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En prensa. En A. Fábregas, Las nominalizaciones: la relación entre el léxico y la sintaxis. Visor, Madrid.
II. La base de las nominalizaciones (1). Las nominalizaciones deverbales
Este capítulo introduce la tipología general de nominalizaciones y estudia
específicamente la base verbal de las nominalizaciones. Tras relacionar la pregunta
con el problema de si la morfología es un componente independiente (§1), presenta
una serie de pruebas para distinguir las clases fundamentales de nombres en español
(§2). Estas pruebas se usan en §3 para diagnosticar qué sustantivos morfológicamente
no complejos son estructuralmente nominalizaciones deverbales. Tras haber acotado
el campo, se pasa al estudio específico de las nominalizaciones deverbales. En §4 se
explora su estructura interna, distinguiendo tres valores fundamentales en los que la
nominalización designa distintas situaciones de valor semántico distinto. §5 se ocupa
de la morfofonología y de la variación que se documenta entre las clases. §6 estudia
específicamente las nominalizaciones de participante, cuyas propiedades son
especiales y por ello reciben un análisis ligeramente distinto al que se suele proponer
en la bibliografía.
Comencemos, pues. Uno de los argumentos habituales que se dan a favor de un
tratamiento léxico de las nominalizaciones es el hecho de que frecuentemente su
significado parece impredecible. Si nos concentramos en las nominalizaciones
deverbales en -ción, que serán el ámbito empírico de este capítulo, se pueden
identificar varias situaciones distintas. Algunas de ellas designan la acción asociada al
verbo de la base, y admiten un complemento agente:
(1)
la destrucción del puente por las tropas enemigas durante la guerra
‘existe un evento, y ese evento es destruir; lo que se destruye es el puente, quien
lo hace son las tropas enemigas y el evento tuvo lugar durante la guerra’
Otras nominalizaciones, en cambio, no admiten esta lectura eventiva, y se
restringen a denotar un estado; ese estado puede ser resultante –es decir, se interpreta
como la situación que sigue a la culminación de un evento télico previo– o no. (2a)
tiene una interpretación estativa (‘estar preocupado’), pero no designa la acción de
pasar a estar preocupado, por lo que no equivale a (2b). Correlativamente, rechazan el
complemento agente o la expresión directa de causas.
(2)
a. la preocupación de Juan (*por parte del gobierno) por el desempleo
‘existe un estado, y ese estado es ‘estar preocupado’; lo exhibe Juan y se dirige
hacia el desempleo’
b. La insistencia del gobierno preocupó a Juan por el desempleo.
Otro grupo, algo más reducido, tiene una interpretación de cualidad. (3a) no
designa ni la acción de complicar algo, ni el estado que se alcanza cuando algo ya ha
sido complicado; indica que algo tiene la propiedad de ser complicado, es decir, se
relaciona semánticamente con el predicado adjetival de (3b) y no con el verbal de
(3c).
(3)
a. la complicación de este problema
b. Este problema es complicado.
c. Este problema ya se ha complicado suficientemente.
La dificultad superficial es, de hecho, mayor, ya que algunas nominalizaciones
pueden ser ambiguas entre varias de estas lecturas. En (4) se observa que una misma
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
nominalización puede tener una lectura de evento y otra de estado; como veremos
más adelante, se asocia a la lectura de estado que un sintagma introducido por durante
mida el intervalo temporal durante el cual una entidad se encuentra en cierta situación
(4b), sin que se deba interpretar que hay una repetición de eventos distintos que se
aplican sucesivamente a la misma entidad, como sucede en (4a).
(4)
a. las sucesivas interrupciones que sufrí durante mi charla
‘los sucesivos eventos de interrumpirme que tuvieron lugar durante mi charla’
b. la interrupción del servicio eléctrico durante dos horas
‘el estado de encontrarse interrumpido el servicio eléctrico durante dos horas’
Otras muestran una ambigüedad entre la lectura de evento, la de estado y la de
cualidad. (5a) designa el evento de ‘hacer que algo se modere’, como muestra entre
otras cosas su compatibilidad con el verbo tener lugar, que exige eventos como
sujeto. (5b) designa el estado de estar ya moderado, y por eso es compatible con un
sintagma temporoaspectual que mide la duración de ese estado. Nótese que en (5b),
durante diez años mide el tiempo durante el cual los salarios estuvieron moderados,
no el tiempo en el que se alcanzó ese resultado. Por fin, (5c) designa la cualidad de
ser moderado, y no admite modificadores temporales.
(5)
a. La última moderación de los salarios tuvo lugar en 2012.
b. España alcanzó la moderación de los salarios durante diez años.
c. Me admira la moderación de Juan en todo lo que hace.
Otro ejemplo semejante es el de (6): (6a) es la acción de contener; (6b) es el estado
de estar contenido; (6c) es la cualidad de ser una persona contenida en cuanto al
carácter o el comportamiento.
(6)
a. la contención de los manifestantes por parte de la policía
b. la contención de los manifestantes durante dos horas
c. la contención de Juan
Por último, una cantidad muy alta de las nominalizaciones que designan eventos
admiten también una interpretación que tradicionalmente se caracteriza como
‘resultado de’, ‘efecto de’, y a la que aquí nos referiremos –en situaciones que
haremos explícitas más adelante– como ‘nominalización de participante’, en la que
denotan un objeto físico relacionado con el evento. Típicamente, en esta lectura se
obtiene la interpretación en la que el objeto físico corresponde al paciente del evento.
(7a) se refiere al evento de construir un puente, mientras que (7b) se refiere al propio
objeto construido como resultado del evento.
(7)
a. la rápida construcción del puente por los obreros
b. la pesada construcción de piedra (*del puente)
El objetivo de este capítulo es doble: describir las distintas interpretaciones que se
pueden obtener con las nominalizaciones deverbales, junto a las pruebas que permiten
identificarlas, y abordar dos problemas analíticos fundamentales que presenta la
situación que acabamos de describir:
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
a) ¿Qué determina que un verbo pueda dar nominalizaciones de cada uno de
estos tipos?
b) ¿Por qué algunas nominalizaciones son ambiguas entre varios de estos
tipos?
La hipótesis que defenderemos aquí es que las interpretaciones que admiten las
nominalizaciones deverbales se toman siempre del conjunto de elementos que
corresponden a la denotación de las piezas que, estructuralmente, contiene su base
verbal. La interpretación de estado, por ejemplo, solo está disponible cuando la base
es un verbo que contiene en su estructura sintáctica interna un subevento de estado. Si
el verbo carece de esta capa estructural, independientemente de que su significado
conceptual implique un resultado alcanzado o no, no se obtiene esta lectura. Si
hubiera que resumir esta propuesta en un lema, este podría ser Nihil est in nomine
quod non erat in verbo, y la implicación inmediata que tendría es que la estructura
sintáctica interna de los elementos –no el significado asociado a sus entradas léxicas–
es la que determina el significado de las formas derivadas. La hipótesis tiene, además,
implicaciones inmediatas contra un tratamiento lexicalista de las nominalizaciones: si
fuera un léxico generativo el que determinara qué interpretación reciben las palabras,
con independencia necesariamente de una estructura que la sintaxis aún no ha
construido, esperaríamos que la distribución de las interpretaciones fuera más
idiosincrásica y que el uso de operaciones léxicas –aplicadas sobre la base verbal o
sobre la nominalización completa– pudiera extender sus significados sin dificultad.
Sobre la segunda pregunta, defenderemos que la ambigüedad es solamente
morfofonológica: la estructura interna de cada una de las lecturas es diferente, y lo
que sucede es que con ciertos exponentes hay sincretismo entre esas estructuras.
Datos de variación sugieren que ese sincretismo se estructura de la manera esperada
por el Principio del Superconjunto: no hay casos de *ABA en los que la estructura
más simple y la más compleja se materializan igual en exclusión de una forma de
complejidad estructural intermedia.
1. Relevancia teórica del problema: predicciones distintas
Comprender esta clase de datos es esencial en el debate entre las visiones
neoconstruccionistas, donde el léxico es interpretativo, y lexicalistas, donde el léxico
es generativo. En el primero de los casos, el léxico es solamente un almacén en el que
se lista información que no podría ser derivada a partir de reglas generales de una
lengua particular o de la gramática universal, y se asocia a una representación
morfosintáctica determinada. En (8), por ejemplo, relacionamos cierta fonología y
cierta información conceptual con una representación sintáctica (un conjunto de
rasgos abstractos).
(8)Entrada léxica en un sistema construccionista:
‘concepto’ <---> /morfofonología/ <---> [morfosintaxis]
El léxico, desde esta perspectiva, podría verse como una solución óptima a un
problema determinado: cómo hacer que el sistema computacional solo tenga acceso a
la información que le resulta útil para determinar la formación de las estructuras
(rasgos formales), sin tener que cargar con información fonológica y conceptual que
es necesaria para las interficies que llevan a la interpretación y a la materialización
física, pero irrelevante para la sintaxis.
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
La idea de que la información morfofonológica es ignorada por la sintaxis está
bien asentada en la tradición; no sucede lo mismo con la semántica, porque es
indudable que hay aspectos del significado –tomado es sentido general– que son
inmediatamente relevantes para el sistema sintáctico –como muestra claramente la
existencia de un principio de cuantificación vacua, por ejemplo–. Es necesario incidir
ahora en una serie de distinciones, introducidas ya someramente en el capítulo
anterior, a las que volveremos repetidamente durante este capítulo y otros.
En los últimos 30 años se ha ido perfilando una diferencia fundamental entre la
llamada semántica estructural y la llamada semántica conceptual. La primera se
referiría a los aspectos del significado que son directamente interpretables a partir de
una configuración sintáctica o a partir de la información contenida en los núcleos
sintácticos manejados por el sistema conceptual. Esta información ha de ser igual para
todos los hablantes que comparten un mismo sistema lingüístico y, por lo tanto, en la
suposición de que no existe variación dentro del sistema computacional, se espera que
sean aspectos universales del significado. Cuando la semántica estructural no deriva
de una configuración sintáctica, sino de un rasgo, es necesario que ese rasgo tenga un
papel activo en el sistema computacional y, por lo tanto, su presencia o ausencia dé
lugar a diferencias gramaticalmente relevantes. Uno de los ejemplos menos
disputados de esta clase de rasgos es el rasgo de operador que llevan ciertos
elementos –‘cuantificadores’– y que les fuerza a entrar en relación con una variable.
En contraste, la semántica conceptual es aquella que no deriva directamente de
rasgos gramaticalmente relevantes o configuraciones sintácticas. Dado que, por
hipótesis, está introducida por las piezas léxicas y estas son idiosincrásicas y no
derivables a partir de las reglas generales de la gramática, se espera que –hasta cierto
punto- hablantes de la misma variedad de una lengua puedan tener diferencias en la
información conceptual asociada. Por ejemplo, un hablante del español puede ignorar
–como me pasaba a mí hasta que lo encontré en el DRAE– que la palabra venir
designa, dicho de una autoridad, la acción de resolver o acordar algo (acepción 23),
pero los juristas de su propia comunidad probablemente ya lo sabían y usaban este
verbo para designar ese concepto. No por ello esperamos que entre la gramática de
esos dos grupos de hablantes haya diferencias sintácticas o estructurales que se
deriven de tener o no tener cierto concepto asociado a un morfema.
Por tanto, un sistema en el que el léxico relaciona la información idiosincrásica
descrita con rasgos y configuraciones sintácticos espera que las combinaciones de
elementos léxicos nos puedan dar nueva información fonológica o nueva información
semántica conceptual, pero no que nos den información sintáctica o información
semántica estructural que no estuviera representada ya en la estructura que se
lexicaliza. Dicho de otro modo, y trayendo el problema ya a nuestro caso empírico
concreto: una teoría construccionista espera que, si la ambigüedad a la que dan lugar
las nominalizaciones deverbales tiene incidencia sintáctica, esté restringida por los
componentes estructurales que las piezas que intervienen en la nominalización tengan
asociados a ellas.
En cambio, un sistema donde el léxico es generativo permite que la información
sintáctica emerja de una combinación de elementos léxicos, porque en ese sistema el
léxico forma palabras antes de que intervenga el componente sintáctico. Esto permite,
automáticamente, que las propiedades formales de una palabra se definan
idiosincrásicamente y sin estar restringidas, en principio, por las propiedades formales
de cada una de las piezas que se combinan. Dicho de otro modo más claro: aún si el
verbo X no tiene un componente de estado, al combinar X con un afijo nominalizador
el léxico puede determinar que el conjunto X + Y tendrá asociado un significado de
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
estado, con independencia de si la noción de ‘estado’ es relevante para la sintaxis o
no.
Tenemos, pues, dos distintas predicciones que podemos contrastar con los datos
para determinar cuál de las dos nociones de léxico es la que debe ser descartada.
a) LA PREDICCIÓN DE UNA TEORÍA NEOCONSTRUCCIONISTA: los aspectos
relevantes para la sintaxis de una pieza compleja tienen que ser una función de
las propiedades sintácticas de sus constituyentes.
b) LA PREDICCIÓN DE UNA TEORÍA LEXICALISTA: los aspectos relevantes para la
sintaxis de una pieza compleja pueden ser distintos de los que tienen sus
constituyentes independientemente
Por las mismas razones, cada teoría tendrá predicciones de partida distintas sobre
la forma morfofonológica que se usará en los casos de ambigüedad. En un modelo
neoconstruccionista, el exponente elegido viene dado en función de la estructura
sintáctica: qué rasgos tiene y cómo se organizan. Se espera, pues, que elementos
materializados con el mismo exponente deberán tener propiedades sintácticas
mínimamente distintas. Un modelo lexicalista, en cambio, no predice ninguna
correspondencia: ya que el léxico define las propiedades idiosincrásicamente y antes
de que se forme ninguna estructura, se espera que el mismo elemento
morfofonológico pueda lexicalizar cualquier conjunto de elementos por muy dispares
que sean sus propiedades sintácticas (Stump 1993, 2001).
2. Una tipología general de nominalizaciones: su relevancia gramatical
Con el trasfondo anterior, la primera tarea que requiere un análisis de las
nominalizaciones es la de determinar cuáles son sus clases gramaticales
fundamentales, y evaluar cuáles de las clases que se han reconocido tradicionalmente
tienen realmente relevancia para la gramática –y no son solamente el resultado de
diferencias conceptuales sobre estructuras posiblemente iguales–.
El objetivo de esta sección es mostrar que la tipología de interpretaciones que
pueden poseer las nominalizaciones deverbales tiene relevancia gramatical.
Mostraremos que el comportamiento gramatical de las piezas lleva a distinguir al
menos las siguientes cuatro clases diferenciadas:
a)
b)
c)
d)
Nominalizaciones de evento (por ejemplo, destrucción)
Nominalizaciones de estado (por ejemplo, aburrimiento)
Nominalizaciones de cualidad (por ejemplo, hermosura)
Nominalizaciones de participante (por ejemplo, destructor)
Son relevantes también, pese a no ser nominalizaciones, los llamados nombres de
evento simple (fiesta, guerra, boda, examen), en la medida en que se relacionan
semánticamente con las nominalizaciones de evento, con las que comparten algunas
propiedades de selección.
Propondremos en esta sección que hay pruebas para diferenciar estas cuatro clases
como estructuras sintácticas diferenciadas. La siguiente tabla trata de capturar esta
clasificación, e integrarla dentro de la clase mayor de los sustantivos en español.
Tabla 1. Clases de sustantivos en español
Origen morfosintáctico
Clases estructurales Diferencias
conceptuales
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
Sustantivos no derivados
--
([N [√]])
Sustantivos derivados de adjetivos
([N [Proyecciones adjetivales]])
Sustantivos derivados de verbos
([N [Proyecciones verbales]])
Nombres
cualidad
internas
Nombres de evento
simple (guerra)
Nombres
de
representación
(foto)
de Nombres
deadjetivales
de
evento (infidelidad;
cf. capítulo 3)
(cf.
Otras clases
capítulo 3)
Nominalizaciones
de evento
Nominalizaciones
de estado
Nominalizaciones
de cualidad
Nominalizaciones
de participante
-----
2.1. Extensión temporal
Una primera diferencia entre las cinco clases –nominalización de evento,
nominalización de estado, nominalización de cualidad, nominalización de participante
y nombre de evento simple– tiene que ver con si permiten o no modificadores
internos al sintagma nominal que designen extensiones temporales. Las
nominalizaciones de evento complejo lo permiten, y además, en tres clases: las
introducidas por la preposición de (de dos horas), y aquellas introducidas por
preposiciones como durante (durante dos horas) y en (en dos horas), estas dos
últimas cuando el predicado verbal sobre el que se construyen también las admite –
debido a su asociación con las nociones aspectuales de la telicidad y la delimitación,
cf. Borik (2006).
(9)
a. La destrucción de la ciudad durante dos horas
b. La construcción del puente en pocos días
c. Su explicación de dos horas acerca de la situación económica
Las nominalizaciones de estado, por su parte, también admiten modificadores
nominales. Esto se sigue si definimos un estado, como suele hacerse en la
bibliografía, de la siguiente manera (Dowty 1979, Verkuyl 1993, Kratzer 2000,
Rothmayr 2009; la definición se complica si consideramos subclases de estados, que
ignoraremos aquí, como la distinción entre estados davidsonianos y estados kimianos
de Maienborn 2003, 2005):
(10) Por estado se entiende (un conjunto de) propiedades no dinámicas ancladas
temporalmente.
Dado que los estados son propiedades no dinámicas, pero que tienen duración
temporal, rechazan los modificadores télicos con en.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
(11) a. un aburrimiento de varias horas
b. su aburrimiento durante las vacaciones
c. *un aburrimiento en un momento
En cambio, los sustantivos que expresan cualidades procedentes de adjetivos
rechazan estos modificadores nominales, incluso cuando es conceptualmente posible
imaginar que las propiedades expresadas son transitorias (por ejemplo, porque alguien
fue gordo durante un tiempo y después consiguió adelgazar suficientemente). Esta
propiedad se espera si la diferencia gramatical relevante entre estados y cualidades es
que los primeros se asocian temporalmente, mientras que los segundos no tienen
vínculos directos con periodos temporales (cf. los adjetivos son estados kimianos que
no contienen una variable que pueda anclarse temporalmente, Maienborn 2003).
(12) Una cualidad es (un conjunto de) propiedades no dinámicas que no admiten
anclaje temporal
(13) a. *su obesidad de varios años
b. *su obesidad durante la juventud
c. *su obesidad en un verano
Como se podría esperar, tampoco admiten estos modificadores temporales los
sustantivos que designan participantes, ya que designan entidades no temporales –
objetos con extensión física generalmente–.
(13) a. *un destructor de varios meses
b. *un destructor durante varios meses
c. *un destructor en varios meses
Los nombres de evento simple se comportan en esto parcialmente como
nominalizaciones de cualidad o nombres de participante; de hecho, se comportan
igual que los nombres no derivados de objeto físico y otras clases de sustantivos cuya
estructura morfológica –al igual que en su caso– no permite apoyar la idea de que se
derivan de verbos: pueden aceptar un modificador temporal introducido por de, pero
no los que incluyen durante o en.
(14) a. una guerra de cien años
b. *una guerra durante cien años
c. *una boda en cinco años
(15) a. un coche de cinco años
b. *un coche durante cinco años
c. *una casa en cinco años
2.1.1. Aparentes contraejemplos
Un aspecto debe ser precisado antes de continuar: tanto las nominalizaciones de
cualidad como las de participante admiten combinación con predicados verbales que
implican o presuponen extensión temporal. Naturalmente, las nominalizaciones de
estado y de evento complejo también admiten la combinatoria con estos predicados.
(16) a. Ese destructor duró muchos años; luego lo mandamos al desguace.
b. Su hermosura duró durante toda su juventud; luego ya se puso gordo y feo.
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
La combinatoria con estos predicados no muestra que los sustantivos
correspondientes puedan tener información temporal. El hecho de que rechacen los
modificadores nominales sugiere que, como SNs, carecen de propiedades temporales,
y que los predicados de extensión temporal los admiten porque tienen la capacidad de
forzar la reinterpretación semántica del argumento que seleccionan a un nivel
estructural más alto. Hay varias formas de representarlo –y no es estrictamente
necesario que la operación que tenga lugar aquí deba ser estructural, porque podrían
concebirse cambos de tipo semántico, Hall Partee (1986)–, pero la idea es que el
propio verbo impondría la interpretación temporal a su argumento interno, ya que lo
selecciona.
(17) Verbos como durar añaden una huella temporal  a su argumento interno
Esta operación se produce sobre SD y por ello los modificadores internos a SD no
están afectados por él. El diagnóstico de los modificadores temporales internos al
sintagma determinante, pues, sigue diferenciando gramaticalmente las
nominalizaciones de evento complejo y de estado, por un lado, de las de cualidad y
participante, por otro.
Un segundo aparente contraejemplo es el de ciertos adjetivos como súbito,
constante, inmarcesible, continuo o temporario, que tienen un significado que
obviamente se relaciona de alguna manera con la estructura temporal o aspectual, ya
que indican nociones relacionadas con la persistencia temporal de algo o con la
rapidez con la que surge su existencia. Los nombres de participante suelen
rechazarlos, pero los nombres de cualidad y en menor medida los nombres de evento
simple a veces los admiten.
(18) a. su constante belleza
b. su inmarcesible inteligencia
c. su súbita amabilidad
(19) ?una súbita boda
(20) a. *una constante mesa
b. *una súbita escultura
c. *una continua flor
Si comparamos estos adjetivos con los demás modificadores temporales, parece
que esta propiedad es esencialmente conceptual, es decir, se asocia de algún modo a
nuestro conocimiento del mundo y no está legitimada por ninguna propiedad
estructural interna de estos sustantivos –si así fuera, esperaríamos que esa misma
propiedad legitimara los modificadores temporales vistos anteriormente–.
Proponemos que lo que sucede es que los hablantes, al producir e interpretar
secuencias como (18), están modificando con esos adjetivos no a la propiedad en sí,
sino a la exhibición de esas propiedades que hace un sujeto. La exhibición de esas
propiedades está sujeta al tiempo, como es natural, pero las cualidades en sí mismas
no lo permiten.
Algo semejante, también conceptual, es lo que sucede con los nombres de evento
simple: aunque su estructura no les permite legitimar cualquier tipo de modificador
espacio-temporal, sabemos que su significado se refiere a ciertas acciones, lo cual
permite que estos adjetivos sean interpretables en un nivel conceptual. En este
sentido, lo que legitima (19) deberá ser semejante a lo que legitima los sintagmas de
(21), en los que aunque no hay estructura verbal tenemos un significado que se
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
relaciona con acciones de alguna manera, por lo que se permiten modificadores que
suponen una repetición de dicha acción (21a), especifican el periodo temporal en el
que se produce (21b) o destacan algunas de sus propiedades (21c, 21d).
(21) a. el tres veces campeón de los pesos pesados [tres veces ha ganado el título de
campeón]
b. el futuro alcalde [se convertirá en alcalde en el futuro]
c. un buen medicamento [un medicamento bueno para curar]
d. comida rápida [comida que se cocina rápidamente]
2.2. Estructura argumental
Esta prueba es una de las más usadas en la literatura, al menos desde Grimshaw
(1990). La idea para esta autora es que las nominalizaciones de evento complejo,
frente a las de evento simple y participante, poseen una estructura argumental
comparable a la de los predicados verbales.
La prueba, tal y como es utilizada generalmente, tiene dificultades prácticas. Por
una parte, usar un predicado como un sintagma nominal generalmente presupone un
contexto compartido por hablante y oyente en que la eventualidad expresada por ese
sintagma nominal está reificada. Esto facilita considerablemente que los argumentos
obligatorios del verbo estén sobreentendidos, porque son parte constitutiva del
trasfondo de esa conversación:
(22) Las invasiones bárbaras tuvieron lugar al final de la Edad Antigua.
Está claro que el predicado invadir generalmente necesita un argumento interno,
que no está expreso en (22). Resulta igualmente claro que la nominalización invasión
denota un evento en (22), porque es compatible con el predicado tener lugar, que
exige sujetos que designan esta entidad. Sin embargo, este argumento interno, que
podría haber aparecido (23), está sobreentendido en el discurso.
(23) Las invasiones bárbaras del Imperio Romano tuvieron lugar…
A la inversa, y para complicar más las cosas, también se encuentran casos en que
algo que es diagnosticado como un modificador no obligatorio puede recibir
interpretación argumental, dado el contexto oportuno.
(24) la guerra de los persas contra los griegos
El sustantivo guerra es clasificado como de evento simple, y como tal no posee
estructura argumental –dada la propuesta de Grimshaw-, pero no deja de ser cierto
que los modificadores de los persas y contra los griegos se interpretan como
participantes necesarios dentro de la entidad que expresa guerra: no hay guerra si uno
no lucha contra otro.
Estos casos nos indican que el criterio intuitivo de asociar un modificador a una
interpretación temática determinada no puede aplicarse automáticamente para
determinar si un predicado tiene o no tiene estructura argumental. En contraste a lo
que generalmente se hace, vamos a utilizar un criterio semiformal para determinar si
un sustantivo lleva o no estructura argumental. Afortunadamente para nuestros
objetivos, el español es una lengua que permite con dificultad que las preposiciones
aparezcan en el interior de un sintagma nominal (frente a lo que sucede en lenguas
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
como el inglés). Preposiciones como en, por (parte de) o hacia solo son posibles con
interpretación temática en el interior de un sustantivo cuando este procede de un
predicado verbal o adjetival que independientemente admitía dichos modificadores.
(25) a. *un libro por (parte de) Chomsky
b. *un avión hacia Soria
c. *un libro en la mesa
(25) a. el asesinato de Luis por (parte de) Ana
b. un desplazamiento hacia Soria
c. una invasión en la zona nororiental de Europa
Este criterio nos permite ajustar la forma en que el criterio argumental se utiliza
como diagnóstico para diferenciar entre clases de nominalización. Lo que haremos
será determinar si las distintas clases legitiman o no estas preposiciones que, de otra
forma, no son posibles en el interior de sintagmas nominales.
Aplicando este criterio, observamos que –como era de esperar, ya que muestran en
su estructura morfológica piezas relacionadas con verbos– las nominalizaciones de
evento complejo legitiman estas preposiciones.
(26) a. el movimiento de los soldados hacia la estepa tuvo lugar…
b. la declaración de independencia por los rebeldes tuvo lugar…
c. la rotura del jarrón en mil pedazos tuvo lugar…
Las nominalizaciones que expresan estados permiten asimismo esta clase de
modificadores:
(27) a. la interrupción del servicio durante dos horas por la nieve
b. el aburrimiento de Juan en casa de sus padres
En la medida en que los adjetivos correspondientes admiten estos sintagmas
preposicionales, las nominalizaciones de cualidad también los legitiman.
(28) la superioridad de Juan en matemáticas
Sin embargo, las nominalizaciones de participante no legitiman estos sintagmas
preposicionales, incluso cuando los verbos sobre los que están formados pueden
hacerlo.
(29) a. *el destructor en Madrid
b. *la pesada construcción de piedra por Chillida
c. *el destructor hacia el Golfo Pérsico
Lo que observamos es que las nominalizaciones de participante se comportan, en
este sentido, como los sustantivos comunes no derivados, mientras que las tres clases
restantes se diferencian con nitidez de ellos en legitimar modificadores
preposicionales no admitidos por los sustantivos no derivados.
Los nombres de evento simple tampoco admiten estos sintagmas preposicionales.1
Como se señala en NGRAE (2009: §12.11p), hay una clase de sustantivos –a la que pertenecen tanto
nombres derivados (traducción) como nombres no derivados (foto)– que aun designando objetos
físicos tienen un comportamiento semejante a las nominalizaciones de evento en permitir la
1
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
(30) a. *la guerra por (parte de) los persas
b. *una ola de frío hacia España
c. *un funeral en la Almudena2
2.3. Pluralización y contabilidad
El tercer criterio formal que indica que estas nominalizaciones son diferentes desde
el punto de vista gramatical tiene que ver con la posibilidad de pluralización y,
cuando esta es posible, con la interpretación del plural.
Frente a lo que se ha afirmado en algunos estudios (cf. Alexiadou 2001 y Borer
2013 para una discusión), existen pocas dudas de que las nominalizaciones de evento
complejo admiten plurales. La restricción es que la denotación de este plural suele ser
la de una secuencia temporalmente ordenada de eventos sucesivos.
(31) a. Las sucesivas destrucciones de Lisboa a lo largo de la historia
b. Sus muchas explicaciones iban siendo rechazadas por el tribunal.
c. Las constantes invasiones que ha sufrido Polonia han tenido lugar siempre
antes de una gran guerra europea.
[... instancia del evento1, instancia del evento2 ... instancia del evento n]
Los nombres de evento simple admiten el plural también con esta misma lectura
(las muchas fiestas, las muchas guerras...). También admiten plural, pero con el
significado habitual de una multiplicidad de objetos físicos, las nominalizaciones de
participante. Véase Harbour (2007, 2011) y Grimm (2012) para una discusión sobre la
denotación del plural en individuos, que es independiente de nuestros objetivos
presentes.
(32) a. Los destructores estaban amarrados en el puerto.
b. Las construcciones rocosas se alzaban imponentes.
En cambio, no admiten plural las nominalizaciones que denotan estados. Salvo que
sea posible interpretarlas como participantes en un estado, las nominalizaciones de
(33) son agramaticales. Obsérvese que en plural rechazan la expresión, mediante un
modificador preposicional, de los participantes; esto indica que ya no denotan estados,
interpretación argumental de ciertos sintagmas preposicionales: la crónica de la guerra civil [tema] de
Koltsov [agente]. Estos sustantivos reciben la denominación de nombres de representación, porque
indican entidades que contienen una interpretación artística o no de acciones, individuos o situaciones.
Aunque estos sintagmas rechazan las preposiciones que hemos indicado cuando no proceden de verbos
(*una crónica por Koltsov) tienen ciertas propiedades formales que los destacan de entre los nombres
no derivados, como una aceptación mayor de dobles sintagmas con de (la foto de María de Juan de
esta colección vs. *la entrega de María de Pedro) y la posibilidad, excepcional entre sustantivos no
derivados, de llevar complementos predicativos internos (la foto [de Juan] [desnudo]). Véase Fábregas
(2013b) para un análisis de estos sustantivos como nombres que por sus propiedades conceptuales
pueden combinarse con una cláusula predicativa y sus consecuencias para la asignación de caso.
Dejaremos estos sustantivos fuera de nuestro análisis, ya que no tienen las propiedades relevantes de
las nominalizaciones.
2
Al igual que otros sustantivos morfológicamente no derivados, la aceptación de estos sintagmas
preposicionales mejora cuando el SN tiene una interpretación proposicional: Un pícnic en el parque
siempre es algo bueno, es decir Tener un pícnic en el parque siempre es algo bueno. Suponemos que la
interpretación proposicional de los SN implica más estructura sintáctica, y que esa estructura sintáctica
extra es la que legitima formalmente estas preposiciones.
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
sino los mismos participantes cuya expresión rechazan mediante procedimientos
independientes.
(33) a. las dos preocupaciones de María (*por sus hijos y por sus padres)
b. *los dos aburrimientos de Juan (con las matemáticas y con la física)
Esta incapacidad para admitir plural puede relacionarse con el hecho de que los
estados son entidades sin límites naturales –ya que nunca pueden ser télicas-. De
forma intuitiva esa ausencia de límites las asimila a los nombres masa, que,
generalmente, aparecen siempre en singular. Sin embargo, la existencia de nombres
masa inherentemente plurales (víveres, ojeras…) hace que esta explicación sea
solamente aproximativa; en cualquier caso lo que las nominalizaciones de estado
comparten con todos los nombres masa es la imposibilidad de enumerarlos.3
Las nominalizaciones de cualidad también tienden a rechazar el plural, aunque
algunas de ellas, como (34c), parecen tolerarlo para algunos hablantes siempre y
cuando obtengan una interpretación taxonómica (distintas clases de hermosura).
Existe también un número de nominalizaciones de cualidad que, en el plural, expresan
objetos físicos que manifiestan la cualidad –y, por tanto, son asimilables a las
nominalizaciones de participante- (34d).
(34) a. *las superioridades de Pedro
b. *las delgadeces de María
c. #las muchas y distintas hermosuras de María
d. las rojeces de su piel; las bellezas de su clase
La imposibilidad de tener plural –salvo que denoten otras nociones- diferencia las
nominalizaciones de estado y las de cualidad de las otras dos y de los nombres de
evento simple; la interpretación del plural diferencia las nominalizaciones de evento
complejo de las nominalizaciones de participante.
2.4. Selección por parte de predicados
La diferencia empírica que tal vez resulte menos convincente –dentro del marco
general de dividir factores conceptuales y factores estructurales– es la que tiene que
ver con la forma en que cada tipo de nominalización es combinable con distintos
predicados y modificadores. La razón de que esta clase de argumentos sea menos
convincente es, naturalmente, el hecho de que una buena parte de las restricciones
combinatorias de una palabra están relacionadas con su información conceptual; por
ejemplo, el hecho de que el verbo volar tome con facilidad un sujeto como la
golondrina, pero no con tanta facilidad algo como el hipopótamo es de naturaleza
claramente conceptual, no gramatical, salvo que quisiéramos proponer un rasgo
formal [+que vuela], que muy probablemente sería inaceptable. Sin embargo, hay
algunas diferencias relevantes. Compárense las dos oraciones de (35), anómalas por
distintos motivos.
3
De hecho, al igual que algunos nombres masa pueden aparecer en plural y siguen siendo nombres
masa, algunas nominalizaciones de estado admiten el plural sin dejar de ser estados: si decimos Sus
preocupaciones no le dejan dormir decimos que estar preocupado no le deja dormir, no que las cosas
que le preocupan actúan de alguna manera impidiendo el sueño. Correlativamente, se admite
marginalmente en esa construcción un sintagma preposicional que designe la entidad que motiva la
preocupación: ?Sus preocupaciones por el futuro de sus hijos no le dejan dormir.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
(35) a. #El hipopótamo voló a su nido.
b. ??La película tuvo lugar a las tres.
La diferencia entre estas dos oraciones es que en (35a) es sencillo hacer la oración
perfectamente normal cuando estamos en un contexto imaginario, pero (35b) es
anormal incluso cuando tratamos de conceptualizar la película como un evento, cosa
que –por otro lado– no llamaría la atención en absoluto. Por esta razón, el predicado
tener lugar parece seleccionar algo más aparte de los rasgos puramente conceptuales.
El predicado tener lugar, por lo tanto, requiere que su sujeto denote un evento. Por
esa razón rechaza aquellos sujetos que son nominalizaciones de estado (36a), cualidad
(36b) o participante (36c). Acepta, en cambio, nombres de evento simple (36d).
(36) a. *Su preocupación tuvo lugar a las tres.
b. *Su hermosura tuvo lugar cuando cumplió los 16 años.
c. *Las limaduras tuvieron lugar cuando aserraron la tubería.
d. La guerra civil española tuvo lugar entre 1936 y 1939.
Los nombres de evento complejo y de evento simple también admiten que el
modificador nominal en curso se combine con ellos, pero no las demás clases.
(37) a. destrucción en curso
b. *preocupación en curso
c. *hermosura en curso
d.*limaduras en curso
e. examen en curso
En cuanto a los nombres que designan estados, estos se combinan fácilmente con
la expresión dar muestras de (Haas, Huyges, Marín 2008; ignoramos diferencias
seleccionales que pueden indicar distintas clases de estados, cf. Sanromán 2005). Por
el contrario, las tres clases restantes no lo hacen.
(38) a. *dar muestras de destrucción
b. dar muestras de preocupación
c. *dar muestras de hermosura
d. #dar muestras de limaduras
e. *dar muestras de guerra
Los nombres que designan participantes, y por lo tanto objetos físicamente
mensurables, admiten modificadores que se refieren a propiedades físicas como la
longitud, el peso, el grosor, el material constitutivo o el color. No permiten estos
modificadores los demás grupos de nominalizaciones.
(39) a. *una destrucción de cuarenta gramos
b. *una preocupación de cuarenta gramos
c. *una hermosura de cuarenta gramos
d. unas limaduras de cuarenta gramos
e. *una guerra de cuarenta gramos
(40) a. *una destrucción de treinta centímetros
b. *una preocupación de treinta centímetros
c. *una hermosura de treinta centímetros
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
d. una rotura de treinta centímetros
e. *una guerra de treinta centímetros
Por eso, estos modificadores sirven para desambiguar en aquellos sustantivos que
admiten la lectura de evento (miembros ‘a’ en cada par) y la de participante
(miembros ‘b’).
(41) a. una explicación de varias horas
b. una explicación de cien páginas
(42) a. una construcción de varios meses
b. una construcción de cinco toneladas
(43) a. un examen de varias horas
b. un examen de cinco páginas
2.5. Resumen
La siguiente tabla resume las pruebas formales (y la selección, que es posiblemente
no estrictamente formal) que hemos usado para diferenciar cinco clases de nombres
relevantes para esta monografía.
Tabla 2. Propiedades gramaticales diferenciales
Noms.
evento
Modificación SPs con Plural
y
temporal
y por
en numerales
aspectual
lectura de
agente,
etc.
Sí
Sí,
con
de Sí
lectura de
sucesión
de eventos
Sí
No
de Sí
Noms.
estado
Noms.
de No
cualidad
Noms.
de No
participante
Nombres de Sí
evento
simple
tener
lugar
dar
muestras
de
extensión
física
Sí
No
No
No
Sí
No
No
No4
No
Sí
No
No
No, salvo No
No
los
que
legitime
el
adjetivo
No
Sí,
con No
lectura de
plural de
individuo
No
Sí,
con Sí
lectura de
sucesión
de eventos
3. Nominalizaciones sin nominalizador: la clase de ataque5
Ahora tenemos una serie de pruebas que nos permiten diagnosticar la clase de
nominalización a la que pertenece cierta formación. Hemos visto, hasta ahora, que
4
No por sí mismos, pero si el adjetivo designa una propiedad física pueden admitirlos: una altura de
tres metros, una anchura de seis centímetros. Esto depende de que los adjetivos de la base admitan
esos mismos modificadores como sintagmas de medida: tres metros de altura.
5
Esta sección combina datos, propuestas y análisis que han aparecido publicados previamente en
Fábregas (2013c).
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
hay una correlación bastante estrecha entre la forma morfológica de la nominalización
y su comportamiento gramatical. Sin embargo, esto no es siempre así: hay casos en
que la morfología no nos deja averiguar, por sí sola, si un sustantivo es derivado de un
verbo o no. Sin embargo, ahora que tenemos pruebas para distinguir clases de
nominalización podemos emplearlas para diagnosticar también estos casos.
El objetivo de esta sección es aplicar las pruebas que hemos presentado para
resolver dos problemas analíticos del español: (a) determinar en algunos casos
problemáticos en que la misma base se usa como verbo y como sustantivo si el
sustantivo viene del verbo o el verbo viene del sustantivo y (b) determinar, en caso de
que el sustantivo venga del verbo y efectivamente tengamos una nominalización
deverbal, cuál es el procedimiento que se ha empleado para estos casos.
Consideremos sustantivos como los de (44):
(44) desfile, ataque, corte, insulto, cuento, cuenta, espanto, envío, enfado, odio,
demanda, empuje, realce, quite, danza, contienda...
Un problema común de estas formaciones es que la morfología no nos permite
decidir en ellas si el sustantivo viene del verbo o, por el contrario, los sustantivos de
(44) forman después verbos. La razón es que en ellos no hay ningún nominalizador
expreso, por lo que la complejidad morfológica no nos da pistas sobre la dirección
que se debe adoptar para relacionar sustantivo y verbo.
(45) a. crec-i-mient-o (cf. crec-e)
b. cuent-o (cf. cont-a)
Si comparamos (45a) con (45b) es fácil observar que en (45a) la morfología fuerza
una dirección derivativa V > N: la nominalización tiene una vocal temática -i-,
relacionada con la -e del verbo, y además un nominalizador expreso, -mient-. En
(45b) estos elementos faltan: no quedan rastos de una vocal temática y no hay
nominalizador; la raíz se combina directamente con una -o átona que, en la tradición,
recibe el nombre de marca de sustantivo. 6 En ausencia de un nominalizador, o de
morfología verbal, podríamos tener dos derivaciones posibles para estos sustantivos –
ignoramos las consecuencias para los verbos correspondientes, por ser irrelevantes
para nuestros propósitos7–. El problema es igual en la morfología tradicional, y ha
recibido propuestas de solución que tienen en cuenta la precedencia temporal al
documentar cada miembro o cuestiones relacionadas con el significado conceptual
(cf. NGRAE: §5.7 para un resumen).
(46)
a.
N
SN
b.
√
SN
N
SV
V
6
√
No cabe afirmar que -o es el nominalizador aquí; si así fuera, esperaríamos que lo fuera también en
(45a), lo cual plantea el problema de que -mient- debería analizarse como algo distinto del
nominalizador. Más adelante se dan otras razones contra este análisis.
7
Concretamente, la ausencia de marcas morfológicas expresas que se mantengan en ambos pares,
aparte de la raíz, permitiría que los verbos se derivaran directamente de la raíz ([V [√]]) o a partir de un
sustantivo ([V[N[√]]]). Probablemente, al igual que sucede con los sustantivos, tendría que proponerse
que hay dos grupos de verbos, cada uno de ellos correspondiente a una de las dos estructuras.
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
Podría ser que estos sustantivos se derivaran directamente de la raíz, sin pasar por
un estadio verbal, o bien que sean realmente nominalizaciones deverbales, como en
(46b). Lo que vamos a argumentar es que existen dos clases en (44), cada una de ellas
relacionada con una de las dos estructuras. Nótese, por cierto, que en (46b) V es una
etiqueta tradicional que, en nuestro análisis a lo largo de las secciones siguientes, será
descompuesta en al menos tres proyecciones distintas, dependiendo de la información
aspectual de la nominalización; empleamos V en este caso porque lo que diremos es
independiente del tipo de información aspectual de la nominalización; el lector puede
interpretar V como ‘proyección funcional verbal’ en el resto de esta sección.
La clase de (44) no es homogénea. En ella deben distinguirse dos grupos, que se
representan –con miembros particularmente claros– en (47).
(47) a. baja, conserva, monda, obra, tasa, baile, corte, empate, empaste, pliegue, realce ,
insulto, aliño, asiento, disfraz, regalo, soplo, tiro
b. ayuda, charla, entrega, firma, quema, siembra, ataque, cierre, desarme, rescate,
transporte, abandono, perdón, envío, entierro, pago, ataque
Propondremos que (47a) corresponde a la estructura de (46a), y por tanto son
sustantivos no derivados, mientras que (47b) corresponde a (46b). Vayamos con las
pruebas, que como veremos muestran que (47a) se comporta como un sustantivo de la
clase de libro y (47b), como uno de la clase de destrucción.
En primer lugar (47b), pero no (47a), legitiman sintagmas preposicionales con por
o hacia en lectura argumental.
(48) a. la baja de María (*por el médico)
b. el empaste (*en el diente)
c. el tiro del balón (*hacia el portero)
(49) a. el ataque a los servicios públicos por los bancos
b. el abandono de perros en las gasolineras
c. el chute del balón hacia el portero
En segundo lugar, (47b) es el único de los dos grupos que admite modificadores
temporoaspectuales.
(50) a. una baja (*durante dos meses)
b. el empaste del diente (*en cinco minutos)
c. la (*paulatina) monda de la manzana
(51) a. el ataque a los enemigos durante la noche
b. la completa quiebra de España en dos años
c. la paulatina cría de perlas durante dos años
En relación a esto, solo los nombres de (47b) admiten prefijos aspectuales o que
presuponen un evento, como la lectura reversativa de des- (frente a la privativa, ilustrada en
52a y que es posible con sustantivos y adjetivos no derivados) (52b).
(52) a. des-honor
b. des-hacer
Algunos de los sustantivos del grupo de (47b) que muestran este prefijo son des-arme,
des-embarco, des-embolso. Por contra, los nombres de (47a) que llevan este prefijo siempre
tienen un uso privativo: des-ahogo, des-enfado, des-amparo.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
Otro ejemplo es re-, que es repetitivo o restitutivo cuando se supone un evento o un estado
previo, pero simplemente intensificativo cuando no hay evento:
(53) a. re-construir
b. re-guapo
Varios sustantivos de (47b) llevan el uso repetitivo / restitutivo de este prefijo: reconquista, re-arme, re-toque, re-embolso. Los miembros de (47a) que llevan este afijo,
escasos, nunca tienen esta lectura y si acaso pueden caracterizarse como intensificativos: recelo, re-cargo.
Por fin, los de (47b), pero no los de (47a), pueden ser sujeto de tener lugar.
(54) a. *su empaste tuvo lugar...
b. *su insulto tuvo lugar...
c. *su conserva tuvo lugar...
(55) a. su ataque tuvo lugar...
b. su perdón tuvo lugar...
c. su entrega tuvo lugar...
Todas estas propiedades se explican si los del grupo (47b) tienen esencialmente la
misma estructura morfosintáctica que una nominalización de evento como
destrucción: un sustantivo derivado de un verbo. Las proyecciones verbales que están
en su base explican estas propiedades, y le permiten legitimar SPs con por en lectura
de agente, modificadores temporoaspectuales, etc. En cambio, los sustantivos de (47a)
presentan un comportamiento que no permite deducir la existencia de ninguna parte
de estructura verbal.
De esta manera hemos obtenido un criterio independiente, puramente formal, que
sirve para delimitar qué sustantivos que –aparentemente– no están derivados son en
realidad el resultado de nominalizar un verbo.
3.1. Morfofonología
La siguiente pregunta sería cómo funciona la morfología de los sustantivos de la
clase de ataque. Pese a dar pruebas formales de que contienen un verbo –como en
(56)–, no se ven ni morfemas verbales ni morfemas nominalizadores.
(56)
SN
N
SV
V
√43
La tentación sería proponer un morfema cero nominalizador, como en (57).
(57)
[[[atak-] ø ]V ø ]N
Esta, sin embargo, no puede ser la explicación. Como nota Borer (2012) para el
inglés, si tuviéramos un nominalizador cero esperaríamos que fuera posible derivar
con él sustantivos a partir de verbos morfológicamente complejos. Ilustramos el
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
problema con el español, porque los datos en nuestra lengua son como los que nota
Borer.8
(58) a. *un clas-ific(a)
b. *un etern-iz(a)
c. *un palid-ec(e)
Ninguna de estas formaciones es posible como sustantivo, pero si tuviéramos un
nominalizador cero esperaríamos que lo fueran, con estructuras como [[[clas] ific(a)]
ø]. El hecho de que estas estructuras sean imposibles argumenta contra la existencia
de esta clase de nominalizador en español, pero también contra la propuesta de que la
marca de sustantivo pueda ser nominalizador, porque entonces esperaríamos que (59),
u otra formación similar con una marca de sustantivo distinta, fueran posibles, lo cual
no es cierto.
(59) a. *un [[[clas]-ific]V-o]N
b. *un clas-ific-a
c. *un clas-ifiqu-e
d. *un clas-ific-ø
La situación parece difícil. Por un lado no tenemos evidencia morfológica de que
haya un nominalizador –entendido como exponente–, pero por otro hay evidencia
sintáctica de que un verbo se ha convertido en sustantivo. Nuestra propuesta es que,
en lugar de emplear un afijo cero, lo que sucede en estos casos es que, mediante
Materialización de Sintagma, un único exponente materializa la raíz, el verbo y el
nominalizador. Sobre él, en una proyección funcional de naturaleza nominal –que
aquí representamos como un SClasificador, en el sentido de Picallo (2008)– se
introduce la marca de sustantivo.
(60)
SClas
Clas
-o
SN
N
<--- insultSV
V
√1348
Nótese de qué manera esto impide que tengamos esta clase de nominalizaciones
sin nominalizador cuando expresamos un afijo como -ific(a). En la suposición no
polémica de que este exponente se corresponde con uno o varios núcleos funcionales
verbales, -ific(a) se introduciría en V:
El aparente contraejemplo sería el sufijo -e(a) –bloqu-e(a)–, que parece formar verbos y sin embargo
admite nominalizaciones sin nominalizador: bloqu-eo. El problema, creemos, se soluciona si se
propone que no es cierto que -eo sea la versión nominal de -e(a). Proponemos que -eo es un
nominalizador independiente y que la versión verbal -e(a) está formada sobre él. El razonamiento se
apoya gracias a sustantivos como famos-eo o cañon-eo, que existen sin que existan los verbos
correspondientes famos-e(a)-r o –para muchos hablantes, como el autor de este texto– cañon-e(a)-r.
Esto sugiere que el orden de derivados sería bloque > bloqu-eo > bloque(a)-r, no bloque > bloque(a)-r
> bloqu-eo, y por lo tanto que no tenemos un contraejemplo a la generalización.
8
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
(61)
SClas
Clas
SN
N
SV
V
-ific(a)-
√
El problema, ahora, es que será imposible que un solo exponente materialice N y la
raíz por Materialización de Sintagma: N y la raíz no forman un solo constituyente
sintáctico en exclusión de V –ningún nudo domina tanto a N como a la raíz sin
dominar también a V–. En una situación como esta, solo cabe materializar el
nominalizador mediante un exponente distinto. Por tanto, *un clas-ific(a) será
imposible, pero una clas-ific(a)-ción no.
Específicamente, nuestra propuesta es que ciertas raíces están asociadas con
exponentes como los de (62); en algunas de ellas compiten dos exponentes que se
diferencian mínimamente por la presencia de una vocal temática. Que el exponente
que tiene como etiqueta más alta N no lleve vocal temática no sorprende dada la
teoría tradicional de que solo los verbos llevan vocal temática, aunque recuérdese
§3.1 en el capítulo 1.
(62)
/atak-/
<--->
SN
N
SV
√43
V
/atak(a)-/
<--->
SV
√43
V
Dada una estructura nominalizada, el primer exponente vence porque, por el
Principio de Lexicalización Exhaustiva (PLE) el segundo no se puede usar, ya que no
identifica N. Si la estructura no está nominalizada, vence el segundo, por la Condición
de Panini, ya que el primer exponente tendría un rasgo no identificado –N–. Nótese
que si ignoráramos la vocal temática podríamos tener un solo exponente para ambas
formas.
Qué raíces estarían especificadas de esta manera sería una cuestión idiosincrásica
en el léxico: lo que los hace especiales no está en su estructura sintáctica, sino en que
tienen un exponente que engloba desde la raíz hasta el nominalizador. Por eso
esperamos –correctamente– variación entre grupos de hablantes o incluso hablantes
individuales con respecto a qué nominalizaciones pueden funcionar así. Entre los
ejemplos tenemos dura (NGRAE §6.6u), como duración, o seca como sequía. En las
variedades que usan estos términos –definidas, según dice NGRAE, por el ámbito en
que se aplican– tendríamos un léxico con entradas algo distintas del español general.
(63)
a. Léxico A
/dur-/
<--->
SN
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
N
SV
√433
V
/sek-/
<--->
SN
N
SV
...√413
V
b. Léxico B
/dur(a)-/
<--->
SV
√433
V
SV
/sek-/
<--->
V
√413
Si accedemos al léxico A, las nominalizaciones deverbales de esas raíces serán
‘cortas’, sin nominalizador expreso. Si accedemos al léxico B, en cambio, por el PLE
los exponentes que encontramos no bastan para materializar toda la estructura de la
nominalización, porque no identifican N. Tendremos nominalizaciones ‘largas’, como
dur(a)-ción o sequ-ía. Si el mismo hablante, dependiendo de factores relacionados
con el estilo de lengua o la especialidad, puede alternar entre estos ‘subléxicos’,
explicamos así la alternancia dentro de un solo hablante.
El estudio de este caso nos ha permitido ofrecer otra ilustración del uso del sistema
de materialización en nanosintaxis. Ahora pasaremos al estudio de las subclases
morfosintácticas de nominalizaciones deverbales.
4. La morfosintaxis de las nominalizaciones deverbales
En esta sección vamos a mostrar cómo se pueden derivar y restringir las distintas
interpretaciones que admiten las nominalizaciones deverbales a través de un sistema
sintático que atienda a los ingredientes que contiene la base verbal. Los problemas
relacionados con la selección de exponentes y sus alomorfos, que constituyen una
prueba adicional a favor de esta propuesta, se discutirán en la sección siguiente.
Durante el análisis que desarrollaremos en estas dos secciones, emplearemos
solamente palabras derivadas con un mismo nominalizador, -ción. La razón esencial
es que queremos controlar las interpretaciones manteniendo fija la contribución
estructural del nominalizador y usando como única variable el contenido de la base
verbal. El objetivo es evitar una situación hipotética –aunque, como veremos en otros
capítulos, documentada– en la que se añadan interpretaciones porque el
nominalizador introduce información conceptual distinta o niveles adicionales de
estructura que enriquecen la representación sintáctica de la nominalización. Es decir,
al fijar un solo nominalizador reducimos considerablemente la posibilidad de que el
comportamiento distinto de cada clase se deba a motivos que no tienen nada que ver
con la base.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
No podemos descartar absolutamente que el nominalizador añada cierta
complejidad estructural que modifique lo que aporta la base, pero en este sentido, hay
motivos que apoyan la plausibilidad inicial de que -ción no introduzca elementos que
interactúen con la base verbal. La primera razón es que -ción –y sus alomorfos– es el
nominalizador más productivo del español, en el sentido de que –contra lo que sucede
con –mient(o) o las nominalizaciones de forma participial– no se restringe a una sola
clase (aspectual o de otro tipo) de verbos. Con -ción tenemos bases psicológicas
(preocupa-ción), de movimiento (nata-ción) o de cambio de estado (aclara-ción). La
segunda razón es que -ción no parece tener problemas en combinarse con raíces puras
del español, que no se manifiestan como verbos o como cualquier otra categoría
gramatical por sí mismas; -mient(o) y las nominalizaciones participiales, en cambio,
no admiten esta clase de bases:
(64) a. calefac-ción
b. ac-ción
c. insola-ción
d. fun-ción
Todo esto se explica si la contribución de -ción es la más simple que se puede
concebir en un nominalizador: un núcleo nominal léxico que da categoría a la base
que toma en su complemento. La ausencia de otras propiedades formales explica que
admita bases que son raíces sin información gramatical propia, y cualquier clase de
verbos.
(65)
N
-ción
SN
Base
4.1. Aclaraciones terminológicas: clases de nominalizaciones deverbales
Pero antes de seguir, debemos hablar de una cuestión que, aunque simple, podría
entorpecer la interpretación de lo que diremos a partir de aquí.
Ciertas clases de nominalizaciones han recibido otros nombres en otras obras, y
además las pruebas que hemos hecho aquí nos llevan a dividir en dos clases algo que
tradicionalmente se ha considerado una, y formar una clase con parte de los miembros
de otra. Para evitar confusiones terminológicas en lo que sigue, la siguiente tabla
compara la terminología usada aquí con la que se propone en otras obras.
Tabla 3. Terminología sobre las clases de nominalización y los grupos de nombres relevantes
Tradición
gramatical
acción
Grimshaw
(1990)
Esta obra
Borer
(2003)
nombre de evento simple (conceptual)
nominalización nominalización
de
evento de evento
complejo
+
algunas
nominalizaciones
Nominalizaciones
de eventualidad
Nomin.-A
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
efecto
nominalización
de resultado
de estado
algunas
nominalizaciones
de estado
nominalización
Nominalizaciones
de
objeto de participante
resultado
Nomin.-R
La tradición gramatical, como es bien sabido, utiliza la expresión ‘acción y efecto
de’ como glosa de muchas nominalizaciones. Un problema potencial es la gran
cantidad de sentidos que puede tener el término ‘efecto’, y, aunque en menor medida,
‘acción’. La denominación ‘efecto’ corresponde, grosso modo, a lo que Grimshaw
(1990) llamó ‘nominalización de resultado’. Para este trabajo, sin embargo, es crucial
distinguir al menos dos tipos de resultados: el estado resultante, en el que la
nominalización sigue denotando parte de una eventualidad verbal –como en la
interrupción del servicio durante dos horas–, y aquellas nominalizaciones de
participante donde se denota la entidad creada por el evento –como en la construcción
de piedra–. Nótese que no todas las nominalizaciones de estado son resultados, en el
sentido de que no es obligatoria siempre tener una lectura de estado alcanzado tras un
evento: la preocupación de Juan no indica necesariamente que el estado deba surgir
como resultado de una acción de ‘preocuparse’. Por tanto, lo que Grimshaw llamó
resultado aquí se divide en dos clases, y lo que aquí se llama ‘nominalización de
estado’ cruza la clasificación de Grimshaw entre nominalizaciones de resultado –que
en su análisis no tienen estructura argumental– y nominalizaciones de evento
complejo –que en su análisis tienen estructura argumental–.
En el caso de ‘acción’, aunque no es habitual usar la fórmula ‘acción de’ en la
tradición lexicográfica cuando se definen sustantivos como guerra o fiesta, parece que
el término cubre dos casos: nominalizaciones –por tanto, derivadas de otra categoría–
de evento y nombres de evento simple. La clase de los nombres de evento simple
propuesta en esta monografia corresponde directamente con el uso del término que
hace Grimshaw.
Otros autores, como Borer (2003), han propuesto que las nominalizaciones deben
dividirse en dos clases: nominalizaciones-A, que introducen estructura argumental, y
nominalizaciones-R, que no la introducen, con independencia –en principio– de si
denotan estados, resultados, agentes, eventos, etc. Algunas nominalizaciones de
participante, en Borer, corresponden a nominalizaciones-A porque pueden introducir
argumentos (internos, sobre todo): el escritor de esta novela. Esto supone que las
nominalizaciones de participante pueden conservar su estructura argumental; en esta
monografía –véase §6 en este mismo capítulo– no adoptaremos esta propuesta.
4.2. Suposiciones sobre la estructura verbal
Ya que el análisis se basará en las propiedades sintácticas de la base verbal,
debemos comenzar haciendo explícitas nuestras suposiciones analíticas sobre qué es
un verbo. En este libro aceptamos en sus rasgos fundamentales la descomposición que
Ramchand (2008) hace de la estructura subeventiva de los verbos, ya anticipada en el
capítulo anterior. En su propuesta, lo que tradicionalmente se ha considerado una sola
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
proyección (V, Chomsky 1965) o dos (v y V, Larson 1988, Harley 1995) se
descompone en tres proyecciones de naturaleza aspectual.9
(66) a. Iniciación (Init). El núcleo estativo que codifica la relación entre un
argumento iniciador (agente, causa o instrumento) y un evento.
b. Proceso (Proc). El núcleo que aporta la parte dinámica de la eventualidad y
que introduce a la entidad afectada por el evento.
c. Resultado (Res). El núcleo estativo que codifica el estado subsecuente a la
culminación de un evento e introduce la entidad que se encuentra en dicho
estado.
[cf. Ramchand 2008: 40 y sigs.]
Iniciación y Resultado son ambas proyecciones estativas; de hecho, Ramchand
(2008) sugiere que son esencialmente el mismo núcleo –Estado–, que se define como
el estado causativo previo a un evento o su estado resultante solo cuando se combina
con Proceso, dependiendo de su distinta configuración con respecto a esta proyección.
Si toma el proceso como complemento ([Estado [Proceso]]), el estado se interpreta
como el componente de causa; si aparece como complemento del proceso ([Proceso
[Estado]]), es su resultado. Consecuentemente, Ramchand no espera que Init pueda
combinarse directamente con Res, ya que serían esencialmente la misma proyección
duplicada (*[Estado [Estado]]).
Por ejemplo, la estructura de un predicado como Juan rompió la ventana en mil
pedazos sería la de (67). Hay un proceso que culmina en un estado, y ese proceso
afecta a la ventana, que lo sufre directamente y termina como resultado de él en el
estado que podemos glosar como ‘estar roto’ –aunque debe notarse que esto es solo
una traducción semántica aproximada, ya que los exponentes empleados en la glosa
corresponderían a una estructura más compleja–. Ese proceso está iniciado por Juan,
independientemente de si lo hace conscientemente o no.
(67)
SInit
SD
Juan
Init
Init
SProc
la ventana
Proc
Proc
SRes
la ventana
Res
Res
en mil pedazos
romp(e)-
9
Nótese que esto supone convertir lo que tradicionalmente se ha visto como una categoría léxica
atómica en una estructura funcional que, globalmente, define una serie de propiedades que se
interpretan como un verbo. Volveremos sobre esta visión de las categorías léxicas en el último capítulo
de esta monografía.
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
¿Dónde está el verbo? La propuesta de Ramchand es que el equivalente inglés de
romp(e)- lexicaliza la serie completa de núcleos mediante el principio llamado
spanning (‘extensión’), que permite a un exponente léxico corresponder a una serie de
núcleos secuenciales. Es, como el lector habrá notado, un procedimiento semejante a
la Materialización de Sintagma.10
Siguiendo el espíritu de la propuesta de Ramchand, proponemos asociar Proc con
un argumento eventivo davidsoniano. Esto explica que los verbos que tienen Proc
sean capaces de ser ligados por un cuantificador temporal. Por oposición, las
proyecciones Init y Res no tienen esta variable y se interpretan, esencialmente, como
estativas.
(68) [e] ∈ Proc
a. Cada vez que Juan rompe algo, su madre se enfada.
b. *Cada vez que Juan detesta las acelgas, se va del restaurante.
[cf. Kratzer 1995]
Esta variable eventiva es necesaria –aunque no suficiente– para adquirir
interpretaciones télicas, ya que solo se puede obtener telicidad cuando el evento
culmina, esté o no esté seguido por un estado resultante.
Siguiendo a Ramchand, la telicidad puede obtenerse por dos vías: cuando Proc
toma Res como complemento y cuando toma, también como complemento, cierta
clase de Trayectorias (Path).
La configuración de (69a) es obligatoriamente télica, porque el complemento de
Proc es Res, y sin una culminación no puede alcanzarse un resultado. Asumimos que,
en la Forma Lógica (FL), esta configuración se interpreta introduciendo un límite
final del evento a la izquierda de SRes.
(69) a.
Proc
SProc
b.
SRes
SProc
Proc
STrayectoria
(69b), en cambio, no tiene por qué ser necesariamente télica: su telicidad
dependerá de si el complemento de Proc, Trayectoria, es delimitado o no –es decir, si
lo que expresa tiene límites claros o no–. Este complemento, siguiendo a autores
como Krifka (1989), Tenny (1987) o Verkyul (1993), mide el desarrollo del evento
contenido en Proc estableciendo un isomorfismo entre distintos puntos de ese
desarrollo y distintas particiones de la noción que expresa. En cuanto a las nociones
que Trayectoria puede expresar, estos incluyen una escala adjetival (cf. Levin,
Kennedy & Hay 1999), una trayectoria de movimiento expresada mediante una
preposición (cf. Romeu 2013) o una entidad física nominal (cf. Tenny 1987). Las tres
opciones pueden aparecer en versión delimitada o no, con sus efectos
correspondientes para la telicidad.
(70) a. [em-...-a [borrach(o)]] --> emborrachar (escala, delimitada = verbo télico)
b. [em-...-a [frí(o)]]
--> enfriar (escala, no delimitada = posiblemente
atélico)
10
Hay diferencias, pese a eso, como ya se anotó en el capítulo anterior. El spanning o extensión supone
que un exponente solo puede materializar una serie de núcleos, ignorando, pues, los especificadores.
En cambio, en la Materialización de Sintagma es posible que el mismo exponente materialice núcleos y
especificadores. Véase Dékány (2012) para una comparación de ambas teorías.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
c. [ir [hasta la casa]] (trayectoria de movimiento, delimitada = verbo télico)
d. [ir [hacia la casa]] (trayectoria de movimiento, no delimitada = verbo atélico)
e. [comer [un bocadillo]] (entidad, contable [delimitada] = verbo télico)
f. [comer [arroz]] (entidad, masa [no delimitada] = verbo atélico)
La presencia del SRes es reconocible mediante pruebas sintácticas, y es
independiente de si conceptualmente se interpreta un resultado o no: es frecuente que
los verbos impliquen conceptualmente que se alcanza un resultado, pero no contengan
sintácticamente un SRes.
La prueba fundamental para la existencia de Res es la de medir expresamente la
extensión temporal del resultado. Contrástese las dos oraciones de (71); ambas
expresan situaciones en las que un evento culmina y tiene un resultado que dura cierto
tiempo.
(71)
a. La guerra destruyó Tromsø en 1944, y no se reconstruyó hasta dos años
después.
b. La nieve interrumpió el servicio de autobús a las dos, y no se restableció
hasta las siete.
Sin embargo, solo la segunda admite que un modificador con durante cuantifique
la duración del estado resultante –‘cuánto tiempo el objeto estuvo X-do’–. (72a)
admite con este sintagma solo la interpretación en la que hubo sucesivas
destrucciones de Tromsø durante dos años –es decir, debe haber iteración de un
evento–, pero la interpretación normal de (72b) es aquella en que durante mide el
tiempo durante el que el servicio estuvo interrumpido. Esto se espera si la
interpretación de resultado de durante debe estar legitimada por el SRes.
(72) a. #La guerra destruyó Tromsø durante dos años.
b. La nieve interrumpió el servicio durante cinco horas.
Una segunda prueba tiene que ver con la interpretación de sintagmas que, por sí
mismos, no tienen un significado resultativo pero lo adquieren con ese verbo. Cuando
el verbo tiene un SRes, la interpretación de resultado se puede imponer a ellos –
porque Res los toma como su complemento–. Un ejemplo son los sintagmas
encabezados por en, una preposición no resultativa en español que no implica por sí
misma dirección. La interpretación quasi-direccional, en la que designa el resultado
de una acción, solo se obtiene con algunos verbos. Véase el contraste de (73).
(73) a. El terremoto destruyó el puente (*en mil pedazos).
b. El terremoto rompió el puente (en mil pedazos).
El contraste vuelve a indicar que destruir carece de un SRes, aunque su valor
conceptual lo asociemos a un resultado; en cambio, romper se identifica como un
verbo con SRes. La misma diferencia estaría detrás de la interpretación locativa o
direccional de en con verbos de movimiento. En (74a), el sintagma introducido por
esta preposición debe ser necesariamente el recinto en el que sucede un evento; en
(74b), el mismo sintagma se interpreta como el lugar al que se llega como resultado
del movimiento. Consecuentemente, bajar se identifica como un verb sin SRes y
entrar como uno que lo posee.
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
(74) a. Juan bajó en el ascensor.
b. Juan entró en el ascensor.
Con este trasfondo, pasemos a analizar las clases de nominalizaciones deverbales
que tiene el español.
4.3. Cómo se derivan las lecturas de evento, estado y cualidad
Las siguientes tres estructuras corresponden, respectivamente, a las
interpretaciones de evento (75a), estado (75b) y cualidad (75c). La discusión de las
nominalizaciones de participante se pospone a la sección 6, ya que tienen propiedades
especiales que requieren otro tipo de análisis.
(75) a.
SN
N
...SProc
Proc
[e]
b.
...
SN
N
SRes
Res
c.
...
SN
N
SPred
Pred
...
(75a) se corresponde con la estructura de una nominalización eventiva en -ción.
Contiene en su interior un Sintagma Proceso, que es la proyección verbal que aporta
dinamicidad a un predicado verbal.
(75b) es, en cambio, la estructura de una nominalización de estado. La proyección
más alta de la base es un núcleo verbal estativo. Esta proyección correspondería a lo
que Ramchand llama Sintagma de Resultado cuando va seleccionado por Proc; dado
que el resultado solo se interpreta como tal cuando se afirma o presupone un evento, y
en esta estructura no hay Proceso, a partir de ahora cuando Res aparezca sin Proc, lo
representaremos como Estado para evitar confusiones.
(75c) es la estructura de una nominalización deverbal de cualidad. En ella, la
proyección seleccionada por -ción no está encabezada por una proyección verbal,
pero sí contiene un constituyente presente en el verbo correspondiente –SPred–. Al
carecer de elementos verbales, no puede estar anclada temporalmente.
4.3.1. Nominalizaciones de cualidad, doble base y verbos con SPred interno
Comencemos el análisis detallado con la lectura más restringida, que es la de
cualidad y corresponde también con la estructura más corta de la base. La admiten
con -ción, entre algunos otros, nominalizaciones deverbales como abnegación (de
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
abnegarse), abstracción (de abstraer), adecuación (de adecuar; cf. también
inadecuación), afectación (de afectar), anonadación (poco usado, de anonadar; cf.
anonadamiento, también de cualidad), atemperación (de atemperar), comedición
(poco usado; cf. comedimiento), corrección (de corregir), degeneración (de
degenerar), degradación (de degradar), distinción (de distinguir), distracción (de
distraer), educación (de educar), extenuación (de extenuar), frustración (de frustrar),
inhibición (de inhibir), limitación (de limitar), morigeración (de morigerar),
ofuscación (de ofuscar), orientación (de orientar) o relajación (de relajar).
(76) a. la abnegación de Juan (cf. Juan es abnegado)
b. la abstracción de ese problema (cf. Ese problema es abstracto)
c. la afectación de este texto (cf. Este texto es afectado)
d. la educación de Pedro (cf. Pedro es educado)
e. la distracción de Luis (cf. Luis es distraído)
f. la distinción de esta caballero (cf. Este caballero es distinguido)
Frente a las lecturas de estado, estas no admiten modificadores temporales, incluso
cuando su glosa se construye con estar.
(77) a. *la ofuscación de Juan durante varios minutos
b. *su relajación de tres semanas
El lector familiarizado con la morfología tradicional sabe que estas formaciones se
citan a menudo como un problema para los análisis estructurales. La razón es que
parecen presentar una falta de correlación entre sus propiedades formales y su
interpretación semántica (NGRAE: §6.9g). La segmentación morfológica de la
palabra indica que se deriva de una estructura verbal, pero su significado la relaciona
con un participio o adjetivo relacionado con esa misma base. Parece, pues, que hace
falta una doble base para explicar estos casos: para abnegación, por ejemplo,
requerimos abneg(a) para explicar su forma, pero abnegad(o) para explicar su
significado. Esto, obviamente, está reñido con una propuesta derivacional donde las
palabras tienen una estructura interna. Algunos estudios, de hecho, han propuesto que
la existencia de formas como (76) apoya un análisis analógico de la creación léxica,
donde la formación de palabras no se produce añadiendo estructura a una base, sino
estableciendo reglas que relacionan unas formas y significados con otros, sin atender
a posibles estructuras internas.
La propuesta que hacemos aquí es que la palabra está derivada a partir del verbo,
pero sobre una base que ha perdido sus proyecciones de Proceso y Estado (78). Lo
que queda de la base verbal, junto a la raíz, es un Sintagma Predicación que define la
base como un predicado, es decir, un conjunto de propiedades. Obviamente, solo los
verbos que contengan un Sintagma Predicación (SPred) en su estructura podrán dar
nominalizaciones deverbales de cualidad.
(78) Verbo
...SProc
Proc
Nominalización deverbal de cualidad
SRes
Res
SN
SPred
Pred
N
√
SPred
Pred
√
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
x
[P(x)]
x
[P(x)]
Siguiendo a Bowers (1993, 2001) y a Baker (2003), el SPred funciona como una
función lambda que convierte a su complemento en un predicado, y proyecta el sujeto
de predicación como su especificador. Consecuentemente, y en ausencia de
proyecciones aspectuales que anclen el conjunto de propiedades a un periodo
temporal, la estructura de (78) fuerza una interpretación de cualidad: la raíz se
interpreta como un predicado no anclado temporalmente, el especificador de SPred es
su sujeto, y -ción lo nominaliza. En el capítulo siguiente veremos que las
nominalizaciones de cualidad deadjetivales tienen esencialmente la misma estructura
morfosintáctica que (78), aunque sus exponentes sean distintos de forma significativa.
Esta estructura ha perdido las proyecciones que definen unívocamente algo como
verbo: (tal vez Init), Proc y Estado. Consecuentemente, se predice correctamente que
rechazarán los modificadores aspectuales y temporales.
(79) *su distracción {durante / de} varias semanas
La interpretación de cualidad no necesita, pues, que postulemos adjetivos de forma
participial como distraído, complicado o frustrado: la lectura de cualidad emerge de
un verbo que contiene un SPred en su estructura cuando se eliminan las proyecciones
verbales que lo dominan y lo convierten en un estado o un evento. Lo que sucede –y
de aquí que tradicionalmente estos casos hayan sido problemáticos– es que otra forma
de llegar a la denotación de cualidad a partir de esos verbos es la de construir un
participio adjetival sobre ellos –asumimos que, en ese caso, añadiendo estructura
sobre la denotación de evento–. Es decir: con ciertos verbos, podemos llegar a una
denotación adjetival eliminando estructura o añadiendo estructura, pero son
derivaciones sintácticas distintas y no hay ninguna relación derivacional directa entre
palabras como complicación y complicado. Terminan designando cosas similares,
pero ninguno se deriva del otro.11 Veamos algunas predicciones de nuestro análisis.
a) Comencemos probando que, efectivamente, los verbos que dan
nominalizaciones de cualidad contienen SPred en su estructura. Si este análisis es
correcto, esperamos que solo obtengan interpretación de cualidad los verbos que
estructuralmente contengan una cualidad, y designen sea un cambio de estado que
implique dicha cualidad, sea la posesión de esa misma cualidad. Una prueba para
diagnosticar esto, que tomamos de Bosque & Masullo (1998), es la interpretación del
cuantificador mucho. Si un verbo contiene en su interior una estructura predicativa –
que es interpretable como una cualidad—, esperamos que mucho pueda tener una
interpretación de grado con el verbo, porque sobre esa cualidad puede construirse una
estructura de grado. Y en efecto, todos los verbos que dan nominalizaciones de
cualidad admiten esta lectura gradativa de mucho:
11
Aunque es ortogonal al análisis, podemos suponer que el participio adjetival cancela la eventividad
de Proc al introducir sobre él un sintagma de aspecto estativo y rasgos adjetivales ([SA [SAsp
[...SProc]]]). Se obtendría así, cancelando la eventividad definida previamente en la estructura, la
misma lectura que una nominalización como educación puede obtener no proyectando Proc en la
estructura. La razón de que el participio no pueda usarse como base de una nominalización de cualidad
(*educadoción) se relaciona probablemente con que un participio no puede convertirse en sustantivo
salvo cuando hay propiedades aspectuales muy específicas, que chocan con la interpretación no
eventiva que requieren estas nominalizaciones. Véase §X.X en el capítulo 4.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
(80) a. frustrar mucho
b. ofuscar mucho
c. adecuar mucho
d. corregir mucho
e. degenerar mucho
f. distraer mucho
b) Seguidamente, mostremos que la lectura de cualidad se obtiene cuando se
eliminan las proyecciones verbales que dominan a ese SPred.
Como el lector ya habrá notado, no todos los verbos que admiten mucho en lectura
de grado pueden tener una lectura de cualidad. Aunque son verbos de cambio de
estado que implican cierta cualidad, los siguientes no tienen esa interpretación de la
nominalización:
(81) a. arabizar mucho
b. #la arabización de Ceuta (no Ceuta es árabe)
(82) a. deformar mucho
b. #la deformación de Quasimodo (no Quasimodo es deforme)
(83) a. debilitar mucho
b. #la debilitación de Luis (no Luis es débil)
(84) a. dignificar mucho
b. #la dignificación del sueldo (no El sueldo es digno)
¿Por qué? Lo que todos estos verbos tienen en común es que su base es ya de por sí
un adjetivo que expresa una cualidad: es decir, la parte del verbo que corresponde a la
estructura encabezada por SPred puede lexicalizarse con un exponente independiente
del que materializa las proyecciones verbales. Es decir, si en un verbo como
complic(a)- tenemos una estructura de exponentes como (85a) –donde el mismo
exponente lexicaliza tanto la parte verbal como la parte predicativa–, para un verbo de
la lista anterior hay al menos dos exponentes, uno que lexicaliza la parte predicativa y
otro que lexicaliza las proyecciones verbales (85b).
(85) a. SProc
Proc
SRes
Exponente A
Res
SPred
Pred
√
b. SProc
Exponente B
Proc
SRes
Res
SPred
Exponente A
Pred
...√
Lo que esto significa es que, cuando se establece una nominalización sobre el
SPred, no hay estructura en la que se pueda introducir la morfología verbal porque las
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
proyecciones asociadas a ese exponente están ausentes en la nominalización.
Consecuentemente, la forma que obtendremos no será superficialmente una
nominalización deverbal, sino más simplemente una nominalización deadjetival, con
la interpretación habitual de cualidad.
(86) a. SProc
Proc
-iz(a)-
...SPred
Ceuta
<---> árab(e)
Pred
Pred
b.
√
SN
N
-ción
SPred
Ceuta
Pred
Pred
árabe
*-iz(a)
Consecuentemente, la forma arabización solo puede ser posible cuando tengamos
estructura verbal (Proc, Res o ambos), por lo que esta nominalización nunca se
interpretará como cualidad.12
Lo que hace especiales los casos que tradicionalmente se clasifican como doble
base es que la propiedad que implican no tiene ningún exponente especial que se
pueda usar para lexicalizar el SPred que contienen esos verbos; por esa razón, el
exponente que se emplea es el único que está disponible, por el Superconjunto: el
verbal. La sensación superficial es que hemos derivado una nominalización de
cualidad sobre un verbo, pero esto no es cierto morfosintácticamente, porque hemos
eliminado las proyecciones verbales.
(87)
SN
N
-ción
SPred
Juan
<---> educ(a)
Pred
Pred
√
En este sentido, lo que sucede para impedir que muchas de las nominalizaciones
sobre verbos que implican cualidades tengan ellas mismas una lectura de cualidad es
algo que en términos lexicalistas podría considerarse bloqueo (Aronoff 1976): existe
12
La nominalización sobre árab(e) se debe hacer con un nominalizador de cualidad deadjetival, como idad. No es necesario postular esto como una idiosincrasia. Como veremos, esto está relacionado con
que SPred no se materializa como parte del verbo. Los nominalizadores deadjetivales contienen SPred
como su nudo más bajo, lo cual hace que la condición del ancla les obligue a identificar Pred al
lexicalizar. Por el contrario, los nominalizadores deverbales normalmente no tienen SPred como su
nudo más bajo, lo cual predice una asimetría en su distribución. Volveremos sobre esto en la sección
§1 del capítulo 3.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
ya un exponente que designa la cualidad. No obstante, nótese que en un análisis de
bloqueo este actúa porque se da prioridad a las estructuras almacenadas sobre las que
se construyen productivamente. En nuestro análisis, en cambio, este bloqueo se deriva
sobre las propiedades de la estructura: la nominalización no se emplea para designar
una cualidad cuando falta la estructura que se asocia necesariamente a los morfemas
involucrados.
c) Veamos, por último, una predicción inmediata que surge dentro de nuestro
análisis. Dado que la nominalización de cualidad no contiene estructura verbal,
esperamos que -ción (y sus alomorfos) dé nominalizaciones de cualidad sin base
verbal, partiendo de raíces que se manifiesten por sí solas como adjetivos o que no se
manifiesten solas en absoluto. Este es el caso de perfección (de perfecto),
introspección, introversión y extraversión, adicción (de adicto), abyección (de
abyecto) y aberración, precisión (de preciso) o concisión (de conciso), entre otras. Su
estructura sería la que se muestra en (88). Morfosintácticamente serían iguales a todas
las que hemos visto ya.
(88)
SN
N
-(c)ión
SPred
<---> precis(o)
√1783
Pred
4.3.2. Nominalizaciones de estado
La lectura de estado se obtiene cuando -ción se construye sobre una base que
proyecta SEst y no está dominada por SProc (89).
(89)
SN
N
SEst
Juan
Est
Est
...√
Esto es independiente de si el complemento de Est es un SPred u otro elemento. La
diferencia mínima entre (89) y una estructura con SPred es que, aunque los dos
denotan propiedades no dinámicas que no siguen un desarrollo, Est es una proyección
que aporta una huella temporal que puede ser ligada, después, por el tiempo. Los
estados son propiedades con una dimensión temporal, pero las cualidades no tienen
dimensión temporal. Consecuentemente, SEst legitima la presencia de modificadores
temporales.
Recuérdese también que las nominalizaciones de estado no son pluralizables. La
estructura de (89) predice precisamente esto, ya que en ella es imposible definir
telicidad: el estado no se encuentra limitado por proceso alguno, por lo que no hay
ningún límite final que pueda usarse para delimitar la estructura. Tampoco hay
ninguna trayectoria que delimite el periodo temporal; consecuentemente, no hay nada
en la estructura que la haga pluralizable.
Pasemos a los datos concretos. Las nominalizaciones que admiten una
interpretación de estado son relativamente abundantes. Las nominalizaciones de
cambio de estado las admiten de forma casi sistemática: resultan particularmente
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
naturales con afeminación, alteración, ambientación, americanización, arabización,
centralización, contaminación, corrupción, cristalización, cristianización, curación,
democratización, desaparición, deshidratación, desmilitarización, devaluación,
dislocación, extenuación, feminización, germanización, idealización, intoxicación,
introducción, liberación, masculinización, paralización, perturbación, polarización,
protección, privación, refrigeración, sustitución o vulgarización. Junto a esto,
numerosos verbos psicológicos admiten esta lectura (recuérdese que solo
consideramos aquí nominalizaciones en -ción): admiración, adoración, aflicción,
agitación, alucinación, preocupación, aburrición, atención, enajenación, irritación,
meditación o vacilación. En todos los casos que se muestran, la nominalización puede
–y en ocasiones, debe– denotar un estado no dinámico, generalmente el resultado de
un evento previo que se presupone, y el sintagma con durante indica la duración de
dicho estado, no un periodo durante el cual se repite un evento de cambio de estado.
(90)
a. la paralización de las obras durante dos meses (Las obras estuvieron
paralizadas durante dos meses)
b. la contaminación con plomo de las aguas durante dos meses (Las aguas
estuvieron contaminadas con plomo durante dos meses)
c. la devaluación del euro durante dos años (El euro estuvo devaluado durante
dos años)
d. la desaparición de Juan durante dos meses (Juan estuvo desaparecido
durante dos meses)
e. la privación de comida durante doce horas (Alguien estuvo privado de
comida durante doce horas)
f. la introducción de la sonda en la vena durante dos horas (La sonda está
introducida en la vena durante dos horas)
g. la transitoria españolización de Filipinas (Filipinas estuvo españolizada
transitoriamente)
h. una preocupación de varios meses (Alguien está preocupado varios meses)
i. unos pocos momentos de irritación (Alguien está irritado unos pocos
momentos)
Al contrario de lo que sucede con las nominalizaciones de cualidad, muchas de
estas formaciones conservan morfología verbalizadora y contienen una base que
puede funcionar sola como adjetivo para expresar cualidades. Esto se debe a que la
estructura contiene una capa verbal (SEst) junto a una posible capa adjetival (SPred).
Vayamos ahora a las pruebas de nuestra estructura.
a) Mostremos primero que solo los verbos que independientemente contienen un
SEstado pueden dar estas nominalizaciones. La compatibilidad con durante, midiendo
la duración de un estado resultante, está en correlación directa con la lectura de
estado. Contrástese (91).
(91) a. Juan aclaró el problema (#durante diez minutos).
b. El golpe deformó la goma (durante diez minutos).
(91a) no admite una lectura en la que, gracias al profesor, el problema quedó
aclarado durante diez minutos y después los estudiantes volvieron a encontrarlo
confuso. La frase con durante mide la duración de la actividad de aclarar, no su
resultado. En cambio, en (91b) es posible –y de hecho, más natural– la interpretación
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
en la que el golpe dejó la goma deformada durante diez minutos, tras los cuales
recuperó su forma normal. Correlativamente, (92a) no puede tener una lectura de
estado, pero (92b) sí.
(92) a. la aclaración del problema durante diez minutos
(no El problema estuvo aclarado durante diez minutos).
b. la deformación de la goma durante diez minutos
(La goma estuvo deformada durante diez minutos)
Con algunos verbos de cambio, el rechazo de un sintagma con durante en la
lectura de estado parece deberse a razones conceptuales más que gramaticales: el
cambio que producen suele interpretarse como más o menos irreversible (véase
Fábregas & Marín 2012 para una explicación más detallada). Sin embargo, una vez
que se ajusta el contexto de manera adecuada, estas formaciones admiten en mayor
grado el sintagma con durante y, correlativamente, la lectura de estado de la
nominalización.
(93)
(94)
(95)
a. El nuevo tratamiento curó a María durante algunos meses, pero luego dejó
de hacer efecto.
b. La temporal curación de María durante algunos meses le permitió reponer
fuerzas.
a. Juan apareció en la reunión durante diez minutos, y luego se fue.
b. La breve aparición de Juan durante diez minutos cambió el curso de la
reunión.
a. Este producto calcina esta sustancia durante diez minutos, y luego vuelve a
su estado normal.
b. la transitoria calcinación de esta sustancia durante diez minutos
b) Veamos otra prueba de que en la estructura de una nominalización de estado hay
un SEst pero no un SProc. El prefijo re- nos será útil aquí. Este prefijo admite en
español, con verbos de cambio de estado, dos lecturas: la lectura repetitiva y la lectura
restitutiva (Martín García 1998, Marantz 2007b, Williams 2007, Sportiche 2012). En
la lectura repetitiva se indica que se repite un evento, mientras que en la lectura
restitutiva lo que se repite es un estado. Por ejemplo: el verbo reconducir admite dos
lecturas. En la primera (96a) se indica que se repite una acción, ‘conducir’, que el
sujeto ya había efectuado anteriormente; en la segunda (96b) la acción no se repite,
porque el cauce del río nunca fue conducido por nadie, sino que ya estaba así, y lo que
se dice es que se restituye el estado de fluidez ordenada en el que se encontraba antes
de que las bombas lo dejaran convertido en un lago.
(96) a. Tras la ruptura de las negociaciones, las delegaciones recondujeron el proceso
de paz.
b. Tras los bombardeos, recondujeron el cauce del río.
Una forma de dar cuenta de la ambigüedad es la de asociar la presuposición de que
re- implica una reiteración (Von Stechow 1996), alternativamente, al evento o al
estado resultante. Hay varias formas de hacer esto –mediante la identificación
semántica de distintos elementos sin diferencias estructurales, por ejemplo– pero la
que adoptaremos aquí es que re- se asocia alternativamente al SEst o al SProc, aunque
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
esto es ortogonal a nuestra explicación –ya que en ausencia del SProc, cualquier
procedimiento que intente asociar re- al evento será fallido–.
(97) a. Lectura repetitiva
b. Lectura restitutiva
SProc
re-
SEst
Proc
Proc
reSEst
Est
Est
...
Si la nominalización de estado no tiene SProc, la predicción, pues, es que la lectura
repetitiva deberá ser incompatible con una nominalización de estado, porque no
contiene Proc. Los sintagmas de (98) describen situaciones que sabemos no pueden
tener una interpretación restitutiva; una sonda no es parte de una vena, por lo que
reintroducirla debe implicar necesariamente repetir un evento previo (98a). Filipinas
no fue siempre española, por lo que (98b) debe referirse a la repetición de un evento
de españolización.
(98) a. #la reintroducción de la sonda en la vena durante diez minutos
(no *La sonda estuvo reintroducida en la vena durante diez minutos)
b. #la reespañolización de Filipinas durante veinte años entre 1980 y 2000
(no Filipinas estuvo reespañolizada durante veinte años)
Marginalmente, tal vez podamos interpretar (98) como eventos que se repiten
durante periodos de tiempo o como un único evento progresivo que no llega a su
culminación hasta que pasa ese periodo de tiempo, pero nunca como un estado de
‘estar reintroducido’ o ‘estar reespañolizado’. Esto indica que las nominalizaciones de
(98) deben ser eventivas.
En cambio, la lectura restitutiva se mantiene sin problemas en la lectura de estado.
Veamos un verbo particularmente claro donde la lectura restitutiva es casi obligatoria.
Keyser Soze no tiene que haber aparecido por segunda vez para que (99a) sea cierta;
puede ser alguien que desapareció, durante diez años, antes de retirarse
definitivamente. Como predice nuestro análisis, la lectura es compatible con la
nominalización de estado (99b).
(99)
a. Tras años de ausencia, Keyser Soze reapareció durante unas horas y luego
desapareció para siempre.
b. la reaparición de Keyser Soze durante unas horas
c) Al contrario de lo que sucede con las nominalizaciones de cualidad, esperamos
que no haya formaciones con lectura de estado que no procedan de bases que se
manifiesten como verbos. La predicción parece cumplirse: entre las formas que
admiten lectura de estado no las hay que contengan bases que, independientemente,
no puedan ser verbos. Lamentablemente, este es el tipo de prueba que es
indemostrable, porque se apoya en lo que no se encuentra, más que en datos que
podamos discutir. Quizá como prueba más clara –ya que se basa en lo que hay y no en
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
lo que no se encuentra–, podamos alegar que formaciones como (71) no admiten
complementos temporales y por tanto nunca pueden interpretarse como estados.
(100)
a. *Su adicción a las drogas durante veinte años le causó problemas.
b. *Su perfección durante toda su juventud se perdió con el tiempo.
c. *Su introversión durante toda su infancia se corrigió al entrar en la
adolescencia.
4.3.3. Nominalizaciones de evento
Pasamos ya a la clase más estudiada de entre las nominalizaciones deverbales: las
nominalizaciones que designan eventos. La lista de nombres que admiten esta lectura
(con o sin ambigüedad con la lectura de estado o cualidad) es amplísima: entre
muchísimas otras, encontramos abdicación, abducción, abjuración, ablación,
abolición, abrogación, absolución, aceleración, acentuación, aceptación,
aceitificación, aclamación, aclaración, acomodación, acotación, activación,
actuación, actualización, acumulación, acuñación, acusación, adaptación,
adecuación, adjuración, administración, adopción, adquisición, adscripción,
adulación, adulteración, adumbración o advocación, y esto solo si nos restringimos a
palabras recogidas en los diccionarios más usuales, entre las primeras con la letra a,
usadas habitualmente y derivadas con el sufijo -ción. Estas nominalizaciones
adquieren una lectura de evento gracias a que bajo -ción hay un SProc, que le da una
variable eventiva.
(101)
N
SN
...SProc
Proc
[e]
...
Ya hemos visto que si la nominalización es ambigua o no depende de qué otras
proyecciones domine Proc con esa base verbal, pero esta no es la única propiedad que
se deriva de los distintos elementos que toma Proc como complemento con cada
verbo.
Una pregunta que se ha hecho –desde distintos marcos teóricos y en distintas
formas– es si, junto al SProc, puede aparecer un SInit que introduzca expresamente al
iniciador de un proceso. Desde Picallo (1991) se ha hecho casi estándar el análisis de
que las nominalizaciones de evento tienen relación con las formas pasivas. Hay
numerosos argumentos que apoyan esta idea: (a) si expresan el agente, deben hacerlo
de forma parecida a como se hace en las pasivas (102); (b) aun cuando el verbo es
transitivo, en la nominalización el argumento interno no puede recibir caso acusativo,
igual que en la pasiva (103); (c) el sincretismo, que surge frecuentemente en distintas
lenguas del mundo, entre los morfemas usados para formar pasivas y los que se usan
para formar nominalizaciones eventivas (eg., -do en español o -ta en Ute, Givón
1988).
(102) a. César fue asesinado por Bruto.
b. el asesinato de César por Bruto
(103) a. *Lo fue asesinado.
b. *el asesinato-lo; *el lo asesinato
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
Nótese, sin embargo, que el hecho de que las nominalizaciones de evento se
asemejen a las pasivas no quiere decir necesariamente que carezcan de SInit y por
tanto, de argumento agente: hay análisis de la pasiva (eg., Collins 2005) en los que la
proyección que introduce el agente está presente, pero debilitada, y las diferencias de
marcado morfológico se explican por esta debilitación, que fuerza la introducción de
un elemento preposicional asociado de algún modo a la voz. En este sentido, un dato
que parece relevante es que las nominalizaciones de evento son ambiguas entre dos
lecturas: la pasiva y la anticausativa (cf. Schäfer 2008 para una comparación reciente
entre estas dos nociones). Como se sabe, la diferencia entre estas dos formas es que la
pasiva supone al menos implícitamente la existencia de un agente o causa externa,
aunque no sea sujeto; la anticausativa, en cambio, presenta un evento que no tiene
causa externa, ni implícita ni explícita (cf. Reinhart & Siloni 2005). Considérese en
este sentido (104).
(104) a. El cadáver fue calcinado por el mafioso.
b. El producto se calcinó solo al estar expuesto al aire.
La primera oración, pasiva, expresa una causa externa que inicia el proceso de
calcinación; la segunda, anticausativa, expresa que la calcinación se produjo sin
ninguna causa externa, en virtud de las propiedades internas del producto al exponerse
al aire. Hay distintas aproximaciones teóricas a este contraste, pero todas ellas están
de acuerdo en un punto: la estructura sintáctica de (104a) debe contar con una
posición específica para introducir una causa externa, distinta de la entidad que sufre
el proceso. Se puede pensar que (104a) conserva un SInit en el que se introduce la
causa externa, y que (104b) carece de él, o bien que (104b) tiene un SInit que no
puede introducir por sí mismo un argumento y obliga a reinterpretar al paciente como
el causante interno del proceso. Considérese ahora (105).
(105) a. la calcinación del cadáver por (parte de) el mafioso
b. la calcinación del producto
La misma nominalización –calcinación– admite tanto la lectura anticausativa
como la lectura pasiva. Esto quiere decir que al menos en una de las dos lecturas,
SInit está presente, si no en las dos. Asimismo, véase Sichel (2009), donde se
presentan pruebas formales de que el argumento externo está presente en una
nominalización, pese a su carácter ‘pasivo’.
Sugeriremos provisionalmente la siguiente propuesta –deudora en cierta medida de
Collins (2005) – para explicar la lectura que ha sido llamada pasiva –y volveremos
sobre este problema en un contexto distinto en V, §1–. Una pasiva implica la
presencia de SInit, pero ese SInit está debilitado con respecto a la versión activa. La
debilitación se manifiesta en dos propiedades: no constituye una fase fuerte que
permita al SProc asignar acusativo, y no puede introducir por sí mismo la lectura de
iniciador que se asocia a los agentes. Por esta razón, el agente tiene que estar
introducido por una preposición léxica cuyo contenido permite asignar al SD una
interpretación de agente. Una vez que el agente está introducido por una preposición,
no ascenderá a la posición de sujeto de la cláusula, y el argumento interno, que no ha
recibido acusativo porque SInit es débil, actúa como sujeto.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
(106)
ST
SD
el cadáver
T
T
...SInit
SP
Init
por el mafioso
Init
...SProc
SD
el cadáver
Proc
Proc
...
La misma estructura con SInit débil estaría presente en el interior de la
nominalización eventiva, al menos en su lectura pasiva. El análisis de las
construcciones anticausativas es extremadamente complejo, y no cometeremos la
temeridad de tratar de solventarlo en unas líneas, pero lo que nos interesa es que al
menos para la versión pasiva de estas nominalizaciones parece que SInit debe estar
presente.
Una pregunta relevante en este momento es por qué no hay nominalizaciones de
evento activas: lo que es una posibilidad en el dominio verbal con ciertos verbos
(tener un SInit fuerte o débil) es una obligación dentro de la nominalización (que
parecen deber tener un SInit débil), ya que ninguna de ellas asigna acusativo a su
paciente. La cuestión es compleja, y es posible que falle la suposición principal –cf. el
acoso a los huelguistas13– pero la sugerencia que queremos hacer aquí es que las
nominalizaciones deben usar obligatoriamente la versión débil de SInit porque sobre
la estructura verbal no se introducen proyecciones de aspecto, modo y tiempo.
Supongamos que la versión fuerte solo es posible cuando el verbo está seleccionado
por estas proyecciones; su ausencia forzará la introducción de la versión débil –véase
Chomsky 2000, 2004, 2008 o Gallego 2010, entre otros, para la correlación entre la
versión débil de una categoría y la ausencia de proyecciones superiores que deberían
legitimar sus propiedades si fueran fuertes–.
Por tanto, (107) es la estructura interna completa que proponemos para una
nominalización eventiva con lectura pasiva.
(107)
SN
SInitdébil
N
Init
SProc
Proc
13
...
Volveremos a estos casos en §X.X, capítulo 5.
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
Pasemos ahora a la discusión de algunas predicciones de nuestra teoría.
a) Recuérdese que algunas nominalizaciones de evento admiten plurales (pero no
las de estado o cualidad). ¿Por qué? Porque si Proc está presente, en combinación con
un SEst o con una trayectoria delimitada el evento puede acotarse, y dar así una
interpretación temporalmente acotada que permite la contabilidad, y por tanto la
interpretación del plural como una sucesión de acciones. La predicción es que si el
verbo puede ser (o debe ser) télico, la nominalización admitirá esta interpretación del
plural. Esto se confirma, como muestran los siguientes pares, donde se presentan
realizaciones.
(108) a. Todos los monarcas abdicaron en un momento.
b. las sucesivas abdicaciones de los monarcas
(109) a. El fuego deforestó el bosque en veinte minutos.
b. las repetidas deforestaciones que ha sufrido este bosque
(110) a. El médico operó a María en dos horas.
b. las sucesivas operaciones de María
(111) a. Las aguas inundaron completamente la ciudad en unas horas.
b. las frecuentes inundaciones de la ciudad
(112) a. Pedro traicionó a Jesús en un momento.
b. las sucesivas traiciones a Jesús
El límite de esta correlación lo encontramos, de nuevo, en la información
conceptual: ciertos eventos se consideran no iterativos porque se suele asumir que su
resultado inhabilita al paciente para volver a sufrirlo. Es bastante raro –por lo que
sabemos de este mundo– pensar que la misma entidad puede ser castrada dos veces,
por lo que (113b) es rara; basta introducir un argumento plural para que los eventos se
apliquen a distintos individuos para comprobar que la nominalización no rechaza el
plural iterativo.
(113) a. Castró a este cerdo en diez minutos.
b. #las repetidas castraciones de este cerdo
c. las repetidas castraciones de cerdos
b) Inversamente, los verbos que deben ser forzosamente atélicos, como se espera,
no son pluralizables como nominalización de evento, porque el SProc no interactúa
con otro elemento para obtener una lectura temporal acotada.
(114) a. * Juan se abstuvo en un momento
b. *las sucesivas abstenciones de los empleados
(115) a. * Juan administró la universidad en un momento.
b. *sus repetidas administraciones de la universidad
(116) a. *Juan condujo el coche en un momento.
b. *las sucesivas conducciones de Juan
(117) a. *Juan tripuló el avión.
b. *las sucesivas tripulaciones de aviones
(118) a. *Juan protegió la economía en un momento.
b. *las sucesivas protecciones de la economía
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
Naturalmente, algunas de estas nominalizaciones admiten un plural si denotan
participantes, no eventos (tripulaciones, ‘grupos de personas que tripulan un
vehículo’), pero en su lectura eventiva no son pluralizables.
c) Por fin, debemos decir algo de los casos en que se pierde la lectura de evento de
las nominalizaciones de verbos que, de otro modo, parecen tener una lectura eventiva.
Estos casos, notados por primera vez en Grimshaw (1990) –véase también Pesetsky
(1995)– son sistemáticamente casos de verbos que expresan cambio psicológico, pero
que en la nominalización no pueden denotar nada mayor que un estado –aunque lo
ilustramos solo con nominalizaciones en -ción, nótese que el mismo patrón se da con
pares como aburrir ~ aburrimiento, y en general, todos los verbos psicológicos de
experimentante objeto que tienen una nominalización derivada.
(119) a. Juan preocupó a Pedro / Juan se preocupó.
b. *la preocupación de Pedro tuvo lugar...
(120) a. Juan admiró a su madre.
b. *la admiración de Juan tuvo lugar...
(121) a. El vino ofuscó a Juan.
b. *la ofuscación de Juan tuvo lugar...
Esto plantea un problema inicial para nuestra teoría: si los verbos son eventivos,
deberían tener un SProc, y entonces tenemos el problema de determinar por qué no
puede usarse ese SProc para la nominalización.
Nuestro análisis se basa en mostrar que, de hecho, estos verbos no tienen un SProc
tampoco en la versión eventiva, por lo que predecimos precisamente que no tendrán
lectura de evento en la nominalización. La razón fundamental para afirmar esto es el
trabajo de Marín & McNally (2011). Estos autores muestran que, sorprendentemente,
estos verbos, aunque parezcan designar cambios de estado, no son télicos ni
dinámicos. La prueba es que no son compatibles con las perífrasis terminar de –que
selecciona eventos télicos (122)– o parar de –que, al menos en español peninsular,
seleccionan eventos dinámicos y rechazan estados– (123).
(122) a. #Terminó de ir hacia su casa.
b. Terminó de ir a su casa.
(123) a. *Paró de saber inglés.
b. Paró de nadar.
Estos verbos rechazan terminar de –aunque ocasionalmente admiten una lectura
escalar con ella, en la que la perífrasis indica que se alcanza un grado elevado de
cierto estado psicológico que ya se poseía– (124). (124a) indica que la persona ya
estaba algo preocupada, pero que se alcanza el grado máximo dentro de la escala de
preocupación, al igual que sucede con (124b), con un verbo de estado prototípico.
(124) a. #Terminó de preocuparle.
b. No termina de gustarme.
Tampoco aceptan parar de.
(125) a. *Paró de preocuparle.
b. *Paró de ofuscarle.
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
Lo que sí admiten estos verbos es dejar de, que se combina con estados
independientemente y nunca incluye en su denotación la culminación de un evento –
dejar de leer un libro implica no llegar a su final–.
(126) a. Dejó de preocuparle.
b. Dejó de ofuscarle.
c. Dejó de tener fiebre.
El análisis de Marín & McNally es que estos predicados psicológicos no denotan
un proceso de cambio completo, sino únicamente el límite inicial de dicho cambio
(siguiendo primitivos aspectuales que se deben originalmente a Piñón 1997). Al no
denotar el desarrollo, no son dinámicos, y al no denotar su final, no pueden ser télicos.
Nuestra propuesta es que estos verbos carecen de SProc. Su estructura interna es la de
(127): SInit y SEst, pero sin SProc. Esto supone, como el lector habrá notado, definir
como nudos distintos Init y Est, frente a la propuesta original de Ramchand (2008) de
que son el mismo núcleo.
(127)
SInit
Init
SEst
Est
...
[
Esto corresponde a un estado causado por una entidad externa. La pregunta es de
dónde surge la eventividad; nuestra propuesta, siguiendo las pruebas de Marín &
McNally, es que solo está presente el límite inicial del cambio, el inicio del cambio,
pero que el verbo en sí mismo no especifica ni el desarrollo ni el final de dicho
cambio, aunque se infieran conceptualmente por la existencia de un resultado, en
forma de SEst.
Proponemos, como se representa en (127), que el límite inicial del cambio se
interpreta por la existencia de un SInit, que determina la causa. Formalmente esto
puede implementarse proponiendo que en FL se introduce un límite inicial a la
izquierda de SEst cuando está dominado inmediatamente por Init. Esto es lo que hace
que esos verbos tengan apariencia de eventivos, pero no hay ningún proceso completo
propiamente dicho en su estructura interna: si se interpreta, es por enriquecimiento
cognitivo-pragmático.
Vayamos ahora a la nominalización. La idea es que la nominalización no es
eventiva porque (a) no contiene Proc y (b) el límite inicial que da cierta eventividad
no puede definirse. La causa de que esta interpretación de límite inicial se pierda se
puede deber a dos razones. Por un lado, podría pensarse que en estas
nominalizaciones se pierde SInit, y hay pruebas que sugieren que esto es así, dada la
agramaticalidad de (128a), pese a que la interpretación de agente está disponible en la
versión verbal (128b).
(128) a. *la preocupación de Juan por (parte de) María
b. Para conseguir que estudiara más, Juan preocupó a María a posta con sus
comentarios sobre el examen.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
Pero asumamos –para mostrar que forzosamente esta interpretación eventiva se
debe perder cuando no hay Proc– que SInit se mantiene y que la estructura de estas
nominalizaciones es la de (129).
(129)
SN
SInitdébil
N
Init
SEst
Est
√
Siguiendo lo que se ha dicho anteriormente, el SInit que tenemos aquí es débil,
porque no está dominado por proyecciones de aspecto. Podemos suponer que en estas
condiciones, es incapaz por sí mismo de definir un causante del estado, en correlación
con la necesidad –en la pasiva– de introducir una preposición para manifestar el
agente. Esto querría decir que será incapaz, por sí solo, de definir el límite inicial del
cambio. La interpretación que se obtendrá, pues, carecerá de cualquier rastro de
eventividad. Consecuentemente, los verbos psicológicos que se comportan
aspectualmente como notan Marín & McNally (2011) no tendrán nominalizaciones
con lectura eventiva debido a su estructura interna, y no es necesario aquí tampoco
recurrir a principios idiosincrásicos de naturaleza morfológica.
5. Algunas consideraciones sobre la morfofonología
Pasamos ahora a considerar la forma de los exponentes que lexicalizan cada una de
las estructuras. Veremos brevemente en esta sección que existen fenómenos de
variación que apoyan la aproximación estructural que hemos defendido aquí,
siguiendo lo que se espera conforme al Principio del Superconjunto y su corolario
*ABA.
Comencemos por el caso más simple de todos: aquel en que la base utiliza el
mismo exponente en la nominalización –incluyendo varias de las distintas lecturas
observadas– y en su versión verbal.
(130) a. degener(a)- algo
b. la súbita degenera-ción de las muestras por la acción del ácido (evento)
c. la completa degenera-ción de las muestras durante dos horas, para después
recuperar su estado inicial (estado)
d. la gran degenera-ción de la sociedad (cualidad).
Esto es un caso de sincretismo donde el mismo exponente lexicaliza una serie de
estructuras relacionadas pero no idénticas. Ya hemos visto las estructuras que
corresponden, en cada caso, a las tres lecturas de la nominalización. Ahora tenemos
que proponer la estructura para la versión verbal de la base. Nuestra sugerencia es que
en la versión verbal, cuando el verbo léxico está dominado por proyecciones de
aspecto, tiempo y modo, el exponente verbal lexicaliza, junto a las proyecciones
correspondientes al verbo léxico, un nudo de aspecto gramatical.
(131)
SAsp
Asp
<---> cant(a) [verbo]
SInit
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
Init
SProc
Proc
SEst
Est
√
Proponemos que este nudo de aspecto externo es la proyección que enlaza el verbo
léxico con el dominio temporal; por sí mismo no está especificado ni como aoristo, ni
como imperfecto, ni como perfecto. Su función es la de convertir un evento en una
situación (Zucchi 1993, Ramchand & Svenonius 2013), y por lo tanto funciona como
un adaptador que permite el anclaje del evento al dominio temporal.
Dentro de la nominalización en español, ya que no se proyectan proyecciones de
tiempo sobre el verbo léxico, esta proyección debe estar necesariamente fuera. Por
encima de ella se introducirán las proyecciones de imperfecto, aoristo y perfecto
(García Fernández 2000), que se realizan sea con piezas morfológicas independientes
(-ba), sea con formas cumulativas que afectan a la base (pus-, de pon(e)-) o a la
flexión de persona (-ste).
Un caso como degener(a)- es una situación en que hay un solo exponente para
materializar la estructura completa de (131), como se ve en (132). El exponente está
anclado, en su posición jerárquicamente más baja, a una raíz que lleva un índice
determinado –el 1936–. La condición del ancla permitirá, pues, que este exponente se
extienda más o menos hacia arriba en la estructura, pero siempre que esté asociado a
la raíz. Esto impide que otros exponentes con distintas raíces compitan con él aún si
están asociados a un número más pequeño de proyecciones. Dado que no hay otros
exponentes que tengan la raíz 1936 como ancla, la Condición de Panini no bloqueará
que se produzca esta lexicalización.
(132)
SAsp
Asp
<---> degener(a)SInit
Init
SProc
Proc
SEst
Est
SPred
Pred
√1936
Ya que solo hay un exponente para lexicalizar la raíz 1936 en un contexto verbal,
cuando se acorte la estructura funcional de la base seguirá empleándose el mismo
exponente. Esto sucede en una nominalización de evento (133a) –donde falta SAsp–,
de estado (133b) o de cualidad (133c). La condición del ancla garantiza que ningún
otro exponente, incluyendo el que corresponde a un adjetivo, pueda sustituirlo.
(133) a. [N
[SInit
[-ción[
b. [N
Init [SProc Proc [SRes
degener(a)[SProc Proc [SRes
Res [SPred Pred [√1936]]]]]]
]]
Res [SPred Pred [√1936]]]]]
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
[-ción
[
degener(a)-
]]
[SRes Res [SPred Pred [√1936]]]]
[ degener(a)]]
c. [N
[-ción
[SPred Pred [√1936]]]
[ degener(a)]]
d. [N
[-ción
Veamos ahora un caso en que compiten dos exponentes de la misma raíz: uno que
se usa en la versión verbal y otro que se usa en la versión nominal, para varias o todas
de sus lecturas.
(134) a. interrump(i)- la sesión.
b. la interrup-ción de la sesión por parte de los manifestantes
c. una temporal interrup-ción de varias horas
En este caso, tenemos dos exponentes anclados a la misma raíz –a la que ponemos
el índice 1453–.
(135) a. SAsp
Asp
<---> interrump(i)SInit
Init
SProc
Proc
SEst
√1453
Est
b.
SInit
Init
<---> interrupSProc
Proc
SEst
Est
√1453
En la versión verbal, el Principio de Lexicalización Exhaustiva impide que (135b)
se emplee, porque ese exponente no identifica Asp. Este exponente se usa en los
contextos en que falta SAsp, y en tales casos por la Condición de Panini vence al
primer exponente. Cuando falta SInic y SProc, en la versión estativa, este también es
el que vence, por el Superconjunto y por Minimización, ya que tiene menos nudos no
identificados que el primer exponente.
Por exhaustividad, consideremos ahora el caso de una raíz que tiene asociados
dosexponentes: uno en una versión verbal con aspecto externo, sin especificar su
valor (136a); otro cuando el aspecto está dominado por un valor concreto, aoristo
(136b).
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
(136) a. pon(e)SAsp
Asp
<---> pon(e)SInit
Init
SProc
SProc
SEst
√65
Est
b. pus-o algo
SAor
Aor
<---> pusSAsp
Asp
SInit
Init
SProc
Proc
SEst
Est
√65
5.1. La alomorfía en la variación
Veamos ahora unos datos de variación donde se muestran diferencias en la
lexicalización de los distintos tipos de nominalización, y veremos que estos muestran
al Superconjunto en acción.
Comencemos con el par antendición vs. atención. Aunque no se usa en el español
general, atendición se documenta en Perú, Argentina, Colombia y otras zonas de
América, como se ve en (137).14 Otros hablantes parecer usarlo como nominalización
de atender en su sentido de ‘asistir a una reunión’, es decir, cuando no implica un
estado mental.
(137) a. Excelente atendición al cliente (Cuzco).
b. ineficiencia en la prestación de los servicios y de falta de atendición de las
necesidades de los usuarios
c. su atendición fue exelente [sic] desde los médicos, enfermeras, enfermeros y
personal de vigilancia (Argentina)
En estos casos, atendición se usa siempre como nominalización de evento: la
actividad de atender a un enfermo o atender una reunión, no el estado mental que se
asocia con prestar atención, ni tampoco la cualidad de ser atento o estar atento. Lo
14
En este y en otros casos, salvo que se diga lo contrario, los datos se toman de google. Esto se ha
hecho necesario porque en muchas ocasiones los datos de auténtica variación surgen cuando hay menos
presión normativa, y no existe la influencia de un uso del léxico que se considera estándar o
prestigioso, por lo que muchas de estas nominalizaciones se consideran subestándar y difícilmente
llegan a la lengua escrita que se suele recoger en corpora académicos.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
que esto indica es que para estos hablantes, la distribución de los exponentes de la raíz
correspondiente a atender es la siguiente:
(138)
Léxico A
a. SAsp
Asp
<---> atend(i)SInit
Init
SProc
Proc
SEst
Est
SPred
Pred
b. SEst
Est
√2001
<--> atenSPred
√2001
Pred
Para estos hablantes, pues, que falte SAsp no es motivo suficiente para usar el
exponente aten-, sin vocal temática asociada. En la versión del léxico estándar –
llamado así por falta de un mejor término–, esto sucede así, porque el exponente atenestá asociado también a SInic y SProc, por lo que la falta de SAsp para los hablantes
estándar implica necesariamente usar aten-: la Condición de Panini descarta el
exponente asociado a una estructura mayor.
(139)
Léxico B
a. SAsp
Asp
<---> atend(i)SInit
Init
SProc
Proc
SEst
Est
SPred
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
√2001
Pred
b. SInit
Init
<---> atenSProc
Proc
SEst
Est
SPred
Pred
√2001
Pero los hablantes de la variedad en que atend(i)- se usa también en las
nominalizaciones, dadas las entradas de (138), no pueden usar aten- cuando está
presente SInic o SProc, porque en tales casos dejarían sin identificar estos dos rasgos
y la derivación sería agramatical por el PLE.
Lo que esperamos, dado el Superconjunto, es que estos hablantes no usen atenpara las nominalizaciones de evento y de cualidad, dejando, en cambio, atend(i)- para
las nominalizaciones de estado y la versión verbal de la raíz. Esto implicaría un patrón
ABA. Y en efecto, no se encuentran casos de atendi- que indiquen estados en los
hablantes que usan aten- para la versión eventiva. Incluso los hablantes de una
variedad estándar admiten marginalmente atendición como nominalización de evento
de ‘atender una reunión’, como en (140).
(140) la atendición a la reunión por parte de todas las partes implicadas
Sin embargo, en el significado de ‘atender a un enfermo’, estos hablantes toman
aten- como exponente.
(141) la atención a los enfermos por parte de los médicos de guardia
El dato crucial es que nunca admiten atendición como nominalización de estado,
en el sentido de ‘estar atendido por los médicos’.
(142) a. *la continua atendición de los enfermos durante toda su recuperación
b. la continua atención de los enfermos durante toda su recuperación
Es decir: cuando en un significado los hablantes usan aten- en la nominalización
de evento, no pueden admitir atend(i)- en la de estado, incluso si atend(i)- es aceptada
en otra acepción para la nominalización de evento. Los hablantes rechazan de forma
intuitiva un patrón ABA donde la versión menor (estado) y la mayor (verbo) son
iguales entre ellas pero diferentes de la versión intermedia (nominalización de
evento).
Veamos otro ejemplo. Algunos hablantes admiten absorbi-ción como
nominalización de evento, especialmente en lenguaje médico, para referirse a la
adquisición de sustancias.
(143) a. afecta la absorbición de nutrientes presentes en nuestras dietas
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
b. terminan por resolver estas oposiciones mediante la absorbición de los no
occidentales en un occidente victorioso y en expansión
Debido a la escasez de datos, hemos conducido un experimento en el que le
pedíamos a hablantes de distintas variedades que evaluaran oraciones con estas
formas no estándar de las nominalizaciones. Algunos hablantes aceptaron absorbición
como nominalización de cualidad (‘ser absorbente’):
(144) la gran absorbición de ruidos, tanto interiores como exteriores [del mármol]
Las reacciones de los hablantes vuelven a mostrar un rechazo intuitivo al patrón
ABA. Quienes rechazan absorbición como nominalización de evento (143), también
rechazan su uso de cualidad (144). Nadie acepta el uso de cualidad de absorbición sin
aceptar necesariamente también (143). Esto, de nuevo, se explica con nuestra
propuesta estructural. Algunos hablantes –los que siguen el patrón más habitual–
tienen la representación de (145) para los dos alomorfos: cuando se nominaliza, se
pierde SAsp y comienzan a usar absor-; los hablantes que admiten absorbición para la
nominalización de evento, pero no la de cualidad, tienen las entradas de (146). Los
que admiten absorbición también como cualidad, solo tienen un exponente asociado a
la raíz (147). Ningún hablante puede tener absorb(i)- para el verbo y la cualidad, pero
absor- para la nominalización de evento, porque esto implicaría tener exponentes que
no lexicalizan constituyentes sintácticos continuos.
(145) Léxico A
a. [SAsp Asp [SInit
Init [SProc Proc [SPred Pred [√1812]]]]]
absorb(i)b. [SInit
Init [SProc Proc [SPred Pred [√1812]]]]
absor-
(146) Léxico B
a. [SAsp
Asp [SInit
Init [SProc Proc [SPred Pred [√1812]]]]]
absorb(i)b. [SPred Pred [√1812]]
absor(147) Léxico C
[SAsp Asp [SInit Init [SProc Proc [SPred Pred [√1812]]]]]
absorb(i)Ya que absorbición no es una palabra muy usual, su documentación es abarcable.
No encontramos casos, dentro de una misma variedad, donde absorbición funcione
como nombre de cualidad y absorción aparezca como nombre de evento, que sería un
patrón *ABA que está descartado por nuestro sistema.
Se documentan otros pares en los que se usan varios exponentes en la
nominalización: mantenición vs. manutención (148), suscribición vs. suscripción
(149), o infectación vs. infección (150).
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
(148) a. diseño, programación, mantenición y actualización del sitio web
b. En general, los candidatos para un Mini Estiramiento de la Cara son jóvenes,
con un enfoque en la mantenición de la apariencia
(149) a. el plan vencería todos los días a las 23:59PM ya que realiza una
suscribición diaria de Q5.00
b. [el acuerdo en Tegucigalpa] entró en vigor este mismo viernes, fecha de la
suscribición por ambas delegaciones
(150) a. Los frutos infectados presentan una variedad de síntomas, dependiendo del
método de infectación y de la edad del fruto
b. El trabajo describe la infectación progresiva con hematozoarios de un grupo
de terneras Hereford importadas por Corea del Su
Los hablantes que aceptan estas palabras a veces establecen diferencias entre ellas
y otras más usuales: manteni-miento –con otro sufijo, pero la misma base– se usa a
menudo para hablar de la acción no dinámica de mantener algo en cierto estado,
mientras que manteni-ción se especializa para la acción activa de guardar y velar por
el buen funcionamiento de algo. No tenemos casos en los que los hablantes acepten
suscribición como evento, pero usen suscripción para el estado de ‘estar suscrito’.
Muchos hablantes aceptan infectación como la acción de infectar algo y extender
una infección en un territorio, pero la rechazan como ‘estar infectado’, para lo que
prefieren el sustantivo infec-ción. Otros aceptan infectación en todos sus usos, pero
ninguno acepta infectación como ‘estar infectado’ y la rechaza como ‘acción de
infectar’.
Un último caso es el de contenición vs. contención (151). Se documentan casos
donde se usa contenición como la acción dinámica de contener (151a, b), pero
también casos en que se emplea como nombre de estado y cualidad.
(151) a. [...] junto a Per Mertesacker fueron la pareja ideal de contenición de
Alemania
b. Son los empresarios los que fomentan la contenición (si no bajada) salarial
mientras andan explotando al personal
c. Con este procedimiento se consigue arriostrar el sistema de contenición de
tierras a la vez que se va excavando en profundidad.
d. Se trata de la gelidez de las emociones, de las mentiras y la contenición de
los actos.
De nuevo, no se encuentran en los mismos textos usos de contenición como
cualidad o estado y contención como evento.
Debemos admitir inmediatamente que una buena parte de los argumentos a favor
de nuestro análisis particular se apoyan en qué no se ha encontrado en corpus o qué
cosas rechazan los hablantes particulares que aceptan otras. Esto tiene siempre un
peligro: podrían encontrarse otros textos en los que aparecieran los patrones que
estamos considerando agramaticales. Por esta razón, y para facilitar que
investigaciones posteriores sepan qué patrones apoyarían o rechazarían el análisis,
presentamos aquí las predicciones básicas que otros podrán tratar de falsar en el
futuro.
Cuando hay más de un exponente, lo que esperamos es esencialmente que el que se
use para una forma compleja no se use para la forma más simple si no se usa también
para las intermedias. Consecuentemente, esperamos casos en que haya un solo
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
exponente para todas las formas (152a), casos en que haya un exponente para el verbo
y uno para todas las nominalizaciones (152b), casos en que hay un segundo exponente
que afecte a estados y cualidades pero no a eventos, verbales o nominales (152c), y
casos en que haya un exponente para la nominalización de cualidad y se empleen
otros para las nominalizaciones de estado y el verbo (152d; este sería el caso de
cualquier verbo deadjetival y el adjetivo correspondiente). Lo que no esperamos es
que la nominalización de evento tenga un exponente, pero la versión verbal use otro
que también se emplee con estados, cualidades o ambos (152e); también esperamos
que no haya un exponente para la versión de estado si el verbo y la nominalización de
cualidad utilizan un mismo segundo exponente (152f), y en general, siempre que haya
un exponente que envuelva a otro distinto. Recuérdese que todas estas predicciones se
pueden comprobar siempre y cuando el nominalizador sea siempre el mismo en todas
las nominalizaciones que se comparan, para evitar que interfieran los núcleos que
distintos nominalizadores pueden estar identificando.
(152)
[Asp
a. [
b. [A
c. [ A
d. [
e. *[ A
f. *[
[Inic [Proc [Est [Pred [Raíz]]]]]]
A
]
][
B
]
][
B
]
A
][ B
]
][
B ][
A
]
A
][ B ][
A
]
En nuestra investigación no hemos encontrado ningún caso que ilustre (152e) o
(152f), como predice nuestra teoría.
Conviene observar una última posibilidad lógica que tampoco hemos
documentado: aquí no hemos documentado casos en los que dos exponentes se
distingan por la presencia o ausencia de Init –como podrían haber sido casos en que la
nominalización anticausativa fuera distinta a la nominalización pasiva–. Si no existen
estos casos, y no es solo que no los hayamos encontrado en esta investigación, esto
querría decir o bien que no hay suficiente base empírica para dividir Init de Proc –y
por tanto que ambos núcleos deben ser tratados como uno solo, como en Harley
(1995) y contra Ramchand (2008)– o que por motivos independientes la presencia o
ausencia de Init en una nominalización no es opcional. Futuras investigaciones
determinarán si efectivamente faltan estos casos de alternancia en español o no.
6. Las nominalizaciones de participante
Cerramos este capítulo con el caso de las nominalizaciones de participante, que
tienen problemas adicionales, descriptivos y teóricos, distintos a los casos que hemos
considerado detalladamente hasta ahora.
Las nominalizaciones de participante son aquellas que dan nombre no a una
eventualidad –estado o evento– o a una cualidad, sino a una de las entidades que de
alguna manera participan en dicha eventualidad o en dicha cualidad.
Sistemáticamente rechazan argumentos, y ellas mismas denotan en cierto sentido
argumentos; admiten con facilidad el plural y rechazan modificadores temporales.
(153)
a. la construcción del puente por los albañiles durante varios meses
b. *las enormes construcciones del puente por los albañiles durante varios
meses
c. las enormes construcciones de piedra que hay cerca del puente
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
Se ha sugerido frecuentemente en los últimos tiempos (cf. por ejemplo Alexiadou
2001, Alexiadou & Schäfer 2008, Borer 2010, 2013) que la diferencia entre una
nominalización de participante y los casos que hemos visto hasta ahora tiene que ver
con que en aquella la estructura funcional de la base está enormemente empobrecida.
El hecho de que rechacen argumentos y modificadores aspectuales puede analizarse,
para muchos autores, simplemente determinando que en el interior de su estructura
faltan las proyecciones de aspecto (sean las que sean en su propuesta) y estructura
argumental que sí tendrían las demás clases. Una primera visión sería asociar estas
nominalizaciones a la estructura de (154), donde el nominalizador selecciona
directamente una raíz. Si suponemos que las raíces no pueden en absoluto introducir
argumentos por sí mismas y no tienen información aspectual plena, el resto de
propiedades se seguirían.
(154)
SN
N
√
Borer (op.cit.) señala que (154) es una estructura demasiado corta, porque no deja
lugar para introducir, por ejemplo, los verbalizadores explícitos –como -ific(a), iz(a)...–; su estructura también supone que la nominalización de participante es más
‘corta’ que la de eventualidad o cualidad, pero en su caso lo que falta es una
proyección funcional SF (tal vez identificable con el aspecto interno, cf. Borer 2005b)
que es responsable de introducir el argumento interno.
(155)
a. Nominalización de evento
b. Nominalización de participante
SN
N
SN
...SF
SD
N
F
F
SV
V
√
√
Aunque esto se ha propuesto, hay varios motivos para sospechar que este análisis
no hace las predicciones correctas. El fundamental de ellos es que un análisis como
(154) o (155) predice que entre la lectura de evento y la de participante debería haber
diferencias morfológicas: los morfemas asociados a (parte de) las proyecciones
verbales deberían perderse, ya que (154) y (155b) carecen de ellas, y esperaríamos
que se usaran exponentes distintos con cierta frecuencia para diferenciar
superficialmente las nominalizaciones de participante de las de evento. No parece que
ninguna de las dos afirmaciones sea cierta; lengua tras lengua, las nominalizaciones
de participante conservan la misma forma morfológica exacta que la versión de
evento, estado y / o cualidad (Bader 2010). Esto no es cierto tampoco en español.
(156) a. la rápida calcificación del tejido
b. las blancas calcificaciones que hay en este tejido
(157) a. la rápida cristalización de la muestra
b. las brillantes cristalizaciones que hay en la muestra
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
El español no es un caso excepcional. Por tomar lenguas distintas, en francés,
serbio o inglés sucede lo mismo.
(158) a. construction (acción de construir u objeto construido)
b. rešenje (acción de resolver o resultado de la solución)
c. building (acción de construir o resultado de la construcción)
La segunda razón que nos lleva a rechazar el análisis de las nominalizaciones de
participante como falta de estructura verbal es que, como se discute en NGRAE
(2009: §5.1l), la diferencia entre la lectura de participante y la de eventualidad es a
menudo escurridiza. Se parece más, a menudo, a lo que un semantista llamaría
acepciones distintas de un término que a lo que esperamos de dos estructuras
radicalmente distintas. Un ejemplo claro es el de las nominalizaciones que proceden
de verbos que indican la desaparición de algo, o resultados abstractos que no implican
un producto concreto. Compárese las dos nominalizaciones de (159). Es plausible que
la diferencia se deba a que el verbo de (159a) designa la creación de algo, mientras
que el de (159b) designa un producto que implica la desaparición de algo que antes
existía (cf. Melloni 2007).
(159) a. las construcciones de piedra
b. *las destrucciones de piedra
La tercera razón es que las nominalizaciones de participante pueden interpretarse
como argumentos de nominalizaciones de evento, estado o cualidad. En la estructura
de (154) o (155b) no se captura que estas nominalizaciones puedan establecer
relaciones con cualquiera de estas tres clases que, como vemos, sí parece posible
distinguir mediante complejidad estructural de la base; si acaso, esperaríamos que la
interpretación de las nominalizaciones de participante estuviera más próxima a las de
estado o cualidad, que serían las más parecidas a ellas: deberían ser siempre
participantes en un estado o en una cualidad. Los casos anteriores mostraban
nominalizaciones de participante relacionadas con otras de evento, pero podemos
tenerlas relacionadas con estados (160).
(160) a. la preocupación de Juan durante todo el verano
b. las preocupaciones de Juan (*durante todo el verano)
(160b) designa las entidades, concretas o abstractas, que causan preocupación en
Juan. La nominalización equivale, pues, al causante del estado psicológico. También
podemos tener nominalizaciones de participante relacionadas con cualidades.
(161) a. la gran abstracción de este problema matemático
b. las abstracciones que se encuentran en los problemas de matemáticas
(161b) se refiere a las entidades específicas que muestran abstracción dentro de un
problema, no a la cualidad en sí.15
15
El hecho de que a menudo sea difícil diferenciar la lectura de evento de la de participante y que
ambas interpretaciones parezcan comportarse como acepciones de una misma estructura sugiere una
explicación tentadora: la diferencia es meramente conceptual. Habría dos interpretaciones
enciclopédicas para la misma estructura, una de evento (o estado, o cualidad), y otra de participante.
Sin embargo, este camino tampoco parece satisfactorio. La razón es que hay efectos gramaticales –
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
Nuestra propuesta, que no implica eliminar estructura de la base con respecto a la
versión que no es de participante, es que en una nominalización de participante el
afijo nominalizador se introduce primero en una posición argumental, o de cualquier
otro participante, dentro de la estructura verbal. Si en una nominalización de evento,
estado o cualidad el nominalizador se introduce por primera vez sobre la estructura de
la base (162a), en una nominalización de participante el mismo elemento se introduce
dentro de la base y desde allí reproyecta (o se desplaza, dependiendo de las
suposiciones técnicas) para convertirse en el núcleo de toda la estructura (162b).
(162)
a.
SN
N
b.
SN
...SProc
SD
SProc
Proc
Proc
N
...
Proc
Proc
...
Vamos a ilustrarlo con la nominalización administr(a)-ción, que tiene dos lecturas:
como nombre de evento (163a) y como participante, referido a la entidad que
administra algo (164b)
(163) a. la administración de la justicia por parte de los jueces
b. las administraciones públicas
Aquí el participante es el causante o iniciador del evento de ‘administrar’. Partimos
de una estructura como (164), donde -ción se introduce por primera vez como
argumento (iniciador) en la estructura verbal.
(164)
SInic
-ción
<---> administr(a)Inic
Inic
SProc
Proc...
√1212
Esto explica varias propiedades de entrada: (a) que la nominalización se interprete
como cierto participante dentro de la eventualidad verbal, porque el nominalizador
ocupa la posición original de dicho participante; (b) que las nominalizaciones de
participante puedan relacionarse con nombre de evento, de estado o de cualidad,
como hemos revisado en §2– que se asocian a la interpretación de participante. Hay dos
particularmente claros: la imposibilidad de llevar un argumento referido al paciente (i) y la
imposibilidad de legitimar preposiciones como por (parte de), durante o hacia, que sí se admiten en las
nominalizaciones de evento y estado (ii).
(i) a. *La construcción del puente mide treinta metros.
b. *Las publicaciones de la enciclopedia pesan diez kilos.
(ii) a. *Las construcciones de piedra por parte de los obreros pesan veinte kilos.
b. *Las publicaciones de papel durante diez años ocupan muchas estanterías.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
indistintamente, porque todas ellas tienen una posición que -ción puede ocupar; (c)
que no haya diferencias morfológicas entre las lecturas, porque las proyecciones que
tienen las nominalizaciones de participante son idénticas a las que tienen las de
evento, estado o cualidad; (d) que, como se ve en (165), cuando tenemos una
nominalización de participante no se puede proyectar nunca el argumento que la
propia nominalización denota, sencillamente porque la posición para ese argumento
ya está ocupada en la estructura (por el nominalizador).
(165) las administraciones públicas (*por los jueces)
Ahora bien: (164) sigue siendo un verbo. Su nudo más alto es SInic, que es una
proyección verbal. Para obtener una nominalización, -ción reproyecta su etiqueta y
domina inmediatamente a SInit.
(165)
SN
SInit
-ción
<---> administr(a)Init
Init
SProc
√1212
Proc
Acerca de los detalles técnicos del procedimiento de reproyección, véase Gärtner
(2002), Citko (2008, 2011), Fábregas (2012), entre otros. La intuición es que el
movimiento de un constituyente se reinterpreta, dada una visión de las estructuras
sintácticas como representaciones jerárquicas de conjuntos, como el hecho de que un
mismo constituyente pertenece a dos conjuntos distintos. Esto permite que un núcleo,
al moverse a una posición determinada, proyecte su etiqueta. Es decir, (165) es una
variable notacional –si aceptamos ciertas suposiciones– de (166), que es una
representación más clásica, en la que desplazamos el especificador de SInic y el
elemento que se mueve es el que da su etiqueta al conjunto creado. La propuesta de
que un elemento que se desplaza –técnicamente, que sufre ensamble interno– puede
proyectar su etiqueta al conjunto se ha hecho casi estándar en ciertas teorías recientes;
cf. Starke (2004), Donati (2006), Chomsky (2008, 2013). La idea es que tras el
movimiento tenemos el ensamble de un constituyente complejo con uno de sus
miembros; al decidir cuál es la etiqueta asignada a ese nuevo conjunto, si el elemento
desplazado tiene una propiedad que le lleva a seleccionar al segundo elemento,
proyectará su etiqueta.
(166)
?
N
-cióni
-->
SInit
SN
N
-cióni
SInit
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
hi
Init
Init
hi
...
Init
Init
...
Tras la reproyección, obtenemos una nominalización deverbal, porque la etiqueta
superior de la estructura es SN.
Para que esta explicación funcione, debemos evitar que cualquier argumento pueda
reproyectar su etiqueta; de lo contrario, esperaríamos tener estructuras como el niño
comer patatas interpretadas como un SD / SN, ya que sería posible que el niño
proyectara su etiqueta por encima de SInit.
Mostraremos ahora cómo se puede garantizar que la reproyección solo afectará a
núcleos individuales, y que un SD o un SN –es decir, un constituyente complejo– que
se introduzca como argumento de un verbo no puede reproyectar. ¿Qué tiene de malo
(167), donde reproyecta un SD?
(167)
*SD
SInit
SD
Init
Init
SProc
Proc
...
El problema de (135) es que el elemento, antes de reproyectar, ya es un objeto
sintáctico complejo y por tanto forma un SX (al menos tan complejo como 168a,
probablemente mucho más). Lo que hace especial a un nominalizador como -ción en
(165) es que es un X0 puro, sin proyectar, porque no ha tomado ningún complemento
en el momento en que se define como participante.
(168) a. [SD D [SN N [√]]]
b. [N]
Dadas las suposiciones de la Estructura escueta de sintagma (Chomsky 1995), esto
quiere decir que (168b) es ambiguo entre un núcleo y una proyección máxima: es al
mismo tiempo el elemento menor de su proyección y el mayor. En tanto que elemento
mayor, puede funcionar como un SX y actuar como especificador argumento de un
SInit en (165). En tanto que elemento menor, es también un núcleo y puede
reproyectar para formar un SX que cambie la etiqueta categorial de la estructura.
Un SD o un SN, en cambio, no es ambiguo entre núcleo y proyección máxima: ya
es una proyección máxima, y por eso no tiene sentido que reproyecte.
Adicionalmente, -ción como N puro puede tener propiedades formales que requieren
que sea seleccionado por proyecciones funcionales nominales como SNúmero, y antes
de reproyectar estas propiedades formales no están satisfechas en el interior del SInit,
porque al ser especificador de un SInit nunca podrá darse el caso de que lo mande-c
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
una proyección nominal que domine a SInit: ya que la estructura que lo domina es
verbal, la derivación no puede continuar introduciendo proyecciones funcionales de
naturaleza nominal.
Una vez que reproyecta, en cambio, N se convierte en la etiqueta de todo el
conjunto y la estructura puede continuar expandiéndose mediante proyecciones
funcionales nominales que satisfagan sus propiedades. Por el contrario, un SD en
posición de argumento de SInit ya satisfaría internamente todas las propiedades
formales del N que contiene, por lo que no habría motivos para la reproyección.
Una vez que hemos mostrado el procedimiento en su forma más básica y lo hemos
restringido solo a los casos en que se introduce un solo N sin complemento, veamos
las predicciones que hace.
6.1. Cómo se derivan las propiedades de la nominalización de participante
Veamos ahora qué es lo que hace que, pese a haber estructura verbal, las
nominalizaciones de participante no puedan legitimar preposiciones como por,
durante, hacia, etc. pese a que en su interior haya proyecciones verbales.
Nuestra sugerencia es la siguiente. Empezando por una nominalización de evento,
véase que en ella el nominalizador solo ocupa una posición: la primera vez que es
introducido, selecciona directamente al SInic. Lo mismo sucede en una
nominalización de estado y de cualidad.
(169)
SN
N
SInic
Al ocupar esta posición desde el momento de partida, proponemos que esto le
permite identificar el evento –o estado, o cualidad– expresado por la proyección que
domina inmediatamente. Técnicamente, y asumiendo que todo N posee un argumento
categorial R –cf. Lieber 1992, 2004, entre otros muchos– representaremos esta
identificación como coindización, aunque es posible que el procedimiento en realidad
se produzca mediante identificación de rasgos abstractos.
(170)
SN
N
Ri
SInic
Init
SProc
Proc
ei
...
El resultado inmediato de esta operación es que el nombre denota un evento, un
estado o una cualidad (dependiendo de cuál sea el núcleo que identifica R). A partir
de este punto, N ha unificado rasgos con el evento. La consecuencia inmediata de
esto, proponemos, es que en las sucesivas proyecciones de N, el evento sigue siendo
parte de la información que contiene la estructura. Si en un nivel superior a N se
introduce una preposición como por, durante o hacia, que se asocia con eventos
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
verbales, ésta podrá estar legitimada porque N ha identificado el evento y N puede,
por tanto, enlazar estas preposiciones al evento.16
(171)
SF
durante X
F
F
...SN
N
Ri
...SProc
ei
La razón de que una nominalización de participante no pueda legitimar estas
preposiciones es que en ellas N no ha identificado el evento –o estado, o cualidad–.
La razón la encontramos en que su posición de base es argumental:
(172)
SInit
N
Init
Init
...
Hay dos motivos por los que la identificación argumental es imposible: el primero,
ciertamente intuitivo, es que si N es un participante en el evento no puede representar
al mismo tiempo el propio evento. Si queremos una nominalización que se interpreta
como argumento, necesariamente no se puede producir la identificación. La segunda
razón es estructural: supongamos que la identificación de R debe producirse en la
posición de base, y no puede esperar a la reproyección. En (172) N no domina a SInit,
por lo que no puede acceder a esa identificación.
Una vez que, cuando empieza como argumento, N no ha unificado rasgos con el
argumento eventivo, la imposibilidad de legitimar las preposiciones que requieren un
evento verbal se sigue necesariamente. En (173) durante no está legitimada porque se
introduce como un modificador nominal, y el nombre no tiene evento por sí mismo ni
lo ha identificado con la base verbal.
(173) *
SF
durante
[ue]
F
F
SN
N
Rj
16
...SProc
ei
Formalmente, puede proponerse que durante tiene un rasgo [ue] que le fuerza a ser identificado por
un evento. Cuando R identifica e, N es capaz de identificar ese evento. La legitimación puede hacerse
como concordancia a distancia o puede ser más local si suponemos que en algún punto de la derivación
N se desplaza al núcleo F, o un constituyente que contiene N (Cinque 2010) asciende a una proyección
de SF.
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
Por tanto, distinguimos dos aspectos: una cosa es las interpretaciones que acepta
un SP con un nombre de participante, que dependen en parte de la posición desde la
que sale el nominalizador, y otra cosa distinta es qué preposiciones pueden introducir
esos argumentos. Esta segunda posibilidad está restringida a las preposiciones que no
requieren legitimación por parte de un verbo, porque al no identificar R con e, el
sustantivo solo puede legitimar lo que es compatible con sus propiedades. Por esta
razón nótese que, de hecho, nada predice que un nombre de participante no pueda
llevar un modificador de significado temporal, si lo introduce una preposición como
de, que no requiere identificación por parte de un evento. Esto es cierto tanto para
nominalizaciones como para nombres no derivados:
(174)
a. las publicaciones de los últimos diez años
b. mi coche de los últimos diez años
6.2. Movimiento de evacuación
Es posible que al lector le haya venido en mente una posible derivación de los
sintagmas introducidos por por, durante o hacia en las nominalizaciones de
participante que prediría que deberían estar legitimados por el evento de la base. La
idea sería que los sintagmas preposicionales se mantuvieran dentro del dominio
verbal, sin ascender al dominio nominal. Podríamos derivar así, contrafactualmente,
una nominalización de participante con preposiciones ligadas al evento.
(175)
Ni
SN
SInit
por Juan
Init
Init
SProc
durante X
SProc
hi
Proc
Proc
...
*la (pesada) construcción por Juan durante dos años
La razón de que esto nunca suceda es que, incluso si estas proyecciones se
iniciaran aquí, y no fueran introducidas directamente como modificadores nominales,
nuestra explicación seguiría sosteniéndose porque, forzosamente deberán escapar del
dominio verbal, por lo que se conoce en Nanosintaxis como Movimiento de
Evacuación. La idea es que cuando la entrada léxica de un exponente no incluye
modificadores o argumentos, la lexicalización completa no puede suceder salvo que
esos modificadores o argumentos se desplacen afuera del constituyente sintáctico.
Recuérdese la entrada de los exponentes verbales:
(176)
exponente verbal <---> SInic
Inic
SProc
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
Proc
SEst
√n
Est
El exponente no lexicaliza rasgos preposicionales o los que corresponden a los
argumentos, dada esta entrada –nótese que en ella no se representan los
especificadores–. El Principio de Lexicalización Exhaustiva hace, pues, imposible que
se lexicalice el sintagma verbal mediante un exponente si no se produce la evacuación
de los argumentos antes: el exponente no puede lexicalizar algo como (177), porque
en él los argumentos forman constituyente con las proyecciones verbales.
(177)
*exponente verbal---> SInit
por X
Init
Init
SProc
durante X SProc
En el verbo, el Movimiento de Evacuación se produce desplazando los argumentos
a una posición funcional más alta; esto es estándar, por ejemplo, con ciertos
complementos directos (cf. Ormazabal & Romero 2007, Torrego 1998, Rodríguez
Mondoñedo 2007, López 2012, en relación o no con la asignación de caso). Nuestra
propuesta es extenderlo a todos los modificadores y argumentos verbales, aunque
pueden desplazarse a posiciones distintas dependiendo de sus propiedades de
referencialidad, animacidad, etc.
Una vez que se produce el movimiento a una posición más alta, lo que queda en el
constituyente verbal es una copia que debe ser ignorada por la lexicalización, y
entonces sí es posible emplear el exponente.
(178)
SF
SD / SPi
F
F
SF’
durantej
F’
F’
SInit
SD/ SP
<--- exponente verbal
Init
Init
durante
SProc
SProc...
Lo mismo se aplica a las nominalizaciones: el exponente verbal no puede usarse si
no se evacúan del constituyente encabezado por SInit los sintagmas que no están
lexicalizados por él. Esto fuerza a que los argumentos, aunque se introdujeran en el
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
dominio verbal dentro de una nominalización, 17 asciendan a las proyecciones
funcionales nominales para permitir la lexicalización. Una vez allí, no estarán
legitimados si N no ha identificado el evento.
(179)
SF
SD / SP
F
F
...SN
N
SInit <--- exponente verbal
SD / SP
Inic
Inic
SProc...
Dota de plausibilidad a la propuesta de que –independientemente de dónde se
originen– los SPs argumentales deben materializarse en una proyección alta dentro
del SN un problema que se ha encontrado de manera general en el estudio de la
sintaxis del sintagma nominal y que muchos autores (entre otros, Cinque 2010) han
dejado explícitamente sin resolver: los sintagmas preposicionales invariablemente son
externos con respecto a los adjetivos, incluso, como en (180), cuando denotan
argumentos asociados a un evento marcado por la base del sustantivo.
(180) a. la destrucción sangrienta del país por parte de los soldados
b. *la destrucción del país sangrienta por parte de los soldados
c. *la destrucción del país por parte de los soldados sangrienta
Una teoría en la que estos SPs están, cuando se materializa la estructura, en un SF
alto explica directamente este patrón. Si los adjetivos inciden directamente sobre el N
–sea, como proponen Bosque y Picallo (1996) porque son especificadores o adjuntos
de N, o sea, como indica Cinque (2010), porque son modificadores de una categoría
predicativa que restringe las propiedades predicativas del sustantivo–, los SPs con
lectura argumental deberán ser necesariamente externos a ellos.
6.3. Otras predicciones y consecuencias de la teoría
Si en estas nominalizaciones el nominalizador ocupa una posición dentro de la
estructura verbal, la primera predicción es que la nominalización de participante no
será compatible con un argumento que debería ocupar la misma posición de la que
parte -ción; esto es así sencillamente porque -ción está en esa posición y ningún otro
elemento puede introducirse allí. Esto se confirma. -ción en administr(a)-ción está en
la posición de Iniciador, porque administraciones se entiende como los participantes
que se encargan de administrar algo. Consecuentemente, un sintagma con de no podrá
Hay motivos, sin embargo, para argumentar contra la idea de que en la nominalización –o en general,
en cualquier estructura nominal– se introduzcan los argumentos preposicionales por debajo de N.
Adger (2013, capítulo 5) llega independientemente a la conclusión de que los SPs, incluso los que
tienen lectura argumental, se introducen en un SF alto que domina a SN. Lo que nos interesa destacar
aquí es que, incluso si los argumentos se introdujeran bajo N en una nominalización, tendrían que
desplazarse por encima de N, pero no estamos defendiendo que los argumentos tengan que introducirse
inicialmente en la estructura verbal.
17
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
interpretarse también como agente porque (a) la posición está ocupada y (b) incluso si
tratáramos de asignar esa lectura a un SP externo a la lectura verbal, el papel temático
ya estaría asignado al nominalizador. En (181a) no interpretamos del gobierno como
la entidad que administra; es, más en general, un posesor. En (182b) vemos que sí es
posible que un sintagma con de se interprete como la entidad administrada.
(181) a. las administraciones públicas del gobierno (no El gobierno administra algo
de forma pública)
b. las administraciones públicas de parques naturales (sí Alguien administra
públicamente los parques naturales)
Inversamente, con construc-ción ‘objeto construido’, -ción ocuparía la posición de
paciente, y por eso no es posible interpretar un sintagma con de como la entidad
construida (182a), pero sí como la entidad que construye (182b). La forma con por es
imposible, como hemos visto, porque por requeriría identificación con el evento.
(182) a. las pesadas construcciones de piedra del puente (no Alguien construye el
puente en piedra)
b. las pesadas construcciones de piedra de Chillida (sí Chillida construye algo
en piedra)
Pasemos a una segunda cuestión. Si nuestra teoría es correcta –lo que determina la
interpretación de paciente es la posición de base que ocupa el nominalizador–
esperamos que la misma materialización pueda corresponder a estructuras distintas en
las que el nominalizador aparece primero en posiciones diferentes. Una teoría
lexicalista no esperaría esto de forma clara, porque tendría que asociar a cada palabra
una entrada léxica idiosincrásica con una interpretación determinada. En estos casos
tendría que tener palabras idénticas con interpretaciones distintas o bien una entrada
con varias interpretaciones que se acumulan, lo cual produciría el problema de
determinar cómo se selecciona entre ellas.
La situación descrita tiene lugar en español. Como nominalización de participante
tenemos, por ejemplo, acusación. La acusación puede ser el participante resultado de
acusar, como en (183a), pero también el participante que acusa (183b).
(183) a. La acusación que me han enviado está sobre la mesa.
b. La acusación particular pide 30 años de cárcel.
En nuestra teoría, esto se debe, sencillamente, a que acusación se forma sobre una
base que contiene tanto una posición de agente como una de objeto resultado; N
puede empezar en cualquiera de las dos posiciones, y dará así lugar a estructuras con
dos interpretaciones distintas. Otro caso semejante es decoración, que puede
interpretarse como un instrumento (lo que se usa para decorar, como en No encuentro
las decoraciones del árbol de Navidad) y como un resultado (lo que surge después de
decorar, como en Me gusta la decoración de tu casa). Los ejemplos pueden
multiplicarse con facilidad, por lo que no incidiremos en esto.
La tercera predicción es que el abanico de lecturas de participante de una
nominalización deberá estar restringido a los participantes que admite el verbo de su
base. Es importante notar aquí que, por participante, debe abrirse la mano para
permitir la introducción de lo que tradicionalmente se habían considerado ‘adjuntos’,
como los modificadores locativos y temporales. Se puede observar con facilidad que
CLASES DE NOMINALIZACIÓN. LAS NOMINALIZACIONES DEVERBALES
la interpretación de lugar de los nombres de participante está disponible tanto en los
casos en que el locativo está introducido como un argumento del verbo (184a) como
cuando su comportamiento se parace más a un adjunto (184b).
(184)
a. habitar un lugar > habita-ción; poblar un lugar > pobla-ción
b. El terreno se eleva en este lugar > eleva-ción
Estos casos relativamente problemáticos18 nos fuerzan a adoptar una visión de los
adjuntos –al menos los que no son adjuntos parentéticos, cf. Espinal (1991)– más en
la línea de Cinque (1999), donde son especificadores de proyecciones que dominan al
verbo, que en la de Chomsky (2004), donde son elementos introducidos por un
procedimiento de ensamble radicalmente distinto de otros constituyentes. Si estos
adjuntos son constituyentes ‘normales’, introducidos como otros constituyentes (185),
el nominalizador podrá empezar allí.
(185)
SN
Ni
SLocativo
hi
Locativo
Locativo
...SProc
Lo que una teoría lexicista no puede explicar, pero nuestra propuesta sí, es que
cuando un verbo rechaza un participante –argumento o adjunto– la nominalización
nunca puede tomar esa lectura. Tomemos, por ejemplo, el verbo estativo medir. Este
verbo no toma argumentos locativos y tampoco admite locativos adjuntos.
(186)
*Este edificio mide 40 metros al lado del otro.
Consecuentemente no podremos tener una lectura locativa de medición, que sí
puede ser, en cambio, la cantidad que se asocia a medir. Otro caso muy estudiado es dor (Rifón 1996, Fábregas 2012, Cano 2013), que, como es bien sabido, solo puede
dar lecturas de agente con bases que por sí misma ya tengan un iniciador (*nacedor),
al punto de que un derivado con -dor selecciona una lectura de la base en la que haya
un evento agentivo (eg., entra-dor no es la persona que entra en un lugar, sino quien
entra a alguien con intenciones amorosas o el jugador que entra a otro para robarle el
balón). Una teoría lexicista no puede predecir esto: si la formación e interpretación de
18
El caso es solo relativamente problemático porque eleva-ción en su lectura locativa se relaciona con
la versión estativa del verbo (el terreno se eleva aquí), no con la versión eventiva (Juan eleva la
bandera en el jardín). Gawron (2007) ha analizado estas versiones estativas de verbos de cambio de
lugar o estado como casos en los que el cambio necesario para interpretar el verbo se interpreta en un
eje locativo, no temporal: lo que se compara son distintas áreas que muestran una altura distinta, no
distintos momentos de altura variable. En este sentido, cabe proponer que el locativo es necesariamente
un argumento en estos casos también, porque el lugar que se emplea en la comparación es
estrictamente necesario para evaluar las condiciones de verdad del verbo. Sin embargo, parece
prudente admitir, con todo, que los adjuntos tradicionales de un verbo también pueden ser participantes
en un sentido amplio, ya que la gran variedad de lecturas de participante que se recogen en los
diccionarios no son siempre subsumibles a casos en que ese constituyente es imprescindible para
interpretar el predicado. Véase por ejemplo la lectura locativa de come-dor, la temporal de reina-do o
la de manera que se obtiene con movi-miento, como en Me gustan los movimientos elegantes.
ANTONIO FÁBREGAS. LAS NOMINALIZACIONES
las nominalizaciones se determina antes de la sintaxis, de manera idiosincrásica, no
está claro por qué no se podrían añadir en el léxico interpretaciones nuevas que no se
correspondan con los participantes que la base, cuando se emplea como verbo, pueda
tener independientemente.
El abanico de lecturas de participante que existen en las lenguas naturales es muy
amplio, y como en casos anteriores, no podemos descartar que existan lecturas no
cubiertas por nuestra teoría –aunque podemos afirmar que no las hemos encontrado, si
existen otros pueden encontrarlas–. Como tendremos ocasión de ver en el capítulo
cuarto, en ocasiones las condiciones especiales de cada nominalizador pueden dirigir
hacia un subconjunto de los participantes que en principio admite un verbo, y también
hay casos –indudablemente– en que se produce una especialización semántica, tal que
la combinación de un nominalizador y una base se usa preferentemente para indicar
un solo participante, sin admitir con facilidad interpretaciones en las que se refiere a
otros (como veremos en V, §1). Lo que parece ser cierto, hasta donde hemos podido
encontrar datos, es que nunca surgen lecturas de participante que se salgan de lo que
la base hubiera permitido independientemente.
Con esto, terminamos nuestra discusión de las clases de nominalizaciones
deverbales y pasamos al estudio de la tipología de las nominalizaciones deadjetivales.