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 INTERVENCIÓN DE FERNANDO CALLIZO – PRESIDENTE DE CREA
II CONGRESO ECONÓMICO DEL ALTO ARAGÓN
25-26 DE NOVIEMBRE DE 2015
Autoridades, empresarios… Buenos días.
Antes de iniciar mi intervención quiero trasladar mi agradecimiento y
felicitación a los organizadores de este II Congreso Económico del Alto
Aragón, a CEOS CEPYME Huesca.
El agradecimiento por la invitación a acompañarles y a dirigirles hoy unas
palabras a todos ustedes.
Y la felicitación por la alta participación alcanzada, el nivel de las sesiones
y por el esfuerzo que conlleva organizar un evento de esta dimensión y
calado. Pero especialmente, por contribuir con él a la dinamización
socioeconómica de la ciudad y la provincia de Huesca; y al debate
constructivo sobre su futuro en torno a uno de sus elementos
fundamentales, como son las empresas.
El título de este congreso – que he hecho mío en esta ponencia: La
empresa: garantía de progreso social – supone ya una declaración de
principios. Asumir este papel crucial de las empresas y ser conscientes de
lo que conlleva, es esencial para afrontar con perspectivas de desarrollo,
bienestar y sostenibilidad el presente y futuro socioeconómico no solo
oscense y aragonés, sino nacional e internacional.
Las empresas constituyen un elemento económico y social de primer
orden en nuestra sociedad, al menos por una triple vía:
1. Tienen una importancia clave en la creación y distribución de
riqueza a través de los empleos y los impuestos que generan.
1 2. Juegan un papel decisivo para asentar población y vertebrar los
territorios.
3. Y son, por supuesto, motor básico de desarrollo económico y de
respuesta a las demandas y necesidades de los ciudadanos.
Tres aspectos, todos ellos interrelacionados y en los que se entrelazan las
vertientes más puramente económicas con las vinculadas a la cohesión y
el progreso social, ya que ambas dimensiones van intrínsecamente
unidas.
De hecho, solo son viables y sostenibles a medio y largo plazo si
evolucionan de forma coordinada y equilibrada; sin ahogarse entre sí, y
siendo exigentes con la eficiencia y la eficacia que impone combinar el
Estado del Bienestar del que nos hemos dotado con la disponibilidad de
recursos que entre todos somos capaces de generar.
Pues bien, en ambos aspectos – el desarrollo económico y el desarrollo
social- es fundamental la aportación de las empresas, cuya contribución
ha sido clave, por ejemplo, para que el PIB per cápita en Aragón haya
pasado de 16.700 euros en el año 2000 a casi 25.000 en 2014.
Empresas que generan y sustentan más del 82% de los puestos de trabajo
de la Comunidad Autónoma, y cuyo esfuerzo y actividad está, por tanto,
detrás de la gran mayoría de los 551.100 trabajadores ocupados que tenía
Aragón en el tercer trimestre de este año- según refleja la EPA- y que son
44.100 más que hace 15 años. En el 77% de los casos con contrato
indefinido.
Datos, creo que muy significativos y que adquieren una especial
relevancia teniendo en cuenta la dureza de la crisis económica que hemos
sufrido en los últimos años. En ellos se han quedado por el camino
muchas empresas con sus empleos y proyectos – alrededor de 7.000
empresas menos cotizando llegó a tener Aragón en años pasados
respecto a las que se contabilizaban a principios de 2008-.
2 Pero muchas más empresas la han resistido, con el esfuerzo, tesón y
capacidad de su capital humano - sus empresarios y sus empleados-.
¿Significa eso que han pasado las dificultades? No, en absoluto. De
hecho, son muchas las empresas que continúan en pérdidas y las
personas que desgraciadamente no tienen empleo. Pero resulta innegable
que la situación económica ha cambiado a mejor y, con ella, la confianza
tanto interna como externa en nuestra economía.
En este sentido, desde el ámbito empresarial alegra especialmente
constatar que Aragón lleva ya 14 meses de incremento interanual en el
número de empresas cotizantes a la Seguridad Social – algo más en el de
autónomos- cuando, entre 2008 y 2013, la sangría era constante.
Y eso significa no solo que se crean empresas, sino igual o más
importante, que no se destruyen, que son más las que continúan con su
actividad y, por tanto, con sus proyectos, conocimientos, innovaciones e
inversiones.
Por cierto que estas últimas son también una de las magnitudes que
muestran la recuperación económica y confianza empresarial en que
continúe, con el crecimiento de la inversión en bienes de equipo desde
finales de 2013.
Una progresiva mejora que también se está trasladando paulatinamente al
mercado laboral; con 21 meses encadenados de disminución interanual
del desempleo en Aragón y 20 de aumento de los trabajadores afiliados a
la Seguridad Social.
Cifras positivas, aunque no suficientes, puesto que todavía más de 90.000
personas están en situación de desempleo en Aragón, con las
consecuencias personales, familiares y sociales que ello implica.
3 Y es que los empleos generados por las empresas sustentan personas,
familias y proyectos de vida; también los de los propios empresarios, que
invierten en ellos su patrimonio, su trabajo y, en muchas ocasiones los de
su familia. Lo hacen sin garantías de éxito ni la red de una prestación si las
cosas no resultan como esperan; pero sí con la ilusión, empuje,
perseverancia, esfuerzo y compromiso con su equipo humano y su
territorio que, a mi juicio, debe caracterizar al empresario.
De ello tenemos multitud de ejemplos en Aragón, donde contamos con un
tejido productivo dinámico, compuesto en más de un 98% por pequeñas y
medianas empresas, en gran parte familiares.
Empresas en general muy comprometidas con su localidad, su comarca y
su región donde, como sabemos bien en la provincia de Huesca,
desarrollan su actividad no siempre en las condiciones más favorables por
situación, infraestructuras, incentivos, cargas burocráticas o políticas
fiscales. En este último caso con regímenes de comunidades vecinas y
decisiones en la propia región que no favorecen a nuestro tejido
productivo, como estamos viendo en los últimos días.
Mantener y desarrollar una empresa es complejo en cualquier lugar, pero
creo que todos somos conscientes de que lo es todavía más en algunas
zonas de nuestra Comunidad y nuestra provincia, con ratios de población
y territorio poco favorables.
En ellas, las empresas resultan, si cabe, todavía más fundamentales para
mantener población y servicios, tanto los prestados directamente por ellas
como los financiados vía impuestos.
Las empresas aragonesas están sabiendo, además, responder a los
clientes, que son estos mercados locales, pero también los nacionales e
internacionales, en una economía ya definitivamente globalizada, en la
que en muchos sectores no se compite con la firma de al lado, sino con las
4 de todo el mundo, unas cercanas y otras a miles de kilómetros de
distancia.
En este contexto, las empresas de Aragón están siendo capaces
de
responder a demandas cuya exigencia crece constantemente tanto en
cantidad y precio como en calidad, inmediatez y adaptabilidad. Y lo hacen
tanto en nuestro entorno provincial y autonómico como en el ámbito
internacional, que es cada vez el mercado en el que se mueve un
creciente número de empresas aragonesas.
Como saben, Aragón es una Comunidad Autónoma con gran apertura al
exterior –superior tradicionalmente a la media española- y que el pasado
año 2014 volvió a batir su récord de exportaciones, con 9.390,50 millones
de euros.
Ventas que han realizado 4.525 empresas de todos los sectores que
desde Aragón se han lanzado a mercados principalmente europeos, pero
también del resto del mundo, y que han sido competitivas.
Una realidad que debe animar a más empresas a abrirse paso hacia
mercados internacionales, también a pymes que pueden ser altamente
competitivas y salir al exterior apoyadas en empresas grandes o con
experiencia, en diferentes organismos y entidades, como CREA, y en
opciones que no solo son la exportación, sino también la cooperación
empresarial y tecnológica o los concursos y licitaciones.
Aragón, con sus empresas están también, según el Observatorio Español
de I+D+i, en los puestos de cabeza de la concesión de patentes o de la
intensidad innovadora en España.
Y cuenta también entre sus fortalezas con una economía diversificada y
con una positiva especialización relativa en Industria, que representa en la
Comunidad el 21,4% del PIB, por encima del 16% de España y el 17% de
la Unión Europea, y en línea con el objetivo 2020 de la Comisión Europea.
5 Una especialización, como digo, positiva y que debemos impulsar porque
la industria es un sector básico, que genera empleo de calidad, innovación
tanto tecnológica como organizativa y de procesos, y que tira del resto de
sectores.
No solo la industria de automóvil, sin duda prioritaria en Aragón y
reforzada por los últimos modelos de Opel; sino también la agroalimentaria
– segundo sector industrial de Aragón y con un fuerte potencial de
crecimiento-, o la Papelera y la Química, que cuenta con empresas muy
fuertes, internacionalizadas y de gran trayectoria en Aragón.
Incidiendo también en otros sectores estratégicos para nuestra Comunidad
como:
- el turismo, de nieve y montaña, verde, de patrimonio o gastronómico, de
los que tanto puede hablarse en esta provincia.
- las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, palanca de
innovación y desarrollo en la que Aragón tiene ya una presencia
consolidada y creciente.
- y la logística, una apuesta autonómica basada en nuestra privilegiada
situación geoestratégica como rótula del cuadrante noreste de la
Península Ibérica y conexión hacia Europa a través de Francia. Una
situación que – no puedo dejar de decirlo- todavía dista mucho de estar
adecuadamente aprovechada, ya que sigue siendo demasiado lento,
cuando no inexistente, el avance en ejes fundamentales como el Eje
Pirenaico o la conexión ferroviaria con Valencia. Qué decir de las
conexiones transfronterizas, ancladas en siglos pasados y con un inmenso
potencial logístico, comercial y económico no solo para Aragón, sino para
España y Europa.
Un desarrollo y una actividad empresarial que también requiere, como he
comentado anteriormente, otro tipo de medidas y apoyos como:
6 - políticas económicas y fiscales que no desincentiven la inversión.
- apoyos al crecimiento empresarial, que da ventajas competitivas y
genera sinergias, sin renunciar a nuestro tejido de pymes, pero sí a la
excesiva atomización.
- apoyos a la internacionalización en todas sus facetas y a la innovación
entendida en sentido amplio, no únicamente en el ámbito tecnológico.
- combatir el ilegal incumplimiento de los plazos de pago a proveedores, la
competencia desleal a través de la economía sumergida
- reforzar el diálogo social, que Aragón ha sabido mantener a lo largo de
los años y es parte de su atractivo para las empresas a la hora de invertir
- y un largo etcétera de medidas que no quiero enumerar hoy.
Políticas que, simplemente, deben contar con las empresas y sus
necesidades como generadoras de desarrollo y de empleo, como garantía
de progreso social que son y quieren seguir siendo.
Muchas gracias
7