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sumario 98 Eur Psychiatry Ed. Esp. (2002); 9: 98-107 ARTÍCULO ORIGINAL Relaciones entre intento de suicidio, vulnerabilidad temperamental y delitos violentos en una población psiquiátrica forense sueca E. Gunilla Stålenheim Departamento de Neurociencia, Psiquiatría, Hospital Universitario, SE 75185 Upsala, Suecia Resumen - Se investigó la relación entre los intentos de suicidio y diferentes factores de vulnerabilidad en 61 sujetos varones durante el examen psiquiátrico forense. Los rasgos de personalidad y la psicopatía se determinaron por medio de las Escalas Karolinska de la Personalidad (KSP) y la Lista de Psicopatía Revisada (PCL-R). Los diagnósticos clínicos se determinaron por el uso de la Entrevista Clínica Estructurada para el DSM-III-R (SCID). La actividad de la monoaminooxidasa (MAO) de las plaquetas se investigó en 58 sujetos. Los pacientes que intentaron suicidarse tenían puntuaciones sumamente bajas en socialización y altas en agresión impulsiva. Esto era independiente de que existieran antecedentes de reincidencia en delitos violentos o no. Estos sujetos tenían puntuaciones más altas en la PCL-R y niveles más bajos de actividad de la MAO de las plaquetas que los que no intentaron suicidarse. No se encontró relación entre los intentos de suicidio y la reincidencia en delitos violentos. Sin embargo, entre los sujetos con reincidencia en delitos violentos había una diferencia muy significativa entre quienes intentaron suicidarse y quienes no, lo que indica perfiles de personalidad diferentes en los delincuentes violentos con y sin comportamiento suicida. El comportamiento suicida se asociaba significativamente con el trastorno límite de la personalidad, pero no con ningún otro trastorno individual del DSM-III-R. Los resultados muestran una perturbación de la personalidad mucho más grave en los pacientes que intentaron suicidarse que en otros pacientes violentos en este tipo de población. Por tanto, la conducta suicida se debería evaluar y tratar per se. trastorno límite de la personalidad / psiquiatría forense / KSP / MAO de las plaquetas / intento de suicidio / violencia INTRODUCCIÓN El comportamiento suicida y la conducta violenta constituyen problemas de salud graves de diferente clase en la práctica clínica. El intento de suicidio es un predictor del suicidio [24]. Según los estudios nórdicos, la mortalidad por suicidio después de haber inten- tado suicidarse es 4-14% para los hombres y el riesgo de suicidio a los 5 años entre los pacientes psiquiátricos suecos se eleva al menos en diez veces [27, 25]. Lidberg y cols. [21] encontraron un aumento de la tasa de mortalidad en delincuentes suecos a los que se había sometido a reconocimiento psiquiátrico forense. El aumento se debía sobre todo a las muertes violen- Gunilla Stålenheim E. Relationships between attempted suicide, temperamental vulnerability, and violent criminality in a Swedish forensic psychiatric population. Psychiatry 2001; 16: 386-394. Suicidio, vulnerabilidad temperamental y delitos violentos tas (suicidios, accidentes) y a enfermedades relacionadas con el abuso de alcohol. La mortalidad total después de 13-16 años era 17%. Entre los diferentes factores de riesgo de la mortalidad analizados, el abuso de alcohol aumentaba la tasa de mortalidad significativamente. El abuso de drogas, el tipo de delito (delitos violentos o contra la propiedad) y la reincidencia no aumentaron el riesgo. Más recientemente, se registró la mortalidad por suicidio en una cohorte de delincuentes varones en Suecia sometidos a un reconocimiento psiquiátrico forense importante durante 1988-1991 (N = 1.943) [20]. Al final de 1995, la mortalidad por suicidio era alrededor de 12 veces la de la población general. Ningún diagnóstico principal específico parecía aumentar el riesgo de suicidio consumado, pero los diagnósticos concomitantes de depresión y abuso de drogas en el reconocimiento psiquiátrico forense se asociaban significativamente con el suicidio. No había asociación entre el suicidio consumado y los delitos violentos. Tampoco la había, además, entre el delito violento índice o la delincuencia violenta vital y la elección de un método violento de suicidio. El suicidio y la violencia se han relacionado desde hace tiempo en diversas teorías y se han propuesto factores comunes. Freud, desde un punto de vista psicoanalítico, describió el suicidio como un acto agresivo [14]. Desde un ángulo diferente, Plutchik y cols. desarrollaron un modelo teórico de la agresión llamado Modelo Bifásico de Fuerzas Compensatorias [30, 31]. Los autores proponen que el suicidio y la violencia representan la expresión del mismo impulso agresivo subyacente. La presencia o ausencia de algunos factores determina si la agresión se expresa o no, y si se dirigirá hacia otros o hacia uno mismo. Recientemente, Mann y cols, por sus estudios de factores de riesgo del suicidio, propusieron una predisposición análoga al rasgo a generar actos suicidas. La predisposición parece ser parte de otra más fundamental hacia la agresión dirigida tanto externamente como hacia el yo [23]. La investigación sobre los factores de vulnerabilidad individual para el suicidio ha generado el modelo psicobiológico para el comportamiento suicida [5, 22, 33]. La teoría hace hincapié en la importancia de la agresión impulsiva, aunque aquí por las conexiones entre las medidas de agresión y la función serotoninérgica. Los hallazgos coherentes de esta asociación están bien documentados actualmente también cuando se han utilizado mediciones diferentes de la función serotoninérgica como el ácido 5-hidroxiindolacético 99 en el LCR, la prueba de provocación con fenfluramina, la actividad de la monoaminooxidasa (MAO) de las plaquetas, etc. Se ha encontrado que existen asociaciones similares entre los marcadores del sistema serotoninérgico y otros tipos de comportamiento agresivo. Además, nuestros hallazgos de asociaciones entre la actividad de la MAO de las plaquetas y dimensiones de la personalidad como la impulsividad, la irritabilidad, la agresión verbal y la hostilidad dentro de la presente población están de acuerdo con esta teoría [42]. Para una visión general, véase [4, 6, 28, 45]. Sin embargo, se han comunicado también algunos resultados contrapuestos [12]. Se ha mostrado que los rasgos de personalidad son estables con el tiempo [15, 41]. La hipótesis de la vulnerabilidad temperamental indica que algunos rasgos de la personalidad pueden hacer a un individuo vulnerable a formas diferentes de trastornos psicopatológicos. Esto se ha demostrado en diferentes afecciones y perturbaciones conductuales, incluida la conducta suicida [8, 26, 35, 43]. Las personas que intentan suicidarse presentan patrones de personalidad complejos, como mostraron Engström y cols. [11, 13]. Parece no haber una personalidad suicida, sino varias. De modo interesante, los rasgos de personalidad asociados con el comportamiento suicida se han asociado también con la violencia hacia otros. Además, cuando se administraron las KSP a un grupo de pacientes con intento de suicidio en un entorno de consulta psiquiátrica y a otro grupo que constaba de delincuentes varones violentos en reconocimientos psiquiátricos forenses, se demostraron perfiles de temperamento muy similares: Ambos grupos mostraban una ansiedad como rasgo elevada y socialización muy baja [13]. Sin embargo, en este estudio se excluyó a los sujetos que tenían a la vez comportamiento delictivo y antecedentes de intentos de suicidio previos. Éste podía ser el grupo más extremo con respecto a los rasgos de personalidad patológicos y la vulnerabilidad biológica. El presente estudio se ocupa de varones en exploraciones psiquiátricas forenses. Estos sujetos presentan una elevada morbilidad psiquiátrica con una frecuencia muy alta de rasgos de personalidad patológicos y una frecuencia alta de comportamiento violento. Todos ellos han cometido delitos graves, la mayoría de ellos violentos [40, 43]. Un propósito del estudio es identificar los factores de vulnerabilidad para la conducta suicida dentro de este tipo de población. Otro propósito es investigar la vulnerabilidad temperamental cuando se tienen en cuenta tanto la conducta suicida como la conducta delictiva violenta. 100 E. Gunilla Stålenheim MATERIALES Y MÉTODOS Sujetos de investigación El estudio incluye a 61 hombres admitidos consecutivamente en el Departamento de Psiquiatría Forense en Upsala durante el período 1992-1994 para reconocimientos forenses importantes. Su edad media era 34,0 ± 11,0 (amplitud 18-56 años). Se excluyó del estudio a los sujetos con trastornos psicóticos obvios o trastornos somáticos graves, los afectos de retraso mental y los que tenían dificultades para hablar la lengua sueca. Durante el período de investigación, se admitió a un total de 249 hombres en el servicio forense. Los sujetos habían cometido actos delictivos graves, la mayoría de ellos violentos, y los tribunales los habían declarado culpables. La morbilidad psiquiátrica global era alta. Aunque se excluyó a los sujetos psicóticos, a todos los habían diagnosticado al menos un trastorno psiquiátrico del Eje I del DSM-III-R, un trastorno de la personalidad del Eje II del DSM-III-R o ambas cosas [2]. El trastorno del Eje I más frecuente (N = 36) era el abuso o la dependencia de sustancias; el segundo en el orden de frecuencia era el trastorno de ansiedad (N = 13) y el tercero, el trastorno depresivo (N = 12). No se pudo diagnosticar a ningún sujeto individual con trastorno bipolar. Se diagnosticó trastorno antisocial de la personalidad (N = 19) en 19 sujetos y trastorno límite de la personalidad en 17. Diez de estos sujetos tenían, sin embargo, ambos diagnósticos. Para información detallada, véase Stålenheim y von Knorring [40]. Los sujetos dieron su consentimiento informado para el estudio, que había sido aprobado por el Comité de Ética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Upsala. Evaluaciones Diagnósticos del Eje I y el Eje II del DSM-III-R Se diagnosticó a los sujetos a partir de una entrevista semiestructurada para los diagnósticos del Eje I y el Eje II del DSM-III-R (SCID I y II) [38, 39]. Toda la información obtenida en los reconocimientos psiquiátricos forenses, incluidas las observaciones en la sala, se utilizó para completar los diagnósticos. Un equipo que incluía un psiquiatra, un psicólogo y un trabajador social realizó las exploraciones forenses principales. Se disponía de amplia información archivada para todos los pacientes, incluidas historias médicas y psiquiátricas anteriores y actuales, antece- dentes penales y sociales, evaluaciones forenses y psicológicas previas y atestados policiales del delito o delitos actuales. Las Escalas Karolinska de la Personalidad Se obtuvieron estimaciones de las Escalas Karolinska de la Personalidad (KSP) a partir de 58 de los 61 sujetos. Para información detallada sobre los rasgos de la personalidad medidos por medio de las KSP en la presente población y correlaciones entre estos rasgos de personalidad y los diagnósticos del Eje II del DSM, véase [43]. Las KSP son un instrumento de autoinforme para mediciones de rasgos estables del temperamento. Las compusieron Schalling y cols. [34, 36], en parte por medio de modificaciones de escalas existentes que cubrían aspectos diferentes de la personalidad. El propósito era encontrar rasgos estables que correlacionaran con marcadores biológicos pertinentes que, en conjunto, constituirían factores de vulnerabilidad para clases diferentes de trastornos psicopatológicos. Las KSP son un cuestionario con 135 elementos referentes al comportamiento habitual y los sentimientos de un sujeto. La respuesta se da en una escala de cuatro puntos de 1 = "No se aplica en absoluto" a 4 = "Se aplica completamente". Los 135 elementos se agrupan en 15 escalas: Ansiedad somática, Ansiedad psíquica, Tensión muscular, Deseabilidad social, Impulsividad, Evitación de la monotonía, Separación, Psicastenia, Socialización, Agresión Indirecta, Agresión verbal, Irritabilidad, Sospecha, Culpa e Inhibición de la agresión. Algunas escalas que cubren perfiles de temperamento específicos se han condensado en factores de orden superior especificados. El factor Búsqueda impulsiva de sensaciones – Psicopatía se compone de tres escalas relacionadas con la psicopatía (puntuaciones para Impulsividad + Evitación de la monotonía – Socialización). Las escalas relacionadas con la agresividad de las KSP se basan en las teorías de la agresividad de Buss [9], y se han compuesto dos factores relacionados con la agresión con referencia a esta teoría: el factor Agresión (puntuaciones de Agresión indirecta + Agresión verbal + Irritabilidad) y el factor Hostilidad (puntuaciones de Sospecha + Culpa). Las puntuaciones brutas de las KSP se transformaron en puntuaciones T (x – media de los voluntarios sanos/DT de los voluntarios sanos x 10 + 50). El grupo de comparación constaba de 228 varones y 240 mujeres extraídos de la población general [36]. Así, el grupo de comparación tendrá una puntuación T media de 50 y una DT de 10. Suicidio, vulnerabilidad temperamental y delitos violentos Conducta suicida anterior Se utilizó toda la información, incluidas las preguntas directas de las SCID y la información archivada mencionada, para determinar la conducta suicida anterior según la definición utilizada por Nordstrom y cols. [25]: el intento de suicidio se definió según el juicio clínico del psiquiatra y refleja el daño autoinfligido deliberadamente con cierta intención de morir. Conducta delictiva Las evaluaciones de los patrones delictivos individuales se hicieron según los antecedentes penales de los sujetos. Los sujetos condenados tres o más veces se consideraron como delincuentes reincidentes. Hubo 28 sujetos en cuyos antecedentes se apreciaba reincidencia en delitos violentos. La Lista de Psicopatía Revisada La Lista de Psicopatía Revisada (PCL-R) es una lista de elementos que mide características interpersonales, afectivas y conductuales por las puntuaciones en una escala de tres puntos [17]. Las puntuaciones se suman en una puntuación total, hasta un máximo de 40 puntos. Por este método, la psicopatía se describe como una constelación de rasgos y conductas desviados bastante específicos. La evaluación incluye rasgos interpersonales y afectivos como el egoísmo, la insensibilidad y el uso sin remordimientos de los otros, y manifestaciones conductuales como un estilo de vida inestable o antisocial crónico y la desviación social. La PCL-R se ha utilizado en la predicción de conductas como la reincidencia en delitos violentos. En nuestra investigación anterior, se ha definido un grado elevado de psicopatía como las puntuaciones ≥ 30 en la PCL-R, que se encontraron en 15 sujetos en la presente población. Para información adicional, véase [40]. Actividad de la monoaminooxidasa de los trombocitos La actividad de la MAO de las plaquetas se midió con 2-feniletilamina (β-PEA) y triptamina como sustratos, como describen Hallman y cols. [16]. Se preparó plasma rico en plaquetas, se realizó un recuento de las plaquetas con un contador Coulter (Dunstable, Inglaterra) y se mantuvo congelado el plasma a –70ºC hasta que se analizó. Para la estimación de la actividad de la enzima, se utilizó 14C-triptamina y 14C-βPEA como sustratos. Los análisis con ambos sustratos resultaron en relaciones lineales entre la cantidad de enzima y la actividad. Se obtuvo un coeficiente de correlación de 0,92 (P < 0,0001) entre las actividades frente a los dos sustratos, lo que indicaba un alto gra- 101 do de fiabilidad del método. En los cálculos, se utilizan sólo los resultados con β-PEA. Métodos estadísticos Las diferencias en la distribución de frecuencias entre los grupos se comprobaron por medio de la prueba de la χ2. Las diferencias entre las medias se examinaron mediante la prueba de la t de Student para datos independientes. Para los cálculos estadísticos de las diferencias en la actividad de la MAO de las plaquetas, la población de estudio se dividió en dos grupos por su actividad individual de la MAO de las plaquetas, con un punto de corte entre grupos en el valor de la mediana de la actividad de la β-PEA. Así, hay un grupo de MAO baja, que incluye a los sujetos con una actividad de la MAO por debajo de la mediana de la actividad de la β-PEA, y un grupo de sujetos con MAO alta con β-PEA igual al valor de la mediana. Esto está de acuerdo con el método utilizado por Alm y cols. y Stålenheim y cols. [1, 42]. RESULTADOS Más de un tercio de la población de estudio (N = 23) comunicó intentos previos de suicidio. No hubo diferencias significativas en la edad media entre los que intentaron suicidarse y los que no, ni entre los sujetos que reincidieron en delitos violentos y los sujetos sin este tipo de delitos. Las evaluaciones de las KSP mostraron desviaciones sumamente significativas en los sujetos que intentaron suicidarse comparado con los que no lo intentaron (tabla I). Se registraron puntuaciones sumamente bajas en Socialización (17,6 ± 13,2, comparado con 32,1 ± 15,2). Se vieron diferencias entre los que intentaron suicidarse y los que no en la mayoría de escalas relacionadas con la psicopatía y la agresión, con puntuaciones más altas en Impulsividad, Evitación de la monotonía, Agresión indirecta, Agresión verbal e Irritabilidad, y puntuaciones más bajas en Deseabilidad social. Las puntuaciones en las escalas relacionadas con la ansiedad fueron, en conjunto, muy altas en las poblaciones de estudio, pero los que intentaron suicidarse tenían puntuaciones significativamente más altas en Tensión muscular que los que no lo intentaron. La diferencia entre los dos grupos fue más pronunciada incluso cuando se utilizaron las escalas agregadas: los factores de Psicopatía, Agresión y Hostilidad. 102 E. Gunilla Stålenheim Cuando la población de estudio se dividió en cuatro grupos con respecto al comportamiento suicida o su ausencia, y la reincidencia en delitos violentos o su ausencia, se detectó un patrón claro en los perfiles temperamentales (tabla II). Las puntuaciones medias en las escalas relacionadas con la psicopatía y la agresión eran bastante similares en los que habían intentado suicidarse, hubieran cometido delitos violentos o no. Sin embargo, la gran diferencia se registró dentro del grupo de sujetos reincidentes en delitos violentos. Los que habían intentado suicidarse diferían muy significativamente de los que no lo habían intentado en varias escalas de las KSP. Esto era muy evidente en las escalas agregadas, donde se registraron diferencias significativas en los tres factores que reflejaban los rasgos de personalidad relacionados con la psicopatía, la agresión y la hostilidad. El comportamiento suicida no se pudo asociar con ningún trastorno psiquiátrico individual del Eje I, aunque hubo una fuerte relación entre el comportamiento suicida y el trastorno límite de la personalidad (χ2= 7,32, P < 0,01). Para una visión general, véase la tabla III. Sin embargo, la morbilidad psiquiátrica general en la población de estudio era muy alta, y más del 50% de los que habían intentado suicidarse (13 de 23) tuvieron diagnósticos comórbidos de abuso o dependencia de alcohol/drogas y un trastorno límite o antisocial de la personalidad del DSM-III-R. Además, se encontró una débil asociación entre la suicidalidad y la psicopatía evaluada por la PCL-R. El comportamiento suicida no se asoció con la reincidencia en delitos violentos. Como se esperaba, los sujetos con comportamiento suicida tenían niveles más bajos de MAO de las plaquetas. La β-PEA media era 10,98 ± 4,12 en los que intentaron suicidarse y 13,27 ± 4,66 en los que no lo intentaron. Las diferencias entre los grupos (sujetos con niveles altos y sujetos niveles bajos de MAO de las plaquetas) fueron: χ2 = 4,69, P < 0,05. DISCUSIÓN La frecuencia de personas que intentaron suicidarse en la población de estudio fue alta y, de hecho, un 38% de los sujetos comunicó un intento de suicidio anterior. Para comparación, los estudios transnacionales de las tasas de intento de suicidio a través de nueve países han demostrado tasas de prevalencia vital relativamente constantes. Con unas pocas excepciones, la prevalencia va del 3,13% al 5,93% [46]. Un estudio entre adultos en Dinamarca da la proporción de personas que comunicaron un intento de suicido a consecuencia del cual se produjo el contacto con el sistema sanitario. Haciendo la media a través de todos los grupos de edad, la prevalencia global de personas que comunicó haber intentado suicidarse alguna vez dio 3,4% [19]. Sin embargo, considerando la morbilidad psiquiátrica muy alta entre los pacientes en el presente estudio y el sesgo de selección, se podían esperar cifras incluso más altas que las presentadas. Un estudio de pacientes psiquiátricos forenses internos en un hospital estatal en los EE.UU. demostró elevadas tasas de suicidio, más altas que las encontradas en estudios estadounidenses de poblaciones de reformatorio pero comparables con las tasas en otras poblaciones psiquiátricas [18]. Las tasas de mortalidad de una cohorte de 6 años de presos en libertad vigilada (1990-1995) con varones en la población general en Gran Bretaña mostraron que los delincuentes varones (de 17-54 años de edad) tenían nueve veces la tasa de suicidio de la población general [32]. Soloff encontró que más del 70% de los pacientes límite comunicó intentos de suicidio anteriores [37]. En el presente estudio, 17 de los 61 sujetos tuvieron un diagnóstico de trastorno límite de la personalidad. Los intentos de suicidio estaban asociados significativamente con el trastorno límite de la personalidad. Según el estudio anterior en una población similar por Kullgren y cols., no se encontraron asociaciones entre la conducta suicida y trastornos individuales del Eje I del DSM-III-R [20]. Así, no se pudo relacionar la conducta suicida con el trastorno depresivo en este estudio, lo que podría ser un sesgo de selección. Además, hay un grado total de morbilidad psiquiátrica muy alto en la población de estudio, que más bien debería constituir per se un factor de riesgo grave para el suicidio. La conducta suicida y la conducta delictiva violenta no estaban asociadas, aunque había una asociación débil pero significativa entre la conducta suicida y la psicopatía evaluada por la PCL-R. Sin embargo, la psicopatía evaluada por las puntuaciones de la PCL-R, aunque estrechamente relacionada con los delitos violentos, describe un trastorno de la personalidad complejo y grave, y no la conducta delictiva violenta per se. No obstante, sólo algunos individuos, también en poblaciones seleccionadas, intentaron suicidarse, o lo hicieron de hecho. Las evaluaciones por medio de la KSP demostraron que los miembros de la población de estudio que intentaron suicidarse constituyen un grupo sumamente perturbado de pacientes. Al analizar por análisis de conglomerados a los que Suicidio, vulnerabilidad temperamental y delitos violentos 103 Tabla I. Relaciones entre los intentos de suicidio y los rasgos de la personalidad evaluados por medio de las Escalas de Karolinska de la Personalidad y medidos en 58 sujetos varones que sufrieron reconocimientos psiquiátricos forenses. Los cálculos se realizaron por medio de la prueba de la t bilateral para datos independientes. Las puntuaciones t medias de la KSP, la DT, los valores de la t y los valores de P se dan en la tabla. Escala Intentos de suicidio Ausencia de intentos Valores de t Valores de P N = 23 de suicidio N = 35 Ansiedad somática 70,8 ± 15,2 65,0 ± 16,1 1,37 NS Ansiedad psíquica 62,4 ± 16,5 57,6 ± 16,2 1,09 NS Tensión muscular 74,8 ± 18,8 63,8 ± 17,0 2,31 < .05 Deseabilidad social 48,9 ± 13,0 57,3 ± 11,2 2,62 < .05 Impulsividad 64,3 ± 13,7 51,7 ± 15,1 3,24 < .01 Evitación de la monotonía 56,5 ± 13,8 46,6 ± 13,3 2,71 < .01 Psicastenia 56,5 ± 15,0 52,7 ± 13,7 1,00 NS Socialización 60,9 ± 17,1 56,7 ± 14,2 1,04 NS Agresión Indirecta 17,6 ± 13,2 32,1 ± 15,2 3,72 < .001 Separación 57,3 ± 8,1 48,8 ± 11,2 3,13 < .01 Agresión verbal 53,9 ± 8,5 47,8 ± 11,1 2,13 < .05 Irritabilidad 60,5 ± 14,2 49,7 ± 14,7 2,77 < .01 Sospecha 62,9 ± 13,4 56,3 ± 13,0 1,89 NS Culpa 59,5 ± 10,7 54,8 ± 11,6 1,56 NS Inhibición de la agresión 52,4 ± 14,3 53,6 ± 14,8 0,32 NS Factor de psicopatía 103,2 ± 31,4 66,2 ± 35,2 4,08 < .0001 Factor de agresión 171,7 ± 19,3 146,3 ± 29,6 3,62 < .001 Factor de hostilidad 122,4 ± 20,0 111,1 ± 17,9 2,26 < .05 Tabla II. Rasgos de la personalidad evaluados por medio de las Escalas de Karolinska de la Personalidad, medidos en 58 sujetos varones que sufrieron reconocimientos psiquiátricos forenses. Los sujetos se dividieron en cuatro grupos según sus antecedentes de intento de suicidio o su ausencia, y la reincidencia en delitos violentos o su ausencia. Los cálculos se realizaron por medio de la prueba de la t bilateral para datos independientes de Student. Las puntuaciones t medias de las KSP, la DT, los valores de la t y los valores de P se dan en la tabla. Intentos de suicidio Ausencia de intentos Escalas de las KSP Delitos Ausencia de delitos P Delitos Ausencia de delitos P violentos N = 11 violentos N = 12 violentos N = 15 violentos N = 20 Ansiedad somática 68,0 ± 18,8 72,9 ± 11,4 NS 65,0 ± 18,0 65,0 ± 15,0 NS Ansiedad psíquica 58,9 ± 18,5 65,5 ± 14,5 NS 56,6 ± 15,5 58,4 ± 17,0 NS Tensión muscular 74,5 ± 23,9 75,0 ± 13,8 NS 62,3 ± 17,1 64,9 ± 17,3 NS Deseabilidad social 48,0 ± 10,2 49,7 ± 15,6 NS 54,0 ± 10,8 59,8 ± 11,1 < .050 Impulsividad 62,4 ± 13,6 66,1 ± 14,2 NS 56,7 ± 15,0 48,0 ± 14,4 < .010 Evitación de la monotonía 58,3 ± 12,4 54,8 ± 15,3 < .01 45,6 ± 10,2 47,3 ± 15,7 NS Psicastenia 54,1 ± 13,3 58,6 ± 16,6 NS 53,5 ± 12,9 52,1 ± 14,5 NS Socialización 58,3 ± 18,1 63,4 ± 16,5 NS 53,9 ± 16,4 58,8 ± 12,4 NS Agresión Indirecta 17,6 ± 12,4 17,6 ± 14,5 NS 27,3 ± 15,5 35,7 ± 14,4 < .010 Separación 57,1 ± 7,40 57,5 ± 9,00 NS 49,3 ± 11,9 48,5 ± 10,9 < .050 Agresión verbal 55,3 ± 10,1 52,6 ± 6,90 NS 51,1 ± 8,50 45,2 ± 12,4 NS Irritabilidad 56,4 ± 16,2 64,3 ± 11,5 NS 54,7 ± 16,0 46,0 ± 12,9 < .001 Sospecha 63,1 ± 17,0 62,8 ± 9,80 NS 58,1 ± 12,1 54,9 ± 13,9 NS Culpa 56,3 ± 11,2 62,5 ± 9,80 NS 54,9 ± 12,2 54,7 ± 11,4 NS Inhibición de la agresión 49,1 ± 15,7 55,3 ± 12,8 NS 49,4 ± 11,7 56,7 ± 16,2 NS Factor de psicopatía 103,1 ± 33,4 103,3 ± 30,9 NS 75,0 ± 36,2 59,6 ± 33,9 < .001 Factor de agresión 168,7 ± 19,9 174,4 ± 19,2 NS 155,1 ± 32,1 139,8 ± 26,5 < .001 Factor de hostilidad 119,4 ± 23,6 125,3 ± 16,6 NS 113,0 ± 14,8 109,6 ± 20,2 < .050 104 E. Gunilla Stålenheim Tabla III. Comparación de los varones en reconocimientos psiquiátricos forenses agrupados por los autoinformes de antecedentes de intento de suicidio o de su ausencia. Diferencias entre los grupos con respecto a la actividad de la MAO de las plaquetas, los diagnósticos de la personalidad del DSM-III-R, la psicopatía y la reincidencia en delitos violentos, calculadas por medio de la prueba de la χ2, donde se dan N, χ2, y los valores de P. Intento de suicidio, N Ausencia de intento χ2 P de suicidio, N Actividad baja de la MAO de las plaquetas 15 14 4,69 < 0,05 Actividad alta de la MAO de las plaquetas 7 22 Trastorno límite de la personalidad del DSM-III-R 11 6 7,32 < 0,01 Ausencia de trastorno límite de la personalidad del DSM-III-R 12 32 Trastorno antisocial de la personalidad del DSM-III-R 10 10 1,92 NS Ausencia de trastorno antisocial de la personalidad del DSM-III-R 13 28 PCL-R = 30 9 6 4,21 < 0,05 PCL-R < 30 14 32 Reincidencia en delitos violentos 11 17 0,06 NS Ausencia de reincidencia en delitos violentos 12 21 MAO: monoaminooxidasa; PCL-R: Lista de Psicopatía Revisada. intentaron suicidarse, Engström encontró seis conglomerados mutuamente exclusivos de sujetos con perfiles de temperamento diferentes [11]. Un subgrupo (conglomerado 3) se identificó con un perfil de temperamento extremo que puntuaba alto en los rasgos que medían Ansiedad, Impulsividad y Agresividad. Las puntuaciones de Socialización eran muy bajas. Los que intentaron suicidarse en el presente estudio son muy similares a este grupo extremo, con puntuaciones medias más bajas incluso en Socialización. Tienen también puntuaciones muy altas en Impulsividad y puntuaciones altas en las escalas relacionadas con la agresión, presentando así el perfil de personalidad de agresión impulsiva descrito antes, y cuya relación con la disfunción serotoninérgica y la violencia y la suicidalidad se ha mostrado [6, 10, 31]. Hubo una relación débil pero significativa entre la conducta suicida y la actividad de la MAO de las plaquetas. Así, como en otros tipos de poblaciones [29, 44], la conexión entre la función serotoninérgica y la conducta suicida está presente también en este estudio. De modo interesante, apareció un patrón claro cuando la población de estudio se dividió en cuatro grupos con respecto a la conducta suicida o su ausencia, y la reincidencia en delitos violentos o su ausencia (tabla II). Las puntuaciones medias en las escalas relacionadas con la psicopatía y la agresión eran bastante similares en los que intentaron suicidarse, hubieran reincidido o no en delitos violentos. Sin embargo, dentro del grupo reincidente, había una diferencia sumamente significativa entre los que intentaron suicidarse y los que no. Así, parece que entre los sujetos reincidentes en delitos violentos, los que han intenta- do suicidarse constituyen un grupo mucho más perturbado que los que no lo han intentado. Apter y cols. [3] compararon a un grupo de pacientes violentos en una institución psiquiátrica forense con un grupo de pacientes internos no violentos admitidos en un gran hospital municipal. Dentro de estos grupos de pacientes se encontró un patrón similar de correlaciones entre el riesgo de suicidio y variables como el riesgo de violencia, la ira, el temor, la ansiedad como estado y como rasgo, la falta de control de impulsos, el recelo y la rebeldía. Sin embargo, sólo se encontró una correlación alta entre el riesgo de suicidio y la tristeza en el grupo no violento. Los autores propusieron que la actitud terapéutica hacia el riesgo de suicidio debía ser diferente en los pacientes muy violentos que en los demás. Además, Brodsky y cols. examinaron la relación entre las características del trastorno límite de la personalidad y la conducta suicida [7]. Encontraron que la impulsividad se asociaba con el número de intentos de suicidio vitales y, por tanto, podría ser un factor de riesgo putativo para un intento de suicidio futuro. Así, pues, la impulsividad sería un objetivo para intervenciones terapéuticas ulteriores. En las investigaciones de psiquiatría forense, la atención se centra en los delitos y los trastornos psiquiátricos prevalentes. La conducta que amenaza la vida, como el intento de suicido, es de menor interés. Los intentos de suicidio y el suicidio consumado constituyen actos agresivos. Los presentes resultados muestran que el riesgo de suicidio se debe tomar en consideración en las evaluaciones y el tratamiento psiquiátrico forense. Los individuos en estos entornos que han intentado suicidarse presentan una per- Suicidio, vulnerabilidad temperamental y delitos violentos sonalidad sumamente patológica. La teoría de una predisposición común para una predisposición fundamental al daño tanto dirigido externamente como hacia sí mismo parece especialmente aplicable en este tipo de población [23]. Las evaluaciones de los factores de riesgo para la recaída en el delito han tenido un intenso desarrollo, mientras que los factores de riesgo para la conducta suicida en este tipo de población se han dejado de lado. Para el futuro, se debería poner más énfasis en los actos suicidas per se en los delincuentes. La composición específica del estudio hace posible iluminar los trastornos encontrados en otras poblaciones en una manera magnificada. Sin embargo, estos datos no se pueden generalizar a la población general, ni a las mujeres delincuentes, sino que están limitados al tipo de población investigada: los varones en la psiquiatría forense. Hay una gran necesidad de estudios a largo plazo y de seguimiento de esta clase de pacientes. 105 Así, existen factores de vulnerabilidad comunes para el suicidio y la conducta agresiva. Sin embargo, la conducta suicida indica per se una perturbación de la personalidad muy grave, y se debería evaluar y tratar por separado para las intervenciones terapéuticas. Estos datos muy interesantes no se pueden generalizar a la población general. Según ellos, las conductas suicidas podrían indicar per se una perturbación muy grave de la personalidad en los delincuentes. AGRADECIMIENTOS El estudio fue financiado por becas de la Junta Nacional de Medicina Forense, Facultad de Medicina, Universidad de Upsala y la Fundación Märta y Nicke Nasvell. Me gustaría expresar también mi sincera gratitud al profesor Lars Oreland. BIBLIOGRAFÍA CONCLUSIÓN El presente estudio se ocupa de varones en investigaciones psiquiátricas forenses. Los intentos de suicidio anteriores son comunes. Aquellos que han intentado suicidarse presentan una frecuencia muy alta de rasgos patológicos de personalidad, con Socialización sumamente baja, también cuando se compara con otros pacientes investigados. Esto indica una disfunción de la personalidad muy grave. El grupo se caracteriza por la agresión impulsiva, y la actividad de la MAO de las plaquetas es más baja en él que en los que no han intentado suicidarse, lo que indica, de este modo, una disfunción serotoninérgica. Se puede discernir un patrón claro cuando se tiene en cuenta la conducta agresiva por conducta violenta repetida. Los que han intentado suicidarse tienen por lo general la personalidad más desviada, con pequeñas diferencias en las puntuaciones en las escalas relacionadas con la psicopatía y la agresión, sean reincidentes en delitos violentos o no. Sin embargo, dentro del grupo reincidente en delitos violentos, hay una diferencia muy significativa entre quienes intentaron suicidarse y quienes no lo intentaron, lo que indica perfiles de personalidad diferentes en los delincuentes violentos con y sin conducta suicida. La conducta suicida se relaciona con el trastorno límite de la personalidad, pero no con otros trastornos específicos del DSM-III-R. 1 Alm P, af Klinteberg B, Humble K, Leppert J, Sorensen S, Thorell L-H, et al. Psychopathy, platelet MAO activity and criminality among formar juvenile delinquents. Acta Psychiatr Stand 1996; 94: 105-11. 2 APA. Diagnostic and statistical manual of mental disorders, 3rd ed. American Psychiatric Association: rev. 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