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DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES
2º BACHILLERATO
Alfonso Ventura
KARL MARX
INDICE
1.- El periodo histórico.
2.- La filosofía de Marx y Engels.
1. El ser social del hombre.
2. Alienación.
3. La explotación capitalista.
4. Ideología: falsa conciencia y “fetichismo de la mercancía”
5. ¿Qué es la conciencia de clase?
6. Materialismo histórico.
7. La inevitabilidad del proceso revolucionario.
8. La cuestión ecológica.
9. Explotación capitalista y opresión de las mujeres.
10.La conquista de la democracia.
3.- La obra: “Manifiesto comunista”
1.
2.
3.
4.
La historia del Manifiesto.
El estilo del Manifiesto.
Documento escrito para un momento concreto de la historia.
Capítulos.
I.
Burgueses y proletarios.
II.
Proletarios y Comunistas.
III.
Literatura Socialista y Comunista.
IV.
Posición de los Comunistas.
Karl Marx
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1.- EL PERIODO HISTÓRICO.
La revolución industrial. La época del Manifiesto es la época del
nacimiento y consolidación de la civilización industrial. La Inglaterra de
1830 es el referente nacional para los autores del manifiesto. La
introducción masiva de tecnología y el nuevo orden económico capitalista
explica cómo la población inglesa pasó de seis millones y medio a catorce
millones en poco más de cincuenta años. Los factores de esta explosión
son tanto las mejoras en alimentación como de orden higiénico y de
infraestructuras en la edificación.
El incremento demográfico se conecta a una nueva distribución de la
población sobre el territorio l concentrarse la población en núcleos
urbanos: es en las ciudades donde van a aplicarse los nuevos procesos
productivos industriales. La más importante de las innovaciones
tecnológicas es la máquina de vapor de James Watt que impulsará los
sectores más activos de la economía inglesa: la minería, la siderurgia y el
sector textil, los tres conectados entre sí.
El coste de las instalaciones industriales determinará el surgimiento de
una nueva clase empresarial: la gran burguesía. Las nuevas máquinas
permitían introducir en el mercado bienes accesibles a la mayoría de
compradores. Esto implica la lógica del trabajo industrial: más producción
y precios más reducidos para producir más bienes en menos tiempo. Esta
aceleración del ritmo productivo impulsará el crecimiento y renovación de
la red de comunicaciones: nuevas carreteras y más canales navegables: La
locomotora de Stephenson en 1829 dará lugar al nacimiento del
ferrocarril, con el que se inicia una segunda fase de la revolución
industrial, segunda fase en la que viven Marx y Engels.
En paralelo a la revolución industrial se producirá un considerable avance
de la ciencia desde el final del siglo XVIII a la época de la publicación del
manifiesto. El impulso ilustrado del que provenía este desarrollo científico
no va a ser frenado por el involucionismo de la Restauración. Es más, en
esta época se produce una potenciación adicional de la ciencia en la
medida en que comienza a manifestarse su vinculación con la técnica y,
consecuentemente, con los procesos económicos productivos.
Karl Marx
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La Restauración. La derrota de Napoleón significo el inicio de un proceso
de involución política frente a las ideas ilustradas de progreso y revolución
burguesa. El Congreso de Viena impuso en Europa una reordenación
política y territorial que pretendía asegurar la reacción conservadora y
bloquear cualquier estallido revolucionario burgués y liberal. Se instauró u
nuevo orden caracterizado por la defensa de los regímenes absolutistas y
el compromiso de intervención militar si algún país era amenazado por
una revolución liberal (Santa Alianza).
El conflicto entre el principio de autoridad y el principio de libertad, por un
lado, y entre los derechos de las monarquías y los derechos nacionales por
otro, dominaron la historia de Europa continental desde 1815 a 1884. Los
estadistas del Congreso de Viena eran conscientes de la fragilidad de su
sistema e intentaron por todos los medios impedir la expansión de las
ideas revolucionarias.
Las revoluciones burguesas. En 1820 se inició una oleada de protestas en
Europa y América latina, de la cual destacamos la mancipación de las
colonias del imperio español. Las revueltas adoptaron la forma de
pronunciamientos con una participación de las masas muy reducidas.
La segunda oleada revolucionaria se produjo entre 1829 y 1839,
afectando a toda la Europa occidental. En esta ocasión las masas
populares volvieron a intervenir (como en la Francia de 1789) y la acción
revolucionaria no se redujo a grupos de insurgentes como en los
pronunciamientos de 1820. Estas revoluciones marcaron la derrota
definitiva del poder aristocrático en Europa occidental y la quiebra de la
Restauración. La clase dirigente de los siguientes cincuenta años será la
gran burguesía que estableció un modelo político de liberalismo censitario
basado en la constitución francesa de 1781.
Las revoluciones de 1848 trajeron consigo el surgimiento de nuevos
ideales democráticos, el despertar de muchas nacionalidades y la
participación muy activa de la naciente clase obrera en las revueltas,
planteando reivindicaciones con un marcado carácter social. Frente al
liberalismo censitario, el nuevo concepto de democracia se basaba en tres
pilares: a) la idea de la soberanía popular opuesta a la idea de soberanía
Karl Marx
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nacional, en la que la burguesía identificaba la nación con una minoría de
ciudadanos que eran los únicos que disfrutaban de derechos políticos
(sufragio censitario). La soberanía popular quería recalcar que el soberano
es todo el pueblo que expresa su voluntad en elecciones por sufragio
universal. b) La ampliación de la libertad, defendido la libertad de
asociación y de expresión. c) Y la igualdad social, necesaria para que la
democracia fuera un poder realmente de todos. Para ello los
revolucionarios defendieron las reformas sociales destinadas a mejorar la
situación de los más desfavorecidos y a nivelar fortunas.
La crisis económica de 1848. La crisis económica que precedió a la
revolución tuvo un doble carácter. Por un lado, fue una crisis de tipo
antiguo, es decir, agrícola y textil, y, por otro, una crisis de nuevo tipo,
financiera y metalúrgica, fruto de la industrialización de muchos estados
europeos. La crisis agrícola se dejó sentir en toda Europa a partir de 1845
y fue el resultado de malas cosechas. Como consecuencia los precios
subieron, la capacidad adquisitiva de los salarios disminuyó y el hambre
hizo su aparición. La crisis económica no fue una crisis de subsistencia sino
la primera gran crisis de tipo capitalista. Los años previos a 1848 fueron
años de gran especulación bursátil, sobre todo con las acciones
ferroviarias de las que se esperaban unos altos beneficios. El pánico
bursátil provocó la quiebra de numerosos bancos y sociedades de crédito.
La crisis llegó rápidamente a la industria minera y siderúrgica, que tenían
en el ferrocarril uno de sus más grandes estímulos. La falta de crédito
arrastró a muchas industrias que tuvieron que cerrar. Como resultado de
todo esto los salarios disminuyeron y el paro se incrementó.
La revolución de 1848 en Francia. En febrero, una revuelta popular se
extendió en París e hizo que Luis Felipe de Orleans abdicara. Se proclamó
la Segunda República Francesa y se formó un gobierno provisional. Este
gobierno aplicó reformas sociales que fueron suprimidas por la Asamblea
Constituyente que le sucedió. Este hecho provocó la insurrección de junio,
protagonizada por obreros y republicanos radicales, y se convirtió en el
primer enfrentamiento directo entre las dos clases surgidas de la
evolución industrial: burguesía y proletariado. La revuelta duró poco, pero
la represión fue muy dura (1500 fusilados y 25000 detenciones).
Karl Marx
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La Comuna de París (1871). Tras la derrota de Napoleón III en Sedán, el
gobierno abandonó la ciudad de París y se produjo un gran vacio de poder.
Con el fin de organizar la defensa de la ciudad se realizaron unas
elecciones que darían lugar a la formación de la Comuna de París. Este
organismo revolucionario estaba claramente dominado por la pequeña
burguesía y los obreros, y se encargó de la defensa y del gobierno de la
ciudad durante los dos meses en los que el pueblo resistió el asedio
combinado de las fuerzas prusianas y del gobierno francés. Durante su
gestión, la Comuna intentó realizar una serie de reformas radicales:
suprimió el ejército permanente y la policía, reemplazándolos por el
pueblo en armas; separó la Iglesia del Estado y organizó a los obreros en
cooperativas de producción. Fue el primer intento de construir un estado
al servicio de la clase obrera. Cuando, a finales de mayo, la Comuna fue
derrotada sufrió una represión feroz: 25000 fusilamientos sumarios y
38000 detenciones.
Karl Marx
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2.- LA FILOSOFÍA DE MARX Y ENGELS.
2.1.- EL SER SOCIAL DEL HOMBRE.
Marx concibe al ser humano como inmerso en una vida social, la vida
social de la especie humana. El ser humano, a diferencia del resto de seres
vivos, ha de producir sus medios de vida. Su enfrentamiento con la
naturaleza (trabajo) no es solitario sino colectivo y genera una forma de
vida. Pero esa vida social que ha creado el ser humano no le permite
realizarse como tal, como humanidad libre. He aquí una paradoja: el
progreso humano se desarrolla con el impulso del trabajo social, pero esta
actividad, desarrollada a lo largo de la historia, ha sido y es una actividad
no libre. Las formas históricas en que se organiza el trabajo humano
(modos de producción) han sido, hasta la sociedad capitalista, formas
“extrañas” al ser humano racional, pues se presentan ante la persona con
un poder y una lógica de funcionamiento ajenos a su voluntad, se le
imponen y el individuo difícilmente puede cambiarlas. La racionalidad
puesta en acción en el trabajo queda bloqueada por un poder social que
aparece como “extraño” e inhumano. Esto ocurre de una forma u otra en
el modo de producción esclavista, feudal o capitalista. Incluso el mismo
resultado del trabajo (la mercancía) es “extraño” al ser humano, no le
pertenece, convirtiéndose la vida humana en “alienada”, y los seres
humanos en alienados, es decir, no libres.
2.2.-ALIENACIÓN.
El concepto de alienación (también traducido por “enajenación” o
“extrañación” ) sirve para expresar la idea de cómo el trabajo humano es
sufrimiento y coacción. En el capitalismo esto ocurre de forma más
dramática porque la explotación quedará oculta bajo la creencia de una
supuesta “libertad”, la libertad de comerciar o vender. Esta ocultación
hace más peligrosa y difícil la vida humana ya que parece “natural”
comprar o vender en una sociedad compleja, aunque se trate de la fuerza
de trabajo humana. La división del trabajo en las sociedades de nuestro
tiempo es una muestra de la alienación que sufre el ser humano. En
épocas anteriores, por ejemplo en el modo de producción feudal, el
Karl Marx
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campesino, pese a no poseer la tierra que cultivaba ni poder disponer de
la cosecha (pues debía dividirla entre los que “tenían derecho” a ella),
poseía un claro control de la organización del proceso agrícola (cuándo,
cómo y dónde arar, sembrar, etc.). Sin embargo, en el sistema de
producción capitalista la separación drástica entre las actividades
mentales (de planificación y organización de la producción) y las
actividades físicas (del obrero que realiza una única tarea de modo
repetitivo en la cadena de producción) implica deshumanización, al
convertirse los seres humanos en máquinas obedientes o en cerebros sin
manos.
Aunque el concepto de alienación desaparezca en obras posteriores
quedará presente hasta el análisis que Marx realiza de la “mercancía” en
El Capital, última obra que publicó. Los seres humanos estarán en el
capitalismo “cosificados”, no siendo más que objetos susceptibles de
circular en un mercado mundial donde todo, incluso las personas, tienen
su precio.
2.3.-LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA.
“El eje en torno al cual gira la explotación del obrero es la venta de la
fuerza de trabajo al capitalista y el uso que éste hace de dicha transacción,
obligando al obrero a producir mucho más de lo que representa el valor
pagado por la fuerza de trabajo”. Con esta afirmación se resume una de
las claves de la desigualdad de la forma social capitalista: la explotación.
En el Capital Marx concretará como ese trabajo excedente es el elemento
crucial de la dominación capitalista. Esta cantidad que el capitalista se
apropia, llamada plusvalía, queda oscurecida por la confusión entre
trabajo y fuerza de trabajo, confusión que los economistas clásicos
propagan y Marx intenta desvelar. Bajo la forma de un intercambio libre e
igual en la sociedad burguesa se oculta cómo (descontando la inversión
inicial y el sostenimiento doméstico del aparato productivo) existe una
descompensación entre la riqueza total producida en el tiempo de trabajo
total y lo pagado por la fuerza de trabajo.
Karl Marx
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La fuerza o capacidad de trabajo es una mercancía muy especial: al
consumirse deposita en manos del consumidor (el burgués que la ha
comprado) un producto superior a lo consumido, la plusvalía. Las
plusvalías quedan en manos del empresario y su acumulación dará lugar al
capital. Este margen de beneficio (plusvalía), más amplio y abusivo cuanto
más distancia hay entre el salario y la riqueza resultante, queda
normalmente oculto a los participantes bajo la forma de un contrato entre
“iguales” y fue denominado por Marx “fetichismo de la mercancía”.
2.4.-IDEOLOGÍA: FALSA CONCIENCIA Y “FETICHISMO DE LA MERCANCÍA”
El término Ideología tiene connotaciones claramente peyorativas en la
obra de Marx. Es posible distinguir un primer uso del término ideología de
un segundo uso más tardío y no explícito en el análisis de la mercancía de
El Capital.
1.- Cabe asimilar el primer sentido de ideología a falsa conciencia. En la
crítica de Marx al Idealismo alemán de Hegel o en la crítica a la religión en
Feuerbach (la religión es virtualmente ideológica, es decir, narcotizante)
es posible concretar el uso del término ideología como falsedad. Pero no
se trata solamente de no-verdad o error sino que, además de error,
existen consecuencias en la esfera de la acción. Ideología significa, en este
sentido, algo que además de ocultar la verdad, impide dirigir la acción de
forma racional. Estrictamente paraliza la acción, la bloquea. El término
idealismo (como sinónimo de ideología) se asocia aquí con la fantasía de
querer convertir en realidad el deseo de libertad y de justicia, pero sin
transformar las estructuras de la sociedad. Éste es el sentido que aparece
en el Manifiesto en la crítica a los socialistas alemanes de la época (cap.III)
cuando se les achaca el ignorar que los seres humanos se sitúan en una
clase social y no “en el vaporoso firmamento de la fantasía filosófica”.
Aquí incluso el término filosofía se identifica con ideología, en tanto que la
filosofía académica se ha encargado de ocultar bajo grandes palabras y
conceptos la relación material entre el pensamiento y la forma social y
económica de donde nace ese pensamiento.
Karl Marx
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2.- En el análisis económico de El Capital desaparece el término ideología.
Sin embargo es posible encontrar en el estudio del denominado
“fetichismo de la mercancía” la función de enmascaramiento y
falsificación que tiene el análisis burgués de las formas económicas
capitalistas. El intercambio desigual y el “robo” el tiempo de trabajo
quedan ocultos bajo la teórica libertad e igualdad en las relaciones
económicas entre trabajador y capitalista. Con “fetichismo de la
mercancía” Marx indica cómo las formaciones capitalistas esconden
relaciones sociales. Así, el modo de producción burgués presenta como
fuente de beneficios al capital, en lugar de la plusvalía. De este modo, el
capitalismo se presenta a sí mismo disfrazado. La realidad del trabajo
social está oculta tras la forma de intercambio de mercancías: los salarios
ocultan la explotación, ya que el dinero recibido parece equivalente al
valor de la fuerza de trabajo. Bajo la forma de un contrato se esconde la
extracción de la plusvalía, atribuyéndose al capital y no al trabajo
productivo la cualidad de engendrar riqueza. La explotación queda oculta
bajo el ropaje teórico de un análisis económico aparentemente técnico y
neutral. Los economistas clásicos declaran “naturales” las leyes de la
economía: el proceso económico es así y no puede ser de otra manera, no
queda más opción que aceptarlo. Marx y Engels anticiparán en el
Manifiesto que estas leyes y descripciones valen para esta época, pero no
para siempre, valen como leyes de la etapa capitalista, ero no son leyes
naturales sin más. Aceptar su carácter natural es entrar en el juego
ideológico, pues se justifica el orden existente como orden necesario. A
esta falsa conciencia se opone la conciencia de clase, donde conocimiento
y acción se unifican salvando la separación histórica entre teoría y
práctica.
2.5.- ¿QUÉ ES LA CONCIENCIA DE CLASE?
El Manifiesto tiene una función básicamente divulgativa, generadora de
conciencia: trata de extender y propagar de forma popular las ideas y
programa de la clase obrera. Una clase obrera emergente, cada vez más
concienciada de la opresión capitalista y con una mayor solidez en sus
Karl Marx
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ideas e inquietudes sociales. El contenido del término “conciencia de
clase” puede esquematizarse en cuatro niveles:
1. Económico: conciencia como expresión automática del desarrollo
de la explotación capitalista que divide cada vez más claramente a
los individuos en dos grupos antagónicos.
2. Sociológico: la conciencia de pertenecer a un grupo humano
oprimido y explotado.
3. Político: La conciencia revolucionaria, que no es sólo un rasgo
sociológico (resultado del análisis social), sino fundamentalmente
una idea política orientada a la acción: al cambio social como
resultante de la lucha de clases.
4. Cultural: conciencia como resultado de un proceso de formación, de
ilustración, de aclaración mediante el análisis y la crítica social.
La conciencia de clase parece descansar más sobre el efecto de la base
económica en las personas que en cualquier otra consideración
sociológica sobre la pertenencia a un grupo humano explotado y
perjudicado. Del análisis de las estructuras del capitalismo, y de su
consecuencia más directa, la explotación económica de unos seres
humanos por otros, surgen espontáneamente los deseos de la revolución
o cambio social. Sin embargo, el concepto de clase es un concepto
eminentemente político y no sociológico, pues se explica a través de la
idea de las luchas de clases. Por lo tanto, se trata más de un concepto
práctico-moral que de un concepto explicativo de una determinada
sociedad. Marx y Engels manifiestan su preocupación por divulgar de
forma coherente y activa las ideas de los comunistas de modo que lleguen
a todas las capas populares. Esta necesidad de ilustración, de
concienciación, es la que impulsa las ideas del texto hacia la necesidad de
formación, de esclarecimiento de la propia situación de la clase
trabajadora.
Karl Marx
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2.6.- MATERIALISMO HISTÓRICO.
Uno de los rasgos más característicos de la filosofía de Marx es el llamado
materialismo histórico. Aunque no exclusivamente, el materialismo
histórico se entiende como una teoría de la evolución social, es decir, una
teoría sobre el desarrollo histórico. Cinco afirmaciones claves de esta
teoría sobre la historia son:
1.- La historia de los seres humanos es la historia de las condiciones
materiales que les permiten construir sus vidas. Para Marx, la historia
humana, la historia de los seres humanos, tiene que explicar cómo existen
y cómo son los seres humanos vivientes. En este sentido el ser humano es
naturaleza, forma parte de ella. Sin embargo, también los humanos, y esa
es su característica específica distintiva, producen sus medios de vida,
construyen su forma de vida, de alimentase, de edificar sus viviendas y de
usar los utensilios con que transforman la naturaleza: producen, por
tanto, su vida material. Esta vida material es lo que Marx llamará el
proceso económico de producción e intercambio, el proceso real de
producción que es diferente en cada época histórica. El materialismo
histórico afirma que los restantes aspectos que caracterizan un momento
histórico –la estructura social, la historia político y la historia de las ideaspueden ser explicados por el proceso de producción de esa época.
2.- El modo económico de producción e intercambio de un momento
histórico dado se caracteriza por unas relaciones de producción y unas
fuerzas productivas determinadas:
Relaciones de producción: en cada etapa histórica se da una estructura
social (instituciones, leyes…) que determinan de qué manera se organiza
el trabajo para producir (división del trabajo) y cómo se reparte la riqueza
producida, estableciendo las normas que rigen la propiedad. Por ejemplo,
en el modo de producción feudal los siervos se veían obligados a
mantener a los titulares de la tierra (nobles, clero) con su trabajo sobre la
base de un contrato mantenido a través de generaciones; a su vez, el
Karl Marx
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noble o titular de la tierra se obligaba a perpetuar la elación, es decir, no
podía actuar libremente con su propiedad, no podía venderla o separar al
siervo de la tierra. Esto es: unas determinadas instituciones, poderes
sociales, instituciones jurídicas, formas de propiedad, etc. Organizan el
trabajo y distribuyen la riqueza.
Fuerzas productivas: También en cada etapa histórica se dan unas
determinadas fuerzas productivas, es decir, hay una fuerza de trabajo
(productores), existen unos conocimientos técnicos que se pueden aplicar
a la producción y una serie de capacidades organizativas que se utilizan en
la coordinación del trabajo o en perfeccionar la división del trabajo.
3.- La relación fueras productivas-relaciones de producción lleva en su
seno el cambio, la evolución social, el paso de un modo de producción a
otro. Las fuerzas productivas evolucionan dentro de un sistema de
relaciones de producción que las ha fomentado. Pero llega un momento
en que las relaciones de propiedad y las instituciones existentes
(relaciones de producción) impiden o limitan el desarrollo de las fuerzas
productivas que se estaban creando. Esto llevará a un periodo de
revolución social que acabará sustituyendo la propiedad y las instituciones
existentes por otras más adecuadas a las nuevas fuerzas productivas. La
estabilidad social que existía en el sistema feudal permitió el desarrollo de
las ciudades y del comercio (nuevas fuerzas productivas). Esto fue el
germen de la burguesía que continuará desarrollando las fuerzas
productivas hasta el punto en que el sistema feudal se convierte en una
atadura para continuar progresando. Llegado este momento el sistema
feudal fue sustituido por otras relaciones de producción (el sistema
burgués).
4.- El motor de la historia, la contradicción entre las fuerzas productivas
y las relaciones existentes de producción, se manifiesta en la lucha de
clases. Clase significa aquí grupo social formado por aquellos que están
en una situación análoga dentro de un modo de producción. Así se puede
hablar de la burguesía, el proletariado o la aristocracia como clases.
Karl Marx
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Cuando las fuerzas productivas entran en conflicto con las relaciones de
producción emerge una clase social a la que las relaciones de propiedad,
la estructura social en sus aspectos jurídicos, políticos, etc. ya no permiten
su desarrollo. En ese punto la nueva clase entra en conflicto abierto con la
clase dominante (la que se beneficia de las relaciones de producción
existentes), en el que tarde o temprano acaba imponiéndose,
transformando las relaciones de producción y alumbrando un nuevo
sistema económico en el que la clase emergente se convierte en
dominante. La clase social emergente se convierte en clase realmente
efectiva en su lucha cuando toma conciencia de su propia situación.
Dependerá de la iniciativa humana, de la difusión de esta comprensión de
su propia situación, de la conciencia de clase, el que sea más o menos
breve el plazo en el que se produzca el cambio social.
5.- La historia de las luchas de clases es una serie evolutiva, es decir,
consiste en una sucesión de modos de producción determinados cuyo
último momento es la sociedad burguesa. La sociedad burguesa está
llegando al punto en que será, a su vez, superada. En efecto, existen una
serie de etapas o fases en esta historia de los modos de producción: la
etapa primitiva, el modo de producción esclavista, el modo de producción
feudal y el modo de producción burgués o capitalista. En este último
también se está produciendo un desarrollo de las fuerzas productivas que
lo sobrepasan o, lo que es lo mismo, está desarrollándose una clase (el
proletariado) que entra en conflicto con el orden social existente y
acabará destruyéndolo. El que este proceso sea más o menos lento
depende en buena medida del desarrollo de la conciencia de clase del
proletariado. El materialismo histórico, en la medida en que se difunde
formando a la clase obrera, se convierte en un elemento fundamental
para transformarla en una clase revolucionaria. Este papel formativo es
uno de los que quería cubrir la publicación del Manifiesto y, por ello, en él
se encuentra expuesto con detalle el conflicto que según Marx y Engels,
acabará con el sistema burgués.
Karl Marx
Página 14
2.7.- LA INEVITABILIDAD DEL PROCESO REVOLUCIONARIO.
Los autores del texto proclaman la inminencia de la revolución en la
sociedad industrial, pero esta revolución no se produjo de forma
inminente, y cuando se produjo lo hizo de forma inesperada, y no en los
países industrializados tal y como se derivaba de sus análisis de
funcionamiento de la sociedad capitalista, sino en la Rusia casi medieval.
La predicción del colapso inminente del sistema capitalista podría
pensarse que es ingenua o ridícula.
La ideología clásica del progreso parece estar en el tono de muchas de las
afirmaciones de Marx y Engels. Así, las alabanzas al desarrollo industrial se
complementan con la evolución de un proletariado cada vez más cerca de
la victoria final. El progreso del capitalismo parece propiciar el avance
irremediable del proletariado. Sin embargo, es preciso recordar que el
Manifiesto es sobre todo un panfleto, un texto de agitación para
concienciar a los trabajadores de la inminencia de un cambio en el
progreso político de los comunistas, que no podía aplazarse. Marx y Engels
no conciben que la explosión de las crisis económicas de la sociedad
capitalista lleven al comunismo automáticamente. De hecho, las crisis
también pueden llevar a la barbarie o a la destrucción de las clases
beligerantes. Por ello, los efectos de la convulsión de la sociedad
capitalista deben acompañarse de la agitación política de los trabajadores
y de su organización. En definitiva de un proceso de ilustración. Sin el
segundo aspecto, claramente formativo, la revolución no sólo no es
inminente sino que es inviable.
2.8.- LA CUESTIÓN ECOLÓGICA.
La cuestión de los límites del crecimiento económico y las consecuencias
no deseables de la explotación abusiva del medio ambiente apenas fueron
contempladas por los autores del Manifiesto. La necesidad de incrementar
lo más posible la masa de las fuerzas productivas, tal como lo expone el
programa del Manifiesto, parece muy poco respetuosa con la
conveniencia de realizar un desarrollo ecológico y racional de los recursos
naturales.
Karl Marx
Página 15
Una “corrección ecológica” del Manifiesto propone interpretar esta
necesidad de multiplicar el esfuerzo de las fuerzas productivas en el
sentido de que este desarrollo no signifique un expolio de la naturaleza
por las fuerzas destructivas, es decir, por un desarrollo tecnológico e
industrial sólo preocupado por el incremento incesante del beneficio.
Además, Marx y Engels denunciaron los efectos destructivos de un
crecimiento desmesurado del desarrollo industrial en los contextos
urbanos, con ciudades gigantes donde resulta difícil vivir o respirar.
Concretaron que la separación y dependencia del campo frente a la ciudad
era una clave de la explotación capitalista que el comunismo futuro debía
superar. Hoy en día continúa vigente la necesidad de democratizar las
decisiones sobre la ciencia y la tecnología de alcance social.
2.9.- EXPLOTACIÓN CAPITALISTA Y OPRESIÓN DE LAS MUJERES.
No parece que algunas de las afirmaciones de Marx sobre la condición de
las mujeres sean muy afortunadas. Las afirmaciones sobre la “comunidad
de las mujeres” pueden parecer, y son, hirientes y androcéntricas. Frente
al protagonismo de las relaciones de producción, poco parece importarles
a los autores del texto el posible papel de las estructuras del patriarcado
(la atribución a la mujer de las tareas reproductivas, la crianza y el trabajo
doméstico). La lucha de las mujeres era secundaria y podía aplazarse.
2.10.-LA CONQUISTA DE LA DEMOCRACIA.
Si existen palabras certeras en el Manifiesto, son las relativas a la
internacionalización de la economía y la destrucción de las fronteras
estatales. En el Manifiesto la estructura política se presenta como un
títere movido por los intereses de la burguesía capitalista. Esta afirmación
puede ser aceptable en el siglo XIX dominado por las democracias
censitarias, pero no se puede aplicar de manera simplista a las
democracias de corte europeo del siglo XX. En las democracias actuales la
función de la estructura política no es tan simple. La universalización del
voto, junto con otros factores entre los que cabría mencionar el propio
Karl Marx
Página 16
desarrollo del movimiento obrero, ha introducido la necesidad de tener en
cuenta a las grandes masas de población. En cualquier caso el texto insiste
en las luchas políticas como forma necesaria de conseguir los objetivos
sociales. En una sociedad como la del siglo XIX, donde ni los obreros ni las
mujeres tenían derecho al voto, la exigencia de universalización del voto
pertenecía con claridad al programa comunista. Sin embargo, las
limitaciones de la democracia burguesa ya eran denunciadas por Marx y
Engels. Conquistar la democracia es un paso fundamental. Primero,
porque significa que la clase oprimida y explotad debe hacer oír su voz y
logar imponer medidas (la jornada laboral de 8 horas en 1890), medidas
que supongan una mejora sustantiva de sus condiciones de vida. Segundo,
las organizaciones del movimiento obrero han de respetar el espacio
democrático de discusión, la isonomía (igualdad de palabra) para que en la
toma de decisiones en común se favorezca un posicionamiento más
consciente.
Las limitaciones de la democracia burguesa se han visto más evidenciadas
en las sociedades de nuestro tiempo por la progresión hacia un mercado
mundial en el que las fronteras están siendo desdibujadas por el poder
mundial del dinero.
Karl Marx
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3.-LA OBRA: MANIFIESTO COMUNISTA
1.- LA HISTORIA DEL MANIFIESTO.
El Manifiesto fue un encargo de La Liga de los Comunistas: la Liga de los
Justos, a la que Marx y Engels se habían afiliado en la primavera anterior,
se reorganizó en el verano de 1847, rebautizándola Liga de los
Comunistas, y se declaró a favor del derrocamiento de la burguesía, del
gobierno del proletariado, del fin de la vieja sociedad basada en las
contradicciones de clase y del establecimiento de una nueva sociedad sin
clases ni propiedad privada.
Marx fue el redactor del texto, aunque Marx y Engels prepararon
borradores, y el documento representa claramente la visión común de
ambos.
La obra se publicó en febrero de 1848 bajo el título de Manifiesto del
Partido Comunista.
El por qué a este escrito se le denomina manifiesto es para hacer público
el enfoque, las finalidades y las tendencias de los comunistas para acabar
con las especulaciones, con la existencia fantasmal.
¿Por qué comunista y no socialista? En 1847, socialismo significaba un
movimiento burgués y comunismo designaba un movimiento obrero. El
socialismo era, al menos en el Continente, admisible en sociedad; el
comunismo, todo lo contrario. Y puesto que ya entonces estaban
convencidos de que la emancipación de los trabajadores debía ser obra de
la propia clase obrera no podían dudar acerca de cuál de ambos nombres
elegir.
Engels afirma en el prólogo a la edición inglesa que la historia del
Manifiesto refleja la historia del movimiento obrero moderno.
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2.- EL ESTILO DEL MANIFIESTO.
El término manifiesto indica un documento en el que una persona o
entidad hace públicas sus intenciones, aquello que defiende. Ha de ser,
por definición, un escrito breve, sintético, programático, pues está
realizando una propuesta, la exposición de un programa y esto no puede
hacerse con excesivas matizaciones que podrían confundirse con
vacilaciones o ambigüedades. Además, se trata de un documento dirigido
a los obreros y encargado por un grupo revolucionario, los comunistas. Es
necesario ser conciso, ir a lo esencial mostrando la sociedad capitalista, o
incluso toda la historia, desde un punto de vista que aclare al obrero su
propia posición como miembro de una clase social enfrentada a la
burguesía. El carácter de propaganda política marca el estilo discursivo de
los capítulos II y III.
El texto es una versión de la filosofía de Marx, el materialismo histórico.
Por su carácter de manifiesto la visión es simple y esquemática, sin
embargo en el texto ya se encuentran los elementos centrales del
pensamiento filosófico de Marx.
3.- DOCUMENTO ESCRITO PARA UN MOMENTO CONCRETO DE LA
HISTORIA.
El Manifiesto es un documento histórico. La obra fue escrita para un
momento concreto de la historia europea y, en consecuencia, su lectura
hoy requiere que algunos detalles sean contextualizados. Se trata de un
clásico de la filosofía y su vigencia como tal consiste en que continúa
dando respuesta a las preguntas que desde la actualidad se plantean.
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4.- CAPÍTULOS.
Preámbulo.
El “Preámbulo” del Manifiesto Comunista se propone explicar cómo surge
en el nuevo mundo industrializado del siglo XIX una poderosa fuerza
política y social: la fuerza de los comunistas organizados. Esta potente
corriente política, formada por los obreros industriales, se identifica como
“un fantasma que recorre Europa”, un fantasma que como espectro surge
de todos los rincones de las ciudades y las fábricas amenazando a los
poderosos gobernantes. Estos poderosos (los defensores de las
monarquías absolutas, el papa, el zar y las policías de toda Europa)
tiemblan ante la amenaza de los comunistas de destruir la propiedad y las
leyes burguesas. De esta manera se han aliado en una encarnizada
persecución contra el comunismo. Su alianza para dar caza al ”fantasma”
es implacable, pues temen su presencia y su poder.
El término “Manifiesto” señala que los comunistas exponen de forma
franca y abierta sus objetivos e ideas, objetivos e ideas que van a
explicarse en un texto que va a tener un alcance internacional al
redactarse versiones en varios idiomas para su difusión entre los
trabajadores.
Capítulo I. Burgueses y proletarios.
En el primer capítulo del texto los autores se proponen exponer varios
temas:
1. La historia humana es la historia de la lucha de clases. Es decir,
Para Marx y Engels la historia de la humanidad es la historia de las
luchas entre opresores y oprimidos. Esta lucha se ha producido en
todas las épocas bajo distintas formas y culturas.
2. El texto explica como un grupo social, la burguesía, clase urbana
que impulsa la economía moderna, es la clase social protagonista y
hegemónica del siglo XIX. Este grupo humano va a construir una
nueva sociedad donde la ciencia, la tecnología y el trabajo (las
llamadas fuerzas productivas) edificarán grandes ciudades, crearán
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nuevas fuentes de energía y medios de transporte, y explorarán
todos los continentes llegando a todos los rincones del planeta. Es
la época de la revolución industrial y del desarrollo mundial del
comercio. Además, la burguesía transformará la sociedad y la
cultura humana estableciendo lazos económicos y comerciales
entre todas las personas: es la sociedad capitalista.
En tercer lugar, los autores explicarán cómo la sociedad capitalista,
sociedad organizada sobre el capital y el dinero, está sometida a
cambios y agitaciones continuas; cómo las innovaciones
tecnológicas se suceden sin cesar y el crecimiento y beneficio
económico parece no tener fin.
Sin embargo, esta sociedad está también amenazada por crisis
económicas y comerciales, crisis y peligros que la burguesía no
podrá controlar. El desarrollo de las fuerzas productivas (de la
ciencia y de la tecnología del trabajo) es imparable y choca con las
limitaciones de las leyes y normas burguesas, las llamadas
relaciones de producción. Esta cuestión, que se expondrá más
adelante, es una de las claves, en opinión de los autores, que
explica los cambios sociales.
Un nuevo grupo humano, los proletarios u obreros industriales,
aparece con la sociedad industrial. El proletariado, los obreros
modernos, viven en las grandes ciudades y subsisten gracias a que
trabajan en las fábricas a cambio de un salario. Sin embargo, el
salario es muy bajo (dada la competencia entre los obreros) y
deben trabajar a veces en jornadas de más de doce horas diarias en
condiciones infrahumanas y habitando en viviendas indignas.
Además, el trabajo industrial es desagradable y rutinario, resultado
de aplicar a ultranza la división del trabajo. A su vez, las crisis o la
introducción de nuevas tecnologías provocan despidos masivos.
La fuerza de los proletarios crecerá poco a poco, conscientes de sus
problemas comunes. Su organización será primero local y aislada
para, paulatinamente, ir tomando conciencia de clase: conciencia
de pertenecer a un grupo humano oprimido que debe mejorar su
forma de vida y luchar para conseguir esas mejoras.
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7. El capítulo finaliza con la convicción del próximo protagonismo del
proletariado en la sociedad. Las crisis y quiebras económicas de la
sociedad burguesa darán la razón al proletariado. Los trabajadores
organizados en partidos comunistas, destruirán las leyes burguesas
(las llamadas relaciones de producción), leyes que establecen las
desigualdades entre clases y la opresión de los burgueses sobre los
proletarios. Con la revolución, con el cambio y ruptura violenta de
la sociedad burguesa, se instaurará una nueva sociedad futura o
comunismo, en el que se acabarán las luchas de clases al
desaparecer las contradicciones entre opresores y oprimidos.
Capítulo II. Proletarios y Comunistas.
Se pueden diferenciar en el segundo capítulo las siguientes secciones:
1. En la primera sección los autores presentan el plan del capítulo al
señalar las características que diferencian a los comunistas del
resto de movimientos proletarios.
2. Esta sección se ocupa de la relación entre el trabajo y la propiedad
privada burguesa: aunque el trabajo es una actividad comunitaria
(el trabajo social), la riqueza total producida es acaparada por el
grupo social dominante: la clase burguesa. En consecuencia, se
aborda el vínculo entre capital y explotación, una de las cuestiones
centrales tanto del Manifiesto como de toda la filosofía de Marx.
3. La organización de las familias, en función de la posición burguesa
o proletaria de sus miembros, es otro de los temas abordados. Los
autores responden de forma polémica a las ideas burguesas sobre
la familia y la situación cambiante de las mujeres en la nueva
sociedad capitalista.
4. De forma breve y contundente Marx y Engels afirman que “los
obreros no tienen patria”, ubicando las luchas del movimiento
obrero en u n escenario internacionalista acorde con la expansión
mundial de la economía capitalista.
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5. Cómo se relacionan las ideas y la cultura en una determinada
sociedad con la estructura económica de la misma es el penúltimo
tema tratado por los autores.
6. Finalmente el capítulo, aborda, junto a la demanda de una
revolución que conmueva los cimientos de la sociedad burguesa, la
necesidad de impulsar una serie de medidas económicas, políticas y
sociales, que mejoren las condiciones de vida del proletariado y la
posición del creciente movimiento obrero.
Capitulo III. Literatura Socialista y Comunista.
En el tercer capítulo los autores van a realizar una crítica a las diferentes
tenencias que desde el socialismo se disputaban el apoyo el proletariado.
Es un ajuste de cuentas teórico y además puede entenderse como un
arma que Marx y Engels proporcionan a los obreros comunistas para
discutir con sus compañeros de fábrica. Siguiendo la división que realizan
en el texto encontramos la crítica a las siguientes orientaciones socialistas:
1. El socialismo reaccionario: vinculado a grupos o clases sociales en
declive y que pretende buscar el apoyo de las clases obreras para
volver a un modelo social anterior idealizado
a) El socialismo feudal: defendido por una parte de la aristocracia
que utiliza la denuncia de la situación el proletariado para atacar
el sistema burgués que le ha relegado. Vinculado a éste aparece
el socialismo cristiano.
b) El socialismo pequeño burgués: La pequeña burguesía
(comercial, industrial o campesina) se encuentra amenazada por
el dominio que la burguesía ejerce en los mercados. Por ello se
adhiere a un socialismo que limite el poder de la burguesía y
que promueva la pequeña propiedad y su forma de producción.
Su principal teórico fue Sismondi.
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c) El socialismo alemán o verdadero: Se trata de una serie de
autores que realizan una reformulación de los socialistas
franceses pretendiendo superarlos. Para Marx y Engels esta
lectura está lastrada por el retraso en el desarrollo burgués en
que se encuentra Alemania. Al no conocer la realidad social de
la que parten los teóricos franceses los malinterpretan
traduciéndolos a una jerga grandilocuente y vacía.
2. El socialismo conservador o burgués: la preocupación entre los
burgueses por la situación de pobreza en la que vive el proletariado
lleva a la aparición de organizaciones para paliar la situación de los
obreros. Estas organizaciones en ningún caso cuestionan las causas
económicas que llevan a la pobreza. También tiene una vertiente
teórica que se manifiesta tanto en intentos utópicos de extender el
modo de vida burgués como en las medidas que los economistas
liberales proponen para paliar la situación de los proletarios.
3. El socialismo y el comunismo crítico-utópicos: se trata aquí de
analizar la aportación de los grandes autores socialistas (se cita a
Saint-Simon, Fourier y Owen). Éstos han realizado la primera crítica
realmente sólida de la sociedad burguesa pero han propuesto
como superación del sistema capitalista visiones utópicas que no
tienen en cuenta el devenir histórico real y que son, por tanto,
irrealizables.
Capítulo IV. Posición de los comunistas.
En este último capítulo del Manifiesto se abordan las siguientes
cuestiones:
a) Relación con los partidos obreros ya constituidos.
b) Los comunistas luchan por “el futuro del movimiento”
c) En Alemania los comunistas luchan conjuntamente con la
burguesía.
d) Los comunistas apoyan cualquier movimiento revolucionario.
e) Síntesis final.
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