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OCTUBRE 2013
Congresos GSSI en América Latina
Uno de los principales objetivos del GSSI es la educación, por lo cual organiza o participa en cursos y congresos alrededor de todo el mundo
para compartir información actualizada en Nutrición Deportiva y en las Ciencias del Ejercicio. En Latinoamérica se organizan congresos en diferentes
países desde hace más de 15 años, y Venezuela es uno de los mejores ejemplos, ya que este año se cumplirán 19 años ininterrumpidos realizando
el congreso GSSI en la ciudad de Caracas, la cual se ha convertido en el ícono para la capacitación en Ciencias del Deporte de ese país y que en esta
ocasión se llevará a cabo el 25 y 26 de octubre cubriendo el tema de “Perspectivas Actuales del Entrenamiento Deportivo”.
Otros países de América Latina que realizaron congresos este año incluyen a: República Dominicana, donde se impartió un curso sobre la “Ciencia
y Práctica del Corredor”; Perú y Ecuador, donde se trataron temas de nutrición deportiva; y próximamente se realizarán los congresos GSSI
de Puerto Rico y Chile, además de Venezuela, durante el mes de octubre.
En México se han realizado 12 congresos GSSI, habiéndose realizado el año pasado el último congreso “Deporte con Ciencia” en alianza
con la UNAM. En 2014 tendremos nuestro siguiente congreso en la Ciudad de México, del cual te informaremos más adelante. Así, el GSSI
se da a la tarea de compartir nuevos conocimientos sobre las Ciencias del Ejercicio y el Deporte y depositar un mayor aprendizaje en los actuales y
futuros profesionistas del campo.
Cafeína y ejercicio: ¿Mejora el rendimiento?
Lourdes Mayol, M.Sc.
Asesora Científica para América Latina del GSSI
La cafeína es una de las sustancias más investigadas y de la que se han encontrado más efectos positivos sobre el rendimiento de los atletas.
Sin embargo, todavía hace falta mucha más investigación, sobre todo en cuanto a sus efectos en atletas elite y en condiciones de ejercicio que se parezcan más
a los eventos deportivos reales. Para esto, también es importante tomar en cuenta las respuestas individuales y su influencia sobre otros aspectos
relacionados con el rendimiento, como la hidratación y la calidad del sueño.
Este artículo trata distintos puntos importantes a considerar, como son las generalidades de esta sorprendente sustancia, su situación con el dopaje,
sus posibles efectos sobre el rendimiento, efectos adversos y su interacción con el estado de hidratación.
Efectos del ejercicio sobre el sistema inmunitario
Dr. Samuel Alberto García Castrejón
Médico Especialista en Medicina del Deporte
Asesoro Científico GSSI México
El cuerpo está constantemente expuesto a diferentes microorganismos (virus, bacterias, hongos y parásitos), causantes de infecciones que pueden
poner en riesgo la función normal de algún órgano o la vida. El sistema inmunitario protege, reconoce, ataca y destruye aquellos elementos que son
ajenos al cuerpo, desarrollando una defensa basada en células y otra en moléculas encargadas de detectar, destruir y crear anticuerpos en contra
de esos agentes extraños.
Se ha demostrado que cargas de ejercicio intenso pueden causar una depresión temporal del sistema inmunitario que dura de 3–24 hrs después del
ejercicio, dependiendo de la intensidad y duración de la carga de ejercicio. Si hay periodos de gran intensidad que duren 7 o más días, puede haber
una depresión crónica del sistema inmunitario. También se ha asociado el sobreentrenamiento con infecciones recurrentes e inmunosupresión.
Cuando el cuerpo se somete a un estrés físico de mayor magnitud, como es el entrenamiento de alta intensidad, principalmente el de resistencia,
el sistema inmunitario puede tener una menor efectividad. Éste puede ser un aviso o sospecha inicial en los deportistas que se encuentran
sobreentrenados. Por esto, es importante tomarlo en cuenta para valorar el desempeño y dar seguimiento a los atletas.
Cafeína y ejercicio:
¿Mejora el rendimiento?
Lourdes Mayol, M.Sc.
Asesora Científica para América Latina del GSSI
Aunque la cafeína es una de las sustancias más investigadas y de la que se han encontrado más efectos positivos sobre el rendimiento
de los atletas, todavía hay muchas preguntas que resolver, sobretodo en cuanto a sus efectos en atletas elite y en condiciones de ejercicio
que se parezcan más a los eventos deportivos reales.[1] Además, hay que tomar en cuenta las respuestas individuales y su influencia
sobre otros aspectos relacionados con el rendimiento como la hidratación y la calidad del sueño. No obstante, la cafeína es una sustancia
presente en la alimentación de muchos atletas, quienes pueden consumirla habitualmente incluso sin buscar una mejoría en el rendimiento.
¿Dónde se encuentra?
La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central, ampliamente consumida en alimentos y bebidas como el café, té,
refrescos de cola y chocolate, además de estar disponible en bebidas energizantes, medicamentos que no requieren de prescripción médica,
alimentos para deportistas, como geles o barras, o hasta en productos para perder peso.
Desde el 2004 dejó de ser doping
En el 2004, la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés) eliminó la prohibición del uso de cafeína en las competencias
deportivas. Esta decisión se basó en parte a que es muy variable la excreción de cafeína por la orina después de su consumo, aunque
se ingiera una misma dosis. Además, en la última década se han demostrado efectos positivos sobre el rendimiento al consumir dosis
muy bajas de cafeína antes o durante el ejercicio, y no se ha encontrado una relación dosis-respuesta, es decir, que los beneficios
en el rendimiento no aumentan al incrementar la dosis de cafeína. Por último, no está establecido el límite entre el consumo “social”
de cafeína y el consumo para buscar una mejoría en el rendimiento.[1] No obstante, continúa siendo parte de la lista de sustancias prohibidas
de la National Collegiate Athletic Association (NCAA), institución gubernamental que rige el deporte universitario en los Estados Unidos,
y que es parte del programa de monitoreo de la WADA, que continúa evaluando los niveles de cafeína en las muestras de orina para detectar
patrones de su uso en atletas.
Así, los atletas, entrenadores y el personal médico son los responsables de entender el efecto ergogénico, los efectos sobre el estado
de hidratación y los riesgos potenciales del uso de la cafeína en el deporte.
¿Realmente mejora el rendimiento?
Desde los primeros estudios realizados a finales de los años setenta [2] hasta la fecha, se ha mostrado consistentemente que el consumo
de cafeína mejora el rendimiento en el ejercicio de resistencia (carrera, ciclismo), retrasando la aparición de la fatiga.[3] Estudios más
recientes también han demostrado beneficios en deportes intermitentes, como los deportes de conjunto o deportes con raqueta, y en
deportes que involucran una actividad de alta intensidad sostenida con duración de 1 a 60 min (carrera, ciclismo, remo y natación).[1] Por
otra parte, no está claro el efecto sobre eventos de muy corta duración y alta intensidad, como sprints, lanzamientos o halterofilia. [1]
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Los resultados de los estudios en ejercicio de fuerza son ambiguos; no obstante, se ha observado que la cafeína ayuda a que los atletas
voluntariamente aumenten la carga de trabajo en este tipo de ejercicio. En un estudio realizado con jugadores de rugby que estaban
entrenando fuerza, se observó que la disminución en el rendimiento (menos repeticiones y menos carga) que se presentaba después
de dormir pocas horas, se compensaba cuando consumían cafeína; es decir, que los jugadores que dormían pocas horas y tomaban cafeína,
tenían el mismo rendimiento que los jugadores que habían dormido bien sin consumir cafeína.[4]
Aunque en los primeros estudios se observaron beneficios con dosis más altas (6-9 mg/kg peso), [2, 3] estudios recientes han encontrado que
los efectos beneficiosos sobre el rendimiento ocurren aun con dosis muy bajas (1-3 mg/kg peso, ó 70-150 mg de cafeína),[5, 6] disminuyendo
el riesgo de presentar efectos secundarios. Por ejemplo, un maratonista de 70 kilogramos podría obtener beneficios si una hora antes de su
competencia consumiera 70-210 miligramos de cafeína; esto lo podría obtener a partir de 1-2 tazas de café.
Las dosis más elevadas (9 mg/kg) no generan un incremento adicional en el rendimiento y pueden resultar en toxicidad y perjudicar
la función cognitiva, afectando el desempeño. Además, varios estudios han demostrado que no hay una relación dosis-respuesta, es decir,
que los beneficios sobre el ejercicio de resistencia no aumentan al incrementar la dosis de cafeína.[1]
Hay una creciente evidencia, que sugiere que la cafeína incrementa el rendimiento al reducir la percepción del esfuerzo durante el ejercicio
por su efecto en el sistema nervioso central.
La cafeína normalmente se ingiere una hora antes del ejercicio, pero se ha demostrado que su consumo durante el ejercicio, especialmente
en las etapas tardías,[6] mejora el rendimiento en el ejercicio de resistencia en bicicleta.
La cafeína puede consumirse en forma de café, como parte de un gel de carbohidratos, en barra energética o en una bebida deportiva, pero
no es recomendable consumirla a partir de bebidas energizantes, debido a otros componentes de estas bebidas, de los cuales no se conoce
su efecto, ya sea aislado o en conjunto con la cafeína, por lo que no se recomiendan para ingerir durante el ejercicio.
Es importante mencionar que, al igual que cualquier droga, hay una gran variabilidad individual en las respuestas fisiológicas
a la cafeína. Los atletas que estén considerando el uso de cafeína en la competencia, deben experimentar primero con dosis bajas como parte
de su programa regular de entrenamiento.
Cafeína y la hidratación
La cafeína es una sustancia diurética, es decir, que ocasiona un aumento en la formación de orina por el efecto que tiene en la función renal,
causando frecuentemente la necesidad de orinar en la hora siguiente a su consumo. Por tal motivo, a los atletas y personas físicamente
activas, se les llega a aconsejar que se abstengan de consumir bebidas que contengan cafeína, para evitar alterar su estado de hidratación.
Sin embargo, no hay evidencia científica que soporte esta recomendación.[7]
Se ha observado que con un consumo diario de cafeína menor a 300 miligramos, la producción de orina va a ser similar que cuando
se consume la misma cantidad de líquido en forma de agua.[7] Esto equivaldría a incluir dentro del consumo de líquido total de un día hasta
2 tazas de café percolado o 1 taza de café y 2 latas de refresco de cola, por ejemplo.
Un aspecto interesante es que se desarrolla tolerancia con un consumo regular de tan sólo 4-5 días, disminuyendo los efectos sobre
la presión sanguínea, frecuencia cardiaca, inicio del sueño y producción de orina, entre otros. Así, el efecto diurético disminuirá después
de algunos días de su consumo habitual.
Por otra parte, se ha demostrado que durante el ejercicio se inhibe el efecto diurético de la cafeína por los cambios hormonales en el ejercicio,
que van a ocasionar que la cafeína no llegue al lugar donde ejerce su efecto en el riñón. Si se consumen bebidas con cafeína una hora antes
del ejercicio, no estimulará la producción de orina durante el ejercicio. No obstante, la cafeína no es la mejor elección para la reposición
de líquidos después del ejercicio.[8]
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Efectos adversos
Además del efecto diurético, se conocen otros efectos de la cafeína
que también pudieran alterar los mecanismos para la pérdida de calor durante
el ejercicio en climas cálidos, como el efecto termogénico,
la estimulación directa sobre las glándulas de sudor y el aumento de las pérdidas
de vapor de agua por respiración en las etapas finales del ejercicio. Sin embargo,
tampoco se ha encontrado evidencia científica que indique que el consumo moderado
de cafeína altere el rendimiento mientras se realiza ejercicio en el calor.
A pesar de los efectos ergogénicos de la cafeína, se debe hacer énfasis en que no es
un nutrimento, sino una droga. Como la mayoría de las drogas, la cafeína tiene efectos
riesgosos potenciales cuando se abusa. Estos efectos pueden incluir dependencia
y síntomas de abandono. Así, la discontinuidad abrupta del uso de la cafeína puede resultar
en cambios en el estado de ánimo, dolores de cabeza, irritabilidad o fatiga, los cuáles
tienen consecuencias negativas en el bienestar, entrenamiento y rendimiento del atleta.
Estas respuestas varían dependiendo del atleta y del régimen de suplementación con cafeína.
Por otra parte, algunas personas son sensibles a la cafeína y pueden presentar más fácilmente
síntomas como nerviosismo, ansiedad, mareos, dolor de cabeza, insomnio, malestares
gastrointestinales y náuseas. Dosis muy elevadas pueden provocar taquicardia, aumento de la
presión arterial o arritmia cardiaca.
Puntos a Recordar
• La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central que, en dosis moderadas, no alterará el estado
de hidratación ni ocasionará efectos adversos a la salud.
• Aunque en estudios de laboratorio se ha demostrado su efecto ergogénico, disminuyendo la percepción
del esfuerzo por su efecto en el sistema nervioso central cuando se consumen dosis moderadas una hora antes
del ejercicio o en las etapas finales del ejercicio de resistencia, su utilización deberá ser supervisada
por un especialista.
• Aunque no hay evidencia científica para prohibir totalmente el consumo de bebidas con cafeína, no son la mejor
opción para la hidratación después del ejercicio y no deben consumirse en grandes cantidades para evitar problemas
de salud.
REFERENCIA
Burke, L.M., Caffeine and sports performance. Appl Physiol Nutr Metab, 2008. 33(6): p. 1319-34.
Costill, D.L., G.P. Dalsky, and W.J. Fink, Effects of caffeine ingestion on metabolism and exercise performance. Med Sci Sports, 1978. 10(3): p. 155-8.t
3.
Graham, T.E. and L.L. Spriet, Performance and metabolic responses to a high caffeine dose during prolonged exercise. J Appl Physiol, 1991. 71(6): p. 2292-8.t
4.
Cook, C., et al., Acute caffeine ingestion’s increase of voluntarily chosen resistance-training load after limited sleep. Int J Sport Nutr Exerc Metab, 2012. 22(3): p. 157-64.
5.
Bridge, C.A. and M.A. Jones, The effect of caffeine ingestion on 8 km run performance in a field setting. J Sports Sci, 2006. 24(4): p. 433-9.
6.
Cox, G.R., et al., Effect of different protocols of caffeine intake on metabolism and endurance performance. J Appl Physiol, 2002. 93(3): p. 990-9.
7.
Armstrong, L.E., Caffeine, body fluid-electrolyte balance, and exercise performance. Int J Sport Nutr Exerc Metab, 2002. 12(2): p. 189-206.
8.
Wemple, R.D., D.R. Lamb, and K.H. McKeever, Caffeine vs caffeine-free sports drinks: effects on urine production at rest and during prolonged exercise. Int J Sports Med, 1997. 18(1): p. 40-6.
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EFECTOS DEL EJERCICIO
SOBRE EL SISTEMA
INMUNITARIO
Dr. Samuel Alberto García Castrejón
Médico Especialista en Medicina del Deporte
Asesor Científico GSSI
El cuerpo se encuentra constantemente expuesto a diferentes microorganismos como virus, bacterias, hongos y parásitos, los cuales pueden
ser causantes de infecciones que pongan en riesgo la función normal de algún órgano o la vida.
La evolución ha permitido que se formen diferentes formas de defender al cuerpo del efecto que puedan tener estos microorganismos y pueda
resistir a sus ataques.
El sistema inmunitario protege, reconoce, ataca y destruye aquellos elementos que son ajenos al cuerpo, al desarrollar una defensa basada
en células (neutrófilos, monocitos, eosinófilos, basófilos, linfocitos, macrófagos) y otra en moléculas encargadas de detectar, destruir y crear
anticuerpos en contra de esos agentes extraños (proteínas de fase aguda, lisozimas, interleucinas, inmunoglobulinas, entre otras).
Durante el ejercicio extenuante se incrementan los niveles de hormonas secundarias al estrés físico que está sometido el cuerpo, y está
demostrado que cargas de ejercicio agudo pueden causar una depresión temporal de algunos componentes del sistema inmunitario
(ej. capacidad oxidativa de los neutrófilos, proliferación de linfocitos, expresión del complejo mayor de histocompatibilidad tipo II (CMHII)
en los monocitos) que dura aproximadamente de 3 – 24 hrs después del ejercicio, dependiendo de la intensidad y duración de la carga de
ejercicio. [1]
En los periodos de incremento en la intensidad del entrenamiento que duren 7 o más días, se puede causar depresión crónica del sistema
inmunitario, siendo más frecuentes las infecciones de vías respiratorias, además de síntomas parecidos a la gripa, principalmente en
atletas de resistencia, siendo más común que en la población general. Nieman propuso un modelo de relación entre el ejercicio y el
riesgo de infecciones de vías respiratorias altas.[2]
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En el ejercicio de intensidad alta que dure menos de 1 hora, existe una leucocitosis inmediata
basada principalmente en aumento en neutrófilos y linfocitos (incrementando los linfocitos T
y en menor medida los linfocitos B), siendo el pico más alto de neutrófilos a las 2-3 horas
postejercicio y regresando a los niveles previos al ejercicio en las primeras 24 horas.[3]
Se sospecha que la leucocitosis inicial se produce por el estrés físico y el incremento
en la adrenalina y noradrenalina, en contraste con el incremento de los neutrófilos que se da
por el cortisol plasmático elevado, lo cual se ve reflejado en una menor actividad de defensa de
los neutrófilos contra las bacterias.[4-6] Sin embargo, estos cambios en la inmunidad adquirida
relacionados al entrenamiento y ejercicio agudo siguen sin tener una respuesta clara.[7]
La respuesta de los linfocitos al ejercicio se observa de forma bifásica, dándose un incremento
del número de linfocitos (linfocitosis) durante el ejercicio y una reducción de estos mismos
en la etapa de recuperación (linfopenia), con una relación proporcional a la intensidad
y duración del ejercicio. De forma contraria, la concentración de inmunoglobulinas séricas parecen
no tener alteraciones por el ejercicio ya sea de duración corta o prolongada.[7, 8]
Se ha encontrado que la producción de inmunoglobulinas tipo A (SIgA) (primer línea de defensa
secretada en saliva contra agentes patógenos), no se ve afectada en ejercicio de intensidad
moderada, pero en ejercicio de larga duración y entrenamientos de alta intensidad, condicionan una
reducción en la secreción salival de esta SIgA, probablemente debido al estrés crónico y la estimulación
del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal y mayor liberación de cortisol, causando efectos inhibidores
en la síntesis/secreción de la SIgA, lo cual está relacionado a un incremento en el riesgo de presentar
infecciones de vías respiratorias superiores (IVRS) durante entrenamientos más pesados.[3, 9]
¿Cómo afecta el sobreentrenamiento al sistema inmunitario?
Se ha estudiado la asociación del sistema inmunitario con el sobreentrenamiento, en el cual se encuentran
generalmente infecciones recurrentes e inmunosupresión, teniendo como causas posibles la relación
con periodos pesados de entrenamiento. Uno de los mecanismos se intenta explicar por medio de los efectos
acumulativos de las cargas repetidas de ejercicio intenso (con o sin daño en tejidos) y la consecuente
elevación de las hormonas de estrés, particularmente glucocorticoides como el cortisol, causando
una inhibición temporal de citocinas que afectarían la respuesta inmunitaria mediada por células.
Incluso esto se ha buscado demostrar en aquellos atletas que no presentan confirmación clínica de infección
a pesar de presentar sintomatología de problemas respiratorios después de cargas altas de ejercicio,
sugiriendo que ésta se debe a causas mediadas por citocinas en respuesta al estrés físico y psicológico,
ya que éstas actúan sobre centros hipotalámicos que regulan el comportamiento de “enfermedad”,
causando cambios en el estado de ánimo y fatiga o síntomas parecidos a enfermedades.
Dentro de las teorías del síndrome de sobreentrenamiento se postula que una disminución
en la glutamina circulante en sangre causa una disminución en la respuesta inmunitaria con un incremento
en la susceptibilidad a infecciones. [10, 11]
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El sistema inmunitario está preparado para todos los agentes
que pudieran causar daño al organismo y poder responder de forma
inmediata para limitar los efectos que pudieran condicionar, sin embargo,
cuando el cuerpo se encuentra sometido a un estrés físico de mayor
magnitud como es el entrenamiento de alta intensidad y principalmente
el de resistencia, el sistema que nos defiende puede tener una menor
efectividad, demostrándose esto con la alta incidencia de síntomas
parecidos a la gripa o infecciones de vías respiratorias altas tan frecuentes
en aquellos atletas sometidos a entrenamientos más extenuantes.
De la misma forma este puede ser un aviso o sospecha inicial
en los deportistas que se encuentran sobreentrenados y con depresión
del sistema inmunitario, por lo cual aunque no es un signo cardinal,
es importante tomarlo en cuenta en el desempeño y seguimiento
de los atletas.
REFERENCIA
Neil, M.G.D.M.C., Immune Function in Sport and Exercise Advances in Sport and Exercise Science Series. 1 ed. Advances in Sport and Exercise Science Series2006: Churchill Livingstone.
Nieman, D.C., Exercise, infection, and immunity. Int J Sports Med, 1994. 15 Suppl 3: p. S131-41.
3.
Walsh, N.P., et al., Position statement. Part one: Immune function and exercise. Exerc Immunol Rev, 2011. 17: p. 6-63.
4.
Chinda, D., et al., A competitive marathon race decreases neutrophil functions in athletes. Luminescence, 2003. 18(6): p. 324-9.
5.
Peake, J.M., Exercise-induced alterations in neutrophil degranulation and respiratory burst activity: possible mechanisms of action. Exerc Immunol Rev, 2002. 8: p. 49-100.
6.
Kizaki, T., et al., Adaptation of macrophages to exercise training improves innate immunity. Biochem Biophys Res Commun, 2008. 372(1): p. 152-6.
7.
Spielmann, G., et al., Aerobic fitness is associated with lower proportions of senescent blood T-cells in man. Brain Behav Immun, 2011. 25(8): p. 1521-9.
8.
Nehlsen-Cannarella, S.L., et al., Saliva immunoglobulins in elite women rowers. Eur J Appl Physiol, 2000. 81(3): p. 222-8.
9.
Nieman, D.C., Clinical implications of exercise immunology. Journal of Sport and Health Science, 2012. 1: p. 12-17.
10.
Arnold, M.C., et al., Using an interleukin-6 challenge to evaluate neuropsychological performance in chronic fatigue syndrome. Psychol Med, 2002. 32(6): p. 1075-89.
11.
Kreher, J.B. and J.B. Schwartz, Overtraining syndrome: a practical guide. Sports Health, 2012. 4(2): p. 128-38.
1.
2.
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