Download las PYMEs en la posconvertibilidad Cecilia Allami y Alan Cibils

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El acceso al financiamiento bancario: las PYMEs en la posconvertibilidad1
Cecilia Allami y Alan Cibils2
Resumen: Tras la larga recesión iniciada a mediados de 1998, el posterior colapso del
régimen de convertibilidad a fines de 2001 y la crítica situación del año 2002, la
economía argentina comenzó a mostrar fuertes señales de recuperación. Entre 2003 y
2007, la economía experimentó una de las fases de crecimiento más intensas y extensas
de las últimas décadas. En este nuevo escenario, las PYMEs tuvieron un notable
desempeño económico y recuperaron el dinamismo que habían perdido en la década
anterior. Su aporte al crecimiento fue muy relevante en términos de empleo, inversión,
nivel de actividad y, en menor medida, exportaciones. No obstante, la limitación de
acceso a los mercados de crédito por parte de las PYMEs en Argentina es un fenómeno
ampliamente reconocido. Se trata de un problema de gran relevancia, en la medida en que
las restricciones al financiamiento podrían afectar a la inversión, comprometiendo las
posibilidades de crecimiento y las ganancias de productividad necesarias para la
consolidación y expansión de estas empresas. Al mismo tiempo, tras la crisis de 2001, el
sistema bancario argentino atravesó un intenso proceso de reestructuración y
reordenamiento, experimentando fuertes transformaciones que se reflejaron en cambios
significativos -tanto cuantitativos como cualitativos- en la asignación de crédito al sector
privado. Este trabajo pretende analizar la relación entre el sistema bancario argentino y
las PYMEs en el período de la posconvertibilidad desde el punto de vista de la oferta de
crédito bancario. Se analizarán algunos rasgos estilizados del crédito bancario en general
y la asignación de crédito de los distintos grupos de bancos comerciales -según origen del
capital3- a las PYMEs en particular. Se concluye la necesidad de intervención y
regulación del Estado en el mercado bancario, así como la redefinición de las políticas de
crédito de entidades públicas y otras políticas focalizadas para mejorar el financiamiento
de las PYMEs en Argentina.
1
Trabajo presentado en las XXII Jornadas de Historia Económica organizadas por la Asociación Argentina
de Historia Económica, Río Cuarto, 21-24 de septiembre de 2010.
2
Investigadores-docentes del Área de Economía Política del Instituto de Industria de la Universidad
Nacional de General Sarmiento (UNGS).
3
Bancos públicos (nacionales y provinciales y municipales) y bancos privados (S.A. de capital nacional,
cooperativos, locales de capital extranjero y sucursales de entidades financieras del exterior).
1
El acceso al financiamiento bancario: las PYMEs en la posconvertibilidad
1. Introducción
Como consecuencia de la aplicación de un drástico paquete de reformas pro-mercado,
durante la década del 90 se inició un proceso de transformaciones estructurales en la
economía argentina. La fijación del tipo de cambio y la convertibilidad monetaria, la
apertura económica (tanto comercial como financiera) y la desregulación y
descentralización de diversas actividades estatales -entre otras medidas- determinaron un
particular comportamiento de la economía argentina durante la década y generaron
profundos cambios en la estructura económica. En este marco, la desarticulación del
entramado industrial afectó particularmente a las pequeñas y medianas empresas
(PYMEs)4. Este tipo de unidades productivas, por poseer una menor capacidad
financiera, tecnológica y de presión política respecto a las grandes -y menor
competitividad-, tuvo mayores dificultades para adaptarse a las transformaciones en
curso5 (Fernández Bugna y Porta, 2008; Polli, 2004). Por otra parte, el proceso de
concentración6 y extranjerización del sistema bancario durante la década del 907 -junto
con las restrictivas normas de previsión y de calificación de empresas- generó fuertes
cambios en el patrón de financiamiento de la producción, debido a la desaparición de
bancos tradicionalmente ligados a financiar el segmento PYME (como los bancos
cooperativos y los bancos públicos provinciales y municipales) y el impacto de los
procesos de fusión en el mercado de préstamos, que castigaron aún más a los pequeños y
medianos empresarios tanto en términos de cantidad de créditos otorgados como de las
altas tasas de interés aplicadas (Bleger, 2000; Bleger y Rozenwurcel, 2007; Damill et al.,
2004; Polli, 2004).
4
Véase la sección “Las PYMES y el financiamiento de la inversión” para una definición sobre las
empresas que son consideradas como pequeñas y medianas.
5
Durante esa década, las PYMEs retrocedieron tanto en términos de su aporte al PBI como al empleo.
Además, fueron vulnerables a las fluctuaciones macroeconómicas y a la mayor exposición a la competencia
internacional generada por las medidas de liberalización y de mayor apertura económica (BID, 2002).
6
Concentración tanto respecto al número de bancos como de depósitos y préstamos en pocas entidades.
7
Véase Cibils y Allami (2010).
2
Tras la larga recesión iniciada a mediados de 1998, el posterior colapso del régimen de
convertibilidad a fines de 2001 y la crítica situación del año 2002, la economía argentina
comenzó a mostrar fuertes señales de recuperación. El modelo productivo que comenzó a
consolidarse a comienzos de 2003 tuvo como rasgo central el mantenimiento de un tipo
de cambio alto8. Entre 2003 y 2007, la economía argentina experimentó una de las fases
de crecimiento más intensas y extensas de las últimas décadas, con un crecimiento
promedio cercano al 9% anual. Al mismo tiempo, el desempeño económico estuvo
caracterizado por una fuerte expansión del mercado interno, la sustitución de
importaciones, la expansión de la inversión y las exportaciones y el incremento del
empleo (Frenkel, 2005; Frenkel y Rapetti, 2008; Kulfas, 2008).
En este nuevo escenario, las PYMEs tuvieron un notable desempeño económico y
recuperaron el dinamismo que habían perdido en la década anterior. Su aporte al
crecimiento fue muy relevante en términos de empleo, inversión, nivel de actividad y, en
menor medida, exportaciones. No obstante, persisten otros desafíos9. La limitación de
acceso a los mercados de crédito por parte de las PYMEs en Argentina es un fenómeno
ampliamente reconocido. Se trata de un problema de gran relevancia, en la medida en que
las restricciones al financiamiento podrían afectar a la inversión, comprometiendo las
posibilidades de crecimiento y las ganancias de productividad necesarias para la
consolidación y expansión de estas empresas.
En los países en vías de desarrollo, el crédito bancario constituye una porción importante
del financiamiento a la producción, dado el escaso desarrollo del mercado de capitales.
Tras la crisis de 2001, el sistema bancario argentino atravesó un intenso proceso de
reestructuración y reordenamiento, experimentando fuertes transformaciones que se
reflejaron en cambios significativos -tanto cuantitativos como cualitativos- en la
asignación de crédito al sector privado. Sin embargo, el financiamiento bancario no se ha
8
El cambio de los precios relativos a partir de la flotación cambiaria permitió el retorno de la rentabilidad
al sector industrial y una mejora de la competitividad de los sectores transables internacionalmente, ya sean
exportables o sustitutivos de importaciones (Polli, 2004).
9
Entre otras cuentas pendientes persisten dificultades en términos de financiamiento de la inversión,
desarrollo de aglomeraciones, innovación y rigideces en las cadenas productivas que ameritan una
permanente actualización de la agenda y renovación de instrumentos (Kulfas, 2008).
3
expandido en términos reales al ritmo de la actividad económica agregada (Padilla et al.,
2006). Además, en los últimos años ha crecido el peso de los bancos privados nacionales
en el sistema bancario (García, 2006a; Puente y Etchemendy, 2009). La reconfiguración
registrada en el sistema bancario necesariamente influye en los patrones de inversión y,
consecuentemente, en la estructura productiva En este contexto, el estudio de la
distribución del crédito bancario y su accesibilidad se torna central para las perspectivas
de desarrollo de las PYMEs. A su vez, teniendo en cuenta el papel protagónico de este
tipo de empresas en el proceso de crecimiento reciente de la economía argentina y en la
generación de empleo, este análisis involucra directamente a las perspectivas de
desarrollo económico del país10.
En resumen, el estudio del vínculo entre el sistema bancario y las PYMEs es de gran
relevancia debido a que el crédito bancario tiene un gran peso en la financiación del
desarrollo y por la importancia de las PYMEs en la creación de valor agregado y empleo.
Este trabajo pretende analizar la relación entre el sistema bancario argentino y las
PYMEs en el período de la posconvertibilidad desde la perspectiva de la oferta de crédito
bancario. En primer lugar, profundizaremos algunos aspectos teóricos relacionados con el
mercado financiero, el financiamiento del desarrollo y las PYMEs. En segundo lugar,
reseñaremos el problema del financiamiento a las PYMEs desde tres enfoques
alternativos de la literatura económica: el neoclásico, el basado en las fallas de mercado
y el estructuralista. En tercer lugar, analizaremos algunos rasgos estilizados del crédito
bancario en general y la asignación de crédito de los distintos grupos de bancos
comerciales -según origen del capital11- a las PYMEs en particular. Por último,
realizaremos algunas observaciones finales.
10
El desarrollo de este segmento empresarial se encuentra íntimamente relacionado con la instrucción de
capacidades en los estratos más pobres de la población y con la implementación del autoempleo,
proveyendo los medios para una disminución de la pobreza y una mejora en términos de inclusión social
(Polli, 2004).
11
Bancos públicos (nacionales y provinciales y municipales) y bancos privados (S.A. de capital nacional,
cooperativos, locales de capital extranjero y sucursales de entidades financieras del exterior).
4
2. El financiamiento del desarrollo
2.1. Las instituciones y los mercados financieros
En este apartado pretendemos profundizar algunos aspectos teóricos que atañen a las
funciones generales del sistema financiero y sus relaciones con el patrón de desarrollo
económico y, en particular, en la cuestión del financiamiento a las PYMEs.
El acceso al financiamiento es un aspecto fundamental del proceso de desarrollo económico.
La problemática del desarrollo adquiere características propias en las economías
subdesarrolladas, cuyas desarticulaciones estructurales pueden bloquear su crecimiento y
desarrollo. La cuestión reside, entonces, en buscar la manera de superar esas deficiencias,
generar un proceso de crecimiento y a la vez crear las condiciones cualitativas para la
consolidación de un sendero de desarrollo sustentable.
El crédito permite financiar inversiones que, a su vez, determinarán un perfil particular de
crecimiento y desarrollo. La inversión es un aspecto crucial del desarrollo económico, lo
que implica que es fundamental analizar las condiciones que hacen posible la existencia
de un proceso inversor compatible con determinado patrón de desarrollo.
La relación entre la parte real y la parte financiera de la economía se encuentra mediada
por los mercados financieros y por las instituciones que actúan en dichos mercados. A su
vez, el Estado y sus políticas intervienen en ambas esferas, pudiendo ser esta intervención
más o menos neutral en cuanto a las determinaciones del patrón de crecimiento de la
economía y, en definitiva, a las posibilidades de que ese crecimiento induzca, también, al
desarrollo económico.
Las funciones de la intermediación financiera son crear crédito, traspasar fondos de
préstamos y permitir la diversificación y acumulación de activos. Crear crédito significa
permitir que diversos agentes de la economía se endeuden, es decir, tengan un nivel de
gasto superior a su ingreso corriente (CEPAL, 1971).
5
En una economía capitalista, las relaciones de débito-crédito se multiplican en forma tal
que la acumulación financiera puede muchas veces crecer más que la acumulación real de
capital (CEPAL, 1971), debido a que el crédito tiene cuatro destinos que no
necesariamente están asociados al proceso productivo: a) la formación real de capital; b)
el capital de trabajo; c) el consumo y d) la adquisición de activos reales o financieros ya
existentes-. Únicamente los primeros dos destinos están directamente asociados con el
proceso productivo, mientras que el tercero se vincula indirectamente, a partir de la
expansión de la demanda agregada. Para que el crédito pueda cumplir estas funciones
deben existir formas institucionales a través de las cuales pueda canalizarse. En este
sentido, la estructura financiera resulta relevante en cualquier economía, ya que sus
características determinarán de qué manera se distribuirán los recursos entre los distintos
destinos posibles del crédito.
Los sistemas financieros de América Latina se basan principalmente en los bancos, lo que
significa que el crédito bancario es más importante que otras formas de financiamiento como los mercados de bonos o acciones-. En Argentina, esta situación también se
comprueba, ya que el crédito bancario tiene un peso importante en el financiamiento de la
producción12.
2.2 Las PYMEs y el financiamiento de la inversión
Las PYMEs son formas específicas de organización económica en actividades
industriales y de servicios en las cuales la producción y el control están en manos de una
persona o un grupo que influyen decisivamente en el estilo de gestión, conducción o
manejo (Salloum y Vigier, 1999)13. En Argentina, la clasificación de PYME se realiza
exclusivamente a través del valor de sus ventas anuales (García, 2006b). Según la
12
Sin embargo, el crédito al sector privado representa una proporción muy reducida del producto en
comparación con los países en vías de desarrollo.
13
Cabe señalar que no existe una única definición de PYME debido a la existencia de distintos criterios
para encuadrar a una empresa dentro esta categoría. Los criterios pueden variar no sólo entre distintos
países sino también dentro de un mismo territorio a distintos efectos (IdePyME – ABAPPRA, 2004).
6
Disposición 147/200614, se definen como micro, pequeñas y medianas empresas a
aquellas que registren hasta el siguiente nivel máximo de las ventas totales anuales, sin
contar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el impuesto interno que pudiera
corresponder, detallados en el siguiente cuadro:
Cuadro Nº 1. Definición de micro, pequeñas y medianas empresas (en pesos
corrientes)
Tamaño/Sector
Microempresa
Agropecuario
Industria y
minería
Comercio
Servicios
Construcción
456.000
1.250.000
1.850.000
467.500
480.000
Pequeña Empresa
3.040.000
7.500.000
11.100.000
3.366.000
3.000.000
Mediana Empresa
18.240.000
60.000.000
88.800.000
22.440.000
24.000.000
Fuente: Infoleg, Ministerio de Economía.
Según el Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial del Ministerio de Trabajo,
existen alrededor de 127.400 empresas PYMEs en los sectores de industria, comercio y
servicios. Estas empresas generan 1.942.822 puestos de trabajo (el 39% del total)15.
Las condiciones particulares de funcionamiento de estas empresas las diferencian de las
grandes debido a que cuentan con problemas de escala y menores niveles de
productividad, lo cual redunda en menores volúmenes de producción y rentabilidad. Una
hipótesis bastante difundida en relación con las características de las PYMEs de los
países de la región es su rezago "cualitativo" en lo tecnológico/productivo,
organizativo/gerencial y de mercado en relación con las empresas grandes. Este rezago se
traduce en una estructura productiva polarizada o heterogénea, caracterizada por grandes
diferenciales de productividad entre las empresas grandes y las de menor tamaño (Held,
1995). Al mismo tiempo, se diferencian de las microempresas -que existen en muchos
casos como actividades de subsistencia y como único mecanismo de acceso para la
obtención de ingresos familiares- porque su organización responde en términos generales
14
Esta disposición modificó la Resolución Nº 25/2001 de la ex Secretaría de la Pequeña y Mediana
Empresa actualizando los valores de venta máximos.
15
Los datos corresponden a los promedios anuales del año 2008. Cabe señalar que estas cifras no captan el
grueso de la actividad informal.
7
a la lógica de la ganancia capitalista. En este sentido, la problemática de las PYMEs
adquiere características propias (CIEPP, 2005).
En este marco, el acceso a diferentes tipos de recursos juega un rol de vital importancia
en la determinación del crecimiento de una PYME. Es posible reconocer tres recursos
centrales: el financiamiento, la tecnología, y el trabajo y management calificado (Salloum
y Vigier, 1999). Desde el punto de vista de su financiamiento, las empresas pueden
obtener los fondos necesarios para su crecimiento de fuentes internas (utilidades retenidas
o proveniente de otros sectores vinculados) y externas (sistema bancario, mercado de
capitales y crédito comercial de proveedores y contratistas). La empresa que desea
mantener o expandir sus operaciones deberá financiarse a través de cualquiera de esas
estas fuentes. La provisión de financiamiento eficiente y efectivo ha sido reconocida
como factor clave para asegurar que aquellas firmas con potencial de crecimiento puedan
expandirse y ser más competitivas (Hall, 1989). En general, existe evidencia de una
asociación positiva entre financiamiento y desempeño de la firma; por lo tanto es posible
suponer que la imposibilidad de financiamiento inhibe el crecimiento y desarrollo
(Angelelli y Moori Koenig, 1999; BID, 2004; Elosegui et.al., 2007; Salloum y Vigier,
1999;Yoguel, 1999).
La explicación de este fenómeno se basa en múltiples razones. En la literatura se
enumeran cuatro componentes principales que condicionan el acceso al financiamiento de
largo plazo de las empresas y su utilización: en primer lugar, los factores
macroeconómicos que dificultan la conformación de un mercado de crédito de largo
plazo; en segundo lugar, los factores institucionales específicos que afectan al sistema
financiero; en tercer lugar, las características particulares de las empresas potencialmente
receptoras de financiamiento; por último, las características especiales de las entidades
financieras potencialmente oferentes de financiamiento (Anastasi et. al., 2008). En el
caso específico de la problemática del financiamiento a las PYMEs la literatura señala la
influencia de factores adicionales tales como el alto costo del crédito, el reducido tamaño
del negocio, la insuficiente disponibilidad de garantías adecuadas, la preferencia por el
uso de recursos propios, el limitado volumen y la escasa diversificación de sus
8
operaciones bancarias, la escasa disponibilidad de personal capacitado en los bancos para
atender al segmento PYME, los elevados costos de transacción en las operaciones con
estas firmas, la falta de confianza de los bancos respecto de sus proyectos, la falta de
transparencia contable, la pérdida de peso de la banca especializada en el crédito PYME,
y las restricciones de acceso al mercado de capitales que enfrentan estas firmas, entre
otros (BID, 2002; Bleger y Rozenwurcel, 2000).
En consecuencia, el problema del financiamiento adquiere distinta relevancia según el
tamaño de la empresa -para las empresas pequeñas o medianas la capacidad de acumular
beneficios puede ser más acotada respecto a las grandes-. Así, el acceso al financiamiento
por fuentes externas pasa a ser prioritario para el proceso de expansión de las empresas
PYMEs. En Argentina, el sistema bancario tiene un rol central en la provisión de
financiamiento externo a las firmas; por lo tanto, la discontinuidad de este tipo de
financiamiento afecta las operaciones de las empresas y su capacidad de continuidad.
3. El problema del financiamiento de las PYMEs en el contexto de la literatura
económica: tres enfoques alternativos
En la actualidad existen tres grandes corrientes teóricas dentro de la literatura económica:
la visión neoclásica, el enfoque basado en las fallas de mercado y la estructuralista. Sus
diferencias se basan en los supuestos que cada una de ellas hace sobre cómo funcionan
los mercados en los países en desarrollo y sobre cuán capaces son los gobiernos para
superar las fallas de mercado (Kosacoff y Ramos, 1997).
En primer lugar, la visión neoclásica16 supone que cualquier intervención en los
mercados distorsionaría la asignación de recursos. La optimización estática de la
asignación de recursos que se obtiene a partir de mercados libres conduce entonces a la
maximización del crecimiento (Kosacoff y Ramos, 1997). La cuestión del financiamiento
del desarrollo se presenta, en general, a partir del análisis de la esfera real de la economía.
16
En el esquema neoclásico, la estructura de precios les brinda a los agentes tanto los incentivos como la
información –necesaria y suficiente– sobre la base de los cuales tomar sus decisiones económicas
cotidianas.
9
Se plantea la necesidad de generar inversión para permitir la acumulación de capital y,
para ello, el ahorro juega un papel importante. En consecuencia, desde esta teoría se
busca determinar cuál es el nivel de ahorro necesario para inducir un proceso de
crecimiento. Sin embargo, el estudio de los mercados financieros está menos
desarrollado, debido a que la economía neoclásica parte del supuestos de que la actuación
de estos es (y debe ser) neutral. Las instituciones financieras son consideradas simples
intermediarias entre ahorristas e inversionistas, con un papel meramente pasivo en la
determinación del volumen de fondos para el financiamiento de la inversión (Studart,
2005)17. Siguiendo esta línea de razonamiento, los agentes económicos deberían
conseguir recursos para el financiamiento de proyectos –siempre y cuando éstos sean
rentables- y, particularmente, las PYMEs deberían ser capaces de financiarse o bien con
recursos propios o bien externos, pero sin ninguna intervención del Estado18.
En segundo lugar, el enfoque basado en las fallas de mercado, pese a tener una raíz
eminentemente neoclásica, deja caer algunos de los supuestos tradicionales. En
particular, acepta que los mercados de factores pueden no operan perfectamente y que
puede haber fallas de mercado en la coordinación de las decisiones de inversión dentro de
la industria por varias razones: mercados de información ausentes, deficiencias del
mercado de capitales, economías de escala, inversiones interdependientes en actividades
relacionadas verticalmente, externalidades en la creación y aprendizaje de habilidades, y
eslabonamientos múltiples (Kosacoff y Ramos, 1997).
Respecto al mercado financiero en particular, ha surgido una abundante literatura que
estudia los problemas de “fallas de mercado” de este mercado. Los trabajos de Stiglitz y
Weiss (1981) y Stiglitz et al. (1993) son una referencia obligada a la hora de analizar este
enfoque. Stiglitz señaló que los agentes económicos no tienen información perfecta sobre
todas las opciones y las condiciones de acceso y que los diferentes agentes no son
homogéneos entre sí. Estos estudios reconocen siete fallas de mercado que pueden
17
Una de las estilizaciones más convencionales de la intermediación financiera y de la problemática de la
financiación del desarrollo está tomada del modelo neoclásico de mercado de capital y la llamada hipótesis
de los mercados eficientes (Studart, 2005).
18
Véase por ejemplo Hallberg (2000).
10
proveer los fundamentos para la intervención gubernamental en los mercados financieros:
problemas de "bien público" del monitoreo, externalidades del monitoreo, de la selección
y de la concesión de préstamos, externalidades de las turbulencias financieras, mercados
ausentes e incompletos, competencia imperfecta, ineficiencia en el sentido de Pareto de
los mercados competitivos, inversores desinformados19.
La existencia de estas fallas de mercado puede generar el fenómeno de “racionamiento
crediticio”. El racionamiento de crédito puede ocurrir en situaciones de información
asimétrica en los cuales la tasa de interés no varía para igualar la oferta y la demanda de
crédito, sino que se mantiene el precio del crédito a un nivel en el cual la demanda supera
a la oferta (Stiglitz y Weiss, 1981). Así, los bancos prefieren mantener el crédito
racionado que responder al exceso en la demanda mediante un aumento de precio, porque
operan en un entorno caracterizado por “lagunas” en el conocimiento del prestatario y de
su proyecto (información asimétrica), porque las tasas altas ahuyentaran a los prestatarios
más conservadores (selección adversa) y porque los prestatarios tendrán tendencia a
invertir en proyectos más arriesgados si las tasas son mas elevadas (riesgo moral) (BID,
2002). Como fue señalado anteriormente, las PYMEs suelen ser los agentes que más
padecen este tipo de fenómenos.
La conclusión de este grupo de autores es que el Estado debe jugar un rol en los
mercados financieros a raíz de la existencia de las fallas de mercado descriptas
anteriormente (Stiglitz et al, 1993; Kosacoff y Ramos, 1997)20. Sin embargo, las
intervenciones deben ser "market friendly", es decir, fundamentalmente no selectivas.
Siguiendo esta línea teórica, se propone la intervención estatal en el mercado financiero a
través de instrumentos puntuales como programas de asesoría y capacitación a las
PYMEs y subsanar las deficiencias en los marcos de seguridad jurídica de transacciones
mercantiles, entre otros.
19
Una de las fallas de mercado más citadas por la literatura es el problema de la información asimétrica que
surge de la desigualdad de conocimiento sobre la operación de crédito entre el prestamista y el prestatario.
Es decir, el prestatario conoce su negocio y su proyecto mejor que el prestamista así como el uso que hará
de los fondos una vez le sean entregados, y por consecuencia las posibilidades de amortizar el préstamo.
20
También, según este grupo de autores, las imperfecciones provocadas por la información incompleta y
asimétrica tienden a ser más pronunciadas cuanto menos diversificados y maduros son los mercados
financieros (Kampel y Rojze, 2004).
11
Por último, para el enfoque estructuralista21, la racionalidad de la intervención del Estado
no está basada en las fallas de mercado, sino en las características del sistema económico
mismo, y en el reconocimiento de la ausencia de mecanismos de ajuste automáticos. El
aprendizaje tecnológico y el desarrollo de nuevas instituciones constituyen ejes centrales
de toda explicación estructuralista del proceso de desarrollo económico de largo plazo
(Peres y Primi, 2009). En consecuencia, los temas centrales van más allá de la tasa de
ahorro óptima o de la tasa de crecimiento óptima, sino que son cuáles son los cambios
estructurales deseables para la economía y qué tipo de infraestructura debe ser
desarrollada para inducir tales cambios (Kosacoff y Ramos, 1997). En este esquema de
pensamiento, el Estado entra en como un actor central, guiando la asignación de los
recursos en función de una “visión” de óptimo social que trasciende lo que el juego del
mercado está en condiciones de ofrecer. Desde esta visión se señala que tanto las
intervenciones funcionales como las selectivas son necesarias para promover el
desarrollo, y que los gobiernos son capaces de proveerlas. En ausencia de intervenciones
selectivas, la industrialización puede tener lugar, pero su patrón y profundidad se verán
afectados, y en los países en vías de desarrollo en la mayoría de las circunstancias tenderá
a ser frágil debido a que las fallas de mercado difieren en su incidencia e intensidad a
través de diferentes actividades. Así, la teoría predice que la asignación de recursos sería
subóptima y el crecimiento se restringiría (Kosacoff y Ramos, 1997).
En relación al tema del financiamiento, según la CEPAL la experiencia en América
Latina nos muestra que, salvo cuando se han creado expresamente instituciones
financieras “desarrollistas” bajo el control del sector público, difícilmente pueda un país
resolver los problemas de transferencia intersectorial (o espacial) de recursos hacia los
21
Los estructuralistas asumen que las firmas y los individuos son agentes imperfectamente informados y
con incompleta percepción acerca del costo/beneficio asociado a cada una de sus posibles decisiones.
También los supone operando con “racionalidad acotada”, esto es, buscando el beneficio, pero no
necesariamente maximizando su tasa de ganancia. Actúan por ensayo y error, experimentando y buscando
nuevas rutinas operativas que les permiten mejorar su desempeño a través de tiempo. Todo ello configura
un “proceso madurativo” en el que el tiempo y la historia juegan un papel fundamental, condicionando la
complejidad de las actividades que los agentes económicos pueden acometer eficientemente. Además,
suponen la existencia de retornos crecientes a escala, externalidades, inapropiabilidades y otras anomalías
varias que impiden que el libre funcionamiento del sistema de precios lleve la asignación de recursos hacia
un óptimo social (Katz y Kosacoff, 1998).
12
sectores más atrasados, o a nuevos sectores o regiones, mediante el desarrollo espontáneo
de sus intermediarios financieros (CEPAL, 1971)22. El movimiento de los recursos desde
el sistema financiero a los usuarios de crédito se rige por consideraciones de rentabilidad,
liquidez y riesgo de las aplicaciones, y no por sus fines sociales o “desarrollistas”. De
esta forma, resultan favorecidos los sectores de más alta productividad monetaria y que
ofrecen, por lo tanto, colocaciones más “seguras”. Según la CEPAL, en América Latina
un gran porcentaje de esas operaciones se hallan vinculadas con la financiación de bienes
de consumo durables y del capital de trabajo de las empresas, y no con el financiamiento
de la inversión real en nuevas actividades o sectores productivos. Para los estructuralistas,
el sistema financiero asume un papel activo en la asignación de recursos. Este tipo de
funcionalidad del aparato de intermediación promueve una canalización de los recursos
diferente de la que tiene lugar en una de carácter “neutro”, pues los dirige hacia fines
calificados como prioritarios a causa del efecto que tienen en la aceleración del desarrollo
económico y social. Estos fines serán distintos, en alta proporción, a aquellos regidos por
el criterio de rentabilidad privada (CEPAL, 1971).
En otras palabras, para los estructuralistas es central definir el perfil de crédito requerido
para un proceso de desarrollo sostenido en el marco de una economía en vías de
desarrollo. En definitiva, las intervenciones para superar las “fallas de mercado” no son
suficientes para que exista una estructura óptima para el desarrollo. El mercado puede
funcionar “correctamente” pero sin embargo se podrían necesitar cambios en el patrón de
financiamiento para superar debilidades estructurales. Siguiendo esta línea, es necesario
que el Estado disponga efectivamente de los medios para influir cuantitativamente y
cualitativamente sobre el sistema financiero y sobre los intermediarios individuales, sean
públicos o privados (CEPAL, 1971).
22
Siguiendo la distinción de la CEPAL (1971), una estructura financiera neutra permite y promueve la
canalización de recursos hacia las actividades dominantes desde las condiciones de rentabilidad y
posibilidades de expansión pero sin alterar las características del patrón de crecimiento. Por otro lado, un
sistema financiero desarrollista, que cumple un papel activo en la asignación de recursos, dirige los fondos
hacia los fines considerados prioritarios según el efecto que tienen en la aceleración del desarrollo
económico y social (López, 2010).
13
Para concluir, cabe destacar que durante los últimos años se han realizado diversas
investigaciones que analizan los aspectos centrales de la temática de este trabajo en
Argentina. Sin embargo, la mayor parte de la literatura que analiza el vínculo entre el
sistema bancario y las PYMEs se inscribe en el enfoque basado en las fallas de
mercado23. Si bien dentro de los distintos enfoques reseñados pueden encontrarse
contribuciones de relevancia para el estudio del financiamiento de la producción, este
trabajo se inscribe fundamentalmente dentro de la perspectiva estructuralista24.
4. El financiamiento bancario de las PYMEs en la posconvertibilidad
4. 1 Una mirada global sobre el crédito bancario en Argentina
A continuación desarrollaremos algunas características del crédito del sistema bancario
argentino.
Gráfico Nº1: Crédito bancario total como porcentaje del PBI (1993-2009)
60%
Total crédito bancario/PBI
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1993-I
1994-I
1995-I
1996-I
1997-I
1998-I
1999-I
2000-I
2001-I
2002-I
2003-I
2004-I
2005-I
2006-I
2007-I
2008-I
2009-I
Fuente: elaboración propia en base a BCRA y MECON.
23
Véase por ejemplo Salloum y Vigier (1999), Mason (1998), Bleger y Rozenwurcel (2000), Escudé et al.
(2001) y Bleger y Borzel (2004) y Filippo et al. (2004), entre muchos otros.
24
Veáse el trabajo de Kulfas (2008)
14
Gráfico N°2: Crédito bancario al sector público y privado como porcentaje del PBI
(1993-2009)
35%
Crédito sec.pub./PBI
Crédito sec.priv./PBI
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
1993-I
1994-I
1995-I
1996-I
1997-I
1998-I
1999-I
2000-I
2001-I
2002-I
2003-I
2004-I
2005-I
2006-I
2007-I
2008-I
2009-I
Fuente: elaboración propia en base a BCRA y MECON.
Tal como puede observarse en el gráfico N º1, el crédito bancario total expresado como
porcentaje del PBI desciende sostenidamente luego de la crisis del 2001, pasando de
representar el 44% del PBI en el año 2002 a 21% en el año 200925. Durante el período
2002-2009 –y considerando los valores en términos corrientes- los préstamos bancarios
crecieron un 82%, mientras que el PBI y la IBIF crecieron 268% y 541%
respectivamente.
En el gráfico Nº 2 presentamos una desagregación del crédito del sistema bancario a los
sectores privado y público respectivamente, como porcentaje del PBI. Se observa que el
crédito al sector privado experimenta una caída brusca durante la crisis y luego una
recuperación muy tenue, sin alcanzar los niveles de los 1990s. El ratio crédito
bancario/PBI promedio considerando el período 2002-2009 fue 12%, muy inferior a los
25
Sobre el nivel de bancarización en Argentina, véase De Nigris (2008).
15
de los países desarrollados26 e inclusive inferior al de ciertos países comparables por su
nivel de desarrollo (De Nigris, 2008). El crédito al sector público aumenta
considerablemente durante la crisis, decreciendo luego lentamente hasta alcanzar en la
actualidad niveles similares a los picos de la década anterior. En el período
posconvertibilidad, el crédito al sector público excedió al privado hasta el 2007, año a
partir del cual crédito al sector privado pasa a ser mayor -aunque por una diferencia
mínima-.
A partir de estos datos, podemos deducir la existencia de una significativa tasa de
autofinanciamiento por parte de las empresas locales. Esta tasa se mantiene elevada aún
años después de la crisis y con el sistema bancario “normalizado”. El elevado nivel de
autofinanciamiento de las PYMEs puede considerarse como una característica estructural
de Argentina, producto de períodos históricos y fases de alta restricción crediticias por el
lado de la oferta, o gran inestabilidad macroeconómica que afectan las condiciones de
demanda. Si bien desde el punto de vista de la economía empresaria, el
autofinanciamiento se puede plantear como la estructura de plazo y costo optima en
términos de ciertos agentes económicos, a nivel macroeconómico presenta importantes
limitaciones (Golonbek, 2008).
26
Por ejemplo, para Japón el ratio crédito bancario al sector privado/PBI fue 101%, para EEUU 55% y
para Canadá 122% considerando el período 2002-2007. Véase Banco Mundial (2008).
16
Gráfico Nº3: Financiaciones por destino como porcentaje del total de financiaciones
(1990-2009).
50
Personas
Primario
45
Industria
Servicios (sin SP)
40
SP*
35
30
25
20
15
10
5
0
1990-I
1991-I
1992-I
1993-I
1994-I
1995-I
1996-I
1997-I
1998-I
1999-I
2000-I
2001-I
2002-I
2003-I
2004-I
2005-I
2006-I
2007-I
2008-I
2009-I
* Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria
Fuente: elaboración propia en base a BCRA
Por último, examinaremos el financiamiento al SPNF por tipo de actividad (gráfico Nº
3)27. Luego de la crisis, la participación del sector público en las financiaciones superó el
40% del financiamiento total, a la vez que los sectores restantes (personal, primario,
industria y servicios) disminuyeron su cuota. A partir del año 2004, estos sectores
aumentaron sostenidamente su participación; sin embargo, se destaca la participación
creciente de los créditos personales, que pasaron de representar el 19% de las
financiaciones en el año 2002 al 33% en el año 2009, alcanzando hacia el final del
período en estudio valores que superan ampliamente los más altos de la década de la
convertibilidad.
27
Estos datos corresponden a las financiaciones otorgadas por del sistema financiero total, y no
exclusivamente por el sistema bancario dado que no existen datos desagregados.
17
4.2. Los créditos bancarios a las PYMEs
En el presente apartado presentaremos algunos datos sobre la evolución y estructura del
financiamiento bancario a las PYMEs en el período de la posconvertibilidad. Cabe
destacar que no existen estadísticas precisas sobre la situación del financiamiento a las
PYMEs. En esta propuesta de investigación se utilizará la metodología considerada por
García (2006b) y el CEFID-AR28 que consiste en un cálculo estimado en base a los datos
de préstamos del sistema bancario por tramos29.
Gráfico Nº 4.a: Evolución del financiamiento bancario a las PYMEs total y por tipo
de banco. A julio de cada año (2001-2009). En millones de pesos corrientes.
40.000
Bancos Públicos
Bancos Privados
Total Bancos
35.000
30.000
25.000
20.000
15.000
10.000
5.000
0
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: elaboración propia en base a BCRA.
28
Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina.
El CEFID-AR realiza una estimación trimestral que consiste en sumar a) la cartera comercial
correspondiente a los préstamos menores a 500.000 pesos b) los préstamos correspondientes a los tramos
de entre 500.000 y 5.000.000 pesos. Tal como lo señala Kulfas (2008), este criterio tiene aspectos
cuestionables, en tanto pueden existir empresas grandes que tengan saldos de deuda inferiores a esa cifra,
aunque seguramente serán pocas las PYMEs que puedan tener saldos de deuda superiores a ese monto.
29
18
Como se observa en el gráfico Nº 4.a, los créditos a las PYMEs -en valores corrientestienen una tendencia ascendente a partir del año 2003. Esta tendencia también se observa
considerando la desagregación entre bancos públicos y privados, aunque es más
acentuada en el caso de los bancos privados -excepto en el año 2009-.
Gráfico Nº 4.b: Evolución del financiamiento bancario a las PYMEs por tipo de
banco según origen del capital. A julio de cada año (2001-2009). En millones de
pesos corrientes.
12.000
Publicos Nac
Publicos Prov.y Municipales
Privados S.A.de Capital Nac
Cooperativos
Privados locales de Capital Extr
Suc.de Ent.Finc. Exterior
10.000
8.000
6.000
4.000
2.000
0
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: elaboración propia en base a BCRA.
En el detalle por tipo de banco según origen del capital, observamos que, en medidos en
valores corrientes, los préstamos a las PYMEs de los bancos privados de capital nacional
han sido los más relevantes durante el período 2004-2009, seguidos de los bancos
privados locales de capital extranjero. Los bancos públicos nacionales incrementaron
sustancialmente el monto del financiamiento a partir del año 2007. Por su parte, las
sucursales de entidades financieras del exterior y los bancos cooperativos son los bancos
que menores montos –en valores absolutos- han destinado al financiamiento a PYMEs.
19
Gráfico Nº 5.a: Créditos a PYMEs- total y por tipo de banco como porcentaje del
total de créditos otorgados. A julio de cada año (2001-2009).
30%
Total Bancos
Bancos Públicos
Bancos Privados
25%
20%
15%
10%
5%
0%
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: elaboración propia en base a BCRA.
En el gráfico Nº 5.a presentamos la evolución del financiamiento a las PYMEs como
porcentaje del total de créditos bancarios (total y de cada grupo de entidades bancarias).
Como se observa en el gráfico, durante el período 2003-2008 se incrementa el crédito a
PYMEs como porcentaje del total.. En el caso de los bancos privados se observa la
misma tendencia, mientras que los bancos públicos muestran una tendencia ascendente en
los períodos 2003-2005 y 2007-2008. En resumen, los bancos incrementaron
sostenidamente la participación de los créditos a las PYMEs como proporción de su
cartera total de préstamos a partir del año 2003, aunque esta tendencia parecería tener un
techo en los últimos años.
20
Gráfico Nº 5.b: Créditos a PYMEs por tipo de banco según origen del capital como
porcentaje del total de créditos otorgados A julio de cada año (2001-2009).
Publicos Nac
Publicos Prov.y Municipales
Privados S.A.de Capital Nac
Cooperativos
Privados locales de Capital Extr
Suc.de Ent.Finc. Exterior
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: elaboración propia en base a BCRA.
Considerando el mismo indicador por grupos de bancos según origen del capital (gráfico
Nº 5.b), observamos que los bancos cooperativos son los que más proporción de su
cartera destinan a crédito a PYMEs. Como se verifica en el gráfico, a partir del año 2003
la participación del crédito a PYMEs en su cartera se ha incrementado sostenidamente,
pasando de 29% en el año 2003 a 47% en el año 2009. La cartera de créditos a PYMEs
promedio de estos bancos considerando el período 2002-2009 fue de 39%.
Por otro lado, la cartera PYME de los bancos públicos nacionales ha sido variable, con un
ratio promedio de 14% en el período 2002-2009. Esta misma tendencia oscilante se
observa en el caso de los bancos públicos provinciales y municipales, cuya cartera PYME
osciló en promedio en torno al 17% de los préstamos totales.
21
La cartera PYME correspondiente a los bancos privados de capital nacional se
incrementó sostenidamente hasta el año 2007 –año en el que alcanzó un pico de 24%- .
Las sucursales de las entidades financieras del exterior son los bancos que destinan
menor proporción de sus créditos a PYMEs (11% en promedio 2002-2009).
Gráfico Nº 6.a: Créditos a PYMEs- total y por tipo de banco como porcentaje del
total de créditos otorgados al sector privado no financiero (SPNF). A julio de cada
año (2001-2009).
50%
Total Bancos
Bancos Públicos
45%
Bancos Privados
40%
35%
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: elaboración propia en base a BCRA.
Otro indicador que consideramos relevante es la proporción de préstamos a las PYMEs
como porcentaje del total de préstamos al SPNF. En este caso, se observa una tendencia
descendente a partir del año 2004, tanto para los bancos públicos como los privados. En
el año 2006, los bancos destinaron en promedio 26% de los préstamos a PYMEs
considerando el total de préstamos al SPNF.
22
Gráfico Nº 6.b: Créditos a PYMEs por tipo de banco según origen del capital como
porcentaje del total de créditos otorgados al sector privado no financiero (SPNF). A
julio de cada año (2001-2009).
90%
Publicos Nac
Publicos Prov.y Municipales
Privados S.A.de Capital Nac
80%
Cooperativos
Privados locales de Capital Extr
Suc.de Ent.Finc. Exterior
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Fuente: elaboración propia en base a BCRA.
En el detalle por tipo de bancos según origen del capital, observamos que la tendencia
descendente anteriormente señalada se replica para todos los grupos de bancos- excepto
para los públicos nacionales, para los cuales el ratio se mantiene relativamente constante
en torno al 33% en 2002-2009-. Los bancos cooperativos son los que cuentan con una
mayor participación de créditos a PYMEs en relación a los préstamos totales al SPNF
(promedio de 72% del total de sus préstamos al SPNF en el período 2002-2009).
Los bancos públicos provinciales y municipales disminuyen marcadamente la
participación de los créditos a PYMEs en su cartera de préstamos al SPNF, pasando de
51% en el año 2003 a 26% en el año 2009. Los bancos privados de capital nacional
tuvieron una participación promedio de préstamos a PYMEs de 26% en su cartera,
23
mientras que para las sucursales de entidades financieras del exterior el crédito promedio
a PYMEs fue de 19%.
5. Observaciones finales
Consideramos que si bien en necesario complementar este estudio con la evolución de la
demanda de financiamiento de las PYMEs en el período de la posconvertibilidad,
podemos realizar algunas observaciones respecto a la oferta de financiamiento bancario a
las PYMEs durante este período.
En primer lugar, la proporción del crédito bancario como porcentaje del PBI -que
descendió en la posconvertibilidad respecto a la década del 90- es bajo en relación con
los países desarrollados e inclusive inferior al de ciertos países comparables por su nivel
de desarrollo.
En segundo lugar, el crecimiento de los créditos destinados a las PYMEs no fue
proporcional al crecimiento experimentado por estas empresas, de manera que podemos
inferir que el crecimiento del producto se dio en mayor medida en base al
autofinanciamiento.
En tercer lugar, la relación créditos a PYMEs/créditos totales tuvo una tendencia
ascendencia durante la posconvertibilidad. No obstante, si consideramos la relación
créditos a PYMEs/ créditos al SPNF la relación es levemente descendente, por lo que
podemos inferir que los créditos personales (el componente del crédito al SPNF con
mayor crecimiento) puede estar ganando participación a costa del crédito a las PYMEs.
En general, los créditos personales representan operaciones de muy alta rentabilidad y
baja incobrabilidad para los bancos comerciales.
En cuarto lugar, observamos que el peso de la cartera de créditos a PYMEs varía según
el grupo de bancos por origen del capital. Si bien los bancos privados de capital nacional
son los que han proveído los mayores volúmenes de financiamiento a PYMEs en la
24
posconvertibilidad, no tienen una orientación comercial marcada hacia ese segmento de
empresas. Por otro lado, los bancos cooperativos han destinado un porcentaje relevante
de su cartera de créditos a PYMEs; sin embargo, el monto de créditos otorgado es
marginal si consideramos el volumen total de créditos.
En resumen, podemos afirmar que en la Argentina existe un mercado de financiamiento a
las PYMEs pero que opera en forma limitada y restringida. Consideramos que las
PYMEs podrían apropiarse de un mayor porcentaje de los créditos; sin embargo, sin
intervención estatal en el mercado bancario, este porcentaje será destinado a créditos a
grandes empresas y/o a créditos personales, debido a que representan operaciones de
mayor rentabilidad y menor grado de incobrabilidad para los bancos comerciales.
Además, el proceso de concentración y extranjerización del sistema bancario durante la
década del 90 generó fuertes cambios en el patrón de financiamiento a la producción
debido a la desaparición de bancos tradicionalmente ligados a financiar el segmento
PYME (como los bancos cooperativos); este proceso no parece haberse revertido en la
posconvertibilidad. Por este motivo, es relevante analizar la evolución del crédito para
determinar cuánto crédito adicional y de qué tipo (plazo, estructura y tasa de interés) es
necesario para que estas empresas puedan seguir creciendo a las tasas actuales. En este
sentido, es necesaria la intervención y regulación del Estado en el mercado bancario, así
como la redefinición de las políticas de crédito de entidades públicas y otras políticas
focalizadas para mejorar el financiamiento de las PYMEs en Argentina.
25
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