Download Invocar el Nombre del Señor, Su significado

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Invocar el nombre del Señor
Una de las prácticas más sencillas y, al mismo tiempo, de valor incalculable de la
vida Cristiana es invocar el nombre del Señor. Invocamos al Señor para disfrutar
del aspecto Inicial de la salvación, y debemos continuar invocando Su precioso
nombre en el transcurso de nuestro vivir porque Él es rico para con todos los
que le invocan.
l. El significado de invocar el nombre del Señor
“clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú
no conoces” (Jeremías 33: 3)
Invocar es llamar a una persona por su nombre, significa llamar a una persona.
Invocar el nombre del Señor es distinto a simplemente orar a Él. Aunque es
posible orar al Señor en silencio, invocar al Señor requiere que nos dirijamos a Él
audiblemente. Esta es una práctica saludable y ampliamente mencionada en
toda la Biblia. Comenzó con la tercera generación de la humanidad. Podemos
ver esto en Génesis 4:26: “Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre
Enós, Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová”. El
nombre Enós significa, débil, frágil y mortal. Cuando se dieron cuenta de que
eran débiles y frágiles, hombres comenzaron a invocar el nombre de “Jehová”,
que quiere decir “Yo Soy”. Esta Práctica continuó con Job (Job 12:4; 27:10),
Abraham (Génesis 12:8; 13:4), Samuel (1 Samuel 12:18), Isaac (Génesis 26:25),
Moisés y los hijos de Israel (Deuteronomio 4:7), Sansón (Jueces 15:18; 16:28),
David (Salmos 55:16; 91:15; 116:2, 4) y varios otros personajes bíblicos tanto del
antiguo como del nuevo testamento, como Estaban
(Hechos
7:59), Pablo
(Hechos 22:16; Romanos 10:12-14), y muchos otros.
Por eso Pablo escribió a Timoteo en su segunda Epístola (2:22), allí el apóstol
indica que en los primeros días de la iglesia, todo aquel que buscaba al Señor
practica este invocar: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia,
la fe, el amor y paz, con los que de corazón limpio invocar al Señor”
Invocar al Señor es buscarlo (Isaías 55:6; Jeremías 33:3), e indica dependencia,
como resultado de la necesidad, del clamor interior, de esta manera, invocar el
nombre del Señor es como una respiración espiritual (Lamentaciones 3:55-57).
ll. Los beneficios de invocar al Señor
A. Invocar al Señor resulta en salvación
1.”Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, Y creyeres en tu corazón
que Dios le levantó de los muertos serás salvo. Porque con el corazón se cree
para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación (…) porque todo aquel
que invocare el nombre del Señor, será salvo”. (Romanos 10, 13).
El apóstol Pablo dice que con el corazón “se cree para justicia”. La preposición
“para” en esta frase según el original griego significa “resulta en”. Por lo tanto, el
resultado de creer en el corazón es la justificación, mientras el resultado de
confesar con la boca es la salvación. Si queremos ser justificados, es decir, tener
la justicia de Dios, debemos creer en el Señor Jesús. Si queremos ser salvos,
necesitamos confesar al Señor Jesús, es decir, invocarlo.
2.”Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová” (Salmos
116:13).
Con la finalidad de tomar la copa de la salvación, es decir, de participar de la
salvación del Señor, necesitamos invocar so nombre. Isaías 12:2-6 nos dice que
el Señor es nuestra salvación, nuestra fortaleza y nuestra canción, y que con
gozo podemos sacar aguas de las fuentes de la salvación. Una manera sencilla y
más eficaz de sacar aguas de las fuentes de la salvación del Señor, es decir, de
disfrutar del Señor como nuestra salvación, es invocar su nombre.
En Isaías 55:1-6 encontramos el llamado maravilloso de Dios a su pueblo. Él
llama a los sedientos a las aguas para disfrutar de las riquezas de la provisión
del Señor y a deleitarse en su abundancia. La manera de hacer esto es buscar al
Señor e “invocarlo mientras Él está cercano”,
B. Invocar al Señor nos llena interiormente
“Abre tu boca, y yo la llenare” (salmos 81:10).
En Romanos 9:21, 23, nos es dicho que bajo la elección de Dios, nosotros los
llamados, fuimos hechos vasos de misericordia para honra y gloria. Sin
embargo, aún debemos percibir que tales vasos están vacíos en sí mismos y
necesitan de un contenido. Aunque Romanos 9 nos dice que somos vasos, pero
no nos muestra la manera de ser llenados. Es maravilloso ser un vaso de
misericordia para honra y gloria, pero es deplorable estar vacío. Necesitamos
ser llenados. La manera de ser llenados es mostrada en Romanos 10. Todo
recipiente tiene una entrada, una abertura. Somos vasos, y como recipientes
tenemos una apertura: La boca. Nuestra boca no es sólo para ingerir el alimento
físico, material; también fue hecha para nuestra alimentación espiritual, pues por
medio de ella podemos invocar, confesar el nombre del Señor Jesús y disfrutar
de sus riquezas. Como vasos vacíos que tienen una boca, debemos abrirla bien
con el fin de ser llenos con la vida divina.
C. Invocar el nombre del Señor nos trae las riquezas de Cristo
“Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de
todos, es rico para con todos los que le invocan” (Romanos 10:12).
Para ser salvos necesitamos invocar el nombre del Señor. Sin embargo, invocar
su nombre no es solamente para la etapa inicial de nuestra salvación; también
es la manera por la cual recibimos las riquezas de Cristo. El Señor es rico para
con todos los que Le invocan. Cuando Lo invocamos, participamos de sus
riquezas. ¡El Señor es muy rico! Por lo tanto, ¡no se quede callado; abra la boca,
invóquelo, participe y disfrute de sus riquezas! Si abre bien su boca e invoca al
Señor, las riquezas de la Divinidad serán su porción.
D. Invocar al Señor nos trae su presencia
“Cercano está Jehová a todos los que le invocan” (salmos 145:18).
La Biblia revela claramente que invocar el nombre del Señor es la manera de
participar del Señor y disfrutarlo. Deuteronomio 4:7 dice que el Señor se acerca
a nosotros todas las veces que Lo invocamos.
E. Invocar el nombre del Señor nos guarda de las tribulaciones
“Invoqué tu nombre, oh Jehová, desde la cárcel profunda” (Lamentaciones 3:55).
El profeta jeremías experimentó esto cuando, de la cárcel más profunda, invocó
al Señor. Siempre que estemos en un “calabozo” o en una cárcel espiritual, bajo
la opresión del enemigo, podemos invocar al Señor, expirando el peso, y ser así
liberados de la más profunda cárcel. Este tipo de invocar no sólo nos capacita a
expirar las cosas negativas de nuestro interior, sino también a inspirar al Señor
mismo con todas sus riquezas como nuestra fuerza, nuestro disfrute, bienestar y
descanso. Los salmos 18:6 y 118:5 dicen que el rey David invocó al Señor en su
angustia. El Señor nos pide que Le invoquemos también en el día de la angustia.
III. Invocar el nombre del Señor introduce el reino de Dios en la
tierra
“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado
sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así
también en la tierra “(Mateo 6:9-10).
Además de los beneficios que obtenemos cuando invocamos el nombre del
Señor, no podemos olvidar que Dios también tiene una necesidad: el
establecimiento de su reino en la tierra. Por eso el Señor Jesús nos enseñó a
orar, indicándonos cuál debe ser la verdadera meta de nuestra oración. Por el
versículo mencionado arriba vemos que la voluntad de Dios es hecha en el cielo,
es decir, en el cielo no hay problema. Entonces, ¿Dónde está el problema? En la
tierra. Sabemos que la tierra no fue creada por Dios para ser un caos (Isaías
45:18), sin embargo, Satanás la usurpó y este lugar se convirtió en el imperio de
las tinieblas. No es por casualidad que las personas viven todo el tiempo bajo la
opresión, se sienten deprimidas y cada vez más vemos un mayor número de
personas que contraen enfermedades producidas por estrés.
Por esta razón, necesitamos invocar el nombre del Señor así: ¡Oh Señor Jesús!
Debemos también llevar a otros estas buenas nuevas, el evangelio, a fin de que
ellos también invoquen este precioso nombre. Al invocar el nombre del Señor,
estamos santificando su nombre para que Él tenga en la tierra un ambiente en
que su autoridad prevalezca y su voluntad sea hecha; así, además de disfrutar
del Señor, estaremos satisfaciendo el deseo de su corazón. Por eso le animamos
a invocar el nombre del Señor en toda y cualquier situación, aunque todo esté
saliendo bien. Sólo así nuestra situación y la de las personas que están a nuestro
alrededor estará bien, y así disfrutaremos de la justicia, la paz y el gozo
verdadero (Romanos 14:17).