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APROXIMACIÓN HISTÓRICA A LOS VERBOS
PRONOMINALES DE MOVIMIENTO
Carlota de Benito Moreno
Universidad Autónoma de Madrid
1. Introducción1
La cuestión de los verbos pronominales, íntimamente ligada al problema del se, es una de las
más complejas de la lingüística hispánica. Generalmente, se realizan clasificaciones de estos
verbos de acuerdo con la obligatoriedad del pronombre y con el comportamiento sintáctico que
su presencia provoca. Así, distinguimos entre: a) los verbos obligatoriamente pronominales,
como arrepentirse; b) los verbos que el pronombre intransitiviza, convirtiendo el complemento
directo en sujeto, como meter(se); c) los verbos que el pronombre intransitiviza, convirtiendo el
complemento directo en un complemento de régimen preposicional, como decidir(se), y d) los
verbos en los que el pronombre es opcional y no altera el régimen verbal, que pueden ser tanto
transitivos como intransitivos; comer(se) o morir(se).
Tomando como punto de partida el hecho de que una explicación unitaria de estos datos
debe venir después de una detallada descripción de esta situación tan heterogénea, aquí solo
examinamos algunos de los verbos que forman parte del último grupo y que se enmarcan dentro
de un subgrupo más restringido: los intransitivos de movimiento. La perspectiva adoptada es la
diacrónica, pues la situación descrita está sometida a variación tanto intralingüística, dentro del
propio español, como interlingüística, dentro de las lenguas romances, y consideramos que el
punto de vista histórico puede ayudar a mostrar la situación de cambio originaria y orientar la
investigación hacia aquellos factores que favorecieron el empleo del pronombre, tanto en la
Edad Media como en la actualidad, pues no han sido suficientemente explicados.
Para ello, se ha empleado el corpus Biblia medieval, que presenta la ventaja de ser un
corpus paralelo.2 Así, puede compararse la aparición o no del pronombre en contextos idénticos
o semejantes. El primer caso, de contextos idénticos, permite observar diferencias entre los
códices, que podrían ayudar a establecer tendencias dialectales. El segundo, de contextos
semejantes, observar los factores contextuales involucrados en la aparición del pronombre.
Por razones de espacio, sólo se han estudiado tres verbos: salir(se), venir(se) y entrar(se).
A pesar de que ir(se) es el verbo de movimiento pronominal por excelencia, no lo hemos
incluido en este trabajo, pues presentaba una situación prácticamente idéntica a la actual ya
desde el Cid, según M. M. Martín Zorraquino (1993).
2. Estado de la cuestión
Las opiniones tradicionales sobre el carácter de este pronombre pueden agruparse en dos
tendencias. En primer lugar, muchos estudiosos lo han considerado expresión de la voz media,
algunos sin distinguir entre los verbos transitivos a los que el pronombre intransitiva, y que
expresan así la afección del sujeto (que es el objeto del verbo transitivo) y los verbos
1
intransitivos en los que el pronombre no conlleva ningún cambio en su estructura sintáctica.
Para J. Larrochette (1939: 376-385), los verbos de movimiento intransitivos forman parte de la
voz media real (aquellos verbos en los que hay un sujeto afectado), aunque están en la frontera
con la voz media de interés o intensidad (en los que el sujeto está especialmente interesado en la
actividad del verbo). Para él, el pronombre se ha añadido en este último caso por contaminación
de verbos transitivos de cambio de posición, que podían pronominalizarse, como mover(se).
Considera que en los verbos de movimiento puede expresar un matiz de intensidad o un valor
inceptivo.
Otra tendencia de explicación vincula el pronombre a un dativo no argumental. Esto es lo
que sostiene M. C. Bobes (1974: 111-115), que considera que el pronombre reflexivo que se une
a verbos intransitivos procede del dativo latino sibi y que, por lo tanto, puede expresar alguno
de los múltiples valores que encarna el dativo.
M.ª A. Martín Zorraquino establece que el pronombre cumple la función de un locativo
mínimo: «el pronombre reflexivo no hace sino reforzar, recalcar las características de ese
proceso: localizar insistentemente ese proceso en el sujeto» (1979: 112). Para ella, el valor que
aporta este locativo debe ser analizado individualmente, verbo a verbo.
Las propuestas más recientes le atribuyen un valor aspectual. Un ejemplo es la propuesta de
E. de Miguel y M. Fernández Lagunilla (2000), que defiende un valor aspectual, según el cual el
pronombre marca la culminación de un evento que va seguida de un estado nuevo.
3. Análisis de los datos
En este trabajo prestamos especial atención a los complementos de trayectoria de los verbos
estudiados, pues partimos de la idea de que, en la actualidad, el clítico afecta a la delimitación
de ésta cuando se une a verbos de movimiento. Más concretamente y en lo que respecta a
salir(se) y venir(se), creemos que el empleo de las formas pronominales supone que se ha
rebasado un límite especialmente constreñidor, entendiendo como tal a aquel cuya superación
no es esperable, por razones que pueden ser diversas.3 En el análisis de cada verbo se mostrará
más pormenorizadamente esta distinción.
3.1. El verbo entrar(se)
La forma pronominal entrarse ha desaparecido del español estándar actual, aunque sigue
utilizándose en ciertas zonas. Esto podría estar relacionado con el uso dialectal de entrar como
transitivo y, en dicho caso, entrarse sería análogo a moverse: la alternante intransitiva de un
verbo transitivo. Sin embargo, en los textos analizados entrar se formula mayoritariamente
como intransitivo, por lo que cabe en el objeto de estudio de este trabajo.
Los complementos de trayectoria que mayoritariamente toma entrar(se) son de destino y la
preposición por excelencia con que se expresan estos es en. Sin embargo, podemos encontrar
algunas diferencias entre el verbo no pronominal y el pronominal en lo que se refiere a este
aspecto. Así, atendiendo a la Tabla 1, en el corpus entrar aparece acompañado en un 65,6 % de
las ocasiones de un complemento con en y en un 17,2 % de ellas de uno con a. Sin embargo,
entrarse parece rechazar mucho más claramente a (8,5 %) y emplea en muy mayoritariamente
(76,6 %).
2
Tabla 1
Esta diferencia puede ponerse en relación con la opinión de que entrarse equivale a
meterse. Así, la diferencia entre entrar y entrarse sería la conceptualización del destino, que en
el segundo caso se entiende como un espacio limitado más rígidamente que en el primero. Esta
diferencia puede apreciarse en (1), donde entrarse aparece con en medio de (1d), que señala un
punto específico y limitado, mientras que entrar se une a entre (1a, 1b y 1c), que no señala una
localización tan definida e incluso podría interpretarse como un complemento referido a un
lugar atravesado durante el desplazamiento en vez de como el destino final de este.
(1) a. & plogo ala voluntad del saçerdote & tomo el espaldar & las ymagines & el dolado &
entro entre el pueblo (E3, JU 18:20)4
b. E plogo ala voluntad del saçerdote & tomo el espaldar & las ymagines & el dolado &
entro entre el pueblo (Aj)
c. E plogo al coraçon del saçerdote & tomo el pectoral & los terafim & el ydolo & entro
entre el pueblo (E4)
d. & plugo enla voluntad del saçerdote & tomo el ephoth & los taraphim & el ydolo &
entrose en medio de la gente (Alba)
El ejemplo (2), en el que en el mismo enunciado encontramos ambos verbos, muestra
también esta diferencia en el destino. Solo Alba (2f) emplea dos veces el verbo entrar, la
segunda de forma pronominal. La diferencia entre ambos casos no son sintácticas, sino
semánticas: en el primer caso se entra en una casa y en el segundo, en un pozo. Parece evidente
que el pozo es un destino más constreñido que la casa. De hecho, las traducciones que los otros
códices realizan del segundo caso refuerzan esta idea: el verbo meterse (2a) y el verbo
desçender de forma transitiva (2d y 2e), lo que da la idea de ‘haber sido forzados a entrar en el
pozo’.
(2) a. Mas uiolos vn moço & dixo lo a Absalon. Eillos tomaron su camino et entraron en vna
casa de vn ombre de Bahurym que auie vn poço en su casa et metieron se dentro (E8, SAM2
17:18).
b. & vidolos vn moço & conto lo a Absalon & fueron se anbos ados ayna & vinjeron a casa
de vn omne en Baharim & tenja vn pozo en su corral & desçendieron ally (E3).
c. & vidolo vn moço & contolo a Absalon & fueronse amos & dos ayna & vinjeron a casa de
vn omne en Bahurym & tenja vn pozo en su corral & deçendieron allj (E19).
d. E vido los vn moço & dixo lo luego a Absalon. E fueron amos corriendo & metieron se en
casa de vn omne en Baurim & tenja vn pozo en su corral & desçendieron los alli (E7).
e. E violos vn moço & notifico lo a Absalon & fueron amos ayna & entraron en casa de vn
omne de Baurim, el qual tenja vn pozo en su portal & desçendieron los ally (E4).
f. & vio los vn moço & contolo aAbsolom & muy festinada mente entraron en casa de vn
omne en Baurim, el qual tenia ensu patin vn pozo & entraron se enel pozo (Alba).
El corpus paralelo permite comparar contextos idénticos,5 lo que nos muestra que no sólo
es el entorno sintáctico, sino que hay otros factores, de índole probablemente extralingüística,
que favorecen la aparición del pronombre. Puesto que no siempre se pueden comparar todos los
códices de este modo, sólo podemos observar tendencias relativas entre parejas de códices,
3
como se muestra en el Cuadro 1.6 Así, por ejemplo, podemos decir que de seis contextos en los
que E4 y Alba fueron comparables, Alba empleó entrarse en cinco ocasiones y E4 solo en una.
Según se deduce del Cuadro, son Alba y RAH los manuscritos que favorecen la forma
pronominal.
Cuadro 1
En (3) podemos ver un ejemplo de esta coincidencia de contextos, en los que RAH y Alba
utilizan el verbo pronominal, frente a la preferencia por entrar de los demás códices.
(3) a. Ve, mio pueblo, entra en tos camariellas, cierra tus puertas sobre ti. Asconde te un poco
quanto un momento, fasta que passe la ira (E6, IS 26:20).
b. Ve, mj pueblo, entra en tus camaras & çierra tus puertas por ty. Escondete vn poco de
rrato, fasta que pase la sanna (E3).
c. Ue, el mj pueblo, entra enlas tus camaras & çierra tus puertas en pos de ti & escondete
algunt poco de ora, fasta que pase la saña (E5).
d. Ve, el mi pueblo, entra enlas tus camaras & çierra tus puertas en pos de ty & escondete
algunt poco de ora, fasta que pase la saña (E4).
e. Ve, mj pueblo, & entra en tus cilleros & cierra tus puertas sobre ti. Escondete por vna
pequeña ora, fasta que passe la yra (BNM).
f. Ve, el mj pueblo, entrate en las tus rrecamaras & cierra tu puerta en pos de ty. Espera vn
poco momento, fasta que passe la ssaña (RAH).
g. Ve, el mi pueblo, entrate enlas tus çeldas & çierra la tu puerta en pos de ti. Abscondete vn
poco de tienpo, fasta que passe la yra mia (Alba).
Sólo hallamos un caso en el que es la mayoría de los códices la que emplea el verbo
pronominal: es el que aparece en (4).7 Esta uniformidad en el empleo de entrarse podría deberse
a una influencia del verbo pronominal leuantarse, que precede en todos los casos a entrarse. M.
C. Bobes Naves (1974:109) indica que es bastante frecuente la interacción entre las frases
paralelas y que, como resultado de ello, «un verbo reflexivo colocado en una oración hace
reflexivo, por analogía, al verbo de la oración paralela».
(4) a. Mas el rey leuantosse yrado & del logar do comieran entrosse enla huerta delos arboles
(E8, EST 7:7).
b. El rey quando aquello oyo leuantos yrado de la mesa. E entros a una huerta del palatio
que auie y de cerca, llena de aruoles (GE).
c. & el rey leuantose con saña dela sala do estauan beuiendo & entrosse al huerto graçioso
que el tenia (Alba).
4
3.2. El verbo salir(se)
Puede describirse la diferencia entre salir y salirse en la actualidad proponiendo que, en salirse,
el elemento desplazado rebasa un límite de los que hemos llamado constreñidor al abandonar el
punto de origen. Esto da cuenta de los contrastes de (5):
(5) a. Juan salió de la reunión a las 8.
b. Juan se salió de la reunión a las 8.
c. Sale agua del grifo.
d. Se sale agua del grifo.
La diferencia entre (5a) y (5b) es que en el primer caso la reunión ya había acabado cuando
Juan salió, mientras que en el segundo no. Igualmente, lo que distingue (5c) de (5d) es que en el
primer caso sale agua del grifo porque este está abierto, mientras que en el segundo, el grifo
pierde agua porque está roto.
En lo que se refiere a la combinación de estos verbos con los diferentes tipos de
complementos de trayectoria, no hay muchas diferencias entre la forma pronominal y la no
pronominal. Debe destacarse el hecho de que salirse parece aparecer solo con una frecuencia
bastante mayor que salir, como podemos observar en la Tabla 2. Esto podría indicar que el
pronombre se siente como un locativo, de la misma manera que los pronombres átonos
desempeñan una función de complemento, y que su presencia haría innecesario el complemento
preposicional. En cualquier caso, esto habría sido una mera tendencia, que en ningún caso
habría llegado a triunfar.8
Asimismo, notamos en dicha tabla que salirse es más frecuente con complementos de
origen que de destino, frente a lo que ocurre con salir. Este dato concuerda con la hipótesis de
que el pronombre afecta a la delimitación del punto de partida, por lo que resulta relevante
conocer dicho punto de partida.
Tabla 2
En lo que se refiere a los contextos comparables entre códices, las tendencias halladas
pueden verse en el Cuadro 2. En él se observa que son los manuscritos Alba y E5 los que más
favorecen el empleo de salirse.
5
Cuadro 2
En (6) tenemos un ejemplo de la tendencia mencionada de Alba, en el que coincide con
RAH:
(6) a. Salio Iheremias de Iherusalem por ir a tierra de Beniamin, por que partiesse so
heredamiento ante los ciudadanos (E8, JE 37:12).
b. E sallio Jeremjas de Iherusalem para se yr a tierra de Biñamjn, para se partir dende de
medio del pueblo (E3).
c. Salio Geremias de Iherusalem para se yr a tierra de Benjamin, para se apartar de entre la
gente (E5).
d. E salio Geremias de Iherusalem para se yr atierra de Benjamin, para se apartar de entre
la gente (E4).
e. E salio Geremjas de Iherusalem para yr en tierra de Benjamjn, para discurrir dende en
medio del pueblo (BNM).
f. Jeremjas sse ssallo de Jerusalem para sse yr a tierra de Benjamjn & sse partir de ally a
buelta de la gente (RAH).
g. Sallose Ieremias de Ierusalem para yr atierra de Beniamin, para se desuiar de ally en
medio del pueblo (Alba).
Resultan interesantes determinados casos en los que lo que sale procede del interior de una
persona y lo hace de forma involuntaria. En la actualidad codificaríamos el origen (la persona)
con un pronombre personal en dativo. Sin embargo, en el siguiente ejemplo sólo se añade un
pronombre dativo en (7f), que es el único enunciado en el que aquello que sale no va precedido
de un posesivo.9 Podemos llegar a la conclusión, pues, de que el dativo funciona de manera
semejante a los posesivos, tal como ha sido señalado repetidas veces. El caso de (8) es similar,
aunque sólo usa esta construcción un códice –Alba, el mismo que en (7). La presencia del se
podría estar vinculada a la presencia expresa del complemento dativo, cuya diferencia respecto
del posesivo es que funciona como un complemento de origen. En la actualidad, el empleo de la
forma pronominal es obligatoria en estos casos, por el significado implícito de que lo que sale
«rebosa, escapa de un continente que debía guardarlo». Sin embargo, (7) muestra que este
significado no era imposible con salir, aunque parece que Alba presenta una situación más
evolucionada, ya que emplea salirse junto a un pronombre dativo en todos los casos hallados.
(7) a. E fue acabo de dias, ala ora del salljr dela fin en dos dias, sallieron sus tripas con su
dolençia & murio con malas dolençias (E3, CR2 21:19).
b. E fue ala sazon delos dias, al tienpo que cunplio el plazo delos dos años, salieronse sus
estentinos conel dolor & murio con dolores malos (E5).
c. E fue ala sazon delos dias & al tienpo quese cunplio el plazo delos dias dos años,
salieronse sus estentjnos conel dolor & murio con dolores malos (Ev).
6
d. & fue adias de dias & enla ora que salio el plazo acabo de dos dias salieron sus tripas
consu dolençia & murio con malas dolençias (E4).
e. E fue adias de dias e enla ora que salio el plazo acabo de dos dias salieron sus tripas con
su dolençia & murio con malas dolençias (BNM).
f. & acabo de dias al tienpo del sallyr dos años salleronse le las tripas tamaña fue la
enfermedat que enellas ouo & murio con muchos dolores (Alba).
(8)
a. Dela polluçion del que se le salle la esperma (Alba, LE 15:1).
Encontramos también algunos ejemplos de salirse con un límite especialmente
constreñidor, como ocurre en la actualidad. Así, aunque en (9) y (10) solo hay un códice que
emplea el verbo salir(se), resultan esclarecedoras las traducciones alternativas, que implican
claramente la idea de rebasar un límite difícil de traspasar: quitarse (9a); rebellar (9b, 9c, 9d,
9e); librarse (10a, 10d, 10e), y escapar (10c, 10f, 10g, 10h).
(9) a. Enlos dias de aquest quitose Edom del seynnorio de Juda & fizo su rey (E8, RE2 8:20).
b. En sus dias rreuello Edom deyuso del poder de Juda & enrreynaron sobre ellos rrey (E3).
c. En sus dias rrebello Edom diyuso del poder de Juda & enrreynaron sobrellos rrey (E19).
d. En sus dias rrebello Edom de so el poderio de Juda & alçaron sobre si rrey (E7).
e. Ensus dias rebello Edon de so el poder de Juda & enrregnaron sobre sy rrey (E4).
f. Ensus dias rebelle fue Edom & sallose de so el poderio de Iuda & rey que fasta estonçe
non tenian sobre sy regnaron (Alba).
(10) a. Libra te como corça de la mano e como el auf delos assechamientos del que prende las
aues (E6, PR 6:5).
b. E salte como gama de mano del qui la prende e como ave de los engaños del paxarero e
d'esta guisa le libraras (GE).
c. Esscapa commo el corço dela mano & commo el aue que dela mano rresuala (E3).
d. E seras librado asy como el corço del çepo & commo el paxaro dela mano del caçador
(E5).
e. Seras lybrado asy commo el corço del çepo & commo el paxaro dela mano del caçador
(Ev).
f. Escapa commo çieruo de mano & commo paxaro de mano de lazo (E4).
g. Escapa commo çieruo demano & commo paxaro demano de lazo (BNM).
h. Seras escapado commo corço de mano & commo aue que se suelta del lazo (Alba).
Queda, por último, analizar aquellos casos en los que los códices presentan
mayoritariamente la forma pronominal. Hallamos tres, muy similares, y parecen mostrar la
existencia de una tendencia a la forma pronominal cuando el verbo aparece solo, sin ningún
complemento. Esto coincide con lo dicho más arriba sobre los datos de la Tabla 2. En (11) y
(12) se ejemplifican dos de estos casos.
(11) a. Ella corrio asus piedes & enchose ante el et tomo su fijo & salio fuera (E8, RE2 4:37).
b. & veno & echose asus pies & omjllose en tierra & leuo asu fijo & sallose (E3).
c. & veno & echo se asus pies & omjllose en tierra & lleuo asu fijo & saljose (E19).
d. E entro & echo se asus pies & homjllo se en tierra & tomo su fijo & salio se (E7).
e. & commo entro, asus pies se echo & adoro en ssuelo & lleuo el su fiio & sallose (Alba).
7
(12) a. Ella fue & echolo en el lecho del honbre de Dios & cerro la puerta [&] sallio (E8, RE2
4:21).
b. E subio & echolo sobre la cama del omne de Dios & çerro tras del & sallose (E3).
c. & subio & echo lo sobre la cama del omne de Dios & çerro tras del & sallo se (E19).
d. E subio & echo le sobre la cama del omne de Dios & çerro la puerta sobrel & dexo lo alli
& salio se (E7).
e. E subio & echo lo sobre la cama del omne de Dios & çerro sobre sy & salio (E4).
f. & la madre subio & acostolo enla cama del varon de Dios & la puerta sobrel çerro &
sallose (Alba).
3.3. El verbo venir(se)
La distinción actual entre venir y venirse no está muy clara, aunque parece afectar también a la
limitación del punto de origen. Así, la diferencia entre (13a) y (13b) es que, en el segundo caso,
Juan abandonó el lugar de origen antes de tener que hacerlo:
(13) a. Juan vino {del colegio / de la oficina / de Sevilla} (para verme).
b. Juan se vino {del colegio / de la oficina / de Sevilla} (para verme).
En el corpus analizado, ambos verbos aparecen mayoritariamente con complementos que
codifican el destino (o solos) y escasísimas veces con complementos de origen o del curso de la
trayectoria, como se observa en la Tabla 3. Estos datos coinciden con los analizados por M. A.
Martín Zorraquino (1997) sobre esta pareja en el Cantar de mío Cid.
Tabla 3
En lo que se refiere a la combinación de estos verbos con diferentes preposiciones, esta vez
encontramos una tendencia que parece ser claramente significativa: cuando aparece la
preposición para rara vez encontramos el verbo no pronominal. Así queda reflejado en la Tabla
4. Esta diferencia parece indicar que la distinción actual entre venir y venirse ya era estable en
algunos contextos, pues la diferencia entre para y a (la preposición mayoritaria con ambos
verbos) es precisamente que la primera implica un origen.10 En la actualidad, parece que el
verbo volver(se) se encuentra en esta misma situación, pues acepta con dificultad los
complementos con para cuando no es pronominal. Parece, pues, que la implicación de un punto
de origen es mayor en volverse que en volver, comportamiento este que es idéntico al de
venir(se).11
8
Tabla 412
En (14) se ofrece un ejemplo de esta diferencia entre para y a:
(14)
a. E veno Elisa a Damasco & el fijo de Hadad, rrey de Aram, estaua doliente (E3, RE2 8:7).
b. E veno Yljseo a Damasco & el fijo de Hadad, rrey de Aran estaua doliente (E19).
c. E vino Eliseo a Damasco & Benadab, el rrey de Armenja, estaua enfermo (E7).
d. E vjno Eliseo a Damasco & he Benhadat, rrey de Aram, doliente (E4).
e. & vinose Heliseu para Damasco & Benadad, rey de Syria, enfermo era (Alba).
Las tendencias en los mismos contextos sintácticos se muestran en el Cuadro 3 y en ellas se
refleja que los códices que favorecen el empleo del verbo pronominal son Alba y E7.
Cuadro 3
En (15) se ofrece un ejemplo de la tendencia de E7 al uso de venirse.
(15) a. E veno el rrey Daujt & estouo antel sennor & dixo: «¿qujen so yo, sennor Dios, & qujen
es mj conpanna que me troxiste fasta aquj?» (E3, SAM2 7:18).
b. E veno el rrey Daujd & estouo antel señor & dixo: «¿qujen so yo, señor Dios, & qujen es
mj conpaña que me troxiste fasta aquj?» (E19).
c. E vino se el rrey Daujd & estudo delante el señor e dixo: «¿qujen so yo, Adonay Sabaod, o
qujen es la mj casa por tu amj prometer tanto bien?» (E7).
d. E vino el rrey Dauid & asento se delante el sennor & dixo: «¿quien so yo, sennor Dios, &
que es mi casa que me troxiste fasta aqui?» (E4).
En (16) tenemos uno de los ejemplos en los que aparece la forma pronominal de manera
mayoritaria. Los contextos de (16a, 16b, 16c y 16d) son idénticos entre sí, pero difieren del de
(16e), en el que el complemento preposicional no indica una persona, sino una finalidad. Por lo
tanto, dejando a Alba fuera de la comparación en este caso, podríamos llegar a la conclusión de
que los complementos personales de trayectoria favorecen la forma pronominal. Sin embargo,
los datos no confirman esta afirmación, pues venirse se une a complementos personales en un
9
41,8 % y venir lo hace en un 38,9 %, proporciones casi idénticas. Así pues, no hallamos una
explicación satisfactoria para esta coincidencia.13
(16) a. E veno se ael Ysebel, su muger, & dixole: «¿por que esta tu voluntad tan triste & non
comes pan?» (E3, RE1 21:5).
b. & veno se a el Ysebel, su muger, e dixolle: «¿por que esta tu voluntad tan triste & non
comes pan?» (E19).
c. E vino se ael Yzebel, su muger, & dixo le: «¿que malenconja es esta tan grande que tienes
por que non as querido comer vianda?» (E7).
d. E vjno ael Yzebel, su muger, & fablo le: «¿por que esta tu spiritu desuiado & non comes
pan?» (E4).
e. & vino Yzabel, su muger, alo veer & dixo: «¿que as que tu anima tan triste tienes & que
non quieres comer?» (Alba).
4. Conclusión
El estudio de los verbos pronominales de movimiento en la Edad Media resulta muy complejo,
pues su situación no era en absoluto estable. Aun así, permite mostrar algunas diferencias entre
los miembros no pronominales y los pronominales de las parejas verbales, especialmente en lo
que atañe a los complementos de trayectoria. Esto es así particularmente con el par venir–
venirse, en el que se observan diferencias radicales en su comportamiento con la preposición
para, que debería ser analizado en términos de frecuencia para el español actual.
En lo que se refiere al avance cronológico de la pronominalización, sí podemos hacer
algunas afirmaciones. La mayoría de las copias que se conservan de las Biblias son del siglo XV
y de muchas de ellas se desconoce la fecha exacta. Pero el manuscrito de E6 fue copiado en el
siglo XIII y probablemente el original no es muy anterior. Este códice muestra una tendencia
clara al uso de las formas no pronominales de entrar y salir frente a Alba, que es de principios
del siglo XV. Por ello, podemos concluir que en el siglo XIII el uso de los verbos pronominales
no era muy frecuente todavía, mientras que en el siglo XV ya se había extendido
considerablemente.
Estos datos deben puntualizarse desde el punto de vista dialectal, tarea que el empleo de un
corpus paralelo facilita, pues permite observar ciertas tendencias entre los códices. De los datos
obtenidos en este trabajo podemos extraer que al menos el manuscrito de Alba pertenece a una
situación dialectal en la que el empleo de los verbos pronominales estaba muy evolucionado,
pues dicho códice favorece las formas pronominales de todos los verbos en contextos idénticos.
La situación de E5, E7 y RAH es más heterogénea, pues no favorecen por igual todos los verbos
pronominales. Sin embargo, resulta difícil averiguar la situación dialectal a la que corresponden
estos datos, pues las ediciones de las biblias romanceadas son muy escasas y difíciles de
encontrar. De acuerdo con S. Fellous-Rozenblat (1992), la Biblia de Alba fue traducida del
hebreo en Maqueda (Toledo), por un rabino procedente de Guadalajara, entre 1422 y 1430. Por
ello, podemos establecer que, al menos, el castellano oriental estaba más evolucionado que las
hablas de otras zonas. Sin embargo, sin conocer el origen del resto de los manuscritos, no puede
hacerse una descripción dialectal adecuada.14
10
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MARTÍN ZORRAQUINO, M. A. 1979. Las construcciones pronominales en español. Paradigma y
desviaciones. Madrid: Gredos.
MARTÍN ZORRAQUINO, M. A. 1993. «Ir e irse en el Cantar de Mío Cid», Aragón en la Edad
Media, 10-11, 575-78.
Martín Zorraquino, M. A. 1998. «Venir / venirse en el Cantar de Mío Cid», en García Turza, C.;
González Bachiller, F.; Mangado Martínez, J. J. (coords.), Actas del IV Congreso
Internacional de Historia de la Lengua Española: La Rioja, 1-5 de abril de 1997, vol. 1,
581-96.
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Agradezco a Inés Fernández-Ordóñez sus valiosos comentarios sobre un borrador inicial de este trabajo.
La búsqueda de datos se ha limitado a seis tiempos verbales, todos ellos simples: el presente, el pretérito
anterior, el imperfecto y el futuro de indicativo; el presente de subjuntivo y el imperativo. Se han elegido estos
tiempos verbales para abarcar las múltiples posibilidades temporales y aspectuales que ofrece la lengua
española y observar así si existen diferencias en el uso de las formas pronominales de acuerdo con el tiempo
verbal. Sin embargo, esto no ha sido posible, por el hecho de que unas formas son más frecuentes que otras, lo
que no permite obtener muestras comparables. La inestabilidad de las grafías medievales probablemente haya
impedido que se obtuvieran absolutamente todas las formas de estos paradigmas, pero la búsqueda ha tenido en
cuenta dicha inestabilidad, por lo que las formas dejadas fuera de la muestra no han debido de ser numerosas.
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Esta idea parece compatible con la propuesta de E. de Miguel y M. Fernández Lagunilla (2000) de un se
culminativo. Sin embargo, no coincidimos con dichas autoras en algunos aspectos, como el de no diferenciar
entre verbos transitivos que se intransitivan al pronominalizarse y verbos siempre intransitivos, tanto con
pronombre como sin él. Aquí consideramos a los primeros como pertenecientes a la voz media. Sin embargo,
esta propuesta trata de explicar la uniformidad del cambio semántico que se produce en los verbos de
movimiento al adquirir el pronombre reflejo. Este cambio podría ser el resultado del valor aspectual del
pronombre o viceversa, pero consideramos que hacer hincapié en este aspecto puede resultar interesante para
explicar el origen de la pronominalización y su avance verbo a verbo.
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Cito los diferentes códices siguiendo la nomenclatura del corpus Biblia Medieval, que es la siguiente: E3=
I.i.3; E4=I.i.4; E5=I.i.5; E6=I.i.6; E7=I.i.7; E8=I.I.8; E19=I.ii.19 de la Bilbioteca del Monasterio del Escorial,
GE=General Estoria de Alfonso X; Aj=ms. 52-XIII-1 de la Biblioteca de Ajuda; Ev=ms. CXXIV/1-2 de la
Biblioteca Pública de Évora; BNM= ms. 10.288 de la Biblioteca Nacional de Madrid; RAH=ms.87 de la
Biblioteca de la Real Academia de la Historia, y Alba=ms. Propiedad de la Casa Ducal de Alba. El versículo se
indica únicamente junto al primer códice citado, pues es el mismo en todos los demás. En los ejemplos he
actualizado la puntuación y he eliminado los símbolos de índole gráfica, pues en el corpus los datos están en
transcripción paleográfica.
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Consideramos como tales aquellos casos en los que aparece el mismo verbo rodeado de los mismos
complementos sintácticos (sujeto, complemento preposicional con la misma preposición, etc.). No tenemos en
cuenta que el tiempo verbal sea el mismo, pues no ha resultado ser un rasgo relevante en la muestra estudiada.
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En dicho cuadro sólo mostramos aquellos casos en los que hay un mínimo de cinco casos comparables y no
cuantificamos las veces en las que ambos códices utilizaron el verbo pronominal.
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Sólo mostramos aquellos casos en los que aparece el verbo entrar(se), pues el resto de códices no tienen un
pasaje equivalente.
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En español medieval existían adverbios clíticos que cumplían esta función, y y ende (análogos a los y y en
del francés actual), que tampoco llegaron a triunfar. Sin embargo, no parece descabellado que el paradigma
pronominal constituya una conjugación objetiva relacionada con la locación en el español actual, idea que
deberá ser tratada en futuros trabajos.
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Un ejemplo casi idéntico puede hallarse en CR2 21:15. No lo añadimos aquí por razones de espacio.
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Esto puede verse en los siguientes contrastes, en los que vemos que ni llegar ni entrar admiten para, pues
son realizaciones y, por lo tanto, sólo codifican un punto del movimiento. Sin embargo, con salir el contraste
depende del contexto, y para es aceptable cuando se entiende que hay un largo camino entre el origen y el
destino, justo lo contrario de lo que ocurre con la preposición a:
Llegó {a/*para} Madrid.
Entró {a/*para} el palacio.
a. Salió a {la calle/*Madrid} a las ocho en punto.
b. Salió para {*la calle/Madrid} a las ocho en punto.
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Agradezco a Elena de Miguel haberme hecho notar esta similitud con volverse.
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En esta tabla sólo cuantificamos las preposiciones que codifican el destino del movimiento.
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Por supuesto, en el caso de E3 (16a) y E19 (16b) la coincidencia podría deberse al evidente parentesco
textual entre ambos códices, pues coinciden en el uso de la forma pronominal en numerosas ocasiones.
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De acuerdo con M. Littlefield (1983), la lengua del manuscrito E8 corresponde al dialecto riojano del siglo
XIII, que es la del traductor, pues según este autor el copista no habría añadido demasiadas innovaciones. Sin
embargo, en este trabajo no hemos observado tendencias específicas de este códice, por lo que ni el dialecto ni
la fecha son datos especialmente relevantes a efectos de este trabajo.
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