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¿Por qué una formación Doctoral en Administración en Colombia?1
Quiero compartir con ustedes, desde mi perspectiva como estudiante doctoral, mi reflexión
sobre el sentido de una formación doctoral en administración en nuestro país. ¿Qué sentido
tiene invertir importantes recursos físicos, humanos, tiempo, e infraestructura, para formar doctorandos en un
país con características tan apremiantes, en el ámbito social y económico, como el nuestro? Para esto,
resaltaré a continuación algunas de las razones que a mi modo de ver resultan relevantes.
En primer lugar, como bien ilustró mi compañero en su locución, es porque el país lo
necesita. Es precisamente en esas características nuestras donde se justifica realizar un
acercamiento más profundo y claro a la comprensión del programa que subyace en nuestra
realidad. Utilizo la palabra “programa” en sentido metafórico, queriendo indicar que existe
“un código” que orienta nuestra vida en la sociedad, como si ésta fuera una gran
computadora. Pero nosotros no conocemos bien este código, aunque vivimos y nos
desenvolvemos en él. Y cuando digo “nosotros”, en este caso me refiero a la sociedad en
general con sus personas, industrias, empresarios y gobernantes, no solo a los académicos.
En gran parte o hemos aprendido a sobrevivir o nos hemos limitado a emular las formas que
“otras sociedades” han utilizado para resolver problemas. Al emular acogemos los modelos
que más fácilmente nos llegan, principalmente los norteamericanos, de los cuales se puede
aprender mucho pero, como es natural, no siempre atienden la particularidad de nuestras
necesidades. En cuanto a la supervivencia, reconocemos que existen cualidades creativas e
ingeniosas en el colombiano, particularmente en el empresario, pero no las hemos estudiado
con el suficiente rigor como para volverlas más aprovechables. Este acercamiento a la
comprensión de la realidad, es lo que se pretende con una formación académica seria.
En segundo lugar, y prácticamente derivado del argumento anterior, porque un programa
doctoral ofrece un camino definido y estructurado de formación académica a través de la
investigación. Provee las pautas disciplinares requeridas para canalizar el esfuerzo
investigativo mediante el desarrollo de una forma de pensar la realidad y de abordar las
particularidades de esa realidad. Incentiva la curiosidad intelectual y entrena en metodologías
para el desarrollo y registro de lo investigado. Se requiere, a través de las universidades una
formación para la investigación más profesional y organizada, y sobre todo “más académicos
que piensen y trabajen la realidad colombiana”. Me refiero a un desarrollo en investigación
con calidad y en cantidad. Sí, la cantidad es importante para desarrollar una masa crítica que
en su propia dinámica genere más círculos de formación y de esta forma se puedan abordar
más áreas de estudio, que hasta ahora han sido principalmente esfuerzos aislados. Con la
formación doctoral se hace más factible la creación de comunidades académicas que manejen
el lenguaje de la ciencia y que dominen las metodologías en el campo de las disciplinas asociadas a la
administración.
En tercer lugar, por que la administración como campo de estudio necesita un tratamiento
académico formal de muy alto nivel para tener un desarrollo como disciplina. La
aproximación al conocimiento en administración se ha dado hasta ahora de manera tímida,
de forma principalmente descriptiva, y aislada. Han sido académicos inquietos los que por
iniciativa personal han indagado sobre algunos aspectos en este campo. Esto ha sido en
nuestro medio un punto de partida importante, “existe algo”, pero a pesar del rigor de
algunos de estos investigadores, no se puede hablar de consenso alrededor de conceptos y
1
Elaborado por Iliana Laima Ona Páez Gabriunas, estudiante del doctorado en Administración de la Universidad de los
Andes. para el Simposio La investigación en una Facultad de Administración: Múltiples dimensiones, compleja realidad.
paradigmas en el campo, y menos en el caso particular colombiano. ¿No intentan afanosamente
los empresarios y gerentes aplicar las diferentes “modas” de las que tienen conocimiento a través de medios de
divulgación masiva? ¿Qué tan contextualizadas o aplicables al contexto son? ¿Quiénes las han aplicado y
qué éxito o fracaso han tenido? Es nuestro deber como académicos atender este tipo de
inquietudes. Herbert Simon, Premio Nobel de Economía (1978), advertía en 1974 en su libro
The Administrative Behavior2 que “la primera tarea de la teoría administrativa consiste en
desarrollar una serie de conceptos que le permitan describir las situaciones administrativas en
términos aplicables a la teoría”. Y eso que debemos aceptar que las academias en los Estados
Unidos han avanzado mucho más que nosotros tanto en desarrollos teóricos como en
ejercicios empíricos, no solo sobre su propia realidad sino de otras partes del mundo.
En cuarto lugar, porque la formación doctoral se ha convertido en una exigencia para las
universidades que quieran consolidarse en el sistema de Educación Superior, y en el caso de
las Facultades de Administración se ha convertido en una necesidad cuando quieren ser
reconocidas y aceptadas a nivel internacional.
Y finalmente, porque corresponde a una vocación que tenemos algunos por el rigor
académico, por el interés por estudiar y por conocer a las organizaciones colombianas desde
una perspectiva que busque trascender las interpretaciones ingenuas de los principios
administrativos. Ya desde 1925, Mary Parker Follet3 hablaba de la administración como
profesión, y afirmaba que “aquellos de nosotros que creen que el administrador es algo más
que un simple coordinador, y que las decisiones administrativas deben descansar en algo más
que una corazonada (aunque ésta también sea importante), están pensando en fundamentos
científicos para la administración de empresas”.
Necesitamos conocer mejor qué hacen los gerentes colombianos, y cómo les va y, a su vez,
necesitamos que los gerentes sepan qué hacemos nosotros y qué sabemos de ellos. Nosotros,
ahora si hablo como académicos, debemos desarrollar conocimiento sobre la gerencia y
entenderla dentro del contexto colombiano. Esto no quiere decir que nos ciñamos solo a
nuestro entorno, pues buena parte de la realidad gerencial colombiana está relacionada con el
ámbito internacional, sino que es necesario darle prelación a entender nuestra propia
realidad.
De acuerdo con esto, el tipo de formación doctoral que requiere Colombia es aquella que
prepare intelectuales que desarrollen un conocimiento en administración en el que se tenga
en cuenta también la realidad colombiana. Una formación a partir de la cual, se gesten
grupos de académicos capaces de elaborar conceptos válidos en nuestro contexto.
Académicos con capacidad reflexiva que contribuyan con su investigación a que tanto el
público académico como el empresarial comprendan mejor los fundamentos y prácticas
administrativas de nuestra realidad. Cierro citando la siguiente frase de la filósofa Arendt
Hannah (1995) para mantener una especificidad del conocimiento en las ciencias sociales, más que una
“explicación” analítica habría que rescatar el valor de la “comprensión” como actividad inacabable mediante
la cual llegamos a reconciliarnos con la realidad.
2
A Study of Decision-making Processes in Administrative Organization que la teoría administrativa está basada en una
serie de principios que no son más que criterios para describir y diagnosticar situaciones administrativas.
Advertía sobre la necesidad de contar con conceptos antes que principios los cuales se desarrollan a partir de
los primeros.
3
graduada del Radcliffe Collage en 1989, summa cum laude en economía, gobierno, leyes y filosofía
(Para cerrar cito a Teófilo Fichte, quien en su Plan razonado para erigir en Berlín un
establecimiento de enseñanza superior que esté en conexión adecuada con una academia de ciencias,
elaborado en 1807, afirmaba que si se quiere vivir para poder servir a la sociedad se debe contar con una
comunidad científica que desarrolle “el arte de utilizar el saber”)