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UNIVERSIDADE DE VIGO DEPARTAMENTO DE BIOQUÍMICA, GENÉTICA E INMUNOLOGÍA Estudio prospectivo de las complicaciones de la cirugía tiroidea según la especialización del equipo quirúrgico. TESIS DOCTORAL Memoria para optar al grado de Doctor Presentada por MARTA SALGADO VÁZQUEZ Director de tesis: Doctor Manuel García García Vigo, 2015 UNIVERSIDAD DE VIGO DEPARTAMENTO DE BIOQUÍMICA, GENÉTICA E INMUNOLOGÍA D. MANUEL GARCÍA GARCÍA, Doctor en Medicina. Jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense. CERTIFICA: Que el trabajo titulado “Estudio prospectivo de las complicaciones de la cirugía tiroidea según la especialización del equipo quirúrgico”, realizado por Dña. MARTA SALGADO VÁZQUEZ, licenciado en Medicina y Cirugía y Especialista en Cirugía General y del Aparato Digestivo, ha sido llevado a cabo bajo mi dirección y se encuentra en condiciones de ser presentado y defendido como Tesis Doctoral ante el tribunal correspondiente para aspirar al grado de Doctor en Medicina y Cirugía. Y para que así conste, firmo el presente informe en Ourense a 07 de Septiembre de 2015 Dr. Manuel García García Al Dr. Manuel García García, por su sabia orientación, valiosa crítica e infinita paciencia. A todo el Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Complexo Hospitalario de Ourense (CHOU) y, en especial, al Dr. Pedro Trillo, promotor ideológico de este trabajo. A mi alma gemela, por enseñarme a vivir la vida con pasión. A mis hermanos y mi cuñado, juntos las penas son menos duras y las alegrías más intensas. A mi ahijado, tu llegada a alegrado nuestras vidas y las llena de sentido. A mi padre, porque su fuerza y entereza me sirven de ejemplo cada día y me llenan de orgullo. A mi madre, te llevo siempre en el corazón y, desde allí, donde estés, sé que me acompañas en el duro camino de la vida y que nunca me abandonarás. ÍNDICE ÍNDICE ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN 1.1 ANATOMÍA QUIRÚRGICA DE LA GLÁNDULA TIROIDES 1.1.1 VASCULARIZACIÓN E INERVACIÓN DEL TIROIDES 1.1.2 DRENAJE LINFÁTICO 1.1.2.1 TERRITORIOS LINFÁTICOS QUIRÚRGICOS 1.2 FISIOLOGÍA DEL TIROIDES 1.3 ENFERMEDADES DE LA GLÁNDULA TIROIDES 1.3.1 CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES DEL TIROIDES 1.3.1.1ENFERMEDADES BENIGNAS DEL TIROIDES 1.3.1.1.1 ENFERMEDADES AUTOINMUNES 1.3.1.1.2 HIPERTIROIDISMO 1.3.1.1.3 ENFERMEDAD DE GRAVES-BASEDOW 1.3.1.1.4 ENFERMEDAD DE PLUMMER (BOCIO MULTINODULAR TÓXICO) 1.3.1.1.5 ADENOMA TÓXICO 1.3.1.1.6 HIPOTIROIDISMO 1.3.1.1.6.1 HIPOTIROIDISMO AUTOINMUNITARIO 1.3.1.1.6.2 HIPOTIROIDISMO YATROGÉNICO 1.3.1.1.6.3 HIPOTIROIDISMO POR DÉFICIT DE YODO 1.3.1.1.7 BOCIO 1.3.1.1.7.1 BOCIO DIFUSO NO TÓXICO (SIMPLE) 1.3.1.1.7.2 BOCIO MULTINODULAR NO TÓXICO 1.3.1.1.7.3 BOCIO MULTINODULAR TÓXICO 1.3.1.1.8 NÓDULO SOLITARIO 1.3.1.2 ENFERMEDADES MALIGNAS DEL TIROIDES 1.3.1.2.1 CARCINOMAS DIFERENCIADOS DE TIROIDES 1.3.1.2.1.1 CARCINOMA PAPILAR 1.3.1.2.1.2 CARCINOMA FOLICULAR 1.3.1.2.2 OTROS TIPOS DE CARCINOMAS TIROIDEOS 1.3.1.2.2.1 CARCINOMA MEDULAR 1.3.1.2.2.2 CARCINOMA ANAPLÁSICO 1.3.1.2.2.3 LINFOMA TIROIDEO 1.3.1.2.2.4 SARCOMA TIROIDEO 1.3.1.2.2.5 METÁSTASIS DE OTROS CARCINOMAS EN EL TIROIDES 1.3.2 MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LA PATOLOGÍA TIROIDEA 1.3.2.1 HISTORIA CLÍNICA Y EXPLORACIÓN FÍSICA 1.3.2.2 PRUEBAS DE LABORATORIO 1.3.2.3 PUNCIÓN ASPIRACIÓN CON AGUJA FINA (PAAF) 1.3.2.4 ECOGRAFÍA 1.3.2.5 PRUEBAS ISOTÓPICAS 1.3.2.6 RADIOGRAFÍA DE TÓRAX 1.3.2.7 TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA Y RESONANCIA MAGNÉTICA 1.3.2.8 TOMOGRAFÍA POR EMISIÓN DE POSITRONES 1.3.2.9 ESTUDIOS MOLECULARES 1 3 5 6 9 10 12 14 14 14 15 16 17 18 19 19 21 21 21 22 23 24 25 28 31 31 32 33 33 34 35 35 35 36 36 37 37 38 39 40 40 40 41 ÍNDICE 1.4 TRATAMIENTO QUIRÚRGICO EN LAS ENFERMEDADES DEL TIROIDES 1.4.1 TÉCNICAS QUIRÚRGICAS 1.4.1.1 HEMITIROIDECTOMÍAS Y TIROIDECTOMÍAS TOTALES 1.4.1.2 LOBECTOMÍAS Y TIROIDECTOMÍAS SUBTOTALES 1.4.1.3 TIROIDECTOMÍAS AMPLIADAS 1.4.1.4 TÉCNICAS ENDOSCÓPICAS 1.4.1.5 VACIAMIENTO GANGLIONAR 1.4.1.6 BIOPSIA DEL GANGLIO CENTINELA 1.4.2 CUIDADOS Y VIGILANCIA POSTOPERATORIA 1.5 COMPLICACIONES DE LA CIRUGÍA TIROIDEA 1.5.1 COMPLICACIONES PRECOCES 1.5.1.1 HEMORRAGIA POSTOPERATORIA 1.5.1.2 DISNEA POSTOPERATORIA 1.5.1.3 DISFONÍA PERSISTENTE 1.5.1.4 INSUFICIENCIA PARATIROIDEA AGUDA 1.5.1.5 GRAN CRISIS TIROPRIVA 1.5.1.6 SEROMA 1.5.1.7 INFECCIÓN 1.5.2 COMPLICACIONES TARDÍAS 1.5.2.1 PARÁLISIS PERMANENTE DEL NERVIO LARÍNGEO RECURRENTE 1.5.2.2 INSUFICIENCIA TIROIDEA 1.5.2.3 HIPOPARATIROIDISMO CRÓNICO 1.6 TRATAMIENTO MÉDICO DE LA PATOLOGÍA TIROIDEA 1.6.1 TRATAMIENTO ABLATIVO CON RADIOYODO 1.6.2 TRATAMIENTO SUPRESOR DE TIROTROPINA 1.6.3 TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD PERSISTENTE O AVANZADA 1.7 SEGUIMIENTO DE LOS PACIENTES CON ENFERMEDADES TIROIDEAS 1.7.1 TIROGLOBULINA SÉRICA 1.7.2 TIROTROPINA RECOMBINANTE HUMANA 1.7.3 ECOGRAFÍA CERVICAL 1.7.4 RASTREO CORPORAL TOTAL 1.7.5 OTRAS PRUEBAS COMPLEMENTARIAS 1.7.6 PROTOCOLO DE SEGUIMIENTO 1.7.6.1 SEGUIMIENTO A CORTO PLAZO 1.7.6.2 SEGUIMIENTO A LARGO PLAZO 2. JUSTIFICACIÓN 42 45 48 48 50 52 53 54 55 56 57 57 57 58 59 60 60 60 61 61 62 62 63 63 67 67 68 69 70 70 71 71 72 72 72 74 2.1. OBJETIVOS 3. MATERIAL Y MÉTODOS 3.1. MATERIAL 3.2. MÉTODOS 3.2.1 TÉCNICA MICROQUIRÚRGICA 3.2.2 RECOGIDA DE DATOS 3.2.3 ESTUDIO ESTADÍSTICO 3.2.4 ASPECTOS ÉTICOS 75 77 78 78 79 79 82 82 ÍNDICE 4. RESULTADOS 84 5. DISCUSIÓN 100 6. CONCLUSIONES 114 7. BIBLIOGRAFÍA 116 8. ANEXOS 131 8.1 8.2 ANEXO I ANEXO II 132 134 1. INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 1 INTRODUCCIÓN. En la actualidad, los múltiples avances metodológicos en el estudio de la glándula tiroidea y sus enfermedades han logrado un diagnóstico más sencillo y preciso de aquellas patologías que requieren un tratamiento quirúrgico. Así mismo, este progreso tecnológico facilita las intervenciones quirúrgicas sobre el tiroides disminuyendo las complicaciones de las mismas, aunque no han conseguido por el momento abolirlas en su totalidad. Este trabajo se propone investigar la frecuencia de complicaciones sufridas en una serie de pacientes operados y comparar las distintas técnicas utilizadas para valorar de manera objetiva la efectividad de las mismas. Para visualizar con mayor exactitud el problema objeto de nuestro estudio, se han incluido dentro de esta revisión los siguientes apartados: 1.1. Anatomía quirúrgica de la glándula tiroides. 1.2. Fisiología del tiroides. 1.3. Enfermedades de la glándula tiroides. 1.4. Tratamiento quirúrgico en las enfermedades del tiroides. 1.5. Complicaciones de la cirugía tiroidea. 1.6. Tratamiento médico de la patología tiroidea. 1.7. Seguimiento de los pacientes con enfermedades tiroideas. 2 INTRODUCCIÓN 1.1. ANATOMÍA QUIRÚRGICA DE LA GLÁNDULA TIROIDES Tiroides es una palabra con origen griego, thyreoeides, y cuyo significado es escudo. Así la glándula tiroidea recibe este nombre por su forma bilobulada y porque la consideraban el escudo de la laringe1. En 1656, el anatomista Thomas Wharton identifica esta glándula y la describe en su texto Adenographia1. Leonardo da Vinci la representa en varios de sus dibujos, como dos glándulas separadas a ambos de la laringe. Albrecht von Haller1 la describe en 1776 como una glándula sin conducto. El tiroides es un órgano impar, localizado a nivel cervical anterior, en la unión del tercio inferior con los dos tercios superiores, apoyándose en la parte anterior del conducto laringotraqueal. Su concavidad se dirige hacia atrás, abrazando estrechamente a esófago y tráquea. La glándula tiroidea representa una de las glándulas endocrinas de mayor tamaño, con unas dimensiones de 7 cm de ancho por 3 de alto y 18 mm de espesor, que varía en función de los individuos, edad y sexo. Su peso habitual en un adulto, oscila entre 25 a 30 gramos. Su consistencia es intermedia. Presenta una cápsula tiroidea, extensión de la aponeurosis cervical, que le ayuda a mantener su posición y la cual posee tres ligamentos: uno medio, que se extiende desde la laringe a la parte media del tiroides, y dos laterales, que va de los lóbulos laterales a la tráquea y al cartílago cricoides. También le ayudan a mantenerse en su posición los vasos tiroideos con sus vainas conjuntivas, que desde la cápsula tiroidea se dirigen a la vaina de los vasos del cuello. 3 INTRODUCCIÓN Se diferencia una parte central más estrecha correspondiente al istmo y dos lóbulos laterales: ISTMO: Sus dimensiones son 1 cm de alto por 5mm de espesor, y lateralemente se continúa con los lóbulos. La cara anterior está en contacto con los músculos infrahioideos. Y la cara posterior, de forma cóncava, se asienta sobre el cricoides y los primeros anillos traqueales. Su borde inferior, se encuentra a nivel del segundo anillo traqueal y el superior, se sitúa a la altura del primer anillo de la tráquea. Este bode superior presenta una prolongación, la pirámide de Lalouette, hacia arriba llegando hasta el borde superior del cartílago tiroides; puede presentan diferentes formas como bifurcada en “V” o en “Y” invertida y una una cuarta parte de los individuos carecen de ella. Morfológicamente, corresponde a la porción inferior del conducto tirogloso, el cual en el embrión, comunica la base de la lengua con el vestigio tiroideo medio. LÓBULOS LATERALES: Tienen forma de pirámide triangular con una base inferior, presentando una base, un vértice, tres caras y tres bordes. -BASE: Con disposición convexa, se sitúa a 2 cm por encima del esternón, a la altura del sexto anillo traqueal. -VÉRTICE: Redondeado y romo, se encuentra a nivel del borde posterior del cartílago tiroides. -CARAS: Son tres, interna, externa y posterior. La cara Interna es cóncava y abraza la parte lateral de la tráquea, laringe, faringe y esófago. La cara Externa,con forma convexa, se encuentra cubierta por tres planos musculares (esternotiroideo, esternocleidohioideo y omohioideo y esternocleidomastoideo), por la aponeurosis cervical superficial, el 4 INTRODUCCIÓN plano cutáneo y la piel. Y la cara Posterior, se relaciona con el paquete vasculonervioso del cuello. -BORDES: Anterior, posteroexterno y posterointerno. El borde Anterior con un trayecto oblicuo del vértice del lóbulo al istmo de la glándula tiroides; comparte su trayecto con la arteria cricotiroidea y el nervio laríngeo externo. El borde Posteroexterno se relaciona con la yugular interna. Por último, el borde Posterointerno, se relaciona con la arteria tiroidea inferior, el nervio recurrente, insinuándose entre la carótida primitiva y el conducto laringotraqueal. 1.1.1. VASCULARIZACIÓN E INERVACIÓN DEL TIROIDES La vascularización de la glándula tiroides es llevada a cabo, fundamentalmente, por dos arterias2: • Arteria tiroidea superior: Primera ramificación de la arteria carótida externa, e irriga, fundamentalmente, la parte superior del tiroides2. • Arteria tiroidea inferior: Rama principal del tronco tirocervical, que se origina en la arteria subclavia2. La glándula tiroidea presenta un flujo sanguíneo muy alto en proporción a su tamaño (4 a 6 ml/min/g). En un 10% de los casos existe una tercera arteria, la Arteria Tiroidea Ima, media o de Neubauer, cuyo origen es el cayado aórtico o el tronco braquiocefálico. 5 INTRODUCCIÓN El drenaje venoso es a través de tres venas: vena tiroidea superior, media e inferior, que desembocan en la venas yugulares internas2. Se extienden alrededor de la glándula para formar un rico plexo venoso. La glándula tiroides presenta dos tipos de inervación: • Simpática: La cual proviene del simpático cervical. • Parasimpática: A través del nervio laríngeo superior y del nervio laríngeo recurrente, ambos procedentes del nervio vago. Esta inervación regula el sistema vasomotor, el cual controla la irrigación de la glándula. 1.1.2. DRENAJE LINFÁTICO El drenaje linfático de esta glándula difiere con la estructura convencional de drenaje, debido a varios motivos, siendo el principal la existencia de una red perifolicular de vasos linfáticos con múltiples anastomosis, lo cual permite que la linfa de la glándula tiroidea pueda drenar hacia los diferentes grupos ganglionares peritiroideos, incluyendo los contralaterales, y la red submucosa endotraqueal. Estas direcciones no siempre se corresponden con las de los vasos sanguíneos que irrigan o drenan la glándula tiroides, que, de forma constante, se disponen en sentido transversal y longitudinal. Chevrel1 describió en 1965 las rutas de drenaje linfático de la glándula tiroides. Siendo fieles a esta descripción clásica, las rutas linfáticas son esquematizadas del siguiente modo: 6 INTRODUCCIÓN • Colectores medianos supraístmicos: § Grupo medial. Frecuentemente representado por el ganglio délfico. Origen de las vías linfáticas que desembocan en el grupo ganglionar superior (II) de la cadena yugular interna. § Grupo lateral. Representa las vías de drenaje que también drenan en el grupo superior de la cadena yugular interna. Pueden presentar un trayecto entre los músculos esternocleidohioideo y esternotiroideo y, ocasionalmente, desembocar en el grupo medio (III) de la cadena yugular interna • Colectores medianos infraístmicos: Se originan en el borde inferior del istmo tiroideo, son satélites de las venas tiroideas medianas y desembocan en los ganglios pretraqueales. Estas vías de drenaje son constantes aunque varían el nivel de drenaje, el cual puede ser en los ganglios pretraqueales próximos al borde inferior del tiroides, en el espesor del timo e incluso en la confluencia de los troncos venosos braquiocefálicos. Son frecuentes conexiones transversales hacia las cadenas cervicales transversas. Existen diversas vías anastomóticas las cuales comunican ambas regiones medianas a través de colectores verticales. • Colectores laterales: Corresponden a colectores transversos satélites de la vena tiroidea media y de la arteria tiroidea inferior. § Colectores de la vena tiroidea media. Son constantes y su origen se localiza en las partes laterales de la glándula tiroides, en la región de 7 INTRODUCCIÓN la vena tiroidea media. Desembocan en los ganglios del grupo medio de la cadena yugular interna. § Colectores de la arteria tiroidea inferior. Originados en las porciones laterales de los polos inferiores de la glándula, son satélites de la arteria tiroidea inferior, y su trayecto se dirige hasta los ganglios de la cadena cervical transversa o hacia el grupo inferior de la cadena yugular interna • Colectores posteroinferiores: Prácticamente constantes, su desembocadura en los ganglios laterotraqueales, forma la clásica cadena recurrencial, continuándose hacia el mediastino con los ganglios paratraqueales. Pueden presentar anastomosis con el grupo pretraqueal, en ocasiones. • Colectores posterosuperiores: Su origen se localiza en las partes laterales de los polos superiores y, con trayecto hacia el espacio retrofaríngeo, desembocan en los ganglios linfáticos prevertebrales. No son constantes, con un porcentaje de aparición del 20%. Otras vías de drenaje linfático fueron descritas: • Originadas en el polo superior de la glándula, se dirige hacia ganglios linfáticos localizados por detrás del glomus carotídeo, acompañando a la arteria tiroidea superior. • Hacia la red submucosa traqueal. 8 INTRODUCCIÓN 1.1.2.1.TERRITORIOS LINFÁTICOS QUIRÚRGICOS: Bajo un punto de vista quirúrgico, podemos dividir el drenaje linfático de la glándula tiroides en cuatro compartimientos1. Ésta división territorial se ha desarrollado basándose en la cirugía por compartimientos del cáncer medular de tiroides. Los cuatro compartimientos descritos son: 1.1.2.1.1. Compartimento Cervical central: Este compartimento corresponde al área ocupada tanto por la glándula tiroides como las glándulas paratiroides. Además, incluye, la zona de tránsito de las vísceras cefálicas hacia el interior del mediastino. Es esta comunicación entre la región cefálica y mediastínica la que condiciona las técnicas quirúrgicas debido a que las áreas de drenaje linfático son compartidas por las vísceras cervicales y además, existen puntos de confluencia entre el drenaje de las vísceras cefálicas y las mediastínicas. Diversos autores consideran que la denominación de este compartimento debería ser “compartimiento visceral del cuello”, puesto que define con mayor exactitud los elementos que lo forman y su conexión con las regiones vecinas. Los límites del compartimento cervical son: cranealmente el hueso hiodes, distalmente el tronco venoso innominado, lateralmente los paquetes vasculo nerviosos del cuello. El límite anterior lo forma el plano anterior de los músculos infrahioideos y el posterior, la aponeurosis prevertebral. Todo esto implica, a nivel quirúrgico, que el vaciamineto cervical central completo en la cirugía del cáncer de tiroides, debe incluir todo el tejido linfograso 9 INTRODUCCIÓN localizado en esta área, invluyendo el timo y el plano profundo de la musculatura infrahiodea. 1.1.2.1.2. Cervicolateral derecho: Corresponde a los niveles II, III y IV del vaciamiento ganglionar cervical. 1.1.2.1.3 Cervicolateral izquierdo: Se corresponde con los niveles II, III y IV del vaciamiento ganglionar cervical. 1.1.2.1.4 Mediastínico: El orden en esta clasificación está basado en la frecuencia de localización de metástasis ganglionares. No obstante, presenta dos inconvenientes: a) la frecuencia de metástasis en el compartimiento cervical central es ligeramente más elevada que la del compartimiento cervicolateral homolateral, y b) la diferenciación de los compartimientos cervicolaterales derecho e izquierdo no se corresponde con la ordenación en frecuencia de la localización de metástasis1. 1.2 FISIOLOGÍA DEL TIROIDES La glándula tiroides es un órgano endocrino que contribuye a la producción de hormonas, particularmente tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Estas hormonas se encargan de regular el metabolismo basal, influyendo en el crecimiento y funcionalidad de otros sistemas del organismo. El componente esencial para la formación tanto de T3 10 INTRODUCCIÓN como para T4 es el yodo. La glándula tiroidea, además, sintetiza la hormona calcitonina, que desempeña un papel fundamental en la homeostasis del calcio. El tiroides es regulado por el hipotálamo y la pituitaria. La unidad básica del tiroides es el folículo, constituido por células cuboidales que, además de producir, rodean el coloide, cuyo componente fundamental del mismo es la tiroglobulina, molécula precursora de las hormonas. La síntesis hormonal se encuentra regulada enzimáticamente y para que se lleve a cabo es necesario un oligoelemento esencial, el yodo, que se obtiene de la dieta en forma de yoduro. Éste es almacenado en el coloide y para poder formar T3 o T4, se debe unir con fragmentos de tiroglobulina. Cuando la concentración de yodo es mayor que la ingesta requerida, la formación tanto T4 como de T3 es inhibida. A este fenómeno se denomina efecto Wolff Chaikoff. La liberación de hormonas está regulada por la concentración sérica de T4; cuando ésta es baja en sangre se libera TSH, la cual estimula la endocitosis del coloide, su digestión por enzimas lisosómicas y la consiguiente liberación de T4 y T3 al torrente sanguíneo. Ambas hormonas circulan por la sangre unidas a proteínas. De estas proteínas, la más importante es la globulina, que transporta tiroxina. Los efectos de las hormonas tiroideas recaen sobre, prácticamente, todos los tejidos del organismo. Aumentan la termogénesis y el consumo de oxigeno, y son imprescindibles para la síntesis de muchas proteínas. Debido a ello, son esenciales durante el crecimiento y para la organogénesis del sistema nervioso central. Además, influyen en el metabolismo de los hidratos de carbono y lípidos. 11 INTRODUCCIÓN La hormona T4 representa el 93% de las hormonas metabólicamente activas, y es convertida en T3 en los tejidos periféricos. Por su parte, la T3 representa el 7% de las hormonas metabólicamente activas. La secreción de TSH está regulada, principalmente, por la retroalimentación negativa llevada a cabo por las hormonas tiroideas a nivel de la hipófisis. Y, en menor proporción, por factores hipotalámicos como la TRH. 1.3 ENFERMEDADES DE LA GLÁNDULA TIROIDES Las enfermedades del tiroides son relativamente frecuentes, encontrándose en diversas series una frecuencia en torno a un 45%. Tienen una gran importancia debido a que la mayoría de estas enfermedades son susceptibles de tratamiento médico o quirúrgico3. Sus principales manifestaciones son en forma de tirotoxicosis (hipertiroidismo), hipotiroidismo y aumento de tamaño difuso o focal de la glándula (bocio). El nódulo solitario de tiroides es una patología común, que se encuentra presente en el l 1,5% de los hombres y 6,4% de las mujeres, de edades entre 30 y 59 años3, y cuya prevalencia se va incrementando con la edad de manera significativa. Esto conduce a que un 90% de las mujeres por encima de los 60 años presente nódulos tiroideos y un 60% de los varones por encima de los 804. Entre un 5-10% aproximadamente de los carcinomas se van a presentan como nódulos solitarios y el 3% como nódulos múltiples. 12 INTRODUCCIÓN El carcinoma tiroideo es la neoplasia endocrina de más frecuente5, y representa, aproximadamente, el 1% de todas las neoplasias malignas6. Su incidencia se calcula en torno a 2-20 casos/100.00 hab/año7, aunque ésta es muy variable según la población estudiada. En Europa, la incidencia de carcinoma en los varones varía entre el 0,7% de Reino Unido y el 1,8% de Alemania e Italia; mientras que, en las mujeres oscila entre el 1,3% de Reino Unido y el 4,8% de Italia8. En España, las tasas de incidencia oscilan dependiendo de las zonas geográficas estudiadas y se halla en torno al 3,6-4,9% en mujeres y entre el 0,6-1,3% para los varones8. Los datos que ha publicado la Sociedad Americana del Cáncer para el carcinoma de tiroides en 2009, muestran 37.200 nuevos casos de cáncer de tiroides (27.200 en mujeres y 10.000 en varones) y 1.630 muertes (940 en mujeres y 690 en varones)9. El aumento de la incidencia de cáncer tiroideo es del 7% al año en EEUU y de este incremento, el 50% corresponde a carcinomas papilares menores de 1 cm6. La tasa de supervivencia a 5 años se encuentra, aproximadamente, en torno al 97% para todos los carcinomas9. A pesar de que la tasa de curación es elevada, las recurrencias clínicas aparecen en un 5-20% de los pacientes y entre 10-15% de ellos van a desarrollar metástasis a distancia8. Estas recurrencias afectan, principalmente, a personas jóvenes. Por lo que, casi 2 de cada 3 casos suceden en individuos cuya edad se encuentra entre los 20 y 55 años5. Los carcinomas diferenciados, tanto papilares como foliculares, constituyen más del 80% del total y presentan un mejor pronóstico que los carcinomas no diferenciados (anaplásicos y medulares)6. 13 INTRODUCCIÓN 1.3.1 CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES DEL TIROIDES La patología tiroidea se divide en dos grandes grupos de enfermedades: las enfermedades benignas del tiroides y la patología tumoral. 1.3.1.1 ENFERMEDADES BENIGNAS DEL TIROIDES: En este grupo de enfermedades se engloban aquellos trastornos de la glándula causados por procesos autoinmunes, los cuales o bien estimulan la sobreproducción de hormonas tiroideas (Tirotoxicosis) o son los causantes de una destrucción glandular con la consiguiente producción deficiente de hormonas tiroideas (Hipotiroidismo)10. Además, también se incluyen en este grupo el nódulo solitario y los agrandamientos focales o difusos de la glándula tiroidea. 1.3.1.1.1 ENFERMEDADES AUTOINMUNES: La autoinmunidad tiroidea provoca diversas formas de tiroiditis causantes de hipotiroidismo además de enfermedad de Graves. Se han detectado tiroiditis focal en el 20-40% de las autopsias10, asociándose con pruebas serológicas de autoinmunidad, principalmente, la presencia de anticuerpos frente a la peroxidasa tiroidea (TPO). Estos anticuerpos frente a la peroxida tiroidea son entre 4 y 10 veces más frecuentes en el sexo femenino, por lo demás sanas10. Aproximadamente, alrededor de un 5% de las mujeres10 presenta una tiroiditis puerperal (silente) en los meses siguientes al embarazo, frecuentemente, con síntomas clínicos transitorios. Este trastorno se relaciona con la presencia de anticuerpos frente a la TPO anteparto. Hasta el 20% de las mujeres que han 14 INTRODUCCIÓN padecido un episodio de tiroiditis puerperal pueden presentar hipotiroidismo permanente 5 a 10 años tras el parto10. El hipotiroidismo de causa autoinmune afecta aproximadamente, al 5-10% de las mujeres de mediana edad y ancianas, en función de la localización geográfica y los criterios diagnósticos10. La enfermedad de Graves se presenta con una frecuencia 10 veces menor al hipotiroidismo y tienda a afectar a sujetos más jóvenes10. 1.3.1.1.2 HIPERTIROIDISMO: La tirotoxicosis es el síndrome clínico resultante de la exposición tisular a un exceso de hormonas tiroideas y puede ser desarrollado por varios mecanismos: § Exceso en la producción y secreción hormonal por la glándula tiroidea. § Vertido excesivo de hormonas preformadas a la sangre desde el tiroides. § Presencia de unos niveles elevados de hormonas tiroideas cuyo origen es no tiroideo. El hipertiroidismo es la situación clínica causada por el exceso de producción y secreción de hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), por la glándula tiroidea. Se caracteriza por una captación gammagráfica de yodo aumentada en el tiroides, lo que lo distingue de los otros grupos de enfermedades que provocan tirotoxicosis. La enfermedad de Graves-Basedow es la causa más frecuente de hipertiroidismo, siendo la causante de más de 80% de éstos11. El bocio multinodular tóxico o enfermedad de Plummer supone entre el 10 y el 30% de los casos de hipertiroidismo y el adenoma tóxico en torno a un 10%12. 15 INTRODUCCIÓN 1.3.1.1.3 ENFERMEDAD DE GRAVES-BASEDOW: Se caracteriza por la tríada: hipertiroidismo, bocio difuso y oftalmopatía13,11. Su incidencia varía en función de las poblaciones estudiadas y es más elevada en zonas geográficas con una ingesta de yodo mayor12. En Estados Unidos es la enfermedad autoinmune más prevalente, afectando a un 0,4% de la población12. La incidencia anual en las mujeres, con un periodo de seguimiento de 20 años, es en torno al 0,5%, siendo más frecuente en la tercera y cuarta décadas de la vida12. Afecta con más frecuencia a mujeres, en una proporción de 7:1 en las zonas no bociógenas, mientras que en las zonas de bocio no endémico, esta relación es menor, 3:1, a partir de los 45 años; por debajo de los 8 años afecta en la misma proporción a ambos sexos12. CLÍNICA: el hipertiroidismo es característicamente cíclico, con fases de exacerbación y de remisión, cuya duración y presentación imprevistas. La intensidad de los síntomas es variable, dependiendo del tiempo de evolución, edad y gravedad de la tirotoxicosis. Las manifestaciones clínicas las podemos agrupar en dos: generales, derivadas de la tirotoxicosis (nerviosismo, hiperactividad, insomnio, sudoración, intolerancia al calor, palpitaciones, pérdida de peso, aumento de apetito,…) y específicas de la enfermedad de Graves, que incluyen el bocio difuso, oftalmopatía, hiperplasia linfoide, dermopatía, y acropaquia. DIAGNÓSTICO: el diagnóstico clínico de hipertiroidismo está basado en un alto índice de sospecha. La confirmación diagnóstica viene dada por los niveles aumentados de T4 libre y la supresión de TSH10. En algunas ocasiones, si la TSH se encuentra suprimida y la T4 libre es normal, se usará el valor de la T310. 16 INTRODUCCIÓN La determinación de los anticuerpos antirreceptor de la TSH (TSI) puede ser de utilidad en el diagnóstico diferencial con otras causas de hipertiroidismo. La curva de captación de iodo radiactivo y la gammagrafía tiroidea son útiles para el diagnóstico diferencial de la tirotoxicosis10. TRATAMIENTO: actualmente coexisten tres modalidades de tratamiento para la enfermedad de Graves-Basedow: los fármacos antitiroideos, el radioyodo y la cirugía11,13,14. Las indicaciones absolutas para la realización de cirugía son la presencia de un nódulo sospechoso de malignidad, oftamopatía, el mal control de la enfermedad con antitiroideos, los síntomas de compresión local y la recurrencia tras la administración de tratamiento médico, embarazo14,15,16,17. Ninguno de estos tratamientos ha demostrado diferencias significativas en cuanto a calidad de vida a largo plazo12. El tratamiento ideal debería cumplir los objetivos siguientes: controlar precozmente los síntomas, obtener con rapidez el eutiroidismo y mantenerlo, presentar una mínima morbimortalidad y conseguir una relación coste-eficacia baja10. 1.3.1.1.4. ENFERMEDAD DE PLUMMER(BOCIO MULTINODULAR TÓXICO): La tirotoxicosis se desarrolla en, aproximadamente, un 10% de los bocios12 de larga evolución cuando uno o varios de los nódulos tiroideos se convierten en focos de función autónoma. Esto ocurre, fundamentalmente, en mujeres con una edad superior a los 60 años12. 17 INTRODUCCIÓN CLÍNICA: puede variar desde una forma larvada (TSH disminuída y T3 y T4 libres normales) hasta la tirotoxicosis franca10. Su aparición puede ser desencadenada por situaciones en las que se produce un aumento de la ingesta de yodo, como estudios con contraste yodado, administración de amiodarona o tras el tratamiento con hormona tiroidea del bocio multinodular. TRATAMIENTO: las opciones terapéuticas existentes son la cirugía, el radioyodo y los antitiroideos. 1.3.1.1.5 ADENOMA TÓXICO: Consiste en un nódulo tiroideo con funcionamiento autónomo, produciendo hormona tiroidea en cantidades suprafisiológicas y, como consecuencia, la supresión de TSH10. En adenomas de larga evolución, el tejido tiroideo adyacente se halla atrófico. La secuencia de su desarrollo funcional es de nódulo templado, caliente y tóxico. En la última fase hay una producción hormonal incrementada con inhibición de la TSH y, típicamente, en la gammagrafía no se produce captación de isótopo por el tejido sano10. Se estima que, alrededor, de 1 de cada 10 ó 20 nódulos solitarios se presenta con hipertiroidismo10. Tiene una frecuencia mayor en Europa que en Estados Unidos y muestra una preferencia por el sexo femenino, con una proporción de 5:112. DIAGNÓSTICO: Es útil para confirmar el diagnóstico, la presencia de un nódulo tóxico o caliente en la gammagrafía realizada con tecnecio o yodo 10. TRATAMIENTO: El riesgo de cáncer en un nódulo tóxico o caliente es muy bajo10, por lo que no es necesario actuar cuando se trata de un nódulo caliente. 18 INTRODUCCIÓN Hay varias opciones para el tratamiento definitivo de un nódulo tóxico: la hemitiroidectomía, el radioyodo y, más recientemente, la esclerosis con etanol. Los antitiroideos no están indicados dado que los síntomas de tirotoxicosis reaparecerían al suspender la medicación10. Tanto el radioyodo como la cirugía obtienen resultados excelentes, con una tasa mínima de hipotiroidismo posterior10. La esclerosis con etanol resulta ser una técnica relativamente nueva, segura y barata10.Aún no se ha realizado ningún estudio que la compare con la cirugía y el radioyodo, por lo que está indicada, solamente, en pacientes ancianos, pluripatológicos, o en pacientes jóvenes en los cuales el radioyodo está contraindicado10. 1.3.1.1.6. HIPOTIROIDISMO: La causa más frecuente de hipotiroidismo en todo el mundo sigue siendo el aporte deficitario de yodo10. En las zonas geográficas donde el aporte es suficiente, la enfermedad autoinmune (tiroiditis de Hashimoto) y la iatrogenia (tratamiento del hipertiroidismo) son las causas más frecuentes de hipotiroidismo10. 1.3.1.1.6.1. HIPOTIROIDISMO AUTOINMUNITARIO: Se Caracteriza por niveles disminuidos de T4 y elevados de TSH10. Puede asociarse a bocio (Tiroiditis de Hashimoto o bociosa) o, en fases más avanzadas, a tejido tiroideo residual mínimo (Tiroiditis atrófica)10. Su incidencia media anual es de 4 por 1000 mujeres y 1 por 1000 varones10. Es más frecuente en determinadas poblaciones, como la japonesa, posiblemente en relación con factores genéticos y una dieta rica en yodo10. El promedio de edad cuando se diagnostica está en torno a los 60 años, incrementando su prevalencia con la edad10. 19 INTRODUCCIÓN CLÍNICA: Su comienzo puede ser larvado y los pacientes no ser conscientes de los síntomas. A continuación, se expone una tabla con los síntomas y signos del hipotiroidismo, en orden decreciente de frecuencia: SÍNTOMAS SIGNOS CANSANCIO, DEBILIDAD PIEL SECA Y BASTA SEQUEDAD DE PIEL EXTREMIDADES FRÍAS SENSACIÓN DE FRÍO MIXEDEMA CAÍDA DEL PELO ALOPECIA DIFUSA DIFICULTAD PARA BRADICARDIA CONCENTRARSE EDEMA PERIFÉRICO MALA MEMORIA RETRASO DE LA ESTREÑOMIENTO RELAJACIÓN DE LOS AUMENTO DE PESO Y ESCASO REFLEJOS APETITO TENDINOSOS DISNEA SD DE TÚNEL VOZ RONCA CARPIANO MENORRAGIA DERRAMES DE PARESTESIAS CAVIDADES SEROSAS DÉFICIT AUDITIVO Tabla1: signos y síntomas de hipotiroidismo10 DIAGNÓSTICO: Se realiza mediante la determinación de niveles elevados de TSH y T4, que se encuentran disminuidos10, aunque en el hipotiroidismo subclínico o leve estos pueden ser normales. En torno a un 25% de los pacientes tienen niveles de T3 libre normales10, por lo que su determinación no está indicada para el diagnóstico. 20 INTRODUCCIÓN 1.3.1.1.6.2 HIPOTIROIDISMO YATROGÉNICO: Es una causa frecuente de hipotiroidismo. Alrededor de los 3-4 meses posteriores tras el tratamiento con yodo radiactivo se puede desarrollar un hipotiroidismo transitorio10 como consecuencia de lesiones reversibles provocadas por la radiación, más que a la destrucción celular. En este caso, el tratamiento con tiroxina a bajas dosis podría suspenderse si se lograse la recuperación. Como consecuencia del hipertiroidismo los niveles de TSH se encuentran suprimidos, por lo que los de T4 libre son una mejor medición de la función tiroidea en los meses siguientes al tratamiento con yodo radiactivo. El hipotiroidismo leve tras una tiroidectomía subtotal también puede solventarse tras varios meses, debido a la estimulación del resto de la glándula tiroides por unos niveles aumentados de TSH. 1.3.1.1.6.3 HIPOTIROIDSMO POR DÉFICIT DE YODO: Un aporte deficitario de yodo es el responsable del bocio endémico y del cretinismo10, pero se trata de una causa infrecuente de hipotiroidismo en el adulto, excepto si el aporte es excesivamente bajo o si existen factores complicentes, como son el consumo de tiocianatos en la mandioca o el déficit de selenio. Aunque se podría tratar con tiroxina, es debido aplicar medidas de salud pública encaminadas a mejorar el aporte de yodo10. 1.3.1.1.7 BOCIO: Consiste en el aumento de tamaño del tiroides, que puede ser debido a defectos de biosíntesis, déficit de yodo, enfermedad autoinmune y enfermedades nodulares10. Afecta entre un 5% y un 7% de la población mundial, siendo la segunda 21 INTRODUCCIÓN endocrinopatía más frecuente a nivel mundial18. Tiene tres formas clásicas de presentación: bocio difuso no tóxico o simple, bocio multinodular no tóxico y bocio multinodular tóxico. 1.3.1.1.7.1 BOCIO DIFUSO NO TÓXICO(SIMPLE): Consiste en un aumento de tamaño de la glándula tiroidea de forma difusa, sin la presencia de nódulos ni hipertiroidismo10. Su principal causa en todo el mundo es el déficit de yodo, y se denomina bocio endémico cuando afecta a más de un 5%18 de la población, siendo, por lo general, más frecuente en mujeres18. DIAGNÓSTICO: Cuando la función tiroidea está conservada, la mayoría son asintomáticos10. La exploración muestra un aumento difuso y simétrico de la glándula, normalmente de consistencia blanda, no hipersensible y sin nódulos palpables. Si el agrandamiento es importante, se puede producir compresión de la tráquea o el esófago15 y puede aparecer el signo de Pemberton, consistente en síntomas de desfallecimiento con signos de congestión facial y obstrucción venosa yugular al elevarse los brazos por encima de la cabeza, debido al desplazamiento que provoca esta maniobra del tiroides al estrecho torácico superior15. Para evaluar el bocio retroesternal cuando los pacientes tienen síntomas o signos de obstrucción, se deben utilizar medidas de flujo respiratorio y tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética nuclear (RMN)10. En todos los pacientes con bocio se deben realizar pruebas de función tiroidea que permitan excluir una tirotoxicosis o hipotiroidismo. TRATAMIENTO: Cuando la causa es el déficit de yodo, el yodo o la administración de hormonas tiroideas induce una regresión del bocio variable10. En el tratamiento de otras causas de bocio difuso no tóxico, puede 22 INTRODUCCIÓN administrarse levotiroxina como intento de reducir el tamaño. La cirugía en raras ocasiones está indicada, solo se realiza si existe compresión traqueal, obstrucción del estrecho torácico superior, disfagia y disfonía, las cuales posiblemente estén asociadas a bocios multinodulares tóxicos. La técnica quirúrgica de elección es la tiroidectomía total18, ya que elimina el riesgo de recurrencia sin aumentar de manera significativa el riesgo de hipoparatiroidismo permanente o de lesión recurrencial18. Tras la realización de esta, está indicado realizar un tratamiento supresor suave con levotiroxina, para evitar la reaparición del bocio. El yodo radiactivo provoca una reducción aproximadamente del 50% del bocio en la mayoría de los pacientes10. Si no se administra levotiroxina posteriormente al tratamiento con radioyodo, es obligatorio el seguimiento de los pacientes para detectar el desarrollo de hipotiroidismo10. 1.3.1.1.7.2 BOCIO MULTINODULAR NO TÓXICO: El bocio multinodular (BMN) tiene una incidencia del 1-2%, siendo más frecuente en mujeres y cuya prevalencia se ve incrementada con la edad18,19.Suele ser más habitual en áreas con déficit de yodo, aunque también puede aparece en regiones con suficiente yodo, lo que evidencia la multiplicidad de factores genéticos, autoinmunitarios y ambientales que influyen en la patogenia10. La mayoría de los pacientes con BMN no tóxico se encuentran asintomáticos y, por definición, eutiroideos10. Generalmente, el BMN se desarrolla durante años, y es descubierto en la exploración física sistemática o debido a que el paciente advierte un aumento de tamaño en la región cervical. Si el bocio presenta un tamaño considerable puede provocar síntomas compresivos como dificultad para deglutir, dificultad 23 INTRODUCCIÓN respiratoria (por la compresión traqueal) o plétora (congestión venosa), aunque estos síntomas son infrecuentes15. DIAGNÓSTICO: Generalmente la función tiroidea es normal, aunque se debe determinar la TSH para descartar un hipo o hipertiroidismo subclínico10. Pueden realizarse pruebas de función respiratoria para valorar efectos funcionales de la compresión y detectar traqueomalacia15. Para la evaluación de la anatomía del bocio y el alcance de su extensión retroesternal puede recurrirse al TC o a la RM. TRATAMIENTO: La mayoría pueden tratarse de forma conservadora10. La supresión con T4 en raras ocasiones se muestra eficaz en la reducción del bocio, aumentando el riesgo de tirotoxicosis10. En la actualidad, se está incrementando el uso de yodo radiactivo ya que, a menudo, logra reducir el bocio y puede suprimir, de manera selectiva, regiones de autonomía15. La cirugía continua siendo muy eficaz, aunque no exenta de riesgos, motivo por el que se reserva para pacientes con síntomas compresivos, hipertiroidismo clínico o subclínico o ante la sospecha de malignidad15,19. 1.3.1.1.7.3 BOCIO MULTINODULAR TÓXICO: Su patogenia se asemeja a la del BMN no tóxico, siendo la diferencia principal la presencia de autonomía funcional en el BMN tóxico10. DIAGNÓSTICO: La presentación clínica del BMN tóxico, además de las características del bocio, consiste en un hipertiroidismo subclínico o tirotoxicosis leve10. El paciente suele tener una edad avanzada y puede aparecer en la consulta con fibrilación auricular o palpitaciones, taquicardia, nerviosismo, temblores y/o disminución del peso20. La exposición reciente al 24 INTRODUCCIÓN yodo, bien a través de contrastes u de otras fuentes, puede desencadenar o empeorar la tirotoxicosis20. Los niveles de TSH son bajos y los de T4 pueden ser normales o discretamente aumentados; la T3, con frecuencia, se halla aumentada en mayor grado que la T410. La gammagrafía tiroidea muestra una captación heterogénea con múltiples regiones de captación aumentada y disminuida; la captación de yodo radiactivo de 24 horas puede no incrementarse. TRATAMIENTO: los fármacos antitiroideos en combinación con los betabloqueantes pueden normalizar la función tiroidea y tratar las manifestaciones clínicas de la tirotoxicosis, aunque este tratamiento provoca una estimulación en el crecimiento del bocio20. El radioyodo se puede emplear para tratar las áreas de autonomía y para reducir el volumen del bocio20. Una alternativa reciente en el tratamiento, es la instilación de etanol en los nódulos tóxicos, guiada por ecografía20. La cirugía tiroidea es el tratamiento definitivo tanto de la tirotoxicosis subyacente como del bocio, pero para realizarla es necesario que los pacientes se encuentren eutiroideos y, para ello, se utilizan los fármacos antitiroideos antes de someterse a la intervención20. 1.3.1.1.8 NÓDULO SOLITARIO: Un nódulo tiroideo puede corresponder a un adenoma benigno o a un carcinoma, puede presentarse como sólido o quístico y ser normofuncionante, hipofuncionante o hiperfuncionante12. Además, se puede presentar en el contexto de 25 INTRODUCCIÓN otras patologías tiroideas como la enfermedad de Graves-Basedow o la tiroiditis de Hashimoto10. Su prevalencia en la población general se encuentra cercana al 5%, siendo 4 veces más frecuente en mujeres21. El porcentaje de cáncer presente en los nódulos tiroideos palpados como solitarios es próximo a un 5%15 y la prevalencia de malignidad es más elevada en niños y mayores de 65 años. Así, un nódulo tiroideo solitario en niños de edad inferior a 14 años, tiene una probabilidad del 50% de ser un carcinoma15. Aunque los nódulos solitarios son más frecuentes en mujeres, en los varones tienen un riesgo casi duplicado de malignidad12. Se han descrito varios factores que aumentan el riesgo de malignidad en un nódulo12 y estos deben ser investigados durante la anamnesis y la exploración física de todo nódulo tiroideo. Así, una historia familiar de neoplasias endocrinas nos sugiere el diagnóstico de carcinoma tiroideo, con mucha probabilidad de histología medular, y es un factor de riesgo bien establecido12. El antecedente de irradiación cervical, especialmente en la infancia, conlleva un riesgo de malignidad de entre el 30 y 50% y debe ser investigado de forma rutinaria12. El crecimiento rápido de un nódulo tiroideo sugiere malignidad, así como la presencia de parálisis recurrencial sin cirugía tiroidea previa o enfermedad respiratoria12. La fijación del nódulo a planos profundos o superficiales, o la palpación de adenopatías cervicales, típicamente unilaterales, son factores de riesgo aumentado de malignidad12,21. DIAGNÓSTICO: La mayoría de los nódulos tiroideos asientan sobre glándulas funcionalmente normales10. La Ecografía Tiroidea ha permitido definir cuatro características que se relacionan con el riesgo de malignidad12: la multinodularidad, la naturaleza del nódulo (sólida, quística o mixta), la 26 INTRODUCCIÓN presencia de calcificaciones intranodulares y el aspecto ecográfico del nódulo (márgenes mal delimitados, forma irregular, hipoecogenicidad, ausencia de halo de seguridad o margen no regular, espiculado). La ecografía se trata del único método fiable para el seguimiento del crecimiento de un nódulo tiroideo que se ha decidido no operar12. Además, es de utilidad para guiar la punción aspiración con aguja fina (PAAF). La Gammagrafía Tiroidea clasifica en dos categorías los nódulos, según su capacidad de captación. Así, son nódulos calientes cuando captan más isótopo que el tejido tiroideo circundante y fríos cuando no captan isótopo. Un nódulo caliente puede ser el asiento de un carcinoma papilar. En la actualidad, su indicación queda restringida a la comprobación de que un nódulo tiroideo palpable en el seno de un hipertiroidismo no autoinmune, es o no hiperfuncionante12. La PAAF es el método de elección para determinar si un nódulo tiroideo es benigno o maligno, con una sensibilidad mayor al 85% y una especificidad entre el 7099%12. A pesar de todo esto, la PAAF presenta tres limitaciones: es examinador dependiente, no distingue entre adenoma y carcinoma folicular y presenta una tasa de material inadecuado para el diagnóstico entre el 6-18%, lo que obliga a repetirla12. TRATAMIENTO: Depende del resultado obtenido en la PAAF12. Una PAAF concluyente para malignidad obliga a cirugía realizándose tiroidectomía total, excepto que el resultado sea de carcinoma anaplásico, linfoma tiroideo o metástasis tiroideas. Si el resultado de es compatible con lesión benigna se realizará control anual, que incluye una ecografía para vigilar el crecimiento del nódulo y una determinación de los niveles de TSH. En una proporción 27 INTRODUCCIÓN pequeña de pacientes, se realizará cirugía a pesar de la benignidad, debido a la ansiedad generada por una cancerofobia incontrolable o debido a criterios estéticos. Si el resultado de la PAAF es sospechosa la recomendación más extendida defiende realizar una hemitiroidectomía. Cuando la PAAF es no diagnóstica se debe repetir. Si en la segunda PAAF no se obtiene material suficiente, la recomendación más lógica sería considerarla como sospechosa y realizar una hemitiroidectomía12. 1.3.1.2 ENFERMEDADES MALIGNAS DEL TIROIDES: El carcinoma de tiroides es la neoplasia endocrina más frecuente22. Las neoplasias tiroideas pueden originarse en cualquiera de los tipos celulares de la glándula, incluidas las células foliculares, las células C productoras de calcitonina, los linfocitos y los elementos estromales y vasculares. Además, pueden ser debidas a metástasis de otras localizaciones22. Los dos tipos más frecuentes de cáncer de tiroides son el carcinoma papilar y el carcinoma folicular22, siendo los dos tumores diferenciados. Los carcinomas foliculares presentan una mayor mortalidad que los papilares, siendo ésta a los 10-15 años alrededor del 10-50% en tumores invasivos o con metástasis a distancia en el momento de su diagnóstico10. Existen otros tipos de cáncer de tiroides, menos frecuentes, como son el carcinoma medular de tiroides, el carcinoma anaplásico y el linfoma tiroideo22. Se han estudiado diversos factores que pueden aumentar de riesgo de un carcinoma tiroideo9. Los más importantes se detallan a continuación: 28 INTRODUCCIÓN • SEXO Y EDAD: Por razones no bien aclaradas, los cánceres tiroideos son alrededor de tres veces más frecuentes en las mujeres9. La mayor incidencia de los carcinomas, tanto papilar como folicular, se sitúa entre los 20 y 60 años9. • DEFICIT DE YODO: Los carcinomas foliculares de tiroides tienen mayor frecuencia en las regiones del mundo donde hay un deficit de yodo9. • RADIACIÓN: La exposición a la radiación se ha demostrado como factor de riesgo para el cáncer tiroideo9. El origen de la radiación puede ser tratamientos médicos, accidentes nucleares y precipitación radiactiva de armas nucleares. Así, haber sido sometido a tratamientos con radiación en la región cervical o la cabeza en la infancia representa un factor de riesgo del cáncer de tiroides. Generalmente, el riesgo de desarrollar un cáncer tiroideo es tanto mayor cuanto menor ha sido la edad en el momento de administrarse el tratamiento9. • CONDICIONES HEREDITARIAS: Alrededor de uno de cada cinco carcinomas medulares de tiroides (MTC) es debido a una alteración genética10, y se denomina carcinoma medular de tiroides familiar (FMTC). El FMTC puede aparecer solo, o asociarse con otros tumores. La asociación de FMTC con tumores de otras glándulas endocrinas es denominada como neoplasia endocrina múltiple tipo 2 (MEN 2), Existiendo dos subtipos, MEN 2a y MEN 2b: o MEN 2a, donde el carcinoma medular de tiroides se asocia a feocromocitomas y tumores de las glándulas paratiroides. 29 INTRODUCCIÓN o En la MEN 2b, el carcinoma medular de tiroides está asociado con feocromocitomas y neuromas. Este subtipo es mucho más infrecuente que el MEN 2a. En las formas hereditarias del carcinoma medular tiroideo, éstos tienen, a menudo, un desarrollo durante la infancia o en adultos jóvenes. Además, el carcinoma medular de tiroides que se presenta en el síndrome MEN 2b es más agresivo. Los factores pronósticos que se relacionan con el cáncer diferenciado de tiroides son: edad superior a 50 años, tamaño del tumor, grado de diferenciación y variedad histológica, presencia de invasión capsular y vascular, invasión linfática y presencia de metástasis a distancia 12. La UICC y la AJCC, conjuntamente, han consensuado un sistema de estadiaje del cáncer tiroideo23. Esta clasificación ha sido basada en el sistema TNM: T (tamaño y extensión de la lesión), N (presencia o ausencia de adenopatías) y M ( presencia o ausencia de metástasis a distancia). Su utilización postoperatoria es de gran utilidad para definir la conducta a seguir en estos pacientes23, la cual es de gran importancia debido al porcentaje elevado de recurrencia que presenta el carcinoma tiroideo23. En el Anexo 1 se reproduce la clasificación TNM junto con el estadiaje tumoral. Se han hecho varios intentos para clasificar el carcinoma diferenciado de tiroides en grupos basándose en distintos índices pronósticos12. Así, se identifican las variables con una relevancia pronostica mayor, y se les asigna una puntuación. La suma total de las variables proporciona el índice pronóstico. Algunos de estos índices son: el de la Organización Europea de Investigación del Tratamiento del Cáncer (EORTC), el cual utiliza la edad, sexo, diferenciación histológica, extensión extratiroidea y 30 INTRODUCCIÓN metástasis; el AMES que valora la edad, metástasis, extensión inicial y tamaño; DAMES, ACIS, AGES…. 1.3.1.2.1 CARCINOMAS DIFERENCIADOS DE TIROIDES: El origen de los carcinomas diferenciados de tiroides son las células foliculares12. Por este motivo, en estos cánceres, las células tumorales se asemejan al tejido normal en el análisis histológico. 1.3.1.2.1.1 CARCINOMA PAPILAR: Alrededor de 8 de cada 10 carcinomas tiroideos son adenocarcinomas papilares5. Los carcinomas papilares, típicamente, tienen un crecimiento muy lento12 y generalmente, afectan únicamente a un lóbulo de la glándula tiroidea, aunque en ocasiones, aparece en ambos lóbulos18. A pesar de su crecimiento lento, a menudo se diseminan a los ganglios linfáticos cervicales. Aún así, en la mayoría de los casos, su pronóstico e bueno, con una supervivencia a los 5 años de seguimiento superior al 98%5, 18 . La presencia de metástasis en ganglios se relacionada con la recurrencia sin influir en la mortalidad cuando los pacientes son menores de 45 años, mientras que a partir de los 45 años la afectación ganglionar se asocia a una mayor recurrencia y mortalidad18. En el análisis histológico del carcinoma papilar se pueden distinguir diferentes variantes. De éstas, la variante folicular (o también llamada variante folicular-papilar mixta) es la que aparece con mayor frecuencia12. Tanto la forma habitual de carcinoma 31 INTRODUCCIÓN papilar como esta variante folicular comparten el mismo tratamiento y poseen el mismo pronóstico5. Otras variantes del carcinoma papilar (variante de células altas, la variante de células cilíndricas y la variante esclerosante difusa) son menos frecuentes y más agresivas, con tendencia a crecer y a propagarse con más rapidez5. 1.3.1.2.1.2 CARCINOMA FOLICULAR: El carcinoma folicular el segundo tipo más común de cáncer tiroideo24. Es menos frecuente que el papilar, constituyendo aproximadamente, 1 de cada 10 cánceres de tiroides12, presentando una mayor incidencia en los países con déficit de yodo24. A diferencia del carcinoma papilar, los carcinomas foliculares, por norma general, no se diseminan a los ganglios linfáticos, aunque si pueden metastatizar a otros órganos, como los pulmones o los huesos12,25. Aunque, el pronóstico no es tan favorable como el del carcinoma papilar, sigue siendo favorable en la mayoría de los casos, presentando una tasa de mortalidad a largo plazo que varía entre el 3 y 5% en los mínimamente invasivos12. El carcinoma de células de Hürthle o carcinoma de células oxífilas, variante del carcinoma folicular12, supone alrededor de 4% de los cánceres de tiroides. Su pronóstico es menos favorable que el del carcinoma folicular típico. Esto se debe a que es más difícil de diagnosticar y tiene una mayor resistencia al tratamiento con yodo radioactivo24. 32 INTRODUCCIÓN 1.3.1.2.2. OTROS TIPOS DE CARCINOMAS TIROIDEOS: 1.3.1.2.2.1 CARCINOMA MEDULAR: El carcinoma medular de tiroides (MTC) representa, aproximadamente, el 5% de los cánceres de la glándula tiroides4. Su origen está en las células C de la glándula tiroidea, y es consecuencia de una mutación en el protooncogen RET, que se localiza en el cromosoma 10q11.2. La localización típica de este carcinoma en la glándula es en el tercio medio de los lóbulos, donde, por norma general, son más abundantes las células C10. En algunas ocasiones, se puede diseminar a los ganglios linfáticos, los pulmones o al hígado, incluso antes de detectarse un nódulo tiroideo12. Normalmente, estos cánceres producen calcitonina y antígeno carcinoembrionario (CEA), que se detectan mediante análisis de sangre10. Suele ser resistente al yodo radiactivo y su pronóstico no es tan favorable como en los carcinomas diferenciados de tiroides4. Existen 2 variantes de carcinoma medular de tiroides. El primero, aparece en 8 de cada 10 casos4 y se trata del carcinoma medular de tiroides esporádico. El carcinoma medular de tiroides esporádico, no hereditario, aparece en adultos de edad avanzada principalmente y se desarrolla solamente en un lóbulo tiroideo12. La otra variante de carcinoma medular de tiroides es hereditario y puede aparecer en cada generación de una familia10. Frecuentemente, el carcinoma medular de tiroides familiar se presenta en la niñez o en la edad adulta temprana10. Por lo general, en estos pacientes, el cáncer se desarrolla en ambos lóbulos de la glándula tiroidea y en varias áreas de cada lóbulo. A menudo, se asocia a un riesgo aumentado de otros tipos de tumores10. 33 INTRODUCCIÓN El tratamiento de elección es la cirugía, tiroidectomía total asociada a linfadenectomía, seguido de tratamiento hormonal sustitutivo con levotiroxina12. Debido a su resistencia al radioyodo, no está indicado utilizarlo en el tratamiento, ni en rastreos con yodo ni como tratamiento supresor. La radioterapia podría estar indicada en pacientes con una cirugía incompleta con extensión extratiroidea y linfática. Para el tratamiento de la enfermedad metastásica está indicada la radioterapia y la quimioterapia con dacarbazina o combinaciones que lo incluyan. Si se demuestra enfermedad locorregional se debe realizar tratamiento quirúrgico, pudiendo necesitarse la radioterapia en aquellas lesiones irresecables como primera opción. Cuando aparecen metástasis a distancia sintomáticas, se deben considerar diferentes tratamientos locales como resecciones paliativas, ablación mediante radiofrecuencia o radioterapia. El seguimiento del carcinoma medular de tiroides comienza a los 3-6 meses tras la cirugía y se realiza determinaciones basales de calcitonina y CEA12. Unos niveles de calcitonina elevados a los 6 meses de la cirugía son indicativos de enfermedad residual, así como, un marcador de mal pronóstico12. En este caso, es mandatorio la realización de técnicas de imagen para la localización de la lesión residual (ecografía cervical, TC torácico y abdominal, gammagrafía ósea). 1.3.1.2.2.2 CARCINOMA ANAPLÁSICO: El carcinoma anaplásico (o carcinoma indiferenciado) es una variedad histológica poco frecuente de cáncer de tiroides, constituyendo alrededor del 2% de los cánceres de tiroides4. Es un carcinoma agresivo que invade rápidamente el cuello y se extiende, con gran frecuencia, a otros órganos del cuerpo26. Tiene un pronóstico infausto, siendo su mortalidad en torno al 90-100%4 y presenta un índice de 34 INTRODUCCIÓN supervivencia de 3-6 meses tras ser diagnosticado. Suele ocurrir en personas mayores, generalmente, de más de 60 años, siendo más frecuente en el sexo femenino con una proporción de 1,5:14. Su tratamiento en la mayoría de los casos es paliativo. En un porcentaje escaso de pacientes, la combinación de radioterapia y doxorrubicina ha conseguido controlar localmente la enfermedad. 1.3.1.2.2.3 LINFOMA TIROIDEO: El linfoma se desarrolla en ocasiones limitadas en la glándula tiroides12. En la mayoría de los casos son linfomas de células B y son considerados, con frecuencia, linfomas MALT. Los pacientes con tiroiditis de Hashimoto presentan un riesgo 60 veces mayor de desarrollarlo12 y es más frecuente en las mujeres12. El tratamiento de elección es la quimioterapia combinada y posteriormente, radioterapia del lecho tiroideo. La cirugía no aporta ningún beneficio en este tipo de tumor. 1.3.1.2.2.4 SARCOMA TIROIDEO: Se trata de un tipo de cáncer poco común, cuyo origen está en las células de sostén de la glándula tiroidea. Frecuentemente, son cánceres agresivos con mal pronóstico4. 1.3.1.2.2.5 METÁSTASIS DE OTROS CARCINOMAS EN EL TIROIDES: Diversos tumores pueden desarrollar metástasis en la glándula tiroidea como los melanomas, los carcinomas de mama, colon, pulmón, gástrico, pancreático, renal, los linfomas y otros tumores de cabeza y cuello4. 35 INTRODUCCIÓN 1.3.1 MÉTODOS DIAGNÓSTICOS EN LA PATOLOGÍA TIROIDEA: Están basados en una buena anamnesis y exploración física y se complementan con pruebas de imagen y estudios hormonales y moleculares. 1.3.1.1 HISTORIA CLÍNICA Y EXPLORACIÓN FÍSICA: Hay una serie de síntomas y signos clínicos que nos pueden hacer sospechar la malignidad de un nódulo: § Datos que lo convierten en altamente sospechoso: Nódulo duro y adherido a estructuras vecinas, con un rápido crecimiento. Disfonía con parálisis de la cuerda vocal. Historia familiar de cáncer de tiroides. Presencia de adenopatías locorregionales y síntomas de invasión de las estructuras vecinas12. § Datos que lo convierten en sospechoso: Edad menor a 15 años y superior a 45. Pertenecer al sexo masculino. Nódulo de tamaño inferior a 4 cm. de diámetro. Presencia de un quiste mayor de 4 cm. o quiste complejo. Historia de radiación previa o de enfermedades asociadas a carcinoma tiroideo12. 36 INTRODUCCIÓN 1.3.1.2 PRUEBAS DE LABORATORIO: La medición de los niveles de tirotropina (TSH) sérica, tiroxina libre (T4L), triyodotironina libre (T3L), así como de los anticuerpos antiperoxidasa ofrecen un escaso valor para el diagnóstico diferencial de los nódulos tiroideos4. La Tiroglobulina (Tg) sérica no tiene valor diagnóstico debido a que sus niveles se correlacionan con el tamaño del nódulo pero no con su naturaleza4. Con respecto a la Calcitonina, los niveles elevados de la misma son casi sinónimo de carcinoma medular de tiroides4, y por tanto, se recomienda medirla en el estudio inicial de cualquier nódulo tiroideo4. 1.3.1.3 PUNCIÓN- ASPIRACIÓN CON AGUJA FINA(PAAF): Es la prueba de elección en un paciente con un nódulo tiroideo único o con uno dominante en un bocio multinodular12,27. Se trata de un procedimiento sencillo, seguro y poco invasivo. En los casos en los cuales la lesión es difícil de identificar se debe realizar guiada por ecografía. Si la lesión es de naturaleza quística debe drenarse totalmente y realizar estudio citológico. En la práctica quirúrgica nos podemos encontrar con un diagnóstico anatomopatológico de malignidad tras la realización de una hemitiroidectomía por patología tiroidea que inicialmente fue informada como benigna o no maligna en el estudio de PAAF28. Los diagnósticos posibles tras la realización de la PAAF son los siguientes: § No diagnóstica. § No maligna. 37 INTRODUCCIÓN § Sospechosa de malignidad: pueden ser necesarias otras pruebas y en los tumores diferenciados sería conveniente realizar tratamiento quirúrgico. § Diagnóstica de malignidad. § Lesión folicular: la PAAF es en una técnica limitada a la hora de distinguir entre lesiones foliculares benignas y malignas28. En los carcinomas foliculares y de células de Hürtle, la PAAF no es efectiva en la determinación de la invasión tumoral, lo que obliga a un diagnóstico característico. La probabilidad diagnóstica de un carcinoma folicular mediante PAAF está en torno al 20 %. Por este motivo, la escisión está recomendada en este grupo de pacientes28. Para la clasificación de las neoplasias foliculares tiroideas se realizaba el análisis intraoperatorio de una muestra congelada con el fin de determinar la benignidad o malignidad del tumor28. Sin embargo, diversos estudios han probado que esta técnica es de una mínima utilidad clínica, puesto que los hallazgos que aportan solamente contribuyen al manejo del paciente en un 3.4% de los casos28.Por este motivo, sería importante el empleo de técnicas moleculares que ayudasen al diagnóstico de las neoplasias foliculares. 1.3.1.4 ECOGRAFÍA: La identificación de un nódulo solitario hipoecoico, sólido, con margen irregular, textura interna homogénea y discontinuidad o ausencia de halo sugiere un carcinoma. La hipervascularización también es considerado un dato significativo. Cuando evidenciamos una masa hipoecoica con ecoestructura heterogénea y asociada a 38 INTRODUCCIÓN calcificaciones en anillo nos encontramos ante un carcinoma altamente invasivo. Múltiples estudios han demostrado la utilidad de la ecografía tiroidea en la toma de decisión quirúrgica cuando es difícil la realización de PAAF o el análisis intraoperatorio de muestra congelada28. En función del grado de invasión, el carcinoma folicular se puede clasificar en mínimamente invasivo o altamente invasivo; esta diferenciación posee un importante impacto en el pronóstico. Los hallazgos sonográficos ayudan a diferenciar el grado de invasividad y por tanto, el uso de la ecografía es de utilidad para el diagnóstico preoperatorio en estos casos ya que podrá determinar el manejo quirúrgico27. 1.3.1.5 PRUEBAS ISOTÓPICAS: Están reservadas para circunstancias especiales tanto en el preoperatorio como en el seguimiento y tratamiento postoperatorio12. No tiene ninguna utilidad en el carcinoma medular de tiroides puesto que no capta yodo12. Las gammagrafías con Talio-201, Tecnecio-99m-sestamibi y el octreoscan son de utilidad en la detección de metástasis de carcinoma folicular que han perdido la capacidad para concentrar yodo y no necesitan la supresión de tratamiento con levotiroxina4. Las gammagrafías con yodo radioactivo tienen un funcionamiento mejor si los pacientes presentan niveles altos de TSH. Estos niveles pueden ser aumentados suspendiendo el tratamiento con hormona tiroidea varios días o semanas antes de realizar el estudio. Esta elevación produce niveles bajos de hormona tiroidea y estimula a que la glándula pituitaria segregue más TSH, lo que induce a las células cancerosas a absorber el yodo radioactivo. A pesar de que este hipotiroidismo intencional es temporal, puede provocar síntomas como cansancio, somnolencia, aumento de peso, 39 INTRODUCCIÓN depresión, dificultad para concentrarse, estreñimiento y dolores musculares. En la Actualidad hay disponible una forma inyectable de tirotropina que aumenta los niveles de TSH en el paciente antes de la gammagrafía con yodo radioactivo, por lo que no es necesario suspender el tratamiento con hormona tiroidea por un período de tiempo prolongado. La gammagrafía nos evidencia la presencia de nódulos hipo, iso o hipercaptantes o bien la presencia de una captación difusa de toda la glándula (como ocurre, por ejemplo, en la enfermedad de Graves-Basedow). Los nódulos hipocaptantes, también llamados fríos, suelen ser benignos, aunque tienen una incidencia de malignidad en torno al 15%6, superior a los nódulos hipercaptantes o calientes. 1.3.1.6 RADIOGRAFÍA DE TORAX: Va a detectar la presencia de metástasis pulmonares, así como una desviación traqueal en lesiones tiroideas de gran tamaño. 1.3.1.7 TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA Y RESONANCIA MAGNÉTICA: Se utiliza para la evaluación global de carcinomas en los que se sospecha la existencia de metástasis. 1.3.1.8 TOMOGRAFIA POR EMISIÓN DE POSITRONES: La PET-FDG (con F18-fluordesoxiglucosa) es una herramienta diagnóstica útil en la detección de enfermedad persistente y recurrente o metastásica en los pacientes 40 INTRODUCCIÓN con un carcinoma diferenciado de tiroides, que tienen una concentración elevada de Tg plasmática y con RCT con I-131 negativo4. No resulta de utilidad en la diferenciación de lesiones benignas y malignas, siendo el método diagnóstico de elección la ecografía y la PAAF. También se ha demostrado la utilidad de esta prueba en la localización preoperatoria de metástasis de partes blandas y de adenopatías cervicales9. 1.3.1.9 ESTUDIOS MOLECULARES: En el carcinoma folicular, en ocasiones, es difícil determinar citopatológicamente si existe invasión vascular o capsular9. Por este motivo, un marcador molecular diagnóstico sería crucial para identificar preoperatoriamente el carcinoma folicular. El “Trefoil Factor 3 (TFF3)” representa el mejor indicador para el diagnóstico de carcinoma folicular10. Se trata de una nueva familia de péptidos, los cuales son segregados a nivel de las células epiteliales secretoras de mucina y cuya función se basa en la reparación y defensa de la mucosa; Además, actúa como supresor tumoral. Diversos estudios han demostrado su utilidad para la diferenciación entre adenoma folicular y carcinoma. De hecho, sus niveles se hallan disminuidos en el carcinoma. Por tanto, las exploraciones complementarias preoperatorias fundamentales en el estudio de la patología tiroidea son cuatro6: la determinación de hormonas tiroideas, la ecografía, la gammagrafía y la punción aspiración con aguja fina. 41 INTRODUCCIÓN 1.4 TRATAMIENTO QUIRÚRGICO EN LAS ENFERMEDADES DEL TIROIDES: La cirugía de la glándula tiroides fue siempre un procedimiento peligroso con tasas extremadamente elevadas de mortalidad12. El primer relato de una intervención de tiroides data de 1170, realizada por Roger Frugardi15. Para la mitad del siglo XIX, aparecieron importantes avances en anestesia, antisepsia y en el control de la hemostasis, lo que permitió a los cirujanos operar el tiroides con unas tasas de mortalidad reducidas15,29,30. Los cirujanos de tiroides más conocidos de esta época fueron C. A. Theodor Billroth (1829-1894) y Emil Theodor Kocher (1841-1917)12,31. La introducción de múltiples métodos sofisticados de hemostasia no afectaron a las tiroidectomías, siendo el único avance desde la década de 1970 la adopción del electrobisturí12. Un avance técnico a comienzos de la década de 1990 ha sido el desarrollo de un dispositivo activado ultrasónicamente que incluye tijeras y un bisturí, y permite al cirujano cortar tejidos y controlar la pérdida de sangre al mismo tiempo32,33,34. El bisturí armónico usa energía mecánica de alta frecuencia y bajo voltaje, lo que produce una menor dispersión térmica evitando el daño a tejidos vecinos(nervios, glándulas paratiroides)34,35, para cortar y coagular los tejidos y vasos simultáneamente sin la necesidad de realizar ligaduras, lo que evita el rechazo del material de sutura y disminuye la reacción tisular postoperatoria36,37 . Dado que la tiroidectomía es una cirugía que requiere un gran número de maniobras de ligadura de los pequeños vasos tiroideos, el uso de este dispositivo puede conseguir una reducción del tiempo, costos y morbilidad30,35. Las publicaciones sobre el uso del bisturí armónico son alentadoras, mostrando una reducción significativa del tiempo operatorio32,33,37,38. 42 INTRODUCCIÓN En la actualidad y durante los últimos años la cirugía endoscópica ha ido ganado importancia. Las primeras publicaciones realizadas sobre cirugía endoscópica de cuello aparecieron en la década del año 199015 y desde entonces, se han descrito varias técnicas, bien completamente endoscópicas o bien videoasistidas. Debido a esto, la cirugía endoscópica tiroidea aún es considerada un procedimiento en desarrollo15. Los objetivos del tratamiento quirúrgico del carcinoma tiroideo diferenciado son, por una parte, la exéresis total del tejido tumoral y metástasis linfáticas, y por otra parte, el diagnóstico definitivo de aquellos nódulos cuya citología es “sospechosa de malignidad” o “no diagnóstica” y la estadificación postoperatoria del tumor, siendo esta determinante para el seguimiento12. La técnica quirúrgica de elección es la tiroidectomía total o casi total, la cual requiere de un cirujano muy experto para evitar complicaciones que comprometan la calidad de vida del enfermo39. Está indicada en todos los nódulos con diagnóstico histológico de malignidad y en los mayores de 4 cm con histología sospechosa de carcinoma papilar o atipias marcadas, enfermedad nodular bilateral o en pacientes con antecedentes de riesgo, debido a la alta probabilidad de tratarse de lesiones malignas40. La hemitiroidectomía o lobectomía con istmectomía ipsilateral está reservada únicamente para carcinomas foliculares o papilares con histología de bajo riesgo, menores de 1 cm, unilaterales, ausencia de metástasis linfáticas y en pacientes sin antecedentes personales o familiares de riesgo40. En nódulos cuya citología es “no diagnóstica” o “sospechosa de neoplasia folicular o de células de Hürthle” inferiores a 4 cm y unilaterales, puede plantearse la lobectomía como primera opción quirúrgica para la obtención de un diagnóstico definitivo. Pero esta se debe completar con una tiroidectomía total si se obtiene un diagnóstico postoperatorio de malignidad y que no cumplen las características antes descritas40. Las ventajas de la tiroidectomía totales 43 INTRODUCCIÓN incluyen la disminución del riesgo de recurrencia local, facilita la ablación con radioyodo y el seguimiento mediante la medición de tiroglobulina sérica39. Las ventajas de la lobectomía son una cirugía menos agresiva y con una menor tasa de complicaciones. En pacientes de bajo riesgo, el pronóstico es excelente. La disección linfática rutinaria del compartimento cervical central es un tema que se encuentra en debate; muchos autores consideran que podría estar recomendada en los carcinomas papilares y de células de Hürthle, debido a la alta frecuencia de micrometástasis linfáticas en este tipo de tumores y a su utilidad en el estadiaje postoperatorio40. En cualquier caso, la microdisección por compartimentos de los ganglios linfáticos debe realizarse en caso de sospecha preoperatoria y/o evidencia intraoperatoria de metástasis ganglionares. En cuanto al tratamiento quirúrgico de las enfermedades benignas, la indicación de tiroidectomía total o subtotal en el caso de los bocios nodulares o difusos, aún es controvertida41. Los inconvenientes de una tiroidectomía total serían una mayor tasa de hipocalcemia, aunque esta es sólo transitoria y no definitiva41. Diversos estudios han demostrado que no hay diferencias estadísticamente significativas en cuanto a las tasas de complicaciones para la tiroidectomía total, subtotal unilateral y bilateral42. Sin embargo, el riesgo de recidiva, tanto del hipertiroidismo como del bocio, es mayor en las tiroidectomías subtotales, lo que supone un aumento de las complicaciones propias de las tiroidectomías en las reintervenciones. Debido a todo esto, en la actualidad se tiende a recomendar la realización de tiroidectomía total para el tratamiento quirúrgico de las enfermedades benignas43, añadiendo a las ventajas antes descritas, un mejor tratamiento y seguimiento del cáncer inesperado en estas patologías. 44 INTRODUCCIÓN 1.4.1. TÉCNICAS QUIRÚRGICAS: La cirugía tiroidea exige al cirujano que la practica un enfoque multidisciplinario incluyendo un perfecto control de la anatomía cervical; un conocimiento profundo de las variedades anatomopatológicas tumorales que van a condicionar el tipo de intervención, una comprensión clara de los fenómenos endocrinológicos para identificar los síntomas y dirigir la medicación tanto preoperatoria como postoperatoria, nociones precisas de las exploraciones funcionales y una precisión microquirúrgica en la búsqueda de los pedículos vasculonerviosos40. Independientemente de la técnica quirúrgica empleada se debe realizar una cuidadosa hemostasia, visualizar y respetar el nervio recurrente durante la disección y comprobar la presencia de, al menos, una de las glándulas paratiroideas viable44. • TIPOS DE TÉCNICAS 1. Hemitiroidectomía 2. Tiroidectomía total 3. Lobectomías y tiroidectomía subtotal «adaptadas» 4. Tiroidectomía ampliada 5. Técnicas endoscópicas 6. Vaciamiento ganglionar 7. Biopsia selectiva del ganglio centinela 45 INTRODUCCIÓN Indistintamente de la técnica quirúrgica empleada, hay una serie pasos básicos que se deben seguir en todas ellas. La posición más habitual del paciente en la mesa del quirófano es en decúbito supino con hiperextensión cervical. La incisión se realiza 3-4 cm por encima del hueco supraesternal, intentando que coincida con algún pliegue cutáneo. La longitud de la incisión y su posición varían en función de las características de cada caso. Se incide piel, tejido celular subcutáneo y platisma colli. A continuación, se aborda el plano entre el platisma y la fascia cervical superficial sin seccionar las venas yugulares anteriores, disecando un colgajo superior hasta por encima del cartílago tiroides y uno inferior hasta el hueco supraesternal. Los músculos infrahioideos se separan en la línea media. Para facilitar el acceso al polo superior, puede ser útil seccionar el tendón del musculo esternotiroideo. Una vez visualizado el istmo tiroideo, se diseca el espacio cricotiroideo, evitando el nervio laríngeo superior en el extremo superior. Seguidamente, se expone el borde lateral del polo superior y se liga el pedículo vascular. Las glándulas paratiroideas siempre deben preservarse44, aunque esto no implica necesariamente su identificación (más que buscarlas, hay que encontrarlas). Las paratiroides superiores se suelen localizan posteriores al polo superior del tiroides, entre su tercio superior y los dos tercios inferiores, en un área de 2 cm de diámetro y a 1 cm por encima del cruce de la arteria tiroidea inferior con el nervio laríngeo recurrente. Una vez que se identifica la glándula paratiroides, se diseca cuidadosamente, conservando su vascularización. Las paratiroides inferiores se localizan en la cara dorsal del polo inferior de la gándula tiroides o en el timo, siempre por delante del nervio recurrente, en el ligamento tirotímico y, ocasionalmente, adosadas a la glándula tiroides en posición 46 INTRODUCCIÓN subcapsular. Se debe evitar la ligadura de la arteria tiroidea inferior en el tronco para asegurar la irrigación de las paratiroides45. La identificación del nervio recurrente es crucial y obligatoria en cualquier técnica empleada44,46. La resección tiroidea a ciegas se acompaña de una lesión recurrencial hasta en el 10% de los casos40. El nervio discurre en un triángulo delimitado por la tráquea y el esófago medialmente, la arteria carótida lateralmente y el lóbulo tiroideo en la vertiente superior. El ligamento de Berry es otra estructura anatómica importante para la preservación del nervio47. Este une al cartílago cricoides y los anillos traqueales superiores con la porción posteromedial del lóbulo tiroideo. El nervio recurrente atraviesa el ligamento en profundidad. La localización más fácil del nervio laríngeo recurrente es próxima al cruce de la arteria tiroidea inferior con el borde externo del polo inferior de la gándula tiroides45,47. La palpación es otra forma de identificación que, sin sustituir la identificación visual, puede ayudarnos de manera ocasional. La neuromonitorización puede resultar de gran utilidad para identificar el nervio en casos complicados como reintervenciones, bocios grandes y fijos y carcinomas localmente avanzados48,49,50. Además, tiene un alto valor predictivo negativo y, por tanto, es capaz de predecir una función nerviosa postoperatoria normal (97-99%)51. Consiste en la detección de potenciales electromiográficos generados en la musculatura laríngea resultantes de la estimulación del nervio recurrente48. Antes del cierre de la incisión, se le solicita al anestesista que instaure una presión positiva para detectar focos de posible sangrado. La correcta hemostasia es esencial en la cirugía cervical. La colocación de drenes es un tema controvertido52 y, en la actualidad, cada vez se colocan menos drenes y de forma más selectiva, debido a que la mayoría de los estudios publicados han demostrado que el uso de drenes no evita ni previene la 47 INTRODUCCIÓN hemorragia, que ésta ni se trata ni se diagnostica más precozmente por el empleo de los mismos y que cuando la hemorragia es de cuantía significativa, el dren tiende a obstruirse por los coágulos27,52. Además, su empleo alarga la estancia hospitalaria, no ofrece beneficios en la cirugía cervical no complicada y ésta es segura sin dren52. No obstante, el dren se continua recomendando en los casos que asocien un vaciamiento cervical a la tiroidectomía40. 1.4..1.1 HEMITIROIDECTOMÍAS Y TIROIDECTOMÍAS TOTALES: La tiroidectomía total difiere de la hemitiroidectomía solamente en su bilateralidad. El objetivo de ambas es extirpar la totalidad de uno o de ambos lóbulos tiroideos realizando una ligadura extracapsular de los pedículos vasculares. Sus indicaciones son: § HEMITIROIDECTOMÍA: gran nódulo frío y carcinoma papilar bien lateralizado. § TIROIDECTOMÍA TOTAL: carcinoma papilar de localización media o lateral que invade el borde de sección ístmico, cáncer vesicular y algunos cánceres indiferenciados. 1.4.1.2 LOBECTOMÍAS Y TIROIDECTOMÍAS SUBTOTALES: Estas dos intervenciones se describen conjuntamente puesto que la tiroidectomía subtotal solamente difiere de la lobectomía subtotal en su bilateralidad. El istmo y la pirámide de Lalouette se resecan en su totalidad en ambas técnicas. Como indicaciones, se pueden admitir las siguientes: 48 INTRODUCCIÓN § La LOBECTOMÍA SUBTOTAL se indica tanto en el bocio nodular único, bien individualizado como en el adenoma tóxico único y bien delimitado. § La TIROIDECTOMÍA SUBTOTAL está indicada en tres situaciones: o En el bocio multiheteronodular no tóxico: donde la intervención consiste en realizar la exéresis de la parte distrófica del bocio respetando al máximo el tejido sano para poder mantener una mínima autorregulación tiroidea. o En el bocio multiheteronodular tóxico: la exéresis de los nódulos fríos guiada por gammagrafía representa el único medio de prevenir las complicaciones tirotóxicas. o En la enfermedad de Basedow: donde la intervención se impone ante el fracaso del tratamiento médico, las recidivas, la intolerancia a los antitiroideos de síntesis y cuando el contexto social o étnico impiden tratamientos médicos rigurosos y prolongados. Por otra parte, la intervención se sigue justificando debido a su rapidez de acción, a la frecuencia escasa de complicaciones y a la relativa rareza de variaciones hormonales después de 3 años40. La intervención consiste en reducir el volumen total de tejido secretor40: la cantidad de tejido que debe dejarse es crítica, puesto que ocasiona recidiva si es demasiada o hipotiroidismo si es insuficiente. Como término medio, se admiten valores comprendidos entre 6-10 g. Existen dos técnicas contrapuestas en cuanto a la cantidad de tejido tiroideo que debe dejarse: la primera consiste en conservar una lámina de parénquima posterior que proteja al recurrente y a las dos paratiroides; la segunda, se basa en conservar uno o 49 INTRODUCCIÓN dos muñones superiores vascularizados por los vasos tiroideos superiores. Esta última técnica presenta ventajas e indicaciones frente a la de la pared posterior o protectora: § La creación de un muro posterior en una glándula tiroidea hipertrófica y hemorrágica suele ser difícil y peligrosa con respecto a las estructuras nerviosas y glandulares que hay que proteger. § La apreciación del volumen restante por la técnica de la doble pesada comparativa tiene mayor dificultad en el muñón posterior que en el polo superior. § La totalización secundaria, obligada o bien por la recidiva del proceso hipertiroideo o por el descubrimiento fortuito de un cáncer asociado, suele ser más difícil en la técnica del muro protector puesto que los cambios fibrosos del lecho posterior hacen muy delicada la nueva disección nerviosa. 1.4.1.3. TIROIDECTOMÍAS AMPLIADAS: Se aplican a aquellos carcinomas que han sobrepasado los límites de la celda tiroidea. Si el cáncer sobrepasa los límites de la cápsula, resulta indispensable la resección, uni o bilateral, de los dos músculos infrahioideos. Esta resección no plantea ningún problema e, incluso, facilita la exéresis en bloque de la glándula tiroidea subyacente. La aparición de disnea o hemoptisis en un paciente portador de nódulo tiroideo reciente hace sospechar la invasión traqueal y obliga a la realización de una tomografía 50 INTRODUCCIÓN computarizada (TC) y traqueoscopia con biopsia ante la menor duda. Sin embargo, la invasión traqueal, en ocasiones, se descubre durante la intervención. De manera clásica, se proponen resecciones limitadas, que se adapten a la extensión de la zona invadida y que no interrumpan la continuidad traqueal. La resección extramucosa limitada, aconsejada en caso de adherencia simple del tumor tiroideo a la pared traqueal, conlleva la resección lateral o medial de los primeros anillos traqueales con la fibrosa que los une, despegando la mucosa con cuidado de no abrirla. Cuando la extensión de la invasión es inferior a 1 cm, está recomendada la resección vertical parcial de un flanco traqueal y la sutura inmediata de la brecha mediante puntos que consigan evertir los bordes; en casos de resecciones más intensas pero no circulares, la brecha puede rellenarse con un injerto de la fascia lata recubierta por esternocleidomastoideo fijado por delante de la plastia, o bien con un injerto de piel reforzado con hilos metálicos. Cuando la resección se extiende a más de la mitad de la circunferencia traqueal, algunos cirujanos realizan una traqueotomía provisional, la cual se cierra más adelante mediante un colgajo cutáneo a partir de tejidos vecinos. En la actualidad, cada vez se realiza con más frecuencia, la resección y anastomosis debido a los avances de la cirugía traqueal y de la reanimación. Se han descrito, incluso, resecciones de diez anillos, con sutura inmediata, asociadas a procedimientos de descenso de la laringe y de liberación del árbol bronquial. Cuando aparece una invasión de la laringe, se deben considerar dos casos: § Invasión neoplásica que sobrepasa la articulación cricotiroidea y/o afecta al cartílago tiroides, en cuyo caso, la única solución sería la laringuectomía total. Algunos autores proponen, en caso de afectación únicamente cricoidea, la resección completa del cricoides con anastomosis traqueotiroidea seguida de radioterapia. 51 INTRODUCCIÓN § Invasión que afecta a la parte anterior de la lámina cricoidea, respetando la articulación cricotiroidea y sin afectación recurrencial. En este caso, se realizaría la resección cricoidea parcial anterior. 1.4.1.4. TÉCNICAS ENDOSCÓPICAS: Desde 1997, se han ido describiendo diferentes técnicas de cirugía endoscópica15, cuyo propósito consiste mediante vídeo, reducir el tamaño de la cicatriz cervical, disminuir el dolor postoperatorio y acortar la estancia hospitalaria40,53,54. Miccoli et al describieron la tiroidectomía endoscópica mínimamente invasiva43 (TEMI), que se realiza bajo anestesia general, con el paciente colocado en decúbito dorsal sin hiperextensión cervical. Se practica una incisión de 1,5 cm, aproximadamente 2 cm por encima de la escotadura supraesternal y una incisión en la línea blanca avascular de, al menos, 3 cm. Los músculos infrahioideos son rechazados con un separador que se situa en su cara profunda, mientras que otro separador se coloca directamente sobre el lóbulo tiroideo, dirigido hacia la línea media. La disección del lóbulo tiroideo se realiza con los instrumentos quirúrgicos convencionales a través de la incisión cutánea, mientras los dos separadores mantienen este espacio de disección. A partir de esta fase operatoria, la intervención se resuelve por vía endoscópica, sin disección gaseosa, empleándose para ello un endoscopio de 30° y 5 mm de diámetro. Los criterios de selección para realizar este tipo de intervención son: tamaño del nódulo menor de 30 mm, volumen del lóbulo tiroideo inferior a 20 ml y ausencia de antecedentes de cirugía cervical, tiroiditis o irradiación. 52 INTRODUCCIÓN Se han descrito otras técnicas endoscópicas, bien a través de incisión submandibular, por incisión de 2-3 cm en la escotadura supraesternal, o mediante incisión cervical lateral asociada a incisión infraclavicular en cada lado, pero estas técnicas reúnen menos casos40. En los últimos años se ha empezado a utilizar la técnica 3D que ofrece una visión en 3D del campo quirúrgico, facilitando una disección más fina que protege de lesiones nerviosas55. 1.4.1.5. VACIAMIENTO GANGLIONAR: Si un tumor presenta extensión extratiroidea, debe incluirse en la cirugía la linfadenectomía del grupo IV56( adenopatías localizadas a nivel del tercio inferior de la vena yugular interna), y en los casos donde se comprobase que haya afectación cervical lateral (que viene ocurriendo en el 10% de los carcinomas foliculares y en el 25% de los carcinomas de células de Hürthle) o en aquellos pacientes con un carcinoma diferenciado de tiroides con alto riesgo de recidiva y mortalidad56, parece ser recomendado realizar la disección del compartimento central (nivel VI: adenopatías peritiroideas, paratraqueales, perirecurrenciales y delfiana) y la disección ipsilateral o bilateral radical modificada56( niveles II-V: ganglios linfáticos que se localizan a nivel de la vena yugular superior y que incluyen los yugulodigástricos, ganglios linfáticos de la cadena yugular media, ganglios a nivel del tercio inferior de la vena yugular interna, y los ganglios localizados en el triángulo posterior del cuello que, a su vez, se subdivide en dos niveles: ganglios localizados por delante del nervio espinal y ganglios por detrás del nervio espinal). 53 INTRODUCCIÓN Algunos autores defienden que, aunque la incidencia de las metástasis linfáticas iniciales es en torno al 17%1, se debería incluir en todos los casos la disección del compartimento central y extenderse, de manera opcional, al espacio lateral en los tumores con estadio T3 y T4, puesto que tienen una gran importancia pronóstica en relación a la recidiva56,57. De todos modos, este proceder no tiene una clara influencia sobre la supervivencia1. Las linfadenectomías extensas tienen una tasa de hipoparatiroidismo permanente mayor (14-17%)56, lo que hace necesario la realización una técnica quirúrgica meticulosa que permita identificar y preservar las glándulas paratiroides y, si fuese necesario, proceder al autotrasplante de las mismas56,58. 1.4.1.6.BIOPSIA DEL GANGLIO CENTINELA: La definición de ganglio centinela consiste en el primer ganglio que va a recibir el drenaje linfático de un tumor. Si en este ganglio linfático no se confirma la presencia de metástasis, no debería encontrarse metástasis a distancia en otros ganglios59. La utilidad de este concepto se encuentra bien demostrada en los cánceres de mama y melanoma22. Su aplicación a pacientes con carcinoma papilar de tiroides se ha publicado en varios estudios59, debido a la alta tasa de metástasis linfáticas cervicales en este tipo de carcinomas tiroideos. Aunque es menos frecuente la aparición de metástasis linfáticas en el carcinoma folicular de tiroides, también se han publicado estudios para determinar la validez de la biopsia del ganglio centinela en el diagnóstico correcto de las metástasis linfáticas y así, si esta biopsia es negativa, evitar disecciones linfáticas innecesarias59. 54 INTRODUCCIÓN 1.4.2. CUIDADOS Y VIGILANCIA POSTOPERATORIA: El paciente que se ha sometido a cirugía tiroidea debe permanecer un mínimo de seis horas bajo vigilancia estricta, preferentemente en el área de reanimación postquirúrgica27, y con monitorización del pulso, de la presión arterial, temperatura y de la saturación de oxígeno para el control de la función respiratoria y poder detectar eventuales sangrados40, debido a que la hemorragia que presenta un hematoma compresivo obliga a una actuación inmediata. Desde el punto de vista analítico, después de cualquier tiroidectomía total o subtotal debe solicitarse la calcemia a las 24 horas tras la intervención. Tanto el tratamiento médico como las determinaciones sucesivas de dicha calcemia dependerán del resultado inicial12. En un postoperatorio convencional, la tolerancia oral se inicia a las seis horas de la intervención y si tolera, se retira la sueroterapia49. La vía venosa se mantiene heparinizada 24 horas para la administración de analgesia y por si fuese necesario administrar calcio intravenoso. La antibioticoterapia carece de utilidad casi siempre40. En algunos estudios se ha probado el beneficio de utilizar en el postoperatorio inmediato oxígeno al 80% FiO2, reduciendo el dolor, las naúseas y vómitos60. Para la reducción de las náuseas y vómitos postoperatorios también es eficaz la administración preoperatoria de dexametasona61. Por lo general, durante los primeros días postoperatorios, el paciente suele presentar disfagia dolorosa. La disfonía que se observa, a menudo, durante este período, traduce el traumatismo que produce la sonda de intubación. En los casos de cirugía cervical no complicada, el alta se produce en el mismo día o en las primeras 24-48 horas40. 55 INTRODUCCIÓN Actualmente, la cirugía tiroidea se está realizando, con frecuencia creciente y en pacientes seleccionados, a través de régimen de cirugía mayor ambulatoria62,63, produciéndose el alta hospitalaria entre las 6 y las 8 horas tras la intervención12. 1.5. COMPLICACIONES DE LA CIRUGÍA TIROIDEA: En la cirugía tiroidea la mortalidad prácticamente ha desaparecido, hallándose en torno al 1% e, incluso, en algunas series es nula64. Debido a esto, lo que más preocupa al cirujano es la morbilidad65. Las principales complicaciones de esta cirugía son las lesiones nerviosas47,66,67,, tanto del nervios laríngeo inferior como superior, y el hipoparatiroidismo68,69. También pueden aparecer complicaciones no específicas, como la hemorragia, infección, seroma o una cicatriz queloidea. La hipocalcemia representa la complicación más frecuente tras la tiroidectomía total68,70. El resto de complicaciones son muy infrecuentes y se calcula que la incidencia de parálisis del nervio laríngeo inferior se encuentra en valores del 1%68 . En raras ocasiones es necesario realizar una cirugía tiroidea urgente debido a compresión traqueal y distress respiratorio como consecuencia bien del sangrado de un nódulo tiroideo, inflamación aguda del tiroides o por edema en las vías respiratorias precipitada por una infección respiratoria71. En estas situaciones, la cirugía tiroidea de urgencia está gravada con un mayor riesgo de complicaciones que la cirugía electiva71. Otro factor que influye en un aumento del riesgo de complicaciones es la cirugía de rescate en los tumores tiroideos secundarios en comparación con los primarios72. 56 INTRODUCCIÓN Las complicaciones de la cirugía tiroidea se pueden clasificar, según su presentación, en precoces y tardías. 1.5.1. COMPLICACIONES PRECOCES: Las complicaciones precoces que pueden aparecer son: 1.5.1.1.HEMORRAGIA POSTOPERATORIA: Se trata una complicación temible puesto que amenaza la vida del paciente73,74 debido al poco espacio y la poca distensibilidad de la región cervical que provoca que se produzcan hematomas sofocantes75. La incidencia varía entre 0,4-4,3%75. Se manifiesta de manera precoz, entre las 12 y 18 primeras horas, con un pico máximo en torno a las 6-8 horas después de la intervención76. Sus síntomas consisten en disnea, dolor, sensación de opresión cervical, disfagia, disfonía y estridor. Sus signos son aumento del volumen cervical, alto débito del dren (aunque se pueden obstruir por coágulos y no ser de utilidad) y salida de sangre por la sutura de la incisión75. El tratamiento de la hemorragia obliga siempre a la reintervención para evacuar el hematoma y controlar el foco de sangrado73,77. Para su prevención es necesario realizar una técnica meticulosa con una hemostasia rigurosa74. 1.5.1.2.DISNEA POSTOPERATORIA : La disnea es de tipo inspiratorio y suele traducir la parálisis bilateral de los nervios recurrentes en cierre78. Esta complicación, poco frecuente, es la más grave en la 57 INTRODUCCIÓN cirugía tiroidea, y, a menudo, hace necesaria la realización de una traqueotomía inmediata 79,80,81. Una causa muy infrecuente de obstrucción respiratoria es la aparición de edema laríngeo65. La laringe, las cuerdas vocales y la úvula están predispuestas a edematizarse con cierta facilidad y, como consecuencia, obstruir el paso del aire. Una intubación difícil del paciente, la manipulación indebida o necesaria de la tráquea y las enfermedades asociadas, como la traqueomalacia, representan los principales factores determinantes de la aparición de esta complicación82. Otro factor de riesgo a tener en cuenta en la aparición de esta complicación, es la existencia de un bocio subesternal de más de 5 años de evolución82. 1.5.1.3.DISFONÍA PERSISTENTE: Traduce, a menudo, la lesión unilateral del nervio recurrente y el paciente presentará la clásica voz bitonal66,79,80. Algunos autores han propuesto la reintervención precoz para retirar una ligadura traumática, evacuar un hematoma compresivo o suturar el nervio si este ha sido seccionado83. Sin embargo, la recuperación vocal suele ser espontánea, y es debida a la restauración de la función nerviosa o a la compensación por parte de la cuerda vocal contralateral84. En ocasiones, el trastorno vocal es limitado a una discreta modificación del timbre, a la ausencia de potencia vocal, especialmente en los tonos agudos, o a una fatigabilidad inhabitual84. La exploración minuciosa mediante laringoscopia indirecta no siempre detecta una alteración evidente de la movilidad laríngea83. En estos casos, se debe sospechar la existencia de una lesión en la rama externa del nervio laríngeo superior83, cuya incidencia se calcula en torno al 0,4-3% y para la que puede resultar útil la rehabilitación vocal83. 58 INTRODUCCIÓN 1.5.1.4.INSUFICIENCIA PARATIROIDEA AGUDA: Se trata de la complicación postquirúrgica más frecuente68,85, suele aparecer en torno a las 24-72 horas tras intervenciones bilaterales, sobretodo si se asocian a la realización de linfadenectomía central86, con una frecuencia del 2-33%70. Las hemitiroidectomías raramente producen hipocalcemias76, con una incidencia en torno al 0,2%83. A menudo, se observan hipocalcemias sin manifestaciones clínicas y de carácter temporal87; con menor frecuencia se manifiestan los signos clínicos de la tetania paratiropriva, como son hormigueos en los miembros, fasciculación muscular y contracturas de las manos o de los pies. Muy pocos pacientes desarrollan síntomas a nivel del sistema nervioso central como convulsiones o mioclonias88.El signo de Chvostek y el de Trosseau con frecuencia son positivos69,75. El tratamiento de esta insuficiencia paratiroidea aguda está basado en dos puntos40: la administración de gluconato o carbonato cálcico, por vía oral a razón de 4-6 comprimidos de 500 mg/d, o por vía intravenosa a dosis de 1-2 ampollas al día, y la administración la vitamina D (dihidroxicolecalciferol) a dosis de 0,25-5 µg por vía oral. La duración de este tratamiento debe mantenerse durante diez días, hasta la desaparición total de los síntomas y la normalización de las cifras de calcemia40. Todo accidente paratiroideo exige una vigilancia prolongada86. Algunos estudios están evaluando la utilización rutinaria de calcio oral y suplementos de vitamina D tras tiroidectomías bilaterales y tiroidectomías asociadas a vaciamientos cervicales centrales para prevenir las crisis hipocalcémicas86. 59 INTRODUCCIÓN 1.5.1.5. GRAN CRISIS TIROPRIVA: Se desarrolla como consecuencia de la cirugía del hipertiroidismo y suele presentarse como una brusca aceleración del pulso, elevación de la temperatura corporal hasta 39-40 °C, polipnea acompañada de agitación, sudores, temblor y vómitos41. Actualmente, una preparación preoperatoria médica rigurosa y sistemática de cualquier hipertiroidismo, prácticamente, ha suprimido este tipo de complicación40. 1.5.1.6.SEROMAS: Se manifiesta como un aumento de volumen fluctuante en la herida quirúrgica consecuencia de la presencia de un acumulo de líquido en el lecho quirúrgico. Habitualmente se detecta durante el 5º día postoperatorio75. Si son de pequeño tamaño se puede optar por una actitud expectante y esperar a que se reabsorban de forma espontánea. Si son de un tamaño mayor se puede o bien puncionar y aspirar el líquido o abrir un extremo de la incisión para que drene. El drenaje espontáneo del seroma puede provocar una dehiscencia del platisma con el riesgo de producirse una cicatriz inestética75. 1.5.1.7. INFECCIÓN : Es una complicación poco frecuente ya que se trata de una cirugía limpia, presentando una incidencia entre el 0,3-1% de los casos89 y siendo más habitual en la cirugía oncológica y en el hipertiroidismo debido a la inmunosupresión que existe en este contexto y a una excesiva manipulación de la glándula75. Se puede manifestar como una celulitis, apareciendo eritema en la región de la cicatriz con aumento de calor local y de la sensibilidad de la piel en esa zona, o bien, como un absceso40. Un absceso superficial se diagnostica por fluctuación y sensibilidad de la zona quirúrgica y a un 60 INTRODUCCIÓN absceso profundo se puede asociar fiebre, dolor, leucocitosis y taquicardia. La celulitis se trata con antibioterapia con cobertura frente a Gram-positivos (estafilococos y estreptococos) y el tratamiento del absceso requiere drenaje y antibioterapia de amplio espectro75. 1.5.2. COMPLICACIONES TARDÍAS: 1.5.2.1.PARÁLISIS PERMANENTE DEL NERVIO LARÍNGEO RECURRENTE: La incidencia de parálisis del nervio laríngeo inferior no es fácil de cuantificar83, puesto que un cierto número de estudios no incluyen la laringoscopia postoperatoria sistemática; se estima que oscila entre un 0,23 y un 2,38% de los casos83 y las variaciones anatómicas en las ramificaciones extralaríngeas del nervio influyen en este resultado90. Se han identificado factores que aumentan el riesgo de lesión83 como la extensión de la disección quirúrgica y la dificultad técnica, siendo mayor la incidencia en las reintervenciones, las tiroidectomías totales o casi totales, la tiroidectomía por carcinoma, el bocio intratorácico y en los hematomas postoperatorios que precisan reintervención, incrementando su incidencia hasta el 4,6%67,83. En la mayoría de los estudios se concluye que las lesiones iatrogénicas del nervio laríngeo recurrente podrían minimizarse si se realiza una tiroidectomía extracapsular donde se identique, exponga y siga cuidadosamente su trayecto, sin una excesiva esqueletización ni tracción del mismo65,75,91,92, sin haberse demostrado en la actualidad que la neuromonitorización intraoperatoria del nervio recurrente disminuya la incidencia de parálisis en comparación con la visualización solamente del mismo 49,50,58,66,93. 61 INTRODUCCIÓN 1.5.2.2.INSUFICIENCIA TIROIDEA: Aparece algunas semanas o meses tras las tiroidectomías amplias, realizadas para tratar el bocio multinodular y el cáncer de tiroides, más que para tratar el hipertiroidismo40. Su vigilancia clínica y analítica consiste en la determinación de T3, T4 y de la hormona estimulante del tiroides (TSH) o tirotropina a los 3 meses, al año y a los 2 años12. En algunas situaciones puede estar indicado un seguimiento más prolongado: cuando en los exámenes de laboratorio postoperatorios la concentración de TSH está elevada a pesar de valores normales de T3 y T4, o cuando existe un aumento considerable de la TSH durante la prueba de la thyroid releasing hormona (hormona liberadora de tirotropina o TRH); Cuando en la histología se identifica una infiltración linfocítica intensa o adenocarcinoma94. En los demás casos, se puede finalizar el seguimiento después de 2 años, tras informar a los pacientes de los síntomas clínicos de hipotiroidismo y de la necesidad de consultar ante la aparición de los mismos. 1.5.2.3.HIPOPARATIROIDISMO CRÓNICO: También denominado permanente y se define como aquel hipotiroidismo que dura más de 6-12 meses95,96,97. Suele ser relativamente frecuente, en torno a un 2% cuando nos referimos solamente a la forma persistente o definitiva85,98, tras una tiroidectomía total o subtotal, con un mayor riesgo si ésta se realiza por un carcinoma de tiroides o por enfermedad de graves-Basedow95,99. Puede ser más grave cuando se presenta de manera poco sintomática y sin manifestación de deprivación paratiroidea postoperatoria (la cual merecería vigilancia y estudio fosfocálcico sistemático)40. Debe sospecharse siempre ante la aparición de crisis de tetania, aunque estas sean frustradas, 62 INTRODUCCIÓN trastornos cutáneos, signos oftalmológicos, o trastornos neuropsiquiátricos (irritabilidad, depresión o franca psicosis) en un paciente de edad avanzada y tiroidectomizado99. 1.6. TRATAMIENTO MÉDICO DE LA PATOLOGÍA TIROIDEA. 1.6.1. TRATAMIENTO ABLATIVO CON RADIOYODO: El objetivo de la administración postquirúrgica de algunas dosis ablativas de I131 es la destrucción de todo tejido tiroideo residual facilitando la monitorización sensible y específica para el seguimiento del tumor, especialmente para establecer la persistencia o recurrencia de la enfermedad12,94. La ablación de tejido tiroideo residual normal permite utilizar tiroglobulina circulante en ausencia de anticuerpos antitiroglobulina y el rastreo terapéutico con la máxima sensibilidad para el seguimiento94. La administración de I131 tiene una clara indicación en aquel grupo de pacientes con un alto riesgo12: presencia de metástasis a distancia, resección tumoral incompleta o completa pero con un alto riesgo de recurrencia por la extensión tumoral fuera de la cápsula tiroidea o afectación de los ganglios linfáticos. En estos pacientes, el tratamiento ablativo con radioyodo disminuye la mortalidad específica por carcinoma y por otras causas relacionadas94. Además, en varios estudios se ha confirmado la reducción de recurrencias en aquellos pacientes tratados con radioyodo94. 63 INTRODUCCIÓN En los pacientes de bajo riesgo a los que se ha realizado cirugía total o intencionalmente total, con tumores unifocales inferiores o iguales a 1cm de diámetro (microcarcinomas), o con una histología favorable, no existe ninguna evidencia de que el tratamiento adicional con radioyodo obtenga beneficio en la mortalidad específica ni en la recurrencia locorregional94. Para que el tratamiento con 131I sea efectivo es preciso que la TSH esté estimulada y alcance unos niveles superiores a 30 UI/ml94; para ello, la dosis de yodo radiactivo debería ser administrada idealmente a las 3-4 semanas tras la intervención, sin haber utilizado durante ese tiempo tratamiento sustitutivo. Alternativamente, se podría iniciar tratamiento sustitutivo con LT4 que debe ser interrumpido durante las 4-5 semanas previas a la administración del I131, iniciándose, entonces, tratamiento con T3 durante 3 semanas, que habría de suspenderlo 2 semanas antes de la ablación. En determinados casos la estimulación de TSH podría realizarse sin la necesidad de retirar el tratamiento hormonal, a través de la administración de TSH recombinante humana (TSHrh). Es recomendable seguir una dieta pobre en yodo (menos de 50 g/día) durante, al menos, los 7-14 días anteriores y los 4 siguientes a la ablación, con el fin de aumentar la efectividad del tratamiento, debiendo evitarse huevos, pescados, lácteos y algas, así como la utilización de contrastes yodados y de fármacos ricos en yodo (amiodarona, povidona yodada, etc.). En la Actualidad, debido a su escasa utilidad y la posibilidad del fenómeno de stunning o “aturdimiento”, el cual disminuye la efectividad del tratamiento ablativo posterior, no está recomiendado el uso rutinario del rastreo diagnóstico previo94. La dosis recomendada en los pacientes de alto riesgo es de 100-200 mCi de I131 tras la supresión del tratamiento con hormona tiroidea94. 64 INTRODUCCIÓN Entre los 3-5 días posteriores a la ablación debe realizarse un RCT, tras el cual se comenzará el tratamiento con pequeñas dosis de LT4 (en especial en personas de edad avanzada) y se irá aumentando la dosis de 25 a 50 mcg cada 2-3 meses hasta alcanzar la dosis óptima. El rastreo con dosis terapéuticas de I131 es capaz de detectar metástasis a distancia, lo cual será útil para la estadificación tumoral y el seguimiento. El I131 está contraindicado tanto en el embarazo como en la lactancia, por lo que debe evitarse la gestación hasta transcurridos 6-12 meses. El tratamiento con radioyodo puede tener efectos secundarios perjudiciales: • Tumores primarios secundarios: Como leucemia, melanoma, carcinoma de mama in situ, carcinoma de próstata, carcinoma de riñón, carcinoma de glándulas salivales y cáncer colorrectal94. Se han descrito incidencias variables en distintos estudios, que oscilan entre el 2,5% con un seguimiento medio de 4,5 años y el 7,5% con un seguimiento de 10 años39. De todos estos tumores, la leucemia es el que se ha asociado con una mayor probabilidad al tratamiento con I13139. • Leves alteraciones de función reproductora: Están descritas alteraciones del eje gonadal con características de leves y transitorias, como amenorrea o irregularidad menstrual transitoria en el 17% de los sujetos tratados9. A pesar de ser difícil establecer el riesgo de infertilidad relacionado con el tratamiento de radioyodo, se ha hecho una aproximación que indica que podría ocurrir en el 0,2% de las mujeres tratadas39. Se han descrito también elevaciones transitorias de la folitropina (FSH) y descenso transitorio de inhibina, pero en ningún caso se ha confirmado una alteración permanente. Tampoco se ha demostrado ningún riesgo de anomalías congénitas cuando la 65 INTRODUCCIÓN gestación ha ocurrido después del tratamiento con radioyodo con un intervalo superior a 6 meses en varones y de más de 12 meses en mujeres39. Aunque con una baja evidencia científica, se ha recomendado banco de semen en varones cuando la dosis acumulativa es superior a 500 mCi, en pacientes jóvenes y con metástasis a distancia, particularmente, de localización pelviana39. • Sialoadenitis: Aparece con frecuencias que oscilan entre el 30 y el 50% en distintos estudios39. Los síntomas más frecuentes son dolor e hinchazón bilateral, sobretodo de localización en parótidas, que aparece de forma inmediata y transitoria y, en algunos casos, de manera duradera y progresiva. Es más frecuente en las mujeres y en algún estudio, se ha puesto en relación con la dosis de radioyodo por kg de peso39. • Xerostomía : Se han descrito casos de xerostomía crónica sin poder establecerse una frecuencia clara ni los factores de riesgo implicados9. En los últimos años se ha publicado, con una mayor frecuencia, casos de obstrucción del drenaje nasolacrimal, particularmente, en sujetos con dosis acumuladas altas39. • Otras disfunciones de glándulas salivales y lacrimales: Alteraciones transitorias del sabor, infecciones bucofaríngeas, caries, estomatitis y candidiasis. • Leve alteración de medula ósea: En algunos estudios donde se ha administrado radioyodo tras la retirada T4, se ha descrito una disminución transitoria del recuento periférico de hematíes, plaquetas y leucocitos9. Esta alteración se ha puesto en relación con la dosis de radioyodo administrada39. 66 INTRODUCCIÓN 1.6.2. TRATAMIENTO SUPRESOR DE TIROTROPINA: La TSH favorece el crecimiento del tejido tiroideo tanto normal como tumoral si existiese, por lo que debe mantenerse en unos niveles bajos a través de la administración de LT4 de por vida. Hace unas décadas, el nivel de supresión se exageró causando los efectos propios del hipertiroidismo iatrogénico (pérdida de masa ósea y complicaciones cardíacas)4. En la actualidad, todas las guías (ETA, ATA) aconsejan una supresión más leve (TSH 0,1-0,5 UI/ml) para individuos de bajo riesgo, y niveles de TSH inferiores a 0,1 UI/ml para los pacientes de alto riesgo4. Siempre hay que tener en cuenta que se debe utilizar la dosis mínima de LT4 para un efecto óptimo y no cambiar la dosis en intervalos de tiempo cortos e, incluso, repetir la determinación de THS y T4L antes de modificarla. En los pacientes que padezcan enfermedades concomitantes importantes el nivel de supresión se ha de trasladar a un segundo plano. 1.6.3. TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD PERSISTENTE O AVANZADA: • CIRUGÍA: Siempre que sea posible, será el tratamiento de elección12 (metástasis óseas, cerebrales, pulmonares solitarias, y, sobre todo, adenopatías cervicales). • QUIMIOTERAPIA: De poca utilidad en el carcinoma folicular de tiroides4. En ocasiones, se utiliza doxorrubicina sola o en combinación con cisplatino. Debido a la alta toxicidad de estos fármacos, su empleo está restringido a aquellos pacientes con enfermedad progresiva, no controlada ni por la 67 INTRODUCCIÓN cirugía, ni por I1314. La respuesta a la quimioterapia suele ser parcial y transitoria, y no prolonga la supervivencia4. • RADIOTERAPIA: Indicada para la enfermedad irresecable con infiltración de estructuras adyacentes100, como la tráquea, el esófago, los grandes vasos, mediastino y/o de tejido conjuntivo, siendo considerada una terapia de primera línea o paliativa101. La dosis de radiación es de 6000-6500cGy. Además, la radioterapia incrementa el control locorregional de la enfermedad residual en pacientes con carcinoma tiroideo localmente avanzado y puede emplearse en carcinomas recurrentes100 ,los cuales ya no responden a la terapia con radioyodo. En el postoperatorio puede radiarse el lecho quirúrgico del tumor para disminuir el riesgo de recurrencia locorregional101. Además es de utilidad en el tratamiento de las metástasis óseas para aliviar el dolor4. En estudios recientes se ha comparado la radioterapia convencional con técnicas más novedosas, como la radioterapia en 3-D o la radioterapia de intensidad modulada obteniendo mejores resultandos en cuanto a morbilidad102. 1.7. SEGUIMIENTO DE LOS PACIENTES CON ENFERMEDADES TIROIDEAS. Consiste en la realización de una anamnesis, exploración física y datos complementarios que incluyen tiroglubulina sérica, tirotropina recombinante humana, 68 INTRODUCCIÓN ecografía cervical y rastreo corporal total. Debe ser realizada por un equipo interdisciplinario y mantenerse de por vida. Su objetivo consiste en vigilar la aparición de recurrencia tumoral (para ser tratada precozmente) y, por otro lado, identificar aquellos pacientes libres de enfermedad para evitarles un sobretratamiento con I131, o una supresión excesiva con LT4. 1.7.1. TIROGLOBULINA SÉRICA: La tiroglobulina sérica (Tg) es producida tanto por tejido tiroideo normal como tumoral y es el marcador específico para el carcinoma de tiroides en aquellos pacientes a los que se les realizó una tiroidectomía total y fue completada con I131 y tiene anticuerpos antitiroglobulina (AcTg) negativos4 (puesto que los AcTg positivos interfieren en los inmunoensayos). Transcurridos 2-3 meses desde la cirugía (inicialmente tras la cirugía se mantienen elevados) deberían tener unos niveles indetectables12. Tanto los AcTg (20-25%) como una concentración excesivamente alta de Tg (efecto hook) invalidan su valor diagnóstico4. Los anticuerpos disminuyen y desaparecen en los pacientes con una remisión completa, aunque pueden transcurrir varios años hasta que desaparecen4. La persistencia o el aumento de su título pueden estar indicando una recurrencia4. El aumento gradual de los niveles de Tg presenta un valor predictivo positivo mayor(> 80%) que una determinación aislada (50%)4. La TSH modula su producción y, por tanto, su sensibilidad diagnóstica, lo que implica que también debe determinarse, a la vez que la Tg y AcTg12. 69 INTRODUCCIÓN 1.7.2. TIROTROPINA RECOMBINANTE HUMANA: La introducción de la TSHrh ha supuesto un gran avance en el seguimiento del carcinoma diferenciado de tiroides, con respecto a la mejoría en la calidad de vida4. Se trata de una forma recombinante altamente purificada de TSH denominada Thyrogen® (Genzyme) –tirotropina alfa–, la cual incrementa los niveles séricos de TSH sin la necesidad de retirar LT4, lo que evita las molestias del hipotiroidismo. Los efectos adversos (cefalea, náuseas, etc.) son infrecuentes, mínimos y transitorios7. El incremento de los niveles de Tg indica una recidiva de la enfermedad4(el aumento de la Tg estando el paciente con LT4 siempre es indicativo de recidiva, aunque no sea detectado con otros métodos de imagen, y susceptible de tratamiento con I131 seguido de RCT terapéutico). Si la Tg es detectable pero con niveles bajos, debe estimularse con TSHrh, y según la respuesta obtenida (Tg > 2 ng/ml) se procederá al tratamiento con I131 y/o realizar otros procedimientos diagnósticos de imagen. Si la Tg no se estimula, se continuará con la revisión anual que incluye ecografía y Tg basal4. Actualmente, su empleo está limitado al “uso compasivo”67. 1.7.3. ECOGRAFÍA CERVICAL: La ecografía cervical es la técnica de diagnóstico por imagen más sensible para detectar metástasis locorregionales12. La combinación de Tg estimulada con TSHrh y ecografía cervical está considerada como la prueba diagnóstica con una mayor sensibilidad (96%) y mayor 70 INTRODUCCIÓN valor predictivo negativo (> 99%)4 en la monitorización de pacientes con carcinoma folicular de tiroides. 1.7.4. RASTREO CORPORAL TOTAL: El rastreo corporal total (RCT) diagnóstico se realiza 2-3 días tras la administración de 2-5 mCi de I131, previa estimulación de TSH. Debida a su escasa sensibilidad, no se recomienda su uso de manera rutinaria4. El RCT con dosis terapéuticas de I131 (RCT terapéutico) presenta una mayor sensibilidad para la detección de metástasis a distancia y es el único tratamiento posible de las mismas4. 1.7.5. OTRAS PRUEBAS COMPLEMENTARIAS: Otras pruebas diagnósticas utilizadas para la detección de metástasis a distancia cuando la Tg se encuentra elevada y el RCT terapéutico es negativo son la TC cervicotorácica, la resonancia magnética ósea y cerebral y la 18F-FDG-PET. 71 INTRODUCCIÓN 1.7.6. PROTOCOLO DE SEGUIMIENTO: El protocolo de seguimiento utilizado en los pacientes con patología tumoral maligna sometidos a tratamiento quirúrgico con intención curativa consiste en: 1.7.6.1. SEGUIMIENTO A CORTO PLAZO: A los 6-12 meses de haberse realizado el tratamiento quirúrgico y ablativo debe valorarse la Tg y los AcTg basales y con TSH estimulada por encima de 30 U/ml y ha de realizarse la primera ecografía cervical12. Los criterios de remisión incluyen: niveles de Tg indetectables con TSH suprimida y estimulada, con AcTg negativos, RCT terapéutico negativo y ninguna evidencia clínica de tumor12. En los casos donde la Tg es detectable, es decir con un nivel igual o inferior a 2 ng/ml, o AcTg positivos, es obligado repetir las determinaciones con TSH estimulada al año y valorar su tendencia12. En aquellos pacientes con una ecografía cervical negativa y unos niveles de Tg superiores a 2 ng/ml, debe administrarse una nueva dosis ablativa de I131 tras la retirada de LT4, y realizarse un RCT posterior4. 1.7.6.2. SEGUIMIENTO A LARGO PLAZO: En los pacientes que permanezcan en remisión, se deberá determinar cada 6-12 meses los niveles Tg, AcTg y TSH con tratamiento hormonal supresor y se deberá realizar una ecografía cervical anual, al menos, durante los primeros 3-5 años y siempre ante la aparición de hallazgos sospechosos12. 72 INTRODUCCIÓN En los pacientes con niveles de Tg superiores a 2 ng/ml y RCT terapéutico negativo estará indicada la realización de otras pruebas de imagen, entre ellas, la 18FFDG-PET, cuya sensibilidad aumenta si se realiza con TSH estimulada, para localizar metástasis a distancia4. 73 2. JUSTIFICACIÓN JUSTIFICACIÓN 2. JUSTIFICACIÓN. En este trabajo de tesis, se ha realizado un estudio sobre las complicaciones postoperatorias tras la realización de diversas técnicas quirúrgicas empleadas para la cirugía de las enfermedades tiroideas. Desde el comienzo de la cirugía tiroidea, la técnica quirúrgica se ha ido perfeccionando lo que tuvo como consecuencia la disminución de la mortalidad desde tasas del 40% hasta ser en la actualidad menor del 1% 13,77. Sin embargo, aunque la tasa de complicaciones se ha ido reduciendo con el desarrollo de una técnica quirúrgica más sofisticada, no se ha abolido totalmente. Se aceptan tasas de las principales complicaciones no mortales en rangos que varían del 6,5% al 25% 64,78 : hipocalcemia transitoria o permanente, hemorragia postoperatoria, disfonía o afonía, infección de la herida quirúrgica, etc. En nuestro trabajo pretendemos estudiar si estas complicaciones postoperatorias varían según la experiencia y la especialización del equipo quirúrgico. Uno de los puntos clave es determinar si una técnica microquirúrgica en manos de un mismo cirujano experto en cirugía tiroidea presenta una disminución en la tasa de complicaciones asociadas a este tipo de cirugía. 2.1. OBJETIVOS Los objetivos directores que queremos alcanzar a través de este estudio se enumeran a continuación: 75 JUSTIFICACIÓN 1. Conocer la incidencia de complicaciones tras la cirugía tiroidea en nuestro medio sanitario y comparar nuestros resultados con los publicados a nivel mundial. 2. Estudiar la influencia de la técnica microquirúrgica en manos de una cirujano experimentado en las tasas de complicaciones en la cirugía del tiroides. 3. Definir los factores de riesgo que pueden incrementar la incidencia de complicaciones de la cirugía tiroidea. 4. Comparar la tasa de complicaciones de la cirugía tiroidea por enfermedad benigna y maligna. 5. Conocer la incidencia de hipocalcemias en las tiroidectomías por enfermedad benigna o maligna, y la influencia de la reimplantación de la glándula paratiroidea en la aparición de hipocalcemia. 76 3. MATERIAL Y MÉTODOS MATERIAL Y MÉTODOS 3. MATERIAL Y MÉTODOS: 3.1. MATERIAL: Para la consecución de los objetivos anteriores se diseñó un estudio en el cual se incluyen a pacientes diagnosticados de patología tiroidea, tanto benigna como maligna, y que precisan cirugía para el tratamiento de su enfermedad tiroidea, en el Área Sanitaria que abarca el Complexo Hospitalario de Ourense entre enero de 2011 y diciembre de 2011. 3.2. MÉTODOS: Se realizó un estudio observacional prospectivo a través de la recogida de datos de las Historias Clínicas de los pacientes con patología tiroidea. El criterio de inclusión en el estudio fue todo paciente con patología tiroidea que requiere intervención quirúrgica realizada en nuestro hospital ,durante el año 2011, siendo el total de pacientes incluidos 108. Se excluyeron del estudio: menores de 18 años, pacientes embarazadas y aquellos pacientes que se nieguen a participar en el estudio o bien no aceptan entrar en el estudio. El número total de excluidos fue 0. Los pacientes seleccionados para la realización del estudio, se subdividieron en dos grupos: el primero formado por aquellos pacientes intervenidos por un mismo cirujano endocrino experto y a los que se les realizó una técnica microquirúrgica y, en el 78 MATERIAL Y MÉTODOS segundo grupo integrado por pacientes que fueron operados por cirujanos generales y no se les realiza una técnica microquirúrgica. 3.2.1. TÉCNICA MICROQUIRÚRGICA Todos aquellos pacientes intervenidos por el mismo cirujano experto en cirugía endocrina del tiroides, independientemente del tipo de resección tiroidea practicada, ésta era llevada a cabo con técnica microquirúrgica, que consiste en la utilización de gafas lupas de 2,5 aumentos por parte del cirujano para la visualización y disección del nervio laríngeo recurrente y la identificación de las glándulas paratiroides. 3.2.2. RECOGIDA DE DATOS Para la realización del estudio se recogieron de las historias clínicas las siguientes variables en una hoja de datos confidencial agrupándose en 7 apartados definidos (Anexo I): 1. ANTECEDENTES PERSONALES: Que incluyen las enfermedades previas que padece el paciente, si en algún momento recibió radioterapia y si se le practicó algún tipo de cirugía tiroidea. 2. ANTECEDENTES FAMILIARES: De patología tiroidea tanto benigna como maligna y el grado de parentesco con el paciente. 79 MATERIAL Y MÉTODOS 3. PRUEBAS DIAGNÓSTICAS: Que incluyen pruebas de imagen, estudio hormonal, biopsia y estudio otorrinológico. a) PRUEBAS DE IMAGEN: recogemos si se realizó TC, RMN y Ecografía y en ésta última si en la exploración se hallaron microcalcificaciones o hipervascularización en la glándula tiroidea. b) ESTUDIO HORMONAL: previo a la intervención quirúrgica, donde se analiza los niveles de TSH,T3, T4 y tiroglobulina. c) PAAF: especificando si benigna, positiva para malignidad y que extirpe tumoral es o si no es concluyente para el diagnóstico histológico. d) ESTUDIO OTORRINOLÓGICO: preoperatorio, indicando si las cuerdas vocales son móviles o si hay paresia de alguna de ellas. 4. DIAGNÓSTICO HISTOLÓGICO: Definitivo tras la exéresis quirúrgica de la glándula tiroides. 5. INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA: Indicando el tipo de resección quirúrgica, el cirujano que la llevó a cabo, si se realizó microcirugía y si fue necesario la reimplantación de alguna glándula tiroidea y cuantas se reimplantaron, la duración de la cirugía y la fecha en que se realizó. 6. COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS: Donde se recogen las complicaciones más frecuentes y de mayor importancia. 80 MATERIAL Y MÉTODOS a) SEROMA: se recoge la existencia o no de seroma y de haberse formado si fue necesario su evacuación a través de punción y si la cantidad extraída de la punción fue mayor o menor de 15centímetros cúbicos. b) HEMATOMA: especificando su existencia o no, si provoca asfixia o no y si para su evacuación es suficiente drenarlo o es necesario reintervenir al paciente. c) INFECCIÓN: de la herida quirúrgica subsidiaria de tratamiento antibiótico. d) PARÁLISIS DEL NERVIO LARÍNGEO SUPERIOR: anotando si se produce y si ésta es temporal o permanente. e) PARÁLISIS DEL NERVIO LARÍNGEO RECURRENTE: especificando si es temporal y su duración en meses, o si es permanente y si la causa de lesión fue por sección del nervio o desconocida. f) HIPOCALCEMIA: se recoge si existe o no hipocalcemia, la duración de ésta y su carácter temporal o permanente analizando los niveles de calcio sérico postoperatorios (en las primeros días tras la intervención quirúrgica) y a los seis meses de la cirugía. 7. ESTADO ACTUAL DEL PACIENTE: Indicando si el paciente está libre de enfermedad o si por el contrario de produjo una recidiva y cuando se detectó ésta, o si se produjo el éxitus del paciente y si está relacionado con la patología tiroidea o fue por otras causas. La duración del seguimiento ha sido de 3 años 81 MATERIAL Y MÉTODOS 3.2.3. ESTUDIO ESTADÍSTICO Inicialmente se realizó un análisis descriptivo donde las variables cualitativas se expresaron como frecuencia y porcentaje. Las variables continuas se expresaron como media ± desviación estándar, mediana [mínimo-máximo].Para conocer la normalidad de las variables se realizaron los test de Kolmogorov- Smirnov/ Shapiro-Wilk. Se realizaron pruebas paramétricas / no paramétricas para determinar la asociación potencial entre las variables de estudio (Chi-Cuadrado, T-Student, U de Mann- Whitney, Anova de un factor y Kruskal Wallis), En todos los análisis consideramos estadísticamente significativas las diferencias con p <0.05. Los análisis se realizaron utilizando SPSS 15.0, Epidat 4.1 y el software libre R (http://www.r-project.org) 3.2.4. ASPECTOS ÉTICOS: La investigación realizada cumple los principios fundamentales establecidos en la Declaración de Helsinki, en el Convenio del Consejo de Europa relativo a los Derechos Humanos y la Biomedicina, así como los requisitos establecidos en la legislación española en el ámbito de la investigación biomédica, la protección de datos de carácter personal y la bioética. Todos los pacientes incluidos en este trabajo han sido informados por escrito de las características del estudio y han firmado un documento de consentimiento informado 82 MATERIAL Y MÉTODOS específicamente elaborado, de acuerdo con los protocolos del Comité Ético de Investigación Clínica de Galicia. La gestión de los datos recogidos como el manejo de las historias clínicas han cumplido en todo momento con las exigencias de la Ley Orgánica de Protección de Datos (15/1999) y el RD 994/99. 83 4. RESULTADOS RESULTADOS 4. RESULTADOS En nuestro estudio se han incluido un total de 108 pacientes diagnosticados de alguna patología tiroidea subsidiaria de intervención quirúrgica. La media de edad fue de 53,5 años (DS=± 15,86). En cuanto al sexo, un 82,4 % son mujeres y un 19% son varones (Figura 1). MALIGNA 23% SEXO BENIGNA 77% FIGURA 1: Distribución por sexo de los pacientes. En referencia a los antecedentes personales de nuestros pacientes, un 41,7% presenta alguna enfermedad previa en el momento del diagnóstico de su patología tiroidea, siendo la más frecuente la HTA con un 27,8%, seguida de la DM presente en un 10,2% de los pacientes y las enfermedades respiratorias en un 9,3%. Solamente un 0,9% de todos los pacientes estudiados ha sido expuesto a algún tipo de radiación en la región de cervical. En esta nuestra poblacional, un 3,7% ha sufrido alguna cirugía tiroidea uni o bilateral previa tanto por patología benigna como maligna.(figura 2). Un 8,3% de nuestros pacientes tienen familiares en primer grado con alguna patología tiroidea, siendo ésta maligna en un 0,9% y benigna en el 7,4% de los casos. (figura 3) 85 RESULTADOS ANTECEDENTES PERSONALES 50 ENF. PREVIA RADIACIÓN CIR.TIR. PREVIA 0 FIGURA 2: Antecedentes personales ANTECEDENTES FAMILIARES 54,6 16,7 BENIGNA MALIGNA 22,2 NO CONCLUYENTE FIGURA 3: Antecedentes familiares El diagnóstico anatomopatológico tuvo como principal exponente la hiperplasia nodular(bocio) con un 54,6%, seguido del carcinoma de tiroides de cualquier tipo histológico 20,4% y del adenoma folicular con un 17,6%. En último lugar se hayan los hipertiroidismos con un 6,5% (figura 4).Un análisis más detallado de los carcinomas tiroideos, nos muestra que el carcinoma diferenciado de tiroides es más frecuente en nuestro medio, dado que no se ha hallado ningún caso de carcinoma anaplásico de tiroides de los 22 pacientes que padecieron un carcinoma en nuestro estudio. 86 RESULTADOS DIAGNÓSTICO ANATOMOPATOLÓGICO NO CONCLUYENTE MALIGNA 22,2 16,7 BENIGNA 54,6 FIGURA 4: Tipos histológicos El estudio preoperatorio llevado a cabo en nuestro estudio consiste en la realización de alguna prueba de imagen, que incluye la ecografía cervical , la tomografía computarizada(TC) o la resonancia magnética nuclear(RMN); la realización de pruebas hormonales y un estudio otorrinolaringológico para la visualización de las cuerdas vocales. Además también se utilizó la punción aspiración con aguja fina(PAAF)para el diagnóstico histológico. En cuanto a la realización de pruebas de imagen, a un 94,4% de los pacientes se les realizó una ecografía cervical. Ésta mostró en el 40,7% la presencia de microcalcificaciones y en el 14,8% hipervascularización de la glándula tiroidea. La tomografía computarizada se realizó en un 21,3% y la resonancia magnética nuclear solamente se le realizó a 1 paciente (0,9%). En el análisis de las hormonas tiroideas, se recogieron los valores de 4 hormonas: Tiroglobulina, TSH, T3 y T4 previos a la intervención quirúrgica. 87 RESULTADOS El estudio otorrinolaringológico se llevó a cabo en el 73,1% de los pacientes, con el hallazgo de parálisis de alguna cuerda vocal en el 0,9% de los casos, siendo en el 72,2% restante el estudio normal. Un total de 101 pacientes del estudio fueron sometidos a una PAAF preoperatoria, siendo su resultado de patología benigna en el 54,6% de los casos, maligna un 16,7% y no concluyente en un 22,2% (figura 5). BENIGNA MALIGNA NO CONCLUYENTE FIGURA 5: Resultados de la PAAF El tipo de cirugía que con mayor frecuencia se realizó en nuestro estudio fue la tiroidectomía total ,con un 57,4% de los casos, seguida de la hemitiroidectomía con un 28,7%. La tiroidectomía total asociada a linfadenectomía central se llevó a cabo en un 9,3% y la asociada a linfadenectomía funcional en un 3,7%. En 1 paciente de nuestra muestra(0,9%) se realizó otro tipo de cirugía tiroidea: presentaban una tiroiditis y solamente se realizaron biopsias (figura 6).En un 5,6% de las tiroidectomías totales con 88 RESULTADOS o sin linfadenectomía se les realizó durante el acto quirúrgico la reimplantación de 1 glándula paratiroidea. La duración media de la intervención quirúrgica fue de 112,20 minutos(DS=±56,9). 70 60 50 40 30 20 FIGURA 6: 10 0 COMPL. MAYORES COMPL. NO COMPL. MENORES Tipos de cirugía realizada Uno de los puntos clave de nuestro estudio es determinar si una técnica microquirúrgica en manos de un mismo cirujano experto en su realización presenta alguna ventaja sobre la técnica tradicional en virtud de la morbimortalidad asociada a la cirugía. Para ello dividimos a nuestra muestra poblacional en dos subgrupos: a uno se les realizó la cirugía con una técnica tradicional llevada a cabo por varios cirujanos, en este grupo de incluyeron 71 pacientes (65,7%); el segundo grupo está formado por pacientes intervenidos por un mismo cirujano y a los que se les practica una técnica microquirúrgica y se incluyen un total de 37 pacientes (34,3%) (figura 7). 89 RESULTADOS 34% T. CONVENCIONAL 66% T.MICROQx. FIGURA 7: Técnica quirúrgica empleada. En relación a las complicaciones postoperatorias, las hemos dividido en 2 grandes grupos: las complicaciones mayores, por su frecuencia más elevada y mayor repercusión clínica, que incluyen la lesión del nervio laríngeo recurrente y la hipocalcemia. Las complicaciones menores incluyen el seroma, el hematoma, la infección de la herida y la lesión del nervio laríngeo superior. El porcentaje de complicaciones registrado en nuestro estudio es del 33,3%, siendo el 28,7% para las complicaciones mayores. Solamente un 6,5% presentó algún tipo de complicaciones menores(figura 8). 90 RESULTADOS 28% COMPL. MAYORES COMPL. MENORES 66% 6% NO COMPL. FIGURA 8: Complicaciones de la cirugía tiroidea Una de las complicaciones más frecuentes es la hipocalcemia postoperatoria, observada en el 16,7% de los pacientes estudiados, con unos valores medios de calcio postoperatorio de 8,08 (DS=±0.86) y a los 6 meses de 9,19 (DS=±0,54), siendo permanente(duración mayor a 12 meses) en el 1,9% de los casos (figura 9). 91 RESULTADOS FIGURA 9: Niveles de calcemia postoperatorios y a los 6 meses. Si comparamos la tasa de hipocalcemia con el tipo de patología tiroidea intervenida, observamos que los pacientes con enfermedades malignas tienen una tendencia a tener hipocalcemia, 36,3% frente a un 11,7% de hipocalcemias en los pacientes con enfermedades benignas, siendo el valor p =0,021 estadísticamente significativo(tabla 2). Otro factor de riesgo para el desarrollo de hipocalcemia es el tipo de cirugía realizada (tabla 3), siendo más frecuente en las tiroidectomías totales asociadas a linfadenectomía con un porcentaje del 50%, siendo permanentes el 7,1%; seguidas de las tiroidectomías totales, apareciendo la hipocalcemia en un 17,7% de los pacientes, de las cuales permanentes son el 1,6%; y no se detectó ningún caso de 92 RESULTADOS hipocalcemia en las hemitiroidectomías (p=0.001). Otro factor de riesgo relacionado con la hipocalcemia postoperatoria sería la realización de reimplante de alguna glándula paratiroides durante el acto quirúrgico. En este estudio se realizó reimplante a 6 pacientes de los 108 y presentaron hipocalcemia 3, es decir, el 50% frente al 17,24% de pacientes que padecieron hipocalcemia y no se les reimplantó ninguna paratiroides, con un valor de p = 0,153 (tabla 4). BENIGNA MALIGNA TOTAL HIPOCALCEMIA NO Recuento 76 14 90 88,4% 63,6% 83,3% 9 7 16 % de histología 10,5% 31,8% 14,8% Recuento SI, PERMANENTE % de histología 1 1 2 1,2% 4,5% 1,9% 86 22 108 100% 100% 100% % de histología SI, TEMPORAL TOTAL Recuento Recuento % de histología TABLA 2: Tabla de contingencia que muestra la relación entre hipocalcemia y enfermedad benigna o maligna. TIPO DE CIRUGÍA 93 RESULTADOS TT TT+LINF HIPOCALCEMIA NO Recuento % tipo cirugía SI,TEMPORAL Recuento % tipo cirugía SI, PERMANENTE TOTAL Recuento % tipo cirugía Recuento % tipo cirugía HT TOTAL 7 51 31 89 50,0% 82,3 % 100% 83,2% 6 10 0 16 42,9% 16,1 % 0% 15% 1 1 0 2 7,1% 1,6% 0% 1,9% 14 62 31 107 100% 100% 100% 100% TABLA 3: Tabla de contingencia que muestra la relación entre hipocalcemia y el tipo de cirugía realizada HIPOCALCEMIA NO INJERTO PARATIROIDES NO Recuento % injerto paratiroides SI Recuento % injerto paratiroides TOTAL Recuento % injerto paratiroides SI, TEMPORAL SI, PERMANENTE TOTAL 87 14 1 102 85,3% 13,7% 1% 100% 3 2 1 6 50% 33,3% 16,7% 100% 90 16 2 108 83,3% 14,8% 1,9% 100% TABLA 4: Tabla de contingencia que muestra la relación entre hipocalcemia y reimplante de paratiroides. 94 RESULTADOS La segunda complicación mayor es la parálisis del nervio recurrente, presente en el 14,8% de los pacientes, siendo esta lesión de carácter temporal(duración entre 1-12 meses tras la intervención) en un 7,4% de los casos. La causa de esta lesión fue la sección del nervio en un 2,8% de los casos. Si comparamos el porcentaje de parálisis del nervio recurrente con la histopatología de las enfermedades tiroideas, observamos mayor incidencia de parálisis cuando las lesiones intervenidas son malignas, 45,5% frente al 7% cuando se trata de enfermedades benignas, con un valor de p <0,001 (tabla 5). Así mismo, si lo que comparamos es el tipo de cirugía realizada con la tasa de parálisis del nervio recurrente, está es mayor cuando se practica una tiroidectomía total asociada a linfadenectomía (42,9%), seguida de tiroidectomía total (16,2%) y siendo nula cuando se realiza una hemitiroidectomía (p=0,002)(tabla 6). BENIGNA MALIGNA TOTAL PARÁLISIS DEL NO N. RECURRENTE 80 12 92 93,0% 54,5% 85,2% 2 6 8 % de histología 2,3% 27,3% 7,4% Recuento SI, PERMANENTE % de histología 4 4 8 4,7% 18,2% 7,4% 86 22 108 100% 100% 100% SI, TEMPORAL TOTAL Recuento % de histología Recuento Recuento % de histología 95 RESULTADOS TABLA 5: Tabla de contingencia que muestra la relación entre parálisis del nervio recurrente y enfermedad benigna o maligna. TIPO DE CIRUGÍA TT+LINF PARÁLISIS DEL N. RECURRENTE NO Recuento % tipo cirugía SI,TEMPORAL SI, PERMANENTE TOTAL Recuento % tipo cirugía TOTAL 52 31 91 57,1% 83,9% 100% 85,0% 4 4 0 8 28,6% 6,5% 0% 7,5% 2 6 0 8 14,3% 9,7% 0% 7,5% 14 62 31 107 100% 100% 100% 100% Recuento % tipo cirugía HT 8 Recuento % tipo cirugía TT TABLA 6: Tabla de contingencia que muestra la relación entre parálisis del nervio recurrente y el tipo de cirugía realizada. Si comparamos la tasa de complicaciones mayores, tanto la incidencia de hipocalcemia como de parálisis del nervio recurrente, con el tipo de lesión tiroidea susceptible de intervención quirúrgica, observamos que existen diferencias estadísticamente significativas (p<0,001) entre las enfermedades malignas y benignas y la tasa de complicaciones mayores, las malignas tienen una mayor tendencia de complicaciones, con un porcentaje del 63,6% frente al 19,8% en las enfermedades benignas (tabla 7).Si esta misma comparación la realizamos entre la tasa de complicaciones mayores y el tipo de cirugía tiroidea realizada, observamos que los 96 RESULTADOS pacientes sometidos a una tiroidectomía total con o sin linfadenectomía asociada, poseen mayor riesgo de complicaciones mayores(p<0,001)(tabla 8). BENIGNA MALIGNA TOTAL COMPLICACIONES NO MAYORES SI, Recuento % de histología Recuento % de histología TOTAL Recuento % de histología 69 8 77 80,2% 36,4% 71,3% 17 14 31 19,8% 63,6% 28,7% 86 22 108 100% 100% 100% TABLA 7: Tabla de contingencia que muestra la relación entre la tasa de complicaciones mayores y la histopatología de la enfermedad tiroidea. 97 RESULTADOS TIPO DE CIRUGÍA TT+LINF COMPLICACIONES MAYORES NO Recuento % tipo cirugía SI Recuento % tipo cirugía TOTAL Recuento % tipo cirugía TT HT TOTAL 4 42 30 76 28,6% 67,7% 96,8% 71,0% 10 20 1 31 71,4% 32,3% 3,2% 29% 14 62 31 107 100% 100% 100% 100% TABLA 8: Tabla de contingencia que muestra la relación entre la tasa de complicaciones mayores y el tipo de cirugía tiroidea realizada. Otra comparación llevada a cabo es la relación entre las complicaciones y el empleo de una técnica microquirúrgica desarrollada por un mismo cirujano. En nuestro estudio observamos que el porcentaje de complicaciones es menor al emplear la técnica microquirúrgica(44,4%) que al realizar la técnica tradicional(55,6%) con un valor de p=0,115, no significativo.(tabla 9) 98 RESULTADOS COMPLICACIÓN NO MICROCIRUGÍA NO Recuento % tipo cirugía SI Recuento % tipo cirugía TOTAL Recuento % tipo cirugía SI TOTAL 51 20 71 70,8% 55,6% 65,7% 21 16 37 29,2% 44,4% 34,3% 72 36 108 100% 100% 100% TABLA 9: Tabla de contingencia que muestra la relación entre la tasa de complicaciones y el empleo de la técnica microquirúrgica en la cirugía tiroidea. En nuestro estudio se realiza un seguimiento a todos los pacientes de 3 años desde que se han sido sometidos a la intervención quirúrgica. Durante este seguimiento, el 98,1% se encuentran libre de enfermedad tiroidea, un 0,9% presenta algún tipo de recidiva de su enfermedad y solamente 1 de los pacientes es éxitus, siendo el motivo del mismo ajeno a su patología tiroidea (figura 10). Por tanto, el porcentaje de éxitus en relación con las complicaciones de la propia cirugía es nulo. SIN ENFERMEDAD RECIDIVA EXITUS FIGURA 10: estado actual de los pacientes del estudio. 99 5. DISCUSIÓN DISCUSIÓN 5. DISCUSIÓN Las enfermedades del tiroides son relativamente frecuentes, encontrándose en diversas series una frecuencia en torno a un 45%. Su importancia radica en que la mayoría de ella van a ser susceptibles de tratamiento quirúrgico13. El carcinoma tiroideo es la neoplasia endocrina de más frecuente77, representando el 1% de todas las neoplasias malignas101. Su incidencia se calcula en torno a 2-20 casos/100.00 hab/año67, aunque ésta es muy variable según la población estudiada. En Europa, la incidencia de carcinoma en los varones varía entre el 0,7% de Reino Unido y el 1,8% de Alemania e Italia; mientras que, en las mujeres oscila entre el 1,3% de Reino Unido y el 4,8% de Italia23. En España, las tasas de incidencia oscilan dependiendo de las zonas geográficas estudiadas y se halla en torno al 3,6-4,9% en mujeres y entre el 0,6-1,3% para los varones23. En cuanto a las enfermedades benignas del tiroides, el bocio afecta entre un 5% y un 7% de la población mundial, siendo la segunda endocrinopatía más frecuente a nivel mundial52. Graves es la enfermedad autoinmune más prevalente, afectando a un 0,4% de la población59. La incidencia anual en las mujeres, con un periodo de seguimiento de 20 años, es en torno al 0,5%, siendo más frecuente en la tercera y cuarta décadas de la vida59. Afecta con más frecuencia a mujeres, en una proporción de 7:1 en las zonas no bociógenas, mientras que en las zonas de bocio no endémico, esta relación es menor, 3:1, a partir de los 45 años; por debajo de los 8 años afecta en la misma proporción a ambos sexos59. 101 DISCUSIÓN En nuestro estudio se han incluido un total de 108 pacientes diagnosticados de alguna patología tiroidea subsidiaria de intervención quirúrgica. La media de edad fue de 53,5 años (DS=± 15,86). En cuanto al sexo, un 82,4 % son mujeres y un 19% son varones. Por lo tanto, coincidimos con los estudios publicados en una mayor incidencia de la patología tiroidea en las mujeres, con un pico máximo en la 5ª década. En cuanto al diagnóstico anatomopatológico, se obtuvo un mayor porcentaje de hiperplasia nodular (bocio) con un 54,6%, seguido del carcinoma de tiroides de cualquier tipo histológico 20,4%. En último lugar se hayan los hipertiroidismos con un 6,5%. Un análisis más detallado de los carcinomas tiroideos, nos muestra que el carcinoma diferenciado de tiroides es más frecuente en nuestro medio, dado que no se ha hallado ningún caso de carcinoma anaplásico de tiroides de los 22 pacientes que padecieron un carcinoma en nuestro estudio. La cirugía de la glándula tiroides comenzó siendo un procedimiento peligroso con tasas extremadamente elevadas de mortalidad59. El primer relato de una intervención de tiroides data de 1170, realizada por Roger Frugardi47. Hacia la mitad del siglo XIX, aparecieron importantes avances en anestesia, antisepsia y en el control de la hemostasia, que permitieron a los cirujanos operar el tiroides con unas tasas de mortalidad reducidas12,14,47; así se ha ido descendiendo la tasa de mortalidad desde el 40% hasta ser en la actualidad del 1%, siendo nula en algunas series mundiales57,65,87. Un avance técnico a comienzos de la década de 1990 ha sido el desarrollo de un dispositivo activado ultrasónicamente que incluye tijeras y un bisturí, y permite al cirujano cortar tejidos y controlar la pérdida de sangre al mismo tiempo48,50,102. El 102 DISCUSIÓN bisturí armónico usa energía mecánica de alta frecuencia y bajo voltaje, lo que produce una menor dispersión térmica evitando el daño a tejidos vecinos(nervios, glándulas paratiroides)60,102, para cortar y coagular los tejidos y vasos simultáneamente sin la necesidad de realizar ligaduras, lo que evita el rechazo del material de sutura y disminuye la reacción tisular postoperatoria44,62 . Dado que la tiroidectomía es una cirugía que requiere un gran número de maniobras de ligadura de los pequeños vasos tiroideos, el uso de este dispositivo puede conseguir una reducción del tiempo, costos y morbilidad14,60. Diversos estudios publicados sobre el uso del bisturí armónico demuestran su beneficio en cuanto son una reducción significativa del tiempo operatorio y de los costos sin encontrarse diferencias estadísticamente significativas en las tasas de complicaciones48,50,54,62. En nuestro estudio, todos los pacientes han sido intervenidos utilizando este dispositivo. Sin embargo, aunque la tasa de complicaciones se han ido reduciendo con el desarrollo de una técnica quirúrgica más sofisticada85, no se han abolido totalmente. En relación a las complicaciones postoperatorias, las hemos dividido en 2 grandes grupos: • Las complicaciones mayores, por su frecuencia más elevada y mayor repercusión clínica, que incluyen la lesión del nervio laríngeo recurrente y la hipocalcemia27,65, 87. • Las complicaciones menores incluyen el seroma, el hematoma, la infección de la herida y la lesión del nervio laríngeo superior. 103 DISCUSIÓN Se aceptan a nivel mundial tasas de las principales complicaciones en rangos que varían del 6,9% al 25%27,29,65,75,87 en la hipocalcemia transitoria y rangos para la hipocalcemia permanente que oscilan entre el 2% y el 25%27,29,65,75,87.En cuanto a la lesión del nervio recurrente, ésta varía del 0% al 14%27,43,65,75,79,87y la disfonía transitoria entre el 2,5% y el 30%43,65,75,79,87. Con respecto a las complicaciones menores, la hemorragia postoperatoria y el hematoma tienen tasas que oscilan entre el 1,2% y el 1,6%, mientras que la infección de la herida quirúrgica ocurre entre el 0,3 y el 1%65,75,87. En nuestro estudio, tras analizar 108 casos, obtuvimos una mortalidad general del 0,9%. Si de este porcentaje excluimos las muertes por causas ajenas a la patología tiroidea, obtenemos una mortalidad del 0% y , por tanto, el porcentaje de éxitus debido a complicaciones de la propia cirugía es nulo. Por lo tanto, podemos afirmar que nuestra tasa de mortalidad es comparable a la publicada a nivel mundial. En referencia a las complicaciones de la cirugía tiroidea registradas en nuestro estudio, observamos que la tasa de complicaciones totales es del 33,3%, siendo del 28,7% para las complicaciones mayores y del 6,5% para las complicaciones menores. Desglosando este porcentaje total en cada una de las complicaciones analizadas, nos encontramos unas tasas de complicaciones menores del 0% para el seroma, el hematoma aparece en el 5,6% de los casos y la infección de la herida quirúrgica en el 0,9%. Comparando nuestros resultados con los revisados en la bibliografía, observamos un ligero incremento de nuestras complicaciones menores en relación al hematoma, con respecto a las consideradas válidas a nivel mundial. 104 DISCUSIÓN A continuación, analizamos más detalladamente, las dos complicaciones consideradas mayores: la hipocalcemia y la lesión del nervio recurrente27,65,87 1. HIPOCALCEMIA: Definimos hipocalcemia como una disminución de los niveles calcio sérico por debajo de 8,00 mg/dl65 o como la aparición de síntomas o signos en el paciente de hipocalcemia aunque las cifras de calcio estén en límites normales65,87.Consideramos hipocalcemia transitoria cuando la duración de la insuficiencia paratiroidea es menor a 12 meses y definitivo cuando su duración es mayor de 12 meses65. Nuestra casuística muestra una tasa de hipocalcemia transitoria del 14,8% de los casos y de hipocalcemia permanente en torno al 1,9%. Ambos porcentajes se encuentran en los rangos publicados a nivel mundial. Si comparamos nuestras tasas de hipocalcemia con el tipo de patología tiroidea que hemos intervenido, observamos que los pacientes operados de enfermedades malignas tienen un mayor porcentaje de hipocalcemia con respecto a los intervenidos por patología benigna, siendo esta diferencia estadísticamente significativa. Las glándulas paratiroideas siempre deben preservarse5, aunque esto no implica necesariamente su identificación (más que buscarlas, hay que encontrarlas). Así mismo, se debe evitar la ligadura de la arteria tiroidea inferior en el tronco para asegurar la irrigación de las paratiroides56. 105 DISCUSIÓN Una técnica mundialmente aceptada cuando, durante la cirugía, se produce una resección inevitable o inadvertida de una glándula paratiroidea o daños en su vascularización, es el autotransplante de la glándula paratiroidea en un bolsillo realizado en el músculo esternocleidomastoideo o en el antebrazo57,65.El grupo de Harvard81 asigna importancia a los reimplantes pero sin poder demostrar que favorezca la hipocalcemia como señalan otros estudios. Esto mismo le ocurre al grupo de Pardo57. Por otro lado, Asari y cols. consideran que el reimplante de las glándulas paratiroides no influye en la aparición de hipocalcemia postoperatoria75. En nuestro estudio, se reimplantó alguna paratiroides en 6 pacientes(5,6%). De éstos, 3 (50%)sufrieron hipocalcemia y otros 3 (50%) no. Si embargo si comparamos las tasas de hipocalcemia de los pacientes a los que se les realizó algún reimplante y a los que no fue necesario, observamos que el porcentaje de hipocalcemias es mayor en el grupo al que se les practicó el reimplante (50% frente al 17,24%) no siendo esta diferencia estadísticamente significativa. En base a estos resultados, concluimos que aunque no es estadísticamente significativo, los pacientes con reimplante de la glándula tiroidea parecen tener mayor riesgo de hipocalcemias. 2. LESIÓN DEL NERVIO LARÍNGEO RECURRENTE: La lesión del nervio laríngeo recurrente es la complicación postoperatoria más grave de la cirugía tiroidea27,43,65,79,87, puesto que una lesión bilateral puede provocar obstrucción de la vía respiratoria por parálisis de las cuerdas vocales y ser necesaria la 106 DISCUSIÓN realización de una traqueotomía urgente65,79,87. La incidencia de este tipo de lesión varía de unos estudios o otros con una oscilación amplia desde 0,5% al 30%87,65,43,79,75incluyendo las lesiones transitorias y definitivas. Si hablamos solamente de las parálisis definitivas del rango se encuentra entre 0% y el 14% 27,43,65,75,79,87. Nuestra casuística muestra una incidencia de parálisis recurrencial global del 14,8%, que desciende hasta el 7,4% de los casos cuando se trata de una lesión temporal(cuya duración es inferior a 12 meses). Cuando nos referimos a una lesión del nervio laríngeo recurrente permanente, es decir, de más de 12 meses de duración, el porcentaje es también del 7,4%. Estos resultados son comparables a otros estudios publicados y dentro del rango aceptado a nivel mundial. La identificación del nervio recurrente es crucial y obligatoria en cualquier técnica empleada5,18. La resección tiroidea a ciegas se acompaña de una lesión recurrencial hasta en el 10% de los casos19. La palpación es otra forma de identificación que, sin sustituir la identificación visual, puede ayudarnos de manera ocasional. La neuromonitorización del nervio recurrente consiste en la detección de potenciales electromiográficos generados en la musculatura laríngea resultantes de la estimulación del nervio recurrente16. Su uso es un tema contorvertido, aunque diversos estudos han demostrado su utilidad para identificar el nervio en casos complicados como reintervenciones, bocios grandes y fijos y carcinomas localmente avanzados16,20,74. Además, tiene un alto valor predictivo negativo y, por tanto, es capaz de predecir una función nerviosa postoperatoria normal (97-99%)9. Sin embargo, un meta-análisis reciente llevado a cabo por Pisanu y cols68 no encuentra diferencias 107 DISCUSIÓN estadísticamente significativas en la incidencia de lesiones recurrenciales entre la utilización intraoperatoria de la neuroestimulación o simplemente la visulización del nervio recurrente. Esto mismo concluye Popescu en su estudio llevado a cabo en 222 pacientes68. Polak tras un estudio prospectivo realizado de Junio de 2010 a Junio de 2012 y que incluye 94 pacientes intervedios de tiroides, concluye que la neuromonitarización puede ayudar a identificar las variables anatomónicas del nervio recurrente y disminuir el tiempo operatorio pero no sustituye a una cuidadosa disección y visualización del nervio69. La técnica microquirúrgica consiste en la identificación y disección rutinaria del los nervios laríngeos recurrentes ,con la mínima manipulación posible75, durante la realización de las tiroidectomías, asistido el cirujano por unas gafas lupa que magnifica todos los elementos anatómicos del campo operatorio. Desde que Lahey87 publicó un artículo en 1938 sobre la disección del nervio recurrente en las tiroidectomías, esta técnica ha estado llena de controversias. Wade43 publica en 1995 que los nervios recurrentes son muy sensibles y que debería evitarse su disección y manipulación. Sin embargo, Bergamaschi y cols43 demuestran que la parálisis del nervio recurrente tanto temporal como permanente no está asociada a la disección de los mismos. Así mismo, Casella y cols. sostienen que las variaciones anatómicas en relación a las ramificaciones extralaríngeas del nervio influyen en la aparición de lesión permanente del nervio75. Actualmente, la mayoría de las publicaciones recogen que las lesiones el nervio recurrente debidas a la propia cirugía podría minimizarse si en las tiroidectomías se identifica y expone el nervio recurrente sin una excesiva manipulación87. Mattig y col43 muestran un descenso en la incidencia de parálisis permanente de las cuerdas vocales 108 DISCUSIÓN desde el 5,9% al 0,8% en las cirugías donde se identificaron los nervios recurrentes. Así mismo, Karlan y col43 realizaron 1000 tiroidectomías con disección rutinaria del nervio recurrente, sin registrar ningún tipo de complicación. Un trabajo publicado por Sancho Fornos y col87 en 2001, compara varios artículos en los que identifican el nervio recurrente con otros en los que no llevan a cabo esta disección, constatando una menor tasa de parálisis recurrencial con significación estadística a favor de la identificación rutinaria del nervio, incluyendo tanto los casos de parálisis temporal como permanente. Uno de los puntos clave de nuestro estudio es determinar si una técnica microquirúrgica en manos de un mismo cirujano experto en su realización presenta alguna ventaja sobre la técnica tradicional en virtud de la morbimortalidad asociada a la cirugía. Para ello dividimos a nuestra muestra poblacional de la siguiente manera: de 108 pacientes estudiados, practicamos una disección rutinaria del nervio laríngeo recurrente en 37 pacientes (34,3%) ,llevada a cabo esta técnica microquirúrgica, como se comentó con anterioridad, por el mismo cirujano endocrino. La incidencia de parálisis recurrencial, tanto temporal como permanente, en este grupo fue del 21,62% (8 pacientes) frente a una incidencia del 11,27% (8 pacientes de 108) en los pacientes a los que no se realizó una disección rutinaria del nervio recurrente. Con los datos obtenidos en nuestro estudio no podemos demostrar el beneficio de la técnica microquirúrgica para disminuir la tasa de parálisis del nervio laríngeo recurrente. Si englobamos las lesiones recurrenciales y las hipocalcemias, tanto temporales como permanentes, en complicaciones mayores de la cirugía tiroidea y comparamos su tasa de ocurrencia en pacientes a los que se les practicó una técnica microquirúrgica y a los que se les realizó cirugía convencional observamos que de 71 pacientes a los que no 109 DISCUSIÓN se realizó microcirugía, 19 tuvieron alguna complicación mayor, es decir, el 26,8%. En el grupo de técnica microquirúrgica, formado por 37 pacientes, el 32,4% (12 pacientes) presentó algún tipo de complicación mayor. Por lo tanto, aunque no es estadísticamente significativo, en nuestro estudio parece haber un ligero incremento de las complicaciones mayores cuando a un paciente se le realiza la técnica microquirúrgica. Sin embargo, si analizados el porcentaje global de complicaciones, tanto mayores como menores, observamos que éste es menor al emplear la técnica microquirúrgica (44,4%) que al realizar la técnica tradicional (55,6%) con un valor de p=0,115, no significativo; y, por tanto, podemos concluir que hay una ligera tendencia a aumentar la tasa de complicaciones cuando no se emplea la técnica microquirúrgica, sin que esa ésta estadísticamente significativa. Un factor a tener en cuenta cuando hablamos de complicaciones en cirugía tiroidea, es si la intervención quirúrgica se lleva a cabo por patología benigna o maligna. Muchos estudios recogen que en las intervenciones realizadas por cáncer de tiroides tienen una mayor probabilidad de alguna lesión nerviosa con parálisis de las cuerdas vocales87,65,43. Nuestra casuística muestra una tasa de complicaciones mayores del 19,8% en la intervenciones llevadas a cabo por lesiones benignas del tiroides, es decir, de 86 pacientes con diagnóstico histológico definitivo de benignidad, solamente 17 presentaron algún tipo de complicación mayor. De los 22 pacientes sometidos a cirugía 110 DISCUSIÓN tiroidea por cáncer,14 sufrieron alguna complicación mayor, con un porcentaje del 63,6%. En base a los datos obtenidos, afirmamos que las enfermedades malignas son un factor de riesgo para la aparición de complicaciones mayores, con significación estadística. La literatura publicada recoge diversas situaciones en las que el riesgo de sufrir alguna complicación mayor se ve aumentado43,65,87.Las reintervenciones por diferentes causas implican inflamación de los tejidos, adherencias y fibrosis que distorsionan la anatomía y dificultan la disección ye identificación de estructuras anatómicas importantes43,87. En nuestra muestra poblacional de 108 pacientes incluidos, 4 habían sido sometidos a algún tipo de cirugía tiroidea previa, con un porcentaje del 3,7%. De estos 4 pacientes, 1 presentó alguna complicación de tipo mayor en su segunda intervención, con una tasa del 25%. Los 104 restantes no sometidos a ninguna cirugía tiroidea con anterioridad, muestran una tasa de complicaciones mayores del 28,8% (30 pacientes sufrieron alguna complicación considerada mayor). Comparando ambos porcentajes, observamos un incremento de la incidencia de complicaciones en las reintervenciones, siendo esta diferencia no estadísticamente significativa. Por todo ello, podemos afirmar que, en nuestro estudio, aunque no es estadísticamente significativo, la presencia de cirugía tiroidea previa parece ser un factor de riesgo para el desarrollo de complicaciones consideradas mayores. Una segunda situación recogida por la literatura con un mayor riesgo de complicaciones para la cirugía tiroidea aplicada es la irradiación cervical65 a los que 111 DISCUSIÓN algunos pacientes se pueden ver sometidos con anterioridad, provocando, también, fuerte fibrosis y desestructuración de los tejidos. En nuestro estudio solamente 1 paciente de los 108 había sido sometido a radioterapia con anterioridad a la cirugía, presentando en el postoperatorio alguna complicación de las llamadas mayores. Por lo tanto, tenemos un porcentaje del 100% en cuanto a complicaciones mayores en relación a la irradiación cervical previa, frente al 28% en aquellos pacientes que no recibieron radioterapia previa. Aunque estos datos no son estadísticamente significativos, parece haber una tendencia a la aparición de complicaciones mayores en relación a la irradiación cervical previa. En nuestro trabajo comparamos los antecedentes personales de los pacientes incluidos con la tasa de complicaciones. Como antecedentes personales a considerar recogimos la presencia de enfermedades previas no relacionadas con el tiroides, si el paciente había recibido cualquier tipo de radiación a nivel cervical previa a la fecha de la intervención y, en tercer y último lugar, si el paciente ya había sido sometido a cirugía tiroidea con anterioridad, sin especificar el tipo de cirugía que se le había realizado y si el motivo de la segunda intervención era por recidiva o aparición de una nueva enfermedad tiroidea , tanto benigna como maligna. De los pacientes analizados, 48 presentaban alguno de los tres antecedentes personales y 60 no tenían ningún antecedente de interés. De los 48 pacientes con antecedentes, 15 tuvieron alguna complicación , es decir, el 31,2%. De los 60 pacientes sanos previamente a la cirugía, 14 padecieron algún tipo de complicación mayor (23,3%), frente a los 17 de 48 pacientes que sufrieron alguna complicación mayor con antecedentes (35,4%). La diferencia entre los dos grupos no es estadísticamente significativa, por lo tanto, 112 DISCUSIÓN aquellos pacientes que habían tenido alguna enfermedad previa, habían sido sometidos a irradiación cervical o a una cirugía tiroidea previas, parece poseer un mayor riesgo de tener una complicación mayor. La tasa de supervivencia a 5 años se encuentra, aproximadamente, en torno al 97% para todos los carcinomas7. A pesar de que la tasa de curación es elevada, las recurrencias clínicas aparecen en un 5-20% de los pacientes y entre 10-15% de ellos van a desarrollar metástasis a distancia23. Estas recurrencias afectan, principalmente, a personas jóvenes. Por lo que, casi 2 de cada 3 casos suceden en individuos cuya edad se encuentra entre los 20 y 55 años77. Los carcinomas diferenciados, tanto papilares como foliculares, constituyen más del 80% del total y presentan un mejor pronóstico que los carcinomas no diferenciados (anaplásicos y medulares)101. En nuestro estudio se ha realizado un seguimiento a todos los pacientes de 3 años desde que se han sido sometidos a la intervención quirúrgica. Durante este seguimiento, el 98,1% se encuentran libre de enfermedad tiroidea, y sólo un 0,9% ( 1 paciente) presenta algún tipo de recidiva de su enfermedad. Se trata de un varón joven de 37 años diagnosticado de un carcinoma papilar ( T3N1b) que presentó una recidiva ganglionar 6 meses tras la cirugía y que fue sometido a una nueva intervención. Al finalizar el estudio el paciente se encuentra libre de enfermedad. De los 108 pacientes incluidos en nuestro estudio, únicamente 1 de ellos fue éxitus, siendo el motivo del mismo ajeno a su patología tiroidea. Por tanto, el porcentaje de éxitus en relación con las complicaciones de la propia cirugía es nulo. 113 6. CONCLUSIONES CONCLUSIONES 6. CONCLUSIONES 1. La cirugía tiroidea desarrollada en nuestro hospital es una cirugía segura puesto que la tasa de mortalidad es comparable a la publicada a nivel mundial. Lo mismo ocurre con la incidencia de complicaciones mayores, con un ligero incremento de las complicaciones menores, en relación al hematoma. 2. La técnica microquirúrgica es útil en la cirugía tiroidea, reduciendo el porcentaje de complicaciones; aunque, en nuestro medio, no reduce la tasa de parálisis del nervio laríngeo recurrente. 3. La presencia de cirugía tiroidea previa parece ser un factor de riesgo para el desarrollo de complicaciones consideradas mayores. La existencia de alguna enfermedad previa o el haber sido sometido a irradiación cervical, también parecen incrementar el riesgo de tener una complicación mayor. 4. La cirugía tiroidea llevada a cabo por enfermedades malignas presenta una mayor tasa de complicaciones mayores, con respecto a las patologías benignas . 5. La incidencia de hipocalcemia transitoria y de hipocalcemia permanente se encuentra en los rangos publicados a nivel mundial, aumentando de manera estadísticamente significativa en las cirugías realizadas por enfermedades malignas. Esta incidencia también tiene se incrementa cuando se realizan reimplantes de la glándula tiroidea, aunque no de manera estadísticamente significativa. 115 7. BIBLIOGRAFÍA BIBLIOGRAFÍA 7. BIBLIOGRAFÍA 1. Pereira Rodríguez J.A., Sitges-Serra A. Bases anatómicas del vaciamiento ganglionar cervical central. Cir. Esp 2002; 71(3):163-8. 2. Álvaro S., Andrés C., Adonis R., Andrés A. Anatomía quirúrgica cervical de importancia en cirugía tiroidea. 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T (Tumor El tumor primario puede ser único o multicéntrico; y en este primario) último caso, el nódulo de tamaño mayor determina la clasificación TX El tumor primario no puede ser evaluado T0 Sin evidencia de tumor primario T1 Tumor igual o menor de 1 cm, limitado al tiroides T2 Tumor mayor de 1 cm y menor de 4 cm, limitado al tiroides T3 Tumor mayor de 4 cm limitado al tiroides T4 Tumor de cualquier tamaño que se extiende más allá del tiroides N ( Adenopatías locorregionales) Incluye las cervicales y las del mediastino superior NX Los ganglios regionales no pueden ser evaluados N0 Ausencia de adenopatías N1 Presencia de adenopatías Adenopatías ipsilaterales N1a Adenopatías bilaterales, en la línea media o N1b contralaterales M ( Metástasis a distancia) Mx M0 M1 No pueden ser evaluadas Ausencia de metástasis Metástasis a distancia 132 ANEXOS ESTADIO FOLICULAR O PAPILAR Edad <45 Edad >45 I M0 T1 II M1 T2-3 III T1 IV M1 MEDULAR Cualquier edad T1 T2-4 N1 M1 ANAPLÁSICO Cualquiera 133 ANEXOS 8.2. ANEXO II PROTOCOLO CIRUGÍA DEL TIROIDES Nº DE CASO ANTECEDENTES PERSONALES ENFERMEDADES PREVIAS SI ---NO RADIOTERAPIA PREVIA SI NO CIRUGÍA TIROIDEA PREVIA SI ---- TOTAL SUBTOTAL IPSILAT CONTRAL NO ANTECEDENTES FAMILIARES ENFERMEDAD TIROIDEA NO SI ---- BENIGNA / MALIGNA GRADO FAMILIAR PADRE / MADRE HERMANOS DIAGNÓSTICO NÓDULO BOCIO CARCINOMA HIPERTIROIDISMO ----- GRAVES-BASEDOW / ADENOMA TÓXICO / DIFUSO MÉTODOS DIAGNÓSTICOS PRUEBAS IMAGEN ECO TAC RMN NO NO NO SI-- MICROCa SI SI HIPERVAS HORMONAS TIROG --TSH --T3 --T4 --- PAAF ESTUD ORL PREOP NO SI --- NORMAL PARÁLISIS D I INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA 134 ANEXOS TÉCNICA Qx LOBECTOMÍA DUNHILL T. TOTAL TT+L CENTRAL TT+L FUNCIONAL TT+L RADICAL INJERTO PTH NO SI ----1 2 3 4 MICROQx N.RECURRENTE NO SI CIRUJANO FECHA Qx DURACIÓN (MIT) COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS SEROMA HEMATOMA INFECCIÓN NO SI – PUNC NO <15cm >15cm NO SI –ASFÍS NO ASF DRENAJE REOPERAC NO SI PARÁL N.L. SUP. NO TEMPOR PERMAN PARÁLISIS RECURRENTE NO TEMP--- 1-3 m 3-6 m 6-12m PERMANENT HIPOCALCEMIA CAUSA LES SECCIÓN DESCONOC Ca POST---Ca 6 MESES NO TEMP--- 1-3 m 3-6 m 6-12m PERMANENT ESTADO ACTUAL DEL PACIENTE SIN ENFERMEDAD TIROIDEA RECIDIVA ÉXITUS 135