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CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 630 CARTAS AL DIRECTOR ENFERMERÍA EN ANESTESIA Sr. Director: Hemos leído con sumo interés el editorial de los Dr. Canet y Monedero sobre la Enfermería en Anestesia1. Coincidimos con los autores que es necesario un debate sereno, completo y realizado desde la más profunda reflexión, porque un abordaje incompleto o descuidado puede acarrear consecuencias trascendentes a nuestra especialidad en el futuro. En cuanto a la pregunta esencial que se plantea, creemos que es necesario que el anestesiólogo disponga de ayuda experta. Esta nos facilita el trabajo en la práctica habitual a la vez que otorga un respaldo de seguridad, y además, en situaciones de crisis, es sencillamente indispensable. Desde nuestra propia experiencia, podemos asegurar categóricamente que hoy día hay pacientes vivos gracias a la actuación de enfermeras de Anestesia en incidentes críticos, donde un único anestesiólogo quedaba desbordado por la magnitud de los acontecimientos. Ante eso, sólo nos queda reconocer el inmenso honor que hemos tenido por haber trabajado con profesionales tan valiosos. Debemos asumir el principio de seguridad del paciente por encima de todas las cosas. Al igual que a un cirujano cardiaco no se le ocurre operar con una instrumentista que desconozca su oficio, ¿por qué infraestimamos los riesgos de nuestra profesión y anestesiamos a ese mismo paciente sin el adecuado soporte de una enfermera capacitada? Llegado a este punto, es preciso saber cómo incorporar a la enfermería a la práctica anestésica con el máximo beneficio para el paciente, para ellos y para nosotros. Conociendo la situación actual de la Enfermería de Anestesia en España, sin especialidad reconocida, y con una jurisprudencia que avala el binomio “1 quirófano - 1 anestesista”, esta situación parece de difícil solución. Ante el último punto, no podemos hacer nada, y no es realista asumir ahora que una situación considerada antes ilegal, podría ser normal en el futuro, a pesar de argumentar la carestía de especialistas y/o el incremento de la demanda de servicios. No debe minusvalorarse el coste social intrínseco que supondría, incluyendo un desprestigio de nuestra especialidad, un nivel de ansiedad innecesario en el paciente (¿quién me anestesia, el médico o la enfermera?) e incluso, ¿por qué no decirlo?, una vía encubierta de presión a las plantillas existentes, incidiendo en la escasez de personal vs políticas hospitalarias de reducción de costes. Por estos motivos, de las alternativas posibles: enfermera de función autónoma, enfermera delegada de un anestesiólogo cercano o enfermera de anestesia como asistente directa del anestesiólogo, nos quedamos claramente con la última, ya que es la que ofrece la máxima seguridad al cuidado del paciente, que es nuestro principal objetivo. La otra alternativa planteada, el asistente de anestesia, no nos parece aceptable, ya que creemos que debe existir una sólida base formativa detrás, como es la diplomatura de Enfermería. Evidentemente, ésta es nuestra humilde opinión, pero debe ser considerada, junto a la de los demás miembros de nuestra especialidad, y por supuesto también de Enfermería, quienes deberían decidir sobre el grado de desarrollo de su profesión y el tipo de funciones que quieren asumir. Recien630 temente2, la presidenta del Colegio Oficial de Enfermería de Barcelona rechazó la propuesta lanzada por la consejera de Salud de Cataluña, para que las enfermeras asuman tareas propias de los médicos pediatras, afirmando que "en ningún caso queremos asumir funciones de otros profesionales, sino desarrollar las que nos son propias" en el contexto que la solución al déficit de otros profesionales sanitarios no puede ser la asunción de más tareas por parte de las enfermeras. Este debate no debe posponerse, y ha de ser liderado, guiado y planteado desde los órganos directivos de nuestra sociedad y sometido a votación en asamblea general por todos. No podemos permitir que, simplemente, nos tomen la iniciativa y nos impongan un modelo que no desean el conjunto de los anestesiólogos españoles, ejecutado desde los organismos competentes, porque entonces será tarde, no podremos cambiarlo, y en caso de tener que adoptar medidas de presión quedaremos ante la sociedad como un grupo corporativista que sencillamente se niega a perder sus ¿privilegios? Desde aquí, animamos a los órganos directivos que nos representan a adoptar los pasos pertinentes para iniciar este cambio conjuntamente con los representantes de Enfermería. J. R. Ortiz-Gómeza, I. Fornetb, F. J. Palaciob, J. J. Pérez-Cajaravilled Servicios de Anestesiología y Reanimación. a Hospital García Orcoyen. Estella. b Hospital Universitario La Paz. Madrid. c Clínica Universitaria. Pamplona. BIBLIOGRAFÍA 1. Canet J, Monedero P. Enfermería de Anestesia en España: ¿una verdad incómoda o la caja de los truenos? Rev Esp Anestesiol Reanim. 2007;54:265-7. 2. Rechazo a que las enfermeras asuman tareas de los pediatras en Cataluña. Jano Online y agencias 22/06/2007 10:51. Disponible en: http://db.doyma.es/cgi-bin/wdbcgi.exe/doyma/press.plantilla?ident=49805&mail=Si BOCIO ENDOTORÁCICO GIGANTE Sr. Director: El bocio endotorácico es una enfermedad infrecuente, representa el 4-21% de todos los bocios que requieren tratamiento quirúrgico. Algunos de ellos pueden comprimir y/o desviar la tráquea, resultando dificultosa la intubación orotraqueal (IOT) en más del 10% de los casos1. Presentamos el caso de un varón de 75 años, EPOC y artritis reumatoide como antecedentes de interés. En el estudio preanestésico para cirugía otorrinolaringológica (turbinoplastia) se detecta en la Rx de tórax (Figura 1) una masa en línea media con desplazamiento traqueal anterior derecho. Se completó el estudio con tomografía computarizada (TC) de tórax, perfil hormonal tiroideo y citología por punción-aspirado (PAAF), llegándose al diagnóstico de tejido tiroideo endotorácico con ausencia de células neoplásicas. 60 CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 631 CARTAS AL DIRECTOR Se programó para tiroidectomía total con abordaje quirúrgico en dos tiempos, toracotomía y cervicotomía, previo a la turbinoplastia. La intubación orotraqueal mediante laringoscopia directa fue la técnica inicial de elección, otros dispositivos fueron preparados ante la posibilidad de una vía aérea difícil (mascarilla laríngea, mascarilla laríngea de intubación -Fastrach-, fibroscopio) e incluso se consideró la posibilidad de realizar una traqueotomía de urgencia. La intubación orotraqueal mediante laringoscopia no resultó dificultosa, realizándose al primer intento (Cormack-Lehane I) mediante tubo de doble luz. Se resecó, con un abordaje complejo selectivo del árbol bronquial, una masa de unos 27 cm de largo por 8 cm de ancho por 6 cm de grosor, y de 1.532 g de peso. Al finalizar la cirugía se cambió el tubo de doble luz por un tubo convencional y el paciente fue llevado a la UCI donde se extubó a las 24 horas del postoperatorio sin complicaciones. La posición anatómica del tiroides hace que su crecimiento pueda comprometer estructuras vecinas, sobre todo la tráquea. En estos casos de compresión y/o desplazamiento traqueal, cualquier cambio brusco tiroideo (hemorragia intratiroidea, etc.) puede desencadenar un cuadro respiratorio agudo y la IOT puede ser dificultosa. La afección traqueal no parece correlacionarse con el peso del bocio, sino con el componente endotorácico de éste. La obstrucción de la vía aérea tiene una etiología multifactorial2, no sólo es debida a la compresión traqueal, sino que puede estar causada por una infiltración tumoral, una disfunción del nervio laríngeo recurrente, una traqueomalacia, etc., por lo que debe realizarse un buen diagnóstico diferencial. La radiología simple3 cervicotorácica es la técnica de imagen con una mejor relación coste-beneficio para valorar la vía aérea, ya que en cualquier bocio, con las proyecciones anteroposterior y lateral se puede valorar la compresión Fig. 1. Rx tórax PA que muestra una masa en línea media de 18 x 10 cm de bordes bien definidos. Se observa la tráquea desplazada hacia la derecha. 61 Fig. 2. Vista de la pieza quirúrgica de 28 x 8 x 6 cm, con un peso de 1.532 g. y/o desviación de la columna de aire traqueal y la localización del bocio. Por ello, la indicamos sistemáticamente en los pacientes con sospecha de bocio y no sólo en los endotorácicos. La TC4 es la mejor prueba diagnóstica para observar las relaciones del bocio con las estructuras vecinas, resultando muy útil para delimitar la vía aérea y la extensión del bocio endotorácico. La fibrobroncoscopia puede ser útil para observar el estado traqueal, pudiendo diagnosticar la existencia de traqueomalacia preoperatoriamente. La IOT en el bocio no suele presentar más incidencias que cualquier otra anestesia general, excepto en bocios con afección traqueal radiológica y/o clínica respiratoria. El componente endotorácico es el factor fundamental para el desarrollo de los síndromes compresivos; revisando diversos trabajos2,5,6 aparece casi un 10% de dificultad en la intubación cuando se trata de un bocio endotorácicos, siendo a veces preciso utilizar el fibrobroncoscopio. Según esto, en la gran mayoría de los casos la intubación se realizará con normalidad o simplemente disminuyendo el calibre del tubo de intubación. No consideramos pues necesaria la realización sistemática de la fibrobroncoscopia, la intubación del paciente despierto o procedimientos de traqueopexia, dada la baja incidencia de dificultades para la intubación. La temida traqueomalacia7 (síndrome de Herzog) es poco frecuente, su incidencia en el bocio oscila entre el 0,001 y el 1,5% y es más frecuente en los bocios endotorácicos gigantes. Se debe a la distorsión de una tráquea elongada y desviada durante mucho tiempo, esto provoca la pérdida de la integridad de los cartílagos traqueales. Su manifestación clínica puede aparecer preoperatoriamente o en el postoperatorio, al perder la estabilidad traqueal (exéresis tumoral). La actitud terapéutica más aceptada ante una sospecha de traqueomalacia es la intubación de 24-48 h y la extubación más tardía, bajo condiciones controladas y con vigilancia estrecha del paciente; en ocasiones está indicada la traqueotomía. Algunos autores aconsejan llevar a cabo una traqueotomía profiláctica, y otros defienden la realización de una traqueopexia; sin embargo la mayoría coinciden en que, al ser infrecuente, no se recomiendan procedimientos sistemáticos de traqueopexia o traqueotomía ante su sospecha. I. Rodríguez Carretero, F. J. García Torrado, M. López Porras, A. I. Blanco Orozco Hospital Virgen del Rocío. Sevilla. 631 CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 632 CARTAS AL DIRECTOR TABLE 1 BIBLIOGRAFÍA 1. Ríos-Zambudio A, et al. Manejo de la vía aérea en la cirugía del bocio multinodular con afección traqueal. Cir Esp. 2004;76(2):89-93. 2. Bouaggad A, Nejmi SE, Bouderka MA, Abbassi O. Prediction of difficult tracheal intubation in thyroid surgery. Anesth Analg. 2004; 99(2):603-6. 3. Buckley JA, Stark P. Intrathoracic mediastinal thyroid goiter. Am J Roentgenol. 1999;173(2):471-5. 4. Anders HJ. Compression syndromes caused by substernal goitres. Postgrad Med J. 1998;74(872):327-9. 5. Amathieu R, Smail N, Catineau J, Poloujadoff MP, Samii, Adnet F. Difficult intubation in thyroid surgery: Myth or reality? Anesth Analg. 2006;103(4):965-8. 6. Ariza F, Valderrama G, Mejía-Mantilla J, Salas CE, Osorio J, Acosta DM. Manejo anestésico en la exéresis de un tumor intratorácico gigante. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2006;53(7):442-5. 7. Voyagis GS, Kyriakos KP. The effect of goiter on endotracheal intubation. Anesth Analg. 1997;84(3):611–2. OBSTETRIC ANESTHESIA AND PREVIOUS BACK SURGERY: AN ISSUE? OR NOT? Letter to the editor: A history of previous back (spinal) surgery is currently not considered an absolute contraindication to regional analgesia and/or anesthesia in the obstetric population of patients1. However, provision of labor analgesia (or surgical anesthesia for Cesarean delivery) to pregnant women with history of previous back surgery continues to be a challenge2-6. These challenges (difficulties) range from inability to identify the epidural space, multiple attempts before catheter insertion, vascular trauma, and/or subdural local anesthetic injection to accidental dural puncture. Fernandez Torres, et al.1 recently reported a nice case report followed by the comprehensive literature review on this subject on a laboring woman with prior back surgery (3 operations for scoliosis and a herniated disk treated by T5L4 and L4-sacral arthrodesis, laminectomy, and diskectomy) for whom the authors chose intravenous patient-controlled analgesia for labor and vaginal delivery and spinal anesthesia for a Cesarean delivery. However, general anesthesia became necessary because it was impossible to reach the dura mater1. Tidmarsh and May3 conducted a retrospective chart review study of the anesthetic management during labor of 16 patients with prior spinal surgery (for correction of spina bifida) who delivered at their tertiary care center between March 1994 and February 1996. Of these 16 patients, 10 received an epidural analgesia for labor. Of the 10 epidurals, six resulted in symmetrical sensory block. In each case the sensory block did not extend above T10. Of the remaining four epidurals there was one dural puncture, one asymmetric block, one excessively high block, and one failure of the block to extend below the level of the spinal defect. The authors concluded that the conduct of epidural analgesia in patients with prior back surgery can be technically difficult, and results often unpredictable (e.g., excessive cranial/poor perineal spread of local anesthetics, and/or asymmetric block)3. Moeller-Bertram et al.6 reported a case of a parturient with prior Harrington rod insertion who received single dose caudal epidural analgesia for labor. Her past surgical 632 Spina bifina: general classification Spina bifida occulta Spina bifida cystica Meningocele Meningomyelocele Myeloschisis history included Harrington rod instrumentation for stabilization of motor vehicle-related L3 vertebral fractures. Radiographic studies of her lumbar spine showed an old L3 vertebral compression fractures corrected with bilateral Harrington rods extending from the L1 vertebral lamina to the sacrum. At 6-7 cm cervical dilatation the patient requested labor analgesia. Lumbar epidural placement was attempted at L5-S1 and L4-L5 vertebral interspaces, however it proved unsuccessful, and the authors decided to proceed with caudal epidural analgesia. Following identification of the sacral hiatus, an 18-GA Tuohy-Schliff epidural needle was introduced, and caudal epidural space was identified with the loss of resistance to saline technique on the first attempt. A total dose of 8 ml of 0.25% bupivacaine and 100 μg of fentanyl were injected in increments over several minutes, and the patient reported excellent pain relief in approximately 10-15 minutes. A healthy male newborn with Apgar scores of 9 and 9, after one and five minutes, respectively, was delivered two hours later6. The authors concluded that caudal epidural analgesia (either single dose or continuous infusion) can be an effective alternative to lumbar epidural analgesia in parturients with altered anatomy secondary to prior lumbar instrumentation6. The authors of this report in their practice of obstetric anesthesia at the University of California, San Diego (unpublished data) recently encountered a 16 year-old parturient with lumbosacral meningocele (status post corrective surgery in the neonatal period) who received a combined spinal-epidural (CSE) analgesia (L3-4 interspace slightly above the surgical incision line) for pain relief in labor. Although the epidural needle (loss of resistance to normal saline technique was used), and spinal needle (needle-through-needle technique was used) placements appeared uneventful provision of labor analgesia was complicated by asymmetric sensory block and later subarachnoid catheter migration. It is a general belief that in patients with spina bifida, successful analgesia for labor and vaginal delivery may be difficult and can be associated with greater frequency of failure, accidental dural puncture, and post-dural puncture headache2-4. The use of continuous epidural, caudal, and spinal analgesia, paravertebral sympathetic and paracervical blocks, and intravenous patient-controlled analgesia have been reported in pregnant women with spina bifida, however, all of these techniques have been associated with number of limitations (e.g., technical difficulty, excessive cranial/poor perineal spread of local anesthetics, and/or asymmetric block), and complications (e.g., dural puncture)2. The relevant literature documenting anesthetic management of labor pain in patients with spina bifida is limited2. As a result no specific guidelines for administration of labor analgesia in these patients is available. Given the comple62 CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 633 CARTAS AL DIRECTOR xity and heterogeneity of these defects (Table 1), the most prudent approach to labor analgesia in pregnant woman with spina bifida is one of individuality. K. M. Kuczkowski*, G. Zuniga** *Assistant Clinical Professor of Anesthesiology and Reproductive Medicine. Director of Obstetric Anesthesia. **Assistant Clinical Professor of Anesthesiology (Santiago, Chile). Current position Fellow in Obstetric Anesthesia (University of California. San Diego. USA). BIBLIOGRAFÍA 1. Fernández Torres B, Fontán Atalaya IM, López Millán JM, Alba Rivera R, Senabre Carrera J, et al. Analgesia obstétrica en una paciente con tres cirugías previas de columna. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2006;53(7):446-9. 2. Kuczkowski KM. Labor analgesia for pregnant women with spina bifida: what does an obstetrician need to know? Arch Gynecol Obstet. 2007;275(1):53-6. 3. Tidmarsh MD, May AE. Epidural anaesthesia and neural tube defects. Int J Obstet Anesth. 1998;7(2):111-4. 4. Vaagenes P, Fjaestad I. Epidural block during labour in a patient with spina bifida cystica. Anaesthesia. 1989;36(3):299-301. 5. Kuczkowski KM. Labor analgesia for the parturient with prior spinal surgery: what does an obstetrician need to know? Arch Gynecol Obstet. 2006;274(6):373-5. 6. Moeller-Bertram T, Kuczkowski KM, Ahadian F. Labor analgesia in a parturient with prior Harrington rod instrumentation: is caudal epidural an option? Ann Fr Anesth Reanim. 2004;23:925-6. INTOXICACIÓN AGUDA POR NUEZ MOSCADA Sr. Director: A continuación se describe un caso de intoxicación aguda tras la ingesta intencionada de nuez moscada (Myristica fragrans) en España. Tras realizar una búsqueda (mayo 2007) en las bases de datos Pubmed, Embase, y Toxnet, introduciendo las palabras: Nutmeg, nuez moscada, myristica, poisoning, adverse effects, toxicity, y envenenamiento, no se ha encontrado referencia alguna en otra publicación española acerca de este tema. Paciente varón, de 22 años y 90 Kg. de peso, que fue conducido a Urgencias por sus compañeros de piso presentando un cuadro persistente de inestabilidad en ortostatismo, somnolencia, alteraciones visuales e ilusiones ópticas (“las paredes se encogen y se me vienen encima”), y angustia vital. Reconoció la ingesta de 50 g de nuez moscada más una cantidad indeterminada de alcohol con fines recreativos 20 horas antes. Negaba otro consumo de drogas. La exploración física sólo demostró una discreta hipotensión ortostática, más diplopía. No presentaba otra focalidad neurológica, ni compromiso en las constantes vitales. Estaba eupneico y normo rítmico, con una saturación de oxígeno óptima con aire ambiente. Mantuvo la consciencia y la orientación en todo momento. Tras revisión de la escasa literatura científica existente, y consultando con los centros nacionales de toxicología de España y del Reino Unido, se decidió su ingreso para observación. No precisó más tratamiento que la hidratación intravenosa de mantenimiento. Después de 12 h y mejoría de los síntomas recibió el alta. Aunque la nuez moscada se utiliza comúnmente como 63 aditivo culinario, se conoce su abuso como agente alucinógeno o estimulante sexual 1. La nuez moscada contiene miristicina, un agente químico inhibidor débil de la enzima monoamino-oxidasa que se metaboliza en compuestos alucinógenos del tipo de las anfetaminas. La gran mayoría de los casos descritos se han presentado en presos, adolescentes y estudiantes, y los pacientes se recuperaron sin secuelas2-7. Solamente se han descrito dos fallecimientos8. Su fácil y barata adquisición, sobre todo en países con legislaciones más restrictivas para el consumo de estupefacientes, y la divulgación en la “era de la información”9 perpetúan su uso. Sin embargo, su consumo no está extendido debido a su sabor desagradable, retardo en aparecer los efectos buscados, y la respuesta prolongada e impredecible. Los síntomas aparecen típicamente entre las 3 y 8 horas después de su consumo, y pueden prolongarse más de 48 h2-8. Los efectos sobre el sistema nervioso descritos abarcan alucinaciones intensas (distorsión del espacio, colores y tiempo), cefaleas, estupor, somnolencia, sensación de inestabilidad, ansiedad, fobias, brotes psicóticos y desconexión con la realidad. Los pacientes pueden presentar taquicardia, hipotensión, miosis o midriasis, sequedad de boca, y rubefacción. La detección de los siguientes metabolitos en orina, utilizando técnicas de cromatografía de gases y de espectrometría de masas8,10, pueden indicar el consumo de nuez moscada: O-dimetil-elemicina, O-dimetil-dihidroxi-elemicina, dimetilenil-miristicina, dihidroxi-miristicina, y dimetilenilsafrol. Del mismo modo, también se puede cuantificar los niveles de miristicina en sangre8. La intoxicación grave por nuez moscada es infrecuente, y las notas clínicas publicadas en la literatura escasas. De esto puede inferirse que probablemente la mayoría de los casos sean leves y pasen desapercibidos2. En su diagnóstico diferencial se deben investigar las causas habituales de delirio (tóxicos, síndrome de abstinencia a fármacos, patología cerebral, infecciones, enfermedad psiquiátrica, o causas metabólicas), pudiendo ser más frecuente en pacientes que presenten abuso de sustancias psicotrópicas y síntomas psicóticos agudos, o síntomas de intoxicación por anticolinérgicos. La presencia de miosis o midriasis está discutida, y no existe evidencia al respecto2. La actuación recomendada se centra en el tratamiento de potenciales compromisos vitales, sospechando además el abuso combinado con más drogas2-8. El lavado gástrico se puede realizar si no está contraindicado, o la administración de carbón activado; de todos modos, en la mayoría de los casos, el tiempo transcurrido tras la ingesta lo haría innecesario. También se pueden utilizar ansiolíticos si es preciso, para mitigar los efectos anfetamínicos. El resto del tratamiento consiste en vigilancia y soporte. Debido a que se menciona que en los dos casos letales se consumieron cantidades del rango de 560 a 840 mg Kg-1 8, se decidió el ingreso para observación de este paciente. Por otro lado, se han descrito casos de intoxicaciones con dosis de 2801.100 mg Kg-1 sin compromiso vital alguno8. La divulgación de esta experiencia puede ser de utilidad en casos futuros. J. R. Pérez Valdivieso Departamento Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor. Clínica Universitaria de Navarra. Pamplona. 633 CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 634 CARTAS AL DIRECTOR BIBLIOGRAFÍA 1. Hallstrom H, Thuvander A. Toxicological evaluation of myristicin. J Nat Toxins. 1997;5:186-92. 2. Demetriades AK, Wallman PD, McGuiness A, Gavalas MC. Low cost, high risk: accidental nutmeg intoxication. Emerg Med J. 2005;22(3):223-5. 3. McKenna A, Nordt SP, Ryan J. Acute nutmeg poisoning. Eur J Emerg Med. 2004;11(4):240-1. 4. Abernethy MK, Becker LB. Acute nutmeg intoxication. Am J Emerg Med 1992;10(5):429-30. 5. Forrester MB. Nutmeg intoxication in Texas, 1998-2004. Hum Exp Toxicol. 2005;24(11):563-6. 6. Sangalli BC, Chiang W. Toxicology of nutmeg abuse. J Toxicol Clin Toxicol. 2000;38(6):671-8. 7. Sjoholm A, Lindberg A, Personne M. Acute nutmeg intoxication. J Intern Med. 1998;243(4):329-31. 8. Stein U, Greyer H, Hentschel H. Nutmeg (myristicin) poisonig- report on a fatal case and a series of cases recorded by a poison information centre. Forensic Sci Int. 2001;118(1):87-90. 9. Artículo de revista en Internet. Joan Sisa. Nuez moscada. Ecoaldea, tu rincón alternativo en Internet, 2007 [fecha de consulta 20 Mayo 2007]. Disponible en: http://www.ecoaldea.com/plmd/nuez_moscada.htm 10. Beyer J, Ehlers D, Maurer HH. Abuse of nutmeg (Myristica fragans Houtt.): studies on the metabolism and the toxicologic detection of its ingredients elemicin, myristicin, and safrole in rat and human urine using gas chromatography/mass spectrometry. Ther Drug Monit. 2006; 28(4):568-75. ALTERACIONES ELECTROCARDIOGRÁFICAS TRAS ICTUS HEMORRÁGICO Sr. Director: Desde la década de los cincuenta se conoce la asociación entre las alteraciones electrocardiográficas y las lesiones críticas cerebrales, con una incidencia según los estudios mayor del 70% de los casos1,2. Últimamente se describe la existencia de un nuevo síndrome denominado “aturdimiento miocárdico neurogénico”3 que supone una disfunción miocárdica reversible en el contexto de una hemorragia intracraneal (HIC) que, junto a las alteraciones electrocardiográficas anteriormente citadas, asocia trastornos de la contractilidad y elevación de biomarcadores cardíacos. Paciente mujer de 21 años con antecedentes de hipertensión arterial y glomerulonefritis idiopática con insuficiencia renal terminal en programa de hemodiálisis tras sendos trasplantes fallidos por rechazo. Presentó cefalea holocraneal, vómitos y hemianopsia derecha. Se diagnosticó de hemorragia subaracnoidea (HSA) mediante tomografía computerizada craneal (TC), grado 2 en la escala de Hunt y Hess y grado 4 en la escala de Fisher. Durante su estancia en la UCI se practica arteriografía que descarta malformación vascular y a los cinco días de su ingreso sufre resangrado masivo con aparición de hematoma intraparenquimatoso parieto-occipital izquierdo en el contexto de crisis hipertensiva. Se le practicó craniectomía para drenaje del hematoma siendo la reposición ósea imposible debido al edema cerebral postevacuación. La exploración clínica en Reanimación, bajo efectos residuales de los anestésicos, evidenció pupilas midriáticas arreactivas y tendencia a la hipotensión arterial que remontó merced al volumen e infusión de dopamina. Presentaba ritmo sinusal a 63 latidos por minuto sin alteraciones en la conducción y repolarización. Transcurridas unas horas inició respuesta a estímulos profundos por lo que 634 Fig. 1. Trastornos difusos de la repolarización por aturdimiento miocárdico neurogénico. se procedió a sedación continua con propofol. A las 36 horas se efectuó TC craneal de control donde se apreciaron restos de hematoma parietal izquierdo con discreto edema perilesional, sin efecto masa y ventrículos normales. Los potenciales evocados somatosensoriales demostraron conducción adecuada bilateral. Se realizaron ventanas de sedación objetivando localización adecuada ante estímulos dolorosos con hemiparesia superior derecha y pupilas reactivas. A las 48 horas de la intervención, inició cambios en el electrocardiograma (ECG) apareciendo ensanchamiento del QRS y trastornos difusos de la repolarización con onda T de alto voltaje (Figura 1) en el contexto de cuadro de bajo gasto cardiaco que precisó dopamina y noradrenalina en infusión continua para mantener una adecuada presión de perfusión cerebral. Se añadió hipoxemia por desarrollo de edema pulmonar difuso y derrame pleural bilateral. Se realizó ecocardiografía transtorácica que evidenció una depresión de la contractilidad global, en la analítica apareció un pico de troponina de 0,23 ng mL-1 (valores normales: 0,0-0,1 ng mL-1). Se efectuó monitorización cardiovascular avanzada y se inició hemodiálisis continua para conseguir balance hídrico negativo. A los tres días se pudieron retirar las drogas vasoactivas, se normalizó la troponina, la ecografía y el ECG (persistencia de ligeras alteraciones de la repolarización). El destete respiratorio precisó traqueostomía y estuvo agravado por la aparición de fiebre con aislamiento de Staphylococcus coagulasa negativo en sangre y Acinetobacter en aspirado traqueal. Ambos se negativizaron con tratamiento específico. Transcurridos dos meses desde su ingreso la paciente no presentaba focalidad neurológica, se mantenía estable clínicamente, con diálisis a días alternos y toleraba la ingesta oral por lo que se trasladó a la sala de hospitalización. La mayoría de autores4 que realizaron estudios en series de pacientes que presentaban HIC sin enfermedad cardiaca previa, detectaron alteraciones en el patrón electrocardiográfico en un alto porcentaje de casos. La alteración más frecuente es la coexistencia de dos o más de las siguientes: 64 CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 635 CARTAS AL DIRECTOR onda P de alto voltaje; PR acortado; ST supradesnivelado; intervalo QTc≥0,44 segundos; onda T de alto voltaje y presencia de onda U. Mayer et al5 evidencian una relación significativa entre la presencia de disfunción miocárdica en la ecografía con elevación de creatincinasa fracción MB e inversión de onda T junto a incremento del QTc en pacientes afectos de HSA. Recientemente se ha descrito, en los pacientes con aturdimiento miocárdico neurogénico, un subgrupo que cumpliría criterios de síndrome Tako-Tsubo (discinesia antero-apical transitoria que simula un infarto agudo de miocardio)6 en enfermos con HSA por rotura de aneurisma. En nuestro caso, la presencia de esta disfunción miocárdica incrementó la morbilidad al asociar inestabilidad hemodinámica y edema pulmonar con hipoxemia. Dada la posible asociación de esta complicación en la patología neurológica grave (9%)3, deberemos efectuar un diagnóstico precoz con la solicitud de biomarcadores y exploraciones complementarias cardiacas junto a una precisa monitorización hemodinámica7. I. Moreno Puigdollers, E. Trull Borrás, J. L. Vicente Sánchez, M. Barberá Alacreu Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital Universitario La Fe. Valencia. BIBLIOGRAFÍA 1. Burch GE, Myers R, Abildskov JA. A new electrocardiographic pattern observed in cerebrovascular accidents. Circulation. 1954;9(5):719-23. 2. Bosch I, Martínez-Dunker D, Martí MD, et al. Afectación cardíaca en las enfermedades neurológicas y neuromusculares. Jano. 1993; XLV: 1030-8. 3. Ruiz M, Rucabado L, López A. Aturdimiento miocárdico neurogénico. Med Intensiva. 2006;30(1):13-8. 4. Ostábal MI, Sanz-Sebastián C, Suárez-Pinilla MA. Estudio de las alteraciones electrocardiográficas durante la fase aguda de una hemorragia intraparenquimatosa y sus implicaciones pronósticas. Rev Neurol. 1996;24(134):1229-32. 5. Mayer SA, LiMandri G, Sherman D, Lennihan L, Fink HE, Solomon RA, et al. Electrocardiographic markers of abnormal left ventricular wall motion in acute subarahoid hemorrhage. J Neurosurg. 1995; 83(5):885-96. 6. Lee VH, Connolly HM, Fulgham JR, Manno EM, Brown RD, Wijdicks EF. Tako-Tsubo cardiomyopathy in aneurysmal subarachnoid hemorrhage: an underappreciated ventricular dysfunction. J Neurosurg. 2006; 105(2):264-70. 7. Ruiz A, Fábregas N, Sala X, García C. Disfunción ventricular neurogénica y hemorragia subaracnoidea aneurismática. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2006;53(9):62-4. HEMORRAGIA CEREBRAL EN GESTANTE A TÉRMINO Sr. Director: La hemorragia cerebral secundaria a malformaciones arteriovenosas (MAV) o aneurismas intracraneales es una complicación muy grave durante el embarazo. La incidencia estimada es 1-5:10.000 embarazos, con una mortalidad del 40-50%1. El riesgo de sangrado durante la gestación es mayor debido al aumento del gasto cardiaco, la presión arterial, la presión venosa y el volumen sanguíneo1. Los diagnósticos diferenciales incluyen otras lesiones vasculares, lesiones ocupantes de espacio e infecciones del 65 sistema nervioso central, enfermedad desmielinizante o eclampsia. La resonancia magnética (RM) facilita el diagnóstico de estas patologías. En gestantes con hemorragia cerebral sometidas a una cesárea, la técnica anestésica idónea es aquella que permita mantener la estabilidad hemodinámica con una adecuada profundidad anestésica y analgésica, con una mínima repercusión sobre el recién nacido. Se presenta el caso de una mujer de 26 años sin antecedentes personales de interés, gestante de 37 semanas, cuyo embarazo había sido controlado sin complicaciones. Ingresó en el Servicio de Obstetricia por cefalea holocraneal de inicio brusco, opresiva e intermitente, de 5 días de evolución, sin náuseas, vómitos o hipertensión arterial y que no había mejorado con paracetamol. En la exploración física presentaba disdiadococinesia, inestabilidad en la marcha e inseguridad en la prueba dedo-nariz en miembro superior izquierdo. Se realizó una RM cerebral que mostró una hemorragia intraparenquimatosa en el hemisferio cerebeloso izquierdo y vérmix, hemorragia subaracnoidea en surcos corticales adyacentes y edema vasogénico en sustancia blanca subcortical, motivo por el cual se indicó una cesárea urgente. Antes de entrar en el quirófano, se canalizó una vía periférica nº 18G y se administró pantoprazol 40 mg ev, ondansetrón 4 mg ev y 30 mL de citrato sódico 1/3M vía oral. En quirófano, se monitorizaron electrocardiograma, saturación de O2, fracción espirada de CO2, BIS, y la tensión arterial invasiva. Tras la preoxigenación se administró lidocaína 74 mg ev, seguido de una perfusión de remifentanilo a 1 μg Kg–1min–1 durante 1 minuto. Se premedicó con midazolam 2 mg y se indujo la anestesia con etomidato 20 mg ev y succinilcolina 75 mg ev. Una vez intubada, el mantenimiento anestésico se realizó con sevoflurano 0,5-1% espirado y perfusión de remifentanilo (0,1-0,3 μg Kg–1min–1), la cual fue suspendida 1 minuto antes de la extracción del recién nacido y reiniciada después del nacimiento. Se ventiló a la paciente con una mezcla oxígeno-aire (FiO2 0,5) y parámetros ventilatorios para mantener el CO2 espirado en torno a 30 mmHg. Como relajante neuromuscular se utilizaron 14 mg de cisatracurio. Durante la intervención se perfundieron 1.500 mL de cristaloides y 20 UI de oxitocina tras el alumbramiento. La paciente mantuvo estabilidad hemodinámica durante toda la intervención, con TA entre 120/80-130/85 mmHg y frecuencia cardiaca entre 70-80 latidos por minuto (lpm). El BIS se mantuvo entre 40-60. El sangrado intraoperatorio estimado fue 500 mL y la diuresis total de 120 mL. A los 8 minutos se extrajo un varón de 3.850 g, con un Apgar de 7 en el primer minuto y 10 a los 5 minutos. A los 10 minutos del nacimiento, el niño presentó depresión respiratoria que requirió ventilación asistida con mascarilla facial y presión positiva durante 2 minutos, recuperándose sin más incidencias. La analgesia postoperatoria se inició con fentanilo 0,15 mg y morfina subcutánea 10 mg. Terminado el procedimiento quirúrgico, tras descurarización, la paciente fue extubada sin complicaciones, siendo trasladada a Reanimación para el control postoperatorio. En la exploración neurológica en Reanimación destacaba 635 CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 636 CARTAS AL DIRECTOR la persistencia de la cefalea sin rigidez de nuca y la focalidad neurológica descrita previamente. El control del dolor postoperatorio se realizó con morfina y paracetamol endovenoso. Se descartó vasoespasmo arterial mediante ecografía doppler transcraneal y de troncos supraaórticos. Al 4º día se practicó una arteriografía cerebral que confirmó la presencia de una MAV dependiente de la arteria vertebral izquierda. Fue dada de alta a cargo del servicio de Neurocirugía. En la actualidad, la anestesia regional es la técnica anestésica más utilizada en las cesáreas. No obstante, en pacientes ASA III-IV con alteraciones de la hemostasia, patología neurológica o cardiaca, en las cuales se requiere una gran estabilidad hemodinámica, la anestesia general es la técnica de elección. Aunque algunos autores han sugerido el uso de anestesia/analgesia epidural para la cesárea o el parto en pacientes con malformaciones vasculares cerebrales2, esta técnica no está exenta de riesgos, ya que la infusión de fluidos en el espacio epidural lumbar puede aumentar la presión intracraneal en pacientes con la distensibilidad intracraneal comprometida. Además, una punción dural accidental con la aguja de Touhy 18G produciría la salida de LCR a través del orificio dural, lo cual podría ocasionar una herniación amigdalar y/o resangrado por tracción de los vasos sanguíneos cerebrales. El remifentanilo es un opioide sintético de corta duración, metabolizado por esterasas plasmáticas y tisulares no específicas, con un aclaramiento rápido (40 mL Kg–1 min–1), incluso tras perfusión continua, con el que se obtiene una excelente estabilidad hemodinámica3-5. Aunque el remifentanilo atraviesa rápidamente la barrera placentaria, Kan et al.3 demostraron que su rápido metabolismo y redistribución no induce una depresión neonatal prolongada. Otros autores han demostrado que la farmacocinética del remifentanilo es similar en neonatos, niños mayores y adultos4. En nuestra experiencia, el recién nacido presentó una depresión respiratoria muy breve, recuperándose sin incidencias. A pesar de que el uso de remifentanilo no está aprobado todavía en anestesia obstétrica, los resultados obtenidos con esta paciente se suman a los descritos por otros autores5-9, en los cuales se destaca que dicho fármaco permite mantener una adecuada estabilidad hemodinámica en pacientes obstétricas con patología vascular cerebral, cardiovascular o hematológica, con un impacto mínimo sobre el recién nacido. Por todo ello, consideramos que este fármaco debería formar parte del arsenal terapéutico en pacientes obstétricas sometidas a cesárea. M. Echeverri, M. A. Aguado, M. J. Alcántara, V. Asensi Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor. Hospital La Fe. Valencia. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. Dias MS, Sekhar LN. Intracranial hemorrhage from aneurysms and arteriovenous malformations during pregnancy and the puerperium. Neurosurgery. 1990;27(6):855-65; discussion 865-6. Laidler JA, Jackson IJ, Redfern N. The management of caesarean section in a patient with an intracranial arteriovenous malformation. Anaesthesia. 1989;44(6):490-1. Kan RE, Hughes SC, Rosen MA, Kessin C, Preston PG, Lobo EP. 636 4. 5. 6. 7. 8. 9. Intravenous remifentanil: placental transfer, maternal and neonatal effects. Anesthesiology. 1998;88(6):1467-74. Davis PJ, Ross AK, Henson LG, Mun KT. Remifentanil pharmacokinetics in neonates. Anesthesiology. 1997;87:A1054. Ngan Kee WD, Khaw KS, Ma KC, Wong AS, Lee BB, Ng FF. Maternal and neonatal effects of remifentanil at induction of general anesthesia for cesarean delivery: a randomized, double-blind, controlled trial. Anesthesiology. 2006;104(1):14-20. Santos Iglesias L, Sánchez J, Reboso Morales J, Mesa Del Castillo Paya C, Fuster Puigdomenech L, González Miranda F. Anestesia general con remifentanilo en dos casos de cesárea urgente. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2001;48(5):244-7. Richa F, Yazigi A, Nasser E, Dagher C, Antakly MC. 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La reunión fue dedicada al Dr. Juan González Machado, gran amigo y compañero, que desgraciadamente nos dejó el año anterior, y al que todos recordamos con gran cariño. Fue él quién con gran entusiasmo y dedicación organizó la I Reunión de esta Sección en mayo de 2003 en Alicante. En esta III Reunión se han realizado ocho mesas de debate, contando todas ellas con una amplísima y activa participación de los asistentes. La primera mesa estuvo dedicada a “Nuevos Fármacos y su aplicación en anestesia obstétrica”. Fue moderada por el Dr. Andrés López García y tuvo como ponentes a los Dres. Mª Soledad Carrasco, Marta de Vicente, Antonio Planas y Miguel Reina, los cuales hablaron de ropivacaína, levobupivacaína, remifentanilo y de la anestesia con dosis bajas de anestésicos locales. La siguiente mesa estuvo dedicada a “Actualización en técnicas y procedimientos”. Estuvo moderada por el Dr. Francisco Palacio y la Dra. Mercedes Echevarría. Las ponencias trataron sobre los siguientes temas: “Analgesia combinada epidural intradural (CEI), situación actual”, expuesta por el Dr. Carlos Errando; “Anestesia espinal continua, otra alternativa”, por el Dr. Eduardo Alonso; “Vía aérea difícil”, por la Dra. Mª José Guerra y “Anestesia general en obstetricia, papel actual”, por la Dra. Mª Luisa Marenco. La tercera mesa estuvo dedicada a “Control de calidad”, fue moderada por el Dr. José de Andrés. En ella, la Dra. Lourdes Bermejo abordó el tema “Retrasos y contraindica66 CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 637 CARTAS AL DIRECTOR ciones de la analgesia obstétrica”; la Dra. Elisa Martínez habló de “Consulta preanestésica en obstetricia”; la Dra. Elena Gradilla trató del “Control de calidad en analgesia epidural” y el Dr. Gonzalo Puebla Gil de “Incidentes críticos”. La cuarta mesa dedicada a “Hemorragia obstétrica y hemoterapia”, fue moderada por el Prof. Fernando Gilsanz. La Dra. Ana Isabel Díaz Lobo expuso “Riesgo de hemorragia y política transfusional”, el Dr. Víctor Jiménez Yuste (hematólogo) disertó sobre “Utilidad de nuevas técnicas de evaluación de la hemostasia”; el Dr. Francisco Morillas habló de “Factor VIIar en obstetricia” y finalmente la Dra. Ino Fornet trató sobre “Embolización arterial, una técnica a considerar”. “Profilaxis y tratamiento de las complicaciones más frecuentes” fue la quinta mesa de debate. Estuvo moderada por la Prof. Carmen Gomar, y contó con las siguientes ponencias: “Hipotensión: vasopresores y fluidoterapia preventiva”. “Estrategias preventivas de la CPPD” y “Analgesia obstétrica y patología del aparato locomotor”. Fueron expuestas por las Dras. Ana Plaza, Blanca Martínez y Mª Luisa Ibarra. Todos los temas tratados eran de gran actualidad y dieron lugar a numerosas preguntas y comentarios por parte de los asistentes. Las tres mesas de debate multidisciplinarias, resultaron así mismo de gran interés dando lugar a amplios debates con opiniones desde diferentes enfoques. La primera mesa dedicada a “La madre críticamente enferma”, fue moderada por el Dr. José Bajo Arenas (Presidente de la SEGO) y el Dr. José Ramón Rodríguez. Tuvo como ponentes al Dr. Antonio Pajuelo que disertó sobre la “Gestante críticamente enferma”, el Dr. Antonio Abengochea sobre “Preeclampsia grave” y la Sra. Isabel Perruca (matrona) sobre “Parto de la madre críticamente enferma: papel de la matrona”. La siguiente mesa multidisciplinaria trató de “Anestesia y patología fetal”. Fue moderada por la Dra. Mª Dolores Mateo. En primer lugar el Dr. Eduardo Gratacós (ginecólogo) expuso la ponencia “Cirugía fetal”, seguidamente el Dr. Ángel Aguarón (ginecólogo) habló de “Definición y criterios de riesgo de pérdida de bienestar fetal (RPBF): grados de urgencia” y el Dr. Manuel Sánchez Luna (neonatólogo) de “Oxigenoterapia materna y riesgo fetal”. La tercera mesa multidisciplinaria estuvo dedicada a “Deontología y responsabilidad civil”. Fueron moderadores los Dres. Juan Navia y Carmen Fernández y tuvo de ponentes al Dr. Enrique Palacio (médico forense y abogado) que habló de “Delegación de funciones: MIR, matronas y enfermeros”, y el Prof. Javier Sánchez Caro (Presidente del Comité de Bioética de la Comunidad de Madrid) que disertó sobre “Consentimiento informado en obstetricia: problemas específicos”. Fue seguida de “Casos problema: madre testigo de Jehová, el parto “ecológico” y la Ley de Autonomía”. La discusión a que dieron lugar fue de gran interés a tenor del gran número de preguntas que suscitó. El comité científico tuvo una difícil tarea para decidir el póster premiado de entre los 56 presentados. El premio recayó en el titulado: “Cuidados intensivos por Preeclampsia grave en el Hospital Materno-Infantil Gregorio Marañón (Madrid)” presentado por los Dres. Elena de la Fuente Tornero, Felipe Uzurri Lancha, José Ramón Rodríguez Fraile y 67 Lourdes Bermejo Álvarez del Hospital General Universitario Gregorio Marañón. En la asamblea de la Sección que se llevó a cabo durante las Jornadas, se presento la candidatura para la organización de la próxima Reunión. Por unanimidad se acordó que será organizada por el Hospital Xeral de Vigo, siendo la fecha de celebración la primavera de 2008. Esta III Reunión, al igual que las otras dos reuniones que la han precedido, ha tenido un gran éxito de asistencia y participación. Las razones son varias entre las que cabe destacar el gran acierto que han tenido los organizadores en la elección de los temas de debate; el elevado nivel de los ponentes y el gran interés mostrado por los asistentes, reflejado por la mayoritaria asistencia a las sesiones, así como por la animada participación en los debates que se siguieron a continuación. Todo esto anima a otros especialistas a seguir organizando este tipo de Reuniones dedicadas a la Anestesia Obstétrica, tan estimada y valorada por muchos de nosotros. C. Fernández Vicepresidenta de Sección de Analgesia-Anestesia Obstétrica de la SEDAR. READMINISTRACIÓN DE DROTRECOGINA ALFA ACTIVADA EN UN PACIENTE CON MÁS DE UN EPISODIO DE SEPSIS SEVERA Sr. Director: Drotrecogina alfa activada (DrotAA), proteína C Activada Recombinante humana (rhPCA) (Eli Lilly, Indianápolis), posee propiedades antitrombóticas, profibrinolíticas y antiinflamatorias. Aprobada para el tratamiento de la sepsis grave con alto riesgo de mortalidad (en EEUU para pacientes con una puntuación en la Acute Physiology and Chronic Health Evaluation II 25, y en la UE para pacientes con disfunción multiorgánica evaluados con escala SOFA)1,3. El estudio ENHANCE (Extended Evaluation of rhPCA trial)1 demuestra que el uso precoz podría aumentar su eficacia5. Presentamos un caso clínico de una mujer de 51 años, que ingresó en la unidad de reanimación tras laparotomía urgente, por perforación intestinal, con peritonitis aguda purulenta. Al ingreso la valoración del APACHE II era de 27, y la puntuación en la escala SOFA 13. Presentó shock séptico con fracaso hemodinámico que tras fluidoterapia agresiva y precoz, precisó dosis altas de vasopresores para mantener presiones arteriales medias (PAM) de 60 mmHg y una saturación venosa central (SvO2) 70%. Necesitó ventilación mecánica protectora por síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA) con una relación PaO2/FiO2 de 166. Presentaba fiebre 38,9ºC, disfunción metabólica (bicarbonato sérico 15 mmol L-1 y lactato sérico 6,3 mmol L-1), coagulopatía (actividad de protrombina (AP) 53%, cociente internacional normalizado (INR) 2,3, tiempo de tromboplastina parcial activado (TTPA) 87 sg) fracaso hematológico (3,29 x103/ul leucocitos, 2,87 4x103/ul neutrofilos, trombopenia de 75 x103/ul). Bilirrubina total de 3,2 mg dL-1 y fracaso renal agudo oligúrico con creatinina al ingreso de 1,6 mg dL-1 y diuresis < 750 mL/24 h. 637 CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 638 CARTAS AL DIRECTOR Precisó insulinoterapia intensiva intravenosa y tratamiento con “bajas dosis” de corticoesteroides2,6. A las 12 horas de la cirugía iniciamos terapia con rhPCA en infusión continua durante 96 horas con una dosis total de 138 mg. La retirada del apoyo vasopresor fue progresiva hasta suspenderla al sexto día del postoperatorio siendo posible la desconexión de la ventilación mecánica al décimo día. En este primer episodio tras la toma de muestras para cultivo se instauró antibioticoterapia empírica de amplio espectro1,3, que posteriormente fue ajustada para un hemocultivo positivo a Pseudomona aeuruginosa. El día 14 del postoperatorio precisó reintervención por dehiscencia de anastomosis con disfunción multiorgánica e instauración de un segundo shock séptico, leucocitosis 24,3 x 103/ul, fiebre 38,5ºC, fallo respiratorio (PaO2/FiO2 122), hemodinámico (requiriendo vasopresores), metabólico (bicarbonato sérico 19,3 mmol L-1, lactato sérico 2,3 mmol L-1) y pruebas de coagulación alteradas (AP 55%, INR 1,5, PTTA 37). No se detectaron anticuerpos IgG anti proteína C activada [ELISA (Nunc Maxisorp, Copenhagen, Denmark)] e iniciamos una segunda administración de rhPCA 12 horas después de la reintervención. No pudimos completar la dosis total por la aparición de una hemorragia digestiva alta, a las 72 horas, que precisó transfusión de cuatro concentrados de hematíes por repercusión analítica y hemodinámica. El episodio cedió con la retirada de la perfusión de rhPCA. Las pruebas de coagulación previas a la hemorragia fueron: AP 61%, INR 1,4, TTPA 36 sg, fibrinógeno 370 mg/dL, plaquetas 336 x 103/uL. Una endoscopia digestiva urgente informó de gastritis erosiva no susceptible de tratamiento endoscópico. Al cuarto día del segundo episodio se retiraron los vasopresores y la ventilación mecánica al sexto día, siendo alta de la unidad en el día 22 de ingreso. El riesgo más importante con el uso de rhPCA es el sangrado. En el estudio PROWESS (Worldwide Evaluation in Severe Sepsis Trial)1,3 la tasa de complicaciones hemorrágicas graves en los 28 días fue del 3,5% en el grupo tratamiento, frente al 2% del grupo placebo (p = 0,06). No obstante, durante el periodo de infusión del fármaco el grupo rhPCA mostró una tasa de hemorragias del 2,4% vs 1% en el grupo placebo (p<0,05) lo que sugiere que el riesgo de sangrado con la administración de rhPCA se asocia predominantemente al periodo de infusión del mismo. Estudios posteriores han comunicado porcentajes mayores de complicaciones hemorrágicas graves. El estudio ENHANCE5 comunica una tasa de complicaciones hemorrágicas durante el estudio del 6,5%. La proporción de pacientes que sufrieron un evento hemorrágico grave fue mayor que el PROWESS tanto en periodo de infusión (3,6 vs 2,4%), como en periodo postinfusional (3,2 vs 1,2%) cuando el efecto de la rhPCA habría desaparecido. Esta observación sería debida a la inclusión de un mayor número de pacientes quirúrgicos y puntuaciones más altas en la escala SOFA en los apartados de coagulación y hepáticos, lo que sugeriría una predisposición hemorrágica3,7. Bernard en un metaanálisis sobre seguridad de rhPCA en pacientes con sepsis severa, incluyendo 2.786 pacientes, encuentra una tasa de complicaciones hemorrágicas del 5,3% durante los 28 días de la duración del estudio4. 638 En nuestro caso es difícil aceptar que la readministración de rhPCA aumente las posibilidades de sangrado dada la vida media del mismo y la lejanía en el tiempo entre ambas administraciones, pero no la podemos descartar. Se han sugerido pautas de actuación y monitorización de la coagulación durante la infusión de rhPCA a fin de disminuir las complicaciones hemorrágicas graves, así indican el cese temporal de la administración del fármaco cuando el INR es >3, PTTA > 100 sg y el recuento plaquetario < 15 x 103 μL9. Otros autores sugieren que el límite inferior de plaquetas debería ser 30x103 μL4,8. Aunque la porción proteica de la rhPCA es idéntica a la de la proteína C activada derivada de plasma, existe potencial antigénico en la readministración. Los datos del ensayo PROWESS mostraron que los pacientes tratados con rhAPC no tenían anticuerpos (Ab) anti neutralizantes para la PCA a los 14 y 28 días del comienzo de la infusión3. En los pacientes con sepsis severa/shock séptico evaluados en estudios fase II/III, la formación de Ab antiPCA fue inferior al 1%. Estos Ab no tenían capacidad neutralizante sobre el efecto de la rhPCA ni sobre la actividad anticoagulante. No obstante un enfermo del estudio fase III que desarrolló Ab anti PCA presentó una complicación trombótica durante el estudio, sin poder establecer relación entre el evento y el fallecimiento del paciente a los 36 días. M. T. Verdú, J. L. Sánchez Ortega Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. Murcia. BIBLIOGRAFÍA 1. Eichacker PQ, Danner RL, Suffredini AF, Cui X, Natason C. Reassessing recombinant activated protein C for sepsis: time for a new randomized controlled trial. Crit Care Med. 2005;33(10):2426-8. 2. 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Outcome benefit of intensive insulin therapy in the critically ill: insulin dose versus glycemic control. Crit Care Med. 2003;31(2):359-66. 7. Warren HS, Suffredini AF, Eichacker PQ, Munford RS. Risks and benefits of activated protein C treatment for severe sepsis. N Engl J Med. 2002;347(13):1027-30. 8. Roca de Togores López A, Armero Ibáñez R, Séller Losada JM, Pertusa Collado V, Onrubia Fuertes X, Sifre Julio C, et al. Pruebas de coagulación en el tratamiento con drotrecogina alfa activada. ¿Representan los valores obtenidos la realidad clínica? Rev Esp Anestesiol Reanim. 2005;52(2):117-8. 9. Castelli EE, Culley CM, Fink M.P. Challenge and Rechallenge: drotrecogin alfa (activated) – induced prolongation of activated partial thomboplastine time in patient with severe sepsis. Pharmacotherapy. 2005;25(8):1147-50. 68 CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 639 CARTAS AL DIRECTOR MONITORIZACIÓN DE LA CALIDAD EN LAS UNIDADES DE DOLOR Sr. Director: Cada vez es más frecuente en la literatura internacional, la utilización de técnicas importadas de la industria, para el control de la calidad en el campo de la Anestesiología. Un ejemplo reciente es el trabajo de Baptista y Castroman1, que aplica el método cusum al control de calidad de una Unidad de Dolor Agudo. La monitorización de la calidad (medición sistemática) precisa, indispensablemente, de la estabilidad del proceso, y del cumplimiento de las especificaciones de calidad del producto. Ciertos métodos estadísticos (control estadístico de procesos) son capaces de mostrar cuando un proceso se mueve con una variabilidad esperada, y cuando excede los límites (intervalo de decisión), pasando a ser excepcionalmente raro, el límite excedido; lo que indicaría un problema de calidad que precisa ser estudiado2. Otros métodos son necesarios para asegurar que, aunque el proceso es estable, cada unidad del proceso cumple con los requisitos de calidad necesarios (capacidad de proceso)3. Ambos métodos tienen herramientas que permiten ver gráficamente la evolución de los datos obtenidos. Esencialmente hay 2 tipos de métodos para controlar la variabilidad del proceso: los gráficos de Shewart y los gráficos de tipo cusum. De los primeros, dos de ellos se basan en variables dicotómicas (está presente o no está presente), y sus límites (intervalos de confianza), coinciden con los límites de capacidad de proceso, y por tanto informan de la variabilidad y de la capacidad de proceso, para cumplir unos requisitos4. Los gráficos cusum son útiles con desviaciones estándar pequeñas, y por tanto más precisos (sensibles, menor error beta) y más rápidos (la rapidez del cambio depende del número de muestras necesario para detectarlo), permitiendo detectar fallos en el proceso que “históricamente ha estado en control” (estable), pero no sirven para verificar si un proceso está controlado. Intentan expresar cómo queremos que sea, partiendo de cómo es. Esta cualidad les hace útiles en procesos de diseño de la calidad, y en la monitorización de procesos estables y predecibles. Por su mayor rapidez en detectar fallos, serían útiles en la monitorización de indicadores de calidad severos3. Por el contrario, los gráficos de Shewart, son útiles con desviaciones estándar mayores, precisan muestras mayores y mediciones más espaciadas, son más lentos en detectar fallos, pero son más fáciles de utilizar y de entender5, y expresan “como es el proceso”. Los gráficos cusum pueden partir de un metanálisis que nos indique la variabilidad natural, pero es más realista partir de datos propios estables y predecibles (controlados), para aspirar al estándar. Por estas razones sugerimos que debemos aplicar métodos de Shewart a las Unidades de Dolor Agudo de nueva creación, y a aquellas que comienzan a importar la monitorización a su Unidad. Tan sólo con 20-30 mediciones iniciales y un corte de prevalencia al mes, podemos monitorizar la calidad; posteriormente incorporaríamos gráficos cusum para aquellos indicadores que sean más severos, y precisen por tanto mayor sensibilidad y rapidez6. 69 Los mismos autores reconocen que han sido muy exigentes para un periodo de implementación, y que los gráficos se mueven entre periodos estables y periodos inestables1. F. López-Soriano, B. Lajarín, F. Rivas Unidad de Dolor Agudo. Hospital del Noroeste de Murcia. Caravaca de la Cruz. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. Baptista Macaroff WM, Castroman Espasandin P. Utilización del método de la suma acumulada (cusum) para la evaluación continua de la calidad de la analgesia en una Unidad de Dolor Agudo Postoperatorio. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2007;54(1):11-6. Rawal N. Quality assurance and audit. of APS. En: De Andrés J. Puesta al día en anestesia regional y tratamiento del dolor. Vol. VII. Barcelona: ESRA-España; 2004. p.165-169. Saturno P. Máster en gestión de la calidad en los servicios de salud. Murcia: U.D. Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Murcia; 2001. Lagasse RS, Steinberg ES, Katz RI, Saubermann AJ. Defining quality of perioperative care by statistical process control of adverse outcomes (clinical investigation). Anesthesiology. 1995;82(5):1181-8. Amor Pulido R, Martines Rodríguez AM, Olmo Jiménez MJ. Control Estadístico de la Calidad. Madrid: Grupo Editorial Universitario; 2005. Farnun NR. Modern Statistical Quality Control and Improvement. Belmont: Duxbury Press; 1994. MODIFICACIÓN DE LA SONDA NASOGÁSTRICA TIPO SALEM PARA SU UTILIZACIÓN EN LA PREVENCIÓN DEL SÍNDROME DE BRONCOASPIRACIÓN DEL CONTENIDO GÁSTRICO. ESTUDIO EXPERIMENTAL EN UN MODELO ANATÓMICO Sr. Director: Con la finalidad de prevenir una posible aspiración de contenido gástrico durante la inducción anestésica se han propuesto varias medidas. La reducción del contenido del estómago a través de una sonda nasogástrica (SNG), es una de ellas aunque tiene algunos inconvenientes. No se asegura la total evacuación del contenido gástrico y tampoco existe acuerdo sobre la necesidad de continuar con la SNG durante la inducción anestésica ya que podría interferir con el funcionamiento del esfínter esofágico inferior, aumentando el riesgo de regurgitación1. Aunque el esófago está sometido a una presión intratorácica negativa (–5 cm H2O), su porción final es intraabdominal, y por lo tanto sometida a la alta presión abdominal (10 cm H2O), contribuyendo al mecanismo antirreflujo fisiológico. Puede producirse reflujo cuando se sobrepasan presiones intragástricas de 20 cm H2O, durante la tos o cualquier contracción voluntaria de los músculos abdominales2 las presiones intragástricas pueden superar los 60 cm H2O2. No obstante, cualquier aumento de la presión intragástrica induce un aumento reactivo de la presión del esfínter esofágico inferior, reduciendo el riesgo de reflujo. Este aumento se ha visto también tras las fasciculaciones posteriores a la administración de succinilcolina3. Proponemos el uso de una SNG Salem modificada con un balón de baja presión en su extremo distal (Figura 1), como una alternativa en los casos de paciente con estómago lleno4. 639 CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 640 CARTAS AL DIRECTOR Previamente a la cirugía se colocaría la SNG modificada. En el momento de la inducción anestésica la sonda sería retirada hasta situarla a nivel del tercio proximal del esófago, insuflando el balón y manteniendo aspiración continua. En esta situación el esófago se sitúa entre tráquea y columna vertebral y la contención, creemos que sería más eficaz, y por otro lado se aseguraría la competencia del cardias: algunos autores ya habían propuesto el uso de un balón a este nivel5. Para determinar la validez de la sonda en la prevención de la broncoaspiración se realizaron dos pruebas en un simulador anatómico, validado para la simulación de regurgitación e intubación (Laerdal Medical AS, Noruega). En la primera se estudió su uso bajo intubación orotraqueal con tubo endotraqueal del número 8 (Rusch, Kermen, Alemania) y SNG tipo Salem modificada. La segunda se realizó con SNG tipo Salem (Sherwood Medical, Tullamore, Ireland). Se diseñaron tres grupos: en el primer grupo se ejerció una presión, por esfigmomanómetro, sobre el estómago de 60 cm H2O; en el segundo grupo se ejerció una presión gástrica de 120 cm H2O; en el tercer grupo no se aplicó presión. Las presiones estudiadas aseguran la incompetencia del esfínter esofágico inferior. El protocolo diseñado para cada una de las pruebas fue realizado por dos anestesiólogos (A1, A2), cada uno de ellos realizó veinte veces cada uno de los grupos en que se dividió las pruebas de acuerdo a la presión ejercida sobre el estómago. La cabeza de intubación, se dispuso sobre la mesa de quirófano en posición de anti Trendelemburg (45º). Se inyectaron 300 mL de contraste radioopaco en el estómago, se comprobó su presencia por control radioscópico. Se procedió a la colocación de la SNG en el tercio proximal del esófago, insuflando el balón con 40 mL de aire. Se conectó la SNG a aspiración suave. A continuación se dispuso la mesa en posición Trendelemburg (45º). Según el grupo de investigación se ejerció presión o no sobre el estómago. Se procedió a la intubación endotraqueal del modelo. Se realizó control radioscópico continuo. Durante todo el proceso se dispuso una sonda de aspiración Jankauer a nivel de la boca en aspiración continua. Se midió la cantidad de contraste radioopaco en cubeta de aspiración de la SNG, volumen residual en el estómago, cantidad recogida a nivel pulmonar y por último cantidad de contraste aspirado por Jankauer. Se registraron los tiempos medios de intubación, desde el momento en que se puso la mesa en posición Trendelemburg. Los datos obtenidos fueron analizados con el programa estadístico SPSS 12.0. Se procedió al análisis de la normalidad de las muestras por el test de Kolmogorov-Smirnov con corrección de Lilliefors. Se realizó análisis de homogeneidad de las varianzas por el test de Levene. Las comparaciones entre los grupos se realizaron por medio del análisis de la varianza. Se consideró estadísticamente significativo un valor de p<0,05. Los valores se expresan como media (desviación estándar). El tiempo medio de intubación de A1 fue de 11,3 (1,2) segundos y de A2 de 10,8 (1,8) segundos para la prueba con SNG modificada y de 13,9 (1,1) segundos y 14,1 (0,9) segundos en la prueba con SNG tradicional, sin diferencias significativas entre ambos anestesistas. Si que existieron diferencias significativas, p< 0,05 entre ambas sondas, debido a la presencia de contraste en boca en la prueba realizada con sonda tradicional, que dificultó notablemente la intubación. No se encontraron diferencias en las cantidades recogidas por cada uno de los anestesistas en las pruebas realizadas. En la prueba SNG modificada se encontraron diferencias significativas en las cantidades recogidas en la cubeta de aspiración y las recogidas a nivel pulmonar, gástrico y cubeta aspiración de Jankauer (p<0,05). La incidencia de aspiración pulmonar fue nula. Sin diferencias entre los grupos de presión diseñados. En la prueba con sonda tradicional se encontraron volúmenes residuales en pulmón, estómago y ambas cubetas. La incidencia de aspiración fue del 100%. Se encontraron diferencias significativas (p<0,05) entre los grupos de presión diseñados, encontrando mayor volumen de contraste a nivel gástrico en el grupo de más presión. Se encontraron diferencias significativas, (p<0,05) entre ambas pruebas en los volúmenes recogidos a nivel de pulmón, estómago, y en cubeta de aspiración se sonda nasogástrica y de Jankauer. Una de las complicaciones más temidas en la práctica anestésica es la broncoaspiración producida por el paso de contenido del aparato digestivo al respiratorio, que se produce, entre otras, en situaciones de urgencia en las que la preparación en cuanto al ayuno preoperatorio no es posible6. El uso de la SNG que presentamos, acompañada de las medidas protocolizadas para prevenir una aspiración gástrica, podría ser de utilidad en este tipo de situaciones. En este trabajo se presentan los estudios iniciales, realizados en simulador anatómico, no obstante será necesario probar el modelo de SNG en cadáver y paciente, para llegar a conclusiones definitivas. J. Longás Valién, J. Cuartero Lobera Servicio de Anestesiología. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza. BIBLIOGRAFÍA Fig. 1. Sonda nasogástrica Salem modificada. Fotografía del modelo. 640 1. Engelhardt T, Webster NR. Pulmonary aspiration of gastric contents in anaesthesia. Br J Anaesth. 1999;83(3):453-60. 2. Spence AA, Mori DD, Finlay WE. Observations on intragastric pressure. Anestesia. 1967;22:249-52. 70 CARTAS MONTADAS Nº 10 11/12/07 18:14 Página 641 CARTAS AL DIRECTOR 3. Smith G, Dailing R, Williams TI. Gastroesophageal pressure gradient changes produced by induction of anaesthesia and suxamethonium. Br J Anaesth. 1978;50:1137-42. 4. Longás Valién J. Sonda nasogástrica tipo Salem con balón de baja presión en extremo distal. BOPI 2006: Tomo 2: 7251. 5. Rower N. Can pulmonary aspiration of gastric contents be prevented by balloon occlusion of the cardia? A study with a new nasogastric tube. Anesth Analg. 1995;81:1316-7. 6. Morris J, Cook TM. Rapid sequence induction: a national survey of practice. Anestesia. 2001;56:1090-7. COMENTARIOS AL EDITORIAL TITULADO “ENFERMERÍA DE ANESTESIA EN ESPAÑA: ¿UNA VERDAD INCÓMODA O LA CAJA DE LOS TRUENOS?” Sr. Director: He leído con interés el editorial publicado en el número del mes de mayo de la Revista Española de Anestesia y Reanimación por los doctores Canet y Monedero, titulado “Enfermería de Anestesia en España: ¿una verdad incómoda o la caja de los truenos?”1. Coincido con los autores en una idea que subyace en todo el trabajo: La Anestesiología ha crecido y sigue creciendo como especialidad y por los retos que debe afrontar, debe plantearse cambios que pueden afectar a aspectos que han venido considerándose básicos y casi inamovibles hasta ahora en la organización de nuestro trabajo. Los cambios son algo consustancial con la evolución de las cosas y por ello resulta esencial afrontarlos con creatividad, con espíritu constructivo y también con la necesaria reflexión sin que ello sea una excusa para el inmovilismo. Al mismo tiempo, no puedo evitar una sensación de incertidumbre y de cierto temor porque lo que se plantea allí puede tener consecuencias irreversibles para el futuro de la Anestesiología en España. Es cierto que el número de especialistas en España resulta inferior al que sería necesario para las parcelas que debemos atender y el planteamiento actual de nuestra actividad. En este sentido, cabría reflexionar también sobre al menos dos puntos: 1) el atractivo que pueden tener las características de algunos contratos que se ofrecen en nuestro país y 2) si se producirá algún tipo de redistribución cuando llegue a resolverse el espinoso y a la postre inevitable asunto de la atención a los pacientes críticos, a cargo en este momento de dos especialidades distintas que, a mi modo de ver, tienen más puntos comunes que de confrontación. Centrándonos en las posibilidades que el editorial propone como posible solución al problema, yo me quedaría con la ayuda experta por parte de profesionales de enfermería con delegación en algunos procesos concretos y cumpliendo al menos tres condiciones: 1) definir con claridad el tipo de intervenciones quirúrgicas o de actividades de otro tipo2 en las cuales pudiera producirse esa delegación de funciones; 2) centrarse exclusivamente en pacientes con riesgo anestésico bajo y 3) contando siempre con la presencia física de un anestesiólogo identificado en el área quirúrgica. Creo que esto podría ser una solución para una proporción a tener en cuenta de casos, que tendría la virtud de propiciar el trabajo en equipo y podría contribuir a superar recelos. 71 Entiendo que los cambios se producirán con cierta lentitud y que no va a ser fácil establecer pautas homogéneas debido a que los centros sanitarios presentan diferencias en el tipo de actividad que realizan, en las plantillas de enfermería, en la implicación de este colectivo, en la disposición de los servicios quirúrgicos y de los mismos anestesiólogos, en la modalidad de gestión y hasta incluso en usos y costumbres más o menos arraigados. Cualquier cambio en este sentido, requerirá sobre el terreno que los responsables de los servicios de Anestesiología ejerzan un liderazgo capaz de convencer e implicar a los anestesiólogos, a los clientes internos y al estamento de la enfermería (por el que necesariamente tendrá que pasar una reforma de esta naturaleza), así como hacer entender a los gestores que no se trata de un plan de ahorro sin más. Nuestra propia convicción es un paso previo obligado antes de instar a la correspondiente e imprescindible reforma legal. Comparto la necesidad de un debate impulsado por la Sociedad Española de Anestesiología y Reanimación (SEDAR) y las sociedades y delegaciones regionales. Para que un debate de ese tipo no se eternice y sirva para avanzar en el campo de las propuestas concretas sería necesario establecer un calendario y definir una metodología de trabajo. Quizá una encuesta contestada por los anestesiólogos de la SEDAR aportase información necesaria y útil, sin descartar otras posibilidades que imprimiesen mayor rapidez y efectividad al proceso de aportar ideas y plasmarlas en propuestas importantes. Estoy en desacuerdo con la figura de los llamados “Asistentes de anestesia”. Si se trata de una figura con un perfil similar al de los técnicos de Laboratorio y de Radiología, que no parece el caso, no es válida para nosotros debido a la diferencia entre los procesos3 (de cuasi manufactura en las especialidades citadas; de alto contacto y con grandes posibilidades de tener que tomar decisiones clínicas, en la nuestra). Si el perfil de los “Asistentes de anestesia” contempla formación y tareas propias de la enfermería, la creación de la citada figura podría acarrear duplicidades de función, complicaría el panorama y podría ser una fuente de conflictividad nada deseable. Me parece esencial pues, conseguir la implicación de la enfermería en este delicado asunto. Quiero por último felicitar a los autores por su valentía al poner sobre la mesa una cuestión compleja, polémica y de gran importancia por sus repercusiones profesionales y sociales. J. M. Seller Losada Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor. Hospital Universitario Dr. Peset. Valencia. BIBLIOGRAFÍA 1. Canet J, Monedero P. Enfermería de Anestesia en España: ¿una verdad incómoda o la caja de los truenos? Rev Esp Anestesiol Reanim. 2007; 54(5):265-7. 2. Mata J, Moral V, Moya MM, Nolla M, Segura C, Valldeperas I et al. ¿Es eficaz, segura y eficiente una consulta preanestésica en equipo con enfermería? Rev Esp Anestesiol Reanim. 2007;54(5):279-87. 3. Vargas GA. La gestión de operaciones de un servicio clínico. En: Ruiz Iglesias L (director). Claves para la Gestión Clínica. Madrid: McGrawHill Interamericana; 2004. p 206-52. 641