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Colegio del Arte Mayor de la Seda
Varios son los motivos relevantes para elegir este edificio como tema del trabajo y los que me han conducido al posterior desarrollo
de las ideas que he intentado reflejar en este trabajo. A pesar de lo céntrico de su ubicación, es bien visible la degradación y
abandono del edificio. Redes para la fachada, apuntalamientos en el sótano, o la colocación de vallas alrededor cuando se temen
que los desprendimientos vayan a más, son tristemente, de las pocas acciones que se han podido apreciar a lo largo de muchos
meses.
Llama la atención como cientos de turistas pasan por delante, paran al ver el cartel informativo de interés cultural, lo fotografían, se
miran extrañados al no ver ningún acceso, o información sobre qué es y las valiosas tareas que allí se desarrollaron para la industria
y el comercio valenciano en siglos pasados. Pero no hace falta irse tan lejos, ya que son los propios ciudadanos los que ignoran la
historia, el valor cultural y la importancia del Barri de Velluters en la historia de la ciudad. Un barrio en vías de recuperación, pero
más centrado en la explotación de ocio y hostelería que en la consolidación de un plan turístico que abra la historia de las calles y de
los oficios que en ellas tuvieron lugar a todo interesado.
Por otro lado, el caso del Colegio es relevante por el conflicto entre las administraciones, la Junta que dirige el Colegio y como a
veces, aunque teóricamente se aplica la Ley de Patrimonio y el reconocimiento del valor histórico-artístico de la fábrica y su
contenido, en la práctica no se llevan a cabo las medidas para salvaguardar, recuperar y transmitir aquello que se reconoce como
patrimonio.
Para desarrollar estas ideas, el análisis se divide en cuatro partes, partiendo desde una presentación del Colegio, su historia y
relevancia, así como la importancia no solo de la arquitectura, sino del contenido del edificio, su archivo y su relevancia para la
comprensión de las costumbres y tradiciones que fraguaron en el barrio más importante de Valencia. A continuación, su evolución,
intervenciones, situación a lo largo de los siglos y las consecuencias del abandono.
En la tercera parte, la aplicación de las diferentes pautas de reconocimiento del valor del Colegio a nivel nacional y local, así como
la polémica por el incumplimiento de ley y usarlo como ejemplo de las problemáticas que se pueden dar entre la Administración
responsable, la iniciativa privada y las vías de actuación. Para finalizar, un repaso por las últimas novedades sobre el tema en
cuestión, a nivel de cambios en los planes de protección y actuación próximos, los intentos de recuperar su atractivo con diferentes
propuestas turísticas y culturales, o las propias acciones de la Junta Directiva del Colegio para desde la iniciativa privada, reactivar
la empresa, recuperar el interés y abrir fuentes de ingresos para poder ampliar los fondos dedicados a la conservación de todo lo que
atañe a la herencia sedera de Valencia.
1. SU HISTORIA Y DECADENCIA. EL EDIFICIO Y TODO LO QUE
ALBERGA.
El Colegio del Arte Mayor de la Seda era el edificio central y sede de un barrio con más de 4000 telares en marcha, gran parte de
ellos en manos de inmigrantes de Génova que trajeron sus conocimientos a Valencia. Una ciudad dedicada al cultivo de la morera y
a la producción de seda. De anterior edificación, su historia sedera se inicia en 1492 cuando es comprado por el Gremio de
Terciopeleros para usarlo concentrar la gestión de las actividades del gremio.
Un gran impulso para ese gremio y por lo que hoy representa para la historia de la actividad textil de la ciudad, será cuando en 1686
el rey Carlos II le conceda el título de “Colegio del Arte Mayor de la Seda”. Aunque ya partía con el reconocimiento como gremio
de Fernando el Católico en 1480. Por todo ello, fue una de las casa gremiales con mayor poder e influencia económica en el
desarrollo de Valencia desde el siglo XV y siglos venideros. Un órgano consultivo y regulador de la producción de los sederos y de
la calidad de las sedas que llevarían a este producto a ser el de mayor valor internacional. Todo esto se traduciría en una importante
actividad comercial por Europa, y más tarde por América y que visitantes de la ciudad, nobles o comerciantes, alabaran los tejidos
de seda que aquí se fabricaban.
Desde el siglo XV al XVIII será imparable la trayectoria industrial y comercial de la sedería valenciana, siendo el pilar de la
economía de la región. Era la actividad principal de la Lonja de los Mercaderes. Ciudades cercanas como Murcia, Barcelona o
Toledo copiaron la actividad e hicieron de la península un productor de tal calidad que supero a los orígenes musulmanes de los que
habían aprendido el oficio antes de la reconversión.
La importancia de la actividad y la implantación de la sede en el edificio, reconvirtieron la vida del barrio, recibiendo el nombre de
Barri de Velluters por la actividad que en él se desarrollaba. Un barrio que fue ocupado por la comunidad sedera desde finales del
siglo XV en torno a la casa adquirida por el Gremio. Se trataban de casas con pequeños huertos que se fueron transformando para
dar cabida a mas artesanos, siendo característico que en la mayoría de casas, la vivienda estaba en la planta baja y en piso más alto,
los talleres sederos con grandes telares. Queda patente que la actividad sedera era el núcleo organizativo del barrio y la influencia
principal del estilo de vida de los habitantes del barrio. Un barrio bullicioso y con gran afluencia de comerciantes, proveedores y
visitantes de la ciudad, de gran importancia por los artesanos y maestros que dirigían el Gremio que residían en este.
Tal fue la importancia de la industria sedera valenciana, que esta actividad llegó a dar trabajo a más de la mitad de la población de
forma directa. La riqueza que supuso este Gremio le otorgó gran importancia en la vida de la ciudad, así como privilegios en la toma
de medidas y ordenanzas para proteger la actividad sedera, llegando a ser muy dictatorial y controlador de toda producción que se
realizaba en el barrio y todo aquel que se dedicaba a ello.
La decadencia llega ya en el XIX cuando por el decreto de Nueva Planta, en época del rey Felipe V, los Gremios y Colegios
pierden su representación en el Consejo de la Ciudad, por lo que se llevaría a la disolución del Colegio en 1813, con la aprobación
del decreto de libertad de industria aprobado por las Cortes de Cádiz. El Gremio de Velluters pierde todos sus privilegios y poder
para controlar la actividad industrial y acuerdos comerciales y vuelve a una situación de intrusismo y descontrol como la anterior a
la existencia del Gremio. La libre competencia, las producciones de diferentes calidades, la guerra de precios llevaría a que los
tejidos valencianos perdieran relevancia en el comercio internacional, viéndose apartados por la mejor calidad de los tejidos
franceses, o por la fuerte producción y precios competitivos de los mercados orientales. Lo que eran cultivos de morera se irán
sustituyendo por naranjos y la actividad de la Lonja dejará de ser principalmente de seda, y también se irá modificando,
adaptándose a las nuevas situaciones del comercio en la ciudad.
En relación a todo lo que atañe al edificio, son muchas las partes a detallar, no solo a nivel arquitectónico y todas las partes que
configuran el conjunto, sino por toda la decoración que alberga en él, así como otros objetos, documentos y tejidos que forman
parte del archivo y dan testimonio de la actividad desarrollada. Para hacernos una idea de la relevancia espacial del edificio es útil
indicar algunos datos que nos ayuden a hacernos una idea de la superficie que ocupaba: el edificio principal ocupa unos 800m2 y
está dividido entre semisótano, planta baja, entreplanta y `planta principal. Junto a éste, los anexos laterales que comparten fachada
con el principal ocupan 270m2 y por ultimo las naves traseras en la zona del huerto de 295m2.
Una sobria fachada de mortero que ha perdido toda la decoración pictórica que la recubría, Ventanas con forjados, al igual que los
balcones revestidos con azulejos (de igual manera se compone la fachada trasera que da al huerto). Un rotulo cerámico se conserva
junto a la portada barroca en la que destaca la hornacina sobre el frontón con la imagen de San Jerónimo, santo patrón del Gremio y
junto a él, el león y el capelo cardenalicio que configuran los emblemas del Colegio. Nada más entrar, un gran arco decorado con
esgrafiados y pinturas en azul, protagoniza la estancia que acoge la escalera principal y las puertas de acceso a la zona del
semisótano que se usó como viviendas. La entreplanta se divide en cuatro estancias con decoración sobria y techo con vigas de
madera: aulas, oficina, la sala de reuniones, donde se encuentra el archivo del Colegio, y el laboratorio.
La planta primera es la zona noble del edificio, a la que accede a una escalera con revestimientos cerámicos, un labrado pasamanos
y decoración en el techo con el escudo del león, uno de los emblemas del Colegio. La sala del Museo es donde se albergan las
vitrinas para exponer tejidos y demás piezas. Suelo de barro cocido con cenefas en azulejos con el tema de la “pometa”. Techo con
molduras, de nuevo otro escudo con el león y en el dintel de la puerta que da a la capilla, decoraciones con alegorías marianas. En
la estancia que ocupaba la capilla destaca un panel cerámico con la representación de San Jerónimo fechado en 1700, que se exhiben
en las paredes y que se cree que se ubicaron ahí tras su restauración, el suelo es de azulejo verde. Lo más relevante de esta sala es la
escalera de caracol de yeso y traza gótica, emparedada en época barroca y exhibida, en parte, por una cristalera en el muro. Esta
obra se atribuye a Pere Compte, que también fue autor de la Lonja.
La Sala de la Fama es la más importante de las estancias por el mosaico que alberga (en la actualidad retirado). Se trata de una pieza
de 92 metros cuadrados con una figura central que representa la fama y cinco alegorías en los extremos que éxito que representa los
cinco continentes, a los que llegó la seda valenciana. El techo de la sala está decorado con molduras y escudos con el león. Y en la
zona central, el escudo más relevante con la imagen de San jerónimo que se atribuye a Vergara, con todos los atributos como los
mostrados en el relieve de la portada: el león, el capelo cardenalicio, los ángeles y el crucifijo. En esta sala se exhibe uno de los
cuadros que mejor cuenta la historia del Colegio, se trata de un retrato de Joaquín Manuel Fox (1730-1789), que fue alcalde de
Valencia y como maestro sedero fue el primer “espía” industrial. Cuentan que simuló su muerte para trasladarse a Francia de
incógnito y descubrir la técnica del moaré que luego se trajo a Valencia.
Los anexos laterales se usan como almacenes y para guardar la relevante colección de maquinaria textil y hoy en día, en parte de
estas salas anexas, se ubica la tienda Espai Seda por la que se accede a una de las naves traseras que da al huerto, hoy usada para
conferencias y eventos. De estas partes es importante destacar los revestimientos de azulejos en las partes bajas de los muros y el
suelo cerámico con motivos geométricos.
Por último, parte de la riqueza del edificio se basa en el valor de su archivo, llevado en la actualidad a la biblioteca de San Miguel de
los Reyes, a la espera del acondicionamiento de nuevo como museo del Colegio. Se trata de gran cantidad de telas, hilos, utensilios,
herramientas y documentos relacionados con la actividad artesanal, ordenanzas, técnicas y demás información de relevancia para la
investigación de la historia de Valencia. Según indican los miembros del gremio, se pueden estudiar cinco siglos de la historia de
España y los acontecimientos importantes, a través de los documentos relacionados con la sedería.
En 1977 el Colegio es declarado Conjunto Histórico-Artístico por el Ayuntamiento de Valencia. Ya en 1981 por Decreto Real
recibe el nombramiento como Bien de Interés Cultural y declaración de Monumento Histórico. En épocas más cercanas seguirá
recibiendo reconocimientos en base al patrimonio inmaterial que alberga, su colección museográfica y el archivo histórico que
reside en el edificio.
2. INTERVENCIONES Y USOS POSTERIORES. DETALLES DEL GRAVE
DETERIORO.
De los orígenes del edificio no se sabe mucho, más allá de lo que se ha ido averiguando por los estudios arqueológicos que se
resumen más abajo. La relevancia del edificio se inicia cuando esta casa con huerto es comprada por el Gremio de Velluters en
1494 y lo convierte en la sede de esta industria. Desde entonces ha pertenecido en propiedad y uso a este gremio; desde el uso como
talleres y viviendas, actividades referentes a la sede y con la pérdida de actividad, como archivo, testimonio museístico y taller de
formación de la labor sedera.
Sobre el edificio que compran, ya en el siglo XVI se realizan algunas intervenciones para ampliar el espacio, colocar un pozo para
que abastezca de agua a los sederos, a las zonas domésticas y colocar la entrada principal por la actual calle del Hospital. En esta
época también se modifica el espacio del huerto y los diferentes procesos por los límites de los muros. Las intervenciones más
relevantes se producen en el siglo XVIII, a sus inicios por el mal estado de las estancias de juntas que necesitan una reforma. Y más
adelante en 1756 ya toma la forma con el que lo hemos conocido. Pero en general, tras recoger toda su cronología, se sigue tratando
de un edificio de base gótica, con fachada barroca, que al menos en su parte externa ha permanecido prácticamente intacto. Por
documentos de obra se conocen otras intervenciones, como la realizada en los anexos traseros en 1874. O ampliaciones, adaptación
para viviendas y restauración de 1939 y 1941, que no transformaron la estética del edificio.
Ya en la publicación de 2003 sobre la defensa de la arquitectura del Colegio realizada por varios expertos, se especifican todos los
daños detectados e intervenciones realizadas con el fin de preparan el edificio para su rehabilitación total. Muros de ladrillo
cerámico con rellenos de mortero y cal que presentan desconchados y disgregación del mortero. El muro central, que es el de carga,
ha perdido masa en la zona de base a la altura del semisótano que ya ha llevado a su reforzamiento. Ya en su día se aplicó un
segundo revestimiento sobre el original para cubrir fisuras, que se han descubierto en las catas, pero las fisuras vuelven a ser visibles
en la actualidad. Zona de arcos de la entrada ha desplazado el machón donde se apoya, al quedar la medianera expuesta. En general
todos los muros presentan fisuras, agrietamientos y humedades, al igual que perdidas del revestimiento y abultamientos cubiertos
por yeso, por donde se ha filtrado agua y se ha intentado contener. Vigas de maderas en los techos afectadas por termitas,
pudrimientos por la humedad o deformaciones que han llevado a reforzar con vigas y pilares metálicos. Daños en los acabados de
carpintería y cerrajes de ventanas repintados, desajustados por donde se filtra el agua y oxidados.
El mayor daño, dado su valor artístico, lo sufren los pavimentos cerámicos debido a su uso y falta de protección. La pérdida de
color, roturas y falta de piezas que hace algunas zonas irrecuperables, siendo necesaria ya la reconstrucción basándose en el
testimonio del original. Las pinturas murales y en techos, a parte de la perdida de color por el tiempo, sufren los daños añadidos de
las grietas de los muros, abultamientos y desconchados que hacen necesaria la restauración.
También queda recogido las acciones mínimas de restauración sobre el edificio que se llevan ya hace una década, junto a los
estudios arqueológicos necesarios para el estudio previo ante lo que iba a ser una inminente intervención. Cimentación,
saneamiento de humedades y apuntalamiento de la zona del semisótano, principalmente. El estudio arqueológico, en el
seguimiento de los derribos y demoliciones necesarias para el plan de urgencia, documenta la evolución de la edificación y las
lecturas de los diferentes estratos de los muros. LA elaboración de unidades estratigráficas que documentan la evolución, desde los
inicios en el siglo XV, las ampliaciones del XVI, la restauración del XVIII y las intervenciones del XX. Así como detalles sobre la
ejecución de los tapiales a soga y tizón, los arranques de los arcos. Ante las obras de excavación se documentan tapiales sepultados
de época islámica. Restos de muros, cimientos, ladrillos y tejas de época medieval. A partir del siglo XVI los restos corresponden a
las ampliaciones del edificio, como ladrillos, lechadas e incluso un pozo para el abastecimiento del agua. Las continuas reformas
modifican el diseño original de la planta y la modificación en el espacio dedicado al huerto. Ya en el XVIII las modificaciones en
planta, el anexo trasero, las añadiduras de estilo barroco, o el cubrimiento de elementos góticos como la escalera de caracol, son los
elementos que han llegado a nuestros días. En los siglos venideros las intervenciones se centrarán en la zona del huerto,
recubrimiento de decoraciones anteriores, o habilitar antiguas zonas del edificio como viviendas.
Como capitulo concluyente de esta publicación, se recogían todas aquellas actuaciones de urgencia, realizadas y pendientes de
realizar sobre elementos del conjunto, a la espera del proyecto definitivo de rehabilitación que aún está por llegar. De estos puntos
recogidos ya hace 10 años se destacaba:
-La acción preventiva y de documentación que ha consistido en tareas de limpieza, catas sobre muros, recoger documentación
gráfica y fotográfica, mapas de daños sobre el pavimento y las pinturas, así como los repintes y extracciones originales. Calcos y
preparación de embalajes para piezas a retirar durante las obras, o medidas de protección temporal para las piezas que no se pueden
extraer (como frescos y pavimento), a base de masillas, encolados, aplicación de resinas, o cubrimiento con para protegerlos
durante las obras. O colocación de tensores en vigas antes las vibraciones al actuar en la planta baja.
-Estas tareas se realizaron sobre: El arco de la entrada y los esgrafiados. Los peldaños de la escalera principal. El escudo del Colegio
sobre el techo de la escalera principal. El pavimento, Ave María y escudo del primer piso o sala de vitrinas. El pavimento
cerámico del Salón de la Fama. La pintura mural de San jerónimo en el techo y los cuatro escudo de leones de dicho salón.
Ante la falta de intervención, en los últimos años hemos asistido a las noticias de nuevas amenazas y deterioros del Colegio, como
por ejemplo:
2010: Contrafuertes de hierro y tirantes metálicos para asegurar la estabilidad de la estructura y del arco de la entrada.
2011: Goteras y humedades que afectan a los frescos de la capilla y del Salón de la Fama.
2012: Desprendimiento de cascotes en la medianera y colocación de mallas. Grietas en la sala de vitrinas y en la capilla. Estructura
del edificio con daños agravados por las obras del aparcamiento público de la Calle Vinatea.
2013: El propio gremio invierte en la puesta de unos plásticos que protejan de las goteras y humedades que afectan a las pinturas
del Salón de la Fama, ya que la estructura que se había puesto para proteger el fresco de Vergara ya se ha visto afectado por la
humedad. Más de 17 años que el Colegio ha cesado sus actividades por el mal estado del edificio (museo, formación, biblioteca,..)
3. POLÉMICAS E INCUMPLIMIENTOS DE LEY. UN EJEMPLO DEL GRAVE
ERROR DE NO PROTEGER Y CONSERVAR.
El patrimonio cultural valenciano es una de las principales señas de identidad del pueblo valenciano y el testimonio de su
contribución a la cultura universal. Los bienes que lo integran constituyen un legado patrimonial de inapreciable valor, cuya
conservación y enriquecimiento corresponde a todos los valencianos y especialmente a las instituciones y los poderes públicos que
los representan. (Preámbulo I. Ley Patrimonio Cultural Valenciano).
El Colegio es un caso particular, pero desgraciadamente muy corriente, de situación de abandono y decadencia de un conjunto
histórico valenciano. De planes de restauración aprobados, pero que nunca han llegado a cumplirse y las actuales novedades en el
proceso, por el estado de deterioro y las continuas denuncias de profesionales y asociaciones culturales, en cierto modo han obligado
a una rectificación en el trato y una reconsideración de la actuación que pasaría a ser inmediata.
En 1981 el Colegio fue declarado Monumento Histórico-Artístico por Decreto Real, además de ser considerado un Bien de Interés
Cultural, lo que según recoge el Artículo 2 de la Ley de Patrimonio Valenciano, significa que el conjunto reúnes unas características
relevantes para el patrimonio cultural y por ello, ha de ser objeto de medidas de protección, divulgación y fomento. El Artículo 4
recoge la obligación de las entidades locales de proteger y difundir los valores de su patrimonio, haciendo especial hincapié en la
correspondencia de tomar medidas previas que eviten el deterioro o daño de estos bienes. Por último, para evidenciar la
contrariedad de este caso con el cumplimiento de la ley y las polémicas que sobe este caso, el Artículo 9 detalla que aparte de la
garantía de proteger y conservar por parte del poder público, éste también ha de facilitar su integración como un activo cultural más
que conlleve el acceso a los ciudadanos y promover su interés social, no solo en su promoción y uso, sino también con su
conservación y restauración. Solo con hojear los artículos principales de la ley valenciana podemos confirmar el incumplimiento de
ésta en todas las obligaciones que atañen tanto al Ayuntamiento y Generalitat y la situación de emergencia a la que se ha llegado por
la falta de compromiso en las medidas programadas.
Como ha apuntado en varias ocasiones el Directo del Colegio, Vicente Genovés, la problemática se agrava cuando según lo
dispuesto en la ley, en 2008 la Conselleria de Infraestructuras adjudica una partida del presupuesto (1,6 millones de euros) para la
rehabilitación del conjunto histórico, pero este proyecto jamás se llegó a realizar con las denuncias pertinentes por el
incumplimiento del proyecto y la polémica de a qué se destinó el dinero que estaba destinado a la recuperación del Colegio. Tema
aun no aclarado tras más de 5 años sin llevarse a cabo ninguna acción, a excepción de medidas de urgencia como colocación de
redes o apuntalados, que se ha ido agravando por la situación económica de las administraciones y que ha dejado en una especie de
limbo al Colegio.
Una problemática que ha llevado a la directiva a medidas al margen de las que atañen a la Generalitat y a su obligación con los BIC.
Como por ejemplo, la búsqueda de mecenas e inversores privados que se involucren en la recuperación de la riqueza que guarda el
Colegio, a parte de la fábrica en sí. La restauración del pavimento cerámico del Siglo XVIII del Salón de la Fama, retirado ya hace
tiempo del edificio y almacenado en el museo de cerámica González Martí, es uno de los objetivos del gremio. Para mostrar su
valor y para guía en futuras intervenciones, realizaron una reconstrucción virtual que ayude a saber cuáles eran los colores, dibujos y
piezas que configuraban el pavimento y mostrando como sería la imagen original, ayude a captar inversión privada para recuperar
esta importante obra cerámica.
Este mismo año se inició la recaudación particular de los, aproximadamente, 50000 € necesarios para rehabilitar el edificio de forma
urgente. Con la donación de particulares cercanos al gremio, donaciones ciudadanas para este fin y fondos propios del Gremio, se
intenta reunir una cantidad mínima para intervenir en la medianera, protegida con redes y vallada por el peligro de desprendimiento
y actuar ante el plan ya aprobado, pero la nunca llegada de la partida necesaria para realizarla.
Ante el rápido deterioro, la Directiva del Colegio se ha visto obligada a medidas más extremas para salvaguardar el conjunto, como
ceder la titularidad del Colegio al Ayuntamiento durante 50 años, para que este, a pasar a ser una institución de gestión pública,
reciba fondos del Ministerio de Fomento y la rehabilitación se lleve a cabo lo antes posible. Finalmente este plan no se llevaría a
cabo nunca, pero la rectificación del Ayuntamiento en los próximos planes de actuación que incluyen al Colegio dentro del
programa, abren una nueva vía de resolución ante el agravamiento del estado del edificio. La rectificación en el Plan de Confianza
de la Junta de Gobierno, incluyendo al Colegio y el Monasterio de San Vicente de la Roqueta, dentro del plan por ser dos grandes
bienes patrimoniales amenazados por la ruina y cuyo mantenimiento reportará un importante beneficio social ha llevado a tal
modificación. De este modo, se abre una nueva vía de intervención, al margen de la partida de la Generalitat que jamás llegó, o el
fracaso en la cesión de la titularidad del edificio. De este modo, el Ayuntamiento destinará 1 millón de euros del presupuesto de
este plan a la rehabilitación del Colegio, con el acuerdo de que este ponga el marcha el Museo de la Seda y sea de acceso para todos
los ciudadanos.
Las recientes novedades que confirman la recuperación del conjunto y su puesta en marcha como activo cultural, será relevante
tener en cuenta la aplicación del Artículo 38 para asegurar unos criterios de intervención que respeten los valores e integridad del
inmueble, una reconstrucción de los elementos que sea fiel a los originales y bajo documentación de las técnicas y materiales
empleados en éstas. Así como el respeto a los bienes muebles y riqueza cultural que alberga el edificio y que será destinado a la
difusión cultural junto a la fábrica. También es importante destacar la importante tarea de formar e implicar una Directiva
Facultativa e interdisciplinar que aporten su máximo conocimiento en los criterios de intervención, partiendo de la documentación
recogida.
El seguimiento de la polémica y de los diferentes acontecimiento en la intervención han sido de mayor difusión, no solo por los
medios de comunicación locales, sino también por las propias plataformas de denuncia en redes sociales que han facilitado el
conocimiento general del estado del Colegio, los incumplimientos en los proyectos aprobados, los avances en el deterioro y
recoger toda noticia y documento que ayude a solucionar la problemática en torno a la intervención y recuperación. Plataformas
como “Salvemos el Colegio del Arte Mayor de la Seda Valenciana” o “ El Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio
Cultural” son iniciativas particulares que colaboran en la denuncia de los incumplimientos y de las situaciones de riesgo y por su
fácil propagación, actúan como un medio de presión más para que las administraciones públicas se vean obligadas a tomar medidas
y a responder frente a las reclamaciones que interponen.
4. ACCIONES Y POSIBLES USOS Y PARA REACTIVAR EL CONJUNTO EN LA
ACTIVDAD CULTURAL Y TURÍSTICA.
El propio colegio ha optado por iniciativas propias de carácter privado para dar acceso a los tesoros que alberga el colegio, mostrar
las labores en seda y crear una tienda con artículos perfectos para recuerdos de turistas, regalos,.. Que invitan a adentrarse en la parte
visitable del edificio. El fin último de este espacio Espai Seda es abrir una vía más de ingreso para el Colegio, su rehabilitación y
difundir los conocimientos de este. Desde la tienda se puede acceder a una pequeña parte de exposición que intenta mantener viva la
futura reanudación de la actividad museística interrumpida por las malas condiciones del edificio (Retomar el Art. 68 con el
cumplimiento de las funciones de todo Museo). De modo más didáctico se puede ver cómo trabaja un sedero en el telar. Un telar en
uso en que se va confeccionando un espolín1 único en medidas para que los visitantes aprecien la labor artesanal que se realizaba en
este Colegio.
La vinculación de la industria sedera con la indumentaria valencia también ha sido vía de promoción en la que la cultura fallera ha
hecho uso del Colegio y de sus archivos para la promulgación cultural y artística de la confección sedera. La celebración de
presentaciones de colecciones de indumentaria, de actos de la vida fallera, o el uso de las instalaciones para catálogos de
indumentaria ayudan a mantener vivo el interés y al Colegio como epicentro de la industria textil tradicional y el bagaje del que
pueden presumir los indumentaritas.
En los últimos meses el Colegio ha albergado diferentes eventos relacionados con el mundo del diseño y la innovación que han
acercado la situación del conjunto a más personas y lo han devuelto a la vía cultural como marco perfecto para el desarrollo de este
tipo de acciones. En septiembre de 2013 se celebró la fiesta solidaria “Disseny amb causa” organizada por ADCV (Asociación de
Diseñadores de la Comunidad Valenciana), en la que poniendo a la venta entradas a precios muy accesibles, el público podía
acceder a la fiesta y entrar en el sorteo de piezas donadas por varios diseñadores de la asociación. Cientos de personas participaron
en este evento, las grandes puertas del Colegio se abrieron y el mundo del diseño valenciano mostró su apoyo en la importancia de
mantener el Colegio y dar a conocer su importante papel, donando todo lo recaudado al mantenimiento del Colegio.
“Con este acto el diseño pondrá su granito de arena para ayudar a recuperar este Bien de Interés Cultural.” ADCV
Para enfatizar la relevancia de esta acción y la cultura valenciana, también se celebró la 15ª Edición de Pecha Kucha Valencia, un
evento que se da en miles de ciudades del mundo, donde emprendedores e iniciativas innovadoras pueden presentar su proyecto y
hacer un pequeño speech para dar a conocer su idea o empresa a los asistentes. Un evento que siempre busca lugares emblemáticos
de Valencia y que también dejó su huella en el Colegio e hizo que muchas personas lo visitaran por vez primera.
Otros eventos a destacar y que podrían abrir el Colegio a nuevas acciones, fue la celebración de la 1ª Jornada de Moda Sostenible
organizada por la plataforma Slow Fashion Spain , en la que profesionales de la moda y el diseño, la industria textil y empresas con
fines de desarrollo sostenible se reunieron en el salón del Colegio para debatir sobre nuevos modelos de producción sostenible y
recuperación de labores de artesanía, como las que desarrollaron los sederos a lo largo de siglos en Valencia. Todo este tipo de
acciones muestra como con la colaboración de entes particulares, asociaciones o iniciativas privadas de poca inversión, pueden
realizar actividades que repercutan en los medios y en la sociedad, posicionar el conjunto en la actividad cultural de la ciudad y
generar interés para que la fábrica no caiga en el abandono hasta que la restauración lo devuelva a su ejercicio completo.
A las novedades mencionadas antes sobre la inclusión de nuevo del Colegio en medidas de actuación del Ayuntamiento, se suman la
propuesta de proyectos culturales que coloquen al Colegio al mismo nivel que otros BIC, como pueden ser la Lonja con el que tan
estrechamente vinculado está.
Hace menos de un mes podíamos leer este artículo en El Levante: “La pareja turística y cultural de la Lonja. Ambos edificios
podrían difundir de forma conjunta la historia de la seda en Valencia capital.” En este artículo se muestra la inquietud de los
equipos que gestionan ambos edificios de vincularlos, de forma que se pueda tener mejor conocimiento de lo que se está visitando y
ampliar el conocimiento cultural que se está ofreciendo. La Lonja por su relevancia como Patrimonio de la Humanidad es el empuje
perfecto que necesitaría el Colegio para entrar dentro de las rutas turísticas y su vinculación, ya que para que la labor que se llevaba
a cabo de la Lonja se pudiera realizar, era necesaria una actividad de producción previa. Un kit completo desde la fabricación a la
comercialización que albergaba cada edificio y que facilita la vinculación por su proximidad.
1
espolín2. (Del prov. espoulin, canilla de tejedor, y este del gót. *spôla; cf. a. al. ant. spuolo, islandés spôla).1. m. Lanzadera
pequeña con que se tejen aparte las flores que se mezclan y entretejen en las telas de seda, o plata. 2. m. Tela de seda con flores
esparcidas, como las del brocado de oro o de seda.
Vicente Genovés ve a la Lonja, lonja de la seda, como un hito arquitectónico de la ciudad, posiblemente el más importante de la
arquitectura civil y, sin duda, el más visitado de Valencia. Pero se trata de eso, de un edificio sin contenido. «Y el contenido está en
el Colegio del Arte Mayor de la Seda, que sería el complemento perfecto de la lonja para mostrar la importancia histórica de la
seda». El Levante (18.11.13)
A raíz de esta propuesta y como aportación personal, creo que se podría llevar más lejos y unir este interés turístico con una
experiencia que también integrara al comercio de la zona y que éste también se viera más vinculado y en cierto modo
“responsable”, de los bienes culturales que les rodean y les ayudan al tránsito de turistas y ciudadanos.
Confeccionar una ruta turística explicando lo que era Velluters, lo que albergaron sus calles y lo que supuso para la riqueza de la
ciudad. Mostrar edificios históricos con elementos arquitectónicos únicos que pasan desapercibidos para los transeúntes y donde se
desarrollaban las principales actividades productivas de la ciudad (como los que se recogen en el libro de Dr. Fernando Vegas y Dra.
Camilla Mileto). Y por último, vincular este recorrido con el mundo de la indumentaria valenciana y de las costumbres de los
ciudadanos, que tanto llama la atención al turismo extranjero. Una ruta que puede terminar con la visita de comercios emblemáticos
de la zona, museos relacionados, como el de Etnología en pleno Barrio del Carmen, y que consoliden la oferta de una experiencia en
la que el visitante no solo conozca la historia, sino que también la vea reflejada en la actualidad. Una propuesta a la que se podrían
unir locales de hostelería y restauración, ofreciendo degustaciones y activando el tránsito por el barrio, ya que este tipo de actividad
es la que copa el gran número de locales de la zona.
De las medidas de fomento del patrimonio cultural.
Artículo 87 Interés público. Se reconoce el interés público de todas las actividades de conservación y promoción del patrimonio
cultural valenciano y su carácter de fuente de riqueza económica para la colectividad. Las administraciones públicas de la
Comunidad Valenciana deberán cooperar a dichas actividades, cuando sean desarrolladas por los particulares, mediante la
concesión de las ayudas materiales y el reconocimiento público adecuado, proporcionados a la utilidad social que reportan y a las
cargas que suponen para los propietarios.
5. CONCLUSIÓN
Con toda esta información recogida y el breve análisis realizado, queda patente un buen ejemplo de lo que hemos visto a lo largo del
cuatrimestre. Que siempre se ha de optar por el mantenimiento y la conservación antes que por la intervención y restauración. Que
las situaciones de abandono, de omisión, o de desconocimiento no eximen de responsabilidad, sobre todo a los entes públicos
cuando se trata de un BIC y de un edificio reconocido por su interés y riqueza histórica.
La situación actual de deterioro y de urgente intervención aleja al Colegio de reactivar su actividad cultural, albergar un museo y
recobrar el interés que merece, en un corto plazo de tiempo. Pero la integración de nuevo del Colegio en planes de actuación por
parte de la Administración Pública, así como el esfuerzo de la gestión privada, abren una puerta a la recuperación y puesta en
marcha de acciones que llevan cayendo en saco roto durante muchos años. Quizás en poco tiempo podamos la fachada tapada por el
cartel de la ejecución de las obras y podamos asistir al proceso y consolidación de un nuevo centro histórico-cultural valenciano que
vuelve a la vida de la ciudad.