Download INVERSIÓN DIRECTA EXTRANJERA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

Document related concepts

Teoría del crecimiento endógeno wikipedia , lookup

Industrialización por sustitución de importaciones wikipedia , lookup

Desarrollo económico wikipedia , lookup

Robert Solow wikipedia , lookup

Stephen Hymer wikipedia , lookup

Transcript
INVERSIÓN DIRECTA EXTRANJERA Y
CRECIMIENTO ECONÓMICO: UNA APLICACIÓN
EMPÍRICA CON DATOS DE PANEL EN PAÍSES EN
DESARROLLO
Marta Bengoa Calvo - [email protected]
Universidad de Cantabria
Reservados todos los derechos.
Este documento ha sido extraído del CD Rom “Anales de Economía Aplicada. XIV Reunión ASEPELT -España.
Oviedo, 22 y 23 de Junio de 2000”.
ISBN: 84-699-2357-9
INVERSIÓN DIRECTA EXTRANJERA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO: UNA
APLICACIÓN EMPÍRICA CON DATOS DE PANEL EN PAÍSES EN
DESARROLLO.
Marta Bengoa Calvo
Dpto. de Economía
Universidad de Cantabria
Avda. de los Castros s/n
39005 SANTANDER
Tlf.: 942- 20-12-87
Fax: 942-20-16-03
E-mail: [email protected]
Palabras clave: Inversión directa extranjera, crecimiento económico, externalidades o efectos
difusión (spillover effects), datos de panel.
Área Temática: Economía Nacional e Internacional (Crecimiento Económico y Factores
Productivos).
Resumen: El papel desempeñado por la inversión directa extranjera (IDE) en el proceso de
crecimiento económico ha sido un tema intensamente debatido desde el punto de vista teórico.
Aunque esta discusió n teórica ha proporcionado líneas de investigación para estudiar la relación
entre la IDE y la tasa de crecimiento del PIB real en términos per capita, la aportación empírica
es más bien escasa dentro del marco de las economías en desarrollo, que constituyen,
paradójicamente, el conjunto de países donde el impulso potencial de la IDE puede ser mayor.
Con el fin de contrastar empíricamente los supuestos teóricos, el presente trabajo realiza un
análisis dinámico de la relación entre IDE y crecimiento empleando datos de panel. La muestra
está integrada por un conjunto representativo de economías latinoamericanas, y el horizonte
temporal es 1972 - 1997.
Los resultados apuntan a un impacto positivo y significativo de la IDE en el crecimiento
económico, siempre que exista un mínimo umbral de desarrollo en el país respectivo. Este
umbral, a su vez, se mide por el nivel de capital humano de cada una de las economías de
América Latina objeto de estudio. Estos resultados parecen estar de acuerdo con las
predicciones de los modelos de crecimiento endógenos.
1
1. Introducción.
Cada periodo en la historia de la mayoría de los países ha estado aparentemente
relacionado con un problema económico que ha destacado sobre los demás. El logro de un
crecimiento económico sostenido, en términos del incremento de la renta nacional de pleno
empleo, o del “potencial productivo” se convirtió, a partir de la segunda guerra mundial, en uno
de los principales objetivos de la política económica de muchos países. “ La manía del
crecimiento”, utilizando el término acuñado por Mishan (1967), ha caracterizado los manifiestos
de muchos partidos políticos y ha sido tratado como una solución para otros muchos problemas
económicos.
La explicación de tal preocupación es fácil de entender, ya que pequeñas diferencias en
la tasa de crecimiento a largo plazo pueden dar lugar a grandes diferencias en los niveles de
renta per capita y de bienestar social. Citando a Lucas (1988):
“Las consecuencias que este tipo de cuestiones entrañan para el bienestar
humano son sencillamente estremecedoras: una vez que uno empieza a pensar en ellas es
difícil pensar en otra cosa.”
Por estas y otras razones, la tasa de crecimiento del PIB se alza en el símbolo del
bienestar económico, no sólo en los países desarrollados, sino también en los llamados países en
vías de desarrollo, que lo utilizan como vía de esperanza o alivio para intentar eliminar la
pobreza, en definitiva, como panacea capaz de curar parte de los males económicos que sufren
estos países.
Dentro del marco actual y siguiendo la senda marcada por el crecimiento económico, la
internacionalización de la economía mundial destaca como uno de los rasgos más sobresalientes
que han caracterizado la evolución de la historia económica de los últimos años. La cada vez
mayor penetración mutua de las diferentes economías nacionales se refleja en el incremento de
las transacciones financieras, y en particular de los flujos en forma de inversión directa
extranjera (IDE), considerados uno de los elementos fundamentales para que los países en vías
de desarrollo salgan de su estado actual.
2
La inversión directa extranjera se revela como uno de los canales que utilizan los países
en vías de desarrollo para acceder a tecnología innovadora, una mayor capacidad productiva,
nuevas técnicas empresariales y otra serie de externalidades que provocan un incremento del
stock de capital del país receptor con el objeto de impulsar el crecimiento económico.
El papel desempeñado por la IDE en el proceso de crecimiento económico ha sido un
tema intensamente debatido desde el punto de vista teórico. Aunque esta discusión ha
proporcionado líneas de investigación para estudiar la relación de la IDE y la tasa de
crecimiento del PIB real en términos per capita, la aportación empírica es más bien escasa.
En general se admite que la IDE, por sus características intrínsecas, influye en el ahorro
doméstico del país receptor, supone un incremento de la cuenta de capitales de la balanza de
pagos, puede actuar como factor complementario o sustitutivo de las exportaciones y, en
definitiva, su impacto sobre variables macroeconómicas es múltiple pero nuestro ánimo no
consiste en estudiar el posible impacto de la IDE en todas y cada una de las variables
económicas en que puede influir -pudiendo éste constituir el objeto de otros múltiples trabajossino que este estudio se centra en intentar aclarar si este incremento espectacular de los flujos
ha servido para promover el crecimiento de las economías del bloque latinoamericano.
En primer lugar, introduciremos el concepto de IDE en sus diferentes acepciones, a
continuación se desarrollará el marco teórico -en el contexto del crecimiento económico y su
relación con la IDE en países en desarrollo- en el que se fundamenta nuestro análisis empírico.
El análisis empírico estima una ecuación de crecimiento dinámica empleando datos de panel
aplicada a dieciocho países de América Latina desde 1972 hasta 1997. Los resultados apuntan
un impacto positivo de la entrada de flujos foráneos en el crecimiento económico en el conjunto
de países escogidos. Este resultado avala las recomendaciones de numerosos organismos
internacionales (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, entre otros) y establece líneas
de actuación para la instrumentación de políticas económicas conducentes a incentivar la
inversión extranjera y la apertura al exterior.
2. Concepto y Tipos de Inversión Extranjera.
Los recursos extranjeros han jugado un papel fundamental en el progreso económico de
numerosos países desarrollados en las etapas de despegue económico durante los siglos
3
dieciocho y diecinueve. Según Hagen (1975), la ratio de capital extranjero con respecto a la
formación bruta de capital entre 1870 y 1914 en Canadá era aproximadamente del 40 por ciento,
para el periodo 1881-1900 en Noruega la ratio alcanzaba valores del 29 por ciento. En Japón y
Estados Unidos la ratio en su etapa de desarrollo alcanzó niveles menores, no obstante la
contribución del capital extranjero se considera significativa. En principio, parece correcto
suponer que el capital extranjero puede desempeñar un papel importante en el desarrollo de las
economías más deprimidas, y encontrándose los países en desarrollo actualmente en situaciones
de despegue económico semejantes a la de los países desarrollados en el siglo pasado, puede ser
un momento especialmente propicio para que el capital fluya a las naciones de Latinoamérica,
Africa o Asia .
Bajo la etiqueta de capital extranjero o de recursos extranjeros se identifican varios tipos
de inversión, de los que conviene realizar una distinción y para ello procederemos a clasificarla
siguiendo el criterio que utiliza Petrochilos (1989). En todas estas formas de inversión existe
habitualmente un flujo de fondos desde el país inversor hasta el país receptor de la inversión. Si
el flujo de fondos procede de instituciones públicas, la inversión será catalogada como inversión
extranjera pública y si, por contra, procede de empresas o de inversores
particulares la
inversión extranjera tendrá el carácter de privada.
La inversión pública extranjera está formada, en primer lugar, por las ayudas concedidas
por organismos internacionales o por otros países, generalmente con el fin de aliviar los efectos
devastadores que ocasionan los desastres naturales a determinadas zonas geográficas
deprimidas o de aliviar su pobreza. Usualmente las ayudas se conceden sin compromiso de
devolución y no incorporan cargas en concepto de intereses. Su concesión depende de intereses
sociales y políticos no respondiendo generalmente a motivos puramente económicos. En segundo
lugar, se considera inversión pública extranjera el conjunto de los préstamos concedidos por
agencias internacionales -Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, etc.- que sí incorporan
cargas en concepto de intereses, aunque generalmente a tipos bajos, y por largos periodos de
tiempo (cuarenta o cincuenta años); este tipo de fondos se denominan ayudas al desarrollo. Los
efectos económicos de este tipo de flujos de capitales sobre el país receptor dependen
fundamentalmente del uso y aprovechamiento que se de a los nuevos recursos.
Otro tipo de recursos extranjeros, que no persiguen motivos altruistas, y forman parte de
la inversión privada extranjera, son la inversión en cartera y la inversión directa extranjera.
4
La inversión en cartera, realizada por particulares o empresas extranjeras, se lleva a
cabo con el fin de obtener una mayor rentabilidad sobre el capital invertido. Esencialmente, se
basa en la inversión en valores mobiliarios que no permite el control de la sociedad emisora de
las acciones. En realidad, supone un flujo de fondos desde las zonas donde el capital presenta un
rentabilidad menor hasta zonas donde existen mayores oportunidades de rentabilidad. A
diferencia de la IDE -generalmente llevada a cabo por empresas transnacionales- la inversión en
cartera reúne a un gran número de inversores particulares. Durante el siglo XIX y hasta la
Primera Guerra Mundial, la inversión en cartera adquirió gran relevancia, y llegó a establecerse
como la opción predominante de inversión entre fronteras.
A partir de la Segunda Guerra Mundial la IDE adquiere mayor protagonismo. Según el
FMI se considera como directa una inversión que se realiza “para adquirir un interés
duradero en una empresa que opera en una economía distinta de la del inversor, siendo
el propósito del inversor el tener una influencia efectiva en la administración de la
empresa1”.
En la gran mayoría de los casos una multinacional matriz se sirve para realizar su
inversión de una multinacional subsidiaria en el país de destino.
El Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA) distingue dos tipos de
inversión directa extranjera:
1. La inversión en capital: en ella el inversor adquiere todo o parte del capital de un
empresa extranjera. El capital fluye desde la casa matriz para constituir una filiar o
sucursal, o se fusiona con una empresa ya existente en el país de destino.
2. Otros tipos de inversión: en las que se distinguen la inversión en deuda y la inversión
en resultados. Los llamados créditos a la inversión o inversió n en deuda se otorgan
por accionistas a una empresa de su control. Son préstamos netos (deducidas las
financiaciones concedidas por filiales y asociadas de las matrices) de cualquier
naturaleza y cualquier plazo concedidas por las matrices a sus filiales o asociados. En
la inversión en resultados la remuneración del inversor depende en gran medida de
1
La OCDE considera que el nivel de participación en el capital social a partir de lo que se considera que se
pueda ejercer un control efectivo debe ser como mínimo de un 10%.
5
los resultados del negocio, y tomará la forma de leasing, franchising, aportación de
licencias, patentes, etc.
La diferencia principal entre la inversión directa y la inversión en cartera resulta del
poder de control que se obtiene sobre el proyecto empresarial. En la IDE el inversor asume los
riesgos del proyecto y sus beneficios se determinan por el éxito o fracaso del mismo.
La IDE encierra un concepto más amplio que una mera transacción financiera, implica
el acceso directo a tecnología, a nuevas técnicas de producción y a las prácticas de gestión más
avanzadas empleadas en el exterior. Sin embargo, no resulta estrictamente necesario para el
inversor extranjero la existencia de un movimiento de capitales de un país a otro. El inversor
puede obtener los fondos necesarios para su proyecto empresarial de los mercados de capitales
locales. Para que se lleve a cabo el proyecto será necesario que la empresa posea algún tipo de
ventaja tecnológica en la forma de know-how. Según Johnson (1970) “la transferencia de
conocimiento es la clave del proceso de inversión directa”.
La posesión de cierta ventaja tecnológica o productiva explica la existencia de la
naturaleza monopolista u oligopolista de la IDE. Este tipo de empresas utilizan parte de las rentas
que obtienen de la explotación de sus ventajas productivas para financiar sus procesos de
investigación y desarrollo (I+D), sin los que no se producirían innovaciones o invenciones
(Petrochilos, 1989).
3. Inversión Directa Extranjera y Crecimiento Económico dentro del marco de la
Nueva Teoría del Crecimiento.
Los recientes avances que se han llevado a cabo en la teoría del crecimiento económico,
también llamada nueva teoría del crecimiento o teoría del crecimiento endógeno, nos
proporcionan unas líneas de investigación sugerentes para el estudio del impacto de la inversión
directa extranjera en el crecimiento económico.
La nueva teoría del crecimiento, principalmente, trata de responder a las cuestiones
tradicionales sobre cuáles son los determinantes del crecimiento económico, por qué existen
diferencias entre los niveles de producto per capita de los distintos países y qué políticas son
eficaces para lograr un crecimie nto económico sostenido.
6
El estudio de esta cuestión por los macroeconomistas en este siglo data de los trabajos
desarrollados por los economistas neoclásicos de la segunda mitad del siglo XX. A partir del
trabajo de Solow (1956) y Swan (1956), se ayudó a esclarecer cómo la acumulación de capital
físico y el progreso tecnológico eran las fuerzas motoras del crecimiento económico.
Sin embargo, bajo sus supuestos el crecimiento a largo plazo debido a la acumulación de
capital era insostenible. Es por ello que los economistas neoclásicos se vieron obligados a
introducir el crecimiento tecnológico exógeno, motor último del crecimiento a largo plazo.
Se produjo una crisis intelectual y las llamadas teorías del desarrollo económico tomaron
el relevo y se convirtieron en la única rama que estudiaba el crecimiento económico a largo
plazo desde un punto de vista aplicado.
Paul Romer (1986) y Robert Lucas (1988) reavivaron el estudio del crecimiento
económico. Sus trabajos se diferencian de los neoclásicos porque consiguen que la tasa de
crecimiento a largo plazo puede ser positiva sin necesidad de suponer a priori crecimiento
tecnológico exógeno, de ahí que las nuevas teorías se bautizaran como “teorías del crecimiento
endógeno”.
A partir de sus contribuciones, se generó gran interés por la disciplina, materializándose
en un gran número de aportaciones teóricas y empíricas. Los nuevos trabajos eliminan el
supuesto de rendimientos constantes en la función de producción y se amplia el concepto de
capital a otros tipos, como el capital humano, el capital público o el conocimiento derivado de la
experiencia (learning by doing).
En determinados casos las externalidades adquieren un papel preponderante. La
existencia de este tipo de beneficios extensibles a toda la economía permite eliminar el supuesto
de rendimientos decrecientes de los factores, abandonando el supuesto neoclásico, y generando
crecimiento endógeno (Barro, 1990; Rebelo, 1991).
Avances posteriores en la modelización del crecimiento -Romer (1987, 1990), Aghion y
Howitt (1992) y Grossman y Helpman (1991, cap. 3 y 4)- consiguen elaborar modelos en los
que existe algún tipo de imperfección en los mercados, derivado de la presencia de empresas
que invierten parte de sus recursos en procesos de I+D. La protección de sus innovaciones
mediante los derechos de propiedad está relacionada con dichas imperfecciones. El proceso
innovador será el vehículo que conduzca a la economía por la senda del crecimiento. Dentro de
este tipo de trabajos se encuentra enmarcado el análisis de la IDE que se lleva a cabo en este
7
trabajo ya que la IDE llevada a cabo por empresas transnacionales en países en desarrollo
generalmente operan en mercados de competencia imperfecta (Dunning 1974).
El papel que interpreta la IDE en el marco de la teoría del crecimiento variará
dependiendo del tipo de modelos bajo el que se estudie el proceso. Si su marco de actuación se
enfoca dentro de los modelos neoclásicos al estilo de Solow (1956), su efecto sobre el
crecimiento del output estará limitado por la existencia de rendimientos decrecientes del capital
físico. Por lo tanto, la IDE tendría un efecto nivel sobre la renta per capita, pero no un efecto
tasa, no alterando la tasa de crecimiento a largo plazo del output per capita.
Si la IDE se estudia en el contexto de la nueva teoría del crecimiento, sin embargo,
puede afectar a la tasa de crecimiento de un país de forma endógena. Esto resulta posible si se
producen rendimientos crecientes en la producción a través de los efectos difusión (spillover) o
externalidades (ver cuadro 1.). De esta forma, la IDE consigue generar crecimiento económico
a largo plazo.
Cuadro 1.
Externalidades o spill-over derivados de la IDE.
1. Uso y aprovechamiento de materias primas locales.
2. Gestión y dirección modernas.
3. Acceso a nuevas tecnologías.
4. La entrada de capitales foráneos permite financiar déficit por cuenta
corriente.
5. Los flujos financieros captados mediante atracción de IDE no generan deuda
6. Contribuyen a incrementar el stock de capital humano mediante los
procesos de entrenamiento y aprendizaje que realizan las empresas.
7. Las empresas locales pueden aprender observando (learning by watching)
dentro del marco económico adecuado (Bhagwati, 1994).
8. Fomento de la inversión en I+D.
Fuente: elaboración propia.
8
En este contexto, las externalidades, el capital humano y los efectos “learnig by
doing” y “learning by watching” son los elementos complementarios a los tradicionales progreso tecnológico y acumulación de capital físico- que promueven el crecimiento económico
de forma endógena.
Por añadidura, la mayoría de los factores identificados en la nueva teoría del
crecimiento como motores del mismo, pueden incluirse como efectos que provoca la IDE en el
país receptor de la inversión.
La IDE se considera el principal vehículo transmisor de tecnología en los países en
desarrollo (Borensztein, De Gregorio y Lee, 1998).
La influencia de la IDE en la tasa de crecimiento del producto interior bruto real en
términos per capita se ejerce de dos formas:
1.- En primer lugar, a través del proceso de acumulación de capital que origina la
entrada de este flujo de capitales en el país receptor. La IDE impulsa el crecimiento
incorporando nuevos inputs de tecnología más moderna en la función de producción de la
economía receptora.
2.- En segundo lugar, influye en el crecimiento a través de la transferencia de
conocimientos. Con frecuencia la IDE incrementa el stock de conocimientos de la economía
beneficia ria, e introduce nuevas técnicas de organización empresarial, programas de aprendizaje,
técnicas de marketing y otra serie de activos intangibles.
En conclusión, la nueva teoría del crecimiento proporciona motivos poderosos para
considerar la IDE como un factor a tener en cuenta en el proceso de crecimiento. Ahora bien, el
uso adecuado de este factor, como ya se ha comentado, requiere de la existencia de cierto clima
de estabilidad económica. Sin la existencia de este clima propicio la IDE puede ser
contraproducente; en lugar de estimular el crecimiento, servirá para impulsar la tasa de
repatriación de la inversión por la compañías extranjeras ocasionando beneficios sociales no
apreciables en la economía receptora de la inversión.
4. Crecimiento Económico, Tecnología e Inversión Directa Extranjera.
Como ya se ha dicho el factor tecnológico se considera uno de los factores
determinantes en el proceso de desarrollo y crecimiento económico (Nelson y Phelps 1966;
9
Jovanovic y Rob 1989; Grossman y Helpman 1991, Cptlos. 11 y 12; Sergerstom 1991; Barro y
Sala i Martín 1995, Cptlo. 8).
La existencia de consenso a favor del factor tecnológico como fuente de crecimiento se
encuentra ampliamente respaldada por la teoría económica. No obstante, la forma que presenta
este factor en los estudios teóricos y empíricos no siempre es igual. El factor tecnológico puede
considerarse como exógeno -Solow (1956)-; como factor productivo que presenta externalidades
locales -Romer (1986, 1990)-; o bien, en los modelos de difusión tecnológica generando
externalidades de carácter internacional (Grossman y Helpmam,1991).
4. 1. Desarrollo Tecnológico e Inversión Directa Extranjera.
En la literatura sobre crecimiento económico la tecnología se interpreta en un sentido
amplio. Las medidas más comunes a las que se recurre como proxies de la tecnología son los
gastos en I+D, el número de patentes, los pagos por royalties y licencias e importación de
tecnología extranjera, entre otras. La IDE se incluye como otra de las fuentes de trasferencia de
tecnología. Su importancia como transmisor tecnológico es menor en los países desarrollados
que en los no desarrollados, aunque cuantitativamente la mayoría de los flujos extranjeros de
capitales se producen entre países industrializados (Lucas, 1990; Nunnenkamp, 1991).
La importancia de la IDE en los países en desarrollo como vehículo transmisor de
tecnología se debe a la escasez de inversión en procesos de I+D que realizan los países en
desarrollo, cuyas economías se encuentran inmersas en procesos de ajustes macroeconómicos y
todavía tienen muy presente el desastre financiero ocasionado como consecuencia de la crisis de
la deuda en los años ochenta.
Con el fin de suplir su falta de inversión en procesos innovadores, sus políticas
económicas se han dirigido a mejorar la legislación sobre inversiones extranjeras y a lograr una
mayor estabilidad económica que afiance la confianza de los inversores en el país. Por estas
razones, la IDE llevada a cabo por empresas transnacionales en países en desarrollo puede
favorecer el procesos de difusión tecnológica. Además, hay que tener en cuenta que imitar es
más barato que inventar.
Según Syrqin y Chenery (1988) aproximadamente el 80% de los pagos registrados en
concepto de venta de tecnología en los Estados Unidos durante 1970-1983 fueron realizados por
10
filiales extranjeras de empresas americanas. Los pagos que se realizaron a Alemania por los
países en desarrollo a principios de los ochenta en un 90% correspondieron a filiales del mismo
país y un 60% de los pagos realizados a Japón, también procedían de filiales japonesas
instaladas en países en desarrollo (UNTAC, 1988, pp. 177). Las empresas multinacionales
instaladas en países en desarrollo contribuyen substancialmente a los procesos de I+D que se
llevan a cabo en las economías domésticas. Tal y como destaca Cassiers et al (1996) el nivel de
inversión directa recibido por pequeños países europeos como Irlanda o Bélgica ha
desempeñado un papel considerable en su proceso de desarrollo.
Romer (1993) explica cómo la industria automovilística en el siglo pasado, promovió la
difusión de técnicas de producción just in time a través de la inversión internacional,
provocando el desarrollo de la industria del motor a nivel mundial. Este ejemplo deja claro que los
beneficios procedentes de la IDE se trasmiten internacionalmente, no confinándose únicamente
sus beneficios a la empresa impulsora de la inversión.
El conocimiento interpretado en sentido amplio como un subproducto de los procesos de
I+D, en definitiva una forma de progreso tecnológico, se considera un bien no rival. Esto es, su
utilización por parte de una empresa o agente económico no impide su uso por parte de otro
agente. Aunque podrá excluirse su utilización protegiendo la tecnología mediante el sistema de
patentes u otras formas de protección.
Según Temple (1998) y Basu y Weil (1998), el problema radica en el hecho de que una
economía aunque pueda disponer libremente de la tecnología puesta en marcha en otros países,
no necesariamente la aplicará con. Los países pobres poseen una ratio capital trabajo menor que
la de los países líderes dificultando el proceso de adaptación tecnológica, intensiva en factor
capital.
Principalmente el proceso de retraso tecnológico se debe a dos razones:
1.- Los países con mayores ratios capital trabajo cuentan con un tamaño de mercado
mayor en el que rentabilizar los procesos innovadores. Además, el desarrollo de la mayoría de
los procesos tecnológicos innovadores requiere una amplia disponibilidad de factor capital
(Acemoglu, 1997).
2.- El sistema de protección de los derechos de propiedad se encuentra poco
desarrollado en los países pobres.
11
El carácter público (y parcialmente excluíble) de la tecnología sugiere que los países
pobres podrían salvar sus deficiencias tecnológicas utilizando la tecnología que se emplea en los
países desarrollados. Si esta tecnología se protege, los países pobres podrían acceder a ella
creando sistemas de protección de los derechos de propiedad que permitiesen a las empresas
extranjeras instalarse en esos países y compartir sus conocimientos (Romer, 1996).
La IDE se revela, en consecuencia, como uno de los canales que pueden utilizar los
países en desarrollo para acceder a la tecnología líder, y promover a través del desarrollo
tecnológico el crecimiento económico (Borenzestein et al, 1995; Blömstrom y Kokko, 1996).
Para que este proceso redunde en crecimiento económico se necesita que el país receptor de la
inversión posea un mínimo umbral de desarrollo, es decir, los procesos tecnológicos no podrán
aplicarse en los países menos desarrollados si no existen las infraestructuras necesarias para que
el proceso se lleve a cabo o si el país carece de capital humano preparado para utilizar la
tecnología.
La solución teórica se encuentra al alcance de los países en desarrollo, pero la evidencia
nos demuestra que existen países tecnológicamente atrasados en los que el sistema de
protección de los derechos de propiedad está garantizado y donde los inversores extranjeros
pueden establecerse y desarrollar su know-how sin dificultades, y en cambio no se observa que
esas economías crezcan a ritmos que les permitan alcanzar a los países industrializados.
Esta idea se denominó “capacidad social” (Abramowitz, 1986). La capacidad de
absorción de los flujos de inversión extranjera, y por tanto de la acumulación tecnológica,
depende de factores institucionales, legislativos, estabilidad política, tamaño de mercado y
situación macroeconómica, entre otros. La consideración de los efectos específicos de un país
(en ocasiones variables inobservables) actuarán como factores determinantes de la IDE y de su
capacidad de difusión (spillover effects) en la economía.
4. 2. Consideraciones Teóricas.
Uno de los primeros trabajos teóricos que incorporan la IDE como proxy del desarrollo
tecnológico (y no como otra forma capital), en un modelo de crecimiento fue el desarrollado por
Malley y Moutos (1994). En su modelo la tasa de desarrollo tecnológico sólo afecta al nivel de
ingresos de la economía debido a la presencia de rendimientos decrecientes (Solow, 1956).
12
El trabajo de Borenzstein, De Gregorio y Lee (1998), nos interesa especialmente por el
modelo teórico que desarrolla; en él la tecnología actúa como motor de crecimiento utilizando
como proxy la IDE. La economía presenta dos sectores, de forma similar a los trabajos de
Romer (1990) y de Barro y Sala -i-Martín (1995), en que el progreso técnico se presenta bajo la
forma de un aumento constante en el número de inputs fabricados por dos tipos de empresas, las
empresas locales y las extranjeras.
La expansión en el número de variedades de bienes de capital requiere un proceso de
adaptación de la tecnología existente en los países desarrollados y este proceso será costoso
debido al carácter no rival de la tecnología y dependerá inversamente del número de empresas
extranjeras presentes en la economía. La tasa de crecimiento de la economía depende
inversamente del coste de las actividades de desarrollo productivo. La IDE, ímplicita por el
número de productos fabricados por las empresas extranjeras, reduce el coste de introducir
nuevas variedades de bien de capital.
El modelo consigue dos objetivos. En primer lugar, relaciona la IDE y la tasa de
crecimiento de la economía de forma endógena constituyendo el primer trabajo que modeliza
una situación de competencia imperfecta generando crecimiento de forma endógena
dependiente de la inversión directa extranjera. En segundo lugar, el efecto de la IDE sobre el
crecimiento de la producción se encuentra positivamente asociado con el nivel de capital
humano2, es decir, a mayor nivel de capital humano en la economía receptora de la inversión
mayores serán los efectos de la IDE sobre el crecimiento económico del país (efecto umbral) 3.
2
El capital humano destaca en la literatura sobre crecimiento como uno de los factores a tener en cuenta en
el proceso, proporcionando mayor capacidad de absorción de la tecnología innovadora, Nelson y Phelps
(1966), Otani y Villanueva (1989), Benhabib y Spiegel (1994) y Romer (1993) entre otros.
3 Trabajos recientes en el campo del crecimiento endógeno identifican umbrales de desarrollo mediante la
técnica de regresión en etapas (regression tree procedure). Durlauf y Johnson (1995) admiten la existencia
de heterogeneidad en la función de producción entre países con diferentes ingresos per capita en el año
1960 y distintas tasas de alfabetización. Se emplea la técnica de regresión en etapas para los mismos datos
empleados en el trabajo de Mankiw Romer y Weil (1992) en los que se identifica cuatro efectos umbrales.
Las condiciones de partida de cada país actuarán como determinantes en el proceso de crecimiento.
Franses y Hobijn (1995) se valen de indicadores sociales para separar las economías en grupos
homogéneos, mediante análisis cluster, y así poder estudiar el proceso de convergencia entre grupos. Las
economías de altos y bajos ingresos no convergen hacia el mismo estado estacionario, si no que cada
grupo de países converge hacia su propio nivel. Adicionalmente su estudio demuestra como la
convergencia en productividad no induce el proceso de convergencia en bienestar social medido por la
tasa de mortalidad infantil.
13
Jones (1995) critica los modelos de crecimiento endógenos basados en procesos de I+D
como fuente de crecimiento ya que éstos no tienen en cuenta los efectos escalera en el sentido
desarrollado por Schumpeter (1934). La duplicidad de esfuerzos destinados a procesos de
desarrollo puede producir rendimientos decrecientes en los recursos destinados a I+D e impedir
el crecimiento endógeno. Pero bajo la existencia de complementariedad, las innovaciones
incorporadas en los procesos de IDE pueden crear en lugar de reducir los beneficios
procedentes de la tecnología obsoleta (Young, 1994).
Alternativamente, la convivencia de tecnologías innovadoras junto con las obsoletas en
los países en desarrollo sugiere una menor eficiencia en la utilización de la tecnología avanzada,
o que la tecnología moderna es menos productiva que la ya existente. En conclusión, la dotación
de factores de la economía actuará como determinante del proceso de inversión foránea,
disminuyendo el efecto de difusión tecnológica internacional de la IDE (De Mello, 1999).
4. 3. Evidencia Empírica.
En la mayoría de los estudios empíricos que analizan la relación entre inversión directa
extranjera y crecimiento económico se utilizan principalmente dos metodologías de trabajo. La
primero de ellas se vale de las técnicas de sección cruzada con el fin de estudiar los nexos de
unión entre el crecimiento económico y el nivel de IDE y entre el crecimiento y el stock de IDE.
Esta metodología plantea problemas de multicolinealidad y endogeneidad en las variables
explicativas.
Otra metodología empleada en los trabajos empíricos utiliza regresiones uniecuacionales
con datos de series temporales; se parte de una ecuación de crecimiento, previamente derivada
de la función de producción, y se realiza una distinción entre tipos de inversión. El problema al
que se enfrenta esta metodología es la existencia de multicolinealidad, endogeneidad en la
variables explicativas y posibles regresiones espúreas.
Cierto número de trabajos relativamente recientes sobre crecimiento económico Findlay
(1978), De Gregorio (1992), Blomström, Lipsey y Zejan (1992), Sala i Martín (1994),
Borensztein, De Gregorio y Lee (1995), Balasubramanyam, Salisu y Sapsford (1996), Barrel y
Pain (1997) y De Mello (1999) sugieren que la IDE contribuye sustancialmente al crecimiento
14
económico siempre que el país receptor de la inversión aproveche las externalidades que le
brinda la entrada de flujos de IDE. Inherentes a la recepción de estos flujos encontramos una
serie de ventajas que impulsan el crecimiento económico, acceso a tecnologías modernas,
nuevas técnicas de gestión y dirección, uso y aprovechamiento de materias primas locales,
incremento de la productividad; el incremento de la competitividad, en definitiva, provocará una
mejora del entorno económico del país.
Otro tipo de trabajos que no se pueden enmarcar dentro de los que estudian
directamente la relación entre IDE y crecimiento económico han destacado la importancia de
este flujo de capitales en el proceso de desarrollo. Se muestran algún ejemplo a continuación.
Findlay (1978) postula que la IDE incrementa la tasa de progreso tecnológico en el país
receptor de la inversión mediante el efecto de contagio que provoca la adopción de prácticas
empresariales modernas y nueva tecnología. Wang (1990) incorpora esta idea en un modelo
neoclásico suponiendo que el incremento de conocimientos aplicados a la producción viene
determinado como función de la IDE.
Sánchez-Robles (1998) explora empíricamente la relación entre la inversión en
infraestructuras y el crecimiento económico en América Latina para el periodo 1970-1985.
Utiliza un índice de infraestructuras que emplea unidades físicas en lugar de los tradicionales
flujos de gasto e incluye otra serie de variables macroeconómicas y entre ellas la IDE, cuyo
impacto es notablemente positivo y significativo.
Resumimos en el siguiente cuadro las técnicas y principales conclusiones de los trabajos
empíricos:
15
Cuadro 2. Principales Aplicaciones Empíricas en el Marco de la Nueva Teoría
del Crecimiento.
Autores
Aplicación
Estimación
Conclusión
De Gregorio (1992)
12 países
latinoamericanos (19501985)
Datos de panel
La productividad del la IDE es
mayor que la de la inversión
doméstica. Influencia positiva y
significativa en el crecimiento
económico.
Blomström, Lipsey y Zejan
(1992)
78 países en desarrollo
(1960-1985)
Cross-country
Influencia positiva y significativa
en el crecimiento económico de
los países con mayores ingresos
per capita.
Borensztein, De Gregorio y
Lee (1995, 1998),
69 países en desarrollo
(1970-1989)
Datos de panel
La IDE contribuye al crecimiento
económico a través de la difusión
tecnológica e influye en el mismo
en mayor proporción que la
inversión doméstica.
Balasubramanyam, Salisu y
Sapsford (1996)
46 países en desarrollo
(1970-1985)
Cross-country
La IDE es el motor del crecimiento
económico sólo en los países que
mantienen políticas de
liberalización comercial4.
De Mello (1999)
Países de la OCDE y
otra muestra de países
que no pertecen a la
OCDE (1970-1990)
Series temporales y
datos de panel
La IDE impulsa el crecimiento
económico siempre que exista
complementariedad entre
inversión doméstica e IDE.
Fuente: elaboración propia.
En resumen, la evidencia empírica, al igual que la teórica, señala varias posibles
direcciones para la investigación. El impacto que provoca la IDE en el crecimiento económico
difiere entre países y periodos de tiempo. Los resultados en versiones opuestas, pueden
atribuirse a características propias de los países que influyen en la relación entre las dos
variables, y la limitación de las metodologías utilizadas para captar los efectos individuales de
cada uno de los países objeto de estudio.
4
Los resultados confirman la hipótesis formulada por Bhagwati (1994). El volumen y la eficacia de la IDE
varía conforme un país mantenga políticas de orientación hacia el exterior o políticas de sustitución de
importaciones. Los países que mantienen relaciones comerciales con el exterior consiguen atraer mayores
volúmenes de capital extranjero y su utilización es más eficiente que en los países cuya estrategia se basa
en la sustitución de importaciones, ya que no se proporcionan incentivos transitorios o artificiales a la
entrada de los flujos extranjeros en mercados libres de distorsiones. Balassa (1978) mantiene una postura
similar.
16
5. Análisis Empírico.
El objetivo de nuestro análisis empírico consiste en dilucidar la relación existente entre la
IDE y el crecimiento económico en términos de causalidad, aplicado a un conjunto de países en
vías de desarrollo, en concreto un grupo de países representativo pertenecientes al bloque
latinoamericano5. El análisis de regresión nos permitiría realizar interpretaciones en términos
predictivos, pero nuestro ánimo se centrará en la interpretación causal, por lo que el modelo
clásico de regresión no resulta efectivo en este caso. Con el fin de alcanzar el objetivo
contrastaremos un modelo dinámico con datos de panel (cuya interpretación nos permite
realizarla en términos de causalidad). La especificación básica del análisis del impacto de la IDE
en el crecimiento económico es la siguiente:
γ
it
= α
i
+ βX
it
+ γ
i( t− 1)
+ ε
it
(1)
donde γ it es la tasa de crecimiento del P. I. B en términos reales, α it forma parte del término
error y representa los efectos individuales (características propias de cada uno de los países
objeto de estudio), X será el la IDE en proporción al PIB (v. predeterminada) y otra serie de
variables frecuentemente empleadas en ecuaciones de crecimiento (estrictamente exógena) y
ε las perturbaciones i. i. d., i representa el país i-ésimo y t el año en cuestión.
La ecuación (1) representa un modelo dinámico de datos de panel cuyos datos se han
obtenido de diferentes fuentes (ver apéndice) durante el periodo 1972-1997. Los efectos
individuales pueden interpretarse como la “capacidad social” (Abramovitz, 1986).
Con el fin de estimar consistentemente el modelo, Anderson y Hsiao (1981) observaron
que si el término error no tiene autocorrelación los instrumentos válidos que se pueden utilizar
son los retardos de las variables teniendo en cuenta la existencia de variables predeterminadas,
esto es la Cov (xit, εis ) ≠ 0 para s<t y cero en otro caso. Siguiendo a Arellano y Bover (1990) el
estimador de variables instrumentales óptimo en dos etapas será el estimador generalizado de
momentos en dos etapas (GMM).
5
Los países incluidos en el estudio son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, R.
Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Jamaica, Méjico, Panamá, Paraguay, Perú,
Uruguay y Venezuela.
17
Se estima la ecuación en primeras diferencias y los resultados que se obtienen son los
siguientes:
Tabla 1. Ecuación de Crecimiento Estimada para Países de América Latina.
Variable dependiente: Tasa de crecimiento del PIB a precios constantes (1972-1997)
Variables explicativas
Coeficiente
Estadístico “t”
IDE / PIB
0.5436
6.325***
Capital Humano
0.00369
1.836*
Tasa de crecimiento del PIBp/c (t-1)
0.1893
3.362***
Tasa de Inversión
0.9594
7.369***
Inflación
-0.1354
-2.187**
Dummy 1983
-0.02901
-2.136**
Dummy 1996
-0.00369
-1.863**
Nº de observaciones
630
Test de Sargan (p valor)
0.734
Test de correlación serial de segundo orden (m2)
0.164
Notas: Estimación por variables instrumentales. Software utilizado DPD98 para Gauss de
Arellano y Bond (1998).
*** Significación al 99%, ** significación al 95%, * significación al 90%.
Los resultados indican que la influencia de la IDE en el crecimiento económico resulta
significativa y positiva. Esto es, el efecto de la recepción de IDE impulsa el proceso de
crecimiento económico de un país creando oportunidades de desarrollo en los países receptores
de la inversión. En general, se puede admitir que los procesos de inversión foránea han resultado
beneficiosos para la mayoría de las economías latinoamericanas, pudiendo rechazar las teorías
estructuralistas que defienden los efectos adversos que provocan la instalación de
multinacionales en territorios en desarrollo.
El análisis a medio o largo plazo, apreciando la características propias de cada país a
través de los efectos inobservables, permite obtener estimaciones más realistas que las
18
realizadas empleando datos de sección cruzada o análisis de regresión cuyo interpretación sólo
se puede realizar en términos predictivos. Es decir, si el análisis de regresión resultara negativo,
se podría realizar una interpretación errónea al considerar que una mayor recepción de flujos de
IDE empeora el crecimiento económico, cuando lo que ocurre es que el modelo encierra efectos
inobservables importantes, que a su vez están correlacionados con la decisión de invertir en el
extranjero.
Cabe destacar el efecto del capital humano en la especificación, cuando la variable se
incluye en la estimación la significatividad de la IDE mejora al igual que el valor de su
coeficiente. Tal y como Nelson y Phelps (1966), Barro (1991) y Benhabib y Spiegel (1994)
establecen, la capacidad que un país en desarrollo posee para absorber y canalizar los flujos de
capital extranjero dependen del capital humano. Si un país posee mayores dotaciones de capital
humano estará más preparado para incorporar y aplicar la nueva tecnología y procesos
productivos que incorporan la entrada de flujos de IDE. Sin embargo, la relación causal entre el
nivel de capital humano y la tasa de crecimiento ha resultado con menor significatividad que
otras variables incluidas en la ecuación, por otra parte, en concordancia con los obtenidos por
otros autores ( Benhabib y Spiegel, 1994; Islam, 1995) probablemente esto es debido a que la
proxy utilizada no es la más adecuada.
La importancia de la acumulación de capital, aproximada por la tasa de inversión se
mantiene en la línea de otros trabajos como el de Wolff (1991) y Raymond (1993), que viene a
confirmar la necesidad de aumentar la relación capital-producto para potenciar la tasa de
crecimiento a corto plazo.
La inclusión en la especificación de otras variables explicativas, inflación o dummies,
resulta significativa pero no de forma tan relevante como la IDE o la formación bruta de capital.
La estabilidad macroeconómica se ha aproximado por la variable inflación y cabe destacar el
impacto negativo que un entorno inestable crea en el crecimiento económico. Tal y como Fisher
(1992) expresa una inflación baja y predecible es signo de estabilidad macroeconómia. Otros
desajustes sufridos por estas economías se encuentran reflejados tanto en la significación
negativa de las dummies que se han incluido en los años 1986 y 1996 para controlar la crisis de
la deuda y el efecto tequila que sacudió estas naciones.
19
Por último destacar, que los test de autocorrelación serial muestran la inexistencia de
autocorrelación y el test de Sargan de validez de instrumentos acepta la elección de los mismos
(Arellano y Bond , 1991).
6. Conclusión.
En el caso de los países en desarrollo y en América Latina en particular, la IDE es
utilizada como vehículo transmisor de tecnología innovadora, proporcionando una serie de
externalidades que pueden ser aprovechadas por el país si posee un mínimo de desarrollo para
absorber todas las ventajas de la llegada de capitales extranjeros.
El incremento espectacular de flujos de inversión extranjera hacia América Latina,
salvando las huidas provocadas en Méjico, Brasil y Argentina en la crisis de 1985, se debe en
gran parte al esfuerzo económico realizado por estos países para hacer frente a la deuda
exterior y a la creciente inflación. La relativa estabilidad macroeconómica, alcanzada en los
últimos años, ha propiciado este clima de inversión a partir sobre todo de la década de los
ochenta. Los esfuerzos realizados han dado sus frutos, y redundan en un mayor crecimiento
económico.
Podemos concluir estableciendo la positiva influencia de la IDE en la tasa de crecimiento
del PIB real en términos per cápita siempre que exista un mínimo nivel de desarrollo para
posibilitar la correcta absorción de los nuevos recursos puestos al alcance de las economías en
desarrollo. La IDE actúa, en definitiva, como instrumento de financiación al desarrollo.
Quisiera terminar recogiendo las palabras de Romer (1993):
“Las naciones son pobres porque carecen de objetos de valor como industria, carreteras
y materias primas, por añadidura sus habitantes no tienen acceso a las ideas y el conocimiento
que habitualmente se utilizan en las naciones más desarrolladas para generar valor añadido.”
Según Romer (1993) los habitantes de países más pobres de la tierra se pueden
beneficiar enormemente del conocimiento que poseen los países industrializados si les
proporcionan un incentivo para compartir su conocimiento con ellos. Pero entonces surge la
pregunta, si el potencial para alcanzar el tan preciado desarrollo económico parece sencillo de
conseguir, ¿Por qué la pobreza es todavía tan común?
20
Parte de la respuesta se debe a la falta de acierto en la política económica que se
instrumenta en algunos países. Si el gobierno no proporciona elementos que garanticen la
existencia de una adecuado marco institucional -sistema financiero eficiente, infraestructura
adecuada, cumplimiento de los derechos de propiedad o los derechos civiles incluso los más
básicos- no resultará sorprendente que los posibles beneficios se conviertan en pérdidas. Los
economistas tenemos poco que decir al respecto excepto impedirlo en la medida de lo posible.
7. Bibliografía.
Abramovitz, M. (1986), “Catching up, Forging Ahead and Falling Behind”, The Journal of
Economic History, 46(2), pp. 385-406.
Acemoglu, D. (1997), “Why Do New Technologies Complement Skills? Directed Technical
Change and Wage Inequality”, MIT Working Paper nº 97-15.
Aghion, P. y Howitt (1992), “A Model of Growth through Creative Destruction”, Econometrica,
60 (2), pp. 323-351.
Alonso -Borrego, C. y Arellano, M. (1999), “Symmetrically Normalized Instumental Variable
Estimation Using Panel Data”, Journal of Business and Economic Statistics, 17, pp. 3649.
Anderson, T. y Hsiao, C. (1981), “Estimation Dynamic Models with Error Components”,
Journal of the American Statistical Association, 76, pp. 598-606.
Arellano, M. y Bond, S. (1988), “Dynamic Panel Data Estimation Using DPD - A Guide for
Users”, IFS Working Paper 88/15, Institute for Fiscal Studies, London.
Arellano, M. y Bover, O. (1990), “La Econometría de Datos de Panel”, Investigaciones
Económicas, 14, pp. 3-45.
Arellano, M. y Bond, S. (1991), “Some Test of Specification for Panel Data: Monte Carlo
Evidence and an Application to Employment Equations”, Review of Economic Studies,
58, pp. 277-297.
Arellano, M. (1993), “On Testing of Correlated Effects with Panel Data”, Journal of
Econometrics, 59, pp. 87-97.
Arellano, M. (1995), “Another Look at the Instrumental Variable Estimation of Error
Components Models”, Journal of Econometrics, 68, pp. 29-51
Arellano, M. y Bond, S. (1998), “Dynamic Panel Data Estimation Using DPD for Gauss”,
Institute for Fiscal Studies, London.
21
Arellano, M. y Honoré, B. (1999), “Panel Data Models. Some Recents Developments”, en J.
Heckman y Leamer (eds.): Handbook of Econometrics, Vol. 5.
Bajo, O. y Sosvilla, S. (1992), “Un Análisis Empírico de los Determinantes Macroeconómicos de
la Inversión Extranjera Directa en España, 1961-1989”. Moneda y Crédito nº194.
Balassa, B. (1978), “Exports Economic Growth: Further Evidence”, Journal of Development
Economics, 5, pp. 181-189.
Balasubramanyan, V. N., Salisu, M. y Sapsford, D. (1996), “Foreign Direct Investment and
Growth in EP Countries and IP Countries”, The Economic Journal, 106, pp. 92-105.
Barrel, R. y Pain, P. (1997), “Foreign Direct Investment, Technological Change, and Economic
Growth within Europe”, The Economic Journal, 107, November, pp. 1770-1786.
Barro, R. J. (1990), “Government Spending in a Simple Model of Endogenous Growth”, Journal
of Political Economy, 98, 5, pp. 407-443.
Barro, R. J. (1991), “Economic Growth in a Cross Section of Countries”, Quarterly Journal of
Economics 106(2).
Barro, R. y Sala -i-Martín, X. (1995), Economic Growth. Cambridge, MA: McGraw-Hill.
Basu, S. y Weil, D. (1998) "Appropriate Technology and Growth", Quarterly
Journal of Economics, November.
Baumol, W. (1986), “Productivity Growth, Convergence and Welfare: What the Long Run Data
Show”, American Economic Review, diciembre, pp. 1072-1085.
Benhabib, J. y Spiegel, M. (1994), “The Role of Human Capital in Economic
Development: Evidence for Cross Country Data”, Journal of Monetary Economics, 34,
pp. 143-173.
Bhagwati, J. N. (1994), “Free Trade: Old and New Challenges”, Economic Journal, Vol. 104,
pp. 231-246.
Blomstrom, M., y Kokko, A. (1996), “The Impact of Foreign Investment on Host Countries: A
Review of The Evidence”, Working Paper, The World Bank.
Blomstrom, M., Lipsey, R. y Zejan, M. (1992), “What Explains Developing Country Growth?”,
NBER Working Paper, nº4132. Agosto.
Borensztein, E., De Gregorio, J. y Lee, J. W. (1995), “How Does Foreign Direct Investment
Affect Economic Growth?”, NBER Working Paper Nº5057. Marzo.
Borensztein, E., De Gregorio, J. y Lee, J. W. (1998), “How Does Foreign Direct Investment
Affect Economic Growth?” Economic Journal.
Campa, J.M. y Guillén, M. (1996), “Evolución y Determinantes de la Inversión Directa en el
Extranjero por Empresas Españolas”. Papeles de Economía Española, nº66,
22
pp. 235-248.
Cassiers, I., De Villé, P. y Solar, P. M. (1996), “Economic Growth in Belgium”, en Economic
Growth in Europe Since 1945, Crafts, N. y Toniolo, G. edit., Cambridge University
Press.
Chenery, H. B. y Eckstein, P. (1970), “Development Alternatives for Latin America”, Journal
of Political Economy 78, pp. 966-1006.
De Gregorio, J. (1992), “Economic Growth in Latin American”. Journal of
Development Economics 39, pp. 59-83.
De Mello, L. (1999), “Foreign Direct Investment Led Growth: Evidence from Time Series and
Panel Data”, Oxford Economic Papers 51, pp. 133-151.
Dollar, D. (1992), “Outward-oriented Developing Economies Really Do Grow More Rapidly:
Evidence from 95 LDCs, 1976-1985”, Economic Development and Cultural Change,
vol. 40, nº 3, pp. 523-544.
Dunning, J. H. (1974), Economic Analysis and the Multinational Enterprise, Praeger, New
York.
Dunnig, J. H. (1980), “Towards a Eclectic Theory of International Production: Some Empirical
Test”, Journal of International Business Studies, Vol. 11, pp. 9-31.
Durlauf, N. y Johnson, P. (1995), “Multiple Regimes and Cross Country Growth Behaviour”,
Journal of Applied Econometrics, 10 (4), pp. 365-384.
Ethier, W. (1982), “National and International Returns to Scale in the Modern Theory of
International Trade”, American Economic Review 72, 3, pp. 389-405.
Findlay, R. (1978), “Relative Backwardness, Direct Foreign Investment, and The Transfer of
Technology: A Simple Dynamic Model”, Quarterly Journal of Economics, 92, pp. 1-16.
Fisher, . (1992), “Growth: The Role of Macroeconomic Factors” Rivista di Politica
Económica, nº12, pp. 441-469.
Franses, P. y Hobijn, B. (1995), “Convergence of Living Standards: An international Analysis”,
Technical Report 9534/A, Econometric Institute, Erasmus University of Rotterdam,
September.
Graham, G. y Krugman, P. (1991), Foreign Direct Investment in the United States,
(Washington, DC: Institute for International Economics)
Graham, E. M. (1992), “Los Determinanates de la Inversión Extranjera Directa: Teorías
Alternativas y Evidencia Internacional”, Moneda y Crédito, nº 194, pp. 13-49.
Grossman, G. y Helpman, E. (1989), “Comparative Advantage and Long Run Growth”, NBER
Working Paper nº 2809, Cambridge, Mass.
23
Grossman, G. y Helpman, E. (1991), Innovation and Growth in the Global Economy,
Cambridge MA, MIT Press.
Hagen, E. (1975), The Economics of Development. Homewood: Irwin.
Hultman, C. W. y McGee, M. R. (1993), “Factors Affecting Foreign Direct Investment in the U.
S.: A Review of Recent Developments”, Rivista Internazionale di Scienze Economiche
e Commerciali, nº10-11, pp. 931-940.
Hutbauer, O. (1975), “The Multinational Corporation and Direct Investment”, en Kenen, P. B.
(eds.): International Trade and Finance, Cambridge University Press, Cambridge.
Hsiao, C. (1986), Analysis of Panel Data. Cambridge University Press.
Hymer, S. H. (1960), “The International Operations of National Firms: A Study of Direct
Foreign Investment”, Tesis Doctoral, Instituto Tecnológico de Massachusetts. Publicado
por el M. I. T. Press en 1976.
International Monetary Fund (1997), International Financial Statistics Yearbook.
Islam, N. (1995), “Growth Empirics: A Panel Data Approach”, Quarterly Journal of
Economics, 110, pp. 1127-1170
Johson, H. G. (1970), “The Efficiency and Welfare Implications of the International
Corporation”, The International Corporation, Kindleberger, Ch. (ed.), M. I. T. Press,
Cambridge, pp. 35-56.
Jones, C. I. (1995) “R&D-based Models of Economic Growth”, Journal of Political Economy,
103 (3), August, pp. 759-784.
Jovanovic, B. y Rob, R. (1989), “Growth and Diffusion of Technology”, Review of Economic
Studies, Vol. 56, October, pp. 569-582.
Karikari, J. A. (1992), “Causality Between Direct Foreign Investment and Economic Output in
Ghana”, Journal of Economic Development, nº1, pp. 7-17.
Kindleberger, C. P. (1969), American Business Abroad: Six Lectures on Direct Investment.
New Haven, Yale University Press.
Landes, D. S. (1990), “Why Are We So Rich and They So Poor?” American Economic
Review, Vol. 80, nº 2, pp. 1-13.
Levine, R. y Renelt, D. (1992), “A Sensitive Analysis of Cross Country Growth Regressions”,
American Economic Review 82(4).
Lucas, R. E. (1988), “On the Mechanics of Economic Development”, Journal of Monetary
Economics 22, pp. 3-42.
24
Lucas, R. (1990), “Why Doesn´t Capital Flow from Rich to Poor Countries?, American
Economic Review, 80 (2), pp. 92-96.
Malley, J. and Moutos, T. (1994), “A Prototype Macroeconomic Model of Foreign Direct
Investment”, Journal of Development Economics 43, nº2, pp. 295-315.
Mankiw, N., Romer, D. y Weil, D. (1992), “A Contribution to the Empirics of Economic
Growth”, Quarterly Journal of Ecoomics, 107(2), pp. 407-437.
Martín, C. y Velázquez, J. F. (1996), “Factores Determinantes de la Inversión Directa en los
Países de la OCDE: Una Especial Referencia a España”, Papeles de Economía
Española, nº66, pp. 209-220.
Mishan, J. A. (1967), The Cost of Economic Growth, Staples Press, Londres. Traducción
castellana de Ed. Oikos.
Nelson, R. y Phelps, E. (1966), “Investment in Humans, Technological Diffusion, and Economic
Growth”, American Economic Review, Vol. 61, pp. 69-75
Nickell, S. (1981), “Biases in Dynamic Models with Fixed Effects”, Econometrica, 49, pp.
1417-1426.
Nunnenkamp, P. (1991), “Developing Countries Attractiveness for Foreign Direct Investment”,
ponencia presentada en el sexto Congreso Anual de la European Economic Association..
Ortega, E. (1992), La Inversión Extranjera Directa en España (1986-1990). Banco de
España, Servicio de Estudios Económicos.
O´Sullivan, P. y Geyikdagi, Y. (1994), “Japanese Direct Investment in the United States”,
Rivista Internazionale di Science Economiche e Commerciali, nº 9, pp. 761-773.
Otani, I. and Villanueva, D. (1989), “Theoretical Aspects of Growth in Developing Countries:
External Debt and the Role of Human Capital”, IMF Staff Papers, Vol. 36, nº2, pp. 307342.
Papanek, G. F. (1972), “The Effect of Aid and Other Resource Transfers on Savings and
Growth in Less Developed Countries”, The Economic Journal, nº327, pp. 934-950.
Petrochilos, G. A. (1989), Foreign Direct Investment and the Development Process.
Avebury, Gower Publishing Company.
Quah, D. (1993), “Empirical Cross-Section Dynamics in Ecomomic Growth”, European
Economic Review, 37, pp. 426-434.
Quah, D. (1997), “Empirics for Growth and Distribution: Polarization, Stratification, and
Convegence Clubs”, Journal of Economic Growth, 2, pp. 27-59.
Raymond, J. L. (1993), “Crecimiento Económico y Factor Residual en los Países de la Europa
Comunitaria”, Fundación FIES, Documento de Trabajo nº 100.
25
Rebelo, S. (1991), “Long Run Policy Analysis and Long-Run Growth”, Journal of
Political Economy 99 (3), pp. 500-521.
Rivera -Batiz, L. y Romer, P. (1991), “Economic Integration and Endogenous Growth”,
Quarterly Journal of Economics 106, 2, pp. 531-555.
Romer, P. (1986), “Increasing returns and Long-Run Growth”, Journal of Political Economy
94 (5), pp. 1002-1037.
Romer, P. (1987), “Growth Based on Increasing Returns Due to Specialization”, American
Economic Review, 77, 2, pp. 56-62.
Romer, P. (1989), “Capital Accumulation in the Theory of Long Run Growth”, In Modern
Business Cycle Theory, editado por Barro, R. Cambridge, Mass, Harvard University
Press
Romer, P. (1990), “Endogenous Technological Change”, Journal of Political Economy 98 (5),
pp. 71-102.
Romer, P. (1993), “Idea Gaps and Object Gaps in Economic Development”, Journal of
Monetary Economics, 32, December, pp. 543-573.
Romer, D. (1996), Advanced Macroeconomics. McGraw Hill (ed.)
Rugman, A. M. (1976), “Risk, Direct Investment and International Diversification”, Journal of
International Business Studies. Otoño-invierno.
Sala-i-Martín, X. (1994), Apuntes de Crecimiento Económico. Antoni Bosch (ed.)
Saltz, I. S. (1992), “The Negative Correlation Between Foreign Direct Investment and Economic
Growth in the Third World: Theory and Evidence”, Rivista Internazionale di Scienze
Economiche e Commerciali, Vol. 39, nº7, pp. 617-633.
Sánchez-Robles, B. (1991), La Deuda Latinoamericana. EUNSA. Pamplona.
Sánchez-Robles, B. (1998), “Infrastructure Investment and Growth”, Contemporary Economic
Policy, Vol. XVI, nº1, pp.98-109.
Sargan, J. D. (1958), “The Estimation of Economic Relationships Using Instrumental Variables”,
Econometrica, 26, pp. 393-415.
Segerstrom, P. S. (1991), “Innovation, Imitation, and Economic Growth”, Journal of Political
Economy, Vol. 99, pp. 807-827.
Schumpeter, J. A. (1934), The Theory of Economic Development, Cambridge MA, Harvard
University Press.
Solow, R. M. (1956), “A Contribution to the Theory of Economic Growth”, Quarterly
Journal of Economics 70, pp. 155-173.
26
Stoneman, C. (1975), “Foreign Capital and Economic Growth”, World Development, vol. 3, nº.
1, pp. 11-26.
Summers, R. y Heston, A. (1991), “The Penn World Table (Mark 5.6): An Expanded Set of
International Comparisons, 1950-88”, Quarterly Journal of Economics, 106, pp. 327368.
Summers, R. y Heston, A. (1994), “The Penn World Table (Mark 5.6)”. Electronic Database.
Swan, T. W. (1956), “Economic Growth and Capital Accumulation”, The Economic Record,
pp. 334-361.
Syrquin, M. y Chenery, H. B. (1988), Patterns of Development, 1950 to 1983. Washintong,
D. C. World Bank.
Temple, J. (1998), “Equipment Investment and the Solow Model”, Oxford Economics Papers,
January, 50, pp. 39-62.
Tsai, P. L. (1994), “Determinants of Foreign Direct Investment and Its Impact on
Economic Growth”, Journal of Economic Development, Vol. 19, nº1, pp. 137-163.
United Nations (1997, 1998), World Investment Report: Trends and Determinants. United
Nations Publications, N.Y.
United Nations (1998), La Inversión Extranjera en América Latina y el Caribe. Informe
publicado por la CEPAL.
Vernon, R. (1974), “Competition Policy toward Multinational Companies”, American Economic
Review, Vol. 64, pp. 276-282.
Voivodas, C. S. (1973), “Exports, Foreign Capital Inflow and Economic Growth”, Journal of
International Economics, 3, pp. 337-349.
Wang, J.Y. (1990), “Growth Technology Transfer and the Long-Run Theory of International
Capital Movements”, Journal of International Economics, 29, pp. 255-271.
Wolff, E. N. (1991), “Capital Formation and Productivity Convergence over the Long Term” ,
American Economic Review, 81, pp. 565-579.
World Bank (1991,1995), World Tables. John Hopkins University Press.
Young, A. (1994), “The Tyranny of Numbers: Confronting The Statistical Realities of East Asia
Growth Experience”, Quarterly Journal of Ecoomics, 110 (3), pp. 641-680.
27
8. Apéndice.
Cuadro 3. Datos y Descripción de las variables.
VARIABLES (dólares)
1- PIB Inicial.
2- PIBp/c Real en dólares constantes de 1985.
FUENTES
Summers y Heston (versión 5.6).
Summers y Heston (versión 5.6) y datos
perdidos procedentes del PIBp/c de 1985 (Global
Deverlopment Finance & World Development
Indicators).
3- PIBp/c Nominal.
World Tables (1995) y Global Deverlopment
Finance & World Development Indicators.
4- Inversión Real como % del PIB (precios de
1985)
5- Inversión Directa Extranjera.
International Financial Statistics (International
Monetary Fund).
International Financial Statistics (International
Monetary Fund).
6- Inflación
Global Deverlopment Finance & World
Development Indicators.
7- Stock de Capital Humano.
World Tables (1995) y Global Deverlopment
Finance & World Development Indicators.
28