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Tendencias recientes del empleo en la frontera norte Marie-Laure Coubès El Colegio de la Frontera Norte Desde hace más de veinte años, las numerosas oportunidades de empleo en la zona fronteriza generadas por la integración de su economía con los mercados internacionales y por su localización vecinal con Estados Unidos, han sido un fuerte atractivo para muchos migrantes del conjunto del país, más aún conforme su situación se vuelve más precaria en su región de origen. La facilidad de inserción laboral ha permitido un nivel de vida más elevado que en otras regiones y ha compensado la menor dotación de infraestructuras de las ciudades fronterizas. Sin embargo, por su estrecha vinculación con la economía estadounidense, el mercado laboral formal de estas ciudades ha sido uno de los más vulnerables a la reciente crisis económica mundial iniciada en Estados Unidos, rompiendo las expectativas de bienestar y movilidad social de la población. El objetivo de esta ponencia es estudiar la situación del empleo en la ciudad fronteriza de Tijuana a partir de la crisis económica de 2008 hasta la actualidad (2011) para poner en evidencia la nueva situación que encuentra la ciudad al conocer tasas de desempleo mayor que el promedio nacional urbano. Basado en los datos de la ENOE el análisis se enfoca en la evolución precisa de las condiciones laborales en la ciudad de Tijuana y su comparación con los mercados urbanos del país. La hipótesis de la ponencia es que el mercado laboral diversificado de Tijuana ha ofrecido durante los últimos veinte años un relativo pleno empleo e ingresos mejores que en el resto del país, pero con un costo elevado para los trabajadores y sus familias por las numerosas horas trabajadas a la semana, lo cual, añadido al déficit de servicios e infraestructura de atención a la niñez y a la juventud, ha generado situaciones de riesgo social. Asimismo, la crisis económica actual impacta brusca y directamente el mercado formal, generando desempleo, precariedad laboral y rompimiento de las expectativas de bienestar compartidas por la población, detonando una situación de conflicto social. Antecedentes: Durante los treinte últimos años, el peso creciente de la industria colocó a la economía de la ciudad a contra corriente del proceso de terciarización de la economía nacional de los últimos treinta años. Sin embargo, más allá de la maquiladora, el mercado laboral de Tijuana es complejo y responde a dos tipos de demanda. La principal viene de los residentes mexicanos con su poder adquisitivo, y esta demanda aumenta cuando la maquiladora crece (se incrementa el empleo y con él la masa salarial). Asimismo, algunos residentes mexicanos tienen un poder adquisitivo superior a la media: son los trabajadores transfronterizos que crean una demanda importante para los comercios y servicios de las ciudades mexicanas. Por otra parte se encuentra la demanda de algunos residentes de las ciudades estadounidenses fronterizas, cuyo consumo en este lado de la frontera se ubica principalmente en algunos sectores del mercado laboral como el sector turismo (restaurantes, bares, algunos comercios especializados como las farmacias y los supermercados), el sector de servicios de reparación y personales (talleres automotrices, salones de belleza, etc.) y de la salud (médicos, dentistas, entre otros), (Coubès, 2003). En consecuencia, estos sectores de actividad tienen una demanda de empleo superior a la de otras grandes ciudades mexicanas del norte. Por ejemplo, en Tijuana la rama de los bares y restaurantes cuenta con 25 activos para 1000 habitantes, y solamente 16 en Monterrey; del mismo modo, se cuenta con cuatro médicos para 1000 habitantes en Tijuana, y en Monterrey tres para 1000 habitantes (Alegría 2009). La visión de Tijuana como una tierra de oportunidades, con trabajo y relativamente mejores ingresos, tiene un costo alto que es el tiempo dedicado al trabajo: las jornadas son particularmente largas; una tercera parte de los hombres y una quinta parte de las mujeres trabaja más de 48 horas a la semana. Esta situación ha sido recurrente en las últimas décadas y se han relacionado los mejores ingresos en Tijuana con las largas horas trabajadas (Browning y Zenteno, 1993). La estrecha vinculación de la economía tijuanense con la economía estadounidense conlleva una enorme dependencia de las importaciones de este país. La contracción de la demanda de importaciones por parte de Estados Unidos por efecto de la crisis internacional que inició en Estados Unidos mismo, repercutió de manera inmediata y aguda en el sector exportador de México. Asimismo, el sector maquilador fue el primer afectado por la crisis internacional y el cierre de empresas maquiladoras y/o la reducción de empleos en éstas se observa en los índices de caída del empleo industrial. A partir de 2008 la manufactura empezó a perder empleos: en términos absolutos fueron alrededor de siete mil empleos menos que en 2007 y en 2009 alrededor de dos mil. Estos empleos perdidos han sido principalmente de mujeres. Siguiendo la contracción de la demanda para todo el sector exportador (maquiladora y turismo), el acceso al empleo desde 2008 marca múltiples dificultades que se agudizan en 2009. La tasa de desempleo se incrementa drásticamente, pasando de 2.1 por ciento a 4.0 y 7.2 por ciento entre 2007, 2008 y 2009, respectivamente, siendo la tasa masculina superior a la femenina en estos últimos años. Desde 2009 y hasta la fecha (2011) el desempleo en Tijuana supera el nivel del desempleo de las otras ciudades del país, lo cual es inédito en la historia de los últimos veinte años. El desempleo no es la única consecuencia de la crisis. Varias empresas maquiladoras han reducido la jornada laboral para no despedir a trabajadores, 1 y la jornada laboral ha bajado de manera notoria: el promedio de horas trabajadas a la semana por la población ocupada ha pasado de 45.3 a 43.3 entre 2006 y 2009, y la mediana pasó de 48 a 45 horas. Las jornadas de más de 48 horas disminuyen, así como la jornada “normal” (entre 35 y 48 horas). Esta reducción de los horarios de trabajo no es voluntaria, como se puede observar en el incremento de la subocupación (personas que se declaran disponibles para trabajar más horas). El resultado: la tasa de subocupación que era inferior al 2 por ciento en Tijuana hasta 2007 pasó a 4 y 5.5 por ciento en 2008 y 2009. La situación de crisis que vive el mercado laboral de la ciudad tiene una repercusión directa y contundente en los ingresos de la población ocupada. Se observa una caída muy notoria de estos ingresos entre 2005 y 2009. Los ingresos muy bajos (hasta un salario mínimo), totalmente insuficientes para el sostenimiento de una persona y por ende de una familia, afectaban a menos del cinco por ciento de la población ocupada en 2005, pero en 2008 aumentaron a 7.3 por ciento y en 2009 a 9.4 por ciento, lo cual corresponde a un aumento de 178 por ciento. Por su parte, los ingresos bajos (más de uno hasta 2 salarios mínimos) aumentaron 78 por ciento entre 2005 y 2009, ingresos que siguen siendo insuficientes para mantener a una familia. 1 Programas gubernamentales anti crisis promovieron la reducción de la jornada laboral; ver por ejemplo el PRODIAT y el Programa de preservación del empleo en el marco del Acuerdo Nacional a favor de la Economía Familiar y el Empleo (ANEFE). Estos primeros resultados describen el impacto de la crisis en el mercado laboral para 2008 y 2009 y los resultados posteriores de 2010 y 2011 demuestran que la situación no ha mejorado en la ciudad fronteriza comparado al nivel urbano nacional. Asimismo este análisis del deterioro laboral provocado por la crisis económica vigente finaliza con la propuesta de medidas de contención de este deterioro laboral, mediante tres tipos de medidas de atención a la situación laboral, factibles de implementarse: tales como la implementación de un seguro de desempleo, el desarrollo de capacitaciones para personas desempleadas y la ampliación de la protección social respecto a instituciones de salud. Bibliografía preliminar Alegría, T., (2009) Metrópolis transfronteriza Revisión de la hipótesis y evidencias de Tijuana, México y San Diego, Estados Unidos. México, El Colef/M.A. Browning, H. y R. Zenteno (1993) “The Diverse Nature of the Mexican Northern Border: The Case of Urban Employment” en Frontera Norte, vol. 5, núm. 9, enero-junio 1993, pp. 11-31. Coubès, M.L., (2003) “Evolución del empleo fronterizo en los noventas: Efectos del TLCAN y de la devaluación sobre la estructura ocupacional” en Frontera Norte, vol. 15, núm. 30, juliodiciembre 2003, pp. 33-64. Coubès, M.L. y R. González, (2011) “Experiencias de vida de los jóvenes en Tijuana: las interrelaciones entre escuela y trabajo” en N. Ojeda (coord.), Jóvenes fronterizos/ border youth: expectativas de vida familiar y de superación personal hacia la adultez, México, El Colef.