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Clases de construcciones, tipos de unidad y oraciones
Tomás Jiménez Juliá
Universidad de Santiago de Compostela
1. Introducción
El presente artículo bien podría llamarse ¿Es necesario el concepto de oración?,
si no fuera por ser éste el título de un conocido trabajo de Salvador Gutiérrez Ordóñez
(1984) en el que la discusión que se propone difiere mucho de la nuestra. En aquella
ocasión se proponía reducir la llamada oración, esto es, la estructura caracterizada por
poseer un predicado -cláusula, en nuestros términos- a una simple frase verbal, es decir,
a la expansión de un verbo. Ahora, en cambio, se va a partir del esquema expuesto en
Rojo-Jiménez Juliá (1989), en el que cláusula (por ejemplo, Juan estudia) se opone a
oración, unidad de carácter bipolar constituida por la unión de dos cláusulas en relación
interordinativa (por ejemplo, Aprobarás si estudias) y, sin cuestionar la pertinencia de
la unidad cláusula, ni por ello negar valor a las razones de S. Gutiérrez, se indagará en
la unidad de rango superior, la oración, con el fin de determinar, bien su justificación
como uno más de los tipos de unidad, el inmediatamente superior en rango a la cláusula,
bien su consideración como manifestación de algo más general y, por consiguiente, su
inexistencia como unidad autónoma.
A diferencia del trabajo de S. Gutiérrez, aquí se podrá discutir la existencia de la
oración como unidad autónoma, pero en ningún momento se pondrá en duda el carácter
diferente de la cláusula y el de esta otra unidad objeto de discusión.
Comenzaré por mencionar brevemente el origen más inmediato de la diferencia
entre los términos cláusula y oración, tal como han sido utilizados recientemente para,
tras exponer algunas remodelaciones de la diferenciación entre ambas unidades,
justificar una integración del concepto de oración en otra unidad más amplia, la
estructura exocéntrica (o interordinativa) de rango superior.
2. Cláusula y oración: historia reciente.
2.1. 'Clause' y 'sentence' en la gramática inglesa
Aunque los términos cláusula y oración ya habían sido utilizados en la tradición
española desde hacía mucho tiempo, no se puede decir que tuvieran arraigo en la gramática de los últimos cien años. El origen de la utilización del término -y concepto
asociado- de cláusula últimamente (por ejemplo, G. Rojo, 1978) debe buscarse más
bien en la tradición británica en la que clause y sentence han sido términos manejados
desde siempre, si bien este uso continuado no ha ido acompañado de una justificación
estructural de sus diferencias. M.A.K. Halliday (1961, nota 29) incluye ambos términos
dentro de su inventario de unidades, sin aludir en ningún momento a su diferencia salvo
en la vaga indicación de que
Publicado en F. Hernández Paricio (ed.), Perspectivas sobre la oración (Grammaticalia 1), Universidad
de Zaragoza, 1994, 145-183.
2
"in the description of English the sentence consists of one or more complete
clauses, the clause of one or more complete groups ..." (1961, 169)
esto es, en la constatación de que la segunda sigue a la primera en la escala del rank de
las unidades gramaticales del inglés. Casi veinticinco años más tarde, Halliday concreta
más la diferencia entre una y otra unidad, definiendo sentence como un clause complex
y reconociendo en aquélla tan sólo el nombre que recibe una o más cláusulas cuando
constituyen enunciados independientes:
"the clause complex will be the only grammatical unit which we shall recognize
above the clause. Hence, there will be no need to bring in the term 'sentence' as a
distinct grammatical category. We can use it simply to refer to the orthographic
unit that is contained between full stops" (1985, apdo. 7.1.)
Este planteamiento es seguido muy frecuentemente en las Islas Británicas,
pudiéndose considerar como uno de los lugares comunes de su trabajo gramatical. Entre
los autores más explícitos a la hora de mostrar la verdadera diferencia entre clause y
sentence cabe citar a R. Huddleston (1984), cuyas palabras la resumen mejor que
cualquier otra consideración:
"As the sentence is, by definition, the maximal syntactical construction, we
shall not allow for one sentence to occur inside another sentence (...) The
sentence is accordingly a different kind of concept from the clause. Whether a
form is a clause or not depends on its internal structure (...) But a clause or
syntactically joined sequence of clauses will be a sentence only if it is not part of
a larger syntactic construction" (apdo. 1.5).
Entre los menos claros, pero no menos partícipes de esta visión, puede
mencionarse el conocido texto de R. Quirk et al. (1972) o el de D.J. Allerton (1982), por
poner ejemplos distintos1.
2.2. La oración en la Gramática Española
2.2.1. Si observamos la mayoría de las gramáticas españolas recientes de corte
tradicional comprobaremos la existencia de una división conceptual similar, si bien con
otras distinciones terminológicas2 y con algún problema adicional: la diferencia entre
clause y sentence tendrá su equivalencia en la que opone la proposición (otras veces
1
. Según Quirk et al. (1972, apdo. 7.1),
"Sentences are either simple (containing just one clause) or complex (cotaining more than
one clause), a CLAUSE being a unit that can be analysed into the elements S(ubject), V(erb),
C(omplement), O(bject) and (A(dverbial)",
poniendo a continuación como ejemplo la secuencia I quickly shut the door before the animal could
escape, siendo toda ella una 'main clause' y la parte subrayada una 'dependent clause'.
2
. No entro en la utilización de los términos oración y cláusula en autores de los siglos XVI y XVII por
tratarse de usos sin continuidad en las gramáticas modernas, si bien hay que resaltar una cierta
coincidencia (aún con cruce terminológico) con los usos ingleses de los términos. Para un breve pero
clarificador comentario sobre estos usos remito a S. Gutiérrez Ordóñez (1984, 253 y ss.).
3
suboración) a la oración3, con el añadido -menos frecuente en las gramáticas inglesasde que la oración se define frecuentemente no como lo necesariamente dotado de
cláusulas, sino como lo que tiene sentido completo4.
2.2.2. Con respecto a esta última cuestión, esto es, la definición de oración como
'aquello que posee autonomía comunicativa', con independencia de su estructura, el trabajo de Rojo (1978) puso de manifiesto la estéril mezcla de criterios que suponía dicha
definición, y, por tanto, la necesidad de distinguir uno y otro eje. Rojo recoge la diferencia apuntada por O. Jespersen, entre otros, entre enunciado (unidad comunicativa,
independientemente de su estructura), por un lado, y cláusula u oración (unidades
definidas por su estructura), por otro, situando cada concepto (comunicativo y
gramaticales, respectivamente) en su justo lugar (cfr. apdo. 1).
2.2.3. Ahora bien, si el punto de vista adoptado por Rojo dejaba clara la
necesidad de diferenciar las unidades definidas por criterios estructurales (por ejemplo,
lo que tiene predicado) y aquellas otras caracterizadas por su valor comunicativo (lo
que, con una u otra estructura, tenía sentido completo), su clarificación de los conceptos
no fue completa. En efecto, Rojo adopta los términos cláusula y oración de un modo
totalmente 'inglés', con todo lo que ello conlleva. Así, la oración será,
"la categoría en la que se integran las cláusulas para constituir una unidad
que, además de contenerlas, las supera" (1978, 53).
La cláusula, por su parte, se define por una cierta estructura, distinta a la de otras
unidades (por ejemplo, las frases). Será, en concreto,
"la categoría en la que tienen lugar las que Martinet llama 'funciones
primarias' (sujeto, predicado, complemento directo, etc. (...)" (ibid.),
añadiendo
"o, aplicándole la definición usada anteriormente para la oración, la secuencia
predicativa que contiene un signo específico y gramatical de predicacón como
constituyente directo" (ibíd.),
esto es, evidenciando la posible similitud estructural entre cláusula y oración (al tiempo
que dejaba las cláusulas de infinitivo o gerundio fuera de cualquiera de estos tipos de
unidad, por carecer de signo de predicación específico: los morfemas verbales de las
formas personales).
En la clasificación de las oraciones, Rojo muestra una tipología que incluye
unidades estructuralmente muy diversas. Así, las oraciones podrán ser (1)
3
. Para una revisión crítica del tratamiento tradicional del concepto de proposición en la gramática
española, vid. Rojo (1978, caps. 1 y 2).
4
. En Gutiérrez Ordóñez (1984, 254 y ss. encontramos una magnífica síntesis del tratamiento de estos dos
conceptos en la gramática española, lo cual me exime de cualquier incursión en el tema.
4
monoclausales (con una sola cláusula en el nivel más alto), (2) policlausales (cláusulas
coordinadas) o (3) bipolares (con dos cláusulas interdependientes).
De acuerdo con lo anterior, una secuencia con estructura clausal podría ser
considerada 'oración', si se daban ciertas condiciones que, al igual que en las gramáticas
británicas (o, en su caso, en las españolas, con el consiguiente cambio terminológico),
no siempre quedaban claras. Así, una oración 'monoclausal' podía dejar de considerarse
como tal en cuanto se integrase en una unidad más alta, quedándose en -tan solocláusula, y, del mismo modo, una sucesión de cláusulas coordinadas podían ser
consideradas una manifestación de una cláusula compuesta por coordinación (en un
modo de denominarlas paralelo a lo dicho para las frases), o, por el contrario, una
oración policlausal, puesto que era el marco en el que se relacionaban cláusulas, todo
ello motivado por la utilización del término oración en relación con criterios no
estructurales estrictamente (en concreto, su carácter independiente o integrado). Y fue
esta indeterminación en la distinción entre cláusula y oración la que provocó conocidas
críticas (Cfr., por ejemplo, Gutiérrez Ordóñez, 1978, 1984) evidentemente no carentes
de fundamento.
Entre los tipos de oración reconocido había, sin embargo, uno considerable
como cualitativamente distinto a la cláusula. En efecto, al lado de las oraciones
monoclausales (estructuralmente, cláusulas), y de las policlausales (estructuras
coordinadas formadas por cláusulas) Rojo (1978) contempla las oraciones bipolares
(estructuras formadas por dos cláusulas en relación interdependiente y unidas por un
nexo). Estas últimas constituían, en principio, unidades no homologables con lo que
ocurría en las frases, esto es, no eran el mero resultado de la aplicación del principio
coordinativo a la cláusula, razón por la cual aparecían como una unidad realmente
diferenciada de ésta desde el punto de vista estructural. Frente a la denominación de
oración para casos como las monoclausuales y las policlausales, cuya estructura no
parecía justificar una diferencia de tipo de unidad con respecto a la propia cláusula, este
último tipo poseía una estructura cuyas funciones primarias nada tenían que ver con las
de la cláusula, ni -en principio- con las que podían crearse con unidades no-predicativas.
La importancia de la consideración de este tipo de unidades bipolares (no casualmente
muy discutidas desde su introducción5) llevó a considerar a la inicialmente llamada
oración bipolar como la única unidad -caracterizable como tal- que justificaba un
carácter estructuralmente distinto de la cláusula. Y este carácter particular de las
llamadas oraciones bipolares fue lo que se reflejó en lo que en cierto modo constituyó
una puesta al día de ciertos aspectos contenidos en Rojo (1978), a saber, Rojo-Jiménez
Juliá (1989).
2.2.4. La tesis presentada en este último texto mantiene la existencia de cuatro
unidades sintácticas, palabra, frase, cláusula y oración, si bien reorganiza el ámbito de
la unidad de rango superior: mientras la cláusula será la unidad caracterizada por tener
un predicado como constituyente directo, tenga carácter integrado o independiente, la
oración será una unidad caracterizada "por la posesión de una estructura bipolar cuyos
5
. De hecho, la única forma de negar la existencia de oraciones como unidades distintas de las cláusulas
era la de negar la propia relación de interdependencia entre los miembros de las bipolares, pues de otro
modo, la distintividad entre ambos tipos de unidad era indiscutible. Y en ello es en lo que se centran las
críticas de Gutiérrez Ordóñez (1978) o De Molina Redondo (1985). Volveremos sobre esto más abajo
(apdo, 4.1.4.).
5
dos miembros se exigen mutuamente" (id., 146) y -habría que añadir- están realizados
por cláusulas. Las oraciones monoclausales, pues, están consideradas como cláusulas
(simples o complejas, en este último caso recursivamente ampliadas mediante alguna
cláusula integrada). La exclusión de las policlausales de entre los tipos de oración, por
su parte, era consecuencia de la propia exclusión de la estructuras coordinadas de entre
las variantes de un tipo determinado de unidad. Como veremos dentro de un momento,
una coordinación es la unión paratáctica y abierta de una serie de constituyentes
homogéneos semánticamente, pero sin características estructurales necesariamente
comunes. Una estructura como
(1) Llegó tarde, muerto de cansancio y sin que nadie le hubiera echado una mano
no puede ser considerada ni una frase compuesta, ni una cláusula compuesta ni, por
supuesto, una oración. Es, simplemente, una estructura coordinativa cuyos miembros
pueden tener una naturaleza muy diversa o, más exactamente, una clase de construcción
cuyos miembros pueden pertenecer a tipos de unidad muy distintos. Sobre este extremo
Cfr., Jiménez Juliá, 1987, apdo. 3.4.2. o, más recientemente, 1993.
Por todo ello, la oración se mantenía como unidad caracterizada como
-únicamente- el tercero de los tipos previamente considerado, esto es, como una
estructura bipolar constituida por dos cláusulas en relación interordinativa, supuestos
que se dan en, entre otras, estructuras adversativas y concesivas o condicionales como
las de
(2) Es un buen chico pero tiene mala suerte
(3) Lo pasamos bien aunque lloviera a cántaros
(4) Te divertirás si vienes con nosotros.
De lo visto hasta ahora se desprende que el concepto de oración como unidad
diferenciada de la cláusula descansa en el reconocimiento de la existencia de una
relación de interordinación entre los constituyentes de ciertas estructuras (causales,
condicionales, adversativas, etc.). Trataré de dar cuenta dentro de un momento de las
razones para considerar la existencia de interordinación en estos casos, relación, como
es sabido, a menudo negada por autores de distintas ópticas (vid., por ejemplo,
Gutiérrez Ordóñez, 1978 o Hernández Paricio, 1993, por poner ejemplos cercanos y
diversos entre sí).
Ahora bien, esta aceptación de la interordinación como relación que preside las
relaciones de estructuras como (2-4) no implica necesariamente la aceptación de la
oración como unidad autónoma. En las próximas líneas trataré de justificar sobre qué
base dicha unidad puede ser cuestionada.
6
3. Clases de Construcción y tipos de unidad
Tras el anterior repaso al concepto de oración, tal cual se ha venido defendiendo
en el ámbito de la lingüística funcional en el que me integro, viene la hora de profundizar en la naturaleza de la misma y, llegado el caso, cuestionar su relevancia como
unidad diferenciada. Para ello, parece conveniente hacer una breve caracterización de
las unidades sintácticas sobre las que baso toda la descripción, así como de sus criterios
de delimitación.
La primera consideración que hay que hacer para justificar el inventario de
unidades sintácticas abajo descrito es la de la existencia de dos niveles de abstracción,
las clases generales de construcción, y los tipos de unidad. Veámoslas por separado.
3.1. Clases de construcción
Por clase de construcción se entenderá el mecanismo constructivo subyacente a
cualquier unidad sintáctica existente. Dichos mecanismos son de carácter muy simple
-como cabe esperar- y pueden definirse, a grandes rasgos, como los de 'expansión' y
'fusión'. L. Bloomfield (1933) acuñó los términos que nos sirven para describir estos
mecanismos constructivos, si bien la coincidencia entre su conceptualización y la aquí
presentada está lejos de ser total: para Bloomfield había dos clases de construcciones,
exocéntricas y endocéntricas, siendo éstas últimas subdivididas en 'subordinativas y
'coordinativas', remitimos a nota los detalles de sus definiciones, por ser sobradamente
conocidas6. Por razones de utilidad práctica, así como de pertinencia teórica en la
clasificación, voy a considerar que la división bipartita de Bloomfield debe convertirse
en tripartita, además de modificarse notablemente los criterios para definir el
exocentrismo. De este modo, en lugar de construcciones exocéntricas y endocéntricas
hablaremos de construcciones endocéntricas, coordinativas y exocéntricas, de acuerdo
con la siguiente distribución7:
Hipotaxis--> Construcción endocéntrica: A (+ B)
Construcción coordinativa: M1 & M2 ... & Mn
Parataxis
Construcción exocéntrica: #A & B#
6
. La conocida explicación de Bloomfield (1933, apdo. 12.10) comienza considerando que toda
construcción sintáctica combina dos o más formas, dando como resultado una resultant phrase. Y
continúa:
"The resultant phrase may belong to a form-class other than any constituent. For instance,
John ran is neither a nominative expression (like John) nor a finite verb expression (like ran).
Therefore we say that the English actor-action construction is exocentric: the resultant phrase
belongs to the form-class of no immediate constituent". (ibid.)
Las unidades endocéntricas, en cambio tienen uno o más constituyentes de la misma 'clase formal' que el
conjunto:
"poor John is a proper-noun expression, and so is the constituent John; the forms John and
poor John have, on the whole, the same functions" (ibid.).
7
. Para un tratamiento más detallado de todos estos aspectos vid. Jiménez Juliá 1993, Cap. 1.
7
3.1.1. Una construcción endocéntrica es el producto de la expansión de una
unidad inicial, simple o compleja, mediante complementaciones o modificaciones de
diverso tipo, normalmente jerarquizadas. Se corresponde con lo que Bloomfield llamó
en su día endocentrismo 'subordinativo' y supone un crecimiento 'cuantitativo' de una
cierta secuencia sin que dicha ampliación modifique su valor inicial, entendiendo por tal
tanto sus rasgos semánticos generales como sus características sintagmáticas
(posibilidades de complementación y de integración). (5 -10) son diferentes casos de
esta clase de construcción, con un elemento inicial -que, como tal, se constituye en el
núcleo de la construcción'8- y una o más expansiones del mismo:
(5) Llegamos (+ a nuestro destino)
(6) (+ Muy) bien
(7) ((+ Muy) (Fácil (+ de entender))
(8) Ejercicio (+ de fácil realización)
(9) (+ Desgraciadamente) todo ha terminado
(10) (+ Totalmente) sin sentido.
En este tipo de construcción, los aspectos cualitativos relevantes son los
imputables a su núcleo, siendo el resultado de la expansión una unidad enriquecida
semánticamente, pero no alterada en los valores básicos antes señalados.
3.1.2. Una construcción coordinativa es el resultado de la concatenación nexual
de dos o más unidades semánticamente equivalentes9, para formar una construcción
abierta (destacando ambas características, la de ser una construcción, y la de ser
abierta) de miembros paratácticamente ligados. La construcción, como tal tiene un
valor (asociación necesaria, acción paralela, disociación exclusiva, etc.) no reductible al
de sus miembros, aunque se suela destacar el hecho de que tiene la misma capacidad
integrativa que cada uno de sus miembros (hecho, por lo demás, bastante intrascendente). Aquí, frente a lo que ocurría en las construcciones endocéntricas, las
propiedades de la construcción no pueden identificarse con las de ninguno de sus
constituyentes, a no ser que reduzcamos dichas propiedades a su capacidad integrativa,
en cuyo caso, como ya indicó Bloomfield, se identificaría con la de todos sus
constituyentes.10 Son ejemplos diversos de coordinación:
(11) Dos, tres, cuatro y cinco suman catorce.
(12) He oído un enorme escándalo, a Juan dirigiéndolo, y cómo llegaba la policía para
detenerlos a todos.
(13) Hace toda clase de favores y a todo el que se lo pida.
(14) He comprado libros a Sonsoles y una serie de discos.
8
. No es éste el momento de afrontar la siempre interesante discusión sobre el concepto de 'núcleo', por lo
que, para entendernos, considero dicho concepto como el núcleo2 en términos de Escribano (1980), con
quien coincido en lo fundamental.
9
. Para un tratamiento de las condiciones exigidas para la existencia de una coordinación, vid Jiménez
Juliá, 1993, apdo. 2.3.).
10
. Debo hacer constar que el esquema de Bloomfield fue seguido por quien ahora lo matiza en un trabajo
anterior (Cfr. Jiménez Juliá, 1987), cayendo, por consiguiente, en las inadecuaciones que ahora se trata de
poner de manifiesto.
8
Como se puede comprobar con la muestra anterior, la coordinación es una
estructura paratáctica y abierta en la que, como en toda estructura paratáctica, existe
necesidad mutua entre los constituyentes desde el momento en que es esta convivencia
la que asegura la existencia de la construcción y el significado constructivo que de ella
surge. Además es un recurso constructivo que exige una cierta homogenidad semántica
entre sus miembros (que sean circunstancias, propiedades, entidades, etc.), pero nada
más. No hace falta que pertenezcan a tipos de unidad homogéneos, como se evidencia
en (12), ni que tengan un valor funcional unitario en sus realizaciones aisladas, como se
ve en (13); ni siquiera que sean unidades inventariables como tales: (14) muestra una
coordinación entre grupos complementarios que no tienen entidad autónoma
independiente del contexto11.
Las anteriores indicaciones tan sólo pretenden dejar bien clara la falsedad de
ciertos lugares comunes a propósito de la coordinación, a saber, la supuesta identidad
funcional como requisito previo de sus miembros, o la supuesta identidad total entre
éstos y la construcción global, si bien mi intención ahora no es la de profundizar en este
tipo de estructuras, sino tan solo la de identificar la coordinación como la segunda gran
clase de construcción sintáctica, tras el endocentrismo.
3.1.3. Hay finalmente, una tercera clase de construcción, identificable con un
tipo de exocentrismo, el que más abajo llamaré exocentrismo trimembre, que consiste
en la concatenación nexual de unidades, también semánticamente equivalentes,
formando una construcción de miembros paratácticamente ligados con un significado
constructivo definido (condición, restricción, causalidad, etc.). Hasta aquí la definición
coincide básicamente con lo dicho para la coordinación. La diferencia entre
exocentrismo y coordinación reside en el carácter abierto de las estructuras coordinativas, frente al cerrado de las exocéntricas. Quiere esto decir que mientras una
estructura coordinativa puede ver incrementado el número de sus miembros de modo
indefinido, una estructura exocéntrica consta de un número fijo de constituyentes, de
modo que cualquier adición que se haga será bien una expansión endocéntrica al
conjunto de la construcción, bien una concatenación paratáctica al conjunto exocéntrico,
pero nunca un nuevo miembro al mismo nivel de estructura jerárquica que los demás.
Con ejemplos,
(15) Iré aunque no quieras, pero acabarás alegrándote de que vaya.
(16) Verdaderamente, si vienes te divertirás.
(17) Si vas iré yo también, si el tiempo lo permite.
Frente a la estructura en serie usual en la coordinación, las construcciones
exocéntricas de (15-17) presentan una estructura de acuerdo con el siguiente esquema:
11
. Para una explicación de este tipo de estructuras, Cfr. Jiménez Juliá (1993, apdo. 2.3.3.).
9
(15')
est. exoc.
MIEMBRO 1
&
MIEMBRO2
est.exoc.
conj.
cláus.
MIEMBRO1 & MIEMBRO2
Iré
aunque no quieras
pero
acabarás alegrándote...
(16')
est. endoc.
MODIF.
NUCLEO
adv.
est. exoc.
MIEMBRO1
&
verdaderamente, te divertirás
si
MIEMBRO2
vienes
(17), por su parte, puede ser interpretada como (17') o como (17''), pero nunca con todos
sus elementos al mismo nivel de estructura jerárquica:
(17') est. exoc.
(17'')
est. exoc.
MIEMBRO1 & MIEMBRO2
MIEMBRO1 & MIEMBRO2
est.exoc.
est. exoc.
Antes de justificar una serie de cuestiones relativas al concepto de
'exocentrismo', es necesario insistir en el hecho de que las tres clases de construcción
anteriores, por el hecho de ser clases generales, abarcan el conjunto de manifestaciones
sintácticas posibles. O, lo que es lo mismo, cualquier unidad susceptible de ser
analizada en constituyentes sintácticos será necesariamente una manifestación de alguna
de las tres clases mencionadas: será bien una expansión endocéntrica de alguna unidad
inicial, bien una concatenación coordinativa de elementos semánticamente homogéneos,
bien una concatenación interordinativa de elementos de iguales características.
3.1.4. Endocentrismo, exocentrismo y coordinación
3.1.4.1. Las últimas indicaciones permiten ver una diferencia entre el uso que del
término exocentrismo aquí se hace y el valor que Bloomfield le da. Para Bloomfield la
esencia del exocentrismo era el hecho de que ninguno de sus constituyentes perteneciese
10
a la misma clase formal que el todo que constituyen (the resultant phrase) Cfr. nota 6
supra). El verdadero significado de 'clase formal' no estaba muy claro, pero siempre se
ha interpretado como mismo tipo de unidad o, más flexiblemente, como mismo valor
integrativo. A mi juicio, sin embargo, la identidad de capacidad integrativa entre un
todo y alguna de sus partes puede ser una consecuencia de su mecanismo constructivo,
pero no es, por sí mismo, garantía de nada. Un sustantivo y una frase preposicional
pueden tener la misma capacidad funcional (Cfr. Veo cosas/a los niños), sin que ello
garantice nada. Cabe la posibilidad de que para un determinado hueco funcional, que
requiere ciertos requisitos semánticos, sean posibles tanto unidades complejas como
algún constituyente de las mismas, sin que ello autorice a decir que las primeras son
meras expansiones de éste: no creo que sea defendible que una frase nominal, por
ejemplo, las montañas, sea una expansión de montañas, sino una unidad que ha recibido
una determinación sintáctica. Sin embargo, cabe decir veo montañas/las montañas, pues
en español el sustantivo en posición posverbal suele adquirir una determinación
morfológica a través del plural (Cfr. *Veo montaña). De hecho, el ejemplo comúnmente
admitido de exocentrismo -de absoluta falta de identidad entre el todo y ninguna de sus
partes-, el de las frases preposicionales, se refiere a la unión de una unidad con un
caracterizador 'paramorfológico', esto es, sin la autonomía propia de las entidades
realmente sintácticas y, por tanto, inutilizable como unidad funcional. Pero incluso en
estos casos la unidad que funciona como 'Término' de la preposición nos puede jugar
una mala pasada cuando en algún contexto se permita suplantar al todo: un ejemplo
como Veo a unos niños/unos niños/niños hace peligrar el exocentrismo de las mismas
frases preposicionales si ceñimos nuestra argumentación a la identidad o no identidad
integrativa del todo y alguna de sus partes.
Si la ausencia de capacidad integrativa entre el todo y sus partes no puede
tomarse como el único rasgo pertinente para caracterizar algo como 'exocéntrico' (frente
a 'endocéntrico'), habrá que considerar la existencia de otros rasgos más generales para
distinguir unas construcciones de otras. Desde una sintaxis funcional (una vez más,
recalcando los términos sintaxis y funcional), una estructura será caracterizada como
endocéntrica, coordinativa o exocéntrica a partir de su valor como construcción, esto es,
determinando si todos los aspectos relevantes de la construcción se reproducen en uno
de sus constituyentes o si en dicha reducción ha habido alguna eliminación cualitativa
con respecto a lo presente en el todo.
3.1.4.2. En las estructuras endocéntricas, el todo y su núcleo -esto es, la unidad
de la cual el todo no es sino una expansión- participan de estos valores. En las demás
estructuras no. Con ejemplos, estructuras como (18-20) pueden ser consideradas como
diversos casos de exocentrismo:
(18) Resido en Madrid parte del año
(19) Casa alta
(20) Fácil de hacer
(21) Muy bien
(22) Verdaderamente, fue una fiesta estupenda
pues la naturaleza de la unidad y su valor semántico global se mantiene en todos los
casos antes y después de las consiguientes expansiones. Se trata de la expresión de
11
procesos, con mayor o menor concreción de sus rasgos, de la expresión de entidades,
con mayor o menor capacidad extensional según la expansión reduzca su ámbito
clasemático e incremente sus rasgos intensivos, de la expresión de propiedades, con
mayor o menor delimitación intensional, o de su cuantificación, o, incluso, como en
(22), puede tratarse de adiciones destinadas a introducir en la expresión del enunciado
un rasgo perteneciente a cómo se concibe la enunciación, esto es, un rasgo que haga
referencia a una valoración del hablante sobre el enunciado, sin que introduzca ningún
rasgo referencial nuevo. Pero en todos los casos, ni la caracterización semántica global,
ni las propiedades sintagmáticas (posibilidades integrativas y de complementación) se
alteran con respecto a las mantenidas en la unidad inicial. Se trata, en definitiva, de
unidades endocéntricas, con todo lo que ello implica.
3.1.4.3. Las estructuras paratácticas, en cambio, están creadas para posibilitar la
expresión directa y explícita de una relación (conjunción, contrariedad,
contradictoriedad, causalidad, condición, restricción, etc.) y, por consiguiente, requieren
de la presencia solidaria de elementos semánticamente homogéneos concatenados para
adquirir su valor significativo pertinente como unidad12. Una estructura coordinada o
interordinada no es, en sentido estricto, la expansión de una unidad inicial, por mucho
que en el caso de la coordinación se repita constantemente su carácter expansivo. Es,
por el contrario, una construcción en absoluto reductible a ninguno de sus elementos
constituyentes. Casos como (23-25) constituyen la expresión de, respectivamente, una
asociación necesaria, una contradictoriedad y una restricción, y el hecho de que sus
constituyentes pueden realizar la misma función que el todo resulta absolutamente
intrascendente ante el hecho de que por sí mismos carecen del valor que el conjunto
expresa.
(23) Juan y Pedro forman una magnífica pareja.
(24) Ire o al cine o al teatro, pero en casa no me quedo.
(25) Es un libro interesantísimo, pero algo largo.
Y otro tanto se puede decir si lo expresado es simplemente una acción paralela o una
contrariedad: (26) y (27) no son menos solidarios que (23-25).
(26) Juan y Pedro acaban de llegar.
(27) Eso se lo dices a Juan o a Pedro.
Naturalmente, cuando hablo de estructuras paratácticas me refiero a todas las
que no son hipotácticas (endocéntricas), incluyendo, por consiguiente, tanto las
construcciones coordinativas como las exocéntricas trimembres. Aunque los apartados
3.1.2. y 3.1.3. han diferenciado ya unas y otras, conviene justificar sus diferencias. Para
ello, sin embargo, se impone una tarea previa: la misma justificación de la relación
interordinativa en el interior de las estructuras paratácticas exocéntricas. En efecto, si
hay algo del esquema teórico del que parto que ha sido criticado con asiduidad, es, sin
duda, el carácter interordinado de estas estructuras. Parece conveniente, pues, dedicar el
12
. Naturalmente una relación de este tipo puede expresarse también mediante otros recursos: una
preposición, por ejemplo, puede expresar causalidad o condición, pero siempre dependiendo del contexto
en el que se integre. Esto es, su valor relacional concreto será un valor sustancial contextualmente
condicionado. En las conjunciones, en cambio, su valor es independiente del contexto.
12
próximo apartado a una justificación que, dicho sea de paso, quizá nunca se haya hecho
explícitamente.
3.1.4.4. La interordinación como relación existente entre unidades en las que no
hay determinación unilateral, pero que tampoco se coordinan en series abiertas es algo
de prácticamente nula tradición en gramática. Las distintas gramáticas tradicionales
nunca han reconocido una relación de este tipo, y tampoco las estructurales. La
existencia de relaciones paratácticas en construcciones de carácter cerrado siempre fue
visto como una modalidad de coordinación cuya característica fundamental -su carácter
cerrado- ni siquiera se solía destacar13.
La ausencia de atención a un rasgo estructural tan pertinente como el carácter
abierto o cerrado de una construcción, sin embargo, es fácilmente explicable: tiene su
origen en el apego, podríamos decir irreflexivo, a las descripciones gramaticales
clásicas, basadas en criterios muy distintos a los que supuestamente rigen nuestros
estudios sintácticos. Veamos el proceso.
3.1.4.4.1. Como es sabido, la sintaxis clásica era un estudio del régimen y la
concordancia de las clases de palabras, y no de estructuras formadas por palabras. Hasta
que, más de veinte siglos después de las primeras descripciones de los estoicos, los
racionalistas comenzaron a hablar de la 'oración' en un sentido gramatical -y no sólo
lógico-, la unidad gramatical superior era la palabra. En este sentido, las distintas
unidades se describían en relación con el tipo de rección o de modificación formal
(concordancias) que provocaban en las unidades con las que se relacionaban. Y es en
este contexto en el que hay que situar la diferenciación clásica entre preposiciones y
conjunciones: las preposiciones caracterizaban unidades de un modo similar, aunque
ciertamente más concreto desde el punto de vista semántico, que las flexiones casuales14.
Las conjunciones unían. Ahora bien, en caso de unir unidades verbales, éstas podían
tener dos comportamientos: bien poseer las mismas características, en concreto, de
modo verbal, bien estar sometidos a algún tipo de consecutio, siendo particularmente
relevante el hecho de que el segundo miembro de la unión fuese en modo subjuntivo.
En el primer caso, las conjunciones eran consideradas coordinantes. En el segundo,
subordinantes. El término subordinante se justificaba por el carácter adquirido por el
modo subjuntivo como modo no autónomo, esto es, como modo 'de la subordinación',
que hacía referencia a la existencia de una relación sintagmática, más que a un
contenido modal15.
13
. Como excepción cabe destacar el trabajo de S.C. Dik (1968), quien distingue entre nexos coordinantes
abiertos (n-arios) y cerrados (binarios), pero su alusión no es más que una reproducción de lo dicho en
las gramáticas clásicas (Cfr. apdos 3.1.4.4.1. y 3.1.4.4.2. infra)..
14
. Para L. Rubio (1966, 169),
"las preposiciones no caen de lleno ni en el código del léxico ni en el código de la gramática.:
constituyen la forma intermedia o de transición entre los dos extremos",
añadiendo que en romance las preposiciones adquieren en ocasiones un carácter desemantizado poco
usual en latín.
15
. En su conocido trabajo, A. Badia Margarit (1953) señala la tendencia del latín clásico literario (frente
al primitivo e, incluso, el vulgar), a construir toda secuencia subordinada en subjuntivo, estableciendo así
una identificación (subjuntivo = subordinación) muy lejos de etapas anteriores o posteriores. Es, sin
embargo, el latín clásico literario el que se tomará como modelo tanto en las descripciones de las
13
O. Riemann resume claramente esta posición en su clásica e influyente Syntaxe
latine, en la que habla de conjunciones coordinantes (copulativas, disyuntivas, adversativas, causales y conclusivas); sigue hablando de conjunciones para las de comparación
y para las partículas interrogativas directas (Cfr. 18943, apdos. 271 y ss.), para,
finalmente, remitir, en su índice analítico, al apartado de las propositions subordonnées
para ver las conjunciones subordinantes. La explicación de este tipo de proposiciones se
hace como sigue:
"Ici encore le rapport de temps entre la proposition principale et la
proposition subordonnée est déterminé le plus souvent para le sens même de
l'ensemble de la phrase, et en pareil cas le subjonctif n'exprime, par lui-même,
aucune idée de temps: si l'on dit, par exemple, rogo ut uenias, il est évident que
uenias exprime une action future para rapport à rogo" (id. apdo. 239 a). Negrita
del autor)
Es, pues, el modo subjuntivo del verbo el que delata su carácter subordinado,
aunque dicho modo se presente como un resultado lógico de la conexión entre los
sentidos de ambas secuencias y no como la causa de su consideración como
subordinado16. Y es ésta la razón por la que, diga lo que diga 'el sentido lógico', las
conjunciones condicionales se incluyen dentro del capítulo dedicado a las proposiciones
subordinadas (apdo. 241), si bien, en los casos en los que la prótasis se expresa en
indicativo, Riemann habla de propositions indépendantes (apdo. 242). Y con el mismo
criterio, las causales se incluyen dentro de las coordinantes cuando los verbos unidos se
expresan en indicativo (atribuyendo a la expresión un 'estilo directo'), pero no cuando lo
hacen en subjuntivo (Cfr. apdo. 240b).
De acuerdo con la forma clásica de hacer gramática, el que las conjunciones
unan un constituyente con el verbo de la cláusula en la que se integran (lo que ocurre
con ut, por ejemplo) o dos unidades que pueden tener su propia autonomía (si, atque,
etc.) no supone ningún criterio de diferenciación. Entre otras cosas, porque la propia
noción de constituyente era totalmente ajena a la misma.
El texto de Riemann recoge lo que constituía la tradición clásica desde la propia
época imperial y, al tiempo, tendrá su continuación en la mayoría de las gramáticas clásicas posteriores. Ernout & Thomas (19532, Caps. 4 y 10) permite ver idéntica división
entre conjunciones según el modo verbal de la segunda cláusula. Bassols (1956), igualmente, considera que
gramáticas de la época clásica e imperial como en las posteriores, y la que servirá como punto de partida
de las gramáticas de los romances.
16
. Aunque no es mi intención discutir esto ahora, hay que señalar que incluso desde una perspectiva
estrictamente rectiva, sería discutible el carácter inequívocamente subordinado de las secuencias con
verbo en subjuntivo. En no lo digo porque quiera no es fácil determinar el carácter de marca de
subordinación del modo subjuntivo en la segunda cláusula, sobre todo porque existe la alternancia
quiero/quiera con diferencias significativas. Además, ¿qué habría que decir en casos como Ojalá venga
Juan o Quizá pueda ir? Están estas cláusulas subordinadas a Ojalá y Quizá, respectivamente?
Evidentemente no. No se puede confundir la necesidad de un contexto para la ocurrencia de una cierta
forma (cosa que también ocurre con muchas formas del indicativo) y el carácter subordinado de la misma.
14
"No todas las oraciones que intergran un período están en el mismo plano.
Con frecuencia desde un punto de vista lógico se subordinan unas otras" (1956,
II, 125)
Esta subordinación lógica queda marcada explícitamente "al adquirir mayor madurez el
lenguaje" a través de "conjunciones o pronombres adecuados y subsidiariamente modificando los tiempos, modos y personas del verbo de la oración subordinada" (id., 126).
La mayoría de las gramáticas españolas de corte tradicional interiorizó la
división de las conjunciones en los términos anteriores a la hora de hablar de la
clasificación ya no de éstas, sino de las oraciones (y, por extensión, de cualquier otra
unidad en la que intervinieran estas partículas), dándose como resultado una
caracterización mixta y, por consiguiente, incoherente: por una parte se sanciona como
definitiva la división entre coordinadas (sobre todo copulativas, disyuntivas y
adversativas, que son las que nunca rigen subjuntivo tras el primer miembro) y
subordinadas (todas las demás) sobre la base del comportamiento de sus conjunciones
(a su vez, heredado de sus ascendientes latinos). Por otra, se insiste en que la
clasificación en coordinadas y subordinadas hace referencia al comportamiento relativo
entre las unidades relacionadas, subiéndose así al carro de la "sintaxis de la oración"
propiciado por las gramáticas racionalistas del siglo XVII e iniciado en la tradición
gramatical peninsular por el texto de Julio Cejador y Frauca (1905).
El problema se agrava cuando el mismo salto que se da desde la sintaxis de
régimen a la sintaxis de la oración se ha dado también en el caso de las distintas
aproximaciones estructurales: ¿Sobre qué base sintáctica se puede decir que la relación
entre los miembros de una oración adversativa y los de una oración condicional es
diferente? Sobre ninguna sintáctica, esto es, constructiva. Sin embargo, seguimos
viendo las oraciones adversativas como subclasificación de las coordinadas y las
condicionales como un tipo de subordinadas. Que el problema del seguimiento
irreflexivo de los criterios de régimen es grave se percibe en el hecho de que autores
como S.C. Dik (1968), haciendo referencia a una lengua como el inglés -carente de
modo verbal- sigue hablando de adversativas y causales (con for) como coordinadas
(binarias), y de condicionales como subordinadas.
3.1.4.4.2. Desde el punto de vista constructivo y, más concretamente, desde una
óptica funcional, hay que considerar que las preposiciones son, como bien señalaba L.
Rubio (Cfr. nota 14) unidades caracterizadoras a medio camino entre el léxico y la
flexión casual. De hecho, no pueden considerarse morfemas porque no pertenecen a la
estructura morfológica de unidad alguna, pero actúan de un modo parecido a unos
morfemas casuales con una mayor carga de contenido que el asociado a los verdaderos
morfemas de este tipo. Tanto por razones históricas como sintagmáticas, por
consiguiente, no cabe duda de que la preposición constituye una unidad junto a su
término. Dicho de otro modo un ejemplo como (28) será siempre analizado como (28') y
nunca como (28''):
15
(28) Arena de playa
(28')
(28'')
x
x
x
x
x
arenas de
x
x
x
x
playa
arenas
de
playa
Esto es, la preposición caracteriza algo que, una vez caracterizado, se adjunta a otra
unidad como expansión de la misma.
La conjunción en cambio, no caracteriza, sino que une. En principio, parece
obvio que una secuencia como (29) tiene como análisis natural (29''), y no (29')17:
(29) Arena y playa
(29')
(29'')
x
x
x
x
x
arenas y
x
x
x
x
playa
arenas
y
playa
Dicho rápidamente, la unión de una preposición con una unidad da como
resultado un sintagma, que se suele denominar, con mayor o menor fortuna, frase
preposicional. La unión de una conjunción y una unidad no es un sintagma, sino que
constituyen dos miembros de un sintagma de nivel superior. Y no hay razón para
suponer que el esquema (A & B) que se identifica con la presencia de la conjunción y o
pero en ejemplos como (30) y (31) no aparece igualmente con las conjunciones si o
porque en (32) y (33):
(30) Es bueno y no presume de ello
(31) Es bueno pero no presume de ello
(32) Es bueno si no presume de ello
(33) Es bueno porque no presume de ello18
17
Para una revisión crítica de los autores que han defendido segmentaciones como (29'), Cfr. Dik, 1968,
52 y ss.
18
. A. Alonso-P. Henríquez Ureña (1935) definían las conjunciones como "partículas que unen entre sí
elementos sintácticamente equivalentes" (II, 223), especificando que
"Sintácticamente equivalentes quiere decir que en la oración desempeñan oficio equivalente o
que son oraciones de un mismo rango sintáctico"
Posteriormente señalan que éstas, que son las conjunciones coordinantes, son las "propiamente
dichas", aludiendo después a las subordinantes, cuyo "oficio es muy diferente" y de las cuales no dan
16
3.1.4.4.3. Antes de continuar hay que hacer constar que el papel conector de las
conjunciones no presupone el carácter paratáctico de todas ellas. En efecto, si bien los
nexos conjuntivos tenían como fin primario la unión de dos unidades (clausales o no)
homogéneas semánticamente con el fin de expresar alguna relación lógica entre ellas
(conjunción, altenancia, contradictoriedad, causalidad, condición, negación conjunta),
había en latín una serie de conjunciones destinadas a introducir una unidad clausal en el
interior de otra como constituyente regido directamente por el verbo. Eran éstas
conjunciones como ut o ne (rogo ut veniat, timeo ne veniat), como quin o quominus
(quis dubitet quin in uirtute diuitae sint?, intercludor dolore quominus ad te plura
scribam) o an (haud scio an uenerit)19, entre otras. Este tipo de conjunciones, que tienen
sus equivalentes romances en la conjunción que (en el caso de ut o ne), en esa misma
conjunción que, normalmente precedida de preposición (en el caso de quin y quominis)
y en el si introductor de interrogativa indirecta (en el caso de an), no son conjunciones
paratácticas, esto es, conectoras de elementos homogéneos -como todas las demás-. El
papel de estas conjunciones, notablemente desemantizadas en su paso a las lenguas
romances, es del relator que incorporan las unidades clausales con verbo en forma
personal cuando se integran en una unidad más amplia y, por tanto, no unen dos
unidades homogéneas como tales20. Dicho más rápidamente, estas conjunciones, bien
integran una cláusula en un hueco funcional regido por el verbo (complemento directo,
por ejemplo), bien integran la cláusula en un sintagma preposicional que, como tal
pueda integrarse en otra unidad, como constituyente clausal o frasal. Pero, insisto, no
unen dos (o más) unidades de carácter homogéneo para especificar una relación lógica
entre ellos.
3.1.4.4.4. Delimitadas las conjunciones que podríamos llamar 'hipotácticas' (que
y si -interrogativa-), que en absoluto se corresponden con las que tradicionalmente se
han denominado 'subordinantes', quedan todas las demás, que tienen un comportamiento
básicamente común: se trata de conectores de unidades semánticamente homogéneas.
Que esa homogeneidad semántica se tenga que traducir en similitud de unidad sintáctica
depende ya del tipo de relación lógica establecido. Como veremos, una relación
restrictiva (concesividad o adversatividad) no requiere de similitud de unidad sintáctica.
Una relación causativa o condicional, en cambio, parece exigir relaciones entre
unidades clausales o, al menos, predicativas. Hay, no obstante, una diferencia
claramente relevante para caracterizar las construcciones posibilitadas por las distintas
conjunciones: su carácter abierto o cerrado, y ello, desde un punto de vista constitutivofuncional resulta prioritario frente a la variabilidad modal, sujeta a la misma posibilidad
de variación modal en cada lengua y, por consiguiente, a cuestiones relativas a la
estructura morfológica de las unidades concretas que realizan los valores funcionales.
Un examen de las partículas latinas nos revelará que la mayoría de las consideradas
copulativas (et/atque, -que, neque) y las disyuntivas (aut, vel, siue, -ue) tenían un
carácter abierto. No así las demás, incluyendo algunas copulativas (por ejemplo, et
inventario (Cfr. id. 224-225).
19
. Para cotejar ejemplos Cfr. Ernout & Thomas (19532, apdos. 306-321).
20
. Estas conjunciones tienen un papel similar al de las partículas relativas, con la particularidad del
carácter anafórico de éstas últimas, lo cual posibilita en mucho casos su flexión de acuerdo con los rasgos
de su antecedente, además de su consideración como representantes de unidades funcionales.
17
non). Una situación ciertamente similar se dará en romance: copulativas y disyuntivas
son construcciones paratácticas 'abiertas', esto es, coordinativas. Las demás tienen un
carácter cerrado.
Como ya he indicado, uno de los pocos autores que ha visto esta diferencia fue
-y esto hay que destacarlo- S. C. Dik, con su distinción entre coordinaciones binarias y
n-arias. El problema de Dik, más que de etiquetas, es de coherencia en la clasificación:
según señalamos en el apdo. 3.1.4.4.2. no parece justificable incluir las adversativas o
causales (con for), coordinadas en las descripciones clásicas, entre las coordinadas
binarias, y no hacer lo mismo con las demás causales o con las condicionales, máxime
en una lengua como el inglés, carente de subjuntivo y, por tanto, de diferenciación
morfológica de comportamiento entre los elementos unidos por conjunción. Por mi
parte, me parece claro que la diferenciación entre coordinativas e interodinativas
permite adscribir a éstas últimas a la clase general de las exocéntricas, como un subtipo
de las mismas, dejando el término de parataxis para la denominación que incluye todas
las constituidas por miembros homogéneos no unidos hipotácticamente.
3.1.4.4.5. Quiero terminar esta caracterización insistiendo en algo a lo que ya he
aludido en el apdo. 3.1.4.3. Se trata de un error muy común al que tampoco ha escapado
el que escribe estas líneas: la tentación de diferenciar las estructuras coordinativas de las
interodinativas por la 'distinta' necesidad relativa de sus miembros. En este sentido hay
que desterrar la falacia -tan nociva para la clarificación de las nociones- del carácter
'más independiente' de los miembros coordinados, frente a los de una construcción
bipolar exocéntrica. Tanta necesidad mutua poseen los miembros de una condicional
como los de una coordinación, desde el momento en que con la desaparición de la
relación entre ellos desaparece -en ambos casos- la construcción como tal. Toda
construcción paratáctica (coordinativa o exocéntrica) necesita de una relación entre
miembros, producto de la cual se crea un valor inexistente antes (sea éste la condición o
la mera conjunción, en el sentido lógico del término). O, con ejemplos, tan
'interdependientes' son los miembros coordinados de (34) como los miembros
interordinados de (35).
(34a) Antonio y Pedro llegarán dentro de un momento.
(34b) Antonio y Pedro se encontraron finalmente.
(35a) Llegó tarde porque no fue previsor.
(35b) Llegaría a tiempo si fuese previsor.
Si hay diferencia entre los dos tipos de construcción -insisto-, éste se centra en
el carácter abierto de una, frente al cerrado de la otra. Y esta diferencia se manifiesta a
través de rasgos formales -el comportamiento de su conector-, aun cuando se observe
cierta coincidencia entre lenguas diferentes en la expresión de ciertos valores paratácticos de modo cerrado (exocentrismo) y otros de modo abierto (coordinación). En
este sentido, no puedo más que rectificar la identificación previamente hecha (Cfr.
Jiménez Juliá, 1987, 321) entre coordinación y la función hjelmsleviana de
constelación. Si de identificaciones entre relaciones sintácticas del tipo parte-parte y las
funciones hjelmslevianas se trata, hay que concluir que tanto en el caso de la
coordinación como en el de la interordinación nos hallamos ante unidades
18
'interdependientes'. Cuál sea el caso correspondiente a la constelación no parece claro, si
bien todo parece indicar que, o bien se identifica con la ausencia de relación directa
entre miembros de un mismo nivel jerárquico21, o bien se trata de una posibilidad relacional no cristalizada entre unidades sintácticas (y, probablemente, tampoco en otras
unidades)22. No deja de ser indicativo que Hjelmslev (1943) no cite ningún caso de
constelación -frente a la ejemplificación que hace de los otros dos tipos de función que
reconoce, la interdependencia y la determinación.
3.1.4.4.6. Una última cuestión, estrechamente relacionada con todo lo anterior,
es la de la caracterización de la coordinación como un tipo de expansión (y, por tanto,
como un tipo de endocentrismo). En efecto, de acuerdo con los términos de Bloomfield,
coordinación y subordinación se oponen al exocentrismo como dos tipos de expansión
de una unidad inicial, teniendo en cuenta el criterio de las posibilidades integrativas del
todo y de las partes. Ya he mencionado el problema anteriormente (Cfr. apdo. 3.1.4.1.)
y no me extenderé más sobre él. Me limitaré a recordar que la capacidad integrativa es
sólo un indicio de la identidad formal, pero de ningún modo un criterio. Desde el punto
de vista de su estructura y desarrollo interno -que es el pertinente para clasificar
construcciones- las estructuras coordinativas y las endocéntricas (esto es,
'subordinativas) son estructuras opuestas en el amplio sentido del término. Como hemos
visto, si se trata de asimilar la coordinación con otra construcción que posea un mecanismo de formación similar, habrá que convenir que la coordinación tiene mucho más
en común con el exocentrismo, por cuanto ambas son construcciones paratácticas, esto
es, estructuras en las que ninguno de los miembros mantiene una relación subordinante
con respecto a los demás -o dicho en términos constructivos, son estructuras en las que
no hay una unidad inicial de la cual las demás sean expansión-. Su diferencia reside
-una vez más- en el carácter abierto de las primeras, frente al cerrado de las segundas.
Pero en todo lo demás sus características son equivalentes.
3.2. Tipos de unidad
3.2.1. Las clases de construcción delimitan -como su propio nombre indicaformas constructivas, pero estas formas pueden concretarse -aunque no siempre lo
hagan- en unidades que reciben nombres más específicos. Dicho de otro modo las
siguientes secuencias:
(36a) Muy bien
(36b) Francamente bueno
21
. Sería el caso de la relación entre dos complementos regidos por un mismo verbo, por ejemplo, el
complemento 'directo' y el 'indirecto', cuya relación directa es de difícil comprobación: o es un caso de
ausencia de relación directa (se relacionan indirectamente a través de su pertenencia a un mismo todo o,
en términos conectivos, a través de su relación -directa- con el verbo), o bien se trata de algo como lo que
Hjelmslev podía tener en mente cuando habló de 'constelación'.
22
. C. Fuentes Rodríguez (1989), rechaza la identificación que en el trabajo de 1987 sobre la coordinación
había hecho entre coordinación y constelación, al tiempo que identifica ésta última con la aposición. Creo
que la autora tiene razón en el rechazo a la identificación señalada. No estoy tan seguro, sin embargo, de
que la aposición sea una constelación, sino un tipo de subordinación de un elemento que especifica a otro,
sintagmáticamente equivalente, que le precede. Las razones de la autora, sin embargo, merecen tenerse en
cuenta.
19
(36c) Bellos paisajes
(36d) Come de todo
pueden considerarse todas ellas expansiones, con el elemento en cursiva como
'modificación expansiva' del resto (el 'núcleo'). Sin embargo, una descripción que se
limitase a esto sería francamente pobre, pues dejaría en el tintero evidentes diferencias
de comportamiento, determinadas por la clase de unidad que realiza la función nuclear.
Igualmente, las secuencias en cursiva de abajo han seguido todas ellas un mecanismo
constructivo exocéntrico, pero, una vez más, son muy distintas en su naturaleza:
(37a) Este es mi primo
(37b) Lo hizo sin saber lo que hacía
(37c) Es un hombre bueno pero poco sociable.
El tipo de unidades conectadas e, incluso, el carácter bimembre o trimembre de la
construcción determina tipos de unidad muy distintos.
Pues bien, de acuerdo con lo anterior podemos considerar los tipos de unidad
como las distintas manifestaciones de las clases constructivas según la clase de palabra
que realice las funciones clave de estas construcciones, esto es, el núcleo de las
endocéntricas y ciertos miembros de las exocéntricas23. Así, las secuencias de (36),
siendo todas ellas manifestaciones endocéntricas suponen expansiones de distintas
unidades iniciales. En el caso de las endocéntricas será este elemento inicial el que
defina el tipo de unidad al que pertenece el conjunto: cuando lo expandido responde a
alguna de las palabras plenas (adverbio, adjetivo, sustantivo o verbo), no hay problema
para otorgarle un estatus dentro de los tipos y subtipos de los inventarios habituales,
habilitando, además, la etiqueta correspondiente. Así, habrá frases adverbiales (36a),
frases adjetivas (36b), frases sustantivas (36c) y frases verbales (o cláusulas, u
oraciones, según terminologías) (36d).
El problema terminológico -que no otro- surge cuando lo expandido no responde
a una de las clases de palabra, sino a estructuras más complejas. (38a-c) no suelen
recibir un puesto claro dentro de los tipos de unidad, al ser expansiones de estructuras
sintácticas:
(38a) Por la mañana iré y veré qué pasa. (estruc. coordinada)
(38b) (Se quedó) absolutamente sin nadie. (frase preposic.)
(38c) (Es) verdaderamente bueno pero tonto. (estruc. inordinada)
3.2.2. Las coordinación, por su parte, según se explicó más por extenso en otras
ocasiones (vid. Jiménez Juliá 1987, 1993), es un mecanismo caracterizado por asociar
entidades semánticamente afines, pero no necesariamente entidades formalmente
similares. Una coordinación puede agrupar entidades muy heterogéneas de modo que la
única caracterización de secuencias como (12-14) del apdo. 3.1.2., repetidos ahora
23
. En lo que a la consideración de las clases de palabra, me parecen acertadas las palabras de Coseriu
(1955) según las cuales estas clases, al menos las clases semánticamente plenas (verbo, adverbio,
sustantivo y adjetivo) responden a categorías nocionales prelingüísticas que luego pueden diferenciarse
formalmente o no según las lenguas. En español, por ejemplo, la noción de sustantivo frente a adjetivo es
clara, pese a la inexistencia de rasgos formales diferenciales.
20
como (39-41), será, precisamente, la de construcción coordinativa, esto es, clase de
construcción cuyas distintas manifestaciones no pueden ser adscritas a tipos de unidad
definidos. El requisito de la coordinación -como en toda parataxis- es el de la
homogeneidad semántica de los miembros unidos. Tampoco podemos decir que las
distintas conjunciones susceptibles de realizar el valor nexual en la coordinación
establezcan diferencias sintagmáticas, limitándose a expresar valores semánticos
diferentes (asociaciones o disyunciones, con sus correspondientes subtipos).
Los ejemplos de abajo permiten ver hasta qué punto se permite la
heterogeneidad entre los miembros coordinados.
(39) He oído un enorme escándalo, a Juan dirigiéndolo, y cómo llegaba la policía para
detenerlos a todos.
(40) Hace toda clase de favores y a todo el que se lo pida.
(41) He comprado un libro a Sonsoles y una serie de discos.
Las razones expuestas nos permiten considerar, sin necesidad de mayor
documentación, que la coordinación constituye un tipo de construcción que, a diferencia
del endocentrismo, no acoge en su interior tipos diferentes de unidades sintácticas.
De lo anterior también se deduce la necesidad de postular que en la medida en
que una clase de construcción no se vea afectada en sus posibilidades sintagmáticas
globales por la variación en el tipo de unidad que realice sus funciones, no se podrá
hablar de tipos de unidad diferenciados, sino de, simplemente, manifestaciones de una
cierta clase de construcción.
3.2.3. En el caso de las estructuras exocéntricas, existe un primer corte que
separa las unidades exocéntricas bimembres de las trimembres. Las estructuras
bimembres no están compuestas en realidad de dos unidades, sino de una con un
caracterizador que hace del conjunto una nueva unidad, pues, por una parte, el
caracterizador no es una unidad autónoma (no puede aparecer aislada ni sufrir expansiones), y, por otra, lo caracterizado siempre modifica sus posibilidades sintagmáticas tras
la caracterización. En este caso están las frases preposicionales (las reconocidas por
Bloomfield como exocéntricas) y las frases nominales, esto es, la unión de una unidad y
un determinante, elemento éste que -sin que ahora pueda entrar en ello- guarda evidentes semejanzas con las preposiciones. Hay que destacar que la naturaleza exocéntrica
de estas unidades viene dada por su carácter 'cerrado', esto es, solo modificable 'en
bloque' y sin posibilidad de integrar nuevos constituyentes 'dentro de' la estructura
preposicional. Ello conlleva la distintividad entre el todo y sus partes, siendo esta característica, por consiguiente, una consecuencia del carácter cerrado de la construcción,
y no -como lo presentaba Bloomfield- el rasgo primariamente definitorio de la construcción.
Un segundo tipo de estructuras exocéntricas son las que he denominado
trimembres, compuestas de dos unidades semánticamente homogéneas y un nexo verbal
o conjuntivo. En este segundo caso, el tipo de conjunción será el que determine tanto el
carácter cerrado de la construcción (frente a las coordinadas) como su valor semántico
concreto. Las llamadas oraciones bipolares en Rojo (1978) o, simplemente oraciones
21
en Rojo-Jiménez Juliá (1989) serían las representantes de este tipo de unidades.
Podemos pensar, por tanto, que la oración es un tipo de unidad perteneciente a la clase
de construcción exocéntrica trimembre y, acto seguido, preguntarnos qué otros tipos de
unidad se dan en dicha clase constructiva con nexo conjuntivo, pero antes de tratar de
contestar esta cuestión, voy a recapitular esquemáticamente lo dicho hasta ahora.
3.3. Clases de construcción y tipos de unidad: relaciones.
Si queremos recoger de modo esquemático las indicaciones hechas a lo largo de
este apartado 3. sobre las clases de construcción y los tipos de unidad en ellas
manifestados, llegaríamos a un cuadro como (42):
ESTRUCTURAS SINTÁCTICAS
Clase de Construcción
Unidades
Subtipos
COORDINATIVA
Estructura coordinativa
bimembre
Nominal
Frase
Preposicional
EXOCÉNTRICA
trimembre
Estructura exocéntrica
copulativa
clásula
predicativa
Palabra
Frase adverbial
ENDOCÉNTRICA
expandida
Frase sust./ adj.
Estructura endocéntrica
Ejemplos
(43)
(47)
(46)
(49)
(48)
(44a)
(44b)
(44c,d)
(45)
De acuerdo con el cuadro, las construcciones coordinativas constarían de un solo
esquema, y a él pertenecerían tanto (43a) como todas las demás de la serie:
(43a) Dice muchas tonterías y no sé qué sobre un mochuelo
(43b) Me molestas tú, todas tus cosas, y que no pares de hablar.
(43c) Llegó tarde y borracho perdido.
Las construccciones endocéntricas serían diferenciadas según el tipo de unidad
que constituyese su núcleo. Si se trata de una palabra, hablaremos de frases (adverbial,
sustantiva, adjetiva, verbal) o, en el casos de los verbos, directamente de cláusula o de
oración predicativa, de acuerdo con los términos tradicionales. Los ejemplos (5-8) de
apdo. 3.1.1., repetidos ahora -con otro orden- como (44a-d) muestran estos tipos de
unidad:
(44a) Llegamos a nuestro destino (frase verbal (=verbo expandido)).
(44b) Muy bien (frase adverbial (=adverbio expandido)).
(44c) Ejercicio de fácil realización (frase sustantiva (=sustantivo expandido)).
(44d) Muy fácil de entender (frase adjetiva (=adjetivo expandido).
Si, por el contrario, el núcleo de una unidad exocéntrica es una estructura compleja (por
ejemplo, una unidad paratáctica, o una exocéntrica bimembre), la gramática no ha
22
dispuesto -por razones históricamente explicables- de etiqueta alguna para caracterizar
dicha unidad, optando regularmente por ignorarlas en sus estudios. Son casos -por otra
parte tan habituales- como los de (45):
(45a) Verdaderamente, ni Juan estudia ni Pedro trabaja (estructura coordinativa
expandida).
(45b) (Me quedé) absolutamente sin habla (frase preposicional expandida)
(45c) Solamente estos niños (podrán venir) (frase nominal expandida)
(45d) Sin ninguna duda, iré aunque llueva (oración expandida).
Finalmente, la estructuras exocéntricas -cerradas- son divididas en bimembres
(unidades con caracterizadores) y trimembres (paratácticas cerradas). Las primeras
acogen las llamadas frases preposicionales y nominales24, y se ilustran (aunque tan solo
sea por guardar la simetría en la ejemplificación) mediante (46) y (47), respectivamente.
(46) Lo hizo sin que nadie se diera cuenta.
(47) Los de allí arriba lo verán bien.
Las segundas, a su vez, tienen dos posibilidades de realización según el tipo de
nexo: si es un verbo estaremos ante una cláusula copulativa, y las características semánticas de la unión puede ser la atribución (48a-c) o la identificación (48d):
(48a) Juan llegó cansado
(48b) Un gorrión es un lindo pájaro.
(48c) Ana está muy contenta.
(48d) Mi hermano es mi mejor amigo.
Si es una conjunción, estamos ante las un grupo que reúne a ñas oraciones (bipolares,
por definición), según se ilustra en (49a-c) y otras que se señalan como, únicamente,
'estructuras exocéntricas'.
(49a) Aprobarás si estudias.
(49b) No lo sé porque no lo he preguntado.
(49c) Lo sé pero no te lo digo.
4. Oraciones y estructuras exocéntricas.
4.1. La anterior descripción situaba las oraciones como una manifestación de las
estructuras exocéntricas trimembres (paratácticas cerradas), separadas de la otra manifestación -las cláusulas copulativas) por el carácter de su nexo: si el nexo es verbal, las
unidades serán 'cláusulas copulativas'25; si es una conjunción, serán 'oraciones'. El
24
. Una consideración de las frases nominales como estructuras exocéntricas diferenciadas de las frases
sustantivas (endocéntricas) puede verse en Rojo-Jiménez Juliá (1989, apdo. 4.3.3.).
25
. La consideración de que los dos tipos de cláusula, el 'copulativo' y el 'predicativo', pueden ser
considerados como clases de construcción diferentes y contrastables en la cadena, con el rasgo de la
unidad verbal en común, permite una más adecuada y exhaustiva descripción de secuencias en que ambas
coexisten con un solo verbo utilizado ambivalentemente como nexo de dos entidades clausales rela-
23
problema fundamental para esta última identificación reside en la imposibilidad de
considerar que los elementos unidos por una conjunción en una unidad exocéntrica
trimembre deban ser siempre cláusulas y, por tanto, que dichas estructuras exocéntricas
sean 'siempre' oraciones. Dicho de otro modo, si la oración, como unidad que se opone a
las demás unidades, es una estructura constituida por cláusulas -u otras oraciones, pero
no por unidades de rango inferior- en relación interordinativa y cerrada, podremos
hablar de oraciones en casos como (50), pero difícilmente en los de (51):
(50a) Es un buen hombre pero nadie le hace caso.
(50b) Aunque sé que no lo creerás, te lo voy a contar.
(50c) Lo hice porque lo creí oportuno.
(50d) Irás si él te lo pide.
(50e) Andrés es tan listo como su padre hábil.
(51a) Llegó muy cansado pero con ganas de trabajar
(51b) Es un hombre bueno pero al que nadie hace caso.
(51c) Andrés es tan listo como inteligente.
Para estos últimos casos no tenemos en el inventario usual una unidad que
etiquete adecuadamente el tipo de estructura ahí contenido. No se puede hablar de
oraciones, pues carece de, al menos, un elemento clausal, cuando no de los dos
necesarios para dicha consideración. Y, sin embargo, la existencia de ejemplos como
(51) no es ni extraña ni ajena a lo que pasa en otros tipos de construcción. En el
endocentrismo existen unidades que, por no tener como núcleo una de las cuatro clases
de palabras 'plenas', carecen de etiquetas específicas. Son las que he denominado,
simplemente, 'estructuras endocéntricas', ilustradas en los ejemplos (45). Pero más
próximo al caso que ahora nos ocupa es el de las clases de construcción coordinativas.
Como ya se apuntó en su momento, las coordinaciones son construcciones de una
enorme libertad en lo que a la forma de sus constituyentes se refiere. Cualquier intento
de consideración de una estructura coordinada como una variante (compuesta, recursiva,
etc.) de alguno de los tipos de unidad existentes está condenada al fracaso, por cuanto
en una coordinación siempre se puede añadir un constituyente estructuralmente distinto
a los ya existentes que desharía la identificación del conjunto con un tipo de unidad. O,
utilizando los ejemplos ya vistos en (43), repetidos ahora como (52),
(52a) Dice muchas tonterías y no sé qué sobre un mochuelo.
(52b) Me molestas tú, todas tus cosas, y que no pares de hablar.
(52c) Llegó tarde y borracho perdido.
es imposible determinar qué tipo de unidad sería más apropiado como caracterizador de
estas estructuras. (52a) coordina una palabra y una cláusula. No es, pues, ni una frase (a
no ser utilizando el término sin sentido técnico alguno) ni una cláusula compuesta.
(52b) coordina tres unidades distintas, y el mismo problema aparece en (52c), con la
coordinación de un adverbio y un adjetivo (expandido).
Pues bien, una conclusión similar puede ser aplicada en el caso de las estructuras
exocéntricas trimembres cuyos miembros se unen conjuntivamente: ¿cómo podemos
llamar oración a (51a), si los miembros paratácticamente unidos no son cláusulas
cionadas intensivamente, y como unidad léxica expandible (extensivamente), como en Ana explicó su
decisión muy serena.
24
-aunque puedan serlo, como muestra (50a)-? Y lo mismo cabe decir de los demás
ejemplos de (51). En principio, parece que lo más adecuado es considerar el problema
como análogo al que se presenta en las otras estructuras paratácticas -las coordinativasy, por tanto, darle análoga solución: si en las coordinativas hablamos de, simplemente
'estructuras coordinativas', haciendo referencia a la clase de construcción, y no se
desciende a una etiquetación de tipo de unidad por la sencilla razón de que no es posible
encerrar en una etiqueta unitaria su variablidad estructural, ahora podríamos considerar
las estructuras de (50) y (51) como 'estructuras exocéntricas (trimembres)', o 'estructuras
interordinativas', haciendo caso omiso -como en las coordinativas- de si estas
estructuras unen cláusulas u otra cosa.
4.2. Aunque la caracterización de estas unidades de acuerdo con la clase de
construcción a la que pertenecen supone la homologación del tratamiento de estas
estructuras con la dada a las coordinadas, atendiendo a sus obvias similitudes, no se
puede dejar de destacar la existencia de diferencias entre ellas, diferencias centradas en
el distinto comportamiento de los subtipos de coordinadas (copulativas y disyuntivas, y
subtipos dentro de éstos,), frente a los dos comportamientos observables en las exocéntricas: uno abierto, similar al de las coordinadas (el grupo ilustrado en (51)), y otro (el
de los ejemplos (50)) en el que la etiqueta 'óración' no parecería inadecuada por cuanto
el tipo concreto de conjunción utilizado exige la unión entre unidades predicativas
(oraciones o cláusulas con verbo en forma personal). En esquema:
Est. coordinadas ---> abiertas (todos los tipos)
(a) abiertas (adversativas, concesivas y comparativas)
Est. exocéntricas
(b) 'oracionales' (causales, condicionales)
Los grupos (a) y (b) se corresponden, respectivamente, con estructuras de
contenido restrictivo (concesivo y adversativo) y comparativo26, por un lado, y
causativas (causales y consecutivas) y condicionales, por otro. Las primeras expresan
operadores lógicos de tipo conjuntivo; las segundas, de tipo implicativo. Las primeras
aceptan la heterogeneidad estructural de sus miembros; las segundas exigen -en español,
y también en otras lenguas, aunque no podamos universalizar- que lo unido sean
predicaciones -cláusulas-. No creo que fuese razonable pensar que esta diferencia viene
dada por causas estrictamente sintácticas -esto es, por la imposibilidad metafísica de
expresar la causalidad o la condicionalidad con unidades sustantivas: (53-54) expresan
contenidos interpretables sustancialmente como causal y condicional, respectivamente,
a través de construcciones preposicionales.
(53) Lo hice por una promesa.
(54) Con tu ayuda podré hacerlo.
26
. Los dos casos de comparativas aquí señalados no agotan, por supuesto, ni la expresión de la
comparación en español, ni el inventario de estructuras caracterizables como comparativas. Son, quizá,
los casos más simples de estructuras comparativas que podemos encontrar en español. Lamentablemente,
no hay suficientes estudios sobre las comparativas en español que nos permitan un más profundo
conocimiento de los diversos problemas que encierran.
25
(55) *Lo hice porque tú/una promesa.
(56) *Podré hacerlo si tu ayuda.
Otra cosa es que la lengua se reserve la expresión explícita de estos dos operadores para
unidades de tipo exocéntrico con miembros predicativos27 por razones que se apuntan en
4.2.2. infra.
4.2.1. La diferencia entre ambos tipos de posibilidades en la realización de las
exocéntricas trimembres, sin embargo, existe, y la descripción sintáctica puede dar
cuenta de ello de varias maneras. La primera posibilidad es la de considerar que las
estructuras abiertas (adversativas, concesivas, comparativas) y las estrictamente
clausales (causales, consecutivas, condicionales) son, en realidad, dos tipos diferentes
de unidad, utilizando para su distinción criterios lógicos antes que sintácticos. Estas
diferencias 'profundas' explicarían el comportamiento, más superficial, abierto y
específico, respectivamente, de estructuras 'simplemente exocéntricas' y estructuras
'oracionales'.
Y aunque aceptable -como todos los que se presenten coherentemente- este
argumento tiene dos desventajas nada despreciables: (1) en primer lugar, desvirtuaría el
criterio para distinguir tipos de unidad a partir de las clases de construcción: la
influencia de la clase de palabra que realiza valores constructivos. Aquí, sin embargo,
las clases de palabras clave son siempre las mismas (conjunciones), y lo que cambia son
los distintos miembros de esa única clase. (2) en segundo lugar, establecería dos tipos
de unidad, 'oraciones' y 'las otras', de difícil delimitación. Oraciones podrían ser, por
ejemplo, las adversativas. Pero ¿todas las adversativas? Dicho de otro modo, una
estructura como (57), ¿sería una oración o el otro tipo de estructura interordinativa?
(57) Llegó muy cansado pero siguió trabajando.
Si decimos que aquí es una oración, pero en (51a) es otra cosa, no parece que seamos
muy coherentes y, en cualquier caso, estaremos haciendo un planteamiento distinto al
que hacemos con la coordinación, cuando nada indica que existan aquí diferencias. Si,
por el contrario, decidimos que las adversativas no deben llamarse oraciones nunca,
porque sus miembros pueden no ser clausales, el contrasentido será todavía mayor
cuando nos neguemos a llamar oración a una unión interordinativa entre dos cláusulas
en unos casos y no en otros.
4.2.2. Una consideración unitaria de estas estructuras, en cambio, elimina estos
problemas. Naturalmente, deja abierta la puerta para una descripción de las distintas variantes dentro de estas estructuras en virtud del tipo de operador lógico expresado -o,
más concretamente, en virtud de la conjunción que funcione como nexo-, pero trata lo
27
. Casos como lo hago porque sí; si vienes, date prisa, si no, dilo pronto, no suponen contraejemplos:
este no es una proforma clausal que reúne un rasgo pertinente de toda cláusula: su polaridad (vid. nota 29
infra). Otra cosa son las frases hechas del tipo si vienes bien, si no, nada, donde lo condicionado no es tal,
sino una valoración de las posibilidades expresadas por la condicional y, por tanto, supone un paradigma
restringido y no generalizable. Nótese que no se pueden conmutar los elementos bien o nada por otros
que no tengan sentido valorativo: *si vienes, mañana, si no, árboles.
26
sintácticamente unitario como una sola estructura, sin imputar a las hormas sintácticas y
su ámbito de acción lo que no son sino restricciones derivadas de una forma de concebir
la expresión de ciertas relaciones entre elementos por parte de las lenguas.
Salvo en los casos aludidos en la nota 27 (supra) la expresión de la causalidad o
de la condicionalidad supone siempre la existencia de un proceso (no una entidad) o un
estado afectado por una causa o condición. Ello implica que el elemento resultante de
dicha causa o condición se exprese siempre como una unidad predicativa, esto es, una
cláusula. Si la causa o la condición misma es también un proceso, se produce una
homogeneidad semántica y -en este caso- sintáctica que posibilita la expresión de esta
relación lógica mediante una conjunción:
Proceso: Vine (cláusula)
Vine porque quise
Causa: Quise (proceso (cláusula))
Proceso: iré
Iré si quiero
Condición: Quiero
La causa o la condición, sin embargo, puede no ser un proceso, sino otro tipo de
elemento expresable mediante entidades no verbales. En este caso, la conexión entre
ambos elementos será forzosamente preposicional o, en todo caso, no conjuntiva, y
sintácticamente la expresión de la causa o condición aparecerá como una unidad
subordinada a la cláusula que expresa el proceso:
Proceso: iré
iré
por tí/tu causa
Causa: tú
Proceso: iré
iré con que me lo ordenes28
Condición:(que) me lo
ordenes
El que en español -y otras muchas lenguas- la condicionalidad y la causalidad
solo puedan expresarse explícitamente mediante 'oraciones', esto es, unión de cláusulas,
se debe, por tanto, a que los procesos, como tales (i.e., no la alusión a los mismos) solo
pueden ser expresadas con la ayuda de verbos en forma personal -por tanto, mediante
(cierto tipo de) cláusulas-. Si la causa o condición se expresa asimismo mediante una
cláusula, siempre se encontrará relacionada con otra cláusula de carácter semejante (la
que expresa el proceso o estado al que se conecta la causa o condición) que, por tanto,
28
. No entro ahora en la justificación de cuándo la secuencia 'preposición + que' se ha convertido en una
nueva conjunción (lo hago porque quiero --> lo hago porque sí), frente a los casos en los que la
preposición va seguida del 'relator' que introductor, a su vez, de una cláusula u oración (lo hago para que
te alegres --> *lo hago para que sí; iré con que me lo ordenes --> *iré con que sí). Los ejemplos
indicados en los paréntesis tan solo apuntan a la facilidad con que una unidad no integrada (como las
seguidas de conjunciones) permiten su sustitución por la proforma clausal indicativa de su polaridad,
frente a la dificultad de aceptar estos casos (en los mismos contextos comunicativos) cuando lo que
tenemos es una preposición y un relator introductor de unidad predicativa.
27
admitirá su conexión paratáctica mediante la conjunción pertinente. Como no cabe la
posibilidad de que el hecho causado o condicionado no sea un proceso clausal, tampoco
cabe la posibilidad de que se establezca una relación paratáctica no clausal. Es
indicativo que en lenguas como el japonés, en el que los estados pueden expresarse
adjetivalmente, existan estructuras paralelas a las 'oraciones' causales o condicionales en
las que el estado al que se le relaciona una causa no sea necesariamente una cláusula:
ima tamago ga
Ahora huevos part. Presentativa
yasui kara
barato part causal.
takusan tabemashoo
mucho comamos
'Ya que los huevos están baratos, tomémoslos a menudo'
En el ejemplo anterior, el estado al que se le conecta la causa ('ser los huevos baratos')
no está expresado verbalmente. El adjetivo en japonés tiene valores predicativos (y
formas flexivas que así lo garantizan) que hacen que una forma como ima tamago ga
yasui no pueda ponerse en relación total con una cláusula en español, aunque su
traducción no pueda ser hecha más que a través de una cláusula copulativa29.
4.2.3. Naturalmente, suponer que las estructuras condicionales y las causales,
por un lado, y las restrictivas, por otra, suponen una misma clase de construcción sin
posibilidad de hablar de tipos distintos de unidad en su interior no supone negar las
diferencias entre sus manifestaciones, sino situar dichas diferencias en el terreno que les
corresponde: el de las variantes realizativas en función del valor significativo de la
relación -manifestado en su nexo- y de sus características sintagmáticas. Pero las
diferencias que establecen los tipos de palabra que actúan como núcleo en las
construcciones endocéntricas, o las que se determinan por la clase de unidad que actúe
como nexo en una estructura exocéntrica trimembre (verbo o conjunción) no pueden ser
asimiladas a las que provienen únicamente del carácter de los contenidos expresados, y
no, en sentido estricto, de imposiciones sintagmáticas de las unidades. Cuestiones como
las diferentes consecutio temporum en las condicionales o en las causales serán parte de
la idiosincrasia de la expresión de estos contenidos con nexos concretos, Sus
carácterísticas específicas, por tanto, no pueden ser derivadas de la actuación de una
clase de palabra que funcione en el interior de la 'oración', sino de diferencias de nivel
más bajo, a saber, del significado concreto de los distintos miembros de una misma
clase de palabra, en concreto de las conjunciones. Que una conjunción establezca un
tipo de nexo que sólo se concibe como procesual, y otro pueda ser establecido entre
entidades, tiene repercusiones importantes en la forma de las estructuras interordinativas
correspondientes, pero de ningún modo puede ser indicativo de una diferencia de tipo
de unidad, como a igual tipo de unidad pertenecen las condicionales reales y las irreales,
o las concesivas con indicativo y subjuntivo, pese a la importancia que puede llegar a
29
. De hecho, la secuencia ima tamago ga yasui (o cualquiera terminada en adjetivo) puede acoger el
verbo 'ser' solo como indicio de lenguaje formal (es decir, con la forma 'culta' desu): ima tamago ga yasui
desu es posible. No puede, sin embargo, tomar la forma habitual del lenguaje coloquial da: *ima tamago
ga yasui da no es posible. (Cfr. A. Alfonso (1966, I, 541). Ello indica que, lejos de haber una mera elisión
del verbo normativamente generalizada, en cuyo caso la recuperación del mismo sería posible tanto en su
forma culta como en la vulgar, estamos ante unidades adjetivales predicativas que admiten la forma desu
solo como marca de registro, pero no como unidad sintáctica recuperada, razón por la que no es posible
ese mismo elemento sintáctico cuando no funciona como tal marca.
28
tener la descripción de estas variaciones para el conocimiento de la gramática verbal y
clausal.
5. Conclusiones
Como conclusiones telegráficas a las distintas cuestiones tratadas, podemos
considerar las tres siguientes:
(a) El término 'oración', como distinto de 'cláusula', ha heredado un uso,
fundamentalmente británico, justificado en un cierto contexto, pero carente de
fundamentación estructural. Una primera aproximación a la distinción entre ambos
términos es la que los sitúa como manifestaciones de distintas clases de construcción,
entendidas éstas como hormas sintácticas generales que se distinguen de las distinciones
más específicas que llamamos 'tipos de unidad' (apdo. 2).
(b) En relación con esta distinción, hemos visto cómo la caracterización
exhaustiva de las unidades sintácticas requiere tener en cuenta dos grados de abstracción
distintos, el denominado clases de construcción y los tipos de unidad. A lo largo del
apdo. 3. se especifican ambos tipos de clasificación, que tienen su cuadro esquemático
en la figura (42).
(c) Finalmente, en consonancia con los criterios que nos han llevado a una
consideración de tipos de unidad cuando en la realización de las clases constructivas se
daban diferencias sintagmáticas en virtud de la clase de palabra (no de la unidad léxica
concreta) interviniente en un puesto clave de una construcción dada, llegamos a la conclusión de que las oraciones no pueden ser separadas de otras construcciones similares
porque en ciertas ocasiones (causales, condicionales) requieran realizaciones clausales.
Estos requerimientos vienen 'de fuera', concretamente, de las condiciones en las que se
expresan ciertas relaciones, y no por la acción de una clase de unidad concreta que
realice los valores funcionales de la construcción (apdo. 4.).
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