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LA DEPENDENCIA COLOMBIANA DEL SECTOR MINERO-ENERGÉTICO
Raúl Andrés Ávila 1
Profesor de Economía en la Universidad Nacional de Colombia
Durante los últimos años el aumento de la inversión extranjera en el país ha venido creciendo,
principalmente por la extensión de la llegada de capitales al sector minero-energético. Este
incremento responde a un aumento en los precios internacionales y en consecuencia, una
ampliación en el interés de los inversionistas por traer sus recursos al país, donde el negocio de
la exploración y explotación se forja como particularmente atractivo.
El creciente flujo de recursos para este sector ha generado un aumento en los ingresos
gubernamentales, lo que ha forzado el desarrollo de medidas por parte del Gobierno para
regular la entrada de divisas al país, tratando de disminuir el riesgo, principalmente en dos
frentes. Por un lado, un aumento en los precios de los bienes no transables, generando una
pérdida de poder adquisitivo de los colombianos, o afectando a los bienes transables que no
pertenecen al sector minero-energético, desencadenando una caída en la competitividad de los
bienes nacionales.
Si bien se reconocen las ventajas del crecimiento minero-petrolero, y las acciones tanto del
Gobierno Central como del Banco de la República para minimizar los efectos adversos sobre
la economía del sector, es necesario reconocer que como sector líder cuenta con algunas
desventajas. Por un lado el sector es intensivo en capital, por lo que el número de personas
contratadas no aumenta de manera significativa gracias a su desarrollo. Además, dadas las
limitadas condiciones logísticas para movilizar los productos al interior y exterior del país, son
pocos los encadenamientos que se generan.
A esto debe sumarse que si bien contamos con recursos naturales, Colombia no es un
competidor global fuerte en el tema petrolero (si en el carbonífero). Es decir, las reservas con
las que se cuentan no permiten considerar este sector como líder a futuro, por el agotamiento
de las fuentes que actualmente se están explotando; adicionalmente, el cuestionamiento
potencial al carbón desde el punto de vista medio-ambiental, puede en el mediano y largo
plazo estar afectado negativamente la explotación que aún no da los retornos esperados, por lo
que se aguarda por una rápida modificación en el sistema de regalías.
Dadas las características del país, esta industria colombiana es precio-aceptante en el mercado
internacional, lo que deja el crecimiento del sector a merced de las variaciones en los precios,
convirtiendo los recursos que genera en un ingreso temporal, y aumentando los riesgos para la
economía en conjunto a medida que su peso en la misma crece. No hemos manejado de la
mejor manera los recursos que han entrado en los últimos años, producto de las ventas
externas de bienes primarios; es claro que la inversión en el desarrollo de infraestructura y la
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Con la colaboración de Laura Moreno.
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inversión en ciencia y tecnología, podrían darnos retornos exponenciales en términos de
crecimiento económico.
De cara a este panorama es pertinente hacernos la pregunta ¿Qué pasará con la economía
nacional una vez se agoten los recursos o persista la actual caída de los precios de los
commodities? Con el crecimiento del sector minero-energético, el peso relativo del sector
agropecuario y la industria han disminuido y las medidas para evitar esta caída participativa, no
han generado la reacción necesaria.
En momento en que la producción manufacturera continúa su vertiginosa caída, donde 37 de
las 48 clases industriales registran un comportamiento negativo en el primer trimestre del año,
se hace urgente buscar alternativas y medidas, que puedan reactivar la mayor cantidad de ramas
productivas del país. Una de las propuestas expresadas por diversos entes en esta temática, está
en la búsqueda y desarrollo de las capacidades industriales que se necesitan en términos de
proveedores de insumos, materias primas y maquinaría para la exploración y explotación
sectorial, así como de la generación de un andamiaje manufacturero nacional, que pudiera darle
transformación de valor agregado a los bienes primarios extraídos.
La actual caída en los precios de los bienes del sector minero-energético y la disminución de las
exportaciones, son un llamado a repensar la forma en la que estamos impulsando el
crecimiento de la economía nacional. Sí se busca que el desarrollo económico del país sea
sostenido a largo plazo por esta vía, las mejoras en infraestructura deben convertirse en
motores para la consolidación del andamiaje industrial, el rápido aprendizaje y capacitación en
la materia, debe servirnos como impulsores para aprovechar la bonanza minero-energética, a
favor de la producción manufacturera.
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