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EL MUNICIPIO DE LA MATANZA: DEINDUSTRIALIZACIÓN Y FRAGMENTACIÓN SOCIAL (1976-2003) 1 Raúl Pomés Introducción El municipio de La Matanza es el más poblado de la provincia de Buenos Aires, según cifras del censo de población 2010 en sus 324 Km2 viven 1.775.810 personas. Hasta mediados del siglo XX fue un distrito con predominio de las actividades agropecuarias que aportaban al abasto de la ciudad de Buenos Aires. A partir de la década de 1940, merced a políticas específicas de las autoridades locales y a una coyuntura nacional e internacional favorable, el municipio se convirtió en un importante polo industrial. El establecimiento de industrias y el acceso a la tierra en condiciones económicas, permitió que muchos trabajadores llegados desde el interior y del extranjero, pudieran asentarse en La Matanza. El poblamiento se vio favorecido por la corriente de loteos económicos que ofrecía terrenos en cómodas cuotas mensuales. Sobre todo, este proceso se acentuó a partir de 1950 y se consolidó durante los años ´60 con crecimiento de la población e incremento en la cantidad de establecimientos industriales. Así como las políticas desplegadas por los gobiernos desde la década del 40 favorecieron la instalación de industrias en el distrito, en el marco de la sustitución de importaciones, las desarrolladas desde 1976 en adelante se caracterizaron por terminar con este proceso iniciado casi cuatro décadas antes. A partir del retorno a la democracia y sobre todo en los ´90, la desindustrialización en La Matanza se acentuó con el correlato de un deterioro de los indicadores sociales de la población. La crisis de 2001 – 2002, fue el pico máximo de este proceso. La respuesta de la población matancera fue: la resistencia y la organización. De tal manera, en este partido adquirió fuerza el movimiento piquetero y las fábricas recuperadas. A través de testimonios orales de algunos protagonistas y datos extraídos de estadísticas oficiales, se pretende realizar un acercamiento a este complejo proceso que aún hoy no se halla clausurado. 1 Profesor y licenciado en historia. Docente de nivel superior y universitario (UNLaM) con más de 25 años de antigüedad. Especialista en historia local, publicó varios trabajos y libros sobre esta temática. Es investigador de la Junta de Estudios Históricos de la Universidad Nacional de La Matanza. 1 Industrialización y desindustrialización: los datos La crisis mundial de 1929 marcó el fin del apogeo del modelo agro exportador en Argentina, por el cual el país se insertó en la economía mundial como productor de alimentos. Los cambios ocurridos en la economía mundial habían trastocado el comercio y cortado los flujos habituales de capitales, los países centrales tomaron medidas para proteger su economía, lo que repercutió negativamente en las economías periféricas. Sumado a estos factores, la baja de los precios de las materias primas provocó que pronto la crisis se afincara en nuestro país. Frente a esta realidad, la elite oligárquica cambió el rumbo económico para proteger las actividades agropecuarias tradicionales. Parte de las políticas desplegadas, indirectamente favorecieron la industrialización por sustitución de importaciones. Por eso Rapoport denomina al primer período de la industrialización 1930 – 1946, como “espontánea”2. El golpe militar de 1943 allanará el camino para que en 1946 sea electo presidente el Gral. Juan Domingo Perón. Las políticas activas seguidas por los dos primeros gobiernos de Perón incrementaron la cantidad de industrias instaladas en el país y también en La Matanza. Luego del gobierno de facto surgido de la autodenominada “Revolución Libertadora” y durante el gobierno de Arturo Frondizi, se aplicaron políticas industriales de tipo desarrollista. En esta época se instalaron en el país gran cantidad de empresas manufactureras de capital extranjero. Entre 1958 y 1965, en el marco de la Ley 14718 de Inversiones Extranjeras, puede observarse que el 78% de las inversiones autorizadas se concretó en tres ramas: química y petroquímica, complejo automotor y siderurgia.3 En La Matanza se instalaron la fábrica de automóviles Chrysler, entre otras.4 A nivel local, desde la década de 1930, en particular bajo la gestión de Agustín D’ Elía como intendente del partido, se aplicó una política de fomento para la instalación de industrias, con este fin en el mismo año del censo industrial de la República (1935), el gobierno municipal liberó de impuestos por el lapso de una década a todas aquellas industrias que se radicasen en el ejido municipal. Posteriormente, hay varias 2 RAPOPORT, MARIO (2007) Mitos, etapas y crisis de la economía argentina (en línea) disponible en: http://www.mariorapoport.com.ar/uploadsarchivos/mitos__etapas_y_crisis_en_la_historia_argentina_pdf. pdf, consulta 20 /07/2012 3 BELINI, CLAUDIO; KOROL, JUAN CARLOS (2005) Historia Económica Argentina en el siglo XX, Siglo XXI editores, buenos Aires. P. 178. 4 AGOSTINO, HILDA N.; POMÉS, RAÚL (2010). Historia política, económica y social del partido de La Matanza, CLM, Ramos Mejía. 2 ordenanzas municipales eximiendo de impuestos a industrias, La mayoría de ellas se establecieron en el cuartel 1º (San Justo) y en el 2º (Ramos Mejía). Estas medidas son coincidentes con la construcción de caminos y de otra infraestructura que posibilitaban el desarrollo industrial. Con altibajos y crisis económicas, el modelo industrial sustitutivo se mantuvo, participando con el 28,8 % del PBI en el período 1960-1969, y con el 27,23 entre 1970 y 19795. El fin del modelo se produjo a partir de la llegada de la última dictadura cívico - militar, el 24 de marzo de 1976. En esta fecha se inaugura un nuevo paradigma basado en la especulación financiera, al que Rapoport llamó “Modelo rentístico – financiero”, así afirma que “… en 1976, se produjo un verdadero punto de inflexión en la historia del país, que significó no sólo el terrorismo de estado y la pérdida de varias futuras generaciones de líderes políticos o sociales, sino la convicción por parte de las elites tradicionales de que las proscripciones políticas ya no servían para eliminar las alianzas populistas y que, como éstas se asentaban sobre el aparato productivo industrial, era imprescindible modificar radicalmente la estructura económica. Ello suponía también la reformulación del papel del estado, hasta allí involucrado en impulsar ese tipo de desarrollo”.6 El impulsor de este programa fue el ministro de economía del dictador Videla: José Alfredo Martínez de Hoz. Fiel representante de la más rancia oligarquía, propuso una progresiva liberalización económica, la reimplantación de los incentivos al mercado, la liberación del mercado de cambio, la apertura de la economía local, la racionalización del papel del estado y la privatización de empresas públicas. Afirma Rapoport que, “En particular, a principios de 1977 se implementó una reforma que ubicaría al sector financiero en una posición hegemónica en términos de absorción y asignación de recursos, mediante su liberalización, el alza de las tasas de interés y una mayor vinculación con los mercados internacionales. La especulación financiera pasó a ser un factor fundamental: se traían del exterior dólares que se convertían en pesos a un cambio sobrevaluado, se colocaba esos pesos a altas tasas de interés y 5 KOSACOFF, BERNARDO. La industria argentina: un proceso de reestructuración desarticulada. En: Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Oficina en Buenos Aires, documento de trabajo Nº 53, Octubre de 1993 (en línea) disponible en : http://www.eclac.org/publicaciones/xml/2/22272/53%20industria%20argentina.pdf 6 RAPOPORT, MARIO, op. cit. 3 cuando se pensaba que el dólar iba a subir, se volvía a cambiar pesos por dólares y se los fugaba al exterior”7. Lo singular de este período fue el crecimiento de la deuda externa y la progresiva destrucción del aparato productivo. El fin de la dictadura, tras la derrota en la guerra del Atlántico Sur, abrió las puertas de un nuevo período democrático. Luego de imponerse en las elecciones, el 10 de diciembre de 1983 asumió la presidencia Raúl Alfonsín. El nuevo mandatario fue acosado por graves problemas de índole político, económico y social. En el frente político tuvo que pugnar con los militares que habían participado en el terrorismo de estado y con la oposición de los sindicatos peronistas. En el económico con el lastre de una crecida deuda externa que impedía el desarrollo del país y en el social con el crecimiento de la pobreza. En su primer gobierno, Menem se vio favorecido por el ingreso de capitales extranjeros vía privatizaciones y préstamos, pero su segundo gobierno estuvo signado por las crisis de México (1995), la asiática de 1997 y la de Brasil en 1999, que tuvieron un fuerte impacto a nivel local y el desmesurado aumento de la deuda externa. Este shock externo empujó a Argentina a la recesión. En este contexto asumió la presidencia Fernando De la Rúa, candidato de la Alianza entre la UCR y el FREPASO. Este gobierno trató de mantener la convertibilidad pero esto ya se tornaba insostenible, pese al “Blindaje”, el “Megacanje” y las leyes de “Responsabilidad Fiscal” y “Déficit Cero” y al regreso de Domingo Cavallo al ministerio de economía, la situación se precipitó. El “corralito financiero” puso fin a la ilusión y desató la crisis social que terminó siendo política y provocó la renuncia del presidente De la Rúa en diciembre de 2001. A lo largo de ese año, las organizaciones y movimientos de desocupados se constituyeron en centros aglutinantes de la población y potenciaron un amplísimo movimiento de protesta, que abarcó a obreros activos, trabajadores estatales y docentes, y fue sumando a productores agropecuarios, comerciantes y pequeños industriales, asambleas barriales, grupos de ahorristas, etc. La protesta social se generalizó y se manifestó en el plano político y cultural, también con contenidos de reivindicación de la soberanía nacional frente a la subordinación de toda la política gubernamental a las 7 IBÍDEM 4 imposiciones de los organismos financieros internacionales y a su explícita intromisión en la vida política argentina. Los vaivenes de la economía nacional se vieron reflejados en los datos estadísticos correspondientes a La Matanza, que demuestran la magnitud del proceso de industrialización y desindustrialización sufrido. El primer gráfico demuestra la variación en la cantidad de establecimientos industriales según el año del censo. Puede observarse que la mayor cantidad de establecimientos corresponden al año 1974, mientra que a partir de 1985 la cantidad desciende hasta alcanzar las cífras cercanas a las del año 1963. 8 Para tomar dimensión del proceso de desindustrialización sufrido en La Matanza, se presentarán en el siguiente gráfico la cantidad de personal asalariado ocupado. 8 Gráficos elaborados a partir de los datos de los respectivos censos. 5 Aquí también puede observarse el descenso de personal asalariado que se da a partir de 1974. Si cruzamos estos datos con la cantidad de población según los censos nacionales tendremos una visión acabada del proceso de desindustrialización en La Matanza. Desde el censo de 1980 la población del partido casi se duplicó, mientras que el número de establecimientos industriales y personal ocupado descendió. La situación social Para cuantificar muy brevemente la situación vivida se incluyen a continuación algunos datos que corresponden a momentos próximos al estallido del 2001 y que fueron publicados por el Observatorio Social de la Universidad Nacional de La Matanza9. Según la Encuesta Permanente de Hogares en mayo del 2002 el índice de desocupación en el Gran Buenos Aires ascendía al 22,0 % y en el Conurbano al 24,2 %, habiendo una sub ocupación demandante del 13, 2% en el primero y del 14,2 % en el segundo y una no demandante del 6,3 % y 6,5% respectivamente. En La Matanza la tasa de desocupación era, entre las mujeres el 20,1% y entre los hombres el 23,4 %, llegándose a un total que equivalía al del Gran Buenos Aires ya citado. Había en ese momento 28.542 puestos de trabajo ocupados y 9 existían 70.000 “jefes y jefas de hogar MENDICOA, GLORIA EDEL y otros autores (2003), Indicadores sociales y gestión local, Informe completo en http://observatoriosocial.unlam.edu.ar/descargas/6_gestion_local.pdf. Consulta realizada en agosto de 2013 6 desempleados” registrados en el municipio. De estos, 53.000 personas percibían un plan que cobraban en el municipio, pero por el cual cumplían alguna contraprestación en uno de los 1.100 proyectos que se habían implementado y que incluían huertas familiares, tareas comunitarias o instancias de capacitación. En el 2001 la población matancera se dividía en: Pobres: 51,7% y No pobres: 48,3%. La resistencia I: el movimiento piquetero Como lo demuestran las cifras una de las consecuencias de la crisis fue el aumento de la desocupación, lo que generó aún mayor pobreza. En La Matanza, donde el problema de la inequidad social y la pobreza fue muy agudo, aparecieron altos índices de población con NBI (Necesidades básicas insatisfechas). La manifestación visible de esto lo constituyeron los asentamientos de población considerada marginal, donde se agrupaban familias de muy bajos recursos. De esas poblaciones con NBI se nutrió el movimiento piquetero de La Matanza. Según Luis Oviedo “ Este movimiento es la creación más genuina de la clase trabajadora y de las masas explotadas de los últimos 25 años. (...) Organiza a los desorganizados”10. Los piquetes formaron parte de la tradición de la lucha obrera argentina desde hacía más de 100 años. En el 2001 regresó bajo otras circunstancias. El movimiento reunió a obreros industriales desocupados, y a una masa empobrecida de los barrios donde existían muchos jóvenes y amas de casa. Era heterogéneo y en su seno se libró una aguda lucha política entre facciones, partidos y tendencias. En La Matanza aparecieron con fuerza las dos organizaciones emblemáticas de este movimiento en el Conurbano Bonaerense: la Corriente Clasista y Combativa y la Federación de Tierra y Vivienda, aunque no son las únicas. En el libro “Entre la ruta y el barrio”, Maristella Svampa11, ya había señalado las dos vertientes del movimiento piquetero, aquella que se vincula con las transformaciones socioeconómicas de los noventa (casos YPF de Mosconi Tartagal y Cutral-Có, Plaza Huincul), y aquella otra que se imbrica con el largo proceso de desindustrialización de 10 OVIEDO, L. (2001) De las primeras coordinadoras a las Asambleas Nacionales. Una historia del movimiento piquetero. Bs .As. Ed. Rumbo. 11 SVAMPA, M., en colaboración con SEBASTIÁN PEREYRA (2003·) Entre la ruta y el barrio. La experiencia de las organizaciones piqueteras, Buenos Aires, Ed. Biblos. 7 las últimas décadas, y que tuvo al conurbano de la provincia de Buenos Aires como escenario principal de la lucha piquetera. En nuestro caso no nos cabe duda que en territorio de La Matanza se instaló un núcleo importante de esta última vertiente piquetera. Isman12, que trabajó específicamente el caso de los piquetes en La Matanza, rescata de estas agrupaciones una actitud de consideración de la política como espacio de expresión y de representación de demandas y, por el contrario, critica las importaciones teóricas sobre “revoluciones sin Estado”, “contrapoder” o “anti política” que hicieron otros grupos y directamente duda e ironiza sobre las miradas trotskistas. El fenómeno piquetero en Argentina se inscribió en una manifestación de protestas globales protagonizadas por actores sociales excluidos del sistema económico, social y laboral. Los cortes de rutas y accesos a los centros urbanos fueron la única forma de llamar la atención de un Estado que incumplía sus roles, -tras una década de reconversión neoliberal. Aunque la CCC se formó oficialmente en el año 1994, se considera heredera de las agrupaciones clasistas que en los años ‘70 tuvieron importancia dentro del movimiento obrero nacional, ocupando lugares de preeminencia en el SMATA de Córdoba con René Salamanca13 a la cabeza, posteriormente detenido y desaparecido. Como hemos dicho la Corriente Clasista y Combativa nació en el año 1994, luego de una Marcha Federal en oposición al gobierno de Carlos Menem y dedicó particular atención a la organización de los trabajadores desocupados, transformándose en poco tiempo en una de las principales expresiones del movimiento piquetero del país. Un piquete histórico dentro de La Matanza fue el realizado a la altura del kilómetro 22 de la Ruta Nacional Nº 3 en Isidro Casanova, en el año 2001 cuando se mantuvo cortada la ruta cerca de veinte días. La rutina seguida le fue narrada a Marta Dillon14 por una protagonista: “Por la mañana, antes de las ocho, salen de las carpas que se montaron sobre las veredas de tierra, a ambos lados de la ruta, los niños que van a la escuela. Los guardapolvos tienen un lugar privilegiado bajo las lonas y las 12 ISMAN R. (2007) Los piquetes de La Matanza. (De la aparición del movimiento social a la construcción de la unidad popular) Bs. As. Ediciones Nuevos Tiempos. 13 René Salamanca (1940-1976) dirigente sindical y político, militante del clasismo revolucionario argentino, Secretario General de la seccional Córdoba de SMATA desde el año 1972 hasta su desaparición. Fue miembro del Partido Comunista Revolucionario. 14 DILLON, MARTA, La mirada de las mujeres. Cortar la ruta, En Página 12, suplemento día 12/05/2001. 8 chapas, hay que salvarlos del agua, de la tierra y de ese polvo negro que suelta el humo de las cubiertas que se encienden cuando cae el sol. Las mujeres son mayoría siempre en el piquete de La Matanza, pero esa mayoría se percibe más todavía por la noche. Es que para nosotras suele ser más fácil dejar a los hombres durmiendo con los hijos, porque muchas tienen que retirarse en el día para hacer las cosas de la casa, a los hombres les cuesta eso, sobre todo lavar y planchar. Pero esto se da a veces, también para muchas es mejor traer a los chicos a dormir acá porque desde que dejamos de cobrar no se puede comprar garrafa y te morís de frío. A muchas ya nos cortaron la luz también”. Sara tenía treinta y ocho años y cuatro hijos. Fue referente de su barrio y se sentía privilegiada, por contar con el apoyo de su marido, tanto en la lucha que emprendió cortando la ruta, como en las tareas de la casa. “Hay cosas que no quiere hacer, pero por suerte se tiene que lavar su propia ropa, porque como tiene sólo dos mudas, se saca una y la va lavando. También cocina y limpia, los chicos hacen los mandados”. Vivían en el barrio Borward de La Matanza. La decisión de cortar la ruta fue espontánea, aunque hubo instancias de discusión que fueron y volvieron de la asamblea a los barrios. “No nos queda otra y ya perdimos el miedo. Estamos bien conscientes de lo que hacemos, no hay otra forma de que nos escuchen. Imagínate que no es la primera vez y no va a ser la última”. Alguna vez Sara tuvo un trabajo en una empresa de esterilización de instrumental quirúrgico. La empresa cerró y su especialidad ya no tuvo destino. Gastó lo ahorrado en agencias de empleo, diarios y pasajes de colectivo. Todo lo que consiguió fue un trabajo de doce horas, por la noche, atendiendo un kiosco y una remisería al mismo tiempo. Todo por diez pesos. Hasta que esa rendija terminó tapándose por la miseria. Cerró el kiosco. Al tiempo recibió un Plan Trabajar después del corte de ruta de noviembre donde se firmaron los acuerdos que el gobierno incumplió y que ahora son la base del reclamo. Atendía una “copa de leche”, el lugar donde los chicos del barrio toman la merienda y reciben apoyo escolar. Desde enero dejó de cobrar el plan”.15 15 IBÍDEM 9 El piquete, que llegó a reunir a más de tres mil personas, (desocupados, jubilados, docentes, estudiantes, etc.) tenían su propia organización. Los líderes piqueteros históricos en La Matanza fueron Juan Carlos Alderete y Luis D´Elía. Este creó La Federación de Tierra, Vivienda y Hábitat, y estableció también una alianza con la Corriente Clasista y Combativa (CCC), volviéndose la organización de desocupados de mayor llegada en la zona oeste, del Gran Buenos Aires y desde el punto de vista político-ideológico fueron moderados dentro del conjunto de las organizaciones piqueteras actuantes Con relación a la organización de los piquetes sobre la Ruta Nacional Nº 3. En una carpa tenían un puesto de salud y además contaban con un camión escenario donde se reunían los dirigentes y se convocaba a los participantes. A las siete del tarde de cada día realizaban las asambleas donde se informaba y se discutían estrategias de lucha. Un poco antes de ese encuentro se repartía la comida, que provenía de donaciones de particulares o de sindicatos y que se fraccionaba y entregaba anotándose referente y barrios que iban retirando. Al principio, hacían ollas populares pero luego, como el número de participantes era muy grande esta metodología se tornó muy dificultosa se comenzaron con entregas por barrio participante. Como corolario podemos decir que las diferentes estrategias piqueteras se convirtieron en el momento de la crisis en las “obras sociales” de los desocupados y fueron defensores a ultranza del trabajo genuino, cuya carencia no fue solo producto de una crisis sino consecuencia directa de la aplicación de un modelo: el neoliberal. Así aquella Matanza de las industrias y el trabajo se transformó en la “capital del piquete”. No obstante, la profundidad de la crisis produjo otros fenómenos como el impulsado por los trabajadores de muchas empresas locales quebradas o abandonadas por sus propietarios. Aparecen así las “fábricas recuperadas” por sus trabajadores. El fenómeno se extendió a muchas empresas del distrito y adquirió tal importancia que fue estudiado y analizado por sociólogos y economistas del exterior como una alternativa social a la propiedad privada de los medios de producción. Pero el origen es más simple, cientos de trabajadores vieron que tomar las riendas de la fábrica y seguir produciendo era la única alternativa al desempleo. 10 La resistencia II: Las fábricas recuperadas Hemos mencionado que ante las graves consecuencias de la aplicación de las políticas neoliberales surgieron diversas respuestas a las necesidades de los sectores afectados. Es el caso de las fábricas recuperadas. Este fenómeno se enmarcó dentro de los nuevos movimientos sociales de resistencia al modelo neoliberal en todo el país. Se llamó fábrica recuperada por los trabajadores a una empresa gerenciada por sus ex empleados. Estos tomaron el control cuando los patrones o gerentes se declararon en bancarrota y desapareció su fuente laboral. En algunos casos tomó el nombre de “fábrica recuperada” porque se sumó al movimiento de estas empresas dentro del sector industrial. Muchas empresas cerraban por quiebras, a veces fraudulentas o bien porque sus dueños las abandonaban. Los trabajadores de algunas de estas empresas optaron por defender sus puestos de trabajo y tomaron las fábricas abandonadas y decidieron poner en marcha la producción de las mismas, “recuperándolas y haciéndolas suyas”. “La recuperación de empresas y la formación de cooperativas de trabajadores, no apareció planteada como una solución global a la problemática del cierre de empresas y pérdida de fuentes de trabajo, sino que constituyó una respuesta concreta frente a situaciones puntuales en las que la supervivencia estaba amenazada por la inminencia de exclusión social para los trabajadores y sus familias”16 Es importante cuando abordamos esta temática observar que tipo de red organizativa de recuperación siguió cada empresa, en el caso de La Matanza la mayoría optaron por la formación de cooperativas de trabajo. Más allá de la filiación de cada una de las cooperativas a las distintas organizaciones que las nuclean, nos ocuparemos aquí de la organización de las empresas a nivel distrital. Existe hoy en el partido un “Foro de empresas y fábricas recuperadas” dentro de la esfera del IMDES (Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Social). Este instituto nació durante la crisis socioeconómica que estalló en diciembre de 2001 cuando el Estado debió asumir un rol verdaderamente activo en el campo de la recuperación del trabajo. 16 BATISTA, SUSANA CARMEN (Dir.) (2011) Fábricas recuperadas, modelos organizacionales y estado de situación en el Partido de La Matanza, Departamento de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de La Matanza, Disponible en: http://economicas.unlam.edu.ar/descargas/4_b148.pdf, Consulta 10 de octubre de 2013. 11 Actualmente asiste a las cooperativas de trabajo y empresas recuperadas por los trabajadores en los aspectos organizativos, jurídicos y legales. También forman parte del espíritu del mismo las tareas encaradas hacia el fortalecimiento integral de estas empresas. Trabaja en tres planos: fomentando el asociativismo genuino, fortaleciendo institucionalmente a las cooperativas existentes y apoyando a las empresas y fábricas recuperadas. Las cooperativas que lo integran son: Cooperativa de Trabajo El Palmar Ltda., Cooperativa de Trabajo L. B. Ltda., Cooperativa de Trabajo San Justo Ltda., Cooperativa de Trabajo Cootrafriya Ltda., Cooperativa de Trabajo Robycoop Ltda, Cooperativa de Trabajo Sigas Ltda, Cooperativa de Trabajo La Matanza Ltda, Cooperativa de Trabajo Caucho Unión Ltda, Cooperativa de Trabajo La Foresta Ltda.17 En La Matanza se halla una de las primeras empresas recuperadas del país. Es el Frigorífico Yaguané18, fundado en 1958. En Yaguané trabajan aproximadamente quinientas personas. Este frigorífico tenía una enorme capacidad de faena de vacunos anuales, y en la década de los ochenta llegó a ser una de las empresas más importantes del país, pero sufrió, siempre según aseguran sus ex obreros, un vaciamiento, con lo que empezó la caída del Frigorífico. Así nos narraba Daniel Flores su experiencia como ex obrero y presidente de la cooperativa. “…La empresa es, era, una empresa muy grande… Era una empresa con muchos trabajadores, muchos costos de mantenimiento, por eso se fueron, es decir se les fue deteriorando la empresa… a partir del ’86, la empresa empezó a decaer en el negocio, se fue uno de los socios más importantes que tenia y entro en un tobogán, se fue deteriorando en el ’90, y en el ’93 se concursó… y en el ’96 la abandonaron y se fueron antes de que quiebre”.19 En 1997 se llevaban diez pesos por semana cada uno y dos kilos de carne, pero dos años más tarde se convirtieron en el frigorífico que más cabezas faenó en el país, e incorporó a la cooperativa a más de cien trabajadores que retiraban unos cuatrocientos pesos 17 IBÍDEM Como empresa privada quebró en 1994 y en 1996 se transformó en cooperativa. 19 Entrevista a FLORES, DANIEL, año 2005. Archivo Voces de La Matanza. Junta de Estudios Históricos, U.N.La.M. Código Yag-02 18 12 mensuales. Más tarde lograron contar con obra social, comedor y ómnibus. Construyeron una biblioteca popular (con cursos gratuitos y apoyo escolar), aprobaron un plan de viviendas económicas para sus asociados con el sistema de autoconstrucción y realizaron un anexo deportivo para los hijos de los trabajadores con escuelita de fútbol. Sin embargo, para no suponer que todo en un espacio recuperado es color de rosa y que las relaciones en una fábrica de este tipo son fáciles y están exentas de conflictos, es interesante escuchar al mismo Daniel Flores, cuando decide retirarse de la presidencia de la cooperativa. “La primera etapa de la cooperativa fue muy exitosa, los primeros meses tuvimos problemas pero después, una vez que pudimos manejar el negocio nos fue muy bien. Cuando yo digo nuestra crisis, no eran particulares del Yaguané, en ese momento quedó toda la gente de “CEPA” uno de los frigoríficos exportadores más importantes de la Argentina y quedo “Río Platense” y puedo nombrar montones de frigoríficos que por la causa que se cortaron las exportaciones tuvieron grandes crisis (…) Pero con esto lo que quiero decir que el nivel de la crisis de la industria era muy grande, no era Yaguané solo el que tenia crisis, digamos que la crisis era de la industria. (…) Bueno, nosotros íbamos muy bien, un poco hablando de los beneficios una vez que nosotros nos consolidamos como cooperativa, si que teníamos beneficios. Compramos una casa que en ese momento valía 8 mil dólares, para hacer una biblioteca popular al lado del frigorífico, pusimos computadoras, 2000 libros, 5 computadoras y se le daba a la gente del barrio, de la zona, le dábamos todo lo que era información para estudiar, pero también se le daba gratis: inglés, apoyo escolar primario a los chicos que no tenían, que andaban mal en el colegio, se le daba computación gratis, desayunos, meriendas porque los barrios de ahí son gente muy pobre. Los chicos decían que la mamá los había mandado porque no tenían para comer, preparábamos desayuno y merienda como para compensar el problema de los hogares. Después la gente tenía una medicina prepaga, teníamos la “Figueroa Paredes” como clínica de cabecera, teníamos por semana sin cargo 5 kilos de carne para el personal, le pagamos los servicios de luz, teléfono, gas, se le daba útiles, guardapolvos y zapatillas 13 todos los años a los chicos y en proporción cobrábamos los socios de la cooperativa un 40-50% más de lo que cobraban en cualquier otro frigorífico. En la época buena, teníamos un taller de costura y una proveeduría propia (…) Era un autoservicio, se vendía con un 20-25% más barato. Es decir que la cooperativa realmente en un momento fue muy buena, su situación (…) a partir del 2001 se deterioro la situación. Pero también contábamos con un problema, un fenómeno nuevo que nosotros no habíamos tenido en cuenta, que era el ingreso de gente nueva a la fábrica. Nosotros nos quedamos con un promedio muy alto de edad de la gente cuando se formo la cooperativa, y esa gente se fue jubilando, retirando y tuvimos la necesidad, porque aparte se nos había agregado el trabajo, de tomar gente nueva. La gente nueva entró con una conciencia diferente de lo que era el concepto de cooperativa. Entonces lo tomaba como un trabajo. (…) Claro, como que nosotros éramos los patrones entonces iban a trabajar a una empresa, antes era puro esfuerzo, todos tirábamos igual eh, la gente nueva que entraba raramente tomaba la misma (…) generalmente lo que intentaban era trabajar poco, es decir lo que realmente se hace en una empresa de capital. Eso empezó a traer roces porque la gente decía: ¿Cómo entran los nuevos y no hacen nada y ganan lo mismo que nosotros? y ¿Por qué tenemos que aguantar nosotros esto? Y empezó a haber conflictos internos. Bueno, digamos que ahí empezaron los primeros roces en ese aspecto, después en algún momento tuvimos problemas en la dirección. Yo creo que fundamentalmente lo que a mí me hace tomar la decisión de irme de la cooperativa, es que se había roto el grupo, digamos, fundador de la cooperativa. Donde comenzamos a tener muchos conflictos en el grupo, yo decía si la cabeza está mal como pretendemos que ande bien el resto de la gente. Bueno en un momento dado, lo echamos al tesorero, no porque haya manejado mal los fondos de la cooperativa, porque en realidad no lo hacía, sino porque se robaba atrás de él (…) Decidimos echarlo y cuando lo sacamos al tesorero eh, se produjo una ruptura, digamos una, un gran desconcierto en la gente, y dijimos bueno si hay que cambiar eh… vamos a hacer un plebiscito y que la gente elija una nueva… para que la gente elija una, si el plebiscito confirma la comisión bien, y si 14 dice que la comisión esta no tiene que seguir, yo renuncio y no, no voy a participar de nuevo en las elecciones. Perdimos el plebiscito por 16 votos, con muy poca participación de la gente, es decir éramos 480 y participaron 200-230 personas.”20. Este tipo de problemas, también se observaron en otras cooperativas. La condición salarial había sido durante muchos años fuente de inclusión social. Castel plantea que la condición salarial “Aseguraba derechos, daba acceso a prestaciones fuera del trabajo (enfermedades, accidentes, jubilación) y permitía una participación ampliada en la vida social: consumo, vivienda, educación, e incluso, a partir de 1939 ocios. [...Pero] la clase obrera vivía esa participación en subordinación: el consumo (pero de masas), la educación (pero primaria), los ocios (pero populares), la vivienda (pero vivienda obrera), etcétera”21. La pertenencia del trabajador a esta sociedad salarial le permitía mayor bienestar, promoción y previsión de un mejor futuro, no sólo para él sino para su familia. En estos casos los obreros abruptamente tuvieron que transformarse en “socios” de una empresa con forma de cooperativa. Otro caso emblemático en la Matanza fue el de la Fundición La Baskonia. Tanto aquí como en otros casos fue la cultura obrera, los rasgos de solidaridad, las alternativas de resistencia, los que permitieron gestar la recuperación de plantas a lo largo del país en la década del 90 y posteriormente. Para observar la experiencia de los trabajadores en este cambio de paradigma laboral contamos con los testimonios de varios protagonistas. Es el caso de José Mateo Fernández, quien es presidente de la actual Cooperativa de Trabajo L.B. Refiriéndose a la decisión de resistir y formar una cooperativa decía. “…Claro primero era la lucha de querer cobrar. Después había un grupo de muchachos que estaban, que se habían contactado por otro lado con la gente de Yaguané, que tenían experiencia para formar la cooperativa. Entonces con otros dos muchachos, nosotros éramos en ese momento los delegados. Entonces dijeron ¡Vamos a ver! ¡A ver qué pasa!...” 22 20 IBÍDEM 21 CASTEL, ROBERT (1997) La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado, Paidos, Buenos Aires. P 326 22 Entrevista a JOSÉ MATEO FERNANDEZ, año 2005. Archivo Voces de La Matanza. Junta de Estudios Históricos, U.N.La.M. Código BAS-01 15 Los trabajadores se encontraron de pronto frente a situaciones hasta ese momento desconocidas. Hablando de los inicios de la cooperativa uno de ellos decía: “... Seis personas la armaron, las otras ochenta personas no sabían nada. Se movieron, la armaron a la cooperativa porque ya debían vacaciones, aguinaldos, a todos…” 23 “… Cuando se fueron [los patrones]. Un día viernes fueron a buscar guita, no volvieron más y ahí nos quedamos acá adentro... siete meses, casi ocho meses, sin sueldo, acá adentro. La ayuda venía de la gente de la calle, pedíamos monedas...”24 Sobre esos días de incertidumbre Omar nos relata. “… Todo confuso, porque nadie entendía nada. A nosotros jamás se nos pasó que íbamos a armar una cooperativa y fuimos... armando de a poquito, teniendo fe, hablando con la familia mayormente... yo hablé con mi mujer, yo le dije mira esto es así. Si ustedes me van a acompañar yo sigo la lucha sino no, porque acá había que viajar muy lejos, había que viajar al centro, a La Plata y viste todo eso ... a veces venía a la 9 de la noche o la 10 de la noche, le digo, si me van a acompañar ustedes, sigo...25 Para concluir el tratamiento de esta experiencia cooperativa, transcribiremos una reflexión de su presidente, José Fernández: “…La lucha te vuelve tierno, te hace mirar y ver quien esta mas jodido, antes veías una alcancía y le pegabas una patada, ahora no, buscas porque esta esa alcancía. Te hace más sensible la lucha. O sea es por donde podes ayudar ¿Quién es el que te necesita? ¿A quién podes ayudar? Paso por ejemplo cuando nosotros estábamos bien y al Yaguané le vino un bajón. Lo hicimos. Como una reciprocidad pero no pasa por ahí. Sino hoy estamos bien, mañana no sé. A nosotros en un momento nos fue mal. Pero hubo cooperativa…”26 Estos son sólo dos casos que podrían ser testigos de un fenómeno de mucho más alcance. En el archivo de fuentes orales de la Junta de Estudios Históricos de la 23 Entrevista a OMAR MOLARE, año 2005. Archivo Voces de La Matanza. Junta de Estudios Históricos, U.N.La.M. Código BAS-02 24 IBÍDEM IBÍDEM 26 Entrevista a JOSÉ MATEO FERNANDEZ, op cit 25 16 U.N.La.M, contamos con más de cien entrevistas a obreros y ex obreros de fábricas de La Matanza. Se han seleccionado las anteriores por ser dos empresas emblemáticas en el distrito. Con respecto a los ex obreros hoy socios, se observó en muchos casos “la añoranza” por la condición salarial de la que hablamos anteriormente. Puede plantearse, siguiendo a Castel, que los obreros de las fábricas recuperadas vivieron el “derrumbe de la condición salarial”. Este hecho plantea la exclusión como consecuencia, la transformación de ese gran integrador que es el trabajo. El trabajo, entonces es más que el trabajo, por lo tanto, el no trabajo es más que el desempleo, es el camino a la exclusión.27 Consideraciones finales A partir de lo expuesto, pudimos ver cómo el proceso de desindustrialización tuvo su correlato en el deterioro de los indicadores sociales en nuestro partido. Frente a esto la población matancera buscó formas de organización y de lucha que no planearon, pero que tuvieron que adoptar frente al hecho de las necesidades insatisfechas. Así surgieron diversas formas de organización como el movimiento piquetero y las fábricas recuperadas. En ambos tuvieron fuerte presencia las mujeres que lidiaron con la falta de los recursos más básicos. La Matanza fue escenario del origen y desarrollo de ambos movimientos. Los obreros desocupados y sus familias conformaron un frente de resistencia y protesta popular frente a la pérdida de derechos que se venían consumando desde la Dictadura y los primeros gobiernos democráticos. Esa resistencia logró crear lazos de solidaridad de clase que hasta ese momento parecían larvados o ausentes. El autor de este trabajo, antiguo vecino de La Matanza, recuerda aquellos años de piquetes y desesperanza. Obreros pidiendo monedas en los semáforos y desocupados cortando la ruta para lograr mejorar su situación. Pero también se observó un cambio en el rol del gobierno municipal de aquel entonces. De ser espectador pasó a ser mediador y propulsor de soluciones, quizá anunciando el cambio de paradigma económico y social que se produjo en el país a partir de 2003. 27 CASTEL, ROBERT, op cit. p 390. 17 Bibliografía AGOSTINO, HILDA N., POMÉS, RAÚL (2010), Historia política, económica y social del partido de La Matanza, CLM editores, Ramos Mejía. BATISTA, SUSANA CARMEN (Dir.) 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