Download Estudio psico-inmunológico y hormonal en pacientes con
Document related concepts
Transcript
Estudio psico-inmunológico y hormonal en pacientes con enfermedades reumáticas (autoinmunes?). Benhaim, Marcela1-2; Canella, Viviana1-2; Cavallero, Horacio1; Doglia, Liliana1-2, Espósito, Marta1; Hofman, Julio1 y Olivi, Josefina1. 1 Hospital Interzonal Eva Perón. 2 Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales Universidad de Morón. RESUMEN Se realizó un estudio clínico y psicológico a pacientes con enfermedades autoinmunes. Se seleccionaron a portadores de lupus, artritis reumatoidea, fibromialgia y esclerodermia con distintos estadios de enfermedad. Se efectuaron mediciones bioquímicas para evaluar el eje endocrino (tiroideo, adrenal y gonadal) y el sistema inmune en su expresión humoral mediada por anticuerpos en el sector celular y en las secreciones, representadas por las citoquinas. Se correlacionaron los hallazgos en cada enfermedad con la situación psicológica evaluada a través de cuestionarios. CONCLUSIONES Palabras clave: 1- autoinmunidad, 2- hormonas, 3- citoquinas, 4- anticuerpos, 5- estrés. We developed a clinical and psychological study of patients with autoimmune diseases, selecting those patients who had different stages of systemic lupus erythematous, rheumatoid arthritis, fibromyalgia and scleroderma. We made biochemical tests to examine the endocrine axis (thyroid, adrenal and reproductive), humoral and cellular expressions of the immune system through the concentrations of antibodies and cytokines. We correlated observed values with the psychological situation of patients as measured by means of specific questionnaires. CONCLUSIONS Key words: 1- autoimmunity, 2- hormones, 3- cytokines, 4- antibodies, 5- stress. INTRODUCCIÓN Numerosos estudios biomédicos efectuados en las últimas décadas han puesto de manifiesto la íntima relación existente entre diversos sistemas del organismo y la psiquis del portador de patología autoinmune. Este abanico de evidencias ha permitido conformar un campo de estudio común conocido como psico-neuro-inmuno-endocrinología (PNIE). Ante la aparición de patología autoinmune la PNIE intenta relacionar alteraciones del sistema endocrino y del sistema inmunológico con trastornos neuropsiquiátricos que interesan a un colectivo de investigación y tratamiento. La relación entre las características psicológicas del paciente y el entorno social demuestran cada vez mayor peso como factores que influyen holísticamente en la aparición y desarrollo de la enfermedad. Las alteraciones en el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal producen trastornos de la inmunidad y alteraciones psiquiátricas en los pacientes autoinmunes. Los mecanismos de producción de estas anomalías son complejos y aún no se han definido en su totalidad. Como breve recorrido histórico del conocimiento de la relación entre diversos campos de investigación médica, puede señalarse que en 1898 Calzolari comunicó resultados de estudios sobre conejos castrados en los que aumentaba el timo, señalando la relación del sistema endocrino con el inmunológico. En 1940, estas observaciones fueron retomadas y confirmadas por Chillido y, luego, Salomón (1964) publicó artículos que confirmaron las relaciones entre inmunidad, enfermedad y estados emocionales. Ader (1975) describió la conducta, los estados emocionales y su relación con la inmunosupresión. Farrar, en 1987 mencionó la relación del sistema inmune con el sistema nervioso(1). En la década de los ’80 aparecieron artículos sobre neuroendocrinología, inmuno-endocrinología, neuro-inmunología, y psico-neuro-inmunología que recondujeron la mirada sobre el fenómeno humano como una totalidad. La auto-inmunidad es vista en general como pérdida de tolerancia y consiguiente autoagresión. El sistema inmune parece perder la capacidad de reconocer la naturaleza inmanente de los elementos que constituyen el propio organismo al que pertenece, frente a diversos antígenos. La auto-agresión se concreta a través de la producción de células inmunes citotóxicas o de anticuerpos. El proceso de sensibilización de linfocitos por el cual se especializan para destruir determinados antígenos específicos, implica también la reacción auto-inmune de algunos de estos linfocitos. Dentro de los parámetros del proceso normal, los linfocitos auto agresores son a su vez destruidos por el sistema sin llegar al estadio de producción de enfermedad. Cuando el proceso de autocontrol de las células del sistema inmune se desnaturaliza por algún motivo, puede desencadenarse alguna enfermedad auto inmune. Entonces, puede ocurrir que los linfocitos de control eviten la supresión de los linfocitos auto-agresores, o bien, ante alguna alteración tisular éste deja de ser reconocido por el organismo como propio y procede a su destrucción sistemática y avanza en el proceso de auto-destrucción que afecta paulatinamente a otros órganos y sistemas. En psico-biología se especula en la caracterización de la auto-agresión como resultado de situaciones psicopatológicas subyacentes, que de modo inconsciente interactúan con el organismo desencadenando diversos cuadros patológicos. El cuerpo pasa a funcionar como escenario y actor de algún drama no resuelto. Cuando un individuo enfrenta situaciones que le resultan difíciles de sobrellevar, suelen aparecer manifestaciones depresivas en su conducta. La incapacidad para tolerar tales situaciones, pérdidas o cambios, subjetivamente valoradas como riesgosas y difíciles, puede asociarse con alguna forma de inmunosupresión, abriendo paso a diversas enfermedades. El eje hipotálamo-hipofisario-córticoadrenal interviene en el estrés de modo bidireccional. Durante períodos prolongados de estrés psíquico suele haber daño neuronal en el hipocampo, asociándose la depresión y la pérdida de memoria. Asimismo, en pacientes autoinmunes se ha observado que los estados depresivos se asocian con situaciones de estrés previas que se comportan como preanunciadoras del brote de la enfermedad. Si bien pareciera que los trastornos psicológicos o psiquiátricos son capaces de desencadenar enfermedades autoinmunes, la asociación es también válida a la inversa. Las enfermedades autoinmunes producen células citotóxicas y autoanticuerpos capaces de generar trastornes psiquiátricos y de la personalidad acordes con ciertas predisposiciones genéticas y psicosociales que son activadas por determinados condicionantes socioambientales. Frente a situaciones de presión sentida subjetivamente como ardua, el cuerpo responde de manera estereotipada. La respuesta al estrés ha sido estudiada y definida por Selye (1974). También Cannon (1929, 1932) estudió la respuesta del cuerpo humano ante emergencias o peligros determinados: se dispone para atacar a la amenaza o para huir de ella (respuesta de lucha o de huida). La respuesta adaptativa prepara al organismo para responder con rapidez: activa el sistema nervioso simpático que estimula a las glándulas adrenales del sistema endócrino probando secreción de epinefrina que activar al organismo. Esta respuesta puede ser peligrosa para el sujeto si se prolonga en el tiempo o si se activa de modo relativamente recurrente. Los neurotransmisores, las hormonas y las citoquinas tienen una característica en común que es la de ser liberadas ante una señal y la de actuar sobre receptores específicos produciendo un efecto determinado en la célula u órgano blanco. Selye (1956, 1976, 1985) estableció que el estrés es una respuesta específica en sus manifestaciones orgánicas pero inespecífica en cuanto a su sus elementos causantes dada la variedad de situaciones (estresores) que lo desencadenan. Estableció también el concepto de Síndrome General de Adaptación (SGA), conformado por una secuencia de reacciones fisiológicas. En tal secuencia, la respuesta de “lucha/huida” es la primera de una serie secuencial de reacciones, donde se articulan la alarma, la resistencia del organismo a la acción del estresor y su eventual claudicación por agotamiento (2). La alarma corresponde a la respuesta de definición de una conducta de lucha o de huida. Para ello se movilizan y activan el aumento de la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la glucólisis y la lipólisis, la disminución de la producción de insulina y el aumento de hormona de crecimiento, tiroidea y esteroides adrenocorticales. Definida la lucha/huida de acuerdo a la percepción psicosociológica del individuo que percibe la situación y evalúa sus riesgos y beneficios de acuerdo a sus recursos (en una acción inconsciente, no racional, valorada por el sentido práctico que se gestó en una determinada trama social), la presencia del estresor puede mantenerse vigente, es decir, demandando al sujeto. Se entra así en la segunda fase del SGA, donde el organismo intenta la adaptación a la situación estresante. La activación fisiológica se mantiene por encima de los valores normales, propios de cuando no hay detección de riesgo, peligro o demandas. Esta activación sobrevalorada de los parámetros fisiológicos torna al mismo organismo vulnerable a agentes patógenos o también a nuevos agentes estresores que sobredemanden al cuerpo. Las reservas de energía del organismo van mermando cuantitativa y cualitativamente hasta llegar a la tercer etapa del SGA, de agotamiento psicofisiológico y claudicación frente a los agentes agresores. En todo este proceso, separado en etapas para su descripción analítica, no debe perderse de vista que quien actúa es un sujeto social, agente, inserto, a su vez, dentro de los límites de sus posibilidades de acción. El sujeto vive este proceso de acuerdo a sus estructuras de afrontamiento socialmente construidas y definidas. Habida cuenta del enfoque de la Psico-Neuro-Endocrinología y apoyados en ella , decidimos efectuar este estudio cuyo objetivo es estudiar la interrelación entre las expresiones bioquímicas hormonales, ciertos parámetros inmunológicos, la concentración de anticuerpos y marcadores inflamatorios, con situaciones y los rasgos psicosociales de pacientes afectados por lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoidea, esclerodermia o fibromialgia. MATERIAL Y MÉTODOS Se invitó a participar del estudio a pacientes portadores de lupus eritematoso sistémico (LES), artritis reumatoidea (AR), fibromialgia (FIB) o esclerodermia (ESC). Una psicóloga efectuó una entrevista abierta donde expuso los beneficios que podría aportar al conocimiento médico el estudio exhaustivo de las entidades clínicas. Aceptaron su inclusión 52 mujeres y 1 hombre, totalizando 53 pacientes, 17 con LES, 23 con AR, 9 con FIB y 4 con ESC, firmaron el consentimiento informado aprobado por el Comité de Bioética del HIGA Eva Perón y constituyen la población en estudio. Por medio de una Autoanalizador Immulite DPC y por técnica de Quimioluminiscencia se dosaron en todos los pacientes: tiroxina libre T4 libre, tirotrofina hipofisaria TSH, anticuerpos anti peroxidasa tiroidea ATA, folículo estimulante FSH, luteinizante LH, prolactina PRL, cortisol, dehidroepiandrosterona DHEA y estradiol E2. Desde el punto de vista inmunológico se realizaron en todos los pacientes determinaciones de PCR (proteína C reactiva cuantitativa) y factor reumatoideo, mediante Nefelometría con un aparato BN100 de Dade Behring, e interleuquina 6 IL6 por Quimioluminiscencia con Autoanalizador Inmulite DPC. En todos los casos se contó con controles de calidad interno y externos (Federación Bioquímica de la Provincia de Buenos Aires PEEC y Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires). Para evaluar el aspecto psicológico se realizaron pruebas para medir ansiedad y depresión. En el caso de las pruebas para la evaluación de la ansiedad se consideró: la ansiedad de estado (en el momento de la encuesta) y la ansiedad como rasgo de personalidad. La ansiedad se evaluó mediante una escala percentilar de 0 a 100, desde un mínimo de 4 a 7 dependiendo de la distribución por edad hasta un máximo de 100. Los valores de depresión se clasificaron en cuatro rangos: mínimo, leve, moderado y severo. Se evaluó el entorno social a partir de entrevistas semiestructuradas. Se analizó la relación del paciente con su entorno más cercano y familiar y la estructura del grupo conviviente donde el sujeto desarrolla su vida cotidiana, sobretodo el originario (padres, hermanos). RESULTADOS Total de pacientes 53 52 mujeres y 1 hombre Edad rango de 25 a 80 años Valores hormonales T4 libre ng/dl TSH mUI/ml ATA U/l FSH mUI/ml LH mUI/ml PRL ng/dl E2 pg/ml DHEA ug/dl CORTISOL ug/dl PCR factor reum IL6 pg/ml ans E % ansR % Depresion PROM PROMEDIO PROM LES PROM AR ESC PROM FIB 1,064 0,97 1,16 0,98 1,04 2,77 2,916 2,81 2,24 2,57 22,51 7,98 41,03 4,15 4,87 49,31 35,05 57,56 84,3 43,91 23,38 16,92 26,52 55,54 16,8 12,74 15,51 10,97 21,21 8,332 Todos los promedios obtenidos corresponden a los esperados para la edad de los pacientes. 40,5%<15 40% <15 53% <15 37 103 *1 14,06 14,23 14,45 11,2 66%pos 88%pos 1 pos negativas negativas 71% posit negativas negativas 11,58 14,83 7 <2 *2 77,02 75,5 78,47 71 78,1 85,27 84,87 84,89 77 92,5 lev17,32 lev 18,77 lev 16,7 min 7 mod 24,3 *1 Hubo un solo paciente con DHEA <15 *2 Hubo un solo paciente con IL6 anormal (paciente con sobrepeso). RESULTADO DE LOS PACIENTES EJE TIROIDEO TSH >4 mUI/l TSH > 2,5 mUI/l TSH > 2 mUI/l Con ATA > 12 RESULTADO DEL EJE % pacientes Totales % pacientes en LES % pacientes en AR % pacientes en ESC % pacientes En FIB 20,45 25 15,7 0 28,5 36,36 37,5 36,8 0 42,8 63,3 62,5 68,4 100 42,8 13,6 6,2 22 0 20 Uno de los pacientes con fibromialgia fue tiroidectomizado y presenta valores normales. PROLACTINICO % pacientes Totales prolactina > 25 ug/l 10 prolactina > 20 ug/l 20 % pacientes en LES 14,28 28,57 %pacientes en AR 10,52 15,78 % pacientes en ESC 0 % pacientes en FIB 0 0 Es llamativo que las pacientes que fueron catalogados como depresivas severas tuvieron Hiperprolactinemia. DISCUSIÓN Algunos autores (Cox, 1978; Cox y Mackay, 1981; Lazarus y Folkman, 1986; Stotland, 1987; Trumbull y Appley, 1986.) reconocen la existencia de una interacción o “transacción” entre la persona y el ambiente. El sujeto define, calibra y valora la situación estresante en forma subjetiva. Interpreta mas o menos inconscientemente la capacidad perjudicial o peligrosa que el estresor le significa y de acuerdo a su experiencia de vida, a la posición que ocupa en el espacio social, y a las características de personalidad, produciendo una respuesta de ansiedad (3,4,5). La discrepancia entre demandas del estresor (evaluación primaria del estresor y del bienestar del sujeto) y los recursos de que se dispone (evaluación secundaria de recursos y opciones de afrontamiento, recursos físicos, económicos, vitales –salud y energía–, habilidades sociales y apoyo social –grupo conviviente y redes sociales–, psicológicos –creencias positivas–, técnicas de resolución de problemas, etc.) definirán finalmente el tipo de respuesta dado. Por lo tanto puede decirse que los aspectos objetivos (frente a los que se puede definir en mayor o menor grado un consenso generalizado de potencial riesgo, amenaza, desafío, peligro, daño, etc.) son subjetivamente percibidos, generándose alguna respuesta que eventualmente puede desencadenar con el tiempo, una enfermedad auto-inmune o de otro tipo. Es importante señalar los tipos de personalidad, también socialmente construidos y que incluyen estilos de comportamiento y de afrontamiento y que ponen en juego un bagaje de capacidades instrumentales asociadas en gran parte con determinada tipología de respuesta. Según Eysenck (6) existen rasgos específicos de personalidad que orientan sobre las características conductuales de los individuos y que permite agruparlos en tres categorías con variables analíticas: 1. Rasgo de Neuroticismo: tímido, deprimido, tenso, ansioso, triste, irracional, emotivo, con baja autoestima, con sentimiento de culpa. 2. Rasgo de Psicoticismo: agresivo, impersonal, frío, antisocial, inconmovible, egocéntrico, no empático, impulsivo, creativo. 3. Rasgo de Extraversión: sociable, vital, despreocupado, activo, aventurero, dominante, dogmático, buscador de sensaciones novedosas. En general, los individuos con enfermedades psicosomáticas y auto-inmunes parecerían presentar cierto estilo de personalidad con rasgos de neuroticismo, asociado a un estilo emocional negativo (ansiosos y depresivos), bajo espíritu de lucha, alexitimia (bajo registro de emociones y sentimientos y cierta incapacidad para verbalizarlas) tendencia a la evitación emocional (represión de conflictos, vergüenza, evitación) estrategias defensivas e inhibición de la agresión, inhibición de pensamientos y de auto exposición, entre otras.. Articulado a posibles condicionantes genéticos y rasgos de carácter personales predispuestos genéticamente al distrés, debe insistirse, sin embargo, en el aprendizaje social que construye a los individuos bajo determinada modalidad de percepción y acción, según los “lugares” ocupados en los grupos de socialización y los lugares que, a su vez, estos grupos ocupan en el campo de lo social ampliado. La discusión de los parámetros bioquímicos se llevará a cabo según ejes. Con respecto a los resultados del eje tiroideo, si tomamos los valores de referencia recomendados por la National Academy of Clinical Biochemistry (NACB), integrante de la asociación Americana de Química y en consenso con las principales asociaciones científicas Internacionales de tiroides, que tiene un rango de referencia de normalidad para la hormona TSH de 0,4 a 4 mUI/l, encontramos que en la población de pacientes con enfermedad autoinmune hay un rango de anormalidad muy superior a lo esperado en la población general. Hay un estudio realizado sobre 318 trabajadores entre 18 y 64 años en donde se detectó un 4,7% de hipotiroidismo subclínico (7). Nosotros, en cambio, encontramos en nuestra población de pacientes autoinmunes un porcentaje de hipotiroidismos subclínico de 28,8%. En un reciente trabajo de seguimiento de la cohorte de Whickham han encontrado que en individuos con TSH sérica >2 en su primer evaluación tenían una mayor probabilidad de desarrollar hipotiroidismo durante los próximos 20 años. Por ello en los foros científicos internacionales se está hablando de un nuevo rango de referencia recomendado que iría de 04 a 2,5 mUi/ml. Teniendo en cuenta este nuevo intervalo propuesto entre los pacientes francamente patológicos y aquellos pacientes de riesgo, en nuestro trabajo el porcentaje asciende al 36,64%, estadísticamente superior a lo hallado en poblaciones normales. Si tenemos en cuenta la cantidad de pacientes que tiene al menos algún parámetro tiroideo alterado (TSH, T4 libre, anticuerpos antiperoxidasa, anticuerpos antitiroglobulina) el porcentaje asciende a 52,27%. En los pacientes con LES se produciría hipotiroidismo de origen autoinmune, determinado por la presencia de anticuerpos anti-TPO y anti-TG, que podría verse agravado por los corticoides que bloquean la conversión periférica de T4 a T3 (8). Con respecto a la secreción de la hormona prolactinica en LES se observa una hiperprolactinemia que puede deberse a la estimulación de la liberación de prolactina por citoquinas o a defectos en los mecanismos de control de la PRL. Citoquinas proinflamatorias como IL-1 e IL-6 pueden estimular la síntesis y liberación de PRL atravesando la barrera hematoencefálica (9, 10). Otra posibilidad es que los linfocitos de los pacientes con LES activo secreten PRL en cantidades suficientes para incrementar los valores séricos. La PRL no solo se asocia a la actividad global del LES sino que hay evidencias de que participa en el compromiso de diversos órganos blanco del LES, como el riñón y el sistema nervioso central, en modelos experimentales y en humanos. La presencia de PRL conjuntamente con IL-6 en la glomerulonefritis y la cerebritis lúpica puede ser el reflejo de una comunicación anormal entre el sistema inmune y el sistema neuroendócrino. Puede haber defectos en el control de la secreción de PRL, al encontrarse niveles séricos elevados de histidil-prolinediquetopil-perazina o ciclo (His-Pro) (CHP), un péptido inhibidor de la liberación de PRL. En cuanto a la hiperprolactinemia en la AR hay pocas referencias bibliográficas pero es de suponer que sería secundaria a mecanismos similares (11). Los valores obtenidos en las gonadotropinas hipofisarias corresponden a los valores esperados para la edad promedio de nuestras pacientes (en la mayor parte menopaúsicas) no encontrando diferencias con referencias poblacionales sanas. Son llamativas las bajas concentraciones (alto porcentaje con valores inferiores a 15) obtenidas al determinar la hormona dehidroepiandrosterona sobre todo en el grupo de los pacientes con enfermedades autoinmunes (LES, AR, y esclerodermia). No se observó lo mismo en fibromialgia enfermedad reumática crónica aunque de etiología desconocida. La dehidroepiandrosterona (DHEA) es una hormona endógena (que se produce en el cuerpo humano) y que se segrega a través de la glándula suprarrenal. La DHEA funciona como precursor de las hormonales sexuales masculinas y femeninas (andrógenos y estrógenos). Los niveles de esta hormona en el cuerpo comienzan a disminuir después de los 30 años y se ha reportado que éstos son bajos en algunas personas con anorexia, enfermedades renales en etapa terminal, diabetes tipo 2 (diabetes que no depende de la insulina), SIDA, insuficiencia suprarrenal y en pacientes gravemente enfermos. En algunos trabajos recientes se concluye que el eje HPA de pacientes con artritis reumatoidea no puede responder adecuadamente a citoquinas inflamatorias aún dentro del primer año de comenzada la enfermedad y que la activación crónica del eje durante el curso de la misma puede ser uno de los factores que lleva a la disminución progresiva en la producción de andrógenos adrenales. La DHEA es un esteroide adrenal con actividad androgénica débil liberada bajo el control de la ACTH y tiene una acción opuesta a la de los esteroides; por lo tanto, tiene acción anabólica, aumenta la fuerza muscular, disminuye la glucemia, aumenta la densidad mineral ósea, disminuye la prevalencia de necrosis avascular y la susceptibilidad a las infecciones. Actúa en el sistema inmunitario incrementando las concentraciones de interferón gamma, así como la producción de IL-2. Un estudio reciente demostró que la DHEA a dosis de 200 mg/día redujo significativamente los títulos de IL-10. La DHEA mejora la nefritis en ratones NZB/NZW. Se utilizó por primera vez en un estudio abierto de 10 mujeres con LES con actividad de leve a moderada. La dosis usada fue de 200 mg al día durante 3 a 6 meses y mostró mejoría en los índices de actividad de LES y disminución de la dosis diaria de prednisona (8). Estos resultados se confirmaron en un estudio doble ciego y aleatorizado de DHEA (200 mg/día) comparada con placebo en 28 mujeres con lupus de leve a moderado. Las pacientes que recibieron DHEA tuvieron mejoría en los parámetros evaluados y disminución de las recaídas. En otro estudio multicéntrico, aleatorizado y controlado con placebo de 196 mujeres con LES corticodependiente, se demostró que el 61% de los pacientes que recibieron 200 mg/día de DHEA lograron la reducción de la dosis del corticoide en comparación con menos del 30% de los que recibieron placebo, independientemente de otros tratamientos administrados. La DHEA también se evaluó en un estudio abierto no controlado de 50 mujeres (13 premenopáusicas) con lupus de leve a moderado durante un año; en el grupo con DHEA se encontró una disminución de la actividad de la enfermedad, valorada por medio del Systemic Lupus Erythematosus Activity Measure Score (SLEDAI), evaluación global por la paciente y por el médico, junto con una reducción de la dosis de corticoides concomitantes. En un estudio se aleatorizó a 50 pacientes con lupus grave (nefritis, citopenias, etc.) que estaban recibiendo dosis altas de corticoides o inmunodepresores para recibir 200 mg/día de DHEA o placebo durante 6 meses; no se encontraron diferencias en el curso clínico de los pacientes en ambos grupos y la DHEA sólo tuvo un efecto protector sobre la osteopenia inducida por esteroides. Estudios recientes confirman la eficacia de la DHEA (GL-701), prasterona (Prestara® en Estados Unidos y Anastar® Europa) en el sistema inmunitario, densidad mineral ósea y actividad de pacientes con LES. Un ensayo clínico controlado y multicéntrico de 12 meses de duración con prasterona, realizado en 27 centros de Estados Unidos, incluyó a 381 mujeres con LES activo y demostró una significativa mejoría en el grupo de prasterona en comparación con el grupo placebo. Los efectos secundarios menores más frecuentes fueron acné e hirsutismo, que no requirieron la interrupción del tratamiento. En el grupo de prasterona se observó una disminución significativa de los valores del colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad, triglicéridos y fracción C3 del Complemento, con incremento de la testosterona sérica. Este estudio indica que la prasterona a dosis de 200 mg/día es efectiva y segura en pacientes con LES activo (sin afección de órgano mayor). La administración de DHEA en general se tolera bien; efectos adversos más comunes son dermatitis acneiforme, hirsutismo, disfunción menstrual, dolor abdominal y, en algunos casos, hipertensión (12, 13). CONCLUSIONES Los resultados obtenidos, sugieren recomendar el seguimiento del eje tiroideo a través de parámetros hormonales e inmunológicos en los pacientes con enfermedades autoinmunes, aún en aquellos que carezcan de expresión clínica de patología tiroidea, El aumento en la secreción de la prolactina hallado en portadores de LES y AR podría deberse a un incremento de las formas variantes producidas por modificaciones postraduccionales como, por ejemplo, las formas big, big-big y formas glicosiladas biológicamente inactivas. Sería interesante estudiar en el futuro qué formas moleculares son las que conllevan al aumento presentado en nuestros pacientes. En portadores de LES, AR y ESC se observaron valores bajos de dehidroepiandrosterona y concomitantes valores altos de la citoquina inflamatoria IL6. Los pacientes de FIB no presentaron esta particularidad. El factor de depresión no mostró ser rasgo dominante en pacientes LES, AR y ESC, que presentaron valores entre mínimo y leve. La FIB demostró valores que corresponden a depresión moderada. El componente de ansiedad, tanto de estado como rasgo constitutivo de la personalidad, está presente en los cuatro grupos en estudio. Nos proponemos continuar trabajando desde el marco teórico de la PNIE para poder avanzar en las interacciones estudiadas. BIBLIOGRAFÍA 1- Farrar WL, Hill JM, Harel’Bellan A, Vinocour M. The immune logical brain. Immunol. Rev 1987; 100: 361. 2- Selye, H., “History and present status of the stress concept”, en Monat, A. y Lazarus, R. S. (eds.), Stress and Coping, 2nd ed., New York: Columbia University, 1985. 3- Cox, T. y Mackay, C.J., “A transactional approach to occupational stress”, en Corlett E. N. y Richardson, J. (eds.), Stress work design and productivity, Chichester: Wiley and sons, 1981. 4- Lazarus, R. S. y Folkman, S., Estrés y procesos cognitivos, Barcelona: Martínez Roca, 1986. 5- Appley, M. H. y Trumbull, R., “Development of the stress concept”, en Appley, M. H. y Trumbull, R. (eds), Dynamic of stress, New York: Plenum Press, 1986. 6- Eysenck, H. J. and Eysenck, S. B. G., Psychoticism as a dimension of personality, London: Hodder & Stoughton, 1976. 7- Bergoglio, L. y Mestman, J. (eds.), “Guía de consenso para el diagnóstico y seguimiento de la enfermedad tiroidea, parte II", Acta bioquímica clínica latinoamericana 40 (4), 2006. 8- Kramer, C. K.; Taurino, T. F.; Oliveira, M. C., “Interrelación entre hiperprolactinemia, enfermedades reumáticas autoinmunes y anticuerpos antitiroideos”, Archivos Brasileiros Endocrinología y metabología, 6:S10-S12, 2002. 9- Jara, L.J. ; Gomez Sanchez, C. et al., “Hiperprolactinemia in systemic lupus erythematosus: association with disease activity”, Am J. Med. Sci 303:222-6, 1992. 10- Leanos-Miranda, A; Cardenas-Mondragon, G., “Serum free prolactin concentrations inpatients with systemic lupus erythematosus are associated with lupus activity”, Rheumatology 45 (1): 97-101, 2006. 11- Ruiz Dominguez, R. y Gonzales, M., “Hipotiroidismo e hiperprolactinemia en pacientes con Lupus eritematoso sistémico y artritis reumatoidea”. Edición electrónica: http://sisbib.unmsm.edu.pe/bvrevistas/spmi/v19n2/pdf/a04v19n2.pdf 12- Petri, M.; Lahita, R. ; McGuire, J., et al., “Results of the GL701 (DHEA) multicenter sterodsparing SLE study”, Arthritis Rheum 40 Suppl:327, 1997. 13- Jara-Quezada, L. J.; Mora-Trujillo, C. S.; Vera-Lastra, O. L.; Saavedra-Salinas, S. A., “ Tratamiento hormonal en las enfermedades reumáticas autoinmunitarias”, Novedades terapéuticas en Reumatología 1 (2), 2005.