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Departamento de Estudios Económicos
Nº 211, Año 6 | Lunes 12 de Setiembre de 2016
REDUCCIÓN DEL IGV: ARGUMENTOS A FAVOR Y EN CONTRA Y
ALGUNAS EXPERIENCIAS ALREDEDOR DEL MUNDO
La economía peruana tiene enfrente un panorama desafiante tanto en el corto como en el mediano
y largo plazo. Actualmente, tiene que lidiar con una demanda interna que no logra despegar y con
factores externos que le añaden riesgos e incertidumbre a la actividad económica, la cual ha podido
mantener tasas de crecimiento interesantes gracias al repunte de la producción minera. En el
mediano y largo plazo, los desafíos son más estructurales, y -entre otras cosas- se deben buscar
mecanismos que le permitan crecer cerca del nivel potencial del PBI, ser menos propensos a sufrir
por los ciclos de los precios de los commodities, y reducir en la mayor magnitud posible la economía
en la sombra (o informal).
El nuevo Gobierno, que asumió sus funciones hace poca más de un mes, ha mencionado algunas
medidas que implementará en los siguientes meses, y que buscan encarar a algunos de los
desafíos mencionados en el párrafo anterior. Una de las medidas más comentadas ha sido la
propuesta de reducir la tasa del IGV en un punto porcentual, de 18% a 17%. Si bien el Gobierno
ha enfatizado que esta disposición estará enmarcada dentro de un ambicioso plan que aún no ha
sido dada a conocer a detalle, se viene debatiendo mucho sobre el costo de dicha reducción y si
tendrá el impacto deseado.
EVOLUCIÓN DE TASA DE IGV
20%
18%
16%
14%
12%
10%
8%
6%
2016
2014
2012
2010
2008
2006
2004
2002
2000
1998
1996
1994
1992
1990
1988
1986
1984
1982
4%
Fuente: SUNAT
Es importante recordar cómo está compuesto el IGV en nuestro país y cómo ha ido evolucionando
a través del tiempo. La tasa del Impuesto General a las Ventas es un tributo formado por una tasa
de impuesto general al consumo de 16% y por el Impuesto de Promoción Municipal, de 2%. Si bien
existen tasas impositivas al consumo desde el gobierno de Manuel Prado Ugarteche, de 1956 a
1962 (Impuesto a los Timbres Fiscales – Ley 9923), como también el Impuesto a los Bienes y
Servicios implementado en el primer gobierno de Fernando Belaunde (1963 – 1968), es durante
1982 que se implementa el IGV tal como lo conocemos hoy.
1
Como se aprecia en el gráfico, la tasa del IGV se ha mantenido estable en 18% durante la mayor
parte del periodo 1993 – 2016. Sólo se aumentó en un punto porcentual en el 2003 durante el
gobierno de Alejandro Toledo, incremento que se revertió en el 2011.
Asimismo, la recaudación conseguida a través del IGV ha
representado parte importante de los ingresos tributarios del
Estado. Al 2015, la participación de dicho tributo fue de 55.68%,
mientras que durante el primer semestre de este año, la
participación pasó a 53.43%; es decir, han sido la principal fuente
de ingresos provenientes de la recaudación tributaria.
“Al 2015, la participación
del IGV en los ingresos
tributarios fue de
55.68%,”
IGV: PARTICIPACIÓN EN LOS INGRESOS TRIBUTARIOS
58%
56%
54%
52%
50%
48%
46%
44%
42%
40%
Fuente: SUNAT, BCRP
Considerando la importancia del IGV dentro de los ingresos corrientes del Estado, es válido
preguntarnos cuál podría ser el impacto de una reducción de dicha tasa para la actividad
económica. Sobre este asunto existe mucha literatura, tanto a favor como en contra de este tipo
de medidas. Bajar las tasas impositivas es considerado como una medida de política fiscal
expansiva, y por lo tanto se suele usar como herramienta para dinamizar la actividad económica.
Además, también es usado como medio para combatir la informalidad, buscando atraer más
contribuyentes y ampliar la base tributaria.
Entre los argumentos a favor de la reducción de los impuestos al consumo están que, al disminuirse
la tasa impositiva, hay un abaratamiento inmediato de los precios de los bienes y servicios
gravados, permitiendo que las personas tengan más dinero para gastar, estimulando de ese modo
la economía. Asimismo, también se argumenta que medidas de este tipo, una vez decretadas,
tienen un efecto casi inmediato. En otras palabras, reducido el impuesto, los bienes gravados por
dicho tributo ajustan sus precios de forma inmediata.
Los especialistas que defienden la reducción de los impuestos al valor agregado (o IGV en nuestro
caso) suelen mencionar que la efectividad de este tipo de medidas está comprobada, mencionando
el caso de EE.UU. durante el gobierno de Ronald Reagan. “Reagonomics” es el nombre que se le
dio al paquete de medidas impulsado durante la administración de Reagan, entre las que
destacaban recortes importantes en diversas tasas tributarias, tanto al valor agregado como a las
rentas, realizados entre 1982 y 1986. Los resultados fueron positivos para la economía
estadounidense, ya que luego de la recesión de 1981-1982, el PBI de dicho país logró recuperarse
y crecer a una tasa real promedio de 3.05% hasta el 1988, mientras que el gasto de consumo pasó
a representar el 22.4% del PBI durante su mandato, por encima del promedio de 20.6% obtenido
entre los años 1971 al 2009.
2
De otro lado, también hay una corriente que no comulga con la idea de bajar la tasa del IGV como
política fiscal expansiva. Esta posición advierte que el impacto de un recorte de este tipo es mínimo
ya que no siempre se traslada dicha reducción al precio final de los productos, lo que genera que
no se produzca un impulso al gasto de consumo. Además, consideran que si tal disminución no se
acompaña con un recorte en el gasto público, el déficit fiscal se incrementaría en una magnitud que
podría no ser deseada. En cambio, argumentan que la herramienta de política fiscal que mejor
responde es el incremento del gasto de Gobierno, ya que el efecto multiplicador de esta variable
es mayor al de un recorte en los impuestos.
En el Reino Unido se realizó un recorte temporal del VAT (impuesto al valor agregado, por sus
siglas en ingles) de 17.5% a 15% hacia finales del 2009, buscando impulsar el crecimiento en dicho
país, que en ese momento se veía agobiado por la crisis económico-financiera mundial. Sin
embargo, los efectos no fueron los esperados, según un estudio realizado por la firma
PricewaterhouseCoopers. En dicha investigación, se concluyó que el impacto en el gasto de
consumo fue mínimo. Además, se indicó que los consumidores en ese momento consideraron otros
elementos en sus decisiones de consumo, priorizando la incertidumbre económica que se vivía en
ese momento y los recortes de ingresos y empleo como factores determinantes para postergar sus
gastos de consumo.
Como mencionamos antes en el caso de Perú, en el año
2003 se incrementó el IGV en un punto porcentual,
elevándose a 19%, y luego en marzo del 2011 se decretó
que retorne al 18%. El ministro de Economía de ese
entonces, Ismael Benavides, señaló que dicha medida
incentivaría el consumo, y de tal manera que no se
generaría una caída en la recaudación. Lo que sucedió en
realidad fue que los ingresos tributarios provenientes del
IGV que en el 2010 habían crecido 20.4% pasaron a crecer
en el mismo 2011 solo 13.8%, luego 9% en el 2012. El
efecto en el consumo privado tampoco fue el esperado,
pues la tasa de crecimiento anual de dicha variable se
redujo de 9% en el cuarto trimestre del 2010, a 8.1% en el primer trimestre del 2011, 7.5% en el
segundo, 4.2% en el tercero y 4.3% en el cuarto.
“Lo que sucedió, luego de
reducir el IGV a 18% en el
2011 fue que los ingresos
tributarios provenientes de
dicho tasa, que en el 2010
habían crecido 20.4% pasaron
a crecer en el mismo 2011
solo 13.8%, luego 9% en el
2012.”
INGRESOS TRIBUTARIOS PROVENIENTES DEL IGV
60,000
30%
25%
50,000
20%
40,000
15%
30,000
10%
5%
20,000
0%
10,000
-5%
0
-10%
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Ingresos Tributarios - IGV
Var. Porcentual Anual
Fuente: SUNAT
La probabilidad de éxito -o fracaso- de un recorte de las tasas impositivas depende de varios
factores. Por ejemplo, si la confianza del consumidor es baja al momento de la disminución, el
impacto será mínimo ya que el consumidor decidirá ahorrar el ingreso disponible que obtenga por
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la reducción de la tasa. Las condiciones actuales de la economía también juegan un papel
importante en la probabilidad de éxito de dicha medida, por ejemplo, si el contexto económico es
demasiado complicado (deflación, caída permanente de la inversión, créditos congelados), un
menor impuesto no tendría la fuerza suficiente como para combatir todos esos factores negativos.
En el 2011, cuando se decretó la reducción del IGV, ésta no se enmarcó dentro de un plan integral
a largo plazo, y fue más una medida aislada, producto quizás del contexto político de ese entonces,
el cual estaba marcado por las elecciones presidenciales. Al final, la desaceleración económica no
pudo ser contenida con dicha medida.
En el caso de nuestro país sería muy aventurado calcular el impacto de una reducción del IGV en
este momento, porque no se conoce a profundidad el paquete de medidas que intentará
implementar el nuevo Gobierno. No obstante, la evidencia muestra que el recorte de impuestos
como medio para dinamizar la economía ha tenido resultados diversos alrededor del mundo,
funcionando en algunos casos y en otros no en la magnitud esperada.
Es por ello importante recoger las experiencias positivas registradas, donde una disminución del
IGV ha logrado generar una mayor recaudación efectiva del mismo, dado que se aplicó de una
forma distinta, tal como ha ocurrido en Uruguay y Corea del Sur. En estos países se adoptaron
incentivos tributarios, reduciéndose la tasa del IGV a las transacciones realizadas mediante tarjetas
de crédito o débito, generando efectos positivos no solo en la inclusión financiera, sino en la
reducción de la informalidad y -al mismo tiempo- aumentando la recaudación.
Creemos que si dentro de las medidas tributarias se incrementa el impuesto a la renta a las
empresas, como vienen comentando algunos funcionarios del Gobierno, se mermaría la capacidad
de reinversión de las empresas. Nuestro país tiene, en promedio, una tasa de impuesto a la renta
superior a la media de la región, lo que nos pone en desventaja, ya que los empresarios tienen que
enfrentar mayores costos en comparación con sus pares latinoamericanos. Decretar dicho
incremento significaría ir contra la corriente, considerando el escenario de desaceleración
económica y de estancamiento de la inversión privada que se enfrenta en la actualidad.
Queda esperar algunos días más para conocer cuál es plan que viene preparando el Gobierno, y
confiar en la capacidad comprobada de las nuevas cabezas del MEF y la PCM de que puedan
idear un plan que nos permita dinamizar nuestra economía.
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Gerencia de Estudios Económicos
Alberto Morisaki
Gerente
Sergio Urday
Jefe de información económica y del sistema financiero
Estudios Económicos
Arturo Hidalgo
Claudio Maceda
Estadísticas
Analista
Maura Rivera
Practicante Lourdes Cruz
Priscila Condori
Analista
Analista
Practicante
Rocío Crespo
Asistente
[email protected]
612-3322
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