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1 Relaciones de capital social en Andalucía: análisis situacional comparado . Dr. Jaime Andréu Abela Universidad de Granada. Introducción: La comunicación que se presenta es un resumen elaborado de las principales aportaciones de los diferentes artículos y autores del libro: “Desde la esquina de Europa. Análisis comparado del capital social en Andalucía, España y Europa”2 un trabajo conjunto auspiciado por la Fundación Centro de Estudios Andaluces. El total de las aportaciones se sometió a evaluación editorial y espera ser publicado en breve. Esta investigación trata de comparar los resultados de una serie de variables vinculadas con el concepto de capital social en tres niveles territoriales: Andalucía, España y Europa. Para ello contamos con la gran posibilidad de aplicar un mismo cuestionario a una muestra ostensiblemente grande y significativa en Andalucía, al igual en España y en Europa en su conjunto. La Encuesta Social Europea financiada por la Comisión Europea (V y VI programas marcos) y las agencias nacionales de investigación (en el caso de España por el Ministerio de Educación y Ciencia ) aparece como una poderosa apuesta para dotar a las ciencias sociales europeas de un instrumento capaz de obtener información comparada sobre una serie de temas esenciales de la realidad política y social de 22 países europeos. El número de países incluidos en este estudio y los estrictos requerimientos técnicos y de diseño de dicha 1 Los profesores e investigadores que han formado el grupo de trabajo de análisis y explotación de la Encuestas Social Andaluza han sido los siguientes: Jaime Andréu Abela –Coordinador- (U. de Granada), Rafael Cassinello (Centro Estudios Andaluces), Pablo Galindo Calvo (U. de Granada), Antonio García Nieto (U. de Murcia), Estrella Gualda Caballero (U. de Huelva), Antonio Jaime Castillo (U. de Granada), Juan López Doblas (U. de Granada), Juan Sebastián Fernández Prados (U. de Almería) y Rafael Vázquez (U. de Granada). 2 Capítulo I: Influencia de los Medios de Comunicación de Masas sobre el Capital Social en Andalucía. (Jaime Andréu Abela y Rafael Martínez Casinello) Capítulo II: La compleja relación entre el Capital Social y confianza política desde el Sur de Europa. (Antonio M. Jaime Castillo). Capítulo III: Participación política y Capital Social en Andalucía, España y Europa, un estudio comparado a partir de la encuesta social andaluza y europea (2002-2003). (Rafael Vázquez García ). Capítulo IV: Participación Social y Asociacionismo andaluz en el marco de Europa y la teoría del Capital Social. (Juan Sebastián Fernández Prados). Capítulo V: Capital Social: Participación en el Trabajo. (Antonio García Nieto y Pablo Galindo Calvo). Capítulo VI: Capital Social, ciudadanía e integración social desde la perspectiva de las actitudes hacia la población extranjera. (Estrella Gualda Caballero). Capítulo VII: La religiosidad en Andalucía, valores y participación. (Pedro Castón Boyer y Juan López Doblas). Anexo metodología: Jaime Andréu Abela y Vidad Diaz de Rada) 1 investigación hacen de este instrumento uno de los más importantes en las ciencias sociales de los últimos años. La ESE supone, pues, un avance cualitativo y cuantitativo en los estudios comparados de cultura política en Europa de inestimable valor. Si bien la Encuesta Social Andaluza no es reproducción exacta de la europea sí que recoge todas y cada una de las variables incluidas en el análisis. De esta forma, la comparación contiene todas las garantías de fiabilidad y validez propias del trabajo científico. La Encuesta Social Andaluza (ESA) 3, es un estudio promovido por la Fundación Centro Estudios Andaluces con la finalidad de disponer de datos comparables de la realidad social de Andalucía, con el objetivo de disponer de un marco comparativo extenso. Parte de la metodología utilizada se deriva lógicamente de la Encuesta Social Europea. Para este trabajo comenzaré con una definición del concepto de capital social tal y como se ha entendido por los colaboradores del proyecto. La mayoría de los mismos han partido de una acepción culturalista del concepto que explico seguidamente y que subraya la importancia de las redes sociales y de los valores individuales, principalmente la confianza interpersonal, para la creación de virtud cívica y para la mejora de la calidad de la democracia. El análisis, por su parte, se divide en siete partes. En cada una de ellas se pone en conexión nuestro elemento principal, el capital social, con una serie de variables sociopolíticas de enorme trascendencia sociológica, dígase los medios de comunicación, la confianza social, la participación social y política, el trabajo, las actitudes hacia la inmigración y la religión. Se pretende en todo momento hacer notar la capacidad del concepto del capital social para explicar mejor realidades actuales como el consumo de información, la desafección política, la inmigración y los problemas de racismo o las relaciones en el ámbito laboral. Marco conceptual.4 El concepto de capital social es trasladado a la Ciencia Política desde la Sociología. La primera definición contemporánea del concepto es una definición funcional, en el sentido propuesto por J. Coleman (1990), refiriéndose a aquellos aspectos de la estructura social que facilitan ciertas acciones de los actores. Como han señalado Torcal y Montero (2000: 80-81) es una definición estructural, puesto que el capital social es un aspecto de la estructura social, al tiempo que funcional, pues permite facilitar la acción colectiva. Robert D. Putnam (1993, 2000), sin embargo, incorpora al término un matiz más subjetivo al atribuir una mayor importancia al conjunto de actitudes y valores de los individuos en su conjunto. En este caso, el capital social estaría compuesto por tres elementos principales (Newton, 1999: 4-9). De un lado los aspectos 3 Los aspectos técnicos de la Encuesta Social Andaluza se pueden consultar en el informe publicado por la Fundación Centro de Estudios Andaluces en el año 2003 y en el Anexo Metodológico de el libro que se va a publicar en pocas semanas en la Editorial Biblioteca Nueva. 4 La conceptualización de capital social utilizada en esta investigación, fundamental para la construcción de hipótesis de trabajo, así como aspectos metodológico y algunos de los resultados (gráficas y tablas) más impactantes fueron presentados en una ponencia en el III Congreso Internacional de Encuestas celebrado en Granda en Septiembre de 2004. . 2 culturales subjetivos relacionados con la confianza, la reciprocidad y la cooperación. En segundo lugar lo que algunos han denominado características sociales objetivas (Van Deth, 2003: 83); es decir, redes sociales y asociaciones principalmente. Por último, el capital social también se refiere a los bienes colectivos, facilidades y servicios que derivan de la acción coordinada de individuos a través de organizaciones. Es este aproximación culturalista al estudio del capital social la que nos interesa y adoptamos en nuestro estudio. Para la mayoría de los autores que han abordado el concepto (Haug, 1997), y pese a las notables discrepancias entre ellos, queda salvaguardada una idea: la importancia de las redes sociales. “La idea central de la teoría del capital social es sumamente sencilla: las redes sociales importan. Las redes sociales poseen valor, ante todo, para quienes se hallan en ellas. Utilizando el lenguaje de la microeconomía, las redes sociales producen beneficios privados o internos” (Putnam y Goss, 2003: 13). En cualquier caso, la virtualidad del capital social para las sociedades modernas excede el mero ámbito de la vida política5. La importancia del compromiso cívico y de las redes de cooperación y solidaridad son, como han demostrado muchos estudios, vitales en ámbitos como la educación, el desempleo, el control del crimen y el abuso de drogas o la integración de las minorías étnicas (Putnam, 1995: 66). Sin embargo, el principal problema del capital social estriba en su cuantificación. Por un lado, el capital social está compuesto de muchos y diferentes aspectos, por lo que los estudios tienden a estudiar un conjunto de indicadores más que un solo aspecto. De otro lado, muchos de estos indicadores como la confianza interpersonal son subjetivos e intangibles y, pese a la labor de las encuestas de opinión, no son fáciles de mesurar. Son problemas metodológicos que habría que añadir a los problemas de conceptualización propios de las ciencias sociales y muy especialmente de los estudios de cultura política6. El capital social puede presentarse de muchas formas, con muchas caracteres, de ahí que podamos hablar de un wide concept. Pese a las oposiciones y críticas que el concepto de Putnam ha encontrado (Boggs, 2001; Boix y Posner, 1996, 2000; McLean y otros, 2002; Smith y Kulynych, 2002; Szreter, 2002) nos valemos de la distinción que junto con Kristin A. Goss propone respecto a las formas en que el capital social puede aparecer. Son principalmente tres las diferenciaciones que nos interesan subrayar: - Formal / Informal: frente al capital formal de las asociaciones establecidas existen los vínculos informales con la familia o los amigos que pueden llegar incluso a ser más efectivos. 5 En este mismo conjunto de trabajos que componen esta obra se vincula el ámbito laboral y el fenómeno de la inmigración con el capital social. 6 Véase Johnson, J. (2003) « Conceptual Problems as Obstacles to Progress in Political Science. Four Decades of Political Culture Research”. Journal of Theoretical Politics, 15(1): 87-115 y Morales, L. (2002) “Associational Membership and Comparative Perspective: A Note on the Problems of Measurement”. Politics & Society, Vol. 3 (3):497-523. 3 - Denso / Tenue: existen vínculos fuertes, densos, continuados definidos por la proximidad y frecuencia del contacto. Existen, de otro lado, relaciones esporádicas e incluso casuales que también podrían reportar beneficios. - El análisis tipológico termina con la oposición entre capital social vuelto hacia dentro y capital social vuelto hacia fuera y entre capital social que tiende puentes y capital social vinculante7. Principales Aportaciones. • Capital social y Medios de comunicación En las sociedades occidentales la televisión se ha convertido en el medio estrella de la comunicación. Fundamentalmente, una televisión basada en el entretenimiento con una audiencia media de más de tres horas. Esta forma de ocio, cada vez más individualizado, repliega a los ciudadanos hacía “si mismo”, lo cual influye, según Putnam, en un nivel de participación menor en actividades societarias. No obstante, los medios de comunicación modernos ofrecen tanto información como entretenimiento. Una dedicación mayor a la información y menor al entretenimiento invierte el sentido de la relación. Los ciudadanos más informados a través de los medios, suelen participar más en organizaciones sociales. La realidad social en todo momento es mucho más compleja de lo que podrían explicar un pequeño grupo de variables, con lo cual las transformaciones tecnológicas que se están produciendo en los diferentes medios de comunicación masivos a través de Internet será muy importante tenerlas en cuenta en el actual milenio. Tanto la televisión, la radio o la prensa escrita, van diversificando sus contenidos e interactuando más con su audiencias hasta conseguir programaciones a la “carta”. Los medios se están adaptando cada vez más hacia espacios comunicativos digitales, donde sus usuarios puedan participar más en la selección de sus programas. Así es corriente que el lector de prensa, lea artículos en papel, vea informativos, escuche noticias de actualidad y amplíe conocimientos e incluso pida más información a través de las diferentes plataformas de los medios en Internet. De igual forma, un televidente de un programa de entretenimiento, como por ejemplo, “Gran Hermano” u “Operación Triunfo”, pueda continuar informándose a través de tertulias en la radio, revistas e 7 Para esta última distinción puede verse Zmerli, S. (2002) “Bonding and Bridging Social Capital. A Relevant Concept for Political Participation?”. Paper presentado en ECPR Joint Sessions. Turín, Italy, además de al propio Putnam (Putnam, R. D (1995) “Tuning in, Tuning out: the Strange Disappearance of Social Capital in America”. PS, 28). 4 Internet, visionándolos durante las 24 horas del día, inclusive interactuando con la organización de los programas y los concursantes, mediante “foros”, “chat” y “correo electrónico”. Como conclusión final de este apartado obtenemos lo siguiente: Los andaluces hacen un uso menor de los medios de comunicación que los europeos, limitando su exposición casi exclusivamente a la Televisión, además muestran escaso seguimiento y atención hacia la información política en cualquier medio. Los andaluces somos junto con el resto de los españoles, Grecia y Portugal, los europeos que menos prensa leemos. Realmente en este apartado detectamos una brecha importante, entre el sur y el este de Europa muy poco lectora, y los países escandinavos y resto de los europeos, importantes consumidores de prensa escrita. Además, el perfil sociológico de los que leen más prensa se caracteriza por ser personas mayores jubiladas con pocas posibilidades de participación en las organizaciones comunitarias más activas. Evidentemente con los datos anteriores en los análisis en profundidad encontramos escasas relaciones entre medios de comunicación masivos y participación social. Solamente detectamos entre la exigua audiencia de materia política cierto grado de participación y de interés por ella. En cierta medida podemos hallar en el caso de Andalucía, una relación entre el consumo masivo de televisión, fundamentalmente a nivel de entretenimiento, y una pequeña participación social. • Capital social y confianza política Partiendo del síndrome generalizado del descontento político que aqueja de forma crónica a las democracias occidentales. Son dos los enfoques que parecen dominar el espectro teórico para explicar este fenómeno: Para Inglehar (1998, 1999) y la escuela del cambio cultural, los nuevos valores post-materialistas están en contradicción con el valor de autoridad y las instituciones que lo representan y amenazan las formas tradicionales de participación política a través de nuevos movimientos sociales y nuevas formas de participación no convencional. El otro enfoque nos lo dibuja Putmam (1995, 2000) mediante las crisis de sociabilidad, debido al consumo cada vez mayor de actividades privadas como el consumo ingente de televisión que provocan un declive del capital social y la participación democrática. La tesis central de Putmam (1995, 2000), basada en el supuesto de que las habilidades políticas básicas se aprenden a través de la participación en actividades de carácter asociativo, aunque persuasiva y convincente en muchos aspectos, ha sido ampliamente criticada y discutida. Por ejemplo, a nivel teórico Edwards y Foley (1996, 2001) plantean varias objeciones menores y una fundamental, la inutilidad del concepto capital social aislado del contexto institucional. Son las instituciones sociales sus regulaciones públicas las que dan lugar a un tipo de capital social u otro. Algunas de las debilidades de las relaciones postuladas por 5 Putmam son subrayadas por Levi (1996), Newton (1999) y Norris (2000), las correlaciones entre capital social y confianza política son bastantes débiles, lo que les hace pensar a dichos autores que el factor explicativo más fuerte de la confianza política son las propias instituciones políticas. Los datos muestran que los andaluces no participan menos que la media de los españoles en asociaciones voluntarias ni en actividades políticas. De hecho, el número de asociaciones a las que pertenecen, por término medio es ligeramente superior a la media española. Y aún estando en un nivel de participación social bajo, comparado con el centro y el norte de Europa, los andaluces están más conectados con asociaciones que los italianos, los griegos, los portugueses o los polacos. Además la media de participación en actividades políticas en Andalucía es superior a la española y está alrededor de la media europea en las principales formas de participación política recogidas en la ESE. Donde se empieza a percibir diferencias importantes de Andalucía respecto a España y el resto de Europa es en las variables de confianza interpersonal. De media, los andaluces confían menos que los españoles, tienden más a pensar que la gente intenta aprovecharse de los demás, y menos a pensar que la gente trata de ayudar a los demás. Los resultados empíricos obtenidos llevan a la conclusión de que no existe una relación clara y directa entre capital social y confianza política institucional en Andalucía, cuando se controlan el efecto de la valoración de los rendimientos del sistema político. Existe una relación causal entre confianza interpersonal y participación social. Pero la influencia de ambas variable sobre la confianza en las instituciones públicas no es muy definida. Estos datos llevan al autor de este capítulo a sostener la conclusión, coincidente con Newton (1999) de que la relación entre capital social y confianza es más bien débil y, fundamentalmente, que esta relación está medida por la presencia de otras variables en el contexto. Se puede sostener igualmente, que la confianza en las instituciones no se generan a través de la movilización política. Ante lo contrario, los individuos más movilizados políticamente tienen una concepción más crítica de las instituciones que les lleva a implicarse en otras formas de participación social, mientras que los satisfechos tienen una actitud autocomplaciente respecto del sistema político que inhibe la implicación, en formas de actividad política, que puedan indirectamente amenazar el status quo. • Capital social y participación política. Para Putnam la mayor parte de asociaciones y movimientos sociales de un lado y el capital social del otro “están tan íntimamente conectados que a veces es difícil distinguir entre el huevo y la gallina” (Putnam, 2000: 152) Si bien esta idea es desarrollada extensamente en Bowling Alone, Putnam no aclara en ninguno de sus estudios de manera suficiente la posible conexión entre capital social y participación política, relación que continúa sin esclarecerse de manera definitiva (Van Deth, 2002: 21). 6 En este apartado para estudiar estas relaciones se parte de dos hipótesis: En la primera se piensa que los niveles de participación política en Andalucía son muy bajos, así como el interés y socialización política. En la segunda, siguiendo a Putman se trata de averiguar si existe en nuestra comunidad un capital social débil, informal poco denso que sólo hace referencia a actividades que no exijan ni impliquen una actividad continua del individuo. El análisis empírico demuestra la primera hipótesis. Efectivamente, Andalucía y también España, de la que no se desmarca demasiado en ningún momento, presenta unos bajos niveles tanto en orientaciones, actitudes como comportamiento favorables a una mayor participación política. La situación europea media muestra casi siempre porcentajes más elevados. Para la segunda hipótesis se comprueba como la no o sí pertenencia o colaboración con asociaciones, elemento fundamental del capital social, tiene influencia en la participación política. El estudio aprecia también algunas diferencias llamativas en el análisis interprovincial, donde se pueden considerar ciertas peculiaridades entre la Andalucía occidental y la oriental. Por último, se observa en Andalucía y prácticamente lo mismo en el caso del resto de España, que la orientaciones hacia la participación política son de poco implicación y consistencia, las formas participativas no crean redes sólidas, al hacerse de forma esporádica y no existiendo continuidad, como ya ha tenido ocasión de comprobar el autor en otros estudios (Vázquez, 2003). • Capital social y asociacionismo. Tanto las investigaciones de Putnam como la de otros autores (Fukuyama, 1998; Newton, 2001, Anheier y Kendall, 2002; Wollebaek y Selle, 2002) confirman las relaciones significativas entre asociaciones voluntarias y la confianza. Pero más allá de promover la confianza social y otras normas de reciprocidad, esencia del capital social, la participación en asociaciones voluntarias constituye por sí mismo uno de los indicadores del capital social, ya que es profusamente utilizado en las encuestas al generar y ampliar las redes sociales entre los ciudadanos (Díez Ulzurrun, 2002: 499), otro de los elementos básicos de la definición de capital social8. En la exploración de los resultados de la Encuesta Social Europea se confirma la existencia, en primer lugar, de la vinculación de la participación social y asociacionismo con el capital social en las correlaciones establecidas con el grado de confianza interpersonal. En 8 Putnam define capital social destacando dos elementos fundamentales relacionados entre sí: las redes sociales y las normas de reciprocidad o confianza social (Putnam, 2003: 14). 7 segundo lugar, se demuestra la hipótesis que defiende cómo la participación social y el asociacionismo ayuda a explicar el desarrollo humano de los países. En este contexto teórico y geográfico, capital social y Europa, se describe la evolución del asociacionismo en Andalucía, por un lado, y se examina la Encuesta Social Andaluza de 2003. Las conclusiones evidencian la evolución positiva en el número de asociaciones, fundamentalmente durante los años noventa, y sobre todo confronta los resultados de la Encuesta Social Andaluza con la europea y la española en las tasas de participación social y asociacionismo, para finalizar con una comparativa entre las mismas provincias andaluzas. Los resultados han demostrado que los niveles de participación social y asociacionismo en Andalucía superan la media de España en los indicadores estudiados, tasa de participación social y tasa de asociacionismo; pero frente a Europa sólo la sobrepasa en la tasa de participación social y no en la de asociacionismo en la que queda en los niveles de los países del Este con una sociedad civil emergente. • Capital Social y relaciones en el trabajo. Si partimos del concepto de capital social como las redes sociales y las normas de reciprocidad asociadas a ellas, en el mundo del trabajo, dichas redes e interrelaciones sociales cobran especial importancia de cara a la consecución de lo que podríamos denominar como salud laboral. El mundo del trabajo, transformado en las ultimas décadas en un lugar de desarrollo, encuentro y colaboración interpersonal, en el que los individuos pasan cada vez más tiempo y, en el que los nuevos modelos de dirección de personas intentan potenciar la cooperación y la sinergia organizacional, constituye igualmente un momento o lugar muy adecuado para la creación de capital social. Sin embargo, a juicio de Putnam, las redes sociales y de amistad que se crean a raíz del trabajo no gozan de la solidez, estabilidad y garantías que puedan presentar otro tipo de redes de amistad. Entre algunas de las razones más destacadas que justifican la debilidad cualitativa de estas redes se encuentran la precariedad laboral, la falta de implicación con los objetivos de la empresa, la inestabilidad en el empleo, la falta de ética empresarial, etc. En definitiva, en el actual entorno socioeconómico y laboral, hablar del lugar de trabajo como espacio de desarrollo de la solidaridad social es, al menos, arriesgado. La confianza, la participación, expectativas de cambio y satisfacción laboral se toman como claves para el desarrollo del clima laboral que incremente los niveles de capital social. 8 En general, los elementos claves para el desarrollo de la participación en el trabajo, se presentan en muchos de los casos, deficitarios y, en algunos casos, preocupantes, no sólo para el caso andaluz, sino también para el conjunto de la sociedad española. Respecto a la satisfacción en el trabajo, los empleados españoles y andaluces están por debajo del conjunto de los empleados de la Unión europea. El conjunto de los españoles, sin embargo, se muestran menos dispuestos a mejorar las condiciones de trabajo para aquellos andaluces que se posicionan por encima de la media europea. En cuanto a la autonomía y flexibilidad en el puesto de trabajo, los andaluces se sitúan por encima de la media nacional. Y por último, en Andalucía el grado de afiliación sindical es bajo, siendo esta la tónica de los países del sur de Europa. En resumen, estos elementos muestran un clima laboral más inclinado por parte de Andalucía que el resto de España hacia la generación de capital social relacional en este contexto. • Capital social y relaciones con los inmigrantes. Diversas investigaciones vienen explorando las relaciones entre capital social y migraciones (en términos de grupos étnicos, raza, etc.). Algunas líneas de análisis indagan sobre los nexos que se producen entre el éxito o fracaso en los procesos de integración social de la población extranjera y si ésta se inscribe o no en un contexto de redes y apoyos sociales que funcionen a modo de recursos en múltiples situaciones: acceso, mantenimiento y mejora de empleo, acceso de vivienda, logro académico, apoyo afectivo, obtención de la ciudadanía, etc. (Portes, 1995; Martínez, García y Maya, 2001; Aguilera, 2000; Gualda, 2001; Huntoon, 2001; Baker, 2000). Sería el caso, por ejemplo, de la investigación de Layman y Basnyat (2003) cuando detectan que las “normas de confianza” mantenidas en el interior de un grupo de Somalíes en Estados Unidos se extienden hacia la comunidad mayoritaria, mientras que no ocurre así en el otro grupo que comparan (los Hmong). El desarrollo de capital social permite al primer grupo una mejor integración en la sociedad, se argumenta. Igualmente ocurre respecto a estudios que arguyen que el capital social tiene un valor explicativo de la adaptación a la escuela de jóvenes inmigrantes (funciona como predictor del éxito escolar), jugando en este proceso la influencia de la familia inmigrante y las comunidades étnicas un importante papel (Lauglo, 2000; Zhou y Bankston, 1998; Portes y MacLeod, 1999; Chow, 2000). Las redes sociales, la confianza y valores compartidos que de aquí derivan son importantes igualmente en el caso de los refugiados para superar las problemas de deslocalización y dispersión (Loizos, 2000). Aunque el capital social en forma de redes étnicas y lazos familiares jueguen un papel importante en los procesos de adaptación, algunas investigaciones apuntan a que no 9 puede entenderse que su influencia será siempre el factor que decida una óptima inserción. Sería el caso descrito por Marger (2001a y 2001b), cuando alude a que la influencia del capital humano (en el sentido de cualificación profesional) en los empresarios puede hacer innecesario el empleo de capital social para conseguir la integración económica. La mayoría de los andaluces parecen proclives a favorecer la integración, no obstante, cada vez crece más un grupo importante de andaluces con desconfianza y recelo ante la llegada de población extranjera. A pesar de ello, la sociedad andaluza presenta innumerables muestras de redes que ayudan a construir e incrementar un capital social solidario favorable a la integración en el sentido que lo propone Putnam (2003). • Capital social y relaciones religiosas. Para finalizar el análisis se ha tratado de vincular el capital social con la religiosidad de los ciudadanos. Tan sólo vamos a apuntar que, pese al descenso histórico de la importancia de la religión en la vida de los españoles y de los andaluces, el factor religioso aún continua teniendo una vigencia en la cotidianeidad de las personas. Sin duda, ello va a condicionar la predisposición al asociacionismo, la reciprocidad, las relaciones de confianza y, en fin, la construcción misma del capital social. Se confirma la disminución de la importancia de la Iglesia como Institución. El sentimiento de pertenencia a las iglesias, los partidos políticos o las familias no significa adhesión incondicional a las creencias. Se vive a gusto dentro de las instituciones tradicionales pero sin sentirse coaccionados por ellas. Es decir, nos encontramos en un proceso de progresiva desinstitucionalización vivencial. Las instituciones en general, y la religión en particular, no monopolizan socialmente la ortodoxia, sino que existe un pluralismo que tiene como principio la individualidad. Putnam (2002) habla de una religión “privatizada” e “individualizada” que conduce a un volumen inferior de capital social en la religión institucionalizada. • Conclusión: Con sus luces y sus sombras este trabajo muestra a Andalucía dentro del contexto social europeo, en unos casos por encima y en otros casos por debajo de la media, en materias que afectan a la creación de relaciones y vínculos que afectan directamente a la generación de un capital social positivo que genera y regenera a través de la participación social en las sociedades democráticas. Por otro lado, un elemento de interés que hemos apuntado en esta investigación son las influencias de las TICs en los nuevos espacios relacionales. Pero, ¿que relación hay entre 10 capital social o más concretamente sociabilidad y este nuevo espacio de comunicación donde confluyen todos los demás?. Norris (2002) asegura que existe una alta asociación. Es posible que entre los usuarios de Internet, independientemente del uso que se haga de la red se oriente a fines informativos, de ocio, comerciales, de estudio, etc, ... se estén creando nuevas formas de relación que puedan desembocar en nuevas tipologías de solidaridad social. Muchos creen que cualquier cambio en las formas tradicionales de comunicación cara a cara o Gemeinschaft, pueden representar una amenaza a la calidad de vida cívica, los intercambios sociales colaborativos, y el espíritu de lo comunitario en las sociedades modernas. No obstante, a día de hoy no tenemos suficientes elementos de juicio para asegurar que Internet pudiera reemplazar o complementar otras formas de contacto. Se trata de un medio de comunicación social que está todavía evolucionando y difundiéndose entre la población. Todavía no podemos predecir con exactitud las consecuencias sociales de su uso masivo. Sin embargo, en ciertos estudios realizados entres usuarios norteamericanos, en cuya sociedad resulta más extendido este fenómeno tecnológico, se puede explorar si los ciudadanos más activos en el uso de Internet, amplían sus experiencias comunitarias. En este sentido podemos tomar como indicador el grado de interacción del ciudadano con sus grupos o comunidades de referencia. Observaremos que si llegan a fortalecer y reforzar sus redes sociales a través de este nuevo espacio social que constituye Internet. Los análisis realizados sugieren, en general, que Internet refuerza esa función social de integración aunque la potencia de su impacto varía de forma importante dependiendo del tipo de comunidad virtual de que se trate. Para ir más allá, es necesario profundizar en la vida interna de las comunidades on line y analizar más de cerca las influencias funcionales o disfuncionales que Internet ejerce sobre la sociedad real en su conjunto. Es posible que estas comunidades virtuales puedan ayudar a superar las divisiones tradicionales entre las comunidades territoriales, ya que tienen la capacidad de fusionar las uniones entre aquellos ciudadanos que comparten similares creencias, y mostrar al resto del mundo sus peculiaridades. Al fin y al cabo “conocer” es el primer paso para compartir interactuar y relacionarse socialmente. 11 BIBLIOGRAFÍA Aguilera, M. (2000): “The Labor Market Outcomes of Undocumented and Documented Immigrants: A Social Capital and Human Capital Comparison”. The Humanities and Social Sciences, 60, 8, Feb, pp.3155A-3156A. Anheier, H. y Kendall, J. (2002) Interpersonal trust and voluntary associations: examining three approaches. British Journal of Sociology, 53 (3) September, pp. 343-362. Baker, S. (2000): “From Latin American Immigrant to “Hispanic” Citizen: The Role of Social Capital in Seeking U.S. Citizenship”. Social Science Quarterly, 81, 4, diciembre, 1053-1063. Banfield, E. 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