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ASPECTOS GENERALES DE LA PROTECCIÓN CATÓDICA DE CASCOS
DE ACERO
PEDRO SIMONCINI
Escuela de Oficiales de la Armada (ESOA)
Resumen
El problema del deterioro por corrosión que sufren los cascos de barcos en contacto con agua de mar es complejo y
más aún es el perjuicio económico que se genera por esta razón y que obliga a una investigación permanente tendiente
a encontrar, si bien no soluciones definitivas, por lo menos aquellas de razonable eficiencia.
La corrosión del acero en agua de mar es un fenómeno esencialmente electroquímico. Los factores que influyen sobre
este proceso dependen de las características propias del material (proceso de fabricación de la chapa) y las del
electrolito (agua de mar). La combinación de todos estos factores provoca, en la chapa de acero sumergida, la
aparición de micro celdas de diferente potencial electroquímico, donde se genera una corriente eléctrica y por ende
una corrosión. Ésta se detiene cuando se hace fluir una corriente eléctrica en sentido contrario y de magnitud
suficiente para contrarrestar el efecto de dichas micro celdas protegiéndose de esta manera al casco del buque.
Una protección catódica tiene como objeto minimizar o anular la velocidad de corrosión de un material, mediante la
alteración de su potencial electroquímico espontáneo, con respecto al medio electrolítico corrosivo en el cual se
encuentra. En este trabajo se describen los aspectos técnicos relacionados a este tipo de protección, aplicada a cascos
de acero de buques.
Palabras Clave: Corrosión, protección catódica, casco de buque.
Abstract
Deterioration by corrosion suffered by the ship’s hulls in contact with the seawater is not only a complex problem, but
it also redunds in economic disadvantages, Thus, this situation demands permanent research in an effort to find, if not
definite solutions, those of reasonable efficiency at least.
Steel corrosion in sea water is basically an electrochemical phenomenon. The factors exercising their influence over
this process depend on the proper characteristics of the material (manufacturing process of the plate) and of the
electrolyte (sea water). The combination of all these factors cause, in the submerged steel plate, the appearance of
micro cells of different electrochemical potential, where an electric current is generated and, thus, a corrosion. This is
stopped when an electric current in the opposite sense and of enough magnitude is made to flow so as to counteract
the effect of these micro cells, protecting thus the ship’s hull.
A cathodic protection aims to minimizing or even eliminating the material corrosion speed. This is achieved by
altering the material spontaneous electrochemical potential with respect to its corrosive electrolytic environment. This
paper describes the technical aspects related to this type of protection, when applied to steel hulls.
Keywords: Corrosion, cathodic protection, ship hull.
***
Introducción
La protección catódica constituye actualmente uno de los métodos más importantes para
controlar la corrosión. Los procedimientos más tradicionales utilizados para disminuir la velocidad
Pedro Simoncini
de corrosión de metales y aleaciones expuestos a los medios agresivos se basan en la aislación del
material metálico por medio de recubrimientos protectores formado por sustancias metálicas o no
metálicas (plásticos, cerámicos, cementos, pinturas, resinas, etc.). La protección catódica utiliza
como elemento protector a la corriente eléctrica, lo cual, de por sí, es un enfoque original, cuya
aplicación sistemática no es de muy larga data y sólo en los últimos años se ha generalizado su
uso.
Como condición fundamental, las estructuras componentes del objeto a proteger y del
elemento de sacrificio deben mantenerse en contacto eléctrico e inmerso en un electrolito.
Los estudios de protección catódica usualmente emplean potenciales de reducción, que
consisten en disminuir el potencial (más negativo) del metal a proteger por debajo de un valor
definido para cada metal en el que termodinámicamente no hay corrosión [1].
La protección catódica es el único medio preventivo que asegura la inmunidad del metal
contra la corrosión; además, se neutraliza toda corriente que circula por la estructura y que origina
corrosión (corrientes vagabundas).
En medios marinos, debe citarse la experiencia de laboratorio que en 1824 realizó Sir
Humphry Davy cuando informó que el cobre podía ser protegido contra la corrosión acoplándolo
al hierro o al cinc e hizo así la primera recomendación de protección catódica para casco de barco,
usando bloques de hierro de sacrificio unidos al casco de cobre en una relación de superficie de
1:100. La velocidad de corrosión del cobre disminuyó de manera significativa pero,
desafortunadamente, el cobre catódicamente protegido quedo sujeto a la acción del fouling de los
organismos marinos (sin protección, el cobre provee iones cúpricos que envenenan a esos
organismos).
Cuando los cascos de madera comenzaron a ser reemplazados por cascos de acero, se fue
popularizando el uso de planchas de cinc que suministraban una protección localizada,
especialmente contra los efectos galvánicos de la hélice de bronce.
Se basa en la existencia de una diferencia de potencial entre las áreas anódicas que sufren
disolución y las áreas catódicas que se hallan protegidas. Si el potencial del sistema –potencial de
corrosión– disminuye hasta el valor del potencial reversible de la reacción anódica, teóricamente
no podrá producirse disolución del metal pues a ese valor de potencial la velocidad de disolución
se iguala a la de deposición de la reacción catódica y, por ende, no habrá pérdida de metal.
[1] APPLEGATE, Lindsay, 1975.
36
Aspectos generales de la protección catódica de cascos de acero
E
Ec
icorr
icorr
E
i1
E1 (protección parcial)
i2
Ea
E2 (protección total)
i
icorr icorr
Figura Nº 1: Diagrama de Evans.
En la Figura Nº 1 Ec es el potencial catódico, Ea el potencial anódico y E el potencial de
corrosión.
A ese potencial, el sistema se corroe a una velocidad de corrosión correspondiente al valor
de corriente icorr . Si polarizamos catódicamente hasta, por ejemplo E1 , la velocidad de corrosión
del sistema se habrá reducido a icorr , lo que supone la aplicación de una corriente externa ( i1 )
consiguiéndose la protección parcial del sistema.
Si incrementamos el valor de la corriente externa a i2 , el potencial de corrosión del sistema
será E2 , que es el mismo que el potencial reversible de la reacción anódica Ea . En estas
condiciones, la disolución del metal se detiene y el sistema está totalmente protegido.
Cuando las áreas catódicas son polarizadas al potencial del ánodo, toda la superficie del
metal está al mismo potencial y por lo tanto no hay circulación de corriente eléctrica (se evita en
proceso corrosivo). Esta situación se mantiene mientras circula la corriente.
En resumen, la protección catódica necesita una corriente continua externa negativa, como
se representa en la Fig. Nº 2, capaz de llevar el potencial de corrosión de la pila al potencial del
ánodo a circuito abierto.
Uno de los aspectos más importantes que deben tenerse en cuenta cuando se aplica un
método de protección catódica es el económico, más allá de cuál sea la naturaleza da la estructura
a proteger y de la agresividad del medio que lo contiene.
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Pedro Simoncini
Electrones
A
–
C
+
A
–
Estructura
metálica
Figura Nº 2: Esquema de la protección
catódica.
Casi nunca la protección catódica se utiliza como único factor de defensa ante la corrosión,
no sólo debido al mayor costo que implica su utilización en estado puro, sino porque a su vez
podría producir una alcalinización exagerada con consecuencias perniciosas. Generalmente,
resulta común –debido a las circunstancias mencionadas anteriormente– su utilización actuando
como complemento de algún tipo de revestimiento como pueden ser pinturas. Entonces, la
elección azarosa o infundada de éstas origina una serie de problemas e incompatibilidades que
deberán ser analizadas en cada caso en particular.
Si bien es cierto que la protección catódica puede ser aplicada en casi todos los metales y
tipos de corrosión, así como en la gran mayoría de los electrolitos, no puede utilizarse para
proteger superficies que se hallen por encima de la “línea de agua” y/o en estructuras parcialmente
sumergidas porque la corriente no puede alcanzar áreas del metal fuera del contacto con el
electrolito.
En buques, artefactos navales y estructuras marinas, esta técnica combinada (cuando se la
asocia a la protección de otro tipo de revestimiento) constituye una conservación contra la
corrosión en cascos de acero y resulta muy satisfactoria desde el punto de vista económico.
Es conveniente destacar que entre los revestimientos y la protección catódica debe existir
una compatibilidad muy importante.
Desde el punto de vista químico se sabe de la influencia directa de la protección catódica
con el pH del electrolito y por ende con la alcalinización; razón por la cual los revestimientos
deben ser insaponificables, o sea no reactivos en medios alcalinos.
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Aspectos generales de la protección catódica de cascos de acero
La compatibilidad eléctrica se refleja en el hecho que la protección catódica debe permitir
alcanzar la corriente de protección de la superficie que se encuentra en contacto con el electrolito,
para disminuir su potencial hasta sobrepasar el valor de protección.
Por su lado los revestimientos deben presentar una resistencia eléctrica capaz de proteger al
metal contra la acción de las corrientes (reducción notable del consumo de corriente eléctrica) e
interponer entre el metal y el medio una barrera estanca que impida la infiltración iónica tanto
radial como transversal.
La compatibilidad electroquímica se pone de manifiesto en la resistencia iónica que deben
poseer los revestimientos a las elevadas presiones que se originan durante la sobreprotección, para
que no se produzca el desprendimiento del mismo. Además, adquiere fundamental importancia la
preparación de la superficie porque, como se menciono anteriormente, la protección catódica
alcaliniza el medio adyacente al cátodo y el hidrógeno producido reduce a los óxidos de hierro ya
formados antes de la aplicación del revestimiento [2].
Circuitos equivalentes
Se utilizan para representar gráficamente el proceso eléctrico que tiene lugar en la reacción
de corrosión. Mediante los mismos se diagraman tanto las fuerzas o las corrientes impulsoras de la
corrosión, como los diferentes factores de resistencia al pasaje de la corriente eléctrica. Dichas
resistencias adquieren diferentes valores y su importancia radica en el hecho de que se convierten
en factores retardantes de la corrosión del acero.
Por su pequeño valor, la resistencia interna del metal así como también la resistencia del
electrolito se consideran despreciables. Otras, sin embargo, que se originan como consecuencia de
la acción de determinados factores como los depósitos de óxidos, las películas de material aislante,
la resistividad del medio, etc. son importantes ya que contribuyen a provocar una disminución de
la velocidad de reacción por polarización, generándose una fuerza contra electromotriz debido a
los cambios que se producen en la concentración iónica de la interfase.
De acuerdo con la causa que la produce, la polarización puede ser:
a) Por activación, que es un sobrepotencial necesario para iniciar las reacciones anódica y
catódica y que depende de la densidad de corriente y de las reacciones químicas que se
llevan a cabo en la interfase.
b) Por concentración, que se da cuando los productos de las reacciones anódica y catódica
producen cambios en el medio electrolítico de la interfase metálica.
[2] GALVELE, José, 1990.
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Pedro Simoncini
c) Óhmica, se da sólo en la interfase y es de carácter puramente resistivo. Es provocada
por cambios rápidos en los iones que se generan durante la electroósmosis debido a
cambios de temperatura.
Es decir, entonces, que la polarización produce un pasivado cuya efectividad es función
directa de la compactación del film formado sobre la superficie y de la continuidad de las
reacciones químicas que se producen en la interfase metal–solución. Este pasivado puede ser
alterado por factores que minimicen o eviten el bloqueo producido en la superficie, modificando
las reacciones de la interfase o rompiendo la continuidad de la película, llevándose a cabo una
despolarización. Este fenómeno se torna en exceso peligroso si se localiza en pequeñas zonas, ya
que la densidad de corriente de corrosión se incrementa notablemente. El ion cloruro presente en
el agua de mar actúa favoreciendo la despolarización. Esto se produce generalmente en puntos
localizados donde el acero queda desnudo frente a la agresividad del medio mientras que el resto
de la superficie no.
De lo expuesto puede deducirse que un excelente método para la protección de la corrosión
sería la provocación de una polarización para que se produzca un pasivado importante.
Este pasivado puede lograrse durante la elaboración del metal, produciéndose aleaciones
muy resistentes a la corrosión, como por ejemplo aceros inoxidables, por la aplicación de
recubrimientos metálicos aislantes interpuestos entre el sustrato y el electrolito, como son por
ejemplo el galvanizado, el niquelado, etc., los recubrimientos inorgánicos no metálicos como son
el enlozado, el fosfatado, etc., los recubrimientos orgánicos como los films de pinturas y otros
muchos [3].
Métodos de Protección Catódica
Para lograr que toda la superficie metálica sea cátodo hay que llevar al metal a un valor de
potencial negativo, lo que puede lograrse:
a) Por ánodos de sacrificio donde se origina, por conexión directa, un par eléctrico entre el
acero y un metal menos noble que él.
b) Por corriente impresa donde se utiliza corriente eléctrica proveniente de un generador
externo.
La densidad de corriente que debe suministrar cualquiera de los métodos precedentes para
proteger el acero sin revestir sumergido en agua de mar es función directa de la velocidad de
desplazamiento de ese metal en ese electrolito.
[3] CAPRARI, Jorge, 1979.
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Aspectos generales de la protección catódica de cascos de acero
En condiciones estáticas estas densidades de corriente varían entre 30 y 50 mA/m 2 y a 20
nudos entre 90 y 110 mA/m2.
Es evidente entonces, que el solo empleo de la protección catódica para ejercer el control de
la corrosión es muy costoso, razón por la cual, se complementa su acción con películas protectoras
que puede ser naturales como lo depósitos calcáreos o artificiales como los films de pintura.
Las películas protectoras naturales se basan en el aprovechamiento de dos factores que
produce la protección catódica en agua de mar, por un lado la elevación del pH de la interfase
cátodo-electrolito hacia valores fuertemente alcalinos y por el otro, incrementando la
concentración de iones del cátodo. La interacción entre ambos produce una alteración de la
superficie (tizado), o sea un depósito sobre el metal compuesto fundamentalmente por carbonato
de calcio e hidróxido de magnesio.
Estas constantes dependen de la densidad de corriente inicial. A bajas densidades de
corriente el depósito es duro, denso y adherente con predominio del carbonato de calcio. Si la
densidad de corriente es alta se forman depósitos blandos predominando en ellos el hidróxido de
magnesio. De todas formas estos efectos protegen las estructuras imposibilitadas de la aplicación
de otros medios de defensa y disminuyen los requerimientos de corriente a casi la mitad.
Las películas protectoras artificiales se aplican a fin de complementar la protección catódica
disminuyéndose de esta manera los requerimientos de corriente. La densidad de corriente
necesaria es función directa de la calidad del recubrimiento tal como se indica en la Tabla Nº 1.
Hasta ahora sólo se ha mencionado el rol fundamental que juega la densidad de corriente en
la protección catódica, pero no es menos importante el papel del potencial mínimo que debe
alcanzarse para lograr dicha protección.
Pueden determinarse por medio de los diagramas de Pourbaix para el hierro bajo distintas
condiciones de potencial y pH. El diagrama consta de cuatro zonas definidas por líneas de puntos
(líneas de equilibrio): una de inmunidad que corresponde al intervalo potencial–pH en que el
hierro es estable; dos zonas de corrosión que corresponden al pasaje hierro metálico a hierro
ferroso y de hierro metálico a hierro férrico, ferritos y ferratos complejos; y una última de
pasivación que abarca precipitación del hierro a hidróxido férrico.
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Pedro Simoncini
Estado superficial
Acero desnudo
Acero desnudo
Acero pintado
(epoxi, vinílica, clorocaucho)
Acero pintado sujeto a
roces por hielos, fondos,
etc.
Acero pintado
(aluminio bituminosa)
Medio agresivo
Agua de mar
(velocidad 0.5 m/s)
Agua de mar
(velocidad 1–1.5 m/s)
Densidad de corriente
(mA/m2)
80–200
150–600
Agua de mar
25–35
Agua de mar
50–210
Agua de mar
35–50
Tabla Nº 1: Densidad de corriente de protección en función
de la calidad del sustrato.
Cabe destacar que estos diagramas son orientativos y el de la Figura Nº 3 se refiere al caso
de una pieza de acero que se encuentra en agua de mar (punto 1 en la figura) cuyas características
le hacen tomar un potencial de corrosión. Se pueden distinguir tres soluciones para proteger al
acero.
1. Aumentar el potencial de la pieza hasta alcanzar el punto A en la figura llegándose a la
zona de pasivación, que puede conseguirse mediante protección anódica.
2. Alcalinizar el medio aumentando el pH – punto B.
3. Llevar a la pieza al potencial de inmunidad –punto C– mediante el empleo de protección
catódica.
En consecuencia los diagramas de Pourbaix son útiles para encarar la resolución de los
diversos problemas de corrosión que se plantean, debiéndose adaptar los mismos a las condiciones
particulares de cada caso.
El acero protegido catódicamente puede llevarse a la zona de inmunidad donde es
termodinámicamente estable [4].
[4] GUILLEN RODRIGO, Mario, 1977.
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Aspectos generales de la protección catódica de cascos de acero
Figura Nº 3: Diagramas de Pourbaix para aceros.
Protección por ánodos de sacrificio
La velocidad de disolución de un ánodo de sacrificio (ser suficientemente lenta) depende de
dos factores:
1. Velocidad electroquímica de consumo de metal dada por la ley de Faraday.
2. Eficiencia con que este proceso ocurre.
La eficiencia puede definirse como los Amperes/hora útiles que entrega el metal, comparado
con su rendimiento teórico. La caída de ésta puede ser producida por corrosión parásita, o sea que
el material se consume sin entregar energía útil al sistema, debido a la formación de pilas locales
por efecto de impurezas catódicas que posee el material anódico. Estas impurezas generalmente
provienen de la materia prima, del proceso de obtención del metal o durante la fase de fabricación
del ánodo, influyen sobre sus características (polarizabilidad, potencial de trabajo, densidad de
corriente, consumo medio, etc.) por lo que las especificaciones fijan límites de composición para
el material que se emplea.
La velocidad electroquímica de consumo en volumen es inversamente proporcional a la
vida útil de un material. Si dicha velocidad es grande con rápidos cambios de forma o de tamaño,
su vida útil será menor (en iguales condiciones, un ánodo esférico tiene mayor vida útil que uno
cilíndrico).
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Pedro Simoncini
El acero es el metal más comúnmente utilizado en la práctica, por su bajo precio y alta
resistencia mecánica. Los metales que pueden conectarse a él como ánodos de sacrificio son el
zinc (Zn), el aluminio (Al), el magnesio (Mg) y sus aleaciones.
Observando la serie electroquímica de los metales (Tabla Nº 2), un metal tendrá carácter
anódico respecto de otro si se encuentra arriba de él en dicha serie. Así, por ejemplo, el hierro será
anódico con relación al cobre y catódico respecto al zinc. El metal que actúa como ánodo se
“sacrifica” (se disuelve) en favor del metal que actúa como cátodo [1].
Activo o Anódico
Magnesio
Aleaciones de Magnesio
Zinc
Acero Galvanizado
Aluminio 1100
Aluminio 2024
Acero
Hierro Dulce
Hierro Colado
Acero Inoxidable 13% Cr, tipo 410
(Activo)
Acero Inoxidable 18 – 8, tipo 304 (activo)
Soldaduras Pb – Sn
Plomo
Estaño
Metal Muntz
Bronce al Manganeso
Latón Naval
Níquel (activo)
Aleación 76 Ni – 16 Cr – 7 Fe (activo)
Aleación 60 Ni – 30 Mo – 6 Fe (1Mn)
Latón Amarillo
Latòn Admiralty
Latón Rojo
Cobre
Bronce al Silicio
Cuproníquel 70 – 30
Bronce G.
Soldadura de Plata
Níquel (pasivo)
Aleación 76 Ni – 16 Cr 7 Fe (pasiva)
Acero Inoxidable 18 – 8. tipo 304 (pasivo)
Plata
Grafito
Oro
Platino
Noble o Catódico
Tabla Nº 2: Serie electroquímica de metales en agua de mar
Existen ciertos requerimientos para que un material se comporte como un ánodo galvánico
práctico. Estos son:
[1] APPLEGATE, Lindsay, 1975.
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Aspectos generales de la protección catódica de cascos de acero
1. El potencial de disolución debe ser lo suficientemente negativo como para polarizar la
estructura de acero (que es el metal que normalmente se protege) a
0.80 V . Sin
embargo, éste no debe ser excesivamente negativo ya que eso motivaría un gasto
innecesario de corriente; por lo tanto el potencial práctico de disolución puede variar
entre
0.95 V y
1.7 V .
2. Un ánodo de sacrificio o galvánico debe presentar una tendencia pequeña a la
polarización, no debe desarrollar películas pasivantes protectoras y debe tener un
elevado sobrepotencial para la formación de hidrógeno.
3. El metal debe tener un elevado rendimiento eléctrico, expresado en amperes-hora por kg
de material (Ah/kg) lo que constituye su capacidad de drenaje de corriente.
4. En su proceso de disolución anódica, la corrosión deberá ser uniforme.
5. El metal debe ser de fácil adquisición y deberá de poderse fundir en diferentes formas y
tamaños.
6. El metal deberá tener un costo razonable, de modo que en conjunción con las
características electroquímicas correctas, pueda lograrse una protección a un costo bajo
por ampere–año [5].
En la Figura Nº 4 se puede observar el comportamiento de un ánodo de sacrificio con
respeto al material que se desea proteger y que se mantiene inalterable.
Zinc, magnesio y aluminio: características electroquímicas
Queda demostrado en el punto anterior que los únicos materiales anódicos que pueden ser
utilizados como ánodos de sacrificio en la práctica son el magnesio, el cinc y el aluminio.
Otros posibles candidatos, como los metales alcalinos (litio, sodio y potasio) y los alcalino–
térreos (berilio, calcio y estroncio), quedan descartados porque son demasiado activos (tienen un
sobrepotencial de hidrógeno pequeño y un potencial de disolución muy elevado) y otros, como el
cromo, porque son fácilmente pasivables.
En una reacción electroquímica, un metal se disuelve de acuerdo con las leyes de Faraday,
las cuales dicen que, prácticamente, el paso de una cantidad de electricidad de 96500 Coulomb
(número de Faraday) disuelve una cantidad equivalente de cualquier elemento químico.
[5] PEABODY, A. W., 1986.
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Pedro Simoncini
Figura Nº4: Mecanismo de protección catódica.
Tabla Nº 3: Propiedades físicas y electroquímicas
de: Mg, Zn y Al.
Por lo tanto, si circula una dada intensidad de corriente (el requerido para alcanzar la
protección catódica adecuada), durante un tiempo prefijado (vida útil en servicio), la masa del
metal disuelto se calcula de la siguiente manera:
M
I t PA / ( N 96500)
46
(1)
Aspectos generales de la protección catódica de cascos de acero
donde:
M
I
t
PA
N
:
:
:
:
:
masa del metal disuelto (g).
intensidad de corriente eléctrica (A).
tiempo (s).
peso atómico del metal (g).
valencia del elemento.
La expresión (1) permite calcular los gramos de masa disuelta considerando que el metal no
sufre autocorrosión, es decir, que se gasta íntegramente para producir corriente. Para un
rendimiento de corriente del 100%, el aluminio es el que sufre la menor pérdida de peso ya que es
el que proporciona mayor capacidad eléctrica, o sea el mayor número de Coulomb por kg de metal
disuelto, como se observa en la Tabla Nº 3.
Siguiendo el razonamiento, para suministrar una misma intensidad de corriente y sobre la
base de un rendimiento en corriente del 100% o su igual de 2982 A h / kg de aluminio, se
necesitan 3.64 kg de zinc y 1.35 kg de magnesio. Lo cual representa un rendimiento práctico para
el zinc de 27.5% y para el magnesio de 74% de corriente aproximadamente, con referencia al
aluminio.
Los rendimientos prácticos para cada metal nunca alcanzan el 100%, ya que industrialmente
no se pueden fabricar ánodos galvánicos puros por sus altísimos costos. Los rendimientos
normales están entre 50% y 90% del rendimiento teórico. En la Tabla Nº 4 se presentan los
valores teóricos y prácticos de la capacidad eléctrica para los metales comúnmente utilizados
como ánodos de sacrificio [1].
Metal anódico
Capacidad de corriente
teórica ( A año / kg )
Zinc (Zn)
0.094
90
85
Aluminio (Al)
0.340
90
85
Magnesio (Mg)
0.251
90
85
Rendimiento Factor de
(%)
utilización
Tabla Nº 4: Valores electroquímicos para el cálculo de la vida de los ánodos.
Intensidad de la corriente anódica
Es sabido que a partir de las leyes de Faraday se puede calcular la intensidad de corriente
que es capaz de suministrar 1 kg de metal en un tiempo conocido. Ahora bien, este valor está muy
lejos de ser significativo, ya que no tiene en cuenta que:
[1] APPLEGATE, Lindsay, 1975.
47
Pedro Simoncini
La intensidad que es capaz de producir un metal en su actuación anódica es función de su
forma geométrica. Figura Nº 5.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que cualquiera que sea su superficie, ésta va
disminuyendo a medida que el ánodo se va desgastando, lo cual es un factor que habrá que tener
en cuenta en el cálculo real de la intensidad.
Figura N° 5: Diferentes formas de ánodos de sacrificio.
Como se indicó, el valor obtenido a partir de las leyes de Faraday equivale a un rendimiento
electroquímico del 100%. La pila formada por el ánodo galvánico y su estructura darán un valor
máximo de corriente en el instante de iniciar su funcionamiento, el cual luego decrece por los
procesos de polarización que tienen lugar en los electrodos. Por otra parte la autocorrosión, que en
mayor o menor grado presentan los tres metales empleados como ánodos galvánicos, hace que su
rendimiento sea inferior al 100%.
Cada tipo de ánodo tendrá una resistencia determinada que dependerá de la resistividad del
medio ( ), de su longitud ( L ) y del llamado radio equivalente ( r ) cuya ecuación empírica es:
R
2 L
( 2.3 log( 4 L / r ) 1)
donde:
R : resistencia del ánodo, en Ohm (
).
L : longitud, en centímetros (cm).
: resistividad del medio, en Ohm por centímetro (
r : radio equivalente, en centímetros (cm).
48
cm ).
(2)
Aspectos generales de la protección catódica de cascos de acero
El radio equivalente es el radio de un cilindro de igual superficie transversal que el ánodo,
cuando éste se haya consumido un 40%. Si la sección del ánodo es S
r 2 , para el 60% del área
remanente –despejando r – se tiene:
r
( 0.6 S / )1 / 2
(3)
Cada ánodo podrá suministrar una intensidad de corriente ( I ) que vendrá fijada por la ley
de Ohm
I
V /R
(4)
donde:
V : diferencia de potencial entre el potencial de disolución del material anódico
en el medio agresivo y el potencial de protección.
R : resistencia del ánodo.
Vida de los ánodos
Un factor importante que se debe tener en cuenta es la duración o vida de los ánodos. La
vida para cada valor de intensidad de corriente es función del peso del ánodo y no del número de
ánodos que se coloquen. Si se conocen la intensidad que es capaz de suministrar un ánodo ( I ) y
su peso ( P ), teniendo en cuenta su capacidad de corriente calculada teóricamente así como
también su rendimiento y su factor de utilización (ver Tabla Nº 4) se puede calcular fácilmente su
duración.
El factor de utilización puede ser del 85%, ya que cuando un ánodo se consumió este
porcentaje debe sustituirse, pues el material que queda es insuficiente para mantener un porcentaje
adecuado de la intensidad de corriente que inicialmente era capaz de suministrar [5].
La vida del ánodo puede calcularse de la siguiente manera:
V
C P R F/I
donde:
V : vida, en años.
C : capacidad de corriente ( A año / kg ).
P : peso del ánodo (kg).
R : rendimiento (%).
F : factor de utilización.
I : intensidad de corriente (A).
[5] PEABODY, A. W., 1986.
49
(5)
Pedro Simoncini
Por ejemplo, la vida de un ánodo de cinc (Zn) de 14 kg de peso capaz de suministrar una
intensidad de corriente de 0.1 A, usando los valores de la Tabla Nº 4, es:
A año
V
0.094 kg 14 kg 0.85
0.1 A
11.186 años
La capacidad de corriente de 820 A h / kg de la Tabla Nº 3 para el Zn, considerando 8760
horas/año, es aproximadamente igual a 0.094 A año / kg de la Tabla Nº 4.
Fijación de los ánodos
Los ánodos se pueden colocar en la estructura a proteger de diferentes maneras, pero
siempre con ayuda del alma que los atraviesa que suele ser redonda y de acero.
Los extremos que sobresalen del alma pueden doblarse ligeramente y soldarse, que es el
caso más común según se muestra en la Figura Nº 6. Con frecuencia también se utilizan sistemas
de grapas o espárragos, o simplemente se atornillan.
Figura N° 6: Detalle de la instalación de ánodos de sacrificio.
Cuando van enterrados se introducen en una bolsa de tela y son rodeados de una mezcla de
componentes de baja resistividad que proporcionan un funcionamiento homogéneo del ánodo. Por
medio de un cable se une el alma de acero del ánodo con la estructura que se quiere proteger [3],
tal como se muestra en la Figura Nº 7.
[3] CAPRARI, Jorge, 1979.
50
Aspectos generales de la protección catódica de cascos de acero
Figura N° 7: Detalle de la instalación de ánodos de sacrificio.
Genéricamente la instalación consiste en realizar una perforación en el terreno de
aproximadamente 2 m de profundidad y 0.25 m de diámetro a una profundidad de 2 a 3 metros del
eje de la estructura, introduciéndose en él, en una bolsa de lienzo, el ánodo y un mezcla de
materiales bien homogeneizada y apisonada llamada back fill, cuya finalidad es regular la
corrosión del ánodo. Es importante que la cabeza del ánodo o de la bolsa este a la profundidad del
eje de la estructura [1].
Cálculo del número de ánodos
Con el objeto de conocer el número de ánodos que se necesitan para llevar a efecto la
protección catódica es necesario determinar la superficie a proteger y calcular la densidad de
corriente de protección. El producto del área de la superficie a proteger (en m2) por la densidad de
corriente de protección (en mA/m2) da la intensidad total necesaria para la protección catódica
( I t ).
Por otra parte, como se conoce la intensidad que es capaz de suministrar un ánodo, el
número N de ánodos es:
N
[1] APPLEGATE, Lindsay, 1975.
51
It / I
(6)
Pedro Simoncini
Aleaciones para los ánodos
La composición de los ánodos tiene una gran importancia ya que actúa de forma muy directa
sobre las cuatro propiedades que permiten apreciar el valor de un metal o aleación para poder ser
utilizado como ánodo de sacrificio: el potencial de disolución, el rendimiento de corriente, la
polarizabilidad y la homogeneidad en la corrosión del ánodo.
Ánodos de cinc
Entre sus impurezas, las más perjudiciales son el hierro (Fe) y el plomo (Pb). Se ha
encontrado que porcentajes de hierro superiores al 0.01% causan la pérdida de actividad del
ánodo.
En aplicaciones de ánodos de cinc en agua de mar, sería recomendable un límite máximo de
0.0002% de hierro, aunque los ánodos de esta composición no se puedan obtener comercialmente
[6].
Por otro lado, parece estar bien demostrado que la adición de pequeños porcentajes de
aluminio (Al) y de cadmio (Cd) al cinc es un recurso útil para contrarrestar los efectos del hierro
como impureza. Ello queda reflejado en la especificación IRAM 677 parte I (ver Tabla Nº 5), que
permite hasta 0.005% de hierro, pero exige, al mismo tiempo, contenidos de un 0.025–0.10% de
cadmio y 0.10–0.50% de aluminio. Cabe señalar, además, que el autor de ese trabajo integró,
como miembro activo, el Subcomité de normas IRAM para el dictado de las normas IRAM 677
parte I, II y IIII, IRAM 689 e IRAM 696.
Elemento
Composición en %
Clase A
Clase B
Clase C
Plomo (Pb)
0.003
0.006
0.005
Hierro (Fe)
0.0014
0.005
0.003
Cadmio (Cd)
0.003
0.025 – 0.070
0.005
Cobre (Cu)
0.001
0.005
–
Aluminio (Al)
0.005
0.10 – 0.50
–
Otros
–
0.10
0.01
Cinc min. (Zn)
Resto
Resto
Resto
Tabla Nº 5: Composición química según la norma IRAM 677 parte 1
[6] CARSON, J. A., 1961.
52
Aspectos generales de la protección catódica de cascos de acero
Ánodos de magnesio
Se ha estudiado una amplia serie de aleaciones de Mg con vistas a ser utilizada como ánodos
de sacrificio, ver Tabla Nº 6. El rendimiento en corriente de estas aleaciones crece con la densidad
de corriente.
Elemento
Composición en %
Clase A
Clase B
Clase C
Plomo (Pb)
0.003
0.006
0.005
Hierro (Fe)
0.0014
0.005
0.003
Cadmio (Cd)
0.003
0.025 – 0.070
0.005
Cobre (Cu)
0.001
0.005
–
Aluminio (Al)
0.005
0.10 – 0.50
–
Otros
–
0.10
0.01
Cinc min. (Zn)
Resto
Resto
Resto
Tabla Nº 6: Ánodos de magnesio según norma IRAM 689
El Dowmetal H-l es la aleación que ha tenido un comportamiento más satisfactorio frente al
agua de mar por lo que es la aleación que más se utiliza en este medio. Presenta una buena
distribución del ataque anódico y un consumo homogéneo del ánodo, una susceptibilidad muy
pequeña a la polarización con el tiempo y un rendimiento de corriente entre los más elevados que
se pueden obtener con ánodos de magnesio (55-67%).
La mayoría de los metales son catódicos en relación con el magnesio, por lo tanto las
impurezas constituyen un peligro de corrosión espontánea; si se desean obtener buenos
rendimientos es necesario mantenerlas dentro de límites bien determinados. El hierro es
particularmente perjudicial; su influencia es pequeña en tanto no exceda el 0.014%, pero si sube
hasta el 0.03% la corrosión espontánea del ánodo se multiplica aproximadamente 500 veces. El
níquel (Ni) ocasiona efectos desastrosos sobre los ánodos de magnesio. Se ha comprobado que
contenidos superiores a 0.001% dan lugar a la disolución del ánodo por corrosión espontánea y a
potenciales de disolución sensiblemente nobles (positivos).
El cobre (Cu) debe permanecer inferior a 0.5%. La acción del aluminio es eliminar gran
parte del hierro durante la preparación de la aleación. Las aleaciones magnesio-aluminio tienen
una buena resistencia a la corrosión espontánea.
El cinc produce efectos favorables como elemento de aleación del magnesio. Por una parte
favorece el consumo homogéneo del ánodo (con contenidos entre 2.5% y 3.5%), por otra parte
53
Pedro Simoncini
actúa dando un margen mayor a la acción de las impurezas; se puede admitir hasta un 0.01% de
hierro sin afectar el rendimiento.
El manganeso ejerce, en general, una acción favorable, ya que tiende a eliminar los efectos
del hierro y a compensar los del cobre [7].
Ánodos de aluminio
El aluminio (Al) a pesar de ser, por sus características electroquímicas, el material más
adecuado como ánodo de sacrificio, su empleo como tal es relativamente reciente ya que en este
metal se forma una película de óxido de aluminio (alúmina) que lo hace muy resistente a la
corrosión y por tanto al “sacrificio”; es decir, se comporta como un pasivante anódico.
En la Tabla Nº 7 se indica la composición de los ánodos de aluminio según Norma IRAM
696.
Para la utilización del aluminio como ánodo galvánico se han realizado numerosas
investigaciones cuyo objetivo principal ha sido la búsqueda de elementos de aleación que limiten
la pasivación anódica del mismo.
El camino seguido en dichas investigaciones fue determinar los efectos que un gran número
de elementos, en forma aislada, ejercen sobre el potencial del aluminio.
El cobre y el manganeso hacen más catódico su potencial mientras que el cinc, el galio y el
bario hacen dicho potencial de
0.1V a
0.3 V más anódico; además se demostró que el
mercurio, el estaño y el indio también lo hacen más anódico (entre
0.3 V y 0.9 V ).
Las combinaciones que en principio tuvieron un interés especial son las de aluminiomercurio-estaño, de aluminio-estaño-cinc y de aluminio-indio-cinc, que tienen potenciales de
alrededor de
1.05 V y rendimientos elevados.
La aleación aluminio-mercurio-cinc y la de aluminio-indio-cinc han sido estudiadas
sistemáticamente; se han tenido en cuenta el efecto de la variación de la composición, la densidad
de corriente y la pureza del aluminio empleado; para estas aleaciones se alcanzan rendimientos del
95% siendo las más utilizadas [7, 8].
Las aleaciones con mercurio tienen un problema específico que vale la pena señalar y que, a
pesar de sus importantes características electroquímicas, hace que su utilización tienda a ser cada
vez más reducida: la acción contaminante del mercurio.
[7] Normas IRAM 677, 689 y 696.
[7] Normas IRAM 677, 689 y 696.
[8] DEERE, D., 1997.
54
Aspectos generales de la protección catódica de cascos de acero
Elemento
Composición en %
Clase Al – 1
Clase Al – 2
Clase Al – 3
Cinc (Zn)
6a8
1.25 a 2
1a3
Estaño (Sn)
0.10 a 0.20
–
–
Mercurio (Hg)
–
0.03 a 0.08
–
Plomo (Pb)
–
–
–
Magnesio (Mg)
–
–
0.5 a 1
Indio (In)
–
–
0.02
Hierro (Fe)
0.10 máx.
0.10 máx.
0.10 max.
Cadmio (Cd)
–
–
–
Cobre (Cu)
0.003 máx.
0.003 máx.
0.01 máx.
Silicio (Si)
–
–
–
Aluminio (Al)
Resto
Resto
Resto
Tabla Nº 7: Ánodos de aluminio según norma IRAM 696.
Campos de aplicación como ánodos galvánicos
Ánodos de sacrificio de cinc
El cinc fue el primer metal que se empleó como ánodo de sacrificio y su gran uso se basa en
su relativamente elevado potencial de disolución que le confiere un alto rendimiento de corriente.
Uno de los factores que más puede limitar la utilización del cinc es la resistividad del medio
agresivo. Es aconsejable que su empleo quede limitado a las resistividades inferiores a los 5000
cm .
También hay que limitar su utilización en aguas dulces a temperaturas mayores a 65 º C , ya
que en estas condiciones invierte su polaridad y es catódico frente al acero.
Como ánodo galvánico o de sacrificio se utiliza masivamente para la protección catódica en
agua de mar.
Ánodos de aluminio
Este metal, por su ubicación en la serie electroquímica, es el más adecuado para la
protección catódica, pues posee entre otras cosas una capacidad elevada de corriente de forma tal
que un solo ánodo de aluminio puede ejercer la acción de tres ánodos de cinc de iguales
55
Pedro Simoncini
características, para una misma duración del ánodo. Estas circunstancias han motivado que estos
ánodos se utilicen frecuentemente en construcciones navales para la protección catódica de barcos.
Aunque el precio del aluminio es superior al del cinc, al colocarse menor cantidad de ánodos
esta diferencia se compensa. Si se considera el ahorro de mano de obra los ánodos de aluminio
pueden llegar a ser más económicos que los de cinc.
Ánodos de magnesio
El magnesio y sus aleaciones poseen un valor bastante bajo de su potencial de disolución,
su utilización se traduce en un bajo rendimiento de corriente y una disminución importante del
potencial de la estructura a proteger.
El magnesio se puede utilizar para la protección catódica de estructuras provistas de un
recubrimiento de mala calidad situadas en un medio de resistividad elevada (10000
cm ) tal
como es el caso de un suelo arenoso; o sea que su mejor campo de aplicación es en medios de
resistividad elevada (entre 5000 y 20000
cm ).
Estos ánodos no son recomendables para su utilización en agua de mar debido a su
autocorrosión que hace que los rendimientos sean muy bajos.
Conclusiones
A modo de conclusión se pueden mencionar las principales ventajas de la protección con
ánodos galvánicos.
Fácil instalación.
No es necesaria una fuente de corriente continua ni un regulador de voltaje.
No provoca problemas de interferencia y posee un bajo costo de mantenimiento.
Se obtiene una distribución uniforme de corriente.
Se puede aumentar el número de ánodos con el sistema en servicio.
Por otra parte, es importante resaltar que en barcos de superficie y en sumergibles en agua
de mar debe utilizarse la protección catódica como complemento de los revestimientos;
aplicándose ánodos de sacrificio de cinc que se ajusten a lo especificado por la norma IRAM 677
parte I – clase B (ánodos tipo aleación) o en su defecto ánodos de sacrificio de aluminio que se
ajuste a lo especificado por la norma NACE – Alloy III.
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Aspectos generales de la protección catódica de cascos de acero
Referencias bibliográficas
-
APPLEGATE, Lindsay. Cathodic Protection. EE.UU.: Mc Graw-Hill Series, 1975.
-
CAPRARI, Jorge. La PC del acero en agua de mar. Argentina. Mavictenia (25), 1979.
-
CARSON, J. A. A Laboratory Evaluation of Zinc Anodes in Sea Water. Corrosion (28), 1961.
-
DEERE, D. Corrosion in Marine Environment. EE.UU.: J. Wiley & sons Inc., 1997.
-
GALVELE, José. Corrosión Metálica. Argentina: CONEA, 1990.
-
GUILLEN RODRIGO, Mario et al. Curso sobre Protección Catódica. España: Urmo, 1977.
-
Normas IRAM 677 partes I, II y III, IRAM 689 e IRAM 696.
-
PEABODY, A. W. Cathodic Protection. EE.UU.:NACE Corrosion Course, 1986.
***
Pedro P. Simoncini. Es Ingeniero Químico y Magíster en Ciencias de los Materiales. Realizó varios cursos de
posgrado sobre temas de corrosión. Participó como expositor en congresos y jornadas de nivel nacional e
internacional y ha realizado numerosas publicaciones en temas específicos de corrosión. Es miembro permanente del
Subcomité de normas IRAM y miembro permanente de la Comisión Argentina-Alemana para la investigación de
causas de corrosión. Dictó varios cursos en la Armada Argentina. Es Jefe del Laboratorio Químico de la Sección
Laboratorios del Arsenal Puerto Belgrano (ARPB), Jefe del Laboratorio de Corrosión, Subjefe de la División Control
de la Calidad del ARPB y Jefe de la Sección Corrosión y Protección del ARPB. Es maestro de adultos, docente
secundario y terciario. Está becado por el Instituto de Electroquímica y Corrosión de la Universidad Nacional del Sur
(UNS). Es investigador de la UNS y de la Universidad Tecnológica Nacional, Facultad Regional Bahía Blanca.
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