Download CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE
Document related concepts
Transcript
VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE GT23. HÁBITAT Y CONVIVENCIA Participantes en el Grupo de Trabajo Relatores Vicente Alquézar Puértolas Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales Carlos Gallego Fontalva. Universidad de Málaga Colaboradores Técnicos María Patrocinio de las Heras Pinilla Concejala del Ayuntamiento de Madrid Lucila Corral Ruiz Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Fuenlabrada Ángel Parreño Lizcano Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan Luis Bo Ferrer Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. Teruel Manuel Martínez Domene Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. Almería José Manuel Ramírez Navarro Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. Málaga Coordinador Gustavo García Herrero Consejo General de Trabajadores Sociales. Zaragoza 1 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE I Parte. EL TERRITORIO URBANIZADO: ESCENARIO DE LA CONVIVENCIA Ciudad y sostenibilidad Según todas las proyecciones, en pocos años más del 80% de la población mundial vivirá en las ciudades. De manera que hablar de hábitat implica necesariamente hablar de ciudad. El incremento de población está generando que la estructura social de las ciudades experimente fuertes transformaciones a las que no se les dá la atención que precisa, a diferencia de lo que sucede con la utilización del suelo, las redes de información o las redes de comunicación. Ya nos resulta familiar el concepto de ciudades sostenibles cuando estamos en pleno proceso de configuración de las megaciudades. También es verdad que el concepto de sostenibilidad se aborda con mucha más intensidad en lo referido a los aspectos medioambientales y de consumo que al ámbito de las relaciones sociales y de convivencia. Cuando se hace referencia a las “redes de comunicación” inter-ciudades, se hace referencia a la comunicación financiera, de información, de mercancías..., pero no se tienen en cuenta las redes de comunicación social. Podría afirmarse que la utilización del territorio está configurando la “ciudad dual”, en la que los habitantes que están incorporados a esas redes de comunicación mantienen unos niveles de renta en constante crecimiento, mientras que otro sector de población ve como sus niveles de renta disminuyen y son incapaces de superar unos niveles mínimos de subsistencia lo que, cada vez más, les va acercando a situaciones de exclusión social. Aunque es cierto que los conceptos de “sostenibilidad” de las ciudades o de “buenas prácticas”, como se ha señalado, se han generalizado desde el ámbito meioambiental , no lo es menos que se están incorporando, a los mismos, una visión de la ciudad vinculada también a las personas que en ella conviven y, en consecuencia, saludable en lo que a convivencia y relaciones sociales se refiere. En este sentido se transcribe parte de una intervención de Mihajlo D. Mesarovic (Case Western Reserve University ,Cleveland, EE.UU): “El desarrollo sostenible ha sido aceptado, en general, como un paradigma para un futuro deseable. En la evaluación de las condiciones para un desarrollo sostenible, se ha hecho hincapié, de manera abrumadora, en los recursos y el medio ambiente que los sostiene. Aunque ha sido reconocido, el dominio social y humano de la problemática mundial no se ha tenido en cuenta en el análisis. Sin embargo, sin sociedades sostenibles no puede haber ningún desarrollo sostenible. Después de todo, la condición sine qua non del desarrollo es la satisfacción de las necesidades básicas: físicas, sociales y psicológicas” 2 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE En los últimos años el fenómeno de la globalización, de la interdependencia, está presente en todos los debates y reflexiones y su trascendencia es innegable. Pero ello no implica que no se puedan afrontar, desde la esfera de lo local, las disfunciones que en ese ámbito puedan producirse y que deban asumirse como consecuencia lógica de la citada globalización. Muestra de lo anterior son las conclusiones de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992), donde se impulsó la Agenda 21 asumiendo la corresponsabilidad de los municipios en la situación de Crisis Ambiental Global. El V Programa de la Unión Europea sobre Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible asume los compromisos de la Cumbre de Río de Janeiro. La Carta de Aalborg es el documento de referencia en este sentido. La "globalización" como justificación ante el deterioro de nuestro entorno de relación está siendo puesta en cuestión desde diferentes ámbitos. Geógrafos, sociólogos, psicólogos, antropólogos… se ocupan de ello Las aportaciones de los profesionales de lo "social" nos llevan a concebir la ciudad como algo que va mucho más allá que las vías de comunicación, los centros de producción o las circunscripciones de consumo. J. Borja y M. Castell establecen la distinción entre urbanización y ciudad: "la urbanización se refiere a la articulación espacial, continua o discontinua, de población y actividades. En cambio, la ciudad, tanto en la tradición de la sociología urbana como en la conciencia de los ciudadanos en todo el mundo, implica un sistema específico de relaciones sociales, de cultura y, sobre todo, de instituciones políticas de autogobierno" Parece evidente que en el concepto de planeamiento urbano ha asumido un lugar hegemónico la idea de urbanización de espacio en detrimento de la urbanización de la ciudad. Se planifica tomando como referencia, casi exclusivamente, el territorio; su propiedad, su precio; se califican los terrenos; se fijan sus usos y densidades de población; se establecen volúmenes de edificación… Sin embargo, no habría que dar por sentado que la “adaptación” de los habitantes al territorio, garantiza la “sostenibilidad” de la ciudad. Habría que renovar esfuerzos para que la planificación urbana contemplara los instrumentos adecuados para hacer posible que al igual que se cubren las necesidades de los “habitantes”, se cubrieran también las necesidades de los “ciudadanos”, aunque seamos conscientes de que las necesidades de los “ciudadanos” no quedan limitadas al ámbito de la planificación urbana. La ciudad como el espacio del ciudadano Es verdad que al hablar del modelo de ciudad existe una fuerte carga subjetiva y una concepción ideológica de la sociedad. Sin embargo no se trata de establecer un debate ideológico. El objetivo debe consistir en encontrar criterios generalmente aceptados para el desarrollo armónico de la ciudad. 3 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Pero no es menos cierto que, aún disponiendo de reflexiones teóricas sobre el concepto de ciudad, no existen unos indicadores comunes que permitan diseñar los instrumentos precisos para conjugar la planificación del territorio y la construcción de la ciudad. Se trataría de encontrar algunos indicadores que deberían ser el referente, fuera cual fuera el modelo de desarrollo territorial elegido, y posibilitaran un desarrollo social “sostenible” así como los instrumentos precisos para su seguimiento y evaluación, porque también el desarrollo social es parte del desarrollo sostenible. La ciudad debería concebirse como el espacio de los ciudadanos y, por lo tanto, un espacio a su servicio. Pero no sólo como sujetos activos de consumo de bienes y servicios, sino como un espacio adecuado para la convivencia y relación social. En definitiva, en un instrumento de desarrollo integral de la persona -insistimos- más allá de su capacidad de consumo. Reflexiones como las de Alain Touraine, "en gran número de casos no somos ciudadanos, sino más bien habitantes", ponen en tela de juicio la capacidad de esta sociedad para seguir avanzando en los procesos democráticos de participación. El espacio debe ser también modelado en función de las necesidades de los ciudadanos, la transformación mecánica sólo es posible en el ámbito del territorio, pero no de los ciudadanos. Las divergencias entre la ordenación del territorio y los procesos sociales que se producen en ese territorio se han querido trasladar, en no pocas ocasiones, a cuestiones terminológicas. Si esa fuera la causa de las divergencias, posiblemente estarían resueltos. Lo cierto es que los intereses entre el espacio, su ordenación, y los procesos sociales no coinciden. Habría que apostar para lograr un acuerdo en el que se fijara el punto de referencia y los instrumentos para su desarrollo. En este sentido, sería de gran interés que, aspectos como el urbanismo, la movilidad o el transporte, se incorporaran en el área de los factores sociales como indicadores para la evaluación del desarrollo sostenible y no exclusivamente como indicadores ambientales. La ciudad como espacio de relación Si alguna característica debe reunir la ciudad para el individuo ha de ser la capacidad de relación. Vivir en la ciudad es vivir en comunidad. La ciudad nos acerca servicios y, en ocasiones, oportunidades de desarrollo personal, pero sobre todo nos permite relacionarnos con nuestros iguales. Con la denominación de “relaciones interpersonales” pueden abordarse numerosos aspectos. De ellos, desde la perspectiva relacional que nos ocupa, habría que limitar la referencia a los que tienen lugar en el ámbito de lo público. 4 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Para el desarrollo de las relaciones interpersonales, existen las calles, plazas, parques, comercios. Ahora bien, ¿qué concepto de ciudad se está desarrollando y qué consecuencias tiene respecto a la utilización de estos espacios de relación adecuados para las relaciones interpersonales entre sus pobladores? Si las dimensiones y configuración de las calles se conciben para que puedan absorber determinado flujo de tráfico, parece lógico que sirvan para ello y que difícilmente respondan a las condiciones requeridas para la relación y contacto personal. Si las plazas se conciben como espacios de confluencia de vías de circulación y redistribución del tráfico rodado, dispondrán de escasos espacios que favorezcan la relación y convivencia social. Si los parques y zonas verdes se contemplan desde una perspectiva exclusivamente estética serán, casi con toda seguridad muy bonitas, pero escasamente adecuadas como lugares de ocio, esparcimiento y relación. Si los diferentes servicios se ubican sólo en función de una concepción territorial sin contemplar los aspectos sociales y de accesibilidad (física y personal), o no se tiene en cuenta la incidencia que han de tener en el futuro desarrollo del territorio, incluida su composición social, no contribuirán a la cohesión social pudiendo, incluso, estigmatizar su área de influencia y a quienes en ella habitan. Si se descuida el pequeño comercio y se permite la desaparición de la red comercial del barrio, las calles serán meros corredores y elementos de transito de los habitantes de la zona, y surgirá la necesidad de largos desplazamientos (con sus correspondientes consecuencias) para procurarse las necesidades básicas de alimentación, vestido, etc. Si las calles sólo son utilizadas como espacios para el tráfico rodado, adquieren la condición de impersonales e incluso desconocidas, pierden sus cualidades como espacios de relación. Estas y otras circunstancias deberían estar presentes en los procesos de planificación urbana, para alcanzar el objetivo de un hábitat urbano sostenible. La ciudad es mucho más que territorio, de manera que los instrumentos de ordenación del territorio adquieren una especial importancia en la sostenibilidad social de ese territorio. Esta trascendencia supone que al “ciudadano” no le puede resultar indiferente la ordenación y planificación de “su” territorio. La planificación urbana es una función pública. Otra cuestión será cómo se ejerce; si responde a criterios relacionados con los intereses generales o si, por el contrario, tiene más que ver con los intereses económicos de determinados grupos de presión; si las administraciones asumen su responsabilidad en la utilización del suelo urbano o si dejan el territorio, la ciudad, exclusivamente a las leyes del Mercado. Merecería la pena que se establecieran verdaderos cauces de participación a lo largo de todo el proceso de planificación. No queremos omitir, por obvio que resulte, que esos cauces deben ser de participación real y que los actuales procesos resultan ineficaces para la implicación activa de los ciudadanos en la construcción de la ciudad. 5 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Al hablar de participación hay que introducir un elemento más dentro de la ciudad como espacio de relación, la vertebración social. Una ciudad será más saludable, en lo que a sostenibilidad social se refiere, cuanto mayor sea la capacidad de incidencia de sus habitantes en los asuntos ciudadanos. Una participación eficaz sólo es posible si el ciudadano se organiza para ello. Es cierto que no es posible imponerla. Sin embargo la existencia de cauces y espacios de participación claros y definidos, contribuye de manera eficaz a la vertebración social y en consecuencia a la incorporación de los individuos en los procesos de planificación. Las relaciones con las instituciones que gestionan el territorio se enmarcan en los procesos de participación social, así que podríamos concluir que cuanto más cercana y accesible esté del ciudadano la administración que gestione el territorio más condiciones de sostenibilidad reunirá la ciudad. Se trataría, en definitiva, de conquistar, frente a los diferentes grupos de presión, la capacidad de incidir en la planificación y desarrollo del territorio para, de esta forma, participar en la configuración de la ciudad, de hacer de la ciudad un proyecto común del conjunto de los ciudadanos. La vivienda como referente en la composición social del territorio La vivienda se convierte en un elemento de especial trascendencia al referirnos a la sostenibilidad de nuestras ciudades. La dificultad de acceso a la vivienda, el chabolismo horizontal o vertical, la existencia de infraviviendas son algunas de las circunstancias que distorsionan el desarrollo armónico de la ciudad y aún haciendo abstracción de ellas, la vivienda adquiere un rango especial en la configuración social del territorio. La vivienda configura una serie de condicionantes en la composición demográfica y social de los diferentes espacios de la ciudad. Así, la construcción de viviendas en nuevos suelos urbanos implicaría la llegada de una población joven. Sobre todo cuando estas viviendas forman parte de las promociones de viviendas de Protección Oficial, nos encontraríamos además con unos niveles de renta bastante homogéneos. Un hábitat acorde con las necesidades de esta población requeriría un tipo de servicios diferentes a los de la población joven. Sin embargo, si nos referimos a la rehabilitación de viviendas en zonas urbanas consolidadas -generalmente cascos antiguos de las ciudades- nos encontraríamos con el acceso a la vivienda de otro tipo de población, de más edad, que viene a compartir el territorio con una población envejecida y, habitualmente, con niveles de renta inferiores. 6 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE De tal manera que podríamos observar una ciudad parcelada en función de una distribución territorial de la población que correspondería a un abanico de edades y rentas preestablecido, con sus correspondientes servicios e infraestructuras adaptadas a las necesidades de esas edades y rentas. Esta hipótesis nos llevaría a una adaptación permanente de los servicios e infraestructuras que debería responder a las nuevas necesidades de una población que iría envejeciendo. Otra hipótesis apuntaría a dotar a cada unidad territorial en que hubiéramos divido la ciudad, de un conjunto de servicios diversificado que permitiera dar respuesta a las necesidades de todos los ciudadanos. Esta hipótesis contemplaría dos posibles realidades: bien tendríamos servicios que no dan respuesta a las necesidades reales de la unidad territorial y, por lo tanto, con escasa rentabilidad social; o bien se cubrirían con población de otras unidades territoriales de tal forma que, aunque la adaptación del territorio a las necesidades de sus habitantes apareciera cubierta formalmente, la realidad sería la contraria. Puede concluirse que para que el territorio resulte socialmente sostenible las reglas del mercado no son válidas y que se requiere la intervención de las administraciones públicas que establezcan unos parámetros que contribuyan a la configuración de una ciudad socialmente saludable. La vivienda tiene un peso específico importante en la búsqueda de una hábitat adecuado para la convivencia por su capacidad para determinar las características de la población que vive en el territorio. Por ello, su número, características, etc. deberían ser abordadas con especial atención en un hipotético informe de impacto de convivencia. El hecho de que la propiedad se haya configurado como un instrumento “oculto” de distribución de la riqueza (no importan las circunstancias por las que un inmueble aumenta su valor, lo cierto es que el propietario de un inmueble es más “rico” por el mero desarrollo urbano y, cabría añadir, que el incremento de renta obtenido no resulta proporcional al esfuerzo que le comporta ser propietario), dificulta una distribución diversa de la población en el territorio. Es preciso que se lidere, por parte de las administraciones públicas, una nueva política de vivienda mediante la que el régimen de alquiler adquiera mayor importancia, conjugando la promoción pública de viviendas de alquiler con una política fiscal específica para promover la construcción de viviendas de alquiler por parte de la iniciativa privada. Un porcentaje importante de vivienda de alquiler -en muchos países de nuestro entorno cultural el porcentaje de viviendas de alquiler supera el 45 %- implicaría un sustancial avance en el logro de la sostenibilidad social de la ciudad. Una dotación adecuada de vivienda de alquiler permitiría, a la población joven, la emancipación de la vivienda familiar a una edad más temprana y más adaptada a su capacidad real de autonomía. Con una distribución homogénea de viviendas en régimen de alquiler, en el conjunto del espacio urbano, podría obtenerse una mayor estabilidad en la pirámide demográfica y una diversidad socio económica de las diferentes zonas urbanas. Esta diversidad contribuye 7 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE a que las diversas dotaciones del territorio respondan, de forma estable, a las necesidades de sus moradores. La diversificación en la tipología y régimen de las viviendas implica, también, la diversificación de las rentas de los individuos que comparten el territorio, con lo que la ciudad se protege en cuanto a la aparición de zonas del territorio excluidas o estigmatizadas. Una política activa de viviendas de alquiler permitiría a los ciudadanos elegir su lugar de residencia en función de sus necesidades y no sólo en función de su renta. Por otra parte, permitiría a las clases menos favorecidas el acceso a una vivienda digna, en la actualidad extremadamente limitada a causa de los procesos especulativos del suelo. Hacia una evaluación de impacto de convivencia Como se ha dicho, la incidencia de la planificación urbana en la configuración social (promoción/exclusión) no es un aspecto novedoso. Es más, la nueva generación de “planes estratégicos” incorporan la integración y cohesión social como factores clave para situar a las diferentes ciudades en condiciones de “competir con más éxito” con el resto de las ciudades de una región más o menos extensa. Podríamos afirmar que está generalmente aceptada la consideración del urbanismo, de la planificación urbana, como un instrumento de transformación social. Sin embargo, aún dando por cierto lo anterior, parece que no se ha pasado de la enunciación teórica a la puesta en práctica. Es fácil que ante situaciones concretas de territorios especialmente deteriorados física y socialmente, se prevean intervenciones “integrales” en las que se incorporan tanto los aspectos sociales como físicos. Pero es más difícil encontrar en los procesos de planificación urbana análisis de sus posibles consecuencias sociales y las medidas para garantizar un territorio socialmente sostenible. Algunas de las recientes recomendaciones del Defensor del Pueblo constatan que, en la actualidad, sea todavía más urgente reflexionar sobre una utilización del suelo ajena a las consecuencias que, para el ciudadano y para la ciudad, puede acarrear. La tendencia de las administraciones a recurrir a la subasta, al mejor postor, de suelos públicos para financiar sus propios presupuestos, hace que pueda cuestionarse si no están renunciando a su capacidad y responsabilidad en la ordenación de la ciudad. Es verdad que la aprobación de los instrumentos de planeamiento urbano está en manos de las administraciones públicas, pero también es cierto que sin suelo público la capacidad real de las administraciones para corregir o minorar las consecuencias “economicistas” del mercado, son muy escasas. La especulación del suelo y el correspondiente encarecimiento de la vivienda son malos referentes para un desarrollo sostenible de las ciudades. 8 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Como señala Angel Garces1 “El urbanismo debe plantearse no como una función pública que se ocupa de meras agregaciones de individuos, sino como una función pública destinada a analizar y propiciar la organización e integración de los individuos es la sociedad”. Dando un paso más cuando señala que “la idea de función pública debería ceder ante la noción amplia de servicio público, caracterizada por la idea de que los poderes públicos garantizan la consecución de determinados derechos sociales”. Si se acepta que la planificación urbana incide en la integración y cohesión social debe establecerse el instrumento que valore esa incidencia. Esta valoración debe formar parte de los propios instrumentos de planeamiento urbano. No sería útil una valoración del impacto de convivencia, extemporáneo al propio documento de planificación y no parece coherente que se valoren las consecuencias sobre la convivencia una vez ejecutado el planeamiento. Se trata de prevenir, no de corregir. Este instrumento debería permitir la evaluación del impacto que la planificación urbana prevista, puede suponer en los modos y formas de hacer en los ciudadanos y en la composición social del territorio. Así podríamos llamarlo “evaluación de impacto de convivencia”. La primera elección que deberíamos hacer en el momento de abordar una evaluación de impacto de convivencia es la delimitación territorial sobre la que habrá de realizarse la citada evaluación. Elegir la ciudad como espacio de referencia sería tanto como negar la existencia de realidades diversas dentro de la ciudad (guetos, zonas residenciales, periferias,…). Lo anterior implica determinar cual o cuales de los instrumentos de planificación urbana son los idóneos para la incorporación de la evaluación de impacto de convivencia. Sin embargo, más que “determinar” podríamos decir que de lo que se trata es de establecer cual debe ser el cometido de una evaluación de impacto de convivencia en cada uno de los principales instrumentos de planificación urbana. Así, en un Plan General, el cometido de esta evaluación debería ser diseñar el modelo de convivencia; en un Plan Parcial se trataría de prevenir intervenciones que afectaran negativamente al modelo de convivencia diseñado; un Plan de Reforma Interior debería contemplar la intervención sobre aquellos elementos que hayan afectado negativamente en el modelo de convivencia diseñado o establecer aquellas intervenciones que tiendan a corregirlas. Tampoco los “convenios urbanísticos” deberían quedar al margen de las evaluaciones de impacto de convivencia. No puede obviarse que todo este procedimiento precisa definir, con carácter previo, un modelo de ciudad y, por consiguiente, también un modelo de sociedad. Por decirlo de otra manera, es preciso definir un modelo “ideal” de ciudad porque la evaluación del impacto será precisamente sobre ese modelo 1 Servicios Sociales y Política social nº 56. Consejo General de Colegios Oficiales de Diplomados en Trabajo Social. 2001 9 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Lo “local” y la participación asumen, también en este aspecto, una importancia capital. Casi con toda seguridad no es posible un concepto universal de ciudad. La ciudad, como estructura y organización humana, debe responder a diferentes realidades culturales, geográficas, etc. que la conforman, de manera que el modelo “ideal” de ciudad necesariamente deberá afrontar esta diversidad. Si esto es así, el modelo será, en gran medida, “local” y su definición deberá estar en consonancia con la “visión” de sus habitantes. Quizá el nexo de unión de todos esos modelos “ideales” sea la sostenibilidad, tanto ambiental como económica y social. Así, con todo lo anterior, podrían establecerse cuatro fases: • • • • Definir cómo debería ser la ciudad. En que modelo de desarrollo sostenible debe basarse, tanto en los aspecto medio ambientales, como económicos y sociales. Un análisis de la situación de la ciudad, en relación con el modelo elegido. Los informes de impacto de convivencia, sobre las intervenciones que se vayan a llevar a cabo en el marco del planeamiento urbano. Las auditorias de evaluación que permitan conocer la evolución de la ciudad hacia el modelo elegido. En definitiva se trataría, no tanto de gestionar la crisis, sino de dibujar el futuro. 10 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE II Parte. CONTENIDOS DE LA EVALUACIÓN DE IMPACTO O AFECTACIÓN DE LA CONVIVENCIA POR EL TERRITORIO, SU PLANEAMIENTO O URBANIZACIÓN La evaluación del impacto o afectación que tiene para la convivencia la ordenación urbana de un territorio, bien sea en su fase de planeamiento como en su ejecución, se debe fundamentar en la definición de hipótesis respecto a qué aspectos favorecen o dificultan la convivencia positiva de sus habitantes. A partir de estas hipótesis, en torno a las cuales debe existir el mayor consenso, se deben definir elementos observables y medibles que resulten significativos para lo expresado en cada una de ellas. Por último, y somos conscientes de que se trata de un empeño de especial dificultad, es necesario determinar indicadores o dimensiones operativas para cada elemento, de forma que permita apreciar su posible impacto sobre la convivencia, a partir de determinados stándares que se definan en base a la experiencia comparada de diversos territorios (sabiendo, además, que inicialmente su utilidad estará limitada por la falta de indicadores comparativos de diversos territorios, en los que puedan encontrar significado). Así pues, la estructura para determinar los contenidos de esta evaluación de impacto convivencial, responden al esquema HIPÓTESIS A Elemento A.1 Elemento A.2 Elemento A.3 Elemento A.4 Indicador A.4.1 Indicador A.4.2 Indicador A.4.3 Indicador A.4.4 A pesar del interés que puedan tener para la convivencia cada uno de los elementos que se determinen en base a este esquema, su verdadero impacto convivencial sólo se podrá apreciar al relacionarlos con los demás elementos que conforman la hipótesis de referencia. Y en el colmo de la complejidad (nada tan complejo y dinámico como la convivencia), la adecuada valoración del impacto convivencial no puede ser la suma del impacto contemplado en cada hipótesis, sino que se hace necesario relacionarlas entre sí para encontrar su significado en relación con dicho impacto. 11 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Y en este significado ninguna magnitud puede substituir la necesaria valoración de quienes la formulen, moldeada por su capacidad de percepción y no exenta de una importante carga de valores sobre lo que debe ser la convivencia. Con estas observaciones, y a partir del esquema planteado, expresamos a continuación una propuesta de contenidos para evaluar el impacto convivencial de la urbanización de un territorio: Hipótesis 1ª 3 DIVERSIDAD Hipótesis 2ª 3 EQUIPAMIENTOS Hipótesis 3ª 3 PROXIMIDAD Hipótesis 4ª 3 INTEGRACIÓN TERRITORIAL La diversidad favorece la convivencia. El tipo de vivienda condiciona decisivamente la diversidad de población y su evolución en el territorio. La adecuada dotación de equipamientos sociales en un territorio y su accesibilidad, favorece la convivencia y la integración. La existencia de espacios de proximidad para las relaciones personales en la vida cotidiana, favorece la convivencia y la integración. La existencia de comunicaciones fluidas que favorezcan la apertura y la integración del territorio en el contexto de la ciudad, es factor positivo para la convivencia y la integración personal y social de sus habitantes Hipótesis 5ª 3 MOVILIDAD Y ACCESIBILIDAD Hipótesis 6ª Un entorno accesible para todos sus habitantes, favorece la convivencia y la integración 3 IDENTIDAD La existencia de elementos y referencias de identidad colectiva favorecen la convivencia y la integración. Hipótesis 7ª 3 ESTÉTICA Un entorno agradable estéticamente favorece la convivencia positiva y la integración personal y social Hipótesis 8ª 3 PARTICIPACIÓN Hipótesis 1ª La participación de los habitantes en la ordenación del territorio favorece la convivencia y la integración La diversidad favorece la convivencia El tipo de vivienda condiciona decisivamente la 12 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE 3 DIVERSIDAD diversidad de población y su evolución en el territorio La falta de diversidad de población y usos del suelo dificulta la convivencia y supone riesgos de atonía social. La concentración de población con rasgos marginales conlleva graves riesgos para la convivencia, favorece la marginalidad y dificulta la integración social. La diversidad de población y de usos es condición para que un territorio ofrezca oportunidades para el desarrollo de las relaciones sociales en todo su potencial; existe un “umbral ecológico de diversidad” por debajo del cual las relaciones sociales se empobrecen y las oportunidades para el desarrollo personal se encuentran limitadas. Un entorno favorecedor de la convivencia es aquél que logre una mayor y mejor integración ecológica de población y de usos diversos, ya que con ello aumentan las oportunidades individuales y colectivas. Los modelos funcionales de desarrollo territorial y de planeamiento urbanización que favorecen la segregación de espacios por motivos económicos o cualquier otro de categoría social, no responden a un modelo favorecedor de la convivencia y de la integración personal y social, y conllevan graves riesgos de aislamiento, de atonía social, cuando no de conflictos, desarraigos y marginación. Tampoco resultan apropiados para la convivencia positiva los modelos de urbanización donde la fragmentación de usos es radical, o que determinan un alejamiento de los espacios residenciales, productivos, comerciales y de ocio, obligando a quienes habitan el territorio a una permanente fragmentación de sus vidas personales y familias, que reducen y deterioran las posibilidad de convivencia, las relaciones personales y el establecimiento de espacios de identidad para articular en ellos la vida colectiva. La vivienda tiene una especial importancia para lograr un hábitat diversificado; particularmente la adecuada distribución de viviendas de alquiler en el territorio es un elemento que puede contribuir a dar mayor estabilidad de la pirámide demográfica en el mismo, favoreciendo la diversidad y evitando el deterioro de la funcionalidad de sus dotaciones. Es necesario diversificar la tipología y régimen de las viviendas para lograr una diversidad de rentas de los individuos y familias que habitan en el territorio, ya que resulta especialmente negativa para la convivencia es la concentración de viviendas para personas o familias de bajas rentas, o caracterizadas por algún rasgo con connotaciones marginales (étnicos, discapacidades...), o en los que se concentran actividades de carácter marginal. Estos entornos en los que se concentra población o actividades con rasgos marginales, generan culturas marginales en las que exigencias colectivas y comportamientos individuales se retroalimentan en una espiral imposible de detener, sin acometer profundos cambios estructurales del territorio. La imagen de marginalidad que generan estos entornos ante el resto de la ciudad o del territorio, es un factor que agrava y mantiene el carácter marginal y la espiral marginadora “colectivo↔individual” inherente al mismo 13 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Sin cambios estructurales que modifiquen profundamente las características del entorno, las intervenciones sociales que se lleven a cabo con personas, familias o grupos, ven profundamente limitada su eficacia en cualquiera de sus niveles (preventivos, asistenciales o promocionales). ELEMENTOS A CONSIDERAR *Características de las viviendas (por tipos y propiedad) *Rentas *Características demográficas Dimensiones operativas –indicadores-Número absoluto por categorías -Concentración por categorías % sobre el territorio % sobre el conjunto de la ciudad -Renta media -Intervalos de renta -Comparación con el conjunto de la ciudad -Media de edad -Intervalos de edad -Comparación con el conjunto de la ciudad -Proyecciones *Incidencia de actividades económicas o sociales de carácter marginal Hipótesis 2ª 3 EQUIPAMIENTOS La adecuada dotación de equipamientos sociales en un territorio y su accesibilidad, es factor que favorece la convivencia y la integración La carencia de equipamientos sociales, su saturación o inadecuada ubicación, pueden mantener o agravar o contribuir al carácter marginal de un territorio Los equipamientos sociales constituyen referencias necesarias para la efectividad de los derechos que deben garantizar los diferentes Sistemas Públicos, para el bienestar individual y colectivo, es decir, para la calidad de vida en el entorno. La proximidad es uno de los aspectos esenciales de los llamados servicios de atención primaria o comunitarios, que constituyen la base de esos Sistemas. Al mismo tiempo los equipamientos sociales son ámbitos muy importantes para favorecer la convivencia social –referencias esenciales para la integración-, y elementos de identidad de un territorio y de la vida colectiva sobre él. Sin embargo el aumento de determinados equipamientos sociales en un territorio no produce de forma automática un incremento del bienestar individual y colectivo; por el contrario, el exceso de determinados equipamientos puede producir una imagen negativa del territorio y un estigma de marginalidad que abarca al territorio mismo, a sus pobladores y a las actividades o iniciativas que en él se ubican. 14 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Además hay que considerar si se trata de equipamientos para la población del entorno, o de otros equipamientos especializados cuya utilidad abarca al conjunto de la ciudad o territorio más ámplio. Algunos de estos equipamientos pueden aportar “valor” al territorio (por su imagen, como factor de permeabilidad, por su incidencia económica...) o, por el contrario, ser un factor de conflicto y debilitamiento de la convivencia y de la imagen del territorio y de su colectividad vecinal; incorporar equipamientos supracomunitarios con connotaciones negativas en entornos en los que hay una elevada incidencia de población empobrecida, de características marginales o de conflictos, es multiplicar exponencialmente estos rasgos negativos para la convivencia y la integración personal y social. Por último no es infrecuente que los equipamientos sociales se utilicen como “muralla” para aislar un territorio empobrecido o marginal, frente a los entornos próximos para evitar que su proximidad afecte negativamente al valor del mismo o perjudique a quienes en ellos habitan. ELEMENTOS A CONSIDERAR Dimensiones operativas –indicadores- *Ratios de equipamientos de atención primaria y comunitarios (servicios sociales, sanitarios, educativos, culturales y deportivos) -Valores absolutos -Comparativos con el conjunto de la ciudad (y con otros niveles del territorio) -Isocronas a cada uno de los equipamientos -Posibilidad de desplazarse sin ayuda en el caso de personas dependientes (menores, mayores, discapacitados) -Itinerarios e Isocronas a los diversos equipamientos especializados -Comparación de isocronas con otros espacios de la ciudad -Existencia de transportes público para esos itinerarios -Características del equipamiento y valoración de su imagen e incidencia en la vida del territorio *Ubicación de los equipamientos de atención primaria y comunitarios *Accesibilidad de los habitantes del territorio para utilizar equipamientos sociales especializados *Equipamientos sociales especializados ubicados en el territorio - Hipótesis 3ª 3 PROXIMIDAD La existencia de espacios de proximidad para las relaciones personales en la vida cotidiana, favorece la convivencia y la integración La ausencia de espacios para las relaciones personales en la vida cotidiana, favorece la atonía social, empobrece las dinámicas de la vida colectiva y dificulta la integración 15 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Las relaciones personales directas en las diferentes actividades que constituyen la vida cotidiana, son la esencia de la vida colectiva. La proximidad favorece la cantidad e intensidad de esas relaciones “cara a cara”, que van determinando una red de amistades personales, de intereses compartidos, de interdependencia, de proyectos comunes, del conjunto de dinámicas que constituyen el ser de un colectivo vecinal. Es imprescindible que el entorno físico favorezca estas relaciones de proximidad en la vida cotidiana, y que se eviten todo tipo de obstáculos (activos o pasivos) que las dificulten, obligando a las personas a refugiarse en la vida privada, sin otros horizontes que el entorno del propio hogar o del ocio comercializado; riesgos agravados por la extraordinaria oferta que hoy posibilitan las nuevas tecnologías, para integrarse en comunidades virtuales, en las que el calor de la proximidad y de las relaciones “cara a cara” desaparecen. Las relaciones de proximidad están favorecidas por la existencia de espacios públicos adecuados para el contacto personal –calles, plazas, zonas verdes...-; pero también el pequeño comercio –panaderías, kioskos, papelerías, ultramarinos, bares...- “a pie de casa”, son espacios de extraordinaria importancia para favorecer las relaciones de proximidad en la vida cotidiana, que constituyen la esencia de la vida colectiva. La falta de comercio incide decisivamente en el abandono de la calle como espacio ciudadano. ELEMENTOS A CONSIDERAR Dimensiones operativas –indicadores- *Espacios públicos *Comercios de proximidad *Dispersión de las viviendas *Obstáculos físicos o de otro tipo, que dificulten las relaciones de proximidad Hipótesis 4ª 3 INTEGRACIÓN TERRITORIAL La existencia de comunicaciones fluidas que favorezcan la apertura y la integración del territorio en el contexto de la ciudad, es factor positivo para la convivencia y la integración personal y social de sus habitantes El aislamiento territorial de un entorno es factor de riesgo para la convivencia y genera riesgos de marginación y estigmas negativos del territorio y sus habitantes 16 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Las comunicaciones de un territorio con su entorno (otros territorios) favorece su integración en el conjunto de la vida ciudadana, y cumple una función “higiénica”, de “ventilación” que refuerza la salud social de su hábitat. Por el contrario, un entorno aislado del resto de la ciudad, supone un extraordinario riesgo de generar aislamiento de su población; un entorno que el resto de la ciudad deja de ver como parte de sí misma, y los propios habitantes del mismo pueden llegar a tener esa misma imagen de si mismos. A no ser, claro está, que este aislamiento no sea algo decidido en base a elementos de prestigio o seguridad por parte personas y familias de rentas elevadas. El aislamiento no deseado dificulta el uso de equipamientos y servicios tanto públicos como privados, con lo que se reducen las oportunidades individuales y colectivas, dificultando al entorno y a sus habitantes participar de las dinámicas que la vida de la ciudad ofrece. En cualquier caso, la integración física de un territorio en el conjunto de la ciudad posibilita aprovechar las oportunidades de la vida del conjunto de la ciudad, a través de itinerarios individuales y colectivos de particvipación en sus dinámicas; y, por el contrario, todo aislamiento no deseado –también el territorial-, es una amenaza a la convivencia, reduce las oportunidades individuales y colectivas, empobrece la convivencia y puede ser un elemento estigmatizador del entorno que reafirme y agrave su aislamiento. La ubicación del territorio en relación con el resto de la ciudad, la existencia de vías de comunicación fluidas y de buenos sistemas de comunicación, son factores que favorecen la integración territorial; por el contrario, la distancia geográfica, la falta de vías de comunicación o de sistemas de transporte, y la existencia de barreras de cualquier tipo (geográfica, físicas o mentales), son obstáculo que impiden o dificultan la integración territorial. Dentro de estos obstáculos, son frecuentes las vías de comunicación rápidas que rodean un entorno, los grandes espacios vacíos o, en su defectos, grandes zonas verdes, que dificultando su permeabilidad; en otras ocasiones, un conjunto de equipamientos sociales pueden cumplir esa misma función de “muralla”. 17 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE ELEMENTOS A CONSIDERAR Dimensiones operativas –indicadores- *Vías de comunicación –de entrada y salida del entorno*Barreras físicas (vías que rodean el entorno, espacios vacíos, zonas verdes o equipamientos “muralla”) *Sistemas de comunicación del entorno con el resto de la ciudad -Número de líneas de transporte público para acceder al entorno -Frecuencia del transporte público para acceder al entorno *Imagen (representaciones simbólicas del territorio en la ciudad) Hipótesis 5ª 3 MOVILIDAD Y ACCESIBILIDAD Un entorno accesible para todos sus habitantes, favorece la convivencia y la integración La existencia de barreras arquitectónicas o de elementos que dificulten la movilidad o accesibilidad de algún colectivo, reduce el potencial de la convivencia y genera riesgos de marginación La posibilidad de desplazarse con autonomía por el territorio y de acceder a sus diversos espacios públicos y privados, es un requisito para que se desarrolle todo el potencial de la convivencia. Cualquier elemento que dificulte esta movilidad de las personas por el territorio o su acceso a algunos de sus equipamientos es, en consecuencia, no sólo es una dificultad para la integración de las personas directamente afectadas, sino que supone un empobrecimiento de las dinámicas sociales en su conjunto. Por eso es preciso prestar una especial atención a las dificultades que puede ofrecer el entorno para ser utilizado por las personas y grupos con especiales dificultades; es el caso de las personas con discapacidades, o con su funcionalidad limitada por la edad; también conviene pensar en las dificultades que pueden tener otros colectivos por motivo de su actividad profesional o doméstica; y sin olvidar la situación de los niños y niñas, para los cuales las barreras, más que físicas, son los problemas derivados de su seguridad. Asi pues, se trata de analizar la forma de que el territorio favorezca la autonomía de todas las personas que en él habiten, permitiendo su movilidad por el mismo y el acceso a todos sus equipamientos en la forma más autonóma posible. Es preciso prestar atención a las condiciones físicas de calles, parques, edificios..., diseñandolos de forma que resulten 18 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE fácilmente utilizables y accesibles por todos y todas, incluso por quienes tengan especiales déficit físicos, psíquicos o sensoriales. La seguridad es elemento esencial para la efectiva accesibilidad al territorio, ya que su ausencia (la inseguridad) limita el uso del mismo para muchas personas y favorece la existencia de ghetos o, en todo caso, la perdida de ese entorno como espacio ciudadano. Por ello es preciso prestar atención a las condiciones físicas que puedan favorecer (o dificultar) la seguridad del entorno, evitando aquellas que conlleven riesgos que limiten el uso de espacios por personas como niños y niñas, adolescentes, personas mayores, mujeres... Así mismo un entorno habitable debe considerar la necesaria dotación de recursos técnicos y personales que favorezcan la seguridad allí donde ésta pueda estar amenazada. ELEMENTOS A CONSIDERAR Dimensiones operativas –indicadores- *Existencia de previsiones de supresión de barreras (estudios, previsiones, proyectos...) *Características de las calles, aceras y otros espacios -anchuras (que permitan el paso de personas con dificultades) -espacios de uso peatonal que pueden ser invadidos por vehículos -espacios con riesgos de inseguridad por lejanía a núcleos poblados o por aislamientos de los mismos. *Señalizaciones y sistemas de seguridad Hipótesis 6ª 3 IDENTIDAD La existencia de elementos y referencias de identidad colectiva favorecen la convivencia y la integración. La ausencia de elementos y referencias de identidad colectiva, es una limitación para la convivencia Un territorio urbanizado es algo más que un conjunto de espacios funcionales para ubicar las diversas actividades de los seres humanos; es el escenario para una vida colectiva, con todas sus dinámicas. Una vida colectiva que es la referencia imprescindible para la integración personal y social. Por eso el territorio debe ofrecer elementos de identidad y referencias que constituyan las señas de identidad colectiva. A través de ellas el territorio aparece cargado de significados que favorecen la identificación de las personas que lo habitan con la vida colectiva y genera sentimientos de arraigo y pertenencia “al” y “del” territorio, catalizadores del compromiso colectivo con su desarrollo. 19 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Entre las referencias que un territorio puede ofrecen para la identidad colectiva, se encuentran algunas de carácter natural (relieve, costas, ríos, paisaje, plantas...), o culturales (monumentos, edificios emblemáticos, recuerdos históricos...) Calles, plazas, lugares..., aun sin especiales valores paisajísticos o monumentales, pueden ser elementos esenciales de identidad colectiva, asociados a hechos, recuerdos o circunstancias que han sido importantes en el devenir colectivo y en la identidad del territorio y de sus pobladores. En este sentido, tan importante como las propias referencias físicas, son sus significados, la percepción de las mismas por parte de sus habitantes. Por eso la evaluación de este tipo de referencias de identidad colectiva ligadas al territorio, no se puede reducir a relacionar elementos físicos o de carácter material, sino que requiere un esfuerzo de interpretación de sus significados. ELEMENTOS A CONSIDERAR *Existencia de referencias históricas Dimensiones operativas –indicadores-Hitos y sus vivencias en el imaginario colectivo -Elementos simbólicos de carácter material -Catálogo patrimonial de especial valor referencial para el colectivo *Roles que se asignan al territorio en el entorno o conjunto de la vida local -Análisis funcional del planeamiento *Percepción que tienen de sí mismos los habitantes del territorio -Análisis, discursos *Cómo se percibe el entorno desde fuera del mismo -Análisis, discursos -Prensa y documentos Hipótesis 7ª 3 ESTÉTICA Un entorno agradable estéticamente favorece la convivencia positiva y la integración personal y social La falta de atractivo estético de un territorio y su deterioro, dificulta la convivencia y la integración Las personas reaccionan ante las caracteríticas estéticas del entorno, acompasando en buena medida sus motivaciones y su tono vital –individual y colectivo-, a tales características. Un entorno estéticamente atractivo, favorece la identificación con el mismo y el respeto hacia la conservación de tales valores; por el contrario la falta de atractivo estético produce 20 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE desapego, falta de responsabilidad y desmotivación para cualquier actividad que sobre ese entorno se desarrolle, incluída la convivencia. La falta de atractivo del entorno produce riesgos de desarragio y deterioro de la convivencia, y en consecuencia dificultades para la integración de las personas que lo habitan. Es preciso catalogar y apreciar los valores estéticos de un entorno, descubrir sus potencialidades en este sentido, y en los casos en los que éstas se encuentran especialmente deterioradas, imaginar nuevas referencias para el desarrollo de estéticas que favorezcan el atractivo del entorno y con las que sus habitantes se puedan sentir identificados y comprometidos. ELEMENTOS A CONSIDERAR Dimensiones operativas –indicadores- *Elementos ambientales estéticamente atractivos -Catálogo -Potencialidades *Elementos ambientales que afectan negativamente la estética del entorno -Catálogo -Amenazas *Efectos del planeamiento sobre la estética del territorio -Análisis Hipótesis 8ª 3 PARTICIPACIÓN La participación de los habitantes en la ordenación de un territorio, favorece la convivencia y la integración La falta de participación de los habitantes en la ordenación urbana de un territorio, es un elemento negativo para la convivencia La participación de las personas que residen –o van a residir- en un territorio, en su ordenación o planeamiento urbanítico, favorece el sentido de pertencia al mismo y el ejercicio de la responsabilidad colectiva; el territorio deja de ser un simple sorporte físico para convertirse en un elemento esencial en las dinámicas sociales que sobre el mismo se desarrollan. Favorecer la participación de los habitantes en la ordenación del territorio, ofrece una interesante oportunidad para articular relaciones sociales en torno a intereses comunes y proyectos compartidos, contribuyendo a la vertebración social. La negocicación de esos intereses, y la plasmación de sus resultados en alternativas visibles y evaluables, puede resultar de gran interés para reforzar y enriquecer la identidad colectiva. 21 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE Para ello es preciso considerar la participación más que un ejercicio formalista (periodidos de exposición, alegaciones…), y generar un auténtico proceso de ocmunicación social, mediante un lenguaje inteligible, unos mensajes atractivos, el diseño de cauces de expresión y de foros apropiados para la expresión colectiva, para la negociación de intereses y para la incidencia en las decisiones institucionales. ELEMENTOS A CONSIDERAR Dimensiones operativas –indicadores- *Información -Contenidos de la información -Cauces -Momentos *Lenguaje -Análisis del lenguaje *Foros y cauces para canilizar los debates y propuestas *Vivencias 22 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE SÍNTESIS DE LA EVALUACIÓN DE IMPACTO CONVIVENCIAL Hipótesis 1ª. 3 DIVERSIDAD *Características de las viviendas (por tipos y propiedad) *Rentas *Características demográficas -Número absoluto por categorías -Concentración por categorías % sobre el territorio % sobre el conjunto de la ciudad -Renta media -Intervalos de renta -Comparación con el conjunto de la ciudad -Media de edad -Intervalos de edad -Comparación con el conjunto de la ciudad -Proyecciones *Incidencia de actividades económicas o sociales de carácter marginal Hipótesis 2ª. 3 EQUIPAMIENTOS *Ratios de equipamientos de atención primaria y comunitarios (de servicios sociales, sanitarios, educativos, culturales, recreativos y deportivos) *Ubicación de los equipamientos de atención primaria y comunitarios *Accesibilidad de los habitantes del territorio para utilizar equipamientos sociales especializados *Equipamientos sociales especializados ubicados en el territorio Hipótesis 3ª. -Valores absolutos -Comparativos con el conjunto de la ciudad (y con otros niveles del territorio) -Isocronas a cada uno de los equipamientos -Posibilidad de desplazarse sin ayuda en el caso de personas dependientes (menores, mayores, discapacitados) -Itinerarios e Isocronas a los diversos equipamientos especializados -Comparación de isocronas con otros espacios de la ciudad -Existencia de transportes público para esos itinerarios -Características del equipamiento y valoración de su imagen e incidencia en la vida del territorio 3 PROXIMIDAD 23 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE *Espacios públicos *Comercios de proximidad *Dispersión de las viviendas *Obstáculos físicos o de otro tipo, que dificulten las relaciones de proximidad Hipótesis 4ª. 3 INTEGRACIÓN TERRITORIAL *Vías de comunicación –de entrada y salida del entorno*Barreras físicas (vías que rodean el entorno, espacios vacíos, zonas verdes o equipamientos “muralla”) *Sistemas de comunicación del entorno con el resto de la ciudad -Número de líneas de transporte público para acceder al entorno -Frecuencia del transporte público para acceder al entorno *Imagen (representaciones simbólicas del territorio en la ciudad) Hipótesis 5ª. 3 MOVILIDAD / ACCESIBILIDAD *Existencia de previsiones de supresión de barreras (estudios, previsiones, proyectos...) *Características de las calles, aceras y otros espacios -anchuras (que permitan el paso de personas con dificultades) -espacios de uso peatonal que pueden ser invadidos por vehículos -espacios con riesgos de inseguridad por lejanía a núcleos poblados o por aislamientos de los mismos *Señalizaciones y sistemas de seguridad Hipótesis 6ª. 3 IDENTIDAD 24 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE *Existencia de referencias históricas -Hitos y sus vivencias en el imaginario colectivo -Elementos simbólicos de carácter material -Catálogo patrimonial de especial valor referencial para el colectivo *Roles que se asignan al territorio en el entorno o conjunto de la vida local -Análisis funcional del planeamiento *Percepción que tienen de sí mismos los habitantes del territorio -Análisis, discursos *Cómo se percibe el entorno desde fuera del mismo -Análisis, discursos -Prensa y documentos Hipótesis 7ª. 3 ESTÉTICA *Elementos ambientales estéticamente atractivos -Catálogo -Potencialidades *Elementos ambientales que afectan negativamente la estética del entorno -Catálogo -Amenazas *Efectos del planeamiento sobre la estética del territorio -Análisis Hipótesis 8ª. 3 PARTICIPACIÓN *Información -Contenidos de la información -Cauces -Momentos *Lenguaje -Análisis del lenguaje *Foros y cauces para canalizar los debates y propuestas *Vivencias 25 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE VALORACIÓN GLOBAL Síntesis de riesgos Síntesis de oportunidades VALORACIÓN-SÍNTESIS GLOBAL 26 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE ACCIONES O CAMBIOS PRIORITARIOS EN EL TERRITORIO PARA FAVORECER LA CONVIVENCIA 27 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE CONCLUSIONES Es por todos conocido que territorio y sociedad interaccionan íntimamente y provocan cambios el uno sobre el otro. Sin embargo este hecho tan obvio no se ha venido tradicionalmente teniendo en cuenta en las políticas públicas de ordenación del territorio. No se han analizado convenientemente los efectos de la planificación urbanística sobre un aspecto tan definitorio de la sociedad como es la convivencia (y en esta palabra entran, aunque no se hayan tratado explícitamente, conceptos tan importantes como el de calidad de vida). Así, la acción social no debe vincularse únicamente a ámbitos particulares como pueden ser la tercera edad, la marginación o la pobreza, sino que ha de ocuparse de la convivencia en general tratada en relación al territorio. A pesar de estar desarrollándose con mayor fuerza en la actualidad (los planes estratégicos incorporan la integración y cohesión social de una ciudad como factores clave para alcanzar ventajas en la competencia frente a otras ciudades), esta orientación no es una novedad, existen varios antecedentes históricos. Lo que falta aún es una verdadera puesta en práctica de los principios teóricos. En estos tiempos en los que tanto se habla de sostenibilidad, se está centrando mucho el discurso y los programas de acción desarrollados para su consecución en los aspectos ambiental y económico del triángulo de la sostenibilidad, dejándose de lado el aspecto social. De esta manera “el trabajador social llega siempre cuando el territorio se ha deteriorado”, no se va a desarrollar armónicamente con el territorio que le rodea. Un ejemplo de actuación distinta a esta tendencia es el programa que se está llevando a cabo en el ayuntamiento de Getafe con el lema “un animador social en la calle es un policía menos en el futuro”. Tampoco hay que limitarse, en el estudio de lo social, al análisis de lo macroeconómico a través de herramientas como las proyecciones demográficas, “hay que aterrizar en la realidad” para poder darnos así cuenta de que si un entorno es marginal y el territorio está degradado, la intervención social caerá en saco vacío. La delimitación territorial para la valoración de impacto de convivencia debe tener en cuenta las diversas realidades que existen dentro de la ciudad (ghetos, zonas residenciales, periferias). Con el actual crecimiento de las ciudades (en pocos años el 75-80% de los habitantes se concentrará en núcleos urbanos, así hablar de hábitat requerirá necesariamente hablar de ciudad) están adquiriendo mucha importancia el aumento y diversificación de la oferta de servicios y la mejora en las redes de comunicación. Sin embargo no se está teniendo en cuenta que “el espacio de los ciudadanos no es sólo físico, incluye la participación y la capacidad de interrelación” (la comunicación social) y, por tanto, puede darse la inaccesibilidad de un ciudadano a un servicio a pesar de la proximidad física del mismo. Sin la debida atención a estos aspectos no físicos del espacio social “dejamos de ser ciudadanos y nos convertimos en meros habitantes” ya que el propio concepto de ciudad y, por tanto, de ciudadano, implica un sistema específico de relaciones sociales y culturales. Existen varios ejemplos de insostenibilidad social en las actuales actuaciones urbanísticas. Uno de ellos es el traslado de la población de cascos históricos deteriorados a zonas 28 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE periféricas “recuperándose los espacios pero no las personas”, para las que comienza un nuevo ciclo de marginación. La actual proliferación de grandes espacios verdes puede ser otro cuando se trata de estrategias encubridoras de un territorio deteriorado interponiendo “jardines barrera” entre éste y un territorio en desarrollo. “La gran ciudad discrimina (...) y empuja hacia las zonas periféricas”. Si se presiona sobre el precio de la vivienda es como si estuviéramos lanzando una piedra imaginaria a un estanque. Las ondas que se crean alrededor del punto donde ha caído la piedra son como el desplazamiento que se produce hacia la periferia de las personas con menor poder social y adquisitivo. Si se presiona sobre cualquier tema como pueden ser la seguridad o la educación, ocurre exactamente lo mismo. Existen varias posibles soluciones a algunos de estos problemas: - En primer lugar es necesario el aumento de la participación ciudadana en todo el proceso de planificación haciendo, por ejemplo, más entendibles para el ciudadano de a pie los documentos urbanísticos que se someten al trámite de información pública. - En segundo lugar es necesario una promoción pública de la vivienda en alquiler (para que el territorio resulte socialmente sostenible las reglas de mercado no son válidas, se requiere intervención de las administraciones públicas) dando lugar a una diversificación de la tipología y del régimen que permita que las personas opten a las viviendas no únicamente por su renta sino también por sus necesidades (proximidad al lugar de trabajo, a determinados servicios, etc) evitándose así la actual parcelación de la ciudad por tramos de edad y renta que además de un bajo grado de diversidad da lugar a que en un determinado lapso de tiempo los servicios ofertados en la zona no estén adaptados al tramo de edad, que habrá variado uniformemente. - Es necesario cambiar la concepción de vías y plazas únicamente como elementos más o menos eficaces a la hora de gestionar el tráfico rodado y de los espacios verdes como únicamente elementos estéticos, hay que convertirlos todos ellos en espacios para la socialización, para el desarrollo de las relaciones interpersonales (construyendo aceras mas anchas, potenciando el pequeño negocio de barrio, etc) - El desarrollo de indicadores comunes que permitan diseñar los instrumentos precisos para conjugar la simple planificación del territorio con la construcción de una verdadera ciudad. En cualquier caso no se trata principalmente de dar solución a los problemas, sino de prevenirlos y para ello, es necesario que se lleve a cabo la valoración de impacto de convivencia antes de ejecutar el planeamiento urbanístico. En cada uno de los instrumentos de planificación urbana ha de determinarse el cometido de esta evaluación de impacto: diseñar el modelo de convivencia, en el Plan General; prevenir acciones que puedan afectarlo negativamente, en el Plan Parcial; y una vez que se han producido estas afecciones negativas, intervención sobre los elementos que las han producido, en el Plan de Reforma Interior. La Administración, sin embargo, se encuentra con algunos problemas para llevar a la práctica todos estos principios a la planificación. Por ejemplo sin suelo público su capacidad 29 VI CONGRESO NACIONAL DEL MEDIO AMBIENTE real para corregir o aminorar las consecuencias economicistas del mercado son muy escasas. También es cierto que en muchas ocasiones, cuando la situación de las arcas públicas no es la deseable, el primer especulador del suelo es la propia Administración y por otra parte, con voluntad, se pueden encontrar soluciones como la expropiación, que no deja de ser una opción política. 30