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Mensajes presidenciales, democracia y caudillismo:
Perú 1980-2006
Javier Portocarrero Maisch y Jorge Franco Quincot – CIES*
Foto CIES
Introducción
Desde su independencia en 1821, el Perú ha tenido
112 gobernantes con un mandato que ha durado siete
meses en promedio. Durante el siglo XIX predominaron los caudillos militares, designados ocasionalmente por el Congreso o surgidos, en la mayoría de los
casos, de un golpe de Estado1. Así, para ubicar al primer Presidente civil tenemos que remontarnos hasta
1872 con Manuel Pardo, quien fuera precisamente el
fundador del partido Civil. En realidad, “república” y
“democracia” eran más bien conceptos importados,
con poco anclaje en nuestra realidad de entonces.
La anarquía de los inicios de la república se superó,
gradualmente, en el siglo XX. En efecto, tuvimos “solo”
35 presidentes con una duración media de 2,9 años.
La democracia representativa se extendió y, en los años
1960, se levantó el veto al APRA. Luego de un período de doce años de gobierno militar, el Perú recuperó
la democracia en 1980. Salvo el paréntesis del autogolpe de abril de 1992, el sistema democrático se ha
mantenido desde entonces por más de un cuarto de
siglo, casi un récord para nuestros estándares.
En una perspectiva de largo plazo, la historia del Perú
republicano muestra una lenta evolución hacia una
mayor institucionalidad democrática. Sin embargo,
este proceso no ha sido lineal ni ha terminado aún.
Uno de los principales obstáculos que ha debido enfrentar ha sido la tradición caudillista y autoritaria en
la cúspide del poder. Si deseamos consolidar el sistema democrático, nuestros sucesivos gobernantes deberían abandonar las características del caudillo –en
especial el autoritarismo y la arbitrariedad– en favor
de un liderazgo político moderno, que respete las
instituciones y las reglas de juego, tanto en el partido
como en el Estado y en la sociedad.
En este breve artículo examinamos los discursos de
asunción del mando de los presidentes que han gobernado nuestro país entre 1980 y 2006, para analizar en qué medida estamos transitando el camino
hacia un liderazgo democrático moderno. Los discursos al inicio de una administración son claves para
reconstruir la visión del gobernante sobre el país y
sobre su propio papel en la historia, pues todavía no
ha sufrido ningún desgaste político. En cada caso,
Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006
La democracia ha estado continuamente amenazada por la tradición
caudillista y autoritaria.
intentaremos ubicar el respectivo discurso en el contexto económico y político.
En ese sentido, en el cuadro 1 detallamos cuál fue la
situación económica que encontraron los mandatarios al entrar en el Palacio de Gobierno. Como aproximación a dicha situación, se usaron los principales
indicadores económicos registrados en el año previo;
«…el Perú ha tenido 112
gobernantes con un mandato
que ha durado siete meses en
promedio. Durante el siglo XIX
predominaron los caudillos
militares, designados
ocasionalmente por el
Congreso o surgidos, en la
mayoría de los casos, de un
golpe de Estado»
*
1/
Opinión personal.
Véase Tuesta, Fernando (2001). Perú político en cifras 18212001, 3ª edición corregida y aumentada. Lima: Fundación Friedrich Ebert.
37
Cuadro 1
Situación económica heredada por los presidentes entrantes, 1980-2006
Presidente
entrante
Belaunde 1980
García 1985
Fujimori 1990
Fujimori 1995
Toledo 2001
García 2006
Año
previo
Crecimiento
PBI
(%)
1979
1984
1989
1994
2000
2005
2,00
3,80
-13,40
12,80
3,00
6,40
Inflación
(%)
166,70
111,50
2.775,00
15,40
3,70
1,50
Reservas
BCRP
(Mill. US$)
Déficit
externo1/
(% PBI)
Déficit
fiscal2/
(% PBI)
426
1.125
357
5,718
8.180
14.097
6,90
-1,60
-2,30
-6,00
-2,90
1,40
-1,10
-7,60
-10,90
-2,80
-3,30
-0,30
1/: Balanza en cuenta corriente de la balanza de pagos
2/: Resultado económico del sector público no financiero
Fuente: BCRP
Cuadro 2
Resultados de los candidatos ganadores en las elecciones generales, 1980-2006
% votos válidos
I vuelta
% votos válidos
II vuelta
Nº de diputados/
Total Cámara
Nº de senadores /
Total Cámara
46
53
29
64
37
24
No hubo
No hubo
63
No hubo
53
53
98/180
105/180
32/180
67/120
45/120
36/120
26/60
30/60
14/60
Congreso unicameral
Congreso unicameral
Congreso unicameral
Belaunde 1980
García 1985
Fujimori 1990
Fujimori 1995
Toledo 2001
García 2006
Fuentes: Tuesta 2001; y <www.onpe.gob.pe>
«Si deseamos consolidar el
sistema democrático, nuestros
sucesivos gobernantes deberían
abandonar las características
del caudillo –en especial el
autoritarismo y la
arbitrariedad– en favor de un
liderazgo político moderno,
que respete las instituciones y
las reglas de juego, tanto en el
partido como en el Estado y en
la sociedad»
2/
38
Recordemos que con la Constitución de 1993, las dos Cámaras fueron reemplazadas por un Congreso unicameral de 120
escaños.
por ejemplo, si consideramos los extremos, se observa que el presidente Fujimori heredó de lejos la peor
coyuntura en 1990; mientras que Alan García acaba
de recibir, en el año 2006, la mejor situación económica de las últimas décadas.
Para efectos de una mirada rápida al entorno político, en el cuadro 2 especificamos los resultados que
obtuvieron los presidentes electos, tanto en la primera vuelta electoral como en la segunda. Asimismo,
presentamos la información referida al número de
diputados o senadores correligionarios que obtuvieron una curul respecto del total de curules en disputa2. Podemos observar, por ejemplo, cómo el presidente Fujimori obtuvo, en 1990, la menor representación parlamentaria en todo este período; mientras
que cinco años después ganó, abrumadoramente, la
elección presidencial en primera vuelta y logró mayoría absoluta en el Parlamento. En comparación con
los regímenes precedentes, el reciente triunfo del presidente García, en el año 2006, muestra un mandato
Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006
popular menos vigoroso, lo cual podría ser más favorable que perjudicial para nuestro país.
No dilatemos ya más esta introducción y pasemos a
examinar los seis discursos de asunción del mando
que nos ocupan, no sin antes mencionar el hecho
curioso de que Alejandro Toledo haya sido el único
de estos presidentes que solo ha tenido un período
de gobierno. Después de todo, el siglo XIX no está
tan lejos como parece.
Discurso del presidente Fernando
Belaunde
En las elecciones presidenciales de 1980, Fernando
Belaunde obtuvo el primer lugar con el 46% de los
votos válidos, derrotó al candidato aprista Armando
Villanueva del Campo (28%) y al candidato del PPC,
Luis Bedoya Reyes (10%). En las elecciones para las
Cámaras del Congreso, los resultados también fueron muy favorables al partido Acción Popular, que
logró mayoría absoluta en diputados y 26 senadores
de un total de 60.
Foto CIES
En el mensaje de asunción de su segundo mandato,
Belaunde se lució en el Congreso como un líder político maduro y conciliador. Por el tono solemne de
sus palabras, su figura emergía como un símbolo de
la democracia recuperada. El eje central de su mensaje era el momento histórico del país, con la revancha democrática que le tocaba liderar como Presidente electo por votación popular, tras doce años de
dictadura militar. En su prolongada alocución, se dio
espacio para hablar de muchos temas, con la intención de abarcar casi todo: la educación (“El Quinquenio de la Educación”); la salud y la vivienda pú-
Fernando Belaunde fue un símbolo de la democracia recuperada.
Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006
«El nuevo Presidente tuvo que
enfrentar una coyuntura muy
difícil, pues no solo se iniciaba
la insurrección terrorista de
Sendero Luminoso, sino que
también empezaban las
turbulencias en la economía
mundial»
blica, que merecerían la atención preferente del Gobierno; la creación y distribución de la riqueza (hay
palabras para cada sector); el impulso a la actividad
industrial con el lema “Trabajar y Dejar Trabajar”; y
la paz externa e interna, entre otros. En su alocución
anunció como principal medida, entre otras, la plena restauración de la libertad de expresión, que se
concretó con la devolución de los diarios y otros
medios de comunicación masiva a sus propietarios
privados; así como, con la ratificación de la Constitución de 1979.
Por otro lado, a pesar de que Belaunde reconocía en
su discurso de que el Perú atravesaba una situación
económica problemática, principalmente por la elevada inflación, no anunció ningún tipo de medida
concreta de ajuste macroeconómico. Por el contrario,
sus anuncios en el nivel de las medidas específicas y
sectoriales implicaban mayor intervención del Estado
y mayor gasto para generar un impulso transversal en
todos los sectores de la economía. De esta manera,
un lugar común en el discurso fue el título de “amplio
plan” para un sinnúmero de obras que ejecutaría su
administración. Así, por ejemplo, encontramos que su
Gobierno emprendería un “amplio plan de alfabetización”, “amplio plan de construcciones”, “amplio plan
de desarrollo minero”, “amplio plan de rehabilitación
y asfaltado de la red vial”, entre otros “amplios planes” que se ejecutarían durante su gestión.
Este discurso chocó con la realidad. El nuevo Presidente tuvo que enfrentar una coyuntura muy difícil,
pues no solo se iniciaba la insurrección terrorista de
Sendero Luminoso, sino que también empezaban las
turbulencias en la economía mundial. Recordemos
que las tasas de interés internacionales llegaron a los
dos dígitos en la primera mitad de los años 1980, lo
que desencadenó la moratoria mexicana de 1982 y
la década perdida en América Latina. Asimismo, Belaunde tuvo que enfrentar un fenómeno de El Niño
particularmente fuerte. Sin embargo, lo que más llama la atención es la poca sintonía del caudillo con
la realidad y su aversión a dejar de lado la idea de
sus “amplios planes”.
39
Foto AGRONOTICIAS
Finalmente, durante el período 1981-1985, el crecimiento económico fue negativo en términos per capita, la inflación promedió 106% anual y los déficit fiscal y de cuenta corriente alcanzaron niveles muy elevados, conforme se puede apreciar en el cuadro 3.
Aunque difícilmente imaginable en ese momento,
la grandilocuencia inicial y los resultados negativos
de este régimen habrían de ser superados por la administración que le sucedió, como veremos a continuación.
Discurso del presidente Alan García-I
El candidato aprista consiguió una clara victoria en
primera vuelta, al obtener el 53% de los votos válidos, muy por encima del candidato de Izquierda
Unida, Alfonso Barrantes, quien con el 25% de los
votos válidos quedó rezagado al segundo lugar. De
la misma manera, las elecciones parlamentarias fueron muy auspiciosas para el partido de la estrella,
pues logró ocupar el 58% de las curules de la Cámara de diputados y el 50% de la de senadores (véase el cuadro 2).
Alan García pronunció un mensaje de asunción que
describía, de forma detallada, su percepción sobre
los grandes problemas nacionales (las causas y las
medidas que deberían tomarse), el sentido del voto
popular, la urgencia de lo que llamaba una “revolución social”, los problemas que enfrentaría el Gobierno a corto plazo y las medidas que aplicaría. Entre estos anuncios encontramos la decisión de destinar no más del 10% del valor de las exportaciones al
servicio de la deuda externa, la regulación “realista”
de los precios de la canasta familiar, la restricción de
A mediados de la “década perdida” en América Latina, Alan García
anunció un cambio histórico para el Perú.
las importaciones a lo indispensable para proteger a
la industria nacional y el proyecto de Ley de Estabilidad Laboral. En general, las medidas y propuestas
planteadas por García en su discurso fueron de corte
heterodoxo y populista, en las que prevaleció la visión de un Estado poderoso que debía intervenir en
todos los niveles.
Por otro lado, el discurso tenía un tono mesiánico
–propio de un caudillo– que buscaba restaurar la esperanza en el futuro del país y resaltaba la reivindi-
Cuadro 3
Indicadores económicos líderes
(promedio por Gobierno)
Presidente
Belaúnde
García
Fujimori
Fujimori
Toledo
Período
promediado
Crecimiento
PBI
per cápita
(%)
Inflación
(%)
Reservas
BCRP
(Mill. US$)
Déficit
externo1/
Déficit
fiscal2/
1981-1985
1986-1990
1991-1995
1996-2000
2001-2005
-0,91
-5,92
3,77
0,59
4,16
105,58
972,47
46,07
6,31
1,76
1.040
500
2.459
8.587
9.843
-5,62
-5,90
-6,30
-4,72
-0,90
-7,84
-9,76
-3,18
-1,70
-1,54
Términos
de
intercambio
(var. %)
-4,43
-4,90
-0,66
-3,95
3,49
Tasa
Libor
US$
(3 meses)
Inflación
EE UU
(%)
11,38
7,81
4,59
5,67
2,12
5,51
3,97
3,12
2,47
2,55
1/: Balanza en cuenta corriente de la balanza de pagos
2/: Resultado económico del sector público no financiero
Fuente: BCRP y FMI
40
Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006
cación histórica que el Perú le ofrecía al APRA, y a
Haya de la Torre, al elegir un presidente aprista por
voto popular, por primera vez en la historia. Igualmente, prevalecía la idea de un cambio hacia un gobierno “nacionalista”, capaz de determinar su propio destino político y económico (a pesar de la dependencia de capitales externos), y se planteaba la
seminal idea de Bolívar –retomada en el proyecto
político de Haya de la Torre– de la unión americanista contra el imperialismo del norte.
Al igual que Belaunde, a pesar de enfrentar ya un
serio problema de inflación y débiles fundamentos
macroeconómicos, en las recetas planteadas no se
encontraban medidas con el objetivo de reducir el
déficit fiscal. Por el contrario, la urgencia del Presidente se enfocaba en atender a los sectores menos
favorecidos, sin una comprensión cabal de las restricciones macroeconómicas. En realidad, el programa heterodoxo fue implementado mediante el plan
de “estabilización general de los costos”, el 1 de agosto de 1985, en el discurso del premier y ministro de
Economía, Luis Alva Castro.
Aunque el plan heterodoxo tuvo resultados muy positivos en los primeros semestres de su aplicación,
poco a poco, fue evidente que el enfoque no era sostenible. La congelación de precios no podía durar
indefinidamente. Además, conforme la capacidad
instalada ociosa se agotaba, las presiones inflacionarias se acumulaban, y en la medida que la demanda
agregada subía, mientras el precio real del dólar declinaba, las importaciones crecían, la especulación
se disparaba y las reservas internacionales se licuaban. En 1987, la situación era claramente insostenible y exigía un retorno a la ortodoxia. Sin embargo,
el mandatario, cegado por un voluntarismo caudillista, decidió dar un paso adelante: la estatización
de la banca. El paso resultó ser hacia atrás y ya sabemos cómo terminó la historia: hiperinflación y caos
macroeconómico (véase el cuadro 3). La herencia
para el siguiente régimen implicó una gran complicación: el ascenso incontrolado de Sendero y la polarización política en la escena oficial.
Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006
Discurso del presidente Alberto
Fujimori-I
Luego de una reñida primera vuelta en la que resultó
vencedor el candidato del Fredemo, Mario Vargas
Llosa, con el 33% de los votos válidos, el nuevo partido político Cambio 90 logró una contundente victoria en la segunda vuelta, con un 63% de la votación popular. Sin embargo, en el caso de las elecciones congresales, el partido de Fujimori solo consiguió el 18% de las curules en la Cámara de diputados y el 23% en la de senadores (véase el cuadro 2).
El Fredemo y el APRA obtuvieron la más alta votación parlamentaria: el 34% y 29% de los diputados y
el 34% y 27% de los senadores, respectivamente.
En medio del caos económico y social por el que
atravesaba el Perú en julio de 1990, Fujimori intentó
transmitir a la nación –en un tono sencillo y poco
solemne– un mensaje de esperanza sobre el futuro
de un país en el que poca gente creía. Se presentaba
como un hombre trabajador y pragmático, distante
del discurso de los políticos tradicionales, en los que
el pueblo había dejado de confiar. Quería forjarse la
Foto AGRONOTICIAS
«Aunque el plan heterodoxo
tuvo resultados muy positivos
en los primeros semestres de su
aplicación, poco a poco, fue
evidente que el enfoque no era
sostenible. La congelación de
precios no podía durar
indefinidamente»
Fujimori se presentó distante del discurso de los políticos tradicionales,
en los que la gente había dejado de confiar.
41
imagen de un técnico que decidió participar en la
gestión pública. Así, resaltaba dos conceptos: la creación de una nueva “cultura de trabajo” y la idea de
la “moralización”. De esta manera, presentaba un
proyecto político que atacaba dos carencias fundamentales de los partidos tradicionales.
Entre las principales medidas anunciadas en su mensaje, encontramos la decisión de reinsertar al Perú
en la comunidad financiera internacional y el proyecto de ley para derogar la Ley de Expropiación de
la banca privada. En materia económica, en su mensaje se podía percibir la urgencia de conseguir, prioritariamente, la estabilidad de los fundamentos macroeconómicos, para solo luego establecer los cimientos del desarrollo y empezar la lucha contra la pobreza. De la misma manera, la voluntad expresada
en su discurso respecto de la reinserción y del pago
de la deuda externa reflejaban la intención de ir en
sintonía con las tendencias neoliberales que, a comienzos de los años 1990, empezaban a dominar en
América Latina.
Después de un hiperajuste en agosto de 1990 y una
recesión inicial, el nuevo Gobierno logró estabilizar
gradualmente la economía. Con estos éxitos iniciales y alimentado por las oscuras fuerzas de Vladimiro Montesinos, el Presidente fue transformándose en
un caudillo cívico militar. En abril de 2002, pateó el
tablero democrático cuando disolvió el Congreso,
instauró un gobierno autoritario y reforzó la agenda
neoliberal. En setiembre del mismo año inflingió un
golpe mortal a Sendero Luminoso, con la captura de
su líder. En el año 1993, el nuevo Congreso aprobó
una nueva Constitución, más orientada al mercado y
que además permitiría la reelección presidencial. La
inversión privada floreció y empezó un auge de la
economía, favorecido también por la expansión de
la economía mundial. Dada esta situación, no era
42
extraña la reelección de este particular caudillo, quien
no por su tono parco ni su cotidianidad, aparentemente austera, dejaba de ser tal.
Discurso del presidente Alberto
Fujimori-II
Las elecciones presidenciales no pudieron ser más
favorables para la alianza Cambio 90-Nueva Mayoría. En el tope de su popularidad, el presidente Fujimori consiguió su reelección en primera vuelta: obtuvo el 64% del total de votos válidos y derrotó a su
rival más próximo, Javier Pérez de Cuellar, quien solo
convenció al 22% del electorado. Las elecciones parlamentarias fueron igualmente favorables para la
alianza fujimorista: logró colocar en el Congreso a
67 de sus representantes, lo cual le permitió tener la
mayoría absoluta.
En su segundo mensaje de asunción de mando, Alberto Fujimori se mostró como un líder fuerte, que
tenía el respaldo del pueblo. En su discurso habló de
la “nueva era”, de un renacimiento que empezaba
para el Perú; así como, de la continuación de las reformas iniciadas en su primera gestión, la articulación de la educación y el nuevo papel del Estado,
entre otros temas. Puso especial énfasis en la aceptación general que tuvo la nueva “filosofía de gobierno” que representaba el fujimorismo, basada en acciones concretas y lejana de las izquierdas o derechas que eran parte del viejo discurso de los partidos
políticos, que aún vivían en el mundo de las ideologías. En el mensaje no se encontró grandes anuncios
sobre medidas y propuestas, pero sí un tono triunfalista, con promesas demasiado optimistas, como la
reducción de los niveles de pobreza extrema a la
Foto AGRONOTICIAS
«Quería forjarse la imagen de
un técnico que decidió
participar en la gestión pública.
Así, resaltaba dos conceptos: la
creación de una nueva “cultura
de trabajo” y la idea de la
“moralización”. De esta
manera, presentaba un
proyecto político que atacaba
dos carencias fundamentales
de los partidos tradicionales»
El modelo político basado en la figura de un caudillo, resultaba poco
compatible con el desarrollo de las instituciones.
Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006
Foto CIES
mitad para el año 2000 y la construcción de aulas
para tres millones de escolares.
Por otro lado, su mensaje tenía como objetivo mostrar un trasfondo progresista: el país ya había salido
del caos en el que se encontraba cuando asumió su
primer mandato; ahora, los objetivos habían cambiado y la tarea era construir un sólido porvenir. En ese
sentido, resaltaba la idea de que su gobierno se basaría en el futuro. Asimismo, el discurso transmitía
una visión económica liberal, una voluntad de continuar el proceso de reformas iniciadas en la primera
mitad de los años 1990 y una intención de culminar
las privatizaciones. Sin embargo, las reformas de segunda generación, así denominadas por el “consenso de Washington”, jamás se implementaron. Por un
lado, las turbulencias de la economía mundial a partir de 1997 detuvieron el ciclo de expansión económica, lo que le restó grados de libertad al régimen.
Por otro lado, y más importante, el modelo político
basado en la figura de un caudillo autoritario, así
como en la extensión generalizada de las redes de
corrupción promovidas por Montesinos, resultaba
poco compatible con el desarrollo de las instituciones. Cuando la masiva corrupción salió a la luz pública, el régimen no tardó en caer.
Discurso del presidente
Alejandro Toledo
El candidato Alejandro Toledo ganó la primera vuelta de las elecciones del año 2001 con un cómodo
margen de diez puntos porcentuales sobre su más
cercano rival, Alan García, quien logró entrar a la
segunda vuelta luego de derrotar “por una nariz” a la
candidata de Unidad Nacional, Lourdes Flores. Finalmente, Toledo pudo hacerse del sillón de Pizarro,
al vencer nuevamente al candidato aprista en la segunda vuelta electoral, aunque por un margen menor: seis puntos. En el caso de las elecciones parlamentarias, el resultado electoral mostró un Congreso
«…el modelo político basado
en la figura de un caudillo
autoritario, así como en la
extensión generalizada de las
redes de corrupción
promovidas por Montesinos,
resultaba poco compatible con
el desarrollo de las
instituciones»
Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006
El mensaje de asunción de mando de Toledo tuvo un ánimo muy
optimista y grandes promesas.
fragmentado, con muchas representaciones partidarias. Así, tenemos que el partido del Presidente electo, –Perú Posible–, el APRA y Unidad Nacional obtuvieron el 38%, 23% y 14% del total de curules, respectivamente.
En la asunción de su mandato, el mensaje a la Nación que pronunció Toledo tuvo un ánimo muy optimista, tenía buenas intenciones y grandes promesas.
Transmitió claramente la idea de un cambio hacia
una democracia inclusiva, que se ocuparía de atender las necesidades de todos los sectores sociales.
Empezó por anunciar que el eje central de su Gobierno sería la lucha frontal contra la pobreza, la cual
sería vencida con inclusión y programas específicos.
El otro tema central de su discurso fue la generación
de empleo, para lo cual planteaba una estrategia combinada en varios niveles y la modernización de la
legislación laboral. Entre otras medidas anunciadas,
tenemos: la ejecución del “programa de emergencia
social productivo”, para crear 400 mil empleos en
dos años; el establecimiento de líneas de crédito preferenciales para las PyME y el impulso del trabajo de
la Comisión de la Verdad. Igualmente, rescató la necesidad de hacer más eficiente y rentable el accionar
del Estado en educación, salud y programas sociales, así como la importancia del fortalecimiento institucional del país.
Por otro lado, a pesar de que enumeraba una serie
de medidas de intervención del Estado para combatir la recesión y el desempleo, Toledo manifestó
la voluntad de no caer en el populismo cuando resaltó la importancia de la responsabilidad en el
manejo económico para evitar, por ejemplo, rebrotes inflacionarios. En general, en el mensaje se mostró como un líder político luchador y terco; y, a la
43
Foto AGRONOTICIAS
«Toledo manifestó la voluntad
de no caer en el populismo
cuando resaltó la importancia
de la responsabilidad en el
manejo económico para evitar,
por ejemplo, rebrotes
inflacionarios»
vez, como un académico y heredero de la tradición
democrática de Fernando Belaunde –ya que ambos
habían sido electos presidentes después de dictaduras de diferente naturaleza–. Se veía a sí mismo
como el encargado de encabezar un gobierno de
“todas las sangres”, que no descuidaría a ningún
sector social del Perú.
En el terreno económico, el gobierno de Toledo tuvo
un éxito notable, tal como se puede constatar en el
cuadro 3. En efecto, durante el período 2001-2005,
el crecimiento del producto per cápita superó el 4%
anual, la inflación fue inferior al 2% anual y los déficit fiscal y externo representaron solo cerca del 1%
del PBI. Sin embargo, no todo fue mérito interno,
pues es claro que el auge de la economía mundial
contribuyó significativamente a estos logros. A pesar de ello, aquí interesa destacar la paradoja del
gobierno de Toledo: ¿cómo, en medio de un auge
económico, un régimen pudo perder tanto respaldo
político?, ¿cómo pudo estar cerca de la vacancia
presidencial? Parte de la respuesta la encontramos,
nuevamente, en el carácter caudillista del gobierno
de Toledo y la poca institucionalidad de su partido
Perú Posible. Por ejemplo, recordemos cómo este
partido, luego de tener 45 congresistas en el año
2001, solo fue representado por 2 congresistas en
el nuevo Legislativo del año 2006.
En su segundo gobierno Alan García intenta mostrar mayor madurez
política y prudencia.
Discurso del presidente Alan García-II
En su segunda asunción del mando, 21 años después de la primera, Alan García pronuncia un mensaje en el que trata de mostrar madurez política y
prudencia. Al mismo tiempo, hace una serie de promesas y planteamientos sobre medidas inmediatas,
con el fin de satisfacer las demandas y expectativas
de grandes sectores de la población –incluidos los
mototaxistas y triciclistas–. Su discurso empieza por
plantear metas y objetivos concretos, que se deben
lograr con una visión estratégica del Perú. Al mismo tiempo, proyecta los ejes en los que se centrará
su gobierno. El primero de ellos es la reconstrucción del Estado, que lograría mediante la combinación de austeridad, descentralización, mecanismos
de simplificación administrativa y esfuerzos de moralización.
El candidato Alan García tuvo que enfrentar una dura
primera vuelta, en abril de 2006, para obtener el segundo lugar, por debajo del candidato de la alianza
UPP-PNP, Ollanta Humala, desplazando a Lourdes
Flores en un final de fotografía (medio punto de diferencia). Finalmente, consiguió la victoria en la segunda vuelta, con el 53% de la votación válida. Sin
embargo, el grupo político que registró el número más
alto de congresistas electos fue la alianza UPP-PNP,
con 45 representantes; seguido por el APRA, con 36
y Unidad Nacional, con 17. Estos tres grupos políticos representan el 82% del actual Congreso.
El segundo gran objetivo planteado es la creación de
empleo, para lo cual anuncia que se promovería
mayor inversión (interna y externa), estímulos a la
pequeña y micro empresa, a los sectores productivos
y un shock de inversiones en infraestructura financiado con los fondos generados por la austeridad.
Entre otras medidas anunciadas en el mensaje, se
encuentran la decisión de descentralizar la educación primaria, el proyecto de ley de libre desafialiación de las AFP, y la reducción del sueldo presidencial a S/. 16.000 y el parlamentario a S/. 15.600 por
todo concepto.
44
Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006
Si bien algunas medidas buscan contrastar la imagen
de su Gobierno con la “frivolidad” atribuida a la administración saliente, en términos generales, el balance del discurso es positivo. El nuevo Presidente
parece ser consciente tanto de la necesidad de un
manejo técnico en la gestión del Estado, como de ser
eficaz y eficiente en el gasto público. Asimismo, bosqueja los problemas centrales que enfrentará su administración, y resalta la idea de responsabilidad y
prudencia en el cambio que el país necesita. Todavía
es muy temprano para saber si este rumbo se mantendrá, pero hasta ahora pareciera que sí.
Reflexiones finales
Durante este recorrido rápido por los mensajes presidenciales y los resultados obtenidos por los sucesivos gobiernos a partir de la restauración de la democracia en 1980, hemos visto cómo el fantasma del
caudillismo emerge una y otra vez, con el consecuente debilitamiento de la institucionalidad democrática. Con demasiada frecuencia el caudillo tiende a
aislarse de la realidad, vive en un círculo de adulación que lo lleva a exacerbar su narcisismo, a sobreestimar su poder y a materializar una actitud voluntarista. En ciertas ocasiones, esto le puede conducir
al desastre político o económico.
«Si bien algunas medidas
buscan contrastar la imagen de
su Gobierno con la “frivolidad”
atribuida a la administración
saliente, en términos generales,
el balance del discurso es
positivo. El nuevo Presidente
parece ser consciente tanto de
la necesidad de un manejo
técnico en la gestión del
Estado, como de ser eficaz y
eficiente en el gasto público»
Economía y Sociedad 61, CIES, octubre 2006
«Uno de los principales caldos
de cultivo del caudillismo es la
debilidad de los partidos
políticos. Se trata de un círculo
vicioso, donde el caudillo frena
el surgimiento de liderazgos
alternativos en su propio
partido y en donde el futuro del
partido depende demasiado de
la capacidad de su caudillo
para encandilar a las masas y
ganar la elección»
Uno de los principales caldos de cultivo del caudillismo es la debilidad de los partidos políticos. Se trata
de un círculo vicioso, donde el caudillo frena el surgimiento de liderazgos alternativos en su propio partido y en donde el futuro del partido depende demasiado de la capacidad de su caudillo para encandilar
a las masas y ganar la elección. Frente a esta situación, necesitamos una consolidación de los partidos
políticos, mediante la reducción de su fragmentación
y la promoción de la transparencia y las prácticas
democráticas en su interior.
En las últimas elecciones generales del año 2006, hemos tenido más de veinte candidatos a la presidencia
de la República. Evidentemente, aquí no se trata de
diferencias en programas de gobierno o de diferencias originadas en la representación de distintos sectores sociales, sino, en muchos casos, del afán puro y
simple de poder o notoriedad que, en algunas ocasiones, bordea el comportamiento patológico. Por ende,
requerimos que nuestros líderes políticos empiecen a
poner los intereses del país por encima de sus deseos
narcisistas. Así, estaríamos dando un paso significativo hacia el fortalecimiento de las instituciones.
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