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FICHA Nº 1: Perspectiva epistemológica y conceptos centrales
AÑO: 2012
UNIDAD 1: PERSPECTIVA EPISTEMOLÓGICA
Y CONCEPTOS CENTRALES
A.- Perspectiva teórico epistemológica:
La asignatura tiene como objeto de estudio la "intervención social"
desde una mirada historiográfica. La intención es lograr una
comprensión del tema central reconstruyendo las múltiples formas
que el mismo ha adquirido en diferentes momentos históricos. Se
trata entonces de una propuesta que se sostiene en una
concepción epistemológica que privilegia la complejidad, desde la
articulación de diferentes planos temporales y espaciales, tanto
como la identificación de los múltiples significados de los
fenómenos. En otras palabras, sustentamos una concepción que
considera que la construcción de conocimientos es siempre guiada
por la pregunta, la inquietud por un saber que vaya más allá de lo
obvio, de lo dado, de “aquello” que aparece a primera vista. Esta
interrogación constante encierra una suerte de sospecha sobre lo
ya dicho, escrito y oído, constituyéndose en la llave para la
construcción de conocimientos sobre una realidad constantemente
cambiante. Además, debemos decir que esta "actitud" frente al
conocimiento necesita del condimento de la pasión, del
inconformismo y del deseo de aprender, por lo que se juega
activamente la voluntad subjetiva.
Nociones acerca del entramado teórico
Por otra parte, y en correspondencia con lo que estamos
desarrollando, consideramos que iniciar un proceso de
comprensión significa dar cuenta de una perspectiva teórica que
guía esa misma comprensión, esto quiere decir establecer un
régimen de la mirada que posibilite condiciones para producir el
diálogo con la realidad y en ese diálogo construir conocimientos.
Por teoría, se entiende la articulación específica de conceptos y
categorías que permiten establecer tipos de explicaciones para
distintos tipos de problemas, ya sean planteados directamente por
el contexto social y político como por el desarrollo mismo de una
orientación teórica. De esta manera, podemos llamar teoría al
conjunto de afirmaciones o proposiciones con que una disciplina
dice como es la realidad que estudia, y que se puede considerar
como una especie de mapa: un conjunto de conocimientos sobre el
mundo, expresados en proposiciones descriptivas y eventualmente
explicativas (BELTRAN VILLALBA, 2000). Así, desde una teoría se
formulan los problemas de investigación y los procedimientos que
se consideran adecuados para su resolución (GUBER, 1986). En
nuestro caso, el problema a indagar estaría centrado en el proceso
histórico de la intervención social. Nos guiará la Teoría Social,
entendida ésta como un cuerpo complejo de proposiciones
relacionadas que se autoderivan, se autoexplican, concernientes a
una estructura dinámica del modo de reproducirse de un
determinado ser social. Esta concepción de Teoría Social, contiene
la existencia de teorías sectoriales, disciplinas particulares, pero
siempre subordinadas a una matriz teórica mayor (MALACALZA,
1993). Con esto queremos decir que seleccionaremos categorías y
conceptos provenientes de diferentes disciplinas (sociología,
antropología, historia, filosofía, entre otras), que utilizaremos como
"caja de herramientas", o sea, nos darán las posibilidades para
analizar, y serán articuladas para dar consistencia argumentativa a
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FICHA Nº 1: Perspectiva epistemológica y conceptos centrales
AÑO: 2012
la comprensión de nuestro recorte particular. Una categoría es un
concepto construido que designa rasgos, vínculos y los aspectos
más generales de los fenómenos y los objetos. Se convierten en
herramientas para el análisis y permiten producir conceptos, por lo
tanto no son cerradas, sino simples instrumentos para iniciar la
construcción de conocimientos sobre el objeto. Esta construcción
de conocimientos se convierte en conceptos, que a su vez pueden
operar como categorías de análisis para nuevas construcciones
conceptuales. Desde esta perspectiva, los conceptos nunca se
crean desde la nada, siempre existe una referencia previa, por lo
tanto tienen una historia, un proceso de construcción que es
necesario dilucidar, comprender (¿desde qué corriente teórica se
acuñaron, por qué, qué quisieron enunciar y qué enuncian ahora?).
Los conceptos expresan los acontecimientos, no la esencia de esos
acontecimientos.
Tienen componentes, que proceden de otros conceptos, de este
modo no están aislados, no se cierran en sí mismos sino que los
conceptos se remiten unos con otros.
Historia e historiografía
Estamos aquí porque antes pasaron cosas, tenemos padres,
abuelos, bisabuelos..., cada uno vivió algo que produjo que hoy
estemos aquí.
Hay historias personales, familiares y sociales que articuladas dan
cuenta de nuestra historia social más abarcativa. De este modo,
entendemos la historia como un pasado que se expresa en el
presente. Esta concepción intenta superar la idea de sucesión
cronológica, lineal, de etapas definidas, cerradas, a manera de un
proceso evolutivo, donde lo "anterior" es visto como "primitivo", o en
todo caso "antiguo" y lo actual como un progreso sobre la etapa
anterior. Reconocemos la historia como tiempo en movimiento,
donde es posible identificar momentos que presentan
particularidades respecto de otros, que expresan un modo de vivir,
formas de pensar y de comprender el mundo, propios de la época,
pero que en otro momento histórico no desaparecen totalmente,
sino que permanecen muchas veces minimizados; en otras épocas
en cambio estas formas aparecen re-significadas, es decir con
otros significados. Estas argumentaciones nos permiten entender
que cada momento histórico otorga las condiciones de posibilidad
para que determinados aspectos (formas de vida, de pensamiento,
modos de definir problemas) aparezcan como prioritarios, pero
donde otras cuestiones se mantienen secundarizadas, menos
visibles, y estos aspectos que no son considerados importantes en
un momento pueden aparecer como centrales en otra época, e
irrumpir, de pronto, otros acontecimientos.
De esta manera la historia no se entiende como un continuo, como
secuencia de fechas y sucesos que presentan una causa y un
efecto que llevan inevitablemente a un fin (el progreso, la felicidad,
el Juicio Final), sino como un proceso que presenta continuidades y
rupturas. Expresa luchas, héroes anónimos, cotidianeidades y
momentos inesperados, verdaderos acontecimientos de los que no
se puede fácilmente reconocer causas. Proponemos comprender la
historia en su desarrollo global, entendiendo las relaciones entre la
historia natural, vivida y el esfuerzo científico por describirla y
explicarla, se trata de la historia de la historia, esto es la
historiografía, referida en este caso a un recorte particular: la
historiografía de la intervención social.
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FICHA Nº 1: Perspectiva epistemológica y conceptos centrales
AÑO: 2012
B- Los conceptos centrales orden, ordenamiento y conflictointegración.
Trataremos de examinar teóricamente la cuestión del orden, el
ordenamiento, la integración y el conflicto como conceptos que,
según la perspectiva desde la cual se abordan, tendrán diferentes
significaciones. De esta manera, los mismos serán los conceptos
centrales que guiarán la comprensión de los temas que constituyen
la asignatura.
La pregunta acerca de “¿Cómo se logra la vida colectiva?” o
“¿Cómo es posible la existencia de la sociedad?”, nos remite a
preguntarnos acerca del orden, ya que es mediante un tipo de
orden que las sociedades, los pueblos, logran la convivencia.
La palabra “orden” en cuanto problema teórico, nos lleva a la
búsqueda de una explicación (de tipo filosófico, sociológico y
político) sobre aquellos ‘modelos ideales’ existentes para
salvaguardar la vida de conjunto y la reproducción de la sociedad.
Es decir que existen diferentes modos de comprender/explicar el
“orden social”.
Una de las maneras, es entender el orden como un “orden dado”.
Esta concepción, prevaleciente en las sociedades premodernas,
concibe a la sociedad por fuera del hombre, organizada en función
de normas no dictadas por sí mismos, sino emanadas de un ser
superior, por Dios. De manera tal, que el orden es concebido como
único, inmutable, verdadero, universal. Sin posibilidad de cambio o
transformación por parte del hombre ya que es el orden dispuesto
por Dios en la tierra, y quien intentara cuestionarlo será
considerado hereje con las sanciones que cada situación y cada
época defina. Entonces, podemos decir que es entendido como un
orden dogmático, que organiza en forma heterónoma1 a la
sociedad.
Es en la modernidad, cuando se reconoce al hombre como
poseedor de razón, de pensamiento autónomo, desligado de
normas divinas, que comienza a preguntarse también acerca de
cómo es posible la vida en sociedad. En la búsqueda de respuesta,
es que se dan las diferentes propuestas teóricas conocidas como
“contractualistas”. Es decir cuál es el tipo de contrato —de
acuerdos— necesario para poder lograr la convivencia. El orden es
entendido, entonces, como un “orden construido”, ya no por un ser
superior y externo, sino por el hombre.
A partir de aquí surgen otros interrogantes: ¿quién construye ese
orden: algunos o muchos? y ¿para quiénes: para todos, para la
mayoría o para pocos?
Las respuestas a las mismas nos llevan a abordar los conceptos de
conflicto e integración.
El conflicto es precisamente eso: “choque, combate… lucha,
antagonismo…” (LAROUSSE, 1990). Mientras que la integración
puede ser entendida como: “(un) Proceso de unificación de varias
entidades antagónicas…”, refiere a la posibilidad de formar parte de
un todo. En nuestro caso formar parte de una sociedad.
El tratamiento complejo del tema permite percibir que el conflicto
es parte constitutiva del orden ya que la posibilidad de integración,
siempre implica lucha de intereses sectoriales, que puede llevar al
1
Se entiende por heteronomía la imposición de normas desde fuera del individuo el
cual las incorpora como deber sin posibilidad de cuestionarlas.
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riesgo de ruptura del orden establecido e incluso a la
desintegración de una sociedad.
Leído y sentido comúnmente como caos y desorden, dicho riesgo
de ruptura también está diciendo que un nuevo orden se está
construyendo, desde la voluntad política de los sujetos.
Hablar de “conflicto social”, nos introduce en los diferentes
tratamientos que la teoría social le ha otorgado al mismo y que
incluso han dado lugar a denominaciones tales como “teorías del
conflicto” en oposición a lo que estos autores denominan “teorías
del orden”.
Tributarias del pensamiento marciano, las teorías del conflicto lo
ubican como eje que moldea la estructura social y otorga por lo
tanto las condiciones de posibilidad, según algunos pensadores, de
la política.
En este sentido tal como dice Lechner: “la política surge en el siglo
XIX como forma de conflicto sobre la distribución” (1984:35),
agregando luego que en tal distribución no sólo se juega lo
concerniente a los medios de producción y de la fuerza de trabajo,
sino que la política es la lucha que intenta “ordenar los límites que
estructuran la vida social, proceso de delimitación en que los
hombres, regulando sus divisiones, se constituyen como sujetos” o
como expresa en línea con estas consideraciones Eduardo Rinesi
citando a Lefort: “…el conflicto es un elemento constitutivo de la
política, lo que constituye su propia materia” (2004:13). La
conflictividad puede ser entendida como la manifestación del
conflicto, es la visibilidad concreta de las contradicciones más
profundas de la sociedad (y en nuestro caso de las sociedades
capitalistas) por lo que según las relaciones de fuerza y la tensión
que acarrean las desigualdades se expresará en diferentes planos
y de diferentes formas. Sumando a ello la propia particularidad
según las experiencias subjetivas y las localizaciones territoriales,
entre otros aspectos.
Como decíamos el orden establecido generalmente es construido
por aquellos sectores hegemónicos2, los que detentan el poder.
Cuando dichos sectores consideran como válido solamente el
modelo de orden social que ellos piensan, entonces se torna un
orden de tipo totalitario. En este caso la concepción de orden que
subyace es la misma que hablábamos en un inicio respecto del
orden dado, y por ende todo conflicto o todo pensamiento diferente
al estipulado por ellos, es considerado “peligroso”, “anómalo”,
“patológico”, “disfuncional”, “anormal”, “subversivo”, etc. Dando
lugar también a la construcción diferentes teorías que brindan la
argumentación necesaria para la explicación de ello.
De esta manera, pensar el orden desde el dogmatismo no solo es
en relación a lo divino, sino también es el mismo orden construido
por el hombre que al concebirlo como el único, el verdadero, el
universal e inmutable, se torna dogmático.
Por otra parte pensar la integración es pensar el conflicto ante esa
imposibilidad de construir una sociedad igualitaria, en el marco del
sistema capitalista, sistema que lleva en su esencia la desigualdad
social. Ante ello las decisiones derivarán alrededor de un mayor o
menor grado de integración social, según el tipo de orden que se
construya.
2
Se consideran como tales a aquellos grupos sociales que ejercen la dirección
política y cultural de una sociedad y que logran así hacer “que mucha gente crea lo
que alguien dice”. La construcción de hegemonía es un proceso complejo que
articula diferentes aspectos.
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Y las mismas constituirán el ordenamiento necesario para lograr
dicho grado de integración. El ordenamiento refiere al análisis y
puesta en acto de los mecanismos para mantener el orden, son los
“cómos” necesarios para que el orden pueda ser consumado.
Son los mecanismos (leyes, instituciones, normas, significados) que
desde los lugares de poder se ponen en marcha para lograr
disminuir el conflicto, y que están dirigidos a aquellos sectores que
pujan por estar integrados, o por conformar otro tipo de orden.
Tomemos como ejemplo la transformación de la sociedad salarial a
la sociedad de consumo: la lucha de las clases obreras llevó a la
sanción de diversas leyes tendientes al reconocimiento de sus
derechos como trabajadores, tanto en lo salarial como en las
condiciones de laborales, llevando a dichos sectores a un grado
mayor de integración dentro del mismo orden capitalista. El tipo de
sociedad que comenzaba a formarse era la sociedad salarial, y la
integración a la misma era vía el salario. Por otra parte, en la época
neoliberal, la toma del poder, es decir el ejercicio de la dirección
política, económica y cultural de la sociedad por parte de
representantes de sectores dominantes, constituyeron un orden
pensado para minorías (un 5% de la población que recibía el 80%
de la riqueza nacional y un 95% que recibía solo el 20% de la
misma), lográndolo vía las privatizaciones (venta de patrimonio
nacional) y leyes de flexibilización laboral, que llevó a grandes
masas de trabajadores —antes integrados vía el salario— a la
desocupación.
Al mismo tiempo, comienza a verse al consumo como elemento
integrador. Se es “parte de…” según la capacidad de consumo. La
sociedad que se conformando es la sociedad de consumo. Los
mecanismos de integración van a estar referidos entonces a dar
respuesta a los diversos conflictos (los que ya no se presentan
como unificados, sino que son tan diversos cuanto problemas para
consumir se presentan), vinculados con la imagen, la estética, la
sexualidad, el género, la informática, las marcas, entre otros. Los
conflictos se individualizan, se sectorizan, vinculándolos en todo
caso a las dificultades para acceder al consumo. Es así que las
oficinas de Defensa al Consumidor, comienzan a tener un
protagonismo que ante otro tipo de orden directamente su
existencia no era necesaria.
Campos disciplinares: Trabajo Social y Ciencia Política: Su
intersección en relación con la intervención social (el discurso del
“orden y ordenamiento”)
Para poder delinear cómo dos campos disciplinares –la Ciencia
Política y el Trabajo Social- participan activamente en la
intervención social, se torna preciso tener presentes las nociones
de orden y ordenamiento desarrolladas anteriormente.
Dice Cazzaniga (2004):
“(…) la preocupación por el orden común como condición de
posibilidad de la vida en sociedad y de la sociedad (…) ha sido
tematizada por la teoría política como problemática pertinente al
propio campo toda vez que su tratamiento atañe a los intereses
generales de los integrantes de una sociedad, intereses
necesariamente públicos desde este punto de vista (…). Pero esta
preocupación por el orden social también puede ser rastreada en
otros registros, aquellos ligados ahora más a la cuestión del
“ordenamiento”, significantes que si bien incorpora la pregunta
filosófica acerca del orden, pone su acento en los “comos”
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FICHA Nº 1: Perspectiva epistemológica y conceptos centrales
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particulares en que el mismo puede ser consumado. Se trata de la
materialización en las prácticas institucionalizadas, y que como
tales son expresadas por actores, se desarrollan en ciertos
espacios, con determinadas normativas, objetos y objetivos, un
despliegue que incide en el cotidiano de una forma de vivir en
sociedad. (…) en otras palabras, es el espacio de la “puesta en
acto” de la intervención social que va tensionando los campos
teóricos que le dan sustento, (…). En esta dimensión operan las
profesiones vinculadas a lo social, aquellas que dan respuesta a los
problemas “prácticos”, y donde Trabajo Social (…) ha dirimido su
propia tematización, primero en relación a lo metodológico para en
los últimos tiempos virar hacia los procesos sociales que generan
las problemáticas objeto de su intervención particular.
Este espacio también va a ser ocupado por los politólogos, puestos
aquí a formular políticas públicas, quehacer que los vincula
estrechamente con eso que dimos en llamar “la puesta en acto”, en
tanto deberán dar cuenta de los “comos” del ordenamiento social
(…)”.
El positivismo en cuanto corriente de pensamiento hegemónico,
produjo una división de las ciencias, entre aquellas que “producen”
conocimiento y las que los “aplican”, organizando las disciplinas en
un orden desigual entre aquellas que son consideradas científicas
(piensan) y las tecnológicas (hacen). Es así que en el momento de
surgimiento del Trabajo Social, el mismo es presentado como
práctica específica para dar respuesta a las manifestaciones de la
cuestión social de las primeras décadas del s. XX, ubicándolo como
“técnica” ante los problemas cotidianos. Por su lado, la Ciencia
Política, es ubicada desde un inicio como “ciencia”, lo cual la lleva a
una búsqueda y disputa por su status ante otras ciencias,
particularmente el derecho y la economía, entremezclándose en
dicha disputa los debates acerca de su objeto de estudio.
Desde otro lugar epistemológico, la división mencionada
anteriormente constituye una falsa dicotomía. Lo que existen son
campos interpenetrados, lo cual significa identificar las
particularidades de ambas disciplinas y sus articulaciones. Desde el
Trabajo Social, en su especificidad ubicada en la vida cotidiana de
las instituciones y de los sujetos sociales, en su relación sujetonecesidad en sociedades desiguales, proporciona una mirada
centrada en los modos en que cotidianamente las personas
resuelven su vida, y por ello, en los últimos años ha ido ganando
espacio y reconocimiento en el lugar de producción de
conocimiento en tanto su capacidad de comprender y de “decir”
respecto de los conflictos que se dan en esa conflictiva relación
sujeto-necesidades sociales, y que expresan en su diversidad, el
cuestionamiento al orden dado y al ordenamiento por él construido.
Por su parte, como ya se mencionó, desde la Ciencia Política, los
politólogos participan activamente en la elaboración de las políticas
públicas, dispositivos de la intervención social a partir de la
configuración del estado moderno, y brindan claros estudios
respecto de las relaciones de poder, entre sistemas-estructuras e
instituciones, en el intento de sostener la cohesión de dicha
sociedad, ante la búsqueda trágica del orden. (Rinesi, 2005).
Por ello consideramos, que la división pensar-hacer, teoría-práctica,
constituye una falsa dicotomía, siendo en todo caso dos polos
contradictorios de mutua interdependencia y enriquecimiento.
Cuestión social- Intervención social- Lo social
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FICHA Nº 1: Perspectiva epistemológica y conceptos centrales
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De acuerdo con lo planteado, entonces, iniciaremos el examen de
tres conceptos: cuestión social, intervención social, y lo social. Los
mismos serán desarrollados en relación con las múltiples
determinaciones que lo configuran como conceptos, sus diversos
significados según los supuestos teóricos que los sostienen, así
como la riqueza que presentan para comprender la realidad. Estas
consideraciones contienen una referencia epistemológica en tanto
sostenemos que todo concepto es polisémico, lo que quiere decir
que los mismos presentan diferentes y múltiples significados. Tal
diversidad obedece a distintos motivos, a saber:
a.- la historia de construcción de los conceptos: los mismos no
surgen de la nada sino que emergen de ciertos enclaves teóricos,
por lo tanto es necesario conocer las corrientes teóricas que le dan
sustento. En este sentido existen conceptos que quedan “fijados” y
expresan claramente la referencia teórica (tal es el caso de
“función” difícil de abstraer de la teoría funcionalista y estructural
funcionalista), aunque otros, si bien son usados por diferentes
corrientes teóricas presentan significados disímiles según los
propios supuestos de esas mismas corrientes. Por otra parte, y
siempre en relación con la historia de construcción, un concepto
puede tener un significado en un momento histórico y cambiar en
otro. Un ejemplo claro se encuentra en el concepto de revolución,
mientras que para la Grecia Clásica y el Medioevo significaba
movimiento circular siguiendo particularmente la trayectoria de los
astros, a partir del siglo XVIII y más precisamente luego de la
Revolución Francesa pasa a dar cuenta de los cambios o
alteraciones de los órdenes establecidos, inscribiéndose con una
connotación política por excelencia (KOSELLECK,1993).
b.- La polisemia además, depende de los contextos de uso de los
términos, ya que no necesariamente expresan lo mismo si se
utilizan en un plano coloquial más cercano al sentido común, que
en el lenguaje académico y según las disciplinas (también en el
interior de los propios repertorios conceptuales cada disciplina
puede otorgarle a un mismo concepto significados diferentes).
Estas observaciones preliminares tienen como intención “alertar”
acerca de los conceptos y fundamentalmente para incorporar la
actitud indagativa, esto es la inquietud por la pregunta para poder
dar cuenta en forma rigurosa de lo que “decimos” y de allí contar
con la capacidad de discernir sobre los discursos tanto teóricos
como del sentido común.
Con todo, y volviendo a la cuestión de los conceptos centrales que
hemos identificado, consideramos que la comprensión de los
mismos operará como trama teórica desde la cual será posible la
reconstrucción crítica de la historiografía de la intervención social.
a - Cuestión Social. La emergencia de la cuestión social: el
contexto europeo, latinoamericano y argentino. Las distintas
perspectivas teóricas acerca del concepto.
La “cuestión social” surge como expresión en Europa, a mediados
del s. XIX y mantiene su vigencia hasta entrado el s. XX3,
designando las demandas de los trabajadores en el marco de la
emergencia de la sociedad industrial de los países de ese
continente, concretamente en el momento de consolidación del
capitalismo como sistema económico-social. Sin embargo podemos
3
Particularmente a fines de siglo XIX también se usa “cuestión obrera”.
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FICHA Nº 1: Perspectiva epistemológica y conceptos centrales
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hablar de una “reaparición” del término cuestión social ante la
relevancia que adquiere en el vocabulario de las Ciencias Sociales
en la década de 1980 (sociología, historia, ciencia política, trabajo
social entre otras).
En nuestro país comienza a circular en las primeras décadas del s.
XX al calor de las luchas obreras en pos de sus reivindicaciones
laborales.
De acuerdo a lo expresado este concepto se acuña en Europa en
un momento histórico particular como es el cambio, por un lado de
los modos de producción y por otro de las concepciones políticas.
En efecto, a fines del s. XVIII se produce vía la Revolución
Francesa la caída de lo que se denomina como “Antiguo Régimen”
que no es otra cosa que las monarquías absolutistas. Esta
revolución va a poner las bases del ideario moderno de igualdad,
libertad y fraternidad impulsado por una nueva clase social: la
burguesía.
Pero
paralelamente
se
van
provocando
transformaciones sustantivas en el plano de la producción
económica, en este caso con la aparición de la industria, dando
lugar a la mutación del trabajo rural y artesanal típica del momento
anterior, produciendo una nueva figura: el “trabajador asalariado”,
empleado ahora en la industria. Este proceso abre paso a la
conformación de la clase obrera o proletariado.
Así, este nuevo modo de producción trastoca todos los planos de la
vida rompiendo los mecanismos de integración de las sociedades
precapitalistas caracterizados por la sociabilidad primaria que se
sostenía en los lazos cercanos (familia y comunidad
primordialmente).
Estos fuertes cambios dan lugar a una nueva pobreza (el
pauperismo) con características diferentes a la pobreza existente
hasta el momento, que se expresa en problemas urbanos como el
traslado de población del campo a la ciudad donde se instalan las
fábricas, lo cual produce serias dificultades habitacionales, y de
salubridad entre otros aspectos. Y en problemas laborales, como
salarios escasos, condiciones de trabajo infrahumanas,
desocupación, etc. Este escenario pone en crisis la viabilidad de
ese nuevo sistema –el capitalismo- fundamentalmente por las
demandas que comienzan a expresarse desde los sectores más
afectados. Esta “explosión” comienza a ser llamada “cuestión
social” o “cuestión obrera”.
Distintas perspectivas teórico ideológicas que le otorgan
sustento al concepto:
Si bien en general esta expresión da cuenta de este paisaje de
rupturas y demandas, podemos encontrar que según los
posicionamientos teóricos e ideológicos, “cuestión social” dará lugar
a designaciones de aspectos diferentes.
La perspectiva marxista designa como cuestión social al conflicto
fundante de la sociedad capitalista, cual es la contradicción capital–
trabajo; la forma de resolverla estará centrada en el cambio de
sistema social (el socialismo).
Mientras que las perspectivas conservadoras (liberalismo y
reformismo social) señalan como cuestión social a las
transformaciones sociales producto del proceso de industrialización
que cambia las normas sociales por lo que su resolución se concibe
como la necesidad de que los individuos asuman nuevas reglas de
comportamiento según este nuevo orden social (un proceso de
adaptación).
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FICHA Nº 1: Perspectiva epistemológica y conceptos centrales
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Por su parte, las perspectivas críticas4 (neomarxismo, teoría de la
dependencia) consideran que la cuestión social es producto de las
desigualdades en la distribución de la riqueza, el poder y el saber, y
la forma de dar respuesta a la misma al igual que en la perspectiva
marxista tiene que ver con el cambio de sistema social hacia
sociedades más igualitarias y democráticas.
Estas diferencias también se encuentran al momento de discutir
cuando es posible hablar de cuestión social. En este sentido
podemos identificar ciertas diferencias entre el marxismo y las
teorías neomarxistas. Mientras que para los seguidores del primero
sólo es posible considerar esta noción al interior del sistema
capitalista, para las segundas se explica que en toda sociedad
donde las relaciones sociales son desiguales se puede hablar de
cuestión social. Para Luiz Wanderley (1996) -pensador brasilero
contemporáneo-, seguidor de esta segunda perspectiva, en
Latinoamérica desde la llegada de españoles y portugueses a estas
tierras aparecen manifestaciones de la cuestión social por las
asimetrías, desigualdades e injusticias que se cometen de parte de
los “conquistadores”, y que se desdobla en la cuestión indígena,
negra, de la mujer, en las luchas por la independencia y recién a
principios del s. XX como contradicción capital – trabajo.
No obstante estas diferencias, existe acuerdo en que es posible
hablar de “cuestión social” cuando el conflicto se expresa en la
escena pública como demandas políticas. Es justamente por esto
último que al tomarse conciencia de la gravedad, tanto desde los
4
El marxismo es una teoría crítica, acá estamos distinguiendo al mismo de las
revisiones que se fueron realizando tratando de superar el carácter dogmático y
estructuralista que adquirió en muchos seguidores.
sectores subalternos, como de los sectores que detentan el poder
económico y político, se van buscando respuestas.
Dentro de las voces que se alzan durante el s. XIX, aparece la
Iglesia (particularmente con la encíclica Rerum Novarum), las
organizaciones
filantrópicas,
los
reformadores
sociales
(presentando leyes que atemperen estos problemas), los
movimientos sindicales, etc.
Algunos aspectos para considerar una conceptualización de
Cuestión Social
Podemos decir en primer lugar, que la cuestión social se presenta
cuando la cohesión (el “orden social” del que hablábamos) de una
sociedad o colectivo humano se encuentra en peligro por las fallas
o inexistencia de mecanismos de integración (es decir, el
“ordenamiento” dado es insuficiente ante los conflictos suscitados).
Toda “cuestión social”, se expresa siempre en conflictos que
aparecen como problemas –económicos, políticos, etc.- y se
manifiestan generalmente en los sectores subordinados de la
sociedad, aquellos que no detentan el poder económico o político, y
se transforman efectivamente en cuestión social cuando son
percibidos y asumidos por un sector de la sociedad, que intenta,
por algún medio, cuestionarlos, hacerlos públicos, transformarlos
en demanda política, implicando tensiones y conflictos sociales
(WANDERLEY, 1996). En otras palabras, hablar de cuestión social
siempre implica reconocer la existencia de una cierta conflictividad
que se manifiesta públicamente o que permanece latente, aún no
percibida como “peligro” para la integración social por el conjunto
de una sociedad.
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Identificamos ciertas conceptualizaciones sobre cuestión social,
iniciando con las contribuciones de Robert Castel -sociólogo
francés contemporáneo-, que desde una mirada europea expresa
que: (la cuestión social se presenta como) "... la aporía fundamental
a través de la cual una sociedad experimenta el enigma de su
cohesión y trata de conjurar el riesgo de su fractura...", agregando
que es "... el desafío que interroga, que pone en tela de juicio la
capacidad de una sociedad de existir como conjunto ligado por
relaciones de interdependencia..." (1997:20).
Es decir, es aquella pregunta ante la cual la sociedad no encuentra
respuesta respecto de cómo es posible esa convivencia en
sociedad, cómo se ha logrado su cohesión, y ante el riesgo de su
ruptura, busca, crea, construye, otros mecanismos, modos y
formas, que puedan llegar a restablecer un orden social tal que
posibilite sostener la vida en sociedad, y lograr una nueva forma de
integración social.
Algunas preguntas en relación al tema permitirán comprenderlo en
su complejidad. ¿Por qué se da el conflicto?, ¿por qué el orden, a
partir de la integración lograda, ya no puede ser sostenido?
Algunas respuestas las encontramos en Luiz Wanderley, quien
plantea que: "... (la cuestión social) significa... saber quién
establece la cohesión y en qué condiciones ella se da en una
determinada sociedad..." (1996:2). En otras palabras podemos
decir que en toda sociedad existe la tendencia a mantener la
integración, esto es, vínculos de interdependencia entre sus
miembros que expresen una pertenencia a la misma; la pregunta
del autor, "quién establece la cohesión" nos alerta respecto de las
diferencias ideológicas, políticas, económicas y culturales que
existen en el seno de las sociedades, en particular las sociedades
fuertemente estratificadas donde la participación en los asuntos
públicos no es igualitaria, ni tampoco el acceso a los servicios, ni el
modo de dar respuesta a las necesidades. Esta situación de partida
-la desigualdad- define que las reglas de juego de la cohesión
social y sus condiciones, por lo general, son establecidas por los
sectores dominantes. Por esa misma razón Wanderley expresa: "...
vale señalar que la cohesión puede ser rota y que es posible forzar
su fractura para constituir otra sociedad (como sucedió con los
movimientos de liberación nacional y de superación del capitalismo
en nuestro continente)” (1996:2).
Luciano Andrenacci (2000) -politólogo argentino contemporáneo-,
en la misma línea de Wanderley aporta que la cuestión social
constituye una forma de identificar el conflicto, y así otro autor,
Octavio Ianni -sociólogo brasileño fallecido recientemente-, dice
que: “... De acuerdo a la época y el lugar, la cuestión social mezcla
aspectos raciales, regionales y culturales, junto con los económicos
y políticos. Es decir, el tejido de la cuestión social mezcla
desigualdades y antagonismos de significación estructural”(En
Parra, 1999).
Gustavo Parra (1999) -trabajador social contemporáneo-, aporta
que la cuestión social, como cuestionadora del funcionamiento del
sistema social, genera múltiples estrategias (que constituirían los
nuevos mecanismos) para enfrentarla, acallarla, naturalizarla,
disminuirla o incorporarla.
Hasta aquí hemos revisado conceptualizaciones y consideraciones
teóricas acerca de “cuestión social” proveniente de autores que se
inscriben en la teoría social crítica (entre ellos algunos provenientes
de corrientes marxistas, otros del pensamiento crítico
latinoamericano) pero volvemos a resaltar que el mismo concepto
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FICHA Nº 1: Perspectiva epistemológica y conceptos centrales
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ha sido comprendido y explicado desde corrientes teóricas
centradas en el análisis de los conflictos como “desviaciones” de un
orden social de por sí coherente. Son las corrientes provenientes
del positivismo y funcionalismo (entre otras) que consideran a las
manifestaciones de la cuestión social como problemas sociales
producto de la incapacidad de los sujetos por incorporar las normas
necesarias para integrarse al sistema. De esta manera el
reconocimiento de la existencia de la cuestión social por parte de
diferentes sectores sociales, no siempre implicó que se piense que
las verdaderas causas de su existencia tengan que ver con un
sistema que en la base de su funcionamiento genera las
desigualdades e injusticias. Muchos han pensado, y de hecho
piensan, que las causas de su existencia radican en problemas de
índole individual (haraganería, falta de esfuerzo, indolencia, falta de
educación, dificultades psicológicas,
etc.) o
patologías
(enfermedades, anormalidades).
Según la visión que se tendrá de las causas que originan la
cuestión social, serán las respuestas a la misma, generándose
múltiples estrategias para enfrentarla. Ya sea acallándola, mediante
medidas represivas, naturalizándola, mediante la convicción de que
es parte del orden dado, disminuyéndola, mediante reformas
parciales en relación a los problemas emergentes o
incorporándolas, realizando modificaciones del orden social
vigente.
Dichas respuestas provienen de diversos sectores; desde la Iglesia
Católica mediante la Encíclica Rerum Novarum; los sectores
reformistas (conservadores y liberales), así como el mismo estado
vía políticas de protección social ante la presión del movimiento
obrero organizado.
Aunque la respuesta hegemónica del s. XIX (momento de
surgimiento de la cuestión social europea) provino desde el
conservadurismo, sustentado teóricamente en Emile Durkheim5,
quien sienta las bases teóricas de la integración de la sociedad. Su
obra va contra el liberalismo extremadamente individualista y contra
el “colectivismo”. Durkheim plantea que se está en presencia de
una nueva sociedad, la sociedad industrial, la cual determina un
nuevo modo de relación social — ya no de protecciones cercanas,
ni de lazos de tradición ligados por lo que él denominó como la
solidaridad mecánica— que requiere de una división del trabajo que
dispone posiciones determinadas entre los sujetos, siendo estas
relaciones sociales son interdependientes, y que él denominó como
solidaridad orgánica. Esta sociedad compleja rompe con las
normas existentes hasta el momento, dado que son inadecuadas
para el nuevo orden social, pero aclara que aún no se han
establecido las nuevas produciéndose lo que él denominó como
anomia. Durkheim da por ello especial importancia a la educación,
a la socialización de los sujetos como mecanismos necesarios para
adaptar a los sujetos a la nueva sociedad.
Como consecuencia de este pensamiento el proceso social se
divide en diferentes ámbito (división socio-técnica del trabajo),
considerando a la sociedad como un sistema conformado por
subsistemas: el económico, el político, el cultural, el social.
La cuestión social en Latinoamérica y en Argentina
Si bien en nuestro país, este concepto comienza a circular por la
misma época, coincidimos con Wanderley en que la misma (la
5
Durkheim, Emile, (Francia, 1858-1917). Uno de los fundadores de la sociología
moderna, junto a Max Weber y Karl Marx
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cuestión social), como expresión de conflictos, debe buscarse en la
historia de nuestra América Latina. El autor dice: "... sustentaré que
la cuestión social fundante, que permanece vigente con formas
variables en estos 500 años desde el descubrimiento a nuestros
días, se centra en las extremas desigualdades e injusticias que
reinan en la estructura social de los países latino-americanos,
resultantes de los modos de producción y reproducción social, de
los modos de desarrollo, que se formaron en cada sociedad
nacional y en la región. Ella se funda en los contenidos y formas
asimétricas asumidas por las relaciones sociales, en sus múltiples
dimensiones económicas, políticas, culturales, religiosas, con
acento en la concentración de poder y de riqueza de clases y
sectores sociales dominantes y en la pobreza generalizada de otras
clases y sectores sociales que constituyen las mayorías
poblacionales, cuyos impactos alcanzan todas las dimensiones de
la vida social, de lo cotidiano de las determinaciones estructurales.
(1996:3). Como conflicto que cuestiona, la América Latina va a vivir
la cuestión indígena primeramente, luego la cuestión de la
organización nacional, desdoblándose en las temáticas negra, rural,
obrera, de la mujer, entre otras, por lo que es necesario entender
que la cuestión social en nuestras tierras surge en forma
diferenciada a la realidad europea y es probable que comience a
asumir las mismas características europeas (como conflicto capitaltrabajo) al momento de la efectivización del proceso de
industrialización americano.
En Argentina adquiere características particulares en relación con
la inmigración masiva en las últimas décadas del s. XIX,
centrándose fundamentalmente en lo urbano.
En los últimos tiempos, la cuestión social va adquiriendo nuevas
modalidades en relación con los cambios profundos en los
procesos productivos, la crisis del modelo de crecimiento
económico y de la intervención estatal, y las nuevas formas de
exclusión (del trabajo asalariado, en particular, aunque hoy surgen
múltiples formas de exclusión).
b - Intervención social. Su construcción conceptual. Orígenes.
Las paradojas del concepto.
El término intervenir proviene etimológicamente del latín interventio.
Es un venir entre, un interponerse en una situación que se
considera necesaria de revertir. En lenguaje corriente es sinónimo
de mediación, intersección, buenos oficios, ayuda, apoyo,
cooperación. Pero también es intromisión, injerencia, intrusión en la
que la intención violenta, o cuanto menos, correctiva, se puede
convertir en mecanismo regulador, puede asociar la coerción y la
represión para el mantenimiento o el restablecimiento de un orden
dado (ARDOINO,1987).
En otras palabras, estamos en presencia de un término
contradictorio, que si bien da cuenta de una acción, en sí mismo
lleva la carga de significaciones opuestas: lo autoritario y lo
cooperativo. Resaltamos esta paradoja ya que sostenemos que
cuando se trata de acciones que involucran a "otros", se juega la
cuestión ética. Siempre es necesario reconocer hasta donde las
intervenciones participan de una respuesta coherente al problema
que se presenta, y como las mismas pueden convertirse en formas
autoritarias de definir la vida ajena.
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Realizada esta aclaración a la que volveremos constantemente,
podemos decir que la noción de intervención social está asociada
fundamentalmente, a las acciones que determinado sector social o
institucional desarrolla, con el fin de dar respuestas a problemas
sociales, o en todo caso para reparar las fisuras que se generan en
el tejido social; de esta manera existe un vínculo directo entre
intervención social y cuestión social.
Podemos agregar, siguiendo a Sánchez Vidal, que se trata de
“…una interferencia intencionada para cambiar una situación social
que, desde algún tipo de criterio (necesidad, peligro, riesgo de
conflicto o daño inminente, incompatibilidad con los valores y
normas tenidos como básicos, etc.) se juzgue como insoportable,
por lo que precisa un cambio o corrección en una dirección
determinada” (1999).
De estas consideraciones se desprende que la intervención social
siempre es intencionada, persigue cierto tipo de modificación, y por
lo tanto está permeada de valores: ¿cómo y quién define sobre que
se debe intervenir?, ¿para qué se interviene?, ¿qué se busca como
logro?. De hecho estas preguntas obtienen su respuesta a partir de
un análisis crítico de las mismas intervenciones sociales.
A esta altura cabe preguntarnos por sus orígenes, por su
configuración como práctica específica. Robert Castel (1997)
considera que el surgimiento de estas acciones se da cuando las
redes de sociabilidad primaria, aquellas que una comunidad
establece en forma natural para dar respuesta a situaciones
especiales, se resquebrajan, o cuando la sociedad se hace más
compleja.
Alfredo Carballeda (2000) agrega que las sociedades tradicionales
estaban fundadas en un principio de cohesión social que se
insertaba en las propias condiciones de la sociedad lo que hacía
que el vínculo social se presentara como algo natural. Cambios
profundos en la organización social debilitan los lazos cercanos
(familia y vecinos) y las tradiciones de una comunidad que
vehiculizaban mecanismos de integración social hacia huérfanos,
inválidos, discapacitados, etc., no alcanzan a dar respuestas. Es
así como "la sociedad comienza a intervenir sobre ella misma”
mediante prácticas e instituciones específicas.
La emergencia de la intervención social, que según Robert Castel
(1997) denomina lo social asistencial, se sitúa con la aparición de
las sociedades con estado. En esa hipótesis identifica aspectos que
diferencian una práctica específica:
- La construcción de un conjunto de prácticas de función protectora
o integrativa, y más tarde preventiva;
- Las mismas presentan un bosquejo de especialización (núcleos
de una profesionalización futura): se trata de individuos o grupos
que tienen un mandato parcial y son identificados como tales (cura,
empleado del municipio, etc.);
- También se da un esquema de tecnificación mínima. Las
personas que se encargan de estas prácticas están obligadas a
evaluar las situaciones, seleccionar a quienes merecen el auxilio y
construir categorías para guiar su acción.
Emilio Tenti Fanfani toma el tema diciendo que: “(en la Argentina)
Desde sus orígenes el Estado Moderno instala una serie de
instituciones especializadas en intervenir sobre necesidades
específicas de los sectores tradicionalmente tipificados como
"pobres"... Con el paso del tiempo, y en función de ciertos
desarrollos en la base material de la sociedad, la dialéctica clases
sociales-Estado, da lugar a la conformación de sistemas
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especializados de prestación de servicios sociales. Así se va
consolidando un sistema nacional de enseñanza, luego un sistema
de salud, otro de seguridad social, más o menos en este orden
cronológico." (1989).
No obstante esto, es interesante retomar la investigación de
Carballeda (2000) sobre la intervención social en nuestras tierras,
recuperando como primeras intervenciones las acciones llevadas a
cabo por la Hermandad de la Santa Caridad de nuestro Señor
Jesucristo por 1760 y que tuvieron por objeto el entierro de los
muertos que por sus condiciones de pobreza no eran sepultados en
las iglesias o camposantos, dejados los cuerpos en la vía pública.
Incluso, podemos remontarnos más y reconocer como intervención
social las prácticas de las congregaciones eclesiásticas, entre ellas
la Compañía de Jesús que se instala en el s. XVII, encargadas de
la evangelización e instrucción a los guaraníes, como veremos más
adelante.
A manera de síntesis podemos decir que la intervención social
aparece como un mecanismo destinado a restaurar las fisuras de
una sociedad, tendiendo a la integración social.
c - Lo social. Diversas perspectivas conceptuales. Lo social
como conjunto de prácticas asistenciales. Lo social como
totalidad.
Este concepto "lo social", como ya consideráramos para otros
conceptos no tiene un solo significado, según la perspectiva teórica
que tomemos y en el contexto discursivo en que lo utilicemos
podemos otorgar distintos contenidos y sentidos al mismo. Al
buscar una referencia en el diccionario, encontramos el término
"social" como "relativo a sociedad". Todo aspecto adquiere la
particularidad de ser considerado "social", mientras no responda a
cuestiones estrictamente biológicas -o que se expresan en relación
con la naturaleza- y que surgen de la interrelación entre los seres
humanos y de su vida comunitaria
Lo social como conjunto de prácticas asistenciales
En el campo que nos interesa, el de la intervención social, el
concepto de “lo social” es entendido y asimilado al de prácticas
asistenciales para dar respuesta a diferentes problemas. Por ello,
en la actualidad escuchamos hablar de “las políticas sociales”, de
determinados “problemas sociales” y de una disciplina: el Trabajo
Social, por ejemplo.
Esta construcción de lo social como concepto que enuncia un
aspecto de la vida humana, concretamente aquellos problemas que
se derivan de la imposibilidad que tienen determinados sectores de
la sociedad para resolverlos por sí mismos, aparece en la sociedad
moderna como una categoría que se ubica en el espacio intermedio
entre la organización política y el sistema económico, como dice
Robert Castel "... lo social aparece como espacio intermedio para
restaurar o establecer vínculos que no obedecían a una lógica
estrictamente económica ni a una jurisdicción estrictamente
política" (1997:20). La pregunta que se impone es ¿por qué y
cuando aparece este modo de entender lo social?, ¿en oposición a
qué otros aspectos?, y las pistas las vamos a encontrar rastreando
el proceso histórico de su constitución en las sociedades
occidentales.
Las sociedades feudales, a partir del s. XIII comienzan a emancipar
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una categoría: lo político que da nacimiento a la institución Estado,
es desde aquí que “lo político” va a ser asimilado a Estado. Es a
partir de la modernidad (s. XVI) y el surgimiento de la individuación
que este concepto se consolida. La configuración de un nuevo
sistema –el naciente capitalismo- da origen a otra categoría: lo
económico.
Lo social se constituye como aquella esfera que emerge, después
de la revolución francesa como intersección entre lo económico y lo
político, “asociando estos dos registros en la búsqueda de la
neutralización del violento contraste que oponía el imaginario
político moderno a las realidades de la sociedad civil y mercantil
(...) la necesidad de “hacer lo social” surge en el momento en que el
ideal republicano se ve enfrentado a la forma democrática en el
momento en que ésta es puesta en práctica por primera vez,
inmediatamente después de la revolución de 1848 (...) así
relacionado con su determinación política, lo social aparece como
una invención necesaria para volver gobernable una sociedad
habiendo optado por un régimen democrático” (DONZELOT, 1983).
Este régimen democrático planteaba entre otros principios el de
igualdad para todos y derecho al trabajo, estos ideales en el marco
del desarrollo capitalista industrial aparecen cuestionados pues
resultan inviables para ser alcanzados por toda la sociedad. La
igualdad no se expresa como tal en el sistema capitalista ya que
unos son los propietarios de los medios de producción y otros de la
fuerza de trabajo lo cual no tiene el mismo valor en el mercado,
planteándose ya una desigualdad y el derecho al trabajo no puede
ser ejercido por todos por igual.
Estas dificultades entre lo que la sociedad moderna prometía y la
realidad que se vivía, implicará que se piensen respuestas a este
conflicto, que se expresaba en “problemas sociales” o “cuestiones”
del orden burgués como bajos salarios, malas condiciones de
trabajo, de habitación, de acceso a servicios de salud y educación.
Las respuestas que se generen traerán consigo un reconocimiento,
una legitimidad para otorgar asistencia que hasta el momento no
estaba planteada.
Después de la Revolución Francesa de 1848, para la viabilidad de
la sociedad en términos de su organización económica (el
capitalismo industrial) y política (la democracia), va a ser necesario
atender “estos problemas”, esta cuestión social.
De este modo, lo social va a ser entendido como “lo socialasistencial”, o sea, aquellas respuestas que se estructuran para “los
agentes y víctimas de la revolución industrial”, dicho de otro modo
como iniciamos este tema, se asimila a “las prácticas asistenciales
para dar respuesta a diferentes problemas”.
Según Robert Castel, “Lo ‘social’ consiste en sistemas de
regulación, que no son los del mercado, instituidos para tratar de
llenar la brecha... (refiriéndose a este social como) un conjunto de
dispositivos montados para promover su integración” (1987:20). De
este modo, por primera vez y a través de esta trayectoria histórica,
se le dará legitimidad a la intervención social, con esto decimos que
adquiere reconocimiento la atención de los problemas sociales, en
un largo proceso social que consideramos se inicia en este
momento
histórico
que
estamos
trabajando.
Nuestras
representaciones ya cargan, comparten, esta idea de “lo social”,
justamente porque decimos que adquiere legitimidad, esto significa
que no va a ser cuestionada, a partir de aquí, la necesidad de la
intervención social.
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Lo antes dicho, produce por una parte un cambio en los modos en
que hasta el momento era vista la intervención en la pobreza, pero
a la vez va a encubrir las verdaderas causas de la existencia de la
pobreza, los vínculos con lo político y económico en el que surge.
Decimos que adquiere legitimidad porque lo social como
intervención, como prácticas asistenciales, ya existía. Es Castel
quien planteará la preexistencia de “lo social” a esta “intervención
de lo Social”, entendido además, como las “múltiples formas
institucionalizadas de relaciones no mercantiles con las diferentes
categorías de indigentes (prácticas e instituciones de asistencia,
pero también en los modos sistemáticos de intervención con ciertas
poblaciones: control del vagabundeo, obligación del trabajo, control
de la circulación de la mano de obra” (1987:20,21).
Esta forma de entender lo social tiene como referencia una división
del mundo en esferas: lo político, lo económico y lo social, por
ejemplo.
Cada uno de ellos tendría una especificidad, fronteras definidas con
lógicas también diferenciadas. En todo caso se daría una relación
entre ellas.
La dinámica histórica hizo que estas esferas no quedaran estancas,
dándose una interpenetración de las mismas a partir de la pugna de
intereses entre diferentes sectores sociales y las luchas por esos
intereses.
Esta forma de entender “lo social” tiene vigencia en los debates
públicos societales, a partir de allí se produce esta escisión de “lo
social” con lo político y económico, que implicará por un lado que lo
social se explique a sí mismo y por otro, que cuando se quiera
argumentar otra perspectiva halla que estructurar un permanente
esfuerzo de remitirlo a las otras esferas, de comprenderlo en sus
vínculos con lo político y económico de donde emerge.
Al estructurarse este “hiato”, en el mismo movimiento se condena a
lo social a perder sus vínculos con la totalidad de la que emerge,
entendido como producto del orden burgués que estructuró el
sistema capitalista-industrial, que define las perspectivas desde las
cuales se entenderán y buscarán las respuestas a esta cuestión
social. Punto de partida que nos expresa la complejidad y
contradicción sobre ese “lo social” en el cual surge.
Si bien el análisis de numerosos autores respecto de la emergencia
de lo social en tanto esfera diferenciada es interesante como forma
de entender los modos en que se va configurando la vida de las
sociedades, y como, por otra parte, van variando las nociones para
nombrar las transformaciones, y los contenidos de sus
enunciaciones, consideramos que acotar el concepto de lo social a
un aspecto específico tal como expusiéramos más arriba, tiene
como riesgo separar en forma estanca a la realidad social. En
efecto, parcializar la realidad encubre la indisoluble conexión
interna que tiene la vida social como una totalidad.
Lo social como totalidad
Consideramos necesario plantear una comprensión de lo social,
que no lo restrinja a una esfera, a un campo particular. Que no lo
restrinja a las prácticas asistenciales para dar respuesta a diversos
problemas, en tanto concebimos que lo social es más amplio.
Ampliando la mirada, diremos que en el mundo de la vida
encontraremos dimensiones que se manifestarán con cierta
particularidad, y con lógicas también particulares, pero para un
análisis que permita una comprensión profunda, debe tenerse en
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cuenta que otras dimensiones están presentes, quizás en forma
secundaria, pero que participan en la manifestación de la
particularidad.
Entendemos "lo social" como el entramado de discursos y prácticas
en el que participan activamente las dimensiones políticas,
económicas, ideológicas y culturales, que estructuran el espacio de
producción y reproducción de la vida individual y colectiva de los
sujetos, en un tiempo y espacio determinado.
Lo social se convierte así, en un proceso donde participan como un
entretejido, diferentes dimensiones, que si bien se las puede
diferenciar, no son estancas. Entre las más preponderantes
podemos identificar:
- Lo económico (se refiere al modo de producción de bienes y a la
división socio técnica del trabajo que se da en una sociedad
determinada).
- Lo político (da cuenta de la organización social, las formas en que
se da la lucha por imponer un tipo de organización social y las
relaciones de fuerza en el ejercicio del poder).
- Lo ideológico (tiene que ver con el sistema de valores, modelos,
discursos y prácticas de los diferentes grupos sociales que
justifican o cuestionan las relaciones económicas y sociales
establecidas).
- Lo cultural (la construcción simbólica que actúa como universo de
sentido para los sujetos y grupos sociales, tiene íntima relación con
la dimensión ideológica).
Lo social, se constituye, entonces en el mundo de lo cotidiano de
los sujetos, donde las dimensiones señaladas interjuegan
continuamente.
Vale aclarar, que en un momento determinado, una de estas
dimensiones puede cobrar relevancia en el análisis y en ese
momento subordina a las demás, pero no se pueden separar,
siempre las demás dimensiones están presentes. Por otra parte,
somos los sujetos que mediante las prácticas y los discursos vamos
estructurando a ese "social". Las prácticas constituyen el hacer
cotidiano, la creación incesante de los hombres y mujeres, dicho en
otras palabras, la actividad. Los discursos se relacionan con el
lenguaje que es la esfera que expresa simbólicamente la realidad.
Los discursos se constituyen en la vida social como una
configuración de sentido que articula lo dicho y lo no dicho:
palabras, gestos, movimientos, actos, creando vínculos y
designando cosas. Existe una relación profunda entre discursos y
prácticas, aunque no siempre "se dice lo que se hace" o "se hace lo
que se dice". El discurso es una actividad, pero de un orden
diferente: al designar, dar nombre a las cosas, el discurso tematiza
la realidad, otorgando visibilidad a ciertos aspectos, y de esta
manera se convierte en regulador de la vida ya que contienen
pretensión de verdad. Las prácticas afianzan este discurso o
rompen con él. Los sujetos, además, por estar inmersos en una
época histórica, nos vemos condicionados por esos discursos y
prácticas.
Con esto queremos decir, que tenemos la capacidad de producir,
otorgar significación a nuestras vidas individuales y colectivas, pero
también somos producidos por la historia. No podemos escapar a
las condiciones sociales, aunque podemos transformarlas. Es de
ese modo como vamos construyendo la historia, produciendo y
reproduciendo la vida, y es también en este escenario donde se
presentan los facilitadores u obstáculos que posibilitan o impiden
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esta reproducción cotidiana. En lo social se expresan las
necesidades, sean éstas de orden material o simbólico, y también
la forma de darles satisfacción.
Llegamos así a identificar, que según como se configure este
social, como se estructuren y articulen las diferentes dimensiones
(económica, política, ideológica, cultural) desde las prácticas y los
discursos, será también el modo en que los sujetos den respuesta a
sus necesidades. En diferentes épocas históricas, encontraremos
también diferentes modos, espacios y significaciones respecto de la
satisfacción de las necesidades. Cuando hablamos de
configuración social, entonces, estamos haciendo referencia al
aspecto general, a la forma que adquiere una sociedad según la
articulación de las dimensiones nombradas, y como vemos, esta
configuración va variando temporo-espacialmente.
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