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ABRAHAM Y MARIA
Interpretadón coránica
«Según había prometido a nuestros
padres, a Abraham y a su descenden­
cia para siempre. »
(Le 1 , 55)
MARIA CUENDE PLAZA
l. Abraham
«Al llegar el momento, llamó a Abraham para hacerlo padre
de un gran pueblo», Gen. 12, 2-3.
(Const. Dogmática Dei· Verbum, cap. 1 , 3.)
l.
Promesa de Dios a Abraham
Toda la literatura debe ser interpretada a la luz del género a que
pertenece. También las narraciones bíblicas y, de entre ellas, las
patriarcales han de ser valoradas por lo que son, es decir, Tradición
Sagrada, Actos Redentores de Dios en favor de un pueblo. Esto es lo
que proporciona a la narración vallar eterno como palabra de Dios.
En Gen 1 2 , 5 se dice de Abraham que salió de Jarán, acompañado de
su mujer, de Lot, de la mujer de éste y de algunos criados.
Este hecho lo realiza por Voluntad de Dios, que le pide abandone a
su padre y a su ambiente.
Son muchas las veces que Yahvéh promete dar a Abraham un gran
pueblo y una gran descendencia. Su fe y confianza se hacen más gran­
des a medida que pasa el tiempo y tales promesas aparentemente no se
cumplen.
A) Dos hijos, dos pueblos
Dios �umple su palabra y le da dos hijos. El mayor, Ismael, hijo de
Agar, la esclava; el pequeño, Isaac, hijo de la mujer libre, de su esposa
Sara.
105
MARIA CUENDE PLAZA
La Biblia refleja las costumbres patriarcales del ambiente social en
el segundo milenio antes de Cristo.
Sara dio a Abraham su esclava Agar como concubina (Gen 1 6, 24).
Esto no era nada extraño en aquella civilización. Los textos de Nuzi
refleja la ley consuetudinaria de los hurritas del este del Tigris (en el
siglo XV a.C. ).
En dichos textos se prohibía la expulsión de la esclava y del hijo; de
ahi la repugnancia y resistencia dle Abraham a expulsar a Agar e
Ismael 1•
Tiene que intervenir Dios para hacer ver a Abraham que lo propues­
to por Sara (Gen 2 1 , 1 0) es, precisamente, lo que encaja en los planes de
El: «No te dé pena por el niño y la esclava. Haz lo que te dice Sara; que
es por Isaac por quien será llamada tu descendencia» (Gen 2 1 , 1 2).
El versículo 13 añade: «también al hijo de la esclava le haré un
pueblo, por ser descendencia tuya».
El versículo 1 8 aporta un elemento más a la promesa. Esta vez dice­
que «el pueblo será grande».
Expulsado Ismael de la casa paterna, habitó en el desierto de Farán
(Gen 2 1 , 2 1 ).
En Gen 1 6, 1 2 viene definida la personalidad de Ismael: «Será un
onagro de hombre; su mano contra todos y las manos de todos contra él.
Y habitará frente a sus hermanos».
Onagro es una especie de asno salvaje Qob 39 , 5). Era el nombre que
estaba expresando la índole personal del futuro nómada del desierto.
En una última y más larga Revelación vuelve Dios a prometer a
Abraham: «También te he escuchado en cuanto a Ismael. Yo lo bende­
ciré y lo acrecentaré, y lo multiplicaré muy grandemente. Doce jefes en­
gendrará, y le haré un gran pueblo» (Gen 1 7 ,20).
Las palabras de Dios son claras, dará a Ismael un gran pueblo.
B) El pueblo de Ismael en la historia
Nos preguntamos: ¿de qué pueblo se trata?; ¿ha existido?; entonces,
¿dónde está su grandeza? Cualquier pueblo de la Biblia ha sido nombra­
do más que «ese pueblo».
En Gen 25, 12 se cita a las doce tribus de Ismael. En Gen 3 7, 3-35 se
nombra a los ismaelitas con motivo de la compra de José, hecha por
ellos a los hermanos de éste, en Dotayin (Tell).
A mi me parece que el escaso protagonismo de este pueblo al que se
refiere la Biblia no se corresponde con la magnitud de la promesa dada­
por Dios a Abraham.
1
106
BRIGHT,
J., La historia de Israel, Bilbao, 1970, pp. 83-92.
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACiON CORANICA
Ese pueblo, ¿está en la historia o no ha llegado?
Si por la potencia maligna que hizo pecar a Adán se impregnó el
cosmos de ella (Rom 5, 1 2), el poder de Cristo no va a ser menos. El
mundo y el hombre han recibido luz de su Luz, fuerza de su Fuerza, no
sólo por el hecho de la creación orientada al Creador sino por la misma
Encamación. Y si ese pueblo está en la historia también a él llega la
irradiación de la presencia de Cristo en la historia y en el mundo.
El pueblo dado a Ismael o está por venir o está en la historia. Si está
en ella y es el pueblo musulmán, veamos si se ha cumplido la grandeza
prometida por Dios:
- Es un pueblo numeroso: 400 millones rezan en árabe y 1 00 millones lo hablan.
-- Tiene cierto influjo en el mundo.
- Conservó y transmitió la cultura a los pueblos.
- Tiene unos valores religiosos, morales y humanos. Sabemos por la
historia, si ello no es un tópico, que el pueblo Agareno ha existi­
do. Que lo étnico de ese pueblo estuvo y está disperso por Arabia
y que se extendió de allí hacia Oriente y Occidente. De ese pueblo
viene Mahoma. Pero el aglutinante de dicho pueblo no fue ni es
lo étnico; el aglutinante fue y es lo religioso, la creencia en un solo
Dios, someterse a El y someterle el mundo.
Si éste es el pueblo prometido, ,¿cómo es que no está integrado en la
única fe· de Abraham, ya que ésta se orientaba hacia el Mesías?
¿O será que realmente éste es el pueblo pero que aún no ha llegado
a su plenitud? ¿Y que esa plenitud sea el porvenir de la Iglesia, que abre
su corazón a todos los hombres ya que el Salvador murió por todos?
He aquí un campo en el que la investigación tendrá que seguir tra­
bajando.
He aquí la tarea común, el diálogo que debe existir entre cristianos y
musulmanes.
Si no hay un cierto y previo conocimiento mutuo dicho diálogo se
hace sumamente difícil. Cristianos y musulmanes se desconocen, pero es
mayor la ignorancia del pueblo cristiano hacia el musulmán que vice­
versa. Esto es comprensible porque el Corán, Palabra revelada por Dios
para el creyente, le dice cómo es el pueblo judío y cristiano.
Ese conocimiento se graba2 en época temprana en la memoria del
niño aunque no sepa lo que recita.
2 MASSIGNON , L., La süuation actualle de !'Islam, Rev. París, 1 5 de julio de 1 929.
LAMENS, L'Islam� Beyrouth, 1 941 , p. 73. jEAN- ABD-EL-jALIL, Corán y el pensamzºento
musulmán, Madrid, 1 954, p. 1 20.
107
MARIA CUENDE PLAZA
2. Abraham e Jsl,am
en
el Concilfo Vaticano II
El Concilio nos abre la puerta para la búsqueda de ese pueblo en la
Constitución Dogmática Lumen Gentzum, Cp. 11, 1 6 y en la Declaración
Nostra aetate, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cris­
tianas.
La relación del Islam con Abraham está de manera más notable en
la Constitución que en la Declaración. En aquélla se lee: «...el designio
de salvación abarca también a los que reconocen al Creador, entre los
cuales están en primer lugar los musulmanes, que, confesando adherirse
a la fe de Abraham, adoran con nosotros a un Dios único, misericor­
dioso, que juzgará a los hombres en el día postrero.»
En la Declaración se manifiesta cómo es esa relación que existe entre
Abraham e Islam; y así se lee en el núm. 3: «...(los musulmanes) a cuyos
ocultos designios de Dios procuran someterse con toda el alma, como se
sometió a Dios A braham, a quien la fe islámica mira con
complacencia».
Luego el Islam procura someterse a Dios como Abraham.
3.
Abraham e Islam en el Corán
¿Cómo está esa relación en el Corán? Habrá que analizar el término
«aslama>> en el contexto de 37 , 1 03 y, con ello, llegar al significado pro­
fundo del vocablo que, por consecuencia, llevará al sentido filológico de
la palabra.
Se trata del sacrificio de Isaac; cuando padre e hijo se disponen a
realizar el holocausto, es decir, cuando ya están sometidos los dos enton­
ces, Abraham coloca a su hijo contra el suelo.
Encontramos la palabra «aslam:l» en el contexto de 37, 1 03:
<ifalammii aslama wa tallahw>.
El término. «aslama» parece indicar que Abraham se somete a Dios y
se emplea en sentido profundo, en una entrega a El.
Esa entrega la había hecho ya anteriormente cuando rompe con la
idolatría y sus parientes (Gen 1 2, 5).
Entrega paralela la tenemos en el Corán cuando rompe los ídolos
(21 , 58; 21 , 63; 37 , 9 1 -93) .
Una síntesis del origen filológico de «islam» nos la da.el verbo raíz sa­
lima: salvarse.
De él deriva la segunda forma verbal, sal-lama, rendirse. Así como
la cuarta, «aslamli>>, rendirse a; es decir, confiere un sentido de direc­
ción al significado de la segunda fonna verbal. De esta cuarta forma
verbal, su «masdar» o nombre de acción o sustantivo verbal, es Islam,
que significará entonces, «el que se rinde a>>.
108
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACION CORANICA
Aquí encaja Abraham como perteneciente al Islam en el sentido de
que se rinde a Dios, que se somete a El.
De ese hecho saca el Corán el concepto de Islam. ¿ Sin la realidad de
un Abraham entregado se habría llegado al concepto, al núcleo de la
mayor capacidad significativa que supone dicha palabra?
Islam significa «entrega a», ilustra el entendimiento e induce a la vo­
luntad a dicho acto; el entendimiento, captando su hondo sentido o
concepto, une entrega con entregado, sometimiento con sometido, fe
con creyente. Es llamada de Dios y es respuesta del hombre en la fe, en
el sometimiento a su voluntad cuyos designios casi siempre el hombre
desconoce pero que acepta, porque el que llama es de toda garantía, de
toda credibilidad. El que llama es Dios.
También lo vemos en 37 , 84: «bi··qalbz·n salzw> se puede traducir por
«un corazón limpio», pero me parece da más idea del contenido traducir
por «un corazón sometido» que está en la línea de la gran familia origi­
nada por la raíz «salim'll>>.
Así en 37 ,84 sería: «Cuando (Abraham) vino a su Señor con un co­
razón sometido».
«Sometido» conlleva una idea más dinámica. El sometimiento a Dios
supone previamente una ruptura con el pasado, una conversión, uµ
romper los ídolos. En una palabra, desasirse el corazón de lo que no es
Dios para poner a Dios. Llenarse de luz porque se han ido las tinieblas
del pecado y de la idolatría. Cuando el alma ha efectuado esta actividad
ordinariamente se llega a la entrega, al sometimiento, hasta ser capaz
de sacrificar el hijo, porque se ha entregado al amor de un Dios que lo
trasciende todo.
4.
Abrahamismo islámico
El Islam es un abrahamismo, porque su fe es la misma que la de
Abraham, que se sometió a Dios y forma parte de una descendencia es­
piritual.
La expresión y elección 3 como la contempla el Corán es distinta de
la expresión bíblica. También ésta es interpretada por el cristianismo,
ya que, seguida literalmente, podría encasillar el designio de Dios en la
línea carnal de Isaac, con detrimento del resto de los descendientes de
Abraham y de todos los hombres.
¿ Acaso el Islam es ismaelita?
Hay opiniones encontradas, incluso dentro de un mismo autor
3
MouBARAC,
Y., L 'Jslam et le Dialogue Jslamo"Chrétien, t. III, Beyrouth, 1 972-73,
pp. 1 00- 1 30.
1 09
MAR!A CUENDE PLAZA
(M. Hayek) , que hace una publicación en que afirmando el abrahamis­
mo niega su ismaelitismo4•
Posteriormente el mismo autor considera que por la vía de filiación
espiritual quizás Mahoma sea abraharnista a través de Ismael.
La vía de la filiación espiritual era más poderosa, en algunos casos,
que la carnal. Por ejemplo, Abraham renegó de su padre, según el Co­
rán, porque éste permaneció incrédulo.
Hay en el Corán un texto muy significativo en el cual Abraham lega
por igual a sus dos hijos este consejo: «¡Hijos míos!. Dios os ha escogido
esta religión. Así, pues, no muráis sino sometidos a El» (2, 132).
Según este texto, el Corán no potencia ninguna de las dos descen­
dencias, lo que parece indicar que de Abraham parte la única fe mono­
teísta. Sus dos manos extendidas a sus dos hijos son como símbolo de la
Voluntad Sahifica Universal de Dios a todos los hombres, no para sepa­
rarlos sino para unirlos en el corazón de Abraham.
Para que una religión sea verdadera, según el sentido coránico, es
condición necesaria y suficiente que sea abrahámica y tenga Profeta.
Por otra parte Mahoma saca de la vida de Abraham un paralelismo con
su propia vida: Como él, salió de su país, de la Meca (Hégira 622) y
�archó a otro; como él, rompe con el paganismo y se adhiere a la
creencia de un único Dios; como él, conduce una parcela de la humani­
dad al sometimiento de la Voluntad de un único Dios que antes no
conocía.
Lo que es condición necesaria y suficiente para el Corán no lo es
para el judaísmo, que se declara religión verdadera en virtud del
abrahamismo que posee y la esperanza en el futuro Mesías que para él
todavía no ha llegado.
Sabemos que el cristianismo enlaza con la promesa hecha a los pri­
meros padres en el Paraíso, repetida a Abraham, a David, anunciada
por los profetas y cumplida en Cristo .
11.
Mahoma
Dejando aparte el fenómeno coránico, naturaleza del mensaje y cuá­
les pudieron ser sus fuentes, nos limitaremos a unas breves palabras
sobre Mahoma y, más que a su biografía, a su personalidad.
Hay que señalar que su figura está envuelta en la nebulosa de los
siglos; que la polémica hasta el siglo XVIII, en la mayoría de los trata­
dos, califican su religión de diabólica y a su persona de renegado encar4
110
Ibid., op. dt. , p. 97.
�������--'--��
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACION CORANICA
necido, siendo en la actualidad para el pensamiento moderno un
psicópata 5•
Todas estas afirmaciones se han hecho sin suficiente juicio critico.
Muchas veces los prejuicios de raza conducen a prejuicios de doctrina.
Hay que admitir que Mahoma, cuando vivió su experiencia reli­
giosa, era hombre que anteriormente había vivido y pertenecido a con­
texto histórico- social determinado en aquella civilización preislámica.
Por tanto, al. cotejar datos de aquellla sociedad con la nueva Teocracia
que Mahoma pone en marcha, es necesario ver qué elementos autócto­
nos incorpora a la nueva legislación coránica y qué elementos son de
nuevo cuño.
Pero quedarnos con esto seria caer en un simplismo. Seria con­
templar los árboles sin distinguir sus frutos; pues, ante determinados
estímulos externos, de agua, luz y sol, unos dan dulces dátiles y otros
duras bellotas. Depende de la propia naturaleza del árbol.
Así, a la hora de hablar del Islam no podemos prescindir de Maho­
ma y de sus cualidades .. Estas se pueden descubrir no sólo en la tradición
o IJ,adit sino leyendo el Corán6• A través de ellos aparece de timidez
constitucional, honrado, sincero, veraz, generoso, agudo observador,
manso con los humildes y duro con los fuertes. Y como dice el P. Pareja
en su Islamología 1·, Mahoma, como todo gran poeta, repudiaba a los
poetas que «errando por todos los valles dicen lo que no practican»
626;225-226).
Tuvo el temple de que ninguna de sus mujeres lo desviara de Alá y
las mantuvo castas y bien dirigidas .
Hombre introvertido: más que esclavo de los acontecimientos sen­
sible a ellos, juzgándolos y dejando probablemente huella en él, acom­
pañada de tendencias íntimas e impresiones ya arraigadas desde la in­
fancia y juventud . Cada nueva impiresión envolvíala en la reflexión, ge­
neradora de inquietud o euforia, según como fuere 8•
Habría una falta de sincronizacilón entre el pensar y el sentir. En él
fueron lentas, propias de estos temperamentos. No olvide­
decisiones
las
mos que hasta los cuarenta años ap:roximadamente no se decide por un
ideal religioso.
Quizás tras la crisis religiosa se estableció el profundo acuerdo entre
la conciencia de su «yo» y la realidad circundante. Algunos árabes, lla.·
5 T oR ANDRAE, Mahoma, su vi·da y su fe, Madrid, 1 966, pp. 1 84-265. LEDIT', Ch. ,
Mahomet. Israel et le Christ, París, 1 952, pp. 49-59.
6 PAREJA, F., /slamología, t. I, 1 952- 1 954, pp. 64-80.
7 Ibid. , op. cit. ,. p. 68.
8 VERGOTE, A.; Psi·cología religi·osa, Madrid, 1 973 , pp. 1 1 5-131. SCHOKEL, A. L.,
La Palabra inspfrada, Barcelona, 1 969 , p. 233 , nota 8.
111
MARIA CUENDE PLAZA
mados .b.anif9, habían barruntado y hasta propuesto postulados
monoteístas. Tenia suficientes motivos para buscar la divinidad propec­
tora de su vida e ir hacia su encuentro. Las peticiones y deseos actuali­
zaron una cierta presencia de Dios, único motivo y objeto de su bús­
queda, y no hay razón p ara dudar de que se desencadenaron los meca­
nismos psíquicos de la inspiración poética. Inspiración que, en parte y a
retazos, se alimentaba del entorno.
Lo que le distinguió a Mahoma fue el modo y forma como expresó
sus ideas, y «lo que las llevó adelante fue el influjo de su personalidad y
el ímpetu de su convencimiento» 1º.
Esta personalidad se nos ofrece corno un abanico abriéndose poco a
poco. Precisamente en este ir abriéndose es donde podemos colocar los
elementos coyunturales en los que encajan posibles encuentros con se­
guidores monofisitas más que melquitas, misiones nestorianas más que
ortodoxas, ambientes judeo-cristianos, judíos, etc.
Esos encuentros - en aquellos tiempos y lugares 1 1 enclave de carava­
nas que cruzaban los mercaderes de distintas razas y creencias- eran la
novedad que incidía en su espíritu como la luz sobre el prisma. Y por
eso, en la lectura del Corán se corre el riesgo de ver cada uno lo que
quiere ver: judaísmo, gnosticismo, mazdeísmo, neoplatonismo, cris­
tianismo, etc.
Lo que no se puede negar es que Mahoma fue exponente de una ci­
vilización. Que sacó a su pueblo de las tinieblas de la idolatría a la fe en
un solo Dios. Que esta fe fue la causa de una elevación moral, haciendo
pasar a ese pueblo de la barbarie al plano de la ley natural, ordenada
por ese Dios en quien empezaba a creer.
De esta manera Mahoma es el puente que une el pueblo del Islam
con un solo Dios a través del mensaje coránico.
De todo ese mensaje hay puntos que pueden encajar, dentro de un
clima de acercamiento, como datos de reflexión abiertos a un diálogo
islamo-cristiano.
Uno de esos datos ¿pudiera ser el tema de Maria en algunos as­
pectos?...
Que Maria, Virgen y Madre, es un dato de fe para el credo cristiano
es obvio. Ella es verdaderamente Madre y verdaderamente Virgen en el
pueblo que prometió Dios a Abraham, en la descendencia de Isaac (Gen
2 1 , 1 2) y que se cumple en Cristo y los cristianos.
9 PAREJA, F., op. dt. , t. 1, pp. 48-58.
lbid. , op. cit. , t. 1, p. 80.
11
To R ANDRAE, op. cit. , p. 20-45. NOLDEKE, T. , Arabs (ancient), Encyclopaedia
of Reli'gi"on and Ethos, t. 1, pp. 659-673•. IBN-ISHAQ., Sfrat Rasul A llah, trad.
GUILLAUME, A. , The Lije of Muhammad, Oxford, 1 955, pp. 1 05-107.
10
112
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACION CORANICA
Al llegar a este punto, el creyente en las promesas a Abraham para
su hijo Isaac o es judío o es cristiano; no hay término medio; o cree que
el Mesías ha venido en la persona. del hijo nacido de María o lo espera
con los judíos.
En el prólogo al cuarto Evangelio de San Juan vemos claramente
cómo los judíos no lo recibieron; luego María no es la Virgen Madre
para el pueblo judío.
¿ Lo es para el pueblo del Islam?
111. María, Virgen y Madre
Al nombre de Maryam algunos le dan la significación de «la piado­
sa» (al abidah), otros de «la sierva» (al- hadimah) . Quizás este último sea
una resonancia evangélica: esta misma palabra significa para muchos la
función que María había de ejercer en el templo 12•
Las Suras del Corán que hablan de Ella son trece: cuatro pertenecen
al período de la Meca y nueve al de Medina 13•
En todo el Corán no hay ningún nombre de mujer más que el de
María y éste aparece 34 veces explícitamente. Directa e indirectamente
se la nombra 70 veces, tratándola siempre de una forma delicada y tier­
na, sin solución de continuidad.
Esa delicadeza y veneración es tal que, con frecuencia, cuando
habla de Ella la encuadra dentro de un ámbito angélico, siendo su figu­
ra la segunda protagonista qe dichas escenas y los ángeles, servidores de
Alá, que se dirigen a María de parte de El. Por supuesto que el protago­
nismo principal lo tiene la Misericordia Divina.
En una escena casi evangélica los ángeles saludan a María: 3,42: «Y
cuando los ángeles dijeron: María, Dios te ha elegido y purificado. Te
ha escogido entre todas las mujeres del Universo. »
Haciendo caso omiso del término «purificado» que pudiera condu­
cirnos o no, en sus últimas consecuencias, al Dogma de la Inmaculada
Concepción, de momento nos quedamos con el sentido del término que
da Al-Alusí, quien, en el siglo XIX, recoge toda la tradición musulma­
na e incluso .el pensamiento de los místicos musulmanes hasta ese mo­
mento.
12
jEAN ABD EL jALIL, op. cit. , pp. 32-33.
PAREJA, F., op. cit. , t: 11, p. 487 . El periodo de la Meca va desde 612 a 622 . El de
Medina desde 622 (higra, hégira) a 632 . El término se debe traducir por emigración más
que por el de huida. Se estableció en Yatrib, que en adelante se llamarla -Medina,
Ciudad del Profeta , Madinat al-Nabí. En la Meca domina la conversión, la experiencia
religiosa, En Medina, sin abandonar su inquietud religiosa, su actividad la centra más
en la formación de la Teocracia.
13
1 13
MARIA CUENDE PLAZA
Con alcance amplio y sentido propio y figurado significa: Libre de
toda mancha de corazón y de cuerpo; de este modo estaba preparada
para «el desbordamiento en Ella del lE.spíritu».
Jean Abd-el-Jalil relaciona el l:J,adi� de Al- alusí con el texto de San
Efrénen Carmina Nisibina: «Verdaderamente, Señor, Tú y Tu Madre
sois los únicos que sois bellos en todos los aspectos. No hay en Ti ningún
defecto y ninguna mancha hay en Tu Madre» 14•
En diálogo angélico mariano se le anuncia que va a ser Madre, con­
tenido en dos Suras diversas, en tiempo y en tema.
Sura XIX:
1 7) «Le enviamos Nuestro Espi'ritu y éste se le presentó como un
mortal acabado».
1 8) Dijo Ella: «Me refugio de Ti· en el Compasivo. Si es que temes a
Dios».
1 9) Dijo él: «Yo soy sólo el enviado de tu Señor para regalarte un
ni'ño puro».
20) Dijo Ella: «¿Cómo puedo tener un niño si no me ha tocado mor­
tal, ni soy una perdida?».
21) «Así será», dijo: «Tu Señor dz'ce: Es cosa fácz"l para Mí, para ha­
cer de él signo para la gente Jl muestra de Nuestra Mi'sericordia.
Rfi cosa decz"dida».
22) Quedó embarazada con él)' se retiró con él a un lugar alejado.
Sura !JI:
45) Cuando los ángeles dijeron: «María. D-ios te anuncz"a la buena
Nueva de una Palabra que procede de El, su nombre es el Un­
gi'do, jesús, hijo de María, que será considerado en la vida de
acá y en otra y será de los allegadoS>>.
46) «Hablará a la gente ya en la cuna y luego, de adulto, y será de
los justos».
4 7) Dijo Ella: «Señor, ¿cómo puedo tener un hijo, s-i no me ha toca­
do mortal?» Dijo: «Así será. D'ios crea lo que quiere. Cuando
dedde algo, le dice tan sólo: 'Sé' y eS>>.
48) «El le enseñará la Escritura, la Sabiduría, la Torá y el
Evangelio».
14 San EFRÉN, Enchiridion Patristz"cum, núm. 71 9 : Carmina Nisz"bina, su composici­
ón fue hacia el año 370. ·JEA!'! ABD EL jALI L, Cristianismo e Islam, Madrid, 1 954,
pp. 30"44. Ver en p. 30 el pensamiento de AL- ALUSI, Ruh al-mahlJ,nz� t. 111, pp. 1 371 41. MASSIGNON, L., Documents sur certains waquis de Saints de l'Isll!m, Paris Geuth­
ner, 1 952. LEDIT, L., op. cit. , p. 37. GEAGEA, N., María nel Messaggz"o Coranz"co, Ro­
ma, 1 973, p. 20.
1 14
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACION CORANICA
De estas Suras podemos sacar, entre otros aspectos, dos, que vamos a
desarrollar:
A) Mensajeros
B) Mensaje
A.
Mensajeros
Son los ángeles (al-mal�ykah) 70 veces nombrados en el Corán: son
seres inteligentes, capaces de tener un diálogo y actuar cerca de Dios
adorándolo y alabándolo 15 y cerca de los hombres comunicándoles man­
datos de Dios 16•
Espíritu, rül,i, tiene en el Corán muchas acepciones 17• Pero ni rüb,
espíritu, ni rubana Nuestro Espíritu se identifican ni en 1 9, 1 7 ni en nin­
guna parte del Corán con el Espíritu Santo de la Santísima Trinidad 18•
15 1 6;49; 1 3 , 13; 6 6 , 63 (Corán).
1 6 , 2 , 33; 9 7, 4 (Corán).
17 a) Soplo de vida que sólo Dios crea: En Adán 1 5 , 29; 38, 72; 32 , 9 (Corán).
En María 21, 91; 66, 1 2 ; 4, 1 7 1 (Palabra
1 9 , 1 7; 1 6 , 1 02; 58, 22 =objeto) (Corán)
b) Sujeto: 26, 193 (Corán).
c) Espíritu de Dios de esencia divina, pero no hijo de Dios, 4, 17 1 .
d) Espíritu que procede del Logos, 16 ,2; 42 ,52 (Corán).
e) Angel Gabriel, «el espíritu por antonomasia» , 70,4; 70, 38; 2 , 1 02; 26 , 1 93;
40, 1 5; 19, 1 7; 9 7 , 4 (Corán).
f) Revelación, 40, 15 (Corán).
g) Puede ser: alma humana, Revelación, ángel Gabriel, 1 7 , 85 (Corán) .
h) Jesús asistido con el Espíritu de la Santidad, 2;87 , 253; 5, 10 (Corán). Se es­
.pecula que Mahoma llamó a Jesús Espíritu Santo en 2 1 , 1 9; 66, 1 2; otros, como
los judeos-cristianos, que es el mismo Espíritu de Dios y mismo Jesús. Véase
DANIELOU, La Théologie du judeo-christi'anisme, L 'Espirü Saint et Gabriel,
Tournai, 1 958, pp. 1 77 ss. lBN ARABI, Futuhat, II, 34, adopta un docetismo
respecto a Jesús: II, 64, 65: «El sello de la santidad universal, tras la cual ya no
hay santo alguno, es Jesús» ; I ,291 . . . Qesús) me dio el (dulce) nombre de ami­
go y me prescribio la austeridad y desnudez de espíritu» . FILÓN en «Malak
Yahwen» , donde Jesús es el Angel del Testamento, Espíritu de Dios y su Ver­
bo . . . , presbítero entre los ángeles, árcangeles, etc . . . , influyó en el cristianismo
hasta que el patriarca Menna y que según parece rubricó el Papa Vigilio (ver
CASIODORO, de Inst. div. litt. 2 [PL 70, 1 . 111 ; Dz 206] en 543 se condenó en
canon IV a partidarios de Orígenes por asimilar el Verbo de Dios a órdenes y
jerarquías celestes, etc. jEAN ABD EL jALIL, Marie et l'Jsllim, París, 1 93 1 ,
p. 60. AsíN PALACIOS, El Islam cristianizado, Madrid, 1 93 1 , pp. 18, 268-269
(nota 1 ) .
18 La palabra rül;i, soplo, es una palabra difícil de definir. jEAN ABD EL jALIL,
Problemas mariológi"cos, Madrid, 1 954, p. 74. GEAGEA, N. , op. dt. , pp. 45-46. Los tér­
minos rül),, rulj,ana no indican Espíritu Santo de la Santisima Trinidad.
16
«
115
MARIA CUENDE PLAZA
A pesar de las variaciones en el uso del término rü/.i supone un dina­
mismo divino. Indica una cierta expansión eficiente de Dios: un hálito,
soplo, efluvio divino. Dinamismo que, si no transforma o hace al hom­
bre copartícipe de la Naturaleza Divina denota, sin embargo, una pecu­
liar intervención de Dios en el hombre, corno reflejo de su potencia, de
su ciencia, de su verdad, y de la Voluntad ordenadora del Universo19•
La expresión rü/:t viene generalmente usada con referencia a Dios de
manera exclusiva, sin implicar la esencia divina o una participación de
sus atributos. Es una realidad que pertenece a Dios y que proviene de
El.
En 19, 1 7 rul¡ana, Nuestro Espíritu, se refiere al mensajero que ha
sido elegido por Dios para la embajada a María.
B.
Mensaje
En torno a la aleya 3,45: « Dios te anuncia, la buena nueva de una
Palabra que procede de El . . »
¿De qué Palabra se trata? Para contestar a esta pregunta juzgo con­
veniente traer a consideración tres interpretaciones:
• • •
.
a) Interpretacz'ón cristiana de 3,45
Se puede concretar alrededor de la expresión Kalimat (Palabra).
Referida a Cristo a parece en dos ocasiones más o menos directamen­
te. La primera (en la que no nos detendremos), es con ocasión del· anun­
cio del nacimiento del Bautista, «Confirmador>> de una Palabra deriva­
da de Dios (Kalimat min Allah) (3,:39).
La segunda direc:tarnente se refiere al Mesías al explicitar que es Pa­
labra de El (Alliih) (Kalimat minhu). Y esta referencia, según se
desprende del texto, mantiene una relación de reciprocidad: La Pa­
labra es Cristo y sólo Cristo y Cristo es la Palabra.
Entre las varias expresiones del Corán tenemos:
-Espíritu de Alá, rül;, A llah, 1 2 , 87.
-Nuestro Espíritu, rül¡,ana, 1 9, 1 7.
-De Nuestro Espíritu, min rülJ,ina, 2 1 , 91 ; 66,12.
-De Mi Espíritu, Mi'n rül.Ji: 14, 29; 38, 72.
-Con Espíritu de él, bz' rül.Jin mi'nl.J,u, 58,22.
19 GEAGEA, N . , op. dt. , pp. 46-47: «rü}.t, nel lessico coranico, importa un dinamis­
m _o divin� . Indica, in genere, una certa quale emanazione, o espansione, o efficienza di
Dio: un suo alito, u n suo soffio, un suo effluvio. Dinamismo, che, se non trasforma
l'uomo e le rende compartecipe della natura divina, denota peró un peculiare intervento
di Allah nelle vicende dell'uomo, como riflesso della potenza, della sua scienza e della
s 1;1a volonta, ordinatric : dell'universo» . Espíritu de Dios que echa a Maria es lo que pre­
cisan AT TABARI, Tafszr, VI, 21 y sobre todo AL ALUSI, IV, 22, que ese Espíritu de nin­
guna manera sea una parte de Dios: en jEAN ABD EL jALIL, op. cit. , p. 75, nota 94.
1 16
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRETACION CORANICA
Palabra se refiere a una persona concreta y determinada de la que se
da nombre y circunstancia: El Cristo Jesús, Hijo de Maria y que se de­
duce del texto, directamente de 3,45.
b) Interpretadón musulmana de 3, 45
Los exegetas musulmanes dan una interpretación subjetiva y esto
incluso desde los primeros tiempos del Islam2º.
Interpretan la expresión Kalz'mat (Palabra) como la voz de mando,
el fiat, con la cual Dios ordena que Jesús, Hijo de Maria, venga virginal­
mente al mundo. También dicen que esta orden está tácitamente en el
caso de Juan (3,40) y explícitamente en el de Jesús (3,47).
La critica de la exégesis islámica se puede centrar en la orden divi­
na; en el caso de Jesús va cargada de un sentido más amplio y profundo,
pues, según Nilo Geagea, solamente en caso de 'Issa Qesús), el texto le
asigna una hechura concreta, ser subsistente, existencialmente en acto,
discernible por su nombre y circunstancia. Y, ¿ por qué los otros en­
viados - se pregunta--, criaturas dle Allah, por ejemplo, Adán, creado
de la nada con un fiat divino (3,59) no son llamados «PALABRA» de
Dios?21 •
Tenemos que concluir diciendo que el escaso protagonismo que la
exégesis musulmana da a Jesús, Palabra de Alá, no está en correspon­
dencia con la relevancia que aparece en el texto coránico.
20
Los comentaristas musulmanes como: ALALUSI, III,
141 ;
el filósofo y místico AL
GHAZZALI, en A r-Rad al-jamil, pp. 58-60; el místico hispano musulmán MUHYI AL DIN
IBN AL'ARABI, en su A l-Futuhat al-Makkiyah, 111, 332. Dicen del término Kal:z"mat (Pa­
labra) que tiene cuatro acepciones:
Jesús es:
a) Mandato creador de Dios «Fiat», «Sé»
Kun.
b) Palabra por haber sido anunciada e n e l Antiguo Testamento.
c) Palabra, porque, por medio de eHa., Dios guía hacia el bien a los hombres.
d) Palabra, porque su persona es una «buena nueva»
La primera acepción conviene de una forma muy especifica a Jesús porque vino a la
existencia sin intervención de hombre. La Palabra «Kun» fue lanzada directamente
sobre el ser de Maria. En este mismo sentido «Kun» fue lanzado sobre la creación de
Adán, plasmado de la arcilla.
Ver el significado de esta palabra en el místico y mártir Husayn Ibn Mansür Al
Hallaj (contemporáneo deJunaid y posiblemente discípulo de éste) y crucificado en �ag­
dad en 309/922 . Escogió a Jesús como modelo de su vida. Sus contemporáneos no su­
pieron intérpretar la frase de él, Ana al-Haqq (yo la verdad). Al-Haqq es uno de los atri­
butos de Dios. Lo juzgaron de panteísta y ]o condenaron porque creyeron que se divini­
zaba. Murió amando y perdonando a sus jueces y verdugos. Ver MASSIGNON, L., La
Passion de Husayn Ibn Mansúr HaUaj, tomos I , 11, III, Bontémps Limoges (France),
1975.
21
GEAGEA,
N . , op. cit. ,
pp.
47-48.
117
·
MARIA CUENDE PLAZA
c) Interpretadón gnóstica de 3,45
Si ésta se hace con ayuda de tres aleyas más, tenemos:
- Dios anuncia y da un niño a Maria, 19, 19.
- Ese niño es una Palabra que procede de El (Allah), 3,45.
-Esa Palabra que ha comunicado a Maria es un espíritu que procede de El (Allah), 4, 1 7 1 .
Aquí hay una identidad entre nifi.o, Palabra y Espíritu.
Común para todo sistema gnóstico es el constitutivo del hombre
estructurado en tres elementos, que van de más a menos: a) elemento
espiritual (pneuma), que es lo que se salva como hijos naturales de
Dios22 ; b) elemento psíquico (animal) que se puede salvar23 ; e) elemento
hílico (material) que es insalvable24.
En cuanto al constitutivo de Cristo difieren poco un sistema de otro.
En el Basilidiano cabe distinguir dos versiones; una, la de claro docetis­
mo que mencionan san Ireneo25, san Epifanio26 y Tertuliano27.
Hay otra versión de Basilidianos expuesta en Elenchos de Hipólito28.
La constitución de Cristo según este sistema es parecido al sistema de
22 Propiamente se salva. Constituyen este elemento espiritual los hijos naturales de
Dios, que según los gnósticos se integrarán en el Pleroma, al final, para ser esposos de los
ángeles del Salvador; al mismo tiempo que éste será esposo de Sofia de abajo (Acha­
moth). Este es el final que les espera a los «espirituales» según el desenlace del mito en
Valentían. Cfr Clemente de Alejandría e Hipólito de Roma, conservan fragmentos de la
correspondencia y sermones de Valentín (2, STROM . II, 144,3-6; 1 STROM . II, 36,2-2;
3 STROM. III, 59-3; Hip. PHIL . VI, 29,2; Có di"ce XJII, Nag-Hammadi� 46; Ev. de la
Verdad. Este elemento espiritual está encerrado, según los gnósticos, en el hombre,
puesto en él por Sofía (Achamoth). Noticia que no conoce el Demiurgo o Yahveh o Dios
del Antiguo Testamento. No olvidemos que para ellos entre Yahveh y el Padre hay una
diferencia ontológica. Esta es la raíz del corte entre ambos Testamentos, como en Mar­
ción; o de la proyección del Antiguo en el Nuevo, como en Valentín, aunque de distinta
manera a como lo hace la Iglesia. Ver ÜRBE , A. , Conferenze Patristiche JI, Aspetti della
TradiZione, Augustinianum, Roma, 1972.
23 Es el elemento formado por el Demiurgo y que puede salvarse según donde se
incline.
24 Este no se puede salvar. Viene del polvo y vuelve al polvo.
25 A dversus haereses 1,24,4: PG 7,677 y que dice de Cristo que era una simple apa­
riencia de hombre; no era una realidad sensible sino aparente, «apparuisse eum in terra
hominem et virtutes fecisse» . En la Pasión toma la forma de Simón Cireneó y es éste cru­
cificado en lugar de Jesús. Ver ALDAMA, J. A. , María en la Patrísti"ca de los siglos I y JI,
BAC , 300, p. 43.
26 Panarion 24,3,1; PG 41, 312 B .
2 7 D e resurrectione mortuorum 2,3: Corpus Christianorum 2 , 922. ALDAMA, J . A. ,
op. dt. , p. 43. ÜRBE, A. , Cristología gn6stfra, t. I, B AC , 384, pp. 21-31.
28 Elenchos 7, 27,9-13; 7,26,8-9. Citado por ALDAMA, J. A., op. dt. , p. 44.
1 18
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACION CORANICA
Valentín 29, pero con un elemento más y que suman en total cinco: l. º )
elemento material o corporal que verdaderamente ha. recibido de
María; por esa razón le llama hijo de María; 2. º) animal o psíquico;
3. º ) elemento proporcionado por el Creador (Demiurgo); 4� º )elemento
pneumático (espíritu) venido del Espíritu Santo; 5. º ) el Divino, que
viene del ámbito divino donde habita el Padre y el Hijo30•
De todos estos elementos nos interesan a nuestro propósito el último
y el primero; aquél, o sea, el elemento divino, es el Hijo que viene como
Lagos al mundo, a María y que como Cristo Superior bajó a los pro­
fetas.
Hay una aleya que nos induce a pensar que la interpretación de 3, 45
debe ser con base gnóstica, tal aleya dice:
1 6,5 «Hace descender a los ángeles con el espíritu que procede
del Lagos (Orden) sobre quien El quiere de sus siervos
(profetas)».
A ello llegaríamos si no tropezáramos con una seria dificultad y es la
muerte de Jesús; ¿ muere físicamente, materialmente el Cristo del
Basílides de Hipólito? Hemos dicho que tiene un cuerpo físico, carnal,
tomado de Mar ía y por eso se le llama Hijo de María; ese cuerpo verda­
dero, ese elemento hílico, muere realmente en la Cruz.
Necesario es hacernos otra pregunta para poder establecer el parale­
lismo que venimos señalando entre el Cristo Basilidiano y el Cristo del
Corán.
¿Muere Cristo en el Corán? La aleya siguiente nos contesta clara­
mente:
4, 157 (A Jesús Hijo de Maria) «...no le mataron, ni crucifi­
caron, sino que pareció así. .. Pero, ciertamente, no le
mataron».
El paralelismo no se puede establecer al mediar una terminación
clara y terminante. Si el cuerpo del Jesús del Corán no fuera material, si
29 Adv. hae., 1, 2, 5: Un Cristo psiquko, hijo del Demiurgo; germen espiritual de
Sofía (Achamoth); cuerpo de la Economia fabricado de forma inenarrable (Adv. hae.
1,9,3); Salvador de arriba «Fruto perfecto» del Pleroma que es propiamente el Cristo
Valentiniano. En realidad, en este sistema hay cuatro Cristos: l.º) Cristo eón en el Ple­
roma, en el seno del Padre; 2. º ) el Cristo Salvador o Primogénito fuera del serio de
Dios; 3. º) Cristo animal o psiquico hijo del Creador; 4. º) el Cristo visible, aunque de
fo:q:na aparente, nada tomó de Maria: «Qui per Mariam transivit, quemadmodum aqua
per tubum transit» (Adv. hae. 1,7, 2); ALDAMA, A. J. , op. dt. , p. 47; ÜRBE, A., op dt. ,
p. 257.
.
30 Deformidad, Hebdómada, Ogdóada y Espíritu Limítrofe, son las procedencias
respectivamente de lo corporal, psiquico, arcóntico y espiritual. Por encima de éste está
l.ª y 2 . ª filiedad o seno
op. cit. , p. 32-256.
A.,
del Padre-Unigénito-Cristo Salvador; EvEgip.
54,13 ss.; ÜRBE,
119
MARIA CUENDE PLAZA
la maternidad de María fuera aparente encajaría en el sistema gnóstico:
«sólo aparentemente Jesús habría muerto».
Cuando se llega a puntos como éste nos sentimos tentados a concluir
que la solución la da el carácter ecléctico del Corán; pero esa, a mi pa­
recer, es una salida de emergencia parecida a aquella que se produce
ordinariamente en el gnosticismo cuando se le encasilla en un sincre­
tismo.
El Corán no resuelve la muerte de Jesús, nada más se limita a decir:
4, 158 «...Dios lo elevó ª"'Sí. .. ».
Parece como si el Corán se resistiese a admitir dicha muerte31 que en
parte está fundamentada por la afirmación de que nadie tiene por qué
cargar con culpas ajenas32• Siendo Jesús el ser más limpio, en el que
jamás hubo pecado, es impropio cargairle con las culpas de los hombres;
eso atentaría a la Justicia de Dios según el Corán. Su impecancia y santi­
dad (3,46)33 son incompatibles con su muerte en el patibulo.
Otro fundamento, dicho sea de paso, para negar esa muerte estaría
basado en el concepto antropológico que el Corán tiene del hombre y en
el tipo de caida de éste en el Paraíso.
.
Si el Corán no resuelve la muerte en la Cruz porque no la admite, los
gnósticos la resuelven con su forma peculiar de desechar el cuerpo por
ser elemento insalvable. Por eso a Cristo le ponen un cuerpo aparente,
no verdaderamente material, fisicamente real. Para el hecho de la cru­
cifixión la mayoría de gnósticos apela a la sustitución de Jesús por «Otro»
que puede ser, por ejemplo, el hijo de la viuda de Naim en agradeci­
miento, o por Simón Cireneo, o el mismo Judas arrepentido después de
haberle vendido, etc.
Pero el Jesús de Basílides en la versión de Hipólito es de carne verda­
dera, tomada de la Virgen María y es crucificado. En la Cruz se produ­
ce el fenómeno de philokrinesis, es decir, la disolución de todos los cinco
elementos constitutivos de Jesús, volviendo cada uno a su origen. Es de31 Que esa resistencia del Corán a aceptar la muerte de Jesús sea reminiscencias pa­
ganas en Mahoma, se puede tomar como hipótesis de trabajo en la que me estoy ocu­
pando.
32 6,164; 53,38; 2,37. En estas aleyas se puede ver cómo, aceptando Dios el arrepen­
timiento de Adán, el Islam rechaza el principio de la transmisión de la mancha del pe­
cado original a la posteridad de Adán y Eva. El hombre sufrió la pérdida del Paraíso,
pero es responsable de sus propios actos, está exento del debitum peccati. Ver Julio
CORTÉS,
El Corán, Madrid, 1980, p. 86, Gáll. 6,5.
3,46;
4,158,172. Jesús puesto de ejemplo para
33
59 (Corán).
1 20
mecanos y judíos de Israel,
43,57-
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACION CORANICA
cir el cuerpo, verdadero y físico que recibió de María34, vuelve a ser pol­
vo, tierra, elemento que es imposible salvarlo35•
Con esto se destruye el dogma de la resurrección de la carne, no sólo
dogma para el cristianismo sino también para el Corán.
Por lo tanto, la interpretación gnóstica Basilidiana sobre el Corán en
3,45, para decir que Jesús es la Palabra (Verbo) de Dios que viene al
cuerpo de María, no nos sirve. No parece correcta. Es decir, que la in­
terpretación gnóstica más favorable no se acomoda al texto coránico.
C. Maternidad de Maria
En María hay una actitud perseverante de virginidad; esto dificulta
para ella la posibilidad de ser Madre y se lo expone al ángel:
3,47 «Señor, cómo voy a tener un hijo, si no me ha tocado
mortal?».
te:
El ángel le explica el misterio, recordándole que Dios es Omnipoten3,47
Asi será; Dios crea lo que quiere; cuando decide algo, le
dice tan sólo 'Sé' y es».
«
Esta palabra, «KUN», «Sé», es un mandato operativo de Dios36; la
utilizó en la creación de Adán37 y para cada ser la sigue pronunciando.
En este sentido, pues, todos somos «Palabra de Dios».
Esa actuación divina existe en cualquier maternidad y paternidad
humana, desde su origen, cuando Dios, agente principal del .proceso
existencial, llama a la vida a un nuevo ser. El ama, y porque ama, crea,
34 Era necesario para los basilidianos de Hipólito que el Salvador estuviera consti­
tuido «primiciaS» de todas las esencias del Universo. Tuvo que asumir la esencia mate­
rial, compuesta de los cuatro elementos, para salvar el mundo y lo tomó sin escrúpulo de
su Madre».
ÜRBE,
A.,
op. dt. ,
p.
425.
Maria le dio a Jesús la sustancia infima para que la salvase, devolviéndola a su
punto de origen:
«Sufrió, pues (en la cruz), esto que era parte corpórea de El (=Jesús), que
era de la amorfía, y fue restituida a la amorfía» (Hip., VII, 27,10; 207, 19).
35
Citado por
ÜRBE,
A. , p.
425.
«Et ce fut chose faite», c'est-a-dire qu'Allah en avait décidé la
réalisation». En HAYEK, M. , Le Christ de L'Js/a,m, Paris, 1959, p. 71. El KUN divino es
una cosa decidida, es un decreto irrevocable. Ver MASSON, D., Le Coran et la RéT1ela­
tz'onjudéo-Chrétz'enne, t. l., Paris, Maisonneuve, 1958, p. 373. «Anima pura, che Dio
36 TABARI:
ha scelto per ricevervi il suo Verbo, e di cuí ha purifi cat o il seno per depositarvi il suo
Spiritu», comentario, sobre Tabari, por GEAGEA, N. , op. cit. , p. 51.
37 Maria, bajo el soplo del ángel, concibe al hijo (21, 91; 66, 12). Soplo semejante al
de la creación de Adán, 38, 72. Pero Adán es plasmado del fango (54, 14), de la arcilla,
37, 11.
Ese soplo anima al jefe de la humanidad,
15, 29; 32, 9
(Corán).
121
MARIA CUENDE PLAZA
y crea en virtud de un imperativo de su Voluntad soberana. Los padres,
meros instrumentos de Dios a la obra creadora, son sus ayudantes. El ser
que nace pertenece a Alá por derecho de creación. El es el dueño abso­
luto. Su nuevo creyente le pertenece porque vino de El y a El ha de vol­
ver p or voluntad p ropia, sometida, con ese sometimiento y entrega que
tuvo Abraharn, o no sometiéndose para recibir el castigo.
Pero en Jesús y María es todo distinto. Porque Dios lo quiere viene a
la existencia Jesús; pero con sólo una ayuda, la de María. La palabra
creadora «KUN», «Sé», «Fiat», prescinde del padre humano; siendo Dios
mismo sujeto activo que produce en Maria de forma misteriosa una rea­
lidad que es Jesús, su Hijo. Por esta razón se le llama en el Corán Jesús,
Hijo de María. Esa es su filiación, ése es su apellido.
Si por el «KUN», «Fiat», de Dios todos venirnos a la existencia cuan­
do y como El quiere, sin embargo, es al Corán a quien compete utilizar
el término para sus propósitos; por eso emplea «KUN» ocho veces con
motivo de Jesús y la Resurrección.
El «KUN» de Dios invade plenamente el ser de María, y la naturale­
za de ésta, obediente al Señor, dueño absoluto de la Creación, se ordena
armónicamente para crear un cuerpo perfecto en el seno de la Madre.
Ese «KUN», hemos dicho, prescinde de la acción del hombre. Desde
el momento que Dios, sin consultar con la criatura, porque para eso es
el Dueño absoluto, ha lanzado la PALABRA sobre María, desde ese
momento concibe en sus entrañas a Jesús, y así se lee en:
1 9, 22 «Quedó embarazada con él (con el Niño Jesús), y se re­
tiró con · él a un lugar alejado»3 8 •
38 Los exegetas musulmanes minimizan la concepción de Jesús, sueltan la imagina­
ción y conjeturan la forma de llevarse a cabo dicho milagro; lo mismo cuando tratan de
localizar .ese lugar donde se le aparece el ángel y que pudo ser el mismo mi}¡,riib, como
fuera de él. Lo mismo se puede decir cuando intentan una posible localización del lugar
al que va María con el Niño en su seno, 19 , 22. Sobre todo esto hay muchas versiones y
opiniones: Ibn Athir, Tha'Labi, Tabari, Halab] en HAYEK, M. , op. cit., pp. 70-84.
En la página 73, recoge Hayek comentario que hace Abu Nu'Aim a propósito de la
gestación de María: «Ambos, Madre e Hijo , unidos en íntimo coloquio desde el seno de
la Madre, alababan a Dios».
Esta afirmación coránica de Jesús concebido virginalmente por María y por obra de
Dios ha sido en ocasiones tratada inconvenientemente por ciertas y aisladas tendencias
islámicas con el correr de los tiempos, sobre todo a partir de la Reforma Protestante.
También este nominalismo llegó al Islam y tampoco él se vio libre de su influjo en al­
gunos núcleos.
Tanto en la línea musulmana. como cristiana de dudosa ortodoxia tratan de negar lo
que el Corán por un lado y la fe de la Iglesia católica por otro, han creído en el transcur­
so de trece y veinte siglos, respectivamente.
Corrientes modernas de pensamiento musulmán aparecieron en el presente siglo, las
cuales apoyándose en un l)adit negaban la concepción virginal dejesús, afirmada tan
claramente por el Corán; Sin . embargo, hubo también autores musulmanes, como
1 22
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACION CORANICA
A la vista de esto podemos decir que con toda evidencia la Materni­
dad de María está explícitamente contenida en el Corán, sin la menor
duda, desde la Sura XIX (compuesta en la segunda época de la Meca)
hasta la V, que se compuso al final de la vida de Mahoma, considerada
cronológicamente la última39• Son constantes los nombres de María,
Madre de Jesús y Jesús, Hijo de María.
Dicha maternidad viene expresada directamente con el término wa­
lidat (generadora) dos veces (5 , 110; 1 9 ,22) . Cuatro veces con el término
umm (madre)4º. Indirectamente también se puede constatar en las vein­
titrés veces que se dice Jesús, Hijo de María.
Es una maternidad no aparente no adoptiva sino verdadera y física­
mente real, según vimos en 1 9 , 22 y veremos también cuando Ella lo da
a luz41 •
Muhammad Alí , que apoyándose en las afirmaciones coránicas y en la fe musulmana de
trece siglos afirmaba dicha concepción milagrosa en contra del Dr. Basharat Ahmad
(véase Pieters ALBERTUS,
The circunstantial evidence of the Virgzn bzrth,
World, XIV (1929), pp. 353-368.
En Geoffrey PARRINDER, jesús
The Moslem
z·n the Qur'an (First published in Great Britain in
1965 by Faber & Faber Ltd. Reprinted in 1 976 by Sheldon Press, London), se recogen
en 15 diferentes Suras, distribuidas en 93 aleyas, datos de una Cristología. El plantea­
miento del autor está fundamentalmente presentado desde una teología cristiana, dejan­
do de lado todos los problemas relativos a un criticismo textual e histórico. El análisis
está restringido al Corán, ignorando la figura de Jesús en el l;adit y en la literatura Qi§­
p� al-anbiya. Sólo ha empleado de la literatura Tafsir los (sunnah) comentarios de Ta­
bari y Bai<}awi.
Al hacer una crítica de esta obra
en Bibl. Orientalis, XXXIX , núm.
M. VAN DAMME, de
3/4 Mei-Juli, 1982,
Univ. de Utrecht, en Set, 1981
se extraña y le desconcierta a
este crítico que en la obra de Parrinder no se lee casi nada de las actitudes hacia Jesús,
tal y como se encuentran en la literatura cristológica moderna, como por ejemplo, del
profesor Schillebeeckx.
Sabemos que en estas cristologías holandesas, tanto de Schillebeeckx como de Scho­
onenberg, no niegan, pero tampoco defienden, la concepción virginal de Jesús: · el pri­
mero lo cree «en virtud del Magisterio de la Iglesia» y el segundo al hecho biológico de
tal concepción lo considera «como cuestión abierta» (véase D . FERNÁNDEZ, María en las
redentes cristologías holandesas, Estudios Marianos, vol. XLVII (1982), pp. 150-172.
Personalmente me extraña que M. Van Damme se extrañe, valga la redundancia, de
la ausencia de dichas actitudes cristológicas holandesas en la obra de Geoffrey Parrin­
der. Este autor dice claramente que no quiere imponer ninguna interpretación cristiana
en particular del Jesús del Corán a sus lectores.
Es lógico que en esta obra no se haga referencia a las tesis de Schillebeeckx y de
Schoonenberg, pues si para éstos la cuestión de la concepción virginal de Jesús está
abierta, para el Corán está cerrada. Pertenece al depósito de la fe islámica que ordena el
Corán creer.
39 PARE JA, F., op. dt. , p. 487.
40 5, 110; 19, 22 y 5, 17, 75, 1 16; 23,50
41 GEAGEA, N . , op. cit. , p. 88.
(Corán).
1 23
MARIA CUENDE PLAZA
a) El parto: jesús es Hijo de Maria
En 1 9, 22 se expresa que queda embarazada del niño y se retira a un
lugar alejado 42 .
El Corán no precisa ese lugar. 'Tanto comentaristas musulmanes
como cristianos se pregun t an por él y tratan, con resonancias bíblicas,
localizarlo, o bien en la visita a su prima Santa Isabel o bien en la huida
a Egipto43 . Ambos hechos no los menciona el Corán.
También hay entre ellos una variedad de opiniones acerca del tiem­
po que duró la gestación. A falta de noticias coránicas, el esfuerzo ima­
ginativo quiere suplir y sustituir a un Magisterio de la Iglesia que no
tienen44•
El lugar del nacimiento, el estado de ánimo de la Madre y la cir­
cunstancia del mismo nacimiento sí se pueden ver en el Corán. El estado
de ánimo de María se evidencia en:
1 9, 23 «Entonces los dolores de parto la empujaron hacia el tron­
co de una palmera. Dijo: 'Ojalá hubiera muerto antes y se
me hubiera olvidado del todo...'».
Para no pocos exegetas y comentaristas dicha aleya ofrece dificultades a la hora de afirmar una virginidad en el parto.
¿Cómo se puede interpretar un hecho que de suyo es alegre, cual es
alumbrar una nueva vida y que en María, según el Corán, parece que le
produce una angustia de muerte?45 .
42 ABU Nu'A1M : «dans sa honte, elle s'enfuit du cüté de !'Oriente, loin des siens», en
HAYEK, M., op. cz"t. , p. 79.
43 IBN ATHIR: «Elle se dirige vers sa soeur qui était enceinte, car elle avait re�u l'an­
nonce de Jean. Quand elles se reoncontrerent, la mere de Jean sentit que celui qui se
trouvait en son sein se prosternait, confessant sa foi en JésuS>> en su Al-Kamil fi-t-tarikh,
citado por HAYEK, M. , op. cit. , pp. 79-80.
44
Mas'Udi coloca el nacimiento en la noche del
24
de diciembre; otros, como Mu­
qatil, limitan el tiempo a tres horas y en cada hora habría tenido lugar los tres hechos
respectivamente, concepción, configuración del cuerpo y nacimiento, y otros, como Ibn
Abbas, lo reducen a una hora. Citados en HAYEK, op. dt. , pp. 66 y 78. Llevando la
imaginación más lejos, Abu Nu'Aim sitúa el alumbramiento rápidamente, seguido de la
Anunciación del ángel y, por un sentimiento de pudor, cl.lando ve que está . a punto de
dar a luz, se aleja de alli, a una localidad hacia Oriente. Alli tiene al Niño junto a una
palmera, cortando el cordón umbilical con sus propias manos (ver
HAYEK,
p.
79).
45
A propósito de la angustia de María, escribe HAYEK, op. cz"t. , en pp. 197-198:
«Cette remarque est l'une des rares originalités de Mahomet dans tout le texte mariologi­
que de la sourate XIX» y también: «Nous nous contentons de signaler ici la fusion faite
par Mahomet entre plusieurs récits bibliques: Marie qui fuit les soup�ons des siens, qui
erre dans le désert, enceinteet assoiffeé, invoquant la mort a son secours, est l'Agar de la
Genese 2 1, 18-19 portant Ismael qui dépérit de soif; c'est aussi la femme percécutée de
l'Apocalypse, la Vierge de la Visitation, le Mere fuyant les menaces en Egypte, ou le
1 24
·
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACION CORANICA
¿Cómo es que el Corán atribuye a Maria ese estado de abatimiento,
Ella, que era la mujer elegida por Alá sobre las mujeres del Universo?
(3,40).
No es improbable que Mahoma desconociera el sentido que da la
Biblia a la mujer fuerte, cuya entrega a la voluntad de Dios informa las
acciones más audaces46•
Maria, para el Corán, está por encima de esas mujeres y de todas las
demás de los mundos47 • O ¿ es más bien un eco de los Evangelios apócri­
fos en los que se describe la tristeza de Maria ante la vista de dos
pueblos, el de la gentilidad y el judio al apartarse de Dios? ¿ Podria afir­
marse que tal dolor viniera de la situación de hostilidad que prevé, por.
parte de sus parientes, ante el hecho del alumbramiento de un hijo apa­
rentemente «bastardo»?48.
No veo la forma de conciliar el dolor de Maria con la situación de
alegria en el anuncio del ángel con la Buena Nueva: «Maria, Dios te
anuncia la buena nueva de una Palabra...».
Se podria preguntar a este propósito si ese dolor de Maria sea eco de
Lucas 2,34-35 cuando dice Simeón a Maria: «...Puesto está (el niño) pa­
ra caida y levantamiento de muchos en Israel y para blanco de contra­
dicción; y una espada atravesará tu alma para que se descubran los pen­
samientos de muchos corazones». A mi juicio es poco probable, para na­
da menciona el Corán el hecho de la Presentación del Niño en el
templo.
Es posible haya que ir por una linea, dentro de la misma lógica corá­
nica, partiendo precisamente de la propia historia de Mahoma. El Cor­
án repetidas veces lo proclama profeta de Alá. El profetismO es algo
muy fuerte en la doctrina coránica. Recordemos lo que más arriba diji­
mos de la necesidad de tener profeta para que una religión sea verdade­
ra, según el Corán. Si hay algo en el mismo muy marcado respecto de
Jesús es su profetismo. Jesús es el profeta de Dios que viene a confirmar
la Tora y proclamar el Evangelio49• Unas veces dirá que es el mejor,
'Seigneur Jesús', selon la tradition chrétienne, fit jaillir une source pour que Sainte Ma­
rie lui lavat sa tunique» (ver Evangelio árabe de la Infancia, cap. XXIV. SANTOS , O.
Los Evangeli'os apócrifos, BAC , 148, 3. 0 , ed., p. 323.
A.,
46 11 MAC AB. 7, 1-42; I Sam 1 y 2, 1-26; EST. 2, 8; JUD 8, 16.
47 BAC 148, pp. 1 64; 206. En ambos apócrifos se ve tristeza por
un lado y alegria
por otro. Otros traducen el consuelo o consolador al mismo niño. BERTOGLI , V. , I.: a Ma­
n'ologz'e musulmane, Laurentianum, 20 (1 979), pp. 274-311.
48 jEAN ABD EL jALIL, La V?:e de Marie selon le Coran et l'Js/,am, París, 1949, p. 203 .
TESTA, E. , D e mutua relatz'one ínter MarüJlogzam Mahumetis e t Mano
' logzam judaeo­
Christzanorum (Investigaciones sobre el culto Mariano), vol. IV-V del Congreso Marioló­
gico de Zagreb, 1971, p. 409.
49 3, 48,50; 5, 46, 48, 110; 61, 6, etc. (Corán).
1 25
MARIA CUENDE PLAZA
otras que es uno de tantos profetas cuando quiere salir al paso para ata­
car a algunos cristianos de su tiempo que hacían de Jesús y de María dos
dioses 50; pero, de una manera nítida, Jesús en el Corán es el Profeta de
Dios para Israel.
Sin . sep ararnos de la línea coránica en el momento del nacimiento,
lo que no podemos olvidar es que el niño que nace es ante todo y sobre
todo Profeta y todo cuanto le espera como a tal.
La misma suerte de Mahoma está ligada a un profetismo proclama­
do por el Corán: consecuencias que tuvo que soportar en su propia vida,
como persecuciones de sus paisanos, muerte a sus seguidores, befas de
los judíos hacia él, etc.
A lo largo del texto coránico se mencionan repetidas veces los sufri­
mientos que tuvieron que soportar los profetas bíblicos y algunos hasta
la muerte51 • Cada uno tuvo un demonio por enemigo 6, 1 3, que suscitó
contra ellos el combate 52 emprendido por el profeta en nombre de . Dios
contra el mal del pecado.
El niño que nace de María es el Mesías de Israel (3,45) 53•
La concepción y el nacimiento insólito de Jesús presuponen in­
comprensión, escarnio para la Madre por parte de sus conciudadanos,
y, de hecho, así se dio.
Si se recorre la literatura rabínica vemos cómo Jesús y su Madre han
50
Llegaron de Tracia algunas mujeres a Arabia e inventaron el nuevo dogma de
adoración a María como esposa de Dios; tanto es así que le ofrecían sacrificios, collxn­
dem, a saber, torta de pan y celebraban asambleas: EPIF.,
(PG
42, 735
s.).
Panari·on, 3,2 ,
haer.
78,22
El origen de esta herejía viene del vocablo ruah, que en hebreo es femenino, de ahÍ
que para los judíos la fórmula Trinitaria equivale a Padre, Hijo, Madre. En el Ev. apó ­
crifo entre los hebreos, esta Madre, ruah, Espíritu Virginal, descendió en el Jordán sobre
Jesús. Ver Jerónimo, en Is., 11, 2 (PL 2 4, 148). JE.sta es doctrina común entre gnósticos. El
Padre e Hijo están en el mismo ámbito divino , debajo de Ellos está el Espíritu Santo o
Primera mujer (Iren. Adv. haer., 1, 30 [PG 7, 695] ). Citado en TESTA, E., op. cit. , pp.
417-418. También en GARCÍA BAZÁN, F. , Gnosis, Buenos Aires, 1968, pp. 58-64.
Para los gnósticos el Hijo de Dios es masculino y el Espíritu Santo femenino (Hipol.
Elench., 9,1 3 [PG 16, 3, 3387 s.].
Como María históricamente fue Madre de Jesús contra toda lógica , esos herejes lla­
maron a María Espíritu Santo y la adoraron como una diosa. Como reacción el Corán
arremete fuertemente contra esa Trinidad de Dioses, que de rechazo lo recibió el dogma
Trinitario católico; ante esa situación san Epifanio exclama: «Se le honre muy claramen­
te a María, pero sean adorados el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nadie ose adorar a
María, es de los hombres, es decir, que es humana» (Epif., Adv. haer., 3, 2 , haer 79, 7
[PG 42, 751 ss.J, citado TESTA, E., op. cit. , p. 418).
51 2 , 87,91; 3, 2 1, 112 , 181; 4, 155 (Corán).
52 3, 146; 8, 67; 66, 9 (Corán).
53 4, 157, 171-172 ; 5, 17, 72- 75; 9, 30-31 (Corán).
1 26
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACION CORANICA
sido calumniados y tratados con los términos más groseros54; :no sólo en
los tiempos pretéritos sino también hasta en los últimos años.
Aquella tendencia cargada de prejuicios, los prejuicios rabínicos, se
deja sentir hasta en nuestros días, incluso en el vasto campo de la inves­
tigación judía. A fuerza de enfocar el Nuevo Testamento desde el Anti­
guo con las categorías de éste y bebiendo la información en las fuentes
talmúdicas, hacen de Jesús en el Talmud una figura «polémica y apo­
logética y apenas si se ha hecho un poco de luz para un juicio histórico­
crítico» 55•
Pensemos que en la época de Mahoma, al estar más cerca en el
tiempo de lo acaecido en la vida de Jesús y de María, la virulencia difa­
matoria y calumniadora hacia sus personas y su misión era muy fuerte.
El acceso al Talmud56 era posible. El ambiente hostil que encontró en
los judíos de Medina hacia Jesús y María por una parte y los residuos de
proliferación heterodoxa- cristiana que siguieron a los grandes concilios
cristológicos, trinitarios y marianos por otra y que invadieron tierras del
Islam formaron un complejo tan heterogéneo, de muy difícil asimila­
ción, que Mahoma tuvo que selecdonar, analizar, para abrirse camino
hacia la luz.
Tenue luz si se quiere, pero al fin de cuentas luz que le hace calibrar
la gran altura espiritual moral y humana que tienen para él las personas
de Jesús y María.
Para Mahoma, el gran profeta Jesús es vilipendiado por los mismos
judíos que otras veces ultrajaron a sus profetas. María en esa perspectiva
es vilmente calumniada; por eso el Corán se enfrenta con energía y sale
en defensa de Ellos:
4, 1 55 - 1 57 « . . . Dios h a sellado (a . los j udíos) por su
incredulidad . . . por haber violado su pacto, por no
haber creído en los signos de Dios, por haber matado
a los profetas sin justificación . . . , por haber proferido
contra María una enorme calumnia y por haber
dicho: 'Hemos dado muerte al Ungido, Jesús, Hijo de
María'».
54 jEAN ABD EL jALIL, op. cit., p. 57: «Toda la Tradición musulmana repite con in­
dignación que es ése uno de los pecados más grandes de los judios». AL-ALUSI, VI, 9 :
« L a (á Maria) han acusado de . aquello que s u alma estaba a mil leguas y s e han obstina­
do en su calumnia, sin tener en cuenta los milagros que probaban su inocencia» . AR­
RAzI, 111, 540; AL-ALUSI, III, 144.
55 DíEZ MERINO, La Madre de jesús en los escritos cristológz"cos y neotestamentarios
de algunos judíos modernos, Estudios Marianos 46 ( 1 982), pp. 237-265.
56 El Talmud de Jerusalén y el de Babilonia se debieron concluir hacia los siglos V y
VI respectivamente. Ver en ibid. , p. 254, nota 83.
127
MARIA CUENDE PLAZA
Siguiendo en esta misma línea de profetismo coránico aplicado al
dolor de Maria junto a la palmera, hay que recapacitar cómo la coloca
el mismo Corán antes de la Anunciación del ángel: Está en el templo,
sirve en él junto al mz.hrab (3, 35 , 37); en ella penetrarían más de una vez
en su oración al Altísimo las p rofecías a su pueblo, la suerte de los pro­
fetas, las esperanzas en el Mesías prometido, etc.
Por designios de Dios para Ella desconocidos es elegida Madre de ese
Mesías. El tiempo de espera, el que sea, que va desde al anuncio del án­
gel hasta el parto, que tiene lugar junto a la palmera, le ha permitido
meditar en la suerte que le espera al Hijo, que en la línea coránica es la
suerte de los profetas.
La figura de Maria descrita por el Corán es sensible, por su piedad,
a las ofensas a Dios que van a seguirse en su pueblo a causa de las ca­
lumnias y persecuciones de que van a ser objeto su Hijo y Ella.
Sólo un paralelismo entre Corán 1 9 , 23 y Jeremías 20, 1 7 - 1 8 nos
puede dar, a mi juicio, una pista para descifrar el dolor, no físico de
Maria como pérdida de la Virginidad en el parto sino moral, como la
del profeta:
Jer 20 , 1 7 - 1 8
«Por qué (Yahweh) no me mató
en el seno de mi madre, y hu­
biera sido mi madre mi sepulcro,
y yo preñez eterna de sus entra­
ñas».
«Por qué salí del vientre de mi
madre para no ver más que tra­
bajo y dolor y acabar mís días en
la afrenta?»
Corán 1 9, 23
«Ojalá hubiera muerto antes y se
me hubiera olvidado del todo».
¿No se está diciendo lo mismo? Peiro en ninguno de los dos casos su­
pone rebelión contra la voluntad divina sino autoconfesión de indigen­
cia humana, de dolor profundo.
Sin embargo, hay que decir que el Corán no habla del profeta
Jeremías ni le nombra.
Pero el hecho de que .no lo nombre no quiere decir que lo ignore.
Tampoco nombra al profeta Samuel en (2 , 246)58 y no obstante se re­
fiere a él.
57 En el Islam hay partidarios que le conceden a María dignidad de Profeta: AL­
ALUSI, 111, 11 6- 1 36; IBN HAZM, V, 1 7- 1 9 , en jEAN ABD EL jALIL, op. cit. , pp. 18 SS .
58 I Sam 8, 1 9-20; 1 0 , 24.
1 28
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACION CORANICA
D.
Navidad en el Corán
Aquella escena solitaria de Maríla en 1 9 , 23, con su dolor, con su so­
ledad, con su alejamiento de los suyos, con su Hijo en su seno, con el
cielo y la tierra por testigos. . . , es interrumpida repentinamente y da
paso a otra escena de tonalidades completamente distintas.
Una voz, dulce y misteriosa, oye a sus pies, le habla y reconforta el
corazón: «No estés triste» - le dice-- .
Como respuesta a su dolor y refrigerio de caminante el Señor le hace
ver, a través de esa voz, que la vida está alli a sus pies, que allí bulle
alegre un riachuelo (1 9 ,24) y que pirecisamente el agua que lleva es uno
de los signos de la generosidad de Dios para con los hombres59•
Que la Providencia divina está allí velando por Maria, la elegida del
Señor, como vela y gobierna la creación6º.
Creciendo la voz con notas cada vez más alegres trasciende al ser de
Maria la alegria del Señor que viene con un signo de Misericordia
(1 9 , 2 1 ).
·
«Sacude el tronco de la palmera _:.._ le vuelve a decir la voz - y
ésta hará caer sobre ti dátiles frescos» ( 1 9 , 25).
La cooperación de Maria en sacudir la palmera hasta que caigan los
dátiles produce su efecto. Una lluvia de ellos cae al suelo para que se ali­
mente. También la Misericordia Divina se manifiesta ahora con la pre­
sencia de un ser viviente, de un niño, del Niño Jesús, del Hijo de Maria.
Todo El obra de Dios y todo El obra de Ella, carne de su carne, sangre
de su sangre.
«Come, pues y bebe y alégrate» le repite la voz.
De esta manera la Palabra de Alá, Espiritu de El, el Ungido del
Señor, su Verbo, descansa en los brazos de HAZRAT MARYAM.
He aqui la Navidad coránica: Una Virgen-Madre, un Niño, una
palmera, sus dátiles, el agua y la voz que canta «Alégrate, Aleluya».
E.
¿Historia o resonancias?
No -vayamos a buscar historia en el Corán, no la encontraremos.
Acostumbrados a nuestra mentalidad, proveniente de nuestra fe que
nos enseña a ver en los hechos de la Historia del Pueblo de Dios, prime­
ro en el Antiguo Israel y después en la Iglesia, hechos salvificos de Dfo s,
porque El es el Dios de la Historia, irrumpe en ella y se hace Historia . . . ,
59 2 , 1 64; 30;24 (Corán).
60 7 , 54; 1 0 , 3 ; Gen 1 , 2 ; 25,59; 32 ,4.
1 29
MARIA CUENDE PLAZA
todo esto que querríamos encontrarlo en el Corán no vayamos a bus­
carlo.
Encontraremos, en un contenido fragmentario claro-oscuro, la fe en
un solo Dios, Omnipotente, Sabio, Providente con el mundo que ha
creado y con el hombre su representante y vicario. Es sobre todo el Dios
Misericordioso que perdona al hombre pecador61 , le acoge porque es
Bondadoso (27 , 59 - 64). Es en una palabra un Dios· personal y el hombre
puede relacionarse con El62 .
Los datos bíblicos que podemos recoger no forman una un idad his­
tórica; encajan, eso sí, dentro de una lógica, aquélla que se sigue en un
fondo doctrinal, moral, espiritual, que exhorta, que anima, que repele
el mal con el bien63 , que hace abrigar esperanzas escatológicas64. La fe
en la Resurrección, en el día del Juicio65; en un Dios remunerador que
castigará el mal y premiará el bien.
Ante esa Navidad Coránica podrán venir después los exegetas y co­
mentaristas musulmanes y cristianos y podrán sacar conclusiones y bus­
carán las fuentes posibles de los datos coránicos y así, por ejemplo, no
hay unanimidad entre la parte cristiana y musulmana, ni siquiera entre
ésta consigo misma para decir de quién es la voz que oye a sus pies
Maria en el momento del parto. Indistintamente, unos dirán que del
Niño Jesús, otros que del ángel.
Habrá exegetas musulmanes que intentando conciliar el Corán con
la historia sacarán la conclusión de que el Nacimiento fue en el camino
a Egipto, en la frontera con este país , cuando advertida Maria de la per­
secución de los suyos se tiene que marchar acompañada de San José, en­
cima de un asno, naciendo el Niño en el pesebre de un asno66• Pero en
el Corán ni se nombra para nada a San José, ni al asno, ni al pesebre67.
Es curioso cómo habiendo en el texto coránico resonancias de litera­
tura apócrifa, es curioso, repito, cómo el Corán sitúa el nacimiento de
61 3 , 32 ; 3, 129; 5, 39-40 ; 13, 6 ; 1 5, 49-50; 20, 73-74 (Corán).
62 2 , 257, 1 86 ; 7,56; 1 1 , 6 1 ; 34, 50; 50, 1 6 - 1 7 (Corán).
63 1 3, 22 ; 23, 96; 28, 54; 41 , 34; Rom 1 2 , 5�1 .
64 36,26-29; 37, 1 7 ; 89, 27-30 (Corán).
65 6 , 3 1 -40; 12, 107; 1 5-, 85 ; 1 6, 77 etc. (Corán).
66 AT-TABARI, Tafsir, XVI, 44; Anales, I, 726; AR-RAZI, MuflUih al-ghayb, V,
535.
67 Otra opinión, más popular que teológ�ca y más sentida que explícita, pone el na­
cimiento de Jesús de forma ordinaria. De esto se encuentra alguna huella en España; san
Ignacio de Loyola tuvo una discusión con un moro; aquél quiso matar a éste porque no
admitia la virginidad de Maria en el parto. Ver Cándido DE DALMASES, A utobiografía
de san Ignacio de Loyola, BAC, 86, ed. ma. , pp. 39-40.
1 30
ABRAHAM Y MARIA. INTE RP RET ACION CORANICA
Jesús al pie de una palmera mientras es en una gruta donde lo sitúan los
apócrifos 68 •
El EvPsMat habla en XX, 1 de una palmera que encuentra la Sagra­
da Familia camino a Egipto. El niño, según este documento, tiene apro­
ximadamente dos años. Posiblemente atravesarían el Neguev; nada sa­
bemos de las rutas que pudieron seguir: ¿El antiguo camino de los filis­
teos bordeando la costa, que era el más corto?, ¿ antiguo camino del de­
sierto del sur? En una huida no siempre el camino más corto es el más
seguro. Nada sabemos del itinerario que pudieron seguir.
Al tercer día del viaje María se siente fatigada por el calor, ve una
palmera y demuestra deseos de descansar junto a ella y se sienta con el
niño en su regazo, a su sombra. Mientras ella mira a la palmera cargada
de frutos José está preocupado por el agua, cuyas provisiones se han aca­
bado. El niño, captando la preocupación de José y la sed de su Madre,
dice a la palmera: «Agáchate, árbol, y con tus frutos da algún refrigerio
a mi Madre�>. A estas palabras indinó la palmera su penacho hasta las
plantas de María.
Entre las raíces del árbol empezó a manar un arroyuelo de agua cris­
talina con la cual saciaron su sed la Sagrada Familia y los jóvenes que
les acompañaban.
El resto del itinerario está sembrado de prodigios que hace el peque­
ño; entre otras cosas, al llegar a Egipto se refugiaron en el Capitolio,
donde cuenta el narrador había 365 -ídolos a los que diariamente se les
rendía culto. Al entrar la Sagrada Familia en el templo todos los ídolos
vinieron a tierra deshaciéndose 69 •
Comparados texto coránico y apócrifos, tenemos:
- En un primer momento aparece en el Corán tronco de palmera
(se supone seco) y riachuelo. Acto seguido aparece palmera fron­
dosa y riachuelo.
- En EvPsMat lo primero que aparece es una palmera fresca carga­
da de frutos y acto seguido un riachuelo.
El Corán, fiel a su propio estilo, atribuye el prodigio a Dios como
fuente de toda causalidad. El apócrifo lo hace al Niño para demostrar
la naturaleza divina del pequeño.
El Corán, más atento a demostrar la virginidad de María en el par­
to, la hace cooperar con un gran esfuerzo a mover el tronco grueso de la
palmera inmediatamente de dar a luz. El PsMat da por sentado esa vir­
ginidad en el parto. Ya se había demostrado en su momento con la p re­
sencia de las dos comadronas que trajo José a la cueva, llamadas Zelomí
68 BAC 1 48, pp . 1 65 ; 1 67 - 1 68 ; 207-208 .
69 BAC 1 48 , pp . 2 1 8 - 2 1 9 ; 220-22 1 ; 22 1 .
131
MARIA CUENDE PLAZA
y Salomé. La primera, al ver a María y palparla y sin la menor prueba
de cansancio exclamó: <�Señor, Señor, misericordia, jamás se ha oido ni
ha podido caber en cabeza humana que estén henchidos los pechos de
leche y que haya nacido un infante dejando virgen a su Madre. Ningu­
na p olución de . sangre· en el nacido. Ningún dolor en la parturienta.
Virgen concibió, virgen dio a luz y virgen quedó después» 70•
La otra comadrona, al dudar del prodigio e intentar palpar a
Maria, se le quedó la mano seca. Más tarde, en contacto con el Niño y
arrepentida, quedó completamente curada.
También en el Corán produce Jesús Niño prodigios. Pero el fin que
se propone el Corán es demostrar que tales, corno que un niño lactante
hable, sirven para demostrar la Omnipotencia de Alá corno causa
Suprema de ellos, que los dispensa para demostrar y defender la inocen­
cia de Maria.
F.
Virginadad de Maria. Condusit5n
Empleando nuestra terminología dá�ica cristiana en torno a la virgi­
nidad de Maria en el Corán, tenemos:
a) Virgz·nidad antes del parto
l . º) Expresamente en 2 1 , 1 9: «A la que guardó su virginidad. . . » 71 •
2. º ) La expresión reiterativa en el Corán de Jesús, Hijo de Maria,
denota, en el aspecto negativo, una ausencia de padre72, indi­
cativo del prodigio de una existencia sin esa mediación.
En el aspecto positivo está indicado algo fuera del curso or­
dinario en el ambiente semíltico y más concretamente árabe. Si
el hijo cuenta, socialmente, es porque es hijo del padre, cuyo
apellido ostenta. El hecho que lleve el nombre de la madre es
improcedente en el Islam, pero no desconocido en la antigua
Arabia y en el antiguo Egipto, donde, a veces, y en casos extra70 BAC 1 48 , -p. 208.
71 En 2 1 , 9 1 ; 66, 1 2 aparece el término farg con una significación corporal, fisica,
con referencia al seno virginal de María. GEAGEA , N. , op. cit . , p. 89, en nota 276, apor­
ta el sentido de este término en siete �utores, cuya significación es la anotada aquí.
MARRACCI , L. , Refutatio A lcorani (Patavii, ExTyp. Seminarii) , 1 968, pp. 455 y 735,
anota respectivamente la significación de Jarg, «munitam servavit vulvam suam (id est
fuit virgo intacta)» . Con relación a 66, 1 2 : «Vox arabica al-Jarg proprie significat cun­
num muliebrem; hoc tamen loco honestius virginitatem seu verenda vertaS>> .
72 Al Corán le interesa resaltar la ausencia total de todo hombre cerca de María
para resaltar con fuerza su virginidad. A san José no lo nombra para nada.
132
ABRAHAM Y MARIA. INTERPRET ACION CORANICA
3. 0 )
4.º )
5. º )
6. º)
ordinarios los hijos llevaban la filiación de la madre73 cuando
ésta era señora muy principal y de muy alta dignidad.
De esa manera, pues, el Corán está indicando que Maria
además de mujer elegida del Señor es sayyida (señora) del mun­
do.
Esa virginidad está demostrada por el género de vida que llevó
desde pequeña hasta la Anunciación del ángel, separada del
mundo, fuera de todo contacto social que pudiera mancillar su
integridad 14•
Virginidad en el momento de , la Anunciación está claramente
demostrada por el texto coránico.
La concepción de Jesús se verificó, no mediante hombre sino a
continuación de un soplo de Dios (2 1 , 9 1 ) por la Omnipotencia
de El (3,47).
Paralelamente a Adán, que fue creado de la tierra, sin padre
(3,59), así Jesús, sin intervención de ningún hombre, fue crea­
do. A�bos, Cristo y Adán, vinieron a la existencia con un Fiat
de Dios. Esa palabra, Fiat o Kun, es el imperativo divino que
llama a la existencia.
b) Vfrg1:nidad en el parto
No está tan clara en el Corán. Sin embargo, apreciamos:
l . º ) Durante el parto está en plleno vigor físico, tanto como para sa­
cudir el tronco grueso de la palmera, a cuyos pies dio a luz a
Jesús y consta que estaba sola, no como en los Evangelios Apó­
crifos, que presentan a las comadronas para ayudarla. Este vi­
gor no parece propio de una parturienta. No pensamos que en
semejante situación se pueda sacudir una palmera con la
energía suficiente para que caigan dátiles (Corán 1 9 , 25).
2.0 ) La expresión del dolor de la Virgen en el momento del parto
no se debía a un motivo biológico sino, entiendo más bien, a
73 MORET, A . , Le NÜ et la civüisation égyptienne, 1 926 , pp. 1 0 1 ss. ; RAGAT DORIA,
(SHAFIK) , La femme et le Droit Religz·eux, París, 1 940, pp. 1 5 -2 1 ; BousTANY, Traduc­
tz·on de l'Jliade, ed. Al-Hilal, Le Caire, pp. 3 1 2 , 899; TABAQUAT, t. 8, p. 237 ; ID. , llln
Saad, t. 8 , p . 237 . Citado por MANSOUR FAHMY, La cond#z'on de lafemme, Paris, 1 9 1 3 ,
PP· 6-8.
74 Corán, 3 , 3 7 : «Siempre que Zacarlas entraba en el santuario hallaba alimento con
ella» . Se deduce que era alimentada milagrosamente, como correspondía en la linea
coránica , a este ser tan puro.
El Islam, especificamente el Credo al-Maturidi, atribuye este milagro a Maria, por­
que se lo atribuye el Corán y lo emplea en contra de los Mu'tazila, pues juzga a éstos
que, dado su ·racionalismo, son capaces de negar la Revelación del Corán en ese milagro
de Maria.
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MARIA CUENDE PLAZA
un motivo moral. El desvalimiento en que se encontraba y la
visión de un futuro intuido lleno de angustias, eran motivos
más que suficientes para provocar aquella expresión dolorosa,
paralela a la de Jeremías que refleja el Corán.
La voz misteriosa que oye: «No estés triste» es lenitivo del al­
ma y no del cuerpo. El consejo de mover la palmera es una in­
vitación a la confianza en la Providencia divina que actúa en el
hombre con la cooperación del hombre.
3. º ) El lamento de María no se debe, como dijimos antes, a un
rechazo de la Volunta9. de Dios, sino, entiendo que, según el
Corán, fue debido a: 1 . 0 dolor por la calumnia y por el pecado
de los calumniadores, y 2 . 0 , por el pecado de los cristianos que
convertirían a Ella y a su Hijo en dos dioses.
c) Virginidad después del parto
Inciden varios motivos para sospechar, desde el punto de vista corá­
nico, la Virginidad de María después del Parto.
l . º ) No se nombra para nada en todo el Corán a ningún esposo de
María que pudiera· poner en duda su virginidad post partum.
2. 0 ) La elevación espiritual y moral con que se describe a María en
la Anunciación no permite pensar que María haya cambiado
de actitud más tarde a lo largo de su vida, y, por tanto, se
puede afirmar desde el Corán que conservó su pudor y fue celo­
sa en la conservación del tesoro de su virginidad.
En este sentido María fue, según el Corán: Verdaderamente
Madre y verdaderamente Virgen.
Para el pueblo del Islam María es la Madre Virginal.
¿Es este pueblo áquel que Dios prometió a Abraham en Gén
2 1 , 1 3, 1 8 ; 1 7 -20?
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