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Los Indios Americanos del Sureste (HA)
La región cultural del Sureste se extiende de la parte sur del Valle del Ohio al Golfo de México
y de Texas al Océano Atlántico. Las fértiles llanuras costeras de esta región, sus valles de ríos,
montañas y pantanos todos tienen veranos largos, cálidos e húmedos e inviernos templados. En este
paisaje verde el cultivo les resultaba bastante fácil a los habitantes del Sureste.
Pueblos Construidos en Torno a Túmulos Algunos pueblos del Sureste construyeron
ciudades dominadas por grandes túmulos de tierra. Los primeros túmulos eran lugares de
entierro. Siglos después se hicieron túmulos de varios pisos de alto como plataformas para
templos.
La construcción de estos túmulos llevaba meses, incluso años, porque había que transportar cestas
de tierra de una en una. Los trabajadores que construían los túmulos no tenían tiempo para ayudar
en el cultivo o en la búsqueda de alimentos. Sin embargo, los habitantes del Sureste habían
desarrollado un tipo de maíz que crecía tan rápido que permitía hacer dos cosechas al año. Los
agricultores producían suficiente comida para alimentar a los que construían los túmulos.
Un solo pueblo del Sureste pudiera haber tenido entre 2 y 12 túmulos ubicados en torno a la plaza
central. La gente agrupaba sus viviendas en torno a estos túmulos. Construían sus viviendas con
tiras de árboles jóvenes, entrelazados para formar un armazón rectangular y emplastadas con barro.
Los techos eran puntiagudos y hechos con hojas.
Una Región Fértil Más allá de sus viviendas los campos se extendían en todas direcciones. Gracias
al largo período de crecimiento de la región, los habitantes del Sureste dependían del maíz, el
frijol, la calabaza y el girasol para la mayor parte de sus alimentos.
Las mujeres labraban los campos con azadones de piedra, concha u omóplatos de animales sujetos
a mangas de madera. A veces los hombres cazaban, usando cerbatanas para ardillas, conejos y
guajolotes y arcos y flechas para animales grandes como los venados. Incluso volvían a casa con
caimanes y tortugas.
Para completar su variada dieta, las mujeres recolectaban plantas comestibles como camotes, arroz
salvaje y caquis. Como llevaban sencillas faldas cortas de piel de venado, no tenían que dedicar
mucho tiempo a hacer ropa. En vez de eso, tenían tiempo para crear anillos, aretes, brazaletes y
horquillas con piedras, conchas, plumas, perlas, huesos y barro.