapso
financiero29). En el mercado bursátil este método de financiación de deuda
se ha conocido como comprar a margen.30
A la constante solicitud de préstamos para comprar o hacer inversiones,
seguida de la solicitud de préstamos para comprar todavía un poco más, le
llegó el día del juicio final. El incentivo para solicitar préstamos en la actual
economía capitalista se encuentra integrado al sistema mediante el
mantenimiento de la tendencia inflacionaria que se desarrolló de manera
consciente como resultado del gasto estimulado por la deuda durante el
período del New Deal. Ese sesgo inflacionario, que el Fed pretende
controlar y mantener dentro de un rango aceptable, alienta a los trabajadores
en las corporaciones a contratar deuda porque todos suponen que ésta se
pagará con una moneda más barata en el futuro. De esta manera, los
préstamos, sean para comprar acciones a margen (préstamos de banco o de
intermediario) o préstamos bancarios para comprar una casa con una baja
cuota inicial, implican tácitamente el prestatario asume una apuesta doble:
29
Elementos básicos del colapso financiero
http://www.alternet.org/workplace/102672
Todo lo que usted quería saber sobre el mayor colapso económico desde la Gran Depresión
pero temía preguntar.
30
Margen o comprar a margen http://library.thinkquest.org/3298/doc/sbmargin.html
75
primero, que el precio de la compra, sean acciones o una casa, subirá;
segundo, que su fuente de ingresos también subirá. Si estas dos variables no
se mueven en la dirección esperada y el prestatario no disponer de fondos
para pagar el préstamo, incurrirá en una moratoria. La propiedad, en el caso
de una vivienda, será reclamada el propietario de las acciones tendrá que
venderlas a un precio más bajo para satisfacer la demanda de pago del
prestamista o el “margen”. En cualquiera de los casos, el dueño original
perderá la propiedad. Además, si la tendencia general en el mercado de
viviendas, autos o títulos es vender, caerán los precios. Si no aparecen otros
compradores en el mercado, los precios caerán aún más rápido y más bajo.
Desde mediados de 2007, la masiva moratoria que obedece a toda las
razones descritas por Eccles en sus memorias revela las causas subyacentes
de esta nueva contracción económica que se intensifica con toda rapidez y
que muchos empiezan a llamar recesión o incluso depresión. Una vez más,
al igual que en la década de 1930, la crisis de nuestros tiempos se expande
por razones similares, que pueden reducirse en el sentido financiero a la
frase con la que Hyman Minsky describió el extremo apalancamiento, los
préstamos para pedir prestado o el establecimiento de pirámides al estilo del
esquema Ponzi.31 Podemos pensar en las pirámides de deuda o el esquema
Ponzi como en un plan de prestatarios y prestamistas para acumular deuda,
multiplicarla mediante sucesivos préstamos con la esperanza de que los
primeros compromisos se verán satisfechos cuando se venda la propiedad
31
Esquema Ponzi http://financial-dictionary.thefreedictionary.com/pyramid
76
hipotecada o el colateral (acciones o una casa), o bien solicitando un
préstamo más en el futuro.
Generar deuda para pagar deuda constituye un supuesto fundamental del
estilo actual de banca e inversión. Ya que se practica en casi todas las
instituciones financieras bajo las denominaciones reducción de riesgo y
gestión de riesgo, el prestatario adicto supone que podrá pagar una deuda
vieja gracias a una venta de moneda inflada a un precio más alto o mediante
un préstamo nuevo. Hoy, las innovaciones financieras internacionalizadas y
más elaboradas para el reciclaje de la deuda han resultado en el
empaquetamiento de préstamos de toda clase y calidad en valores que se
transan en el mercado abierto. Estas estrategias multiplicadoras de deuda
también se basan en lo que alguna vez se llamó la teoría del tonto más
tonto: los vendedores dan por sentado que siempre habrá alguien más tonto
en el mercado interesado en comprar a un precio más alto y, por ende, el
vendedor que puede ser igualmente tonto, espera vender a otro tonto aún
peor.
¿Cómo pudo pasar? Y no es la primera vez…
77
Revisemos y actualicemos las reflexiones de Eccles acerca de las causas de
la Gran Depresión: seis argumentos que vale la pena recordar a la luz de la
realidad de nuestro tiempo.

La producción masiva debe verse acompañada del consumo masivo;
el consumo masivo, a su vez, implica la distribución de la riqueza,
no de la riqueza existente sino de aquella que se está produciendo,
para dar al ser humano (...) poder adquisitivo. Jack Rasmus y otros
autores señalan que en los últimos 30 años, desde alrededor de
mediados de la década de 1970 hasta la fecha, los salarios de los
trabajadores se han congelado o han decaído. En el mismo período,
se ha transferido sistemáticamente alrededor de 1 billón de dólares
cada año de las familias trabajadoras usamericana es de ingresos
bajos y medios al 1% más acaudalado de la población.

Para 1929 una gigantesca ventosa había succionado una creciente
proporción de la riqueza producida y la había limitado a unas
cuantas manos. Un parecido drenaje de ingresos y riqueza de los
salarios y los ahorros de los trabajadores durante los últimos 25 años
está teniendo el mismo efecto. (Ver Rasmus y otros autores citados
en la sección de lecturas recomendadas).

La acumulación de capital concentra la creciente riqueza en las
manos de unos cuantos. Desde el aminoramiento de la carga fiscal de
78
los ricachones durante el gobierno de Reagan y las crecientes tasas
de productividad y salarios miserables de los trabajadores, las
familias trabajadoras se han quedado con un poder adquisitivo
significativamente menor como única vía para cubrir el altísimo
costo de la vida.

La excepcional expansión de la deuda fuera del sistema bancario
(las negritas son mías)... que en gran medida adoptó la forma de
hipotecas para viviendas, oficinas y hoteles, deuda en cuotas por
consumo, préstamos para agentes y corredores, y deuda externa. En
un entorno en el que los salarios de los trabajadores han estado
congelados durante los últimos 30 años, la tasa de ahorro ha caído a
cero y a veces incluso a números negativos, las familias trabajadoras
han tratado de mantener su nivel de vida solicitando préstamos en
los que ponen de garantía su vivienda y mediante el contrato de
hipotecas reversibles, además de pagar todo con tarjeta de crédito. Al
mismo tiempo, los gobiernos federal y locales de Usamérica
incrementaron la deuda pública al solicitar préstamos nacionales e
internacionales al tiempo que el gobierno federal ampliaba el déficit
presupuestal, mantenía un creciente déficit comercial, incrementaba
el gasto militar y la tasa general de impresión de billetes (Ver Joseph
Stiglitz).32 Además, los paraísos fiscales creados fuera del control de
32
Joseph Stiglitz, Vanity Fair. Diciembre de 2008
http://www.alternet.org/workplace/111709/?page=entire
79
los reguladores de la banca usamericana han llevado cuantiosas
transacciones financieras más allá del control del Fed.

Llegó el momento en el que se acabaron las fichas de póker para
jugar a crédito. Así, los deudores se vieron obligados a reducir su
consumo. Hoy podríamos escribir exactamente las mismas palabras
mientras los bancos rehúsan prestar y los consumidores ya no
pueden solicitar préstamos. El desempleo afectó aún más el consumo
de bienes que, a su vez incrementó el desempleo. El índice actual de
desempleo es el más alto registrado desde 1983 y actualmente crece
a un ritmo de aproximadamente medio millón de personas al mes,
por lo que se espera que supere el 10% en el transcurso de este año.
Con unas cuantas diferencias de terminología y sintaxis, los principales
argumentos de Eccles sintetizan en líneas generales la secuencia de eventos
que marcan los pasos hacia la crisis económica que hoy se expande y
profundiza en Usamérica, y viaja rápidamente por todo el mundo gracias a
las redes financieras y de comercio neoliberal.
Curiosamente, los aclamados maestros de las finanzas parecen haber sido
tomados por sorpresa, desde el confeso arrepentido Alan Greenspan,33
33
Alan Greenspan Greenspan Concedes Error on Regulation por Edmund L. Andrews
Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, afirmó haber “cometido un error” al
80
presidente del Fed durante largo tiempo, hasta Ben Bernanke, actual
presidente del Fed y alabado estudioso de la Gran Depresión, y Henry
Paulson, último jefe del Departamento del Tesoro usamericano y ex
presidente de Goldman Sachs, e incluso Robert Rubin. Aparte de Ben
Bernanke, tal vez todos estaban influidos por la proclamación de Henry
Ford según la cual la historia es una bobada, pero quizás simplemente se
les pasó leer las memorias de Eccles, publicadas en 1951.
Aparentemente, muchos de los que pertenecen a los círculos de liderazgo en
el ámbito de las finanzas han hecho caso omiso, malinterpretado o diferido
de las lecciones de largo aliento de la historia económica. Sin duda, si nos
concentramos en la historia de las crisis del mercado financiero, veremos
que estas personas confiaron en haber escapado a las limitaciones de la vieja
teoría capitalista clásica y sus inevitables realidades inherentes. Su
conocimiento colectivo y acumulado de los mecanismos del mercado, su
confianza ciega en los modelos económicos por computadora y las
estadísticas con las que los alimentan, su refinamiento en cuanto a la
predicción de riesgos, la gestión de riesgos y las estrategias para
aminorarlos, todo ello se basó erróneamente en los falsos supuestos de su
confiar en que el libre mercado se regularía a sí mismo. Ver también: David M. Kotz,
Shocked Disbelief, http://www.truthout.org/110208B.
David M. Kotz, Truthout: “El ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, se
encontró en un ataque de incredulidad ante el fracaso del interés individual por proteger
nuestro sistema bancario. Lo que realmente habría de provocar un ataque de incredulidad es
que una persona con esas opiniones estuviera a cargo de la regulación del sistema
financiero usamericano, cargo que ocupó entre 1987 y 2006”.
81
convicción cerrada y casi religiosa en la fallida noción de que eliminar los
obstáculos del mercado puede, por sí mismo, bastar para superar los
problemas inherentes al modo de producción y distribución económica y
reproducción social capitalista, algo que Eccles hace patente en sus
memorias.
Si bien Eccles sintetiza metódicamente los principales problemas
económicos y financieros que han producido la contracción económica
internacional de mayores proporciones del siglo pasado, parecería que los
neoliberales de hoy, republicanos y demócratas, estaban seguros de que las
nuevas relaciones financieras y comerciales de alcance mundial que
promovían y forzaban dentro de la economía del planeta garantizaban una
renovada confianza en la posibilidad de superar a la historia y a la teoría. El
lema triunfante de los neoliberales, “No hay alternativa” al capitalismo
(TINA, por sus siglas en inglés), mezclado con la promulgación del fin de la
historia actualmente se levanta como el testimonio condenatorio de su
propio engaño que acompaña a las igualmente absurdas nociones de una
economía postindustrial e ingrávida. No obstante, en el mundo real, más allá
de las ilusiones de los elitistas, cada vez más personas trabajadoras
alrededor del mundo buscan alivio y formas de escapar de la miseria que
representan las largas horas de esfuerzo físico que sólo sirve para enriquecer
a unos cuantos. Una vez más, pero en escala internacional, la capacidad del
sistema capitalista y su necesidad de incrementar las ganancias a costa de
82
una pobreza aplastante ha paralizado y congelado el proceso de reinversión
financiera.
Al ignorar o minimizar las advertencias keynesianas para mantener cierta
relación razonable entre las crecientes tasas de productividad del trabajo y la
actual
distribución
del
ingreso,
los
monetaristas
neoliberales,
particularmente aquellos que se agrupan en la escuela de Chicago, parecen
haber perdido de vista o simplemente haber hecho caso omiso de la relación
vital entre la capacidad productiva y la capacidad de los trabajadores de
comprar aquello que fabrican. Suponiendo además que los capitalistas
corporativos pudieran vender productos y servicios con éxito en mercados
mundiales cada vez más amplios, deliberadamente empujaron a la baja los
salarios internos, lo que redujo todavía más el poder adquisitivo de los
trabajadores usamericanos. En efecto, los imperialistas de la globalización
neoliberal abandonaron a la población nacional en nombre de la mano de
obra barata y la esperanza de abrir mercados en el exterior. Ya desde el
principio de este perverso juego muchos sindicalistas astutos se refirieron al
plan neoliberal como “la carrera hacia el fondo” del barril económico
mundial. Es posible que aún no hayamos tocado fondo.
Pareciera que si para la década de 1980 los capitalistas corporativos
usamericanos, sus asesores y sus imitadores elitistas en otros países se
habían convencido por completo de haber alcanzado la cumbre indómita de
la influencia política y económica, la amplia adherencia y cooperación, la
83
hegemonía34 tal como la concebía Antonio Gramsci, entonces sintieron que
podían operar con toda seguridad en un sistema cada vez más
autogestionado de acumulación de capital trasnacional que podía orientarse
desde las finanzas y manipularse astutamente dentro de las fronteras tipo
burbuja de la teoría monetarista del neoclasicismo que goza de protección
militar.
La quimera del éxito y el dilema ineludible de los capitalistas
Evidentemente, los capitalistas tienen que entender cabalmente el
capitalismo necesita expandir su gama y ritmo de explotación a fin de
incrementar las ganancias indefinidamente o perecer. Como atinadamente lo
señaló Marx hace más de 160 años en el Manifiesto Comunista,35 el
capitalista irá a todos los rincones del mundo en la búsqueda incesante de
creación de oportunidades para obtener ganancias a fin de continuar
acumulando las riquezas necesarias para hacer otras inversiones. No
obstante, es la propia acumulación de ganancias de los capitalistas y su
34
Antonio Gramsci: hegemonía http://www.infed.org/thinkers/et-gram.htm#hegemony
El Manifiesto Comunista http://www.anu.edu.au/polsci/marx/classics/manifesto.html “La
necesidad de expandir constantemente el mercado para sus productos persigue a la
burguesía por toda la superficie del planeta. Debe enclavarse en todas partes, establecerse
en todas partes, establecer vínculos en todas partes”.
35
84
creciente incremento y concentración de la capacidad productiva lo que
acaba por sofocar al sistema. En la búsqueda implacable y sistémica de
riqueza, el capitalista perseguidor de ganancias de hoy echa mano de todos
los poderes económicos y políticos a su alcance a fin de superar los límites a
la posible generación de ganancias mientras lucha por asegurar el carácter
predecible de las condiciones rentables para su negocio e intenta dominar
los mercados al tiempo que pretende expandir su propia fortuna económica.
Los impecables supuestos teóricos de un mercado cerrado y capaz de
autorregularse constantemente hasta alcanzar un sano equilibrio no
corresponden con la realidad de la historia del capitalismo: el equilibrio
sostenido del mercado significaría la muerte de la acumulación capitalista.
El peor miedo de los capitalistas que buscan ganancias reales es el estado
estable económico, ya que significa la estática económica, el estancamiento
y la falta de crecimiento que pondrían fin a la acumulación de capital y
darían el tiro de gracia al sistema. Constantemente confrontando esta
recurrente e inevitable contradicción interna del sistema, los capitalistas
siguen tratando de superarla mediante rodeos. A fin de evitar el estado
estable, los capitalistas se han visto históricamente obligados por la
necesidad de crecimiento constante del sistema a luchar incansablemente
por superar las limitaciones internas y externas del mercado a la expansión.
Cuando y donde se ven enfrentados a los obstáculos físicos o políticos que
limitan las posibilidades de su crecimiento económico, los capitalistas hacen
valer todas las opciones disponibles a lo largo de diferentes períodos de la
historia para eliminar las barreras que se contraponen a su incesante
85
búsqueda de ganancias. Este ímpetu interno del sistema es exactamente la
razón que explica el carácter destructivo de largo plazo del capitalismo.
Desde las viejas Leyes de Cercamientos en Inglaterra hasta los nuevos
cercos de hoy gracias a las regulaciones capitalistas formuladas en la
Organización Mundial de Comercio mediante los cuales las corporaciones
ejercen la fuerza de sus normas apuntaladas en su poderío militar para
poseer y controlarlas condiciones naturales fundamentales de la existencia
humana, como las reservas de agua y los sistemas públicos, los capitalistas
corporativos intentan aprovechar los tentáculos de su influencia institucional
para controlar todas y cada una de las fases de producción, financiamiento y
venta o distribución. Su inagotable búsqueda de mecanismos de control
institucional privado de las variables del mercado ha subvertido las
operaciones teóricas y prácticas del mercado a lo largo de la historia de las
actividades empresariales capitalistas. La búsqueda de lo predecible
mediante controles internos y privados ha adoptado diversas formas en la
historia del capitalismo corporativo. Algunos de los métodos más conocidos
se incorporan al vocabulario popular y empresarial con las palabras
monopolio,
oligopolio,
integración
vertical,
integración
horizontal,
integración de conglomerados y mercados de acaparamiento. La necesidad
sistémica que motiva a cada corporación gigante e impersonal, en colectivo
y de manera individual, a perseguir su propia ventaja revela todas las fallas
y los mitos de la teoría económica capitalista fácilmente observables en la
práctica corporativa actual.
86
Dicho de manera sucinta, los capitalistas deben superar o controlar las
amenazantes condiciones destructivas de la competencia para asegurar la
acumulación continua necesaria para sobrevivir y, en el proceso, forman los
obstáculos al crecimiento futuro. En su incansable búsqueda de ganancias
atesoran la riqueza acumulada en un extremo social mientras dejan en el
abandono a las necesidades humanas en el otro. Eccles, desde su visión de la
distribución inadecuada del ingreso corriente generado por el incremento en
la capacidad productiva, tenía razón. La tendencia del capitalismo hacia la
acumulación de capacidad excesiva conduce a la sobreproducción y, a
medida que se contraen los salarios, los trabajadores no pueden pagar por
los bienes y servicios que producen. No es que los trabajadores no necesiten
o no quieran los productos de su trabajo: es que no pueden acceder a ellos.
Así, las necesidades humanas se acumulan en un lado del mercado
capitalista, mientras enormes cantidades de productos quedan fuera del
alcance de los trabajadores en el otro. Al igual que en la actual crisis
económica, este mito del equilibrio del mercado entre la oferta y la demanda
queda desnudo. Lo que no se supone que debería ocurrir conforme a la
teoría económica dominante sucede en la realidad: los mercados no
encuentran por sí mismos un nuevo equilibrio. Ya sea que busquemos
oportunidades de inversión en los mercados, préstamos al consumidor o
espacios de compra-venta de bienes y servicios, los mercados no se
descongestionan automáticamente porque existe una ruptura subyacente
entre la riqueza que los trabajadores producen y la pequeña porción que
87
reciben en forma de salario. En ciertos momentos, los desequilibrios
resultan en graves contracciones del mercado financiero y el mercado
productivo dando pie a lo que llamamos crisis.
El capitalismo es fundamentalmente un sistema autodestructivo. Su poder
creativo, cuyo motor son las ganancias, en un momento sistémicamente
definido se vuelve contra sí mismo, se consume en una locura caníbal de
destrucción intestina, lo que además deja a los mercados saturados de
productos imposibles de vender y conduce a múltiples formas de
consolidación corporativa, como las fusiones y las adquisiciones que tienen
el efecto de eliminar a la competencia mediante absorciones que destruyen a
otros competidores. En cada uno de los periodos que estamos analizando la
contracción de la riqueza y, por lo tanto, del poder económico ha sido uno
de los métodos para limitar las tendencias destructivas de los pánicos, las
depresiones y las recesiones. Desde la represión y los pánicos de los últimos
25 años del siglo XIX hasta las fusiones bancarias que hoy en día alientan
tanto el Departamento del Tesoro como la Reserva Federal usamericana, la
concentración corporativa ha sido uno de los principales métodos para
eliminar o evadir las condiciones destructivas de la competencia capitalista
que después limita todavía más las funciones supuestamente auto
reguladoras del mercado. Los capitalistas poderosos y sus defensores
políticos aceptan abiertamente que uno de los métodos convenidos para
restaurar las condiciones generales del sistema necesarias para mantener la
88
rentabilidad es hacer que unas cuantas corporaciones sólidas absorban a las
más débiles.
Hoy, más temerosos que nunca de estos actores nacionales o internacionales
cuya cooperación no pueden obtener, los capitalistas corporativos de la
actualidad luchan por obtener más control y superar los límites de las
negociaciones supuestamente equitativas del mercado mediante el uso de
diversas formas de fuerza económica, política y militar. En la actual crisis,
ante los posibles desafíos que representan otros capitalistas corporativos
nacionales e internacionales, los corporativistas usamericanos se están
valiendo de la contracción del momento para consolidar su poder económico
con miras a una futura expansión. Casi a punto de librar una guerra
generalizada como sucedió en la primera mitad del siglo XX, las actuales
maniobras capitalistas entre los Estados industriales adoptan la forma de la
consolidación corporativa.
La noción de un mecanismo económico cerrado y capaz de autorregularse
constituye el punto en el que la teoría capitalista deja de ser consecuente con
la historia de la práctica capitalista. El capitalismo no puede aceptar su
propio cerco: debe trascender todo los límites a su crecimiento, es decir, el
cerco de todos los competidores en una esfera corporativa cada vez más
reducida en la que se concentra el poder. La persistente determinación
corporativa de controlar todas las variables del mercado sistémica mente
debilita los propios mecanismos del mercado en la realidad. Si bien los
89
teóricos
clásicos
convencionales,
desde
Adam
Smith
hasta
los
contemporáneos, han argumentado que el capitalismo se basa en la igualdad
de compradores y vendedores informados que entran de manera voluntaria a
mercados carentes de restricciones, los esfuerzos individuales y corporativos
por controlar las condiciones del mercado contradicen la teoría a través de
los esfuerzos reales del capitalismo por conquistar diversos grados de
control mediante consolidaciones que han cambiado las relaciones
socioeconómicas y culturales del capital.
Aparentemente habiendo aprendido el efecto estrangulador de las ganancias
que tienen los mercados estancados de productos y servicios, fenómeno
recurrente a lo largo de la compulsa historia de las contracciones
económicas del capitalismo, los keynesianos y los monetaristas estilo
Friedman o de la Escuela de Chicago reconocieron que no podían ignorar
los problemas de los mercados saturados. En consecuencia, todos se
lanzaron a despejarlos usando métodos externos al mercado. Ante la
concentración corporativa de riqueza y poder económico y político, y los
recurrentes desequilibrios del mercado entre la oferta y la demanda, los
economistas convencionales parecen tener únicamente dos soluciones:
estimular la demanda y restaurar cierto nivel de competitividad, o bien
ayudar a la concentración corporativa. Si bien el enfoque general
keynesiano ha consistido en estimular la demanda principalmente con
procedimientos
gubernamentales
de
tipo
fiscal-presupuestal,
los
monetaristas neoclásicos optaron por depender de la gestión de la oferta de
90
dinero y crear un entorno empresarial menos restrictivo eliminando las
regulaciones del mercado y facilitando las fusiones y adquisiciones de
empresas. Mientras los reguladores keynesianos del mercado trataron de
administrar las fusiones con miras al mantenimiento de la competencia a
través de la regulación de las adquisiciones, los neoclásicos tendieron a
facilitar el proceso. Sin embargo, la meta esencial de las reformas y contra
reformas de ambos grupos durante los últimos 50 años del siglo XX hasta la
tragedia económica actual ha sido conservar las condiciones generales de la
economía conducentes a mantener altas tasas de rentabilidad y así alentar la
inversión empresarial y el gasto del consumidor con el objetivo de mitigar
los efectos de lo que todos reconocen como contracciones recurrentes de los
ciclos “normales” de negocio. No obstante, tal como lo volvemos a
atestiguar, estas intervenciones del mercado tienden, con el tiempo, a
acelerar e intensificar las tendencias sistémicas hacia los desequilibrios entre
la oferta y la demanda que una y otra vez se repiten y constriñen al sistema.
Aquí radica el desconcertante dilema de los capitalistas que se ven una y
otra vez enfrentados a los insuperables obstáculos internos del sistema para
el crecimiento económico continuo. Mientras las reformas keynesianas
posponen la hora de la verdad social y económica, el enfoque neoclásico
fundamentalista del mercado suele conducir a los desequilibrios sistémicos
más extremos que han precipitado los peores estancamientos económicos
que denominamos depresiones.
91
El cerco corporativo de la sociedad civil consumista
Mientras los defensores de cada enfoque para resolver los recurrentes ciclos
de negocio se culpan unos a otros por el agravamiento de las condiciones
que nos conducen a cada recesión o depresión, ningún grupo puede eliminar
del todo las contracciones de la economía. A pesar de sus debates y las acres
críticas a lo largo de las tres primeras décadas después de la Segunda Guerra
Mundial, ambos grupos de economistas trataban de manejar las condiciones
macroeconómicas o el amplio entorno político y económico de un mercado
nacional relativamente cerrado o al menos aislado. De hecho, estaban
tratando de asegurarse de que los mercados de los productos y los servicios
nacionales no se vieran entrampados sino constantemente liberados gracias
al consumo nacional. El amplio consenso en cuanto a mantener el poder
adquisitivo de los trabajadores dentro del país era visto como una variable
de estabilización social que garantizaba las condiciones económicas
razonables para mantener la rentabilidad corporativa. Para los años críticos
de mediados de la década de 1970 quedó cada vez más claro, especialmente
después de aquellos años de estanflación, que los costos de la producción
capitalista nacional y la capacidad de liberación del mercado tanto por parte
del poder adquisitivo de los consumidores como del poder del gasto
gubernamental y las inversiones empresariales en instalaciones y equipos no
podían mantenerse sobre la base de “paga lo que uses” o “compra conforme
92
ganes”. La estanflación fue una señal para la élite dominante de las
espantosas e inaceptables condiciones de una situación económica que, a los
ojos del capitalista, señala el final o la decadencia de las condiciones
generales que permiten la acumulación de ganancias.
En un esfuerzo concertado por romper con el atasco del mercado y el
estancamiento de la economía nacional en la década de 1970, hubo una
movida política decisiva a fin de presionar la escala salarial e incrementar la
productividad de los trabajadores con incentivos a la producción, como la
intimidación y los ataques contra los sindicatos; al mismo tiempo se
incrementaba los incentivos para que las empresas usamericanos buscarán
zonas de producción con bajos salarios en diversos rincones del continente
americano y a lo largo del mundo. Esta decisión política de tres niveles
promovida durante la presidencia de Reagan y continuada por neoliberales
de los dos principales partidos usamericanos del capital corporativo definió
el camino de la carrera internacional hacia el fondo del barril de la economía
mundial.
El plan general era salir del estancamiento de la economía nacional
mediante la expansión hacia zonas de producción más baratas al tiempo que
se ampliaban los mercados nacionales e internacionales para las ventas.
Usando el penetrante poder del excedente de petrodólares usamericanos
repatriados, la inversión extranjera directa de las corporaciones URSS
americanas fue oficialmente alentada, protegida con leyes, apoyada por
93
subsidios gubernamentales y refugiada en la expansión del poder militar
nacional.
A medida que cada etapa de la expansión corporativa usamericana
encontraba nuevos obstáculos en las fronteras internacionales y nuevas
contracciones económicas en los mercados nacionales a lo largo de las
décadas de 1980 y 1990, se abrían nuevas oportunidades de inversión que se
aseguraban con el respaldo militar. En nombre de la contención del
comunismo, el aseguramiento de libres mercados y la protección de los
derechos humanos, el mundo se estaba transformando en un lugar seguro
para la expansión corporativa usamericana. Basta con reflexionar en las
series de guerras encubiertas y abiertas que se libraron en contra de las
poblaciones de las islas del Caribe, Centroamérica y Sudamérica a lo largo
del período de la Guerra Fría que representan la vívida expresión del
significado del keynesianismo militar expansivo. Cada vez que una nación
se atrevía a intentar controlar su economía nacional, ya se tratara del
pequeño Haití o la pequeñísima Granada, se echaban a andar las tácticas
financieras y militares necesarias para forzar la apertura de los mercados a
las inversiones y el comercio usamericano. La frecuente pregunta “¿La
bandera siguió al negocio o el negocio siguió a la bandera?” quedaba
acallada por la creciente simbiosis política y económica del “complejo
militar-financiero-industrial”. Así, a medida que las élites corporativas sus
americanas en el poder intentaban superar los “obstáculos” a la expansión
capitalista nacional recurriendo a medios no económicos, en sus decisiones
94
bipartidistas expresaron el reconocimiento pleno de los nuevos límites al
crecimiento nacional y simultáneamente acogieron el oneroso plan
imperialista histórico de la continua expansión económica que data de los
primeros días de la independencia nacional.
Con un argumento constantemente en contra de un gobierno sólido, la nueva
voz de los republicanos neoconservadores, amplificada por sus nuevas
contrapartes demócratas neoliberales, empezó a definir el control
corporativo del Estado vía los vínculos políticos y económicos del complejo
militar industrial corporativo.
Con el reclamo de vínculos puristas con la teoría económica clásica del
capitalismo y con el argumento sumamente perverso en contra de los
keynesianos
sociales,
los
monetaristas
neoliberales
promovieron
agresivamente la idea de que la regulación administrativa gubernamental de
las economías nacionales creaba las barreras que obstaculizaban las
tendencias teóricamente normales del mercado hacia las operaciones
naturales y benéficas para la sociedad. Con la promesa de grandes
beneficios sociales y mayor libertad individual, mientras públicamente
argumentaban que las prácticas de las empresas privadas son más eficientes
que las regulaciones gubernamentales, los economistas neoclásicos de
diversos pelaje es neoliberales, defendieron la idea de incrementar las
deficiencias del mercado y su producción y distribución a través de la
desregulación de las inversiones empresariales, el financiamiento y la
95
producción. Con otro argumento más en contra de los keynesianos sociales
y defendiendo las drásticas reducciones del financiamiento público de los
costos sociales del gobierno y al mismo tiempo incrementando el gasto
militar, irónicamente el efecto político práctico de la propaganda neoliberal
a favor de un gobierno más magro fue abrir un corredor político para
sustituir el creciente poder del control corporativo privado autoritario sobre
sectores nacionales e internacionales de la actividad económica.
Mientras en público promovían la teoría económica clásica anglosajona y
usamericana del siglo XIX para apuntalar sus argumentos a favor de la
libertad individual en el mercado libre de restricciones bajo la etiqueta de
soberanía del consumidor, los neoliberales ayudaron a desmantelar la
regulación gubernamental y así abrieron una amplia oportunidad al dominio
del poder corporativo en prácticamente todos los niveles de la actividad
económica. La constante dilución de las regulaciones gubernamentales se
consolidó con argumentos paralelos a favor de la autorregulación
corporativa que abrieron aún más la vía al gobierno corporativo. Además, al
aminorar las ideas populares nacionales de la función democrática del
individuo en la noción de soberanía del consumidor y la igualdad en las
relaciones del mercado, los neoliberales ayudaron a convertir al consumidor
en mero apéndice de la producción y la distribución controladas por el
capitalismo corporativo. Al presionar los salarios a la baja y, al mismo
tiempo, disminuir los servicios gubernamentales mientras se alentaba al
consumidor a acumular deuda, se desató un proceso que creó una nueva
96
clase trabajadora ligada a la deuda. Tras reducir a los productores
trabajadores a meros consumidores gradualmente atados por la deuda a cada
una de las etapas de acumulación del capital corporativo, los otrora
trabajadores independientes se han visto cada vez más confinados al doble
estatus económico de servidumbre por deuda en el feudo privatizado del
capital corporativo. Dependiente de las corporaciones en nombre del empleo
y cada vez más dependientes de los servicios brindados por las
corporaciones, como la atención médica privatizada y los servicios
financieros, las corporaciones empezaron a trazar un cerco en torno a los
nuevos trabajadores no sindicalizados que más parecen siervos en una
relación de dependencia neofeudal marcada por los bajos salarios y la
dependencia de la deuda.
Los trabajadores, los políticos y muchos en el círculo de la élite en el poder
parece no reconocer que el propio capitalismo esta cambiando y que la
motivación central y el concepto organizador de gestión corporativa
moderna que lucha por imponer controles internos a la producción influye
cada vez más en el impulso de abarcar y dirigir el entorno político y
económico en el que opera. Las experiencias de gestión de líderes
empresariales, políticos y economistas en el gobierno y en la esfera de la
economía privada gradualmente abrieron la vía política a un mayor poder
administrativo corporativo en la economía nacional. En el proceso de usa
constantemente el gasto militar para equilibrar e incluso estimular la
economía mediante contratos corporativos, el empleo de amplios sectores de
97
la clase trabajadora se volvió dependiente de la producción militar. Además,
a través de la creciente práctica de colocar a expertos del mundo empresarial
en puestos de gestión gubernamental a lo largo de los años de la Guerra Fría
y de vincular la estabilidad de la economía interna al gasto militar, los
líderes corporativos atravesaron una y otra vez las puertas giratorias entre el
gobierno y las oficinas corporativas. En el proceso, conforme los
corporativistas entendieron los resultados prácticos de la gestión
gubernamental, identificaron con mayor claridad las limitaciones de la teoría
neoclásica y, con la ayuda de defensores ideológicos políticamente
poderosos en el gobierno que otorgaban subsidios fiscales a las empresas,
diluían los derechos de los trabajadores y aprobaban leyes fiscales
favorables a la iniciativa privada, consiguieron dominar la gestión
gubernamental de las relaciones del Estado corporativo y sus actividades
económicas.
Desde sus cambiantes posturas como administradores gubernamentales y
directores corporativos, los responsables de la planificación y de liderazgo
empresarial cultivaron el poder de la política al dirigir las prioridades y los
patrones del desarrollo económico. Conforme identificaron los límites del
crecimiento económico sistémico impuesto por las disyuntivas periódicas de
los mercados capitalistas tradicionales, los capitalistas corporativos de la
segunda posguerra, más que nunca antes, intentaron controlar las
condiciones políticas del entorno empresarial. En consecuencia, desde la
Segunda Guerra Mundial los corporativistas buscaron activamente la
98
protección y el apoyo de la asistencia estatal política y financiera a fin de
proteger sus negocios de las vicisitudes de los mercados. A través de
paquetes de estímulo fiscal, paraísos fiscales, contratos costo-margen,
protección en caso de demandas judiciales, el apoyo de subsidios
financieros directos e indirectos mediante reducciones fiscales de todo tipo,
los gerentes de las instituciones capitalistas intentaron aprovechar la
influencia política para expandir el poder corporativo en un vano intento por
superar los obstáculos que enfrenta el crecimiento dentro del capitalismo.
Los vínculos que se entretejen entre los poderes económicos corporativos y
el poder político gubernamental con el tiempo formaron un enlace cultural
que fue gradualmente penetrado por el estilo autoritario de gestión
corporativa y después se vio dominado por los procesos democráticos de
toma de decisiones gubernamentales en diversos niveles. Argumentando
constantemente que los procesos democráticos de toma de decisiones eran
engorrosos, lentos e ineficientes, los corporativistas de la derecha en el
poder presionaron conscientemente para incrementar las facultades del
Ejecutivo al más puro estilo corporativista en un esfuerzo por reproducir en
el gobierno su propio estilo autoritario de gestión empresarial.
Frustrados por los problemas históricos de los mercados no regulados y las
regulaciones que hacen pensar en la Depresión, los líderes corporativos más
prominentes de la posguerra presionaron insistentemente a favor de la
representación plena de la visión empresarial en el gobierno, incluidas sus
prácticas de gestión jerárquica, a fin de canalizar el apoyo federal y estatal
99
financiero de manera más directa a las actividades corporativas generadoras
de ganancias. Llegando a las cumbres del poder estatal, tanto keynesianos
como monetaristas se dedicaron a imponer el estilo corporativo de los
controles administrativos dictatoriales en la economía nacional e incluso
internacional. Cada vez más estresados, los economistas neoliberales
argumentaron a favor del apoyo financiero y político directo de las
actividades empresariales corporativas que, hasta la crisis actual, adoptaron
tres modalidades: autorregulación corporativa, políticas fiscales que
alentarían la solicitud de préstamos para estimular la inversión privada
nacional e internacional; políticas sociales capaces de obligar a más gente a
ingresar a la fuerza laboral y diluir los derechos de los trabajadores, e
incremento del gasto militar.
Así, las lecciones aprendidas por el corporativista y sus defensores
académicos y políticos desde la Gran Depresión le han conducido a suponer
que los estilos de gestión autoritaria corporativa y militar, sumados a los
datos recopilados sobre comportamiento social y los estudios de mercado,
aportarán los conocimientos técnicos y el poder para dirigir de manera
mecánica las actividades económicas nacionales e internacionales.
Combinando las medidas cuantificadas de comportamiento humano en un
entorno económico de supuestas reacciones mecanicistas calculables y las
condiciones sociales y económicas administradas, los corporativistas de
todo tipo, desde la academia y desde el gobierno, supusieron que podrían
predecir “científicamente” los comportamientos de sus homoeconomensis
100
condicionados, el hombre y la mujer económica del mito originario de la
teoría capitalista enraizado en la supuesta tendencia humana de hacer
trueque y comerciar, y así manipular el comportamiento humano en un
laberinto político y económico sumamente controlado que hace evocar a
Skinner y es capaz de producir las reacciones humanas condicionadas
necesarias para mantener la acumulación de ganancias dentro del
capitalismo.
Tanto los keynesianos como los monetaristas fundamentalistas conocían las
condiciones necesarias para despertar las reacciones humanas mecanicistas
necesarias para la definición del modelo económico. El “individuo”, el
hombre y la mujer económica, tenía que someterse en total desnudez e
indefensión al molino del mercado. Al igual que durante la Ley de
Cercamientos en Inglaterra, los trabajadores hoy se ven forzados a
“liberarse” de todo apoyo social colectivo e independiente a fin de
condicionarse y reaccionar conforme a lo esperado por el mercado
corporativamente estructurado y políticamente administrado. Los métodos
de gestión de riesgo se basan en las probabilidades de las reacciones
humanas en ciertas circunstancias medibles.
En el flujo de los eventos políticos y económicos que marcan los 100 años
desde el pánico de 1907, los capitalistas adquirieron gradualmente una
mayor confianza en la gestión de las relaciones del mercado que se revela
entre sus defensores condicionados. Su teoría refleja la percepción de los
101
comportamientos de los actores mejor condicionados, aquellos que
intercambian el bien universal, el dinero y los instrumentos casi monetarios,
como las acciones y los bonos. Es frecuente que ignoren la inextricable
relación entre el ámbito fantástico de las finanzas y el mundo real de la
producción; así, los financieros y sus clásicos defensores monetaristas han
adquirido mayor influencia teórica y práctica en la teoría económica y la
gestión de la economía. En cada uno de los períodos en los que la actividad
de las inversiones financieras parecía ganar supremacía sobre la actividad
económica productiva, tal como sucedió en la década de 1920, la ilusión de
la influencia dominante de las finanzas que controlaban el movimiento del
circulante parecía confirmar la centralidad de la circulación como el eje vital
de la actividad económica capitalista. Hoy en día, al igual que en los
primeros días del pánico de 1907 y en el camino que nos llevó a la Gran
Depresión, el colapso de la economía pareció haber sido introducido por la
crisis de circulación en el sector financiero. Después, en cada periodo de
recuperación dentro de la esfera económica realmente productiva, los
economistas convencionales perciben que sus intervenciones en la actividad
de las inversiones financieras parecen aportar un nuevo estímulo. Si
escuchamos las palabras favoritas de casi todas las voces predominantes en
el mundo financiero de hoy advertiremos la repetición de la necesidad
urgente de reactivar el otorgamiento y la solicitud de préstamos. El
argumento dice que una vez superada la crisis de confianza en el proceso de
inversión, los caminos de la inversión se abrirán para reanudar un renovado
102
flujo rentable de fondos necesarios para reactivar la producción de bienes y
servicios que, una vez más, se venderán y comprarán con éxito.
Esta inversión teórica lógica de la realidad económica, es decir, la visión
predominante entre los economistas más convencionales, se basa en la
supuesta pureza de las operaciones en el mercado financiero y las respuestas
largamente condicionadas de los actores financieros a partir del incentivo de
las ganancias. No, los préstamos no se otorgarán a menos que puedan
colocarse de manera rentable; si, cada actor buscará alguna ventaja a partir
de las variables controladas, como la tasa de interés y los cambios en la
oferta de dinero dentro del mercado financiero. Las cambiantes condiciones
de los mercados financieros fuera del contexto del sistema reproductivo total
del capital parecen, a los ojos del analista convencional, sobre todo los
monetaristas, como la mejor síntesis de toda la actividad económica. Ya que
se trata de la esfera más fácilmente observable, medible y más precisamente
calculada de la actividad capitalista, los movimientos financieros se han
convertido en el modelo por antonomasia de los mecanismos del mercado.
Las reacciones altamente condicionadas y fácilmente reconocibles de los
actores en el mercado financiero han dado a teóricos y prácticos confianza
en los métodos de gestión monetaria que, una vez más, vemos fracasar
rotundamente.
Sin
embargo,
esta
añeja
confianza,
ahora
quizá
resquebrajada, es el resultado de dos errores profundos e interrelacionados
en las perspectivas económicas anglosajona y usamericana: el dominio de
los mercados junto con sus supuestos movimientos mecanicista y, a pesar
103
del creciente poder e influencia en el capital financiero, sus movimientos
etéreos aparentemente independientes sobre la base de la economía
productiva. Para entender mejor el patrón reciente y continuo de
intervenciones a cargo del banco central y el departamento del tesoro
usamericanos, así como su fracaso, es necesario reflexionar acerca de su
anterior sentido del éxito hasta el período Greenspan junto a una reflexión
aleccionadora sobre su ciega noción de los homoeconomensis como la
esencia real y perpetua de la humanidad.
No obstante, debemos ir un paso más allá para reconocer que se ha vuelto
cada vez más claro que ni los economistas ni la élite empresarial conservan
mucha confianza en el hombre o la mujer económica ni en los estilos
previos de los métodos políticos y económicos para hacer correcciones. Si
bien los corporativistas de derecha se han desplazado de manera más abierta
hacia los métodos autoritarios de control social y económico, los demócratas
se presentan como keynesianos neosociales que ya muestran claros signos
de tecnoelitismo en su plan de recuperación de gestión jerárquica. En todas
las tácticas de recuperación de los republicanos que salen y los demócratas
de entrar a la espera de poder observamos el estrecho enfoque teórico a
través del cual dotan de central importancia al sector financiero. Sus
esfuerzos prácticos por reactivar los préstamos usando los métodos más
agresivos son una muestra patente de la visión condicionada que tienen
respecto a que cuando los bancos empiezan a prestar reactivan las
inversiones y renuevan la actividad productiva. Arriesgando el colapso
104
internacional del dólar usamericano y una explosiva inflación financiera las
dos alas políticas del Estado capitalista se encuentra nuevamente inmersa en
el proceso de intentar refinar viejos estilos de intervención que han ayudado
a resucitar al sistema en el pasado, pero ahora ambos lados demuestran que
mientras siguen por la vía de las viejas prácticas con mayor esfuerzo y
menor efecto, están cada vez más dispuestas a abrir la brecha a los controles
administrativos que con el tiempo anulan al capital y lo superan.
Los grupos opositores éntrelos economistas y políticos anglosajones y
usamericanos han aprendido evidentemente los potenciales destructivos del
capitalismo clásico sin restricciones, y están llegando a un nuevo nivel de
entendimiento mutuo sino es que a un laxo consenso respecto al intento por
controlar sus tendencias extremas. Tanto los monetaristas más racionales
como los neokeynesianos se dedican a mezclar estrategias en busca de
algunas de las intervenciones estatales más agresivas en la economía,
estrategias no vistas desde la década de 1930 y quizás las superen. Mientras
tanto, nos encontramos en las primeras etapas de un nuevo gobierno y todos
los actores políticos están poniéndose unos a otros a prueba en un cambiante
terreno político y económico, todos excepto los republicanos de derecha
extrema que, no sin renuencia, parecen reconocer similitudes entre los
métodos demócratas y los republicanos, y empiezan a aceptar esa realidad.
Mientras las condiciones económicas concretas cambian la alineación de las
fuerzas políticas, la visión dominante de la élite es salvar al sistema actual a
través de cierto tipo de reforma. Los republicanos más racionales y de
105
centro parecen reconocer que la vía de los demócratas no amenaza la vida
del capital nacional corporativo. A menos que se desarrollen alternativas
constructivas, las tendencias destructivas también se acelerarán bajo la
etiqueta de la reforma. Los recientes programas y políticas reformistas no
tienen nada de alentador.
Las distorsiones sociales de una economía perversa ya están
profundamente incorporadas al sistema
Con un interés evidentemente creciente en la noción de destrucción creativa
de Joseph Schumpeter, desde el final de la Segunda Guerra Mundial y
durante la segunda mitad del siglo XX los economistas anglosajones y
usamericanos, y la élite empresarial intentaron superar la tendencia del
capitalismo hacia el equilibrio y las depresiones que asfixian al mercado
mediante la aplicación de diversos métodos destructivos que ahora nos han
llevado al umbral de la devastación económica y ambiental. Con la
propuesta de medidas innovadoras para generar demanda formularon
políticas, aprobaron leyes y formularon reglas administrativas que creyeron
podrían aumentar la actividad empresarial hasta desahogar los saturados
mercados de productos y servicios. Históricamente podemos explicar
algunas de las grandes actividades empresariales que fueron diseñadas para
expandir creativamente la demanda del consumidor interno: mejora de
106
productos y técnicas de marketing entre las que destacan la publicidad y la
expansión del crédito al consumidor. Sin embargo, de manera paralela a los
esfuerzos de los empresarios para desahogar los mercados e incrementar la
demanda del consumidor interno, en el mismo período se desarrollaron,
refinaron e integraron por completo al mundo empresarial otros dos
métodos de destrucción: el gasto militar siguió siendo alto y la
obsolescencia integrada a los bienes se convirtió en parte fundamental de la
planeación destructiva. Bajo la influencia política de ambas escuelas de
pensamiento económico, estos dos métodos de generación de demanda y
estímulo a la oferta dentro del modo de producción capitalista marcaron
prácticas sociales y ambientales de derroche que, sin embargo, tuvieron
resultados positivos para quienes deseaban impulsar los ingresos e
incrementar las ganancias. En ese período, las cuestionables ideas de
destrucción creativa de Schumpeter fueron llevadas a extremos absurdos. En
los años de la segunda posguerra el vínculo entre la creatividad capitalista y
la destrucción capitalista adquirió un significado perversamente revertido:
destruir para producir más reemplazos. Este proceso de derroche descarado,
de destrucción deliberada para hacer espacio para productos nuevos no sólo
sistematizó y aceleró el largo proceso histórico de consumo rapaz de los
bienes dotados por la naturaleza; además, representó la dirección lógica del
pensamiento dentro de los confines de la teoría económica capitalista y su
desarrollo concreto en la historia usamericana.
107
A lo largo del periodo de la segunda posguerra, bajo la fuerte influencia
política de su capacidad industrial en expansión y debido a los fundados
miedos keynesianos de sufrir otra depresión de posguerra, la destrucción
creativa se convirtió en elemento integral de la expansión nacional necesaria
para satisfacer la necesidad sistémica de acumulación constante. Desde el
final de la Segunda Guerra Mundial tanto los gobiernos demócratas como
los republicanos aprobaron leyes para mantener altos niveles de “gasto en
defensa”, así como los incentivos fiscales necesarios para preservar los altos
índices de destrucción planeada y la continuidad de la obsolescencia
planeada que se apoyó en los cambios a la política fiscal para acelerar la
depreciación. Es precisamente en el punto de las modificaciones a las
normas fiscales que permiten la rápida depreciación de los activos que las
reglas contables aprobadas dieron paso a un sesgo financiero en favor de las
ganancias a corto plazo y en detrimento de las inversiones a largo plazo. Los
capitalistas corporativos de todo tipo se preocuparon cada vez más por los
estados de ganancias trimestrales que determinaban los precios de las
acciones de sus empresas en el mercado. Así, las decisiones empresariales
de corto plazo, legalmente apoyadas e incluso alentadas, tendieron a fijar
medidas contables de corto plazo para la rentabilidad y esto aceleró la
producción despilfarradora en nombre de las mayores ganancias reportadas
en períodos más cortos.
Los múltiples argumentos para proteger los intereses nacionales aceleraron
aún más las tendencias abiertamente destructivas del capitalismo y sirvieron
108
de escudo a los políticos demócratas y republicanos que votaron a favor del
incremento del presupuesto para el gasto militar a fin de incrementar el
poder de destrucción en nombre de la mejora de la seguridad nacional. A
medida que la noción de seguridad nacional se vinculó más estrechamente a
la seguridad de las inversiones corporativas sus americanas en el extranjero,
los consecuentes costos del proteccionismo militar se convirtieron en un
elemento integral de la expansión empresarial. De esta manera, la
maquinaria de la destrucción conscientemente planeada se integró a los
programas nacionales de estímulo económico. Es evidente que el
capitalismo requiere de la destrucción para sobrevivir.
Durante todo el período de la segunda posguerra el gasto militar se erigió
como componente fijo de la planeación fiscal que creó grandes
oportunidades de inversión corporativa usamericana en los instrumentos de
guerra cada vez más potentes. Así, la guerra constante y el enorme gasto
federal de preparación para la guerra adquirió cada vez más influencia en el
proceso de toma de decisiones económicas dentro del país. Mientras los
monetaristas, especialmente los seguidores fundamentalistas de Friedman,
han demostrado una y otra vez la creciente voluntad de hacer uso directo de
la fuerza en el entorno internacional y de los métodos del Estado policíaco
para ejercer el control social dentro de las fronteras, los neokeynesianos
ofrecen un enfoque más sutil hacia el interior para rehabilitar al capital bajo
gestión del Estado corporativo, lo que podría abrirse a iniciativas más
democráticas capaces de romper con estas perversas distorsiones sociales
109
del corporativismo. No obstante, es imperativo enfatizar que mientras la
estabilidad social y económica nacional dependa del expansionismo
corporativista, nuestra economía seguirá erosionándose para beneficio de
unos cuantos debido a los costos militares de sostener la violencia
económica en el país con la privatización del servicio social y fuera del país
con la constante penetración económica de nuestras empresas en otras
economías.
110
Más allá de una política de estímulo económico
Las lecciones aprendidas durante el proceso de reconstrucción en la segunda
posguerra y los años de la Guerra Fría no cayeron en el olvido entre los
imperialistas corporativos neoliberales de los dos principales partidos. Sin
duda, todos aprendieron que la destrucción en una guerra o a través de la
obsolescencia planeada crea las futuras oportunidades de inversión. Los
autos descompuestos y los edificios bombardeados deben ser reemplazados
y, desde el punto de vista de la ganancia, cuanto antes mejor. En aquel
histórico momento los capitalistas corporativos se sentaron a contemplar el
colmo del absurdo del sistema y con gran felicidad dieron la bienvenida a la
perversidad de su lógica para mantener las ganancias. En resumen, la
renovación capitalista requiere de la destrucción en sus más diversas formas.
En el caso de los capitalistas corporativos modernos, los límites de las
actividades capaces de generar ganancias también se ven definidos por la
creciente capacidad del sistema de producir bienes mejores, de mayor
calidad y más duraderos, por lo que corren el riesgo de saturar los mercados
y propiciar un estado de estancamiento económico. El consumidor
satisfecho dejará de comprar. Idealmente, el capitalista, absorto en sus
propios intereses, siempre quiere disfrutar la demanda sostenible del
consumidor. Una vez que las necesidades humanas se acercan a los niveles
111
de la satisfacción empiezan a dejar de comprar, la producción cae y esto
reduce la capacidad del capitalista de seguir vendiendo con una ganancia.
En un punto en el que la satisfacción general del consumidor propiciaría
pronto la saturación del mercado, al capitalista le quedan unas cuantas
opciones dentro del paradigma del equilibrio de mercado. El clásico
empresario capitalista tal vez baje los precios o reduzca la producción,
disminuya los costos de producción, mejore sus productos o cambie de línea
de producto. No obstante, si se pudiera estimular la demanda con productos
que duran menos, a través de la obsolescencia planeada, de productos que
dejan de estar de moda rápidamente o se destruyen de manera vertiginosa en
la guerra, entonces la producción sigue y la acumulación de ganancias se
mantiene (al menos para los que pueden sacar provecho). Si todas estas
actividades generadoras de ganancia se detuvieran en un mercado cerrado,
el empresario verá que el juego ha terminado pero buscará otros espacios
para continuar.
Así, los capitalistas entienden el dilema del sistema, pero enfrentan la
necesidad constante de crear más actividades capaces de generar ganancias
para sobrevivir en este peligroso momento histórico y enfrentan un número
bastante limitado de vías de escape. Dicho de manera sencilla, pueden abrir
nuevos mercados o explotar los mercados actuales de manera más
inteligente y eficaz. Ambas opciones ponen en duda la supuesta estabilidad
de los capitalistas y revelan su profunda tendencia hacia la autodestrucción.
112
Históricamente, los capitalistas han buscado poner en práctica en diversas
estrategias ingeniosas para superar las limitaciones a la generación de
ganancias. Sin embargo, ya que la esfera de la producción competitiva y las
ventas se ve restringida por la presencia de otros actores, el rango de las
oportunidades para generar ganancias se contrae hasta que se abren nuevos
espacios de producción, venta e inversión. Ningún capitalista necesita leer a
Marx para entender la necesidad impuesta desde el sistema de crear nuevos
productos, encontrar nuevos consumidores y buscar nuevos mercados;
reconociendo que el mundo es una esfera finita, sometida a las restricciones
de la producción en un Estado capitalista corporativo, la única salida parece
ser destruir para empezar de nuevo. De ahí la tentación irresistible para él
imperialista corporativo de echar mano de su inmenso y costoso poderío
militar. La élite dirigente no paga por las rentables oportunidades por las
que lucha el soldado.
La economía política de la destrucción creativa
Desde la crisis económica de la década de 1970, los capitalistas corporativos
usamericanos se vieron nuevamente confrontados por todas las históricas
restricciones del mercado internacional competitivo que suelen limitar las
ganancias. A lo largo de todo el período de la Guerra Fría, los capitalistas
corporativos y sus defensores ideológicos neoliberales echaron atrás sin
113
ambages las barreras nacionales e internacionales a la expansión
empresarial: estaban decididos a no repetir los errores del pasado.
Tras haber aprendido que los enemigos rehabilitados pueden convertirse en
rivales económicos que forman alianzas, los sucesivos gobiernos
usamericanos desde el final de la guerra de Vietnam se mostraron decididos
a asegurarse de que la creciente variedad de presuntos e inventados
enemigos no se convirtiera en futuros contrincantes económicos. El objetivo
dual económico y político de la actual guerra sin fin en contra de todos
aquellos que se nieguen a cooperar y de las incursiones en cualquier
territorio soberano consiste en estimular a la economía usamericana a través
de la continuidad de la expansión militar: controlar con la intimidación o la
intervención militar directa la capital y liquidez del poder industrial
corporativo internacional: las finanzas.
El objetivo de definir un orden económico capitalista mundial para
satisfacer la necesidad nacional de hegemonía o, de ser posible, la completa
dominación de Usamérica es formar un sistema corporativo cerrado y
controlado a fin de mantener la acumulación de ganancias. En consecuencia,
el impulso práctico de todos los capitalistas de superar las limitaciones de la
competencia nacional e internacionalizada, ilustrado por otros grandes
actores corporativos usamericanos u otras entidades de Estado corporativo
en el extranjero han propiciado y seguirán propiciando más episodios de
114
ahogo del mercado, mismos que pautan toda la historia del capitalismo
industrial.
Los crecientes esfuerzos corporativos por extender el control político
(apuntalado en el brazo militar) de las condiciones de la economía nacional
e internacional, ya sea mediante la producción, la destrucción o los viciosos
efectos de la especulación financiera apoyada en la deuda, seguirán
formando la base económica de las crisis sucesivas del sector financiero
porque el ímpetu capitalista de incrementar las ganancias no tolerará límites
internos ni externos. Aún así, cada esfuerzo corporativo por escapar a las
consecuencias de las relaciones actuales del mercado mediante la
imposición de nuevos controles al proceso de acumulación capitalista
formará, una vez más, las condiciones limitantes de un sistema de por sí
cerrado y cada vez más frágil. Con cada paso de ampliación y mayor
sofisticación de los controles institucionales, los capitalistas se ven forzados
a competir en un cerco de 360° dentro de un estado de estancamiento
inducido en el que el sistema socialmente irracional de la acumulación
capitalista revela su naturaleza destructiva. Así, el constante esfuerzo
capitalista por superar el carácter destructivo de la competencia generalizada
a través de la regulación gubernamental o corporativa no hace sino
consolidar al corporativismo en el clásico dilema capitalista y obligarlo a
encontrar una salida. Tal como los fascistas lo han demostrado, los controles
estatales policíacos en pos de guerras imperialistas en el extranjero
115
constituyen la vía de escape favorita del corporativismo para tratar de
superar el impasse capitalista.
El intento por romper el cerco
La aventura imperialista más reciente y descarada de la élite dirigente de la
derecha corporativa para expandir y ampliar su penetración en todos los
mercados del mundo, con o sin el apoyo del Estado clientelar, está
fracasando en diversos niveles y hace patentes todas las debilidades teóricas
y prácticas de las dos grandes escuelas de pensamiento neoliberal. Las más
recientes aventuras militares han demostrado sin lugar a duda las
limitaciones internas de la potencia militar más grande del mundo. Primero,
somos testigos de la más terrible destrucción desde la Segunda Guerra
Mundial con el creciente costo total de una guerra sin fin que acaba con las
reservas humanas, naturales y financieras de Usamérica y otros países. La
actual guerra usamericana, librada a contrapelo de la oposición, está
drenando a la economía nacional, afectando los presupuestos y debilitando y
distorsionando las relaciones financieras alrededor del planeta. A medida
que sus efectos políticos condicionan el auge del corporativismo
antidemocrático en Usamérica, socava la democracia popular en todos los
rincones del mundo. Consume a la población al acortar y destruir
directamente sus vidas; el clásico efecto de contragolpe del expansión
116
militar basada en la deuda y en busca del dominio financiero y económico
están en proceso de desatarse a un ritmo vertiginoso. En el plano social,
económico y político internacional, el costo de la proyección del poderío
militar corporativo a lo largo y ancho del globo a fin de proteger los
intereses económicos y financieros de la élite capitalista corporativa ha
consumido con toda rapidez a la economía nacional y a erosionarlo a las
instituciones que quedan de la democracia nacional e internacional.
Además, cuando la aplicación neoliberal de la idea de destrucción creativa
de Schumpeter alcanza el ámbito nacional o internacional, la perversa y
racionalidad del sistema revela al mundo, en términos humanos, su total
absurdo enológico y lo práctico. Ambas modalidades de destrucción
creativa, obsolescencia integrada y destrucción militar directa, definen los
actuales límites de la explotación de la humanidad y en medio ambiente
natural en manos de los capitalistas corporativos. Cada vez más los pueblos
del mundo reconocen que ni las promesas de la teoría y la práctica
capitalista puede mejorar sus vidas. Con mayor claridad y creciente
oposición, son muchos los sectores de la población mundial que advierten la
falsa promesa de la propaganda del capitalismo corporativo y le dan la
espalda. Se dan cuenta de que si Usamérica, el país más peligrosamente
poderoso del planeta, con apenas 6% de la población humana, no puede
evitar una depresión mientras sigue consumiendo casi 50% de los recursos
internacionales, el resto de la población del globo debe reconocer el fracaso
del modelo y buscar alternativas.
117
Las consecuencias económicas nacionales e internacionales de los costos de
proyección del poderío militar para proteger las inversiones corporativas
usamericana en el extranjero son insostenibles. Conforme se han erosionado
las condiciones económicas de 90% de la población dentro del Estadofortaleza-corporativa que es Usamérica durante el período de expansión
neoliberal global, erosión que también ha afectado las condiciones de vida
alrededor del mundo, estamos en un momento en el que se analizan con
mayor cuidado distintas alternativas. Dentro del marco capitalista, las
reformas anteriores vuelven a ponerse a prueba al tiempo que se discuten
nuevas reformas a la banca que incluyen la nacionalización.36 No obstante,
de manera muy parecida a la dominación fascista de la economía nacional
usamericana, el proyecto militar de proyección del poderío político no
puede mantenerse dentro de las operaciones normales de las condiciones
actuales
de
rivalidad
capitalista
entre
Estados
corporativos.
Las
consecuencias políticas de la proyección del poderío del Estado corporativo
usamericano son cada vez más claras: los rivales vuelven a posicionarse de
tal modo que desafían o se burlan del ímpetu usamericano en pos de la
hegemonía económica, política y cultural. El nuevo gobierno demócrata se
36
Joseph Stiglitz: Nationalized Banks Are "Only Answer"
http://www.truthout.org/020609R
Deutsche Welle: “La nacionalización de la banca es ‘la única solución’, señala el
economista Stiglitz. En entrevista con la Deutsche Welle, Joseph Stiglitz, premio Nobel de
economía, habla de la nacionalización de la banca, la perspectiva para los países en
desarrollo y la necesidad de una entidad internacional que regule al sector financiero”. Ver
también: Nationalizing the Bank US Wants to Keep Banks Private in New Rescue Plan
http://www.commondreams.org/headline/2009/02/23-1
118
verá obligado por el deterioro de la economía nacional y la rápida
realineación de fuerzas políticas en el mundo a modificar sus estrategias y
metas imperialistas.
119
El momento de la transición o la transformación
La extenuante función del expansionismo económico y corporativo
militarizado y basado en la deuda
Para evaluar de manera más completa el impacto de las actuales condiciones
económicas en Usamérica dentro del contexto de las cambiantes relaciones
entre las fuerzas internacionales, debemos reflexionar a fondo en las sólidas
opiniones de Eccles en cuanto a las razones de la caída de Usamérica en la
Gran Depresión, después debemos añadir al análisis las variables específicas
de los peligrosos tiempos que vivimos, variables que pueden resumirse en
un conjunto de observaciones esenciales en cuanto a la posición relativa de
Usamérica en un mundo de rivales.
Primero, debemos enfatizar que Usamérica ya no es tan en total control de
sus finanzas internas. La internacionalización de su deuda pública y privada,
incluidos los dólares en manos de otros gobiernos y personas alrededor del
mundo, imponen límites internacionales a las decisiones de política
financiera dentro de las fronteras. A medida que los posibles rivales
120
capitalistas alrededor del mundo muestran indicios más abiertos de sus
preocupaciones acerca de las ramificaciones internacionales de la creciente
deuda usamericana como táctica central del plan de recuperación nacional,
no cabe duda de que tratarán de reducir el riesgo de poseer dólares
usamericanos en el futuro.
Usamérica es hoy una de las naciones industrializadas más peligrosamente
endeudadas: los 10.6 billones de dólares que suman la deuda privada y la
deuda pública alcanzan casi 65.5% del PIB, y la cifra va en aumento.
Mientras los funcionarios usamericanos señalan que hay otros países
industrializados con mayor coeficiente deuda-PIB, no reconocen del todo la
influencia ponderada del volumen mucho más cuantioso de obligaciones en
deuda usamericana dentro de los mercados financieros internacionales y su
concentración en países concretos, como China. Aunque los economistas y
funcionarios usamericanos presenten un argumento débil, seguramente están
muy a tono con los efectos prácticos de la creciente renuencia en el resto del
mundo de aceptar y mantener el volumen relativo de deuda usamericana.
Además, debemos tomar en cuenta que el gasto militar financiado a través
de la deuda, un gasto que consume 50% del presupuesto federal
usamericano, también afecta el posible crecimiento de la economía
productiva y real en el largo plazo dentro del país por otras dos razones. Los
requisitos presupuestales para mantener una enorme maquinaria militar en el
extranjero compiten directamente con los fondos disponibles dentro del país
para el plan de estímulo económico, al tiempo que la deuda que financia los
121
costos militares compiten por fondo de inversión en todo los mercados y, en
consecuencia, tenderá a incrementar las tasas de interés nacionales e
internacionales. Otros países capitalistas ahora temen que la influencia de
los múltiples préstamos solicitados por Usamérica incremente las tasas de
interés internacionales, lo que congelaría la recuperación económica
alrededor del mundo.
La circulación internacional de dólares usamericanos no puede ser redimida.
Es de esperar que los dólares usamericanos en circulación, que actualmente
suman aproximadamente13.8 billones, combinados con la deuda interna en
proceso de expansión sigan multiplicándose conforme se imprimen grandes
volúmenes de dinero por decreto. Estos factores, conjugados con los
procesos de bancarrota y los fracasos de la banca en Usamérica están
tomando el control de la crisis financiera más allá del alcance de los
administradores financieros en la Reserva Federal y el Tesoro usamericano.
122
Más allá de los monetaristas, más allá de Keynes, más allá del
neoliberalismo
Los administradores financieros concuerdan en que los controles para la
gestión convencional del dinero no están funcionando como se esperaba. El
riesgo de que la Reserva Federal haya bajado las tasas de interés a cero y
continúe expandiendo la deuda y la oferta de dinero para estimular la
economía mediante la promoción del crédito es que el valor del dólar
usamericano pronto volverá a caer con el efecto de que la explosión
inflacionaria hará que la Reserva Federal aumente las tasas de interés y, en
consecuencia, profundice la depresión. No hay que equivocarse: el
fenómeno “Flight to Security” (corridas a instrumentos de bajo riesgo) que
recientemente ha elevado el valor relativo del dólar usamericano y los
precios de los instrumentos de deuda denominados en esta moneda es
producto del miedo. Se trata de una medida que refleja la desesperación de
los inversionistas y su falta de confianza en el dólar y la marchita economía
usamericana. A medida que los inversionistas liquidan las posiciones de los
valores y repatrían los dólares que estaban en el extranjero a fin de recortar
las pérdidas al comprar obligaciones del Tesoro usamericano a precios
premio, básicamente se dice que es mejor poseer títulos de deuda
gubernamentales aunque sean de dudosa calidad y tengan retornos negativos
que posee inversiones en el resquebrajado mercado bursátil y de materias
123
primas. Es simplemente una estrategia de recorte de pérdidas. La pregunta
que queda en el aire es: ¿cómo se pagarán las deudas del Tesoro? Ya que la
carga fiscal impuesta a los más acaudalados y a quienes gozan de mayores
ingresos se ha visto reducida en los últimos 30 años y, en consecuencia, es
de esperar que los ingresos públicos por impuestos tengan una caída drástica
en esta depresión en ciernes, hay que preguntarse cómo se generarán los
fondos para pagar la deuda pública. En lugar de rezar por que el dumping
del dólar no se incremente, la élite en el poder tendría que rezar con un poco
más de fervor a cada vuelta de la máquina de hacer billetes.
La internacionalización del dólar como moneda comercial en el mundo ha
hecho del Banco Central usamericano, la Reserva Federal, una entidad tan
impotente en la actualidad como lo fueron los bancos de la ciudad de Nueva
York en relación con el pánico financiero de 1907. Si bien esta red de
bancos comerciales ha crecido en el
entorno internacional, los
procedimientos de regulación bancaria y financiera han quedado en la
jurisdicción nacional, es decir, los presentes y futuros administradores
federales usamericanos no tendrán la flexibilidad de dirección financiera
que sus contrapartes previas disfrutaron en el período del New Deal. Si bien
es evidente que Usamérica, administrador de la divisa más usada en el
planeta, no cederá voluntariamente el control de su economía, su antigua
influencia del control está siendo erosionado por el volumen de dólares en el
extranjero.
124
Además, la larga serie de leyes para reducir la carga fiscal federal aprobada
durante gran parte del periodo neoliberal de los últimos 30 años ahora limita
seriamente la capacidad interna de gestión fiscal del gobierno federal. Hoy
en día, los tenedores internacionales de dólares definen la eficacia de la
gestión del dinero usamericano por el grado de cooperación; ya que la caída
del ingreso público a través de impuestos ha proscrito cualquier tipo de
gestión fiscal en Usamérica, podemos predecir que la contracción
económica seguirá porque las prácticas nacionales en juego no son sino una
forma más agresiva de las mismas prácticas contracíclicas de antaño,
prácticas que son menos eficaces en el contexto de las cambiantes relaciones
de las fuerzas económicas condicionadas por las estrategias expansionistas
neoliberales usamericanas durante toda la era posterior a la guerra de
Vietnam.
Los cambios en las reglas de contabilidad y las reducciones fiscales,
asegurados por los capitalistas desde la presidencia de Reagan y diseñados
para proteger el ingreso corporativo e individual de alto nivel de los
impuestos, limitará los necesarios incrementos al ingreso público para el
pago de la deuda nacional actual y futura, y la reactivación de la economía.
Por ejemplo, las reglas de contabilidad fiscal que se modificaron y tuvieron
el efecto de disminuir las responsabilidades fiscales de los más acaudalados,
es decir el 1% de las familias usamericanos, e incrementar sus ganancias
netas mediante tasas de depreciación más altas para plantas y equipos,
reducciones fiscales al ingreso directo, disminuyeron drásticamente los
125
impuestos a las propiedades y los ingresos individuales de alto nivel y
corporativos que ahora reducirán todavía más el ingreso público a través del
fisco. A menos que el nuevo Congreso apruebe la imposición de una carga
fiscal mayor a los grupos de mayor ingreso, algo que tiene pocas
probabilidades de pasar ya que el convencionalismo dicta que el mejor
estímulo económico se da por la reducción de la carga fiscal, quedarán
únicamente dos métodos de alto riesgo dentro del pensamiento económico
convencional para estimular a la economía: imprimir más billetes o crear
más de una. Después sólo quedará rezar. Estos dos métodos se han seguido
desde el verano de 2007 con pobres resultados.
Aunque la profundización de la deuda pública sigue un ritmo rampante, la
duda privada ha alcanzado temporalmente los límites institucionales y lo
mismo ha sucedido con la capacidad de las familias de asumir más deuda.
Mientras los prestamistas privados tienen miedo de otorgar créditos, las
familias trabajadoras tienen miedo de solicitarlos. Actualmente más del 60%
de la economía interna usamericana depende del gasto del consumidor,
gasto basado en deuda; además la economía se ha frenado y caído en picada,
así que la inyección de aproximadamente 3 billones adicionales de dólares a
la economía podría tener consecuencias internacionales explosivas. Los 3
billones de dólares usamericanos, que incluyen poco más de 700,000
millones en fondos para el rescate legislados por el Congreso Federal en
septiembre, ahora palidecen ante la compra masiva de todo tipo de deuda
corporativa de valor cuestionable por parte de la Reserva Federal. La
126
expansión gigantesca de obligaciones del gobierno federal que pronto se
verá ampliada en más de un billón por las decisiones del gobierno entrante
nos obliga a preguntar: ¿Cómo y quién pagará la deuda? Mientras las
entidades internacionales que poseen dólares preguntan de manera más
crítica y escéptica cómo se cumplirá la promesa de pago, en realidad queda
cada vez más claro que el enorme paquete de deuda está simplemente siendo
barajado y trasladado a los pasivos fiscales de las familias trabajadoras. Al
tiempo que la Reserva Federal compra deuda privada tóxica o incobrable,37
y emite más dólares, no cabe duda de que la deuda privada reaparece como
deuda pública y la responsabilidad de su pago recae en el contribuyente.
El absurdo patente de continuar con estos enfoques está definido por los
efectos que limitan el crecimiento de la capacidad de excedente nacional y
mundial, y el nivel actual de deudas incobrables en todas las escalas de la
sociedad usamericana. En el punto de cada crisis sucesiva de producción, si
la acumulación de ganancias se detiene, a una pizca de la destrucción
deliberada, el proceso de producción lentamente se frena y en ese punto los
teóricos y prácticos del capitalismo corporativo moderno se enfrentan a tres
opciones ya conocidas. Las dos opciones convencionales abordadas en el
presente ensayo son las estrategias keynesianas de estímulo económico que
37
El Tesoro va adelante con el plan de activos tóxicos http://www.truthout.org/032209Y
David Cho, The Washington Post: “Según fuentes, el Departamento del Tesoro revelará el
siguiente paso del rescate financiero mañana con el anuncio de que pretende crear una
entidad gubernamental denominada Public Investment Corp. para financiar la compra de
hasta $1 billón en préstamos incobrables y activos tóxicos de bancos en problemas”.
127
se bastan en el gasto deficitario y el enfoque monetarista neoclásico de
gestión del dinero; hemos tenido la oportunidad de medir la eficacia de
ambas escuelas en los últimos ocho años durante el incremento del gasto
militar desde 2003 y la más reciente aplicación de los fondos para el rescate.
Antes de incluir los efectos del plan de gasto de los demócratas para el
estímulo económico, bien haríamos en advertir una tercera opción y sus
efectos, una opción todavía no debatida a fondo en este ensayo pero
totalmente clara gracias al estilo administrativo contracíclico de Paulson y
Bernanke, y actualmente retomado por el nuevo gobierno: la colocación
directa de fondos públicos y la absorción de billones de dólares de deuda
dudosa por parte de la Reserva Federal. Estas decisiones, tomadas conforme
a un audaz patrón de decretos ejecutivos hasta el final del gobierno de G.W.
nos han llevado más allá de las funciones tradicionales del mercado
capitalista tal como la reconocemos ahora y, a juzgar por los primeros
comentarios públicos del equipo económico del nuevo gobierno, más nos
vale esperar más de lo mismo.
Mientras estos administradores públicos se esfuerzan una vez más, al igual
que en la década de 1930, por controlar la volatilidad del mercado
financiero debida a la especulación, sus intervenciones tienen dos efectos
profundos relacionados: al anular los mecanismos del mercado callan el
carácter operativo y callan el carácter cultural histórico del capitalismo.
Independientemente de que estemos o no de acuerdo con su enfoque,
debemos reconocer que sus acciones están transformando el sistema. A
128
medida que los monetaristas llevan el estilo keynesiano de capitalismo
gestionado a un nuevo nivel de intervención política, sus intentos por
administrar el proceso están transformando las operaciones de los mercados
capitalistas.
Muy pocos entre los economistas convencionales, sean monetaristas o
neokeynesianos, que actualmente asumen cargos públicos se preguntarán
qué aspecto de la naturaleza del modo de producción y distribución
capitalista distorsiona las funciones del mercado. La mayoría está ciega a un
análisis de tal profundidad, porque su objetivo, en el mejor de los casos, es
tratar de hacer que el sistema funcione como cree que debería, como se le ha
entrenado para suponer que es posible. Mientras el enfoque tipo Friedman
de Paulson y Bernanke los viejos remedios privados que pusieron a prueba
Morgan et al. después del pánico de 1907, posteriormente codificado en
términos generales en la aprobación de la Ley de la Reserva Federal en
1913, las intervenciones administrativas de corte keynesiano pueden
proyectarse para reformar la creciente estructura corporativa del capitalismo
al seguir concentrándose en los síntomas del modo de distribución
capitalista y sus problemas de circulación de dinero a través de la
movilización inversiones. Es como si los gerentes y responsables de las
actividades financieras en Usamérica y muchos otros lugares del mundo
capitalista estuvieran obsesionados por sus visiones educativas y
experiencias en torno a las causas más superficiales de los colapsos del
mercado. Sin embargo, en los recientes y expeditos decretos de los
129
administradores de la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro
también debemos advertir el viraje histórico que marca el carácter y objetivo
de sus acciones autoritarias para sustituir los mecanismos del mercado al
facilitar las fusiones y así concentrar el poder del capital. Si bien en un nivel
político y económico las intervenciones gubernamentales reflejan el
continuo enfoque de descomponer los obstáculos del mercado de maneras
que inyecten nuevos bríos a las operaciones bancarias y de inversión, el
estilo autoritario de imposición de controles en el mercado señala la total
subversión del capitalismo.
Si bien hay una cuarta voz de fundamentalismo capitalista que aboga por la
clásica sacudida del mercado y hace un llamado a cierto canibalismo
económico y social que deje morir al débil, parece que los monetaristas
neoliberales y los keynesianos están trabajando en la generación de un
consenso que abra la vía política a masivas intervenciones gubernamentales
en la crisis del capitalismo en su esfera nacional y tal vez internacional.
Todos estamos atravesando o estamos siendo arrastrados, en algunos casos
de manera inconsciente, a otra fase de economía restringida desde la
administración. Aunque no basta para satisfacer los nuevos requerimientos
del capital internacional y al mismo tiempo limita significativamente las
opciones usamericana es de influir en las decisiones de rivales en el futuro,
las actuales maniobras gubernamentales representan el esfuerzo desesperado
de la clase dirigente por rescatarse a sí misma del cúmulo de consecuencias
130
de la expansión neoliberal sustentada en el militarismo de la posguerra y por
transferir los costos de sus errores garrafales a las familias trabajadoras
comunes y corrientes durante generaciones por venir.
131
Los neoliberales hipotecaron nuestro futuro colectivo y
ahora, al igual que antes, tratan de hacernos pagar por ello.
El militarismo devora a la economía nacional
Los monetaristas neoclásicos, seguidores de Friedman, al mismo nivel que
sus defensores de corte keynesiano militar, han reducido su futuro rango de
flexibilidad fiscal y financiera en el proceso de reducir la noción de
destrucción creativa de Schumpeter a una sola palabra: destrucción, es
decir, la desolación económica y social de las naciones, los gobiernos y las
familias. Irónicamente el gran plan de los neoliberales para un nuevo orden
capitalista corporativo mundial no produjo sino el desorden político y
económico en su propio centro. Los planes expansionistas de los dirigentes
neoliberales echaron a andar los efectos negativos acumulados que
produjeron los desequilibrios económicos y los quiebres sistémicos que
están destruyendo la base económica del país y desestabilizando el alcance
internacional del corporativismo usamericano. A través de su acelerada
aventura militar financiada con deuda con el objetivo de destruir
contrincantes en el extranjero y reconocerlos en su propia imagen neoliberal
132
mientras planean dominarlos para evitar su resurgimiento como rivales
económicos, tal como pasó con Japón y Alemania después de la Segunda
Guerra Mundial, los imperialistas neoliberales usamericanos forzaron la
economía nacional hasta su ruptura. En su intento por empuñar la espada
para defender las inversiones del dólar usamericano en el extranjero, los
defensores de la globalización dañaron gravemente dos de los pilares
culturales del orgullo popular nacional: la noción de libertad económica y
política.
Llegará un momento en el que las amenazas más urgentes que plantea la
crisis del crédito se hayan relajado y la tarea de mayor envergadura que
nos espere sea trazar la dirección de los pasos económicos que habremos
de dar. Será un momento peligroso. Detrás de los debates sobre las
políticas del futuro está el debate sobre la historia: un debate sobre las
causas de nuestra situación actual. La batalla por el pasado definirá la
batalla por el presente. Así que es crucial entender la historia. Joseph
Stiglitz en un artículo publicado en diciembre de 2008 en Vanity Fair.
Si bien el llamado de Stiglitz a “entender la historia” debería ser atendido
por todo analista serio, la mayor influencia entre los analistas y el factor que
define su investigación e interpretaciones serán sus propias perspectivas
económicas, políticas y culturales. Se dice que la historia la escriben los
vencedores; ahora que los críticos neokeynesianos de la política exterior de
los monetaristas se sienten reivindicados sus análisis, en el mejor de los
casos, podrían volver al plan de estímulo déficit-demanda y las reformas que
133
conlleva y que recuerdan a la era del New Deal. Si los analistas
convencionales siguen suponiendo que el paradigma del modo de
producción capitalista es básicamente sólido y lo único que necesita son
algunos ajustes técnicos para perfeccionar su proceso de reproducción
socioeconómica, entonces volverán a buscar reformas estabilizadoras como
sucedió en la década de 1930. Sin embargo, tal como lo argumento a lo
largo del presente ensayo, los esfuerzos de los economistas de ambas
escuelas teóricas anglosajonas mesoamericanas seguirán una de dos
vertientes: hacer encajar de manera abierta y directa al capitalismo en el
molde de gestión corporativa o bien incrementar las facultades
administrativas del gobierno al intentar imponer reformas legislativas al
proceso de producción, distribución y circulación capitalista. Ambas
estrategias de la élite dominante conducirán a la consolidación del
corporativismo.
La
sacudida
socioeconómica
propuesta
por
los
fundamentalistas capitalistas se gestionará y facilitará de manera ordenada
dentro de un nuevo consenso de reforma neoliberal de centro entre
demócratas y republicanos.
Mientras la atención inmediata de prácticamente todos los economistas
neoliberales sigue centrada en las consecuencias nacionales más
superficiales y de fácil observación del quiebre institucional en el sistema
financiero del país y sus efectos multiplicadores en los mercados financieros
internacionales dolarizados, es necesario dirigir un análisis crítico
alternativo hacia la revelación y explicación de las razones económicas y
sistémicas subyacentes detrás del congelamiento del sistema financiero. Si
134
bien esos necesarios análisis atípicos se están articulando con claridad y
algunos de los ejemplos más importantes se incluyen en la sección de
lecturas recomendadas de este ensayo, lo que domina los medios masivos es
la voz convencional usamericana y anglosajona. Al tiempo que los analistas
sociales, políticos y económicos convencionales de todo calibre se dedican a
desmenuzar cada uno de los errores humanos que se conjugan en la
combinación de malas personas tomando malas decisiones o buenas
personas actuando en el ánimo equivocado, debemos reconocer que los
problemas van mucho más allá de la manipulación, la especulación, los
errores, las omisiones, el engaño deliberado y la falta de oportunidad. Es por
eso que se hace necesario un análisis exhaustivo de la crisis financiera
dentro del contexto político y económico de la estrategia incestuosa,
autocomplaciente y militarizada del neoliberalismo corporativo en pos del
dominio político y económico del mundo que está profundamente enraizada
en las exigencias de la expansión capitalista del país y la búsqueda continua
de medios y métodos para preservar el proceso.
El estilo monetarista neoliberal de intervención en el mercado es ilustrativo
por otras dos razones. Sobre todo, muestra claramente el enfoque de clase
que lo domina. Primero, por ejemplo, es importante destacar que mientras
las instituciones financieras reciben billones además de los miles de
millones de dólares usamericanos que normalmente fluyen hacia sus arcas
para asegurar los activos de la banca privada, los dueños y dirigentes de las
instituciones financieras, como los del Bank of America, han renunciado el
135
despido de miles de trabajadores y mientras los directivos de las principales
corporaciones automotrices ruegan apoyo al Congreso, se dice a los
trabajadores de las plantas que deben hacer concesiones y aceptar la
reducción de sus salarios y prestaciones. Segundo, hay que notar con igual
énfasis que mientras el modo de intervención monetarista refleja una
estrechez de miras en la crisis económica y el constante acento en superar
presuntos obstáculos del mercado, el enfoque neokeynesiano, tal como se
define en el nuevo gobierno demócrata, no es demasiado distinto. Los
esfuerzos combinados reflejan sus continuas nociones teóricas de que los
bloqueos de los mecanismos del mercado debidas a manipulaciones y
excesos deben eliminarse para restaurar sus funciones “naturalmente”
eficaces. En el enfoque clásico keynesiano, el nuevo grupo a cargo de la
administración de la economía ya ha asegurado el financiamiento público
para estimular la actividad económica mediante un incremento de casi un
billón de gasto deficitario, y a medida que siguen echando mano de las
herramientas estándar de la política monetaria con el mismo mísero efecto
que sus predecesores republicanos, también continuarán concentrándose
principalmente en el agotamiento del sector financiero.
Subrayo, tal como lo señalara Stiglitz, que será de suma importancia
“entender la historia”. Un estudio que no incluya un análisis histórico agudo
de la economía política de la presente transición al capitalismo del Estado
corporativo que surge de las necesidades internas del sistema del
capitalismo resultará apenas en otra serie de reformas que no nos llevarán
136
más allá de la creatividad política de los keynesianos del New Deal. Los
fracasos de aquellos estrategas no necesariamente fueron fracasos del
intelecto; fueron resultado de su agresión a los requisitos internos del
sistema, un sistema que pensaron que podrían reformar, y su amplia defensa
de los intereses de la clase dominante que debía ser preservada. Atrapados
en el paradigma sistémico de la acumulación de ganancias como motor
necesario de su modo de reproducción social, podemos anticipar que los
analistas neokeynesianos convencionales más honestos difícilmente irán
más allá de los remedios que consideran capaces de brindar mayor equidad
dentro de las relaciones sociales vigentes en el sistema. Para ellos no hay
alternativa. Al mismo tiempo, no debemos perder de vista el hecho de que la
élite dominante de derecha, mientras estuvo en el poder, hizo patente su
desconfianza ante los mecanismos del sistema y la forma en que intentaron
poner fin a la influencia desconcertante de sus caprichos al incrementar la
libertad de las corporaciones para dominar la economía. Ahora que han
anunciado públicamente su oposición a las reformas que proponen los
demócratas, debemos preguntarnos si los maestros de la estafa han estado
leyendo a Vilfredo Pareto38 y Giovanni Gentile39 con más atención de la que
los keynesianos neosociales dedican a sus lecturas de Marx.
Mientras las estrategias de estímulo económico de corte social keynesiano
se profundizaron al expandir la economía de guerra desde la Segunda
38
Vilfredo Frederico Damaso Pareto http://en.wikipedia.org/wiki/Vilfredo_Pareto
39
Giovanni Gentile http://en.wikipedia.org/wiki/Giovanni_Gentile
137
Guerra Mundial hasta la guerra de Vietnam y sostuvieron la expansión
económica usamericana, los efectos acumulados del keynesianismo militar
hasta este siglo empiezan a revelar los límites del capitalismo militarizado
en su modalidad clásica corporativa. Los primeros logros de las reformas
sociales keynesianas, incluidos los altos niveles de gasto militar, han
disfrazado el deterioro interno del sistema capitalista usamericano que se
muestra cada vez menos capaces de reaccionar en situaciones de crisis y
muchísimo menos capaces de satisfacer las necesidades de la mayoría de la
gente. No obstante, la élite en el poder, el sector social más comprometido y
culturalmente dependiente del sistema en su actual forma corporativa, no se
atreve a arriesgar su poderío económico, posición social e influencia política
en nombre de la experimentación radical. Por lo tanto, podemos adelantar
que dos imperativos interrelacionados definirán los análisis de los
economistas convencionales frente a la actual crisis económica. El primero
está definido por la posición de clase: la élite dominante depende del modo
de destrucción capitalista como fuente de ganancias y posición social. El
segundo, íntimamente relacionado con el primero, es la creciente confianza
entre economistas convencionales y empresarios en que las correcciones y
las reformas dentro de la estructura del capital pueden inyectar nueva vida al
sistema tal como sucedió en la década de 1930. Sin embargo, la quimera del
crecimiento ilimitado a través de la reforma ha perdido encanto ante las
realidades internas del sistema marcadas por sus puntos de concentración
saturada: la continua acumulación y concentración de ganancias. Todos
138
ellos son prisioneros de su propia cárcel corporativista,
40
pero el resto nos
hemos convertido en sus víctimas quienes han advertido el carácter
carcelario y opresor del capitalismo corporativo todavía no han visto por
completo los muros avasalladores del corporativismo.
Nuestros métodos alternativos de análisis que servirán de base para actuar y
escapar del corporativismo deben concentrarse en las necesidades y las
tendencias del sistema que definen los planes elitistas de máximo control
autoritario para dominar áreas estratégicas en las que se encuentran reservas
vitales de materias primas, mano de obra pisoteada y mercados. En
consecuencia, debemos acometer con éxito la demandante tarea de entender
cabalmente las necesidades internas fundamentales del capital como paso
esencial hacia el encuentro de vertientes económicas alternativas y
socialmente inocuas para salir de esta debacle económica y cultural, para ir
más allá del corporativismo. No es sino sobre la base del estado actual el
capitalismo corporativo que debemos crear las alternativas socialmente
deseables para satisfacer nuestras necesidades humanas colectivas.
El precio sociopolítico de la dominación económica y militar
40
Corporativismo David Brooks
23 de septiembre de 2008 Op-Ed Columnist: The Establishment Lives!
El plan Paulson anunciado la semana pasada no es sino un juego del establishment. Dotará
de autoridad prácticamente ilimitada a un pequeño círculo de responsables de la
formulación de políticas.
139
Debemos reconocer sin ambages que el rescate keynesiano del capitalismo
corporativo emergente en la década de 1930 formó un nuevo patrón de
estímulo económico y métodos de gestión que ahora inspiran a ambas
escuelas de pensamiento económico convencional. La cuestión no es la
gestión económica institucional: la cuestión para aquellos que pertenecen a
los círculos políticos y económicos dominantes ha sido y seguirá siendo cuál
de las élites sociales de la vida económica y cultural del país tendrá el poder
y, por lo tanto, definirá el proceso: la élite socioeconómica liberal o la élite
corporativa de derecha. La clase trabajadora ha sido excluida del debate. La
élite dominante de ambas alas del capitalismo corporativo ha generado un
consenso nacional y parcialmente internacional acerca de los controles
sociales y las políticas económicas a fin de asegurarse el poder mundial. A
través de las controversias y las prácticas de ensayo y error en su proceso de
alto nivel, la élite en el poder logró un consenso que identificamos como el
acuerdo neoliberal nacional sobre la dominación del mundo con base en el
supuesto de una población atemperada para la proyección del poder nacional
en el extranjero. Firmemente enclavadas en una postura excepcionalmente
poderosa al final de la Segunda Guerra Mundial, las dos alas del
imperialismo capitalista corporativo usamericano se enfrentaron en torno a
la mejor manera de profundizar la prosperidad como símbolo nacional y
como cimiento de la expansión internacional de su influencia económica y
política. Aceptando el paradigma del estímulo keynesiano como eficaz
método de equilibrio económico, la pregunta que quedaba pendiente
140
resolver era quién lo controlaría y cómo estaría dirigido. Nosotros, la
mayoría de la población usamericana y latinoamericana, éramos y seguimos
siendo vistos por las élites como títeres en su juego de dominio del mundo.
Trabajadores o soldados, la clase dirigente no ha dejado de pensar en
nosotros como en meros instrumentos de su destrucción expansiva.
Se desata el keynesianismo neoliberal-militar
A medida que el papel de Usamérica en la segunda posguerra como policía
del mundo se modificó hasta convertirse en el Estado criminal más
prominente, en un Estado delincuente sumamente beligerante, los costos
políticos y económicos escalaron. Al mismo tiempo, mientras la élite
dominante de derecha hacía caso omiso al derecho internacional, perdía
estatura moral dentro y fuera de sus fronteras: el país asumió plenamente su
papel de gran derrochador y explotador del crédito en el mundo, además del
consumidor despilfarrador insostenible, lo que desató su esquema Ponzi en
la escala internacional y empezó a revelar su estatus como nación deudora
más peligrosa del planeta. Contraviniendo de manera arrogante sus
supuestos principios económicos e ideales democráticos, el país se
desacreditó a sí mismo. Aunque no cabe duda de que Usamérica tiene el
poder de destruir a más y más seres humanos alrededor del planeta, cada vez
más personas cuestionan si todavía tiene la voluntad política o algún
141
incentivo para crear. Mientras la delicada piel de la democracia se vio
abierta por las políticas dictatoriales del ala derecha del imperialismo
corporativo nacional, sus métodos capitalistas depredadores explotaron
internamente en un vergonzoso despliegue público de esquemas financieros
basados en pirámides en proceso de colapso debido a la especulación
galopante basada en la deuda y en la manipulación financiera. Tras ocho
años de gobierno de derecha, el daño acumulado durante 30 años de
políticas económicas y sociales neoliberales quedó al desnudo. La
imposibilidad de generalizar estas políticas se evidenció ante una población
empobrecida dentro de Usamérica y en todo el globo.
Vinculando con arrogancia el estilo económico usamericano al prestigio
público de su estilo cultural y de vida, y forma de democracia, la élite
corporativa neoliberal metódicamente nos debilita a todos. Mientras en
público celebra la democracia del país pero demagógicamente calibra el
estilo autoritario para hacer negocios dentro y fuera de las fronteras, la élite
corporativa de los dos grandes partidos ha usado frases pegajosas de la
democracia para enlazar las a nociones populares de los beneficios de la
apertura de mercados en el extranjero para expandir su sello de economía y
finanzas corporativas controladas. En su esfuerzo de también contener o
vencer a todo tipo de enemigos inventados en nombre del esparcimiento de
la democracia desde que terminó la segunda guerra mundial, los
neoliberales de los dos partidos han agotado la buena voluntad internacional
142
hacia Usamérica y han dilapidado el tesoro nacional hasta producir el actual
colapso financiero y la vertiginosa crisis económica.
Así, ante esta nueva crisis económica y financiera, la tarea inmediata es
preparar un análisis histórico preciso y crítico sobre cómo y por qué
llegamos a esta coyuntura política y económica a fin de calcular con
exactitud usa su evolución y aprovechar los conocimientos recién adquiridos
para disminuir o eliminar el prolongado e improductivo ímpetu imperialista
corporativo de dominio del mundo con sus altísimos costos humanos,
desperdicio de recursos internacionales y destrucción del medio ambiente.
Los cambios necesarios tendrán que forjarse gracias a la fuerza popular que
surja de los centros nacionales de los principales promotores del capitalismo
corporativo.
Mientras los medios dominantes bombean un flujo constante de noticias
económicas negativas, estos personajes no se dejan en el intento de
mantener sus explicaciones de la “crisis financiera” con base en temas
periféricos que con todo cuidado evitan aquellas preguntas que podrían
exponer los problemas fundamentales del sistema. Enfatizando los errores
humanos y la fragilidad de la ignorancia, los errores de cálculo, las
manipulaciones y la codicia de los actores de Boston y, se arroja poca luz a
las presiones irreconciliables del sistema y sus consecuencias sociales.
Adam Smith se equivocó al suponer que la búsqueda sin tregua de
ganancias privadas produciría un bienestar social generalizado. Bajo la
143
continua influencia de las estrategias económicas keynesianas de corte
militar, imperialista y nacionalista, la tendencia obvia es hacia la destrucción
mutua. En la edición de octubre de 2008 de The Monthly Review John
Bellamy Foster, Hannah Holleman y Robert W. McChesney señalan:
Una sociedad que apuntala su posición y orden social en el mundo a través
de un gasto militar anual de un billón de dólares, con toda seguridad
mucho más de lo que gastan los demás países del planeta juntos, desatando
una destrucción inenarrable mientras se enfrentan problemas terribles de
desigualdad, estancamiento económico, crisis financiera, pobreza y
problemas ambientales dentro de las propias fronteras, es una sociedad que
está madura para el cambio.41
41
John Bellamy Foster, Hannah Holleman y Robert W. McChesney, El triángulo militarindustrial-mediático http://monthlyreview.org/oct2008.php
144
No hay alternativa a la difícil tarea social que nos espera
No tenemos otra opción más que regresar con disciplina al detallado estudio
del modo metabólico social de reproducción del capitalismo como punto de
partida para elaborar un análisis exhaustivo de su pujante forma corporativa
y futuras tendencias. Todo esfuerzo que no implique un estudio profundo
del modo histórico y actual del capitalismo corporativo de destrucción,
seguido de la tradición de los grandes analistas críticos, nos llevará de vuelta
al reformismo autocomplaciente.
Los capitalistas corporativos, al igual que sus predecesores clásicos, no ven
alternativa a la búsqueda incansable de crecientes ganancias en pos de
constante crecimiento a expensas de todos sus contrincantes. Necesitamos
entender que continuar con el proceso de la acumulación de ganancias
conduce a la concentración de la riqueza y del poder, lo que permite tan sólo
la supervivencia de unas cuantas corporaciones. En la necesaria búsqueda de
crecimiento constante y su control, el resto de los competidores nacionales e
internacionales se transforma en adversarios amenazadores que deben ser
dominados, absorbidos o eliminados. La necesidad de consolidar el poder
político y económico para estar a la altura del desafío que representan todos
los rivales para proteger la propia acumulación de riqueza se convierte en un
requisito sistémico de autodestrucción.
145
La creciente interacción entre el poder de la riqueza y su elaborada relación
dentro de los centros de influencia política conforman las circunstancias
actuales en las que se hace indispensable distribuir el control como un
recurso de supervivencia de las entidades corporativas del sistema
capitalista del Estado expansionista. Basta con hacer referencia al estilo de
esparcimiento del costo del rescate de las instituciones financieras por parte
del gobierno federal para entender el poder de la política en el proceso de
modelar al Estado corporativo expansionista. Todos los actores en la actual
sed de poder del capitalismo corporativo, al igual que sus contrapartes hace
100 años, entienden cabalmente que en cuanto el crecimiento se detiene, el
resultado es la contracción económica que conlleva el fracaso corporativo
generalizado.
Cuando el proceso normal de expansión económica a través de la
producción de bienes y servicios se ve restringido por una recesión o
congelado por una depresión, el proceso capitalista de acumulación queda
detenido y, a veces, es revertido. Cuando los trabajadores ya no pueden
comprar los bienes y servicios que producen tanto capitalistas como
trabajadores enfrentan tres opciones. Tradicionalmente, los capitalistas no
pierden tiempo en buscar otros usos rentables del dinero que ya no pueden
invertir en las tradicionales actividades productivas, mientras los
trabajadores deben encontrar nuevas maneras de seguir comiendo y pagando
las cuentas. El capitalista busca otras inversiones rentables y la familia
146
trabajadora trata de sobrevivir de alguna de las tres siguientes maneras:
enviando a más miembros del grupo a buscar trabajo; pidiendo dinero
prestado para satisfacer sus necesidades, o bien, conforme el crédito se
agota y ya no puede saldar sus deudas, reduce su consumo. Los gobernantes,
casi siempre generalizando sus requerimientos sistémicos para reiniciar el
proceso de generación de ganancias, unen hábilmente sus necesidades
institucionales con las necesidades humanas de la sociedad en un esfuerzo
por encontrar un espacio común para salvar al sistema. En la década de
1930, los capitalistas usamericanos más astutos vieron en la población
nacional la fuente del poder adquisitivo para completar el circuito de
distribución de la producción capaz de inyectar vida al ciclo de generación
de ganancias. Sin embargo, antes de la crisis actual, los capitalistas
corporativos del país ya habían minado gravemente el poder adquisitivo de
la clase trabajadora a la que reducir los salarios internos y trasladar el
empleo al extranjero. Si bien la irracionalmente destructiva secuencia que
aquí he bosquejado sigue los valiosos puntos aportados por Marriane Eccles,
no va a lo suficientemente lejos para explicar otras razones de la extrema
gravedad de la crisis actual y sus posiblemente severas consecuencias
sociales.
147
El poder de la política corporativa
En resumen y a riesgo de caer en una simplificación excesiva, tenemos que
reconocer como eje analítico que en los últimos 40 años la élite dominante
creó
serios
desequilibrios
en
la
economía
interna
al
modificar
constantemente los costos sociales y transferir la carga financiera de su
agresivo plan de expansión económica y militar a las familias trabajadoras.
Este impulso imperialista destructivo de dominación del planeta, un impulso
intransigente de los dirigentes políticos usamericanos de ambos partidos
desde la presidencia de Reagan, desató numerosas medidas de política fiscal
y monetaria insostenibles, cuyos efectos acumulados en los últimos 30 años
han socavado la base productiva de la nación, profundizado la deuda interna
y alentado el endeudamiento individual que ha terminado por romper el lazo
vital entre la producción y la distribución del ingreso.
Conforme se volvió cada vez más difícil vender productos a los trabajadores
nacionales cuyos salarios empezaron a caer y siguen cayendo, los
capitalistas corporativos buscaron con insistencia el mercado de los
trabajadores de bajos ingresos alrededor del mundo. Sus múltiples
inversiones basadas en deuda en más plantas y equipos incrementaron la
capacidad de producción con menos trabajadores, lo que resultó en la
148
fabricación de más y más productos jamás vendidos que empezaron
acumularse en las tiendas, las bodegas y las plataformas de carga. A medida
que caía el poder adquisitivo de los trabajadores, los capitalistas buscaron
más préstamos para incrementar la capacidad de sus plantas y siguieron
acumulando más productos. Cuando el crédito se convirtió en el motor de
toda empresa y todo consumidor, los préstamos se contrajeron un poco,
cayó el consumo y el crecimiento económico, y la economía se detuvo.
La larga ola de políticas neoliberales para “subcontratar” la producción
nacional y dejarla en manos de corporaciones que pagan bajos salarios y no
cuentan con sindicatos, y “llevarla al exterior” mediante corporaciones que
cerraron sus plantas en Usamérica y volvieron a abrir las con subsidios
fiscales en zonas de bajos ingresos alrededor del planeta, desde las islas del
Caribe y México hasta países asiáticos lejanos, entre ellos China,
incrementó el desempleo y aceleró la espiral descendente que ahora produce
cada vez más bancarrotas y una creciente tasa de ejecuciones de hipotecas.
La amplia búsqueda corporativa de mayores ganancias y bajos sueldos
rompió los vínculos esenciales en el ciclo de producción y distribución que
posteriormente generó las típicas olas sucesivas de especulación financiera
que, a su vez, ahora ahogan al capitalismo en todas las zonas de libre
comercio neoliberal.
El riesgo de situar un análisis dentro del marco conceptual convencional que
pretende preservar al sistema tratando de eliminar, una vez más, el potencial
149
de sus abusos más depredadores sin evaluar por completo la manera en que
se ha exhortado a la especulación en busca de ganancias los conducirá sin
duda a otra catástrofe gestada dentro del país. Sin duda, a medida que la
obtención de ganancias a partir de la producción se torna más difícil, la
propensión a la especulación financiera se ve alentada por la oportunidad
que se ofrece a algunos de obtener beneficios superiores a lo normal en la
esfera financiera. Cuando las opciones de inversión productiva se vuelven
menos rentables, la especulación tiende a incrementarse. La inclinación
hacia la especulación financiera es una opción inversión de lógica recurrente
para aquellos actores que ven en ella una vía para maniobrar por fuera de la
economía real. Los capitalistas y sus partidarios de mente reformista más
creativa han tenido por lo menos 200 años, si incluimos la experiencia
británica desde principios del 1800, para reformar su sistema en diferentes
oportunidades, pero sólo han conseguido una debacle tras otra.
Debemos demostrar claramente por qué el capitalismo no puede reformarse
y explicar del todo la razón por la que sus tendencias destructivas se
repetirán si las fuentes de interrupción del sistema no se eliminan del ciclo
de la reproducción social. Tal como ahora se ha hecho evidente, la
desregulación de la banca y las prácticas de inversión, combinada con el
ataque directo y sostenido contra las organizaciones de trabajadores, los
servicios públicos comunitarios y los programas de apoyo a la familia en los
últimos 30 años, han reproducido patrones históricos que minan la
150
estabilidad socioeconómica que ofrecía niveles mínimos de seguridad para
muchas familias trabajadoras dentro del país.
La ola actual de costos sociales acumulados durante 30 años de saqueo de la
riqueza de los trabajadores usamericanos y de la riqueza del resto de los
trabajadores del mundo nos lleva al borde del precipicio de otro período de
destrucción masiva y contracción económica. A través de cada crisis
económica en el último tercio del siglo XX, los rápidamente acumulados
costos sociales de la sobreproducción y los efectos de estímulo económico
que hacen contrapeso a la expansión basada en deuda, lógicamente
acompañados por una especulación financiera intensa e imparable, no
sirvieron sino para posponer la hora de la verdad, cuya primera revelación
fue la crisis de las hipotecas subprime o la crisis de liquidez de 2007.
Las técnicas financieras de esparcimiento o difusión del riesgo
recientemente desarrolladas por parte de los magos de Wall Street
únicamente relacionan la deuda con más deuda, la deuda pagadera a la
deuda incobrable, y después venden un tembloroso paquetito de deuda como
títulos apetitosos para los especuladores (ver Elementos básicos del colapso
en notas a pie de página). Las estrategias de reducción de riesgo de los
financieros que pretendían extender el riesgo tanto como fuera posible a
través de las redes financieras para amortiguar los efectos de la acumulación
de deudas incobrables refleja tanto su motivación de incrementar las propias
ganancias como la necesidad sistémica de reducir la concentración de deuda
151
inestable.
Crecientemente
recompensados
por
su
ingenuidad,
los
responsables de las instituciones financieras apalancadas en exceso
circularon a sabiendas la deuda cada vez más inestable en un proceso
circular para pagar más deuda, con la garantía de las aseguradoras que no
podían cumplir con sus contratos hasta que la farsa financiera se volviera
evidente.
Expandiéndose rápidamente a través de la totalidad del sistema financiero,
las prácticas depredadoras de los préstamos subprime echaron de pronto por
tierra muchos de los mitos de la política financiera y responsable que
produjo la actual crisis de confianza. Conforme se tambaleaba la cúspide de
la pirámide invertida de la deuda y ésta empezaba desmoronarse mientras
los financieros se tronaban los dedos, quedaron al desnudo los profundos
problemas que habían motivado la locura de la especulación que socavó
toda la estructura financiera del capitalismo usamericano. Tal es el foco del
problema que ocupará la atención de la mayoría de los analistas
convencionales que propondrán una ronda más de reformas políticas
correctivas. De hecho, las medidas correctivas de socializar la “deuda
incobrable” de los bancos privados no es sino una extensión de las
estrategias de reducción de riesgo de Wall Street que ahora traslada las
pérdidas privadas de los especuladores a la gran deuda pública.
Aunque cada serie de deuda incobrable revela la siguiente etapa de contratos
imposibles de pagar que precipitaron la crisis de liquidez que propició la
152
crisis actual de confianza en las instituciones financieras, pocos han
advertido o advertirán los problemas interrelacionados que emanan de la
base de la economía realmente productiva. No obstante, ahora, al igual que
en la década de 1930, la crisis financiera apenas se manifiesta como un
puntero hacia las contradicciones más fundamentales del propio capitalismo
(ver video de Rick Wolff con una introducción a Los fundamentos del
capitalismo).
Una mirada más cercana al pasado reciente
Hagamos una pausa un poco más larga para analizar brevemente la
cronología de recientes eventos sociales y económicos que definen la actual
contracción de la economía. A partir de la crisis de mediados de la década
de 1970, las familias trabajadoras, tal como vuelve a suceder hoy, se veían
cada vez más forzadas a pagar el cúmulo de consecuencias sociales del plan
de restructuración económica de los neoliberales al absorber el impacto de
los despidos, la caída de los salarios y el incremento en el costo de la vida.
Después, durante cada una de las crisis sucesivas de la década de 1980,
1990 y en el proceso de preparación de la crisis durante los primeros años
del presente siglo, a medida que la base verdaderamente productiva de la
economía nacional se erosionaba en el largo período que se vio marcado por
la transferencia de las actividades productivas usa mexicanas al extranjero,
153
aquella misma y peligrosa estrategia para estimular la economía con base en
mano de obra barata, gasto militar y deuda que se repitió una recesión tras
otra. Conforme se maquinaba una recuperación tras otra de crecimiento cero
o crecimiento lento en una economía real contraída, la multiplicación de la
deuda en cada frágil respiro nos llevó al abismo de lo que bien podría ser la
primera depresión de largo alcance del siglo XXI.
La larga serie de recuperaciones de la segunda posguerra logradas conforme
a los patrones de la teoría convencional del mercado en Usamérica, llevó
repetidamente a los neoliberales a adquirir un falso sentido de seguridad
basado en la continuidad de su poder político y la confianza desarrollada por
sus viejas prácticas de análisis meticuloso de los síntomas financieros de los
problemas económicos de profundidad sistémica. Al tiempo que ignoraban
o no identificaban del todo el amplio alcance de las obvias evidencias de las
limitaciones internas del sistema que cada vez se constreñía más debido a
los cambios estructurales en la economía nacional por la exportación de la
producción, los economistas convencionales tendieron a concentrarse en
problemas financieros superficiales propios de las contracciones económicas
recurrentes, una práctica que parecía validarse constantemente por remedios
de efectividad momentánea puestos en práctica mediante técnicas de gestión
financiera avanzada gracias a la extraña habilidad de Usamérica de
convencer a sus socios comerciales de absorber el costo de la deuda
nacional. Además, conforme las ganancias financieras empezaron a superar
a las ganancias del proceso productivo, los analistas económicos
154
neoliberales se sintieron más seguros para dedicarse al aparente éxito del
sector financiero y, así, planearon proteger y expandir ese falso éxito.
Orgullosos de las crecientes ganancias del sector financiero como una
reivindicación de sus políticas de restructuración, los economistas
convencionales, particularmente los monetaristas, se mostraron fascinados
por los precios y las ganancias infladas del mercado que parecía no tener
límite. En consecuencia, las estrategias neoliberales de recuperación
económica se mantuvieron prácticamente iguales. En un esfuerzo por
estimular todavía más al sector financiero y su desconexión de la base
productiva real de la economía, los neoliberales siguieron ampliando los
subsidios sostenidos por la política fiscal, recordaron el empleo para recortar
los salarios y así preservar el capital para otras inversiones y mantener su
capacidad de generación de ganancias. Las estrategias de restructuración
económica de tres partes de los responsables de la formulación de políticas
de corte neoliberal consistieron en la transferencia del empleo del sector de
la producción al sector de los servicios de bajo salario y a la reducción
general del empleo propia de las recesiones con el objetivo de preservar el
flujo de ganancias; esta estrategia refleja un inherente sesgo de clase que
tiende a preservar el proceso de acumulación de ganancias al transferir
periódicamente la carga de los errores del capitalismo a las familias
trabajadoras. A medida que las ganancias en el sector financiero se
incrementaron como porcentaje del PIB, la escala general de salarios siguió
cayendo, lo que redujo aún más el poder adquisitivo de las familias
trabajadoras y además profundizó la contracción económica.
155
A pesar del conocimiento detallado y cada vez mayor de los economistas
convencionales en cuanto a las minucias de las finanzas, parecían no
advertir que la creciente rentabilidad del sector financiero estaba perdiendo
el vínculo con la rentabilidad real de la economía básica. Conforme la
especulación financiera seguía desvinculando los precios de las acciones de
las ganancias reales (índice precio/ganancias), la mayoría de los líderes
financieros se mostraba despreocupada. No obstante, las soluciones
tradicionales en el aspecto fiscal y monetario a los problemas económicos
siguen sometidas a los prejuicios de las necesidades de preservación de una
clase y a la expectativa irreal de que los grandes del mundo de las finanzas,
en tanto clase, pueden escapar de las consecuencias de destruir la base
productiva de la economía nacional a partir del incremento de las ganancias
financieras especulativas.
Durante todos los enfoques de recuperación remediales mencionados en este
ensayo y en las referencias presentadas en la sección de lecturas
recomendadas, las estrategias de política económica y las prácticas
empresariales resultaron en más rebotes de especulación financiera,
acompañados por reducciones en el gasto social y mayor desempleo, lo que
obligó a los trabajadores absorber los costos sociales de un sistema cada vez
menos orientado a la satisfacción de las necesidades humanas. Con menos
de un 1% de la población usamericana en control de aproximadamente 20%
del producto interno bruto (ver Jack Rasmus) no es de sorprender que la
156
élite dominante encuentre maneras de conseguir que el resto de nosotros
sigamos pagando el costo de sus errores.
Ahora sabemos, gracias a una serie de lecciones dolorosas de aprender, que
cometieron errores de cálculo en muchos niveles. Su “borrachera de poder”
reveló su profunda ignorancia del sistema que ellos mismos diseñaron. Sólo
nos queda suponer que el conjunto de los neoliberales pensó y tal vez siga
pensando que, a la larga, la protección militar, y la inversión extranjera y la
continua expansión hacia una economía mundial los salvaría de las
contracciones económicas que sus políticas infligieron al país y que, por
alguna clase de magia, el consumo interno rentable también seguiría
aumentando mientras la producción interna caía en picada.
Sin duda, el imperativo de la clase imperialista dominante de preservar 50%
de la riqueza del mundo en sus manos, tal como lo definió George Keenan42
en 1948, sea el espíritu central de las prácticas y la lógica racional de los
neoliberales. Si pudieran de alguna forma seguir convenciendo al resto del
mundo capitalista de que aceptara asumir la creciente deuda y la contracción
del dólar en pago de los déficits en la balanza comercial, el consumo interno
de importaciones baratas tal vez podría seguir tranquilizando al trabajador
usamericano cuyo salario es cada vez menor.
42
George Keenan econ161.berkeley.edu/movable_type/archives/000567.html
157
La largamente cultivada distorsión de la teoría económica clásica
únicamente puede explicarse en referencia a la creciente importancia
económica de la variable militar en la estrategia corporativa y la necesidad
sistémica de preservar este instrumento de expansión tan frecuentemente
utilizado. Sin embargo, un análisis más detallado nos obligaría a reconocer
que el aparente éxito obtenido mediante técnicas administrativas ha tenido
menos que ver con la teoría y más con la posición económica de Usamérica
al final de la Segunda Guerra Mundial, una posición apuntalada por sus
astutas manipulaciones de clase respecto a la visión mundial necesaria para
condicionar el apoyo popular del ímpetu político corporativo nacional de
control social que permite a la élite dominante proyectar su poderío
económico y militar en el extranjero.
Aunque podría parecer difícil cometer demasiados errores al tiempo que se
controla casi el 50% de la riqueza del mundo, hubo yerros de gran
envergadura. Básicamente, los dos partidos del imperialismo usamericano
erraron el cálculo de la tolerancia nacional e internacional ante sus
desplegadas políticas financieras y sus beligerantes agresiones militares y
económicas. No obstante, a lo largo del período previo a la crisis, la élite
dominante echo mano de la expansión de la deuda nacional para proteger a
la población de los costos sociales más severos de la violencia llevada al
extranjero. A lo largo del proceso de alentar la acumulación de deuda
personal, las élites neoliberales desplazaron las consecuencias más severas
de la economía de guerra y al mismo tiempo crearon un cerco en torno a la
158
clase trabajadora, sometida a la dependencia de la deuda que fuerza a las
masas a someterse al proceso capitalista corporativo de acumulación y
concentración de la riqueza. No hay un indicio más claro de los esfuerzos de
la clase dominante de encerrar a los trabajadores en un corral de deuda
corporativa que la reciente legislación que reduce las oportunidades de
liberarse de la deuda mediante procedimientos ordenados de bancarrota.
Mientras dicen quitarnos al gobierno de encima, estos nuevos maestros de la
estafa no se encierran gradualmente en el Estado carcelario de los crecientes
controles corporativos.
Nosotros, quienes debemos llevar a cabo un necesario análisis independiente
que nos ayude a definir caminos alternativos para salir de la crisis, tenemos
que reconocer que la forma del capitalismo usamericano actual y desde la
segunda posguerra ha durado lo suficiente para sostener 60 años de
maniobras cíclicas antes de llegar a un nuevo. De convulsión extrema en lo
político y lo económico, convulsión que de hecho amenaza su futuro. Si
pensamos en semejante capacidad de resistencia, nuestro análisis también
debe reconocer que la élite dominante controla los suficientes recursos y
tiene el poder necesario para llevar a cabo una transformación corporativista
más completa. No obstante, en el mismo momento histórico, las condiciones
que ahora debilitan al capital, ofrecen el potencial de fortalecer a la clase
trabajadora y hacer un llamado al cambio y a la adopción de las medidas
necesarias para propiciarlo.
159
A pesar de que el poder económico y político del Estado se encuentre
concentrado en las manos de una élite dominante, nuestro análisis también
debe ponderar adecuadamente las diversas formas en que esa élite ha
socavado su poder, influencia y prestigio dentro y fuera de las fronteras, y
las consecuencias que ello puede tener en su futuro. Ciertamente, la inusual
postura política de Usamérica en el entorno internacional durante la segunda
posguerra, una postura que se mantuvo a lo largo de la primera parte del
período de la Guerra Fría, permitió a la clase dominante usar su prestigio
para aprovechar su posición económica, lo que le permitió acumular la
suficiente cantidad de deuda para apuntalar su ímpetu imperialista de
expansión de la influencia económica: aquella postura política y económica
se ha visto sumamente deteriorada dentro y fuera del país. También
debemos de reconocer que en el proceso de la expansión de la economía
internacional los dirigentes aprendieron a aprovechar las herramientas
materiales, culturales e ideológicas para asegurar la pasividad de la
población usamericana en el transcurso de casi todo el período que
posteriormente permitió a la élite de los dos grandes partidos políticos ganar
tiempo para diluir la teoría económica clásica mediante prácticas
administrativas corporativas autoritarias en un afán de concentrar su poder
en el país y en un esfuerzo constante de controlar cada vez más los recursos
y los mercados mundiales. Compraron tiempo a nuestras costillas. No
obstante, dentro del marco de las dos principales interpretaciones del
paradigma keynesiano, la militar y la social, los crecientes excesos de las
agresiones militares y económicas, especialmente a lo largo de los últimos
160
25 años del siglo XX, costosos excesos basados en la ampliación de la
deuda, ahora hacen trastabillar a toda la estructura del Estado corporativo.
En todo caso, la influencia económica del gasto militar basado en la deuda
reveló pronto sus limitaciones y propició la actual crisis nacional y, quizás,
una nueva crisis de mayor magnitud que afectará a todo el capital.
Otras preguntas necesarias
Las implicaciones del bosquejo analítico aquí presentado como punto de
partida para el debate, nos obligan a plantear las preguntas fundamentales de
la futura utilidad social del capitalismo y la amenaza de su modalidad
corporativa en vertiginoso desarrollo. Si bien muchos podrán reconocer con
claridad la inherente locura social que implica estabilizar una economía,
capitalista o de otro tipo, mediante la acumulación continua de herramientas
de destrucción, nos compete, en colaboración con otros pensadores afines a
nosotros, calcular la continuidad de la capacidad de cualquier Estado
capitalista para mantener su proceso de destrucción interna y externa.
Actualmente está claro que los costos sociales, económicos y ambientales
del proyecto imperialista corporativo usamericano marcan los límites de su
viabilidad en el futuro. Sin embargo, por más ilógica que parezca la
necesidad sistémica de destrucción continua a nuestros ojos de seres
humanos de carne y hueso, no podemos perder de vista que no somos
161
quienes se benefician sino quienes se ven forzados a pagar la factura en
impuestos, sangre y lágrimas.
Sin duda, la pregunta relativa a un orden social/económico/político
alternativo aparece en la agenda social por parte de los propios capitalistas.
Sin embargo, la tarea de trazar un mejor camino para toda la humanidad es
nuestra. Empieza por preguntarnos si debemos seguir dependiendo de
empresas lucrativas para ofrecer a las sociedades los servicios y productos
que necesitan. Si pudiéramos hacer una pausa lo suficientemente larga en
nuestras vidas llenas de presiones y trabajo para pensar en los altos costos
emocionales, socioeconómicos y ambientales que imponen las actividades
capitalistas corporativas en toda la sociedades, veríamos que no se trata sino
de la intimidación, la estafa y el atraco de una clase dominante que afirma
sin ambages que no es posible ofrecer productos y servicios a menos que los
capitalistas se lleven una rebanada del pastel. Eso es exactamente lo que está
pasando con el sector bancario y financiero de la economía: no se otorgarán
préstamos a menos que se demuestre su rentabilidad. Tampoco se brindarán
servicios de salud a menos que las grandes corporaciones de atención
médica puedan llevarse una tajada.
De manera intuitiva, en este profundo momento de crisis, sabemos que
nuestra supervivencia requiere de la creación de un orden social alternativo
y una manera de construirlo. El instinto nos dice que las escuelas con fines
de lucro o la atención médica con fines de lucro se roba una parte de la
162
esencia de lo que debería ser un servicio social: los recursos no están
disponibles para brindar servicios cuando una parte se retiene con fines de
beneficio personal. Nos damos cuenta de que la codicia arrebata algo del
total de recursos que deberían de estar disponibles para fines de educación,
salud y otros servicios sociales, incluidos los servicios financieros. Tal
como Eccles lo señaló hace casi 60 años, se vuelve cada vez más evidente
que la riqueza pantagruélica no puede seguir acumulándose en las manos de
una minoría cada vez menos numerosa, mientras múltiples formas de
miseria humana se acumulan entre la inmensa mayoría. A pesar del
optimismo reformista de Eccles, tenemos cada vez más claro que amplios
sectores de la élite dominante de derecha no pudieron o no quisieron ver los
muchos beneficios que las tempranas reformas sociales habrían implicado
para ellos, lo que tal vez les habría reportado más de riqueza y mayor
seguridad social. Hoy también podemos estar seguros de que la élite
dominante de ambas alas del capitalismo está formulando políticas que
garantizarán la protección y la preservación de su riqueza. Si bien la mística
neoliberal nacionalista ha estallado en pedazos, tenemos que reconocer que
la creciente búsqueda corporativa de controles políticos y económicos lleva
a los neoliberales de todo color a subvertir la supuesta “libertad” necesaria
para los intercambios abiertos del mercado del otrora legendario
capitalismo.
Tanto los crecientes métodos autoritarios de los neoconservadores del
gobierno de G.W. Bush como las primeras maniobras reformistas entre la
163
élite tecnócrata neoliberal del gobierno recientemente elegido muestran una
tendencia hacia otra forma de capitalismo: el corporativismo. Sin una voz
popular asertiva los reformistas neokeynesianos utilizarán una vez más, al
igual que en la década de 1930, el poder gubernamental para salvar al
capitalismo de los propios capitalistas, pero en esta ocasión, también como
en la década de 1930, los corporativistas de la clase dominante de derecha
intentarán ir más allá de las actuales relaciones económicas y sociales del
capital en un esfuerzo que hará palidecer sus previos intentos de reforma.
¿Serán capaces de propiciar el golpe que Smedely Butler describió en 1935?
No lo sabemos.
La nueva búsqueda del capitalismo corporativo nacional de influencia
política para proteger y expandir su poderío económico a fin de continuar
acumulando riqueza no sólo lo define como un rival entre otros
corporativistas, sino una fuerza en contra de la humanidad. Las metas
económicas y los objetivos de control del poder del corporativismo nacional
colocan a su élite dirigente en contra de la sociedad en la que vive. Así
como el Estado corporativo enfrenta a los otros Estados como rivales,
dentro de la nación este Estado corporativo se enfrenta a las necesidades
humanas de la sociedad civil. La necesidad institucional de máximo control
del entorno social, político y económico coloca los corporativistas en una
relación de antagonismo con el pueblo que conforman la nación. Para
decirlo abiertamente, la cultura autoritaria corporativa se contrapone a la
cultura y la tradición democrática popular. No existe un corporativismo
164
benigno o progresista, tal como lo señaló David Brooks del New York
Times. Es a partir de este detallado entendimiento de la orientación de las
reformas que ahora promueve la élite dominante que seremos capaces de
transitar hacia alternativas económicas más atentas a las necesidades
sociales.
165
¿Qué retos nos esperan?
¿La repetición de una trágica historia económica nacional, una nueva
depresión, un golpe corporativo o una oportunidad histórica?
Este repaso de la trayectoria de las políticas económicas neoliberales,
actualmente destacada por el sombrío panorama social marcado por el
creciente desempleo, la ejecución de propiedades y los sueños rotos,
sintetiza las profundas causas de largo plazo de la crisis galopante del
capitalismo corporativo en nuestro tiempo. Las decisiones tomadas desde la
perspectiva de la clase dominante son egoístas. El capitalismo corporativo
no puede cumplir la promesa de “mejorar la vida de todos” o, como lo
estipula la Constitución usamericana, “...promover el bienestar general”,
porque el capitalismo es un sistema de explotación de la mano de obra para
beneficio privado, así que no puede satisfacer los criterios humanos para la
equidad social. La ganancia de un individuo siempre se consolida al costo
de la explotación de otro. Fundamentalmente, esta es la razón por la que el
capitalismo es un enemigo de la humanidad. Todos los beneficios que
realmente favorecen al pueblo han sido conquistas de la lucha por los
166
derechos civiles o la lucha de la clase trabajadora por mejorar las
condiciones políticas y económicas, o bien han sido cuestiones incidentales
a los requisitos de generación de ganancias y concentración de riqueza
propios de la supervivencia de los capitalistas. Las devastadoras
consecuencias históricas y sociales del nimio éxito económico del sistema
de acumulación y concentración de riqueza en unas cuantas manos marcan
propios límites de crecimiento, al tiempo que revelan claramente su espíritu
antisocial y antidemocrático.
El éxito económico del capital reservado a unos cuantos dibuja el cuadro
descarnado de su fracaso como sistema social democrático. Es indispensable
garantizar la noción de igualdad en las condiciones sustanciales que lo
hagan posible. El proceso capitalista de acumulación socava una y otra vez
las condiciones económicas necesarias para la igualdad social, al tiempo que
la especulación financiera en el reino fantasioso tipo casino del capitalismo
la hace inaccesible a cada vez más personas. Este sistema socialmente
irracional concentra la riqueza y el ingreso en todavía menos manos; hoy, al
igual que en la década de 1930, deja a la inmensa mayoría de la clase
trabajadora que produce la riqueza de la nación “marginada y contemplando
las maravillas que han conseguido...” (palabras tomadas de Solidarity
Forever, de Ralph Chaplin43). La promesa social del capitalismo, como su
43
Ralph Chaplin, solidaridad eterna: http://www.sonoma.edu/users/w/wallsd/smm-aginganthems.shtml y
http://search2.incredimail.com/?q=Ralph+Chaplin+Solidarity+Forever+They+stand+out+c
ast+and+staring+at+the+wonder+that+they+made&lang=english&source=001035051011
167
teoría subyacente, es un mito de profundas contradicciones que se reflejan
en sus fracasos recurrentes cada vez que las crisis se profundizan. Hay
alternativas a nuestro alcance para salir de este modo de destrucción social
restrictivo y antidemocrático.
La oportunidad a nuestro alcance
Para trazar un bosquejo de la oportunidad histórica que debemos definir ante
la depresión en ciernes y los constantes esfuerzos por concentrar el poder
corporativo a costos humanos inaceptables, debemos ir más allá de la
reforma para pasar a las transformaciones socioeconómicas que eliminan
por completo las tendencias destructivas de los ya inequívocos patrones del
capitalismo del Estado corporativo militarizado. Los primeros pasos en esa
dirección requieren un análisis profundo de la historia detrás de la actual
catástrofe económica y exigen empezar por observar las crecientes
contradicciones entre las prácticas vigentes y la propaganda mitificadota de
los intérpretes neoliberales de la teoría de la economía clásica.
Sobre todo, tendríamos que preguntarnos si debemos seguir resignándonos
mansamente a una teoría económica que es un fracaso y a las prácticas
empresariales destructivas que la acompañan. Debemos de abordar las
preguntas elementales de la lógica de la acumulación capitalista que
168
destruye nuestro bienestar individual y colectivo para salvar las ganancias
privadas. ¿Tenemos que renunciar a la inteligencia que sostiene nuestra
percepción de problemas cada vez más evidentes para creer en el mito de los
efectos benéficos de los mecanismos de un mercado sin control mientras
todo evidencia resultados desastrosos para la sociedad?
Después de dos siglos de patrones recurrentes de recesión y depresión en
Usamérica, ¿volveremos a darnos el lujo de ser conducidos a otro parche
económico por parte de quienes propiciaron la crisis y no pueden ofrecer
más que las mismas recetas que conducen a otro desastre? Ambas escuelas
de pensamiento económico reconocen que los ciclos destructivos
constituyen parte inherente del proceso de acumulación capitalista, pero
todo lo que los neokeynesianos y monetaristas neoclásicos pueden ofrecer
como paliativo en un Estado corporativo aún más poderoso que nos coloca a
todos en el sendero para la formación de una sociedad feudal-industrial
dictatorial que nos encerrará en una nueva dictadura. En la actual crisis
económica, al igual que durante los primeros meses de la guerra en contra
del pueblo iraquí, estamos condicionados a canjear la libertad humana por la
aterradora inseguridad de una existencia neofeudal controlada por las
corporaciones. Los dirigentes del Estado corporativo de ambas alas del
capitalismo usamericano crean activamente una transformación de
inspiración política para cambiar nuestras vidas económicas y culturales.
Mientras los furibundos ideólogos de derecha se oponen abiertamente al
rescate del capitalismo, los keynesianos neosociales reformistas no pueden
169
más que ofrecer remedios caseros para calmar el voraz apetito de los
capitalistas corporativos.
¿Los gobernados nos someteremos pasivamente, una vez más, a los
caprichos de un sistema económico manipulado y en convulsión? ¿Debemos
aceptar con docilidad el lema aterrador de los neoliberales según el cual no
hay alternativa a los auges y desplomes socialmente desconcertantes del
modo de destrucción capitalista corporativa? ¿Por qué no trabajar
conscientemente en la construcción de una alternativa con el deseo
deliberado de satisfacer las necesidades humanas? ¿Qué nos detiene?
Aunque tengamos miedo, debemos preguntarnos si tenemos que seguir
aceptando justificaciones vacías y superficiales de los fracasos del sistema
capitalista una y otra vez en cada crisis, esas justificaciones que nos ofrecen
los responsables de la formulación de políticas públicas y los economistas
convencionales que se valen de racionalizaciones teóricas para explicar por
qué el capitalismo no funciona de acuerdo a la teoría neoclásica. Y cuando
repiten el monótono mantra de los mitos del mercado que no funcionan en la
práctica, ¿debemos sentarnos abúlicos y echarnos la culpa mientras las arcas
nacionales, llenadas con el esfuerzo colectivo, son saqueadas una y otra vez
por los incompetentes agentes del desorden capitalista, quienes después
tienen la audacia de revelar cómo usarán la riqueza colectiva para suavizar
su caída financiera a nuestra costa mientras más y más compañeros pierden
su empleo? ¿Abriremos los ojos a las estratagemas de autopreservación de
la clase dominante, estratagemas que se diseñan siempre para mantener a los
170
chicos de Wall-Street a flote y a las personas de a pie en lanchas plagadas de
agujeros? ¿Superaremos los miedos para ver la realidad detrás de la idea de
restaurar la liquidez de los grandes financieros, los 306 mil millos tan solo
para Citibank,44como otra medida administrativa para rescatar a los ricos
mientras se hunden las familias trabajadoras en el costo fiscal de mantener a
esta gente a flote? ¿Por qué habríamos de seguir pagando el costo de la
solvencia corporativa a costa de la creciente inseguridad de nuestras
familias?
Ante el desastre social y económico en curso, ¿debemos aceptar
pasivamente las normas de los métodos capitalistas corporativos
antidemocráticos de dominio dictatorial que despliegan con arrogancia los
administradores mientras nos hacen pagar por otro momento histórico de
fracaso? ¿Quién ha fracasado? El fracaso es responsabilidad de los
dirigentes del desorden capitalista. No podemos internalizar esa culpa:
nosotros, la clase trabajadora, estamos lejos de quienes detentan el poder.
No podemos someternos pasivamente a sus prácticas autoritarias, prácticas
que, en el mejor de los casos, producirán la nueva escenificación de las
44
306 miles de millones tanto solo para Citibank: Citigroup Gets $306 Billion Rescue From
Government http://www.truthout.org/112508J
Reuters: “Usamérica rescató a Citigroup Inc. y acordó absorber la mayor parte de las
pérdidas por aproximadamente $306 mil millones de los activos riesgosos del banco, así
como inyectar capital nuevo para estimular la esperanza de los inversionistas en el apoyo
gubernamental a los grandes bancos mientras la economía se sume en la recesión. El
rescate, anunciado el pasado domingo, da al gobierno el derecho de comprar
participaciones accionarias en la empresa y marca el más reciente esfuerzo por contener una
crisis financiera que ya ha barrido con entidades como Bear Stearns Cos, Lehman Brothers
Holdings Inc. y Washington Mutual Inc.”
171
recesiones y depresiones trágicas que marcaron la historia nacional en el
siglo XIX y el siglo XX. Podemos crear una transformación hacia una
alternativa socialmente equitativa, pero para ello tenemos que llegar al
poder.
Conforme nos recuperamos del shock y advertimos claramente la
manipulación del juego del que somos testigos (el rescate, la compra, el
pago y la venta del erario público), debemos empezar a reconocer que los
más recientes promotores y proselitistas de los mitos del capitalismo han
traicionado sus propias convicciones, porque también han traicionado su
propia confianza y la del público. En el nombre de la eliminación de
innecesarias mecanismos de regulación para asegurar los supuestos
beneficios de la libre interacción de mercados con capacidad de
autocorregirse, los monetaristas neoclásicos, maestros del fraude, repitieron
y magnificaron los abusos de la década de 1920 en su esfuerzo por
transformar al sistema capitalista. En nombre de la preservación del sistema,
la élite corporativa, los financieros y sus asesores económicos han transitado
de manera abierta, sin ambages y en forma decisiva al intento de controlar la
crisis económica en su propio beneficio.
Al rechazar abiertamente la teoría del mercado y subvertir la diariamente a
través
de
medidas
administrativas,
neoliberales,
monetaristas
y
neokeynesianos, republicanos y demócratas dejan claro desde sus
intervenciones administrativas autoritarias en los mercados financieros que
172
su intención es aprovechar su capacidad de influencia económica para
orientar la capacidad de Estado en la redefinición de las relaciones políticas
y económicas a fin de superar las desastrosas consecuencias de sus propias
veleidades. De no incluir la voz popular, las reformas tecnócratas no harán
sino incrementar el poder del Estado corporativo.
El encuadre actual del debate en torno a la nacionalización de la banca tal
como se presenta en los círculos dominantes y oficiales neoliberales
representa un excelente ejemplo del sesgo de clase y de las prioridades
clasistas para la preservación de la riqueza privada a expensas de la mayoría
de la población. Cuando los reformistas audaces hablan de nacionalizar
temporalmente los bancos con el compromiso franco de devolverlos al
control privado una vez que se hayan reorganizado, hayan recuperado su
solvencia y vuelvan a ser rentables, nosotros, la clase trabajadora, debemos
tomar nota en el mejor de los casos de que el intento es preservar un sistema
clasista de explotación ilimitada del trabajo porque las familias trabajadoras
seguirán atadas a un proceso económico de contratación de deuda frente a
las instituciones corporativas privadas.
A pesar de que los demócratas nos aseguren que su intento por preservar el
carácter privado de la banca dentro de su plan de “nacionalización”, un plan
que calladamente se hace a un lado, la derecha no se limita a manifestar su
oposición, sino que de manera por demás oportunista califica al plan de
rescate económico del nuevo presidente de socialista y comunista. Según las
173
infundadas declaraciones de la campaña republicana, Barack Obama es un
socialista y según los recientes comentarios de Alan Keyes, conservador
extremista, el nuevo presidente es un “comunista radical”; son contadas las
personas entre las filas de los republicanos que tienen voluntad de reconocer
las genuinas intenciones reformistas del presidente. Tal como lo señaló
claramente en su discurso pronunciado ante el Congreso el 24 de febrero,45
el presidente contradice los inflamados alegatos que pretenden alejarlo de la
inequívoca línea histórica de los reformistas:
Rechazo la idea según la cual nuestros problemas se resuelven solos, esto querría
decir que el gobierno no tiene ningún papel en la construcción de los cimientos de
una prosperidad común; pero la historia demuestra lo contrario.
La historia nos recuerda que en todo momento de transformación y convulsión
económica la nación ha reaccionado con grandes ideas y medidas audaces.
En medio de la guerra civil tendimos vías férreas de una costa a otra del país para
reactivar el comercio y la industria.
45
U.S. / POLITICS, 24 de febrero de 2009
Transcript: President Obama's Address to Congress y Obama Tells Powerful Lobbies:
Bring It On
http://www.truthout.org/022809Y
Charles Babington, The Associated Press: “El presidente Barack Obama desafió a los
intereses creados del país a un duelo legislativo el sábado, al afirmar que luchará por
modificar radicalmente el sistema de salud, los energéticos y la educación, y que el statu
quo no disfrutará del proceso. ‘El sistema que tenemos funciona para los poderosos y para
ciertos intereses que han dominado Washington durante demasiado tiempo’, señaló Obama
en su mensaje semanal. ‘Pero no es mi caso. Yo trabajo para el pueblo usamericano’”.
174
De la agitación de la Revolución Industrial se derivó un sistema de educación
superior que preparó a la ciudadanía para una nueva era.
Tras la guerra y la depresión, la ley G.I. envió a toda una generación a la
universidad y dio paso a la clase media más numerosa en la historia.
Y la lucha por la libertad produjo una nación de carreteras, llevó a un
usamericano a la luna y produjo una explosión tecnológica que todavía define
nuestro mundo.
En cada uno de esos casos el gobierno no sustituyó a la iniciativa privada: catalizó
a la iniciativa privada. Creó las condiciones para que miles de emprendedores y
nuevas empresas se adaptarán a las circunstancias y prosperaran.
Rechazando claramente la visión fundamentalista económica según la cual
los mercados tienen la capacidad de autocorregirse y demostrando ser un
reformista en toda regla dentro de la tradición neokeynesiana, planteó su
firme intento de resucitar al capitalismo dentro del marco del mercado
propio del sistema. No sin un toque populista que reconoce las esperanzas
de los enormes y cada vez más numerosos sectores de la población que
soportan el impacto directo del desastre económico, se propuso disipar los
temores y el escepticismo de la oposición republicana en un discurso
cuidadosamente estructurado y diseñado para eliminar las sospechas de toda
amenaza de cambio básico al orden económico y social del capitalismo
usamericano. Si bien Barack Obama puede ser un sensible reformista
económico de la tradición social keynesiana, también ha demostrado ser el
175
paladín del capitalismo por excelencia que pretende preservar el modo de
producción y las relaciones sociales del sistema vigente. No obstante, en sus
últimas y frenéticas diatribas durante la convención CPAC, tal como lo
reporta el New York Times del uno de marzo, los derechistas republicanos
se sacudieron sin sentido ante un supuesto programa socialista de estímulo
económico por parte del presidente.
Reforma económica para la renovación social
Con un tono definitivamente populista, el presidente Obama desafió a la
nueva oposición ignorante al declararse empleado del pueblo usamericano:
en su mensaje semanal transmitido por la radio el pasado 28 de febrero
enfatizó “Trabajo para el pueblo usamericano”. Nosotros, simples
trabajadores, debemos ver en esa declaración una invitación a tomar
medidas críticas y de apoyo a fin de infundir las agallas colectivas en lo que
queda de la vida pública y así proponer sin ambages modos alternativos de
actividad cooperativa y comunitaria en el espacio laboral hacia la
implementación de planes de desarrollo económico que rechacen por
completo la explotación de clase. Si Obama se ve a sí mismo como un
trabajador que labora por los usamericanos, nosotros, los trabajadores,
debemos poner manos a la obra para tomarle la palabra y concentrarnos en
una agenda inspirada en la equidad social y la democracia.
176
Debemos exigir tener voz en cada uno de los planes de política pública que
el presidente someta al Congreso el 24 de febrero. Es necesario incluir las
necesidades de las familias trabajadoras en la discusión directa de temas
como el sistema de salud, la educación y la reforma de la banca. Por
ejemplo, no hace falta que un programa de nacionalización bancaria se
constituya como un plan para asegurar la rentabilidad de las inversiones
financieras privadas; lo necesario es reorganizar el sistema a la par que la
atención médica para convertirlos en verdaderos servicios públicos. A través
de una activa educación pública acompañada por un enérgico espíritu de
organización dentro del proceso de reforma será cada vez más posible
rediseñar un sistema financiero de inversión social que no traslade la riqueza
de las bases a las cumbres de la sociedad, sino que propicie la circulación de
fondos de manera no lucrativa. Un sistema de banca nacionalizada puede
organizarse como un servicio socioeconómico que cumple eficazmente con
satisfacer las necesidades de financiamiento de una economía estable y
funcional. Eliminar el incentivo de las ganancias en todas las operaciones
bancarias estabilizará las funciones de la banca al tiempo que reduce
drásticamente la oportunidad de enriquecerse a partir de la especulación.
Toda la energía humana destinada a la invención y el diseño de nuevas
formas de dar la vuelta a la deuda bien podría reorientarse al incremento
creativo de la eficacia de una nueva banca pública que cumpla un servicio
social.
177
A medida que se difunden los debates en torno a la nacionalización
bancaria, las modificaciones dentro del contexto de la crisis actual se
convierten en metas políticamente alcanzables que deben desarrollarse como
componente de una renovación social popular bien organizada. Debemos
empezar por insistir en la importancia de una voz pública más sólida en la
reforma y en la aprobación de la Ley de Libre Elección del Empleador, al
tiempo que se avanza en la organización de los trabajadores de los bancos
que quedarán bajo control colectivo y gestión pública. Podemos estar
razonablemente seguros de que miles de trabajadores que serán víctimas del
desempleo en los principales bancos y en otras instituciones financieras que
han caído en bancarrota estarán felices de servir a las necesidades
financieras de la población desde sus nuevos puestos sindicalizados entra
disfrutan de las prestaciones de atención médica y jubilación garantizada. La
pregunta pendiente es: ¿lucharán por ello? ¿Y el resto de los trabajadores
también? Como diría Richard Vogel: se trata de la necesaria pelea de
nuestras vidas.
Mientras los neoconservadores se apresuran a rescatar a las instituciones
financieras antes de que sus contrapartes en el Partido Demócrata se
apresuren a rescatar46 al resto de las fallidas corporaciones industriales, los
sindicatos deben estar alertas al espacio político que sus miembros pueden
abrir mediante redes amplias de información independiente y enérgicas
46
This Crisis Is Way Bigger Than Dead Banks and Wall Street Bailouts
por James Galbraith, Washington Monthly, Por qué la crisis económica y su solución son
más grandes de lo que nadie reconoce.
178
acciones públicas a las que todos podemos unirnos y así impulsar una
agenda social en la que las familias trabajadoras encuentren cabida. Los
bancos nacionalizados, en manos de los trabajadores pueden fijar nuevas
prioridades sociales y estándares conducentes a la oferta de servicios más
accesibles y humanos en el sector público. Los trabajadores y los grupos
comunitarios en todos y cada uno de los niveles de la sociedad civil deben
hacer suyo el llamado presidencial a favor de un debate público amplio
sobre el sistema de salud e insistir en la presentación de sus ideas en todos
los debates sobre la reforma. Debemos convertir la discusión sobre la
reforma económica en un foro público de renovación social. Las medidas
jerárquicas de reforma económica, independientemente de las buenas
intenciones que pudieran respaldarlas, dejarán un espacio aún mayor para el
incremento del poder corporativo a menos de que la fuerza laboral
organizada y los grupos comunitarios participen directamente en un proceso
democrático.
Tal vez el nuevo gobierno esté pintado de todos los tonos de rojo por parte
de la derecha republicana, pero mientras no se escuche la voz de los
trabajadores y los desempleados que demanda un lugar en el proceso de la
reforma de los demócratas, el actual plan neoliberal seguir el camino hacia
la resurrección del capital y, lo digo de manera generosa, veremos un
proceso de encumbramiento del poder corporativo que dominará al Estado.
Es indispensable que los derechos de los trabajadores sean incluidos en la
agenda de todos y cada uno de los planes económicos del gobierno. Como
179
punto de entrada para asegurar y reforzar la voz pública en el proceso de
renovación social, es necesario incluir el derecho a la organización en todas
y cada una de las leyes para la recuperación económica que se presenten al
Congreso. Si el Departamento del Tesoro puede insistir en varios criterios
para rescatar y comprar bancos, definitivamente tiene la capacidad de
insistir en la importancia de los derechos sindicales de los trabajadores de la
banca y de otras personas que laboran en las instituciones que están
recibiendo asistencia.
Si permitimos que los demócratas neoliberales sigan el patrón de toma de
decisiones de manera jerárquica, autoritaria y confidencial que trazaron sus
contrapartes republicanas, no sólo seguirán mostrando el desdén de los
neoconservadores por el proceso democrático sino que acabarán con las
esperanzas y perderán la buena voluntad de una nueva coalición de electores
que los llevó hasta el poder. Además, abrirán la puerta al esfuerzo derechista
por adoptar la falsa defensa del individualismo al tiempo que abren paso al
corporativismo. El rápido cultivo y validación del proceso de consulta
colectiva para la toma de decisiones democráticas es el primer paso
indispensable para asegurar un lugar para la voz de personas de carne y
hueso en el centro del debate en torno a la necesaria renovación de la
sociedad.
Si el nuevo liderazgo persiste en perpetuar los moralistas mitos del mercado
que se han popularizado en torno a las nociones económicas neoclásicas que
180
ya han fracasado, demostrará su voluntad de usar los recursos nacionales
para asegurar la supervivencia de aquellos que se encargaron de saquear la
riqueza del país y quedarán expuestos a críticas aún más feroces desde la
derecha liberal. Por otra parte, si su deseo es asegurar su propia
supervivencia política frente a los hostiles ataques de los derechistas que sin
duda escalarán a lo largo del caos económico, el nuevo gobierno debería
mostrarse dispuesto a acoger y exhortar el apoyo activo y la participación de
las familias trabajadoras, sus sindicatos unidos en coaliciones comunitarias
mediante un programa democrático de renovación económica y social.
Nosotros, el pueblo usamericano, enfrentamos una peligrosa situación
económica que se transforma paulatinamente en un momento político por
demás precario. Un presidente que cree en la reforma popular no puede
presentar un modesto programa de reformas sin el apoyo popular a favor del
cambio social sustancial. No perdamos de vista que muchos de los asesores
económicos de Obama fueron reclutados por Robert Rubin, quien
anteriormente, en su calidad de Secretario del Tesoro durante el gobierno de
Clinton, fue uno de los grandes defensores de la desregulación de las
instituciones financieras, política que abrió la puerta a los abusos en el
ámbito de la banca y la inversión que propiciaron la crisis actual.
El presidente Obama tiene buena voluntad, grandes aspiraciones y el apoyo
de amplios sectores de la población. Ante la fuerte e intense resistencia de la
derecha republicana, el nuevo presidente puede activar la base de su apoyo
181
popular, es decir, trabajadores, instituciones y comunidades para exprimir lo
mejor de la creatividad usamericana que él mismo convoca. Desde la
reforma al sistema de salud hasta la renovación de los conceptos, propósitos
y prácticas en el sector bancario, el proceso puede y debe estar orientado a
partir de las voces de grandes innovadores. La respuesta a la reciente
pregunta elitista acerca de quién se encargará de la administración de las
instituciones financieras si los magos del capitalismo abandonan el sistema
es sencilla: todos los trabajadores y críticos creativos dispuestos a colaborar
en la definición de una visión alternativa de la banca y otros programas
sociales en el servicio público. Obama tenía razón al afirmar que tenemos el
talento: la pregunta es cómo lo trasladaremos al servicio público. Podemos
empezar a responder a esa pregunta exigiendo que el reclutamiento para los
cargos de funcionario público se abra inmediatamente y que el empleo de
asesores financieros vaya mucho más allá del círculo de los economistas
convencionales.
Conforme desarrollamos el impulso para alcanzar una representación
popular más amplia en todos los debates pertinentes a las reformas de los
servicios sociales, cabe preguntarnos, por ejemplo, si es realmente necesario
desde el punto de vista económico de mandar el pago total de las hipotecas a
tasas y precios finales superiores al costo de la construcción y después a
reducir los pagos mensuales de las hipotecas en consonancia con la
revaluación del costo de las propiedades. ¡Personas trabajadoras, únanse y
sean creativas! Al borde del abismo de una crisis social y económica cada
182
vez más profunda, también nos encontramos en la frontera de oportunidades
valiosas para desarrollar los cimientos de una sociedad nacional más justa y
con potencial de influencia.
El sorprendente éxito de los trabajadores en la sentada conocida como
Republic Window & Doors in Chicago47 no es sino el indicio de la labor
social y económica que nos espera. A fin de hallar mayor resonancia social,
las luchas de los trabajadores tendrán que ir más allá del espacio laboral y de
las preocupaciones económicas para adquirir el potencial de atraer y
mantener el gran apoyo público. El contenido popular de la reforma al
sistema de salud y la banca ofrecería los vínculos sociales necesarios entre
el espacio laboral y la vida privada. Si bien podemos estar seguros de que
los demócratas neoliberales que han llegado al poder seguirán rescatando o
incluso comprando corporaciones con fondos públicos, la clase trabajadora
tendrá que organizarse para asegurar su lugar en el juego y negarse a ser
vendida por el capital corporativo.
Los errores teóricos y políticos de los neoliberales de todo tipo nos han
obligado a soportar durante demasiado tiempo un cúmulo de consecuencias
de políticas fallidas que ahora exigen replantear preguntas críticas cuya
respuesta nos dé una pauta para seguir adelante. En el fondo, debemos
47
Republic Window and Doors Angry Laid-Off Workers Occupy Factory in Chicago
por Rupa Shenoy, The Associated Press, 250 trabajadores sindicalizados tomaron la planta
de Republic Windows and Doors el sábado y dijeron no estar dispuestos a retirarse hasta
que se les pague el adeudo.
183
preguntarnos si es conveniente confiar en aquellos cuya teoría han
arrastrado a su propio sistema a un fracaso ignominioso como promesa de
un mejor futuro. Lo único que podemos esperar del nuevo equipo
económico de corte neoliberal es un regreso a la situación previa; si es que
lo que pueden prometer en el mejor de los casos es el retorno a alguna
diluida forma de nuevo New Deal para rescatar otra vez a un sistema
fracasado, entonces creo que debemos reconocer que ya hemos pasado por
ahí en 1907, en 1929 y más de una vez durante la segunda mitad del siglo
XX: conocemos esa historia y después retrasar el círculo completo hacia una
nueva y vertiginosa depresión, más nos vale abrir una renovada y amplia
agenda social. Sí, sin duda, empezaremos con las reformas, pero esas
reformas pueden inspirarse en las necesidades del 90% de la población
nacional, necesidades que han cambiado drásticamente en los últimos 30
años, necesidades de personas que merecen tener el futuro asegurado.
Considero que una transformación social alternativa es necesaria, es posible
y puede adquirir carácter de probable si trabajamos siguiendo los
señalamientos de Michael Lebowitz en su breve pero contundente obra
Build It Now.48 Nosotros, trabajadores activos, jubilados o futuros
trabajadores que hoy se encuentran desempleados, si nos reconocemos en un
espíritu de cooperación y de colectividad veremos que somos capaces de
formular y poner en práctica políticas y programas que tienen mayor
probabilidad de producir una sociedad estable y equitativa, capaz de servir
48
Michael Lebowitz, Build It Now: entrevista: http://radicalnotes.com/content/view/36/39/
184
mejor a los intereses de las mayorías. La acumulación y la concentración de
ganancias en manos privadas frenan el enorme potencial del desarrollo
popular que puede satisfacer una gama más amplia de necesidades humanas
a partir de una nueva configuración nacional pacífica. El capitalismo está
llegando a sus límites de creatividad a medida que muestra sus tendencias
crecientemente destructivas; no hay mejor ejemplo de su fracaso absoluto
que el actual atraco a los fondos públicos por parte de los neoliberales para
asegurar las ganancias privadas a costa de los contribuyentes sin garantía
alguna para los trabajadores que pagarán la factura. O los neoliberales no
saben qué más hacer o entienden cabalmente que poner a prueba algunas de
las ideas planteadas en este ensayo significa el fin del capitalismo.
El chauvinismo de clase: la perspectiva de la clase dominante es
inconfundible
Sin duda los teóricos de la economía convencional y la clase empresarial
llevan por lo menos un siglo tratando de superar las confusas vicisitudes de
las operaciones de los mercados a los que veneran públicamente. No
obstante, de la regulación a la desregulación y a la nueva regulación, el
sistema se tambalea y tropieza de una crisis económica a otra. En la
búsqueda incansable de cierto carácter predecible dentro del marco de la
teoría neoclásica, han aprendido a distinguir los límites y, por lo menos en el
185
caso de los economistas, políticos y empresarios de los últimos 50 años,
hemos visto una lucha por controlar de alguna manera la ilusamente
enigmática y demoledora del sistema mano invisible del mercado. A medida
que han podido cojear de una crisis a otra, la experiencia les ha dado más
confianza en su capacidad de evitar la próxima. Pero al igual que los viejos
generales no dejan de prepararse para batallas del pasado sin reconocer del
todo que la relación de fuerzas es siempre cambiante: no advierten que, de
hecho, sus viejas decisiones han modificado la configuración del poder en la
escala nacional e internacional. Sin embargo, tanto ellos como nosotros
seguimos aprendiendo, aunque el aprendizaje parece demasiado lento. Lo
que ellos han aprendido es a mantener un patrón para no cambiar.
Los reformistas neoliberales de todo tipo, envalentonados por el cúmulo de
conocimientos adquiridos, vuelven a mostrarse seguros de que lo único que
necesitan es entender la fórmula para ser capaces de superar los problemas
de la próxima crisis. Su dominio de las infinitas minucias del proceso
económico y social, proceso que conciben como un mecanismo de insumos
y resultados medibles les hace suponer que pueden refinar y reformar el
proceso para que produzca resultados confiables, predecibles y controlables,
capaces de afeitar la maquinaria de la acumulación de ganancias. Si bien no
están de acuerdo en cuanto a cuestiones de enfoque y énfasis, los dos
grandes grupos de economistas convencionales anglosajones repasan una y
otra vez los mismos principios con una confianza ciega. Y, tal como lo
hemos visto en cada momento de crisis de los últimos 100 años, cuando el
186
mecanismo les falla, recurren a las palancas de los círculos más
restrictivamente proscritos del poder político para controlar los mercados.
La voz popular es, en el mejor de los casos, tolerada, ignorada, canalizada y
después reprimida. Aunque el control es su meta, el mismo mercado que
veneran echa sus esfuerzos por tierra.
Los monetaristas del gobierno de G.W. Bush decidieron arrogantemente
esquivar el escrutinio público e intentaron escurrirse con rapidez y en
secreto para inundar al sistema con fondos de manera indiscriminada. En un
último despliegue inmolador de poder administrativo fundado en su clase
social, el Secretario del Tesoro, Henry Paulson, demostró plenamente el
enfoque autoritario del Estado corporativo. Trazando el largo patrón de
altivo abuso de la confianza pública que es típico de los neoconservadores,
hundió sin inmutarse las manos en las arcas públicas para proteger la
riqueza privada. En los últimos días del desastroso gobierno de G.W. Bush,
este maestro de la estafa distribuyó abiertamente fondos públicos a fin de
salvar a las grandes corporaciones de las consecuencias de su manipulación
de los mercados financieros. Tal como puede apreciarse al estudiar las
reacciones de los inversionistas en el mismo periodo, este desesperado
enfoque agravó las condiciones de la crisis financiera y propició la ruptura
de las redes de la banca privada.
En una breve pero importante entrevista con la publicación alemana
Deutsche Welle realizada el seis de febrero de este año, Joseph Stiglitz, en
respuesta a las preguntas sobre la posible nacionalización de la banca
187
usamericana, recurrió a cuatro crudas palabras a fin de criticar
indirectamente los problemas inherentes a la reciente arrogancia detrás del
proceso de toma de decisiones por decreto que caracteriza a la élite
republicana: receta para el desastre. La pregunta del entrevistador fue:
Los economistas Nouriel Roubini y Nassim Taleb, quienes predijeron el bajón
mundial de la economía, han hecho un llamado a la nacionalización de los bancos
para frenar la debacle financiera, ¿está de acuerdo con esta idea?
Y Stiglitz respondió:
El hecho es que los bancos se encuentran en muy mal estado. El gobierno
usamericano advertido cientos de miles de millones de dólares sin mucho éxito.
Está claro que los bancos han quebrado. La ciudadanía usamericana se ha
convertido en la propietaria mayoritaria de un importante número de grandes
bancos, pero eso no significa que tenga el control. Todo sistema basado en la
separación de la propiedad y el control es una receta para el desastre.
La nacionalización es la única respuesta. Estos bancos están,
efectivamente, en bancarrota.
Aunque alertaba de manera implícita al público en cuanto a los peligros
inherentes a un plan de nacionalización que no incluya alguna forma de
control democrático, no aprovechó la entrevista para indicar la manera en
que un plan de nacionalización evitaría los problemas añadidos de los
controles administrativos tecnócratas que funcionarían mejor con la
188
participación popular democrática en el proceso de toma de decisiones. Si
bien son muchas las cuestiones que hay que discutir en cuanto al amplio
tema de la nacionalización, la importancia fundamental de la voz efectiva de
la opinión pública, el control del “sentido de propiedad” y el tema del futuro
carácter de la banca en Usamérica constituyen problemáticas aún intocadas.
Es tiempo de abrir el debate popular e incluir la voz de la clase trabajadora
en el proceso de toma de decisiones. La aprobación inmediata de la ley de
libre elección de empleador para los trabajadores sería un buen punto de
partida.
Aunque los corporativistas de la derecha en el poder hicieron gala constante
de su desprecio por las necesidades de las personas trabajadoras a lo largo
de su prolongado régimen y en el ocaso de su gestión dejaron muestras
patentes de sus métodos dictatoriales y prioridades de clase, los demócratas
todavía no han mostrado ninguna inclinación a repensar la banca como un
servicio público ni han abordado el tema del futuro estatus del personal del
sistema bancario nacionalizado. Todo parece indicar que el audaz y
autoritario estilo del saliente gobierno republicano marcará la pauta del
nuevo equipo económico.
Los neoliberales han dejado claro el sacrosanto carácter de la banca privada
y el hecho de que la administración pública no la tocara a menos que los
responsables sean capitalistas certificados. Si bien los métodos más
abiertamente elitistas de control tecnócrata podrían verse mitigados o
velados en un régimen de renovada regulación estatal, la cuestión de la
189
naturaleza y el propósito de la banca nacional no se ha incluido todavía en la
agenda, y no aparecerá hasta que las familias trabajadoras consigan llevarlo
ahí.
Las problemáticas de prestigio de clase, poder económico y posición social
todavía dominan el proceso cultural y político. Si bien la desregulación
tenderá a reducir los abusos más evidentes de un proceso de toma de
decisiones siempre sesgado por una cuestión de clase dentro de una élite
capitalista corporativa cada vez más desesperada por preservar y resucitar su
particular sistema económico, los abusos no serán eliminados a menos que
se introduzca un proceso de distribución del poder en cualquier ley de
reforma que incluya la nacionalización de la atención médica, la educación
o las finanzas. A menos que el personal bancario adquiera el estatus de
servidores públicos con derecho a representación plena en un sindicato y el
derecho a voz dentro del proceso de formulación de políticas públicas, el
potencial de una nueva forma de banca no lucrativa que constituya un
servicio público se verá frustrado.
Debemos reconocer que la banca y las finanzas siguen, en la práctica,
orientadas por las prioridades sociales y económicas de la clase dominante y
por la teoría convencional refinada a lo largo de 100 años de crisis. También
debemos reconocer que el estilo y el propósito de las intervenciones
administrativas de las que somos testigos son resultado de una visión
tecnócrata particularmente arrogante de los “mecanismos” de la economía
capitalista y ahora, a pesar de los desacuerdos entre la élite en el poder, de
190
su profundamente enraizada perspectiva de clase en cuanto a las soluciones
que mejor satisfacen sus necesidades como grupo, es decir, les resulta
imposible perder el derecho a las fuentes de sus ganancias. La reciente
supresión de las funciones del mercado por parte de los neoliberales no
solamente marca con énfasis otro fracaso flagrante del capitalismo: señala
una transformación más profunda de las prácticas económicas mediante
intervenciones cada vez más a ser asertivas y directas en el mercado.
Haciendo la teoría a un lado, los neoliberales de todo pelaje imponen con
gran vigor medidas administrativas para controlar la crisis. En el mejor de
los casos, la noción elitista de los efectos benéficos de la supervisión
tecnócrata de la sociedad se encuentra implícita en el estilo organizacional
concentrador y autoritario, una noción basada en dos supuestos: el sistema
capitalista es fundamentalmente un proceso mecánico maleable que puede
guiarse de manera científica y concomitante; los administradores están
convencidos de que la participación popular democrática en el proceso
técnico no haría sino entorpecer el funcionamiento de la maquinaria. Esta
actitud elitista, típica de la tecnocracia corporativa de demócratas y
republicanos, representa un creciente sesgo cultural e institucional a favor
de estilos antidemocráticos y jerárquicos de gestión que relega a los seres
humanos al papel de meros funcionarios obedientes y receptores pasivos de
servicios centralizados. También constituye su declaración más evidente
que, en la práctica, demuestra su falta de confianza en los mercados y su
191
nueva disposición a regular este tipo de operaciones o someterlas a algún
tipo de control por parte del Estado corporativo.
Además, los pocos dirigentes de las corporaciones financieras privadas, en
tanto parte de la compleja estructura corporativa nacional dentro de la
sociedad que comprende una amplia gama de operaciones comerciales en el
sistema capitalista usamericano, creen merecer el fiel apoyo de los
administradores que han asignado y pagado para encargarse de su sistema
capitalista corporativo y, sin duda, todavía no se hacen a la idea de invitar a
los trabajadores a sus círculos de toma de decisiones. Amplios sectores de la
élite gobernante usamericana se jactan de ser líderes de clase en el modelo
más destacado de capitalismo en el mundo y luchan por mantener una
imagen de presunción y prestigio internacional.
Familias igualmente trabajadoras alrededor del mundo aprenden que su
condición de vida es inherente al impulso de ganancias que motiva al
capitalismo corporativo. Sí, como lo aprendimos de Antonio Gramsci, se
trata en efecto de dirigentes y líderes dirigidos y liderados. La pregunta que
queda en el aire para la mayoría trabajadora es cómo será su liderazgo en el
futuro.
La élite dominante de derecha ha colocado la histórica lucha de clases en la
agenda social. Los tecnócratas neoliberales tratarán de eliminar el tema de la
agenda. Si bien muchos autores críticos han reconocido la agresión contra
192
las familias trabajadoras como una guerra de clases atizada por la derecha
neoconservadora hace más de 30 años, apenas unos cuantos han llevado la
lógica de un análisis perspicaz hasta el punto de reconocer las implicaciones
de una transformación controlada hacia un Estado corporativo.
Tiene que haber un camino mejor: no tiene ningún sentido canibalizar la
riqueza producida colectivamente en la nación para producir una vez más un
sistema fallido de explotación múltiple de las familias trabajadoras que las
relega a la categoría de futuros sirvientes del corporativismo que laboran
bajo contrato.
193
Una oportunidad histórica
El ser humano hace su propia historia, pero no la hace a su gusto, no la
hace en las circunstancias de su elección, sino en circunstancias
directamente dadas y transmitidas por el pasado.
Karl Marx, El 18 Brumario de Louis Bonaparte, p. 15.
El capitalismo en contra de la nación y el pueblo
El corporativismo en contra de la democracia
Mientras los sueños de jubilación de la generación producto de la explosión
demográfica de la segunda posguerra conocida como de baby boomers49 se
disuelven en la ácida realidad de la profunda crisis en curso y los sueños de
sus hijos y nietos se ven truncados por las sucesivas olas de despidos y
desempleo, ejecuciones de préstamos e hipotecas, y quiebras de empresas,
debemos reconocer que la clase trabajadora del mundo, todos los que
49
La generación de los baby boomers no está contenta
http://pewresearch.org/databank/dailynumber/?NumberID=599
194
deseamos ir a trabajar o recuperar un empleo, enfrentamos algo más
trascendental que una contracción más de la economía. Enfrentamos la
posibilidad de que el capitalismo se transforme de una de dos maneras
completamente distintas desde la perspectiva histórica. Aquí no me refiero a
un golpe abierto de la derecha, aunque la tendencia hacia el corporativismo
está en curso. Los corporativistas neoliberales no tienen ninguna necesidad
de preocuparse por marchas de camisas negras o camisas pardas. El
corporativismo se ha fusionado con el capitalismo mediante la aceptación
creciente del estilo de administración jerárquica que caracteriza las prácticas
empresariales usamericanas.
Las consecuencias de la actual crisis económica, en el contexto de la alta y
la baja política son mucho más graves de lo que suele decirse en la prensa
dominante. Como ya se ha argumentado, espero que de manera convincente,
las problemáticas centrales de los dirigentes del capital corporativo no son
los problemas inmediatos del colapso financiero ni de la crisis económica
cada vez más profunda, sino la posibilidad de un levantamiento social, la
“insurgencia de la clase media” según el informe del Ministerio de Defensa
del Reino Unido publicado hace un año (Ver ¿Más allá del capital, más allá
de la democracia...?), lo que obligaría a una renovación social del
capitalismo. La derecha reprimiría violentamente la “insurgencia”; los
programas sociales de corte keynesiano le pondrían sordina. Sin embargo,
de no contar con la participación popular directa en el proceso de toma de
decisiones conducirán al corporativismo.
195
Hace aproximadamente 90 años Rosa Luxemburgo ya había identificado
este tipo de transformación capitalista como barbarie, proceso que después
de su asesinato a manos de los precursores del fascismo se convirtió en el
nazismo aterrador. La otra transformación que esta autora reconoce como
alternativa es el socialismo.50 Un contemporáneo nuestro, István Mészáros,
escribió dos libros fundamentales Beyond Capital (Más allá del capital) y
Socialism or Barbarism (Socialismo o barbarie),51 obras en las que lleva las
ideas de Rosa Luxemburgo un paso más allá y subraya las advertencias de
esta pensadora en el contexto específico de los peligrosos tiempos que nos
ha tocado vivir. Quienes recuerdan la historia habrán visto o estudiado
diversas formas de barbarie en sus más perversas expresiones, desde los
camisas negras de Mussolini hasta el campo de concentración usamericano
en Guantánamo, Cuba. El corporativismo, en todas sus formas, es represivo,
excluyente, promotor del aislacionismo y de la reducción de los seres
humanos a meros instrumentos controlados para la producción y el consumo
50
'Socialism!' Boo, Hiss, Repeat 1 de marzo de 2009, Mark Leibovich
Tal vez el ala conservadora esté buscando un líder espiritual, un principio organizativo y
una identidad fresca, pero parece haberse conformado con su ogro retórico favorito: el
socialismo.
51
István Mészáros:
http://www.monthlyreview.org/Merchant2/merchant.mvc?Screen=PROD&Store_Code=M
RS&Product_Code=PB0521,
http://www.monthlyreview.org/Merchant2/merchant.mvc?Screen=PROD&Store_Code=M
RS&Product_Code=PB8812&Category_Code=MARX,
http://monthlyreview.org/challengeandburden.php and
http://www.monthlyreview.org/1204jbfclark.htm
196
pasivo. Su objetivo es truncar la creatividad humana y limitarla a fines
meramente económicos. Cultiva una forma de conformismo y pasividad que
restringe la inmensa capacidad de inventiva del ser humano: aniquila
nuestro espíritu.
En la actual crisis del capitalismo, el debate dominante en torno al plan
general de estímulo económico del nuevo gobierno demócrata puede
profundizar los controles jerárquicos de orientación administrativa
diseñados para recoger el espíritu popular de la era del New Deal, algo que
también tiene el potencial de abrir nuevos espacios públicos para la
inclusión de la voz popular colectiva y hacer que se escuche. Es necesario
que las personas habrán un necesario espacio popular para el debate franco y
colectivo que dé paso a un nuevo estilo de creatividad no jerárquica. La
aceptación pasiva de nuevas formas de toma de decisiones, modalidades que
puedan resultar cómodas aunque sean jerárquicas, reducirá los espacios
públicos necesarios para el amplio debate popular democrático esencial para
dar lugar a la transformación democrática y cultural.
Si queremos protegernos de las múltiples formas de barbarie inherentes al
corporativismo, debemos recuperar nuestros principios y nuestras prácticas
democráticas a fin de expresar plenamente desde lo social otro tipo de
transformación posible, una transformación que salga de las profundidades
de las sociedades y enriquezca las condiciones económicas necesarias para
garantizar el máximo de participación popular indispensable para ayudarnos
197
unos a otros y desarrollar nuestro potencial colectivo. Retomar la larga lucha
histórica de la mejora del ser humano y así expandir nuestras capacidades
para crecer como personas exige la organización cooperativa del valor de
formular una visión social ampliamente incluyente y alternativa.
Mientras la crisis financiera expone los problemas más profundos del
capitalismo tanto a sus defensores como sus detractores, las reformas
propuestas por la élite gobernante deben tener un poderoso contenido
democrático con el potencial de hacernos trascender el corporativismo. El
trabajo conjunto nos permitirá cultivar una visión social democrática y
alternativa, un futuro político y económico basado en la formulación de
opciones económicas equitativas y decididas desde la democracia. Si eso se
llama socialismo, pido una doble ración.
198
Más allá del capital… hacia la revitalización de la
democracia popular
¿DE QUIÉN ES EL MILENIO, SUYO O NUESTRO? Así lo planteaba
Daniel Singer en 1999. ¿Cabe preguntar de quién es la transformación?
El 4 de noviembre de 2008 el electorado usamericano ofreció una primera
respuesta.
En un momento político de gran intensidad poética 66’882,230 votantes
usamericanos marcaron las papeletas electorales con la huella indeleble de
un cambio histórico. En un impresionante golpe colectivo la mayoría
repudió su larga historia de fracasos políticos y económicos, manifestó la
expectativa compartida de un mejor futuro al tiempo que señalaba la
necesidad de una transformación más democrática hacia una economía
alternativa. A través de la combinación de diversas voces políticas
rechazaron los abusos de la añeja y otrora exitosa estrategia de divide y
vencerás profundamente enraizada en el racismo y la xenofobia que ha
hecho posible el dominio de la élite derechista corporativa. Aquella
memorable declaración del electorado multicultural, multirracial y
199
democrático que surge de las entrañas mismas de un Estado convertido en
cárcel ha significado la esperanza de muchos más allende las fronteras
amuralladas usamericana es, donde nace la posibilidad de creer en la
renovación popular democrática. Esta mayoría de votantes usamericanos
señaló su deseo de contar con un enfoque más incluyente y democrático
para resolver la acumulación de problemas sociales y económicos de su
país, de la población que conforma su nación. No obstante, también
debemos reconocer que aquellos admirables y seguramente valientes
votantes tan sólo han creado la oportunidad para que todos nosotros
definamos las necesarias coaliciones sociales democráticas y activas para
dar paso a una lucha social internacional permanente en pos de alternativas
democráticas frente a un corporativismo rampante.
Aquella proclama histórica, política y poética que representa la expresión
social de millones de auténticos héroes del momento no hace sino abrir la
puerta a la creación de una formación social, política y económica que
constituya una verdadera alternativa capaz de dar prioridad a las necesidades
del pueblo y no a las ganancias.
Nota especial a los lectores: Ahora que han llegado al final de este largo
ensayo, los invito a revisar otro trabajo que se enmarca en el mismo
contexto ¿Más allá del capital, más allá de la democracia...?, también
publicado por Tlaxcala.
200
201
Recomendaciones bibliográficas
Una breve selección de referencias generales, en inglés, a modo de recomendación
bibliográfica.
Además de la breve selección que se sugiere a continuación, he recopilado una larga
lista de referencias sobre todos los temas y problemáticas que se discuten en el
presente ensayo. Con todo gusto haré llegar dicha lista a quienes manifiesten interés
en algún tema o en la totalidad de las problemáticas mediante correo electrónico
enviado a la siguiente dirección: [email protected]
Las referencias en la presente sección siguen, en términos generales, el orden de la
introducción de los nombres de autores, temas y problemáticas a lo largo del ensayo.
No obstante, debido a la constante mención de problemáticas y autores, el orden en
esta sección no es del todo preciso, como sí lo es en la sección de notas al pie de página.
En todo caso y para conveniencia de mis lectores, he intentado agrupar las referencias
por tema. Pido a los lectores hispanohablantes una disculpa por no contar en este
momento con material en español, hecho que ha influido en la decisión de no traducir
los detalles correspondientes a cada referencia.
Ferdinand Pecora http://en.wikipedia.org/wiki/Pecora_Commission
Ferdinand Pecora http://www.counterpunch.org/corr01112003.html
Naomi Klein, The Shock Doctrine
http://books.guardian.co.uk/shockdoctrine/0,,2159184,00.html
Naomi Klein Shock Doctrine http://www.zcommunications.org/zbooks/review/30
202
Wall Street Faces Worst Losses Since Herbert Hoover
http://www.truthout.org/122908C
Joe Bel Bruno, The Associated Press: "Investors are preparing to close out the last three
trading days of 2008 with Wall Street's worst performance since Herbert Hoover was
president. The ongoing recession and global economic shock pummeled stocks this year,
with the Dow Jones industrial average slumping 36.2 percent. That's the biggest drop since
1931 when the Great Depression sent stocks reeling 40.6 percent."
Recession? Depression? How Deep, How Far and What Can Be
Done?http://www.alternet.org/workplace/102379
A survey of what some of the best thinkers believe we're facing in the coming months and
years -- and the best ways to prevent complete disaster.
Financial Meltdown 101Arun Gupta ,
http://www.alternet.org/workplace/102672Everything you ever wanted to know about the
biggest economic meltdown since the Great Depression but were afraid to ask.
The New York Times | The Crisis Agenda
http://www.truthout.org/100708J
The New York Times, Editorial: "As stocks cratered on Monday and lending and
borrowing remained frozen, the Bush administration rushed to implement the $700 billion
bailout enacted on Friday. The Treasury Department said that it would soon post helpwanted ads on its Web site for asset managers to run the program and that because of the
urgency, the hiring may be 'through other than full and open competition.' Is it any wonder
that the markets lack confidence? One business day after the bailout was enacted, and it
already had a tilting-at-windmills quality.".
Neoliberalism as Creative Destruction
http://ann.sagepub.com/cgi/content/abstract/610/1/21
203
U.S. Is Said to Be Urging New Mergers in Banking
By MARK LANDLER
The Treasury Department reportedly hopes to steer some of the $250 billion rescue to
banks willing to buy rivals.
The Mask Slips
By BOB HERBERT
The G.O.P. has masked the terrible consequences of much that it has stood for over the
decades. Now the mask has slipped
Tom Engelhardt | Going on an Imperial Bender
http://www.truthout.org/article/going-imperial-bender-how-us-garrisons-planet-and-doesnteven-notice
Tom Engelhardt, TomDispatch.com: "The fact is: We garrison the planet north to south,
east to west, and even on the seven seas, thanks to our various fleets and our massive
aircraft carriers which, with 5,000-6,000 personnel aboard -- that is, the population of an
American town -- are functionally floating bases. And here's the other half of that simple
truth: We don't care to know about it. We, the American people, aided and abetted by our
politicians, the Pentagon, and the mainstream media, are knee-deep in base denial."
FOCUS | Pentagon Wants $450 Billion Increase Over Next Five Years
http://www.truthout.org/101108Z
Josh Rogin, Congressional Quarterly: "Pentagon officials have prepared a new estimate for
defense spending that is $450 billion more over the next five years than previously
announced figures. The new estimate, which the Pentagon plans to release shortly before
President Bush leaves office, would serve as a marker for the new president and is meant to
place pressure on him to either drastically increase the size of the defense budget or defend
204
any reluctance to do so, according to several former senior budget officials who are close to
the discussions."
Chalmers Johnson | The Military-Industrial Complex: It's Much Later Than You Think
http://www.truthout.org/article/the-military-industrial-complex-its-much-later-than-youthink
For TomDispatch.com, Chalmers Johnson writes: "Most Americans have a rough idea what
the term 'military-industrial complex' means when they come across it in a newspaper or
hear a politician mention it. President Dwight D. Eisenhower introduced the idea to the
public in his farewell address of January 17, 1961. 'Our military organization today bears
little relation to that known by any of my predecessors in peacetime,' he said, 'or indeed by
the fighting men of World War II and Korea ... We have been compelled to create a
permanent armaments industry of vast proportions ... We must not fail to comprehend its
grave implications ... We must guard against the acquisition of unwarranted influence,
whether sought or unsought, by the military-industrial complex.' Although Eisenhower's
reference to the military-industrial complex is, by now, well-known, his warning against its
'unwarranted influence' has, I believe, largely been ignored."
Chalmers Johnson | We Have the Money: If Only We Didn't Waste It on the Defense
Budget
http://www.truthout.org/092908B
Chalmers Johnson, TomDispatch.com: "There has been much moaning, air-sucking, and
outrage about the $700 billion that the U.S. government is thinking of throwing away on
rich New York bankers who have been ripping us off for the past few years and then letting
greed drive their businesses into a variety of ditches. In fact, we dole out similar amounts of
money every year in the form of payoffs to the armed services, the military-industrial
complex, and powerful senators and representatives allied with the Pentagon."
205
Bush's Mammoth Defense Budget is Another Bridge to Nowhere
By Katrina vanden Heuvel, The Nation
One built on the backs of ordinary Americans. Read more »
Michel Rocard: "The Decline of the Roman Empire Began Like That"
http://www.truthout.org/article/102308E
In an interview with Sylvain Besson of Geneva's Le Temps, former French Prime Minister
Michel Rocard, considered the sage of the French left in economic matters, puts the
financial crisis into the context of the history of capitalism's shocks. He demands the
system be re-equilibrated for the benefit of workers.
Militarism Is Deeply Entrenched in the American Psyche
By William Astore, Tomdispatch.com
The military is not from Mars. We must understand its endless appeal if we ever hope to
change it. Read more »
The US Has 761 Military Bases Across the Planet, and We Simply Never Talk About
Ithttp://www.alternet.org/audits/97913
America garrisons the globe in ways that are truly unprecedented, but if you live in the
United States, you rarely hear a word about it.
Costs of Militarism
Michael Winship | Corruption Destroys Afghanistan
http://www.truthout.org/122008A
Michael Winship, Truthout: "Just when you've finally gotten your mind around the
enormous $700 billion financial bailout - even if none of us are really sure where all that
money's going - there comes an even greater, breathtaking price tag.".
The Costs of Empire: Can We Really Afford 1,000 Overseas Bases?
By David Vine, Foreign Policy in Focus
206
Our overseas military bases are pushing the nation deeper into debt and making the United
States and the planet less secure. Read more »
Naomi Klein: Bailout = Bush's Final Pillage
http://www.alternet.org/workplace/105452
The bailout has been designed to keep stealing from the Treasury for years to come.
William Greider | Paulson's Swindle Revealed
http://www.truthout.org/110208D
William Greider, The Nation: "The swindle of American taxpayers is proceeding more or
less in broad daylight, as the unwitting voters are preoccupied with the national election.
Treasury Secretary Hank Paulson agreed to invest $125 billion in the nine largest banks,
including $10 billion for Goldman Sachs, his old firm. But, if you look more closely at
Paulson's transaction, the taxpayers were taken for a ride - a very expensive ride. They paid
$125 billion for bank stock that a private investor could purchase for $62.5 billion. That
means half of the public's money was a straight-out gift to Wall Street, for which taxpayers
got nothing in return."
Finance -Cronism of the last days of 2008
Bailout Isn't Just for Wall Street Anymore
http://www.truthout.org/103108N
Kevin G. Hall, McClatchy Newspapers: "After a bruising battle to get it through a doubting
Congress, the Bush administration's $700 billion Wall Street rescue plan to purchase
distressed mortgages and other bad assets has morphed into something else entirely.... What
once was disparagingly referred to as bailout for Wall Street now looks like a broader
bailout of all sorts of troubled businesses? Some lawmakers and outside analysts question
whether that's serving the public interest as intended - or whether it's becoming a taxpayerfinanced giveaway to favored firms."
207
Fed Defies Transparency in $2 Trillion Loans
http://www.truthout.org/111108B
Mark Pittman, Bob Ivry and Alison Fitzgerald, Bloomberg: "The Federal
Reserve is refusing to identify the recipients of almost $2 trillion of
emergency loans from American taxpayers or the troubled assets the central
bank is accepting as collateral. Fed Chairman Ben S. Bernanke and Treasury
Secretary Henry Paulson said in September they would comply with
congressional demands for transparency in a $700 billion bailout of the
banking system. Two months later, as the Fed lends far more than that in
separate rescue programs that didn't require approval by Congress, Americans
have no idea where their money is going or what securities the banks are
pledging in return."
Was the 'Credit Crunch' a Myth Used to Sell a Trillion-Dollar Scam?
By Joshua Holland, AlterNet
Even as the media continue to repeat the claim that credit has frozen up, evidence has
emerged suggesting the entire story is wrong. Read more »
http://www.truthout.org/112008F
Robert Borosage, Campaign for America's Future: "Free fall. The U.S. has lost private
sector jobs for 10 straight months. One quarter of all businesses in the U.S. plan to cut
payroll over the next year. Retail sales fell in October by the largest monthly drop on
record. Auto sales have collapsed; driving the auto companies towards the precipice ... 'The
era of big government is over' is over. In the crisis, we are, as Richard Nixon once said, 'all
Keynesians now.'"
The Fall of the Wall: Hard Times in Money World
by Danny Schechter There was once a wall on what is now Wall Street. For many years it
was walled off from what's called the real economy, the place most of us live, work, pay
bills, run up debt and earn a living. Today, we seem to be walled off from where the
208
financial relief is, with taxpayer funds flowing into the firms that caused or were complicit
in this deepening crisis and bypassing workers losing jobs and industries, not to mention
homeowners losing their homes.
Nouriel Roubini | The Worst Is Not Behind Us
http://www.truthout.org/111308U
Nouriel Roubini, Forbes: "It is useful, at this juncture, to stand back and survey the
economic landscape - both as it is now, and as it has been in recent months. So here is a
summary of many of the points that I have made for the last few months on the outlook for
the US and global economy, as well as for financial markets."
A.Greenspan
http://www.bloomberg.com/apps/news?pid=20601087&refer=home&sid=a_IH5AnCyOm4
Dean Baker | Sharpest Consumption Drop Since 1980 Pushes GDP Negative
http://www.truthout.org/103008T
Dean Baker, Truthout: "A surge in defense spending added 0.86 percentage points to gross
domestic product (GDP) growth. Consumption spending fell at a 3.1 percent annual rate in
the third quarter, which was the main factor leading to a 0.3 percent decline in GDP.
Inventory build-ups prevented an even larger decline; final demand fell at a 0.8 percent
annual rate."
The Big Takeover: How Wall Street Insiders are Using the Bailout to Stage a Revolution
By Matt Taibbi, RollingStone.com
The global economic crisis isn't about money -- it's about power. Read more »
Toward a More Corporate Union of the Americas?
By Katherine Sciacchitano, Dollars and Sense
209
The Bailout: How Capitalism Killed Democracy
http://www.alternet.org/workplace/101523
We now face market forces uninhibited by democratic governance. The bailout
is an aggressive attempt to trade democracy for autocracy.
Naomi Klein , The Shock Doctrine
http://www.democracynow.org/2008/7/15/with_crises_in_fuel_food_housing
Wall Street's Bailout is a Trillion-Dollar Crime Scene -- Why Aren't the Dems Doing
Something About It?
By Naomi Klein, The Nation Washington's handling of the bailout is not merely
incompetent. It may well be illegal. Read more »
Rick Wolff, Video Analysis of the Present Economic Crisis http://tinyurl.com/3pthrx Dean
Baker | Bush Brings WMD Line to Wall Street
Now Is the Time to Resist Wall Street's Shock Doctrine
by Naomi Klein I wrote The Shock Doctrine in the hopes that it would make us all better
prepared for the next big shock. Well, that shock has certainly arrived, along with glovesoff attempts to use it to push through radical pro-corporate policies (which of course will
further enrich the very players who created the market crisis in the first place...).Click here
to read more on our site
$56 Billion Stimulus Bill Fails in Senate
http://www.truthout.org/092608T
Andy Sullivan, Reuters: "The Senate on Friday blocked a $56.2 billion economic stimulus
package that would have extended unemployment benefits, increased food aid and funded
new construction projects to create jobs. The 52-42 vote fell short of the 60 votes needed in
the 100-member Senate for Democrats to clear a Republican procedural hurdle and move
210
toward passage of the bill, which backers said would give the ailing US economy a needed
boost."
What may be over for Wall Street especially after the bailout is only the beginning of
problems for the Working Class.
The Long Road Ahead -- Are You Ready for the Worst the Economy Has to Offer?
http://www.alternet.org/environment/104059
Are we headed for a deflationary period followed by a tidal wave of inflation?
Mark Weisbrot | Wall Street Bailout Won't Do Much to Help Ailing Economy
http://www.truthout.org/101108C
Mark Weisbrot, The Center for Economic and Policy Research: "It is now clear the
approval by Congress of President Bush's $700 bailout package on Friday October 3rd has
done nothing to ease the current financial crisis. Credit markets have worsened for several
days after the bill passed the Congress. The stock market also plummeted to nearly ten-year
lows."
IS THIS THE BIG ONE?
By Jeff Faux For more than a decade, we Americans have been living on an economic San
Andreas fault--a foundation of fracturing competitiveness covered by unsustainable
consumer spending with money borrowed from foreigners. A financial earthquake was
inevitable. We don't know how high on the recession Richter scale the current crisis will
take us, but it increasingly looks like, as they say in San Francisco, "The Big One."
Read more at http://www.globaljusticecenter.org/articles/big_one.html
Robert Reich | The Rebirth of Keynes, and the Debate to
Comehttp://www.truthout.org/112908C
Robert Reich, Robert Reich Blog: "The economy has just about come to a standstill - not so
much because credit markets are clogged as because there's not enough demand in the
211
economy to keep it going. Consumer spending has fallen off a cliff. Investment is drying
up. And exports are dropping because the recession has now spread around the world. So
are we about to return to Keynesianism? Hopefully."
Wall Street and Washington Are Failing Spectacularly -- Where Do We Go?
http://www.alternet.org/democracy/82339
The U.S. political and economic systems are not equipped to deal with the looming
problems of the 21st century.
There Is an Alternative to Corporate Rule
http://www.alternet.org/audits/96806
All over the world, alternative approaches to capitalist greed are bubbling up from the
grassroots.
Economic Meltdown: A 'Teachable Moment' About Socialism for the Rich
By Dean Baker, TruthOut.org
Rather than taking this opportunity to tighten the screws, many progressives are actually
cheering on plans to bail out the ridiculously rich. Read more »
Howard Zinn: US 'In Need of Rebellion'
http://www.commondreams.org/headline/2008/09/09-0
Going Bankrupt: Why the Debt Crisis Is America's Greatest Threat
http://www.alternet.org/story/74620
Welcome to 2008, a year of morally obscene, fiscally unsustainable spending. Watch as the
military bloats and our standard of living sinks.
Rick Kepler | The American Worker
212
http://www.truthout.org/112108L
Rick Kepler, Truthout: "I am an American worker, and you are damn right I want the
wealth to be shared and spread. I am talking about the wealth my hard work helped to
create, but was taken from me by George Bush's base, the very rich, or as I know them, my
corporate bosses. For the past eight years I have watched W.'s and McCain's (Country Club
First) base grab the largest share of our country's wealth. Where did they take it from? They
took it from my family's pocketbook, and my co-workers' families' pocketbooks. They stole
the wealth that I was trying to build for me and my family when they stripped my pension
plan from me and told me to invest in a 401k."
In Modeling Risk, the Human Factor Was Left Out
By STEVE LOHR
Risk models used on Wall Street failed to keep pace with the growth in complex securities,
experts say
The Debt Trap: How Banks Push Troubled Borrowers Deeper Into
Debthttp://www.alternet.org/workplace/104338 Big Finance's pursuit of struggling
American consumers is one of the overlooked causes of the debt boom and the resulting
crisis
Dominique Nora | The Plastic Trap
http://www.truthout.org/102808E
Dominique Nora, Le Nouvel Observateur: "After houses, consumer credit? While bankers
plug up as best they can the breaches created by the mortgage earthquake, another bubble
threatens them: Americans have been living their dreams on credit. And, having overheated
their cards, millions of households will have problems making their payments ..."
Personal finance, precarious finance -Living on the edge of collapse.
The Debt Trap: How Banks Push Troubled Borrowers Deeper Into Debt
213
http://www.alternet.org/workplace/104338 Big Finance's pursuit of struggling American
consumers is one of the overlooked causes of the debt boom and the resulting crisis.
Sun Sets on US Power: Report Predicts End of Dominance
http://www.truthout.org/112108M
Julian Borger, The Guardian UK: "The United States' leading intelligence organization has
warned that the world is entering an increasingly unstable and unpredictable period in
which the advance of western-style democracy is no longer assured, and some states are in
danger of being 'taken over and run by criminal networks.' The global trends review,
produced by the National Intelligence Council (NIC) every four years, represents sobering
reading in Barack Obama's intray as he prepares to take office in January. The country he
inherits, the report warns, will no longer be able to 'call the shots' alone, as its power over
an increasingly multipolar world begins to wane."
Corporatism -Fascism
Le Monde | The American Firm
http://www.truthout.org/110108E
Le Monde's editorial writer muses, "Oligarchy: a political regime in which sovereignty
belongs to a small group of people, a restricted and privileged class. The word became
fashionable again to define the Cossack capitalism that has plundered Russia for the last
several years. But, in the end, weren't Vladimir Putin's friends directly inspired by the
American model?"
Naomi Wolf End of America http://www.metafilter.com/75443/A-coup-has-taken-place
Naomi Wolf
http://www.alternet.org/rights/103554/dear_conservatives,_will_you_help_save_the_republ
ic_from_military_takeover/
214
The World's Billionaires: A New Count, a New Record
By Sam Pizzigati, Too Much: A Commentary on Excess and Inequality
Forbes' latest list of billionaires reveals a global concentration of wealth that has reached
truly staggering proportions. Read more »
Amit R. Paley, The Washington Post: "The financial world was fixated on Capitol Hill as
Congress battled over the Bush administration's request for a $700 billion bailout of the
banking industry. In the midst of this late-September drama, the Treasury Department
issued a five-sentence notice that attracted almost no public attention. But corporate tax
lawyers quickly realized the enormous implications of the document: Administration
officials had just given American banks a windfall of as much as $140 billion."
Most Corporations Don't Pay Income Taxes
http://www.truthout.org/article/most-corporations-dont-pay-income-taxes
Richard Rubin, Congressional Quarterly: "Most corporations, including the vast majority of
foreign companies doing business in the United States, pay no income taxes, according to a
Government Accountability Office report released Tuesday."
Laurent Pinsolle | Is Free-Market Fundamentalism Immoral?
http://www.truthout.org/010509F
Laurent Pinsolle, Marianne2: "Governments save banks, some of the managers of which
save themselves with comfortable golden parachutes. American households that have lost
their homes weren't so lucky. And they'll keep on paying taxes. To save the banks. Where is
morality in this system?"
Tom Engelhardt | The Ponzi Scheme Presidency: Bush's Legacy of Destruction
http://www.truthout.org/010509D
Tom Engelhardt, TomDispatch.com: "With Bush's 'commander-in-chief' presidency only
days from its end, the price tag on his 'war' continues to soar as dollars grow scarce, new
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investors refuse to pay in, and the scheme crumbles. Unfortunately, the American people,
typical suckers in such a con game, will be left with a mile-high stack of IOU's. In any
Ponzi scheme comparison with Madoff, however, one difference (other than size) stands
out. Sooner or later, Madoff, like Charles Ponzi himself, will end up behind bars, while
George, Dick, & Co. will be writing their memoirs and living off the fat of the land."
REFLECTIONS ON THE FINANCIAL CRISIS AND OVERACCUMULATION
By Cliff DuRand
Like many of you, I’ve been trying to figure out what is the deeper cause behind this
financial crisis and the larger economic crisis that is likely to follow. The conclusion I’ve
come to may seem counterintuitive at first blush: the problem is, there’s too much money! I
don’t mean the average American has too much money –so many don’t have enough to pay
their mortgage, fill their gas tank, buy groceries, send the kids to college. We don’t have
enough money. It’s the wealthy capitalists who have too much money. They have so much
that there is a problem finding places to invest it profitably –as capitalists, that is what they
seek to do: invest money in order to make more money, to accumulate more capital.
Read more at http://www.globaljusticecenter.org/articles/financialcrisis.html
BAILOUT!
By David Schweickart
Our economy is a capitalist economy. That is to say, we rely on the private savings of
private individuals to provide for the investment that any healthy economy needs. But in
depending on private savings, we are compelled to keep up the spirits of those with money
to invest…. Let's be utopian for a moment. Let us imagine a quick transition from the
deeply irrational, ultimately unsustainable economic system we presently inhabit to a
democratic, socialist economy, one in which enterprises are run democratically, and
economic stability no longer requires keeping our capitalists happy.
Read more at http://www.globaljusticecenter.org/articles/bailout.html
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THE FINANCIAL CRISIS: WILL THE U.S. NATIONALIZE THE BANKS?
by Dan La Botz The increasingly popular sentiment that the bankers should be made to pay
for the crisis opens the door to the notion of nationalization of the banks. What would it
mean to have the government own the banks? Historically the Populists, various labor
parties, and the Socialist and Communist left have raised the slogan of nationalization of
the banks as part of a process of bringing about socialism. … During the last couple of
decades, countries as different as Mexico, France, Sweden, and Japan carried out partial or
more or less complete bank nationalizations to regain control of the financial situation.
Read more at http://mrzine.monthlyreview.org/labotz280908.html
How Washington's Right-Wing Wrecking Crew Robbed Us Blind
By Thomas Frank, Tomdispatch.com
Conservatives have turned a vast government built for our protection into a device for
exploiting us. Read more »
$5 Billion in Lobbying for 12 Corrupt Deals Caused the Multi-Trillion Dollar Financial
Meltdown
By Robert Weissman, Multinational Monitor
$5 billion in lobbying to Congress got the finance industry lucrative legislative favors that
paved the way for Wall Street's devastating collapse. Read more »
Can You Trust a Wall Street Veteran With a Wall Street Bailout?
http://www.truthout.org/article/can-you-trust-a-wall-street-veteran-with-a-wall-streetbailout
Kevin G. Hall, McClatchy Newspapers: "Making the rounds on the Sunday morning talk
shows, Treasury Secretary Henry Paulson repeatedly said today's financial problems were
long in the making. He should know. He was part of the Gold Rush that has brought the
global financial system to the brink of collapse. Paulson presided over one of the most
profitable runs on Wall Street as chairman and chief executive officer of investment
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banking titan Goldman Sachs & Co. from 1999 until President Bush nominated him on
May 30, 2006 to take over the Treasury Department."
http://www.truthout.org/092808D
Joseph E. Stiglitz, The Nation: "The champagne bottle corks were popping as Treasury
Secretary Henry Paulson announced his trillion-dollar bailout for the banks, buying up their
toxic mortgages. To a skeptic, Paulson's proposal looks like another of those shell games
that Wall Street has honed to a fine art. Wall Street has always made money by slicing,
dicing and recombining risk. This 'cure' is another one of these rearrangements
Paul Krugman | Cash for Trash
http://www.truthout.org/article/cash-trash
Paul Krugman, The New York Times: "Some skeptics are calling Henry Paulson’s $700
billion rescue plan for the U.S. financial system 'cash for trash.' Others are calling the
proposed legislation the Authorization for Use of Financial Force, after the Authorization
for Use of Military Force, the infamous bill that gave the Bush administration the green
light to invade Iraq."
Is the Bailout Needed? Many Economists Say "No"
http://www.truthout.org/092608R
Kevin G. Hall, McClatchy Newspapers: "A funny thing happened in the drafting of the
largest-ever US government intervention in the financial system. Lawmakers of all stripes
mostly fell in line, but many of the nation's brightest economic minds are warning that the
Wall Street bailout's a dangerous rush job. President Bush and his Treasury secretary,
former Goldman Sachs chief executive Henry Paulson, have warned of imminent economic
collapse and another Great Depression if their rescue plan isn't passed immediately. Is that
true?"
http://www.truthout.org/article/bush-brings-wmd-line-wall-street
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Dean Baker, Truthout: "Remember how President Bush got Condoleezza Rice and Colin
Powell to run around warning about Saddam Hussein's nuclear bombs? This phony scare
tactic got Congress to give him the authorization he needed to start the Iraq war. Even
though his credibility has vanished, in large part because of the Iraq war, President Bush is
again using a lie to cow Congress into giving him a huge blank check. This time, the check
is for $700 billion, to be handed over to Treasury Secretary Henry Paulson, to spend pretty
much as he wants." AGY: The Neocons know what they want to do in order to consolidate
the corporate state. Let's go back to Naomi Klein and Bertram Gross.
The Pornography of Power: Lust for Empire Has Weakened America
By Emily Wilson, AlterNet
Veteran journalist Robert Scheer on the media's complicity in war, the rise of the neocons
and how even Nixon got some things right. Read more »
As the "New Economy" Crashes, to What Degree Will Mainstream Economists Change
Their Stripes?
By Mark Engler, Dollars and Sense
These days, establishment defectors from the doctrine of market fundamentalism are
growing in number. Read more »
December Job Losses at 673,000, Worse Than Thought
http://www.truthout.org/010709B
Reuters: "U.S. private-sector employers shed 693,000 jobs in December, a private
employment service said Wednesday in a report that was far worse than expected and
pointed to more ugly news from the government's jobs data due later this week."
Financial Crisis or Economic Crisis http://www.monthlyreview.org/081201fostermagdoff.php
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Yes We Can (Have Economic Justice), but We Need to Fight Like Hell for it
By Arun Gupta, Indypendent
We need to band together and organize powerful new movements across this country.
Read more »
Michael Lebowitz, Build it Now http://monthlyreview.org/builditnow.htm
A list of Recessions and Depressions in the History of the USA can be found at:
http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_recessions
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