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ALIMENTACIÓN NUTRITIVA ES SALUD
QUE ES ALIMENTACIÓN NUTRITIVA?
Como
Como
Como
Como
es el alimento es la mente.
es la mente, son los pensamientos.
son los pensamientos, es el comportamiento.
es el comportamiento, es la salud.
Sathya Sai Baba
MUSICARE
Número Especial de Alimentación
Escuela Complementaria Sathya Sai de Valores Humanos
de la ciudad de La Plata
Área de Música
El cuidado del cuerpo es responsabilidad de cada uno de nosotros cuando
somos adultos, y de los padres, cuando tienen hijos, hasta que ellos puedan
hacerlo por sí mismos.
El alimento que ingerimos es el responsable de los cambios de nuestros
cuerpos: de niño a adolescente, a adulto joven, a adulto mayor, a anciano….
Si no comemos, morimos; si comemos mal, vivimos mal; si comemos bien,
tendremos salud y con ella más posibilidad de ser felices.
Que es entonces comer bien? El exceso de información y las campañas
publicitarias sobre alimentación, hace que estemos perdidos, que no
podamos entender con facilidad que debemos comer y qué no.
Todos queremos estar sanos y ser felices, pero… estamos haciendo nuestra
parte?
Es nuestro deber cuidar nuestro cuerpo, debemos entonces investigar acerca
de cómo mantenerlo en óptimas condiciones.
El objetivo de lo que aquí se expone es mostrar un mapa sobre alimentación,
que nos permita comenzar a reflexionar, a investigar, para poder elegir el
camino que nos lleve a destino: tener un cuerpo saludable.
Nuestra experiencia será entonces, nuestra verdad.
También es importante poner en conocimiento de padres no vegetarianos,
que tienen hijos que no desean comer carne, que con una dieta vegetariana,
pueden crecer igualmente muy sanos y fuertes.
Estemos confiados que nuestra conciencia, será nuestra mejor amiga y
compañera para ir encontrando la dieta ideal para cada cuerpo…
2
QUE ES VEGETARIANISMO?
La palabra vegetariano (vegetarian en inglés) fue acuñada por los fundadores
de la Asociación Vegetariana Británica en el año 1842, y deriva de la palabra
latina vegetus, que significa "completo, sano, fresco o vivaz".
VEGETARIANO: es el término que engloba a todas las personas que en sus
dietas no incluyen carnes de ningún tipo.
Es interesante conocer las diferentes variantes que está palabra contiene y
que podríamos clasificar del siguiente
modo:
OVO-LACTO-VEGETARIANO: además de
alimentos de origen vegetal también
incluye en su dieta, derivados de animal,
como huevos y lácteos.
OVO-VEGETARIANO: incluye huevos.
LACTO-VEGETARIANO: incluye lácteos de origen animal y sus derivados.
API: es el prefijo con que se designa a quien consume miel, y generalmente y
se puede referir indistintamente a cualquiera de los grados ya descriptos más
arriba, o sea que, podría ser -api-ovo-lacto-vegetariano- o api-ovovegetariano o -api-lacto-vegetariano o simplemente -api-vegetariano-.
VEGETARIANO VEGANO: es quien sigue una dieta exclusivamente basada en
alimentos de origen vegetal, sin excepciones de
ningún tipo, excluyendo también en todo el ámbito de
su vida el uso de derivados de animales o de
productos que hayan implicado para su fabricación o
producción la explotación y/o el sufrimiento de algún
animal. No utiliza en su vida, los derivados de la
matanza y/o explotación de animales, como cuero,
lana, seda, cosméticos, etc., oponiéndose también a
todo experimento y testeo sobre animales.
3
CRUDÍVORO VEGETARIANO: es aquel que come todo crudo, frutas, verduras,
nueces, semillas, legumbres, cereales, brotes, etc. El crudívoro no cocina o
calienta las comidas, prefiere ingerir todo en su estado natural crudo,
conservando de este modo los más valiosos atributos que poseen, cualquiera
de las modalidades vegetarianas puede ser crudívora.
FRUGÍVORO O FRUTARIANO: se alimenta exclusivamente de frutos,
generalmente crudos y de época. Esta es la forma de alimentación que más
se acerca a la perfección alimenticia del ser humano, tanto por su calidad
energética como por la no obstaculización de la ley de evolución.
Lo más recomendable es siempre alimentarse con los frutos naturales del
lugar donde se vive, y justo en el
momento que el árbol o la planta los
deja caer al suelo, ese es el momento
óptimo. No existe en la naturaleza
nada que supere en calidad alimenticia
a las frutas. Es en los frutos, donde el
árbol o la planta acumula la mayor
cantidad y calidad de energía, pues en
las semillas se encuentra toda la
información genética para el desarrollo
de una nueva vida, para la conservación de su especie, de los frutos saldrán
los nuevos hijos, la descendencia; y generalmente cubriendo esa semilla (o
reservorio genético) hay una pulpa que protege esa valiosa semilla, esa pulpa
está colmada y desbordante de energía solar en su más sublime versión,
protegiendo la vida y promoviéndola, por eso al ingerir este tipo de alimento
se está aprovechando al máximo la energía solar, que es, en definitiva lo que
directa o indirectamente el ser humano toma de los diferentes alimentos
para nutrirse. La alimentación de frutas, es completa porque contiene
albúminas suficientes (nueces, almendras, etc.), hidrocarbonados (féculas y
azúcares) en gran cantidad (bananas, uvas, manzanas, peras, almendras,
etc.), grasas en abundancia (nueces, aceitunas, almendras, cocos, etc.),
siendo, como sabemos la fuente más importante de provisión de vitaminas y
sales minerales vitalizadas.
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ALIMENTACIÓN Y NUTRICIÓN
Debemos distinguir entre alimentación y nutrición.
Se llama alimentación al acto de proporcionar al cuerpo alimentos e
ingerirlos. Es un proceso consciente y voluntario, y por lo tanto está en
nuestras manos modificarlo.
Nutrición es el conjunto de procesos fisiológicos por los cuales el organismo
recibe, transforma y utiliza las sustancias químicas contenidas en los
alimentos. Es un proceso involuntario e inconsciente que depende de
procesos corporales como la digestión, la absorción y el transporte de los
nutrientes de los alimentos hasta los tejidos.
El estado de salud de una persona depende de la calidad de la nutrición
de las células que constituyen sus tejidos.
Si queremos mejorar nuestro estado nutricional, sólo podemos hacerlo
mejorando nuestros hábitos alimenticios.
Para llevar a cabo todos los procesos que nos permiten estar vivos, el
organismo humano necesita un suministro continuo
de materiales que debemos ingerir: los nutrientes.
El número de nutrientes que el ser humano puede
utilizar es limitado. Sin embargo, estos nutrientes
no se ingieren directamente, sino que forman parte
de los alimentos.
PARA QUE COMEMOS?
La función del alimento es vitalizar y garantizar el metabolismo energético,
basado en fenómenos de transmutación biológica, sintonización y resonancia
entre órganos y alimento.
El cuerpo humano (saludable) resuena en una determinada
frecuencia oscilatoria (entre 6.200 y 7.000 A).
Las mediciones vibracionales del alimento permiten verificar que hay
sustancias nutricias que resuenan por encima o por debajo de dicha
frecuencia.
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Al ingerir alimentos de igual o superior longitud de onda, el cuerpo
no tiene dificultades en metabolizarlo y generar los fenómenos de
intercambio, beneficiándose del aporte elevado. Cuando ingerimos
alimentos de inferior oscilación vibratoria, el organismo se ve
perjudicado, pues debe elevar dicha frecuencia, a fin de
establecer el adecuado intercambio metabólico.
Si este último tipo de alimentos se hace abundante
y cotidiano, a largo andar el cuerpo se agota, baja
su frecuencia, se desvitaliza y comienza a resonar
en niveles inferiores, que son justamente los que
emite una persona enferma (4.800 A en el caso de
pacientes con cáncer) y en los cuales se desarrollan
virus y parásitos (necesitan que el huésped resuene
bajo los 6.000 A).
De allí la importancia de nutrirse prevalentemente de alimentos
superiores, como frutas, hortalizas y semillas activadas, que, como
veremos, resuenan por encima de los 8.000 A y por tanto vitalizan
al organismo, evitando el ámbito para el desarrollo del desorden
energético.
Al comer una hoja de rúcula lo que hacemos es recibir la energía lumínica
que el vegetal captó y convirtió en energía química (clorofila). Al exponer
dicha hoja al fuego, alteramos ese patrón ordenado y obligamos al cuerpo a
elevar dicha frecuencia, para poder resonar y
metabolizar
adecuadamente.
Por
ello
la
importancia de destruir y alterar lo menos posible
nuestro alimento cotidiano, concentrándonos, por
el contrario, en procesos que lo vivifiquen y eleven
vibratoriamente. Comer "vivo" es la forma más
eficiente de revertir y evitar situaciones de
desorden y enfermedad. Más allá de los beneficios
en salud y rejuvenecimiento, esta propuesta generará otros efectos positivos
a nivel de pensamientos y actitudes. Como dijera un conocido maestro
espiritual: "Según sea tu alimento, así será tu mente; según sea tu mente, así
será tu pensamiento; según sea tu pensamiento, así será tu actitud".
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CRUDO Y COCIDO: VENTAJAS Y DESVENTAJAS
¿POR QUÉ COCINAMOS LOS ALIMENTOS?
Antes explicamos que el dominio del fuego como agente tecnológico para la
transformación de los alimentos, significó un elemento importante en la
supervivencia de la especie y en el predominio de muchas culturas. Con el
manejo del fuego, nuestros ancestros humanos comenzaron a introducir
profundas modificaciones en su forma de comer. Pero si el hombre
evolucionó sobre la tierra durante casi cinco millones de años en base a
alimentos crudos y si ningún otro animal expone sus alimentos al calor,
alguna razón habrá. Es obvio que semejante impacto cultural se desarrolló
gracias a una serie de beneficios, que a continuación resumimos.
Eliminar tóxicos: La acción del calor genera un control sobre
microorganismos nocivos (salmonella, escherichia coli), con lo cual se logra
reducir la carga bacteriana presente en alimentos sensibles a este desarrollo
patógeno (carnes, lácteos).
Mejorar digestión: mediante la conversión de ciertas sustancias
nutricionales que no resultaban comestibles en estado original (el caso de los
amiláceos), la cocción ayudó a desarrollar el concepto de alimentos
fácilmente almacenables (cereales, legumbres) y disponibles todo el año.
Generar sabor: las reacciones de los macronutrientes (proteínas, grasas y
carbohidratos) frente al calor, generan nuevos compuestos que dotan al
alimento original de diversas texturas y sabores (fritos, asados,
caramelizados), que los hacen más apetecibles (y adictivos).
Preservar alimentos: la cocción de ciertos elementos rápidamente
perecederos (frutas, vegetales, carnes) permitió generar reservas para
épocas de escasez (dulces, conservas, escabeches), al generar un medio
adverso al desarrollo de bacterias nocivas para el alimento. En realidad, son
procedimientos útiles para evitar una hambruna, pero para nada
recomendables frente a la disponibilidad de comida fresca y fisiológica.
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Tomemos un ejemplo ilustrativo: los soldados romanos, en sus largas marchas por el
imperio, llevaban bolsitas de semillas bajo los cinturones de cuero, que por efecto
de la temperatura y la humedad corporal, germinaban; de ese modo obtenían sin
trabajo y en medio del camino reservas energéticas de fácil digestión.
Otro ejemplo: el pan de los esenios, consistente en
semillas germinadas, machacadas y deshidratadas en
piedras al sol. En el actual estado de cosas, y con la
cantidad de problemas que genera el moderno estilo
alimentario, cobra importancia el hecho de investigar e
informarnos al respecto. Por un lado tenemos abundancia
de recursos alimentarios y posibilidades de optar por los
más convenientes y fisiológicos. Por otra parte tenemos
un grave problema ambiental, en gran medida generado
por la escasa sustentabilidad de nuestras elecciones
alimentarias. Y finalmente nos vemos abrumados por problemas de salud generados
por el errado estilo nutricional...
Tal como veremos, la cuestión de las valiosas y delicadas enzimas es un
ejemplo de desinformación a nivel nutricional, que conviene tener presente,
dada la importancia trascendental del tema. Estas sustancias, altamente
sensibles a los procesos de cocción, son responsables de las reacciones
bioquímicas que nos permiten metabolizar los alimentos ingeridos, depurar
los desechos tóxicos y permitir la correcta función celular. La falta de
enzimas en una comida, es comparable a la ausencia de chispa en un motor a
explosión; de poco vale el mejor motor y el mejor combustible, en ausencia
del destello que detona la mezcla. Por ello la naturaleza dota a todos los
organismos biológicos de la necesaria carga enzimática para llevar adelante
sus procesos celulares.
Al ingerir alimentos "vivos", como las frutas, verduras, germinados,
fermentados, no sólo estamos incorporando las enzimas necesarias para su
degradación, sino que estamos aportando enzimas a las reservas del cuerpo.
Es como hacer un depósito en nuestra caja de ahorros. Por cierto que el
cuerpo, como todo organismo vivo, produce sus propias enzimas, pero el
objetivo de las llamadas enzimas metabólicas es posibilitar gran cantidad de
procesos orgánicos que dependen de su presencia (depuración, regeneración,
reparación). Al consumir alimentos que han perdido sus enzimas por el
proceso de cocción, estamos obligando a que el cuerpo "distraiga" sus
reservas enzimáticas para destinarlas a la digestión. Es como hacer una
extracción de nuestra caja de ahorros. Cada uno podrá hacer los cálculos de
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cuanto "enriquece" o "empobrece" diariamente su caja de ahorros
enzimática.
El saldo, "positivo" o "negativo" es el infalible testigo de cómo se encuentra
nuestra salud. Aprovechar al máximo el aporte enzimático del alimento,
hace que ahorremos reservas, recuperemos la salud y vivamos mejor. Así de
sencillo. Al prescindir de la cocción, no solo estaremos evitando la
destrucción enzimática, vitamínica y antioxidante. Pero además podremos
incrementar el aporte de enzimas y vitaminas al organismo, mediante ciertos
procesos naturales (activación, germinación, fermentación) que las antiguas
culturas desarrollaron para aumentar el valor vitalizante de sus alimentos.
Obviamente que al tratarse de procesos "vivos", no podemos esperarlos de
los alimentos industrializados, dado el obligado uso de conservantes
(justamente, inhibidores enzimáticos) por las exigencias de transporte y
almacenamiento. Son procesos para realizar en casa, simples y a su vez
creativos, que incluso estimulan e involucran a los demás componentes del
grupo familiar, para que sean copartícipes de algo tan superador y
terapéutico.
EFECTOS DE LA COCCIÓN
En la mayoría de los casos, los efectos del calor sobre los alimentos son
impactantes, tanto por la alteración de las estructuras originales como por
la generación de nuevos compuestos tóxicos. En el primer grupo se destaca
el perjuicio en varios aspectos: campo energético vital (paso de sustancia viva
a muerta) vitaminas (sobre todo aquellas termo sensibles); proteínas (por
efecto de la coagulación), agua (a causa de la evaporación), alcalinidad (la
cocción acidifica los alimentos), sabores y aromas naturales (reemplazados
por otros nuevos, artificiales) y sobre todo la destrucción total de las enzimas
alimentarias (lo cual genera total dependencia de las enzimas corporales).
O sea que cocinando los alimentos: perdemos valiosos nutrientes (enzimas,
vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales, agua biológica, antioxidantes),
generamos tóxicos peligrosos (estos comienza al superar los 50°C y se
magnifica cuando pasamos los 100°C), desvitalizamos la comida
(concretamente bajamos su nivel vibratorio), enlentecemos la digestión (en
general duplicamos los tiempos metabólicos, siendo conocido el fenómeno de
la coagulación de las proteínas).
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LA FISIOLOGÍA HUMANA
El primer paso es tratar de entender para qué alimento ha sido diseñado
originalmente nuestro organismo. Siguiendo con el gráfico ejemplo del
automóvil, cuando adquirimos un
vehículo, recibimos las indicaciones del
combustible para el cual ha sido
diseñado y construido el motor. A
nadie se le ocurriría colocar kerosén en
un motor diesel, o nafta de bajo
octanaje en un motor de alta
prestación,
ya
que
el
motor
comenzaría a fallar y se carbonizaría.
Pero frecuentemente, por falta del
"manual de instrucciones", hacemos eso
con nuestro cuerpo... y con un
agravante. Si usamos el vehículo con combustible inadecuado, nos damos
cuenta rápidamente: hacemos limpiar el motor, cambiamos el combustible y
entonces todo vuelve a la normalidad. En cambio con el cuerpo no
relacionamos las fallas con el combustible incorrecto y seguimos adelante...
Un alimento fisiológico es aquel que nutre, vitaliza y depura, sin
generar ensuciamiento.
Jean Seignalet lo definía como aquel alimento adaptado a nuestro sistema
digestivo originario. En este sentido se hace necesario comprender a que
diseño original corresponde nuestra fisiología metabólica. En la naturaleza
terrestre existen animales con diferente estructura alimentaria: carnívoros
(felinos), herbívoros (vacas), frugívoros (chimpancés), omnívoros (cerdos)...
En cada caso, los organismos están naturalmente adaptados para el
procesamiento de su alimento básico y natural. Estructura dentaria, tipo de
estómago, longitud Intestinal, fluidos digestivos, enzimas... todo obedece a
una razón de perfecto diseño evolutivo. Respecto a los animales antes
mencionados, los modernos estudios de secuencia genómica han confirmado
una relación estrecha entre chimpancés y humanos…
''La alimentación no es lo superior en la vida, pero es el terreno donde
lo superior puede morir o favorecer”.
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EVITAR DOGMAS Y RÓTULOS
En este tránsito evolutivo, no tiene mayor sentido quedar pegado a dogmas y
etiquetas que nos encasillan y rigidizan.
Muchas veces las banderas (vegetariano, vegano,
crudivegano, macrobiótica, ayurvédico, higienista,
naturista, frutariano o frugívoro, crudívoro), tal vez
útiles al inicio para estimular un cambio, luego se
convierten en "el árbol que nos impide ver el
bosque".
Lo importante en este camino es la vida. La vida
genera vida. Y genera evolución, en todos los aspectos; genuina expansión
de la consciencia. Ese es el verdadero objetivo, más allá de resolver tal o
cual problema de salud: ser mejores personas. Y no llegaremos a ello
cargando con extremismos, purismos o dogmatismos.
El ejemplo de algunos alimentos puede ayudarnos a reflexionar y visualizar la
rigidez de ciertas posturas extremas. Veremos que a veces lo crudo puede no
ser vivo (el caso del ceviche de pescado o el jamón crudo). O puede haber
alimentos crudos y vivos que no sean veganos (la yema del huevo). O veganos
que no son crudos (el arroz cocido o el pan). Y estos son solo algunos
ejemplos ilustrativos.
Cada uno deber dar rienda suelta a su libre albedrío, siendo plenamente
"consciente" de las decisiones que adopta.
Justamente es algo que debemos hacer libres de ataduras y dogmatismos,
que tras una falsa imagen de liberación, nos esclavizan y rigidizan aún más.
¿VIVO Y CRUDO ES IGUAL?
Cuando se habla de comer "vivo", viene casi automática la asociación con
alimento "crudo". En este sentido es importante marcar las diferencias,
sutiles pero diferencias al fin. El concepto de vida está asociado a
organismos que manifiestan la esencia vital. Es imposible ignorar la
evidencia objetiva de las fotografías (Kirlian) que ilustran la impactante
diferencia energética entre alimentos vivos (granos germinados) y no vivos.
Como se dice habitualmente: "una imagen vale más que mil palabras".
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Foto Kirlian de grano germinado
Sin embargo, a veces el uso de las palabras suele confundir. Fiambres como
el jamón crudo o embutidos como el salame o la bondiola, son en efecto
ejemplos de carne cruda, sin cocinar, pero proveniente de un animal que ya
no está vivo, aunque la fermentación en sal conserve su caudal enzimático,
mejore la asimilación proteica y hasta eleve su nivel vibracional. Eso era el
antiguo charqui (carne salada y deshidratada) que consumían gauchos y
soldados en la época colonial. Crudo pero no vivo. Algo parecido sucede con
el pescado crudo, marinado en limón (ceviche peruano), fermentado en sal
(anchoas) o deshidratado (iriko japonés). Otro ejemplo de visión subjetiva y
confusa entre crudo y vivo es el huevo de aves, rechazado alimentariamente
por los veganos estrictos. Sin embargo el huevo, proveniente de cría natural,
es un verdadero "germen" de vida, cuyo potencial energético se eleva con el
correr de los días, para comenzar a decrecer luego de tres semanas. Quién
no sea vegano estricto, podría beneficiarse de la yema sin cocción (algo vivo
y crudo), cuidando siempre el origen productivo del huevo (evitar cría
industrializada).
Por otra parte, un vegetariano consume sin objeciones alimentos "muertos"
desde el punto de vista energético, como los cereales cocidos. Todo esto no
pretende adicionar confusión al tema; simplemente es útil para que
rompamos estructuras mentales y tomemos mayor grado de consciencia
.Desde esa perspectiva, el concepto "vivo" debería orientar nuestras
preferencias, aunque a veces se generen conflictos ético-filosóficos, que
cada cual sabrá valorar y poner en contexto, adecuándose a su estado de
salud, y, por qué no, a la simple y concreta disponibilidad de alimentos.
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LA SANGRE VERDE
Si buscamos algo que permita ilustrar y manifestar la condición del alimento
vivo, deberíamos pensar en la clorofila, normalmente asociada a las hojas
verdes y los germinados. Su similitud molecular con la sangre, es otro elemento
objetivo que aporta claridad a la hora de considerar ciertos preconceptos y
estructuras mentales dogmáticas.
Uno de los principales atributos de los vegetales, es la captación de energía
fotónica y la consecuente generación de clorofila (transformación de energía
luminosa en energía química).
La clorofila es estructuralmente similar a la hemoporfirina, precursor de la
hemoglobina, responsable del transporte de oxígeno en la sangre y cuya
deficiencia se asocia a anemia. La
diferencia es que la clorofila tiene un ión
de magnesio en lugar de hierro. De hecho,
es la clorofila la causa de la riqueza en
magnesio de los vegetales y en especial
de las hojas verdes.
La clorofila posee efecto antianémico,
por su capacidad de generar plasma
sanguíneo con gran eficiencia. Otros
efectos benéficos son: aporte de oxígeno
al medio celular.
Efecto antiparasitario y elevado potencial depurativo (es la base de efectivas
curas desintoxicantes). En las verduras de hoja, el color verde delata la
presencia de clorofila, pero otras hortalizas también contienen clorofila,
como la zanahoria, aunque enmascarada por los carotenos libres (betacaroteno) que dan color naranja.
Una de las razones por la cual se germinan semillas, es poder cultivar
hogareñamente (aún en un décimo piso) tiernas lajas fijadoras de la benéfica
clorofila. Por ello se usan semillas gramíneas como el trigo, la avena, la
cebada o bien el sarraceno. Dado que el proceso lleva varios días, la semilla
necesita el aporte nutricional de la tierra. Es el mismo proceso que la
naturaleza hace, hará y ha hecho en el suelo por millones de años.
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LA ENERGÍA FOTÓNICA
El objetivo de cultivar estas hojas verdes, es acceder a la elevada
concentración de clorofila sintetizada por la pequeña planta. El poder
depurativo, oxigenante y regenerador de la clorofila es enorme. Estos
pigmentos presentes en vegetales terrestres y marinos (algas), están
especializados en captar energía luminosa (fotones) para convertirla en
energía química. La estructura molecular de la clorofila es exactamente
igual a la hemoglobina sanguínea, con la diferencia que la clorofila tiene un
ion central de magnesio en lugar de hierro.
El potencial de la hierba de germinados saltó a la luz en la década del 60,
mientras se estudiaban fuentes alimentarias para la cría animal,
definiéndose a la hierba de trigo (wheat grass) como el alimento más rico,
enzimático y concentrado de la naturaleza. Luego comenzó a ser utilizada
por terapeutas naturistas como la Dra. Wigmore o el Dr. Moerman para curar
enfermedades como el cáncer.
Por efecto de la clorofila sintetizada por los germinados en general y
especialmente en las hojas tiernas, su consumo nos
aporta gran cantidad de beneficios. La clorofila
hace más eficiente la respiración y el metabolismo
celular, activándose las funciones regenerativas,
depurativas y curativas.
La clorofila de las hojas de germinados permite:
depurar la sangre, eliminar toxinas del cuerpo,
alcalinizar el organismo, controlar infecciones,
crear un ambiente adverso para virus y parásitos,
cicatrizar heridas, reducir la presión sanguínea,
hacer más eficiente el ciclo de la insulina, mejorar
la actividad tiroidea, modular mejor el colesterol y
mejorar estados degenerativos como las esclerosis.
En el jugo de estas hojas de germinados, recogidas entre el 7° y el 10° día de
cultivo, el 70% es clorofila. Si bien todas las hojas verdes contienen clorofila,
la hierba joven de los brotes tiene 20 veces más concentración:
100g de hierba de germinado equivale a 2kg de la mejor verdura. Pero el
secreto de las jóvenes hojas no pasa solo por la clorofila; los científicos han
detectado la presencia de más de 100 sustancias conocidas.
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CAMBIO BRUSCO O TRANSICIÓN?
Cada uno debe elegir conscientemente y bien informado.
En función a su estado y necesidades, la persona debe decidir si opta por
soluciones radicales o si desea manejar
procesos de transición. Es algo que también
tiene que ver con la personalidad de quién
decide y las ganas (o el tiempo) de mejorar
rápida o lentamente, su calidad de vida.
Nadie se perjudica pasando directamente de
una alimentación convencional a la nutrición
vitalizante. Por el contrario, todo es puro
beneficio. Pero hay quienes prefieren o pueden
(al no tener graves problemas de salud) optar por un proceso gradual de
transición.
Todo depende de los objetivos y necesidades de cada uno. Por cierto que
algunas personas tendrán más dificultades que otras para romper con el
"coccívoro" que llevamos dentro.
Esto, tal como veremos, es más psicológico que fisiológico y se apoya en la
dependencia de la química adictiva. Por tanto es posible que ciertos
individuos prefieran cierta convivencia inicial entre crudos y cocidos.
Es algo similar a lo que ocurre a la hora de romper con la dependencia del
tabaco. Algunos lo hacen fácil y drástico ("no fumo más y listo"), mientras
que otros prefieren ir bajando gradualmente la dosis y convivir con algo ("al
menos un puchito al día'').
Apuntando a un objetivo terapéutico y de mediano plazo, es siempre mejor
"algo que nada" y la regulación de esta coexistencia debe ser manejada en
función a la armonía del proceso. No debemos convertir a la comida en
algo conflictivo o estresante; por el contrario, el cambio debe ser
plenamente consciente, estimulante y gozoso. Y en ese sentido, para
muchos suele ser mejor la flexibilidad de una placentera transición.
Se pueden complementar alimentos crudos con algunos de breve cocción
(vapor, saltado rápido) o bien de ligeros entibiados. Por ejemplo, a veces
basta templar apenas una sopa de vegetales licuados, para alcanzar a
percibir la sensación de "comida caliente", sin por ello destruir en exceso su
carga enzimática y vital.
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CONSEJOS PARA REFLEXIONAR…
EVITAR INGESTAS CONGESTIVAS
La distribución equilibrada del alimento durante la jornada es la otra arma
que disponemos para estabilizar el azúcar en sangre y optimizar el
funcionamiento hormonal. Esto no implica un obsesivo control horario;
simplemente se trata de ingerir raciones parsimoniosas y equilibradas de
alimentos a medida que el cuerpo reclama refuerzos, satisfaciéndolo en
tiempo y forma.
Si bien se suele recomendar un almuerzo fuerte, aprovechando nuestra
máxima energía digestiva, coincidente con el cenit
solar; esto no significa atiborrarse de comida. Es
obvio que podemos "aprovechar" este momento (el
de mayor potencia del proceso metabólico),
combinando alimentos que en otro momento del
día, tal vez serían más difíciles de procesar, pero
sin "abarrotarse" de comida.
Así como los vegetarianos clásicos suelen caer en
los excesos de lácteos y amiláceos, el practicante
de una alimentación viva debe evitar caer en los
excesos en materia de semillas y deshidratados. En un caso por propia
densidad nutricional y en otro por concentración a raíz de la evaporación de
agua, son alimentos que generan exuberancia. Además, con las técnicas que
veremos, se pueden lograr texturas y sabores atractivos. Por ello siempre
deberíamos estar sensibles y atentos a la 'sensación de saciedad.
Dado que no creemos en la posibilidad de recomendar ni de llevar adelante
un conteo de lo ingerido, la dosificación de estos elementos de elevada
densidad debe realizarse en función a los requerimientos, la sensibilidad y
la consciencia de cada uno. En primer lugar debemos tener en cuenta la
época del año. Es obvio que en invierno resulta fisiológico recurrir a
alimentos más densos y calóricos, mientras que en verano el mismo
organismo pedirá más alimento acuoso y liviano.
Esto también ocurre en función al clima: en estaciones secas el cuerpo pide
menos densidad nutricional y mayor presencia de agua en los alimentos. Algo
similar sucede con los biotipos personales. Las personas más "vata" o con
tendencia "yang" reclamarán, en la búsqueda de su equilibrio personal, por
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alimentos acuosos e hidratantes. Por su parte los "kapha" ó "yin" sentirán
beneficio de alimentos deshidratados y densos.
Sin que esto represente reglas generales, inadmisibles en el contexto de
equilibrios dinámicos y variables, es más que nada una invitación para estar
sensibles y atentos a lo que nos pide el organismo. Desarrollar esta
capacidad innata es mucho más fisiológico que estar mentalmente
pendientes de gramos, nutrientes o calorías.
DEMORAR EL DESAYUNO
Dado que las primeras horas del día están reservadas a naturales procesos
fisiológicos de eliminación (consecuencia del trabajo
metabólico nocturno), conviene favorecer dicha
tarea y no interrumpirla. Es normal levantarnos sin
sentir apetito y es algo que saludable e
instintivamente hacen los niños no condicionados
por sus padres. Por ello la recomendación de iniciar
la jornada con la simple ingesta de agua, limonada
o, a lo sumo, un jugo vegetal depurativo (ejemplo:
apio, manzana, zanahoria y unas gotas de salmuera).
Acto seguido deberíamos hacer una actividad física
que garantice buena oxigenación (caminata de una hora, tai chi, yoga, chi
kung, etc.), necesaria para completar los procesos de eliminación.
Recién entonces proceder al desayuno formal, que no necesariamente debe
consistir en café con leche y tostadas con dulce y manteca.
En verano podemos hacer uso de frutas y licuados sustanciosos, que pueden
complementarse con semillas activadas, brotes o complementos nutritivos
(polen, espirulina, maca, levadura). En invierno podemos recurrir a platos
energéticos, como el porridge de avena (avena cocida) o las granolas con
leche de semillas.
COMIDA FUERTE AL MEDIODÍA
Como vimos, esto tiene que ver con nuestra natural capacidad digestiva
("agni" o fuego digestivo, en el concepto oriental), íntimamente relacionada
con el ciclo solar. Según el Ayurveda hindú, esto se relaciona con la
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preeminencia horaria del factor pitta: 10 a 14 hs. Por ello es buena
recomendación ingerir aquellos alimentos más difíciles de digerir en el
almuerzo, tal como veremos en la preparación de una comida saciante.
Habitualmente, por una cuestión de horarios laborales o disponibilidad de
tiempo para la preparación, se suelen concentrar
los alimentos pesados en una cena tardía, error
que luego pagamos con mal descanso,
incompleto proceso metabólico y consecuente
toxemia cotidiana. Bien vale el esfuerzo de
acomodar nuestros hábitos y rutina, para
instalar este hábito saludable, aún si estamos
en el ámbito laboral.
Precisamente en la cena debemos evitar los
excesos proteicos y las combinaciones complejas. Por ejemplo, una comida
basada en una compleja mixtura de nutrientes, que puede funcionar bien en
el almuerzo, seguramente resultará "pesada" a nivel digestivo en una cena.
Tal vez la preponderancia de alimentos más livianos y acuosos, facilitará la
eficiencia digestiva y la calidad del descanso.
Por tanto en la cena deberíamos privilegiar una ingesta liviana y temprana
(lo ideal sería a la puesta del sol).
Antes de acostamos, deberíamos dejar pasar al menos dos horas y en lo
posible, hacer una caminata previa. Todo ello redundará en un mejor
proceso digestivo y en un descanso reparador.
LOS COLORES EN LA JORNADA
Una nueva concepción de la alimentación que toma en cuenta nuestra
"otra mitad", es decir, la parte energética del cuerpo humano.
Respetando los biorritmos del organismo, la dieta diaria se programa de la
siguiente manera:
Se puede añadir una pequeña cantidad de los otros grupos dentro de
cualquier comida, por ejemplo, en la cena: una tostada (grupo blanco) con
poco queso (grupo rojo). Lo esencial es centrarse en los colores señalados
anteriormente.
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- Desayuno: grupos azul y morado “energía de arranque”.
- Almuerzo: grupos anaranjado, amarillo, verde y rojo “energía de
mantenimiento”.
- Cena: grupo blanco “energía de relajación”.
Hasta aquí la primer clasificación, ahora veremos la segunda fuente
consultada
Al considerar la cuestión energética y sutil de la materia alimentaria, es
importante tener en cuenta la influencia de los colores y sus vibraciones, a
la hora de elegir los alimentos que utilizaremos en los distintos momentos
del día. Si bien el tema es más complejo, veamos aquí sugerencias que nos
pueden ayudar a ser más eficientes en la absorción de los espectros
vibratorios correctos en las diferentes ingestas que realizamos a lo largo de
la jornada.
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- Desayuno: Privilegiar alimentos con colores rojo, amarillo, naranja y
blanco.
- Almuerzo: Privilegiar alimentos con colores verde, amarillo y azul.
- Cena: Privilegiar alimentos con colores azul, violeta, púrpura, dorado y
blanco.
No todas las recomendaciones que venimos realizando sirven solo como
indicaciones genéricas, con la idea de ayudar
a tomar decisiones. De ningún modo
representan cuestiones para sostener a
rajatabla o que puedan ser fuentes de
conflicto, confusión o estrés. Todo lo
contrario.
La idea es ir considerando de modo holístico,
las
distintas
influencias
alimentarias
(energéticas y vibracionales) a fin de
retomar un manejo más bien intuitivo y personalizado sobre nuestras
elecciones. O sea, más consciente.
Importante:
En
este
título
hemos
querido
mostrar,
conscientemente, los desacuerdos que hay en las publicaciones.
Así es que hemos puesto la clasificación de los colores de dos
fuentes diferentes. Esta es la razón de ser de esta revistita, ir
encontrando nosotros, con la ayuda de nuestra consciencia,
nuestra propia verdad…
20
LÍQUIDOS Y FRUTAS ANTES DE COMER
La ingesta de líquidos diluye los jugos gástricos e incrementa la
producción de secreciones digestivas. Esto no significa que no podamos
ingerir Iíquidos en la comida; lo que se recomienda es beber entre comidas.
Iniciar la comida con ensaladas y vegetales crudos, es una buena práctica
digestiva que ayuda a disminuir el posterior deseo de Iíquidos. El solo
hecho de estar practicando una dieta vitalizante disminuye el fisiológico
deseo de beber.
Si aun así sentimos sed en las comidas se recomienda utilizar bebidas sin
aditivos conservantes, que inhiben los procesos enzimáticos claves de la
digestión.
Podemos hacer uso del kéfir de agua, el agua enzimática o algún licuado o
jugo, que bien puede combinar todos estos elementos (el Trienzimas que
veremos en el recetario).
Quien desee beber cerveza o vino, tratar que sean caseros o artesanales (son
los únicos que conservan el potencial enzimático de las fermentaciones) y en
dosis moderadas.
EL REPOSO DIGESTIVO
Dado su rol predominante sobre nuestras actividades laborales, sociales y
recreativas, es importante organizar adecuada y realísticamente el ciclo
semanal. Tal vez convenga comenzar estas recomendaciones, con la acción
más simple y efectiva, dada su sencillez y rápidos resultados: el reposo
digestivo. Sugerimos esta práctica como un "bálsamo" reparador entre la
semana laboral y el domingo recreativo, algo que ha resultado útil a
muchas personas, como eficaz disparador de cambios más profundos en su
estilo de vida.
21
Todos los ritmos naturales parecen seguir la ley del péndulo, es decir, del
ritmo; así existe la ley de que toda actividad debe ir acompañada del
reposo. Es fácil comprobar que quien deja de reposar por la noche,
perjudica su salud.
Cuando se está enfermo, el tratamiento básico en la antigua medicina se
basaba en tres pilares fundamentales: el reposo, la dieta y la medicación;
ésta última solo en caso que fallaran los otros recursos.
Pero hoy se ha dejado de lado, tanto el reposo como la dieta y se todo se
pretende resolver en base a medicamentos. Así, poco a poco va cayendo en
el olvido este importante pilar sostenedor de la salud y firme apoyo para su
recuperación.
Es obvio que la sociedad occidental moderna come en exceso. No se hace
suficiente ejercicio para conseguir la comida y la costumbre de hacer varias
y abundantes comidas al día, resulta excesiva para cualquier aparato
digestivo. Es necesario, por tanto, tener en cuenta el reposo digestivo como
el más preciado de los reposos, y así ha estado considerado desde la remota
antigüedad.
La práctica del ayuno era algo habitual en las culturas ancestrales e incluso
estaba prescripto en las antiguas tradiciones religiosas,
como condición necesaria para purificar el cuerpo ante
las prácticas espirituales. Dada la necesidad biológica del
organismo de contar con suficiente energía para poder
evacuar la toxemia acumulada, el reposo digestivo es
algo que nos puede ayudar muchísimo para recuperar el
equilibrio perdido y eliminar obstrucciones de vieja data.
El ayuno consiste en generar un período sin trabajo
digestivo ni exigencia metabólica, durante el cual, el
organismo pueda concentrar todo su potencial en la tarea de eliminación.
Incluso hay gente que realiza un reposo digestivo diario, con solo cenar
muy temprano y desayunar tarde, lo cual deja un periodo de 14/15 horas
sin exigencia digestiva.
Si bien hay muchas formas de ayuno, sugerimos aquí un método sencillo de
realizar (no se necesita pasar privaciones) y totalmente seguro (no tiene
contraindicaciones ni requiere supervisión externa, como otro tipo de
ayunos): el ayuno semanal frutal. Esta saludable práctica permite reducir
casi a cero la habitual exigencia metabólica, en razón de ingerirse sólo el
22
alimento más fisiológico y de más fácil asimilación: la fruta. La eficacia del
método se basa en la regularidad de su práctica, por lo cual debemos
abordarla con constancia y perseverancia. La técnica consiste en satisfacer
nuestro apetito, un día a la semana, exclusivamente con frutas. Conviene
elegir un día fijo, durante el cual desarrollemos poca actividad. Una buena
opción es el sábado, que está a caballo entre la semana laboral y el domingo
familiar. Pero esto debe adecuarse a los hábitos personales: hay gente que,
al revés, prefiere hacer vida social los sábados y reposar en casa los
domingos.
Durante ese día, cuando sentimos apetito, nos limitamos a ingerir solamente
frutas. Podemos ingerir toda la fruta que deseamos, pero de un solo tipo por
vez (no mezclar variedades en la misma ingesta, tipo ensalada de frutas, a
fin de minimizar la exigencia digestiva), bien madura, de estación y si es
posible, de producción local y orgánica.
Cualquier fruta va bien. En el caso de la banana, valen algunas
recomendaciones. Por ser una fruta exótica en muchas
latitudes, es casi imposible conseguirla madurada en la
planta. Además, siendo una fruta rica en almidón,
demanda mayor exigencia metabólica. Por ello, si la
podemos consumir durante el ayuno, tratar que sea
bien madura y cuidar de masticarla e insalivarla
adecuadamente.
Durante el ayuno, también podemos adicionar
infusiones de hierbas depurativas. En época invernal o cuando sentimos
frío, además de reposar bien cubiertos, se puede hacer uso de caldos de
verdura (sólo el líquido) con el agregado de especias caloríficas (jengibre,
pimienta de cayena, etc.).
Si nos sentimos con ganas, lo ideal es prolongar la depuración un día más: el
domingo. Tratemos de usar este tiempo para la introspección, el reposo
reconstituyente y para percibir como el cuerpo responde al sosiego.
Podemos tener los síntomas de un profundo proceso de purificación:
lengua pastosa, sabor a alquitrán en la boca (aunque no fumemos), fuerte
olor corporal, micciones frecuentes y urticantes, abundantes evacuaciones,
eventuales mareos y dolores de cabeza. Ello es bueno. Indica que el cuerpo
tiene energía vital y está removiendo sustancias acumuladas en el tiempo y
23
ello es lo mejor que nos puede suceder. Luego nos sentiremos aliviados y
con mayor energía.
Una recomendación útil: cuidar que las comidas anterior y posterior al
ayuno sean livianas y poco elaboradas sin refinados, ni lácteos, ni productos
cárnicos y con predominio de hortalizas y frutas. Una banana bien madura y
bien masticada es recomendable para este fin.
LA SEMANA LABORAL
Para diagramar nuestro plan de comidas destinado a la semana laboral
(lunes a viernes), es fundamental ser realistas y concretos, a fin de
evitarnos desalentadores fracasos. Tomar esto
como una "carga", es no comprender que está
en juego la resolución de problemas que
perjudican nuestra calidad de vida. No
podemos pretender cambios, si continuamos
haciendo siempre las mismas cosas.
Es probable que no podamos modificar el ritmo
o el horario laboral, pero sí podremos intervenir sobre el resto de nuestras
actividades, rectificando usanzas y costumbres poco fisiológicas, en función
a un saludable cambio de hábitos. Suele ser habitual la situación de personas
que, amparados en la "rutina determinista", desayunan muy temprano en su
casa, pasan por alto el almuerzo, "engañándose" con algo y luego se
"recompensan" con una cena tardía y sobrecargada. O sea, "todo al revés"...
Debemos ser creativos y proactivos en este proceso, comenzando por cosas
simples. Cada uno sabrá que "resortes" tocar, que cosas reasignar y que cosas
resignar, a fin de introducir pequeñas "cuñas" y cambios paulatinos que
permitan ir reconociendo y satisfaciendo necesidades fisiológicas del
organismo en el arco del día, tal como veremos luego al analizar la
planificación de la jornada.
Por ejemplo, una corrección que reportará rápidos y evidentes beneficios, es
adecuar nuestros compromisos de la rutina semanal, a fin de favorecer una
cena temprana y más liviana.
También podemos comenzar a amigarnos con elementos fáciles de
transportar y consumir, como frutas, semillas activadas, pasas, licuados,
galletas, deshidratados y granolas. Estos ingredientes, de sencilla
24
elaboración casera, pueden convertirse en prácticos sustitutos de hábitos
gastronómicos poco saludables y nos pueden permitir otras rutinas
cotidianas, más frugales y en ámbitos diferentes (parques, plazas).
Con estos elementos podemos dar vida a un desayuno tardío
en el ámbito laboral o convertirlos en un almuerzo
sustancioso, tal vez con el aporte de una ensalada fresca y un
jugo natural, siempre al alcance de la mano si es que salimos
de nuestro lugar de trabajo.
LAS EXCEPCIONES
La principal reacción frente a la propuesta de introducir cambios fisiológicos
en nuestros hábitos, se resume en la frase "pero entonces no voy a poder
tener vida social”; como si "saludable" y "social" fuesen cuestiones
incompatibles o excluyentes.
Esto surge cuando tomamos consciencia de las
transgresiones alimentarias, exacerbadas en los
eventos
sociales.
Sin
embargo
estas
excepcionalidades son siempre "la gota que
derrama el vaso" y esto sucede porque "el vaso
estaba lleno" a causa de la saturante
cotidianeidad.
Si trabajamos con criterio en la semana y
hacemos reposo digestivo los sábados, el cuerpo
soportará sin mayores problemas un domingo con "transgresiones" o una
fiesta. Además, la capacidad de absorber excesos está directamente
relacionada con el estado general del organismo.
Una persona que debe resolver serios problemas degenerativos y de larga
data, debería evitar las exuberancias, al menos hasta haber recuperado
cierta normalidad funcional. En cambio alguien que no está aquejado de
particulares problemas y encara este abordaje sólo para hacer "ajuste fino",
podrá soportar mejor los eventuales excesos.
Por otra parte, el hecho de compartir un evento social, no quiere decir que
estemos obligados a transgredir. Siempre es posible amortiguar el efecto de
aquello tentador o irresistible. Podemos siempre comenzar con una
ensalada, que estimula el mecanismo metabólico para el resto de la
25
comida. Incluso las personas golosas y amantes de postres, pueden optar por
priorizar sus preferencias dulces sin gran perjuicio, si optan por la
frugalidad en la comida principal.
Lo importante es no percibir el evento social como una penuria flagelante ni
como causa de derrumbe; la excepcionalidad se debe disfrutar plenamente
y debe aportarnos el bienestar emocional de la interacción social, a partir
de sabernos transeúntes de una senda cotidiana responsable y evolutiva.
BUENA MASTICACIÓN: LA CLAVE
Este hábito saludable se encuentra prácticamente ausente de nuestras
modernas costumbres. Dado que el proceso digestivo se inicia con la
insalivación, sobre todo cuando ingerimos almidones cocidos (dependen de
las enzimas salivares para su desdoblamiento), es fundamental una
masticación lenta y pausada. A mayor tiempo de masticación, mejor
asimilación de nutrientes y mayor ahorro de energía digestiva.
Más allá que prescindamos de alimentos cocidos, la buena masticación sirve
también para estimular la inmunología por la
absorción, mediante la mucosa bucal, de una
hormona presente en la saliva (la parótida). Este
efecto lo desaprovechamos al tragar rápido,
pues la hormona es inactivada por las
secreciones gástricas del tubo digestivo.
El saludable hábito de la lenta masticación
incrementa además la toma de consciencia
respecto del alimento que estamos disfrutando.
Una técnica sencilla para ayudar a extender la
separación entre bocados, consiste en
obligarnos a posar los cubiertos sobre el plato o
la mesa luego de ingerir cada bocado.
Puede parecer un detalle de escasa importancia, pero esos segundos que
dejamos los cubiertos en reposo, implican una importante mejora en los
tiempos de masticación y digestión, y en la consciencia acerca del acto
nutricio.
26
REVERENCIAR LO QUE NOS NUTRE
Alimentarnos no debe ser un acto mecánico y rutinario.
Como vimos, debemos involucrar nuestra consciencia en el momento de
ingerir alimentos, ya que estamos nutriendo
nuestro bien más preciado: el cuerpo físico. El
sistema de vida moderno nos hizo olvidar un
hábito ancestral y universal: agradecer el
alimento que vamos a ingerir.
Dado que todo es una cuestión energética y
vibratoria, es muy importante perder unos
segundos antes de empezar a comer, tomar el
plato entre las manos, cerrar un momento los ojos y, más allá de nuestras
creencias personales, agradecer a la existencia por el alimento que ha
llegado a nosotros, merced a la fecundidad de la madre tierra, a la energía
del sol y a las manos que le dieron forma. En ese acto impregnamos
energéticamente el alimento y nos predisponemos vibratoriamente para el
correcto proceso de asimilación, aquietando la mente y el sistema
nervioso.
COMER EN BUEN AMBIENTE
También es importante el ámbito en el cual comemos y con quienes lo
hacemos. Lo ideal es un lugar tranquilo, con personas
afines, manteniendo silencio durante los primeros
minutos (concentrándonos en lo que estamos
ingiriendo) y disfrutando de un ambiente alegre y
distendido, evitando temas de conversación
conflictivos o laborales. Y ni hablar de ver noticieros
con imágenes truculentas...
La antítesis sería un almuerzo de negocios. Allí estamos más atentos a los
temas de conversación que a la comida, en compañía de gente desconocida,
bajo tensión y en ambientes ruidosos. Por cierto no siempre puede darse lo
ideal, pero intentemos aproximarnos, pues bien vale la pena. Nuestro
organismo lo agradecerá y podremos apreciar la diferencia.
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NO COMER CANSADOS Y SIN HAMBRE
Es nefasto el hábito de sentarnos a la mesa, fatigados y estresados, luego
de una fuerte exigencia laboral; de ese modo, la mala digestión está
garantizada. En casos así, es recomendable tomar una ducha previa y si no
es posible, al menos recostarse unos minutos antes de comer: la
popularmente llamada "siesta del burro".
Si no podemos relajarnos lo necesario, es preferible pasar por alto la
comida, ingiriendo apenas una fruta, que nos asegura estabilidad de
azúcares en sangre.
Tampoco es bueno comer sin suficiente apetito. Este es un sabio mecanismo
de regulación interna influido por muchos factores: necesidades orgánicas,
ciclo lunar, condiciones climáticas, etc. Debemos entender este mensaje
corporal, adecuarnos al momento estacional y eventualmente reducir el
volumen de nuestras ingestas.
Al abordar una alimentación integral y vital, veremos rápidamente que las
necesidades corporales se satisfacen con cantidades sensiblemente
menores y al principio hay que sensibilizarse a estos nuevos patrones de
saciedad.
REPOSO POSTPRANDIAL
Aunque la persona se encuentre bien y crea no necesitarlo, esta sencilla
práctica permite que el estómago funcione con la mayor eficiencia, a fin de
iniciar correctamente la digestión gástrica tras la comida más compleja del
día.
Luego del almuerzo se recomienda tomar unos minutos de reposo,
en posición fetal sobre el costado izquierdo. Con apenas diez
minutos favoreceremos una mejor digestión, asimilación y
desasimilación de los nutrientes.
Esto explica la importancia de la tradicional siesta, presente
en las más variadas culturas del planeta; incluso egipcios y
griegos almorzaban directamente en divanes, en posición
horizontal. Y también el hecho que muchos ambientes
laborales modernos destinen un espacio para que los
28
empleados puedan cumplir con esta exigencia fisiológica, que genera un
mejor rendimiento en el resto de la jornada.
INCREMENTAR LA ACTIVIDAD FÍSICA
El proceso depurativo estimulado por estos cambios nutricionales,
incrementa la necesidad de oxigenación. Por ello es importante intensificar
el movimiento corporal.
Todo aumento de actividad favorecerá los procesos
metabólicos y el movimiento de los fluidos internos,
sobre todo a nivel linfático.
Se recomienda hacer como mínimo una caminata diaria de
al menos una hora, en lo posible a paso vivaz. Además es
saludable realizar alguna otra práctica que nos permita
movilizar las energías estancadas en el organismo. No
importa cual, lo importante es que sea una disciplina con la cual podamos
sintonizar bien: puede tratarse de yoga, tai chi, chi kung, etc.
MENOS EXCITANTES Y MÁS REPOSO
Hemos visto que el estrés es consecuencia de un estado de ensuciamiento.
Si bien no podremos suprimir totalmente las situaciones estresantes, es
conveniente acotar nuestra exigencia al mínimo imprescindible,
privilegiando momentos de relax y reposo.
Esto nos permitirá desarrollar una cualidad aplicable al resto de nuestra
vida: detectar las exigencias superfluas y concentrar
nuestro esfuerzo solo en aquellas cosas realmente
importantes.
semillas,
En este aspecto será de ayuda moderar el uso de sustancias
excitantes (café, té negro, mate), reemplazándolas por
infusiones de agradable sabor y efecto relajante: hierbas
(cedrón, melisa), té verde, cascarilla de cacao, café de
etc.
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TENERNOS PACIENCIA
Probablemente
podremos vernos expuestos a verdaderas "crisis de
abstinencia", durante este primer paso en el
cambio de hábitos, sobre todo en la primera
semana. Entonces podemos ayudarnos con hierbas
relajantes, para manejar la situación. Podemos
usar infusiones o gotas de valeriana, pasionaria,
tilo, melisa, etc. Todo ayuda a superar esos
críticos primeros días, claves en la saludable
ruptura con adicciones alimentarias de vieja data.
Debemos evitar la represión de síntomas. Estamos condicionados a reprimir
las variadas formas que tiene el organismo para resolver nuestro desorden
interno.
Fiebre, sudor, gripe, hipertensión, mucosidad, diarreas, flatulencias,
eccemas, urticaria, lengua pastosa, mal
olor corporal, hemorroides... no son más
que síntomas de la energía vital que está
activando el cuerpo para depurarse.
Si bien no todos experimentarán los
síntomas descriptos, es bueno estar
advertidos y no asustarse frente a su
eventual aparición.
Nunca hay que reprimir esos síntomas,
sino entender las causas profundas que los generan, soportar las crisis sin
claudicaciones y persistir en el camino, a fin de restablecer rápidamente el
orden natural. Más violentas y rápidas son las reacciones, mejor; significa
que el cuerpo tiene adecuada energía vital para resolver.
30
TENER EN CUENTA LAS 4 P
- Perseverancia: estamos removiendo décadas de condicionamiento y ello
requiere mucha determinación, sobre todo para superar crisis de
abstinencia.
- Pequeños Pasos: vayamos haciendo un cambio a la vez, a fin que el
organismo pueda irse adaptando a las variaciones; a mayor
desorden interno, más gradualismo.
- Paciencia: estamos saliendo de adicciones y ello nos generará cierta
irritabilidad y hasta ciertas "trampas" mentales. Es
importante ser conscientes de esto.
- Plasticidad: siempre algo es mejor que nada. No demoremos el comienzo
esperando tener todo a mano; empecemos con lo que hay,
aunque no sea lo "perfecto" o lo "ideal".
Es importante tener siempre presente que para resolver nuestro desorden
biológico no hay soluciones "mágicas". Solo una suma de factores, entre ellos
la toma de conciencia y nuestra voluntad, puede devolvernos genuinamente
el equilibrio y la plenitud. Tenemos derecho natural a ese estado; y lo
lograremos si retomamos plenamente las riendas de nuestro bienestar y
dejamos de resignarnos a la mediocridad. La alimentación viva es una
magnífica y eficaz herramienta.
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MÁS CONSEJOS PARA REFLEXIONAR…
ORGANIZAR LAS COMPRAS
Antes de salir de compras, elaborar una "'lista" con los elementos que
realmente necesitamos.
Tratemos de sustituir los siguientes alimentos refinados por sus integrales…
Azúcar blanca, por azúcar tipo mascabo.
Fideos blancos, por fideos integrales.
Harina blanca, por harina integral.
Arroz blanco, por arroz integral.
Sal común de mesa, por sal marina
Evitar conservantes, colorantes, saborizantes, químicos, etc.
Leer las etiquetas y averiguar el efecto de cada uno de ellos
sobre nuestra salud.
Evitar los enlatados, alimentos "larga vida", cubitos o sobrecitos
de caldo, gelatina de colores, etc.
Preferir los alimentos orgánicos, no transgénicos, elaborados
artesanalmente, caseros y frescos.
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TENGAMOS UNA DESPENSA MÁS SANA…
• Cereales integrales: Arroz yamaní, quínoa, mijo pelado, cebada
mondada, trigo sarraceno, avena y amaranto.
• Legumbres: Porotos aduki, lentejas, garbanzos, porotos blancos, rojos,
negros y mung
• Fideos integrales: Elaborados con mijo, trigo sarraceno (fideos soba) sin
colorantes ni conservantes.
• Harinas integrales: de trigo, centeno, quínoa, cebada y sarraceno.
• Semillas: de sésamo, girasol, lino, chía, de zapallo peladas. Para
germinar: de alfalfa, fenogreco, trigo, avena y sarraceno.
• Aceites: de oliva, girasol y lino, todos de primera prensada en frío o
"extra virgen" de semillas orgánicas.
• Frutas oleaginosas: aceitunas (solo
negras), nueces, almendras (no maní), cajú,
castañas de pará, pistacho.
• Frutas desecadas: pasas de uva,
duraznos, higos, ciruelas (evitar las
glaseadas por tener gran cantidad de azúcar
blanca) damascos
• Sal marina enriquecida o sal andina:
Contiene: hojas pulverizadas de mora,
nabos, orégano, romero, salvia, perejil,
espinaca, algas kelp y espirulina.
• Huevos caseros:(gallinas alimentadas con maíz y no "balanceados")
• Mermeladas: realizadas con azúcar integral o con stevia.
• Café de cereales o semillas
• Infusión de hierbas: marcela, manzanilla, llantén, diente de león,
cedrón, té de burro, etc.
• Condimentos: Picantes solo en invierno. Todo el año: orégano, ajo y
perejil, romero, comino, coriandro, apio, laurel, jengibre, fenogreco, etc.,
sal marina enriquecida, salsa de soja orgánica sin caramelo.
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TENGAMOS EN NUESTRA HELADERA…
Comenzaremos desde la base teniendo siempre en la cubeta inferior
verduras frescas. Muchas hojas verdes (radicheta, espinaca, acelga,
rúcula…), zanahoria, calabaza, zapallitos,
chauchas, berenjenas, paltas, etc. De
nuestro jardín podemos recoger diente de
león, verdolaga, ortiga, llantén y otras
hojas muy nutritivas.
Frutas maduras y de la estación
Chucrut sin pasteurizar
Un bol cerrado con arroz integral u
otro cereal ya cocido (se conserva hasta
3 días)
Un recipiente con una legumbre ya
cocida y cubierta con agua limpia (se
conserva hasta 3 días)
Bebidas: jugos naturales de frutas orgánicas sin conservantes; agua de
compotas, kefir, agua natural, limonadas.
Para untar: manteca de sésamo o girasol preparadas en casa, paté de
legumbres.
Quesos realizados a partir de semillas, preparados en casa.
Y EL FREEZER?...
Sólo para guardar porciones de comidas ya elaboradas y por pocos días.
Recordemos que el frío también "cocina" los alimentos.
Por ejemplo: Si realizamos tarta de verduras, elaboramos dos, una se
consume y la otra va al freezer hasta la próxima semana. Si la guardamos
cortada en porciones, nos facilitará completar una ensalada de solo crudos.
34
UTENSILIOS DE COCINA
Al elegir recipientes para cocinar o guardar nuestra
comida vamos a evitar aquellos que contengan plomo,
aluminio o cobre. Son recomendables los recipientes de
acero inoxidable, barro no esmaltado, vidrio o
porcelana. Son los materiales más inertes y que menos
interactúan con los alimentos.
FORMAS DE COCCIÓN MENOS PERJUDICIALES
Inconvenientes del cocinado
La forma de cocinar los alimentos influye en sus propiedades nutritivas y en
su poder curativo. El calor disminuye vitaminas y enzimas por lo que vamos a
compensar la pérdida de nutrientes comiendo junto a éstos una buena
cantidad de crudos.
Nituke
Consiste en una cocción sin agua, por menos tiempo y a menor temperatura,
preservándose el valor nutritivo de las verduras.
Usaremos una olla de fondo grueso o colocaremos un
difusor de calor (puede ser un tostador de pan) bajo
la misma si la olla tiene poco espesor.
Untamos el fondo de la olla con aceite de oliva,
esparcimos los condimentos, acomodamos las
verduras ya ralladas o cortadas en fina juliana en
capas, comenzando por las más duras, agregamos un chorrito de salsa de
soja, tapamos y cocinamos con fuego bajo pocos minutos.
Cocción termo
Disminuye el tiempo de cocción con altas temperaturas. Ejemplo: arroz
integral: usamos igual cantidad de agua que una cocción normal pero… al
comenzar a hervir contamos 15', apagamos el fuego y tapamos con un mantel
grueso o frazadita para mantener la temperatura por 2 hs. o más. El
resultado es un cereal (o legumbre) más tierno y con mayor valor nutritivo.
35
Cocción con vaporera
La cocción al vapor permite reducir la pérdida de vitaminas y minerales, no
altera el aspecto de los alimentos y no varía su sabor. Además la cocción es
más rápida. Se puede usar una cesta de bambú o
acero inoxidable.
El agua no debe tocar los alimentos.
Cuando se superponen varios cestillos, los
alimentos más frágiles o tiernos se pondrán en el
cestillo superior. En el inferior se colocarán los
alimentos que dejan sustancias residuales
(legumbres) o sabores fuertes (coliflor) o que
precisen más tiempo de cocción.
Cocción en wok o en sartén de borde altos o en paellera
Se pincela con aceite el recipiente. Se coloca sobre el
fuego fuerte, se arrojan las verduras ralladas gruesas o
en juliana (primero las más duras).
Se condimenta con salsa de soja, se remueve con
cuchara de madera, con energía para que no se
quemen y en cambio logren quedar "selladas" con un
exquisito sabor y textura (toda la operación lleva
pocos minutos).
Cocción de los cereales integrales
Cereal
Lavar
Proporción
Remojar
Tiempo de
cocción
Arroz integral
SI
1 parte en 3 de agua
NO
40/45 min.
Cebada perlada
SI
1 parte en 4 de agua
8 a 10 hs
60/70 min.
Cebada mondada
SI
1 parte en 4 de agua
12 hs
60/70 min.
Mijo pelado
SI
1 parte en 4 de agua
8 hs
60 min. o más
Mijo repelado
NO
1 parte en 3 de agua
NO
20 min. o más
Trigo sarraceno entero
SI
1 parte en 2 de agua hirviendo
NO
20 min. o más
Trigo sarraceno partido
NO
1 parte en 2 de agua hirviendo
NO
15-20 min.
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Cocción de legumbres
Dejarlas en remojo en agua bien caliente durante la noche. Al día siguiente
enjuagar con abundante agua (no es necesario en las lentejas). Hervir con un
trozo de alga Kombu en abundante agua y en olla destapada. Agregar una
cucharadita de "ajedrea". El alga Kombu y la ajedrea facilitan la digestión y
evitan gases. Las legumbres estarán listas cuando al apretarlas entre los
dedos tenga la consistencia de "puré". Pueden preparase con ella exquisitos
guisos, patés o acompañar ensaladas. Son una excelente opción para todo el
año y todas las edades por su riqueza en nutrientes y proteínas.
TENGAMOS EN CUENTA…
No comer solo alimentos cocidos. Incluiremos ensaladas de vegetales y/o
frutas crudas al comenzar cada comida para mejorar nuestro sistema
inmunológico evitando la "Leucocitosis post prandial" o sea el aumento de la
cantidad de glóbulos blancos que se realiza en nuestra circulación al comer
alimentos cocinados. Esto disminuye las defensas en nuestro organismo.
La compatibilidad de los alimentos para evitar fermentaciones y malas
digestiones. Es una cuestión de tolerancia individual. Las personas con
hígado delicado tendrán que observar las reglas de compatibilidad con mayor
rigurosidad.
La forma de cocción puede convertir un alimento tolerable en indigesto (ej.:
frituras). Cuanto más sencillas las comidas más fáciles serán de digerir.
Siempre evitar el pan en la mesa.
Los tiempos de cocción se reducen a la mitad en cocción "termo".
No tomar líquidos…
en el medio de las comidas, ya que éstos diluyen los
jugos digestivos y sus enzimas provocando digestión
defectuosa con distensión abdominal, gases y
putrefacción intestinal. Es preferible tomar una
limonada casera antes de cada comida (mejora la
función hepática y gástrica).
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Combinaciones a tener en cuenta
Cereales
No con hortalizas feculentas (papa, batata)
No con frutas ácidas (limón, naranja, pomelo, etc.)
Sí con otro cereal...
Sí con legumbres
Sí con frutas oleaginosas (palta, aceitunas)
Sí con frutas dulces (menos banana)
Los no de las papas y las batatas
No juntas
No con cereales
No con fruta ácida
No con banana
Sí con verduras no feculentas
Importante: Elegir papas "sin brotes" y sin partes verdes pues ambos
concentran solanina que las harían tóxicas.
Postres
Manzanas y peras son las frutas más indicadas para comer como postre,
crudas o cocidas.
Los alimentos concentrados (ricos en proteínas o
grasas) son incompatibles entre sí. Ejemplo: leche,
quesos, cremas, manteca, huevos, frutas oleaginosas
(nueces, almendras, etc.).
Por esta razón es agresivo a nuestro hígado el
consumo de tortas o postres que los utilizan en
abundancia.
38
Y MÁS CONSEJOS
CONSEJOS DE LA MEDICINA AYURVEDA A LA HORA DE COMER
Tenga en cuenta que unos hábitos de alimentación incorrectos y poco sanos
crean apetencias falsas. Por ello, compruebe sus hábitos de comida.
• Si no siente hambre, no coma.
• Sentir mucha hambre (no apetito) es señal de que su cuerpo necesita
alimentos.
• Coma a la misma hora de siempre, pero evite las prisas.
• La comida principal ha de tomarse al mediodía, entre las doce y la una,
cuando la capacidad digestiva es mayor. Por las noches tome solamente
comidas ligeras.
• Por las noches, evite productos lácteos ácidos,
proteínas animales y alimentos crudos, ya que son
difíciles de digerir.
• Coma sentado.
• No trabaje, lea o vea la televisión mientras
come.
• Coma en una atmósfera tranquila y agradable.
• Otorgue siempre importancia a la comida apetitosa y no olvide que
también se come con los ojos.
• Utilice preferentemente productos de temporada.
• Puede beber agua o zumo durante las comidas, pero las bebidas no deben
estar muy frías, ya que esto debilita la capacidad de digestión. Es ideal, en
el caso de que beba agua caliente durante las
comidas, añadirle un poco de jengibre.
• Concéntrese sólo en lo que está comiendo.
• Mastique bien la comida.
• Coma ¾ partes de su capacidad total.
• Deje de comer cuando se sienta saciado pero
no lleno.
• Después de las comidas debe tomarse siempre un par de minutos para
descansar y relajarse, antes de comenzar de nuevo con sus actividades.
• Deje pasar de tres a seis horas entre las comidas (para que finalice la
digestión completamente).
39
ALIMENTACIÓN VS SALUD
¿PORQUE?
¿Por qué necesitamos cambiar?
¿Por qué estamos mal?
¿Por qué nos pasa lo que nos pasa?
¿Quién esconde el manual de instrucciones?
¿Por qué no conviene resolver?
¿Por qué cuesta cambiar?
¿POR QUÉ NECESITAMOS CAMBIAR?
Por un motivo muy sencillo: porque estamos mal y porque cambiando,
volveremos a estar bien. Así de simple.
¿POR QUÉ ESTAMOS MAL?
Si ha llegado a este libro, seguramente tiene ganas de conocer la causa real
de nuestros normales y frecuentes "problemitas" de salud. Rápidamente
podrá comprender muchas cosas, simples y de sentido común, que, por
obvias razones, no se explican ni difunden.
¿POR QUÉ NOS RESIGNAMOS A LA MEDIOCRIDAD?
¿Por qué nos parece normal andar a media máquina? ¿Sabía que somos un
paquete de 60.000 millones de células que se regeneran diariamente? La piel
se cambia en un mes. La mucosa estomacal en 5 días. El hígado se cambia en
6 semanas. Los huesos en 3 meses. En 7 años nuestro organismo es
totalmente nuevo. ¿Sabía que estamos diseñados para vivir 140 años y tener
3 denticiones?
Ahora bien, si nos auto-regeneramos... nos autorrepararnos... nos autodepuramos...
40
¿POR QUÉ SE DEGRADA NUESTRA CALIDAD DE VIDA?
Ante todo conviene definir que entendemos por calidad de vida. Pese a que
algunos la definen en base a cuestiones materiales (dinero en el banco,
buena obra social, geriátrico prepago...), verdadera calidad de vida es otra
cosa, basada fundamentalmente en cuatro aspectos:
- Buen nivel de natural energía física y mental
- Buen manejo del estrés
- Retardo del proceso de envejecimiento
- Ausencia de enfermedades
Es obvio que muy pocos logran cumplir con estos parámetros y eso nos
debería llevar a cuestionamos ciertas cosas:
¿Por qué no estamos plenos?
¿Por qué vivimos menos y peor?
¿Por qué envejecemos más rápido?
¿Por qué los niños tienen problemas de viejos?
¿Por qué nos falta energía?
¿Por qué no manejamos el estrés?
¿Por qué creemos que la mediocridad es normal?
¿Por qué pensamos que la plenitud es solo para elegidos?
¿Por qué no confiamos en nuestra capacidad de sanarnos?
¿Por qué cuidamos mejor el' auto que el cuerpo?
¿Por qué no sabemos leer, limpiar ni mantener el organismo?
¿Por qué limpiamos el cuerpo por fuera y no por dentro?
¿Por qué ponemos la calidad de vida en manos de terceros?
¿Por qué convivimos con enfermedades crónicas?
¿Por qué los problemas crónicos no se resuelven?
¿Por qué aumentan las afecciones degenerativas?
¿Por qué creemos que todo es culpa de genes, virus o estrés?
¿Por qué reclamamos soluciones o pastillas mágicas?
¿Por qué esperamos un diagnóstico grave para cambiar?
¿Por qué la ancianidad no se vive con dignidad?
41
¿POR QUÉ NOS PASA LO QUE NOS PASA?
Alguien dijo que comprender la causa del problema es el cincuenta por
ciento de la solución. Por ello es importante no equivocamos respecto a las
causas profundas de nuestros problemas crónicos y degenerativos. Sin
embargo nuestro paradigma de salud nos confunde con argumentos, que a
fuerza de reiterados, nos parecen incuestionables.
Inculpar por nuestros problemas a genes, virus o estrés, por cierto, no
ayuda a entender por qué nos pasa lo que nos pasa o estaremos
confundiendo consecuencias con, causas y así nunca lograremos resolver
nuestros problemas crónicos. Por ello, veamos brevemente en que se
sustentan estas muletillas que todo lo justifican.
MULETILLA 1: ES GENÉTICO
Pasarán las enfermedades por los cromosomas?
La maravillosa inteligencia biológica que nos anima, por una sencilla cuestión
de evolución y supervivencia, tiende a seleccionar lo mejor. Caso contrario,
hace rato hubiésemos desaparecido como, especie.
¿Podemos ser herederos malsanos de bisabuelos longevos? Venimos de
antepasados longevos, dignos y saludables; sin embargo los "achacados"
somos nosotros, sus descendientes.
Por más, que alguien tenga tendencia genética a la obesidad, sólo
un estilo de vida inadecuado brindará el contexto adecuado para
que tal manifestación se exprese.
Lo mismo se aplica a los demás problemas endémicos de nuestra época.
Por otra parte, si la transmisión de los males fuese genética, las generaciones
pasadas deberían haber manifestado las mismas
epidemias patológicas que hoy nos invaden. Sin
embargo décadas atrás no había tales niveles de
diabetes, cardiopatías, cánceres, Alzheimer, Parkinson,
esclerosis múltiple, linfomas...
Un estudio estadounidense detectó la presencia de 287
químicos distintos (pesticidas, aditivos industriales, teflón...) en el cordón
42
umbilical de niños recién nacidos: 76 producen cáncer, 94 son tóxicos para
cerebro y sistema nervioso y 79 de estas sustancias causan defectos de
nacimiento o desarrollo anormal. ¿Podemos achacar a la genética, los
problemas de salud que manifestarán estos niños?
No somos quienes para descartar la influencia genética. Pero sí podemos
afirmar en base a experiencias, propias y ajenas, que los genes siempre
necesitarán un contexto favorable para poderse expresar. Y dicho contexto
lo generamos únicamente nosotros y nuestro estilo de vida.
MULETILLA 2: SON LOS VIRUS
Los virus nunca son causa del problema, sino consecuencia. Ellos
pululan en el medio ambiente e intentan, como nosotros,
sobrevivir. Solo pueden instalarse, multiplicarse y hacerse fuertes,
si consiguen un huésped que los alimente, que les asegure un
entorno ideal y sobre todo que no los desaloje mediante una
inmunología eficiente. Todos estamos expuestos a virus, pero no
todos los desarrollamos.
¿Sabía que vivimos gracias a los microbios?
Convivimos con 10 microbios por cada
célula del cuerpo. Tenemos billones en los
intestinos, en los conductos nasales,
aferrados a los cabellos, nadando por la
superficie de los ojos, taladrando el
esmalte de los dientes...
Sin los microbios, las funciones corporales
no serían posibles. Vivimos gracias a ellos.
Son ellos quienes digieren nuestros alimentos, quienes nos defienden de
gérmenes más peligrosos, quienes reaccionan a los cambios del entorno y nos
protegen... Por ello son extremamente sensibles y cualquier alteración los
afecta. Hasta el simple cambio de la marca de jabón con que nos lavamos,
basta para perturbar a los 100.000 microbios que viven en cada centímetro
cuadrado de nuestra piel... Imaginemos las consecuencias de un ataque con
fármacos, comparable al empleo de misiles para exterminar un hormiguero
hogareño!!!
43
¿Es necesario
"alimentarlos".
andar
matando
virus?
No,
basta
con
no
Los virus precisan nutrientes, entorno adecuado y una inmunología
"ineficiente" que no los destruyan. Los virus siempre dependerán de este
contexto favorable para poderse expresar. Y dicho contexto lo generamos
únicamente nosotros.
MULETILLA 3: ES EL ESTRÉS
Es habitual escuchar expresiones como:
- Mi problema es emocional…
- Soy nervioso...
- Es mi forma de ser. ..
- Estoy estresado...
El estrés es otra falacia que todo lo justifica. Una persona
estresada no es más que una consecuencia de un crónico desorden
biológico. Detrás del estrés hay excesos y carencias de nutrientes,
acidosis orgánica, mal función intestinal, sobrecarga de toxinas,
síntesis hormonal deficiente y, fundamentalmente, un hígado
colapsado.
El hígado cumple unas 600 funciones orgánicas. Entre otras cosas, es
responsable de la vitalidad, el estado emocional y la claridad mental de una
persona. Una persona con un hígado saludable evidencia: juicio claro,
decisiones firmes, idealismo, capacidad de prever, personalidad ganadora...
En cambio, el propietario de un hígado colapsado mostrará: depresión,
cólera, irritabilidad, mal humor, violencia, agresión, estrés...
Entonces, el estrés ¿es causa o consecuencia? Más que de estresados o
nerviosos... ¿no es mejor hablar de intoxicados? Como vemos, también el
estrés depende de un contexto favorable para poderse expresar. Y como
siempre, dicho contexto lo generamos nosotros.
44
ENTONCES…?
¿QUÉ ES LA ENFERMEDAD?
Lo que habitualmente llamamos enfermedad, es solo un síntoma del estado
de desorden al cual hemos llevado a nuestro organismo. En sí mismo, el
cuerpo humano tiene gran cantidad de maravillosos mecanismos para
resolver problemas a los que puede verse sometido: excesos, carencias,
toxicidad, etc. Pero nuestro moderno estilo de vida se las ha ingeniado para
colapsar esa increíble armonía, malogrando la natural capacidad de
adaptación a los inconvenientes.
Asumir esta realidad, representa el cincuenta por ciento de la solución de
nuestros actuales problemas de salud. Y ese es el objetivo de este sitio: que
el lector comprenda cómo él mismo ha generado tal situación de desorden y
-por sobre todo- cómo él mismo puede remediar tal problema, en la medida
que retorne a los hábitos saludables que nunca debió abandonar.
¿QUIÉN ESCONDE EL MANUAL DE INSTRUCCIONES?
En todos los casos, vemos que estas muletillas no hacen más que
intercambiar causas con consecuencias.
En el fondo, es siempre el contexto orgánico quién posibilita la
expresión de los distintos factores. Y, dicho contexto es nuestra
responsabilidad.
Ahora bien, si no es culpa de genes, virus, ni estrés... ¿cuál será la
causa de nuestros problemas? ¿Cómo llegamos a generar el
contexto favorable para genes, virus y estrés?
¿Usaría usted un electrodoméstico complejo sin haber
leído previamente el manual de instrucciones?
¿Conocemos nuestro cuerpo y las reglas biológicas que
lo rigen? ¿Sabemos limpiarlo y mantenerlo? ¿Sabemos
nutrirlo fisiológicamente? ¿Sabemos leer e interpretar
las señales que el cuerpo emite a cada momento?
¿Quién nos esconde el manual de instrucciones? ¿En
que se basa nuestro paradigma de salud?
45
Por cierto, nos toca transitar una época difícil, llena de desafíos y nuevos
problemas. Vemos que en todas las áreas de la actividad humana (economía,
política, medio ambiente, educación, etc.) están haciendo agua los
paradigmas establecidos. Y la salud no es una excepción.
¿NO ESTAREMOS BAJO UN PARADIGMA EQUIVOCADO?
Pese a una tecnología cautivante, estamos viviendo una época "oscura",
Aunque nos deslumbre que se haya descifrado el genoma humano cada vez
sabemos más de poco y poco del todo o como bien se dice: cada vez se sabe
más de menos, hasta que lleguemos a saber mucho de nada.
Son muchas las cosas elementales que ignoramos: ¿Cómo funciona el sistema
hormonal? ¿Para qué sirve el apéndice? ¿y las amígdalas? ¿Somos más
microbios que células? ¿Se renuevan las neuronas? ¿Es el colesterol causa o
consecuencia? ¿No es la anemia un mecanismo defensivo? ¿y la hipertensión?
A la luz de este sistema de comprensión errónea, coartamos los esfuerzos
que hace el organismo para mantener estable la vida (homeostasis).
Reprimimos fiebre, sudor, diarreas, gripes, hemorragias, colesterol, tensión
arterial, hemorroides, leucorreas, eccemas...
Pero, seguimos sin cuestionar porqué, a pesar de tanta tecnología y
diversidad de fármacos, las enfermedades crónicas lo siguen siendo y los
procesos degenerativos son cada vez más virulentos. Administramos... pero
nunca "resolvemos" los problemas.
Los problemas no están para ser "controlados" sino para ser resueltos.
Un paciente ignorante es temeroso y demanda fármacos y servicios.
Un paciente consiente, previene.
Nadie es instruido para limpiar y mantener su propio cuerpo.
Sabemos mucho más sobre las necesidades del automóvil, que atendemos
con esmero porque nos costó. ¿y las necesidades corporales? Bien, gracias,
total al cuerpo lo recibimos gratis... Solo un irresponsable operaría un
electrodoméstico sofisticado sin leer previamente el manual de
instrucciones.
En cambio operamos el cuerpo, estructura miles de veces más compleja que
cualquier artefacto conocido, sin haber leído nunca el "manual".
46
Alguien nos lo está escondiendo?
O, no existe ese alguien y llegó la hora de analizar, razonar, discriminar y
decidir por nosotros mismos?
Nosotros mismos reforzamos el paradigma del cual somos víctimas, cuando
reclamamos "soluciones fáciles" y "pastillitas mágicas".
¿POR QUÉ CUESTA CAMBIAR?
Generalmente es más fácil que la gente implemente cambio de hábitos en lo
depurativo que en lo nutricional. Hemos convertido la comida en un
problema. Por un lado la usamos como "descarga" de nuestro desorden
emocional, por otro lado, es algo que nos hace "perder tiempo".
En el primer caso, inconscientemente desarrollamos hábitos por alimentos
que generan sensaciones estimulantes y tranquilizantes. Así generamos
adicción a lácteos, trigo, azúcar, grasas... Como veremos luego, la
dependencia adictiva (con potentes razones biológicas) es el principal
obstáculo para modificar patrones equivocados. Siempre habrá excusas,
generalmente inconscientes, para rechazar cambios...
Los
nuevos
roles
laborales
son
ampliamente
demandantes y atrapantes, con lo cual se margina el
tiempo necesario para la preparación de nuestros
alimentos. A tal punto que el tema alimentario se
convierte en una molestia: "no tengo tiempo". Como en
los filmes del oeste, presto llega el "sexto de caballería"
en nuestro auxilio. Allí está la "abnegada" industria
alimentaria, ofreciéndonos la solución perfecta: comida
rica, barata, práctica y... a domicilio. Así generamos un condicionamiento
difícil de remover.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LIMPIAR Y NO ENSUCIAR?
Supongamos que usted compra un buen automóvil; una joyita de alta
tecnología, un Mercedes Benz... Pero por ignorancia o "pijoterismo", en lugar
de buena nafta lo alimenta con combustible inadecuado o de baja calidad.
Al tiempo apreciará las fallas y los tironeos en la marcha, consecuencia de
47
un motor carbonizado y fuera de punto. ¿Qué hace entonces? No podrá
argumentar que el vehículo vino "fallado de fábrica". Seguramente hará
limpiar el y cambiará el tipo de combustible. Y por cierto que hará ambas
cosas al mismo tiempo. No se le ocurriría hacer solo una de las dos ¿lógico,
no? ¿O es de los que busca algún aditivo que disimule la
falla?
Con el cuerpo pasa exactamente igual. De poco sirve una
sola acción. Hay que depurar para eliminar la vieja escoria
que impide el normal funcionamiento. Y también hay que
cambiar la calidad del combustible" para que no vuelva a
"carbonizar" la estructura.
Ojala la simplicidad de este ejemplo sirva para estimular
una actitud consciente y madura. A menudo somos más
conscientes con los "fierros" que con nuestro organismo. Al auto lo
cuidamos porque nos costó, aunque podamos cambiarlo.
En cambio el cuerpo vino “gratis”... pero olvidamos que es el
único que tenemos y que no tiene recambio.
NECESITAMOS CAMBIAR NUESTRAS PROGRAMACIONES,
NUESTROS PARADIGMAS…
Es obvio que frente a una experiencia sin antecedentes, como nuestro
modernismo, no podemos valernos de dogmas o viejos paradigmas. Tal como
dijera Einstein, no podemos esperar cambios si
continuamos haciendo lo mismo. Debemos hacer
algo diferente a lo que venimos haciendo. Como
vimos, tiene poco sentido decir que el hombre es
omnívoro o carnívoro. Sería más correcto decir
que echamos mano a ciertos alimentos para
sobrevivir y que luego, por distintas circunstancias
y pese a poder optar, quedaron en nuestro bagaje
cultural.
En este contexto podemos hacer una analogía con la tragedia de Los Andes,
cuando se precipitó el avión con deportistas uruguayos. Los jugadores de
48
rugby pudieron sobrevivir haciendo canibalismo, cosa que también hacían
algunas tribus africanas. Pero ¿eso nos permite expresar que el hombre es
antropófago? Nuestra fisiología, nuestros órganos digestivos, nuestros fluidos
gástricos, nuestras enzimas... todo sigue siendo de frugívoros, como el
chimpancé, con el cual compartimos el 99% del genoma. Por tanto se hace
necesario visualizar todo esta problemática en perspectiva, investigarla con
mente abierta y crear nuevas formas de abordarla, relacionándola con
aquello que sabemos sobre nuestra fisiología, único punto en común con
nuestros ancestros evolutivos.
EL COLAPSO TÓXICO
Resulta evidente es que todo aquello que nos aleje de la normalidad, es
fruto de un accionar incorrecto.
Nuestro estado natural es la ausencia de enfermedades, el buen nivel de
energía, la vitalidad, la alegría, la curiosidad... todas características de
una vida saludable, plena y longeva. Muchos podrán argüir que el alimento
no lo es todo y que también el ser humano moderno está expuesto como
nunca al efecto de contaminantes ambientales. Lo cual es verdad; pero
también es cierto que el organismo, en condiciones normales, tiene sobrada
capacidad de "metabolizar" y drenar dichas sustancias.
El problema actual es la carencia de funcionalidad depurativa, a causa del
cotidiano y abundante ensuciamiento alimentario, que colapsa las funciones
de eliminación.
Es inmensamente superior la carga tóxica alimentaria, en relación a la
carga de contaminación ambiental.
Esto ocurre porque los alimentos más ensuciantes son los más utilizados; los
consumimos 5 veces por día, los 365 días del año.
Por otra parte, enfrentados a estos dos problemas, nos resulta casi
imposible controlar lo ambiental, dado que nadie vive en una burbuja de
cristal. Sin embargo, resulta perfectamente posible manejar la cuestión
alimentaria.
Lo mismo ocurre cuando se plantea la dicotomía entre problemas
emocionales y físicos. Como veremos luego, lo emocional tiene un
concreto origen biológico. Mientras que resulta imposible manejar las
emociones, es más fácil y práctico, operar y resolver el equilibrio físico.
49
PROBLEMA Y SOLUCIÓN EN NUESTRAS MANOS
Es siempre uno quién genera el problema, y también uno quién tiene la
solución en sus manos. Si uno "ha hecho el lío", uno mismo es quién lo
puede (y debe) arreglar.
Pero claro, con este abordaje hay dos "problemas". Si todos asumiésemos
esta realidad, se terminarían las enfermedades crónicas y degenerativas,
cosa que a muchos no conviene. Por tanto, no esperar muchos difusores del
tema y sí muchos críticos y cuestionadores. La otra parte del "problema" es
la irresponsable actitud que impera en nuestra sociedad contemporánea.
Aceptar esta visión de la realidad implica asumir la propia responsabilidad.
Debemos hacernos cargo de la situación, a lo cual la mayoría no está
dispuesta.
Por eso siempre buscamos alguien o algo que nos cure, que es más fácil
que cambiar de hábitos.
EL TERRENO LO ES TODO
En el lecho de muerte, Louis Pasteur, demonizador de los virus y
alabado por ello, intentó enmendar su error, al afirmar: "El virus
no es nada, el terreno lo es todo".
Pero su declaración póstuma pasó y pasa inadvertida. Como pasa inadvertida
la afirmación básica de la medicina natural: "La causa
profunda de todas las enfermedades es la suciedad del
terreno producida por la acumulación de desechos".
Los desechos orgánicos no se depositan en un solo lugar,
sino que circulan por todo el cuerpo. El organismo todo
sufre la sobrecarga, pero como cada persona tiene su
punto débil, es allí donde aparecerá la crisis visible y dolorosa.
50
Lamentablemente, terapeuta y paciente por lo general olvidan esta realidad,
enfocándose en los síntomas y olvidando las causas primarias.
El moderno concepto de diagnóstico sirve sólo para rotular al barómetro de
una caldera a punto de explotar por exceso de presión. Es inútil ocuparse del
barómetro. Por sentido común, debemos disminuir la presión de la caldera.
Aliviada la presión, el barómetro, por sí mismo dejará de indicar el estado de
emergencia.
Llevemos la analogía a nuestro automóvil, mecanismo sencillo de
comprender y al cual generalmente le brindamos mejores atenciones que a
nuestro organismo, tal vez porque aquel nos costó esfuerzo y éste fue un
regalo de la existencia. Imaginemos que viajando en ruta, se nos enciende la
luz roja de presión de aceite. ¿Qué hacemos? El sentido común aconsejaría
detenernos de inmediato e investigar la causa que originó el inconveniente:
falta de lubricante, problema de la bomba de aceite, rotura del carter, etc.
Resuelta la dificultad, arrancaremos el motor y veremos que la luz roja se
apaga por sí sola. En cambio ¿qué hacemos cuando algo similar sucede en
nuestro organismo? Por lo general, desenchufamos el bulbo de la luz roja. O
sea, buscamos una "pastillita mágica" que apague el indicador de alarma:
algo que baje la presión, el colesterol, la
glucosa, las hormonas tiroideas, la
inflamación o cualquier otro parámetro
fuera de norma, sin preocuparnos de revisar
la causa que activó la alarma. Si obramos así
en el automóvil, ¿qué sucederá? Inicialmente
seguiremos como si nada, confiados por no
ver más la luz roja. Pero unos kilómetros después sobrevendrá el desastre: el
motor claudicará.
Esto es inexorable en la mecánica vehicular... y también lo es en la lógica
del funcionamiento corporal.
Es más, el moderno sistema de monitoreo médico ha generado una obsesión
por los parámetros fuera de norma. Profesionales y pacientes viven
pendientes del valor de glucosa, presión, colesterol, hormona tiroidea,
triglicéridos o densidad ósea. A través de fármacos se obtiene la ilusoria
satisfacción de poner en caja los guarismos desequilibrados. Sería como si en
el ejemplo del automóvil, moviésemos con la mano la aguja del manómetro
de presión de aceite, hasta llevarla a zona de seguridad. De qué nos sirve, si
el desequilibrio profundo se mantiene?
51
Todo esto es sencillo de corroborar en la práctica. ¿Cómo es posible que un
simple drenaje de toxinas pueda provocar la remisión de distintos
síntomas en una persona, por diferentes que éstos sean?
La concepción de la enfermedad como consecuencia de la
sobrecarga tóxica, se opone a la concepción microbiana, donde
todo parece ser resultado de la acción de virus y bacterias. Y es
lícito preguntarse: si los microbios son tan letales, ¿cómo es que
ciertas personas sucumben ante ellos y otras tienen reacción nula?
Los microbios no son más que huéspedes de un terreno
sobrecargado, que permite su expresión o desarrollo.
Podrá argumentarse que todo depende de la fortaleza del sistema
inmunológico de cada persona, pero como veremos luego, la eficiencia de
nuestro sistema defensivo, como toda parte integrante del cuerpo, es
consecuencia directa del estado de limpieza de nuestros fluidos internos.
O sea que… el terreno lo es todo.
CÓMO DEPURAR Y DESINTOXICAR EL CUERPO
POR DÓNDE COMENZAR?
Una persona que decida recuperar por sí misma su natural estado de salud y
equilibrio, debe abordar irremediablemente el trabajo
depurativo como prioridad absoluta. Es evidente que si
no comenzamos por “destapar” nuestros filtros
orgánicos y moderar el nivel de toxemia, todo lo que
hagamos en procura de la salud, perderá efectividad.
Viceversa, cualquier práctica terapéutica se beneficiará de la tarea
depurativa y de una nutrición no ensuciante.
Ejercer nuestro natural derecho a un óptimo estado de salud, se parece
mucho a una mesa asentada en tres patas: todas deben estar fuertes y en
equilibrio.
52
Las tres patas son:
la limpieza orgánica
un freno al ingreso de nuevas toxinas y
el aporte de los nutrientes esenciales que faltan.
Trabajar separadamente cada aspecto, conspira



contra
una
rápida
recuperación de la salud y el equilibrio.
Quién haya realizado algún trabajo depurativo, habrá constatado la cantidad
de toxinas que pueden acumularse en el cuerpo. Cuando el organismo ve
sobrepasada su capacidad de eliminación, no tiene más remedio que
almacenar la escoria tóxica remanente, rogando que en algún momento se
produzca la pausa que permita ocuparse de evacuar los desechos. Esta
pausa sería el antiguo y olvidado hábito del ayuno, o bien una crisis
depurativa (el caso de una gripe). Pero como los ayunos no se hacen y las
crisis se reprimen con fármacos, los remanentes tóxicos se incrustan cada
vez más en las profundidades de los tejidos, encapsulados en líquidos o
cuerpos grasos para evitar que generen daño.
Esta lógica corporal (homeostasis) de no contaminar el resto del organismo,
es similar a la que usamos en casa cuando hay huelga de recolectores de
basura. Mientras esperamos que se restablezca el servicio, depositamos los
residuos en bolsas gruesas, para evitar que contaminen la vivienda. Como el
cuerpo no dispone de bolsas de consorcio, echa mano a la grasa corporal
(captura lipógena) o a la cristalización (cálculos hepáticos) para encapsular
y aislar toxemia.
Es obvio que cada persona responde a una particularidad y a una historia que
la diferencia del resto. Pero en ningún caso resulta contraproducente
actuar. Es más, a mayor cronicidad y gravedad, mayor necesidad de
intensificar la tarea. Mientras la ortodoxia comienza lentamente a
adaptarse a estos nuevos desafíos de nuestra cambiante realidad, debemos
ocuparnos sin dilaciones de resolver nuestros problemas, ya que es nuestra
propia calidad de vida la que está en juego. Si no se resuelve la causa
profunda del desorden, será inevitable seguir “chapaleando en el barro” de
los síntomas y sus nefastas consecuencias. La cuestión está totalmente en
nuestras manos.
Muchas veces nos encontramos con gente que duda en iniciar estas
prácticas depurativas, temerosas de sufrir algún efecto negativo en la
experiencia. Sin embargo, esas mismas personas ignoran, total o
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parcialmente, los efectos secundarios, seguros y probados, de los
medicamentos y las prácticas ortodoxas a las que están siendo sometidos.
Es el caso de individuos sometidos al agresivo arsenal oncológico (quimio o
radioterapia) y que en cambio duda ante eventuales efectos de un
depurativo herbario.
Estas prácticas depurativas pueden generar sensaciones causadas por las
positivas reacciones de la vital energía corporal que ha despertado: fiebre,
erupciones, mucosidad, nauseas, diarreas, sudor fuerte, etc. Son síntomas
positivos que deberán ser siempre comprendidas, agradecidas y soportadas
con paciencia y perseverancia; nunca reprimidas. Cuanto más rápido
aparecen los síntomas depurativos, quiere decir que mayor es la energía
vital disponible en el organismo y por tanto más rápida será la
recuperación. Por otra parte, cuanto más intensas sean las crisis, lejos de
sentir temor, debemos comprender que mejor será la resolución del
problema.
Por tanto es fundamental comprender esto y no reprimir ningún síntoma. El
organismo invierte mucha energía en estos procesos y al reprimirlos, estamos
anulando el fisiológico trabajo orgánico y volviendo todo a foja cero. Lo
mejor en estos casos es “desenchufarse” y, tal como hacen los animales,
retirarse de la actividad, buscando el ayuno y el reposo reparador. El mundo
puede funcionar sin nosotros por unos días y mejor funcionará con nosotros
“a pleno” y no “a media máquina”.
LIMPIAR, NO ENSUCIAR Y NUTRIR
Como bien resumió el médico alemán Carlos Kozel: curar es limpiar. Por lo
tanto no podemos pretender solución efectiva de ningún problema de salud,
sin resolver el colapso tóxico que ha sido causa profunda del síntoma, luego
convertido en “enfermedad”. Otra cuestión
importante a comprender cuando abordamos un
proceso como el aquí propuesto, es que solo el
cuerpo cura.
En realidad nuestra función “curativa” se limita a
crear las condiciones para que el propio
organismo, a través del trabajo mancomunado de
billones de células, pueda realizar las tareas de reparación, limpieza,
54
regeneración y restablecimiento del equilibrio fisiológico perdido. Es algo
que la inteligencia corporal viene haciendo a la perfección desde hace
millones de años… siempre y cuando el hombre lo permite. O sea, basta con
que dejemos de colocar “palos en la rueda”, que obstaculizan la tarea de la
inmensa inteligencia y sabiduría corporal que nos anima.
Por todo esto, un eficiente abordaje depurativo implica transitar tres
andariveles en forma simultánea.
Nos referimos al “limpiar”: la depuración de los órganos más
comprometidos (intestinos e hígado, en ese orden), el desparasitado, la
purificación de los fluidos (sangre, linfa) y la oxigenación del medio
interno.
A ello se suma el “no ensuciar”: hacer un reposo digestivo semanal
Por último, el imprescindible cambio nutricional.
Muchas personas que se asoman temerosas a este tipo de abordaje, deciden
ir probando alguna cosa por vez. Claro que hacer sólo alguna de estas
prácticas es siempre mejor que nada, pero si pretendemos resolver un
problema crónico, debemos considerar un abordaje integrado y sinérgico, lo
cual nos garantiza la máxima eficiencia reparadora, en tiempo y
profundidad.
Un ejemplo. Desparasitar es siempre bueno y todos lo necesitamos. Pero si
uno sólo desparasita, estará generando mortandad de parásitos y este
material tóxico debe ser administrado por órganos ya colapsados a causa de
la invasión parasitaria que se combate. Por ello la necesidad de contar con
órganos depurativos limpios y bien funcionales. En esto ayudan las
limpiezas, el ayuno y los depurativos.
Siguiendo con el ejemplo anterior, poco sentido tiene matar parásitos si al
mismo tiempo estamos estimulando su desarrollo a través de una
alimentación ensuciante con lácteos, harinas, refinados, carnes, exceso de
cocidos, etc. Este enfoque nos obliga a ser responsables con lo que hacemos
o dejamos de hacer; somos nosotros los que manejamos la intensidad y la
eficiencia del proceso depurativo.
55
POR DÓNDE COMENZAR?
ESTAMOS PERDIDOS…
IDENTIFICANDO LOS GRUPOS ALIMENTARIOS
 ESENCIALES: frutas, semillas y hortalizas
 SECUNDARIOS: cereales, legumbres y otras fuentes de proteínas
 COMPLEMENTARIOS: aceites, algas, condimentos, endulzantes,
bebidas, suplementos
56
GRUPOS ALIMENTARIOS
GRUPOS ALIMENTARIOS ESENCIALES
FRUTAS, HORTALIZAS Y SEMILLAS
FRUTAS
Dada nuestra condición frugívora, la fruta constituye el alimento fisiológico
por excelencia del ser humano.
Los frutos garantizan el correcto aporte energético, vitamínico y enzimático,
y son la base de una práctica depurativa primordial (el reposo digestivo).
Todas las frutas son recomendables, debiéndose priorizar aquellas de
estación, de la zona y maduradas naturalmente.
Estas condiciones aseguran un correcto metabolismo, las menores pérdidas
nutricionales y un marcado efecto depurativo.
Hemos experimentado en zonas tropicales,
consumir más de una docena de bananas
diarias, maduradas en la planta, sin advertir
inconveniente alguno pese al exceso. No
aconsejamos al lector que haga lo mismo con
bananas
maduradas
en
cámara;
solo
moderación y buena masticación permiten el
consumo de este tipo de frutas, sin riesgos
para la salud. O sea que deberíamos siempre privilegiar lo que la Naturaleza
pone a disposición en nuestro ámbito de residencia.
Las frutas deberían ser nuestra principal fuente de agua, ya que la
suministran en elevada proporción (80-93%) y con alto valor biológico
(patrones electromagnéticos ordenados). Son ricas proveedoras de
azúcares simples (fructosa, glucosa), aminoácidos, enzimas, vitaminas,
minerales, oligoelementos, fibra (soluble como la pectina e insoluble),
ácidos orgánicos (cítrico, málico, salicílico) y antioxidantes (carotenos,
flavonoides, antocianinas como el benéfico resveratrol de la uva).
Si bien hay literatura exhaustiva al respecto, a modo de recordatorio para la
despensa, podemos citar entre los frutos dulces: ananá, arándano, banana,
caqui, cereza, ciruela, coco, damasco, dátil, durazno, frambuesa, frutilla,
granada, higo, kiwi, lima, limón, mandarina, manzana, mango, melón,
57
membrillo, mora, naranja, níspero, papaya, pera, pomelo, sandia, tuna, uva,
zarzamora...
En este grupo alimentario no hay contraindicaciones. Si bien todas las frutas
tienen lo suyo en cuanto a riqueza nutricional y terapéutica, recientes
investigaciones de nutriterapia para el cáncer, recomiendan especialmente
aquellas ricas en fitoquímicos (principalmente polifenoles) anti cancerígenos
y enzimas depurativas.
No habiendo disponibilidad estacional de fruta fresca, la
despensa debe tener buena reserva de frutas deshidratadas
o pasas. Nos referimos a arándano, banana, ciruela, coco
rallado, damasco, dátil, durazno, higo, pasa de uva, pera o
combinaciones artesanales como el mix tropical (mango,
papaya, banana, naranja) o el mix de frutas de bosque
(frambuesa, zarzamora y arándanos).
En estos casos, debemos optar siempre por los deshidratados naturales,
evitando decididamente los glaseados, que se elaboran con fuerte adición de
azúcares refinados industriales (el caso de los medallones de ananá).
Si contamos con un deshidratador hogareño (eléctrico o solar), en épocas de
abundancia y bajo precio, podremos hacer nuestras propias frutas pasas muy
fácilmente.
Cómo las consumimos?
Para aprovechar al máximo su riqueza enzimática y nutricional, siempre
conviene consumir las frutas crudas y enteras. De ese modo evitamos
desperdiciar nutrientes o degradarlos (oxidación). Además estimularemos el
saludable proceso de la masticación (clave en los niños para estimular el
correcto desarrollo dentario) e insalivación. Esto es importante sobre todo
en frutas amiláceas como la banana.
También podemos consumir fruta en forma de jugos.
Dado que la extracción de jugos implica pérdida de sustancias
útiles, conviene limitar este uso a jugos depurativos o a
tratamientos terapéuticos específicos (dieta líquida). Un
ejemplo depurativo sería el jugo matinal en ayunas, que podría combinar
frutas y hortalizas (manzana, apio y zanahoria). No olvidemos que al hacer
58
un jugo estamos "refinando" la fruta, al privarla de importantes compuestos
sinérgicos, como la fibra, la cáscara...
En este sentido es siempre preferible el licuado, dado que así se preservan
y consumen todos los componentes. Los licuados pueden realizarse con agua,
leches de semillas o agua enzimática. También permiten la inclusión de
hojas de hortalizas, generando los apreciados batidos verdes, excelente
fuente de clorofila.
Esto o la adición de jugo de clorofila al licuado, resulta un método ideal
para reintroducir el instinto y la atracción por vegetales de hoja, hacia los
cuales el desorden corporal induce un progresivo e innatural rechazo. Esta
carencia lleva incluso a la pérdida de la fisiológica capacidad de
procesamiento, a causa del crónico desorden metabólico.
También es importante el consumo de las cáscaras comestibles, dados los
riquísimos nutrientes allí concentrados (pectinas, antioxidantes, vitaminas).
Si desconocemos el origen de la fruta, una buena precaución es lavarlas con
agua bicarbonatada (una cucharadita de bicarbonato por litro de agua) para
eliminar posibles sustancias químicas adheridas a la cáscara. También
podemos lavarlas con jabón blanco. Como vimos, muchos dicen no consumir
frutas porque son fumigadas, mientras comen alimentos fuertemente
sometidos a tóxicos químicos.
Además, justamente la cáscara de frutas es rica en protectoras sustancias
quelantes, como la pectina.
En el caso de frutas pasas, siempre debemos lavarlas y
enjuagarla cuidadosamente antes del consumo,
aunque las hayamos hecho en casa, pues el mismo
proceso del secado puede aportar sustancias
inconvenientes (polvo, insectos, etc.). Aquí también
puede usarse el agua bicarbonatada.
Previo al consumo de las pasas, hidratarlas o
activarlas, al menos durante media hora; de lo contrario, el proceso de
hidratación se realizará a expensas de nuestras secreciones digestivas.
También es válida la recomendación de una buena masticación.
La fruta es un elemento ideal para desayunos o meriendas, ingestas que
pueden enriquecerse con el aporte de semillas activadas. Al ser nuestro
alimento más fisiológico, lo procesamos con rapidez y por ello, no conviene
59
"frenar" su tránsito con alimentos de digestión más lenta, cosa que ocurre
cuando ingerimos la fruta como "postre", generando fermentaciones y gases.
En este sentido, es mejor ingerir la fruta como aperitivo, experiencia por
demás recomendable; en esta secuencia, la fruta estimula las condiciones
digestivas para el alimento más denso que ingresará luego.
A nivel culinario, pueden hacerse sencillas mermeladas caseras, ancestral
tradición propia de momentos de abundancia
estacional de frutas. En cierto modo, eso eran los
dulces al sol, de antigua tradición serrana. En
época de cosecha de duraznos o damascos, se los
hacía puré, se los extendía en finas capas sobre
bandejas y se los concentraba (deshidratado)
exponiéndolos al intenso sol veraniego. Ahora
disponemos también de los deshidratadores hogareños, que permiten hacer
esto en cualquier momento del año en forma más sencilla y controlada. De
todos modos, es siempre preferible el consumo de la fruta fresca.
Propiedades y características de las frutas
• Aceitunas: Son los frutos del Olivo (Olea europaea, de la familia de las
Oleáceas). Contienen: 0,7 % de albúmina, 8,5 % de hidratos de carbono, 14 %
de grasas y 0,4 % de sales minerales (potasio, calcio y sodio).
Son como se puede observar un gran alimento productor de
fuerza y de calor, muy recomendables en invierno, también
ayudan a la disolución de los depósitos calcáreos que pueda
haber en los tejidos del organismo y que son señal de envejecimiento.
Estimulan los jugos digestivos y son de fácil digestión cuando se mastican
correctamente. Las aceitunas negras (o sea maduras) también contienen
vitaminas A y C.
• Almendras:
Son los frutos del almendro (Amigdalus communis).
Contienen: 21% de albuminoides, 53 % de grasas, 17 % de
hidratos de carbono, y 3 % de minerales. Deben masticarse
lo máximo posible para que cumplan todo su papel nutritivo.
Son, de los más potentes alimentos de la naturaleza, muy
generadores de calor por la gran cantidad de grasas que
contienen, y generadores de energía muscular por su riqueza en hidratos de
60
carbono. Llevan gran proporción de sales entre las que domina el fósforo, lo
que las hace muy útiles para los que realizan un gran trabajo intelectual y
para los enfermos del sistema nervioso, también contiene potasio, magnesio,
calcio y vitaminas B1 y B2. La proteína de la almendra es de las más
completas, pues posee la mayoría de los aminoácidos necesarios para la vida.
• Ananá o Piña: Es el fruto del Ananassa sativa (de la familia de las
Bromeliáceas). Contiene un 13 % de hidratos de carbono o azúcares, lo que lo
hace uno de los frutos más alimenticios. Resulta muy digestiva,
refrescante, depuradora, laxante y mineralizadora. También
contiene ácido málico, cítrico y en menor proporción yodo,
hierro, cobre, manganeso y es rica en vitaminas A, B1 y B2. Es
muy recomendable para los enfermos que padecen dispepsia, y
para las enfermedades de la boca, faringe y laringe.
Exteriormente sus rodajas aplicadas en cataplasma sobre la
parte afectada, son muy útiles en mordeduras de perros, picaduras de
víboras e insectos. Su época de cosecha es el verano, por lo tanto es esta, la
mejor época para consumirlo.
• Avellanas: Son los frutos del Corillus avellana (de la familia de la
Cupulíferas). Contienen 17 % de albúminas, 60 % de grasas,
15 % de hidratos de carbono, sales minerales (potasio,
fósforo y calcio) y vitaminas B1, B2 y C. Se deben masticar
muy bien, para que su digestión no sea difícil. Son un gran
alimento de formación de tejidos (por sus albúminas), de
fuerza (por sus azúcares), generador de calor (por su grasa) y mineralizador
(por sus sales), o sea un alimento completo, un verdadero tesoro alimenticio.
• Bananas: Son los frutos del Musa paradisíaca y M. Sapientum (de la familia
de las Musáceas). Contienen 23 % de hidratos de carbono,
1.40 % de albúminas, sales minerales (potasio, sodio,
fósforo y calcio) y vitaminas B6 y E. Su valor nutritivo es
superior al de la mayor parte de las frutas frescas. Debe
consumirse bien madura, pues así, todo el almidón se ha
convertido en azúcar, tan asimilable como el de las naranjas, pero más
abundante que el de éstas. Contrariamente a lo que se cree, esta es una
fruta de fácil digestión, indicada especialmente en la acidez y úlcera de
estómago, como también en ciertas afecciones del corazón y riñones, en las
cuales es indispensable una cura seca. Facilitan y fluidifican las secreciones
del organismo, sobre todo los jugos digestivos. Su pulpa, blanda y sabrosa, es
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un excelente alimento para niños y viejos, ya que tiene un gran poder
antirraquítico, y en algunas regiones donde se cultiva, se consume en lugar
de pan. Con su cáscara se hacen cataplasmas muy beneficiosas para casos de
torceduras o magulladuras con tendencia a inflamarse.
• Calabaza o Zapallo: Es el fruto de la Cucúrbita pepo (de la familia de las
Cucurbitáceas). Originario de América del sur, ofrece
muchas variedades, todas muy nutritivas y de sabor
agradable. Contiene sales minerales (fósforo y calcio), y
vitaminas A, B1, B2, B6 y C. Es muy digestible y contribuye
al buen funcionamiento del intestino. Sus semillas crudas son
vermífugas (combaten la tenía y otros parásitos
intestinales).
• Castañas: Son los frutos del Castaño (Castanea vesca, Willde, de la
familia de las Cupulíferas). Las frescas contienen 3 % de
albúminas, 1 % de grasas, 35 % de hidratos de carbono, sales
minerales (gran cantidad entre las que sobresalen el potasio
y el fósforo), celulosa y 58 % de agua, en cambio secas
contienen 7 % de albúminas, 3 % de grasas y 85 % de hidratos
de carbono. Son muy estimulantes de los movimientos de expulsión del
intestino. Son de un valor nutritivo comparable al de las almendras, y como
estas deben ser bien masticadas.
• Cerezas: Son los frutos del Cerezo (Cerasus juliana, de la familia de las
Amigdaláceas en diferentes variedades). Contiene 0,6 % de albúminas, 15 %
de almidones y azúcares, 0,5 % de sales minerales
(potasio, sodio, fósforo, calcio, magnesio y hierro), y
vitaminas A, B1, B2, C, y se consiguen frescas en
noviembre y diciembre. Estas deliciosas frutas son
altamente depuradoras de los humores, desinfectan el
intestino y mineralizan la sangre. Muy recomendables en enfermos
uricémicos, artríticos y gotosos, ya que son gran neutralizantes del ácido
úrico, por contener ácido salicílico y químico. Es la fruta que contiene mayor
dosis de vitamina C con excepción de la guayaba. Muy aconsejable para el
crecimiento en los niños, debido a su contenido de sustancias minerales.
• Ciruelas: Son los frutos del Ciruelo (Prunus Domestica, de la familia de las
Amigdaláceas, en numerosas variedades). Contienen 0,6 % de
albúminas, 14 % de azúcares y 0,7 % de sales minerales, entre las
cuales abundan las de hierro y calcio. También vitaminas A, B1,
62
B2 y C. Su riqueza en azúcares y ácidos alcalinizantes la hacen un alimento
muy energético, un gran laxante y desintoxicante. Desecadas aumentan su
poder energético, pues pasan a contener un 50 % de azúcar. Son indicadas
para tratar el estreñimiento, las congestiones hepáticas y el reumatismo. Se
pueden ingerir frescas desde diciembre hasta marzo, y secas durante todo el
año.
• Cocos: Son los frutos del Cocotero (Cocus nucifera, de la familia de las
Palmáceas). Contiene 34 % de grasas, 18 % de hidratos de
carbono, 4 % de albúminas, abundantes sales minerales
(calcio, fósforo y hierro), y vitamina C. El agua de coco
contenida en su interior tiene admirables propiedades
mineralizadoras, purificadoras de la sangre y útiles contra
la amebiasis intestinal. Es un alimento de los países cálidos y gran productor
de fuerza.
• Damascos o Albaricoques: Son los frutos del Damasco (Armeniaca
vulgaris, de la familia de las amigdaláceas en su cerca de 50 variedades).
Contienen 0,2 % de albúminas, 15 % de hidratos de
carbono, vitaminas A, B1, B2 y C. Son de fácil digestión y
se consiguen frescos en los meses de noviembre, diciembre
y enero. Tienen propiedades mineralizadoras y laxantes.
Solamente superados en valor nutritivo por las uvas y las
bananas. Su composición es muy parecida a la de los duraznos.
• Dátiles: Son los frutos azucarados de la Palmera (Phoenix dactylifera, de
la familia de las Palmáceas). Contienen 73 % de azucares
naturales, 2 % de albúminas, sales minerales (potasio,
magnesio, calcio, fósforo y hierro) y vitamina A, B1, B2, y
C. Constituyen el alimento nacional de los árabes. Sus
propiedades terapéuticas actúan contra los catarros
bronquiales y combaten las diarreas de los niños.
• Duraznos (Melocotones): Son los frutos del Duraznero (de la familia de
las Amigdaláceas). Contienen tantos hidratos de carbono
como las manzanas, su capacidad mineralizadora y su ácido,
tan beneficioso para el tubo digestivo, los hace ser de las
frutas más estimables y preferidas. Posee propiedades
laxantes y depurativas. Deben comerse bien maduros, para
que resulten fáciles de digerir. Tienen propiedades diuréticas, y se los
recomiendan en casos de retención de orina, cálculos y arenillas, sus flores
63
en infusión actúan como laxantes, las hojas son diuréticas, purgantes,
antihelmínticas y antiespasmódicas. Contienen vitaminas A, B1, B2, y C.
Abundan desde diciembre hasta marzo.
• Frutilla o Fresa: Es el fruto de la planta Fragaria vesca (de la familia de
las Rosáceas, comprende numerosas variedades). Contiene
10 % de albúminas, 8 % de azúcares y 1% de sales minerales
(hierro, sodio, ácido salicílico, gracias a este último,
producen en los artríticos la eliminación del ácido úrico, por
lo que son un alimento medicamento). Recomendado
también para diabéticos, reumáticos y gotosos, es diurético y posee también
vitaminas A, B1, B2, y C. En casos de fiebre tifoidea, las frutillas exprimidas
en agua es una bebida refrescante y desinfectante porque contiene un
fermento bactericida que mata los gérmenes, en particular los del tifus. Sus
flores en infusión alivian malas digestiones. Crece a ras del suelo, por este
motivo debe lavarse muy bien, si es posible dejándola en remojo un tiempo.
• Granadas: Son los frutos del Punica granutum (de la familia de las
Granáteas). Abundan de marzo a mayo. Son fuertemente
mineralizadores, refrescantes y alimenticios. Existen
variedades agrias, agridulces y dulces. La cáscara se usa en
cocimiento, para tratar la diarrea, gracias a la gran cantidad
de tanino que contiene.
• Guayabas: Fruta de origen tropical, contiene 17 % de hidratos
de carbono, sales minerales (fósforo y calcio) y vitaminas A, B1,
B2, B6 y C.
• Higos: Son los frutos de la Ficus carica (de la familia de las Artocarpaceas,
originarios de Asia Menor). Se conocen más de 30 variedades,
y se clasifican en Blancos, Colorados y Negros. Contienen
calcio, fósforo, hierro y vitaminas B1, B2, y C. Son laxantes,
diuréticos y desintoxicantes, además de nutritivos porque
tienen gran cantidad de azúcar de frutas, aproximadamente
un 15 %, claro que desecadas este porcentaje aumenta hasta un 60 %. Estos
frutos se consiguen frescos desde noviembre hasta febrero.
• Limas: Son los frutos del Limero (Citrus Limetta, de la
familia de las Auranciáceas) Frutos muy parecidos al limón, no
tan ácidos, y se pueden conseguir entre los meses de abril a
junio. Sus propiedades son análogas, pero muy inferiores a las
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de las naranjas y los limones.
• Limones: Son los frutos del Limonero (Citrus limonum, de la familia de las
Auranciáceas). Son abundantes en sales minerales, especialmente calcio,
fósforo, magnesio y potasio y contienen vitaminas A, B1, B2,
y C. Se consiguen todo el año. Son frutos medicinales por
excelencia, desinfectantes, antisépticos y bactericidas, que
deben sus propiedades especialmente al ácido cítrico que
contienen. Eliminan el ácido úrico del organismo, y está por
esta causa indicado en el reumatismo, la gota y
arteriosclerosis. Combaten la diarrea, el estreñimiento,
alcalinizan la sangre y disminuyen la acidez del estómago. También se los
usa como dentífrico, y para hacer gárgaras o tópicos en la garganta, además
suaviza la piel y tonifica el cuero cabelludo. Conviene que advirtamos la
posibilidad de una desmineralización de la sangre por el abuso del limón,
sobre todo, en personas artríticas.
• Mangos: Fruta tropical de color amarillento y agradable
sabor, contiene sales minerales (potasio, calcio y fósforo) y
vitamina B2. Purifica la sangre y es un buen alimento.
• Maníes (Cacahuates): Son los frutos o semillas de la Arachis hipageae (de
la familia de las Leguminosas). Contienen 40 % de grasas, 30 % de
albúminas, 16 % de hidratos de carbono, celulosa y sales minerales
(fósforo, calcio y hierro) y vitaminas A y B1. Tienen gran potencia
alimenticia y son de fácil digestión si se los mastica
correctamente, exigen que no se abuse de ellos. Fresco se
consigue de marzo hasta mayo, pero se conserva bien todo el año.
• Manzanas: Son las frutas del Manzano (Pirus malus L, de la familia de las
Pomáceas). Se dice que hay más de 4000 variedades entre las
comestibles y las de uso industrial. Su composición química es: 85
% de agua, 0,50 % de albúminas, 14 % de hidratos de carbono y su
gran capacidad mineralizadora se debe a la gran abundancia de
sodio, potasio, magnesio y fósforo. Contienen vitaminas A, B1, B2,
B6 y C. Tienen propiedades altamente terapéuticas y nutritivas,
son unos de los tesoros de la alimentación racional. Son
depurativas y desintoxicantes y están especialmente indicadas en diabetes,
obesidad, acidez, diarreas, enfermos convalecientes y favorecen las
secreciones del aparato digestivo, por lo que son muy recomendadas para las
inflamaciones de dicho aparato, como también del respiratorio, de los
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riñones y del hígado. Equilibra el ácido úrico, impidiendo la formación de
cálculos y arenillas. Se cosechan desde febrero a mayo.
• Melón: Es el fruto de la Cucumis melo (de la familia de las Cucurbitáceas).
Contiene 1 % de albúminas, 6,5 % de hidratos de carbono,
0.7 % de sales minerales y bastante agua. Gran diurético y
alcalinizante de los humores, contiene vitaminas A, B1,
B2, y C. Abundan desde diciembre hasta marzo. Es de muy
fácil digestión, y si a él atribuyen algunas personas mal
informadas propiedades dañinas, es por la mala costumbre
de comerlo después de las comidas y en gran cantidad. Tiene un efecto de
limpieza del tubo digestivo, por lo que es muy beneficioso, mineralizador y
energético.
• Membrillos: Son los frutos del Cidonya vulgaris y Cidonya lusitánica (de la
familia de las Pomáceas). Contiene vitaminas A, B1, B2, y C. Tiene
características astringentes, por lo que no convienen a los
estreñidos. Se cosechan en marzo y abril.
• Moras: Son las frutas del Morus alba (blancas) y del Morus nigra
(negras), de la familia de las Moráceas. Son depurativas, contienen
potasio, fósforo, calcio y vitamina C.
• Naranjas y Mandarinas: Son los frutos del Citrus aurantium (de la
falmilia de las Auranciáceas en todas sus variedades,
incluyendo las Mandarinas). Contienen abundantes vitaminas
A, B1, B2, y C y muchas sales minerales (potasio, calcio y
fósforo). Son diuréticas, antirraquíticas y poseen
propiedades preventivas y curativas. Las naranjas y
mandarinas son altamente depurativas y se benefician con sus cualidades a
reumáticos, nefríticos, dispépticos, hepáticos, débiles, convalecientes,
estreñidos, obesos, febriles, ulcerosos, etc. Es una fruta que estimula el
sistema nervioso, eficaz contra las convulsiones nerviosas, jaquecas,
calambres e insomnio, deben tomarse al menos dos vasos grandes por día.
Son uno de los frutos más valiosos de la naturaleza, un
verdadero tesoro de la alimentación. Sumamente nutritivos,
proporcionan al organismo una gran cantidad de azúcar de
fácil asimilación, laxantes por su celulosa y desinfectantes del
intestino por su ácido cítrico, de ahí su insustituible utilidad
en las enfermedades febriles de origen intestinal. Las afecciones en la
garganta se alivian considerablemente haciendo gargarismos. Las hojas en
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infusión, combaten las afecciones cardíacas. La naranja es el fruto más
perfecto de la creación, porque es el que más tarda en formarse, y en su
seno lleva la más acabada condensación de energía solar.
• Nísperos: Son los frutos del Mespilus germanica (de la
familia de las Pomáceas). Contienen una buena cantidad de
hidratos de carbono, por lo que son un buen alimento
muscular. Son astringentes.
• Nueces: Son los frutos del Nogal (Juglans regia, de la familia de los
Juglandeas, en sus distintas variedades). Junto con las Almendras ocupan
uno de los primeros puestos de potencia alimenticia del
reino vegetal. Contiene 15 % de albúminas, 57 % de grasas,
20 % de hidratos de carbono, 1,7 % de sales minerales entre
las que sobresalen las de fósforo, tan útiles al sistema
nervioso, a los órganos genitales y a todas las células en
general, que, con el fósforo, forman su núcleo. También
contienen vitaminas B1, B2, y C. Una nuez debe ser
masticada entre 70 y 90 veces, y quien tenga mala dentadura
deberá ingerirla en forma de horchata o leche. Su albúmina reemplaza con
ventaja a la de los huevos y la leche vacuna, por no alterarse fácilmente. Un
vegano puede comer entre 25 y 100 gramos por día, pero cuando en el día se
ingieren otras oleaginosas, se deben regular las cantidades para que no
sobrepasen estas cantidades.
• Paltas (Aguacates): La Palta o Aguacate es una fruta tropical, de gran
poder alimenticio, ya que contiene 25 % de grasas, 2 % de
Albúminas, 6 % de azúcares, sales minerales y vitamina A, B1, C,
D y E. De muy fácil digestión, está recomendada para los
dispépticos.
• Papaya: Fruta tropical de exquisito sabor. Muy rica en
azúcares, sales minerales (fósforo, calcio, magnesio y sodio), y
vitaminas A, C, y D.
• Peras: Son los frutos del Pyrus communis (de la familia de las pomáceas,
con sus más de dos mil variedades). Contienen 85 % de agua,
13 % de hidratos de carbono (azúcares) y 0,5 % de sales
minerales (fósforo, calcio y hierro) y vitaminas vitamina A,
B1, B2, y C. Son recomendadas para nefríticos, diabéticos,
convalecientes, hipertensos, sanos y enfermos. Son buen
67
alimento, laxantes y purificadoras, se usan con éxito en enfermedades
intestinales y de la nutrición. Muy efectiva contra la hipofunción de la
glándula tiroides, por su contenido en yodo. Se consiguen desde enero hasta
abril.
• Pomelo: Tiene las mismas propiedades de las naranjas y los limones, de
sabor amargo. Comiéndolo en ayunas es un gran depurativo y
laxante. Posee hasta 5 veces más vitamina C que el tomate, la
naranja y el limón, para poder aprovecharla al máximo debe
estar bien maduro, también contiene vitamina B1 y B2. Se puede
conseguir fresco desde marzo hasta agosto.
• Sandía: Es el fruto rastrero de la Citrullos vulgaris (de la familia de las
Cucurbitáceas). Contiene vitaminas A y B2 y su contenido en
azúcar es escaso, solo un 7 %. Aconsejada para los reumáticos en
general, pues ayuda a eliminar los ácidos acumulados en el
organismo. Es muy refrescante, diurética y mineralizadora. Puede
aplicarse a ella lo que dijimos del melón con respecto a la
cantidad y al modo de comerlo.
• Toronja: Fruto de características similares a la naranja,
tiene propiedades tónicas y aperitivas, su jugo es antifebril,
neutraliza la acidez de los humores y es útil para tratar las
afecciones de las vías respiratorias.
• Uvas: Son los frutos de la Vitis vinífera (de la familia de las Ampelídeas en
su varios miles de variedades). Son unas frutas dulces, de exquisito sabor,
alimenticias, medicamentosas y ricas en vitaminas A, B1, B2, y C. Sus
propiedades curativas son conocidas desde la época del gran
Hipócrates.
Frescas contienen 1 % de albúminas y 1 % de sales minerales
vitalizadas (sulfatos, fosfatos, silicatos, citratos, malatos y
racematos) y 20 % de azúcar (levulosa) de muy fácil asimilación,
que las convierte en un magnifico alimento muscular; en pasas
(o sea secas) contienen 2 % de albúminas, 1,5 % de sales y 60 %
de azúcar asimilable, por lo que son uno de los alimentos que más nutren
con menos peso.
Aplicadas en todas las manifestaciones del artritismo (reumatismo, litiasis,
gota, etc.) bajo el nombre de cura de uvas, también evitan la acumulación
de depósitos calcáreos en los tejidos (característicos de la vejez) y regula el
cambio de sales calizas en los órganos del crecimiento por lo que son tan
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valiosas para los niños. Las uvas aumentan la secreción biliar, estimulan los
centros nerviosos, fortalecen la circulación y proporcionan vigor y pureza a
la sangre. Debido a sus ácidos libres, tienen propiedades antiinflamatorias y
reguladoras de las secreciones. Insustituibles en el tratamiento de
inflamaciones y desarreglos del tubo digestivos (hígado y bazo), afecciones
respiratorias y circulatorias, cálculos, enfermedades de los órganos
genitourinarios, mala nutrición, convalecientes, intoxicaciones, etc. Su
cáscara se usa en frotaciones o en compresas, para aliviar el reuma y la
gota, en forma de cataplasma sobre el vientre alivia considerablemente las
inflamaciones intestinales. Se puede consumir fresca de enero hasta julio, y
en pasas todo el año. Con sólo tres kilogramos de uvas por día se puede vivir
y aún aumentar de peso.
HORTALIZAS
Aunque no hay palabra que alcance a describirlo con precisión (hortalizas,
verduras, vegetales frescos), es otro de los grupos
esenciales de una despensa saludable. Aquí valen casi
todas las hortalizas, sean hojas, frutos, raíces (salvo las
excesivamente amiláceas como papa y batata) o tallos.
Lamentablemente, en la mayoría de los casos, el
concepto de consumo de "verduras" se reduce a
lechuga, tomate o acelga. Esta visión reductiva nos priva de grandes
beneficios nutricionales y terapéuticos.
Uno de los principales atributos de los vegetales, es la captación de energía
fotónica y la consecuente generación de clorofila (transformación de energía
luminosa en energía química). La clorofila es estructuralmente similar a la
hemoporfirina, precursora de la hemoglobina, responsable del transporte de
oxígeno en la sangre y cuya deficiencia se asocia a la anemia. La diferencia
es que la clorofila tiene un ión de magnesio en
lugar de hierro. De hecho, es la clorofila la causa
de la riqueza en magnesio de los vegetales y en
especial las hojas verdes.
La clorofila posee efecto antianémico, por su
capacidad de generar plasma sanguíneo con gran
eficiencia. Otros efectos benéficos son: aporte de
oxígeno al medio celular, efecto antiparasitario y
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elevado potencial depurativo (es la base de efectivas curas desintoxicantes).
En las verduras de hoja, el color verde delata la presencia de clorofila, pero
otras hortalizas también contienen clorofila, como la zanahoria, aunque
enmascarada por los carotenoides (beta-caroteno) que dan color naranja.
Además de clorofila, las hortalizas aportan otros importantes principios
saludables. El componente más abundante es el agua (75-95%), por lo cual se
convierten en cualificados agentes hidratantes del organismo, dado que es
agua biológica. Luego siguen los hidratos de carbono (1-8%), tanto simples
(glucosa, fructosa) como complejos (almidón, la prebiótica inulina). En la
misma proporción encontramos valiosa fibra, tanto soluble (mucílagos,
pectinas) como insoluble (celulosa); esta cualificada fibra mejora la
motilidad intestinal, modula el colesterol, neutraliza metales pesados y
agroquímicos, ralentiza la absorción de azúcares y grasas, y brinda efecto
anticancerígeno a nivel colónico.
Pero allí no se agota la riqueza nutricional y terapéutica de las hortalizas.
Aportan gran riqueza en elementos vitalizantes, como
las enzimas y las vitaminas (A, B, C, D, E, K),
esenciales para la normalidad funcional y regenerativa
del organismo. También proveen abundancia de
minerales orgánicos y oligoelementos, cuyo caudal
depende de la riqueza del suelo de cultivo. Asimismo
encontramos otros elementos útiles como aminoácidos
(proteína) y ácidos orgánicos (cítrico, málico) y hasta
los esenciales ácidos grasos de cadena larga (omega
3), Los AGE no están solo en semillas, algas y pescados, sino también en
hortalizas como verdolaga, lechuga, espinaca, repollo, pepino, palta,
aceitunas, etc.
Nuestros ancestros, grandes comedores de vegetales, obtenían de allí su
principal aporte de omegas, pese a que las concentraciones suelen ser
mayores en semillas oleaginosas, como chia o lino.
Por último las hortalizas son excelente fuente de potentes y benéficos
antioxidantes. Nos referimos a los carotenoides (carotenos, licopeno,
luteína) y los compuestos fenólicos (flavonoides, catequina, antocianina,
quercetina). Estas sustancias se están demostrando preventivas y curativas
del cáncer, inhibidoras de la oxidación del colesterol y de la histamina,
antiinflamatorias, diuréticas e inmunoestimulantes.
70
Dado que estos principios no son iguales en todas las hortalizas, el
mejor consejo es consumir variedad y cantidad.
A modo de recordatorio para la despensa, podemos enumerar los
vegetales más importantes: aceituna, acelga, achicoria, ajo, apio,
berenjena, berro, borraja, brócoli, cebolla, coliflor, diente de
león, endibia, escarola, espinaca, hakusay, hinojo, lechuga, nabo,
ortiga, palmitos, pepino, perejil, pimiento, puerro, rabanito,
remolacha, repollo, repollito de Bruselas, rúcula, tomate,
verdolaga, zanahoria, zapallito, zapallo...
Hay muchísimas formas de consumir verduras. Es obvio que la más
recomendable es a través de ensaladas
crudas, debido al aporte enzimático
vitamínico. Además, las ensaladas permiten
infinitas combinaciones creativas; pueden
enriquecerse con el aporte de semillas,
germinados, algas, aceites y condimentos,
dando lugar a verdaderos platos completos
y saciantes.
La palta es una interesante hortaliza/fruto, para consumo en crudo. A través
de su pulpa pisada, se obtiene una deliciosa y nutritiva mayonesa vegetal (el
guacamole mejicano) en base a palta pisada, cebolla, tomate y chiles, que
puede saborizarse con gran cantidad de elementos (limón, jengibre, cayena,
comino, salsa de soja, etc.) y que complementa magníficamente gran
cantidad de platos.
Otra forma de consumir hortalizas en crudo, es a través de jugos o licuados.
Combinados con frutas, se obtienen deliciosos y
creativos sabores. Apio, zanahoria o hinojo pueden
realzar jugos frutales, mientras que pepino,
remolacha, palta o tomate pueden licuarse e incluso
dar lugar a sopas frías, como el recomendable
gazpacho español.
Como vimos, también las hojas verdes pueden
combinarse con frutas, en los saciantes batidos
71
Esta recomendación se aplica a las plantas espontáneas, dado que estas
especies de crecimiento salvaje suelen tener sabores más
fuertes que las plantas cultivadas y también más contenido
de fibra. Las hojas tiernas pueden usarse en ensaladas, pero
a las plantas más desarrolladas conviene utilizarlas licuadas
(colando el jugo en caso de advertir la presencia de elevada
cantidad de fibra), solas o combinadas con otros vegetales
(frutas u hortalizas) de sabores suaves.
Todas las hortalizas pueden consumirse crudas, aunque las amiláceas
(zapallo, nabo, remolacha) requieren moderación cuantitativa y muy buena
masticación.
Por ello se suele recurrir a procesos que ayuden a desdoblar
los almidones en azúcares simples y poder así consumirlas en
mayor volumen. Es el caso de los fermentos (chucrut, kimchi,
kéfirkraut...)
SEMILLAS
En este otro grupo de alimentos esenciales, encontramos numerosas,
sabrosas y prácticas opciones, que aportan al organismo alta cantidad y
calidad de minerales, proteínas, enzimas, vitaminas y
ácidos grasos. Se trata del alimento más concentrado y
más fácil de conservar, transportar y consumir. Las
semillas representan una forma práctica y gustosa de
incorporar a la dieta cotidiana, nutrientes de óptima
calidad y fácilmente asimilables. No olvidemos que la
semilla (alimento que ha permitido la supervivencia de
muchas etnias del planeta) es un compacto almacenaje natural de
nutrientes, creado por los vegetales para garantizar la vida de la futura
planta.
En caso de eventuales emergencias climáticas y ambientales, es
sin duda alguna el alimento de reserva ideal.
Si bien frutas y hortalizas resultan alimentos fisiológicos, en el caso de las
semillas estamos accediendo a lo máximo en materia de vitalidad.
72
Salvo que dispongamos de un huerto vecino y recojamos los vegetales en el
momento de consumir, siempre los consumiremos con patrones de energía
más o menos disminuidos, dado el tiempo transcurrido entre cosecha y
consumo. En el caso de las semillas, al poder realizar en el hogar los
procesos de activación, germinado y/cultivo, logramos acceder caseramente
a lo superlativo en energía vital.
La mayoría de las semillas son recomendables, aunque por su
riqueza y facilidad de consumo, son preferibles las llamadas
oleaginosas, que se destacan por el rico aporte en grasas y
proteínas saludables. Integrándolas con frutas y hortalizas,
logramos satisfacer plena y equilibradamente nuestras cotidianas
necesidades nutricionales. Podremos variar diariamente y durante
la misma jornada, entre almendra, avellana, castaña de cajú,
castaña de pará, chia, girasol, lino, nuez común, nuez pecan,
pistacho, sésamo y zapallo.
Los llamados cereales y legumbres, en definitiva son también
semillas, pero por su alto contenido amiláceo (almidones), en el
marco de la alimentación viva las debemos considerar asimilables
solo a partir del proceso de germinación.
Entre los cereales, algunos se utilizan para cultivar sus hojas tiernas,
llamadas también pasto de germinados. Es
el caso de avena, cebada, centeno y
sarraceno. Otros cereales son ideal para
consumirlos como brotes tiernos: el caso de
quínoa, amaranto y también sarraceno.
Entre las leguminosas, podemos germinar
arveja, lenteja, mung (con ellos se hacen
los llamados brotes de soja), aduki,
garbanzo, maní y lupinos. Otras semillas
también son útiles en forma de brotes. Es el caso de alfalfa, fenogreco y
amapola.
73
Los Germinados: el alimento "vivo" más antiguo
Comer semillas germinadas es comer vida.
Es
incorporar
auténtica
energía
vital
concentrada a todas las células del cuerpo,
favorecen la salud y alargan la vida.
Los germinados son un regalo de la naturaleza
que podemos cultivar nosotros mismos.
Los germinados son alimentos vivos y esto aumenta su valor nutricional que
se mantiene intacto hasta el momento en que se come.
Su riqueza en enzimas, clorofila, aminoácidos, minerales, vitaminas y
oligoelementos vivos los convierte en alimentos completos que contribuyen a
corregir las carencias de la alimentación moderna.
Al germinar muchas semillas -de cereales o leguminosas- se convierten en un
alimento fácilmente asimilable porque liberan todos los nutrientes
encapsulados y mejoran el valor nutricional de la propia semilla, de la planta
o del fruto a la que hubiera dado lugar.
Los brotes son un alimento predigerido, por lo tanto ayudan a su propia
digestión, adecuado para estómagos delicados y permiten al organismo que
descanse y se regenere.
Se pueden cultivar y conservar fácilmente en casa, por lo tanto son muy
económicos, además de tener la seguridad de consumir un producto que no
ha sido adulterado ni rociado con insecticidas o fertilizantes químicos, se
puede disponer en cualquier época del año con la garantía de que sus
nutrientes son de alta calidad biológica pues de lo contrario la semilla
no germinaría.
El brote entero puede comerse, incluyendo las raíces y hojas. Son sencillos
de preparar, mejor consumirlos crudos, porque la cocción destruye gran
parte de su contenido nutricional. Se comen crudos en ensalada, salteados,
en tortillas o formando parte de diversos platos cocinados, en estos se
recomienda añadirlos al final para que no pierdan sus propiedades.
74
La germinación y los germinados
La semilla tiene como estructura básica el germen o embrión y una reserva
nutritiva que lo alimentará para que se convierta en la futura planta, todo
ello recubierto de una envoltura protectora que es la cáscara o tegumentos.
El germen de las semillas es el rudimento de una
nueva planta, es decir, en estado de vida latente
en espera de condiciones adecuadas para
manifestarse; en el momento en que éstas se
presentan, la semilla inicia el proceso de
germinación.
La germinación es el conjunto de cambios que se producen en una semilla
por el cual el embrión pasa de la vida latente a la vida activa, para que
nazca y comience a crecer la nueva planta.
La reserva nutritiva en todos los granos y semillas, consiste en
proteínas, carbohidratos, vitaminas y sales minerales. Estos nutrientes
los requiere nuestro organismo para su correcto mantenimiento, y
desarrollo, y se lo proporcionarnos mediante los alimentos.
Cuando las semillas germinan su contenido nutricional mejora y
aumenta.
¿Qué se necesita para hacer germinar una semilla? Ponerlas en contacto con
agua, calor y oxígeno, con estos tres elementos las enzimas -llamadas
diastasas- se activen y dan lugar a las siguientes transformaciones:
1. Mediante la absorción de agua la semilla duplica su volumen y se rompe la
cáscara protectora.
2. Las enzimas se activan y provocan una serie de transformaciones:
• Las proteínas complejas se transforman en aminoácidos simples,
algunos de los cuales son imprescindibles para el ser humano. El contenido
proteico de la semilla queda presente en el germinado, de forma
fácilmente asimilable.
• El almidón se reduce a maltosa y dextrina, azúcares más simples que
exigen menos esfuerzo al aparato digestivo, liberan energía más rápido y
producen un efecto estimulante.
• Se sintetizan abundantes vitaminas y fermentos.
• Las vitaminas C y E y los minerales: calcio, fósforo, hierro, potasio y
magnesio se multiplican.
• Las grasas se transforman en ácidos grasos.
75
• Se forma la clorofila, estructuralmente muy similar a la hemoglobina,
como ella, lleva oxígeno a las células y es un buen agente desintoxicante y
regenerador del organismo.
• Los ácidos y las toxinas que de forma natural acompañan a la semilla
para su defensa, se descomponen.
• El volumen y el contenido de agua pasa de ser de un 5 al 12% en la
semilla, y a un 70% en el germinado.
Información Nutricional
 Aminoácidos esenciales: Los germinados, especialmente de legumbres,
proporcionan al organismo proteínas completas que se transforman en los
ocho aminoácidos esenciales. La falta de uno sólo de estos compuestos
puede favorecer la aparición de alergias, debilidad, mala digestión,
deficiencias en la inmunidad o envejecimiento prematuro de las células.
 Vitamina C: Una de las sustancias que más aumenta por efecto de la
germinación. Los brotes de trigo, lentejas, soja, garbanzos y judías son
excelentes fuentes de esta vitamina, por ejemplo la soja germinada
incrementa su contenido en vitamina C hasta un 100% y los brotes de trigo en
un 600% en sólo 5 días.
 Beta carotenos (pro-vitamina A): El germinado de alfalfa, por ejemplo,
contiene más beta carotenos que el tomate o el pimiento verde y muchas
frutas. Los germinados de col y de guisantes también son excelentes fuentes
de esta vitamina esencial para el crecimiento, el desarrollo, la buena vista y
el aparato reproductor.
 Vitamina B: La tiamina (B1), la riboflavina (B2) y la niacina (B3) son
abundantes en los germinados de alfalfa, trigo, girasol, centeno y sésamo.
Contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso.
 Vitamina E: Esta vitamina actúa como antioxidante celular, es un
excelente protector del corazón y un buen tonificante. El trigo germinado
llega a incrementar hasta tres veces su contenido
 Vitamina K: Posee propiedades coagulantes, se encuentra en la alfalfa
germinada.
 Clorofila: Las semillas germinadas que más clorofila sintetizan son las de
trigo y las de alfalfa. La clorofila es absorbida directamente por la sangre a
76
través del sistema linfático, en el torrente sanguíneo activa el metabolismo
celular, mejora la defensa, resistencia, capacidad regeneradora de las
células, y la respiración, entre otras propiedades, potencia los procesos
naturales de curación, depura la sangre, frena las infecciones y equilibra la
relación ácido-base en el organismo
 Calcio: Los germinados de sésamo proporcionan abundante calcio,
también son excelentes fuentes de este mineral los brotes de almendra,
girasol, alfalfa y garbanzo.
 Potasio: Se encuentra en los brotes de almendras, sésamo, girasol, soja y
judías.
 Hierro: Contienen en cantidades importantes los brotes de alfalfa,
fenogreco, lentejas, soja roja y soja verde.
 Oligoelementos: Los germinados contienen oligoelementos como el yodo,
el zinc, el selenio, el silicio, el cromo y el cobalto.
 Enzimas: Cuando se comen crudas las enzimas de las semillas germinadas,
llamadas diastasas, facilitan la digestión de la fibra, las proteínas y las
grasas.
 Digestivos, nutritivos y de bajas calorías: Aportan muy pocas calorías,
por ejemplo 100 grs. de brotes de soja: 30 calorías.
Información Nutricional de los Germinados más consumidos
Cualquier semilla de leguminosa o grano de cereal puede ser
germinado.
Los más apreciados por su ternura y buen sabor son los brotes de: legumbres
(porotos mung, soja, alfalfa), cereales (trigo, cebada) y también de berro,
rábano, calabaza, girasol, lino, sésamo, etc. El sabor es variable, por
ejemplo el de alfalfa es muy agradable, el de mostaza es el más picante y el
de trigo tiene sabor dulce por los carbohidratos que contiene.
• Alfalfa: Completo y más consumido por su agradable sabor.
Contiene vitaminas A, B, C, E y K, calcio, magnesio, potasio,
hierro, selenio y zinc y los aminoácidos más importantes. Es
remineralizante, combate la fatiga y la debilidad.
77
• Arroz integral: Es rico en vitamina B, fósforo, potasio, magnesio, sodio,
calcio y silicio. Ayuda a la adecuada conservación de huesos y dientes.
• Arvejas: Proporcionan clorofila, proteínas, carbohidratos, fibra, vitamina
A, hierro, potasio y magnesio.
• Avena: La semilla germinada más recomendable para trastornos nerviosos,
depresiones y alteraciones del sueño. Contiene vitaminas B y E,
proteínas, carbohidratos, fibra, minerales y un alto contenido en
silicio, necesario para el desarrollo de las estructuras musculares,
cerebrales y nerviosas.
• Berro: Muy adecuado para combatir los síntomas de la fatiga primaveral.
Alcaliniza y depura la sangre, neutraliza el exceso de toxinas. Regula el
metabolismo. Es rico en hierro, fósforo, manganeso, cobre, zinc, yodo,
calcio y vitaminas A, B2, E y C.
• Fenogreco: Limpiador sanguíneo y renal, se recomienda para levantar el
ánimo decaído y para reforzar el organismo. Estimula las
funciones digestivas y hepáticas. Otorga un agradable olor al
sudor de quienes lo consumen. Contiene abundante fósforo e
hierro.
• Garbanzos: Son ricos en carbohidratos, fibra, calcio, proteínas, magnesio,
potasio y vitaminas A y C. No producen gases durante la digestión.
• Lentejas: Retrasan el envejecimiento y son ricas en proteínas,
vitamina C y hierro.
• Maíz: Alto contenido en magnesio, necesario para conservar la tensión
muscular especialmente en el tracto intestinal.
• Mostaza: Adecuado para tratar trastornos digestivos como
gastritis, enteritis, etc. Rica en vitamina C, proteínas y lípidos.
• Porotos Mung: Son ricos en vitaminas A, C, y complejo B.
• Semillas de calabaza: Contienen proteínas, vitamina E, fósforo, hierro y
zinc.
• Semillas de girasol: Ricas en proteínas, grasas insaturadas, vitaminas B y
E, calcio, hierro, fósforo, potasio y magnesio.
• Rabanito: Contiene abundante clorofila, útil para combatir
digestiones pesadas y para calmar la tos.
78
• Sésamo: Buena fuente de fibra, proteínas, vitaminas B y E, magnesio,
potasio, hierro, fósforo y calcio.
• Soja verde: Contiene proteínas que dan lugar al aminoácido metionina,
de efecto relajante. Fortalece el sistema nervioso y contribuye a rebajar el
exceso de colesterol. Son ricas en vitaminas A, C, hierro y potasio.
• Trigo: Rico en proteínas, magnesio, fósforo y vitaminas B y E. Previene
infecciones, remineraliza, regenera las células y sirve para tratar trastornos
nerviosos.
Propiedades:
Los germinados ayudan a prevenir enfermedades o a tratarlas en el caso de
que ya se hayan manifestado. Se destacan las siguientes propiedades:
• Favorecen los procesos de desintoxicación, depuración y eliminación de
residuos almacenados en los tejidos o en la sangre.
• Fortalecen el sistema inmune.
• Antioxidantes, combaten la acción de los radicales libres.
• Estimulan las secreciones del páncreas.
• Facilitan la digestión, activan los procesos de regeneración y
desinflamación del aparato digestivo, revitalizan los mecanismos metabólicos
internos.
• Mejoran el funcionamiento intestinal, alivian el estreñimiento, fortalecen
el intestino y la flora intestinal, contribuyen a eliminar gases y desechos.
• Rebajan el índice de colesterol.
• Tonifican el sistema nervioso.
• Contribuyen a mantener la elasticidad de las arterias y la vitalidad del
sistema glandular.
• Retrasan el envejecimiento, sus componentes permiten que las células del
cuerpo se mantengan jóvenes durante más tiempo.
• Favorecen el metabolismo por su acción reconstituyente.
• Su consumo está recomendado en casos de anemia por su riqueza en
clorofila, y para personas con el estómago delicado.
79
• ¿Cómo hacer germinados en casa?
Los germinados se pueden producir y conservar en nuestra propia casa de
forma sencilla:
1. Poner en remojo las semillas en un frasco de cristal. Se cubrirá con una
gasa sujeta por una goma elástica. Deben ser semillas de alta
calidad biológica que no hayan sido tostadas o congeladas y el
recipiente debe ser necesariamente de vidrio y de boca ancha. Se
puede utilizar cualquier semilla, las más apreciadas son las de
soja verde, alfalfa, trigo, cebada, avena, calabaza, girasol,
sésamo, berro y rabanito. El tiempo de remojo oscilará entre 9 a
12 horas la alfalfa y el fenogreco o de 12 a 15 las lentejas, garbanzos, soja,
etc.
2. Transcurrido el tiempo de remojo se quita el agua y se enjuagan las
semillas.
3. Se deja el frasco en un lugar cálido y oscuro. Debe
procurarse que esté inclinado para facilitar la salida del
exceso de agua. Mantener las semillas húmedas porque mucha
agua o poco aire podrían crear hongos y moho.
4. Dos o tres veces al día es necesario enjuagar los granos escurriéndolos
posteriormente y colocando el bote de nuevo boca abajo. Esto deberá
hacerse entre 2 y 5 días, momento en el que comienzan a verse los brotes.
5. Cuando los brotes tengan 2 o 3 cms. de largo se expondrán a la luz solar
indirecta durante unas 2 horas para que las hojas se pongan de color verde,
es decir, para que se forme la clorofila, favoreciendo el aumento de la
vitamina C.
6. Terminado el proceso de germinación los brotes se pueden guardar en la
heladera, bien escurridos y secos, donde se conservarán sin problema
durante más o menos una semana, se recomienda hacer cantidades
frecuentes de germinados, porque tienden a hacerse rancios al guardarlos
por mucho tiempo..
80
TABLA DE ACTIVACIÓN Y BROTADO DE SEMILLAS
Aduki
Temperatura
Agua
activación
Normal
Alfalfa
Fría
Semilla
Horas
activación
consumo
-
Horas
Activación
brotado
12
Remojo
(veces)
Desarrollo
días
Rinde
(volumen)
2
3a5
3a4
3a6
2
5a7
10 a 12
Almendra
Normal
10 a 12
15
2a3
3a4
3
Amaranto
Tibia
36 a 48
3
3
2a3
3a4
Arroz integral
Tibia
10 a 12
2a3
3
2
Arveja
Tibia
12
3a4
3
2
10 a 12
Riego
7 a 10
Hoja
4a6
1
2a3
2
6
2
7a8
8 a 10
10 a 12
Riego
7 a 10
Hoja
Avena mondada
Normal
Avena pelada
Tibia
Berro
Fría
36 a 48
Castaña de cajú
Normal
Cebada mondada
Tibia
Cebada perlada
Tibia
36 a 48
6
2a3
2a3
2a3
Centeno
Tibia
36 a 48
10 a 12
2a3
2a3
2a3
Chía
Fría
2a4
2a4
2a3
7
6a8
Fenogreco
Fría
4a8
2
4a5
8 a 10
4a6
2
1a3
3a4
12
3
3a4
2a3
Girasol pelado
Fría
Haba
Normal
Lenteja
Normal
10 a 12
6a8
12
2
3
6
Lino
Fría
6a8
4a5
4a5
2
2a3
Maní
Normal
10 a 12
10 a 12
2
2a3
3
Mijo
Tibia
8 a 12
3
3a4
2a3
6
2a3
3a4
6a8
12
2
4a5
4a6
3a4
2
2a3
4
4a8
2a3
4a5
8 a 10
Mijo pelado
Tibia
36 a 48
Mostaza
Normal
Mung
Normal
Nuez
Normal
10 a 12
Quínoa
Tibia
36 a 48
Rabanito
Fría
Rúcula
Sarraceno
Sarraceno pelado
Sésamo
Sésamo pelado
Trigo
Zapallo
Zapallo pelado
Fría
4a8
2a3
7
6a8
Normal
8 a 12
Riego
7 a 10
Hoja
4
3
3a4
6a8
4a6
2
2
3a4
8 a 10
Riego
7 a 10
Hoja
12 a 16
2a3
3
2
Fría
4a6
Normal
Fría
6a8
Tibia
36 a 48
Normal
Fría
6a8
81
GRUPOS ALIMENTARIOS SECUNDARIOS
CEREALES, LEGUMBRES Y OTRAS FUENTES DE PROTEÍNAS
CEREALES SAGRADOS: QUÍNOA Y AMARANTO
Quínoa
Amaranto
A partir de estudios y recomendaciones provenientes de Europa y Estados
Unidos comienza a revalorizarse entre nosotros la importancia de la quínoa y
el amaranto en la alimentación. Sin embargo aún pocos conocen el gran valor
nutricional de estos granos que llegaron a ser sagrados para las civilizaciones
inca y azteca.
La conquista de América significó no sólo una dominación política y social
para las civilizaciones indígenas, sino también un avasallamiento alimentario
(ver Chía). Cultivos resistentes al frío, la sequía, la altura y los suelos
pobres, permitían a los indígenas mantener correctamente nutrida su
población, que hacía alarde de fuerza, resistencia y desarrollo mental. De
allí que los mayas e incas consideraran sagrados a granos como el amaranto y
la quínoa. Cuando llegaron los españoles, decidieron exterminar estos
cultivos por sus implicancias religiosas y el significado de autosuficiencia que
tenían para los nativos. Las plantaciones fueron quemadas y su consumo fue
prohibido, dándosele el rótulo despectivo de "alimentos para salvajes". Es
más, pocos saben que la aún utilizada expresión "me importa un bledo"
refleja el sentimiento de desprecio de los españoles respecto al grano de
amaranto. Si buscamos la palabra bledo en un moderno diccionario de la
RAE, encontramos "planta anual comestible de la familia de las
quenopodiáceas; cosa insignificante, de poco o ningún valor".
82
Once siglos después, la FAO (Naciones Unidas) declaró que "la quínoa
posee el balance de proteínas y nutrientes más cercano al ideal de
alimento para el ser humano". Por su parte la NASA eligió a la quínoa
como el alimento nutritivo por excelencia para los viajes espaciales,
teniendo en cuenta que por sí sola puede proveer una dieta balanceada.
La quínoa y el amaranto no son en realidad cereales, sino que
pertenecen a otra rama botánica (quenopodiáceas) que incluye a
verduras como la acelga y la espinaca. Sin embargo -y a pesar que
sus hojas tiernas son también utilizadas en alimentación- son sus
semillas las que despiertan gran interés nutricional a causa de
estudios que demuestran el gran potencial proteico.
Características nutricionales
Quínoa y amaranto tienen una composición mucho más equilibrada que los
cereales convencionales y sobre todo mayor cantidad y calidad de
proteínas.
Ambas semillas poseen similar composición, razón por la cual las
consideramos en conjunto. Más allá de poseer un 18% de proteínas contra un
10-14% de los cereales convencionales, lo que importa es el valor biológico
de estas proteínas. Este índice se define en base a la presencia de los
distintos aminoácidos que permiten construir las proteínas, que luego son
utilizadas por el organismo.
El valor más alto (95) corresponde al huevo y significa que cada 100g de
proteínas ingeridas, 95 son asimiladas.
83
Para la quínoa el índice es 75, considerado alto si lo comparamos con la
carne (60), la leche (72), el trigo (60) y el maíz (44).
La explicación de este elevado valor biológico tiene que ver con su
equilibrada composición de aminoácidos esenciales.
Los cereales clásicos tienen carencias de lisina, metionina y cisteína, punto
fuerte de estos granos. Por ejemplo, la quínoa tiene 5 veces más Iisina y más
del doble de metionina que el trigo. Sus valores son muy parecidos a los de
la leche; de allí su índice similar. Tanto la quínoa como el amaranto no
tienen gluten, razón por la cual pueden ser consumidas por celíacos.
Esta calidad de aminoácidos favorece incluso el aprovechamiento proteico
de los cereales convencionales cuando se consumen juntos. En su intuitiva
sabiduría, es lo que hacían mayas y aztecas, combinando estos granos con
maíz. La explicación de esta calidad proteica reside en la gran cantidad de
germen que posee la semilla. En la quínoa el germen representa un 30% del
peso total del grano, mientras que en cereales convencionales es apenas el
1%.
Pero no solo en proteínas son fuertes la quínoa y el amaranto. Son también
pobres en grasas y más ricos en hierro, calcio, fósforo, fibra y vitamina E,
con respecto a los cereales clásicos. También poseen apreciable cantidad de
vitaminas del grupo B. Agregar un 30% de quínoa a una dieta totalmente
carente de vitamina B, basta para garantizar un desarrollo orgánico normal.
Quínoa y amaranto son pues alimentos adecuados para celíacos, diabéticos,
regímenes hipocalóricos, niños, adolescentes, ancianos y convalecientes.
Usos y aplicaciones
Ambos granos son de cocción rápida y poseen un sabor suave y agradable,
similar al mijo, aunque de textura más crocante.
Como otros cereales, se benefician de un ligero tostado previo,
pero en el caso del amaranto debemos ser cuidadosos. Este
grano tiene un comportamiento similar al maíz pisingallo, es
decir que explota y se convierte en grano inflado. Precisamente
es una de las formas populares de su consumo en
Centroamérica; las palomitas o inflados de amaranto se venden por las calles
y se utilizan en el desayuno.
84
Para hacerlas se utiliza la misma técnica empleada para el pororó, usándose
las semillas que no se abren, como si fuese sésamo tostado.
También se muelen los granos, en forma de harina o sémola, a fin de
combinarlos con otros cereales clásicos, como el trigo. De este modo se
suple la carencia de gluten de estos granos (que dificulta su empleo aislado
en panificación) y se mejora el valor proteico del cereal convencional.
Asimismo se pueden rolar, dando lugar a hojuelas o copos, para usar
tostados en granolas o cocidos en sopas y guisos.
Volviendo a la cocción base de estos cereales, luego del lavado y un breve
tostado, se adiciona doble cantidad de agua y se cocinan durante 15 minutos
a fuego lento. No debe agregarse sal durante la cocción. Generalmente
triplican el volumen una vez cocinados. Pueden usarse en rellenos, budines,
tartas, ensaladas, sopas, pizzas, croquetas, tortillas, etc.
En las recetas culinarias, la palabra quínoa puede ser reemplazada
indistintamente por amaranto.
LEGUMBRES
Proteínas limpias
Equivocadamente llamadas "carne de los pobres", las semillas leguminosas
han sido y seguirán siendo los alimentos más equilibrados para el ser humano
y los más sustentables en el tiempo.
La calidad y eficacia nutricional de las legumbres es por lejos superior a
las fuentes proteicas de origen animal,
siendo su metabolismo mucho más limpio y
eficiente.
Cuando hablamos de granos alimentarios,
pensamos rápidamente en los cereales. Sin
embargo, mucho antes de la revolución agrícola
del Neolítico (10.000 a.C.) que nos hermanó con
los cereales, las legumbres ya venían formando
parte de la dieta de nuestros antiguos ancestros. Básicamente se conocen
por dar semillas en vainas. Si bien hay unas 15.000 especies, apenas algunas
decenas son utilizadas nutricionalmente. En nuestro país podemos optar por
85
arvejas, chauchas, garbanzos, habas, lentejas, lentejones, porotos aduki,
alubia, colorado, manteca, mung, negro y paliares.
Aunque también son leguminosas el fenogreco, la algarroba, el maní, el
sésamo, la alfalfa, los lupines...
Lamentablemente la legumbre más promocionada últimamente es la soja,
sobre todo en razón de su alto contenido proteico (34%) y graso (18%).
Sin embargo resulta desaconsejable su consumo en forma de poroto, por ser
una legumbre con muchos problemas (deprime la función tiroidea, ralentiza
el metabolismo, inhibe la absorción de nutrientes, es difícil de procesar y
digerir, y generalmente es de origen transgénico). Excepciones podrían ser,
si no provienen de granos transgénicos, el queso de soja artesanal (tofu)
un par de veces por semana, elaboraciones de larga fermentación (salsa
de soja sin pasteurizar, miso, etc.), o derivados como el aceite de presión
en frío, la lecitina o el sustituto del huevo (huevo vegetal). Los orientales,
contra lo que se nos dice, no son consumidores de soja en poroto, sino de
fermentaciones lentas y elaboraciones que inactivan sus riesgos y
transforman sus antinutrientes (shoyu, natto, tempeh, tofu, tamari, miso).
Características nutricionales
Fundamentalmente las leguminosas se identifican como magnífica fuente
proteica.
Una característica común es la presencia en sus raíces de unos nódulos que
encierran bacterias del género Rhizobium, capaces de transformar el
nitrógeno atmosférico, que las plantas no pueden utilizar, en nitrato que sí
pueden sintetizar. Esta cualidad hace las semillas sean muy ricas en
proteína, cuya concentración promedio es del 22% sobre peso seco.
Si bien el valor biológico de esta proteína se ve limitado por la carencia de
un aminoácido esencial como la metionina, esto se resuelve al combinar
legumbres con cereales. Los granos de leguminosas son ricos en aminoácidos
que resultan carentes en los cereales (el caso de la lisina) y viceversa, son
deficitarios en aminoácidos que abundan en los cereales.
El principal nutriente que aportan las legumbres son los hidratos de
carbono; su concentración suele superar el 50% del peso seco y es el almidón
el componente mayoritario. Además, su elevado aporte de fibra facilita la
86
movilidad intestinal y evita el estreñimiento. Las legumbres tienen un índice
glucémico bajo, lo que significa que después de ingerirlas se incrementa
lentamente el nivel de glucosa en sangre, gracias también al elevado
aporte de fibra, por lo cual revisten gran interés para los diabéticos.
Por cierto que el metabolismo de la fibra
depende del buen equilibrio de la flora
intestinal, sobre todo a nivel del colon. Es
por ello que la tan temida flatulencia que
suele desalentar su consumo, solo requiere
ciertas precauciones.
En primer lugar, consumir legumbres
regularmente, a fin que la flora se adecue; si
no hay hábito de consumo. Iniciar con
pequeñas cantidades que se incrementarán paulatinamente.
La otra advertencia es cocinarlas, combinarlas y masticarlas bien. En la
cocción, utilizar algas marinas e hierbas (estragón, comino, anís, hinojo)
que mejoran la digestión y evitan flatulencias.
Preferir el consumo de granos enteros a las harinas y las cocciones
prolongadas a las breves.
La lenta masticación y la buena insalivación generan el aporte
enzimático imprescindible para el correcto desdoblamiento de los
almidones.
A nivel de minerales es importante el aporte de las legumbres, sobre todo
en materia de hierro (en promedio el doble que la carne), calcio (casi lo
mismo que la leche), magnesio, potasio, fósforo, silicio, cinc y otros
oligoelementos.
Si bien la ortodoxia nutricional atribuye menos efectividad al hierro vegetal
(forma no hemo), esto se resuelve combinando alimentos que aportan
vitamina C (limón, tomate, perejil, verduras crudas, etc.), tal como sugieren
las ancestrales tradiciones culinarias.
Las legumbres son pobres en grasas, aunque ricas en lecitina, un fosfolípido
clave para la función cerebral.
87
Si bien la lecitina está asociada con la soja, por ser su fuente más conocida,
dicha sustancia está presente en todas las semillas de esta amplia familia
botitnica.
Propiedades terapéuticas
En
general
las
legumbres
se
aconsejan
en
estreñimiento,
hipercolesterolemia, hipertensión, problemas cardiovasculares, diabetes,
astenia,
parasitosis,
nerviosismo,
reumatismo,
desordenes glandulares, dispepsias, gota, cálculos
renales,
afecciones
hepáticas,
lactancia,
convalecencias, desgaste intelectual, crecimiento,
menopausia, vejez...
Su rico aporte de fibra convierte a las legumbres en
protectores
de
estreñimiento,
hemorroides,
apendicitis, divertículos, flebitis, várices. El.: secreto
es la presencia de fibra soluble, como la pectina,
saludable agente quelante que nos protege de
compuestos tóxicos: metales pesados, carcinógenos y
hasta radiaciones.
También las legumbres contienen ácido fítico (fitina),
sustancia que si bien bloquea la asimilación de ciertas
sales minerales, tiene un marcado efecto quelante e inhibidor de la
formación de sustancias cancerígenas en los intestinos y de la oxidación de
grasas, lo cual evita la hiperglucemia, la obesidad, los problemas
cardiovasculares y el cáncer de colon.
Otro elemento de las legumbres son las saponinas, fáciles de advertir por la
espumosidad del agua de cocción; son efectivos agentes reductores del
colesterol excesivo, al quelarlo e impedir su absorción. También estimulan la
secreción biliar y mejoran la digestión.
El más conocido aporte de las leguminosas son los compuestos hormonales
estrogénicos, útiles en problemas menopaúsicos.
Las legumbres contienen inhibidores enzimáticos y tiroideos, que por suerte
se destruyen con la buena cocción (2 horas a 85°C). Son sustancias que en
contrapartida también inhiben el desarrollo de oncogenes celulares
(tumores). También las legumbres aportan precursores del ácido cianhídrico
88
que se activan tras la molienda del grano, razón por la cual se aconseja
consumir harinas frescas y bien cocidas.
Usos y aplicaciones
Hay gran variedad de legumbres, que permiten una eficiente rotación, por
las mismas circunstancias que recomendamos la variación de todos los grupos
alimentarlos: diversidad culinaria y nutricional. En lo
posible es importante privilegiar el uso de legumbres
frescas (chauchas, arvejas, habas) o germinadas,
condiciones que tienen que ver con una mayor vitalidad
nutricional.
Como en el caso de los cereales, es preferible consumir
los granos enteros a las harinas o los patés, pues nos
"obligan" a extremar los cuidados de buena cocción y buena masticación,
elementos imprescindibles para la correcta degradación de los almidones.
En la cocción base valen recomendaciones similares a las que debemos
observar con los cereales: lavado, buen remojo (incorporando trozos de
algas que mejoran la digestibilidad de las legumbres) y adecuada cantidad
de agua (evitando desecharla, dado los valiosos nutrientes que contiene). No
usar sal ni bicarbonato en el remojo ni en la cocción.
Los tiempos de remojo, dosificación de agua y períodos de cocción, pueden
resultar relativos. En primer lugar depende de la frescura
del grano: a mayor antigüedad, mayor necesidad de
remojo y período de cocción. También influye el método
de cocción utilizado. Usando el método "termo", se evapora
menos agua, mientras que una cocción a fuego vivo
evapora más agua.
En todos los casos, la cocción se puede dar por concluida
solamente cuando los granos se hacen "puré" ante la presión de los
dedos.
La cocción termo requiere el adecuado remojo del grano a cocinar. Se lleva
todo a hervor, manteniendo la ebullición durante 15 minutos.
89
Entonces se apaga el fuego, se tapa la olla y se la cubre con una manta, a fin
de retener el calor. Luego de varias horas, el grano estará completamente
cocido, sin riesgos de quemados de ollas o pegados en el fondo y con un
notable ahorro de energía y nutrientes. Para mayor practicidad, se aconseja
realizar este proceso durante la noche (hacer el hervor a última hora, antes
de dormir), con lo cual nos encontraremos al despertar con el grano listo y
tibio. Si el grano no se deshace entre los dedos, se prosigue la cocción con
algunos minutos más de hervor.
Las legumbres cocidas pueden consumirse directamente,
complementándose a la perfección con cereales. Como hemos
visto, esta combinación en una misma comida, potencia la calidad
proteica del plato. No por caso las tradicionales combinaciones
cereal-legumbre son una constante en todas las civilizaciones.
El hecho de disponer hoy día de 7 u 8 cereales y una docena de legumbres
distintas, genera infinitas posibilidades de variación y complementación.
Desde simples combinaciones de cualquier legumbre con cualquier cereal en
un sencillo rehogado de verduras, hasta elaborados guisos, cazuelas o
paellas, pasando por croquetas o hamburguesas; sólo nuestra creatividad es
un límite a las variaciones culinarias.
Única recomendación: cuidar que las combinaciones tengan
aproximadamente 1/3 de legumbre y 2/3 de cereal.
90
Disponer de legumbres ya cocidas en la heladera, es una buena
recomendación para una eficiente y práctica cocina depurativa.
Los granos cocinados pueden conservarse hasta tres días en frío común (o
más tiempo en freezer) y permiten enriquecer cualquier comida donde
falte proteína, como el caso de ensaladas frías, sopas o rehogados de
verdura.
Asimismo, las legumbres cocidas permiten preparar rápidos patés para untar:
basta procesarlos para hacer un puré y adicionar condimentos a gusto.
Precisamente de un puré de legumbres nace el popular fainá, que no es otra
cosa que garbanzo cocido hecho pasta, extendido sobre una asadera como si
fuese masa de pizza y secado al horno. Actualmente el fainá se hace a partir
de la harina de garbanzo, pero en este caso debe cuidarse bien el remojo de
la mezcla con agua, de modo que la breve horneada permita una buena
asimilación de los almidones.
Otra antiquísima preparación culinaria en base a legumbres es el hummus de
Medio Oriente, que combina el puré de garbanzos con manteca de sésamo
(tahin), dando lugar a un plato proteico, equilibrado y sabroso.
Tampoco podemos olvidar al falafel, especie de hamburguesa árabe
preparada en base a garbanzos cocidos y procesados, con adición de cebolla,
puerro, pimiento, ajo, perejil, tomillo, pimienta o sal, entre otros.
A dicha masa se le da forma de hamburguesa con auxilio de rebozador de
arroz y se dora en plancha de hierro. Todas estas preparaciones pueden
también realizarse variando las leguminosas, adicionando cereales cocidos
(arroz, cebada, quínoa...) y con buena creatividad en el uso de los
condimentos.
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GRUPOS DE ALIMENTOS COMPLEMENTARIOS
ACEITES, ALGAS, CONDIMENTOS, ENDULZANTES
BEBIDAS, SUPLEMENTOS
ALGAS
Los vegetales acuáticos
Las algas son vegetales que crecen en agua, tanto dulce como salada. En
el océano constituyen el principal
componente del plancton marino.
Tuvieron mucho que ver con el origen
de la vida en el ámbito marino, pues
fueron los primeros organismos en
realizar fotosíntesis clorofílica. Van
desde los microscópicos organismos
unicelulares (como las espirulinas)
hasta las gigantescas kelp (el ser vivo
más largo del planeta).
Si bien las algas mantienen un sistema de organización primitivo, realizan
fotosíntesis como cualquier vegetal verde y tienen capacidad de sintetizar
proteínas, carbohidratos, lípidos, clorofila, ácidos nucleicos, vitaminas,
minerales y pigmentos. En las cápsulas espaciales se las utiliza para
regenerar el oxígeno y, luego de secadas, se las emplea como alimento para
los astronautas.
Aún no se ha tomado conciencia respecto al rol que pueden jugar las algas en
la problemática del hambre en el mundo, pues son una fuente espontánea e
inagotable de nutrientes que se desarrolla sin costo alguno en los dos tercios
de la superficie del planeta cubierta por agua.
Una razón más para detener la salvaje contaminación de los mares, de los
cuales podríamos sobrevivir en un futuro cercano.
Además, las mismas algas se están revelando, en experiencias de gran
escala, como magníficas depuradoras de las aguas contaminadas con
residuos de la actividad industrial (fosfatos, nitritos, anhídrido carbónico,
etc.).
92
Las algas también pueden cultivarse con gran rendimiento en pequeñas
extensiones de tierra. Un caso es la espirulina, que comparativamente brinda
más nutrientes y de mejor calidad por unidad de superficie con respecto, por
ejemplo, a la tan alabada soja.
Las algas están presentes desde hace milenios en la tradición culinaria de
Oriente y de culturas ancestrales americanas y africanas. Si bien en ciertas
poblaciones cumplen un rol nutricional importante (en Hawai se consumen
más de 70 especies distintas), hay millones de occidentales que
prácticamente las desconocen.
En Argentina son consideradas como un exótico ingrediente de la culinaria
oriental, pese a que nuestro litoral atlántico es un gran productor tanto
cuantitativo como cualitativo (kelp, wakame, agar-agar, cochayuyo, etc.).
Lamentablemente, casi toda la producción nacional se exporta y hay escasa
difusión de sus benéficos efectos.
Objetivamente debemos considerar a las algas como excelentes integradores
naturales para combatir el empobrecimiento causado por los procesos de
refinación industrial de nuestros alimentos. Su ventaja es la gran
concentración de nutrientes y la alta asimilación orgánica de los mismos.
Como dice el Dr. Muramoto, "es un tipo de comida en el cual uno puede
confiar”
Al inicio puede que no atraigan por su particular sabor, pero una vez que se
las comienza a utilizar, es difícil prescindir de ellas. Luego de ingerirlas, se
tiene la sensación de haber consumido algo verdaderamente nutritivo.
Hay distintos tipos de algas y se las divide en azules (hay quienes a
éstas las consideran bacterias), rosadas, pardas, doradas y verdes.
93
Las rosadas se desarrollan a grandes profundidades, destacándose entre las
más conocidas a las hiziki y las nori. De algunos ejemplares de este grupo se
obtiene el agar-agar, utilizado como gelificante.
Entre las pardas podemos citar a las kombu, las kelp, las fucus y el
cochayuyo.
Las diatomeas forman parte de las algas doradas y su
característica es que las paredes celulares están
formadas por estructuras silíceas en lugar de celulosa.
Por último, entre las verdes se destacan las excelsas
espirulinas de agua dulce. Mayor detalle de cada especie
puede hallarse en la monografía específica.
Nutrición y Terapia
Nutricionalmente las algas son ricas en proteínas, minerales y vitaminas (A,
B, C, E) y sobre todo en elementos difíciles de hallar en verduras terrestres,
fundamentalmente el yodo, mineral escaso en el suelo y más aún en tierras
agotadas por el cultivo intensivo. Excepto algunos pescados, las algas son
nuestra mejor fuente natural de yodo orgánico y asimilable. La hormona
tiroidea (tiroxina) se produce gracias a la presencia de este mineral y su
normal producción estimula el sistema nervioso simpático, incrementando la
tasa de oxidación celular y por ende el metabolismo corporal (utilización de
los macronutrientes).
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La carencia de yodo afecta los niveles sanguíneos de tiroxina y por tanto el
nivel de energía en el organismo, generando: fatiga, piel seca o amarillenta,
alta tasa de colesterol, entumecimiento de las extremidades, hormigueos,
aumento de peso, falta de memoria, dificultad de concentración, cambios de
personalidad, depresión, anemia, menstruación prolongada y dolorosa en
mujeres, etc. En los niños esta carencia genera desarrollo defectuoso a nivel
óseo, muscular, mental y nervioso.
Además de yodo, las algas también son ricas en otros minerales claves como
magnesio, calcio, potasio, hierro y oligoelementos como cinc, selenio,
manganeso, boro, cobalto, cobre, vanadio, etc. Algunas algas llegan a tener
un tercio de su peso en sales minerales (el caso de las hiziki), siendo las
mejores proveedoras en absoluto, y sobre todo de minerales biológicamente
asimilables por el organismo humano. Por ello su exitoso empleo en anemias,
osteoporosis y otros estados carenciales.
Además de minerales, las algas son muy ricas en
proteínas y principalmente en aminoácidos
esenciales (aquellos que el organismo no puede
sintetizar y que deben provenir del alimento).
Estas proteínas son muy asimilables debido a la
presencia de minerales y enzimas que facilitan
su absorción. Por ello se aconseja consumirlas
junto a cereales, que generalmente tienen
carencias de ciertos aminoácidos.
En general podemos decir que las algas son estimulantes del metabolismo,
aumentando el intercambio celular y mejorando la eliminación de toxinas.
Dada la gran presencia de antioxidantes (vitaminas y oligoelementos),
neutralizan el efecto de los radicales libres, responsables de acelerar el
proceso de envejecimiento en los tejidos. También reducen los niveles de
azúcar, colesterol y presión sanguínea.
En dietas vegetarianas (y también en convencionales), previenen anemias
por su contenido en hierro fácilmente asimilable y vitamina B12. Entre otras
cosas, esta vitamina es responsable de mantener un adecuado nivel de hierro
en sangre y es vital para funciones neuromusculares.
Las algas resultan ideales para dietas de adelgazamiento (además cubren
eventuales carencias nutricionales), diabéticos, embarazadas, niños y
convalecientes. Pese a ser bajas en grasa, azúcares y calorías, aportan
95
saciedad por su alto contenido en mucílagos, los cuales regularizan la
función Intestinal y protegen las mucosas digestivas.
Los mucílagos son polisacáridos que retienen varias veces su volumen en
agua y en los vegetales cumplen la función de reserva hídrica.
Fundamentalmente actúan sobre las mucosas.
En el estómago forman una capa viscosa que atenúa las irritaciones. En los
intestinos estimulan el peristaltismo. A nivel respiratorio calman la irritación
que provoca la tos.
El ácido algínico de las algas pardas (kombu, kelp, fucus, cochayuyo) es un
mucílago que ejerce un papel protector
de la mucosa gástrica, tapizándola y
dificultando el reflujo gástrico hacia el
esófago; también regula la acidez
estomacal y genera sensación de
plenitud.
Estudios realizados en distintos países
sobre las algas, demuestran propiedades
anticancerígenas (sobre todo a nivel de
colon y mamas), debido en gran parte a
un principio activo: la fucoidina. En
Japón se ha comprobado que funciona como un quimioterápico,
disminuyendo la virulencia y la progresión de los tumores. En laboratorio ha
mostrado una eficiencia de 84% en la eliminación de cáncer intestinal. Si
bien no se conoce exactamente su mecanismo de acción, al parecer tiene
que ver con la estimulación del sistema Inmunológico (kombu y fucus).
Muchas algas tienen un efecto fluidificante de la sangre. Algunos
investigadores lo atribuyen a un principio anticoagulante (similar a la
heparina), que no solo previene el infarto sino que favorece la eliminación
de grasas del circuito sanguíneo, bajando el colesterol malo (LDL) y subiendo
el bueno (HDL). En función a esto puede afirmarse que actúan como
limpiadoras de la sangre. Las algas poseen un delicado efecto antibiótico y
actúan selectivamente en la flora intestinal (sobre todo en el colon),
eliminando las bacterias que producen sustancias cancerígenas.
Las algas oscuras (o pardas) tienen el poder de prevenir el ictus, neutralizar
el efecto tóxico del consumo de sal refinada y reducir la tasa de colesterol.
96
Para los deportistas, las algas aportan mejoras en la circulación, la
oxigenación y la resistencia a la fatiga.
En general las algas combaten los efectos de las radiaciones (rayos X y
radioactividad) y la contaminación con metales pesados
(plomo, mercurio, estroncio, cadmio) y sales toxicas (nitritos,
sulfuros). Esto se debe en parte a su riqueza en yodo y en
parte al contenido de alginato de sodio (kelp y cochayuyo), lo
cual evita la fijación de aquellos en el organismo y favorece
su eliminación (en el intestino se transforman en sales
insolubles que se descargan del cuerpo a través de las heces).
La experiencia más importante de este efecto quelante, ha
sido la del pueblo japonés, tras las explosiones atómicas de la
Segunda Guerra Mundial.
Incluso las kombu han demostrado la propiedad de eliminar los isótopos
radioactivos aun cuando ya estén alojados en la estructura ósea. De allí su
justificada fama como desintoxicantes y depurativas. En la medicina
oriental son conocidas las propiedades de las algas para evitar
estancamientos corporales (hinchazones, nódulos, bultos), mejorar el
metabolismo corpóreo del agua, estimular el bazo y el páncreas, limpiar el
sistema linfático y alcalinizar la sangre. Única precaución sería para los
hipertiroideos, en cuyo caso conviene siempre la consulta médica. En estos
casos se puede hacer uso de las espirulinas, que son bajas en yodo, al
provenir de aguas dulces.
Formas de consumo
Excepto las espirulina que no requieren proceso alguno, en general se
aconseja consumir las algas previamente hidratadas,
tanto crudas (así se aprovecha al máximo su tenor
vitamínico y enzimático) como cocidas. Cuando se las
hidrata o cocina, consumir siempre el agua utilizada,
dado el gran contenido de sales minerales que pasan
al líquido. En caso de algas plegadas (como las
kombu) o enteras, pueden lavarse rápidamente para
eliminar eventuales restos de arena, antes de proceder al remojo o la
cocción, cuyo líquido no debe descartarse.
97
La persona que nunca ha consumido algas, conviene que las introduzca
paulatinamente en la dieta, para habituarse al sabor y permitir una correcta
adecuación por parte de su organismo, tal como ocurre con las legumbres.
De ese modo evitará los posibles síntomas de una brusca incorporación, como
gases (por el efecto desintoxicante que generan las algas), irregularidad
intestinal, efectos típicos de un ayuno y reacciones cutáneas. Nada de esto
ocurre con un gramo diario de espirulina, ni utilizando las kelp como sal o
mezclada con la sal marina (sal enriquecida), ni agregando unos copos de
nori a las ensaladas o a las sopas. Es difícil indicar una dosis de consumo
diario, ya que son distintas las algas y distintos los organismos. Como en
todo, el consejo es el equilibrio y un poco cada día. Siempre "algo es mejor
que nada".
En macrobiótica se recomienda una presencia del 5% (en volumen) en el
plato. Lo más riesgoso de un alto
consumo de algas puede ser el yodo,
aunque es un mineral generalmente
carente y cuya absorción resulta ser
bloqueada por gran cantidad de
elementos y situaciones. Es el caso de
carencias de cinc, presencia de nitritos
(aparecen en el agua, en los cultivos
fertilizados químicamente y en los
procesos
industriales),
alimentos
bloqueadores (crucíferas crudas, soja,
maní) y pérdidas en el agua de cocción.
Por otro lado hay que tener en cuenta el
yodo que se consume a través de medicamentos (colirios, antigripales),
antisépticos (utilizados en los procesos de la industria láctea) y aditivación a
la nefasta sal refinada (cloruro de sodio). Una sobredosis de yodo puede
manifestarse en forma de acné, trastornos gastrointestinales, urticaria y
conjuntivitis; síntomas que desaparecen con la simple eliminación del
consumo. Además del uso en la alimentación humana, las algas tienen gran
cantidad de aplicaciones prácticas. Externamente se utilizan en cosmética y
en problemas articulares, a través de la aplicación de emplastos (kelp).
También se utilizan en la alimentación animal, obteniéndose los mismos
beneficios que para humanos. Otra conocida aplicación de las algas es como
depurativa de aguas, campo en el cual es muy difundida la utilización de las
98
diatomeas como potabilizadoras (agua de consumo) y filtradoras (agua de
piletas). Estas algas fosilizadas también se utilizan para conservar granos y
semillas, protegiéndolos de hongos y bacterias.
Desde la antigüedad y en distintas civilizaciones, era conocido el uso de las
algas como fertilizante agrícola. Hoy se sabe que el efecto benéfico de las
algas en el suelo se debe al aporte de microminerales (oligoelementos),
carentes en la tierra y abundantes en el mar. Todas las algas benefician a los
suelos, pero particularmente se está desarrollando el uso de las diatomeas
en agricultura orgánica, sobre todo en aplicaciones familiares. A través de la
savia, la planta absorbe los 38 microminerales presentes en las algas y los
asimila con gran rapidez, pudiendo apreciarse una verdadera explosión de
crecimiento vegetal.
Las diatomeas también cumplen la función de Insecticida vegetal, ya que
provocan la desecación (no son tóxicas) de los insectos de sangre fría; esto
es muy útil para combatir pulgones, cochinillas, mosca de la fruta, etc. Esta
función también la cumplen en animales (garrapatas, pulgas) y en personas
(piojos) sin ningún efecto tóxico. El tema está desarrollado en una
monografía específica.
Propiedades de las algas:














Refuerzan el sistema inmunológico
Aportan nutrientes claves
Estimulan el metabolismo y el sistema endocrino (glándulas)
Reequilibran y remineralizan el organismo
Estimulan el aparato circulatorio
Limpian el sistema linfático
Retardan el envejecimiento por su efecto antioxidante
Coadyuvan en curas de adelgazamiento
Protegen y lubrican las mucosas
Regularizan la función intestinal
Son antirreumáticas y anticancerígenas
Bajan el azúcar y el colesterol
Depuran y fluidifican la sangre
Desintoxican el organismo
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Por lo tanto son aconsejadas en caso de:
 Problemas del sistema linfático e inmunológico
 Tendencia a enfermedades infecciosas y virales
 Constitución débil ó asténica
 Fatiga psicofísica y estrés
 Tumores en general
 Tratamientos radiológicos y quimioterápicos
 Anemia y convalecencias
 Falta de apetito
 Diabetes
 Estreñimiento
 Toxemia y estados de acidosis
 Hipotiroidismo
 Tendencia a alergias
 Inconvenientes cardiovasculares: presión, esclerosis, sangre espesa
 Desorden en el colesterol sanguíneo
 Períodos críticos: pubertad, crecimiento, embarazo, menopausia
 Padecimientos osteoarticulares: gota, reuma, artrosis, artritis
 Problemas gástricos: úlcera, gastritis, reflujos ácidos
 Obesidad y celulitis
 Necesidad de calcificación: fracturas, osteoporosis
 Prácticas deportivas y atléticas
 Contaminación ambiental, química o radioactiva
ESPECIAS Y CONDIMENTOS
Los duendes de la cocina
Las especias favorecen la digestión, realzan el sabor de la comida y dan un
toque distinto a platos corrientes. Basta una pizca de
estos "polvos mágicos" y nuestra mesa se convierte en
una alfombra, también mágica, que nos transporta hacia
horizontes lejanos. Pero más allá del placer sensorio,
hoy en día los condimentos se hacen muy necesarios en
nuestra alimentación cotidiana.
Se ha podido demostrar que añadir especias produce una
mayor abundancia de secreción salivar. Las especias, al
favorecer la salivación refuerzan nuestra actividad digestiva. Con las
100
especias, por el contrario, nos hallamos mejor capacitados para digerir
alimentos integrales.
Pero hoy sabemos también que el aumento del flujo salivar excita la
secreción de otros jugos digestivos. Esto quiere decir que la sensación
gustativa consciente, favorece las creaciones subconscientes del aparato
digestivo. El jugo gástrico, el jugo intestinal, el jugo pancreático y la bilis
circulan más abundantemente. Todos estos jugos aumentan el poder de la
digestión y la fuerza de descomposición, posibilitando un dominio más rápido
sobre la materia alimenticia.
Esta acción de las especias está ligada a un contacto inmediato con los
órganos sensoriales de la cavidad bucal y de la garganta. Los platos de
comida activan nuestra experiencia sensorial y es únicamente a continuación
que aparece un aumento del flujo salivar.
Pero hoy sabemos también que, el aumento de flujo salivar excita la
secreción de otros jugos digestivos. Esto quiere decir que la sensación
gustativa consciente, favorece las creaciones subconscientes del aparato
digestivo. El jugo gástrico, el jugo intestinal, el jugo pancreático y la bilis
circulan más abundantemente. Todos estos jugos aumentan el poder de la
digestión y la fuerza de descomposición, posibilitando un dominio más rápido
sobre la materia alimenticia.
Veamos, a modo de ayuda, las numerosísimas propiedades terapéuticas de
las especias y los condimentos disponibles en nuestras latitudes.
Especias y sus aplicaciones terapéuticas
• Ajedrea:
Digestivo,
evita
gases,
tónico
nervioso,
antiespasmódico, diurético, combate parásitos y cándidas,
expectorante, balsámico.
Uso: remojo y cocción de legumbres, salsas.
• Ají picante: Tónico, excitante, febrífugo, aperitivo, disminuye la
agregación plaquetaria (coagulación) de la sangre.
Uso: condimento de aplicación general.
• Ajo: Reduce la tensión arterial y el colesterol, mitiga las lesiones
arteriales y evita la formación de coágulos. Es antiséptico, expectorante,
101
antifebril,
antiparasitario,
antioxidante,
antiinflamatorio,
descongestivo, diurético, depurativo.
Uso: salsas, adobos, verduras, cereales, frituras.
laxante,
• Albahaca: Gripes, resfríos, tos, sinusitis, dolores de cabeza, artritis,
reumatismo, fiebre, hongos, cándidas (fresca), sistema inmunológico,
estimula la claridad mental, antiespasmódico, tónico nervioso, galactagogo,
afrodisíaco, antiinflamatorio.
Uso: pesto caldos, canapés, hojas frescas en ensaladas.
• Amapola: Refuerza las vellosidades intestinales, gases,
diarreas, dolores abdominales y nerviosos, aporta mucho calcio.
Uso: repostería, postres, panes, galletas.
• Anís: Digestivo, aperitivo, fermentación intestinal, tónico estomacal, mal
aliento, expectorante, mejora la secreción láctea, menopausia,
menstruaciones difíciles.
Uso: repostería, panes, dulces, lacto fermentados.
• Apio: Alcalinizante, estimula el apetito, rico en vitamina E, evita gases,
expectorante, antifebril, diurético, anemia, asma.
Uso: verduras, sopas, ensaladas, estofados.
• Canela: Estimula el corazón, los pulmones y el aparato digestivo,
expectorante, dolores de muela, tensión muscular, antiséptico,
antiparasitario, cándidas.
Uso: repostería, panes, dulces, compotas, infusiones.
• Cardamomo: Estimulante digestivo, activa el bazo y la mente aportando
claridad y alegría, vómitos, eructos, reflujos ácidos, cándidas.
Uso: café (disminuye la acidez), leche (evita mucosidad),
repostería, compotas, lacto fermentados.
• Cedrón: Estomacal, digestiones pesadas, estimula el apetito, sedante,
antiespasmódico.
Uso: postres, infusiones.
• Clavo de olor: Estimula el organismo (sobre todo pulmones y estómago),
energético, elimina escalofríos, desinfecta el sistema linfático, analgésico
(dolores dentales), cándidas, anticoagulante, antiséptico, antioxidante, evita
gases.
Uso: repostería, infusión, legumbres, dulces, verduras (repollo).
102
• Comino: Digestivo, aperitivo; elimina gases, anticoagulante, diurético,
elimina toxinas, calma úlceras gástricas y dolores de vientre, mejora la
secreción láctea.
Uso: panes, postres, repollo, chucrut, legumbres, empanadas.
• Coriandro: Digestivo, evita la formación de gases, antiespasmódico, mal
aliento, tónico del sistema nervioso, indicado en
gastritis, insuficiencia pancreática, infecciones
urinarias, cistitis, urticaria, erupciones, alergias,
quemaduras, garganta.
Uso: salsas, verduras (nituke), legumbres, panes, chucrut.
• Cúrcuma: Digestivo, problemas circulatorios, amenorrea, cándidas, tos,
faringitis, afecciones de piel, diabetes, artritis, anemia,
contusiones, reduce y modula el colesterol, cicatriza heridas,
mejora la flora intestinal, previene coágulos, protector
hepático, antibiótico, bactericida, purifica la sangre, estimula
la formación del plasma, mejora el flujo biliar y el
metabolismo de proteínas y grasas.
Uso: arroz (reemplaza al azafrán), verduras estilo hindú, postres, mayonesas,
colorante natural.
• Curry: Es una mezcla de especias: cúrcuma, fenogreco, pimienta blanca y
negra, coriandro, páprika, clavo de olor, canela, cardamomo,
comino, hinojo, enebro, girasol, jengibre, nuez moscada,
mostaza, amapola, pimentón y harina de Graham. Potente
desinfectante intestinal.
Uso: sopas, estofados, arroz, frituras, verduras (nituke).
• Enebro: Estimula el apetito, gases intestinales, mal aliento, diarreas,
antiséptico, diurético, cálculos renales, inflamación de
vejiga, expectorante, antiinflamatorio, menopausia,
emenagogo.
Uso: repollo, chucrut, remolachas.
• Eneldo: Reflujo ácido, gases intestinales, mal aliento,
antiespasmódico, antiséptico, estimula el apetito, diurético,
infecciones urinarias, aumenta la secreción láctea, hipo,
eructos y gases infantiles, estimula la menstruación.
Uso: ensaladas, yogurt, sopas, verduras.
sedante,
103
• Estragón: Aperitivo, digestivo, carminativo, antiséptico del tubo
digestivo, parásitos intestinales, estimula la menstruación, dolor
de muelas, refresca el aliento.
Uso: frituras, ensaladas, salsas (tártara), pepino milanesas,
estofados.
• Fenogreco: Gases intestinales, tónico alimenticio, convalecencia,
debilidad de los sistemas nervioso, respiratorio y reproductor
(los germinados son efectivos en debilidad seminal),
hipoglucemiante, hipolipemiante, incrementa la leche materna
(sopas) y el crecimiento capilar, cicatrizante (emplastos),
antiinflamatorio, celulitis, hemorroides.
Uso: sopas (harinas), germinados, mezcla de especias (curry).
• Hinojo: Antiespasmódico, debilidad digestiva en niños y ancianos, gases,
metabolismo de grasas, calambres, diurético, micción dificultosa, cándidas,
galactagogo, expectorante, menopausia, menstruación, estimula la
concentración mental.
Uso: sopas, verduras, panes, postres, fermentados.
• Hisopo: Estimula la secreción gástrica, expectorante, parásitos,
herpes, heridas, contusiones, dolor de muelas.
Uso: verduras, ensaladas, salsas, sopas.
• Jengibre: Digestivo, antiespasmódico, metabolismo de grasas, gases,
inapetencia, tónico cardíaco, baja colesterol y presión
arterial, anticoagulante, antiinflamatorio (problemas
articulares), dolores de cabeza, neuralgias, calambres
menstruales, náuseas, trastornos respiratorios, febrífugo,
afrodisíaco, antioxidante, defensas, cándidas.
Uso: platos dulces y salados, compotas, infusiones, sopas, ensaladas.
• Laurel: Estimula el apetito (antes de comer), digestivo (después de
comer), diurético, gases intestinales, regulariza el ciclo menstrual, sedante
nervioso, afrodisíaco.
Uso: salsas, hervidos, sopas, milanesas, verduras, estofados.
• Menta: Tónico general, digestivo, antiespasmódico, antiséptico intestinal,
alivia tensión emocional y congestión mental, analgésico (jaquecas)
insomnio, expectorante, resfríos, diurético, refrescante, dismenorrea, otitis,
fiebre.
Uso: verduras, sopas, habas, ensaladas, burgol, postres.
104
• Nuez moscada: Digestivo, antiséptico, estimulante general, antioxidante,
diarreas, gases, afrodisíaco (impotencia sexual), espasmos musculares
abdominales, incontinencia urinaria, eyaculación precoz, induce la
menstruación.
Uso: postres, panes, sopas, salsa bechamel, puré de papas, rellenos,
verduras.
• Orégano: Tónico estomacal, antiespasmódico, digestivo, estimulante
biliar, gases intestinales, antiséptico, expectorante, inflamación de vías
respiratorias, menstruaciones irregulares.
Uso: salsas, pizzas, ensaladas, verduras, pastas, legumbres.
• Paprika: Tónico, excitante, febrífugo y aperitivo, disuelve coágulos
sanguíneos y evita la formación de placa arterial.
Uso: condimento de aplicación general.
• Perejil: Aperitivo, diurético, evita gases, expectorante, antifebril, activa
la menstruación, disipa la retención premenstrual de líquidos, cálculos,
biliares y renales, antiinflamatorio (alivia lumbago y ciática), aporta
vitaminas (A y C) y minerales.
Uso: sopas, ensaladas, milanesas, estofados, mayonesas.
• Pimentón: Mejora sinusitis, parásitos intestinales, escalofríos
crónicos y circulación deficiente.
Uso: sopas, salsas, fiambres
• Pimienta: Buena para diabetes (pimienta negra), antiséptico, útil en
indigestiones crónicas, toxinas en el colon, obesidad, sinusitis, fiebre y
extremidades frías.
Uso: condimento de aplicación general.
• Pimienta
de cayena: Tónico, excitante, febrífugo y aperitivo,
hipoglucemiante
(diabetes),
antiséptico,
cicatrizante,
hemostático, problemas circulatorios (arritmia, circulación
periférica, angina de pecho, coágulos, arteriosclerosis,
trombosis, sabañones; úlceras varicosas) y articulares (artritis,
ciática, lumbago, reuma), cándidas, gripes, resfríos, aftas,
psoriasis, úlceras, jaquecas.
Uso: condimento de aplicación general
• Romero: Antioxidante, antiséptico, digestivo, antiespasmódico,
tónico, problemas hepáticos y biliares, gases, colesterol, estimula
105
el sistema nervioso, sedante, analgésico, hipotensión, vías respiratorias,
cándidas, desorden circulatorio y menstrual.
Uso: verduras, pan, vinagre, compotas, salsas, conservas.
• Salvia: Digestivo, antiespasmódico, estimulante biliar, antioxidante,
antiséptico, tónico nervioso, antifebril, diabetes, alivia exceso de
mucosidad, suprime secreciones mamarias, retiene la descarga seminal, seca
llagas y úlceras, favorece el equilibrio hormonal femenino, detiene
hemorragias, limpia obstrucciones emocionales, instaura calma y claridad
mental.
Uso: salsas, legumbres, verduras, estofados, sopas, infusión.
• Tomillo: Estimulante general, digestivo, antiespasmódico, antiséptico,
útil en fermentaciones intestinales, parásitos intestinales, es
diurético, sudorífico, favorece la circulación, activa el sistema
nervioso, alivia dolores de origen nervioso, vías respiratorias,
cándidas.
Uso: verduras, sopas, estofados, ensaladas, conservas.
• Toronjil: Antiespasmódico, estomacal, estimula la secreción hepática,
evita gases intestinales, es antiséptico, antidepresivo del sistema nervioso
(decaimiento), excitación nerviosa (ansiedad, insomnio, vértigo, cólicos,
náuseas), jaquecas digestivas.
Uso: frituras, dulces, arroz, ensaladas, jugos, verduras
• Vainilla: Digestivo, estimulante estomacal, antiespasmódico,
tónico del sistema nervioso, afrodisíaco, regulador menstrual.
Uso: postres, compotas, cremas, helados, leches, dulces.
LINO
Las grasas esenciales
Como su nombre científico lo indica, es "la más usada entre todas las
plantas" y se la siembra desde la más remota antigüedad (en Asia se cultiva
desde e15.000 a.C.) en climas templados y fríos.
La semilla
20% de su
su aceite.
de omega
106
de lino (Linum usitatissimum) posee una concentración de más del
peso en omega 3, porcentaje que se triplica cuando hablamos de
Junto a la chía, son las únicas fuentes vegetales con predominio
3 sobre los omega 6, tanto en las semillas como en el aceite.
Además de AGE, posee un concentrado de sustancias nutricionales y
terapéuticas de altísima calidad. Tiene un alto contenido de minerales
(potasio, fósforo, magnesio, calcio, cinc, hierro), vitaminas (B, C y E),
enzimas y fibra soluble (mucílagos).
El lino es el vegetal con mayor contenido de Iignanos, fitoestrógenos que
ayudan al equilibrio hormonal femenino y
reducen el riesgo de cáncer. Estas fitohormonas
protegen
especialmente
contra
tumores
intestinales (colon) y de sensibilidad hormonal
(mama, endometrio, próstata). Los lignanos no
se encuentran en el aceite de lino y su
aprovechamiento depende del consumo de la
semilla. Este concepto también es válido para
la valiosa fibra presente en la semilla de lino.
Los mucílagos presentes en el lino, pertenecen al tipo de fibra carente en la
dieta moderna: la fibra soluble. Además de activar la función intestinal,
nutre la flora, neutraliza el exceso de acidez, estabiliza la glucosa en sangre
y regula el colesterol.
La mejor forma de asumirla es a través del consumo de la semilla
triturada (harina) o bien remojando una cucharada de semilla en
un vaso de agua durante toda la noche. Este último sistema
solubiliza el mucílago en el agua, pero al ingerir las semillas
deberemos masticarlas muy bien para acceder al contenido
interno de los granos.
El consumo regular de lino ayuda en problemas de piel seca, soriasis, acné,
eccemas, sed anormal, síntomas menopaúsicos, colesterol elevado, presión
alta, constipación e inflamación intestinal. Además resulta útil en
afecciones más complejas como esclerosis múltiple, lupus, enfermedades
mentales, problemas cardiovasculares y circulatorios, diabetes, reumatismo,
tumores y síndrome premenstrual.
La medicina ayurvédica indica al lino para regenerar el tejido pulmonar,
tanto en congestiones, afecciones crónica o procesos degenerativos
(tumores). Recientemente comenzó a cultivarse en nuestro país una nueva
variedad de lino, denominada "gold" o "dorada", se trata de un
mejoramiento realizado por la Universidad Estatal de Dakota (EEUU) que ha
permitido lograr una variedad de mejor sabor comestible, con ligero gusto a
107
nuez, ideal para consumirla como harina. Este sistema de consumo favorece
la buena asimilación de la semilla de lino; es necesario molerla y consumirla
en crudo, sin someterla a procesos de cocción que alterarían sus virtudes. Se
puede espolvorear sobre cualquier comida (sopas, cereales, ensaladas, etc.)
a modo de condimento. De allí la importancia de preparados como el
Multisemilla o el Queso Rallado Vegetal, realizados con semillas molidas de
lino, girasol y sésamo. En el caso del aceite, para obtener sus benéficos
efectos es necesario que sea de primera prensada en frío (por debajo de los
400C) y que no posea ningún proceso de refinación; solo decantación
natural. Es un aceite muy sensible a la oxidación, por su carencia de
antioxidantes, lo cual obliga a preservarlo de la luz directa y de la
temperatura. Por ello se lo envasa en botellas oscuras y pequeñas,
aconsejándose su conservación en heladera. Se lo debe consumir crudo a
cucharadas, en ensaladas o sirviéndolo sobre el plato, pero nunca expuesto a
procesos de cocción.
Tanto con la semilla como con el aceite de lino, conviene ser cautos en su
consumo (sobre todo en embarazos y
lactancia), dada la presencia de algunos
antinutrientes (Iineina, una proteína de
efecto purgante y un factor antagónico
de la vitamina B6). También se habla de
su contenido en ácido cianhídrico
(característica que comparte con la
almendra y otras pepitas de frutos de
carozo); sin embargo las investigaciones
sobre la vitamina B17 y los tumores (ver
monografía "Semillas de damasco y
cáncer") valorizan este principio activo.
El cuerpo dispone de una enzima
(rodanasa), que neutraliza al cianhídrico
y lo transforma en subproductos que no
solamente no son tóxicos, sino que resultan ser nutrientes benéficos para el
organismo. Esta enzima abunda en todo el cuerpo, pero no existe en las,
células cancerosas, que por tanto no tienen protección ni defensa contra el
ácido cianhídrico. Más allá de estas disquisiciones, el consumo de un par de
cucharadas diarias de semilla o aceite de lino, no ofrece ningún tipo de
riesgo.
108
BEBIDAS
Lácteos vegetales
Reemplazo eficiente
Frente a la indiscutible problemática generada por el consumo masivo de
productos lácteos de origen animal, estas recetas pretender servir como
alternativa natural y casera destinada a niños y adultos.
Se pueden obtener exquisitas leches vegetales a partir de semillas licuadas,
con similares texturas a las de origen animal, pero con mejor sabor, mayor
cualidad nutricional, alto poder vitalizante y ningún efecto negativo. Se
trata de elaboraciones necesariamente artesanales y caseras, dada su baja
conservación (2-3 días en heladera), pero sencillas y rápidas, en la medida
que organicemos y regularicemos los procesos previos.
Es absolutamente recomendable y necesario, el proceso previo de
activación (remojado) de las semillas a utilizar.
Esta hidratación (ver tiempos en la tabla de
germinados), no solo despierta importantes
procesos transformativos a nivel nutricional, sino
que facilita el procesamiento, mejora la textura
del producto final y optimiza su digestibilidad.
Para obtener los mejores resultados en las
leches, es aconsejable una licuadora de
potencia (buen filo de cuchillas y alta
velocidad), a fin de procesar la mezcla el tiempo
suficiente y necesario para desmenuzar
adecuadamente la semilla y permitir la máxima transferencia de nutrientes
al agua. También puede usarse un mezclador de mano (mixer) o una
licuadora convencional.
La proporción de agua y la técnica a utilizar, depende de aquello que
deseamos a nivel de sabor y textura. Hay quienes trabajan con poca agua al
inicio, licuando un puñado de almendras peladas con el agua suficiente
para un correcto procesamiento. Luego se filtra el licuado con auxilio de un
lienzo, estrujando a fondo para extraer todo el líquido posible (el residuo
sólido puede utilizarse en granolas o galletas), siendo las últimas gotas las
más importantes. El fluido se licua nuevamente, agregando ahora el resto
del agua (en total se usan 2 litros), 2 cucharadas de miel de abejas, 1
cucharada de aceite de oliva virgen, esencia de vainilla y 1 cucharadita de
109
salmuera (sal de roca líquida). Así obtenemos 2 litros de leche de textura
sedosa y cremosa, que podemos conservar 2-3 días en heladera.
Otra técnica trabaja con toda el agua al comienzo y luego filtra con
colador. Este procedimiento es más rápido y solo requiere algo más de
procesamiento en licuadora para lograr un buen desmenuzamiento de la
semilla, aunque el resultado final sea tal vez menos cremoso y sedoso al
paladar respecto a la técnica anterior. Los residuos colados son siempre
aprovechables para otras preparaciones (galletas, patés, salsas, rellenos). De
todos modos, el colado de estas leches vegetales no es algo imprescindible
desde el punto de vista nutricional o digestivo, al contrario; solo se hace
para imitar la textura láctea a la cual estamos familiarizados.
En todos los casos, si bien se usa agua común, es siempre recomendable
emplear agua enzimática y de ser posible, dejar unos minutos a temperatura
ambiente para que se active el proceso fermentativo, tras lo cual se guarda
en heladera. Ciertas semillas brindan mejores sabores y texturas (similar al
yogurt) luego de estacionarse unas horas, conservando luego en heladera.
Además de las semillas oleaginosas, también podemos hacer
interesantes leches vegetales con cereales como la quínoa,
el amaranto, la cebada o la avena. Dada la alta presencia
amilácea, es recomendable una buena activación, el uso del
agua enzimática y la maceración de unas horas para
asegurar el correcto desdoblamiento de los almidones.
En función al bajo contenido graso de estas semillas, conviene enriquecer
las leches de cereales con unas cucharadas de aceite de presión en frío
(oliva, girasol, chía, lino, sésamo), que mejoran la textura y el contenido en
ácidos grasos esenciales.
A nivel gustativo, la posibilidad de experimentar con distintas semillas y
sabores, es un beneficio nada despreciable que permite evitar la monotonía,
descubrir nuevos gustos, sorprender y sorprendernos. En este sentido, las
especias serán de gran ayuda, digestiva y gustativa. Podemos emplear las
clásicas (extracto natural de vainilla, canela en polvo) o bien experimentar
con sabores no convencionales (cardamomo, clavo de olor, regaliz).
Sugerimos agregar siempre unas gotas de salmuera (sal de roca líquida),
cuya presencia realza sabores y valores nutritivos por el rico aporte de
oligoelementos.
110
Pero las especias no son los únicos acompañamientos
enriquecedores para nuestras leches vegetales.
Podemos hacer uso de una batería de recursos de alta
calidad nutricional y buen sabor. Un ejemplo es la
harina de algarroba, totalmente soluble y asimilable,
rica en azúcares naturales, con un exquisito sabor a
cacao y un alto contenido en fibra soluble; es el ingrediente ideal para
obtener deliciosas “chocolatadas” vegetales. Incluso el cacao amargo,
aunque nutricionalmente inferior a la algarroba, es también recomendable.
Otro acompañamiento energizante y estimulante, es la raíz de maca en
polvo. Este tubérculo, llamado el “ginseng andino”, tiene muchas
propiedades y debe usarse con moderación debido a su alto efecto
energético. También podemos usar algas en polvo (espirulina, kelp), que en
baja dosis aportan un excelente toque enriquecedor.
Además de la harina de algarroba, otros endulzantes recomendables para
nuestras leches vegetales son la miel de abejas y el azúcar mascabo.
También podemos hacer uso de frutas, tanto frescas como deshidratadas
(higos, pasa de uvas, dátiles, peras, duraznos); en este último caso previo
remojo en agua tibia al menos 30-60 minutos.
El uso principal de las leches vegetales es como bebida altamente nutritiva,
y si bien resultan fáciles de digerir (aún por parte de estómagos delicados o
ancianos), siempre vale la recomendación de no exagerar; en general su
poder saciante evita tal descontrol. Se pueden emplear en desayunos,
meriendas o entre horas; siendo bebida ideal para bebes, deportistas e
intelectuales. También se prestan para interactuar con otros alimentos:
sirven para preparar el kéfir de leche, salsas como la clásica bechamel,
desayunos como el porridge o las granolas, licuados frutales o sopas
sustanciosas.
Otras semillas como los cereales, suelen ser sometidas a la cocción para dar
lugar a leches vegetales; es el caso del arroz, la
cebada, la quínoa o el maíz blanco partido. En este
último caso estamos hablando de la ancestral
mazamorra, preferible siempre con maíces andinos,
no transgénicos. Genéricamente debemos remojar los
cereales con 10 partes de agua, durante 10-12 horas
(toda la noche). Por la mañana llevamos a hervor (se
puede agregar chaucha de vainilla, canela en rama o
111
cáscaras de cítricos) y luego bajamos a fuego mínimo, cocinando con difusor
de calor durante una hora (media hora en el caso de la quínoa). Luego
colamos (los granos pueden utilizarse aparte, o dejarlos como en el caso de
la mazamorra) y podemos endulzar con miel de abejas, azúcar mascabo y/o
harina de algarroba.
SUPLEMENTOS
Suplementar las carencias
Esta propuesta nutricional asegura nuestras necesidades, considerando el uso
de productos integrales u orgánicos. Dado que además estamos sujetos a
exigencias puntuales que consumen gran cantidad de nutrientes, conviene
hacer uso de suplementos que nos resguarden de carencias. El estrés,
además de provocar daños en los sistemas nervioso, inmunológico y
circulatorio, es un gran consumidor de nutrientes, dado el estado de
permanente emergencia orgánica que genera.
El magnesio es un buen ejemplo para ilustrar el concepto de las carencias.
Entre otras cosas, este mineral resulta clave para: la correcta transmisión de
los impulsos nerviosos, el trabajo de los músculos, regular la permeabilidad
celular, el desarrollo de la estructura ósea (en su ausencia, el calcio no se
asimila), la producción de enzimas, la replicación del ADN y evitar que las
células se sobreexciten ante la presencia de las hormonas generadas por el
estrés. En esta última situación, el organismo acude a las reservas de
magnesio (depositadas en la estructura ósea), transportándolas al flujo
sanguíneo. Luego de cumplir su función, el mineral es excretado del cuerpo,
magnificándose este drenaje ante la prolongada exposición a situaciones
estresantes.
En condiciones normales podríamos reponer la pérdida de magnesio con la
dieta, pero hete aquí que nos encontramos con serias carencias en los
alimentos producidos industrialmente. Todo comienza con su ausencia en los
suelos, por agotamiento y por ser uno de los minerales inhibidos por la
fertilización química a base de nitrógeno. Ya vimos que de suelos
empobrecidos surgen plantas y semillas proporcionalmente carentes. A esta
pérdida debemos agregar la que generan los procesos de refinación. Se lo
retira del trigo, al eliminar el germen y el salvado para dar lugar a la harina
blanca. También se lo elimina en la sal, donde se destila el cloruro de
112
magnesio (responsable de la “molesta” capacidad de absorción de humedad)
para evitar la formación de terrones. La carencia de magnesio en el
organismo (muy común en nuestra sociedad) genera variados trastornos
nerviosos, dificultades de concentración,
palpitaciones, problemas de evacuación,
debilidad muscular, ósea y cartilaginosa e
insuficiencias renal y hepática. No es
difícil entender porque la necesidad de
suplementación.
También los ácidos grasos esenciales,
como elementos constitutivos de los
mensajeros hormonales, son requeridos en situaciones de estrés. Lo mismo
ocurre con otros minerales (fósforo, potasio, hierro, zinc, selenio, yodo),
vitaminas (sobre todo de los grupos B, C y E), lecitinas y antioxidantes.
Veamos entonces los suplementos alimentarios más aconsejables para
compensar este consumo extra, por ser totalmente naturales, económicos,
fáciles de consumir y de asimilar.
• Germen de trigo: Es la parte vital de la semilla de trigo; aquella que a
expensas de las reservas de almidón almacenadas en el grano y en presencia
de temperatura y humedad, da lugar a una nueva planta. Por ello posee una
alta concentración de enzimas, proteínas, ácidos grasos poliinsaturados,
minerales (es el alimento más rico en magnesio) y vitaminas (E y B). Sin
embargo es uno de los elementos que la industria elimina en la harina
refinada (blanca), a fin de asegurarse conservación prolongada (los ácidos
grasos al contacto con el oxígeno generan ranciedad). Dado que es rico en
sustancias sensibles a la temperatura, el germen debe utilizarse en crudo,
espolvoreándolo sobre las comidas a modo de queso rallado. Por su carencia
de sabor, se sugiere mezclarlo con otros suplementos sabrosos como la
levadura y las semillas molidas de girasol, sésamo y lino.
• Levadura de cerveza: Es un cultivo de hongos microscópicos cuya
composición se asemeja mucho a la del huevo. La levadura
para ingesta, a diferencia de la utilizada en panificación,
está inactivada. Posee proteínas (contiene todos los
aminoácidos esenciales), vitaminas (todas las del grupo B) y
minerales (zinc, hierro, magnesio, fósforo, potasio,
selenio). Para que resulte efectiva debe ser integral, es
decir sin el tratamiento de desamargado (lavado que elimina componentes
113
claves de la levadura) que realizan ciertos productores industriales para que
el consumidor no advierta su gusto amargo. Precisamente este sabor es
importante al mezclar la levadura con germen de trigo y semillas molidas,
conformándose un sabroso aderezo que se aplica en crudo sobre sopas,
ensaladas y cereales.
• Algas: Son vegetales que crecen bajo el agua (salada o dulce). Concentran
gran cantidad de minerales (sobre todo yodo y magnesio), vitaminas,
proteínas, clorofila, carotenos y fibras que protegen la flora intestinal. Como
las verduras, cada tipo de alga tiene sus características particulares. Los
mayas eran grandes consumidores de
espirulina, alga de agua dulce, rica en
proteínas (posee 21 de los 23 aminoácidos y
los 8 esenciales, sobre todo triptofano que es
un potente antidepresivo), vitaminas (es la
fuente natural más rica en B12), minerales
(hierro,
magnesio,
potasio),
enzimas,
antioxidantes y ácidos grasos esenciales. Los
pueblos marinos han usado desde siempre diferentes tipos de algas. Las más
conocidas son las kombu (las más ricas en yodo, vitaminas B y A), las
wakame (ricas en vitamina B) y las nori (pueden consumirse crudas, son
ricas en carotenos, potasio, fósforo). Generalmente se las cocina junto al
arroz o a las legumbres, a las cuales les transmite su particular sabor y en el
caso de las legumbres, mejora su digestibilidad.
• Pan de abejas: Es una mezcla (también conocida como Energizante) con
la cual las abejas alimentan a sus crías. En su
constitución aparecen el polen, la miel y una
pequeña porción de propóleo. El polen macerado
en miel se asimila totalmente (desperdiciamos el
70% cuando lo ingerimos solo) y por ello se
consume en pequeñas dosis (cada día una
cucharadita de café en ayunas). Este suplemento
tiene el sinergismo y la sumatoria de propiedades
de sus tres constituyentes. Posee gran cantidad de vitaminas, minerales
(hierro, potasio, fósforo, magnesio y más de 30 oligoelementos), aminoácidos
(rico en triptofano, eficaz antidepresivo), antioxidantes (flavonoides) y
enzimas. Los efectos reconstituyentes y estimulantes de este compuesto lo
hacen muy similar a la jalea real, aunque sin sus inconvenientes. Por ser
114
altamente inestable, la jalea real requiere cadena de frío para preservar sus
principios y no generar sustancias tóxicas (radicales libres), algo difícil de
garantizar desde la colmena hasta la boca del consumidor.
• Cloruro de magnesio: Ya vimos la problemática de la carencia de
magnesio. Los alimentos más ricos en este mineral son: el girasol, el germen
de trigo, la levadura de cerveza, los cereales integrales, las legumbres, las
semillas (almendras, maníes, pistachos) y el jengibre. Siendo parte
constitutiva de la clorofila, está presente en las hojas verdes. También es
abundante en el agua de mar (sal marina). Pero una forma fácilmente
asimilable es el cloruro de magnesio. Se prepara disolviendo 30 gramos en un
litro de agua hervida fría (no utilizar recipientes ni objetos metálicos, usar
vidrio y madera); basta con tomar diariamente una copita de licor de dicha
solución.
• Jengibre: Es una de las raíces condimentaria y medicinal, de uso más
antiguo. Dado que se lo utiliza en dosis pequeñas no podemos considerarlo
un suplemento nutricional, pero su valor está dado por los maravillosos
efectos que produce en el organismo. Es digestivo,
antiespasmódico, mejora el metabolismo de las
grasas, evita la formación de gases, combate la
inapetencia, es tónico cardíaco, baja el colesterol
y la presión arterial, fluidifica la sangre, es
antiinflamatorio (útil en problemas articulares),
mitiga los dolores de cabeza, las neuralgias y los
calambres menstruales por frío, resulta eficaz en
trastornos respiratorios, desórdenes de la memoria, náuseas, mareos y
estados febriles, es afrodisíaco, antioxidante y estimula las defensas. Se
puede usar fresco (rallado en comidas dulces y saladas, o adicionando su
jugo en infusiones), seco (bebiendo su cocimiento) o en polvo (a modo de
pimienta). Un suplemento maravilloso y placentero.
• Semillas: Si bien están incluidas en la estructura dietaria propuesta, su
riqueza de elementos (es un compacto almacenaje de los nutrientes
necesarios para dar vida a una planta) y la facilidad de su consumo entre
horas, las convierten en naturales suplementos nutricionales. Aunque todas
son ricas en ácidos grasos, proteínas, minerales y vitaminas, veamos
rápidamente las principales dotes de las más usuales.
• Nueces: son el vegetal más dotado de antioxidantes, ricas en zinc,
magnesio, hierro, vitamina E, omega 3 y 6.
115
• Nueces de pecan: igual que las comunes pero con mayor cantidad de zinc.
• Almendras: calcio, magnesio, hierro, fósforo, potasio, zinc, vitaminas B y
E.
• Sésamo: hierro, calcio, magnesio, lecitina, zinc, cromo, silicio, vitaminas
B, C y E, antioxidantes, ácidos grasos, mucílagos.
• Girasol: hierro, magnesio, fósforo, potasio, zinc, vitaminas A, B, E y F,
ácidos grasos, enzimas.
• Maní: calcio, fósforo, potasio, magnesio, zinc, vitamina B y E, ácidos
grasos.
• Aceitunas negras: calcio, potasio, magnesio, ácidos grasos, fibra.
• Castañas de pará: hierro, fósforo, calcio, magnesio, potasio, zinc,
vitaminas B y K, es el vegetal más rico en selenio.
• Castañas de cajú: hierro, potasio, fósforo, zinc, vitamina B.
• Zapallo: zinc,
antiprostáticos.
hierro,
selenio,
fósforo,
aminoácidos,
principios
• Pistachos: hierro, calcio, fósforo, magnesio, potasio, vitamina B, ácidos
grasos.
COMAMOS DIARIAMENTE ALGO DE CADA GRUPO
A fin de garantizar equilibrio nutricional y
terapéutico (y no depender de nuestra limitada
capacidad
de
racionalización
alimentaria),
deberíamos tomar el hábito de consumir
diariamente algo de cada grupo en los cuales
basamos la organización de nuestra despensa. O
sea: alguna fruta, alguna hortaliza, alguna
semilla, algún alga, algún aceite, algún condimento, etc.
Con el paso de los días iremos instalando con fuerza un hábito nemotécnico
saludable que se revelará útil en nuestro proceso de transición y nos pondrá
a reparo de excesos y carencias. Por cierto que un organismo
fisiológicamente ordenado no necesitará tal sumatoria de elementos en
una jornada, pero no olvidemos que provenimos de hábitos crónicamente
116
desequilibrados y carenciales; por tanto este simple método nos permitirá
recuperar amplitud de criterio e instintiva capacidad para satisfacer las
cambiantes demandas del cuerpo.
No hay alimento perfecto y cada uno tiene lo suyo, razón por la
cual es aconsejable rotar y alternar los integrantes de cada familia
alimentaria, tratando de quedar a reparo de excesos y carencias.
El hecho de identificar los alimentos por grupos, nos permitirá utilizarlos en
forma racional hasta familiarizarnos intuitivamente con ellos, evitando así
errores e improvisaciones. Esto nos dará la necesaria flexibilidad para ir
adecuando la nutrición a los variables requerimientos personales y
estacionales.
Otra finalidad de identificar los grupos alimentarios de la despensa, tiene
que ver con la conveniencia de ingerir algo
de cada grupo a lo largo del día. Al trabajar
una diversidad de alimentos, las cantidades
serán pequeñas y esto nos conducirá a la
frugalidad alimentaria.
El concepto mismo de lo vivo, sugiere
basarnos en lo fresco y vital. Así que el
concepto de almacenamiento, en el marco
de una alimentación viva, lo orientaremos principalmente al manejo de
semillas y de procesos enriquecedores (fermentaciones).
Por otro lado resulta imprescindible que la mujer se reconcilie con su
biológico rol nutricio.
Por cierto que resulta anacrónico rescatar la antigua figura de la ama de
casa que dedicaba todo el día al acto culinario. Los tiempos han cambiado y
parece utópico volver atrás. Pero por suerte, a través de renovados
conceptos como el de la alimentación viva, es posible conciliar estas
exigencias con pragmatismo.
Si bien la mujer cambió de rol, ahora es posible resolver esta dicotomía con
menos tiempo que antaño y en forma más saludable. Lo que se requiere es
planificación, organización y eficiencia. La tarea puede ser incluso
compartida entre los distintos miembros del grupo familiar.
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Pero no puede faltar el rol planificador e integrador de esta remozada "ama
de casa" moderna. La nueva forma de
entender el uso de la cocina que aquí
proponemos, debe ser práctica, variada,
sabrosa, organizada y vitalizante.
Para lograr esos objetivos es necesario tener
muy en claro aquello que ensucia y aquello
que depura nuestro organismo.
Y sobre todo, tener claro que es la única
forma real de resguardar la calidad de vida
de todo el grupo familiar, algo evidente frente al fracaso del actual
paradigma de salud. Dado que todo el grupo familiar obtendrá beneficio de
estos cambios, es motivo suficiente para comprometerlos como
colaboradores de la tarea culinaria.
El hecho de trabajar en la cocina con germinación de semillas, es
una excelente oportunidad para integrar niños, adolescentes y
mayores a la tarea de producción y monitoreo de nuestro
enriquecimiento alimentario. Resulta estimulante seguir el
proceso de activación y cultivo de la vida latente en una semilla y
es interesante hacerlos responsables de algo que, además de ser
atractivo, los hará sentir importantes contribuyentes del aporte
vitalizante que beneficiará al grupo familiar. ¿Y por qué no
integrar también a los ancianos a estas tareas, si los tenemos en
casa y con tiempo disponible?
Abordando una nutrición de este tipo, la moderna ama de casa encontrará
que se pueden resolver las necesidades nutricionales y mejorar la salud del
grupo familiar, con mucho menos tiempo, esfuerzo y gastos. Como todo
primer contacto con algo nuevo, al principio parecerá complicado, porque
debemos salir de hábitos culturales arraigados, pero rápidamente veremos
que todo es más sencillo y no lleva tanto tiempo.
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Bibliografía consultada
Nutrición vitalizante – Néstor Palmetti
Desorden intestinal – Néstor Palmetti – Cristina Castells
Cuerpo saludable – Néstor Palmetti
Alimentos saludables – Néstor Palmetti y M.C. Castells
Cocina de transición hacia la era de Acuario - María Cristina Castells
Semillas vitalizantes – Néstor Plametti
Más energía y salud con los germinados – Luisa Martín Rueda
Brotes y germinados caseros - Dr. Soleil
Los germinados en la alimentación – C. Gelineau
La cultura de los germinados – Marc Ams
Semillas y germinados - Dr. Jensen
Propiedades de las frutas - Manuel Alfredo Martí. Artículo de libre
circulación en Internet
Algas….extraído de la monografía "Los vegetales acuáticos”
Y artículos de libre circulación en internet…
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HIPÓCRATES
Hipócrates, llamado el padre de la medicina tenía como precepto médico, la
famosa frase de su autoría "Que la comida sea tu alimento y el alimento tu
medicina" que sintetiza una verdad descomunal, una frase que si se tuviera
en cuenta en la vida contemporánea, ayudaría a toda la humanidad,
alejando las enfermedades. La medicina del genial Hipócrates, propiciaba la
exclusiva utilización de los agentes naturales, como la alimentación, el agua,
el ayuno, los ejercicios, etc., él fue el primer naturista, y sus ideas no han
dejado de tener validez, a pesar de los años.
También dijo: "Natura morborum medicatrix", “La naturaleza cura las
enfermedades”.
INFORMACIÓN PARA LA FAMILIA:
Coordinadores del Área de Música: Lorena Catanzaro y Christian Cordón
[email protected]
Teléfono de la escuela: 471-1257
Dirección: Calle 508 Nº1982 e/14 y 15 – Gonnet – La Plata – Buenos Aires – Argentina
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