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El Mercurio - Economía y Negocios - Columna de opinión, 3 de febrero de 2009 Davos: entre la luz y la oscuridad DAVOS, SUIZA.– El sol radiante que brilló buena parte de esta semana en Davos -donde se celebró la cumbre del Foro Económico Mundial- invitaba a pasear por las calles y admirar las montañas nevadas, las pistas de esquí, y a sentarse en los cafés. Pero la agenda era intensa y había muy poco tiempo para eso. La jornada comienza con un desayuno antes de las 8, reuniones, conferencias y paneles todo el día, y típicamente termina con una comida de trabajo en que se discute algún tema. No es raro tener jornadas de 12 a 14 horas. El clima benigno contrasta con la incertidumbre y presagios sombríos sobre la economía mundial. Nadie duda que los países industrializados están en recesión. Así lo indican las cifras para Estados Unidos, Europa y Japón. Las economías emergentes están algo mejor. China todavía crece, aunque el pronóstico de 8% del Primer Ministro Wen Jiabao para 2009 suena muy optimista. India y muchos de los países latinoamericanos también siguen expandiéndose, pero todos vivirán una desaceleración muy significativa en 2009, cuyos efectos seguirán sintiéndose en 2010. Aparte de los inmensos desafíos en el sector financiero (que tratamos en una columna con Sebastián Piñera el domingo pasado en este diario), existe un peligro latente de que rebrote el proteccionismo en tiempos de crisis. En Rusia, por ejemplo, se ha puesto un impuesto especial a la importación de autos. Y en Estados Unidos el paquete de estímulo fiscal aprobado por la Cámara de Representantes establece la provisión de que el acero que se compre con los recursos de este programa sea de empresas de ese país (aún queda, sin embargo, la esperanza de que el Senado rechace esta provisión). Especialmente en este momento, lo que se necesita es justo lo contrario. Los países miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC) deben reunirse ya a cerrar la Ronda de Doha. Esta liberalización del comercio sería un estupendo complemento a los paquetes de estímulo fiscal y monetario que se han popularizado tanto en el último tiempo. Ello mandaría un poderoso mensaje de que el mundo aprendió bien las lecciones de la Gran Depresión, cuando el proteccionismo y las devaluaciones competitivas exacerbaron el shock mundial. Pero, ¿cuán probable es que se concluya Doha? Según planteó Pascal Lamy en Davos, ya está concluido el 80% del trabajo, y piensa que se puede lograr un acuerdo en los próximos meses. Concuerda Celso Amorim, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil. Pero recuerdo que el año pasado, en este mismo Foro, Lamy hizo una predicción similar. Esperemos que esta vez tenga razón, aunque hay que guardar una sana dosis de escepticismo al respecto. En el actual escenario mundial, los países en desarrollo hacen sentir cada vez más su voz. Y no sólo China e India. El Grupo de los 20 (G20), que incluye a Brasil, México y Argentina, está cobrando una importancia creciente en la discusión. De hecho, algunos llegan a plantear que esta agrupación debería reemplazar al G8, y existen fuertes expectativas de lo que se pueda lograr el 2 de abril en la próxima reunión del G20. El mayor peso del mundo en desarrollo también debe hacerse sentir en la elección de las autoridades de importantes instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. El Mercurio - Economía y Negocios - Columna de opinión, 3 de febrero de 2009 Finalmente, no deja de resultar sorprendente que en esta crisis los problemas se originaron en el sector financiero del mundo desarrollado, mientras la generalidad de las instituciones financieras del mundo emergente goza de fuerte solidez. Los excesos financieros y las fallas regulatorias de los países ricos contrastan con la regulación más prudente de los países en desarrollo. En muchos sentidos, ha llegado la hora de las economías emergentes.