Download El matrimonio real en Inglaterra

De la austeridad del gobierno al derroche de la monarquía: la familia real en Gran
Bretaña
La boda real en Inglaterra entre el príncipe Guillermo y la plebeya Kate –ahora Catalina- Middleton ha
congregado a una audiencia curiosa por conocer todos los pormenores de esta unión: desde la lista de
invitados hasta la cifra exacta de los gastos que se han realizado para este evento. Gran Bretaña, sin
embargo, se encuentra sumergida en una deuda financiera que aumenta con los días y el gobierno ha
decidido tomar medidas de austeridad concretas para el periodo 2011-2012. En este ambiente de
incertidumbre económica e insatisfacción, los ciudadanos aplauden la unión matrimonial y se olvidan de
que la monarquía ha gastado unos 34 millones de dólares en la boda más cara de la historia.
--
El matrimonio real entre el príncipe Guillermo de Inglaterra y la ahora llamada princesa Catalina
Middleton ha cautivado a la audiencia alrededor del mundo: 2,4 millones de emisiones en vivo de la
boda real posicionaron este evento como el sexto más visto a través de la Web, mientras que BBC News
estima que 24.5 millones de personas siguieron el matrimonio por televisión a través de su señal. Y es
que las historias de amor entre un príncipe y una plebeya han llamado la atención desde la primera
unión de este tipo en 1956, cuando la actriz de Hollywood Grace Kelly y el príncipe de Mónaco, Rainiero
III, contrajeron matrimonio.
Con un despliegue exquisito de la monarquía inglesa, recibiendo invitados de lujo como la reina Sofía de
España, los príncipes de Asturias, el Primer Ministro Británico David Cameron y personalidades como
Mario Testino y Elton John, la unión de Guillermo y Catalina se convirtió en la boda más cara de la
historia al gastar 34 millones de dólares. La Casa Real ha manifestado que sólo la inversión en la
seguridad durante la ceremonia ha ascendido a los 32 millones de dólares debido a la presencia de
excelentísimas personalidades de la realeza e invitados internacionales.
Aunque este matrimonio ha resultado un gasto sin precedentes para la corona inglesa, lo cierto es que
según la consultora PwC este evento suponía un impacto económico de 120 millones de euros y atraería
a más de 600.000 turistas. Sin embargo, aunque todavía no existen cifras oficiales, especialistas
económicos entrevistados por tve de España señalan que, aunque sí existió un ingreso superior al
cotidiano, este fue pasajero y ni siquiera llegó a la mitad de lo estimado. Los más beneficiados,
manifestaron, fueron los dueños de las tiendas de souvenirs. Un pronóstico fallido para épocas difíciles
en el territorio.
Desde el año 2010, Reino Unido sufre una crisis económica. En el mes de marzo de este año, el gobierno
decidió incluir medidas de austeridad en el presupuesto nacional 2011-2012, presentado ante el
Parlamento por el Ministro de Economía George Osborne debido al aumento de la deuda financiera.
Algunas de estas disposiciones son recortar los subsidios que son destinados para las viviendas de las
personas de bajos recursos, el congelamiento del salario de funcionarios y la supresión de más de
300.000 empleos públicos.
Esta propuesta, como parte del presupuesto nacional, causó un descontento masivo en el territorio y la
Confederación de Sindicatos británicos (TUC) incentivó a los ciudadanos a salir a las calles para protestar
por estas medidas. De esta manera, el 26 de marzo 500 mil británicos se reunieron frente al Parlamento
y Downing Street, la residencia del primer ministro David Cameron, para hacer conocer su descontento.
Pero esta no es la primera vez que Gran Bretaña enfrenta una crisis durante la última década. En el año
2003 y, posteriormente en el 2008 con la caída de la bolsa de Wall Street en Estados Unidos, el entonces
Primer Ministro británico Gordon Brown consideró incluso el cambio de la moneda libra esterlina por el
euro, ya que la moneda nacional se había devaluado considerablemente (cotizada al cambio de 1,74
euros a apenas 1,10 euros)
Es en este contexto de crisis económica que se celebra la boda real entre Guillermo y Catalina, unión
que estaba planeada desde el 16 de noviembre del 2010 cuando el portavoz de Clarence House –
residencia del Príncipe Carlos y sus dos hijos Guillermo y Enrique– anunció el compromiso de la pareja.
Han estado juntos desde el 2003 y la prensa comenzó con las especulaciones de un matrimonio en el
año 2006 cuando la ahora princesa Catalina asistió junto a su familia a la graduación del príncipe
Guillermo de la Academia Militar Sandhurst. Su relación mantuvo a la prensa pendiente de cada nuevo
acontecimiento: el día en el que se hizo público que ambos estaban juntos, la prensa inglesa -como The
Guardian y BBC- investigó la historia familiar de Catalina y descubrió que era una joven 6 meses mayor
que el príncipe, que su familia no pertenecía a la aristocracia y que estudiaba Historia del Arte en la
universidad de Saint Andrews en Escocia, misma institución a la que asistía Guillermo.
Un dato interesante a señalar es que una encuesta realizada por el periódico The Guardian entre el 15 y
17 de abril, afirma que el 67% de los británicos piensa que la monarquía es relevante hoy en día
mientras que el 42% se muestra indiferente ante ella, lo que deja ver que aún el concepto de la realeza
inglesa sigue gozando de aceptación y respeto por parte del pueblo, un referente histórico no solo para
los mismos ciudadanos ingleses, sino también para el resto del mundo (la transmisión televisiva y online
mundial así lo demuestra), aunque no se puede pasar por alto el 42% que se muestra indiferente. Esta
encuesta no solo revela que la familia real es una representación de la monarquía inglesa que ha
gobernado de manera estable durante siglos y que es de las pocas que todavía sobreviven, sino también
evidencia que dentro del imaginario colectivo inglés es un actor social que no se rige bajo las mismas
normas que el resto del territorio.
Al observar este caso se revela que Gran Bretaña no está atravesando la situación económica más
favorable y que se están tomando decisiones que no son aceptadas de manera muy placentera por la
ciudadanía y las manifestaciones en las calles así lo evidencian. Manifestaciones que dicho sea de paso
se han llevado a cabo a finales de marzo de este año, lo que demuestra que es un problema latente y
aún sin solución.
Dentro de este marco económico se realiza la boda real, anunciada desde noviembre del año pasado
cuando el problema financiero había sido expuesto y ya se barajaban medidas por parte del gobierno
británico para establecer una mejoría en la economía y evitar que la deuda continúe creciendo. Según
Mark Di-Toro, del Departamento de Turismo gubernamental, con este acontecimiento se podía lograr
un incremento en los ingresos turísticos al Reino Unido. Sin embargo, al declararse este día como
feriado y al ser precedido por el Domingo de Pascua, muchos trabajadores optaron por dejar el trabajo y
pedir vacaciones. Así pues, Holly Conway de la Federación de Pequeños Negocios del Reino Unido
señaló que “cada vez que hay un feriado, el costo para la economía es de alrededor de $10 mil millones
de dólares en términos de pérdida de ingresos”. De esta manera, no resulta una sorpresa encontrar que
el ingreso esperado no se logró, lo que revela que la boda real resultó ser más un evento nacional que
un medio de ganancias para el Reino Unido.
Aunque se sabe que la monarquía y el gobierno no poseen una relación de trabajo en conjunto (las
decisiones del gobierno se toman autónomamente y no bajo órdenes de la realeza) la aristocracia actúa
mostrando correspondencia con las disposiciones del Gabinete. Sin embargo, el gasto de la Boda Real
evidencia una incoherencia con la situación presente de Gran Bretaña. Más allá de estar a favor o en
contra de las medidas de austeridad, lo cierto es que la escenario financiero es complicado y este
matrimonio real no lo demuestra. La encuesta realizada por The Guardian muestra una tendencia por
parte de los ciudadanos a ver a la realeza como un ente importante dentro de su contexto y al que se le
tiene en cuenta.
Este caso revela que mientras el país atraviesa una complicada situación -hasta ahora irresoluta- la
aristocracia puede costear la boda más cara de toda la historia y la ciudadanía, en lugar de mostrar
enojo o frustración frente a esta actitud, lo pasa por alto porque se trata de la familia real.