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Periódico ­– N.º 199 – Universidad Nacional de Colombia
mayo 2016 | 8
Consecuencias nefastas de la inflación
Economía
& Organizaciones
Raúl Ávila Forero, profesor Facultad Ciencias Económicas
Laura Monzón, estudiante Administración de Empresas
Universidad Nacional de Colombia
Si las medidas implementadas por el emisor resultan insuficientes, se verían reflejadas
en el incremento del
desempleo y la pérdida
del poder adquisitivo
de los colombianos.
En un contexto de desaceleración gradual de
la economía nacional, caída de los precios internacionales de commodities (materias primas), apreciación
cambiaria y una baja inflación en las economías
desarrolladas, el nivel de precios al consumidor
en Colombia ha tenido uno de los incrementos
más fuertes desde que se inició el esquema de
inflación–objetivo, determinado por el Banco de
la República, aspecto que se ha mantenido desde
2015 y que al parecer será de mayor nivel en 2016.
La variación del Índice de Precios al Consumidor (ipc) en el primer trimestre del año llegó a
3,55 % y en los últimos 12 meses ascendió a 7,98 %,
el dato más alto de la última década que alerta a la
economía nacional.
La reciente Encuesta de Expectativas del Banco
de la República mostró un incremento de 31 puntos básicos en las proyecciones inflacionarias que
generan los observadores del mercado financiero,
para el cierre anual. Con base en esta percepción,
la inflación esperada en diciembre de este año por
los agentes económicos pasó de 5,72 % reportado
en marzo a 6,03 % en abril.
Las expectativas alcistas han aumentado en medio
de un panorama de intensa sequía y alza del dólar.
Esta situación cambiaria, que ha mantenido al dólar
en un nivel superior a 2.900 pesos, ha llevado a la
caída, entre otros, del consumo de bienes de lujo,
cuya demanda ha disminuido en mayor proporción
que la caída de la renta.
Este comportamiento desbordado del rango meta
inflacionario del banco central (2 % – 4 %), se debe,
entre otros, a los siguientes factores: la persistencia
de la transmisión de los bienes importados, tanto a
nivel del ipp –índice de precios del productor– (11.5 %
anual, en marzo frente al 19.4 % en febrero) insumos
de varias actividades productivas
locales; el índice de precios del
consumidor de los bienes denominados transables (7,4 % frente al 7 %), gran parte de bienes
finales. También, a los mayores
costos salariales por cuenta del
7 % de ajuste en el salario mínimo
legal (sml) y del 7,7 % en el sector público; a los incrementos en
los precios de la energía eléctrica
(15 % anual en marzo frente al 8 %
un año atrás) y del gas (27 % frente
al 7 %), inducidos por factores
climáticos; y, por último, a la presión por parte de la inflación de
alimentos, la cual se ha acelerado
del 11,86 % al 12,35 % anual.
Acciones del emisor
Las medidas de ajuste que ha
tomado el Banco de la República, como aumentar la tasa Repo
(pacto de recompra en el cual el
emisor provee liquidez al comprar
títulos a las entidades financieras) desde septiembre del año
pasado en 200 puntos básicos, la
cual llegó al a 6,5 %, no han sido
suficientes para controlar el incremento acelerado de la “inflación
de costos”.
Por eso, se esperaría que el
emisor amplíe esta tasa entre 25
y 50 puntos básicos (pbs) como
acción inmediata de choque, para
controlar el desborde del índice
de precios; desde julio de 2012
no se tenían tasas superiores al
5,25 %, por lo que cabe preguntarse si serán suficientes estos
aumentos de tasas para reducir
la tendencia creciente del índice.
Según el Banco de la República,
la mayor inflación ha resultado
de “choques transitorios” que se
reversarán con el paso del tiempo, y en el lapso previsto para
alcanzar la meta de política monetaria, que en Colombia es de
dos años. Es decir, entre 2017 y
2018 la situación estaría otra vez
bajo control, en esto ayudarían las
expectativas de baja del nivel de
precios esperada en el segundo
semestre de 2016, por cuenta de
un ajuste en la tasa de cambio y
la posible mengua del impacto de
los fenómenos climáticos en los
precios de los alimentos.
Familias e industria,
los afectados
En el primer trimestre de 2016 la
subida de los precios ya ha capturado más de la mitad del aumento del salario mínimo decretado,
cuyo incremento para este año el
Gobierno fijó en un 7 %.
Adicionalmente, al cerrar este
ciclo de fenómeno de El Niño,
expertos del ideam señalan que
es probable que se presente un
fenómeno de La Niña. Esto posiblemente seguirá sobresaltando
los precios de los productos agropecuarios y elevará aún más las
presiones alcistas en el nivel de
precios de los alimentos perecederos, cuyo 28,2 % es el peso que
tiene este grupo en promedio en
la canasta familiar de los colombianos.
El Banco de la República sostiene que las presiones inflacionarias provenientes de los factores enunciados anteriormente,
se reforzarán por la activación
de mecanismos, mediante los
cuales los contratos por pagos
futuros se expresarán en términos
de dinero con un poder de compra constante, que hoy día se ha
extendido a rubros importantes
como arriendos y servicios de
educación y salud. Aunque estos
tienen poca relación con el origen
inicial del problema replican el
comportamiento de los precios
de otros grupos de la canasta fa-
miliar, que seguirán impactando
a la sociedad en general.
Durante 2016, los hogares
colombianos han realizado bastantes compras para el hogar, adquirieron más unidades de los
bienes que consumen en promedio y redujeron sus visitas a los
puntos de venta. La canasta de
bienes de consumo con presiones
alcistas ha obligado a pagar más
dinero por cada unidad comprada; esto produce una contracción
en la demanda de estos bienes,
pues se ha tenido que disminuir
la frecuencia de adquisición y
reducir la cantidad de unidades
demandadas.
Si las medidas implementadas
por el emisor no son suficientes
para generar un amarre en el crecimiento de la inflación, se generarán efectos cada vez más alarmantes en los hogares nacionales,
entre ellos la pérdida de poder
adquisitivo, puesto que se tendrá
una disminución en la demanda
de bienes de la canasta básica,
lo cual conllevará a una obligada
reducción de la producción por
parte de las firmas nacionales.
Si se mantiene por un largo período, esto forjará un aumento en
el desempleo (situación que ya se
evidencia), y se regresará al punto
inicial con la pérdida de poder
adquisitivo de los hogares. Por
tanto, puede desembocar en un
mayor nivel de endeudamiento de
empresas y personas, lo cual, sumado al aumento del desempleo,
atascaría perspectivas futuras de
alto crecimiento económico.
palabras clave: inflación objetivo, política monetaria, desempleo.
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foto: Catalina Torres/Unimedios
Un menor poder adquisitivo llevaría a una reducción del consumo que afectará la industria nacional.